Canclini sobre Bourdieu

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    La sociologa de la cultura de Pierre Bourdieu

    NSTOR GARCA CANCLINI

    Tomado de: http://www.comminit.com/

    Introduccin:

    Muy pocos de los principales socilogos, los que producen un sistema original de interpretacinde la sociedad, han puesto como Bourdieu, en el centro de su trabajo, las cuestiones culturalesy simblicas. Para entender esta eleccin, que le ha permitido renovar la problemtica terica yel conocimiento emprico en los estudios sobre cultura, hay que tener en cuenta su peculiarinsercin en el pensamiento contemporneo.

    Comparti el auge estructuralista de hace dos dcadas, y produjo uno de los usos mscreativos del mtodo en el homenaje a Lvi-Strauss por su 60 aniversario,(1) pero vio ese tipode anlisis como la "reconstruccin objetivista" por la que hay que pasar para acceder ainterpretaciones "ms completas y ms complejas" (2) de los procesos sociales. Encontr en la

    teora marxista esa interpretacin ms abarcadora, pero en los mismos aos en que casi todoel marxismo francs y buena parte del europeo conceba su renovacin intelectual como unesfuerzo hermenutico y especulativo, althusseriano primero, gramsciano despus, Bourdieubusc en investigaciones empricas la informacin y el estmulo para replantear el materialismohistrico. No intent esta renovacin en las reas declaradas estratgicas por el marxismoclsico, sino en lo que la ortodoxia economicista haba excluido o subvalorado: el arte, laeducacin, la cultura. Dentro de ellos, analiz, ms que las relaciones de produccin, losprocesos sobre los que el marxismo menos ha dicho: los del consumo.

    Por qu un socilogo elige como tema de investigacin la prctica de la fotografa o laasistencia a los museos?(3) No hay en la vida social cuestiones ms centrales, ms propiciaspara plantearse las relaciones entre la sociologa y la antropologa, la articulacin entre lo

    objetivo y lo subjetivo en el proceso de investigacin, la manera en que se constituyen lasexperiencias de clase? Veremos ms adelante que lo que un grupo social escoge comofotografiable revela qu es lo que ese grupo considera digno de ser solemnizado, cmo fija lasconductas socialmente aprobadas, desde qu esquemas percibe y aprecia lo real. Los objetos,lugares y personajes seleccionados, las ocasiones para fotografiar muestran el modo en quecada sector diferencia lo pblico de lo privado. Tales descubrimientos hacen patente que parael socilogo no hay temas insignificantes o indignos: son precisamente estos temas los queayudan a entender cmo en cada sociedad la jerarqua de los objetos de estudio, lasestrategias del prestigio cientfico pueden ser cmplices del orden social.

    Su manera de investigar y exponer estas cuestiones tambin se aparta de los hbitosacadmicos dominantes Cuntos autores combinan reflexiones esttico-filosficas con

    encuestas, estadsticas y anlisis etnogrficos? No es frecuente que un socilogo dediquecentenares de pginas a discutir las condiciones de cientificidad de su disciplina y a la vezprocure incorporar, en el centro de su discurso, descripciones casi fenomenolgicas del mundovivido, y agregue fotos, entrevistas, fragmentos de diarios y revistas. La ambicin filosfica deconstruir el sistema total, pero con el rigor minucioso del cientfico? Por eso se apropia deteoras divergentes Marx, Durkheim, Weber para explicar conjuntamente el sentido socialde Proust y Lvi-Strauss, de Ravel y Ptula Clark, del whisky y los muebles Knoll, hasta lasvariantes con que diversas clases ejercen el gusto gastronmico y la cosmtica femenina?

    A la complejidad conceptual y expositiva de la obra de Bourdieu y de sus colegas del Centrode Sociologa Europea, coautores de varios textos se agregan en espaol otros obstculos.Falta traducir la mayor parte de sus libros, notoriamente la mejor sntesis terico-emprica desu obra, Le sens pratique. El otro gran texto que sistematiza muchas de sus investigaciones, Ladistincin (4),acaba de ser traducido, una dcada despus de su aparicin en francs, y suestructura desarticulada vuelve difcil a veces seguir el hilo conductor de su teora social. De losotros libros disponibles en nuestra lengua, La fotografa, si bien tiene gran inters metodolgico

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    y como anlisis de esa prctica, ofrece una versin parcial de la teora bourdieuana; El oficio desocilogo (5) es importante epistemolgicamente, pero no da cuenta de los aportes deBourdieu y su grupo a la teora de lo simblico; en cuanto a Los estudiantes y la cultura y Lareproduccin, (6) adems de circunscribirse al sistema escolar, presentan sobre todo elsegundo la versin ms rgidamente reproductivista de su teora sociolgica y en una prosapor momentos intransitable. Se explica la malevolencia de aquel crtico sorprendido porque,siendo este libro uno de los que mejor desmontan el elitismo de la educacin francesa, su

    comprensin parece requerir que los lectores hayan pasado primero por la Escuela NormalSuperior. (7)

    Los escasos ttulos sobre sociologa de la cultura publicados en espaol slo muestran unaimagen resumida y fragmentaria del enorme trabajo terico que Bourdieu ha cumplido enrelacin con el arte y otras formas de consumo esttico, sobre la religin, la ciencia, la poltica,el lenguaje. Dicen muy poco de las maneras en que organiza un material emprico denso, cmodiscute las condiciones de obtencin y exposicin de los datos. Questions de sociologie, el libroque estamos presentando ahora en castellano bajo el titulo Sociologa y cultura, rene unconjunto de textos claves (conferencias, artculos y entrevistas) en los que el socilogo francssintetiza las tesis principales de sus obras, aclara sus posiciones en relacin con crticas ydebates suscitados por ellas, y habla de lo que generalmente los libros ocultan: como l dice,dan "el producto acabado", pero "no las operaciones". Aqu Bourdieu nos propone ingresar "enlas cocinas de la ciencia".

    Para cumplir mejor estos fines, con acuerdo del autor reemplazamos tres captulos de la edicinfrancesa ("L'art de rsister aux paroles", " Le sociologue en question" y "Le paradoxe dusociologue") por dos textos ms recientes, que elaboran de un modo ms avanzado laconcepcin bourdieuana sobre la sociologa como ciencia y sobre las clases sociales: La claseinauguralque dio al ingresar al Colegio de Francia el 23 de abril de 1982, y el artculo "Espaciosocial y gnesis de las 'clases'", publicado por la revista Actes de la recherche en sciencessociales, nm. 52-53, en junio de 1984.

    Nuestra introduccin es tambin un intento de situar este libro en la perspectiva general de laobra de Bourdieu, especialmente en relacin con los textos tericos y de sociologa de la cultura

    no traducidos al espaol. Asimismo, proponemos algunas preguntas polmicas acerca de lautilizacin de este autor en la prctica sociolgica y antropolgica de Amrica Latina. (*)

    Un marxismo weberiano?

    Como muchos estudios basados en encuestas, los que Bourdieu dirigi sobre la educacinfrancesa y sobre el pblico de museos comienzan registrando con rigor estadstico lo que todosya saben: la asistencia a los museos aumenta a medida que ascendemos de nivel econmico yescolar, las posibilidades de acceso y de xito en la escuela crecen segn la posicin de claseque se ocupa y las precondiciones recibidas de la formacin familiar. Por supuesto, laconclusin de estos datos ser obvia: "El acceso a las obras culturales es privilegio de la clasecultivada." (8) Pero Bourdieu usa las encuestas para elaborar una problemtica que no surge

    de las cifras. Desde sus primeras investigaciones en Argelia, desde esos estudios sobre laescuela y el museo, trat de construir una teora multideterminada de las relaciones sociales.Busc informacin emprica para no reincidir en las especulaciones esttico-filosficas sobre elgusto ni en las afirmaciones meramente doctrinarias con que casi todo el marxismo vincula loeconmico y lo simblico, pero a la vez someti los datos a un trabajo epistemolgico capaz dellevarlos a conclusiones menos superficiales que las que suelen recolectar los estudios de laopinin pblica y de mercado.

    "La opinin pblica no existe" se titula una conferencia suya de 1972, incluida en este volumen,en la cual discute metodolgicamente las encuestas que pretenden encontrar el sentido que losmensajes tienen para los receptores a travs de la sola adicin de opiniones individuales. Loque ocurre con el pblico en un cierto momento, dijo, es resultado "de un sistema de fuerzas,

    de tensiones, y no hay nada ms inadecuado para representar el estado de la opinin que unporcentaje".(9) Las encuestas y las estadsticas son necesarias para evitar las reflexionesimpresionistas o la aplicacin mecnica de principios derivados de "la estructura del modo deproduccin" o de "la lucha de clases". Pero a la vez, para evitar la sacralizacin emprica de los

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    datos, que suele reducir las investigaciones a una confirmacin de nuestra "sociologaespontnea", hay que situar la informacin emprica en una teora del sistema social y de lascondiciones en que se produce su conocimiento.(10)

    Podramos decirlo de un modo aparentemente paradjico: si bien la obra de Bourdieu es unasociologa de la cultura, sus problemas bsicos no son "culturales". Las preguntas que originansus investigaciones no son: cmo es el pblico de los museos? o cmo funcionan las

    relaciones pedaggicas dentro de la escuela? Cuando estudia estos problemas est tratando deexplicar otros, aquellos desde los cuales la cultura se vuelve fundamental para entender lasrelaciones y las diferencias sociales. Cabe aplicar a Bourdieu lo que l afirma de la sociologa dela religin de Weber: su mrito consiste en haber comprendido que la sociologa de la cultura"era un captulo, y no el menor, de la sociologa del poder", y haber visto en las estructurassimblicas, ms que una forma particular de poder, "una dimensin de todo poder, es decir,otro nombre de la legitimidad, producto del reconocimiento, del desconocimiento, de lacreencia en virtud de la cual las personas que ejercen la autoridad son dotadas de prestigio".(11)

    Las preguntas fundadoras de casi todos sus trabajos, aunque nunca las enuncia expresamente,son dos: 1. Cmo estn estructuradas econmica y simblicamente la reproduccin y ladiferenciacin social? 2. Cmo se articulan lo econmico y lo simblico en los procesos dereproduccin, diferenciacin y construccin del poder?

