Bourdieu ,Qué es hacer hablar a un autor

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) 31::1 "n14. ''.• ÍNDICE siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. CERRO DEL AGUA 248. DELEGACIÓN COYOACAN 04310 MÉXICO. D siglo veintiuno de españa editores, s.a. CALLE PLAZA 5. 28043 MADRID, ESPAÑA PRESENTACIÓN, por ISABEL JIMÉNEZ ¿QUÉ ES HACER HABLAR A UN AUTOR? A PROPÓSITO DE MICHEL FOUCAULT PRIMERA PARTE LAS CIENCIAS DEL OFICIO ESPACIO SOCIAL Y ESPACIO SIMBÓLICO. INTRODUCCIÓN A UNA LECTURA JAPONESA DE LA DISTINCIÓN CONVERSACIÓN: EL OFICIO DE SOCIÓLOGO PROFESIÓN: CIENTÍFICO SEGUNDA PARTE EL OFICIO APLICADO A UN CAMPO ¿QUÉ HACER CON LA SOCIOLOGÍA? SOCIOLOGÍA Y DEMOCRACIA 7. EL NUEVO CAPITAL, INTRODUCCIÓN A UNA LECTURA JAPONESA DE LA NOBLEZA DE ESTADO 7 11 23 41 65 77. 98 108 125 portada de maría luisa martínez passarge primera edición en español, 1997 T - 2, siglo xxi editores, s.a. de c.v. isbn 968-23-2054-2 derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico/printed and mide in mexico PREFACIO A LA REEDICIÓN DE LA REPRODUCCIÓN PRINCIPIOS PARA UNA REFLEXIÓN SOBRE LOS CONTENIDOS DE LA ENSEÑANZA 10. ENTREVISTA SOBRE LA EDUCACIÓN 129 145

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)31::1"n14. ''.•ÍNDICE

siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.CERRO DEL AGUA 248. DELEGACIÓN COYOACAN 04310 MÉXICO. D

siglo veintiuno de españa editores, s.a.CALLE PLAZA 5. 28043 MADRID, ESPAÑA

PRESENTACIÓN, por ISABEL JIMÉNEZ

¿QUÉ ES HACER HABLAR A UN AUTOR?

A PROPÓSITO DE MICHEL FOUCAULT

PRIMERA PARTE

LAS CIENCIAS DEL OFICIO

ESPACIO SOCIAL Y ESPACIO SIMBÓLICO.INTRODUCCIÓN A UNA LECTURA JAPONESA

DE LA DISTINCIÓN

CONVERSACIÓN: EL OFICIO DE SOCIÓLOGO

PROFESIÓN: CIENTÍFICO

SEGUNDA PARTE

EL OFICIO APLICADO A UN CAMPO

¿QUÉ HACER CON LA SOCIOLOGÍA?

SOCIOLOGÍA Y DEMOCRACIA

7. EL NUEVO CAPITAL, INTRODUCCIÓN A UNA

LECTURA JAPONESA DE LA NOBLEZA DE

ESTADO

7

11

23

41

65

77.

98

108

125portada de maría luisa martínez passarge

primera edición en español, 1997T-2, siglo xxi editores, s.a. de c.v.isbn 968-23-2054-2

derechos reservados conforme a la leyimpreso y hecho en méxico/printed and mide in mexico

PREFACIO A LA REEDICIÓN DE LA

REPRODUCCIÓN

PRINCIPIOS PARA UNA REFLEXIÓN SOBRE

LOS CONTENIDOS DE LA ENSEÑANZA

10. ENTREVISTA SOBRE LA EDUCACIÓN

129

145

6 ÍNDICE

TERCERA I'ARTE

EL HOMBRE EN EL OFICIO

PASAPORTE A DUKE 179

APOLOGÍA DE UNA MUJER FORMAL 189

RESPUESTA A ALGUNAS OBJECIONES 195

LA APUESTA POR LA RAZÓN. PROGRAMA PARA 201

PRESENTACIÓN

Trabajar en el conocimiento de un autor y de su obraUNA RESISTENCIA INTELECTUAL es ocuparse no solamente de descubrir su propia

15. EN HOMENAJE A CANGUILHEM 203 lectura de la realidad y los instrumentos que utilizapara hacerlo, sino también, la manera en que laconcibe. Para ello hay que ir desmontando con laayuda de la propia obra, todos los mecanismos de suconstrucción y situar al autor y a la obra en el contextosocial, histórico, de su producción.

