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  • 8/3/2019 Cambiar las gafas para mirar el mundo

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    Cambiar las gafaspara mirar el mundo

    Una nueva cultura de la sostenibilidad

    Yayo Herrero, Fernando Cembranos y Marta Pascual (Coords.)

    Variosautores

    Coleccin Cartografas del Vivir

    1

    Cambiarlasgafasparamirarelmundo

    Una vez esquilmado el planeta, a las puertas dela ruina ecolgica y por lo tanto social y muycercanos a un previsible declive energtico todoello como resultado de la lgica econmica de lasociedad industrial, estamos obligados a revisarlos conceptos undamentales que nos han tradohasta aqu.

    Al igual que el eleante adulto del cuentopermanece atado a un minscula estaca porque

    aprendi de pequeo que no se poda mover,as permanecemos atados a las categorasculturales y mentales que aprendimos cuandola industrializacin era pequea en magnitud ytodava no era sucientemente destructora.

    Cambiar las gafas para mirar el mundo. Una

    nueva cultura de la sostenibilidadaborda una serie deconceptos y maneras de ver reeridas a aspectosesenciales como son la energa, la tecnologa, lainormacin, la realidad virtual, la economa, lamovilidad, el crecimiento, las necesidades humanas,el trabajo de las mujeres o la educacin, entre otras,que han de ser revisadas e incluso dadas la vuelta.Propone, tambin, ormas de mirar alternativas,construidas desde la perspectiva de una cultura dela sostenibilidad y de la justicia social.

    ISBN:978-84-936785-5-5

    Ecologistas en Accin es unaconederacin, ruto de la unicacin dems de 300 grupos ecologistas. Forma partedel llamado ecologismo social, que entiendeque los problemas medioambientales tienensu origen en un modelo de produccin yconsumo cada vez ms globalizado, del quederivan tambin otros problemas sociales,modelo que es necesario transormar si sequiere evitar la crisis ecolgica y la injusticiasocial.

    Para ello realiza campaas desensibilizacin, denuncias pblicas o legalescontra aquellas actuaciones que daanel medio ambiente, a la vez que elaboraalternativas concretas y viables en cada unode los mltiples mbitos en los que desarrollasu actividad. Pero siempre con criterios de

    equidad, de modo que la redistribucin yel reparto igualitario de la riqueza ocupenun lugar central. Y todo ello a travs dela colaboracin y el trabajo voluntario demuchas personas.

    www.ecologistasenaccion.org

    Libros en Accinnace como el proyectoeditorial de Ecologistas en Accin.Se plantea como un lugar de encuentro ydebate, de propuesta de alternativas a losconfictos que se han ido instalando entrela naturaleza y la sociedad actual. ParaEcologistas en Accin, sigue siendo necesarioel valor de la palabra impresa, de la capacidadde transmitir ideas que ayuden a transormarnuestra orma de vivir en el planeta. Ylos libros son la orma ms hermosa paraimaginar el nuevo mundo que queremoscrear.

    Cartografas del Vivir. Esta nuevacoleccin te invita a un viaje proundo y largo.Un viaje trazado tanto con mapa como conbrjula. Pensado para compartir, refexionary hacer. Hacia dnde encaminamos eseviaje? A mejorar nuestras opciones de vidadesde la creatividad colectiva e individual.Cartograas del Vivir, se plantea unaorientacin no paternalista del pensamientoy las prcticas: cmo hay que vivir para quenuestro viaje sea lo ms coherente posible?Las respuestas que sugerimos desde laspginas transitan en direcciones plurales, porcaminos y sendas alejados de las carreterasque nos llevan a la nada.

    Otros ttulos de Libros en Accin:

    Manual de JardineraEcolgica (3 edicin)

    Los confictossociales delcambio climtico

    Claves del ecologismosocial(2 edicin)

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    Una nueva cultura de la sostenibilidad

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    L

    ibrosen accion

    La editorial de

    Yayo Herrero, Fernando Cembranos y Marta Pascual(Coords.)

    Coautores: Fernando Cembranos, Yayo Herrero, Marta Pascual, AntonioHernndez, Charo Morn, Nerea Ramrez, lvaro Martnez de la Vega, Beatriz

    Errea, Jos Carlos Puentes, Mara Gonzlez, gueda Frriz, Mara G Teruel.

    Coleccin Cartograas del Vivir n 1

    Ttulo: Cambiar las gaas para mirar el mundo.Una nueva cultura de la sostenibilidad

    Coordinado por:Yayo Herrero, Fernando Cembranos y Marta PascualCoautores: Fernando Cembranos, Yayo Herrero, Marta Pascual, Antonio Hernndez,Charo Morn, Nerea Ramrez, lvaro Martnez de l a Vega, Beatriz Errea, Jos CarlosPuentes, Mara Gonzlez, gueda Frriz, Mara G Teruel.

    Agradecimientos: Jos ngel Medina, Alonso Sanz, Fernando Ballenilla, Luis Rico,Paco Segura, Jos Miguel Lorenzo, Ramn Fernndez.

    Idea original, maquetacin y produccin: Ecologistas en Accin

    Cubierta: Acrlico sobre lienzo de Lognatanael R (Natanael Robledo)

    Edita: Libros en AccinLa editorial de Ecologistas en Accin,C/ Marqus de Legans 12, 28004 Madrid, Tel: 915312739,Fax: 915312611, [email protected]

    Ecologistas en Accin y los autores/as

    Primera edicin: ebrero 2011

    Impreso en papel 100% reciclado, ecolgico, sin cloro.

    ISBN: 978-84-936785-5-5Depsito Legal: M-6167-2011

    Este libro est bajo una licencia Reconocimiento-No comercial-Compartir bajo la misma licencia 3.0 Espaa de CreativeCommons. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/es/

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    A Ramn Fernndez Durn,nuestro querido y sabio

    abricante de gaas

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    ndice

    Prlogo: Un bar en la calle San Bernardo, 13Por Jorge Riechmann

    Nota introductoria 15

    1. La necesidad de cambiar de gaas ante las sealesde insostenibilidad 23La necesidad de cambiar de gaas 19Seales de insostenibilidad 23Crecimiento innito en un planeta nito. El olvido de los lmites 28Un problema de velocidad y de tiempo 31No somos los nicos habitantes de la Tierra 33Exportando las consecuencias del modelo de desarrollo al resto del mundo 35Por qu no somos conscientes del desastre? 37Un sistema capitalista que verdea 38Hay esperanza? 39

    2. Aprender de la vida: principios de la sostenibilidad 43La ignorancia sobre el uncionamiento bsico de la vida 44La vida como sistema 45Un equilibrio aparente: entre la conservacin y el cambio 46La especie humana, sa recin llegada a la aventura planetaria 68Seguir los pasos de la naturaleza, la empresa ms antigua y exitosa de la historia 68

    3. Hacia otro modelo de conocimiento 81

    Las caractersticas de la ciencia moderna: la pretensin de objetividad, demedida, la experimentacin y el mecanicismo 82Y la visin mecnica se extendi a la economa 84Las consecuencias del paradigma mecanicista-reduccionista 85La superacin del paradigma de la ciencia moderna 90Ciencia y mercado 93

    4. La e ciega en la tecnologa 97La religin tecnolgica 97El paradigma tecnolgico 99El problema de la megatecnologa en un sistema de mercado 106

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    Consecuencias casi seguras de la imposicin de la tecnologa 108La importancia del punto de vista crtico y negativo 108Algunas recomendaciones para tomar posicin ante las tecnologas 109Otra tecnologa es posible 110

    5. La energa. Ms all del petrleo 113Historia de la humanidad y del consumo de energa 113Entropa y velocidad. Las limitaciones sicas 115

    Tasa de retorno y ley de rendimientos decrecientes 118El pico del petrleo 120Ilusiones, intenciones y posibilidades 122La eciencia de la otosntesis 123Factores limitantes 124Radiaciones y vida 125La perspectiva tecnolgica de las energas renovables 126Reduccin o muerte 129

    6. El cambio de paradigma econmico 133La mitologa de la economa convencional 133La crtica ecolgica a la teora econmica convencional 139Hacia otro paradigma econmico: la economa ecolgica 143

    7. Movilidad masiva en una naturaleza lenta 149Cmo se traslada la naturaleza 149El automvil, smbolo del desarrollo 152Coche, capitalismo y negocios aledaos 153La devocin por el automvil 158El enmeno del turismo 161Patologas de la hipermovilidad motorizada 162Caminos para cambiar el rumbo 164

    8. Las necesidades humanas y las ormas de resolverlas 169La necesidad de discutir sobre las necesidades 169Las necesidades importantes 170Necesidades y satisactores 172

    Tipos de satisactores 173La dinmica de las necesidades en el actual modelo de desarrollo 175

    9. La centralidad de los cuidados, las mujeres y la sostenibilidad 181La lgica del mercado y la lgica del cuidado 182Una cultura que parte en dos 183Cmo se mantiene la vida humana. Trabajos invisibles. 185Economa eminista: la denuncia de un champin 188Repensar el trabajo 190Crisis de los cuidados 193Deuda ecolgica y deuda de los cuidados 195

    Las mujeres en la deensa de la naturaleza y la sociedad 196Ecoeminismos: la rehabilitacin de las invisibles 198La sostenibilidad necesita de las mujeres 200

    10. Pobreza y sostenibilidad 203Interpretaciones dominantes de la pobreza 204Mitos que relacionan el desarrollo econmico y la erradicacin de la pobreza 207La exclusin en el mundo desarrollado 209

    El discurso del aqu no cabemos todos 212Miradas no etnocntricas de la pobreza 212Vieja y nueva construccin de la escasez 216La pobreza de Gaia 219Riqueza para todos en un mundo lleno? 221Las luchas por la tierra 224Un cambio de modo de vida 227

    11. La escapada virtual 233La primera escapada ue del territorio natural a los entornos articiales 235Las dierentes clases de pantallas 236La televisin y el deterioro del territorio 237El enmeno virtual en nuestros cerebros 238

    El eecto de la tele en las relaciones sociales 242La naturaleza comercial de la televisin y la concentracin de poder 243Las representaciones sociales y el pensamiento nico 244Televisin y educacin para la sostenibilidad 246Los video-juegos 247

    12. La denominada Sociedad de la Inormacin 251Prdidas de inormacin 251La inormacin en la biosera y en el cerebro humano 255Inormacin y distancia 258El carcter comercial de la inormacin 259

    13. Aprender de las culturas que han vivido en paz con su territorio 263Abandonar un peligroso concepto de progreso 264

    Recuperar lo que perdimos 271Los pueblos indgenas: guardianes de la memoria biocultural 275Aprender de otras culturas 281

    14. Menos para vivir bien: el conicto del crecimiento 283Obligacin de crecer 284El crecimiento ilimitado no es posible en un planeta con lmites 286Lmites, termodinmica y crecimiento: el desorden se acelera 287Adems de no ser posible, el crecimiento econmico no es deseable 289La sociedad del crecimiento crea un bienestar ilusorio 291Intentos de conciliar lo irreconciliable 293

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    cuid de que no se ahogara en su propia saliva, pidi agua para mojarle la rente, loacompa hasta que se repuso y pudieron salir del bar. Yo haba interpretado malsu papel hasta ese momento: ella era la protectora, no quien necesitaba proteccin.

