Buenas Prácticas Ambientales
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Buenas Prácticas Ambientales
1. Introducción
Las actividades realizadas diariamente por el hombre tienen repercusiones en el Medio
Ambiente. Algunas de ellas tienen efectos en nuestro entorno local, sin embargo otras
tienen consecuencias a escala global. Para intentar minimizar los posibles impactos
negativos sobre el Medio Ambiente y sobre la salud de las personas, existen una serie de
medidas que se pueden llevar a cabo. El conjunto de estas medidas constituyen un manual
de prácticas medioambientales, con las que se intentan reducir o minimizar los daños
causados por la actividad humana.
Mediante la implementación de buenas costumbres medioambientales se logrará disminuir
los desequilibrios y encaminarnos al desarrollo sostenible, teniendo como objetivo a las
personas y la elevación de su nivel de vida.
2. Que son las buenas prácticas ambientales
Es uno de los instrumentos para la mejora medioambiental de una empresa. Comprende
una serie de actuaciones sencillas cuya finalidad es promover la mejora continua de las
actividades industriales en relación con el ambiente mediante, la reducción de las pérdidas
sistemáticas o accidentales de materiales, en forma de contaminantes (residuos, emisiones
o vertidos), y de esta manera aumentar la productividad centrándose principalmente en
factores humanos y organizativos de la producción.
3. Importancia y metodología
A través de la implementación de Buenas Prácticas Ambientales se tiene la posibilidad de
reducir el impacto ambiental negativo generado por las actividades de cada uno de los
trabajadores de manera individual, sin la necesidad de sustituir o realizar cambios
profundos en los procesos. Aunque el impacto generado pudiera percibirse como poco
significativo o bajo, la suma de cientos de malas actuaciones individuales pueden generar
resultados globales adversos, por lo cual se pueden llevar a cabo pequeñas acciones
encaminadas a su prevención o su reducción.
Las Buenas Prácticas Ambientales son útiles, tanto por su simplicidad y bajo costo, como
por los rápidos y sorprendentes resultados que se obtienen. Requieren sobre todo cambios
en la actitud de las personas y en la forma como se llevan a cabo las operaciones. Al
necesitar una baja inversión, su rentabilidad es alta, y al no afectar los procesos, son bien
aceptados y nos ayudan a conseguir entre todos un objetivo fundamental: el Desarrollo
Sostenible.
A veces sólo es necesario aplicar el sentido común y tener en cuenta una serie de medidas
que, llevadas a cabo de forma sistemática, pueden conseguir ahorrar agua, materias primas
y energía, así como reducir los residuos y la contaminación, y posibles riesgos que puedan
afectar tanto al medio ambiente como a la salud de las personas.
Entre los resultados que se obtendrán por la implementación de esta guía se incluyen los
siguientes:
Reducir el consumo de energía
Reducir el consumo de agua
Reducir el consumo de materiales e insumos
Reducir la generación de residuos
Adquirir y fortalecer la cultura de reciclaje
Reducir las emisiones atmosféricas y los ruidos
Reducir los vertimientos de aguas residuales
Mejorar la competitividad y la imagen de la Entidad
4. Como reducir el Consumo de Energía
4.1. En el hogar
Nuestros hogares consumen el 30% de la energía total. Todos podemos hacer algo para
disminuir el consumo global de energía y así prevenir los efectos negativos que conlleva.
Al comprar un electrodoméstico, escoge el que tenga una etiqueta de
calificación energética A o A+.
Mantén desenchufados de la corriente los aparatos que no tengan que estar
conectados continuamente.
No dejes abierta la puerta del frigorífico y asegúrate de que cierra bien.
No introduzcas alimentos calientes.
Descongélalo cuando se haya formado una capa de hielo superior a 5 mm.
Ajusta la temperatura de la nevera a 5ºC y la del congelador a -18ºC.
Asegúrate que hay espacio suficiente por encima y a los lados para dejar salir el
aire caliente.
Utiliza el horno y el grill lo menos posible. En su lugar, usa el microondas.
Hierve sólo la cantidad de agua necesaria.
No abras la puerta del horno cuando esté encendido y comprueba que cierra
bien.
Elige un horno con ventilación forzada.
Emplea cacerolas y sartenes adecuadas al tamaño de los quemadores y usa
siempre las tapas.
Utiliza el calor que queda en la placa vitrocerámica para terminar de cocinar.
