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Capítulo 12. Liderazgo en Red: gestionando la cooperación creativa Cada uno de nosotros es único y original, pero solo los grandes artistas y los líderes naturales toman conciencia de esto tempranamente en la vida. Un líder en Red, además, es capaz de darse cuenta de que cada uno de los otros también lo es, y sabe que una parte esencial de su misión será ayudar a su gente a encontrar y valorar su propia originalidad para promoverla y potenciarla. PASIÓN Y COMPROMISO El buen líder percibe la Red, se nutre de ella y la alimenta. Es un catalizador que recibe la energía de la Red, la administra y la distribuye. En el idioma de la ciencia de las redes complejas, los líderes son hubs, aquellos nodos particularmente atractivos que generan la aglutinación de muchos otros nodos y la creación de innumerables links. Cuando un líder funciona en Red, además, es capaz no solo de concentrar información o contactos, sino también de difundir conocimiento y comunicación, multiplicando las conexiones aleatorias de toda la Red. La creatividad en acción necesita de la circulación entre las personas y las cosas. El CEO sentado en su escritorio puede tener una idea brillante, y luego implementar su ejecución de modo lineal. Pero si sale de su oficina y transita por diferentes espacios, la calidad de su idea mejorará, ya que no será algo que deba imponerse, sino un hallazgo que forma parte de una tendencia, de una Red implícita en el ambiente, que él percibió con su cuerpo, emociones y mente. Al percibir lo que está en el aire, le da forma y lo devuelve con un nuevo potencial. Lo notable es que, en esos casos, una nueva idea genera escasas resistencias y se incorpora con naturalidad a la Red de la que nace. Es como si reflejara en palabras, imágenes y hechos una corriente latente, y trajera a los otros lo que estaban necesitando, quizá sin ser conscientes de ello. No hay violencia, ya que todos reconocen que el plan propuesto tiene su origen en cada uno de ellos, y a la vez se reconocen en él. Cuando la Red funciona, el líder, el equipo y el proyecto son una sola cosa. Esto es lo que llamamos pasión, entrega y compromiso. Y esas son las condiciones necesarias para que aparezca la sincronicidad, esa serie de mágicas coincidencias que hacen que todos los recursos jueguen a nuestro favor. ENTREGA Y CONTROL “Muchas veces, los caballos no dan lo mejor de sí mismos, porque sienten que el jinete no busca una sensación placentera, sino que, simplemente, está usando instrumentos y siguiendo reglas. Sin delicadeza, todo lo que hace el caballo es forzado. La delicadeza es un requisito necesario para alcanzar el estado de gracia indispensable en el arte. Adiestrar un caballo no es solo ganar su sumisión; significa también asegurarse de que el caballo disfrute haciendo lo que se le pide. En la vida, cuando dos seres vivos dan lo mejor de sí mismos para realizarse, sucede algo maravilloso”. Nuno Oliveira Reflexiones sobre el arte ecuestre Hoy el liderazgo se constituye con intuición, empatía, percepción y manejo de la Red humana. Un líder en Red ilumina la actuación de su equipo, pone su luz al servicio del brillo de los otros, fomenta el aprendizaje y la circulación de conocimientos, mantiene

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Capítulo 12. Liderazgo en Red: gestionando la cooperación creativa

Cada uno de nosotros es único y original, pero solo los grandes artistas y los líderes

naturales toman conciencia de esto tempranamente en la vida. Un líder en Red,

además, es capaz de darse cuenta de que cada uno de los otros también lo es, y sabe

que una parte esencial de su misión será ayudar a su gente a encontrar y valorar su

propia originalidad para promoverla y potenciarla.

PASIÓN Y COMPROMISO El buen líder percibe la Red, se nutre de ella y la alimenta. Es un catalizador que recibe la energía de la Red, la administra y la distribuye. En el idioma de la ciencia de las redes complejas, los líderes son hubs, aquellos nodos particularmente atractivos que generan la aglutinación de muchos otros nodos y la creación de innumerables links. Cuando un líder funciona en Red, además, es capaz no solo de concentrar información o contactos, sino también de difundir conocimiento y comunicación, multiplicando las conexiones aleatorias de toda la Red. La creatividad en acción necesita de la circulación entre las personas y las cosas. El CEO sentado en su escritorio puede tener una idea brillante, y luego implementar su ejecución de modo lineal. Pero si sale de su oficina y transita por diferentes espacios, la calidad de su idea mejorará, ya que no será algo que deba imponerse, sino un hallazgo que forma parte de una tendencia, de una Red implícita en el ambiente, que él percibió con su cuerpo, emociones y mente. Al percibir lo que está en el aire, le da forma y lo devuelve con un nuevo potencial. Lo notable es que, en esos casos, una nueva idea genera escasas resistencias y se incorpora con naturalidad a la Red de la que nace. Es como si reflejara en palabras, imágenes y hechos una corriente latente, y trajera a los otros lo que estaban necesitando, quizá sin ser conscientes de ello. No hay violencia, ya que todos reconocen que el plan propuesto tiene su origen en cada uno de ellos, y a la vez se reconocen en él. Cuando la Red funciona, el líder, el equipo y el proyecto son una sola cosa. Esto es lo que llamamos pasión, entrega y compromiso. Y esas son las condiciones necesarias para que aparezca la sincronicidad, esa serie de mágicas coincidencias que hacen que todos los recursos jueguen a nuestro favor.

