Cambios en el mundo del trabajo - FADECS UNCo · Cambios en el mundo del trabajo Paula D. Salgado*...

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Revista de la Facultad 15, 2009 11 Revista de la Facultad 15, 2009 11-31 Cambios en el mundo del trabajo Paula D. Salgado* [email protected] Patricia Sanchez Khalil** [email protected] Resumen El mundo del trabajo se ha transformado radical- mente en las últimas tres décadas. El cambio del modo de acumulación operado durante la última dictadura militar y su posterior profundización durante los 90 a través de reformas estructurales, implicaron un cambio sustancial en la composición del mundo del trabajo. El incremento sin precedentes de la pobreza, del desempleo y de los niveles de precarización laboral fueron algunos de los ras- gos que caracterizaron esta nueva etapa. Asimismo, diversos factores funcionaron como disciplinadores de clase desalentando la movilización social capaz de articu- lar una resistencia a la implantación de estas transforma- ciones. La organización de clase asumió formas nuevas como correlato de los cambios estructurales. En el presente trabajo nos proponemos analizar la incidencia que tuvieron las reformas estructurales sobre el mundo del trabajo, durante el periodo comprendido entre 1975 y 2000. Para ello, analizamos al tipo de traba- jador a partir de datos de la Encuesta Permanente de Hogares, tomando específicamente el caso del Gran Buenos Aires. Este análisis resulta el sustento empírico que permite estudiar las características que asumieron las organizaciones de clase como resultado de este proceso. trabajo - organización - clase - flexibilización - precarización * Licenciada en Sociología y Maestranda en Metodología de la Investigación Social. ** Estudiante de Sociología. Análisis de la situación y de las formas de organización de clase: período 1975 - 2000

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  • Revista de la Facultad 15, 2009 11

    Revista de la Facultad 15, 2009 11-31

    CCaammbbiiooss eenn eellmmuunnddoo ddeell ttrraabbaajjoo

    Paula D. Salgado*[email protected] Sanchez Khalil**[email protected]

    Resumen

    El mundo del trabajo se ha transformado radical-mente en las últimas tres décadas. El cambio del modo deacumulación operado durante la última dictadura military su posterior profundización durante los 90 a través dereformas estructurales, implicaron un cambio sustancialen la composición del mundo del trabajo. El incrementosin precedentes de la pobreza, del desempleo y de losniveles de precarización laboral fueron algunos de los ras-gos que caracterizaron esta nueva etapa. Asimismo,diversos factores funcionaron como disciplinadores declase desalentando la movilización social capaz de articu-lar una resistencia a la implantación de estas transforma-ciones. La organización de clase asumió formas nuevascomo correlato de los cambios estructurales.

    En el presente trabajo nos proponemos analizar laincidencia que tuvieron las reformas estructurales sobre elmundo del trabajo, durante el periodo comprendidoentre 1975 y 2000. Para ello, analizamos al tipo de traba-jador a partir de datos de la Encuesta Permanente deHogares, tomando específicamente el caso del GranBuenos Aires. Este análisis resulta el sustento empíricoque permite estudiar las características que asumieron lasorganizaciones de clase como resultado de este proceso.

    trabajo - organización - clase -

    flexibilización - precarización

    * Licenciada en Sociología yMaestranda en Metodología dela Investigación Social.** Estudiante de Sociología.

    Análisis de la situación y de las formas deorganización de clase: período 1975 - 2000

  • Changes in the labour worldAnalysis of the situation and the types of class

    organisation from 1975 to 2000

    The world of labour has radically transformed in thelast three decades. The change in the dynamics of accu-mulation that took place during the last military coup andthe structural reforms introduced during the ninetiesentailed a substantial change in the organisation of thelabour world. The unprecedented increase of poverty,unemployment and impoverishment of working condi-tions were some of the characteristic features of this newstage. Likewise, different factors have discouraged socialdemonstrations which could have organised resistance tothe implementation of these transformations. Class orga-nisation took other forms as a correlate of structural chan-ges.

    The purpose of this article is to analyse the influen-ce of structural reforms on the labour world from 1975 to2000. To meet this end, the type of worker is analysed onthe basis of data obtained from a survey (EncuestaPermanente de Hogares) set to people from Gran BuenosAires. This analysis constitutes the empirical support tostudy the characteristics of the social class organisationsas a result of this process.

    work – organisation – class – fle-xibility – precarious employment

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    Introducción

    El presente artículo se propone indagar sobre laalteración que sufrió la composición de la clase trabajado-ra como producto de las reformas estructurales implanta-das en los noventa. Las mismas se inscriben dentro de unproceso de transformación del modo de acumulación quetiene su punto de inflexión en la crisis económica de 1975y la dictadura militar iniciada en 1976, la cual puso fin alrégimen de sustitución de importaciones, a través de lainstalación del capital financiero como eje dinámico de laeconomía, desplazando al capital productivo.