Descongela la comida en el frigorífico o a temperatura ambiente con suficiente
antelación y no utilices el microondas para ello.
Enjuaga los platos con agua fría.
Utiliza el lavavajillas a plena carga y a ser posible con los programas económicos.
Si te vas a ausentar algunos días, apaga el calentador de agua caliente.
Controla la presión de los grifos para reducir el consumo o instala grifos de
consumo reducido: ahorras agua caliente y por tanto energía.
Ajusta la temperatura del agua caliente a 45ºC.
Instala difusores o interruptores bidireccionales.
Sustituye las bombillas de filamento incandescentes por otras de menor
consumo o por lámparas fluorescentes compactas.
Vacía y sustituye las bolsas de la aspiradora con regularidad.
Desconecta la TV, el DVD, el equipo de música, etc., y no los dejes en “stand by”
para evitar “consumos fantasma”.
Utiliza ventilador de techo en vez de aire acondicionado.
En verano, cierra persianas y cortinas durante el día, y ábrelas de noche para
refrescar las habitaciones. Ventila la casa a primera hora de la mañana, cuando
la temperatura es más fresca.
En invierno utiliza cortinas largas para impedir la pérdida de calor.
Ajusta la calefacción entre 18 y 22 grados, y cierra puertas y ventanas para que
se calienten antes las dependencias.
Usa ropa de abrigo, en lugar de subir la calefacción.
No cubras los radiadores, ya que si lo haces evitas la propagación de calor.
Lava la ropa en agua fría aprovechando las características de tu lavadora y
utilizando los detergentes adecuados.
Carga completamente la lavadora en cada lavado, pero sin sobrecargarla, y
mantén siempre limpio el filtro.
Tiende la ropa, en vez de usar la secadora.
Nunca sobrecargues la secadora o metas en ella la ropa muy mojada.
Comprueba siempre el etiquetado energético de la lavadora: elige modelos que
sean A o A+.
Un buen programa de centrifugado en la lavadora, puede evitar el uso de la
secadora.
Plancha en primer lugar la ropa que necesite menor temperatura.
Deja para el final, cuando ya hayas apagado la plancha, las prendas que
necesiten una temperatura muy baja de planchado.
Plancha grandes cantidades de ropa en cada sesión para evitar gastar energía
durante el calentamiento de la plancha.
Apaga la plancha si vas a interrumpir la tarea.
Instala una alcachofa de ducha de flujo reducido.
Pon un tapón al lavabo para evitar que se vaya agua por el desagüe: ahorras
agua y energía para calentarla.
Desenchufa todos los aparatos de la toma de corriente.
Utiliza el secador de pelo en la opción de menos calor.
Dúchate en vez de bañarte.
Apaga todas las luces al salir de la habitación.
Utiliza iluminación de trabajo (un flexo) en vez de iluminar por completo la
habitación.
Usa temporizadores de pulsador y sensores de luz: son ideales para garajes,
escaleras, etc.
Sustituye los fluorescentes viejos por otros más modernos, de mayor
rendimiento y menor consumo.
Evita el uso de lámparas con muchas bombillas.
Limpia lámparas y tulipas con frecuencia.
Aísla el techo para evitar la acumulación de calor en verano y la pérdida de calor
en invierno.
Utiliza ventiladores en verano en vez de aire acondicionado.
Utiliza sábanas o edredón todo el tiempo para cubrir la cama.
Desconecta de la toma de corriente radios, TV, equipos de música, consolas de
videojuegos, etc., cuando permanezcas durante un largo periodo de tiempo
fuera de casa.
Usa la manta eléctrica sólo como calentador y pon una manta en la cama.
En invierno, bastan 10 minutos para ventilar una habitación.
Instala un difusor de luz para reducir el gasto de las lámparas incandescentes.
Instala interruptores programables y bidireccionales, y sensores de movimiento
y de luz de día.
Asegúrate de que los niveles de iluminación son adecuados y que las luces se
apagan cuando no son necesarias.
Limpia los focos una vez al año, o con más frecuencia si es necesario, y quita la
vegetación próxima a ellos.
Sustituye las lámparas de incandescencia por otras fluorescentes compactas en
donde sea posible.
Usa lámparas prismáticas compactas fluorescentes en las zonas protegidas de
la intemperie.
Instala puntos de luz incandescente de 120 W, con reflectores mejorados o
puntos de luz halógenos de tungsteno.