    Para responderlas, Bourdieu retoma dos ideas centrales del marxismo: que la sociedad estestructurada en clases sociales y que las relaciones entre las clases son relaciones de lucha. Sinembargo, su teora social incorpora otras corrientes dedicadas a estudiar los sistemassimblicos y las relaciones de poder. Por esto, y por su propio trabajo de investigacin empricay relaboracin terica, su relacin con el marxismo es polmica al menos en cuatro puntos:

    a) Los vnculos entre produccin, circulacin y consumo. Aunque algunos textos tericos delmarxismo, empezando por la Introduccin general a la crtica de la economa poltica proponenuna interaccin dialctica entre los tres trminos, sus anlisis del capitalismo se han centradoen la produccin. En los ltimos quince aos algunos socilogos marxistas, especialmente los

    dedicados a la cuestin urbana, tratan de teorizar el consumo e investigar sus estructuras, perosus trabajos se ven limitados por seguir subordinndolo a la produccin: lo ven nicamentecomo un lugar necesario para la reproduccin de la fuerza de trabajo y la expansin del capital.Al no reconocer que el consumo es tambin un espacio decisivo para la constitucin de lasclases y la organizacin de sus diferencias, y que en el capitalismo contemporneo adquiereuna relativa autonoma, no logran ofrecer ms que versiones remodeladas del economicismoproductivista tradicional en el materialismo histrico. (12) Bourdieu no desconoce laimportancia de la produccin, pero sus investigaciones se extienden preferentemente sobre elconsumo. Las clases se diferencian para l, igual que en el marxismo, por su relacin con laproduccin, por la propiedad de ciertos bienes, pero tambin por el aspecto simblico delconsumo, o sea por la manera de usar los bienes transmutndolos en signos. (13)

    b) La teora del valor trabajo. Una gran parte de los anlisis de Bourdieu sobre la constitucinsocial del valor se ocupa de procesos que restringen al mercado y al consumo: la escasez delos bienes, su apropiacin diferencial por las distintas clases y las estrategias de distincin queelaboran al usarlos. Cuando desarrolla una concepcin ms estructural sobre la formacin delvalor a propsito del "proceso de produccin" del arte, dice que no debe entendrselo como lasuma del costo de produccin, la materia prima y el tiempo de trabajo del pintor: la fuente delvalor no reside en lo que hace el artista, ni en cmo lo hace, ni en la decisin del marchante ola influencia de tal galera; "es en el campo de produccin, como sistema de relacionesobjetivas entre estos agentes o estas instituciones y lugar de luchas por el monopolio del poderde consagracin, donde se engendran continuamente el valor de las obras y la creencia en estevalor". (14)

    c) La articulacin entre lo econmico y lo simblico. Para Bourdieu las relaciones econmicasentre las clases son fundamentales, pero siempre en relacin con las otras formas de poder(simblico) que contribuyen a la reproduccin y la diferenciacin social. La clase dominantepuede imponerse en el

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    plano econmico, y reproducir esa dominacin, si al mismo tiempo logra hegemonizar el campocultural. En La reproduccin defini la formacin social como "un sistema de relaciones defuerza y de sentido entre los grupos y las clases. (15)

    d) La determinacin en ltima instancia y el concepto de clase social. Puesto que sonindisociables lo econmico y lo simblico, la fuerza y el sentido, es imposible que uno de esoselementos se sustraiga de la unidad social y determine privilegiadamente, por s solo, a la

    sociedad entera. Frente a esta concepcin causalista (una causa lo econmicodeterminarael efectolo simblico), Bourdieu propone en varios textos una definicin estructural de lasclases y de sus relaciones. Es en La distincin donde mejor la formula y discute lasimplicaciones metodolgicas. La clase social no puede ser definida por una sola variable opropiedad (ni siquiera la ms determinante: "el volumen y la estructura del capital"), ni por"una suma de propiedades(origen social + ingresos + nivel de instruccin), "sino por laestructura de las relaciones entre todas las propiedades pertinentes que confiere a cada una deellas y a los efectos que ella ejerce sobre las prcticas su valor propio". (16) Es necesario"romper con el pensamiento lineal, que no conoce ms que las estructuras de orden simple dedeterminacin directa" y tratar de reconstruir en cada investigacin las redes de relacionesencabalgadas, que estn presentes en cada uno de los factores" Decir que esta "causalidadestructural de una red de factores" es irreductible a la eficacia simple de uno o varios de ellosno implica negar que los hechos sociales estn determinados: si "a travs de cada uno de losfactores se ejerce la eficacia de todos los otros, la multiplicidad de determinaciones conduce noa la indeterminacin sino al contrario a la sobredeterminacin". (17)

    Qu consecuencia tiene todo esto al estudiar las clases sociales? Significa que para conocerlasno es suficiente establecer cmo participan en las relaciones de produccin; tambinconstituyen el modo de ser de una clase o una fraccin de clase el barrio en que viven susmiembros, la escuela a la que envan a sus hijos, los lugares a los que van de vacaciones, loque comen y la manera en que lo comen, si prefieren a Bruegel o a Renoir, el Clave bientemperado o el Danubio Azul. Estas prcticas culturales son ms que rasgos complementarios oconsecuencias secundarias de su ubicacin en el proceso productivo; componen un conjunto de"caractersticas auxiliares que, a modo de exigencias tcitas, pueden funcionar como principiosde seleccin o de exclusin reales sin ser jams formalmente enunciadas (es el caso, por

    ejemplo, de la pertenencia tnica o sexual)". (18)

    De la estructura social al campo cultural

    Adems de concebir la sociedad como una estructura de clases y una lucha entre ellas, culesson para Bourdieu las partes constitutivas, estructurantes, de la vida social? Cmo delimitarlos espacios en los que debe localizarse cada investigacin? Dado su modo de afirmar laindisolubilidad de lo material y lo cultural, su teora de la sociedad no organiza los hechos apartir de la divisin entre estructura y superestructura. Si hay que encontrar un gran esquemaordenador, ser ms bien su teora de los campos.

    Uno de los aspectos ms atractivos del concepto de campo lo encontramos precisamente en suutilidad para mediar entre la estructura y la superestructura, as como entre lo social y loindividual. Ha contribuido, por ejemplo, a evitar el deductivismo mecnico empleado en tantosanlisis sociolgicos del arte y la literatura. En efecto, no es posible deducir del carcter generaldel modo de produccin el sentido de una obra particular: tienen poco valor explicativoafirmaciones tales como que el arte es mercanca o est sometido a las leyes del sistemacapitalista mientras no precisemos las formas especficas que esas leyes adoptan para producirnovelas o pelculas, de acuerdo con los medios y relaciones de produccin de cada campo. Poromitir estas mediaciones, los socilogos de la cultura son vistos a veces como incapaces depercibir lo peculiar del arte. Recordemos aquella irona sartreana: el marxismo demuestra queValry era un intelectual pequeo burgus, pero no puede explicarnos por qu todos los

    intelectuales pequeo burgueses no son Valry. (19)

    No hay ms remedio, entonces, que admitir el carcter nico de cada obra de arte, lainexplicabilidad de la "creacin" cultural? En uno de sus primeros textos, Campo intelectual y

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    proyecto creador, Bourdieu observa que "para dar su objeto propio a la sociologa de lacreacin intelectual" (20) hay que situar al artista y su obra en el sistema de relacionesconstituido porlos agentes sociales directamente vinculados con la produccin y comunicacinde la obra. Este sistema de relaciones, que incluye a artistas, editores, marchantes, crticos,pblico, que determina las condiciones especificas de produccin y circulacin de susproductos, es el campo cultural.

    La autonomizacin metodolgica, que trata al campo cultural como un sistema regido por leyespropias, se justifica por lo que sucedi en la historia occidental desde el surgimiento delcapitalismo. El campo artstico se integr con independencia relativa y criterios internos delegitimidad a partir de los siglos XVI y XVII. La complejidad del proceso productivo fuediferenciando las reas del trabajo, separando los aspectos de la actividad humana elcultural, el poltico, el econmico, la vida cotidiana y liberando a cada uno de ellos del controlreligioso. Con el desarrollo de la burguesa se forma un mercado especfico para los objetosculturales, en el cual las obras son valoradas con criterios propiamente estticos, y nacen loslugares necesarios para exponer y vender las mercancas: los museos y las galeras. Mientrasen otros sistemas econmicos la prctica artstica estaba entremezclada con el resto de la vidasocial, la burguesa crea "instancias especficas de seleccin y consagracin", donde los artistasya no compiten por la aprobacin religiosa o el encargo cortesano sino por "la legitimidadcultural".(21) El escritor es valorado en los salones literarios, luego en las editoriales; el pintorabandona los grandes muros y se reduce al lienzo, que adems encierra en un marco; elescultor ya no busca adecuar su obra a las proporciones de un espacio pblico, sino a lasexigencias autnomas de su exhibicin privada. De este modo, el campo artstico se configuracomo si fuera un orden independiente en el que los objetos circulan con una autonomadesconocida en cualquier otra poca.

    Dado que en las sociedades "modernas" la vida social se reproduce en campos (econmico,poltico, cientfico, artstico), que funcionan con una fuerte independencia, el anlisis sociolgicodebe estudiar la dinmica interna de cada campo. En vez de deducir del carcter general de lalucha de clases el sentido particular de los enfrentamientos polticos o artsticos, indagar cmoluchan por la apropiacin del capital que cada campo genera los grupos que intervienen en l.La sociedad, y por tanto, la confrontacin entre las clases, es resultado de la manera en que se

    articulan y combinan las luchas por la legitimidad y el poder en cada uno de los campos.

    Qu es lo que constituye a un campo? Dos elementos: la existencia de un capital comn y lalucha por su apropiacin. A lo largo de la historia, el campo cientfico o el artstico hanacumulado un capital (de conocimiento, habilidades, creencias, etctera) respecto del cualactan dos posiciones: la de quienes detentan el capital y la de quienes aspiran a poseerlo. Uncampo existe en la medida en que uno no logra comprender una obra (un libro de economa,una escultura) sin conocer la historia del campo de produccin de la obra. Quienes participanen l tienen un conjunto de intereses comunes, un lenguaje, una "complicidad objetiva quesubyace a todos los antagonismos"; (22) por eso, el hecho de intervenir en la lucha contribuyea la reproduccin del juego mediante la creencia en el valor de ese juego. Sobre esacomplicidad bsica se construyen las posiciones enfrentadas. Quienes dominan el capital

    acumulado, fundamento del poder o de la autoridad de un campo, tienden a adoptarestrategias de conservacin y ortodoxia, en tanto los ms desprovistos de capital, o recinllegados, prefieren las estrategias de subversin, de hereja.

