Bruce lipton

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Bruce Lipton - Nuestros pensamientos influyen en cada célula de nuestro cuerpo. Bruce Lipton - Nuestros Pensamientos influyen en nuestras células Curaciones instantáneas. Inspiraciones cuánticas para niños de nueve a noventa y nueve. Norman Cousins descansa en su cama de el hospital, mareado y enfermo del estómago por el dolor en su espina y sus coyunturas. Su doctor le dijo que él nunca podría curarse y que podría sufrir más y morir. “Estoy seguro que si me quedo en este hospital moriré”, se dijo así mismo. Norman se registró en un hotel y ordenó muchas películas cómicas y libros que lo hicieran reír. Su corazonada fue correcta –si el reía por diez minutos, el podría dormir por dos horas sin dolor. Cuando él se levantó se puso a reír una vez más, y después volver a dormir un profundo sueño. En algunos meses, Norman se sentió fantástico, el regocijo volvió a su trabajo como editor de una revista. Nikki se avergonzaba porque como cualquier otro niño de secundaria la abucheaban por su peluca. Sabían que ella estaba calva como un huevo. Los tratamientos que ella estaba tomando eran por leucemia ( cáncer de sangre ) y estaban haciendo que todo su cabello se cayera. Cada día ella fue a la escuela sabiendo que se sentiría miserable, y sus padres siempre le dijeron que no tenía que hacerlo. Pero ella sentía que debía hacerlo. Una mañana ella se quitó la peluca y la puso en el asiento del carro de su madre. “Necesito saber quiénes son mis amigos en verdad”, ella le dijo a su madre. Nikki caminó a la escuela, su cabeza relucía

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Bruce Lipton - Nuestros pensamientos influyen en cada célula de nuestro cuerpo.

Bruce Lipton - Nuestros Pensamientos influyen en nuestras células Curaciones instantáneas.

Inspiraciones cuánticas para niños de nueve a noventa y nueve.

Norman Cousins descansa en su cama de el hospital, mareado y enfermo del estómago por el dolor en su espina y sus coyunturas. Su doctor le dijo que él nunca podría curarse y que podría sufrir más y morir. “Estoy seguro que si me quedo en este hospital moriré”, se dijo así mismo. Norman se registró en un hotel y ordenó muchas películas cómicas y libros que lo hicieran reír. Su corazonada fue correcta –si el reía por diez minutos, el podría dormir por dos horas sin dolor. Cuando él se levantó se puso a reír una vez más, y después volver a dormir un profundo sueño. En algunos meses, Norman se sentió fantástico, el regocijo volvió a su trabajo como editor de una revista. Nikki se avergonzaba porque como cualquier otro niño de secundaria la abucheaban por su peluca. Sabían que ella estaba calva como un huevo. Los tratamientos que ella estaba tomando eran por leucemia (cáncer de sangre) y estaban haciendo que todo su cabello se cayera. Cada día ella fue a la escuela sabiendo que se sentiría miserable, y sus padres siempre le dijeron que no tenía que hacerlo. Pero ella sentía que debía hacerlo. Una mañana ella se quitó la peluca y la puso en el asiento del carro de su madre. “Necesito saber quiénes son mis amigos en verdad”, ella le dijo a su madre. Nikki caminó a la escuela, su cabeza relucía en la luz del día. Muchos niños se hacían a un lado, pero muchos la adoraron por ser valiente. Después de este día, su leucemia despareció y su cabello creció. Nikki ha crecido ahora, está casada felizmente y tiene un hijo. “¡Cruac!” Jesse escucha los tronidos de sus huesos en su muñeca; por su rostro se derrite la nieve, su pies está atorado en su tablilla para deslizarse en la nieve. Un dolor agudo inundaba las yemas de sus dedos, hasta su codo y hombro. El siguiente día el doctor que le tomó rayos-x le dijo que tenía dos fracturas, pero la hinchazón era tanta que Jesé tendrá que esperar una semana antes de que le pusieran yeso. “¡Sin sufrimiento para mi!” él decidió. “Tengo lugares a donde ir y cosas que hacer”. Jesse usó una técnica de curación que aprendió en su escuela, y con sólo tres días el no tuvo más dolor o hinchazón. El regresó al doctor quien le tomó nuevos rayos-x y las fracturas habían desaparecido. “¡Este es una especie de milagro!” gritó el doctor. El Dr. Bruce Lipton puede explicar cómo estas tres radicales curaciones ocurrieron. ¡Él es el científico más rápido en hablar en todo el planeta tierra! Él ama tanto sus descubrimientos, que quiere contarlos de inmediato todos a la vez. Ha dedicado su vida al estudio de la biología celular la cual cubre todos los tipos de organismos de células simples y de los diferentes tipos de células en plantas, animales, y humanos. Sus ojos destellan con regocijo mientras el habla a la gente que nuestro pensamiento influye en las trillones de pequeñas células que componen cada parte de el cuerpo humano. El ha probado que cada