Instala un temporizador programado adecuado para funcionar el tiempo
mínimo recomendado en cada estación (6-8 horas en verano y 2-4 horas en
invierno).
Comprueba que el tamaño del sistema de filtrado e instalación son correctos.
Procura que el agua de la piscina se caliente por energía solar en vez de por gas
o electricidad.
Cubre las zonas del baño con una manta térmica y reducirás a la mitad los costes
del calentador y apaga éste si no lo vas a utilizar durante un tiempo.
Fija la temperatura de los baños en un nivel mínimo cuando no están en uso y
enciéndelos una hora antes de su utilización.
Aísla la casa (techo, paredes y suelos a ser posible).
Sella huecos alrededor de puertas y ventanas para impedir la formación de
corrientes.
Utiliza suelos de losas de cemento y material pesado de construcción en el
interior. Absorben y guardan el calor durante el día y reducen su pérdida por la
noche.
Instala cortinas gruesas que se ajusten entre si y que cuelguen de un riel o desde
un saliente hasta el suelo, para reducir la fuga de calor por las ventanas.
Ponte ropa de abrigo y baja la temperatura de la calefacción.
Cierra la habitación que estés calentando.
Al seleccionar un sistema de calefacción asegúrate de que es el más adecuado
para el tamaño de la habitación y para la actividad que realizas en ella:
La calefacción por radiación (radiadores eléctricos, de gas, chimeneas,
etc.), calienta antes los objetos que el aire. Es una buena opción para
habitaciones grandes en las que las personas no tengan mucha
actividad.
La convección forzada (convectores eléctricos, acondicionadores de
aire, etc.), calientan antes el aire y son apropiados para estancias donde
la gente se mueva mucho.
Los paneles y las columnas rellenos de aceite se calientan lentamente,
siendo recomendables para habitaciones pequeñas durante largos
periodos de tiempo.
Los sistemas de conducción (mantas eléctricas, etc.), transmiten el
calor por contacto, por lo que son adecuados para el uso personal.
Las bombas de calor absorben el calor gratuito del exterior y lo ceden
al interior de la vivienda. Es interesante su uso junto con el suelo
radiante.
Lo mejor es incorporar medidas de ahorro energético en el diseño de la
vivienda.
Instala grandes ventanas en el lado sur de la casa y redúcelas en el norte.
Instala aislamientos con el valor recomendado “R” en techos y paredes para
mantener hasta 10ºC más frescas las habitaciones.
Diseña puertas interiores y aberturas que permitan pasar la brisa.
Proporciona sombra adicional a las ventanas que lo requieran con toldos,
persianas, etc.
Selecciona plantas de exterior que proporcionen frescor.
Evita el pavimentado o el hormigón delante de las ventanas para evitar el calor
que reflejan hacia la casa.
En los días más cálidos cierra puertas, ventanas, cortinas, toldos y persianas,
para evitar que entre el calor, y ábrelas sólo a primera hora de la mañana y por
las noches, para que el calor pueda salir.
Cierra las habitaciones que no uses para mantener más fresca la casa.
Elige bien qué tipo de aparato de refrigeración vas a usar:
Ventiladores: ideales para habitaciones bien aisladas. El gasto de
energía es más bajo.
Evaporadores: para climas secos. Son más caros, pero los costes de
electricidad son bajos.
Aire acondicionado: Su precio es más alto y gasta enormes cantidades
de energía. Si lo usas, mantenlo en el lado más sombreado de la casa,
orienta las tablillas de salida de aire siempre hacia el techo (el aire
bajará sólo, ya que es más denso que el caliente de la habitación) y
mantenlo a una temperatura razonable.
Bomba de calor reversible: precio más barato que el anterior y con un
nivel de ruido y gasto energético menor.
5. Como Resolver el Consumo de Agua
El agua es un elemento vital para la vida, y su disponibilidad para el uso marca las tendencias
de la sociedad.
Sin embargo, no todas las poblaciones tienen acceso al agua potable, se estima que sólo el
60% de la población mundial tiene acceso al agua potable, de ahí que en muchos lugares se
convierta, incluso, en un factor estratégico, ya que todo el mundo necesita un saneamiento
básico. Estos servicios son esenciales para la salud y la dignidad humana, y están recogidos
en tratados internacionales como, por ejemplo, la Convención sobre los Derechos Humanos
o en los Derechos del Niño.
