Boletin Online Noviembre - Dicienbre

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Rector Mayor 3 ditorial Invitada C on profundo sentimiento de gratitud y de alegría desbordante, vivimos el acontecimiento único e irrepetible, acontecimiento de bendición y acción de gracias a Dios: la Beatiicación de sor María Troncatti en la ciudad capital de la provincia de Morona Santiago. Macas, Sucúa y Sevilla Don Bosco son escenarios donde sor María ejerce la fuerza de su entrega al servicio de los hermanos shuar y colonos según el carisma salesiano. En ella es muy visible su apertura a lo inédito, la defensa de la vida humana, el servicio a los demás desde la comunidad y en colaboración con los laicos, y la santidad cotidiana hecha de vivencias simples y bien logradas, en este sentido el Rector Mayor Don Pascual Chávez hace un claro llamado a la san- tidad con la breve fórmula de Don Bosco: «Da mihi animas cetera tolle» en base al simple y concreto programa que se debe vivir cada jornada y a lo largo de toda la existencia de cada miembro de la gran familia salesiana: trabajo, oración y templanza, actitudes, estas, que se aplican sabiamente tanto a la relación con Dios como a la vida personal, comunitaria y profesional. Se alude también a que la beata María Troncatti es un relejo vivo y dinámico, original y iel del carisma salesiano, expresado en un servicio intenso, per- manente que ágilmente alterna con los espacios de oración y la saludable relación con todos, porque en ella su carismático cotidiano está hecho de ex- presivos encuentros con Jesús y María, humildad y sencillez, austeridad, sere- nidad y alegría. La santidad que resplandece y convence es el primer anuncio del Evangelio que pide Dios y espera la Iglesia, sor María, a lo largo de los años, conserva la frescura, el impulso y la fuerza para anunciar al pueblo el Evangelio de la vida y la salud. Es sumamente agradable recordar que María Troncatti, niña, en 1892, en su escuela escucha por primera vez, en el Boletín Salesiano, leído por su maes- tra cartas y anécdotas de los misioneros de América del Sur. Su vida, vocación, acción misionera y santidad están ligados a las publicaciones de Don Bosco, con el in de dar a conocer las buenas noticias de sus obras. Sor Beatriz Navarro J. Inspectora de las Hijas de María Auxiliadora en Ecuador

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Boletin Bimensual Salesiano

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  • Rector Mayor

    3

    ditorial

    Invitada

    Con profundo sentimiento de gratitud y de alegra desbordante, vivimos el acontecimiento nico e irrepetible, acontecimiento de bendicin y accin de gracias a Dios: la Beaticacin de sor Mara Troncatti en la ciudad

    capital de la provincia de Morona Santiago. Macas, Suca y Sevilla Don Bosco son escenarios donde sor Mara ejerce la fuerza de su entrega al servicio de los hermanos shuar y colonos segn el carisma salesiano.

    En ella es muy visible su apertura a lo indito, la defensa de la vida humana, el servicio a los dems desde la comunidad y en colaboracin con los laicos, y la santidad cotidiana hecha de vivencias simples y bien logradas, en este sentido el Rector Mayor Don Pascual Chvez hace un claro llamado a la san-tidad con la breve frmula de Don Bosco: Da mihi animas cetera tolle en base al simple y concreto programa que se debe vivir cada jornada y a lo largo de toda la existencia de cada miembro de la gran familia salesiana: trabajo, oracin y templanza, actitudes, estas, que se aplican sabiamente tanto a la relacin con Dios como a la vida personal, comunitaria y profesional.

    Se alude tambin a que la beata Mara Troncatti es un reejo vivo y dinmico, original y el del carisma salesiano, expresado en un servicio intenso, per-manente que gilmente alterna con los espacios de oracin y la saludable relacin con todos, porque en ella su carismtico cotidiano est hecho de ex-presivos encuentros con Jess y Mara, humildad y sencillez, austeridad, sere-nidad y alegra.

    La santidad que resplandece y convence es el primer anuncio del Evangelio que pide Dios y espera la Iglesia, sor Mara, a lo largo de los aos, conserva la frescura, el impulso y la fuerza para anunciar al pueblo el Evangelio de la vida y la salud.

    Es sumamente agradable recordar que Mara Troncatti, nia, en 1892, en su escuela escucha por primera vez, en el Boletn Salesiano, ledo por su maes-tra cartas y ancdotas de los misioneros de Amrica del Sur. Su vida, vocacin, accin misionera y santidad estn ligados a las publicaciones de Don Bosco, con el n de dar a conocer las buenas noticias de sus obras.

    Sor Beatriz Navarro J.

    Inspectora de las Hijas de Mara Auxiliadora en Ecuador

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    Rector Mayor

    SALUDO MENSAJE

    Rector Mayor

    Acepto con gusto la invitacin a dirigir mi mensaje con motivo de la beaticacin de Sor Mara Troncatti, Hija de Mara Auxilia-dora, que se celebrar en Macas, Ecuador, el 24 de noviembre de 2012.

    Se trata de reconocer, a la luz de la fe, la tra-yectoria de esta extraordinaria mujer, consa-grada, misionera y madre de todos los que han tenido la gracia de conocerla. Por en-cima de todo, es el testimonio de aquellos que realmente han experimentado el celo apostlico del Da mihi animas, cetera tolle, aceptando el ascetismo exigente del Traba-jo y templanza, como requisito indispensa-ble para dar fruto. Esta hija de Mara Au-xiliadora, en la selva amaznica de Ecuador, se convirti en mdico para los cuerpos y las almas: mientras curaba y socorra, evan-gelizaba, proclamando y testimoniando a todos el amor innito del Padre y la ternura materna de Mara Auxiliadora. Con su beati-cacin se desea hacer una memoria viva de un gran grupo de generosos y heroicos mi-sioneros Salesianos e Hijas de Mara Auxilia-dora, que en la selva amaznica de Ecuador han sembrado con lgrimas, sudor y muchas veces con sus vidas, la semilla del Evangelio.

    Con motivo de la beaticacin de Sor Mara Troncatti, FMA

    La beaticacin de sor Troncatti es un signo privilegiado del amor de Dios para toda la Fa-milia Salesiana y para el Instituto de las Hijas de Mara Auxiliadora en particular. La santidad de la Familia honra a todos los grupos que se remontan a la espiritualidad salesiana de Don Bosco y de Madre Mazzarello. Es un estmulo para vivir con pasin el carisma y transmitirlo a las jvenes generaciones en un mundo lle-no de desafos, pero tambin rico de signos de esperanza.

