21 al 23 de Julio /11

por DIEGO PENIZZOTTO

PAGINA CENTRAL

red de riego una gran

60:4

el boletín nº60

en el centro de su voluntad

www.acercatealavida.com.ar

Domingo 17 de Julio de 2011

Tareas Finales

Lunes/Martes/Miércoles

participación

ULTIMAS SEMANA !!Las tareas se harán de continuo

durante todo el día.Principalmente Pintura y Limpieza.Los hermanos que dispongan de tiempo a cualquier hora del día

y quieran involucrarse comunicarse conJAIME CANDIA

Falta muy poco...No te quedes afuera!!

de Terminación

MARTES 19/7SE SUSPENDE LA

REUNIÓN DE

LÍDERESpasa al MARTES 16/8

participación

una gran red de riegopagina central

por DIEGO PENIZZOTTORomanos 12:9-21 Recuerdo con mucho cariño las vacaciones que de niño solía pasar con mi familia en la provincia de Mendoza. Allí, en la ciudad de San Martín vivían mis abuelos, y prácticamente todos los años íbamos de visita. Esa región de nuestro país es realmente preciosa. Se caracteriza por el cultivo de frutales, en especial de la uva. Pero una de las cosas que mas me llamó la atención de niño, es el increíble sistema de riego que posee la región. El riego se realiza por medio de canales y acequias que se bifurcan hasta llegar a cada una de las fincas de cultivo. El agua se toma del deshielo de la cordillera y de represas construidas a los lados de la montaña, luego los grandes canales van derivando en acequias cada vez mas chicas las cuales proveen exactamente el agua que cada productor necesita para el riego de su cultivo. Toda la provincia, incluso la ciudad, es una enorme red de riego. Reflexionando en esta anécdota, y luego de leer Romanos 12:9-21, pensaba en lo importante que es como hijos del Rey, convertirnos en canales de bendición a otros. Poseemos dentro nuestro un caudal enorme de bendición, Cristo v ive en nosotros, pero es necesario dejar fluir esa bendición a otros. Recuerdo también, haber visto acequias secas y otras rebosantes de agua. Un día pregunte porque aquellas estaban secas y estas llenas. La respuesta fue clara y sencilla. Si están secas puede haber dos motivos: o la compuerta este cerrada, o están

sucias y esto impide que el agua fluya. Suele ocurrirnos lo mismo como personas. Solemos ver gente de la cual brota vida, el agua de vida de Cristo en su ser, que se derrama sobre otros repartiendo bendición hacia todos los costados. Incluso encontramos en nuestro camino gente que inesperadamente nos bendice y nos da una palabra de parte de Dios. Fue mi experiencia esta semana, cuando en una tienda y mientras mi mente estaba puesta en probar una prenda, conocí a una persona que sin declararse “cristiana”, me hablo de parte de Dios, y me hizo ver que cuando nuestro corazón es sensible a su voz, los carteles y los rótulos están demás. Solo es necesario que el canal este limpio, y el agua de vida fluye. Pero también hay quienes se ven secos, parcos y duros, pareciera que nada los conmueve y que nunca son plenos de vida y bendición. “No le entran las balas” solemos decir. Pero esa apariencia de firmeza y rudeza, esconde una vida vacía en todo el sentido de la palabra. Haciendo un paralelo lineal y sencillo con la anécdota vivida en mi niñez, me atrevo a decir que este último caso puede darse por dos motivos: O la compuerta esta cerrada o la suciedad del pecado y el diario vivir entorpece el fluir del agua de vida. Esa sequedad, paraliza, detiene, e impide estar plenos, y cumplir el propósito por el cual fuimos creados. Por lo tanto, si esta es nuestra situación, es necesario que nos analicemos internamente, e intentemos descubrir el motivo de nuestra sequedad.

Si la compuerta esta cerrada, solo debemos tomar conciencia de nuestra sequedad, y abrir el paso al Espíritu Santo de Dios para que el complete la obra en nosotros. Solemos construir en nuestra mente compuertas que traban el obrar de Dios en nuestra vida y no permiten que nuestro ser sea inundado por su presencia llenándonos de vida. Una vez abiertas estas compuertas, no solo somos llenos nosotros, sino que experimentamos como podemos ser canales abiertos de bendición a otros. Si lo que impide el obrar de Dios es la suciedad acumulada, lo necesario será entonces limpiarnos de ella, para abrir el camino al fluir del Espíritu de Dios. Incluso cosas que consideramos insignificantes, suelen ser grandes escollos para que Dios pueda fluir en nosotros. Una vez que nos hemos limpiado, el agua de Dios no solo produce vida en nosotros, sino que sana también aquellas heridas producidas por nuestro pecado. Como iglesia, nos encontramos ante el desafío de tender una gran red de riego. Una red que atraviesa fronteras, que rompe moldes, que va más allá de nuestras estructuras y nuestras tradiciones. Una red de bendición que afecte la iglesia, el barrio, la ciudad, la nación. Pero para ello es necesario que Su agua fluya en cada uno de nosotros sin estorbos. Es importante darse cuenta que si Dios no fluye en mi, no solo yo soy perjudicado, sino que se corta la red de riego y privo a muchos mas de recibir esa preciosa bendición. Abramos las compuertas, limpiemos nuestro ser y dejemos fluir al Señor en nosotros, para regar el mundo de bendición...

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