En relación al tamaño de la población, las regiones con menos acceso a agua potable son las
islas del Pacífico y el África subsahariana, en las que carecen de acceso, respectivamente,
un 48% y 42% de la población.
El porcentaje en Asia oscila entre el 12% en Asia occidental hasta el 22% en Asia oriental.
Esto supone que 674 millones de personas de este continente (2/3 partes de la población
mundial) no disponen de acceso a agua potable.
Asimismo, un 42% de la población mundial carece de acceso a instalaciones mejoradas de
saneamiento. Las tasas más reducidas se encuentran en el África subsahariana (64%) y Asia
meridional (63%).
Es decir, la distribución irregular del agua por áreas hace que muchos países dispongan de
un recurso insuficiente cuya disponibilidad está sujeta a ciclos, presentándose
periódicamente sequías que provocan graves crisis de abastecimiento.
Veamos cómo es el reparto del agua en el mundo en relación con la población humana:
Además, el abastecimiento de agua y el saneamiento requieren inversiones costosas que no
pueden asumir los países más pobres. La falta de saneamiento adecuado hace que se
contaminen las fuentes de agua potable, lo que facilita la propagación de enfermedades
que producen altas tasas de mortalidad, especialmente infantil.
Por este motivo, las Naciones Unidas fijaron, entre los Objetivos del Milenio, reducir a la
mitad el número de personas sin acceso sostenible al agua potable y al saneamiento para
el año 2015. Para ello se requiere la cooperación internacional, en la que España participa
a través de la Secretaría de Estado de Cooperación.
Pero la acción no debe provenir únicamente de los administradores y tomadores de
decisiones. En muchas culturas, las normas y creencias también tienen un impacto negativo
sobre los esfuerzos por mejorar el saneamiento, ya que la discusión se ve muchas veces
entorpecida por los tabúes culturales de la población. Los problemas no pueden resolverse
y las actividades educativas relativas a la higiene están restringidas por el silencio que las
rodea.
La difusión de cambios fundamentales en el comportamiento es la clave para integrar el uso
apropiado de los servicios en la rutina diaria, y requiere que se inicie en la infancia. Los
programas educativos escolares sobre salud e higiene constituyen, por lo tanto, una parte
esencial de todo programa de agua y saneamiento.
5.1. Como Ahorrar Agua
5.1.1. En la Cocina
Instala en los grifos dispositivos economizadores de agua: reducirás
hasta un 50% del consumo habitual.
Repara los grifos para evitar que goteen: ahorrarás 200 litros de agua al
día.
Cierra los grifos siempre que no los uses: conseguirás ahorrar hasta 12
litros de agua por minuto.
Compra electrodomésticos ecológicos y utilízalos siempre con la carga
completa: ahorrarás un 40% de agua por lavado.
No dejes el grifo abierto para que se enfríe el agua: pon una jarra en el
frigorífico.
Utiliza el agua sobrante de las jarras de las comidas y de lavar las
verduras para regar las plantas.
Descongela los alimentos en el frigorífico.
Evita los productos de limpieza agresivos.
Vierte en un recipiente el aceite usado que te sobre y llévalo a reciclar.
No lo tires nunca por la pila: un solo litro de aceite, contamina miles de
litros de agua.
Utiliza programas cortos de lavado, puedes ahorrar hasta un 20% de
agua.
No utilices detergentes con fosfatos, pues son unos de los principales
componentes contaminantes de las aguas.
Si lavas la vajilla a mano, enjabona con el grifo cerrado: ahorrarás hasta
20 litros al día.
Cuando laves las verduras recupera el agua en un barreño y reutilízala
para regar o limpiar: puedes ahorrar más de 10 litros al día.
5.1.2. En el baño
Coloca una papelera en el aseo y no uses el inodoro como cubo de
basura.
Cierra el grifo mientras te enjabones las manos, te afeites o te laves los
dientes: ahorrarás 12 litros de agua al minuto.
Compra papel higiénico blanco o reciclado.
Repara los grifos para evitar que goteen: ahorrarás 200 litros de agua al
día.
Instala cisternas de doble descarga y de 6 litros de capacidad.
Llena moderadamente el lavabo al asearte y no dejes correr el agua:
conseguirás ahorrar hasta 12 litros de agua por minuto.