    La vida de Mara Troncatti ha sido realmente consagrada en la verdad, actuando a partir de Dios, en comunin con Jesucristo, en el amor del Espritu Santo. Se uni y conform a Je-sucristo, renunciando a s misma, y viviendo en delidad a los compromisos asumidos en su profesin religiosa. Gracias a su fe y al sa-cricio constante de s, brilla por su extraor-dinaria capacidad de saber combinar de una manera maravillosa el anuncio del Evangelio y la promocin humana, obteniendo frutos de conversin espiritual y de liberacin humana y social. Ella pertenece al nutrido grupo de personas, de las que han surgido ros frescos de vida, llena como estaba de la alegra de la fe, vivida en la radicalidad de la obediencia y con la fuerza del amor.

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    Rector Mayor

    Es signicativo y conmovedor que la Iglesia a reconozca ocialmente, precisamente en el ao dedicado a la fe, la santidad de esta hija suya, convirtindose en un signo de es-peranza para nuestro mundo en el que hay un creciente y generalizado analfabetismo religioso. Para ella, todo era una buena oca-sin para indicar la salvacin en el nombre de Jess y Mara: ya sea cocinando, en el cuidado de los enfermos o suministrando medicamentos, sembraba siempre la pala-bra evanglica en la intimidad de las per-sonas y descenda como una medicina que cura las heridas y las llagas de los co-razones y las almas. Su beaticacin nos ayuda a recordar que las misiones tienen su centro en la pro-clamacin de la sal-vacin en el nombre de Jess.

    Por ltimo, deseo recordar que este aconte-cimiento de gracia cae en el camino de pre-paracin para el bicentenario del nacimien-to de nuestro Padre y Fundador Don Bosco. La nueva beata ha encarnado de modo sin-gular el lema salesiano Da mihi animas ce-tera tolle a travs de un celo y una entrega incondicional a las almas, hasta la entrega de su vida. Sor Mara se preocupaba por el hombre entero, sus necesidades fsicas y es-pirituales. Con su ejemplo y su mensaje re-cuerda a todos los miembros de la Familia Salesiana, que no nos hemos de preocupar solo del cuerpo, sino tambin de las nece-sidades del espritu del hombre. Cuntas almas salvadas! Cuntos nios arrancados de una muerte segura! Cuntas nias y mu-

    jeres defendidas en su dignidad! Cuntas familias formadas y custodiadas en la ver-dad del amor conyugal y familiar! Cuntos incendios de odio y venganza extinguidos con el poder de la paciencia y la entrega de la propia vida! Y todo vivido con gran celo apostlico y misionero. Una disponibilidad continua, una dedicacin renovada cada da a los pies del altar, una entrega hasta el sacri-cio supremo de la vida por la reconciliacin y la paz.

    Que la beata Mara Troncatti nos obten-ga la gracia de corres-ponder con genero-sidad a la vocacin cristiana y despierte en nuestras familias y comunidades cris-tianas y religiosas el don de la fe y el com-promiso de anunciar el Evangelio especial-mente a los jvenes y los pobres.

    Roma, 8 de septiembre de 2012

    Don Pascual Chvez V., sdbRector Mayor

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    El nombre de sor Mara Troncatti resuena todava como una meloda familiar en la antigua selva ecuatoriana. Atrada por el pueblo shuar en 1925, sor Mara Troncatti se hace pronto una de ellos, a tal punto que despus de tantos aos de misin, no ve necesario ni siquiera un breve retorno a su patria, no obstante la nostalgia que ella tena, de-ca: Cuando uno se dona a Dios, es para siempre.

    Sor Mara conoca las lgrimas, el miedo, la desilu-sin, los impedimentos, pero junto a ellos, la sos-tenan la conanza, la esperanza, la gratuidad, el reconocimiento y la fecundidad apostlica.

    Donde quiera que ella pasara, se manifest como la intrprete de la incomparable bondad de Jess, signo y expresin de su amor. Era la madrecita solcita y valiente en el ayudar a quien sea se en-contrase en necesidad. Era mdico para los cuer-pos y para las almas: mientras curaba, aconsejaba y evangelizaba. Con materna paciencia buscaba de reconciliar a las almas y orientarlas al bien. En cada actividad, sacricio o peligro se senta sostenida por la presencia materna de Mara Auxiliadora.

    Una mirada al crucijo me da fuerzas y valor para trabajar: esta era la certeza de la fe que la sostena y que no la exoneraba del sufrimiento, como da a entender tambin en sus cartas a sus familiares. El secreto de su donacin? La oracin a los pies de Jess. Como Madre Mazzarello, cada maana, sor Mara se levantaba pronto y se iba a la iglesia para adorar al Seor por una hora. Recorra el camino del va crucis, al cual segua despus la meditacin y la Eucarista. La oracin para ella era atencin a una Presencia, que le daba la fuerza para perma-necer en el amor. Una vida fuera de Dios empo-brece y se apaga el alma. Una vida que sabe per-manecer en el amor es rica y fecunda.

    Sor Mara fue mujer de reconciliacin entre autc-tonos y colonos, hasta donar la vida. Su pena ms grande era, tener que asistir a los encuentros entre los dos grupos. Ella busc de ser puente, instru-

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    mento de paz con la oracin, el ofrecimiento, la palabra del Evangelio que cura. Se hizo instrumento en las manos de Dios viviendo la intensidad del siervo intil y reconociendo que solo Dios dona la fecundidad y la ecacia al esfuerzo. Nuestro s cotidiano unido al suyo, se hace don salvco, y sor Mara lo hizo hasta la ofrenda total de su vida, para que el momento crucial entre colonos y shuar, no fuera el odio y la violencia, sino aquella de la paz y del perdn.

    Fue incansable evangelizadora de los pobres. Es propia-mente desde la mirada hacia los ltimos donde se com-prende la grandeza de una persona. Si hay una distincin de hacer, es aquella de dar lo mejor a quienes no han teni-do nada. De tener una predileccin por los jvenes pobres. A cuntos nios y mujeres jvenes, sor Mara le devolvi la dignidad de criaturas amadas por Dios, libres y capaces de colaborar, tambin a travs de un trabajo profesional para una sociedad ms justa, libre y en paz.