    Con esta estructura funcionan los campos ms autnomos, los habitualmente llamadosculturales (la ciencia, la filosofa o el arte) y tambin otros en apariencia muy dependientes dela estructura socio-econmica general. As lo comprobamos en el "campo de la alta costura".(23) Lo dominan quienes detentan el poder de constituir el valor de los objetos por su rareza oescasez, mediante el procedimiento de la marca. Pese a que Bourdieu reconoce lasdeterminaciones mercantiles sobre la moda, y su relacin con los estilos de vida que se formanen otras reas de la organizacin social, sostiene que la oposicin estructuradora de ese campoes la que enfrenta a los modistos consagrados con quienes les disputan ese lugar. Dior y

    Balmain han establecido durante dcadas los estilos de vida capaces de distinguir a las clasesaltas: sus cambios no se produjeron por adaptaciones funcionales destinadas a adecuar losobjetos a su uso, sino por alteraciones en el carcter social de los objetos para mantener elmonopolio de la ltima diferencia legtima. En su lucha contra ellos, Courrges no habla de la

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    moda; habla del estilo de vida, dice que se propone vestir a la mujer moderna, que debe serprctica y activa, que necesita mostrar su cuerpo. Retoma necesidades de una nuevaburguesa, o pequea burguesa, y produce un cambio en el gusto. Pero esa polmica paraBourdieu encubre la manera que encontr de dar su competencia por la hegemona del campo.

    Al querer explicar la estructura de todos los campos segn la lgica de su lucha interna por elpoder, entre la de los que tienen y la pretensin de los que aspiran, (24) Bourdieu deja dos

    problemas afuera. El primero: lo que sucede especficamente en cada campo. No haydiferencias esenciales entre el campo cientfico y el artstico, debido a que en uno loscontendientes buscan producir conocimientos y en otro experiencias estticas? Perdemos laproblemtica intrnseca de las diversas prcticas al reducir su anlisis sociolgico a la lucha porel poder. Queda sin plantear el posible significado social de que ciertos grupos prefieran unmodo ms abstracto o ms concreto, una prctica ms intelectual o ms sensible, para surealizacin simblica.

    La otra cuestin tiene que ver con la relacin entre los campos y la historia social. No pareceposible explicar a Courrges slo por su bsqueda de legitimidad dentro del campo. Su uso deexigencias sociales (la vida "prctica y activa" de la mujer actual, la necesidad de mostrar elcuerpo) sugiere interrelaciones entre moda y trabajo, que evidentemente contribuyeron al xitode ese modisto y a la reformulacin de su papel en el campo de la moda.

    Los modos de produccin y consumo cultural

    Incest is fine, as long as it's kept in the family.

    Playboy

    Si bien en algunos textos Bourdieu extrema el papel de las confrontaciones internas de cadacampo, sus trabajos ms extensos precisan que las disputas en cada rea cultural o polticaespecifican el sentido general de la reproduccin social y el conflicto entre las clases. Loscampos se vinculan en la estrategia unificada de cada clase.

    Esta oscilacin entre un enfoque estructural y otro clasista es patente en la caracterizacin delos modos o niveles en que se organiza la cultura. En El mercado de bienes simblicos, textocuya primera edicin data de 1970, (25) prevalece un anlisis estructural basado en laoposicin objetiva entre "el campo de produccin restringida" y el "campo de gran produccin".La distincin, en cambio, se centra en las "prcticas culturales"; describe la estructura de locampos, pero muestra a las clases y los grupos, a los sujetos sociales, operando la correlaciny complementacin entre los campos. Por eso, este ltimo libro, adems de ampliar a tres losniveles culturales, los denomina "gustos", o sea con una expresin que incluye el aspectosubjetivo de los comportamientos: distingue el "gusto legtimo", el "gusto medio" y el "gustopopular". (26)

    Queremos decir que encontramos insatisfactoria la designacin de "gusto legtimo", puesconvierte en concepto descriptivo una pretensin de las clases dominantes. Preferimos, entrelas diversas denominaciones empleadas por Bourdieu, la de gusto burgus o esttica burguesa,porque identifican ese modo de produccin y consumo cultural por su carcter de clase.Diremos, por lo tanto, tomando en cuenta la obra total de este autor, que el mercado de bienessimblicos incluye, bsicamente, tres modos de produccin: burgus, medio y popular. (27)Estos modos de produccin cultural se diferencian por la composicin de sus pblicos(burguesa/clases medias/populares), por la naturaleza de las obras producidas (obras dearte/bienes y mensajes de consumo masivo) y por las ideologas poltico-estticas que losexpresan (aristocratismo esteticista/ascetismo y pretensin/pragmatismo funcional). Pero lostres sistemas coexisten dentro de la misma sociedad capitalista, porque sta ha organizado ladistribucin (desigual) de todos los bienes materiales y simblicos. Dicha unidad se manifiesta,

    entre otros hechos, en que los mismos bienes son, en muchos casos, consumidos por distintasclases sociales. La diferencia se establece, entonces, ms que en los bienes que cada claseapropia, en el modo de usarlos.

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    1. La esttica burguesa. La primera gran investigacin sobre el gusto de lite la realizBourdieu con el pblico de museos. Quiz sea en ellos donde aparece ms exacerbada laautonomizacin del campo cultural. En los museos el goce del arte requiere desentenderse dela vida cotidiana, oponerse a ella. La "disposicin esttica" y la "competencia artstica" exigidaspor el arte moderno y contemporneo suponen el conocimiento de los principios de divisininternos del campo artstico. Las obras se ordenan por tendencias segn sus rasgos estilsticos,sin importar las clasificaciones que rigen los objetos representados en el universo cotidiano:

    por ejemplo, la capacidad de distinguir entre tres cuadros que representan manzanas, unoimpresionista, otro surrealista y otro hiperrealista, no depende del conocimiento ordinario de lafruta sino de la informacin esttica que permite captar los tres tipos de tratamiento plstico, laorganizacin sensible de los signos.

    La estructura del museo y la disposicin de las muestras corresponden a esta ideologaestetizante: "El carcter intocable de los objetos, el silencio religioso que se impone a losvisitantes, el ascetismo puritano del equipamiento, siempre escaso y poco confortable, elrechazo casi sistemtico de toda didctica, la solemnidad grandiosa de la decoracin y deldecoro" contribuyen a hacer de esta institucin un recurso diferencial de quienes ingresan enella y comprenden sus mensajes. (28) Las estadsticas sobre visitantes y la observacin delcomportamiento en esos "templos cvicos" demuestran que el inters por los objetos artsticoses resultado de la capacidad de relacionarlos con el conjunto de obras de las que forman partepor su significado esttico. As lo revela la mayor proporcin de visitantes de clase alta yeducacin superior, pero tambin la forma en que usan el museo: el tiempo destinado a lavisita, la dedicacin a cada obra, aumentan en aquellos que son capaces, por su nivel deinstruccin, de captar mayor variedad de significados. Quienes hacen un uso ms intenso delmuseo son los que ya poseen un largo entrenamiento sensible, informacin sobre las pocas,los estilos e incluso los perodos de cada artista que dan sentidos particulares a las obras. (29)

    En los siglos XIX y XX las vanguardias agudizaron la autonoma del campo artstico, el primadode la forma sobre la funcin, de la manera de decir sobre lo que se dice. Al reducir lasreferencias semnticas de las obras, su contenido anecdtico o narrativo, y acentuar el juegosintctico con los colores, las formas y los sonidos, exigen del espectador una disposicin cadavez ms cultivada para acceder al sentido de la produccin artstica. La fugacidad de las

    vanguardias, el experimentalismo que renueva incesantemente sus bsquedas, alejan an msa los sectores populares de la prctica artstica. Se reformula as tanto el lugar del pblicocomo el papel de los productores, la estructura entera del campo cultural. Los artistas queinscriben en la obra misma la interrogacin sobre su lenguaje, que no slo eliminan la ilusinnaturalista de lo real y el hedonismo perceptivo sino que hacen de la destruccin o parodizacinde las convenciones representativas su modo de referirse a lo real, se aseguran por una parteel dominio de su campo pero excluyen al espectador que no se disponga a hacer de suparticipacin en el campo una experiencia igualmente innovadora. El arte moderno propone"una lectura paradojal", pues "supone el dominio del cdigo de una comunicacin que tiende acuestionar el cdigo de la comunicacin". (30)

    Esttica incestuosa: el arte por el arte es un arte para los artistas. A fin de participar en su

    saber y en su goce, el pblico debe alcanzar la misma aptitud que ellos para percibir y descifrarlas caractersticas propiamente estilsticas, debe cultivar un inters puro por la forma, esacapacidad de apreciar las obras independientemente de su contenido y su funcin. Quienes lologran exhiben, a travs de su gusto "desinteresado", su relacin distante con las necesidadeseconmicas, con las urgencias prcticas. Compartir esa disposicin esttica es una manera demanifestar una posicin privilegiada en el espacio social, establecer claramente "la distanciaobjetiva y subjetiva respecto a los grupos sometidos a esos determinismos". (31)

    Al fijar un modo "correcto" y hermtico de apreciar lo artstico, supuestamente desvinculado dela existencia material, el modo burgus de producir y consumir el arte organiza simblicamentelas diferencias entre las clases. Del mismo modo que las divisiones del proceso educativo, lasdel campo artstico consagran, reproducen y disimulan la separacin entre los grupos sociales.

    Las concepciones democrticas de la cultura entre ellas las teoras liberales de la educacinsuponen que las diversas acciones pedaggicas que se ejercen en una formacin socialcolaboran armoniosamente para reproducir un capital cultural que se imagina como propiedadcomn. Sin embargo, los bienes culturales acumulados en la historia de cada sociedad no

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    pertenecen realmente a todos (aunque formalmente sean ofrecidos a todos). No basta que losmuseos sean gratuitos y las escuelas se propongan transmitir a cada nueva generacin lacultura heredada. Slo accedern a ese capital artstico o cientfico quienes cuenten con losmedios, econmicos y simblicos, para hacerlo suyo. Comprender un texto de filosofa, gozaruna sinfona de Beethoven o un cuadro de Mondrian, requiere poseer los cdigos, elentrenamiento intelectual y sensible, necesarios para descifrarlos.

    Los estudios sobre la escuela y los museos demuestran que este entrenamiento aumenta amedida que crece el capital econmico, el capital escolar y, especialmente en la apropiacin delarte, la antigedad en la familiarizacin con el capital artstico.

    Las clases no se distinguen nicamente por su diferente capital econmico. Al contrario: lasprcticas culturales de la burguesa tratan de simular que sus privilegios se justifican por algoms noble que la acumulacin material. No es sta una de las consecuencias de haberdisociado la forma de la funcin, lo bello de lo til, los signos y los bienes, el estilo y la eficacia?La burguesa desplaza a un sistema conceptual de diferenciacin y clasificacin el origen de ladistancia entre las clases. Coloca el resorte de la diferenciacin social fuera de lo cotidiano, enlo simblico y no en lo econmico, en el consumo y no en la produccin. Crea la ilusin de quelas desigualdades no se deben a lo que se tiene, sino a lo que se es. La cultura, el arte y lacapacidad de gozarlos aparecen como "dones" o cualidades naturales, no como resultado de unaprendizaje desigual por la divisin histrica entre las clases.