ENTREGA Y CONTROL “Muchas veces, los caballos no dan lo mejor de sí mismos, porque sienten que el jinete

no busca una sensación placentera, sino que, simplemente, está usando instrumentos y

siguiendo reglas.

Sin delicadeza, todo lo que hace el caballo es forzado. La delicadeza es un requisito

necesario para alcanzar el estado de gracia indispensable en el arte. Adiestrar un

caballo no es solo ganar su sumisión; significa también asegurarse de que el caballo

disfrute haciendo lo que se le pide.

En la vida, cuando dos seres vivos dan lo mejor de sí mismos para realizarse, sucede

algo maravilloso”.

Nuno Oliveira

Reflexiones sobre el arte ecuestre

Hoy el liderazgo se constituye con intuición, empatía, percepción y manejo de la Red humana. Un líder en Red ilumina la actuación de su equipo, pone su luz al servicio del brillo de los otros, fomenta el aprendizaje y la circulación de conocimientos, mantiene

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activa la Red. Los líderes lineales, cuando se les señala un error o se les pide un cambio de actitud, reaccionan defensivamente, cierran su Red, se ponen paranoicos y autoritarios. Acortan las riendas y espolean al equipo. El problema es que este aislamiento genera más miedo a ser atacado. Al cortar la Red, no solo dejan al equipo emocionalmente huérfano, sino que se privan del suministro empático de su gente y de la posibilidad de aprender. Lo notable es que siempre el ejercicio del poder genera fragmentación de las redes y linealidad del pensamiento, a veces hasta un cierto “delirio de grandeza”, y por eso debe ser complementado por el desarrollo y la madurez de la persona total. Cuando hay exceso de protagonismo no hay Red, solo líneas convergentes hacia el jefe. El sistema es jerárquico, bidimensional y estático.Los lazos informales y aleatorios entre personas e ideas están restringidos. No hay expansión libre de la conectividad, y la no incorporación de nuevos conocimientos agota el capital intelectual de todos. Poder y control impiden que se forme la Red y empobrecen los resultados y la calidad del equipo. La necesidad compulsiva de uno de demostrar su valor ahoga la creatividad de los otros, además de cargar con una responsabilidad excesiva y solitaria. Se puede elegir entre ser el jefe de un ejército de robots o el director de una orquesta de personas vivas. Una organización en Red no es una serie de categorías burocráticas, perfectamente tipificadas y organizadas. Tampoco una horda de salvajes liderados por un cacique carismático. Es esencial conocer aquello que hace único a cada uno. Su carácter, sus habilidades, gustos y pasiones. Pensamiento en Red no es un conocimiento más sino un recurso que permite descubrir, gestionar y capitalizar el talento y los valores originales de cada persona de la organización, incrementando el potencial humano.

RESPONSABILIDAD Y AUTORIDAD: AUTORIZAR EL APRENDIZAJE “El aprendizaje no funciona de forma automática: es preciso dirigirlo. Y la velocidad

de una empresa no la marcan los más inteligentes y los más rápidos, sino los más lentos

y los menos preparados. Una de las tareas clave de todo líder es fomentar el

aprendizaje.

Los líderes deben asegurar un flujo constante de conocimientos en todos los niveles de

la empresa”.

Jonas Ridderstrale y Kjell Nordström

Funky Business

La intervención lineal en forma vertical siempre parece más rápida y eficaz, pero corta la Red e impide el aprendizaje. Solo la actitud de tejer la Red hace madurar a la gente. Claro que puede requerir algo más de tiempo, pero genera un crecimiento verdadero y sostenible. “Cuando resuelvo algo personalmente y por decreto, lo hago más rápido. Trabajar en Red es muy interesante, pero toma un poco más de tiempo. Y yo soy demasiado impaciente”, me decía hace poco el presidente de una empresa. El ejercicio de la autoridad es necesario, pero cierra la Red: la gente se siente amenazada o humillada y se defiende reaccionando. Por eso, cuando el líder cree tener razón, debe considerar las reacciones que generarán el miedo y el orgullo herido de su gente, porque, si no, seguirá teniendo razón, pero fracasará en su gestión. Además, fustigar a la gente genera adicción a los estímulos, y es interminable y