    Hace aos que propuse como consigna: todos somos minusvlidos. Cada da quepasa me convenzo ms de ello. Pero la cultura dominante, lejos de tomar concienciade esa condicin necesitada y dependiente del ser humano, nos induce a ensueosde omnipotencia (a menudo alimentando antasas tecnlatras y mercadlatras).Necesitamos, sin duda, cambiar las gaas con que miramos el mundo. Pero hacerlo

    es muy dicil: no hay ptica suministradora de gaasprt porterdonde podamoscomprar lucidez a buen precio. No se trata de sustituir una construccin ideolgicapor otra, sino de emprender un laborioso trabajo de revisin crtica de los valores ycreencias dadas, que hoy nos estn equivocando terrib lemente. Nos equivocamostanto en lo sociocultural, lo poltico, lo econmico, lo ecolgico como yo errabaal juzgar la situacin de la mujer enana.

    El libro que tienes entre las manos, curiosa lectora, amable lector, es una buenaherramienta para ese dicil trabajo de puesta en entredicho, autocuestionamientoy construccin alternativa.

    Sabemos desde hace mucho que las catstroes sociales pueden desencade-narse en un lapso de apenas unos aos. Ahora sabemos tambin que las peorescatstroes ecolgicas grandes cambios climticos, por ejemplo pueden ocurrir

    en un lapso de slo decenios. Estamos en la cuenta atrs.En cierto radical sentido, no hay buenos y malos... hay seres perdidos en unviaje proceloso. (Una parte importante de lo que adviene al mundo como maldadprocede de no reconocer ese carcter de extravo que pertenece a la condicinhumana). Nuestra nica posibilidad de llegar a buen puerto es ayudarnos unos aotros.

    Madrid, 7 de noviembre de 2010

    Nota introductoria

    El presente libro aborda una serie de categoras mentales y culturales reeridas aaspectos esenciales como son la energa, la tecnologa, la inormacin, la realidad virtual, la economa, la movilidad, el crecimiento, las necesidades humanas, eltrabajo de las mujeres o la educacin, entre otras, que han de ser modicadas. Seproponen ormas de mirar alternativas, construidas desde la perspectiva de unacultura de la sostenibilidad.

    Los quince captulos de los que consta este libro estn pensados para poder serledos, tambin, de orma independiente y en orden no secuencial.

    El primer captulo plantea la necesidad de cambiar de gaas ante el pano-f

    rama de insostenibilidad creciente. De seguir en la direccin actual ser muydicil la supervivencia y la vida buena de la mayor parte de los seres humanos,de numerosos seres vivos y de la gran mayora de los ecosistemas que hanpermitido la vida que conocemos.

    El segundo captulo presenta algunas leyes de la sostenibilidad y del uncio-fnamiento de la naturaleza con el n de poder tomarlas como reerencia y puntode apoyo en la refexin que el libro propone. La naturaleza cierra los ciclos demateriales, convirtiendo los residuos de un ciclo en recursos del siguiente, usala energa procedente del sol, se mueve en su mayor parte cerca y lentamente,justo lo opuesto a la sociedad industrial. Es imprescindible tomar como reeren-te las dinmicas esenciales de la naturaleza, pues llevan muchos ms aos deensayo y ajuste que las de nuestra sociedad basada en el combustible sil.

    El captulo tercero critica parte de los supuestos con los que la ciencia al usofanaliza y experimenta los enmenos ignorando la complejidad de la vida.

    El captulo cuarto pone en duda la utilidad de la e ciega que el pensamientofnico ha puesto en la tecnologa para resolver los problemas que estn dete-riorando la biosera.

    El captulo quinto se reere a la energa, un recurso cada vez ms necesariofpara la cultura dominante. Lo que la sociedad industrial ha hecho no es otra

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    notaintroduCtoria

    cosa que descubrir, extraer y dilapidar la energa que la biosera haba alma-cenado lentamente en sus entraas. Tras tres siglos de consumo creciente desta, se plantea por primera vez de orma general la necesidad de aprender avivir con menos energa.

    En el captulo sexto se critica el estrecho, distorsionado e interesado campofde visin de la economa convencional, que sirve habitualmente de gua paratomar decisiones clave y orientar las polticas de los gobiernos. La economa

    ecolgica orece la posibilidad de mirar en un campo ms amplio, ms relevantepara las cuestiones clave (como es la supervivencia) y mejor undamentado. Paradecidir sobre las cosas importantes es ms til poner atencin en la biodiversi-dad, el aire o el suelo que en los indicadores de la bolsa de Nueva York.

    En el captulo sptimo se analiza la generalizacin y naturalizacin de unafmovilidad creciente. Parece naturalaspirar a seguir aumentando las distancias, lavelocidad y el transporte de personas y mercancas sobre la corteza terrestre yla atmsera, a pesar que ya se han sobrepasado los lmites de movilidad que labiosera puede asumir sin resquebrajarse. La cultura de la sostenibilidad valora,al igual que la naturaleza, la proximidad y la lentitud de la mayor parte de lostransportes y transormaciones.

    En el captulo octavo se expresa la importancia de refexionar sobre lasfnecesidades humanas y distinguir lo que es y lo que no es necesario. Se anali-za cmo el mercado no slo da la espalda a esta discusin, sino que tiende aexpandirse apoyndose en la produccin cosas innecesarias.

    El captulo noveno reconceptualiza el concepto de trabajo desde la perspec-ftiva de la economa de los cuidados (una de las aportaciones relevantes de laeconoma eminista). Esta propugna poner en el centro del sistema econmicola resolucin de las necesidades y el mantenimiento de la vida en lugar de laobtencin de benecios monetarios.

    El captulo dcimo muestra un nuevo tipo de exclusin social, esto es, laf

    exclusin ecolgica. Ms importante an que disponer de renta es tener la basesica y ecosistmica necesaria para vivir. El concepto tradicional de pobreza semuestra como un concepto insuciente en un mundo en el que para sobre-vivir con dignidad y equidad va a ser necesaria una vida ms austera, menoscontaminante y menos energvora.

    El captulo once analiza laf coincidencia entre el crecimiento y exaltacin delmundo virtual y las pantallas por un lado, y el deterioro del territorio por otro.Se problematiza el hecho de que cada vez se mire ms a las pantallas (ms de5 horas al da entre TV, video-juegos y ordenador) y se dedique menos tiempo

    a las relaciones interpersonales directas y con el territorio sico prximo.

    En el captulo doce se pone en cuestin el concepto def sociedad de lainormacin, presentando algunas prdidas de inormacin esenciales para lasostenibilidad, producidas por la sociedad tecno-industrial.

    El captulo trece dirige la mirada a las aportaciones que pueden realizar lasfhoy denominadas culturas atrasadas, unas culturas que adems de ser menos de-

    voradoras de energa y recursos y producir menos desorden, han mostrado unacapacidad de asegurar la supervivencia mayor que las sociedades avanzadas.

    El captulo catorce presenta el concepto de decrecimiento como un mensajefnecesario y provocador para un mundo que ha ado al crecimiento econmicola resolucin de los problemas principales tanto de orden social como ecolgico.Sin embargo el crecimiento est conduciendo al deterioro y a la destruccin delas condiciones esenciales de la vida. Las refexiones en torno al decrecimientopermiten articular numerosos esuerzos, iniciativas, visiones y movimientos quetrabajan a avor de la justicia y la sostenibilidad.

    El ltimo captulo analiza el papel de la escuela mayoritaria en la diusinf

    del pensamiento nico y propone una serie de criterios para una necesariaalabetizacin ecolgica y una educacin para la sostenibilidad.

    Desde luego no basta con cambiar las gaaspara modicar la realidad, pero unasbuenas gaas permitirn otear mejor el horizonte para saber hacia dnde dirigirsey por qu camino.

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    1La necesidad de cambiar degafas

    ante las seales de insostenibilidad

    La necesidad de cambiar degafas

    Hasta hace bien poco, cuando se les preguntaba a las personas mayores de lospases desarrolladossi crean que sus hijos e hijas viviran mejor que ellas, la granmayora responda que s. Desde hace poco, cuando se le pregunta a la gente notan mayor si cree que sus hijos e hijas vivirn mejor que ellos casi nadie se atreve adecir que s. Quiz porque empiezan a intuir los daos que la civilizacin est cau-sando al planeta. A pesar de las constantes alabanzas a la tecnologa y al progreso,realizadas sobre todo en los medios de comunicacin, existe la sospecha, cada vez

    ms extendida, de que no se puede continuar con este modelo de produccin yconsumo por mucho tiempo. Comienza a atisbarse la idea de que se estn supe-rando lmites que nunca tendran que haberse ignorado ni traspasado.

    Las percepciones bsicas sobre el deterioro de los ros, los valles, los pozos, lossuelos, las costas, el aire, los bosques, los animales, los ecosistemas, chocan con lacelebracin de la tecnologa y el desarrollo, creando un sombra de inquietud enlos pases enriquecidos y un desgarro en los empobrecidos.

    Las soluciones que se proponen suelen ser siempre las mismas: construir msinraestructuras, desarrollar tecnologas complejas, aumentar la produccin, esti-mular el crecimiento... Con ello tal vez se podrn resolver, segn se dice, algunosde los daos. El resultado, sin embargo, es que el deterioro ecolgico crece a unavelocidad cada vez mayor.

    Quien ha tenido que caminar sobre el barro cada vez que llova est encantadocon el asalto y ver siempre bien nuevas ampliaciones de la supercie asaltada,porque hasta hace poco lo que sobraba era tierra. Quien ha tenido que acarreara sus espaldas lea desde lejos todos los das, est encantado con su camin yver con complicidad que haya cada vez ms camiones acarreando objetos de acpara all. Quien ha lavado paales en un lavadero con temperaturas prximas ala congelacin estar encantada con la caldera de gas, y no le parecer mal queest todo el da encendida.

    Las mejoras vividas o percibidas han aanzado los esquemas (las gaas) conlas que miramos la realidad. Si algo es bueno, pensamos, entonces ms de lomismo ser mejor. Desde esta lgica es posible ver con buenos ojos la movilidad

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    creciente, la produccin creciente, el consumo creciente, el comercio internacionalcreciente, y por supuesto el crecimiento continuado.

