Breve historia de la segunda guerra mundial jesus hernandez martinez

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  1. 1. La vibrante historia, narrada con ritmo de thriller, del conflicto armado ms sangriento y devastador de la historia de la humanidad. Nos recuerda Jess Hernndez que la Segunda Guerra Mundial, como un castigo penitenciario, dur seis aos y un da, no hay otro modo de entender el episodio ms terrible de la historia de la humanidad. Un conflicto que dej una cantidad de muertos an sin determinar pero que oscila entre los cincuenta y los setenta millones, una guerra que se
  2. 2. extendi desde las costas del Pacfico hasta el norte de frica. Narrado con la velocidad de las mejores batallas, Breve Historia de la Segunda Guerra Mundial revive el horror y los hroes de uno de los episodios ms fascinantes de la historia. El libro sigue un criterio que mezcla lo geogrfico y lo cronolgico con el que consigue una fiel panormica de la guerra y trasladarnos a la vorgine de los avances nazis y las respuestas de los aliados. Apuesta Jess Hernndez por recrear de un modo vvido los enfrentamientos sin
  3. 3. interrumpir la narracin con una esttica batera de datos. Adjunta adems, en tres anexos, una informacin tremendamente til: una completo catlogo con breves biografas de las personalidades ms relevantes, una cronologa en la que detalla los sucesos ms importantes de los seis aos de guerra y una gua con los lugares ms relevantes en la que incluye informacin web para aquellos interesados en visitar estos emplazamientos emblemticos.
  4. 4. Jess Hernndez Martnez Breve historia de la Segunda Guerra Mundial ePub r1.0
  5. 5. Banshee 11.01.14
  6. 6. Ttulo original: Breve historia de la Segunda Guerra Mundial Jess Hernndez Martnez, 2006 Diseo de portada: Carlos Peydr Editor digital: Banshee ePub base r1.0
  7. 7. Por ms que la guerra me atraiga y mi mente se fascine con sus situaciones tremendas, cada vez estoy ms convencido de la asquerosa y malvada locura de esa barbarie Winston Churchill (1874-1965)
  8. 8. PRLOGO SANGRE, SUDOR Y LGRIMAS JUAN ANTONIO CEBRIN RECUERDO CON VIBRANTE EMOCIN mis primeros aos de adolescencia en los que devoraba todo tipo de narraciones con indiscutible preferencia dada la edad hacia la literatura de aventuras, aunque siempre encontraba horas suficientes para sumergirme en las coloristas vietas de las recordadas
  9. 9. hazaas blicas, donde los hroes de la Segunda Guerra Mundial conseguan salvarnos de los malos en los momentos ms acuciantes y desesperados. Ms tarde, esa vocacin por la historia que se haba despertado en m, me incit a navegar por miles de pginas en las que este horrible suceso se me present con la crudeza propia de la realidad. Obviamente me percat de inmediato que aquello estaba muy lejos de mis ingenuas apreciaciones concebidas tras la lectura de los cmics y poco a poco despoj a este singular acontecimiento guerrero de su vitola heroica para asumir que existan innumerables
  10. 10. circunstancias trgicas detrs de cada decisin poltica, de cada ofensiva militar, de cada ciudad bombardeada La historia de la guerra ofrece la mayor miseria a la que un ser humano se puede enfrentar, lo vemos en las caras de los refugiados que han perdido sus races, de los prisioneros que esperan anhelantes el fin de la locura para regresar a casa y abrazar a los suyos, de los supervivientes libres al fin de los castigos procurados por un enemigo al que no conocen. Ninguno de los ms de siete mil conflictos armados constatados a lo largo de la cronologa humana se puede
  11. 11. equiparar en horror, masacre y destruccin a la Segunda Guerra Mundial vivida entre los aos 1939- 1945 del pasado siglo XX. Ni siquiera en nuestros das los ms exhaustivos investigadores histricos se ponen de acuerdo a la hora de establecer una cifra certera sobre las muertes que ocasion la contienda, aunque se barajan unas sesenta millones de almas perdidas por causa de los combates, enfermedades, hambrunas y represalias sufridas por los contendientes. En aquel tiempo nuestro planeta, con la civilizacin que en l moraba, se vio abocado al ms inexorable abismo. Las nuevas armas
  12. 12. que se emplearon y a las que el hombre nunca se haba enfrentado, pusieron en jaque nuestros conceptos vitales, nuestra forma de entender la convivencia y sobre todo nuestra percepcin de cmo haba sido la vida hasta entonces. Todo dio un giro trascendental con la llegada al poder de autnticos psicpatas sociales como Adolfo Hitler, Benito Mussolini o Jos Stalin, los cuales no repararon en hecatombes colectivas en el intento de hacer prevalecer sus postulados ideolgicos y acaso personales. Durante cinco aos y ocho meses el mundo zozobr mientras aprenda a
  13. 13. marchas forzadas trminos tales como: Guerra Relmpago, Operacin Barbarroja, Da de la infamia, Solucin final, bomba atmica En realidad de lo que se trataba en aquel instante definitivo, era decidir qu camino se debera seguir en adelante, qu metas trazaramos para encarar con decisin el futuro. Y lo cierto es que, en aquel momento culminante, el gran tablero de juego que sustentaba nuestro quehacer en la tierra se vio ms tambaleante que nunca por causa de atronadores estallidos provocados por el impacto de los obuses de calibre 88, las rfagas de ametralladoras de
  14. 14. posicin o las bombas lanzadas desde los majestuosos B29. De la Segunda Guerra Mundial se ha escrito lo suficiente para llenar varios centros de interpretacin y decenas de bibliotecas con miles de ttulos que han abordado con ms o menos eficacia los diferentes aspectos generados por ese escenario cuajado an de incertidumbres, miserias e intrigas. Les invito por tanto a descubrir esta Breve Historia propuesta por el brillante Jess Hernndez, un autor para el que no es ajeno este difcil captulo de nuestra peripecia, pues ya acredit en obras anteriores su conocimiento claro y
  15. 15. exhaustivo de la materia. Con este libro usted conocer mucho mejor las singularidades de la guerra ms asombrosa que vieron los tiempos y caminar seguro, gracias a la agilidad narrativa de Jess, por los diferentes teatros de operaciones, desde la inicial Guerra Relmpago alemana hasta los hongos atmicos que se levantaron en Japn tras los ataques norteamericanos de 1945, pasando por el genocidio del pueblo judo, las sangrientas batallas en el frente del Este o la resistencia a ultranza de los britnicos ante los interminables bombardeos de la Luftwaffe alemana. Asimismo vivir
  16. 16. episodios como el hundimiento del III Reich con sus sueos de grandeza milenaria, o los preparativos del Da D con la mayor movilizacin de tropas de la historia. En Jess Hernndez confluyen las mejores virtudes del historiador riguroso y del periodista capaz de transmitir informacin de forma didctica. En consecuencia, esta obra es muy aconsejable para todos aquellos que quieran iniciarse en uno de los captulos ms interesantes de la era contempornea. Les aseguro que no saldrn defraudados tras leer este libro y que querrn saber mucho ms en torno a un momento crucial que en palabras
  17. 17. del premier britnico Winston Churchill nos cost a los humanos: Ros de sangre, sudor y lgrimas.
  18. 18. INTRODUCCIN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL siempre ha despertado un gran inters entre los aficionados a la historia, llegando en muchos casos a levantar una autntica pasin. El motivo de la atraccin que ejerce la contienda de 1939-1945 puede radicar quizs en que, en slo seis aos, se concentr tal cantidad de acontecimientos que es imposible conocerlos todos; por mucho que se profundice en su estudio, siempre habr lugar para el episodio inslito e inesperado. Historias heroicas, novelescas o
  19. 19. enigmticas, y tambin terribles, crueles o dramticas, conviven en un infinito mosaico que nunca agota su capacidad para sorprender y fascinar al lector ms exigente. Como prueba, basta constatar la cantidad de obras sobre la Segunda Guerra Mundial que figura en el catlogo de una clebre librera en Internet: un total de 248.327 ttulos. Si nos imaginamos a alguien que decidiese leerlos todos, a un ritmo de dos libros por semana, tardara 2.500 aos en conseguirlo! Pero este paciente y longevo lector, cuando culminase tan encomiable esfuerzo de lectura, se sentira bastante frustrado, puesto que,
  20. 20. con toda seguridad, la lista ya habra crecido mucho ms Teniendo esto en cuenta, cuando me propuse condensar la historia de ese inabarcable conflicto en un solo volumen comprend de inmediato la enorme dificultad de la empresa. Una vez asumida la imposibilidad de concentrar de manera exhaustiva todo el desarrollo de la guerra en unas pocas pginas, opt por ofrecer un relato gil y sencillo, en ocasiones colorista, y deslizando de vez en cuando alguna licencia literaria, con el objetivo de que el lector aumente sus conocimientos a la vez que disfruta con la narracin de los
  21. 21. hechos. Para ello he tenido que sacrificar muchos nombres propios que mereceran aparecer aqu, me he visto forzado a ignorar algunos hechos de armas de cierta relevancia, y he reducido al mnimo la anotacin de fechas y lugares, todo en aras de conseguir un argumento que espero sea emocionante y atractivo. Sin duda, no sern pocas las carencias de este libro, pero considero que, como hemos visto, existe una bibliografa amplsima a disposicin del lector que desee profundizar ms. Pero, al mismo tiempo, no creo que existan demasiados libros como ste, en el que
  22. 22. la historia de la Segunda Guerra Mundial se presente resumida en un solo volumen de forma tan asequible y, a la vez, tan apasionante. As pues, preprense porque el gran enfrentamiento blico del siglo XX est a punto de comenzar. Empuen el arma con decisin, comprueben las municiones, ajstense el barboquejo del casco y no se separen de m durante toda la misin. Y aunque ahora estn cmodamente sentados en el silln de su casa, no se confen; en cuanto escuchen el silbido de las balas enemigas cuerpo a tierra!