Para llegar a esa concepción hay que pasar necesa-riamente por el conjunto de elecciones, disposicionesy posiciones que el autor asume y, así, tratar de asir lasformas últimas de su manifestación.

Cuando Bourdieu se ocupa del mundo social, suapuesta es la construcción de una concepción quepermita comprenderlo prácticamente haciendo usode los instrumentos de la ciencia. Y en particular deuna ciencia, la sociología, que no se contenta con ellugar que se le ha otorgado, y que ejerce su tareacombatiendo los obstáculos que impiden ver que lacomprensión del mundo social pasa necesariamentepor la construcción del espacio de las posiciones de loshombres y las mujeres que lo construyen, al mismotiempo que son construidos por él. Ésta es una pos-tura de resistencia no solamente teórica sino, y sobretodo, práctica.

El mundo social es construido en bruto cotidia-namente, aun sin quererlo, por la simple lógica de lareproducción inscrita en nuestras disposiciones. La

8 PRESENTACIÓN PRESENTACIÓN 9

reproducción es el recurso mínimo de la sobreviven-cia. La nueva concepción del mundo social que nosofrece Bourdieu nos invita a comprenderlo com-prendiendo el modo en que nosotros mismos esta-mos en él, como agentes que lo construyen. En com-prender el mundo percibiéndolo y haciéndolo almismo tiempo.

Si el mundo social no es de una vez y para siemprelo mismo es porque los hombres y las mujeres que loconstruyen no son, de una vez y para siempre, lomismo. Es el oficio de hombre y de mujer lo que creael mundo social. Algunos como aprendices, otros comomaestros, y otros más corno aprendices-maestros.

El oficio es un capital que resulta de la combinaciónde varios capitales, y otorga a las mujeres y a loshombres su pasaporte en el mundo social. Con estecapital se posicionan y toman posición. Pero tambiénson posicionados.

En el mundo social hay instituciones que formanal individuo en el oficio de hombre y de mujer. Entreellas la escuela y la familia tienen un lugar privilegia-do. Bourdieu, concibe los instrumentos que creacomo medios de producción para el conocimientodel mundo, sean teóricos o prácticos. Cuando se dacomo tarea la construcción de estos instrumentos, suobjeto de estudio es, finalmente, el hombre y la mujerhaciendo el mundo.

Este volumen contiene una parte del trabajo enque Bourdieu nos introduce a su larga y rica obra. Setrata de un conjunto de escritos, cuya presentacióntiene como propósito fundamental tender un puentea quienes están hoy interesados en el pensamiento (leeste sociólogo contemporáneo.

Uno de los puntos nodales de su práctica de crea-

ción es el empeño en hacer ver que para asir la lógicamás profunda del mundo social es necesario sumer-girse en la particularidad de una realidad empíricasituada y fechada. Se trata, en ese sentido, de cons-truirla como "un caso particular de lo posible".

En su largo camino de investigador Bourclieu haabordado con esta óptica, objetos de estudio muyvariados, pero todos coincidentes en la necesidad dedar cuenta, prácticamente, del mundo social.

Este volumen se divide en tres apartados. El primeropresenta la visión de Bourdieu sobre el papel de lasciencias sociales, y en particular de la sociología, enla explicación y la producción del mundo social. Ofte-ce una serie de instrumentos de trabajo, entre los quedestaca un modelo de análisis del espacio social estruc-turado por dos formas de capital: el capital económ icoy el capital cultural.

En el segundo, se incluyen varios textos en que elautor explica el peso del sistema escolar en la adqui-sición del capital cultural, así como los mecanismos através de los cuales se entrelaza con el capital económi-co, contribuye a la reproducción de la estructura delespacio social. Y en el tercero se presentan una seriede textos breves en los que el autor habla de otrosproductores intelectuales como él, interlocutores, fi-nalmente, de su vasta obra.