    Pero la Tierra no es creciente sino dinmicamente estable. Y ya ha enseado suslmites. Las dicultades para extraer petrleo en las mismas cantidades que en elpasado, la uerte reduccin de la biodiversidad, el cambio climtico generado porel ser humano, la contaminacin de los ocanos, la cementacin y deserticacinde una parte creciente del territorio son signos de los lmites de la biosera.

    Lo que quiz era bueno en pequeas cantidades puede no serlo si las cantida-

    des son grandes. Casi nada sigue la regla del cuanto ms mejor. Hay un momentoen que el exceso de lo bueno se convierte en malo. En la naturaleza muy pocasunciones son lineales. Asaltar un poco quiz sea bueno, pero asaltar muchose convierte en un problema. Moverse un poco est bien, pero moverse muchoest resultando letal para la supervivencia de los ecosistemas. Cortar lea es tilpara calentarse, pero si se corta demasiada tal vez desaparezca el bosque delque se sacaba la lea. Hoy la movilidad, la extraccin de materiales, el excesode produccin y buena parte de la agricultura industrial estn incapacitandoprogresivamente a la biosera para que pueda seguir dando cobijo al ser huma-no. Lo que era bueno en un mundo abundante puede convertirse en malo enun mundo esquilmado y escaso. Lo que era insignicante o indierente en unplaneta sano puede ser muy perjudicial para un planeta enermo. El cncer es elcrecimiento en exceso de determinadas clulas. Tal vez el llamado desarrollo seaun crecimiento en exceso.

    Estamos presos de nuestra propia cultura, de nuestra manera de entender elmundo, de las categoras mentales con las que organizamos la percepcin. Somoshijos e hijas de los supuestos que aprendimos heredados de la primera industria-lizacin.

    Al igual que el eleante adulto del circo permanece atado a un minscula estacaporque aprendi de pequeo que no se poda mover, as permanecemos atadosa las categoras culturales y mentales que aprendimos cuando la industrializacinera pequea en magnitud y todava no era sucientemente destructora. Cuandouna categora cultural o esquema mental unciona tiende a reorzarse. Sin embargouna vez que se ha reorzado resulta muy dicil desprenderse de ella aunque enla prctica resulte incorrecta o contraproducente. Si se desprendiera de su mirada

    aprendida de pequeo el eleante podra darle una patada a la estaca. Nosotrosy nosotras tambin.Se denomina eecto bordeal enmeno que nos hace incapaces de ver un cam-

    bio sustancial debido a que se ha alcanzado mediante pequeos incrementos. Larana se muere incapaz de apreciar los cambios cuando se calienta poco a poco elcaldero en el que se encuentra. Una persona entra en un concesionario de cochescon la idea de comprarse un modelo que, an con esuerzo, se ajuste a sus ingresoseconmicos. El vendedor, conocedor de este eecto, le va proponiendo pequeasmejoras (llantas, climatizador, tapicera, etc.) y cuando ya la tiene convencida ledice: claro que por un poco ms puede usted llevarse un modelo superior, que

    ya es un verdadero coche. Un pequeo esuerzo ms y tengo un verdaderocoche, piensa la persona compradora. Finalmente sale del concesionario unpoco preocupada, pero satisecha. Acaba de comprar algo que no haba previstoy que sin embargo no podr pagar o le mantendr atado durante los prximoscinco aos. Por un poco ms. Los pequeos incrementos han impedido ver lamodicacin en trminos absolutos. Es posible que tenga que vender el cochepara comprar la gasolina.

    Poco a poco, pero cada vez a mayor velocidad, se ha ido destruyendo la base

    biolgica sobre la que poder vivir. La capacidad de carga de la Tierra ha sidotraspasada, pues hemos pasado de vivir del intersa esquilmar el capitalnatural.Los pequeos incrementos han hecho posible que cambios enormes pasaran casidesapercibidos. El eecto borde ha dicultado ver el balance global en muchas delas variables imprescindibles para la vida.

    A menudo las categoras culturales y mentales alcanzan un campo de visinpequeo y nos impiden ver la totalidad. Cuentan de un borracho que buscabadesesperado las llaves perdidas alrededor de una arola. Un pareja que pasaba porall le anim a que buscara ms lejos, por ejemplo debajo de los coches aparcadoso entre los contenedores y l contest que no, pues all no haba bastante luz. Enocasiones las categoras culturales se quedan cortas. Slo dejan ver la parte de larealidad que enoca la arola. Se mira slo en el campo que queda delimitado porla categora. Por eso muchas personas piensan que las ciudades de la India sonms sucias que las europeas. Simplemente contabilizan la suciedad que se ve. Labasura generada en las urbes europeas, aunque es muy superior, se ve menos.Mancha y contamina ms lejos, ms abajo o ms arriba. Lo mismo pasa con lahigiene compulsiva: mientras limpias tu cuerpo ensucias el planeta con productosqumicos, pero esta segunda parte no queda iluminada por la arola. En buenamedida esto le pasa a la economa convencional. Slo permite ver aquello quees comercializado y contabilizado en dinero. Lo que cae uera de sus cuentas sonexternalidades: la calidad del suelo, la diversidad biolgica, el orden radiactivo, elaecto, la identidad de una comunidad, la vida de quienes tienen poca renta, lade las siguientes generaciones o el trabajo de muchas mujeres, no son aspectosiluminadospor la luz de la economa. Y sin embargo desde este estrecho campode visin, materializado en el PIB o en los indicadores de la bolsa, se elaboran

    las polticas y se toman las decisiones ms importantes de los gobiernos y lasempresas.Muchas de estas categoras mentales operan como supuestos no discutibles.

    Conguran nuestra cultura sin ser puestas en tela de juicio. Parece uera de todaduda que la historia siempre va de peor a mejor, que la gente comn manejacada vez ms inormacin, que el progreso tecnolg ico nos va a hacer vivir mejor,que es deseable aumentar la produccin, que el desarrollo de los pases ricos esbueno para todos los pases, que el crecimiento econmico nos har tener menosdicultades. Muchos supuestos ueron instalados en la base de la cultura bastantesaos atrs: creced y multiplicaos. Otros son ms recientes: lo ms importante

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    es la economa o el crecimiento econmico es un bien.Muchas de estas categoras mentales permanecen en nuestros cerebros por

    inercia an cuando estn desadaptadas, pero otras han sido y estn siendo inten-cionalmente implantadas. Son uncionales al mantenimiento de los privilegios delpoder. Son parte de la ideologa dominante.

    A estas alturas debera verse como un sinsentido que los gobiernos subven-cionen a quienes cambian rpidamente de automvil. Sin embargo a muchaspersonas les parece razonableque los ondos pblicos se usen para apoyar a las

    empresas ms grandes del planeta porque esto sirve, dicen, para mantener lospuestos de trabajo. Las empresas ms grandes del planeta sin embargo son las queproporcionalmente menos mano de obra acogen, por eso, entre otras cosas, sonlas ms grandes. Puestos a subvencionar empleos, los ondos podran destinarsepor ejemplo a la recuperacin de ecosistemas imprescindibles o la produccinartesanal, ms intensivas en mano de obra que las cadenas de montaje.

    Del mismo modo carece de toda lgica que cada maana se crucen en lascarreteras camiones de galletas en recorridos opuestos de muchos kilmetros.Desde un punto de vista ecolgico no tiene sentido realizar estos transportes delarga distancia para poder ingerir unos pocos hidratos de carbono venidos de lejos,en la cocina de tu casa. Un automvil todo-terreno es una mquina que mueve2.500 kilos para transportar 90. No parece el colmo de la eciencia. Sin embargotodas stas son cosas que se nos antojan normales.

    No da igual acionarse a correr en ralliesque hacerpuenting (tirarse desde unpuente con una cuerda semielstica). Para la cultura normalson dos maneras dehacer deporte, dos hobbies, dos ormas legtimas de entretenerse. Una cultura dela sostenibilidad, sin embargo, las ve de orma muy dierente. Si bien es cierto queambas distraen y producen satisaccin poniendo el sistema nervioso al lmite, laprimera requiere una uerte cantidad de energa, asla los ecosistemas, ahuyenta alos animales a algunos de orma denitiva produce residuos y contaminacin,slo puede practicarse con una uerte dependencia tecnolgica, es incompatiblecon que otras personas realicen otras actividades... mientras que la segunda, elpuenting, aprovecha una construccin que se ha realizado para otros nes, utilizala energa del propio cuerpo, apenas contamina y es compatible con la vida de losecosistemas. Un cambio de gaashacia una cultura de la sostenibilidad permitira

    ver la dierencia. Hoy este cambio cultural es ya una cuestin de supervivencia.Siguiendo con los ejemplos degaascon las que comprendemos el mundo, noes lo mismo hablar de produccin que hablar de extraccin. La economa que seestudia en las universidades y se diunde en los medios de comunicacin conundeambos conceptos. Por eso utiliza denominaciones tales como pases productoresde petrleo o produccin neta de minerales, cuando en realidad debera decirsepases extractores de petrleo o extraccin irreversible de minerales. Extraerlleva a la categora mental ms genrica de restar, mientras que el concepto deproduccin lleva a la de sumar. Esta conusin es atal para hacer las verdaderascuentas del progreso. Una buena parte del progreso no es otra cosa que sustraer

    los recursos de sus depsitos y esquilmarlos para siempre.El pensamiento nico propone la economa como el eje central de percepcin

    y valoracin de la realidad y descarta aquello que no se traduce en beneciosmonetarios, que para este reducido campo de visin son externalidades. Lo quela economa llama externalidades muchas veces son, desde el punto de vistade la cultura de la sostenibilidad, las cosas esenciales o centrales. El trabajo dereproduccin de la naturaleza es marginal en la economa, excepto cuando se lepuede sacar provecho comercial, sin embargo nos abre la posibilidad de seguir

    viviendo. El trabajo de muchas mujeres del planeta dedicado a la alimentacin,crianza y cuidado de las personas, no se contabiliza, e incluso puede llegar a noconsiderarse trabajo o actividad. Los trabajadores asalariados, para la economaconvencional, llegan a la puerta de la ocina sanos y alimentados como por artede magia.

    Los indicadores de la economa neoclsica no distinguen entre produccinde cosas necesarias y produccin de cosas superfuas y con recuencia dan msvalor a las que, adems de innecesarias, son contraproducentes desde un puntode vista ecolgico. Ir y volver en avin en el da, desde Pars o Barcelona, paracomer con los amigos en Venecia, es valorado por la economa como un signode buena vida. Sin embargo para una cultura de la sostenibilidad es un signo demuerte. Pero todava no hemos incorporado las categoras esenciales necesariaspara darnos cuenta de ello.