  23. 23. Jess Hernndez [email protected] [email protected]
  24. 24. 1 LA GUERRA RELMPAGO
  25. 25. A LAS 4:45 DE LA MADRUGADA del viernes 1 de septiembre de 1939, un guardia de fronteras polaco dormita confiadamente en su puesto de control cuando, de repente, oye ruido de motores en el exterior. Al salir de la caseta, y sin haber podido despejarse todava el sueo de los ojos, ve cmo un grupo de soldados alemanes avanza con paso firme y decidido hacia l. Intenta darles el alto, pero uno de aquellos soldados lo lanza de un empujn al suelo. Los otros, entre risas, y mientras un camargrafo inmortaliza ese momento histrico, levantan a pulso
  26. 26. la pesada barrera que marca la lnea de la frontera germano-polaca y la apartan a un lado. Al cabo de unos minutos, la columna ya avanza a toda velocidad por la carretera rumbo al interior de Polonia. El guardia de fronteras, desde la cuneta, contempla impotente cmo ante s pasan tanques, camiones y motocicletas, dejando atrs una espesa nube de polvo. Tambin oye ruido de motores en el cielo: al levantar la cabeza ve las primeras luces del alba reflejndose en el fuselaje verde oliva de una escuadrilla de aviones, siguiendo a la columna a poca altura. Mientras,
  27. 27. ms y ms soldados atraviesan la frontera al ritmo cadencioso que marcan sus altas botas de cuero negro. Aquel atnito guardia polaco no es consciente de ello, pero acaba de ser testigo privilegiado del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, una contienda que acabar costando la vida a ms de 50 millones de personas y que marcar la historia del siglo XX. Paradjicamente, nadie haba deseado aquella guerra. En el nimo de Polonia no figuraba el deseo de provocar a su poderoso vecino alemn. Ni Francia ni Gran Bretaa, que se veran obligados a declarar la guerra a
  28. 28. Alemania tres das despus, tenan la ms mnima intencin de involucrarse en una guerra. Pero, aunque resulte sorprendente, Hitler no tena previsto enfrentarse a las potencias occidentales tan pronto. Segn los arriesgados clculos del dictador nazi, ni el gobierno de Londres ni el de Pars iban a mover un dedo por defender a Polonia, tal como haba sucedido cuando engull Austria o Checoslovaquia. En sus previsiones, ms adelante, Alemania estara ya en condiciones de medirse a britnicos y franceses, quizs en 1942 o 1943. De hecho, todos los
  29. 29. programas de rearme iban encaminados a alcanzar en esos aos sus mayores cifras de produccin. Hitler haba dado orden de construir una potente flota de superficie capaz de disputar a la Marina de guerra britnica la Royal Navy el dominio de los mares, pero que no estara preparada hasta entonces. Ni tan siquiera se contaba en 1939 con una flota de submarinos suficientemente potente. Pero a las nueve de la maana del domingo 3 de septiembre, cuando las tropas polacas llevaban ya dos das intentando sin xito resistir el imparable avance de los panzer, en el Ministerio
  30. 30. de Asuntos Exteriores alemn se recibi un ultimtum britnico anunciando que a las 11 entrara en vigor el estado de guerra entre ambas naciones. Impresionante demostracin nacionalsocialista en Nuremberg. En ese momento, los jerarcas nazis
  31. 31. no podan pensar que, aos ms tarde, seran juzgados en esa misma ciudad por los crmenes cometidos al frente del Tercer Reich. Hitler, al recibir el papel, se qued petrificado; todos sus planes se haban visto alterados. Estuvo unos minutos sin pronunciar una palabra, hasta que rompi el silencio para preguntar a Joachim Von Ribbentrop, su ministro de Asuntos Exteriores: Y ahora qu? Supongo que antes de una hora llegar el ultimtum de Francia le respondi Von Ribbentrop. El veterano ministro alemn no se
  32. 32. equivocaba. Al cabo de un rato lleg el esperado comunicado del gobierno galo, pero en este caso anunciando la declaracin del estado de guerra para las cinco de la tarde de ese domingo. El inminente estallido de la contienda no fue recibido por los jerarcas nazis precisamente con jbilo. Como si una oscura y a la postre, acertada premonicin hubiera pasado por la mente de Hermann Goering, el obeso jefe de la Luftwaffe la fuerza area germana, ste slo acert a exclamar: Si perdemos esta guerra, que el cielo nos proteja!
  33. 33. Entre la poblacin germana tampoco se desat el entusiasmo. Quizs influidos por el hecho de que esa tarde no se encendiese el alumbrado pblico de las ciudades en previsin de un posible bombardeo areo, los alemanes se encerraron en sus casas y se sentaron alrededor de sus receptores de radio para seguir los acontecimientos. Las calles de Berln presentaron esa tarde de domingo y los das siguientes un aspecto desierto y desangelado, que no traa consigo los mejores augurios para la guerra que acababa de comenzar.
  34. 34. EL ORIGEN DEL CONFLICTO Pero, qu ominoso camino haba recorrido Europa hasta llegar a ese punto de no retorno? Cmo era posible que la generacin que haba padecido en primera lnea la tragedia de la Primera Guerra Mundial volviera a repetir los mismos errores que cometieron los que condujeron a sus naciones a aquella catstrofe? Hay que tener presente que la mayora de protagonistas de la Segunda Guerra Mundial Hitler, Goering, Rommel, Churchill, De Gaulle, Patton o Truman, entre muchos otros haba
  35. 35. combatido en las trincheras durante la contienda de 1914-1918 y conocan perfectamente el desastre al que se enfrentaba el continente europeo en caso de que estallase otra conflagracin. Pero, an as, las principales potencias acabaron enfrentadas en una lucha encarnizada que dejara atrs algunos de los lmites que existieron en el anterior conflicto, como fue el ataque indiscriminado a las poblaciones civiles, quedando rebasado ampliamente durante la Segunda Guerra Mundial. En cierto modo, el conflicto que comenz aquella madrugada de septiembre en la frontera polaca no era
  36. 36. ms que la continuacin de la guerra que haba terminado dos dcadas antes con la derrota de Alemania. El 10 de noviembre de 1918, un soldado germano se recuperaba en un hospital de la ceguera temporal que le haba provocado un ataque con gases sufrido un mes antes. Pese a que su pas se estaba desangrando por el esfuerzo de una guerra que duraba ya cuatro interminables aos, por la imaginacin de aquel soldado no pasaba ni por asomo la idea de una derrota. Haba permanecido en el frente durante casi todo el tiempo que haba durado la guerra, por lo que desconoca las
  37. 37. penurias por las que atravesaba la poblacin de su pas. En su mente alejada de la realidad, Alemania estaba a punto de lanzar la ofensiva definitiva, el gran avance que llevara a las armas germanas triunfantes hasta Pars. Por eso su sorpresa, primero, y luego su rabia y su desesperacin, fueron maysculas cuando el 10 de noviembre de 1918 un anciano se dirigi a l y al resto de heridos que se recuperaban en el hospital de Passewalk para comunicarles que el Kiser haba abdicado y que la guerra acabara a las once de la maana del da siguiente; Alemania haba perdido la guerra!
  38. 38. Todo lo que cimentaba la vida y el pensamiento de aquel soldado se haba venido abajo en un instante. Todos los sacrificios y penalidades padecidos por l y sus compaeros no haban servido para nada. Los dos millones de soldados alemanes muertos haban cado intilmente. En ese preciso instante comenzaba la cuenta atrs para un nuevo y an ms sangriento conflicto. Aquel excntrico cabo, que responda al entonces annimo nombre de Adolf Hitler, se jur a s mismo vengar aquella humillacin. Pero haba que buscar un culpable de la derrota; Hitler lo encontr en los judos,
  39. 39. que en su enfermiza mente se haban enriquecido con la guerra y finalmente haban perpetrado, junto a los comunistas, la denominada pualada por la espalda que haba llevado a su pas a esa capitulacin vergonzosa. All, en aquel hospital, se estaba incubando la catstrofe que asolara Europa dos dcadas ms tarde. El gran enigma es saber cmo fue posible que las obsesiones y las fantasas de un fantico pasasen a convertirse en las directrices de la poltica de un pas del peso econmico e intelectual de Alemania. Para encontrar una explicacin a ese
  40. 40. rapto de la voluntad de la nacin germana hay que remitirse al Tratado de Versalles, firmado en 1919, por el que las potencias vencedoras sometan a Alemania a una serie de condiciones que la mayora de la poblacin germana consider intolerables. El hecho de que algunas regiones alemanas pasasen a control militar de los vencedores o la obligacin de hacer frente al pago de unas ingentes sumas de dinero en concepto de reparaciones de guerra no fue tan doloroso como el que Alemania debiera reconocer en exclusiva la culpabilidad en el estallido de la guerra. Eso fue considerado como una afrenta
  41. 41. insoportable que algn da deba ser vengada. Uno de los artfices del Tratado de Versalles, el primer ministro ingls Lloyd George, era plenamente consciente de que aquel documento no garantizara en el futuro la paz en Europa. El premier britnico confes que el Tratado provocara otra guerra a los 20 aos de su firma y, por desgracia, no se equivoc en absoluto. Por su parte, Robert Lansing, secretario de Estado norteamericano, no comparta el optimismo de su presidente, Wilson, y asegur que la prxima guerra surgir del Tratado de Versalles, del mismo
  42. 42. modo que la noche surge del da. Pese al peligro evidente de que Europa volviera a verse abocada a un conflicto armado an ms sangriento en el plazo de una generacin, las potencias occidentales, pero en especial Francia, no supieron estar a la altura de lo que la responsabilidad histrica requera. La solicitud de la repblica de Weimar el nuevo Estado democrtico alemn de pasar para siempre la pgina del conflicto y admitir a Alemania como un miembro ms en el concierto de las naciones se encontr siempre con la incomprensin y la desconfianza del gobierno de Pars de turno.