    2. La esttica de los sectores medios. Se constituye de dos maneras: por la industria cultural ypor ciertas prcticas, como la fotografa, que son caractersticas del "gusto medio". El sistemade la "gran produccin" se diferencia del campo artstico de lite por su falta de autonoma, porsometerse a demandas externas, principalmente a la competencia por la conquista delmercado. Producto de la bsqueda de la mayor rentabilidad y la mxima amplitud del pblico,de transacciones y compromisos entre los dueos de las empresas y los creadores culturales,las obras del arte medio se distinguen por usar procedimientos tcnicos y efectos estticosinmediatamente accesibles, por excluir los temas controvertidos en favor de personajes ysmbolos estereotipados que facilitan al pblico masivo su proyeccin e identificacin. (32)

    Con frecuencia Bourdieu describe las prcticas culturales de los sectores medios recurriendo ametforas. Para explicar la atraccin de la gran tienda, dice que "es la galera de arte delpobre"; (33) en capas ms pretensiosas, observa que el Nouvel Observateures como "el ClubMediterrane de la cultura". (34) Las clases medias, y las populares en tanto tienen comoreferencia y aspiracin el gusto dominante, practican la cultura a travs de actos metafricos,desplazados. Un gnero tpico de la esttica media es la adaptacin: pelculas inspiradas enobras teatrales, " 'orquestaciones' populares de msica erudita o, al contrario, 'orquestaciones'pretendidamente eruditas de 'temas populares' ". (35) La adhesin a estos productos es propiade la relacin "vida y ansiosa" que la pequea burguesa tiene con la cultura, de una "buenavoluntad pura, pero vaca y desprovista de las referencias o de los principios indispensablespara su aplicacin oportuna". (36)

    En pocas ocasiones subraya tan rotundamente la dependencia de la cultura media, su carcterheternomo, como cuando afirma que est constituida por "las obras menores de las artesmayores" (la Rapsodia en Blue, Utrillo, Buffet), las "obras mayores de las artes menores"(Jacques Brel, Gilbert Becaud), y los espectculos "caractersticos de la 'cultura media' (el circo,la opereta y las corridas de toros)". (37) Quiz lo ms especfico de esta tendencia lo encuentraal estudiar la fotografa, "art moyen" en el doble sentido de arte de los sectores medios y dearte que est en una posicin intermedia entre las artes "legtimas" y las populares.

    Cmo entender la multiplicidad de funciones cumplidas por la fotografa: decoracin deparedes, registro de las vacaciones y de acontecimientos familiares, documento periodstico,objeto esttico, mensaje publicitario, ofrecimiento ertico o fetichista, smbolo poltico oreligioso? Es extrao que la fotografa alcance tanta aceptacin, dado que no es promovida por

    la escuela, no permite obtener rpidas ganancias, ni va acompaada del prestigio cultural quesuponen la frecuentacin de museos o la creacin artstica. Uno podra pensar que estaactividad "sin tradiciones y sin exigencias", donde las decisiones parecen abandonadas a laimprovisacin individual, es un objeto poco apto para la indagacin sociolgica. Justamente por

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    esa pretendida arbitrariedad subjetiva, es una de las prcticas que mejor transparentan lasconvenciones querigen en cada clase su representacin de lo real Cmo no ver un sistema bien codificado en lasnormas que establecen qu objetos se consideran fotografiables, las ocasiones y los lugares enque deben ser tomados, la composicin de las imgenes? Esas reglas, a menudo inconscientespara el fotgrafo y el espectador, delatan las estructuras ideolgicas del gusto.

    En el origen de la mayor parte de las fotografas estn la familia y el turismo. Por su capacidadde consagrar y solemnizar, las fotos sirven para que la familia fije sus eventos fundadores yreafirme peridicamente su unidad. Las estadsticas revelan que los casados poseen mayornmero de mquinas fotogrficas que los solteros, y los casados con hijos superan a los que nolos tienen. El uso de la cmara tambin es mayor en la poca en que la familia tiene hijos ymenor en la edad madura. Hay una correspondencia entre la prctica fotogrfica, la integracingrupal y la necesidad de registrar los momentos ms intensos de la vida conjunta: los niosfortalecen la cohesin familiar, aumentan el tiempo de convivencia y estimulan a sus padres aconservar todo esto y comunicarlo mediante fotos. Otro modo de comprobarlo es comparandola fotografa de lo cotidiano efectuada sin intenciones estticas con la fotografa artstica y laparticipacin en fotoclubes: la primera corresponde a personas adaptadas a las pautaspredominantes en la sociedad, la otra a quienes estn menos integrados socialmente, sea porsu edad, estado civil o situacin profesional. (38)

    Las vacaciones y el turismo son los perodos en que crece la pasin por fotografiar. Se debe aque en esas pocas se incrementa la vida conjunta de la familia, pero tambin a que lasvacaciones y la actividad fotogrfica tienen en comn la disponibilidad de recursos econmicos.(39) Prctica extracotidiana, la fotografa solemniza lo cotidiano, subraya la superacin de larutina, el alejamiento de lo habitual. Nadie fotografa su propia casa, salvo que la hayareformado y quiera testimoniar un cambio; por lo mismo, nos asombra el turista que se detienea sacar una fotografa de lo que vemos todos los das. La fotografa es una actividad familiardestinada a consagrar lo no familiar.

    La prctica fotogrfica es, entonces, tpica de los sectores medios. Adems, es posible paraellos, porque requiere cierto poder econmico. Y es necesaria, como prueba de la visita a

    centros tursticos y lugares de distraccin. Signo de privilegios, es un instrumento privilegiadopara investigar la lgica de la diferenciacin social, cmo los hechos culturales son consumidosa dos niveles: por el placer que proporcionan en s mismos y por su capacidad de distinguirnossimblicamente de otros sectores. Ni elitista ni plenamente popular, la fotografa sirve a lascapas medias para diferenciarse de la clase obrera exhibindose junto a los paisajes ymonumentos a los que sta no llega, consagrando el encuentro exclusivo con los lugaresconsagrados. Tambin para reemplazar, mediante este registro de lo excepcional, el gocefrecuente de viajes costosos, para tener un sustituto de prcticas artsticas y culturales, demayor nivel que les resultan ajenas (Hoy esta funcin se desplaz a la televisin y el video,pero Bourdieu casi no se ocupa en sus estudios de las nuevas tecnologas comunicativas.)

    3. La esttica popular. Mientras la esttica de la burguesa, basada en el poder econmico, se

    caracteriza por "el poder de poner la necesidad econmica a distancia", las clases populares serigen por una "esttica pragmtica y funcionalista". Rehsan la gratuidad y futilidad de losejercicios formales, de todo arte por el arte. Tanto sus preferencias artsticas como laselecciones estticas de ropa, muebles o maquillaje se someten al principio de "la eleccin de lonecesario", en el doble sentido de lo que es tcnicamente necesario, "prctico", y lo que "esimpuesto por una necesidad econmica y social que condena a las gentes 'simples' y'modestas' a gustos 'simples' y 'modestos' ". (40) Su rechazo de la ostentacin corresponde ala escasez de sus recursos econmicos, pero tambin a la distribucin desigual de recursossimblicos: una formacin que los excluye de "la sofisticacin" en los hbitos de consumo loslleva a reconocer con resignacin que carecen de aquello que hace a los otros "superiores".

    Miremos el interior de la casa: no existe en las clases populares, segn Bourdieu, la idea,

    tpicamente burguesa, de hacer de cada objeto la ocasin de una eleccin esttica, de que "laintencin de armona o de belleza" intervengan al arreglar la cocina o el bao, en la compra deuna olla o un mueble. La esttica popular se hallara organizada por la divisin entreactividades y lugares tcnicos, funcionales, y otros especiales, propicios para el arreglo

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    suntuario. "Las comidas o los vestidos de fiesta se oponen a los vestidos y a las comidas detodos los das por lo arbitrario de un corte convencional 'lo que corresponde es lo quecorresponde', 'hay que hacer bien las cosas', como los lugares socialmente designados paraser 'decorados', la sala, el comedor o 'living', se oponen a los lugares cotidianos, segn unaanttesis que es aproximadamente la de lo 'decorativo' y de lo 'prctico'." (41)

    Pertenecer a las clases populares equivaldra a "renunciar a los beneficios simblicos" y reducir

    las prcticas y los objetos a su funcin utilitaria: el corte de cabello debe ser "limpio", la ropa"simple", los muebles "slidos". Aun las elecciones aparentemente suntuarias tienen por reglael gusto de la necesidad. Dice Bourdieu, con irona simultnea hacia los economicistas, hacia laesttica aristocrtica y hacia la popular, que el gusto por las bagatelas de fantasa y losaccesorios impactantes que pueblan las salas de casas modestas "se inspiran en una intencindesconocida por los economistas y los estetas ordinarios, la de obtener el mximo efecto almenor costo (esto impresionar mucho), frmula que para el gusto burgus es la definicinmisma de la vulgaridad (ya que una de las intenciones de la distincin es sugerir con el mnimoefecto posible el mayor gasto de tiempo, dinero e ingenio)". (42) Los especialistas enpublicidad recurren a este sentido puritano de lo necesario cuando tratan de convencer a losconsumidores de que no es derroche comprar el silln pasado de moda, cuyo color debe serolvidado, porque el precio lo justifica y porque es exactamente aqul con el que uno soabadesde hace tiempo "para poner ante el televisor". (43)

    La distinction acumula ejemplos semejantes para demostrar que el consumo popular se oponeal burgus por su incapacidad de separar lo esttico de lo prctico. Se opone, pero no deja deestar subordinado. La esttica popular es definida todo el tiempo por referencia a lahegemnica, ya sea porque trata de imitar los hbitos y gustos burgueses o porque admite susuperioridad aunque no pueda practicarlos. (44) Incapaz de ser como la dominante e incapazde constituir un espacio propio, la cultura popular no tendra una problemtica autnoma. Poreso afirma Bourdieu que "el lugar por excelencia de las luchas simblicas es la clase dominantemisma". (45) "En cuanto a las clases populares, sin duda no tienen otra funcin en el sistemade las tomas de posicin esttica que la de aquello que es repelido, el punto de referencianegativo en relacin con el cual se definen, de negacin en negacin, todas las estticas." (46)Puesto que la estructura simblica de la sociedad est determinada por esta oposicin, fijada

    por la burguesa, entre el mbito de "la libertad, el desinters, la 'pureza' de los gustossublimes" y el de "la necesidad, el inters, la bajeza de las satisfacciones materiales", las clasespopulares que no controlan y a veces ni comprenden esta distincin estn condenadas auna posicin subalterna.