    Se pueden distinguir dos períodos diferenciados enel proceso de cambio del modo de acumulación. Lastransformaciones económicas ejecutadas en cada uno deellos, implicaron la alteración de la estructura productiva,que consecuentemente impactó en el mundo del trabajo.Asimismo, en ambos casos se persiguió la desarticulaciónde las organizaciones de la clase trabajadora. Sin embar-go, los mismos asumen características diferenciadas en loconcerniente no sólo al contexto en que se desarrollan,sino a las características particulares de las políticasimplementadas en materia económica y social.

    El primer período se inicia con la crisis de 1975 y ladictadura militar que se instaló en 1976. El impulso al sec-tor financiero fue dado por la apertura total a los capita-les extranjeros (a lo que se sumó la reducción de los pla-zos de entrada y salida de dichos capitales), la liberaciónde los mercados de cambio y financiero y la posteriorestatización de la deuda privada. En forma paralela setomaron medidas tendientes a desplazar al capital pro-ductivo del centro de la escena económica local, como lareducción a los aranceles a la importación, la eliminaciónde los subsidios a las exportaciones no tradicionales quese conjugaron con las limitaciones del capital industriallocal para acceder al crédito, producto de la desregula-ción de la tasa de interés. La declinación económica y elcrecimiento de la deuda externa, que fueron consecuen-cia de este proceso, se conjugaron con una creciente pro-fundización de la concentración y centralización de la

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    propiedad, del capital y de los ingresos. En relación al mundo del trabajo, se rebajaron los

    salarios (en un 40% en relación al quinquenio anterior), seintrodujeron reformas a la Ley de Contrato de Trabajo y seeliminaron las convenciones colectivas. Durante este perí-odo comenzó a incrementarse la desocupación como pro-ducto del desmantelamiento de la industria nacional yempezaron a entrar en escena ocupaciones no asalariadas(trabajadores/as por cuenta propia).

    Con el objetivo de anular la actividad militante sesuspendieron las libertades ciudadanas, se introdujo lapena de muerte a los condenados por actividades subver-sivas, se disolvió el Congreso, se removieron los miembrosde la Corte Suprema de Justicia, se intervinieron los sindi-catos y las universidades, a lo que se sumó la proscripciónde la actividad partidaria y la censura de los medios decomunicación. El gobierno militar se propuso y ejecutó laeliminación de la organización de clase de antaño a tra-vés de la persecución, detención, tortura y el asesinato depersonas vinculadas con la actividad política crítica deloficialismo o del sistema en su conjunto. El genocidio per-petrado por la dictadura dejó un legado de terror en lasociedad y detuvo considerablemente el trabajo por laorganización de la clase trabajadora: las nuevas genera-ciones no pudieron contar, como las de antaño, con unmovimiento organizado en el que primaba una actitudofensiva. En cambio, tuvieron que sufrir la ausencia de30.000 personas capaces de transmitir la experiencia delucha y sembrar la motivación. Por estos motivos, el geno-cidio perpetrado por la dictadura fue un disciplinador declase que permitió al capital comenzar a adecuar las con-diciones del mercado de trabajo a las necesidades delnuevo modo de acumulación en gestación sin que pudie-ra organizarse una resistencia capaz de hacerle frente.Durante este período, el país entró en una larga fase deestancamiento que se prolongó hasta 1990.

    El segundo período se inicia en 1989 con el estalli-do de la hiperinflación, la renuncia del primer presidenteelecto después de la dictadura y el ascenso al gobierno derepresentantes del capital financiero que implantaron las

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    medidas de corte neoliberal emanadas del Consenso deWashington.1 Se sancionaron la Ley de emergencia eco-nómica2 y la Ley de reforma del Estado,3 èstas fueron elpilar de las siguientes reformas estructurales que permi-tieron trazar el camino para paliar los problemas hereda-dos del gobierno anterior (crisis fiscal, cesación de pagosde la deuda, hiperinflación) y avanzar en la consolidacióndel nuevo modelo de acumulación del capital.