  43. 43. La obligacin al pago de las reparaciones de guerra impidi a Alemania consolidar su economa. Paro, disturbios, inestabilidad poltica, fueron el caldo de cultivo en el que la desengaada poblacin germana gir su vista hacia los que le proponan soluciones radicales para poner as fin a ese estado de postracin permanente. Las consecuencias de esta miopa poltica de las potencias vencedoras se veran ms tarde. Despus de un esperpntico intento de hacerse con el poder por la fuerza en 1923, mediante un fallido golpe de Estado surgido en una cervecera de Munich, Hitler se aup al
  44. 44. poder, forzando al lmite las reglas de la democracia, diez aos ms tarde. Gracias a un innovador y efectivo uso de la propaganda, sumado al clima de coaccin creado por sus seguidores ms fanticos, que no dudaban en recurrir a la intimidacin y la agresin fsica, obtuvo unos resultados electorales que le permitieron exigir la cancillera al anciano presidente Hindenburg. En cuanto fue nombrado canciller, el 30 de enero de 1933, Hitler puso en marcha su plan para crear un Estado totalitario. De nada sirvieron las advertencias del general Erich Ludendorff, que conoca muy bien a
  45. 45. Hitler. En una carta dirigida a Hindenburg, el veterano militar le haca responsable de lo que le sucediese en el futuro a Alemania, asegurando que Hitler, ese hombre nefasto, conducir a nuestro pas al abismo y a nuestra nacin a un desastre inimaginable. Nuevamente, nadie hizo nada por evitar la catstrofe que se adivinaba en el horizonte. Un incendio intencionado aunque probablemente causado por los propios nazis del Reichstag fue utilizado como oportuna excusa para ilegalizar al Partido Comunista y arrebatarle sus escaos. Adems, se inaugur el campo
  46. 46. de concentracin de Dachau para internar a todos lo que se mostrasen crticos con el nuevo rgimen de terror que se haba impuesto en Alemania. Si Francia y Gran Bretaa eran en ltimo trmino responsables por inaccin del ascenso de Hitler ya convertido en Fhrer, el pueblo germano tambin lo era en no menor medida; la mayora de los alemanes asisti con indiferencia a la persecucin a la que de inmediato fueron sometidos los ciudadanos de origen judo; mdicos, profesores o funcionarios que hasta ese momento haban ejercido su profesin con normalidad, se
  47. 47. encontraban de repente con la imposibilidad de seguir trabajando. Lo mismo les ocurrira a los comerciantes hebreos, obligados a cerrar sus tiendas, ante la mirada esquiva del resto de alemanes, que no reaccionaron ante los abusos del rgimen nazi, pensando que la locura a la que asistan no les acabara afectando a ellos. Estaban muy equivocados. Las intenciones de Hitler quedaron claras ya en octubre de 1933, cuando Alemania se retir de la Sociedad de Naciones. Su primer desafo a la comunidad internacional fue instaurar el servicio militar obligatorio en marzo de
  48. 48. 1935, violando el Tratado de Versalles, y admitiendo la existencia de la Luftwaffe. Ese mismo ao se dictaron los decretos antisemitas de Nuremberg, por los que prcticamente se decretaba la muerte civil de los judos, como primer paso hacia su futura eliminacin fsica. Tras recuperar la regin del Sarre mediante un plebiscito, Hitler convoc tambin un referndum, logrando un 99 por ciento de los votos. Pese a todos los indicios, ni Gran Bretaa ni Francia consideraban an al Tercer Reich como una amenaza para la paz. Hitler inici un rearme generalizado,
  49. 49. saltndose las limitaciones impuestas por el Tratado de Versalles, sin que las potencias occidentales intervinieran. Incluso, los britnicos alcanzaron un acuerdo con la Alemania nazi por el que se le permita iniciar la construccin de una flota de guerra, pero siempre y cuando se mantuviese el predominio de la Royal Navy. LA EXPANSIN DEL TERCER REICH En marzo de 1936, los alemanes
  50. 50. entraron con tan slo cuatro batallones en Renania, una regin industrial fronteriza con Francia que haba permanecido desmilitarizada desde el final de la Primera Guerra Mundial. Hitler confes que si los franceses hubieran reaccionado en ese momento, el entonces dbil ejrcito germano hubiera sido arrollado, pero el farol de Hitler tuvo xito y pudo apuntarse un nuevo tanto ante la poblacin germana, que vea con satisfaccin cmo el Fhrer iba sacudindose todas las humillaciones impuestas por el Tratado de Versalles. Los espectaculares xitos
  51. 51. alcanzados por Hitler en materia econmica y en poltica internacional restaron credibilidad a los pocos que se atrevan a denunciar los excesos del estado policial en el que se haba convertido Alemania. El paro desapareci de las preocupaciones del alemn medio, se inici la construccin de una moderna red de autopistas que sera la envidia de todos los visitantes extranjeros y Berln dio a conocer al mundo la mejor cara de la utopa nazi en los Juegos Olmpicos de 1936. Aunque estaba especficamente prohibida por el Tratado de Versalles, Hitler consigui la anexin de Austria,
  52. 52. el llamado Anschluss, en marzo de 1938. Antes de que sus tropas entrasen en su pas natal, los nazis haban llevado a cabo una intensa campaa de desestabilizacin, lo que incluy el asesinato de su canciller en 1934. Finalmente, Hitler pudo regresar a la ciudad en la que en su juventud haba vivido como un indigente, pero en esta ocasin saludando desde un automvil Mercedes negro blindado, protegido por una cohorte de ceudos soldados y aclamado por sus compatriotas, que haban cado hechizados por su demostracin de poder. En septiembre de 1938, Hitler
  53. 53. reclamara la anexin de la regin checoslovaca de los Sudetes, amparndose en el origen alemn de sus habitantes. El pequeo pas centroeuropeo, que posea una importante industria de guerra y un ejrcito preparado para entrar en guerra, acudi a Francia y Gran Bretaa para pedir auxilio ante las amenazas alemanas. En lugar de garantizar su independencia, intentaron convencer a los checos para que se mostraran razonables. Cuando las potencias occidentales comprendieron que Hitler estaba dispuesto a llegar a la guerra para obtener su propsito, decidieron
  54. 54. reunirse con l, con Mussolini en el papel de mediador. En la noche del 29 al 30 de septiembre de 1938 se consum en Munich la claudicacin de las potencias democrticas ante la desmedida ambicin de Hitler. Mientras al representante de Checoslovaquia, el presidente Edvard Benes, se le impeda estar presente en la sala de negociaciones, se decidi desmembrar su pas para aplacar al dictador germano. El 1 de octubre, las tropas alemanas irrumpiran en territorio checo, en cumplimiento de los acuerdos del pacto, apoderndose as de la regin
  55. 55. de los Sudetes. Los representantes de Francia y Gran Bretaa teman la reaccin de sus compatriotas ante su indigno comportamiento, pero en realidad fueron recibidos como hroes. El primer ministro galo, Edouard Daladier murmur entre dientes: Qu idiotas!, cuando contempl a las masas parisinas aclamndole al paso de su coche oficial. Por su parte, el cndido y bienintencionado premier britnico, Neville Chamberlain, baj de su avin agitando en sus manos el papel del pacto y exclamando paz para nuestro tiempo!, en medio de los vtores de los
  56. 56. londinenses, que le cantaban porque es un chico excelente. El nico poltico que se atrevi a aguar la fiesta fue Winston Churchill: Hemos sufrido una derrota absoluta y total, afirm en la Cmara de los Comunes. Aunque fue duramente criticado, tanto por el resto de los diputados como por toda la prensa, el clarividente futuro primer ministro saba que estaba en lo cierto. Britnicos y franceses haban credo siempre a Hitler cuando les aseguraba que cada uno de esos pasos del expansionismo alemn era su ltima reivindicacin en Europa, sin darse cuenta de que su ingenuidad estaba
  57. 57. alimentando el monstruo que tarde o temprano iba a intentar destruirlos. Pero ese autoengao estaba a punto de finalizar. Los tanques alemanes atraviesan con decisin la frontera polaca en la maana del 1 de septiembre de 1939. Los polacos cometieron el error de plantear la defensa cerca de la lnea fronteriza, siendo arrollados por los panzer.
  58. 58. El 15 de marzo de 1939, cuando las tropas alemanas ocuparon Praga, convirtiendo aquel pacto mostrado orgullosamente por Chamberlain a la multitud en papel mojado sin ningn valor, las potencias occidentales comenzaron a comprender que, aunque fuera un poco tarde, la poca de las concesiones a Hitler deba terminar. Polonia sera el siguiente objetivo de la voracidad de Hitler. La antigua ciudad germana de Danzig, territorio polaco desde el final de la Primera Guerra Mundial, era el motivo de conflicto presentado por Alemania para obtener nuevas ganancias territoriales.
  59. 59. Danzig se encontraba en un corredor que una el centro de Polonia con el Mar Bltico, partiendo el territorio prusiano en dos. Nuevamente, Hitler se aprovechar de una de las afrentas surgidas del Tratado de Versalles para justificar sus reivindicaciones. El 26 de marzo exigi la entrega de Danzig, pero en este caso los polacos, al tener muy presente lo que les haba ocurrido a los checos, consiguieron una garanta de ayuda de Gran Bretaa, a la que luego se sum Francia. Hitler tambin movi hbilmente sus piezas; el 22 de mayo firm con
  60. 60. Mussolini el Pacto de Acero, por el que ambas naciones se comprometan a ayudarse mutuamente. En el tablero europeo se estaban perfilando ya las alianzas del inminente conflicto. Aunque, de cara al exterior, la pretensin de Hitler era solamente retornar Danzig a territorio del Reich, su intencin era aduearse de Polonia. Pero para ello deba neutralizar antes a la Unin Sovitica. l saba que al astuto Stalin no se le poda engaar del mismo modo que haba hecho en Munich con Daladier o Chamberlain, por lo que tram una genial jugada diplomtica. Para sorpresa y consternacin de
  61. 61. todos, sobre todo para los partidos comunistas europeos, el 23 de agosto de 1939 se firmaba en el Kremlin un pacto entre la Alemania nazi y la Rusia sovitica que, aunque la historiografa lo ha presentado como de no agresin, en realidad era un acuerdo de colaboracin en toda regla. Por parte germana lo rubric el ministro de Asuntos Exteriores, Von Ribbentrop, y por la sovitica su homlogo Vyacheslav Molotov, con la presencia de Stalin. Este acuerdo antinatural entre regmenes tan opuestos esconda unas clusulas secretas que eran las que
  62. 62. haban motivado realmente el acercamiento. En ellas se estipulaba el reparto de Europa Oriental en reas de influencia alemanas y soviticas en el caso de que se produjesen modificaciones poltico-territoriales o, prescindiendo de eufemismos, si Alemania lanzase sus panzer contra los polacos. Por ese pacto secreto, los Estados Blticos pasaban a control ruso, as como una franja polaca, mientras que los alemanes tenan las manos libres para apoderarse de la parte occidental de Polonia. Adems, Alemania se comprometa a vender maquinaria y productos manufacturados a los
  63. 63. soviticos a cambio de trigo y materias primas. La reunin en el Kremlin finaliz, como no poda ser de otro modo, con los correspondientes e inacabables brindis a los que es tan aficionado el pueblo ruso. En este caso no fueron con vodka sino con champn, que pese a ser ste de Crimea tuvo una excelente aceptacin entre los presentes. Las botellas se vaciaban con la misma rapidez que se descorchaban, hasta que incluso Stalin termin tambalendose. Hitler, desde Berln, tambin celebr aunque sin alcohol, pues era abstemio el triunfo conseguido. Por
  64. 64. fin tena las manos libres para la invasin de Polonia. La nica potencia que poda interferir en sus planes al verse amenazada, la Unin Sovitica, ya estaba domesticada. Los observadores britnicos y franceses presentes en Mosc y Berln informaron a sus respectivos gobiernos de lo que se estaba tramando, pero sus lderes volvieron a pecar de ingenuos y no le dieron al acuerdo la importancia que mereca. Por su parte, los polacos estaban espantados ante la confabulacin de sus dos grandes enemigos histricos, una repentina amistad que no haca presagiar nada
  65. 65. bueno para ellos. LA INVASIN DE POLONIA Todo estaba preparado para la invasin, pero era necesario buscar una excusa para justificarla. Hitler encarg que unos das antes se representase un ataque polaco a una emisora de radio alemana en Gleiwitz. Para ello se escogieron unos presos comunes, se les visti con uniformes polacos y se les mat a sangre fra, pero de tal modo que pareciese que hubiera habido un enfrentamiento con los soldados
  66. 66. alemanes encargados de proteger la emisora. La mascarada no convenci a nadie, pero tampoco era necesario. En la madrugada del 1 de septiembre, las tropas alemanas cruzaban la frontera. El plan alemn consista en atacar Polonia desde tres flancos: por el norte, desde Prusia Oriental, cortando el corredor y rodeando la ciudad de Danzig, en la que la poblacin germana reducira a la dbil guarnicin polaca; desde el oeste, a travs de Prusia Occidental; y, desde el sur, tomando como punto de partida el territorio checo ocupado. El crucero germano Schleswig-
  67. 67. Holstein bombarde desde el inicio de las operaciones a las fuerzas polacas que protegan el puerto de Gdynia, en el corredor que se abra al Bltico y que constitua la puerta de Danzig. Al caer la noche del primer da de guerra, la disputada Danzig ya estaba en manos alemanas pero, naturalmente, Hitler no orden parar la ofensiva al ver cumplida su reivindicacin sobre la ciudad que hasta ese momento haba estado bajo dominio polaco. Los combates no acabaran hasta que Polonia entera doblase la rodilla. Al trmino del primer da, se vio claramente que la diferencia entre
  68. 68. ambos ejrcitos era abismal. Aunque los polacos disponan de 30 divisiones en activo, por 40 de los alemanes, las tropas de Hitler eran muy superiores, al contar con varias divisiones acorazadas y motorizadas. Por el contrario, los polacos tenan una docena de brigadas de caballera, de las que slo una era motorizada. En total slo disponan de 600 carros blindados para oponerse a los 3.200 con que contaban los alemanes. La diferencia era similar a la que se daba en el aire; mientras que la fuerza area polaca constaba de 842 aviones anticuados, la moderna Luftwaffe dispona de 3.234 aparatos.