    En escasas pginas admite que los sectores populares cuentan con algunas formas deprotorresistencia, manifestaciones germinales de conciencia autnoma. "El arte de beber y decomer queda, sin duda, como uno de los pocos terrenos en los cuales las clases populares seoponen explcitamente al arte de vivir legtimo." (47) Estas formas propias de los sectoresdominados, debido a que se basan en las anttesis fuerte/dbil, gordo/delgado, sugieren que laconfiguracin de los hbitos populares en la alimentacin se relaciona con la importancia de lafuerza fsica. La preferencia por los alimentos y bebidas fuertes (lo salado frente a lo dulce, la

    carne frente a la leche) correspondera a un modo de valorizar la fuerza muscular, la virilidad,que es lo nico en que las clases trabajadoras pueden ser ricas, lo nico que pueden oponer alos dominantes, incluso como base de su nmero, de este otro poder que es su solidaridad.(48)

    Un socilogo brasileo, Sergio Miceli, que aplic este modelo al estudio de la industria culturalen su pas, observa que tal subordinacin de las clases populares a la cultura dominantecorresponde, hasta cierto punto, a los pases capitalistas europeos, donde hay un mercadosimblico unificado. En Brasil, en cambio, y en general en Amrica Latina, el modo deproduccin capitalista incluye diversos tipos de produccin econmica y simblica. No existe"una estructura de clase unificada y, mucho menos, una clase hegemnica [equivalente localde la 'burguesa'] en condiciones de imponer al sistema entero su propia matriz de

    significaciones". (49) Encontramos ms bien un "campo simblico fragmentado" que,agregaramos nosotros, implica an mayor heterogeneidad cultural en las sociedadesmultitnicas, como la misma brasilea, las mesoamericanas y andinas. Aunque la"modernizacin" econmica, escolar y comunicacional ha logrado una cierta homogeneizacin,

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    coexisten capitales culturales diversos: los precolombinos, el colonial espaol, en algunos lapresencia negra y las modalidades contemporneas de desarrollo capitalista.

    Por otra parte, esos diversos capitales culturales no constituyen desarrollos alternativos slopor la inercia de su reproduccin. Tambin han dado el soporte cultural para movimientospolticos nacionales, regionales, tnicos o clasistas que enfrentan al poder hegemnico ybuscan otro modo de organizacin social. Aun fuera de los conflictos explcitos es imposible

    reducir los variados sistemas lingsticos, artsticos y artesanales, de creencias y prcticasmdicas, las formas propias de supervivencia de las clases populares a versiones empobrecidasde la cultura dominante o subordinadas a ella. Necesitamos reformular la concepcin deBourdieu, en muchos sentidos til para entender el mercado de bienes simblicos, a fin deincluir los productos culturales nacidos de los sectores populares, las representacionesindependientes de sus condiciones de vida y la resemantizacin que hacen de la culturadominante de acuerdo con sus intereses.

    Una ltima cuestin polmica en esta parte es la escisin radical entre la esttica "pragmtica yfuncionalista" de las clases populares y la capacidad, que Bourdieu restringe a la burguesa, deinstaurar un campo autnomo de lo simblico y lo bello. Desde los criterios estticoshegemnicos puede costar descubrir "la intencin de armona o de belleza" cuando una familiaobrera compra una olla o decora su cocina, pero la observacin de sus propios modelos deelaboracin simblica demuestra que tienen maneras particulares de cultivar lo esttico, noreductibles a la relacin con los modelos hegemnicos ni a la preocupacin utilitaria, quetambin suelen estar presentes. As lo testimonien muchos trabajos dedicados al estudio de lasclases populares. En Inglaterra, la admirable investigacin de Richard Hoggart sobre la culturaobrera, The Uses of Literacy (traducida al francs en una coleccin dirigida por Bourdieu yprecedida por un prlogo de Passeron): la exuberancia de las artes y las fiestas populares, elfervor por el detalle y la opulencia de colores que registra lo hacen hablar de "los cien actosbarrocos de la vida popular". (50) Podramos alejarnos un largo rato del propsito de este textoevocando los estudios de antroplogos e historiadores italianos, sin duda los ms sensiblesdentro de Europa a las manifestaciones estticas populares (pienso en Alberto Cirese, PietroClemente y Lombardi Satriani). Pero mencionemos que en el pas analizado por La distincin,en 1983, las sociedades de Etnologa y Sociologa realizaron conjuntamente un coloquio sobre

    las culturas populares: una seccin entera, dedicada a los "sistemas de expresin" de esasculturas demostr con anlisis de casos la peculiaridad y "especificidad de las prcticasdominadas", la necesidad de superar la "perspectiva legitimista" que define la cultura popular"exclusivamente por referencia al gusto dominante, y por tanto negativamente, en trminos dedesventajas, limitaciones, exclusiones, privaciones", y construir, en cambio, "el espacio socialde los gustos populares a partir de sus mltiples variaciones y oposiciones" (51)(especialmente las intervenciones de Claude Grignon y Raymonde Moulin)

    Si me dejan introducir referencias a un universo diferente del que examina Bourdieu, podemosdecir que en los pases latinoamericanos una amplia bibliografa antropolgica ha documentadola particularidad de las estticas populares, incluso en sectores sociales incorporados almercado capitalista y al estilo urbano de vida. Por ejemplo, en las fiestas religiosas en que se

    realiza un gasto suntuario del excedente econmico: el gasto tiene una finalidad estticarelativamente autnoma (el dinero se consume en el placer de la decoracin urbana, lasdanzas, los juegos, los cohetes) o se invierte en la obtencin del prestigio simblico que da aun mayordomo la financiacin de los eventos. (52)

    Coincidimos con Bourdieu en que el desarrollo capitalista hizo posible una fuerteautonomizacin del campo artstico y de los signos estticos en la vida cotidiana, y que laburguesa halla en la apropiacin privilegiada de estos signos, aislados de su base econmica,un modo de eufemizar y legitimar su dominacin. Pero no podemos desconocer que en lasculturas populares existen manifestaciones simblicas y estticas propias cuyo sentidodesborda el pragmatismo cotidiano. En pueblos indgenas, campesinos y tambin en grupossubalternos de la ciudad encontramos partes importantes de la vida social que no se someten a

    la lgica de la acumulacin capitalista, que no estn regidas por su pragmatismo o ascetismo"puritano". Vemos all prcticas simblicas relativamente autnomas o que slo se vinculan enforma mediata, "eufemizada", como dice Bourdieu de la esttica burguesa, con sus condicionesmateriales de vida. (53)

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    Consumo, habitus y vida cotidiana

    En este anlisis de los modos de produccin cultural se vuelve evidente que la estructura globaldel mercado simblico configura las diferencias de gustos entre las clases. Sin embargo, lasdeterminaciones macrosociales no engendran automticamente los comportamientos de cada

    receptor. Cmo podramos reformular la articulacin entre ambos trminos para evitar tanto elindividualismo espontanesta como los determinismos reduccionistas? Las dos principalescorrientes que tratan de explicarla, la teora clsica de la ideologa y las investigacionesconductistas sobre los "efectos", carecen de conceptos para dar cuenta de la mediacin entre losocial y lo individual. El marxismo sobrestim el polo macrosocial la estructura, la clase o losaparatos ideolgicos y casi siempre deduce de las determinaciones, sobre todo bajo la"teora" del reflejo, lo que ocurre en la recepcin. (Es la ilusin que est en la base de laconcepcin del partido como vanguardia.) El conductismo simplific la articulacin al pretenderentenderla como un mecanismo de estmulo-respuesta, y por eso cree que las accionesideolgicas se ejercen puntualmente sobre los destinatarios y pueden generar prcticasinmediatas. (Esta ilusin est en la base de casi todas las investigaciones de mercado.) Ambasconcepciones necesitan una elaboracin ms compleja de los procesos psicosociales en que seconfiguran las representaciones y las prcticas de los sujetos.

    Bourdieu trata de reconstruir en torno del concepto de habitus el proceso por el que lo social seinterioriza en los individuos y logra que las estructuras objetivas concuerden con las subjetivas.Si hay una homologa entre el orden social y las prcticas de los sujetos no es por la influenciapuntual del poder publicitario o los mensajes polticos, sino porque esas acciones se insertan ms que en la conciencia, entendida intelectualmente en sistemas de hbitos, constituidos ensu mayora desde la infancia. La accin ideolgica ms decisiva para constituir el podersimblico no se efecta en la lucha por las ideas, en lo que puede hacerse presente a laconciencia de los sujetos, sino en esas relaciones de sentido, no conscientes, que se organizanen el habitus yslo podemos conocer a travs de l. El habitus, generado por las estructurasobjetivas, genera a su vez las prcticas individuales, da a la conducta esquemas bsicos depercepcin, pensamiento y accin. Por ser "sistemas de disposiciones durables y transponibles,

    estructuras predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes", (54) el habitussistematiza el conjunto de las prcticas de cada persona y cada grupo, garantiza su coherenciacon el desarrollo social ms que cualquier condicionamiento ejercido por campaas publicitariaso polticas. El habitus "programa" el consumo de los individuos y las clases, aquello que van a"sentir" como necesario. "Lo que la estadstica registra bajo la forma de sistema denecesidades dice Bourdieu no es otra cosa que la coherencia de elecciones de un habitus."(55)

    La manifestacin aparentemente ms libre de los sujetos, el gusto, es el modo en que la vidade cada uno se adapta a las posibilidades estilsticas ofrecidas por su condicin de clase. El"gusto por el lujo" de los profesionales liberales, basado en la abundancia de su capitaleconmico y cultural, el "aristocratismo asctico" de los profesores y los funcionarios pblicos

    que optan por los ocios menos costosos y las prcticas culturales ms serias, la pretensin dela pequea burguesa, "la eleccin de lo necesario" a que deben resignarse los sectorespopulares, son maneras de elegir que no son elegidas. A travs de la formacin de habitus, lascondiciones de existencia de cada clase van imponiendo inconscientemente un modo declasificar y experimentar lo real. Cuando los sujetos seleccionan, cuando simulan el teatro delas preferencias, en rigor estn representando los papeles que les fij el sistema de clases. Lasclases revelan a los sujetos como "clasificadores clasificados por sus clasificaciones".