    Entre la serie de reformas estructurales implemen-tadas (privatizaciones, apertura comercial, reforma tribu-taria, ley de convertibilidad, descentralización del Estado),interesa a los fines del presente estudio profundizar sobrela flexibilización laboral. La ley Nacional de Empleo san-cionada en 1991 dio el sustento legal para su instalación,al introducir nuevas modalidades de contratación queimplicaron, para los empleadores, un desligamiento dealgunas de sus responsabilidades patronales: período deprueba y contrato por tiempo determinado. Se redujeronlas contribuciones empresarias relativas a la seguridadsocial y se autorizó el incremento de las jornadas diariasmáximas. La implantación de la flexibilización laboralcomo forma regulada de la gestión de la fuerza de traba-jo, requirió hechos fundadores que preceden y soportanal cambio productivo como el terrorismo de Estado y lasespirales inflacionarias que culminan en hiperinflación. Yahemos mencionado los efectos disciplinadores del prime-ro; en cuanto a la hiperinflación podemos aducir quecausa una inestabilidad económica frente a la cual, laestabilidad que le precede tiende a representarse comoun logro per se. De este modo, se genera un consensocon el modelo que ha conseguido ponerle freno, incre-mentando notablemente la tolerancia social a otras polí-ticas dispuestas por éste, que puedan ir contra derechosadquiridos. Más tarde iban a sumarse a estos factores dis-ciplinadores el hiperdesempleo y la recesión.4 Este nuevomarco normativo alteró las condiciones estructurales deltrabajo, implicando así un cambio en la construcción delas entidades colectivas y por ende, un quiebre en laforma de organización tradicional de la clase trabajadora.

    En sintonía con esta formulación, Astarita señala:

    1 El Consenso de Washingtonfue firmado a comienzos de1989 por académicos, economis-tas, funcionarios estadouniden-ses, del Banco Mundial y delFondo Monetario Internacional.En el documento aparecían diezpuntos que expresaban las nece-sidades y las opciones delmundo hacia el siglo XXI: disci-plina fiscal, prioridad del gastopúblico en educación y salud,reforma tributaria, tasas de inte-rés positivas determinadas por elmercado, tipos de cambio com-petitivos, políticas comercialesliberales, mayor apertura a lainversión extranjera, privatiza-ción de empresas públicas, des-regulación y protección de lapropiedad privada. Se disponía,asimismo, el otorgamiento deayuda financiera a aquellos paí-ses endeudados que adoptaranlas políticas sugeridas por elConsenso.

    2 Esta suspendió (por 180 díasen principio y luego por tiempoindeterminado) los regímenes depromoción industrial, regional yde exportaciones y las preferen-cias que beneficiaban a la indus-tria manufacturera nacional enlas compras del Estado.

    3 Esta fijó el marco normativopara la privatización de un grannúmero de empresas públicas. Almismo tiempo el Congreso san-cionó una ley que aumentaba decuatro a nueve a los miembrosde la Corte Suprema de Justicia.Tras nombrar jueces de su con-fianza, el Ejecutivo “eliminó” lainstancia de veto, adjudicándosela facultad de legislar por decre-to.

    4 A este respecto ver: YagoFranco, 2000.

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    La política económica en Argentina conecta con impulsos

    que provienen de las transformaciones que inició el capi-

    talismo mundial a partir de los ochenta y que significan

    el surgimiento de un nuevo modo de acumulación. Un

    nuevo modo de acumulación que se caracteriza por la

    combinación del aumento de la plusvalía absoluta (inten-

    sificación de los ritmos de trabajo y baja salarial) con la

    plusvalía relativa (aumento de la productividad basada

    en las tecnologías informáticas y la automatización); en

    la proletarización de amplios estratos de las capas

    medias (esto es, extensión de la relación asalariada); en

    la subsunción de los asalariados a un régimen capitalista

    que por primera vez deviene realmente planetario y en el

    que operan de manera descarnada las leyes de la compe-

    tencia –ley del valor trabajo–; en la exacerbación de los

    mecanismos de mercado y el disciplinamiento del traba-

    jo por medio de la desocupación –en detrimento del con-

    trol sindical burocrático o vía Estado ‘de bienestar’–; en

    la profundización de los impulsos a la concentración de

    los oligopolios internacionalizados; y en la presión siste-

    mática de los capitales líquidos, que expresan de manera

    depurada los intereses del capital ‘en general’ (Astarita,

    2001).

    Los cambios introducidos en el mundo del trabajopara impulsar la concreción del nuevo modo de acumula-ción, acabaron por derribar la construcción histórica ylegal del ámbito laboral, que se caracterizaba por:

    • Contratación por tiempo indeterminado.• Empleo como forma de ocupación universal.• Salario directo e indirecto como tipo generalizado

    de remuneración por el trabajo.• Limitación de la jornada laboral.• La interlocución con el colectivo sindical.• La desocupación transitoria como reserva para el

    empleo.• La representación socio-educativa armónica con

    las calificaciones para el puesto de trabajo (Bialakowskyy Hermo, 2000).