  69. 69. Aunque en ese momento los ejrcitos alemanes no tenan an experiencia en combate, s que eran las fuerzas armadas mejor entrenadas de Europa. Sus tcticas militares eran revolucionarias; hasta ese momento, siguiendo el mismo esquema de la Primera Guerra Mundial, se crea que el tanque deba acompaar a la infantera, apoyndola y protegindola en su lento avance, pero los alemanes rompieron totalmente con el pasado. Paradjicamente, aprovechando las teoras de un joven militar francs entonces desconocido llamado Charles De Gaulle, consideraron que los tanques
  70. 70. podan romper la lnea del frente gracias a su velocidad y envolver a las tropas enemigas. Detrs llegara la infantera para liquidar la bolsa resultante. Los ataques a baja altura de la aviacin ayudaran a crear el pnico entre las filas rivales. De Gaulle no consigui convencer a sus compatriotas de que el futuro estaba en las divisiones motorizadas, pero los tericos germanos s que supieron visualizar el que iba a ser uno de los captulos ms espectaculares de la historia militar. Esa innovadora y arrolladora manera de combatir sera bautizada como la guerra relmpago o Blitzkrieg.
  71. 71. Los alemanes supieron mantener su secreto bien guardado hasta que lo pusieron en prctica contra el obsoleto ejrcito polaco, basado an en la fuerza de su caballera, dotada de armas blancas y fusiles. El 2 de septiembre, la brigada de caballera Pomorska atac a los blindados alemanes a punta de lanza; como era previsible para cualquiera menos para los mandos polacos, los valientes jinetes no tardaron en ser aniquilados. Los ataques coordinados por radio llevados a cabo por unidades acorazadas, apoyadas por la aviacin, enviaran a estos ejrcitos decimonnicos al bal de la historia.
  72. 72. Adems, la estrategia defensiva seguida por el ejrcito polaco fue sencillamente desastrosa; en lugar de renunciar a la defensa de las zonas fronterizas, sin accidentes geogrficos destacables, y atrincherarse en posiciones fcilmente defendibles como eran los ros Vstula y San, Polonia lanz a dos tercios de sus fuerzas a rechazar a los alemanes en cuanto penetraron en territorio polaco. El Ejrcito de Tierra alemn conocido popularmente como la Wehrmacht el pese a que este trmino incluye tambin a las fuerzas de Mar y Aire, muy superior en capacidad de movimiento y
  73. 73. con un dominio del aire casi absoluto, no tuvo problemas para articular unas gigantescas pinzas en las que las voluntariosas tropas polacas quedaban atenazadas. Polonia tampoco anduvo muy gil a la hora de movilizar a todo su ejrcito, que poda haber estado integrado por dos millones y medio de hombres, si se hubiera llevado a cabo a tiempo la movilizacin. En ese caso, el resultado de la campaa como mnimo habra sido ms incierto, teniendo en cuenta que la fuerza alemana no llegaba al milln de efectivos. Al segundo da de la campaa, el
  74. 74. sbado 2 de septiembre de 1939, los britnicos presentaron un ultimtum a Alemania para que se retirase de Polonia, mientras que Francia temerosa de una reaccin germana para la que no estaban preparados se limit a solicitar una retirada con vistas a alcanzar posteriormente un acuerdo similar al de Munich. Ante la negativa germana a retirar a su ejrcito, y tal como ha quedado reflejado al comienzo de este captulo, Gran Bretaa present su declaracin de guerra a las 11 de la maana del domingo 3 de septiembre. Francia, a regaadientes, la seguira seis horas ms
  75. 75. tarde. Aunque Hitler confi hasta el ltimo segundo en que las potencias occidentales se inhibiran ante su brutal agresin a Polonia, no fue as. Pero la apuesta del Fhrer deba continuar hasta el final. Era necesario que la resistencia polaca fuera definitivamente vencida antes de que pudiera recibir algn apoyo de sus aliados. Los panzer comenzaron a rodar a gran velocidad por las llanuras polacas, mientras los aviones Stuka sembraban el caos en las comunicaciones enemigas. Sus bombardeos en picado aterrorizaban a los polacos; en el momento de iniciar
  76. 76. el descenso se pona en marcha automticamente una sirena cuyo penetrante ulular anunciaba la llegada de la muerte desde el cielo. La sirena de los Stuka se convirti en una importante arma psicolgica, que compensaba las limitaciones de este aparato, como eran la escasa velocidad o su armamento insuficiente. Al haber quedado destruidos los aerdromos polacos junto a su exigua aviacin en los primeros das de la campaa, los temibles Stuka se hicieron dueos del aire, adquiriendo un halo mtico que los convertira para siempre, junto a los panzer, en el smbolo de la guerra
  77. 77. relmpago. Antes de una semana, tras haber recorrido 250 kilmetros, las tropas alemanas ya amenazan Varsovia. El da 6 haba cado Cracovia y ahora es la capital la que debe enfrentarse al rodillo teutn. El da 8 se cierra el cerco sobre Varsovia y al da siguiente da comienzo la batalla definitiva. Los polacos intentan pasar al contraataque en Poznan para aligerar la presin sobre la capital. Esta maniobra culmina con cierto xito, lo que hace anidar en el gobierno polaco la esperanza de que Varsovia pueda resistir. El motivo del frenazo sufrido
  78. 78. por el avance alemn es la llegada de los primeros problemas de abastecimiento causados por la extensin de sus lneas. Pero los polacos no saben aprovechar este momentneo respiro, al no decidirse a organizar una ofensiva y limitarse a lanzar descoordinados zarpazos a lo largo de todo el frente.
  79. 79. La guerra relmpago se basaba en la coordinacin de la fuerza area y la terrestre. En la imagen, el temible Stuka que haca sonar una sirena cuando efectuaba sus bombardeos en picado, para aterrorizar as al
  80. 80. enemigo. Pero esta pequea luz al final del tnel que han vislumbrado los polacos se apaga rpidamente. El 17 de septiembre, el ejrcito sovitico cruza la frontera oriental polaca, en cumplimiento del acuerdo firmado en el Kremlin el 23 de agosto. Los polacos no disponen all de fuerzas organizadas para proteger la frontera y los rusos avanzan casi sin oposicin, sufriendo tan slo 700 bajas. Stalin acude as a tomar la parte del pastel polaco que le corresponde. Al da siguiente, el gobierno polaco escapa rumbo a Rumana. El ltimo
  81. 81. escollo que les queda a las tropas de Hitler para alcanzar su objetivo de apoderarse de Polonia es la captura de Varsovia, defendida por un cinturn de fortificaciones. Al principio, por la cabeza de los polacos, amantes de su patria, no pasa la posibilidad de una capitulacin. Los 120.000 hombres que defienden la capital estn dispuestos a morir defendindola. Todos sus habitantes se quedan; slo se permite abandonar la ciudad a extranjeros y diplomticos. La capital polaca soportar heroicamente los salvajes bombardeos de la Luftwaffe durante nueve das ms,
  82. 82. pero el 27 de septiembre comienzan a verse banderas blancas en las ventanas. Varsovia se ve obligada a rendirse. El 28 cae la ciudad de Thorn, el ltimo reducto de la resistencia polaca. Ese da se firma el acta de capitulacin. Los oficiales polacos podrn conservar sus sables en reconocimiento a su valor y los soldados polacos quedarn en libertad una vez estabilizado el pas. Pero no ocurrir lo mismo con los 170.000 soldados que han sido capturados por los rusos; miles de oficiales no regresarn nunca a casa, como se ver ms adelante. La campaa de Polonia se ha
  83. 83. terminado en slo 28 das. Los alemanes han sufrido 10.000 bajas, pero se han perdido ms de 150.000 vidas polacas, entre soldados y vctimas civiles de los bombardeos. Europa ha asistido atnita al incontenible avance de los panzer por las llanuras polacas. Pero el viejo continente sabe que la agresin de Hitler no se limitar a su reciente conquista; ante la imposibilidad para las potencias occidentales de plantearse la liberacin de Polonia, nicamente queda aguardar para ver quin ser la prxima vctima de la arrolladora mquina de guerra alemana
  84. 84. 2 NORUEGA Y DINAMARCA, INVADIDAS
  85. 85. GRAN BRETAA Y FRANCIA haban declarado la guerra a Alemania, tras la agresin de sta a Polonia. Despus de dos dcadas, Europa se encontraba de nuevo sumida en la catstrofe. De nada haban servido los diez millones de muertos que provoc la Gran Guerra; el continente volva a afrontar un conflicto que amenazaba con ser an ms sangriento que el que lo haba destrozado entre 1914 y 1918. Al igual que haba ocurrido al inicio de la Primera Guerra Mundial, los primeros xitos sonrieron exclusivamente a los alemanes. El mismo domingo 3 de septiembre, el da
  86. 86. de la declaracin de guerra a Alemania, el submarino U-30 hunda el vapor britnico Athenia, causando la muerte de 1.400 pasajeros, presumiblemente al confundirlo con un mercante corsario. En cambio, la nica accin aliada que se dio el da del rompimiento de las hostilidades fue un inofensivo bombardeo sobre algunas ciudades alemanas. Pero, en lugar de bombas, los aviones britnicos lanzaron un total de seis toneladas de octavillas en las que se peda a la poblacin civil germana que diera la espalda a sus dirigentes, asegurando que stos no deseaban la paz. Para que se supiera exactamente a
  87. 87. quin iba dirigido el mensaje, los panfletos estaban ridculamente encabezados de la siguiente forma: Comunicado al Pueblo Alemn. Este serfico intento de minar el poder de Hitler fue, de todos modos, bien acogido por los que consiguieron hacerse con grandes fajos de estos papeles que llegaron al suelo sin desatar, al encontrarles una prosaica utilidad en el bao de sus casas. Un oficial britnico disconforme con la medida y que denomin esa campaa como una guerra de confetti declar que, en ese escatolgico aspecto, se haban cubierto las necesidades de la
  88. 88. poblacin alemana para los siguientes cinco aos LA DRLE DE GUERRE En cuanto las tropas germanas entraron en Polonia, los franceses recibieron splicas desesperadas de los polacos para que atacasen las fronteras occidentales de Alemania. Desde Pars se aseguraba que la ofensiva se estaba llevando a cabo; esto levant las esperanzas de Varsovia, pero en realidad se trataba de un ataque simblico. El general Gamelin anunci
  89. 89. que ms de la mitad de sus divisiones estaba en contacto con el enemigo, pero le falt aclarar que tan slo se trataba de contacto visual. Al final, el ataque a Alemania consisti en un mnimo avance en el que casi no se entr en accin, en una operacin que se denomin Sarre al desarrollarse en esta regin. El progreso de las tropas francesas se inici el 6 de septiembre, pero se dieron rdenes de no penetrar ms que unos pocos kilmetros en terreno alemn, lo que demostraba que la escaramuza estaba destinada simplemente a levantar la moral de los polacos, as como a salvar,
  90. 90. en cierta medida, el honor de Francia. El 12 de septiembre, al ser evidente que nada poda salvar ya a los polacos, el avance fue frenado definitivamente. Tras la cada de Polonia, ni los alemanes ni los Aliados decidieron llevar a cabo ninguna operacin terrestre de envergadura, aunque el 16 de octubre los alemanes recuperaron el escaso territorio ocupado por las tropas galas en la operacin Sarre. A partir de entonces, los centinelas franceses, protegidos por la Lnea Maginot, observaban con sus prismticos a los alemanes, mientras que los germanos, desde la Lnea Sigfrido, vigilaban
  91. 91. atentamente a los soldados galos. Esa tensa fase del conflicto sera conocida en Alemania como sitzkrieg (guerra de posiciones) y en Gran Bretaa como phony war (la guerra de mentira). De todos modos, esos meses de inactividad en los frentes terrestres han pasado a la historia con su denominacin en francs; drle de guerre (la extraa guerra). Por su parte, los britnicos enviaron a Francia un ejrcito expedicionario que se encarg nicamente de realizar trabajos de fortificacin y de intercambiar algn disparo lejano con los alemanes. La prueba de que los