Instala en los grifos dispositivos economizadores de agua: reducirás
hasta un 50% del consumo habitual.
Al afeitarte llena el lavabo y cierra el grifo: ahorrarás hasta 20 litros al
día.
Dúchate en lugar de bañarte: conseguirás un ahorro de hasta 200 litros
de agua al día.
Cierra el grifo mientras te enjabonas: ahorrarás 12 litros de agua al
minuto.
Recupera el agua de la ducha que dejas correr hasta que sale caliente.
Podrás usarla para regar, fregar... y ahorrarás hasta 15 litros por día y
ducha.
5.1.3. En el coche
Lava tu coche en lavaderos profesionales. Ten en cuenta que un túnel
de lavado que no emplee agua reciclada gasta 150 litros en lavar tu
coche, mientras que si utiliza agua reciclada se reduce a 40 litros. Así
mismo, si realizas el lavado con cubo y esponja gastarás 40 litros de
agua, pero si utilizas la manguera el gasto se elevará hasta los 500 litros.
5.1.4. En el jardín
Conoce el microclima de tu jardín y selecciona las plantas que más se
adecuen a él.
Agrupa las plantas según su consumo de agua para facilitar la economía
del sistema de riego.
Escoge plantas autóctonas; así sólo necesitarás una pequeña
aportación de agua en los meses cálidos.
Utiliza plantas tapizantes o cobertoras sustitutas del césped.
Aplica el sistema de riego adecuado. Para ello:
Conoce el Clima: diseña un sistema de riego acorde a las
necesidades de tu zona climática.
Usa acolchados en el suelo en las zonas en las que no hay
sombra para evitar la evaporación del agua.
Instala una red de Riego Elemental, con bocas de riego y aljibes
o estanques que no dependan de sistemas de bombeo.
Aprovecha el agua de lluvia: recógela para regar tus plantas y
coloca alcorques en la base de los árboles. Evita las
escorrentías.
No riegues en las horas centrales del día: riega al anochecer. Es
mejor para las plantas y evitarás pérdidas por evaporación.
Usa sistemas automáticos de riego, a ser posible de goteo para
los árboles y arbustos. Si su plantación es reciente riégalos en
días alternos con dosis de 3 a 6 litros/unidad.
6. Medidas para reducir la Generación de Residuos
6.1. Cómo reducir residuos en la alimentación:
Opte por productos alimenticios producidos cerca de su localidad. Así se
ahorran embalajes y transportes. Comprando a granel se evitan embalajes
innecesarios.
Rechace los alimentos que vengan en bandejas de corcho blanco.
Priorice el consumo de alimentos frescos, tienen menos envoltorios y son más
sanos.
Utilice botellas de vidrio reciclables en vez de botes, "bricks" o envases de
plástico. Asimismo, en la compra de bebidas opte por envases grandes.
6.2. Cómo reducir residuos de papel y cartón:
Con el papel y el cartón hemos de utilizar estrictamente las pautas de "las tres
erres":
Reducir. Evitar el uso innecesario de papel o cartón. Procure utilizar papel
reciclado y/o ecológico.
Reutilizar el papel y cartón hasta donde sea posible. Use los folios por las dos
caras, especialmente al imprimir o fotocopiar.Elija tipos y cuerpos de letra
pequeños para los borradores con el fin de ahorrar espacio. Reciclar. El papel y
cartón que no tenga ya utilidad ha de ser depositado en el contenedor
específico para su posterior reciclaje.
Reciclar. Hemos de evitar el uso de papeles que dificultan o imposibilitan el
reciclaje (plastificados, encerados, de fax, etc.) a menos que sea imprescindible.
6.3. Cómo reducir residuos en los aparatos electrónicos y eléctricos:
Los residuos deben ser entregados y gestionados correctamente. Cuando
compre un nuevo aparato, puede llevar el antiguo al establecimiento donde
realice la compra y ellos se encargarán de gestionarlo adecuadamente. En el
caso de que la entrega del aparato antiguo no se deba a la adquisición de uno
nuevo, debe llevar el aparato desechado al punto limpio más cercano o
preguntar en su ayuntamiento si existe algún sistema de recogida para este tipo
de residuos.
Los cartuchos de tóner y tinta deben entregarse para su reutilización. También
se puede solicitar a los proveedores que se hagan cargo de su recogida.