    Al mismo tiempo que organiza la distribucin de los bienes materiales y simblicos, la sociedadorganiza en los grupos y los individuos la relacin subjetiva con ellos, las aspiraciones, laconciencia de lo que cada uno puede apropiarse. En esta estructuracin de la vida cotidiana searraiga la hegemona: no tanto en un conjunto de ideas "alienadas" sobre la dependencia o la

    inferioridad de los sectores populares como en una interiorizacin muda de la desigualdadsocial, bajo la forma de disposiciones inconscientes, inscritas en el propio cuerpo, en elordenamiento del tiempo y el espacio, en la conciencia de lo posible y de lo inalcanzable.

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    Sin embargo, las prcticas no son meras ejecuciones del habitus producido por la educacinfamiliar y escolar, por la interiorizacin de reglas sociales. En las prcticas se actualizan, sevuelven acto, las disposiciones del habitus que han encontrado condiciones propicias paraejercerse. Existe, por tanto, una interaccin dialctica entre la estructura de las disposiciones ylos obstculos y oportunidades de la situacin presente. Si bien el habitus tiende a reproducirlas condiciones objetivas que lo engendraron, un nuevo contexto, la apertura de posibilidadeshistricas diferentes, permite reorganizar las disposiciones adquiridas y producir prcticas

    transformadoras.

    Pese a que Bourdieu reconoce esta diferencia entre habitus yprcticas, se centra ms en elprimero que en las segundas. Al reducir su teora social casi exclusivamente a los procesos dereproduccin, no distingue entre lasprcticas (como ejecucin o reinterpretacin del habitus)yla praxis (transformacin de la conducta para la transformacin de las estructuras objetivas).No examina, por eso, como el habitus puede variar segn el proyecto reproductor otransformador de diferentes clases y grupos.

    De cualquier modo, si bien esta interaccin dialctica es apenas tratada en los textos deBourdieu, parece til su aporte para desarrollarla. Por lo menos tres autores lo han intentado.Michel Pinon, quien usa ampliamente el esquema bourdieuano para estudiar a la clase obrerafrancesa, sugiere hablar de "prcticas de apropiacion", (56) para evitar la connotacin depasividad. La prctica no es slo ejecucin del habitus y apropiacin pasiva de un bien oservicio; todas las prcticas, aun las de consumo, constituyen las situaciones y posiciones declase. Y el propio Pinon recuerda que en Algrie 60 Bourdieu describe el habitus como unaestructura modificable debido a su conformacin permanente con los cambios de lascondiciones objetivas: refirindose a los migrantes que deben adaptarse a una economamonetaria, dice que eso exige una "reinvencin creadora", que el habitus tiene una "dimensinhistrica y que es en la relacin inevitablemente contradictoria [...] que se puede encontrar elprincipio de todo cambio". (57)

    Sergio Miceli, a su vez, propone considerar el concepto de habitus como "una recuperacin'controlada' del concepto de conciencia de clase". (58) Dado que el habitus incluye el procesopor el cual los distintos tipos de educacin (familiar, escolar, etctera) fueron implantando en

    los sujetos los esquemas de conocimiento y accin, permite precisar mucho mejor que lanebulosa nocin de conciencia las posibilidades de que un grupo sea consciente, sustrayectorias posibles, sus prcticas objetivamente esperables. Pero, quines son losportadores del habitus?Son los grupos que especifican en cada campo la posicin de las clases.Con lo cual, observa Miceli, mediante una reformulacin de la teora weberiana de laestratificacin social, y acercndose notablemente a Gramsci, Bourdieu sita la concepcinmarxista de las clases en las condiciones particulares que le fijan los diversos campos. Loscampos regionales de produccin simblica tienen una autonoma relativa, entre otras razones,por la singularidad del trabajo realizado en ellos por agentes especializados ("funcionarios",segn leemos en Los intelectuales y la organizacin de la cultura). (59) Bourdieu desarrolla laidea de Gramsci de que tales agentes, aunque corresponden a intereses de clase, no puedenser entendidos slo desde esa categora. Sus diferencias y divisiones ideolgicas se deben

    tambin "a necesidades internas de carcter organizativo", "de dar coherencia a un partido, aun grupo", al inters de estos agentes por alcanzar una posicin hegemnica o preservarla.(60)

    Por nuestra parte, asombrados de la frecuencia con que Bourdieu no cita a Gramsci, siendo unade las referencias ms "naturales" de sus estudios sobre la dominacin, (61) tratamos depensar en otro texto (62) qu ocurrira si lo que llamamos el paradigma "Bourdieu" fueracomplementado con el paradigma gramsciano. Decimos all que los estudios de Bourdieu, almostrar cmo las estructuras socioculturales condicionan el conflicto poltico entre lohegemnico y lo subalterno (que l llama dominante y dominado), ayudan a ver lapotencialidad transformadora de las clases populares bajo los lmites que le pone la lgica delhabitus y del consumo, ese consenso interior que la reproduccin social establece en la

    cotidianeidad de los sujetos. El solo registro de manifestaciones de resistencia, como suelehacerse en las descripciones gramscianas de las clases populares, tiende a sobrevalorar laautonoma, la capacidad de iniciativa y oposicin. Sin embargo, el examen unilateral delconsumo, al estilo de Bourdieu, acenta la pasividad del comportamiento popular, su

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    dependencia de la reproduccin social. Pareciera, por eso, que la combinacin de ambosparadigmas los que proceden de la teora de la reproduccin y del habitus con los generadospor la teora de lapraxis sera una de las tareas claves para comprender la interaccin entrela inercia de los sistemas y las prcticas de las clases.

    La teora sociolgica de los smbolos

    En los aos recientes, la obra de Bourdieu ha desplazado su eje: los primeros estudios sobrereproduccin social, los posteriores acerca de la diferenciacin entre las clases, desembocan enuna teora del poder simblico. Un texto clave para entender la ubicacin de esta temtica en elconjunto de su trabajo es el "balance de un conjunto de investigaciones sobre el simbolismo"que hizo en el curso dado en Chicago en 1973, y sintetiz en un artculo publicado enAnnalesen 1977. (63)

    Se ha estudiado los sistemas simblicos como "estructuras estructurantes", como instrumentosde conocimiento y construccin de lo real. El origen de esta tendencia est en la tradicinneokantiana (Humboldt, Cassirer) y se prolonga en el culturalismo norteamericano (Sapir yWhorf), pero culmin en Durkheim, segn Bourdieu, en tanto para l las formas de clasificacindejan de ser formas universales, trascendentales,para convertirse en "formas sociales, es decir arbitrarias [relativas a un grupo particular] ysocialmente determinadas". (64)

    La tendencia estructuralista desarroll una metodologa aparentemente opuesta. ParaLvi-Strauss, en vez del proceso de produccin del mito, interesa desentraar su estructurainmanente, no refirindolo ms que a si mismo. Tampoco le preocupa la utilizacin social de losobjetos simblicos, con lo cual lo simblico queda reducido a una "actividad inconsciente delespritu" que ignora "la dialctica de las estructuras sociales y de las disposicionesestructurantes en la cual se forman y se transforman los esquemas de pensamiento". (65) Perosi unimos esta concepcin a la anterior, propone Bourdieu vemos el poder simblico como "unpoder de construccin de la realidad que tiende a establecer un orden gnoseolgico". (66) Elsimbolismo potencia la funcin de comunicacin estudiada por los estructuralistas con la de

    "solidaridad social", que Radcliffe-Brown basaba sobre el hecho de compartir un sistemasimblico. Precisamente por ser instrumentos de conocimiento y comunicacin, los smboloshacen posible el consenso sobre el sentido del mundo, promueven la integracin social.

    En el marxismo se privilegian las funciones polticas de los sistemas simblicos en detrimentode su estructura lgica y su funcin gnoseolgica. Hay tres funciones primordiales: a) laintegracin real de la clase dominante, asegurando la comunicacin entre todos sus miembrosy distinguindolos de las otras clases; b) la interpretacin ficticia de la sociedad en su conjunto;c) la legitimacin del orden establecido por el establecimiento de distinciones o jerarquas, ypor la legitimacin de esas distinciones. Este efecto ideolgico, seala Bourdieu, es producidopor la cultura dominante al disimular la funcin de divisin bajo la de comunicacin. La culturaque une al comunicar es tambin la que separa al dar instrumentos de diferenciacin a cada

    clase, la que legitima esas distinciones obligando a todas las culturas (o subculturas) a definirsepor su distancia respecto de la dominante.

    Podemos articular los descubrimientos de las tres corrientes si partimos del hecho de que enlas sociedades donde existen diferencias entre clases o grupos la cultura es "violenciasimblica". No hay relaciones de comunicacin o conocimiento que no sean, inseparablemente,relaciones de poder. Y las relaciones culturales pueden operar como relaciones de poder

    justamente porque en ellas se realiza la comunicacin entre los miembros de la sociedad y elconocimiento de lo real. As ve Bourdieu la posible complementacin entre los estudiosmarxistas, estructuralistas y durkheimianos sobre el simbolismo.

    Su elaboracin ms personal aparece en el siguiente momento. No basta decir que los sistemas

    simblicos son instrumentos de dominacin en tanto son estructurantes y estn estructurados;hay que analizar cmo la estructura interna de esos sistemas, o sea del campo cultural, sevincula con la sociedad global. Es aqu donde se vuelve decisivo investigar el proceso deproduccin y apropiacin de la cultura.

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    A diferencia del mito, producido colectivamente y colectivamente apropiado, la religin y lossistemas ideolgicos modernos son determinados por el hecho de haber sido constituidos porcuerpos de especialistas. Las ideologas expresan desde su formacin la divisin del trabajo, elprivilegio de quienes las formulan y la desposesin efectuada "a los laicos de los instrumentosde produccin ideologica". (67) Estn, por eso, doblemente determinadas: "Deben suscaractersticas ms especficas no slo a los intereses de clases o de fracciones de clase que

    ellas expresan", "sino tambin a los intereses especficos de aquellos que las producen y a lalgica especfica del campo de produccin". (68)

    Por eso, Bourdieu ha dado importancia en su anlisis del campo artstico y el campo cientficotanto a la estructura esttica de las opciones artsticas y a la estructura lgica de las opcionesepistemolgicas como a laposicin que quienes realizan esas opciones tienen en el campo enque actan. Cada toma de posicin de los intelectuales se organiza a partir de la ubicacin quetienen en su campo, es decir, desde el punto de vista de la conquista o la conservacin delpoder dentro del mismo. Las opciones intelectuales no son motivadas nicamente por el intersde aumentar el conocimiento sobre el mundosocial; tambin dependen de la necesidad de legitimar la manera cientfica, esttica dehacerlo, diferenciar el campo propio del de los competidores y reforzar la propia posicin en esecampo. Al estudiar, por ejemplo, los prlogos, las reseas crticas, los grados de participacinen organismos directivos y consultivos del mbito acadmico, y las formas de notoriedadintelectual (ser citado, traducido), descubre cmo se articulan los procedimientos deacumulacin de capital intelectual y cmo condicionan la produccin cultural.