  92. 92. soldados ingleses no corran mucho peligro es que la primera vctima mortal entre las filas britnicas no llegara hasta el 9 de diciembre. En cambio, los choques armados de septiembre y octubre haban pasado una factura a sus aliados franceses en forma de 1.800 bajas. A falta de guerra en el continente, el enfrentamiento se traslad al mar. All los britnicos tenan todas las de ganar, gracias a su hegemona naval, pero no contaban con que los alemanes exprimiran al mximo sus escasos recursos, gracias a la audacia y, en ocasiones, a la falta de escrpulos. As
  93. 93. pues, Hitler dio luz verde a sus submarinos para que atacasen cualquier mercante aliado y orden bloquear los puertos ingleses lanzando minas magnticas, lo que causara un grave perjuicio al aprovisionamiento de las islas. Finalmente se produjo la respuesta aliada a la soberbia germana, cuando el crucero britnico Ajax logr hundir al buque alemn Olinda en aguas de Sudamrica. Pero a la Marina de guerra alemana la Kriegsmarine no le inquiet la prdida de ese barco, puesto que estaba tramando una operacin tan ambiciosa como arriesgada, una de las
  94. 94. ms audaces de la historia de la guerra en el mar. DUELO EN EL MAR La base naval de Scapa Flow estaba considerada como el lugar ms seguro para la flota britnica. Este extenso fondeadero se encuentra en las islas Orcadas, muy prximas a la costa norte de Escocia. Las Orcadas son un conjunto de islas escasamente habitadas, sin vegetacin alta, y azotadas por vientos fros, que forma un mar interior al que nicamente puede accederse desde mar
  95. 95. abierto a travs de unos pocos canales naturales. La profundidad de sus aguas y el hecho de que sus entradas sean fcilmente controlables, hizo de Scapa Flow una fortaleza naval casi legendaria. En la Primera Guerra Mundial los alemanes ya intentaron en vano penetrar en ella, demostrndose que era una empresa prcticamente imposible. Pero en octubre de 1939 la audacia germana no conoca lmites, por lo que el mximo responsable de la flota submarina, el almirante Doenitz, decidi golpear al orgullo britnico precisamente en donde menos lo esperaba, en Scapa Flow.
  96. 96. Para ello eligi el submarino U-47, con el teniente de navo Gunther Prien al frente. ste situ al sumergible en una de las entradas del fondeadero, que estaba protegida con barcos hundidos, redes y cadenas. Gracias al conocimiento exhaustivo que tena sobre las mareas de la zona, en la madrugada del 14 de octubre logr esquivar esas defensas. Para ello avanz por la superficie amparndose en la oscuridad, evitando as las redes antisubmarino, y despus se sumergi rozando el fondo, para pasar as por debajo de las cadenas. Cuando entr en la base busc el acorazado Royal Oak y dispar sus
  97. 97. torpedos, hirindolo de muerte. Tambin averi gravemente al portahidros Pegasus, aunque al final ste sobrevivira. Los marineros britnicos, al estar convencidos de que no poda haber intrusos, creyeron que se trataba de explosiones fortuitas, por lo que el U-47 aprovech para salir de la base por el mismo camino por el que haba entrado. Cuando los ingleses comprobaron estupefactos que se haban empleado torpedos, ya era tarde; el submarino de Prien navegaba rumbo a Alemania, cruzando a toda mquina el Mar del Norte rumbo a su base en Kiel. Los resultados del ataque podan
  98. 98. haber sido mucho ms trgicos para los britnicos si Prien no se hubiera retirado tan pronto y hubiera continuado torpedeando a los buques que all se encontraban, pero el comandante del U- 47, tras su xito inicial, prefiri no tentar ms a su suerte. Pese a que los daos sufridos por su flota no haban sido graves, Gran Bretaa se sinti herida en lo ms profundo de su orgullo tras la afrenta de Scapa Flow. Por su parte, los alemanes elevaron a Prien a la categora de hroe nacional, recibiendo la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro de manos del Fhrer.
  99. 99. Pero los ingleses no tuvieron que esperar mucho para resarcirse de esa espectacular ofensa, propinando a los alemanes un certero y contundente golpe. El objetivo era el Graf Spee, un majestuoso barco calificado como acorazado de bolsillo debido a su pequeo tamao, la mitad de un acorazado normal para poder cumplir con las limitaciones impuestas por el Tratado de Versalles, lo que le permita ser muy veloz. Su grueso blindaje y sus poderosos caones hacan de l un temible enemigo en el mar. El acorazado, con el capitn Hans Langsdorff al mando, haba zarpado en
  100. 100. agosto de 1939 rumbo al Atlntico Sur y el ndico, con la misin de amenazar a los mercantes britnicos en cuanto estallase la guerra. Con este cometido, una vez iniciado el conflicto, el Graf Spee hundira nueve barcos, pero empleando siempre un impecable fair play, al permitir que las tripulaciones se pusieran a salvo. Los ingleses decidieron tenderle una trampa. Para ello lo atrajeron a Montevideo con mensajes falsos, hacindole creer que de all zarpara un convoy cargado de carne con destino a los puertos britnicos. Pero en lugar de encontrarse a los mercantes se top con
  101. 101. los cruceros Exeter, Ajax y Achilles. La batalla empez al amanecer del 13 de diciembre de 1939, cuando Langsdorff orden abrir fuego contra el Exeter. En slo seis minutos, el Exeter ya presentaba grandes daos en todo el casco. Pese a la superioridad del Graf Spee, el enfrentamiento con los tres barcos supuso una prueba excesiva, ocasionndole una serie de averas importantes y la muerte de algunos marineros. As pues, decidi buscar refugio para poder repararlo. Los buques ingleses tambin resultaron bastante malparados.
  102. 102. Las autoridades uruguayas concedieron al Graf Spee slo cuatro das para poderlo reparar, cuando ste necesitaba como mnimo una semana. El ltimo da, el 17 de diciembre de 1939, 250.000 personas acudieron al puerto para contemplar la salida del acorazado y, de paso, presenciar una batalla naval si sta se produca. A Langsdorff le comunicaron por radio que una flota britnica le esperaba en la salida a mar abierto. Para evitar que su barco pudiera caer en manos enemigas, decidi barrenarlo y hundirlo en el Mar del Plata a la puesta de sol de ese nefasto da para la Marina germana.
  103. 103. En realidad, Langsdorff haba cado en otra trampa de los Aliados, puesto que la supuesta flota estaba an muy lejos y el Graf Spee hubiera podido escapar fcilmente, pero los servicios secretos britnicos hicieron creer a los alemanes que los barcos de la Royal Navy se encontraban a pocas millas de distancia. Tres das despus, Langsdorff se suicidara en un hotel de Buenos Aires. Desde el comienzo de la guerra, por primera vez los ingleses tenan una victoria que celebrar. Aunque Hitler acus el golpe de la prdida del Graf Spee, su mente estaba centrada en otras cuestiones mucho ms
  104. 104. trascendentales. El autcrata nazi estaba decidido a lanzar una ofensiva en el oeste con el objetivo de llegar a Pars. La fecha elegida sera el 17 de enero. Pese a que sus generales consideraban que el invierno no era la mejor poca para desplegar un ataque generalizado, Hitler tena prisa por derrotar a Francia. Pero un hecho casual hizo que se trastocasen todos los planes del Fhrer. Una semana antes de la invasin prevista, un avin Messerschmitt 109 volaba cerca de la frontera belga. A bordo, dos oficiales se trasladaban a Colonia con los planes de la ofensiva en el oeste, considerados ultrasecretos.
  105. 105. El avin, desorientado y falto de combustible, acab por aterrizar en suelo belga. Los oficiales intentaron prender fuego a los documentos antes de que llegasen a manos de los soldados belgas, pero slo lograron chamuscarlos. Los planes fueron reconstruidos y as franceses y belgas pudieron conocer los pormenores del ataque. Hitler, enfurecido, se vio obligado a retrasar la ofensiva hasta la primavera. Qu hubiera ocurrido si aquel avin no hubiera sufrido un accidente? Cabe la posibilidad de que los alemanes no
  106. 106. hubieran podido avanzar con la misma rapidez que lo hicieron en mayo de 1940. Quizs los panzer se hubieran quedado atrapados en la nieve durante su avance por las Ardenas o se hubiera repetido la guerra de trincheras en los empantanados campos de Flandes, por lo que la historia de la Segunda Guerra Mundial habra sido muy distinta. Quizs aquel contratiempo aplan el posterior triunfo de Hitler. Mientras en el oeste exista una calma tensa a la espera de un enfrentamiento terrestre que tardaba en llegar, en el este un pequeo ejrcito resista heroicamente las embestidas del
  107. 107. gigante sovitico. GUERRA DE INVIERNO EN FINLANDIA Una vez que Polonia haba sido descuartizada y repartida, los rusos intentaban aprovechar el impulso para seguir aadiendo territorios a la Unin Sovitica. Estonia, Letonia y Lituania ya haban sido anexionados, en cumplimiento del acuerdo secreto con los nazis. Envalentonado por estos xitos conseguidos con tan poco
  108. 108. esfuerzo, Stalin fij su vista en la orgullosa Finlandia, siempre celosa de su independencia. Para asegurar y ampliar su salida al Bltico, una delegacin finlandesa fue llamada al Kremlin el 14 de octubre de 1939 para negociar una modificacin de fronteras favorable a los rusos. Tras interminables sesiones en las que las compensaciones se alternaban con las amenazas, la propuesta fue definitivamente rechazada por los diplomticos fineses un mes despus. Sin previa declaracin de guerra, el Ejrcito Rojo atac Finlandia el 30 de noviembre de 1939. Al contrario de lo
  109. 109. que hicieron los polacos, los finlandeses se retiraron hasta una slida lnea defensiva, desde la que pudieron rechazar a los rusos. El valor y la determinacin de los finlandeses asombr al mundo y enojaron sobremanera a Stalin, que no comprenda cmo un ejrcito tan reducido poda tener en jaque a sus tropas. El gran artfice de esta defensa tan heroica como efectiva fue el general Gustav Emil Mannerheim. Movindose por estrechos senderos en los bosques o esquiando silenciosamente, las tropas finlandesas caan como fantasmas sobre los
  110. 110. aterrorizados soldados rusos, para poco despus esfumarse en la niebla. Ante la falta de armamento adecuado, los fineses recurrieron a la imaginacin para destruir los tanques enemigos, inventando el artefacto incendiario que sera luego mundialmente conocido como cctel molotov. Pero finalmente se impuso la aplastante superioridad de los soviticos, que rebasaran las defensas locales en febrero de 1940. Los finlandeses, agotados y desengaados ante la falta de apoyo de las potencias occidentales, se vieron obligados a pedir el cese de las hostilidades. Stalin
  111. 111. no dud en aceptar la propuesta, cansado tambin de una campaa que haba puesto a su ejrcito en ridculo, firmndose el acuerdo de paz el 13 de marzo. OBJETIVO: NORUEGA El ataque sovitico a Finlandia haba centrado la atencin de las potencias en conflicto sobre el escenario escandinavo. Aunque Hitler prefera volcar todos sus esfuerzos en la inminente campaa en el oeste, Noruega se estaba perfilando como la siguiente
  112. 112. fuente de fricciones. Dos soldados alemanes en Noruega sealando un objetivo. La Wehrmacht no tuvo ninguna dificultad para tomar el pas escandinavo, siguiendo as el
  113. 113. camino triunfal que le haba llevado antes a conquistar Polonia. Para alimentar su industria de guerra, los alemanes necesitaban del mineral de hierro sueco. Adems, para que su flota de guerra pudiera salir al Mar del Norte y al Atlntico era fundamental que las rutas que pasaban cerca de las costas noruegas permaneciesen despejadas. Mientras Noruega se mantuvo estrictamente como un pas neutral, los alemanes disfrutaron de estas ventajas. Pero estaba claro que, si Noruega caa en la rbita de los Aliados, Alemania se vera muy perjudicada.