ISABEL JINIÉNE7,

1. ¿QUÉ ES HACER HABLAR A UN AUTOR?A PROPÓSITO DE MICHEL FOUCAULT*

Quisiera expresar solamente algunas ideas deshilva-nadas que me pasaron por la cabeza mientras oíahablar sobre Foucault. En reuniones como ésta esimportante saber que el problema está precisamenteen eso de lo que se habla; que la cuestión de que sehabla se da en la situación misma en la que se habla.Así, por ejemplo, en las conversaciones sobre Fou-cault se encuentra planteada una cuestión típicamen-te foucaultiana, saber lo que es un autor, y tambiénla cuestión de saber qué es hacer hablar a un autor.Hemos escuchado muchas frases que comienzan con"para Foucault" o "según Foucault", "como dijo Fou-cault": ¿por qué y para quién se pronuncian talesexpresiones? Para responder a ello habría que tomarlas citas, analizar su forma y su función, llevándolasal contexto textual y al contexto social, y sobre todoa la posición social del autor de la cita. Quizás secomprendería mejor de este modo lo que se hacecuando se cita a un autor. ¿Se le sirve a él o nosservimos de él? ¿No sucumbimos a una Forma defetichismo, a un foucaultismo no mu y foucaultiano?Recordemos que Marx decía "yo no soy marxista".Creo que Foucault habría dicho contento: "yo no soyfoucaultiano". Sin duda lo dijo (lo que no quiere decirque no quería que hubiese foucaultianos). El hizo

* Vaucresson, 23 de julio de 1996.

1 2 ¿QUÉ ES HACER HABLAR A UN AUTOR?

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cosas que permiten ver que quería que hubiera fou-caultiarios.

De modo que es necesario someter siempre lascitas a la crítica, hay que examinar su función, suverdad, su validez. Se puede oponer una cita deFoucault a otra no sólo porque se contradijo, comotodo el mundo, sino también porque no dijo la mismacosa en el mismo momento o a las mismas personas,según las circunstancias (lo que no quiere decir quemintió aquí o allá). Recuerdo muy frecuentementeestas palabras de Scholem: "No digo la misma cosa alos judíos de Nueva York, de París, de Berlín o deJerusalén y sin embargo no miento nunca". Es muyimportante, para comprender lo que es responder auna entrevista, manejar una obra, interpretar retros-pectivamente los propios escritos. Las lecturas retros-pectivas que Foucault da de lo que Foucault. dijo(algunas veces hablando de Foucault) pueden estarfundadas en el olvido pero también en estrategiasespontáneas. Lo que hace todo entrevistado, se pue-de suponer que por fuerza un profesional de lamanipulación simbólica lo hará: él quiere dar cohe-rencia a su vida y a su obra. Estará tentado de decir:"Desde que escribí sobre Biswanger, supe que escri-biría Vigilar y castigar", etc. Todo el mundo hace eso.Por eso hay que establecer una relación desfetich iza-da con los autores, lo que no quiere decir una rela-ción "no respetuosa". Al contrario. Pienso que no serespeta suficientemente el esfuerzo de pensar cuandose fetichiza a los pensadores. Lo que es importante esel esfuerzo de pensar (que tendemos a subestimarfrecuentemente, porque estamos separados, sobretodo del pensamiento del autor considerado, de lasrespuestas que aporta, de los nuevos problemas que

plantea, etc., del estado del pensamiento en el cual élha comenzado a pensar).•

Para ser verdaderamente fiel al espíritu de Fou-cault, ¿no habría que leerlo como él mismo ha dichoque leía, y de ese modo solamente? Recordemos, enefecto, que Foucault dijo que había leído a este oaquel autor no para obtener conocimientos, sinopara sacar de allí reglas para construir su propioobjeto. Hay que distinguir entre los lectores, los co-mentadores, que leen para hablar en seguida de loque han leído; y los que leen para hacer alguna cosa,para hacer avanzar el conocimiento, los auctores ¿Có-mo hacer una lectura de auctor, que quizá sea infiel ala letra de Foucault, pero sea fiel al espíritu foucaul-tiano?