6.4. Cómo reducir residuos en la limpieza:
Recuerde que no se va a conseguir más limpieza o blancura por utilizar más
detergente del indicado. Al comprar detergente, opte por los de mayor tamaño.
Si es posible, evite los ambientadores. Opte por airear las habitaciones y la
utilización de plantas aromáticas.
Nunca emplee aerosoles, en todo caso pulverizadores.
6.5. Cómo reducir residuos en el bricolaje:
Calcule bien lo que va a necesitar antes de comenzar la tarea. Los botes de
pinturas y otros productos utilizados en el bricolaje son, una vez abiertos, de
difícil conservación.
Son preferibles las pinturas al agua.
Si es posible, utilice instrumentos que dosifiquen el uso del producto como
brochas o pinceles.
En caso de necesidad, opte por las pistolas mecánicas o los pulverizadores, pero
nunca aerosoles.
Recuerde que los residuos generados por el bricolaje han de ser depositados en
"puntos limpios".
6.6. Cómo reducir los residuos de pilas:
Si existe alternativa, descarte los instrumentos que usen pilas: relojes
automáticos, calculadoras solares, etc.
Enchufe, siempre que pueda, aquellos instrumentos que funcionen
indistintamente con pilas o a través de la corriente eléctrica.
Utilice pilas recargables. Además de ayudar al medio ambiente, estará
ahorrando dinero.
Recuerde que las pilas están catalogadas como residuos urbanos especiales por
ser especialmente contaminantes. Deposítelas en Puntos Limpios o en
contenedores establecidos para tal fin.
6.7. Cómo reducir residuos en la ropa:
Los tejidos naturales son más fáciles de reciclar y sus residuos son menos
contaminantes que los sintéticos.
No se desprenda de ropa porque no esté a la última moda.
Reutilice la ropa inservible para trapos de cocina, para hacer disfraces, etc.
También puede regalarla o entregarla a entidades benéficas.
6.8. Compostaje casero.
Alrededor del 50% de los residuos que generamos en el hogar es materia
orgánica, el residuo que más fácilmente puede ser transformado y reciclado
mediante el llamado proceso de compostaje, que consiste en convertir los
restos de materia orgánica en un abono eficaz y respetuoso con el medio
ambiente: el COMPOST.
Siguiendo unas sencillas pautas, y si tenemos espacio para ello, podemos
fabricar nuestro propio compost en casa:
Separar los residuos de naturaleza orgánica (evitar cáscaras de cítricos
y restos de carne y pescado).
Localizar un lugar parcialmente sombreado y al refugio de los vientos.
Hacer un agujero en el suelo de poca profundidad (25 cm. aprox.) y
de1,5 mde ancho x1,5 mde largo.
Colocar el entramado o lecho de ramas en la base para facilitar la
aireación y evitar el encharcamiento.
Ir depositando los residuos orgánicos y aportar de vez en cuando, si
fuera posible, paja, cenizas y virutas de madera. Así, se compondrá
poco a poco un montón que es aconsejable no supere1,5 m. de altura
y que se ha de cubrir con tela u otro tipo de protección que evite la
pérdida de humedad.
El montón se ha de mantener húmedo con agua, pero nunca en exceso,
a la vez que también se ha de voltear de vez en cuando para facilitar la
aireación.
Pasados de cuatro a seis meses -se puede reducir a dos si utilizamos
aceleradores-habremos logrado obtener un estupendo abono apto
para todo tipo de plantas y macetas.
Esta es una tecnología sencilla y económica para aprovechar toda clase
de basura biodegradable y darle una utilidad práctica, además de evitar
que acabe ocupando espacio en los vertederos.
7. Consumo Responsable
Una de nuestras actividades cotidianas es ir de compras, consumir. Pero nuestro consumo
en la mayoría de las ocasiones es sinónimo de “agotamiento”. No tenemos en cuenta las
repercusiones para el medio ambiente y las personas que habitan el planeta de nuestros
procesos de abastecimiento de bienes y servicios.
De acuerdo a la Declaración oficial de Naciones Unidas con motivo de la Cumbre de la Tierra
de 2002 una de “las principales causas de que continúe deteriorándose el medio ambiente
mundial son las modalidades insostenibles de consumo y producción, particularmente en
los países industrializados". En este sentido Naciones Unidas hace un llamado a revisar estas
modelos insostenibles, recurriendo a modelos de consumo responsable.