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uno de nuestros pensamientos y actitudes tienen una frecuencia (una vibra) ¡un efecto! Lo que sabemos y sentimos crea nuestra salud, enfermedad, o curación. Regocijo, miedo, felicidad, rabia, todo esto influencia todo lo que va a nuestro cuerpo. Pero, ¿cómo? Los científicos saben que cada célula es una miniatura de el total de tu cuerpo. Cada célula contiene “organocélulas” las cuales hacen el mismo trabajo que hacen nuestros órganos como el corazón, pulmones, riñones y cerebro- todos nuestros órganos. ¡Esto significa que cada célula, come, respira, se auto-limpia, se comunica, e interactúa con su entorno, un mini-ser que hace todas las mismas cosas que todo un ser humano! Una célula está compuesta de proteínas, azucares, genes, y grasas. Dr. Lipton le llama a las proteínas “unidades de percepción” (percepción significa conciencia de tu entorno a través de la sensación física). El encontró que las proteínas realmente leen lo que sucede en el entorno del cuerpo. Cuando tu estás jugando o aprendiendo o haciendo nada, las proteínas responden a lo que tu estás sintiendo. Las proteínas leen tus emociones muy de la misma manera que los ojos ven cosas y los oídos escuchan sonidos. Las células recogen esta información. La parte mas importante es que las células se mueven alrededor de señales en crecimiento “alegres” y se alejan de aquellas que producen miedo o ásperas. Si nuestras células, tejidos, y órganos sienten que necesitan protegerse así mismas de la dureza por periodos largos en nuestras vidas, ellas no crecen sanas y fuertes. Ahora, piensa en Norman Cousins, Nikki y Jesé. Norman, puso su fe en la risa. Sus células recibieron el mensaje que la vida es buena después de todo. Nikki miró su vida con coraje y verdad. Ella se paró y dijo “¡Acéptame como soy o no me aceptes!” y sus todas sus células volvieron a ser sanas. Jesse amó divertirse y nunca quiso permanecer recostado con un yeso por semanas. El supo como introducirse dentro de su mente más profunda y conectarse con la fuente de la vida de el universo donde todo es posible en cada momento. El dirigió todos los esfuerzos de su mente a una absoluta sanación y sus huesos se soldaron de nuevo en menos de tres días. ¿Podrías explicar que fue lo que sucedió en las células de estas tres personas? ¿Y podrías explicar cómo podrías mantener tu propio cuerpo sano todo el tiempo? Este artículo fue extraído de la página web en inglés: www.goldenthreadmagazine.com/archive/pdf/303-YoungMinds.pdf Ç

Son nuestras creencias y no nuestro DNA, las que controlan nuestra biologìa.La idea de que nuestros pensamientos pueden cambiar la realidad, es un elemento básico del pensamiento de la Nueva Era. Es una visión caracterizada por una escena en la reciente película, "¿Y tú qué sabes?" en la que un investigador al que se entrevistó acerca de la naturaleza de la realidad y otros temas trascendentales, habla en el tema sobre "creación de su día." Cada mañana pasa cierto tiempo imaginando cómo quiere que su día se desarrolle. La implicación es que la gente pueda vivir la vida que quieren, si pueden visualizar y creer que es posible.

Se trata de una atractiva - aunque muchos podrían decir fantasía - idea, pero ¿hay algo en ella? Bruce Lipton, un biólogo celular de renombre, así lo cree. Su trabajo, en los últimos 40 años estudiando cómo procesan la información las células, lo llevó a la conclusión de que, los genes no controlan nuestro comportamiento. En cambio, los genes se activan y desactivan por influencias

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fuera de la célula. Estos son nuestros pensamientos y creencias, que Lipton afirma puede dar forma a nuestro ADN, una teoría que se presenta en "La biología de la creencia" (Libros de Elite, 2005).Lipton, un ex profesor de la Universidad de Wisconsin Escuela de Medicina y la Escuela de Medicina de Stanford, fue toda su vida ateo hasta mediados de los 80, cuando sus descubrimientos acerca de còmo funcionan las células, le convenció de que Dios existe - una conversión que él compara a una transformación mística.

En su libro "La Biología de la Creencia", da el caso de que nuestras creencias, no nuestro DNA, controlan nuestra biologìa. ¿Cómo llegó a esta conclusión?Uno de los primeros documentos que escribió en la Universidad de Wisconsin, en 1977, fue sobre las células madre. Se dio cuenta de que si había cambiado el medio ambiente en que las células se encontraban, podría convertir las células en hueso; y que si había cambiado el ambiente un poco más, se formaban células grasas. Empezó a ver que el carácter y el comportamiento de las células reflejaban su entorno, no el ADN.Más tarde, al hacer un trabajo sobre las células de los vasos sanguíneos en Stanford, descubrió que estas células tienen dos formas principales.

La forma que eventualmente toman puede estar mediada por el sistema nervioso central por las señales que vienen desde el cerebro.El resultado es que puedes controlar los vasos sanguíneos con tu mente. Esta es una manera muy diferente de ver la biología de la visión convencional.