    La conanza en la Providencia le haca tocar con la mano los milagros y le permita anunciar la paternidad de Dios a los pequeos y a los pobres.

    Su actividad misionera tenda hacia la salvacin de cada persona, sobre todo de los ms pobres, ella fue verdadera transparencia del amor misericordioso del Padre que se in-clina con ternura a cada criatura.

    Nos auguramos que el acontecimiento de la Beaticacin, el 24 de noviembre. Represente para toda la Familia Sale-siana un renovado compromiso, a vivir en profundidad la identidad de cristianos que no tiene miedo de testimoniar su fe y de dar razn de la esperanza que los habita. Tal acon-tecimiento nos coloca en el tiempo de la celebracin del Snodo sobre la Nueva Evangelizacin y a pocos das de haber iniciado el ao de la fe.

    La gura de sor Mara ayude a todos y, en modo especial, a la Iglesia del Ecuador, con el compromiso renovado de ser discpulos y misioneros de Jess, contagiando la alegra del evangelio a aquellos a los cuales, juntos, somos enviados.

    Sor Yvonne Reungoat, Superiora General de las Hijas de Mara Auxiliadora

  • LAS HIJAS DE MARA AUXILIADORA, 110 AOS EN EL ECUADOR

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    Nuestra gran Historia comienza en Italia con la accin de un profeta y educador, santo y soador, Juan Bosco; quien, guiado por Mara, a partir de 1841, inicia en la Iglesia una singular experiencia evanglica, est dota-do de un corazn grande como las arenas del mar, se convierte en padre, maestro y gua de una multitud de jvenes y en fundador de una numerosa familia espiri-tual: los Salesianos de Don Bosco, el Instituto de las Hi-jas de Mara Auxiliadora y los Salesianos Cooperadores.

    Juan Bosco inicia en Turn el oratorio festivo, con y para los jvenes abandonados, ellos son el punto de conver-gencia y cohesin, su campo apostlico, el programa concreto de accin; los jvenes son, despus del Seor, el otro polo para el que vive y acta, con profundo rea-lismo les repite: Me basta que sean jvenes para amar-les con el alma. Por ustedes estudio, por ustedes traba-jo, por ustedes vivo y por ustedes estoy dispuesto a dar la vida. Cristo, Buen Pastor, es la fuente y el modelo de su caridad pastoral, de sus criterios de vida y accin, de intenso trabajo, oracin e impulso misionero.

    En la escuela de Don Bosco se vive la pedagoga de la gracia y la alegra, de la conciencia pura y del trabajo, de la preparacin para la vida y para la eternidad. El santo de los jvenes, con Mara Mazzarello vive una experiencia espiritual y religiosa sorprendente por las mediaciones que le depara el buen Dios, por los en-cuentros providenciales, por las intuiciones recprocas que van ms all del contexto apostlico de la poca y por la fecunda y genuina colaboracin en la funda-cin del Instituto de las Hijas de Mara Auxiliadora, el 5 agosto de 1872.

    Ustedes no tienen solo una glo-

    riosa historia para recordar y para

    contar, sino una gran historia para

    construir! Miren al futuro, el Espri-

    tu les proyecta para hacer en uste-

    des cosas grandes. Juan Pablo II.

    En Mornese, Mara Mazzarello, mujer valiente y llena de sueos, de esperanzas y dinamismo desbordante, a la voz de A ti te las confo, entiende que el lugar de la educacin de las jvenes es la vida de todos los das, las acciones ordinarias con las que se teje la existencia. De aqu brota la solicitud llena de sabidura y de amor para cada persona, ayuda a sus coetneas a vivir con dignidad, conscientes de su vocacin de mujeres cris-tianas y de honestas ciudadanas, en la praxis diaria con-juga trabajo e instruccin, interioridad y compromiso

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    solidario, fe e integracin social, y descubre los cami-nos metodolgicos para el crecimiento de la persona: dilogo educativo, adhesin al proyecto de Dios, lgica del realismo, paciencia, esperanza, trabajo y educacin para la laboriosidad, entrega de s en el amor, pedago-ga de la alegra, la apertura al contexto.

    De una mujer santa, con una modesta instruccin, bro-ta un Instituto comprometido en la cultura y en la for-macin de nias y jvenes.

    Para Mara Mazzarello, la respuesta educativa y voca-cional es sorprendente, de Mornese el Instituto pasa a Niza, a toda Italia, y las nuevas fundaciones se suceden en todos los pases de Europa; en 1877, las Hijas de Ma-ra Auxiliadora llegan a Amrica.

    El Ecuador abre las puertas a las salesianas en noviembre 1902, durante el Gobierno de Leonidas Plaza Gutirrez. Las hermanas provienen de la Visitadura del Per. Son tres las primeras que obedientes a la voz de Dios y de las superioras, llegan con la misin de inculturar el ca-risma salesiano en esta nueva tierra. Ellas son sor Teresa Taparello, sor Rosa Devalle, sor Victoria Orihuela. Arriban a Guayaquil, de all continan su viaje en caballo hasta la ciudad de Cuenca, se hospedan en la comunidad de las hermanas del Buen Pastor. Junto con un salesiano Francisco Maturana y Monseor Costamagna continan la aventura hacia la selva ecuatoriana. Sortean no pocas dicultades: la inclemencia del clima, las largas jornadas de viaje, el desconocimiento de la cultura y del idioma.

    Y por n, la meta ambicionada, la pequea misin de Gualaquiza, lugar donde ya se encuentran los salesia-nos desde varios aos atrs; llegan la maana del 30 noviembre 1902, hace exactamente 110 aos. Son reci-bidas con ambiente de esta por los pocos colonos que viven cerca de la misin y algunos nativos vestidos de gala que, al sonido del tum, tum les dan una cordial y singular bienvenida. De esta manera se siembra en tie-rras ecuatorianas el carisma de nuestros fundadores y la semilla de santidad al estilo salesiano. Pronto llegan los das de trabajo intenso, educativo y misionero, matiza-do con el sufrimiento, luchas, dolor, soledad, sacricio, enfermedad e incomprensiones.

    Son mujeres valientes y llenas de esperanza; sus nom-bres estn grabados en el cielo y en nuestros corazones; traen el fresco y dinmico carisma educativo misionero de Juan Bosco y de Mara Mazzarello.