  114. 114. El primer aviso de que esto poda ocurrir lleg en febrero de 1940. Un petrolero germano, el Altmark, se diriga a Alemania por aguas neutrales, a la altura de las costas noruegas. En sus bodegas viajaban 299 marineros britnicos capturados durante las correras que haba llevado a cabo el Graf Spee por aguas meridionales aunque para entonces ya reposaba en el fondo del Mar del Plata, y que el ya fallecido capitn Langsdorff haba transferido al petrolero alemn con el fin de que fueran internados en campos de prisioneros. A medioda del 16 de febrero, tres
  115. 115. destructores britnicos iniciaron la persecucin del petrolero para darle caza. Pero unos destructores noruegos intervinieron para que el enfrentamiento no se diese en esa zona limtrofe con sus aguas. Para ello acompaaron al Altmark hasta un fiordo para que pudiera protegerse. Sin hacer caso de las advertencias noruegas, el destructor ingls Cossak penetr en el fiordo y un grupo de marineros tom el Altmark al asalto. Los prisioneros abrazaron entre lgrimas a sus compatriotas, que haban irrumpido en las atestadas bodegas gritando: La Marina ya est aqu!. Los alemanes consideraron este
  116. 116. incidente como una violacin de la neutralidad noruega que, en realidad, iba a ser muy til para poder justificar una agresin a esta regin de tanta importancia para los intereses militares y econmicos del Reich. Esta posicin estratgica de Noruega tampoco pas desapercibida para los britnicos, que planificaron su ocupacin para evitar que cayera en manos germanas. Adems, en caso de seguir adelante con este plan, se atraa a los alemanes a combatir en las regiones escandinavas, alejando as a Hitler de sus ambiciones occidentales. Los franceses eran los ms interesados en
  117. 117. que se abriese ese frente en Noruega; el presidente Paul Reynaud, que haba sustituido a Daladier, acudi el 28 de marzo a Londres para urgir a que se lanzase la operacin. Pero mientras los ingleses estaban preparando el envo de su cuerpo expedicionario a Noruega, los alemanes, mucho ms giles, se adelantaron a sus adversarios. El 9 de abril de 1940, las tropas germanas desembarcaron en varios puntos de la costa noruega, Trondheim y Narvik entre otros, adems de Oslo. Por primera vez en la historia militar se emplearon paracaidistas; mientras unos se encargaron de capturar
  118. 118. por sorpresa dos aerdromos, otro grupo colabor en la toma de la capital. De nuevo, los alemanes demostraban que sus tcticas eran las ms modernas y revolucionarias, en contraposicin con los anquilosados movimientos de sus enemigos. El mismo da, la Wehrmacht entr en Dinamarca, con el fin de emplearla como base aeronaval para apoyar a las fuerzas que participaban en la invasin de Noruega. La poblacin danesa contempl, primero con perplejidad y estupor, y luego con resignacin, la entrada de las tropas del pas vecino. Antes de que acabase el da, el monarca
  119. 119. Christian X haba ordenado el fin de la resistencia danesa, que se haba limitado a unos cuantos disparos, para evitar de este modo sufrimientos intiles a la poblacin ante un enemigo tan poderoso. Tras la guerra, la historia hablara del extraordinario gesto de solidaridad que ms adelante tuvo Christian X con sus compatriotas judos perseguidos por los nazis; como stos obligaron a los aproximadamente 6.000 ciudadanos daneses de origen hebreo a identificarse con una Estrella de David amarilla, el monarca sali un da de palacio a caballo con dicha insignia en su uniforme, ante la sorpresa y admiracin
  120. 120. de los habitantes de Copenhague all congregados. Sin embargo, este clebre episodio se ha revelado como falso; nadie ha conseguido localizar a ningn testigo directo de aquella supuesta escena. De todos modos, historias como sta, as como muchas otras en las que se ridiculizaba al opresor germano, animaron a los daneses a resistir y mantener su identidad nacional, aunque fuera pasivamente, bajo la asfixiante ocupacin alemana. Retrasos en el trabajo, actitudes de desobediencia civil o hasta pequeas acciones de sabotaje demostraban a diario que los daneses no
  121. 121. estaban dispuestos a doblar la rodilla ante Hitler. El contingente anglo-francs, por su parte, no llegara a tierras noruegas hasta el 14 de abril de 1940. Desembarcaron en las proximidades de Narvik, Namsos y Aandalsnes, con el fin de arrebatar Trondheim a los alemanes. Pero las tropas aliadas, deficientemente armadas, poco pudieron hacer contra las germanas, ya bregadas en combate y bien surtidas de tanques y artillera pesada. Los soldados britnicos y franceses comenzaron a ser evacuados de Aandalsnes y Namsos. Tan slo
  122. 122. resistan las tropas que haban desembarcado cerca de Narvik, al lograr hacerse con la ciudad, en donde se establecera el gobierno noruego con su rey Haakon a la cabeza. sta era la ciudad con mayor importancia estratgica, debido a que a ella llegaba el ferrocarril que, procedente de la vecina Suecia, transportaba el mineral de hierro que finalmente era embarcado rumbo a Alemania. La posesin de Narvik impeda que el hierro sueco pudiera alimentar la industria blica germana, por lo que era denominada La llave de hierro. Pero el 10 de mayo, mientras el
  123. 123. cuerpo expedicionario aliado resista en Narvik, lleg a tierras noruegas la noticia de que Hitler haba lanzado su ofensiva en el oeste. De nada haba servido la maniobra de distraccin para canalizar las ambiciones germanas en direccin al norte. El duelo entre Alemania y los Aliados se iba a dirimir en la frontera francesa. La llamada de socorro de Francia implic la peticin del inmediato regreso de las tropas destinadas en Noruega, para que acudieran a rechazar la invasin de su pas. En medio de la profunda decepcin de los noruegos, los Aliados se retiraron de Narvik dos
  124. 124. semanas ms tarde. La llave de hierro pasaba a manos de Alemania. Hitler ya era amo y seor de Noruega. Aunque la campaa en tierras escandinavas result un nuevo xito para el, hasta ese momento, invicto Fhrer, el precio que tuvo que pagar por l la Marina de guerra fue excesivamente elevado. Sufri numerosas prdidas de buques a manos de la Royal Navy; tan slo en las aguas del fiordo de Narvik, resultara hundido un total de diez destructores. Del resto de barcos, los que no acabaron en el fondo del mar sufrieron daos de ms o menos consideracin, lo que los conden a
  125. 125. pasar una larga temporada en el dique seco. Los alemanes recurrieron a las acciones de los paracaidistas para rechazar los contraataques aliados en Narvik, en mayo de 1940. Cuando los refuerzos de estas tropas aerotransportada ms escaseaban, la retirada aliada les salv.
  126. 126. Despus de la invasin de Noruega, la flota de superficie alemana ya no jugara nunca ms un papel relevante en la estrategia de guerra del Tercer Reich. En el momento en el que sta deba haber rendido el servicio ms importante, en la proyectada invasin de las islas britnicas, la Kriegsmarine ya no ofreca garantas para poder mantener alejada a la flota inglesa del Canal de la Mancha. En junio de 1940 nicamente tres cruceros y cuatro destructores estaban en condiciones de combatir, por lo que entrar en liza contra la Royal Navy no era ms que un suicidio.
  127. 127. Dos paracaidistas germanos departen en un aerdromo mientras un Ju-52 se eleva al cielo noruego.
  128. 128. Las condiciones en que estos hombres tuvieron que luchar fueron penosas, al soportar temperaturas de 30 grados bajo cero en las montaas escandinavas, ms all del Crculo Polar rtico. Es imposible saber lo que hubiera ocurrido si, en el momento de planificar la invasin de Inglaterra, la flota germana hubiera contado con los barcos sacrificados en aguas noruegas, pero lo que est claro es que aquella campaa condicion de manera decisiva el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Probablemente, la invasin de Noruega fue el primer error estratgico
  129. 129. de Hitler; si estaba decidido a invadir Francia, la regin de Lorena le poda proporcionar los minerales que hasta entonces le aportaba Escandinavia. Adems, la ocupacin de Noruega, cuya costa tena una longitud de 1.600 kilmetros, requera establecer una guarnicin permanente de medio milln de hombres, a lo que haba que aadir la construccin de casamatas y nidos de ametralladoras a lo largo de toda la costa. Estos gastos aumentaran espectacularmente cuando se decidi que el Muro del Atlntico, que deba proteger la fortaleza europea de Hitler de un ataque aliado, se extendiese
  130. 130. tambin por todo el litoral noruego, en una inversin que el tiempo revelara como totalmente intil. A lo largo de toda la guerra, Noruega sera siempre una fuente de desestabilizacin para Alemania; Hitler estaba obsesionado con la idea de que los Aliados podan volver a intentar atacarla mediante un desembarco. Para evitarlo, destin a las aguas noruegas a submarinos que estaban llevando a cabo misiones contra los convoyes aliados en el Atlntico, debilitando as uno de los frentes que, ste s, pudo haber inclinado la balanza de la guerra del lado del Eje. Conscientes de esta fijacin del
  131. 131. Fhrer, como maniobra de intoxicacin para facilitar el desembarco en Normanda los servicios secretos aliados lograran convencer a Hitler de que se iba a lanzar un asalto anfibio contra Noruega, lo que hizo aumentar an ms los refuerzos destinados a proteger sus costas de una invasin. De este modo, permanecieron en tierras noruegas unas divisiones que, probablemente hubieran sido decisivas para rechazar las cabezas de playa en las costas normandas. En la ltima fase de la guerra, cuando las fronteras del Reich estaban siendo asaltadas por los Aliados,
  132. 132. todava se encontraban en Noruega 300.000 soldados. Por lo tanto, la aventura escandinava de Hitler no slo le proporcion escasos beneficios, sino que comprometi decisivamente sus campaas posteriores. Pero, en 1940, Noruega no era ms que un aperitivo que no poda saciar, de ningn modo, la voracidad del Fhrer. El plato fro de la venganza, con la que soaba desde que padeci la derrota germana mientras se recuperaba en aquel hospital de Passewalk, ya no poda esperar ms.