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    Cambios en el mundo del trabajo

    En base al panorama hasta aquí descrito, definimosla hipótesis guía del presente estudio de la siguientemanera: a partir de 1975 comienza a operarse un cambioen el modo de acumulación y en los noventa se imple-menta una serie de reformas estructurales con el objetivode consolidar este proceso. Las condiciones estructuralesen que se enmarcaba el trabajo cambian radicalmenteimplicando, en consecuencia, una transformación en laorganización de la clase trabajadora: las formas tradicio-nales quedan relegadas al tiempo que cobran fuerza nue-vas formas organizativas.

    Para abordar esta temática nos hemos valido denociones provenientes del materialismo dialéctico, entanto nos permitieron analizar y comprender los momen-tos históricos estudiados, como instancias de un mismoproceso de transformación del modo de acumulación,que responde a las transformaciones del capitalismo anivel mundial. Desde esta perspectiva hemos comprendi-do, asimismo, el comportamiento de la clase trabajadora5

    en relación a los cambios ejecutados a nivel estructural. Ladistinción establecida por Marx entre clase en sí y clasepara sí,6 resultó crucial para analizar las relaciones deexplotación y el tipo de respuesta articulado por la clasetrabajadora, en tanto las formas de organización queasume la clase están condicionadas por las característicasque adquiere el modo de producción en cada etapa de sudesarrollo. Desde esta perspectiva teórica abordaremoslos cambios producidos en las últimas décadas del sigloXX para así poder dar cuenta de las transformaciones enlas formas de organización que se da la clase trabajado-ra.

    En una primera etapa, vamos a analizar los cambiosoperados en el mundo del trabajo7 entre 1975 y el 2000en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, tomando comoaños de referencia 1980 y 2000. La selección de estosaños se sostiene en que en ellos se evidencian los dosmodelos de acumulación. Se trata del antes y el despuésde la consolidación del capital financiero como eje diná-mico de la economía, a través de las reformas estructura-

    5 Por clase trabajadora entende-mos al conjunto deasalariados/as que viven de laventa de su fuerza de trabajo yque son desposeídos de losmedios de producción. Esta defi-nición no incluye exclusivamenteal proletariado fabril (ejecutor detrabajo productivo en tanto pro-duce plusvalor), sino también alos/as asalariados/as de las otrasesferas de reproducción del capi-tal. Consideramos, siguiendo aMarx, que la escisión del capitalen diferentes esferas guarda sen-tido en la aceleración del proce-so de reproducción del capital. Sibien todas las esferas se sostie-nen con el plusvalor producidopor el capital productivo, pode-mos afirmar junto con Antunesque “la clase trabajadora hoy nose restringe solamente a los tra-bajadores manuales directos,sino que la clase trabajadora hoyincorpora la totalidad del trabajosocial, la totalidad del trabajocolectivo que vende su fuerza detrabajo a cambio de salario”(Antunes, 2005).

    6 El concepto de clase en sí seexplica por el lugar ocupado enlas relaciones de producción,dado que este no es necesaria-mente determinante de la for-mación de conciencia. Esta seríauna manera incompleta de con-siderar a la clase obrera, ya quesólo da cuenta del conjunto detrabajadores-as que se conformacomo una clase respecto al capi-tal. Sin embargo, es la lucha, laque une a la clase trabajadora yla transforma en una clase parasí (Marx, 1975).

    7 Por mundo del trabajo enten-demos a la composición de laclase trabajadora en un determi-nado espacio y tiempo y a lascondiciones materiales en que seenmarca la venta de su fuerza detrabajo.

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    les implantadas en la década del noventa. En esta prime-ra etapa, analizamos variables claves de forma tal que nospermitan comprender el impacto que tuvieron en elmundo del trabajo las medidas implementadas en cadaperíodo.

    El análisis de esta dimensión busca describir y com-parar la composición de la clase trabajadora, con el obje-tivo de dar el sustento empírico para poder reflexionarposteriormente sobre los cambios en las formas de orga-nización que se correspondieron con este proceso. Secomprende que el modelo de organización sindical tradi-cional, vinculado a la categoría profesional y más corpo-rativa está relacionado con el tipo de organización delmundo del trabajo (fordista) compuesto mayoritariamen-te por asalariados-as registrados-as. Entonces, si el-la tra-bajador-a típico-a es cada vez menos típico-a, la organiza-ción tradicional queda desplazada.

    1. Mundo del trabajo

    Los cambios operados en el modo de acumulacióna partir de 1976 y, específicamente, con las reformasestructurales implantadas en los noventas (flexibilizaciónlaboral, reducción del sector productivo), tuvieron reper-cusiones directas en la composición del mundo del traba-jo. Su alteración se caracterizó, siguiendo a Antunes, poruna expansión sin precedentes del desempleo estructural,debido a un proceso contradictorio de mayor heteroge-neización, fragmentación y complejización de la clase tra-bajadora, que se manifiesta, por un lado, en una reduc-ción del proletariado fabril e industrial y por el otro, en unaumento del subproletariado, el trabajo precario,8 losasalariados del sector de servicios, acompañado de unincremento de la fuerza de trabajo femenina y una cre-ciente exclusión de los más jóvenes y los más viejos delmundo del trabajo (Antunes, 1999).