    Seales de insostenibilidad

    No slo se ha tocado techo en los consumos esenciales de materiales y energa,sino que hemos sobrepasado de largo la biocapacidad de nuestro planeta. Labiosera se muestra incapaz de absorber los materiales desordenadospor el vorazmetabolismo de la sociedad industrial. Nos encontramos ante una crisis ecolgica demagnitudes hasta ahora desconocidas. Ms de la mitad de las supercies cultivablesdel mundo estn degradadas debido a la agricultura intensiva, la deorestacin yla contaminacin industrial. Una buena parte de las especies animales de nuestroimaginario colectivo ha reducido uertemente sus poblaciones o estn en peligrode extincin.

    Todo esto ocurre en unas circunstancias de uer te desigualdad social, en las quelos derechos a la tierra, la alimentacin, el agua o la atencin sanitaria de una partecreciente de la humanidad se ven vulnerados a causa del sobreconsumo de unaminora que necesariamente se ir reduciendo, ya que su despilarro se apoya enunos recursos disponibles globalmente decrecientes.

    Examinemos un poco ms de cerca tres procesos de insostenibilidad que em-piezan a hacerse visibles:

    El declive energticofEl cambio climticofLa crisis alimentariaf

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    El declive energtico

    Durante ms de medio siglo se han despreciado las tesis de Hubbert, uncientico que pronostic que se reducira la capacidad de extraer petrleo aprincipios del siglo XXI. A pesar del descubrimiento de yacimientos nuevos,la capacidad de extraer combustibles siles y de abrir nuevos pozos empiezaa ser decreciente y a estar por debajo de la demanda. El nuevo petrleo esde ms dicil acceso y su extraccin resulta ms costosa y menos rentable.

    El llamadopico del petrleo es el momento en el cual la extraccin empiezaa decaer. Parece que ese momento est llegando, si es que no estamos ya enl. Muchos de los yacimientos actuales obligan a hacer prospecciones msproundas, a crear plataormas en medio del mar o a procesos de depuracinmuy costosos. Ante este horizonte de declive incluso las empresas petrolerasempiezan a sopesar y recurrir a uentes de energa alternativasque permitanmantener el creciente negocio de la energa, recurriendo por ejemplo a laenerga solar, la elica o a la biomasa. Ninguna de ellas, sin embargo, parecetener el poder energtico de las energas siles. Y adems cuentan con lmitessicos en los materiales necesarios para abricar los aparatos que permiten lacaptacin y acumulacin de las llamadas energas renovables.

    Nuestro mundo ha crecido al abrigo de la energa barata y aparentementeinagotable que proporcionaba el petrleo. ste ha servido para mover m-

    quinas e impulsar vehculos de automocin, para producir electricidad, hapermitido trasportarnos a largas distancias y comer a diario alimentos baratosproducidos al otro lado del mundo. Los combustibles siles son imprescin-dibles en la agricultura intensiva y en la produccin de insumos agrcolas, loson tambin en la abricacin de ropas, casas, muebles, carreteras, envasesVivimos en un mundo construido con petrleo y hay quien ha llegado a decirque comemospetrleo, dado el grado de dependencia que la produccin dealimentos tiene de este combustible. Pues bien, este regalo de la Tierra estempezando a mostrar su declive, y con ello se hace inviable el modo de vidaque hemos construido.

    Se habla de la energa nuclear como alternativa, tambin de los biocom-bustibles pero no es posible abastecer el actual nivel de voracidad energ-tica sin contar con los combustibles siles. Y esto sin contar con el peligroasociado la larga vida de los residuos radiactivos que hipoteca el uturo degeneraciones, o a la necesidad de suprimir tierras dedicadas a la alimentaciny ocuparlas en dar de comera los coches

    En todo caso no slo el petrleo parece tener un pico de mxima pro-duccin. Lo tienen tambin otros materiales como el gas, el carbn o eluranio. Los clculos realizados apuntan a que estos picos no estn lejanosen el tiempo. Por todo esto estamos a las puertas de cambios importantesen la orma de estar en el mundo. Sin embargo el horizonte y la orma detransitar hacia esa nueva disponibilidad energtica pueden adoptar rmulasmuy dierentes.

    El cambio climtico

    Se utiliza el trmino eecto invernadero para sealar una uncin esencial de laatmsera que consiste en calentar la supercie de la Tierra. La atmsera es casitransparente a la luz que llega del sol (la luz visible e inrarroja de onda corta).La mayor parte de la energa solar es absorbida y posteriormente devuelta a laatmsera, donde una parte se transorma en calor al ser captada por algunos gasespresentes en ella. La atmsera, gracias a estos gases, acta como una manta que

    al retenerparte de la energa del sol que pretende escapar de ella, impide que laTierra se enre.El eecto invernadero natural es importante, pues sin l la media de la

    temperatura en la supercie de la Tierra sera de -18 C. El problema es quelas concentraciones en la atmsera de esos gases capaces de retener los r ayosinrarrojos terrestres (dixido de carbono, metano, xido nitroso, CFC u ozo-no) y mantener el calor estn siendo alteradas por las dinmicas de la sociedaddesarrollada.

    Actualmente, las concentraciones de estos gases se han disparado por lo que lacantidad de calor que atrapan es mucho mayor y este incremento est provocandouna elevacin de la temperatura global terrestre.

    El gas de mayor infuencia en este proceso es el dixido de carbono, el CO 2,cuya emisin a la atmsera ha crecido bruscamente en la sociedad industrial debido

    principalmente a la quema de combustibles siles y a la intensa deorestacin. Estaemisin excesiva de CO2 crece a un ritmo tal que no es posible su regulacin pormedio de los mecanismos naturales que antes lo hacan: la accin de la otosntesisy el almacenamiento subterrneo y marino.

    El aumento del eecto invernadero debido a la transormacin del suelo y almetabolismo de la sociedad industrial tiene como consecuencia un calentamientosignicativo de la atmsera terrestre, que est provocando un cambio del clima.Esto se traduce en la alteracin global de los regmenes de precipitaciones (canti-dad de lluvias y su distribucin, enmenos catastrcos), de las dinmicas de lasaguas marinas (nivel, temperatura, corrientes), de las interacciones que se dan enlos ecosistemas, adems de un cambio importante en la distribucin de tierras ymares por el ascenso del nivel del mar.

    Este enmeno tiene consecuencias mucho ms graves de las pueden ima-ginarse de orma intuitiva. Aunque los clculos son muy complejos, se estimaque en el siglo XX la temperatura media del planeta ha aumentado en msde medio grado. Una subida de temperatura as puede parecer a mucha genteun asunto perectamente soportable. Y ms an disponiendo de aire acondi-cionado en casa. Pero las transormaciones asociadas van mucho ms all deltermmetro. Al igual que en nuestro cuerpo la dierencia entre tener 37 y tener38 C supone un desarreglo global de nuestras unciones vitales y marca larontera entre estar sano y estar enermo, en el planeta el mantenimiento de lastemperaturas y en denitiva la regulacin del clima es un enmeno complejoy rgil del que depende no slo nuestro bienestar climtico, sino tambin la

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    saludde la biosera.La subida rpida de la temperatura media del planeta provoca cambios en los

    ciclos de vida de muchos animales y plantas que, sin tiempo para la readaptacin,sern incapaces de alimentarse o de reproducirse. Tambin supone la reaparicin deenermedades ya erradicadas en determinadas latitudes. La alteracin del rg imende lluvias implica sequas y lluvias torrenciales que dicultan gravemente la super-vivencia de las poblaciones que practican la agricultura y ganadera de subsistencia.La reduccin de las poblaciones de determinadas especies animales y vegetales

    repercute en la supervivencia de otras especies dependientes de stas, y la cadenade interdependencias arrastra a todo su ecosistema. Estos cambios necesariamentedicultan la produccin de alimentos para los seres humanos (recordemos que nosseguimos alimentando de seres vivos).

    El deshielo de los polos derivar en la inundacin progresiva de las costas yla prdida de hbitat de sus pobladores. Con el derretimiento de los glaciaresen grandes zonas montaosas como el Himalaya o los Andes, disminuirn lasreservas de agua, aectando a los suministros de una gran parte de la poblacinmundial que actualmente vive del agua producida por el deshielo en estascordilleras. En otras zonas la elevacin del mar provocar que cada ao entredecenas y cientos de millones de personas se vean aectadas por las inunda-ciones. Una quinta parte de Bangladesh, gran parte de Vietnam y numerosasislas del Pacco y del Caribe corren grave riesgo de desaparecer bajo las aguas.Una parte signicativa de la poblacin del planeta vive junto al mar. En muchosotros lugares, especialmente en las reas tropicales, el calentamiento provocar oincrementar enmenos meteorolgicos regionales como el Nio o el Monzn,causantes de inundaciones. Con la intensicacin de los perodos de sequa y elincremento de las temperaturas se prev una reduccin en el rendimiento de lascosechas que aectar al mundo entero. Todo ello tendr eectos negativos en lasalud y bienestar de millones de personas, sobre todo en aquellas poblacionescon mayor ragilidad. La disminucin y redistribucin de los recursos suele traerguerras asociadas.

    El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climtico (IPCC,por sus siglas en ingls), un grupo internacional de cientcos que representa al99% de la comunidad cientca, ha producido una serie de inormes de evaluacin

    en los que se acepta el carcter antropognico (causado por la accin humana)del actual cambio climtico y se valoran en detalle los eectos presentes y uturosde este enmeno y la dierente aectacin en distintas regiones de la Tierra. Endichos inormes se prev adems que las regiones ms pobres se vern al principioan ms aectadas.

    En estudios prospectivos se augura que de superarse el umbral de dos gradosde subida media, las alteraciones de las condiciones ambientales sern tales quepuede llegarse a un punto sin retorno en el que se desencadenen enmenos derealimentacin catastrcos, tales como la liberacin del metano retenido debajode los hielos, de consecuencias imprevisibles.

    De no reducir drsticamente y en un plazo breve las emisiones de gases deeecto invernadero la situacin puede ser dramtica. Una reduccin signicativade emisiones en los pases ms ricos signica un cambio importante en los modosde produccin, consumo, comercio, movilidad, y en denitiva una reduccincontundente de los grandes negocios del planeta y de sus cuentas de resultados.Exige, adems, una disminucin clara en los consumos despilarradores de laspoblaciones enriquecidas.

    Tambin hay quien atisba grandes negocios privados asociados, por ejemplo,

    al derretimiento de los polos y la consecuente accesibilidad de determinadosyacimientos minerales. No es de extraar, pues, que se oigan voces que discutenparcialmente las investigaciones del IPCC o que ponen en duda la misma existenciadel cambio climtico. Tristemente los inormes de este grupo son concluyentes.De seguir en el camino del crecimiento de emisiones, hay pocos motivos para laesperanza.