    Ellas ponen las bases para este largo recorrido misione-ro de once dcadas, ponen todas sus ilusiones, audacia

    y alegra, comienzan una gran obra en nombre de Dios, del eterno presente y gua luminoso de la historia, y en nombre de Mara Auxiliadora, madre y compaera de camino.

    Con 110 aos de educar evangelizando y evangelizar educando, tenemos una larga historia para contar; historia construida en cada una de las misiones de la Amazona: Gualaquiza como la primera, Macas, Suca, Sevilla Don Bosco, Bomboiza, Yaupi, Limn, Chiguaza, Tuutin Entsa. Historia escritas en cada oratorio, escuela, colegio, centro promocional de la Costa ecuatoriana: Playas, Guayaquil y Manta; historia narradas en cada casa de formacin, unidades educativas o casa de aco-gida a chicas en situacin de riesgo de nuestra serrana: Julio Andrade, Quito, Riobamba, Guaranda, Simiatug, Cuenca, Loja y Cariamanga.

    Son aos dedicados a servir y a acompaar, para apor-tar a la sociedad con la formacin de buenos cristianos y honestos ciudadanos. Desde los inicios en cada una de las obras, nuestras hermanas trazan caminos, cons-tituyen comunidades educativas, comparten la riqueza del carisma salesiano, con la satisfaccin de entregarse a tiempo y corazn completo por el Reino de Dios. Y as lo sentimos nosotras ahora, porque somos herederas de un pasado responsable y coherente hecho de sacri-cios, renuncias, emprendimientos y total dedicacin.

    Actualmente somos 214 hermanas presentes en la Amazona, Costa y Sierra de nuestro querido Ecuador, en 28 comunidades dedicadas a la pastoral, asociacio-nismo juvenil, infancia misionera, oratorios y cateque-sis, voluntariado social y vocacional, centros educati-vos, formacin inicial y permanente de sus miembros, misiones andinas y de Amazona, trabajo con nias y adolescentes en situacin de riesgo, comunicacin, acompaamiento a grupos de la Familia Salesiana: exa-lumnas, salesianos cooperadores... escenarios con los cuales colaboramos en la construccin del reino, de una Iglesia ms dinmica y evangelizadora y de una so-ciedad ms justa y fraterna.

    Son muchos los frutos de estas once dcadas de presen-cia. En sor Mara Troncatti vemos reejada la meta de san-tidad a la que todo cristiano debera aspirar y la acertada respuesta a los retos histricos de su tiempo, que para nosotras hoy se vuelven provocacin y desafo a ser eles al Evangelio, eles al carisma y al ser humano de hoy .

    Sor Beatriz Navarro J.Provincial de las FMA Ecuador

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    En los altos valles de la provincia de Brescia, en Pi-

    sogneto de Corteno, hoy Corteno Golgi, el 16 de febrero de 1883 el matrimonio Tron-catti ve nacer su se-gunda hija a quien la llamarn en el bautismo, Mara Bienvenida.

    Es hija de San-tiago Troncatti y Mara Rodondi. De los hijos que procrea la pareja logran sobrevivir

    seis: Catalina, Mara, Isabel Luca, Angelina, Ins y

    un varn, Santiago el ltimo de los hijos.

    La familia Troncatti Rodondi es gente sencilla, de fe simple pero profunda, sustentada en la vivencia de los valores del evangelio. Viven a plenitud la vida cristiana y en ella educan a sus hijos. Muy trabajadora y posee-dora de muchos bienes: vacas, cabras, burros, mulos y terrenos en Aprica. Mara crece sencilla, serena, tra-bajadora, con carcter volitivo, fuerte, rectilneo y a la vez gentil y bondadoso. El amor a los suyos es grande; su casa, aunque modesta, no la cambiara por todo el oro del mundo.

    Es muy inteligente, aprende con rapidez. Es feliz y lee con gran inters el Boletn Salesiano, revista fundada por Don Bosco en 1877 y que la maestra, al nal de la leccin, se la lea a sus pequeos estudiantes: las car-tas de los misioneros, sus aventuras en las pobrsimas

    regiones de Amrica del Sur, su trabajo entre los emi-grados y los indios. Entre las nias que escuchaban encantadas estaba Mara Troncatti, con nueve aos y una inocencia que aoraba en sus ojos claros. Lo que lee lo comparte en familia. Hubiera querido partir en-seguida para las misiones, pero haba otras cosas que hacer en casa. Sin embargo, como la semilla de mos-taza, germina en ella la vocacin misionera. El pasar del tiempo solo la fortalece hasta que, a los diecisiete aos le confa su secreto a su hermana Catalina, luego al prroco, que trataron de disuadirla, pero el que -nalmente no lo aprob fue su padre. Pasados 4 aos, cuando cumpli veintin, consigui el permiso y con l todo lo que necesitaba para prepararse para su par-tida. El da de la despedida, su padre se desmay. Era 15 de octubre de 1905 cuando sale para Nizza Monfe-rrato donde realizar la formacin.

    La primera obediencia la destin a Rosignano Mon-ferrato, como cocinera y catequista de las nias, que la quisieron muchsimo. De Rosignano a Varazze, mientras estalla la Primera Guerra Mundial, all sor Mara hace un curso para enfermeras, mientras el colegio salesiano se transforma en hospital. Tiene treinta y dos aos cuando comienza a dar vueltas por los corredores, entre los soldados destrozados por las granadas. El 25 de junio de 1915, un violento tornado se abate sobre Varazze. El agua del torrente Teiro invade el colegio, rompe las paredes. Sor Mara se encuentra a salvo, no sabe cmo, sobre una mesa del comedor arrastrada por la corriente entre remo-linos y escombros. Se dirige a la Virgen y le promete que si salva su vida ir a las misiones, entre los le-prosos. Escribe una carta a Madre General, contando lo que ha sucedido y haciendo su peticin para las misiones, entre los leprosos.

    Pero como los designios de Dios son insondables, en marzo de 1922, Marina Luzzi, una nia que se

  • est muriendo por una pulmona doble, le revela el plan de Dios. Sor Mara est a su lado, suavemente le murmura: T vas a ver a la Virgen pronto. Dile que me obtenga de Jess marchar misionera entre los le-prosos. Marina la mira, sonre y logra musitar la res-puesta: Usted ir como misionera al Ecuador. Pero yo he pedido ir donde los leprosos. Marina sonrien-do, repite: Al Ecuador. La nia muere. Tres das des-pus Madre Catalina Daghero llama a sor Troncatti: Hace siete aos que pediste ir a las misiones. Pero cmo poda mandarte en plena guerra? Ahora los mares estn tranquilos. Irs al Ecuador.