    En línea con esta afirmación, hemos analizado losdatos proporcionados por la Encuesta Permanente deHogares en el Gran Buenos Aires9 a fin de estudiar pun-tualmente la evolución de la precarización laboral, en

    8 Por trabajo precario entende-mos a aquel en cuya remunera-ción no se contemplan todos oalguno de los ingresos que com-ponen al salario indirecto. Elsalario indirecto consiste en laspercepciones que acompañan laremuneración en mano, talescomo vacaciones, aguinaldo,salario familiar, indemnización,aportes jubilatorios.

    9 Se utilizaron los datos de laonda de octubre.

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    relación con el incremento del trabajo femenino y con ladistribución etárea de los-as asalariados-as. El estudio deestas variables resulta clave para comprender el cambiode composición de la clase trabajadora, en tanto puedendar cuenta de las características de los sectores más des-favorecidos por la instalación de la flexibilización laboral.

    Para el estudio de la presente dimensión analíticahemos formulado los siguientes objetivos:

    • Medir la caída relativa de los-as trabajadores-asasalariados-as dentro de los-as activos-as.

    • Medir dentro de los-as asalariados-as el aumentode la precarización, establecida en base al no pago desalario indirecto.

    • Describir los cambios operados en la composiciónde la PEA según sexo y edad.

    Precarización Laboral

    Si atendemos a la evolución de la precarización enel periodo su incremento resulta sumamente notorio. Talcomo se ve en el cuadro 1, entre el 80 y el 00 aumentacasi un 17%. Asimismo, salta a la vista el notable aumen-to del sector asalariado (de alrededor de 2.500.000 parael 80 a cerca de 3.500.000 en el 2000). Por lo tanto, al vin-cular estos datos se ponen en evidencia las característicasde los puestos de trabajo que se crearon en este período:para el 2000 más del 43% de los-as asalariados-as no con-taban con todas o algunas de las percepciones conocidascomo salario indirecto.

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    De acuerdo con Beccaria, la mayor presencia depuestos precarios y de corta duración es fuente de inesta-bilidad ocupacional. Si bien la proporción de trabajado-res-as por cuenta propia cae, también lo hace la de asala-riados-as registrados-as, movimientos que incrementaronla tasa media de salida del empleo. Asimismo, los-as tra-bajadores-as registrados-as privados-as fueron a su vezsujetos no sólo a la inestabilidad macroeconómica y delos efectos de la reforma sino que ciertos cambios regula-torios buscaron reducir las limitaciones al despido, comolas modalidades contractuales a tiempo determinado y elestablecimiento de un período de prueba (Beccaria,2003).

    En el periodo de estudio la PEA se incrementa enmás de 5 puntos, tal como puede apreciarse en el cuadro1a.

    La limitada capacidad de absorción del mercado detrabajo se evidencia en el notable incremento de la des-ocupación. Si bien el cuadro no nos indica su desenvolvi-miento anual, la comparación entre estos años ofrece unaevidencia de su aumento (en el 2000 supera en 6 puntosa la de 1980). Siguiendo a Martín Schorr, la creciente de-socupación se deriva, de las medidas económicas adopta-das por el gobierno durante los noventa, fundamental-mente de la apertura comercial (Schorr, 2002). Las PyMESdifícilmente pudieron hacer frente a la competencia exter-na tanto en bienes finales como en los insumos interme-dios que eran provistos a la gran industria local. Esto últi-mo implicó la desintegración de la producción fabril local.

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    El resultado fue el desplazamiento de algunas PyMES a laesfera de comercialización y el cierre de muchas de éstas,lo que trajo aparejado la generación de un desempleo delarga duración. Se inaugura así, un proceso de desindus-trialización que se evidencia en la pérdida de peso relati-vo en el PBI global a lo largo de los 90. Esto se debe avarios factores. Por un lado, a las características de losgrandes oligopolios y ramas de mayor dinamismo (explo-tadoras de ventajas comparativas, acreedoras de ventajasinstitucionales de privilegio, elaboradoras de insumos deuso difundido) que redunda en una tendencia a la “pri-marización” de la industria en términos de Pucciarelli(Pucciarelli, 1998), bajo dinamismo en relación a la gene-ración de valor agregado, una creciente concentración entorno a un grupo de grandes firmas, un escaso aporte ala creación de eslabonamientos productivos y una bajacontribución a la creación de puestos de trabajo. A estose suma la simplificación productiva (sustitución de insu-mos y bienes finales por otros importados), la evoluciónasimétrica de los precios domésticos en relación a los notransables (debido a sus productividades asimétricas) y lavigencia de la valorización financiera como eje dinámico.