  133. 133. 3 LA CADA DE FRANCIA
  134. 134. EN LA MADRUGADA del 10 de mayo de 1940, todo est tranquilo en el fuerte belga de Eben Emael. Estas instalaciones, a unos 24 kilmetros al norte de Lieja, constituyen el complejo defensivo sobre el que gira la resistencia de Blgica ante un hipottico ataque procedente de Alemania. El fuerte consta de una serie de bnkeres unidos por una red de tneles de siete kilmetros de longitud. Es totalmente autosuficiente y dispone de agua corriente, cocinas, cuartos de bao y un hospital, todo ello alimentado por generadores de electricidad. La parte superior es una extensa llanura, difcil
  135. 135. de distinguir de los campos circundantes, en la que incluso crece un tupido bosque. La guarnicin est compuesta habitualmente por 1.200 soldados, pero esa noche unos 500 hombres se encuentran en el pueblo vecino de Wonck para olvidar por unas horas el estricto rgimen de vida que se sigue en el interior del fuerte. Los 700 hombres que permanecen en l duermen tranquilamente. A las cinco de la maana, a los vigas encargados de la artillera antiarea les parece ver en el cielo todava oscuro varios aviones pero,
  136. 136. curiosamente, no se oye ningn ruido. Esas figuras, amparadas en las ltimas sombras de la noche, se van haciendo cada vez ms grandes. Antes de que los soldados belgas puedan reaccionar, esos aparatos estn ya aterrizando sobre la superficie de la fortificacin. Los sorprendidos centinelas comienzan a disparar sus bateras en direccin a los aviones que continan acercndose en completo silencio, pero ya es demasiado tarde. Un grupo de aguerridos soldados con el uniforme que los identifica como paracaidistas alemanes los apunta con sus fusiles de asalto. Los belgas, confundidos y
  137. 137. consternados, no tienen otra opcin que poner las manos en alto. Mientras tanto, en la llanura bajo la cual se encuentran los tneles siguen aterrizando ms aparatos. La explicacin a la ausencia de ruido es muy sencilla: se trata de planeadores. Han sido soltados a una altura de cerca de 2.000 metros y a una distancia de 20 kilmetros de su objetivo. Inexplicablemente, en la extensin de tierra que cubra el fuerte no haba trincheras ni alambradas, que hubieran servido para impedir el aterrizaje.
  138. 138. Las tropas alemanas atraviesan una localidad belga. El rpido avance de los tanques haba destrozado las defensas aliadas. Los soldados belgas no pueden reaccionar contra los invasores que han llegado desde el cielo. Sus casamatas y
  139. 139. nidos de ametralladoras tienen, lgicamente, sus aberturas dirigidas hacia el exterior del fuerte. Nadie haba imaginado que los ataques pudieran proceder del interior. An as, los defensores salen de los tneles y comienzan a hostigar a los paracaidistas germanos desde las zonas boscosas. La batalla se alargar durante todo el da. No ser hasta el medioda del da siguiente, el 11 de mayo, cuando, despus de orse una trompeta, un soldado belga aparezca con una bandera blanca. La fortaleza, preparada para resistir durante meses ha cedido en tan slo 36 horas. El detalle ms
  140. 140. espectacular es el hecho de que ese milagro lo haya conseguido un pequeo grupo de 55 paracaidistas! El xito de la operacin no es fruto de la casualidad. Aquellos hombres se haban entrenado concienzudamente durante meses en una reproduccin a escala del fuerte que haba sido construida en secreto en Alemania, por lo que nada haba sido dejado al azar. Pero el ataque alemn no se reduce a la toma de aquella estratgica fortaleza. En el mismo momento en que los planeadores estaban aterrizando sobre el fuerte, la Wehrmacht haba entrado, adems de en Blgica, en Holanda y
  141. 141. Luxemburgo. Acababa de comenzar la guerra relmpago en el oeste. De este modo, Europa volva al mismo punto en el que se encontraba en 1914. Los alemanes atacaban de nuevo con la ciudad de Pars como meta; entonces fracasaron, quedndose a pocos kilmetros, pero en esta ocasin el ejrcito germano ha aprendido de sus propios errores. Por lo que se ver despus, los franceses no podrn decir lo mismo. UNA DEFENSA TAN COSTOSA COMO INTIL
  142. 142. La terrible experiencia de la Primera Guerra Mundial haba llevado, tanto a alemanes como a franceses, a tomar sus propias medidas para evitar que un enfrentamiento en el oeste desembocase de nuevo en una sangrienta guerra de trincheras. Los tericos germanos haban desarrollado, tal como hemos visto en el captulo dedicado a la invasin de Polonia, los principios de la guerra relmpago. Es decir, consideraban que el mejor remedio para evitar el estancamiento del frente era la movilidad. Este planteamiento se demostr como el acertado.
  143. 143. Sin embargo, los gobernantes galos de entreguerras creyeron que lo mejor era evitar que las tropas enemigas pudieran entrar en territorio francs. Para ello apostaron por crear una lnea defensiva de tal solidez que permitiese rechazar cualquier ataque, con los soldados cmodamente apostados en su muralla. Este concepto fue lanzado por el que fue ministro de la Guerra entre 1929 y 1931, Andr Maginot, quien haba sufrido la guerra de trincheras como soldado raso y aspiraba a que nadie volviera a pasar por aquellas penalidades inhumanas. Por lo tanto, se inici la
  144. 144. construccin de la que se denominara Lnea Maginot en su honor. Era un sofisticado sistema de fortificaciones compuesto de bnkeres de cemento y acero, unidos por una red de tneles que incluso contaba con un pequeo tren subterrneo, capaz de trasladar las tropas de un punto a otro de la lnea. Las entradas se encontraban en la retaguardia, cuidadosamente ocultas y alejadas del frente, por lo que era casi imposible que unas tropas de asalto lograran penetrar. Al igual que el fuerte de Eben Emael, las instalaciones eran totalmente autosuficientes, al contar con generadores elctricos propios.
  145. 145. Pero, del mismo modo que los alemanes supieron aprovechar el nico punto dbil de la fortaleza belga gracias al asalto desde el aire, tambin el ejrcito germano supo ver enseguida la nica manera que exista de rebasar esa formidable defensa, aunque esa idea era tan sencilla que se le pudo haber ocurrido a un nio. La Lnea Maginot, de 400 kilmetros de longitud, comenzaba en la frontera suiza y prosegua por todo el lmite con Alemania, pero se detena al llegar a Luxemburgo, dejando desprotegida toda la lnea fronteriza con Blgica, al estar considerada como un pas amigo desde
  146. 146. el que no poda proceder una invasin. Inexplicablemente, no se les haba pasado por la cabeza que los alemanes podan atravesar Blgica y entrar por all en territorio francs, un plan que, por otra parte, era el que ya haban seguido las tropas del Kiser en 1914. Para esta eventualidad, los franceses tenan previsto acudir rpidamente a Blgica con sus potentes divisiones acorazadas y abortar all la invasin. Para ello contaban con que los belgas pudieran resistir a los alemanes mientras eran movilizadas las tropas galas y enviadas en socorro de los belgas, ayudadas por algn cuerpo
  147. 147. expedicionario britnico. No se contaba con la posibilidad de que los panzer lograsen romper esa lnea de defensa mvil. As pues, los franceses aguardaban a la Wehrmacht confiando plenamente en sus posibilidades para rechazar el ataque. Pero lo que no esperaban era que los tanques llegasen a la frontera gala atravesando la nica regin que haba quedado relegada en los planes de defensa, al ser considerada como impracticable. El mariscal Ptain, hroe de la Primera Guerra Mundial, haba dictaminado que era imposible que un ejrcito motorizado pudiera pasar a
  148. 148. travs de esa zona boscosa. Los carros blindados germanos se encargaron de poner en entredicho al veterano militar francs, demostrando que los bosques de las Ardenas no suponan un obstculo insalvable para ellos. Por ese desguarnecido punto lograron forzar la frontera francesa, poniendo rumbo a Sedn. Mientras tanto, los 22.000 soldados destinados en la Lnea Maginot permanecan alerta ante una invasin que nunca llegara desde el lado alemn. HOLANDA Y BLGICA,
  149. 149. APLASTADAS Como se ha apuntado anteriormente, el 10 de mayo fue el da en el que se desat la campaa en el oeste. Los paracaidistas alemanes, adems de descender en planeadores sobre la fortaleza belga de Eben Emael, se lanzaron sobre las ciudades holandesas de La Haya y Rotterdam, una ciudad que sera objeto de un brutal bombardeo cuatro das despus. Explotando este novedoso mtodo de invasin, las tropas alemanas irrumpieron en ambos pases, mientras sus respectivos ejrcitos eran vctimas
  150. 150. de una confusin generalizada. Tanto belgas como holandeses lucharon con valenta, pero nada pudieron hacer contra la arrolladora fuerza de la Wehrmacht, que dispona de la experiencia obtenida en los campos de batalla polacos. Por su parte, los franceses pusieron en marcha el plan previsto para el caso de que los alemanes entrasen en Blgica. Las fuerzas galas, junto a un cuerpo expedicionario britnico, iban avanzando por los campos de Flandes casi sin oposicin de la Luftwaffe, al encuentro de las tropas alemanas. Lo que los franceses desconocan
  151. 151. era que en realidad se estaban introduciendo en una ratonera de la que ya no lograran salir. En esos momentos, los blindados germanos estaban atravesando los bosques de las Ardenas para cortar la conexin de aquellas tropas con su retaguardia. El 12 de mayo, las divisiones acorazadas del general Heinz Guderian tomaban Sedn. La trampa comenzaba a cerrarse. Las cosas no podan ir peor para los franceses. El 15 de mayo, los holandeses capitulaban. Mientras tanto, los panzer seguan su marcha imparable, rebasando a la infantera francesa. Los soldados, desde el borde de las
  152. 152. carreteras, contemplaban atnitos cmo los tanques alemanes pasaban por su lado sin detenerse. Los bombardeos en picado de los Stuka, que solan preceder a la aparicin de los blindados, y que ya haban causado el pavor entre las tropas polacas, aterrorizaran tambin a los franceses. Toda el ala derecha del II ejrcito francs huira presa de un pnico generalizado, al grito de slvese quien pueda!, encabezada por los oficiales superiores. La defensa gala haca aguas por todas partes. Ante esa situacin, el ministerio de Defensa orden al
  153. 153. comandante en jefe de las fuerzas de Tierra, Maurice Gamelin, un inmediato contraataque, pero no haba ninguna reserva para llevarlo a cabo. Francia haba cometido el mismo error que Polonia; la totalidad de sus fuerzas se hallaban dispuestas en la frontera, pero si stas eran superadas no haba otras preparadas para taponar las brechas. En slo cinco das, el ejrcito francs estaba a punto de hundirse estrepitosamente. Es probable que el primer sorprendido por estos xitos iniciales fuera el propio Hitler. Veterano de la Primera Guerra Mundial, no se