    Marsella, estrecho de Gibraltar, ocano Atlntico, es-trecho de Panam, ocano Pacco. El barco costea Colombia, baja a lo largo del Ecuador y se enla hacia el puerto de Guayaquil. En la periferia de la ciudad hay una casita de madera con algunas Hijas de Mara Auxiliadora y nubes de nias que cantan, estudian, juegan. Sor Troncatti vive all su primera navidad misionera y aprende las primeras nociones sobre su nueva patria.

    Luego es enviada a Chunchi, en la Sierra, para pre-pararse para ir al Oriente, all colabor como mdica en el ambulatorio y farmacutica en el botiqun. Des-pus de un tiempo, lleg el obispo salesiano misio-nero Domingo Comn y dijo: Es hora de partir. Em-pez a andar la gran expedicin que deba atravesar la altsima cordillera andina y luego bajar a la selva, hasta la tierra de los shuar.

    Dirigi la expedicin el P. Albino Del Curto, quien con la ayuda de algunos obreros haba trazado un sende-ro y construido algunas chozas que seran su refugio durante el viaje. En la ciudad de Cuenca, la ltima parada, en la casa Corazn de Mara, sor Mara, sus dos jovencsimas compaeras, sor Dominga

    Barale y sor Carlota Nieto, junto con la inspectora sor Carolina Mioletti y la novicia Manuela Cobos que las acompaaban, se vistieron para el viaje en medio de la vegetacin de la selva, llena de lianas, ramas enre-dadas, hierbas gigantes. Se vistieron un delantal de tela, un guardapolvo, un sombrero de ala larga, bo-tas hasta media pierna. Se pusieron en camino con el obispo, dos salesianos y doce robustos porteadores.

    Sorteando toda clase de dicultades, los misioneros y misioneras continuaron a pie, por el pequeo sen-dero que trepaba interminablemente por entre los rboles de la selva. Avanzan rezando, entre ramas resinosas y hojas viscosas. Sor Troncatti no se acor-daba de cunto haba durado el viaje: recordaba que haba rezado, llorado, que haba perdido los tacos de las botas y que se haba desmayado. Recordaba que en aquel interminable viaje le haba entrado el miedo: un miedo invencible a aquella marea verde que no se acababa nunca y que la iba a acompaar durante meses y aos.

    Operacin quirrgica con la navajita

    Un tiro de fusil disparado por el P. Corbellini, que con algunos shuar haba salido al encuentro, rompi el desagradable encantamiento; haba visto desde arri-ba la caravana y daba as la bienvenida. Se abrazaron. Recorrieron en canoa un trecho del ro Paute. Y he ah Mndez, el centro del vicariato apostlico cona-do a monseor Domingo Comn.

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    Recibieron una desagradable sorpresa: la misin es-taba ocupada por un centenar de shuar armados y amenazantes. En un choque entre dos tribus, la hija de un jefe haba sido alcanzada por una bala que le haba atravesado el brazo y se haba hundido en el seno. El jefe se acerc al P. Corbellini y en el poquito de espaol que saba fue brutalmente explcito: T curando, nosotros ayudando. T no curando, noso-tros a todos muerte dando. El obispo se volvi a sor Mara: Usted es la nica que sabe de medicina. Se atreve?. No. De todos modos, oprela usted. No-sotros rezaremos. Con un poco de tintura de yodo y una navajita esterilizada al fuego, sor Mara arre-meti contra el absceso que en cuatro das se haba formado alrededor de la bala. Abri hasta el fondo mientras repeta: Mara Auxilio de los cristianos!. La bala salt fuera y fue a caer a los pies de los shuar, que rompieron a rer contentos. La adolescente de trece aos, despus de tres das, pudo volver a la sel-va con los suyos.

    Despus de la parada en Mndez, siguieron hacia Ma-cas, a cuatro das de camino, subiendo el curso del ro Upano. Macas era un poblado de colonos, rodeado de viviendas colectivas de los shuar. La misin, con la casita de las hermanas, se alzaba sobre una colina. La acogida fue cordialsima. La gente fue a ofrecer sus regalos: gallinas, botellas de miel, huevos, racimos de bananas. Sor Mara abraz a todos, llor por ltima vez cuando la inspectora y la novicia se volvieron junto con el obispo. Luego se sec las lgrimas, se arremang y dijo a las dos jvenes misioneras que se quedaban con ella: Y ahora, a trabajar. La Virgen nos ayudar. Tena cuarenta y dos aos. Pasara otros 44 en aquella selva, en el hospital y en la escuela, sobre los senderos y las canoas con las que alcanzaba las poblaciones shuar, entre aquella gente de piel blanca y oscura, que co-menz a llamarla madrecita y as sigui siempre.

    Sor Mara Troncatti se desgast como una vela que mientras alumbra a todos ofrece la vida, pasa de mano en mano, sobre todo de quien ms la necesi-ta. Son innumerables los episodios de bondad y de recia caridad: apuesta por la vida de Yampauch, una pequea shuar de once aos hurfana de madre que huye de casa, de la madre blanca maltratada por el esposo y que cargada de sus hijos, se refugia en la misin, del pequeo Jos Mara, que lo adopta para salvar la vida de su madre y del nio todos los pe-queos y grandes actos los ha registrado el Seor.

    En 1947 se rompe de golpe el aislamiento de la selva: pequeos aviones consiguen unir Mndez con la capital, Quito.

    El 27 de agosto de 1948, sor Troncatti sube por pri-mera vez a uno de los pequeos aviones y va a la capital a hacer los ejercicios espirituales. Tiene se-senta y cinco aos. En los aos siguientes ve llegar la luz elctrica, la estacin de radio, el molino, la trilladora, hasta un jeep. Ve nacer, como un mila-gro, la Federacin Shuar. Para este tiempo la obe-diencia ya la haba destinado a la misin en Suca.

    25 de agosto de 1969. Sor Troncatti tiene ochenta y seis aos y las piernas hinchadas. Ya no la llaman madrecita, sino abuelita. Sube una vez ms a un pequeo avin para ir a los ejercicios espi-rituales. Pocos minutos ms tarde; la radio de la Federacin Shuar interrumpe la transmisin y una voz estremecida comunica: Hoy, a las quince ho-ras, un avin ha cado poco despus de su salida. Nuestra madre, sor Mara Troncatti ha muerto. Haba quedado extendida sobre la hierba con los brazos abiertos. El ltimo gesto resuma toda su vida: haba abierto los brazos a todos, en nombre de Dios.

