Calvino y El Calvinismo

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Calvino y el calvinismo En la ciudad de Ginebra, en la Suiza de lengua francesa, se desarrolla la actividad de Juan Calvino (1509-1564), un francés huido de su patria por la represión que se inicia contra los luteranos, cuya doctrina había abrazado en 1533. Calvino se establece en Basilea, donde entra en contacto con la doctrina de Zwinglio, muchas de cuyas ideas recoge en la obra que publica en 1526: Institución de la religión cristiana. Obra que alcanza gran éxito editorial y se convierte, edición tras edición, en una verdadera summa teológica de la Reforma. Después de breves estancias en Ferrara, Ginebra y Estrasburgo, Calvino se establece definitivamente en Ginebra en 1541, y allí permanece hasta su muerte, acaecida en 1564. Las relaciones de Calvino con Ginebra no fueron fáciles, pero al final, después de decenios de actividad incansable, de contrastes, de fracasos y de éxitos, Calvino consigue hacer de aquella ciudad de 13.000 habitantes una especie de Estado- Iglesia, una comunidad pronta a encarnar el modelo calvinista de sociedad. Este modelo de sociedad estaba presidido por la idea de la predestinación, que ya Lutero había apuntado y que Calvino elaboró y completó en los últimos años de su vida. La doctrina calvinista experimenta una importante evolución. En un principio, al igual que Lutero antes de 1525, enseña que la iglesia es esencialmente invisible y, en consecuencia, el sacerdote —pastor— no es más que un delegado de los fieles, con los que comparte el sacerdocio universal. Sin embargo, con el paso del tiempo y por influencia de otros reformadores, revaloriza la iglesia visible y ordena que hay que honrarla y mantenerse en su comunión, a la vez que precisa la doctrina sobre la predestinación, es decir, que Dios encamina a unos a la vida eterna y a otros a la condenación. La salvación no depende de los méritos del individuo sino de la gracia divina. Pero el individuo no debe resignarse pasivamente al propio destino, sino buscar dentro de sí los signos de su pertenencia a la iglesia de los elegidos. Esta búsqueda activa e incesante se debía ejercitar también en la vida dé cada día, cumpliendo bien con su deber. [Según Max Weber (1864-1920), de esta postura procede el

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Descripción de la propuesta religiosa de Juan Calvino

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Calvino y el calvinismo

En la ciudad de Ginebra, en la Suiza de lengua francesa, se desarrolla la actividad de Juan Calvino (1509-1564), un francés huido de su patria por la represión que se inicia contra los luteranos, cuya doctrina había abrazado en 1533. Calvino se establece en Basilea, donde entra en contacto con la doctrina de Zwinglio, muchas de cuyas ideas recoge en la obra que publica en 1526: Institución de la religión cristiana. Obra que alcanza gran éxito editorial y se convierte, edición tras edición, en una verdadera summa teológica de la Reforma. Después de breves estancias en Ferrara, Ginebra y Estrasburgo, Calvino se establece definitivamente en Ginebra en 1541, y allí permanece hasta su muerte, acaecida en 1564.

Las relaciones de Calvino con Ginebra no fueron fáciles, pero al final, después de decenios de actividad incansable, de contrastes, de fracasos y de éxitos, Calvino consigue hacer de aquella ciudad de 13.000 habitantes una especie de Estado-Iglesia, una comunidad pronta a encarnar el modelo calvinista de sociedad. Este modelo de sociedad estaba presidido por la idea de la predestinación, que ya Lutero había apuntado y que Calvino elaboró y completó en los últimos años de su vida.

La doctrina calvinista experimenta una importante evolución. En un principio, al igual que Lutero antes de 1525, enseña que la iglesia es esencialmente invisible y, en consecuencia, el sacerdote —pastor— no es más que un delegado de los fieles, con los que comparte el sacerdocio universal. Sin embargo, con el paso del tiempo y por influencia de otros reformadores, revaloriza la iglesia visible y ordena que hay que honrarla y mantenerse en su comunión, a la vez que precisa la doctrina sobre la predestinación, es decir, que Dios encamina a unos a la vida eterna y a otros a la condenación. La salvación no depende de los méritos del individuo sino de la gracia divina. Pero el individuo no debe resignarse pasivamente al propio destino, sino buscar dentro de sí los signos de su pertenencia a la iglesia de los elegidos. Esta búsqueda activa e incesante se debía ejercitar también en la vida dé cada día, cumpliendo bien con su deber. [Según Max Weber (1864-1920), de esta postura procede el espíritu del capitalismo. Los calvinistas extendieron el término «vocación» en sentido de «profesión» a todas las actividades productoras de riqueza. Y en el éxito vinculado veían los calvinistas una especie de designio tangible de la predestinación y, por tanto, un incentivo para el compromiso profesional. Eso explica por qué el socialismo ha estado siempre muy ausente en los EE.UU., pues, como es sabido, éste fue un país «fundado » por protestantes que huían de las persecuciones religiosas de los siglos XVI y XVII].

Para dar vida a esta comunidad ideal Calvino utilizó ampliamente los instrumentos de la política, orientados al control de la religión y de la moral. Un consistorio, compuesto por doce laicos y algunos pastores, vigilaba la conducta de los ciudadanos en lo referente a las cuestiones

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doctrinales y a la disciplina eclesiástica. El sistema educativo fue completamente reformado. La conducta moral y la observancia religiosa de los magistrados ciudadanos estaba sometida a un estricto control. Un viento moralizador impregnó la vida pública y privada de los ginebrinos: se prohibieron los juegos de azar, los espectáculos, el lujo, se cerraron las tabernas. Los pecadores eran excluidos de la comunidad y la sanción provocaba de hecho su marginación social. Ginebra se convierte en el punto de referencia y en el refugio de todos aquellos que, en Italia, Francia, Alemania u Holanda, eran perseguidos por sus ideas religiosas. Bajo el aspecto estrictamente religioso Calvino fue de una intransigencia extrema y, en ocasiones, utilizó la tortura y la condena a muerte, como sucedió con el español Miguel Servet (1511-1553), hombre de gran cultura y figura de primer plano en la historia de la ciencia moderna por ser, junto con William Harvey (1578-1657) el descubridor de la circulación de la sangre. Clavino acusó a Servet de hereje por negar el misterio de la Trinidad [que los primeros padres apostólicos tampoco terminaban de aceptar por incurrir en pateísmo. El primero en usar el término Trinidad fue Tertuliano (160-220) en año 215 d. C.]. Su muerte, sin embargo, no fue inútil porque abrió entre los hombres cultos una importante discusión sobre la tolerancia religiosa.