  154. 154. engaaba sobre la posibilidad de que su ataque en el oeste acabase degenerando de nuevo en una larga y cruel guerra de trincheras. La gran igualdad numrica existente en esos momentos entre los ejrcitos alemn y francs, 136 frente a 135 divisiones respectivamente, no haca prever que el equilibrio se rompiese tan fcilmente. De hecho, los primeros proyectos para la campaa en el oeste se limitaban a la conquista de Holanda y Blgica; una vez consolidadas las posiciones, y aprovechando los nuevos aerdromos y puertos martimos, se planteara el modo de proseguir la lucha contra Francia e
  155. 155. Inglaterra. Fue el plan ideado por el general Erich Von Mastein el que apost por eliminar las fuerzas anglo-francesas de un golpe de hoz una vez que hubieran acudido a defender el territorio belga. An as, el autcrata germano vea con escepticismo la consecucin de este osado plan, por lo que vacilaba en permitir que sus tanques continuasen rodando a tanta velocidad, temeroso de que pudieran ser objeto de una trampa. Pero los temores del dictador germano eran infundados. El ejrcito francs era vctima de una grave descomposicin, que haca temer un desastre inminente. El general Gamelin
  156. 156. fue destituido y se nombr al general Weygand como su sucesor, que tratara desesperadamente de enderezar la situacin. Weygand observ que los tanques enemigos progresaban a tanta velocidad que no daba tiempo a que la infantera germana llegase para consolidar la punta de lanza. Por lo tanto, el general francs intent efectuar un hbil golpe de mano empleando la misma tctica que solan utilizar los alemanes, es decir, rompiendo por la mitad el pasillo abierto por los panzer para, de este modo, dejarlos aislados en su avance. Pero el 22 de mayo, el da en que
  157. 157. ese inteligente plan estaba por fin en condiciones de ser puesto en marcha, la oportunidad de oro de atrapar a los blindados germanos ya haba pasado. Los alemanes haban tenido tiempo de sobra para reforzar los flancos del pasillo, por lo que Weygand se vio obligado a frenar el ataque en el ltimo momento. Esta indecisin en un momento tan crtico acab de condenar al ejrcito francs. El ltimo obstculo para las fuerzas germanas antes de llegar al mar y, por lo tanto, cerrar la inmensa bolsa resultante, eran las tropas belgas que defendan la zona costera, pero stas fueron
  158. 158. derrotadas el da 25 de mayo. La situacin en el norte no era mejor, por lo que la fuerza expedicionaria britnica inici un repliegue en direccin a la ciudad portuaria francesa de Dunkerque, prxima a la frontera belga. Fue entonces cuando se produjo una decisin que contina a da de hoy siendo motivo de un apasionante debate entre los historiadores. Hitler orden a s us panzer que detuvieran el avance sobre las tropas britnicas, cuando stas se estaban retirando. En el caso de que los blindados germanos hubieran proseguido su camino, lo ms probable es que las hubieran rodeado por
  159. 159. completo. Pero el Fhrer dej perder esa oportunidad nica e irrepetible de capturar a 300.000 soldados ingleses y que cuatro aos ms tarde constituiran el grueso de las tropas que desembarcaran en Normanda. Cul fue la autntica razn de esa inexplicable orden de Hitler? EL BENDITO MILAGRO DE DUNKERQUE Una vez llegadas a Dunkerque, las tropas francesas y britnicas pasaran a
  160. 160. tener un objetivo muy distinto del previsto. Ya no se trataba de combatir a los alemanes para enviarlos de vuelta a casa, sino que la lucha tendra como nico fin mantenerlos alejados de la playa mientras se organizaba una evacuacin por mar. Esta compleja operacin recibira el nombre de Dynamo. El embarque de tropas afectara a los soldados ingleses, aunque un buen nmero de franceses subiran tambin a los barcos que salan con destino a los puertos britnicos. En ese momento crtico, en el que poda darse el golpe de gracia a los Aliados, Hitler decidi parar a sus
  161. 161. tanques. Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre las motivaciones de esta polmica orden; para algunos, el Fhrer no deseaba poner en riesgo a los panzer en las tierras bajas de Flandes, considerando que ya haban tentado suficientemente a la suerte. Hay quien cree, por el contrario, que el dictador nazi pretenda convertir ese gesto en una muestra de buena voluntad de cara a un hipottico acuerdo de paz con los britnicos. Probablemente esta inaudita decisin fue tomada para otorgar el honor de acabar con la bolsa de Dunkerque al jefe de la Luftwaffe,
  162. 162. Hermann Goering, que haba insistido sobremanera para que Hitler le permitiese emplear a sus aviones en esa, aparentemente, sencilla misin. De este modo, tambin se salvaguardaban los tanques y a la propia infantera, necesitada de un descanso tras aquella frentica carrera hacia el mar, y a la que haba que reservar para el avance hacia Pars.
  163. 163. La ciudad portuaria de Dunkerque, una vez tomada por los alemanes. Pese a que el cuerpo expedicionario britnico haba tenido que reembarcar, la moral de los Aliados se vio reforzada por el xito de la evacuacin. As pues, la aviacin germana fue la encargada de liquidar a las tropas aliadas all atrapadas. Las playas,
  164. 164. abarrotadas de soldados hambrientos y fatigados, se convertiran en un infierno, sometidas continuamente a despiadados ataques areos. Pero si hasta entonces la fortuna se haba aliado con los alemanes, de repente la naturaleza se puso de parte de las tropas anglo-francesas. Los expertos de la Luftwaffe comenzaron a advertir que los daos provocados por su lluvia de bombas sobre las playas de Dunkerque no causaban los daos previstos. El motivo era que las bombas, al impactar en el suelo, eran engullidas por las profundas arenas de aquella playa. Al penetrar medio metro o ms en
  165. 165. la superficie, la metralla y la onda expansiva quedaban en buena parte absorbidas por la arena. Los primeros ataques areos haban causado el pnico entre los soldados, pero al comprobar que, en ocasiones, el nico efecto de las explosiones era un repentino e inofensivo surtidor de arena, poco a poco fueron perdiendo el miedo. Cuando se acercaban los aviones, los soldados se limitaban a protegerse detrs de alguna duna y a esperar con paciencia el final del ataque. Hubo raids intensos que no llegaron a causar ni una sola vctima mortal. El propio Churchill reconocera posteriormente que la suerte
  166. 166. estuvo de su lado; si la capa de arena hubiera sido ms fina, se hubiera provocado una autntica carnicera. Pero la situacin en las playas no era ni mucho menos idlica. Con el paso de los das, la tensin aumentaba. Los ingleses tenan preferencia a la hora de embarcar, mientras que los franceses estaban encargados de mantener el permetro defensivo alrededor de Dunkerque. Fue entonces cuando los ms maliciosos acuaron la clebre frase: Los ingleses resistirn hasta el ltimo francs. La operacin de rescate se alargara hasta el 4 de junio; 224.000 soldados
  167. 167. britnicos conseguiran regresar a su pas, en unos barcos a los que tambin subieron 110.000 franceses. Los alemanes tuvieron que conformarse con hacer tan slo 22.000 prisioneros. La Operacin Dynamo, que, tal como la calific el diario ingls Daily Mirror, sera el bendito milagro de Dunkerque, haba funcionado a la perfeccin. Aunque en realidad la campaa del cuerpo expedicionario britnico en el continente haba sido un sonado desastre, el xito de la evacuacin permiti albergar la esperanza de que algn da los Aliados pudieran
  168. 168. enfrentarse a la Wehrmacht con garantas de victoria. Pero para que llegase ese da, an deberan transcurrir dos largos aos. OBJETIVO: PARS La mayora de los soldados britnicos haban conseguido reembarcar ante las mismas narices de los alemanes, pero ahora eran los franceses en solitario los que deban enfrentarse a las tropas de Hitler. De las 135 divisiones con las que haban comenzado a defenderse, solamente disponan de 49 operativas,
  169. 169. mientras que 17 permanecan atrincheradas en la Lnea Maginot. Haba llegado el momento de la verdad. En ese momento trascendental para el futuro de Francia, el general Weygand persever en el error; dispuso la casi totalidad de sus fuerzas formando un frente en la lnea que formaban los ros Somme y Aisne. Este plan Weygand fue un suicidio para el ejrcito galo. Si los alemanes conseguan romper esa dbil muralla, en la que los franceses haban depositado todas sus esperanzas de resistir, nada les impedira presentarse en Pars en unos pocos das.
  170. 170. Y eso fue exactamente lo que ocurri. El 5 de junio de 1940 Hitler proclam: Hoy empieza la segunda gran ofensiva. A partir de ese instante los panzer se lanzan como una carga de caballera contra las defensas francesas, que aunque tratan de resistir la embestida, son arrollados en 48 horas. El frente del Somme se derrumba estrepitosamente y los carros blindados germanos ya no tienen ante s ningn enemigo que los detenga en su camino a Pars. El 10 de junio, los alemanes atraviesan el Sena e inician una maniobra en tenaza sobre la Ciudad de
  171. 171. la Luz. Ese mismo da, Mussolini declara la guerra a Francia para poder tener derecho, aunque sea en el ltimo momento, a una tajada del pastel francs. Framente, Mussolini asegur a su mariscal Badoglio: Necesito 1.000 muertos para sentarme en la mesa con los vencedores. El Duce prefiri no intervenir junto a los alemanes y decidi lanzar una ofensiva propia. Pero su campaa que, segn l, hara de Italia una gran potencia es un fiasco; aunque los italianos esperan hasta el da 20 para atacar, de inmediato son detenidos por las fuerzas alpinas francesas que, aunque
  172. 172. desmoralizadas, no tienen dificultades para rechazarlos.
  173. 173. Las columnas germanas desfilan por los Campos Elseos, con el Arco de Triunfo al fondo. Alemania se tomaba as la revancha por su derrota ante los franceses en la Primera Guerra Mundial. El gobierno francs, ms preocupado por la proximidad de la Wehrmacht que por los sueos imperiales del Duce, decide abandonar la capital gala para trasladarse a Tours y despus a Burdeos. Pero antes de tomar Pars, era necesario acabar con la amenaza que supona tener a 17 divisiones francesas en la retaguardia, por lo que se decidi la conquista de la Lnea Maginot. La
  174. 174. empresa no entra demasiadas dificultades; teniendo en cuenta que los caones y ametralladoras slo podan ser disparados en direccin a Alemania, los alemanes pudieron asaltar la fortaleza por detrs sin sufrir demasiadas bajas. La Lnea Maginot se converta as, probablemente, en el gasto ms intil de