BOLETÍN LITERARIO ¡BASTA YA! - JULIO - AGOSTO 2016

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¡Basta ya! Boletín Literario Año 11– Nº: 144 Julio - Agosto 2016

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Revista Cultural editada en Córdoba,Argentina. Se publica bimensualmente, conteniendo Poesía, Narrativa, Ensayos breves, Critica de Cine y de Música. Reg. Propiedad intelectual 598958

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¡Basta ya!

Boletín Literario

Año 11– Nº: 144Julio - Agosto 2016

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Nº144Boletin Literario

Director: Eduardo Alberto Planas. Colaboradores permanentes: Lily Chavez, Alfredo Lemon, Jorge Luis Carranza, Sergio Pravaz, Jorge Torres Roggero, Leonardo Arce, Héctor Aldo Valinotti. Corresponsales: Griselda Rulfo (Villa María), Gabriela Bayarri (Villa Dolores). Registro Propiedad Intelectual Nº 598958. Hecho el depósito que marca la ley 11.723. Contacto:[email protected] de Tapa: Zombiey. Foto-grafía de Contratapa: Collage Noche de Bandada - Eduardo Planas.Blog: www.boletinliterariobastaya.blogspot.com. Tel: 0351- 4886974 – 156170141.Esta revista se terminó de imprimir en Grafica 21 – Duarte Quiroz N° 1702, Córdoba. Tel: 351- 4876498. Fotos: www.google.com.ar / Dibujos: www.pinterest.com / Diseño y diagramación: Laura Pozzo.

CONTENIDOS:Espectros, Fábula - Virgilio Zurlo / Viene el invierno – Jorge Luis Carranza / Cansancio, Fe, El violinista – José Machado / Palabras, Otoño, Sueños – Selva Furlan / Derivadas, Bienestar, Fast Food, Beneficios turísticos – Vanesa Salazar / El héroe, Carta escrita después fechada ayer, Partir a la deriva / Orlando Ernesto López Rodríguez / A tu pelo, Buscándote, Golpes absurdos / Atahualpa Arlt / Ritual, Conversaciones pendientes con Juan Gelman, Certezas - Santiago Durgham / La casa del misterio, José María Gatica – Isidoro Blaisten / Hugo Rivella: Las yeguas y las rosas – Leandro Calle / Esos locos que corren - Marciano Duran / El difícil ejercicio de matar a Borges – Sergio Pravaz / Tan cerca de Dios - Juan Stahli / Palabras de Poeta – Carlos Garro Aguilar / La chica danesa – Leonardo Arce / Jorge Luis Borges – Alfredo Lemon / Entrevista a Gustavo Tisocco – Eduardo Alberto Planas / Instantes en busca de luz de María Teresa Archina – Lily Chavez

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Espectros

Pasóotro inviernoserenocon su pelajeespeso.Su miradaausenteera un renglónvacío, infinitoy yermo.

Pude sentirsu desolación,la incertidumbreagazapada en la blancura hueca:cómo saberbajo sus lunas fríasque los inviernoscuentan.

Avanzamosen el silencioinclementede la nieve espesa,el hocico atentoexplorando estrellas.

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Nº144Boletin Literario

Espectros

Pasóotro inviernoserenocon su pelajeespeso.Su miradaausenteera un renglónvacío, infinitoy yermo.

Pude sentirsu desolación,la incertidumbreagazapada en la blancura hueca:cómo saberbajo sus lunas fríasque los inviernoscuentan.

Avanzamosen el silencioinclementede la nieve espesa,el hocico atentoexplorando estrellas.

Descendemos cumbres,renunciamos sueños,y en el sendero angostoque va por dentrosomos dos mendigos:nadie sabequien es el lobo,y Dios ríe con ellos.

Virgilio Zurlo

Fábula

Noche fríaentre los hombres.Lejos de su guaridase cobijó en silenciobajo el portalde un templo.

Las sombraslo confundieroncon el revoltijohediondode los mendigos,y encontró las sobrasdel pan amargo

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que habían comido.

Vio pasar despuésal Cazador arrepentido,que cobró esa nocheuna vida en el templo…y también un mendigo.

Los dosestaban rígidos,blanco azuladolos dedos de frío,y siguió el cortejoatento el hocico:la tierra han movido…

Desde los arbustosacecha cual seráel destino: los dosbajan a la fosamuertos de risao muertos de frío.