    Como dice don Pierluigi Cameroni, Postulador General de la Causa de los Santos de la Familia Salesiana, la historia de sor Troncatti brilla como modelo singular de mujer consagrada misionera y madre de todos. Su testimonio nos anima a un compromiso eclesial ms decidido en favor de una nueva evangelizacin para redescubrir la ale-gra de creer y encontrar el entusiasmo de comu-nicar la fe. Con su vida y santidad sor Troncatti nos recuerda que la fe crece cuando se vive como ex-periencia de amor recibido y cuando se comunica como experiencia de gracia y de alegra.

    Sor Cruz Mara Pia P., fma________________________________

    M. DOMINGA GRASSIANO, Selva, patria del corazn. Inst. FMA, EDB, Barcelona.

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    BOLETN ALESIANO

    Ante los interrogantes muchas veces repetidos:Por qu se inici la causa de canonizacin de sor Mara Troncatti?De quienes parti la iniciativa?Cmo fue el inicio de este proceso?

    En sntesis respondemos lo siguiente: Ante la muerte trgica e inesperada de sor Mara Troncatti el 25 de agosto de 1969 el pueblo exclama:

    Ha muerto una santa!... Cuando el pueblo shuar se informa por

    medio de Radio Federacin de su muerte, exclama lleno de dolor: hemos quedado hurfanos, ha muerto la abuelita buena, la madre que nos ha instruido y ha curado nuestras enfermedades.

    1. ANTECEDENTES

    Madre Ersilia Canta, Superiora General de la FMA, enva a sor Domnica Grassiano al Ecuador para obtener directamente informacin sobre la vida de sor Mara Troncatti y luego escribir su biografa.

    La Madre est convencida del entusiasmo mi-sionero de sor Mara Troncatti y que el testimo-nio de su vida puede ser provechoso para reavi-var en el Instituto el espritu misionero.

    La biografa escrita por sor Domnica Grassia-no se publica en 1972, AO CENTENARIO DE LA FUNDACIN DEL INSTITUTO.

    Con la publicacin y difusin de la biografa de sor Mara Troncatti, la Madre General con-

    BEATIFICACIN DESOR MARA TRONCATTI

    INICIO DEL PROCESO DE

    rma su santidad y por eso el 24 de mayo de 1980 dirige al Vicario Apostlico de Mndez Excelentsimo Monseor Jos Flix Pintado una peticin formal de iniciar el proceso cannico del reconocimiento de las virtudes de sor Mara Troncatti.

    La iniciativa de la Madre es apreciada y apoyada por el criterio positivo de sacerdotes y superio-res religiosos que, directamente interrogados expresan su parecer positivo de enaltecer un ejemplo de vida cristiana, religiosa, misionera y salesiana, capaz de producir frutos de bien en la iglesia sobretodo en lo referente a la pastoral misionera.

    Por su parte los Obispos del Ecuador, el Rector Mayor de los Salesianos y algunos representan-tes civiles y eclesisticos de los diferentes estra-tos sociales hicieron llegar al Papa Juan Pablo II CARTAS POSTULATORIAS solicitando de no dejar en el olvido la gura de sor Mara Troncatti altamente signicativa y benemrita.

    Monseor Teodoro Arroyo Robelly sucede a Monseor Pintado como Vicario Apostlico de Mndez y Gualaquiza.

    Monseor Arroyo el 5 de noviembre de 1983 proclama el edicto episcopal en el cual pide a los eles entregar escritos, documentos u otros

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    BOLETN ALESIANO

    materiales que prueben la vida y las obras de sor Mara Troncatti en vista del lanzamiento e inicio del proceso de beaticacin, segn las directivas de la Santa Sede con la Constitucin Divinus Perfectionis Magister (26 de enero de 1983) y sus respectivas normas.

    Los habitantes shuar y colonos de Macas, Suca, Sevilla Don Bosco, etc., acudieron prontamente a presentar sus declaraciones lo bueno y menos bueno de sor Mara Troncatti y a contar hechos e impresiones que para ellos eran imborrables.

    2. EL PROCESO DIOCESANO MACAS

    El 31 de mayo de 1986 el Vicepostulador, padre Alfredo Germani, desde Suca, presenta el su-plexlibellus (splica de aceptacin de la causa) al Vicario Apostlico Monseor Arroyo, el cual ya obtuvo de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana una declaracin de aceptacin el 24 de mayo de 1986.

    El 14 de julio de 1986 el padre Alfredo Germani enva a la Sagrada Congregacin de la Causa de los Santos la solicitud Nihil Obstat (nada obs-taculiza) la cual fue concedida el 20 de octubre del mismo ao.

    3. ACTO SOLEMNE DE APERTURA DEL PRO-CESO DE BEATIFICACIN DE SOR MARA TRONCATTI

    El domingo 7 de septiembre de 1986, a las tres de la tarde en el templo de la Pursima de Macas, tuvo lugar una ceremonia que nunca antes se ha-ba realizado y que quiz no vuelva a repetirse tan pronto: el acto solemne de Apertura de la causa de beaticacin de la religiosa misionera salesia-na, sor Mara Troncatti; juntamente con la Madre Inspectora sor Fanny Cerda y la encargada de las Causas de Beaticacin del Instituto de las Hijas de Mara Auxiliadora sor Giuliana Accornero y un nutrido grupo de hermanas salesianas venidas de todo el Vicariato, estaba presente una numerosa

    representacin de las comunidades cristianas de Macas y de Suca. Presida la ceremonia el Ilus-trsimo Seor Obispo Diocesano Monseor Luis Teodoro Arroyo y el Vicepostulador de la Causa, P. Alfredo Germani.

    Abri la sesin solemne el P. Luis Carollo presen-tando en breves rasgos la gura de sor Mara Tron-catti y la conveniencia de abrir la causa de la bea-ticacin.

    Pas luego a dirigir su palabra oportuna e ilumi-nada sor Fanny Cerda, a la que sigui el Padre Vi-cepostulador Alfredo Germani, presentando a sor Mara como modelo de santidad y apostolado mi-sionero. Termin las intervenciones el Seor Obis-po manifestando el regocijo y la alegra de que todo el Vicariato pudiera ser honrado con la causa de beaticacin de sor Mara Troncatti.