Pero esto no es todo. Una lectura de lector quequiere comprender realmente a Foucault en tantoque auctor, en tanto que creador de pensamiento yno lector letrado del pensamiento de los otros (lo queyo creo que no le interesaba mucho), ¿no debería,esta lectura, ir más allá de la lectura de los textos? Sehabla de la teoría de la recepción (a mí Jauss no megusta mucho, ni el hombre ni la obra, una de esasviejas hermenéuticas poco presentables que se reci-clan hoy día en Esprit). Pero para comprender tinaobra, hay que comprender primero la producción, elcampo de producción; la relación entre el campo enel cual ella se produce y el campo en el que la obraes recibida o, más precisamente, la relación entre lasposiciones del autor y del lector en sus campos res-pectivos. Por ejemplo, la ma yor parte de las citastienen por sujeto el "se" o el "nos". Foucault nohablaba en nombre de un grupo, como su portavoz,sino que hablaba en un grupo, expresando las ideas

14 ¿QUÉ ES HACER HABLAR A UN AUTOR? ¿QUÉ ES HACER HABLAR A UN AUTOR? 15

de un grupo del que habría tomado cosas y en el queél había enseñado cosas. El producto complejo queha circulado debe una parte de sus propiedades a lascondiciones sociales de producción, y, entre otrascosas, a ese efecto de grupo. Habría que analizar algrupo: por una parte, colegas, pero también genteque no estaba en el mismo universo y que pertenecíaa otros campos, que eran, a veces completamenteextraños al universo universitario, etc. Por otra parte,habría que volver a situar a Foucault en el campo dela producción académica de la época: ¿qué era hacerfilosofía en ese momento? ¿Qué quería decir para unfilósofo, interesarse en las prisiones, eso que repre-senta una transgresión considerable, pero socialmen-te admisible? ¿Qué quería decir para un filósofoocuparse de la historia? En la jerarquía de las discipli-nas, siempre muy pujante en la objetividad y en loscerebros, la historia es una disciplina subordinadacon respecto a los filósofos... Hay pues que tener enel espíritu todas esas estructuras en las que Foucaultse encontraba metido y que se expresan también enlo que dijo. Mi pregunta se justifica tanto más, creo,porque Foucault mismo, en respuesta a un escrito deDerricla intitulado "Cogito e historia de la locura"decía, según recuerdo, que los textos tienen implica-ciones, que son tomados en redes de problemas quehay que reconstituir si no nos queremos contentarcon reproducir y comentar la palabra de los maestros.

Habría que interrogar su postiira de filósofo, defilósofo de primer rango (Escuela Normal, etc.). Serfilósofo, en esas condiciones, era heredar una enor-me ambición encarnada por Sartre, del que estaba demoda burlarse pero con quien había que rivalizar;una especie de radicalismo Filosófico político que es

causa de malos entendidos considerables en la circu-lación de productos emanados dé ese tipo de condi-ciones sociales de producción. Por radicalismo en-tiendo una suerte de irresponsabilidad intelectualestatutaria que los Filósofos se otorgan como unaespecie de deber de estado, un derecho-deber deruptura, de transgresión de las normas del buensentido y de la decencia que, en ciertas condiciones,puede tomar un giro político, pero que es esencial-mente intelectual. Es lo que separaba a Sartre deAron, Filósofo del buen sentido burgués, al que seopone tradicionalmente a Sartre, hoy día, en lo refe-rente a las ciencias políticas (en donde Aron haenseñado por mucho tiempo), a Debat y a la Funda-ción Saint-Simon. Foucault,.lunque se opuso muchoa Sartre, estaba del lado de Sartre, sin discusión,desde ese punto de vista. Esta disposición radical(duda radical, puesta en cuestión radical, etc.) fueconstitutiva de la postura del Filósofo de ese lugar yde ese tiempo y el radicalismo político no hacía sinocontinuar el radicalismo filosófico por otros medios.Es este radicalismo intelectual —en la manera deplantear las preguntas, en la naturaleza de los objetosabordados, etc.— lo que separa a Foucault (y a todoslos que salen de la misma fábrica) de muchos de losque lo leen hoy, sobre todo en lo que se refiere a lasciencias políticas (donde es verdaderamente sorpren-dente incluso que haya sido leído).

Es lo que lo separa también de la gran mayoría delos historiadores. Ese papel de constructor de objetosnuevos enerva mucho a ciertos historiadores. Brau-del, aun estando un poco desconcertado por el ladoradical, es decir un poco "excesivo", "filósofo", deFoucault, tenía una gran admiración por su capaci-

16 ¿QUÉ ES HACER HABLAR A UN AUTOR?