    Todo lo antedicho, confluye en una reducción delincentivo a la formación de capital en el ámbito fabril,redireccionando la inversión al sector financiero debido asu mayor rentabilidad. Disminuye, de esta manera, lacapacidad de crecimiento del sector industrial, constitu-yéndose como expulsor sistemático de trabajadores y per-diendo su facultad de antaño de absorber la mano deobra disponible generando, al mismo tiempo, un desem-pleo de largo plazo.

    Con respecto a los-as activos-as ocupados-as espe-cíficamente, su composición también se altera en esteperíodo. En el cuadro 1b podemos observar que el sectorasalariado crece aproximadamente 3 puntos, tomandosólo los datos de los años analizados. Siguiendo aBeccaria, las ocupaciones asalariadas fueron las que máscrecieron hasta 1998. De acuerdo con el autor, la dismi-nución de la participación de la informalidad en la estruc-tura ocupacional obedeció fundamentalmente a la regis-

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    trada por los trabajadores por cuenta propia no profesio-nales y, en menor medida, del servicio doméstico. Elloimplicó que disminuyera la presencia relativa de ocupa-dos que tenían un grado promedio de inestabilidad ocu-pacional elevado (Beccaria, 2003).

    Distribución por género

    Durante el período analizado, aumenta la participa-ción de las mujeres dentro del sector asalariado en más deun 6% (cuadro 2). Un incremento similar se refleja dentrode la PEA (cuadro 2a), lo cual indica que la incorporaciónde las mujeres a la actividad, se realizó en su gran mayo-ría en ocupaciones asalariadas.

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    A este respecto Antunes explica que la incorpora-ción del trabajo femenino se realiza fundamentalmenteen ramas de la industria en las que su participación eraescasa o nula, en el sector servicios y en ocupaciones detiempo parcial, trabajos domésticos, subordinados alcapital (Antunes, 1999).

    Al comparar la distribución de los-as asalariados-assegún género en los años de referencia (cuadros 3 y 4)vemos que el aumento de la precarización laboral rondael 16% en el caso de los hombres y de las mujeres.

    Dicho aumento, entonces, no se explica por elincremento del trabajo femenino. Sin embargo, cabe des-tacar que hay un nivel de precarización mayor entre lasmujeres que entre los hombres (alrededor de un 7% supe-rior en ambos años). Esto nos da una pauta del tipo deempleo al que acceden las mujeres que se incorporan almercado de trabajo: en el 2000 los puestos precarizadosocupados por mujeres alcanzan casi al 50% del total deasalariadas.

    Distribución por edad

    Para estudiar la composición del sector asalariadosegún edad, hemos agrupado los datos en rangos etariosde forma tal que faciliten su análisis. El primer corte fuerealizado entre los 12 y 13 años, debido a que ésta es laedad en que se prevé terminar la escuela primaria y que,

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    en algunos casos, marca la incorporación al mercado detrabajo. El segundo corte se hizo a los 17 años por moti-vos similares (finalización del colegio secundario), entanto el tercero se realizó en la edad en que la mayoría delos-as potenciales activos-as ya han salido de la inactivi-dad. A partir de este, se establecieron rangos que com-prenden 10 años cada uno.

    Al analizar la distribución de la PEA y de los-as asa-lariados-as según edad, para los años de referencia (vercuadros 5 y 5a), se evidencia la merma de los-as meno-res de 25 años en el mercado de trabajo. En cuanto a lavariación de los-as activos-as, se destaca fundamental-mente la disminución en la participación en el rango de13 a 17 años cuya presencia se reduce en más de 3 pun-tos. Todos los rangos que superan los 26 años no presen-tan grandes variaciones de un año a otro, crecen entremedio y un punto de 1980 al 2000. El comportamientodentro de los-as asalariados-as específicamente, resultamuy similar de acuerdo a lo que se observa en el cuadro5.

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    Cambios en el mundo del trabajo

    La disminución de participación de los-as asalaria-dos-as que tienen entre 13 y 17 años es superior a los 4puntos. Si atendemos a los términos absolutos, vemosque la mayoría se incorpora al mercado de trabajo comoasalariados-as. Lo contrario sucede con los mayores de 76años, cuya proporción dentro de la PEA permanece inal-terada en los años de referencia, pero se reduce dentrolos-as asalariados-as. Por otro lado, la franja etaria quereporta mayor crecimiento es la que va de los 26 a los 35años, alcanzando casi 3 puntos de diferencia. Todos losrangos que superan los 36 años (a excepción de los mayo-res de 76 años), crecen entre medio y un punto de 1980al 2000.