    Se pas luego al aspecto formal y jurdico. El Vice-postulador present al seor Obispo su nombra-miento otorgado por el Postulador General de la Congregacin, padre Luis Fiora a la vez que pidi humildemente al Obispo se dignara introducir la causa. Una vez que acept la peticin, el vicepos-tulador prest su juramento ante toda la Asamblea de cumplir a cabalidad con todos los requisitos exigidos por la Sede Apostlica. A continuacin se dio lectura al decreto del seor Obispo autori-zando la introduccin de la causa, con la cual sor Mara Troncatti pas a ser declarada solemnemen-te SIERVA DE DIOS. A continuacin Mons. Arro-yo tom el juramento a los miembros de Tribunal Diocesano para el proceso de beaticacin de sor Mara Troncatti, en el siguiente orden:

    vDelegado del Obispo y Presidente del Tri-bunal: P. Luis Carollo.

    vPromotor de Justicia: P. Luis Arba.vSecretaria: Sor Josena BozzavSecretaria adjunta: Sor Rosa Ughetto

    Para terminar, el Presidente del Tribunal anunci a la Asamblea los particulares acerca del funcio-namiento del tribunal e invit a todos los que tu-vieran algo que declarar sobre la vida de sor Mara

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    BOLETN ALESIANO

    que se acercaran a sor Teresa Daz Glvez quien fue nombrada CURSOR o encargada de llamar a los testigos a declarar en el Tribunal.

    El proceso de la causa se desarroll en 71 sesiones. La sesin conclusiva tuvo lugar el 25 de octubre de 1987.

    4. EXHUMACIN DE LOS RESTOS DE SOR MA-RA TRONCATTI

    El 25 de agosto de 1978 se cumple un requisito dentro del proceso, se realiza la primera exhumacin de los restos de sor Mara Troncatti y se los coloca en el mismo cementerio de Suca junto a los restos del padre Juan Chinassi. El 11 de octubre 1986 tuvo lugar el re-

    conocimiento cannico de los retos mor-tales de sor Mara Troncatti. Se redact el correspondiente informe de los mdicos convocados en forma ocial. Los restos fueron colocados en una urna nueva de mrmol y trasladados privadamente a una bveda preparada a propsito en el bsi-de posterior de la iglesia de Suca, donde reposan hasta ahora.

    5. PRIMERAS ANIMADORAS DE LA CAUSA DE SOR MARA TRONCATTI

    vSor Francesca Casalone Capra. El 11 de agosto de 1991, sor Francesca escribe en su agenda: Se me encarga la animacin de la causa de beaticacin de sor Mara Troncatti; debo volver a iniciar esta causa tan querida. Tratar la causa de los santos quiere decir trabajar por la santidad de la Iglesia, me siento feliz y fuertemente com-prometida con la santidad.

    El 4 de marzo de 1994, sor Francesca viaja a Italia para visitar a sus familiares. Apro-vecha parte de su tiempo para entrevis-tar a los familiares de sor Mara Troncatti

    y reconocer los lugares de su nacimiento: Corteno, visitar la casa, el cementerio y dialogar con otras personas en busca de informacin. Retorna a Quito con los ma-teriales recogidos, con muchas fotografas e informes que le permitieron compilar un hermoso lbum y trabajar decididamente por su compatriota, convencida de su san-tidad.

    En 1995, sor Francesca se fractura una pierna en la misin de Chiguaza, sor Gloria Recalde le colabora en su responsabilidad. En 1996 Sor Francesa promueve un con-curso de pintura con el tema: Sor Mara Troncatti vive el evangelio, el subte-ma queda a eleccin del artista despus de la lectura de la biografa de sor Mara Troncatti; participan algunas personas del Ecuador y de otras Inspectoras de Amri-ca y de Europa.

    Al ao siguiente Sor Francesca junto con la Ecnoma Inspectorial, Sor Rosita Villa-rroel, preparan y realizan la premiacin a la triunfadora en el concurso que fue la hermana Carmen Yolanda Palpoli de la Inspectora San Francisco de Sales de Ar-gentina. Sor Elena Gracia Inspectora del Ecuador, es quien entrega el diploma de honor y la clsica pirmide de la mitad del mundo.

    vSor Teresa Daz Glvez. A partir del ao 2002 pasa a ser encargada de la causa sor Teresa Daz Glvez quien se responsabili-za tambin de la elaboracin y publica-cin del boletn informativo: Las Manos de sor Mara Troncatti desde el n. 62 de julio-septiembre de 2002 hasta el 71 de octubre-diciembre de 2005. Luego fue suspendido por la escasez de medios eco-nmicos.

    Sor Fanny Cerda, fmaSor Teresa Daz Glvez, fma

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    BOLETN ALESIANO

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    BOLETN ALESIANO

    El Boletn Salesiano ha querido conocer Qu signicado tiene para la Familia Salesiana (cada grupo) la beaticacin de sor Troncatti y qu im-plica como miembros de esta gran Familia?

    P. Marcelo FarfnInspector de los Salesianos

    La beaticacin de Sor Troncatti para los salesia-nos signica:1. La vocacin misionera es camino privilegiado para alcanzar la santidad de vida.

    2. El servicio humilde y cotidiano a los pobres es la mejor forma de vivir la espiritualidad sale-siana. El salesiano alcanza la felicidad sirvien-do sencillamente a los jvenes, sobre todo los ms pobres.

    3. La bondad en las relaciones personales es la frmula mayor para servir especialmente a los pueblos indgenas. Es la forma de vivir el sistema preventivo en medio de los pueblos diversos culturalmente.

    Implica:

    1. Recuperar la dimensin misionera de toda vo-cacin salesiana (ser salesiano es ser misionero).2. Renovar el compromiso con los pueblos in-dgenas en los nuevos contextos que estamos viviendo.

    Sor Beatriz NavarroProvincial de las Hijas de Mara Auxiliadora

    En el marco celebrativo de los 140 aos de nues-tro Instituto, y de los 110 aos de accin educati-va misionera de las Hijas de Mara Auxiliadora en el Ecuador, la beaticacin de sor Mara Troncatti es un precioso regalo, un incomparable don del

    FAMILIA SALESIANA

    Padre Dios, sus obras a favor de los humildes y sencillos, son siempre grandes y maravillosas.