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dad para crear conceptos, es decir, objetos que ha-bían permanecido fuera del territorio del historiador.(Habría que precisar que, aun siendo, por su radica-lismo filosófico, de la misma familia que Sartre, Fou-cault se situó en el campo filosófico en un campototalmente opuesto; es decir, como yo, del lado de latradición de la historia de la filosofía de las ciencias,con Koyré, Bachelard, Canguilhem, Vuillemin, etc.,y contra la tradición existencialista.)

Hay que ver, también, lo que fue el efecto Foucaulten los diferentes campos científicos y fuera de esoscampos. Se ha comparado a Foucault con el profetaen la tradición weberiana. Es cierto que había algo enél, como en Sartre que ha creado el modelo, unaspecto de "profeta ejemplar". Esta profecía es la quese ejerce por la práctica, por ejemplo, y no solamentepor la palabra, por el discurso o por la teoría. Paracomprender el efecto de profecía ejemplar que Fou-cault ha ejercido, habría que extender este análisisweberiano hacia otro que se encuentra en el judaísmoantiguo. Weber dijo que los profetas son las personasque van a las calles a decir las cosas que no se dicenallí sino solamente en los cenáculos limitados de losespecialistas. Él llevó fuera del universo sabio proble-mas, debates, conceptos, discusiones que estabanreservados al universo de los especialistas. Esto haengendrado un malentendido estructural. Es un fe-nómeno muy general (que se plantea por ejemplo apropósito de los orígenes intelectuales de la Revolu-ción francesa). Sucede que en ciertas circunstancias,los mensajes esotéricos, escritos solamente para serleídos por los sabios o los letrados, abstractos y desti-nados a ser comprendidos abstractamente, descien-den a la calle, se hacen exotéricos, pasan al acto, a la

acción, a la práctica. Hay evidentemente ahí transfor-maciones que se operan en esta ocasión, y segúnciertas reglas. (Entre paréntesis, habría que analizarel papel de Vincennes que, desde este punto de vista,ha sido muy importante: Vincennes es la calle para elfilósofo. Ellos podían creer —o hacerse creer— queestaban ocupados con el pueblo, y que éste no eramás que Vincennes, pero Vincennes, era algo muydiferente a París IV.) El éxito norteamericano de laobra de Foucault no ha hecho sino extender y ampli-ficar este proceso, con las relecturas que lo hacen unode los maestros del "posmodernismo".

Habría que preguntarse también cómo fue leído.Foucault en el interior de los universos científicos (ylo que él ha leído de sus contemporáneos en el senode esos universos). Yo tendería a la hipótesis de que

los contemporáneos se leen mucho menos de lo quese cree, y que una gran parte de lo que saben los linosde los otros se toma ex auditu, a través de lo que seescucha decir, por los colegaS, por los periódicos(papel terrible del Nouvel Observateur), por los estu-diantes, en fin, por una suerte de rumor intelectualdonde circulan las palabras clave, los eslogans un

poco reductores ("vigilar y castigar", "encierro", "pa-nóptico" etc.). Dicho de otro modo, la hipótesis deque los contemporáneos se leen entre ellos es muyarriesgada; y que se leen y se comprenden, todavíamás arriesgada. Habría que hacer una revisión de lahistoria de las ideas que reposa en la hipótesis de quelos textos son leídos, y que siendo leídos, son com

prendidos, etc. En general, lo que circula, sontítulos: Vigilar y castigar (ha habido, desde en tonce,

muchos títulos con infinitivos, sobre todo entre loshistoriadores... En el siglo Xlx, todo el mundo se decía