    Si bien hubo un aumento en términos reales de los-as activos-as y asalariados-as específicamente a partir delos 18 años, éste cobra relevancia (en relación a 1980)recién a partir del tramo que va de 26 a 35 años. SegúnM. Gómez y Contartese ese incremento no se debe a posi-bles mejores de las condiciones del mercado de trabajo,sino a la búsqueda de fuentes alternativas de ingresos(Gómez y Contartese, 1998).

    Al analizar la precarización laboral para cada año,según los rangos etarios definidos, se evidencia que estaha aumentado en forma dispar (cuadros 6 y 7).

    El aumento de la precarización que se produceentre los menores de 25 años, supera en forma notoria alpromedio: 35,2% para el rango de 13 a 17 años y 26,8%para el de 18 a 25. A partir de los 26 años el incrementocomienza a aproximarse a la media (17,3%) y va en dismi-

  • nución a medida que se incrementa la edad, llegando aalrededor de 10 puntos de diferencia en los últimos dostramos.

    Se desprende de los datos, entonces, no sólo elretraso en la incorporación al mercado de trabajo,10 sinotambién una merma notable en la calidad de los emple-os, fundamentalmente de los-as jóvenes: casi el 95% delos menores de 17 años y más del 50% de los-as que soncomprendidos-as por la franja de 18 a 25 años tienen tra-bajos precarios.

    Las nuevas condiciones del mundo del trabajotuvieron como consecuencia un mayor nivel de precariza-ción para los estratos más jóvenes, así como para lasmujeres. En el estudio Reformas laborales y precarizacióndel trabajo asalariado (Argentina 1990-2000), desarrolla-do por A. Salvia y AAVV, se constata asimismo “la mayorprobabilidad de caer en la precariedad por parte de losjóvenes en general y los nuevos trabajadores en particular(mujeres y jóvenes no jefes)”. Los-as autores-as agreganque el nivel educativo es la variable que mejor explica elincremento de la precariedad: “Los saltos principales enlos niveles de instrucción parecen mostrar cada vez mayorincidencia –como requisito formal– en la posibilidad deingresar o no a puestos de trabajo registrados” (Salvia etal, 2000: 160).

    2. Formas de organización

    En este apartado vamos a analizar las repercusionesque tuvieron los cambios en el mundo del trabajo en lasformas de organización de clase.

    Antunes afirma que se puede hablar de una crisisde los organismos sindicales, analizada específicamenteen los países occidentales industrializados. Allí se apreciauna tendencia a la reducción de la tasa de sindicalización(relación entre el número de sindicalizados-as y la pobla-ción asalariada) desde la década del ´80 (Antunes, 1999).

    Las tendencias del contexto en que se desarrolla talcrisis del sindicalismo se evidencian en:

    10 Este retraso puede adjudicar-se a una mayor permanencia enel sistema educativo. A este res-pecto ver: Monza, 1998.

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  • • Creciente individualización de las relaciones deltrabajo.

    • Tendencia a desregular y flexibilizar al límite elmercado de trabajo.

    • Agotamiento de los modelos sindicales vigentesen los países avanzados, (evidenciado en la magnitud deldesempleo estructural) que encaran cada vez más unaccionar defensivo, mantenido dentro del límite impues-to por las nuevas reglas del mercado laboral. Como con-tracara de este proceso, comienzan a surgir movimientossindicales alternativos, cuestionadores del papel encarna-do por el sindicalismo tradicional.

    • Tendencia a la burocratización e institucionaliza-ción de las entidades sindicales, cada vez más distantesde acciones anticapitalistas.

    • Métodos ideológicos y manipulatorios en aumen-to, empleados por el capital para restringir y aislar losmovimientos de izquierda, fundamentalmente a aquellosque hacen un cuestionamiento del sistema.

    A partir de los 90 se llevaron a cabo transformacio-nes estructurales con el objetivo profundizar la instalacióndel capital financiero como eje dinámico de la economía.La reestructuración de las relaciones de poder existentes ylas transformaciones operadas en el mundo del trabajo,tuvieron un claro correlato en las formas de organizaciónde clase.

    Las nuevas condiciones del mercado de trabajo conaltos niveles estructurales de desempleo, creciente preca-rización laboral, aumento de la pobreza y una distribu-ción regresiva del ingreso, funcionaron como factores dis-ciplinadores de clase. A estos se sumaron otros que tuvie-ron origen en las décadas anteriores, como las espiraleshiperinflacionarias y la represión y desaparición de perso-nas durante la última dictadura militar.