    Crisis alimentaria

    Otro de los indicadores de la crisis ecolgica es la crisis alimentaria, que poneen riesgo una de las necesidades ms indiscutidas de los seres humanos. Lareduccin de las cosechas mundiales en los ltimos aos debido a la menordisponibilidad de agua, el desvo de cereales antes dedicados a la alimentacin

    humana hacia la produccin de agrocombustibles o a la cra de ganado, la subidade precios de alimentos bsicos causada por la especulacin sobre estos bienes,son enmenos concluyentes que han hecho sonar la alarma incluso en el BancoMundial. Las reservas mundiales de alimentos en 2008 se encontraban en elnivel ms bajo de los ltimos 30 aos, segn el Programa Mundial de Alimentosde la ONU.

    Los altos consumos de carne son otra de las causas de esta carencia alimentaria.Los animales destinados a la alimentacin humana estn entre los primeros con-sumidores de grano del planeta, grano que deja de ser consumido directamentepor las personas. La dieta crnica es mucho menos eciente desde el punto devista nutritivo como ser ver ms adelante. Al ya elevado consumo de carne delos pases enriquecidosse incorpora ahora el de China y la India.

    La alternativa que se propone desde los organismos deensores de la globaliza-

    cin es el aumento de la productividad agrcola. Algo que ya se ensay sin xitocon la llamada revolucin verde.

    La revolucin verde prometa eliminar el hambre en el mundo. Sin embargo, elaumento de productividad estaba y est vinculado al consumo de determinadosinsumos semillas, pesticidas, herbicidas, abonos sintticos comercializados porgrandes empresas, al empleo de maquinaria agrcola muy costosa, al consumo degrandes cantidades de petrleo, al uso abusivo y la contaminacin de tierras y aguas(un recurso escaso). En denitiva, la revolucin verde desemboc en el crecimientode la agricultura intensiva dirigida al comercio internacional, en la expropiacinde las tierras de las poblaciones que practicaban la agricultura de subsistencia y en

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    el uerte enriquecimiento de conocidas empresas del sector agroalimentario. Latransormacin agrcola dej a muchos campesinos sin posibilidades de subsistencia,obligando con ello a movimientos migratorios hacia las megaciudades-miseria delmundo entero.

    El aumento de productividad derivado de las mejoras tecnolgicas tiene unlmite, pues la corteza terrestre cuenta con minerales nitos y determinada canti-dad de agua dulce disponible. Sin olvidar que ha de pagarse un alto precio por laruptura de los ciclos de materiales y la introduccin en la cadena alimentaria de

    insumos con componentes qumicos de sntesis.

    Crecimiento innito en un planeta nito.El olvido de los lmites

    Los materiales que conorman el planeta Tierra orman un conjunto limitado queno es susceptible de aumentar. Puesto que los minerales no crecen en el ondo dela tierra, es preciso hacer las cuentas de acuerdo con esta realidad. Puede decirseque desde que se orm nuestro planeta no haynada nuevo bajo el sol.

    Sin embargo se extraen, se alteran, se despilarran y se abandonan materialescomo si existiera un sistema permanente de reposicin. El petrleo, el uranio oel gas son materiales nitos. La ignorancia de esos lmites era comprensible hace

    unas dcadas, cuando an quedaban muchos territorios vrgenes. Sin embargo enestos momentos, explorada ycolonizada toda la supercie terrestre, esa ignoranciaconduce a proundos desajustes.

    Los lmites van ms all de los materiales inertes. La vida en el planeta, orjadaa lo largo de millones de aos, precisa de un equilibrio dinmico entre los seresvivos y los no vivos, que se reajusta permanentemente. El ser humano ha idoproduciendo una creciente ruptura en este equilibrio, provocando reajustes enel uncionamiento de los ecosistemas que intentan recuperarse de nuevo. Pero lacapacidad de reajuste, amortiguacin y regeneracin de la naturaleza tiene lmitesy puede decirse que en muchos aspectos ya han sido superados.

    El olvido y la negacin de los lmites ha provocado el desarrollo de un sistemainsostenible. Una de las herramientas que permite alumbrar de la magnitud de estatraslimitacin es la huella ecolgica.

    La huella ecolgica mide la demanda humana sobre los ecosistemas, usandocomo unidad de medida la supercie de tierra que se necesita para proveerse derecursos y servicios biolgicos (tales como alimentos, madera, tierra sobre la queconstruir), as como la supercie necesaria para absorber el dixido de carbonoliberado por el uso de combustibles siles. Dicho de orma simple, es la cantidadde territorio que se utiliza para extraer nuestros recursos y absorber nuestrosresiduos.

    La huella ecolgica de un pas es, por tanto, la suma de las tierras agrcolas y depastoreo, los bosques, las zonas de pesca requeridas para producir los alimentos,maderas, etc. que ese pas consume, a las que se aaden las necesarias para absorber

    los desechos emitidos por la generacin de energa que utiliza y las ocupadas porinraestructuras, independientemente de dnde estn ubicados estos terrenos.

    A nales de los aos ochenta, lo que se viene conociendo como huella ecolgica,o demanda humana sobre los ecosistemas, super la capacidad de regeneracinde stos, y en el 2007 (el ao ms reciente del que se dispone de datos), la huellaexcedi la biocapacidad de la Tierra, el rea realmente disponible para producirrecursos naturales y absorber CO2, en un 50%

    1.Consumimos gran cantidad de recursos y servicios ecolgicos (servicios de

    apoyo, como la ormacin de suelos; servicios de abastecimiento, como la pro-duccin de agua dulce; servicios de regulacin, como la regulacin del clima o elcontrol de plagas, y servicios culturales, como los estticos) provenientes de todoel planeta.

    En la actualidad se demandan ms recursos de los que el planeta puede orecersin degenerarse. La biosera no puede mantenerse al ritmo de la demanda de lospases enriquecidos, por lo que estamos viviendo desde hace ya varias dcadas delcapitalde la Tierra y no de sus intereses, que nos vena brindando gratuitamenteao tras ao. Y esto teniendo en cuenta que la huella ecolgica no incluye en suscuentas la extraccin de minerales ni el uso del agua.

    Puede decirse que estamos gastndonos los ahorros de la naturaleza, esdecir, consumimos ms de lo que la naturaleza produce en un ao la llama-da biocapacidad o dicho de otro modo, gastamos ms de lo que ingresamosanualmente en la cuenta, por seguir con el smil de los ahorros. En 1961, labiocapacidad de la mayora de los pases estaba por encima de su huella eco-lgica y el mundo por tanto gozaba de una reserva ecolgica neta. Pero ya en2005, muchos pases y la humanidad en su conjunto se haban convertido endeudores ecolgicos, con huellas que en algunos casos duplican o triplican supropia biocapacidad.

    As, los pases deudores o con mayor huella, pasan a depender cada vez msde la capacidad biolgica de otros pases, normalmente los del Sur. Los pases conmayor biocapacidad del mundo son Estados Unidos, Brasil, Rusia, China, Canad,India, Argentina y Australia. Tres de ellos (Estados Unidos, China e India) hansuperado ya esa biocapacidad.

    La huella ecolgica de un habitante de EE U U era en 2003 de 9,6 hect-

    reas, mientras que la de un habitante de Gabn apenas superaba 1 hectrea.No todas las personas y sociedades son igual de responsables de la crisisambiental. Crisis que adems est teniendo ya consecuencias ms graves ynegativas precisamente para aquellas poblaciones con menor responsabilidaden su gnesis.

    En 1972 el Club de Roma publicaba su primer inorme Los lmites del creci-miento y conclua que de mantener las actuales tendencias de crecimiento de laindustrializacin, contaminacin ambiental, produccin de alimentos, agotamiento

    1 WWF (2010), Inorme Planeta Vivo 2010: Biodiversidad, biocapacidad y desarrollo .http://www.ww.es/noticias/inormes_y_publicaciones/inorme_planeta_vivo_2010/

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    de los recursos y aumento de la poblacin, este planeta alcanzara los lmites desu crecimiento en el curso de los prximos cien aos. Era la primera vez que sereconoca institucionalmente que los recursos naturales no son ilimitados, el hechode que el crecimiento innito es imposible y la posibilidad del colapso ante la noredenicin de nuestro modelo de sociedad.

    Ahora sabemos que, siguiendo con esta dinmica, para comienzos de la dcadade 2030, la humanidad necesitara aproximadamente la produccin anual de dosplanetas para poder satisacer su nivel de demanda de bienes y servicios. Lo que

    es claramente imposible una vez dilapidados los ahorros.En la actualidad los pases ricosestn traspasando los eectos de sus excesos al

    resto de la poblacin y a las generaciones uturas.

    Un problema de velocidad y de tiempo

    Los ciclos de la vida necesitan de un tiempo para producirse. La economa delcrecimiento est imprimiendo en los procesos vivos una velocidad que hace in-viables muchos de ellos.

    La Tierra se orm hace unos 4.600 millones de aos y hace ms o menos 3.700que surgi la vida. Aunque el ser humano lleva existiendo e interviniendo en ellaunos pocos miles de aos, un perodo insignicante en esta escala, el impacto desus actividades sobre el territorio ha sido y est siendo mayor que el provocadopor cualquiera de las otras especies que viven y vivieron en el planeta.

    Una de las principales causas de ese impacto es la orma de movilidad de lasociedad industrial. Grandes masas de materiales se desplazan horizontalmente agran distancia y a gran velocidad. La velocidad es una de las seas de identidadde la cultura del desarrollo. Esta orma de moverse en el planeta contrasta conlos desplazamientos que realiza la materia viva. Si observamos la corteza terrestre,podemos comprobar que la mayor parte de la biomasa los vegetales se desplazade abajo a arriba y con mucha lentitud. La parte de la biomasa que se desplazahorizontalmente, ormada por animales, supone un volumen muchsimo menory sus desplazamientos no suelen recorrer grandes distancias, no trasladan gran-des objetos tras de ellos y sus velocidades de desplazamiento no son demasiadoaltas, con lo que esos movimientos no suelen producir deterioros uertes en los

    ecosistemas.Sin embargo, el desarrollo de una movilidad creciente y veloz impuesto porla especie humana obliga a arrasar territorios cada vez mayores. La cantidad deecosistemas destrozados crece exponencialmente segn crece la velocidad y elvolumen de los mviles que se desplazan. Un tren de alta velocidad, por ejemplo,necesita aplanar territorios en mucha mayor medida que uno convencional. Lavelocidad es un icono de nuestra cultura. Se pretende reducir al mnimo los tiem-pos de espera ya sea para comer resas (que de orma natural no estn madurashasta el mes de mayo), para curarnos de una gripe (que dura una semana), paraconocer el resultado de un partido de tbol o para construir una relacin humana.