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agotador. Por otra parte, produce dependencia del sistema elogio-crítica o premio-castigo. Las personas comienzan a funcionar desde el reflejo condicionado, más que desde la reflexión, la originalidad y el compromiso. Si el estímulo apunta al miedo y la inspiración al placer, el líder que sólo estimula produce adiestramiento, en tanto que el que inspira genera crecimiento. Mary Fontaine, directora del Centro McClelland, investigadora del comportamiento de las organizaciones y autora junto con Scott Spreier y Ruth Malloy del trabajo “Liderazgo desbocado: el potencial destructivo del excesivo afán de logro”, publicado en Harvard Business Review en 2006, afirma que los líderes que tienen una actitud autoritaria y toman atajos hacia los resultados inmediatos en vez de informar, enseñar y colaborar con su gente, terminan perjudicando el desempeño, destruyendo la confianza y el ánimo, y reduciendo la productividad. Estos autores destacan también que se reconoce a esta clase de líderes por su tendencia a trabajar más duro que sus subordinados y su creencia en que ellos mismos son capaces de hacerlo todo mejor y en menos tiempo. Un líder puede trabajar en Red sólo cuando su propio pensamiento opera en Red. Si es un workaholic, estresado y lineal, crispado y sobreexigido, apenas va a ser capaz de reaccionar linealmente ante los problemas, causando más daño a la Red. Y esas reacciones negativas generan una toxicidad en la Red, hecha de orgullo herido, resentimiento, pérdida de confianza y miedo. La adrenalina circula en grandes cantidades, la gente se enloquece y se enferma. Aparecen actitudes irresponsables, ausentismo, desinterés, somnolencia y maltrato hacia otras personas. Como es imposible evitar todas las actitudes lineales que cortan la Red, lo importante es detectarlas, reconocerlas y repararlas. Por eso, el líder debe saber, además, diagnosticar y curar la Red. Ser capaz de decir, con honestidad y respeto, lo más temido, lo que nadie quiere decir, e incluso lo que nadie quiere escuchar, y enfrentarlo con confianza y franqueza. Cuando una organización o un equipo funcionan linealmente, los nudos y los cortes en la Red son considerados errores, y producen la irritabilidad y el enojo del jefe. Sin embargo, la función del líder es justamente encontrar los nudos y los cortes, ya que muchos de los errores que las personas cometen se deben en gran parte a fallas en la Red, y la forma de solucionarlas es revisarla y restaurarla. Sin embargo a veces, especialmente durante una crisis, ejercer el liderazgo implica cerrar o cortar la red. Esto deja residuos tóxicos en la organización, que deberán ser registrados, procesados y reparados.

EL ESTADO MENTAL FASCISTA En su libro Ser un personaje, el psicoanalista inglés Christopher Bollas describe ciertas condiciones de funcionamiento de grupos y sociedades como un estado mental fascista, en el que los valores se deshumanizan, no solo verticalmente desde el dictador, sino por la prohibición de sostener actitudes humanas solidarias y compasivas entre los miembros del equipo, que son criticadas y castigadas. Se considera signo de debilidad ofrecer ayuda o interesarse por el problema del otro, necesitar consejo o colaboración. También, expresar emociones o tener otros intereses por fuera de la organización. El funcionamiento lineal aumenta el riesgo de aparición de este estado mental fascista, ya que son destruidos la duda, el conflicto, la oposición. En el nivel del pensamiento encontramos una mutilación de la creatividad, y en el nivel de los equipos, una destrucción de los vínculos con comportamientos agresivos y despiadados. La gente deja de ser compleja y simplifica, distorsiona, descontextualiza,

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discrimina; se subvierten los valores de la Red.

LOS INDICADORES DE GRANDEZA La retroalimentación benigna hace que la confianza en el equipo active la confianza en la propia creatividad y en la de los otros. Pero aprender a colaborar no es tan sencillo. Si saber dar requiere de un aprendizaje, saber pedir puede ser aún más difícil. Y en muchos casos nos cuesta manejar las emociones que genera depender de otro. A veces tenemos que pedir un favor, y nos debatimos para encontrar el punto justo entre una actitud prepotente o una actitud humilde; de asumir una actitud reactivamente orgullosa ante el malestar de tener que pedir, o una actitud de sometimiento ante la incomodidad de depender. Pero la solución no es encontrar la dosis o las proporciones justas de cada comportamiento, ya que de cualquier manera quedaríamos acotados por dos alternativas de funcionamiento lineal. Cuando estamos en Red, la actitud adecuada es el agradecimiento. La gratitud honra a la vez al que pide y al que da, es expansiva y contagiosa. Y resuelve la disyuntiva entre ganar o perder, ya que todos ganan.