    En varios textos, pero sobre todo en su libro Homo Academicus, Bourdieu examina estosprocedimientos, la confrontacin entre diversas posiciones dentro del campo cientfico y susefectos en las obras, los temas y los estilos. Cunto del desarrollo de una disciplina depende,adems de las obvias exigencias epistemolgicas o cientficas, de las condiciones sociales enque se produce el conocimiento y de las que nunca se habla: las relaciones de solidaridad ycomplicidad entre los miembros de un claustro o una institucin, entre quienes pertenecen alcomit de redaccin de una revista o a los mismos jurados de tesis? Cunto depende de lasrelaciones de subordinacin entre alumnos y maestros, entre profesores asistentes y titulares?

    La lgica que rige esos intercambios sociales entre los miembros de cada campo intelectual, elsistema de tradiciones, rituales, compromisos sindicales y otras obligaciones no cientficas "enlas que hay que participar", es el "fundamento de una forma de autoridad internarelativamente independiente de la autoridad propiamente cientfica". (69)

    Sin embargo, la autonoma de los campos culturales nunca es total. Existe una homologa entrecada campo cultural y "el campo de la lucha de clases". Gracias a esta correspondencia, elcampo cultural logra que sean aceptados como naturales sus sistemas clasificatorios, que susconstrucciones intelectuales parezcan apropiadas a las estructuras sociales. La accinideolgica de la cultura se cumple entonces mediante la imposicin de taxonomas polticas quese disfrazan, o se eufemizan, bajo el aspecto de axiomticas propias de cada campo (religiosas,filosficas, artsticas, etctera). En el poder simblico se transfiguran las relaciones bsicas de

    poder para legitimarse.

    Bourdieu no concibe estas taxonomas nicamente como sistemas intelectuales de clasificacinsino arraigadas en el habitus en comportamientos concretos. No obstante, hay en sus textosuna tendencia creciente a la formalizacin del proceso. Se observa, por un lado, en lapreocupacin cada vez mayor por examinar la estructura lgica de los sistemas clasificatorios.Tambin en el escaso anlisis institucional, que permitira comprender los diversos modos enque se organizan socialmente las normas, como lo hizo cuando estudi por separado lasescuelas y museos. En cierta manera, esta tendencia prevaleciente en su ltima dcada esmoderada por el anlisis institucional del campo universitario francs que incluye en el libroHomo Academicus.

    Como parte de su deficiente tratamiento de las estructuras institucionales, hay que decir queno sita el poder simblico en relacin con el Estado. La ausencia del papel del Estado va juntocon la sobrestimacin del aspecto simblico de la violencia y el desinters por la coercindirecta como recurso de los dominadores. Por ms importante que sea la cultura para hacer

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    posible, legitimar y disimular la opresin social, una teora del poder simblico debe incluir susrelaciones con lo no simblico, con las estructuras econmicas y polticas en que tambinse asienta la dominacin. Uno de los mritos de Bourdieu es revelar cunto hay de poltico enla cultura, que toda la cultura es poltica; pero para no incurrir en reduccionismos, paraconstruir adecuadamente el objeto de estudio, es tan necesario diferenciar los modos en que loartstico, lo cientfico o lo religioso se constituyen en poltico como reconocer los lugares en quelo poltico tiene sus maneras especficas de manifestarse.

    Finalmente, el carcter formalista de su planteo es patente cuando describe la posible solucin."La destruccin de este poder de imposicin simblica fundado sobre el desconocimientosupone la toma de conciencia de lo arbitrario, es decir el develamiento de la verdad objetiva yla aniquilacin de la creencia: es en la medida en que el discurso heterodoxo destruye lasfalsas evidencias de la ortodoxia, restauracin ficticia de la doxia, y as neutraliza el poder dedesmovilizacin, que contiene un poder simblico de movilizacin y subversin, poder deactualizar el poder potencial de las clases dominadas." (70)

    Para nosotros, la opresin no se supera slo tomando conciencia de su arbitrariedad, porqueninguna opresin es enteramente arbitraria ni todas lo son del mismo modo. La dominacinburguesa, por ejemplo, es "arbitraria" en el sentido de que no est en la naturaleza de lasociedad, de que es un orden constituido, pero no podemos considerarla arbitraria si la vemoscomo consecuencia de un desenvolvimiento particular de las fuerzas productivas y lasrelaciones socioculturales. Por lo tanto, la superacin de la cultura y la sociedad burguesarequieren la transformacin de esas fuerzas y esas relaciones, no apenas tomar conciencia desu carcter arbitrario.

    Recordar a Marx por sus olvidos

    Bourdieu ha escrito que Weber "realiz la intencin marxista [en el mejor sentido del trmino]en terrenos donde Marx no la haba cumplido". Ms an: "Dio toda su potencia al anlisismarxista del hecho religioso sin destruir el carcter propiamente simblico del fenmeno." ConWeber hemos aprendido a construir el objeto de investigacin, a plantear problemas "con

    pretensin universal a propsito del estudio de casos concretos". (71)

    Es fcil reconocer en dicho balance el horizonte del proyecto bourdieuano. Podemos afirmarque hay tres sentidos en los que tambin Bourdieu prolonga el trabajo del marxismo. Sisuponemos que el mtodo marxista consiste en explicar lo social a partir de bases materiales ytomando como eje la lucha de clases, hay que reconocer que libros como La reproduccin y Ladistincin lo hacen al descubrir las funciones bsicas de las instituciones, las que se disfrazanbajo sus tareas aparentes. La escuela parece tener por objetivo ensear, transmitir el saber; elmuseo simula abrir sus puertas cada da para que todo el mundo conozca y goce el arte; losbienes, en fin, estn ah para satisfacer nuestras necesidades. Al situar a estas instituciones ylos bienes que ofrecen dentro de los procesos sociales, revela que las funciones exhibidas estnsubordinadas a otras: la escuela es la instancia clave para reproducir la calificacin y las

    jerarquas, el museo selecciona y consagra los modos legtimos de produccin y valoracinesttica, los bienes existen y circulan para que el capital se reproduzca y las clases sediferencien. Con este trabajo de develamiento en las ms diversas zonas de la vida social, enprcticas aparentemente inesenciales, Bourdieu confiere al anlisis marxista una coherenciams exhaustiva: porque al descuidar el consumo y los procedimientos simblicos dereproduccin social el marxismo acept el ocultamiento con que el capitalismo disimula lafuncin indispensable de esas reas. Cuando la sociologa de la cultura muestra cmo secomplementan la desigualdad econmica y la cultural, la explotacin material y la legitimacinsimblica, lleva el desenmascaramiento iniciado por Marx a nuevas consecuencias.

    Un segundo aspecto en el que Bourdieu profundiza el trabajo marxista es investigando lasmodalidades concretas de la determinacin, la autonoma relativa, la pluralidad e

    interdependencia de funciones. La escuela cumple las funciones que le asigna la reproduccineconmica (calificar la fuerza de trabajo para incorporarla al mercado laboral), las que requierela socializacin o endoculturacin (transmitir la cultura de una generacin a otra), lasnecesarias para interiorizar en los sujetos aquellos hbitos que los distingan de las otras clases.

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    Pero tambin realiza las funciones que derivan de la estructura interna del campo educativo.Por eso, la escuela, que sirve a tan diversas demandas sociales, no es el reflejo de ellas.Tampoco es un simple instrumento de las clases dominantes. Se va constituyendo y cambiandosegn cmo se desenvuelve la lucha de clases, y tambin los enfrentamientos entre gruposinternos que, al disputarse el capital escolar, van configurando relaciones de fuerza y opcionesde desarrollo. A diferencia del determinismo unifuncional, que reduce la complejidad de cadasistema a su dependencia lineal con la estructura de la sociedad, se pregunta cmo se organiza

    cada campo por la accin de las clases sociales y por el modo en que el juego interno delcampo reinterpreta esas fuerzas externas en interaccin con las propias.

    En esta perspectiva, el papel de los sujetos adquiere tambin un peso muy distinto que el quetiene en el marxismo mecanicista o estructuralista. Dos conceptos son claves para marcar estadiferencia: el de campo y el de habitus. Bourdieuhabla de campos y rechaza la expresin "aparatos ideolgicos" para no incurrir en esefuncionalismo que concibe la escuela, la iglesia, los partidos como "mquinas infernales" queobligaran a los individuos a comportamientos programados. Si tomamos en serio las rplicasde las clases populares, esos espacios institucionales aparecen como campos de fuerzasenfrentadas. "Un campo se vuelve un aparato cuando los dominantes tienen los medios paraanular la resistencia y las reacciones de los dominados." "Los aparatos son, por lo tanto, unestado de los campos que se puede considerar patolgico. (72) En cuanto al habitus, comovimos, recoge la interaccin entre la historia social y la del individuo. La historia de cadahombre puede ser leda como una especificacin de la historia colectiva de su grupo o su clasey como la historia de la participacin en las luchas del campo. El significado de loscomportamientos personales surge complejamente de esa lucha, no fluye en forma directa dela condicin de clase. Al analizar en la dinmica del habitus cmo y por qu las estructuras dela sociedad se interiorizan, reproducen y reelaboran en los sujetos, pueden superarse lasoscilaciones entre el objetivismo y el espontaneismo.

    Dnde se separa del marxismo? Sealamos al principio algunos puntos polmicos. Podemosagregar, en relacin con lo que acabamos de decir, que su trabajo se aparta de la teoramarxista por el modo de combinar los casos concretos y las pretensiones universales en laconstruccin del objeto de estudio. Una diferencia importante de Bourdieu con el materialismo

    histrico es prohibirse hablar desde el exterior del sistema social que analiza. Es cierto quemultiplica las miradas sobre cada campo y cada prctica, elude instalarse en los determinismossimples o fciles, e imagina la mayor cantidad de sentidos posibles en cada sistema. Pero nohay en el autor de La distinction la utopa de otra sociedad, ni la ubicacin del sistemacapitalista en un desarrollo histrico de larga duracin: ambas ausencias dejan fuera los dosrecursos con que podra relativizarse a la sociedad presente. Al no tener esos puntos externosde referencia, la preocupacin exclusiva es entender con qu complejidad se reproduce elsistema que habita. Es decir: la sociedad francesa de los siglos XIX y XX.