    La huella ecolgica y el ndice planeta vivo

    El ndice planeta vivo mide las tendencias en la diversidad biolgica de la Tierra.Lleva el registro de la evolucin de cerca de 8.000 poblaciones de especies de ver-tebrados de todos los lugares del mundo, terrestres, marinos y de agua dulce, deorma que su seguimiento permite hacer balance de la salud de los ecosistemas.

    Es bastante ilustrativo comprobar cmo ha ido aumento la huella ecolgica de la

    humanidad segn ha ido descendiendo el ndice de planeta vivo (ver guras 1 y 2).Figura 1: EvolucindEl ndicE PlanEta vivo global (1970-2007)

    0,0

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    1970 1980 1990 2000 2007

    ndice Planeta Vivo Global

    ndicePlanetaVivo(1970=1)

    Ao

    Figura 2: EvolucindEla HuElla Ecolgica global (1961-2007)

    0,0

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    1961 1971 1981 1991 2001 2007

    Huella Ecolgica Global

    Nmerodeplanetas

    Ao

    Biocapacidad mundial

    Fuente (guras 1 y 2): Inorme Planeta Vivo 2010. WWF

    Para leer mejor estas grcas, podemos pensar que compartimos la Tierra conms de cinco millones de especies, elplaneta vivo (suelen hacerse estimacionesque rondan entre los 5 y 30 millones, aunque hay expertos que hablan de ms de100 millones de especies) y que al ir apropindonos de la biocapacidad del planeta,huella ecolgica, vamos reduciendo sus posibilidades de supervivencia.

    Fuente: Inorme Planeta Vivo 2010. WWF

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    La cultura de la velocidad se ha incorporado al mundo de los negocios, las nanzaso aljust in timede la produccin.

    Desde una escala temporal mayor vemos que la aceleracin ha sido el signoque ha marcado la presencia humana en la Tierra.

    La velocidad de la sociedad industrial no tiene en cuenta las velocidades de lanaturaleza, la velocidad de la vida, y en este vivir excesivamente acelerado estamosacabando con las condiciones que hacen posible nuestra supervivencia y la deotras especies. Se necesitaron por ejemplo millones de centurias para que grandescantidades de carbono de la atmsera quedaran jadas (transormadas) bajo tierra

    en orma de petrleo, gas o carbn, y ueron sucientes apenas unas dcadas paraque este carbono volviera al aire con la quema de estos combustibles con el n decubrir nuestra demanda energtica.

    Los grandes encargados de jar este carbono, los bosques y ocanos, no soncapaces de adaptarse a estas velocidades, lo que genera problemas a escala globalcomo el cambio climtico.

    Vivimos tan rpido y en un tiempo tan limitado para la escala de edad dela Tierra que hemos tenido que ampliar enormemente el espacio de actuacin

    para que cuadrase la ecuacin. Ms all de la apropiacin del espacio de otraspoblaciones humanas, animales o vegetales, hemos tenido que andar haciaatrs, consumiendo los recursos que la Tierra haba tardado millones de aosen generar y que haba ido almacenando poco a poco. Hemos hipotecado eluturo prximo, pero tambin el lejano. Muchas de las graves consecuenciasde nuestras acciones sobre el territorio superan la escala temporal de nuestravida e incluso de la de nuestros hijos e hijas, como son las derivadas del alma-cenamiento en el territorio de residuos radiactivos que tardarn miles de aosen desaparecer.

    Mientras las sociedades basaron su uncionamiento en los fujos de materialesy de energa aportados por el medio natural, el impacto sobre el territorio ue limi-tado y ceido a los ritmos de la naturaleza. Con la sociedad industrial y su masivautilizacin de los combustibles siles, su consumo desmedido, su descomunalgeneracin de residuos nos uimos alejando de las claves del uncionamientode la biosera, como si hubisemos dejado de ser parte de ella.

    No somos los nicos habitantes de la Tierra

    Compartimos planeta con ms de cinco millones de especies y se estima que msde una cuarta parte podra desaparecer totalmente antes de 2050. Es ms, el 50%de las plantas y el 42% de los vertebrados terrestres se encuentran en apenas el2,3% de la supercie del planeta. Esto da idea de la situacin de amenaza en laque se encuentran estas poblaciones. Precisamente es en estas regiones donde seconserva una gran diversidad de idiomas y de culturas, paradjicamente llamadasatrasadas. Estasdeberan ser reconocidas como guardianas de buena parte de la

    biodiversidad.Actualmente, la Unin Internacional para la Conservacin de la Naturaleza(UICN) cira en ms de 40.000 las especies amenazadas en el planeta. A las tradi-cionales amenazas de origen humano sobre la biodiversidad (como la destruccinde hbitats o la sobreexplotacin de recursos), ahora se le suman los eectos delcambio climtico o de las invasiones biolgicas. Segn el IPCC la salud de millonesde especies animales y vegetales se ver aectada por las subidas de temperaturashasta el punto que entre el 20 y 30% de stas aumentarn su riesgo de extincina partir de un incremento de temperatura global de 1,5-2,5 C.

    El declive de la biodiversidad va en aumento desde que el ser humano apare-

    Los sumideros de carbono

    Los bosques y ocanos captan el CO2 de la atmsera y jan el carbono en el suelomediante el proceso de la otosntesis o lo precipitan en orma de carbonatos enmares y ocanos. Por esta razn se les viene llamando sumideros o pozos de car-bono. Se estima que los bosques tropicales contienen el 40% de todo el carbonodel planeta. La deorestacin de estos bosques y la deserticacin (que se acenta

    con el cambio climtico sobre todo en zonas como el rica subsahariana) reducenesta capacidad compensatoria de la biosera.Segn la FAO, el planeta pierde anualmente ms de 14 millones de hectreas

    de bosque, debido principalmente a la creciente demanda internacional de papel ymadera, al avance de los cultivos agrcolas, a la explotacin petrolera y las inraes-tructuras que conlleva y a los incendios orestales. Slo en el bosque tropical, desde2005 han sido arrasados ms de 6 millones de hectreas para sembrar soja y crearpastos para el ganado. Segn el Instituto de Investigaciones Espaciales de Brasil(INPE) esto supone un incremento de la temperatura local en 4 C, la reduccin delas precipitaciones en un 24% y la puesta en la atmsera de 5 aos de emisionesglobales de gases de eecto invernadero.

    Los ocanos tampoco conservan su antigua capacidad como sumideros(ecosistemas que absorben CO2), ya que el aumento de las temperaturas reduce

    la capacidad de sedimentacin del carbono en orma de carbonatos. En algunaslatitudes, como en Groenlandia, incluso estn desapareciendo las corrientes oce-nicas responsables del depsito de sedimentos.

    Las mareas negras debidas al transporte martimo de petrleo, los pesticidasagrcolas, los detergentes o los plsticos que van a parar al mar tambin dicul-tan que ste pueda seguir realizando su papel como sumidero de dixido decarbono.

    Con este escenario, resulta bastante intil contar con estos sumideros de car-bono para resolver el problema del cambio climtico. La nica solucin vendr porla reduccin de las emisiones de gases de eecto invernadero.

    Fuente: Greenpeace

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    ci y ejerci gradualmente su dominio sobre la Tierra. No slo se est perdiendobiodiversidad, tambin perdemos etnodiversidad, ya que muchas comunidades ypueblos poseedores de un saber y una cultura, durante siglos bien adaptadas a suambiente, estn hoy en vas de desaparicin.

    Con esto no slo se elimina el derecho a la existencia a muchos seres vi- vos no humanos, sino que se pone en riesgo nuestra propia especie. Ante lassituaciones de crisis ecolgicas que se avecinan se necesita la inormacin y losconocimientos desarrollados acerca de cmo mantener la vida, que las distintasespecies tambin la nuestra se encargaron de acumular durante miles de aos

    y que desaparece para siempre con cada animal o planta que se extingue o concada comunidad que tiene que abandonar la tierra con la que ha convivido a lolargo de su historia.

    La biodiversidad y su patrimonio gentico, heredado tras millones de aosde evolucin, es la que hace posible la autorregulacin de los ecosistemas,la que genera estabilidad y la que por tanto permite a dichos ecosistemasresponder a las perturbaciones y adaptarse a los cambios. Provocar la extin-cin masiva de especies es aproximarnos a la desaparicin de nuestra propiaespecie.

    Exportando las consecuencias del modelo de desarrolloal resto del mundo

    Si vivimos en un planeta nito y si hace aos que hemos superado la capacidadde carga de la Tierra, es cil deducir que el modelo causante de esta situacindicilmente se podr mantener en el tiempo ni exportar al resto del mundo.

    La FAO inorma de que ms de 900 millones de personas en el mundo pasanhambre y de que las reservas mundiales de cereales han cado a su nivel ms

    bajo en las ltimas dcadas. Por otro lado se calcula que alrededor del 26% de lasupercie terrestre se dedica a la produccin de pasto destinado al ganado que seconsume en los pases del Norte. Y se estima que para producir un kilo de estacarne son necesarios 20.000 lit ros de agua, siendo adems la ganadera una de lasmayores uentes de contaminacin hdrica.

    Los requerimientos de espacio de este modelo de produccin de alimentos abase de monocultivos hacen desaparecer la ganadera y agricultura locales y losmodos de vida asociados a ellas. Unas pocas corporaciones pasan a controlar latierra, el agua, los animales, las semillas, la produccin, la transormacin, la dis-tribucin determinando qu se produce, quin, cmo, dnde, cundo y a quprecio. De esta orma, la alimentacin pasa a ser un mero negocio en lugar de underecho bsico, perdindose la capacidad de las comunidades y Estados de decidirsus ormas de produccin agrcola.

    A veces alternativas que se postulan como sostenibles pueden tener eectosnegativos en el bienestar humano y del planeta. Es el caso de los agrocombustibles.stos se presentan a menudo como alternativa al petrleo, pero al competir conla alimentacin humana por su requerimiento de suelo cultivable, pueden serun peligro para sta.

    La fota mundial de automviles supera los 850 millones de unidades y siguecreciendo a un ritmo trepidante, a pesar de los acuerdos internacionales de reduc-cin de emisiones de gases de eecto invernadero, que proceden en gran medidadel transporte. Se han explotado los recursos siles de todos los rincones del pla-neta para poder mover los coches, y ahora que las reservas de petrleo se acabany que las consecuencias del cambio climtico son palpables, en lugar de parar ycambiar la movilidad, se siguen buscando alternativas a este combustible.