Por Consumo Responsable entendemos la elección de los productos y servicios no sólo en
base a su calidad y precio, sino también por su impacto ambiental y social, y por la conducta
de las empresas que los elaboran.
Otra acepción de Consumo Responsable, o consumo crítico, complementaria a la definición
anterior, es aquel que implica consumir menos, eligiendo consumir sólo lo necesario, y
estando atentos a cómo nos influye la publicidad en la creación de necesidades superfluas.
Es un imperativo de nuestro tiempo la realización de un cambio social en torno a nuestros
hábitos de consumo. El principio fundamental es que todos somos corresponsables con
nuestra compra de los impactos sociales y ambientales de la producción.
En el medio ambiente, soporte de la vida en la Tierra, teniendo en cuenta que
debemos priorizar productos con menores impactos ambientales y reducir el
consumo de los limitados recursos naturales de que disponemos.
En las personas, asumiendo y defendiendo solidariamente la obligación de
garantizar los mismos derechos para todas ellas.
Cuando añadimos el calificativo de responsable a nuestro consumo estamos significando la
importancia que tiene el consumidor para elegir entre las diversas opciones que le ofrece el
mercado de bienes y servicios, teniendo en cuenta los productos que valoran la justicia
social, la ética y la solidaridad, y la protección del medio ambiente.
La ciudadanía puede convertir su capacidad de compra en un importante instrumento de
presión; como dice una organización pionera en estos temas, puede “votar por sus valores
a través de su acto de compra”. El consumidor y consumidora tienen a su alcance la
posibilidad de premiar a los mejores y rechazar a los peores, exigiendo el cumplimiento de
determinadas garantías sociales, laborales y medio ambientales.
Criterios ambientales
Criterios sociales y éticos
7.1. CRITERIOS PARA UN CONSUMO RESPONSABLE
Para ejercer un consumo responsable podemos hacernos una serie de preguntas:
¿Necesito lo que voy a comprar? ¿Quiero satisfacer un deseo? ¿Estoy eligiendo
libremente o es una compra compulsiva? ¿Cuántos tengo ya? ¿Cuánto lo voy a
usar? ¿Cuánto me va a durar? ¿Podría pedirlo prestado a un amigo o a un
familiar? ¿Puedo pasar sin él? ¿Voy a poder mantenerlo/limpiarlo/repararlo yo
mismo? ¿Tengo ganas de hacerlo?
¿He buscado información para conseguir mejor calidad y menor precio? ¿Cómo
me voy a deshacer de él una vez que haya terminado de usarlo? ¿Está hecho
con materiales reciclables? ¿Las materias primas que se usaron son renovables?
¿Hay algo que yo posea que pueda reemplazarlo? ¿Te has informado de quién
y cómo se ha realizado el producto?
Cada uno de nosotros tenemos que dar la respuesta teniendo en cuenta que,
en la mayoría de los casos, realizar un consumo responsable sólo implica
realizar un cambio en nuestros hábitos de consumo que no conllevan
comportamientos muy diferentes a los que ya tenemos, no producen
inconvenientes considerables y no requieren esfuerzos específicos adicionales.
A la hora de comprar recuerda:
Debes hacerte las preguntas señaladas anteriormente y, sobre todo, si
lo que vas a comprar va a satisfacer realmente una necesidad o deseo,
o bien si lo compras compulsivamente.
Piensa a qué tipo de comercio quieres favorecer. No olvides que
consumir productos locales, productos ecológicos o de comercio justo,
productos naturales y productos reutilizados y reciclados, son sin duda
las mejores opciones medioambientales y sociales.
Infórmate a cerca de las repercusiones sociales y medioambientales de
los bienes y servicios. Pide información. Es tu derecho.
Asegúrate de la calidad de lo que compras, de cara a adquirir bienes
más saludables y duraderos.
Busca alternativas que minimicen la explotación de los recursos
naturales: segunda mano, reutilizar, intercambios, reparación.
Haz un buen mantenimiento de las cosas y cuando acabe la vida útil de
un producto, ten en cuenta las posibilidades de reciclar los materiales
de que está hecho.
Universidad Católica de Cuenca
Facultad de Ingeniería Agronómica, Minas
Veterinaria y Ecología
Nombre: David Aguilera
Materia: Evaluación de Impactos Ambientales
Tema: Buenas Prácticas Ambientales
Curso: 4to Año de Ingeniería Ambiental