    Sor Mara es mujer de paz y perdn, de gozo y entrega, de intensidad de vida y de propuestas para dar vida; ella vive para Dios, descubre a los necesitados, los ama, los sirve y anuncia el Evangelio con la Santidad cotidiana del carisma salesiano.

    Para las fma es una llamada a la generosa y to-tal entrega, ella trabaj con esfuerzo y sacricio por vocacin y carisma; es una nueva llamada a la santidad del Da mihi animas cetera tolle, santidad cotidiana hecha de trabajo y templan-za, oracin y gran voluntad y estamos por ella convocadas a afrontar en comunidad, lo nuevo con gran conanza en Dios y total decisin.

    Hna. Luz Morales Q.Superiora del Instituto de las Hijas de los Sa-grados Corazones de Jess y de Mara

    Para las Hijas de los Sagrados Corazones de Jess y de Mara, la beaticacin de sor Mara Troncatti, llena de jbilo no solo a la Familia Sa-lesiana sino a toda la Iglesia, por esta vida do-nada y gastada al servicio del Reino de Dios. Su abnegada labor como evangelizadora, permi-ti que su actividad misionera con los pueblos indgenas shuar del Ecuador fuera un trabajo marcado por una exigencia de delidad al amor de Dios, de transparencia, comprensin y de mise-ricordia hacia todos los necesitados en el fsico o en el espritu. En su entrega resaltaba adems un gran amor y delidad a la Iglesia que se expresaba en la atencin hacia los ministros de Dios.

    Que implica? Un serio compromiso de sentir-nos interpeladas a discernir los nuevos signos

  • Firma del Decreto de -V

    enerabilidad

    de sor Mara Troncatti

    P. Albino Gomezcuello, P. Luis Carollo,P. Domingo Barrueco y P. Juan Shutka

    Vena a menudo a caballo

    Sor Mara Troncatti y el Padre Juan Shutka, sdb

    Primeros matrimonios Shuar

    Mons. Domingo Comn, salesiano misione

    ro,

    Sor Mara Troncatti y algunas hermanas

    misioneras en la Amazona

  • Sor Mara curando a los enfermos

    Nadie podr decir nunca o cuntos nios

    destinados a la muerte salv sor Mara,

    convirtindolos, con mil cuidado

    Expedicin misionera de 1922para Centroamrica, Ecuador y Per,Sor Mara signada con el nmero 18

    Sor Mara Troncatti, Hija de Mara Auxiliadora,una vida al servicio de los dems

    Familia patriarcal de Sor Mara Troncatti

    La lectura del Boletn Salesiano

    motiv

    a la jven Mara a seguir los pas

    os de

    Don Bosco (2)

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    BOLETN ALESIANO

    de los tiempos, a la luz de la Palabra y ponernos al servicio del Reino, anunciando con delidad y alegra a Jesucristo, que vino para que todos

    tengan vida y vida en abundancia.

    Mara de Lourdes Amador,Consejera para la Formacin- Asociacin de Damas Salesianas

    Sor Mara Troncatti es un regalo para la Familia

    Salesiana, un don de Dios que nos permite par-

    ticipar con alegra y compromiso en la beatica-

    cin de una santa de nuestros das, de nuestra

    tierra, con nuestra gente, viviendo para los ms

    pobres y desamparados.

    Como Damas Salesianas nos sentimos cuestio-

    nadas por su fe profunda que la lleva a conar en Dios hasta en las peores circunstancias; su

    delidad misionera alimentada por la oracin, la Eucarista, el amor a Cristo y a la Virgen Mara,

    su gran espritu de sacricio; su solidaridad con los ms pobres unida al compromiso por una

    evangelizacin contina y ecaz, preocupada siempre no solo por la salud del cuerpo sino

    principalmente la salud del alma. Fue enferme-

    ra, doctora, odontloga, cirujana pero ante todo

    testimonio vivo de un Cristo que nos ama y que

    se entrega por nosotros para construir el Reino

    de Dios.

    Que este acontecimiento que viviremos en los

    prximos das, nos motive a vivir la santidad y

    que podamos hacer nuestras sus palabras: He tenido lo esencial en mi vida. Me preocupa: no lo que har, sino lo que ofrecer para hacer ecaz la misin que Dios me ha encomendado; y mirando a la cruz estoy segura que con l y con su fuerza, todo lo entregar.

    Ruth Togra, Federacin de Exalumnos salesianos

    Para un exalumno y exalumna de Don Bosco,

    la beaticacin de Sor Mara Troncatti es un lla-

    mado a la santidad es gastarse sin reservas por amor a Dios y al prjimo, un amor que para

    nosotros nace de la gratitud por todo lo recibi-

    do de los misioneros de Don Bosco, para ir en

    pos de las generaciones jvenes y hacer que los

    principios bsicos de defender la vida en todas sus manifestaciones, defender la libertad para que est al alcance de todas y todos y defen-der la verdad aunque sta requiera de esfuerzo y sacricio, a la luz de Evangelio, se constituyan

    en la fuerza interior que nos impulse a procurar

    una convivencia plena en la sociedad de hoy.

    P. Segundo Torres, sdbResponsable de las Voluntarias de Don Bosco

    La primera noticia de la beaticacin de la Sier-

    va de Dios Mara Trocatti, misionera salesiana

    de nuestro continente ecuatoriano, les intere-

    s mucho y no solo a las VDB de Ecuador, sino

    tambin de Per, en donde algunas le deben

    su vocacin por haber ledo su vida. La noticia

    lleg en mayo, cuando el Papa aprob su bea-

    ticacin despus de aprobar el milagro de la

    curacin de una mam pobre y moribunda de

    la costa ecuatoriana. Posteriormente se lleg a

    conocerla ms por la abundante informacin

    que lleg por los medios de comunicacin de

    los salesianos y ms viendo la pelcula de su

    vida; algunas entusiasmadas han resuelto estar

    presentes en Macas el 24 de noviembre para su

    beaticacin.

    Todo esto es una prueba clara que las VDB se

    sienten parte viva de la Familia Salesiana y go-

    zan de sus alegras y sufren de sus penas. Para

    ellas es una llamada ms, para imitar a la nue-

    va beata en el servicio a los ms necesitados,

    practicando ms y mejor el carisma comn de

    la Familia Salesiana: la predileccin por los ms

    pobres.