    Aunque por un lado aumenta la eciencia energtica de los automviles, porotro cada vez hay ms coches que pesan ms y se mueven ms, as que a n decuentas el desarrollo tecnolgico nos viene dejando igual o peor. Cada vez seecha ms gasolina a los coches. Para salir al paso de este problema se plantea laposibilidad de desarrollar combustibles a partir de ciertos cultivos o materialesvegetales, y se presentan los agrocombustibles como alternativa sosteniblepara eltransporte rente al cambio climtico. Pero si tenemos en cuenta que cada cochenecesita ms de un barril de petrleo al mes y llenar slo un depsito de 40 litrosde biocombustibles equivale, en caloras, a la alimentacin de una persona durante

    La importancia de la biodiversidad

    Ante condiciones ambientales extremas como las que se esperan debido al cambioclimtico, los cultivos de alimentos adaptados localmente sern imprescindiblespara la supervivencia. Por eso la conservacin de la biodiversidad agrcola localorma parte de las soluciones rente a los eectos del cambio climtico.

    En los Andes de Per y Bolivia existen ms de 250 variedades de papas que

    pueden sobrevivir a las duras condiciones de esas regiones. La biodiversidad de estealimento bsico es crucial en caso de que alguna variedad en particular alle.Las variedades de papas nativas son consumidas por quienes las cultivan, a

    quienes les gusta ms su sabor y les parecen ms ciles de cocinar que las varie-dades introducidas, ms grandes pero de peor calidad. En estas zonas tambinse ha podido comprobar que a mayores niveles de diversidad en las cosechas sereduce el riesgo de ataque de insectos.

    En la actualidad el 95% de la alimentacin humana proviene nicamente de19 cultivos y de 8 especies animales. La mayor parte de la leche de la UE provienede una sola raza bovina. Nos lo jugamos todo a una sola carta.

    Fuentes:- Con el agua al cuello? Amrica Latina y Caribe.

    Tercer inorme del Grupo de Trabajo sobre el Cambio Climtico y el Desarrollo.

    - Dies, I. (2007) El Modelo Alimentario. Ecologista n 53.

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    medio ao2, no queda claro si es una medida enocada a la sostenibilidad planetariao ms bien pensada para que los habitantes de los pases ricos puedan mantenersu modelo de movilidad.

    Adems de explotar los recursos siles de lugares lejanos para que el modelouncione, se han sustituido los sistemas y tipos de cultivos de otras regiones paraabastecer a los pases enriquecidos. Como ya no hay espacio para depositar losresiduos o nos consta que stos son peligrosos, se exportan a terceros pases.Se localizan las industrias en pases de la perieria con legislaciones ambientales

    ms laxas y con condiciones laborales ms precarias. Mantener nuestro modeloimplica necesariamente que ciertos pases tengan que sobreexplotar sus bienesambientales y poner a la venta todo lo imag inable: recursos naturales, territoriales,hdricos, orestales, biodiversidad generando una inmensa deuda ecolgica delNorte hacia el Sur.

    La deuda ecolgica

    Los pases ricos, llamados comnmente desarrollados, han basado su crecimientoeconmico en el saqueo de los pases llamados subdesarrolladosy en el uso in-tensivo de los recursos mundiales. Podramos decir que los pases ricos han sidosubvencionados energtica y materialmente por los pases del Sur 3. El trminodeuda ecolgica denuncia este hecho.

    El concepto surgi en Sudamrica alrededor del ao 1990, impulsado por elInstituto de Ecologa Poltica de Chile, coincidiendo con la crisis de las deudas ex-ternas de distintos pases en vas de desarrollo. Con este trmino se quera denunciar,en contraposicin con la deuda externa, que eran los pases ricos quienes estabanen deuda con los pases pobres, y esto por la sobreexplotacin y deterioro de losrecursos mundiales. El concepto ue incorporado a las discusiones de la Cumbrede la Tierra celebrada en Ro de Janeiro en 1992, donde se dio a conocer inter-nacionalmente.

    No es cil denir la deuda ecolgica dada la amplitud del concepto, ya quepuede reerirse a asuntos tan diversos como el uso del terreno, el abuso de losrecursos, la apropiacin de semillas y especies animales y vegetales, la explotacinde la uerza de trabajo, etc.

    Ha sido dividida tradicionalmente en cuatro distintas acetas: la deuda de car-

    bono, la biopiratera, los pasivos ambientales y la exportacin de residuos txicos.Deuda de carbono es aquella que han contrado los pases ms desarrollados conel resto, por ser los principales generadores de la concentracin creciente de gasesde eecto invernadero en la atmsera. La biopiratera consiste en la apropiacinintelectual de conocimientos ancestrales y de material gentico de los pueblos delSur que han realizado los laboratorios y las agroindustrias y con los que obtienen

    2 Segura, P. (2007) Transporte y cambio climtico Ecologista n 53.3 Rico, L. (2005):Anlisis e implicaciones del concepto de Deuda Ecolgica ,

    en www.ecologistasenaccion.org/spip.php?article3043

    uertes benecios. El trmino pasivos ambientales se reere a las actividades conalto impacto ambiental generadas in situ en los ecosistemas, ya sea por extraccin derecursos, por reordenacin del territorio, por introduccin de especies orneas, etc.La exportacin de residuos txicos consiste en desplazar estos residuos generadosen los pases ricos a los pases pobres. Esta clasicacin no incluye la explotacinhumana, pero desde el punto de vista del ecologismo social no se puede dejar delado el hecho de que existe una deuda contrada por la explotacin de la uerzade trabajo del tercer mundo empleada desde hace siglos, una energa no remune-

    rada sobre la que hemos construido la sociedad occidental. Se puede denominardeuda de trabajo4.

    Por qu no somos conscientes del desastre?

    Una primera respuesta a esta pregunta apunta al hecho de que cada vez vivi-mos ms alejados del territorio vivo, aquel en el que vegetales y animales seintegran en un hbitat ormando ecosistemas. Para la mitad de la humanidad,que ya vive en grandes ciudades, el conocimiento de los ecosistemas, de lasvacas que dan la leche o de los cultivos donde se producen los cereales deldesayuno, es esencialmente el que llega por las pantallas. Esto implica quecada vez tenemos menos contacto con las cosas realmente importantes parala vida, como los ros o los rboles autctonos, y perdemos la conciencia de

    que son imprescindibles. Es cil pasar prcticamente toda la vida pisandonicamente suelo asaltado o adoquinado, baldosines o la moqueta del interiorde un coche. De este modo no es extrao que la tierra, que ya no manchanuestros zapatos, no est presente en nuestra percepcin del mundo ni ennuestras prioridades. La distancia acilita la ignorancia. Vivimos tan lejos, porejemplo, de la central trmica que produce la electricidad con la que uncionael ordenador, que nos parece que tenerlo encendido no implica estar conta-minando la atmsera. Ignoramos el origen y el recorrido de la mayor partede lo que consumimos.

    En el lmite de esa distancia respecto del mundo sico encontramos un hiper-desarrollado mundo virtual (esencialmente diundido a travs de las pantallas detelevisin, pero tambin de las de los ordenadores) que absorbe nuestro tiempo

    y nuestro pensamiento. Gran cantidad de horas al da observamos imgenes queparecen de verdad, pero no se corresponden con nuestra realidad prxima. Todo unemporio de negocios de la comunicacin y el marketing se dedica a crear mundosvirtuales que colonizan nuestros intereses y preocupaciones. Mientras el mundo sedeteriora, las pantallas muestran imgenes cada vez ms coloridas. La ccin de laspantallas tiene ms presencia en nuestra vida cotidiana que las calles o la vecindad.Deslumbrados por este atractivo mundo de tecnologas punta, luces de coloresy sonido de alta delidad, la magnitud y las causas de la crisis socioambiental sedesenocan, se desdibujan o se esconden.

    4 Rico, L. (2005): Ibdem.

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    Otra respuesta a la pregunta anterior apunta a la mercantilizacin de la vidaimpuesta por la economa de mercado. El precio de algo se considera la medidade su valor, de modo que lo gratuito carece de importancia mientras que lo caronos parece especialmente valioso. Este juicio se aplica a los servicios que orecela naturaleza y tambin al trabajo de cuidados (crianza, alimentacin, atencin amayores o personas enermas) que realizan mayoritariamente las mujeres. Siguien-do esta regla dejan de tener valor y presencia actividades undamentales para elmantenimiento de la vida como son la otosntesis de las plantas, la regulacin cli-

    mtica de los grandes bosques y ocanos, el papel de los insectos o el cuidado denios y de mayores. Son especialmente valiosos para el mercado las transaccionesnancieras o el comercio de armas. El hecho de medir la importancia de aquelloque nos rodea con esta vara que es el dinero nos impide calibrar la trascendenciatanto de la destruccin de los ecosistemas que nos rodean (que no restan en lascuentas monetarias) como de las acciones que precisamente nos permiten vivir(pero no suman en las cuentas monetarias).

    Por otra parte la progresiva desaparicin del espacio pblico (crecientementeprivatizado) y de las estructuras comunitarias (con la consiguiente desarticulacinsocial), hacen ms complicado agruparse, participar, crear una visin crtica colectivaque nos permita ver nuestra realidad, proponer desde la colectividad u organizarnospara superar esos problemas.

    La ciencia y la tecnologa, iconos de nuestra cultura, juegan un papel clave en el

    enmascaramiento del desastre socio-ambiental. Se nos invita a conar ciegamenteen el desarrollo de tecnologas que aportarn las soluciones a los problemas. Deorma generalizada se cona en que nuevos descubrimientos saldrn al paso delos problemas que estamos creando. Esta e tecnolgica nos permite mantenerprcticas que sabemos nocivas para nuestro medio, delegando en los cientcos yen el uturo la reparacin de los daos.

    Estos mecanismos de ocultamiento, inducidos por la cultura y el mercado, setraducen en ciertos lugares comunes, tan repetidos como ciles de desmentir: yase encontrarn soluciones, siempre se han encontrado, nosotros estamos a salvoo no hay nada que hacer.

    Un sistema capitalista que verdea

    La situacin de crisis que venimos describiendo evidencia en primer lugar queel modelo de desarrollo, y en consecuencia el modelo de vida de las sociedadescapitalistas avanzadas, no puede ni mantenerse en el tiempo ni extrapolarse a otroslugares. Evidencia que necesitamos un cambio radical y no un lavado de imagen,otorgando a la vida el protagonismo de nuestras decisiones en lugar de seguirdndoselo a la economa.

    Sin embargo, la estrategia del sistema capitalista viene siendo la de mostrarnosque todo se puede hacer sosteniblecon una mezcla adecuada de ciencia, tecnologa,innovacin, publicidad y dinero. Todo se convierte as a nuestro alrededor en bio,

    eco y sobre todo sostenible. Algo tan paradjico como un coche sostenibleo unatarjeta de crdito que cuanto ms consumes, ms rboles planta son el tipo desoluciones que nos orece el mercado. Por eso es posible desarrollar estrategiaspara evitar el cambio climtico cambiando los rigorcos, mientras se subvencionala compra de nuevos coches.