    Estos fenómenos se conjugan con lo que Pucciarellidenomina “individualización del trabajo” que se caracte-riza por el crecimiento y complejización de ocupacionesque no permiten fundar algún tipo de experiencia econó-mica-laboral compartida. Este proceso se origina por el

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  • crecimiento del cuentapropismo producto de la caída delempleo industrial y del trabajo asalariado, la flexibiliza-ción laboral y su consecuente incremento de la rotaciónde trabajadores de la ocupación a la desocupación. Lossectores populares se vuelven más heterogéneos, pierdenla centralidad y, en ese proceso, disminuye la capacidadde lucha para defender sus intereses corporativos y elgrado de autonomía política conquistado en el pasado(Pucciarelli, 1998). La fragmentación social se expresa enfalta de agrupamientos sociales que puedan ocupar losespacios que van quedando vacantes.

    Según Farinetti las mutaciones que se operan en elsindicalismo se deben por un lado, a la ruptura del siste-ma nacional de relaciones laborales que afecta su rol tra-dicional de interlocutor del gobierno y los empresarios; ypor el otro, a la pérdida de presencia de los sindicatos enel sistema político, ya que la consolidación del sistema departidos y el cambio de perfil del PJ fueron despojando alsindicalismo de su carácter de “columna vertebral” delperonismo (Farinetti, 1999).

    Paralelamente a la corrosión de las formas de orga-nización y movilización del movimiento obrero de antaño,se gestan otras nuevas.

    A partir del `90 los reclamos se tornan más defen-sivos, cobrando mayor relieve aquellos que se orientan alpago de salarios adeudados y por despidos. Durante esteperíodo se sostiene la tendencia que desplaza el conflictolaboral desde el área industrial hacia el sector públicomotorizada por efecto de las privatizaciones y de la des-centralización de los servicios, que provocaron una crisisen el sistema educativo y de salud.

    Los estallidos sociales iniciados en 1993 se caracte-rizaron por ser protagonizados por asalariados del sectorpúblico que demandaban el pago de salarios atrasados. Eldestinatario de la protesta eran los poderes políticos loca-les, acusados de corrupción. El discurso empleado, deorden moral, reflejaba el tono defensivo y venía a demos-trar la carencia de la estrategia de largo plazo indispensa-ble para socavar el basamento de la inequidad.

    A partir de 1994, cuando la crisis financiera impul-

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    só a las provincias a plegarse a las estrategias racionaliza-doras impuestas por el Pacto Fiscal, comenzaron a surgirlas consecuencias derivadas, fundamentalmente, de lasprivatizaciones de empresas estatales. Desde 1997comienza a gestarse un nuevo actor social, los piqueteros,cuya modalidad de protesta consiste en el corte de rutasnacionales. Los primeros cortes se efectuaron en las ciu-dades que articulaban su estructura de vida alrededor dela empresa YPF. Se produjo una heterogeneización de losprotagonistas, primando entre ellos grupos de trabajado-res-as desocupados-as que reclamaban soluciones a lafalta de trabajo. La protesta trascendía los límites locales,llegando al Estado nacional producto de las medidas par-ticulares, así como de la convocatoria a los medios decomunicación. La organización se caracterizaba por suhorizontalidad (las decisiones se tomaban en asambleas),la territorialidad daba la pertenencia y el tipo de lenguajeutilizado, en términos de derecho, logró conformar unaidentidad con un proyecto sostenido en el tiempo.

    La noción de ejército industrial de reserva resultacentral para comprender la posición ocupada por “los-aspiqueteros-as” en las relaciones sociales de explotación.En un contexto de creciente expulsión del mercado de tra-bajo, la reincorporación a las filas de los-as ocupados-asresultaba una remota posibilidad. La escasa solidaridadde los-as trabajadores-as ocupados-as para articular unarespuesta conjunta frente a esta situación muestra, a lasclaras, que estamos frente a lo que Marx definió comoclase en sí. Aquí se evidencia tanto la individualización,como la incidencia del disciplinamiento social y económi-co.

    En base al panorama hasta aquí descrito, podemosobservar cómo el cambio del modo de acumulación ope-rado a partir del 75, atravesó a la sociedad en su conjun-to. Se consolidaron nuevos actores económicos en lacúpula, instalando ciertos rasgos estructurales en la eco-nomía: un patrón de distribución del ingreso regresivo yuna creciente dependencia externa producto de la apertu-ra comercial, los compromisos asumidos con la deudaexterna y las necesidades de acumulación financiera. Los

  • cambios operados para garantizar la reproducción de estenuevo modelo tuvieron como resultado una transforma-ción sustancial del mundo del trabajo, signada por la cre-ciente desocupación y precarización laboral, implicandouna mutación en las formas de organización de clase.

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