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"saturniano", sin que se supiera bien lo que esoquería decir). Si consideramos la hipótesis de que lagente no es leída, se entienden muchas cosas que nose han comprendido durante mucho tiempo pensan-do que han sido leídos. El conocimiento por eslogans,por palabras clave es muy importante; los enemigos,que tienen interés en "reducir" y en destruir (segúnla lógica del insulto: tú no eres sino un...) colaborancon los amigos (protégeme de mis amigos, decíaEnrique IV, yo me encargo de mis enemigos) quepueden también influir negativamente (por fetichis-mo o, simplemente por tontería) en la construcciónde la imagen social de un autor. Un análisis dirigidoen esta perspectiva permitirá entender —aunque ha-bría que examinar todavía la problemática— la dife-rencia entre la recepción nacional, en el país, endonde hay enemigos, competidores directos, y ami-gos, donde las connotaciones políticas (en el sentidoextenso pero también en el sentido específico depolítica intelectual, vinculado a la posición dentro delcampo) son escuchadas, y la recepción en el extranje-ro. Y también entre la recepción entre los contempo-ráneos y la recepción en el futuro (próximo, comonosotros hoy día con Foucault, o lejano).

Hay también lecturas directas pero encuadradas.El papel del sistema escolar es desde este punto devista capital, los profesores son un filtro o una panta-lla entre lo que los investigadores buscan decir y loque los estudiantes reciben. Se dice por ejemplo queWittgenstein demolió los falsos problemas filosóficosnacidos de los abusos del lenguaje. De hecho, seolvida decir también que él dijo que el gran obstáculoal progreso de la filosofía son los filósofos que trans-miten falsos problemas canónicos, que están frecuen-

¿QUÉ F. ' HACER HABLAR A UN AUTOR? 19

temente dotados de una autoridad milenaria e increí-blemente difícil de destruir. Ahora bien, sobre Fou-cault circula toda una serie de problemas que son enbuena parte producto de la lectura escolar. Estátambién el papel de los libros de Foucault, numero-sos, frecuentemente fuera de curso y destinados areducirse a trozos escogidos. Y habría que ver, porúltimo, cómo Foucault circula para quienes no hanleído nada de él. En fin, hay quienes no pueden nisiquiera leer a Foucault, porque les es insoportable.¿Por qué? Porque hay cosas en el ser de Foucault queellos no quieren saber. Es todo eso lo que se olvidasiempre en el análisis de la "recepción": para enten-der la recepción, hay que entender las fuerzas de lano recepción, el rechazo a saber, el "odio por laverdad"; de la que Pascal habla en alguna parte.Sartre, en una nota de La crítica de la razón dialéctica,dice, a propósito de sus lecturas juveniles de Marx(que no se leía en la universidad): "yo comprendíatodo y no comprendía nada". Quiere decir que hayuna comprensión (escolar en general) que es una nocomprensión, un hacer como si se comprendiera,una falta de comprensión fundada en resistenciasprofundas. Foucault, como todos los pensadores unpoco radicales y subversivos, se escondió y se sigueescondiendo aún por formidables resistencias a lalectura.

Frente a todas las amenazas que encierra la recep-ción, se puede preguntar muy seriamente si un pul-sador consciente no tiene interés, a veces, en hacerseilegible, no en el sentido de la gran oscuridad caris-mática heideggero-holderlinniana; quiero decir, a ha-cerse difícil de leer para tratar de tener algiii u

verdaderos lectores, en vez de muchos de esos terii-

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bles no lectores que parece que leen. Es una cuestiónmuy foucaultiana, que debe, yo creo, plantearse ensus palinodias (porque él fue evolUcionando, cam-biando). Desde este punto de vista, las entrevistas sonmuy importantes porque dejan ver lo que coexistecon esta suerte de fachada a la que estamos reduci-dos, como lectores, cuando no tenernos acceso sinoa la parte pública de la obra. (Aquí está otra diferenciaentre los contemporáneos y la posteridad: una obrano es accesible en su totalidad sino como póstuma;los contemporáneos no tienen acceso sino a unaparte ínfima de la obra —ignoran la mayor parte delas entrevistas, la correspondencia privada, etc.— y, sise puede decir así, pedazo a pedazo, en orden crono-lógico, y no de una vez, uno intuitu, como en las obrascomplet-as.)

Todo esto nos lleva a terminar con una exhortacióna la duda sobre la posibilidad de recibir realmente unaobra, duda que es la condición de una recepción nodemasiado mala, activa, práctica, no fetichista, desti-nada no a una suerte de encantamiento cultural entorno al autor sino a un uso activo del autor, en unapráctica que puede ser científica, o quizás tambiénjudicial.