    Siempre es ms cil, ms comercial y ms lucrativo poner la palabra sostenibleque ahondar en el problema, reparar lo deteriorado, reponer lo arrasado o cambiarlas prioridades en el sistema de produccin. Para las grandes empresas resulta msbarato limpiar la imagen que limpiar el territorio. El capitalismo tiene mucha mscapacidad y experiencia para hacernos creer que todo est bajo control que parareparar la parte de la biosera que ya ha destruido.

    Hay esperanza?

    Se nos acaba el tiempo para actuar. Se nos acaba el tiempo para repensar nuestromodelo, y cuanto ms insistamos en l menos posibilidades tendremos de recons-truir lo destruido. La Tierra tiene lmites y no podemos seguir viviendo de espaldas

    Quiz no es tan dicil

    Habr sin duda muchas cosas de los aos ochenta que no nos sirvan para repensarnuestro modelo, pero algunas nos pueden dar pistas si queremos imaginar cmoser vivir bien con menos, porque hace slo 25 aos que:

    Vivamos sin aire acondicionado en las casas y bajbamos las persianas parafhacer sombra.

    No haba coches 4x4 en las ciudades. De pequeos corramos por las aceras yfpasbamos horas en el parque sin compaa adulta.Comprbamos en el mercado del barrio o en la tienda de ultramarinos prxi-fma. No necesitbamos macrocentros comerciales para hacer la compra o paradivertirnos.Tenamos telono jo. El telono es para dar un recado deca nuestra madrefy cuando veamos a los amigos quedbamos para la siguiente cita.Tenamos una casa (slo una) y en vacaciones bamos con los abuelos al pue-fblo.La ruta tena sabor y se consuma cuando era temporada.fNo hacamos uno o dos viajes largos a pases extranjeros al ao y en Navidadfno bamos a esquiar. Esto no nos haca inelices.Comprbamos la ropa crecedera y unos pantalones nos duraban ms de 10faos.

    Y no nos creamos pobres, ni parecamos ser menos elices que ahora. En mu-chos casos lo ramos ms.

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    La cultura de la sostenibilidad responde

    La insostenibilidad puede llevar a la desaparicin de nuestra especie junto confotras muchas.Urge transormar proundamente nuestro modo de vida. Hay que parar yfcambiar el rumbo.

    a esta realidad conando ciegamente en la tecnologa y en la modernidad.Una buena noticia: el primer barmetro del Centro de Investigaciones Sociol-

    gicas (CIS) sobre Medio Ambiente (noviembre de 2007) conclua que nunca unasociedad como la espaola ha estado tan concienciada sobre la crisis socioambientalglobal que soporta el planeta.

    Puede ser el momento de comprender esta crisis desde las causas relevantes desu origen y de proponer alternativas reales. Imaginemos otras ormas de movernosen lugar de conar en el desarrollo del coche elctrico, pensemos en construir

    mejor las casas en lugar de abricar aparatos de aire acondicionado ms ecientes,busquemos otras ormas de divertirnos en lugar de construir campos de gol queutilicen para el riego agua reciclada, empemonos en consumir menos envasesen lugar de crear sistemas avanzados de reciclaje

    An nos queda la posibilidad de aprender de nuestros abuelos, de las culturassostenibles que todava existen en el planeta, de la vida y de los animales y lasplantas.

    Ms all de lo que nos puedan orecer la tecnologa, la ciencia o las pantallas,las soluciones a esta crisis debern basarse en una nueva orma de mirar el territo-rio y en un cambio estructural del sistema que nos ha llevado a esta situacin. Esnecesario redenir cules son nuestras verdaderas necesidades, cmo vivir mejorcon menos, qu nos hace alta para ser elices. Habremos de basar nuestro modeloeconmico en el carbono vivientey no en el petrleo, en lo local y no en lo que

    aunque llamemosglobalen el ondo slo es de unos pocos, en lo colectivo rentea lo individual, en la lentitud rente a la rapidez

    Es necesario comprender la crisis y su magnitud y reordenar nuestrasprioridades.

    Qu dice el pensamiento nico sobre la insostenibilidad

    Ya se nos ocurrirn soluciones para enrentar las dicultades.fLa tecnologa resolver los problemas.fSlo las personas expertas pueden opinar.fLas soluciones dependen de cambios en nuestros comportamientos indivi-fduales, no en las soluciones estructurales.El deterioro de la naturaleza es el precio que tenemos que pagar por elfbienestar.A pesar de los problemas ste es el mejor de los modelos posibles.fEn los pases ms desarrollados hay ms respeto por el medio ambiente.fA travs de la responsabilidad social corporativa las empresas resolvern losfproblemas ambientales.

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    2Aprender de la vida:

    principios de la sostenibilidad

    La Isla de Pascua, conocida por sus impresionantes estatuas de piedra, los maois,de los que lleg a haber ms de doscientos, ue refejo de una sociedad altamenteorganizada. Tras haber sido habitada por la especie humana, es en la actualidadun pastizal, sin apenas rboles y arbustos, y con slo unas pocas especies de aunaacompaante.

    Sin embargo, estudios cientcos han demostrado que no siempre ue as.Durante miles de aos, un tupido bosque subtropical de enorme biodiversidadse desarrollaba en la isla, en donde los primeros pobladores humanos, de origenpolinesio, encontraron los recursos sucientes para el desarrollo de su cultura.

    Slo unos siglos despus de que los humanos llegasen, los bosques haban

    sido destruidos y progresivamente sustituidos por pastos. Los pascuences habantalado los rboles para construir canoas, para transportar los maois, para lea, paracultivar sus huertos. Los arroyos se ueron secando y muchas especies de aunaterrestre se extinguieron, los mariscos ueron sobreexplotados al haber desaparecidolos otros alimentos y llegaron a no poder pescar en alta mar por alta de maderapara construir canoas. La poblacin se ue reduciendo y se generaron situacionesde violencia y canibalismo entre clanes rivales. La sociedad entr en declive y lacivilizacin colaps.

    Abusaron de los recursos que su medio natural les oreca. No supieron inter-pretar las claves que posibilitaban la vida. No comprendieron las complejas redesde interdependencia de todo lo vivo ni asumieron la existencia de lmites.

    En la actualidad, la civilizacin del Homo economicusest provocando una crisisecolgica y social sin precedentes, esta vez a escala planetaria. El estilo de vida

    de una pequea parte de la especie humana est causando un cambio aceleradoprecisamente en las dinmicas de la naturaleza que permitieron la expansin de laespecie. Algunos cientcos proponen que el perodo geolgico que vivimos pasea denominarse Antropoceno, puesto que son los seres humanos quienes estnpromoviendo la alteracin de los procesos naturales. Como veremos, los cambiosque nuestra especie est provocando nos sumen en una situacin de incertidumbrey riesgo, ya que no es posible predecir hacia dnde evolucionar la biosera, ni sitendremos cabida en ese mundo cambiante. Seguiremos, como los pascuences,ciegos ante lo que la naturaleza nos denuncia a gritos?

    Cambiar las gafas para mirar el mundo aprender de la vida: prinCipios de la sostenibilidad

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    aprenderdelavida: prinCipiosdelasostenibilidad

    Algunos pensamientos sobre la tierra viva

    Crear condiciones propicias para la vida no es una opcin, es un rito de paso paracualquier ser vivo que consigue encajar aqu a largo plazo.

    Jeanine Benyus

    El arte humano sigue cuanto puede a la naturaleza como el discpulo a su maestro[...] El usurero sigue otra va; desprecia a la naturaleza y al arte, y coloca su espe-

    ranza en otra parte.Dante, Divina Comedia, canto XI

    Como hara una anciana a la que le tocara compartir casa con un grupo de ado-lescentes vandlicos, Gaia se enadar, y si no dejamos de comportarnos comogamberros ignorantes acabar por echarnos de su casa.

    J. Lovelock, La venganza de la Tierra

    La ignorancia sobre el uncionamiento bsico de la vida

    Parece obvio que cualquier persona debera conocer los principios ecolgicos quele permiten estar viva. Lamentablemente esto no es as. Mientras se concentranrecursos y energa en la alabetizacin digital o en la adquisicin de habilidadesque nos conviertan en dignos competidores en el mundo de los negocios, el co-nocimiento y valoracin aectiva de todo aquello que hace posible que estemosvivos no se trata con el mismo inters. Los bosques como pulmones del planetay bibliotecas de diversidad, la otosntesis como tecnologa central para la existen-cia, la cooperacin y la autoorganizacin como estrategias de supervivencia, eluncionamiento en red en todo lo vivo, la existencia de lmites, el sol como grandinamizador de la vida... no se consideran temas de actualidad.

    Una coleccin de interpretaciones culturales instaladas en nuestro pensamiento(la visin antropocntrica del mundo, el divorcio entre la naturaleza y el paradigmaeconmico dominante, la idea de que la historia humana camina incuestionable-

    mente desde un pasado oscuro y atrasado hacia un uturo mejor o la e ciega enque la tecnociencia puede resolver cualquier problema, hasta los que ella causa)nos ha llevado a vivir de espaldas a los complejos mecanismos que rigen la vida,sin ser conscientes de nuestra pertenencia y dependencia de la biosera, ni de loscambios catastrcos que ya est causando nuestro estilo de vida.

    La sociedad occidental en los ltimos dos siglos, pero sobre todo en las ltimasdcadas, ha construido una orma de vida absolutamente incompatible con la l-gica de la naturaleza. Los seres humanos no somos conscientes de la guerra que lahumanidad ha declarado al planeta. La autodeclarada sociedad del conocimientosocava las bases mismas que permiten que seamos parte de esta Tierra.

    Una cultura para la sostenibilidad tiene que situar como un elemento centralla alabetizacin ecolgica5, de tal modo que las personas y las sociedades conozcancules son las estrategias y los principios que han permitido una aventura, la de lavida que dura ya 3.700 millones de aos, e identiquen las prcticas, creenciasy valores que van en contra de estos principios y, por tanto, en contra de la exis-tencia de los seres humanos.

    La vida como sistema

    Si analizamos los dierentes niveles de organizacin de la materia que compone elmundo vivo, nos encontramos con que el primero de ellos est ormado por laspartculas subatmicas (neutrones, protones y electrones) que orman un nuevonivel, el de los tomos. Los tomos a su vez orman molculas.

    Aunque cada nivel est ormado por elementos del nivel anterior, presentapropiedades nuevas que no pueden ser explicadas analizando simplemente loselementos que lo constituyen, pues se comportan de orma distinta. Por