Virgilio Zurlo. Participó en mesas de lectura en la Feria del Libro Córdoba y en encuentros de escritores. Colaboró con sus trabajos en la revista “Decires” de Cosquín y en el Boletín ¡Basta ya! de Córdoba. Ha editado: “Recorrer la vida”, Ed. Universitás, 2002;”Contemplaciones, búsquedas y un encuentro” Narvaja Editor 2004; “Pasajeros de la soledad”, Narvaja Editor 2005; “Gramática de amor y sueños” Narvaja Editor 2007; “Puedo cantar Madre…”. “Donde estés”; “Rémoras” (2012 y 2013) y “Poemas del Cazador”, 2014. Falleció el 18 de abril de 2016.Siempre en el recuerdo

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Viene el invierno

La hormiga fue y volviópor su caminodurante el verano brillanteel otoño doradollevando hojas y palitos.Alimento y cobijopara el frío.

Reviso la parte clara del corazón.Tengo una buena provisión de tibieza.

Voy a la ventana.

Exhalo alientoy empaño el vidrio.

Dibujo un sol sin nubes.

Un sol que no se negocia,que nadie podrá quitarme.

Un sol invicto,a pesar de las derrotas.

Jorge Luis Carranza

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Cansancio Mi pensamiento es opacadopor las luces de la ciudad:el semáforoen sus distintas versionesme refriega en la caralos rasgos de mi propia carne.

Ya no soy el mismo de antes,los años me pesan más que mi propia vida.mis pies de tanto andarhan sobresaltado el suelo.

Es tiempode abandonar el enigma,el estío me espera.

José Machado

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Fe

Así como el eco busca escuchar su propia voz

al compás de las montañas,

así es mi lucha, diaria y constante,

para mantener la fe.

Es inevitable decir

es lo último que se pierde.

pero cuando la conservas adentro tuyo,

en un cubículo del alma,

que no te quepa la menor duda:

puede mover una montaña.

José Machado

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El violinista

Ahí estas, frente a todos,

latiendo cuerdas de violín y calle.

Estás ausente.

La bruma te empaña,

el rechazo te burla,

pero tu corazón sigue latiendo.

Tus brazos no te alcanzan,

tus manos apenas ondean,

pero tu sangre se dilata

haciéndose melodía.

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A ellos, les dedicas tu labor.

A ellos, les vendes tu sacrificio.

Ahí estas, frente a todos:

esperando a cambio

un trozo de pan

y un gramo de alegría

José Machado

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Palabra

Esta palabra que guardosin apellido y sin herenciacamina por la piel de tu destino.Pasea sobre tu recuerdolo revive, te respira, lo eterniza.Tan poderosa es, que a veces me da miedoy no quiero perderla.Es dura, sagaz y enamoradaen las noches de furia intermitente.En los amaneceres brumosos y tranquilosse acomoda a mi lado y en silencio.Esta palabra se parece a una mujer que lloraY otra mujer que canta.Ya no estás y sin embargo te renace.Te corona de amor y olvido.

Selva Furlan

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Otoño

Cerraste los ojos.Tu cuerpo era de piedra.Lloré y ya no estabas.Lloré la almohada hundida.Lloré la risa fresca.Lloré tu canción materna.Lloré a la mañanaa la tarde y a la noche desmedida.Golpeé el corazón, los recuerdos, las palabras.Mis lágrimas inundaronun cielo de tristeza.Sentí el olor del otoño deshojado.

Selva Furlan

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Derivadas

A mi madre, por sus caminos.En su adolescencia Amelia tenía un profesor de matemáticas que explicaba muy bien.Les enseñaba las fórmulas base y luego les mostraba una posible manera de aplicarlas, a modo de recomen-dación. Amelia atendía a las bases… las leía y las reflexionaba, las estudiaba y cuestionaba hasta estar totalmente segura de haberlas comprendido. Durante la explicación de cómo aplicarlas, desatendía adrede. Deliberada-mente pensaba en otra cosa o hacía dibujos en las hojas, en una especie de acto de rebeldía interno, de juego privado que emprendía consigo.Luego el profesor presentaba un ejercicio y debían resolverlo.Entonces ella se aventuraba al camino de descifrarlo con la sensación de recorrer un laberinto, con la seguri-dad de contar con herramientas eficaces pero con el sabor de incertidumbre en la boca del estómago.A veces optaba por recursos complejos y solucionaba en tres hojas de fórmulas y combinaciones lo que el profesor había mostrado que podía solucionarse en media. Por momentos se estancaba en barriales aritméti-cos que la agotaban. El profesor la observaba, y la dejaba hacer. Ella no había querido escuchar ni recomen-dación ni sugerencia.Él recibía las hojas silencioso, y se las devolvía con asombro… la resolución era buena, inconcebible para su ley de economía, pero buena.Han pasado los años, y, algunos días, Amelia se descubre otra vez desoyendo recomendaciones de método… otra vez empantanando recorridos. Entonces se recuerda y se sonríe. Es que lo apasionante de resolver el ejercicio ha sido, siempre, dilucidar sin recetas previas el camino.

Vanesa Salazar

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¡Basta ya!