    Ya sealamos que los anlisis de Bourdieu hablan, por una parte, de un mercado simblicoaltamente unificado, con un sistema de clases integrado en forma compacta en una sociedadnacional, bajo la hegemona burguesa. Dentro de ese mercado simblico, el campo establecido

    por las lites con una fuerte autonoma opera como criterio de legitimacin, o al menos comoreferencia de autoridad, para el conjunto de la vida cultural. Ambas caractersticascorresponden al universo artstico-literario francs de los dos ltimos siglos. El modelo espertinente, por extensin, para sociedades secularizadas en las que exista una avanzadadivisin tcnica y social del trabajo, la organizacin liberal de las instituciones y su separacinen campos autnomos. A ese espacio habra que restringir la discusin epistemolgica de supertinencia. Pero si adems nos interesa aplicarlo en las sociedades latinoamericanas, caben sin que esto signifique una objecin al modelo, ya que no fue pensado para estas sociedadesalgunas reinterpretaciones, como la citada de Sergio Miceli y las que hicieron Carlos Altamiranoy Beatriz Sarlo. En los pases latinoamericanos, las relaciones econmicas y polticas no hanpermitido la formacin de un amplio mercado cultural de lite como en Europa ni la mismaespecializacin de la produccin intelectual ni instituciones artsticas y literarias con suficiente

    autonoma respecto de otras instancias de poder. Adems de la subordinacin a las estructuraseconmicas y polticas de la propia sociedad, el campo cultural sufre en estas naciones ladependencia de las metrpolis. (73) Bajo esta mltiple determinacin heternoma de lo

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    legtimo y lo valioso, el campo cultural se presenta con otro rgimen de autonoma,dependencias y mediaciones.

    Conviene recordar que en sus trabajos iniciales sobre Argelia, (74) Bourdieu plante la relacinentre "esperanzas subjetivas y probabilidades objetivas" en los campesinos subempleados y enel proletariado. Estudi cmo se modificaban las prcticas en los procesos de cambio de unasociedad a la que vio como ejemplo de los "pases en vas de desarrollo", cmo se alteraban las

    disposiciones en procesos de migracin o de pasaje del desempleo al trabajo estable. Pero esareflexin, formulada en un momento en el que la mayor parte de sus parmetros tericos anno estaban desarrollados, no fue profundizada en los textos posteriores.

    Quiz uno de los mritos claves de Bourdieu sea recordar a Marx por sus olvidos, prolongar elmtodo de El capitalen zonas de la sociedad europea que ese libro omiti. Al mismo tiempoque adopta para esta empresa los aportes de Durkheim, Weber, el estructuralismo y elinteraccionismo simblico, los trasciende en tanto mantiene firme la crtica de Marx a todoidealismo, se niega a aislar la cultura en el estudio inmanente de sus obras o reducirla a uncaptulo de la sociologa del conocimiento. En la lnea de Weber y Gramsci, Bourdieu persigueuna explicacin simultneamente econmica y simblica de los procesos sociales. Por esocoloca en el centro de la teora sociolgica la problemtica del consenso, es decir, la preguntapor la articulacin entre las desigualdades materiales y culturales, entre la desigualdad y elpoder.

    La dificultad final que queremos tratar es que su concepcin reproductivista del consenso nodeja espacio para entender la especificidad de los movimientos de resistencia y transformacin.De hecho, casi nunca los analiza. Observemos cmo lo hace en dos de las pocas ocasiones enque se refiere a ellos. A quienes estn en la oposicin, dijo en una conferencia a estudiantes, aquienes "se consideran al margen, fuera del espacio social", hay que recordarles "que estnsituados en el mundo social, como todo el mundo". (75) El cuestionamiento de la sociedad,segn Bourdieu, nunca se hace desde fuera, porque las estructuras contra las que se lucha lasllevan dentro quienes luchan debido a que participan en la misma sociedad. El combate polticoes simultneamente pory contra un capital institucionalizado en las organizaciones sociales,objetivado bajo la forma de bienes culturales e incorporado en el habitus de los sujetos. (76)

    Es ilusorio pretender cambiar slo una de estas estructuras o esperar que la fuerza coyunturalde un movimiento reemplace mgicamente, como a veces se sustituye un gobierno por otro, lalgica profunda de la estructura social.

    La otra respuesta la encontramos en el sorprendente captulo final de Homo Academicus. Porprimera vez Bourdieu concluye un libro analizando una crisis social: la de mayo del 68. No esste el lugar para ocuparnos extensamente de su interpretacin; nos interesa la metodologaque aplica y los resultados que obtiene. Relaciona los acontecimientos que conmocionaron aFrancia en aquellas semanas con las condiciones estructurales del mundo acadmico,examinadas en los captulos precedentes: crecimiento acelerado de la poblacin estudiantil,devaluacin correlativa de la enseanza y de los diplomas, cambios morfolgicos y sociales delpblico escolar. La crisis, explica, tuvo su intensidad mayor en los lugares y categoras sociales

    donde se agudizaba el desajuste entre las aspiraciones y las oportunidades. Al correlacionar laextraccin social de los movimientos y de los lderes con las facultades y disciplinas, encuentraque una de las bases de esos movimientos fue "la afinidad estructural entre los estudiantes ylos docentes subalternos de las disciplinas nuevas". (77) Pero la crisis tuvo la amplitudconocida porque no fue slo una crisis del campo universitario, sino "sincronizada" con las deotros campos sociales. Esta convergencia de crisis regionales, y su "aceleracin" recproca, eslo que genera el "acontecimiento histrico". Si bien la politizacin violenta que la coyunturacrtica produce crea la ilusin de una interdependencia fuerte entre todos los campos, quepuede llevar a confundirlos, Bourdieu afirma que es el hecho de "la independencia en ladependencia lo que hace posible el acontecimiento histrico". (78)

    Segn su interpretacin de "las sociedades sin historia", la falta de diferenciacin interna no

    deja lugar para el acontecimiento propiamente histrico, "que nace en el cruce de historiasrelativamente autnomas". En las sociedades modernas, el acontecimiento ocurre gracias a la"orquestacin objetiva entre los agentes del campo que lleg al estado crtico y otros agentes,dotados de disposiciones semejantes, porque estn producidas por condiciones sociales de

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    existencia semejantes (identidad de condicin)". (79)Sectores sociales con condiciones muydiferentes y provistos, por tanto, de habitus diversos, pero que ocupan posicionesestructuralmente homlogas a la de quienes estn en crisis, se reconocen teniendo intereses yreivindicaciones semejantes. Pero la cuota de ilusin que hay en esta identificacin es una delas causas de la fragilidad, la corta duracin, de movimientos como el del 68. Al fin de cuentas,sostiene, "la toma de conciencia como fundamento de la reunin voluntaria de un grupo entorno de intereses comunes conscientemente aprehendidos o, si se prefiere, como coincidencia

    inmediata de las conciencias individuales del conjunto de los miembros de la clase terica conlas leyes inmanentes de la historia que las constituyen como grupo [...] oculta el trabajo deconstruccin del grupo y de la visin colectiva del mundo que se realiza en la construccin deinstituciones comunes". (80)

    Cul es, entonces, el valor de estos acontecimientos? El efecto "ms importante y durable dela crisis" es

    la revolucin simblica como transformacin profunda de los modos de pensamiento y de viday, ms precisamente, de toda la dimensin simblica de la existencia cotidiana [...] transformala mirada que los agentes dirigen habitualmente a la simblica de las relaciones sociales, ynotablemente las jerarquas, haciendo resurgir la dimensin poltica, altamente reprimida, delas prcticas simblicas ms ordinarias: las frmulas de cortesa, los gestos que marcan las

    jerarquas usuales entre los rangos sociales, las edades o los sexos, los hbitos cosmticos y devestimenta. (81)

    Si esta evaluacin es discutible respecto de mayo del 68, resulta an ms inadecuada alvincularla con acontecimientos que no se desvanecieron en poco tiempo, sino que, como tantasrevoluciones modernas empezando por la francesa, produjeron cambios estructurales msall de la vida cotidiana y el pensamiento simblico. Uno se pregunta con Nicholas Garnhan yRaymond Williams, si concentrarse en el conocimiento sociolgico de los mecanismos a travsde los cuales la sociedad se reproduce no lleva a un "pesimismo relativista" y a un"funcionalismo determinista" (82) o, como le preguntarona Bourdieu en una universidad francesa, "a desalentar toda accin poltica de transformacin".(83)

    La accin poltica verdadera respondi consiste en servirse del conocimiento de lo probablepara reforzar las oportunidades de lo posible. Se opone al utopismo que, semejante en esto ala magia, pretende actuar sobre el mundo mediante el discurso performativo. Lo propio de laaccin poltica es expresar y explotar a menudo ms inconsciente que conscientemente, laspotencialidades inscritas en el mundo social, en sus contradicciones o sus tendenciasinmanentes. (84)

    Se trata de un objetivo ubicable ms en una estrategia de reforma que de "revolucin en elsentido clsico", dicen Garnhan y Williams. Es verdad: una sociologa que no analiza el Estado,los partidos, ni ha tomado como objeto de estudio ningn proceso de transformacin poltica nopretende contribuir a repensar la revolucin. Pero acaso, no servir esta conciencia ms

    diversificada y densa de las condiciones socioculturales del cambio para lograr que lastransformaciones abarquen la totalidad objetiva y subjetiva de las relaciones sociales, paraque los procesos que comienzan como revoluciones no acaben convirtindose en reformas?

    NOTAS

    1 Pierre Bourdieu, "La maison Kabyle ou le monde renvers, en Echanges et communications,Mlanges offerts Claude Lvi-Strauss l'ocassion de son 60me anniversaire, reunidos porJean Pouillon y Pierre Maranda, La Haya, Mouton, 1970, pp. 739-758. Con pequeas

    modificaciones fue reeditado, como apndice, en el libro de Pierre Bourdieu, Le sens pratique,Pars, Minuit, 1980, pp. 441-461.

    2 P. Bourdieu, Le sens pratique, p. 441.

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    3 P. Bourdieu y otros, La fotografa, un arte intermedio, Mxico, Nueva Imagen, 1979; P.Bourdieu y Alain Darbel, L'amour de l'art-Les muses d'art europens et leur public Pars,Minuit, 1969.

    4 P. Bourdieu, La distinction, Pars, Minuit, 1979. La traduccin fue publicada por Taurus en1988.

    5 P. Bourdieu, Jean Claude Chamboredon y Jean Claude Passeron, El oficio de socilogo,Buenos Aires, Siglo XXI, 1975.

    6 P. Bourdieu y Jean Claude Passeron, Los estudiantes y la cultura, Barcelona, Labor, 1967; Lareproduccin-Elementos para una teora del sistema de enseanza, Barcelona, Laia, 1977.

    7A. Prost, "Une sociologie strile: La reproduction", Esprit, diciembre de 1970, p. 861.

    * Una primera versin de este trabajo la publicamos bajo el titulo Desigualdad cultural y podersimblico. La