Bienestar Rufina Castillo nació argentina en 1922. Nació en un caserío de estación de tren en la pampa. A los 10 años conoció al marido. Él sabía trabajar la tierra… iba a Los Jaureles a juntar maíz. La tarde que fue su novia, él empezó a ahorrar para construirle hogar. A Rufina no la conmovían los requisitos del confort. Cuando tenía 40 años, entró por primera vez a su casa una heladera. A la casa la construyeron el marido y los hermanos, cuenta, y en ningún lado se pasaba la humedad del techo. Teníamos lo necesario… eso sí teníamos, ríe aferrada al mate de los nietos… teníamos la comida. Si era lujo, no comprábamos. No teníamos nada, pero no nos hacía falta tanto. Parece pobreza, pero ahora parece pobreza, a ustedes les parece. Yo, vivía contenta… estaba bien. Vanesa Salazar

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¡Basta ya!

Fast Food

Nos desconcertó el ruido del tren al llegar. Se me hizo irresistible su pedido de verlos de cerca. Abandona-mos parque y pelota y corrimos al andén. Nos acomodamos en el banco de la vieja estación para ver pasar los vagones. Le brotaban sus cuatro años por los ojos para atrapar la magia.Interrumpió el silencio su manito señalando el convoy. Yo sé lo que llevan esos coches, dijo. Mi curiosidad le replicó: - Ah, ¿sí?, ¿qué llevan?Comida, contestó él con gesto crecido.Sorprendida festejé el acierto y luego insistí: - ¿Qué comida?Y Agustín, con voz sapiente, declaró: -Hamburguesa y papa frita.

Vanesa Salazar

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¡Basta ya!

Beneficios turísticos

La comunidad colla de Nazareno, en Salta, no quiere turismo en su pueblo. Ha visto cómo otros pueblos cercanos se han llenado de extraños que comercian con sus tierras, con su cultura, con su gente y se van, dejándolos invadidos, esclavizados, marginados.Nazareno ve con recelo al turista… sabe que peligra su paz, que sus hijos aprenderán costumbres ajenas, que perderá su identidad.Nazareno sabe de lo que pasa en Iruya, y no quiere.Nazareno sabe que sus jóvenes serán sirvientes de los empresarios, lava platos, limpia vidrios, lava sábanas… Nazareno sabe que a la recaudación se la llevarán los nuevos patrones… Nazareno sabe que sus mujeres serán mucamas y sus varones peones…Nazareno sabe que no habrá inclusión… que sus pobladores seguirán siendo siempre los otros, los indios, y no quiere.Nazareno sabe de la explotación, y no quiere, y teme.Sin embargo el gobierno de Salta declara con fuerza de ley la utilidad pública y, por ello, sujeta a expropiación, de la fracción de terreno llamada Paraje Campo la Cruz. Y la expropia. La expropia con fuerza de ley a la comunidad aborigen de Nazareno.En el terreno construye, sin consentimiento de la comunidad, una hostería. La construye sin consultar a los pobladores. La construye pese a que los dueños legítimos de la tierra se manifiestan abiertamente en desacuerdo. La construye como impostergable necesidad pública… la construye, dice, como conservación del patrimonio histórico.Para calmar la controversia, el gobierno de Salta convoca a Referéndum, para que los electores del Municipio Naza-renose expidan respondiendo por sí o por no, sobre si es su voluntad que funcione la Hostería construida por la Provincia, dice, porque no es gobierno de atropellos ni abusos.Y entonces el gobierno de Salta habilita, en las mesas electorales 1 a 4, ubicadas en la localidad de Nazareno, el voto electrónico, basado en la tecnología.

Vanesa Salazar

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El héroe El país se detienelocos juegan a la guerrapantomima de estar vivosGente navega con ojos vendadosno recuerdan cómo cae la lluviaEl país se detienequién cruza la mudez hasta quedar sobre los puenteso se fuma una estrellajunto al hijo pródigo que nunca fuimosMujeres impasibleshabitan recuerdossiempre habrá una oportunidadun último escape entre el disparo y el impactoEl país se detienerezar la consignaconsagrarse a la aventura es obligada opcióndel héroe que nunca quiso serlo.

Orlando Ernesto López Rodríguez

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¡Basta ya!

Carta escrita después fechada ayer

Ayer voy a escribir esta cartacon todas las palabras que no tengo todavíano importa si la escribo juevessi pongo en ellalos húmeros del silencioel estandarte desnudoen que ondean las putaslos restos del futuroesta carta amarillafechada ayersobre las aguas múltiplesde un mes espesorancio en la raízllegó mañana en la memoriacon su canción agridulcepara alertarnos del tediodonde la palabra se destejehasta quedar huecatendida en el asfaltoEn esta carta escrita despuésla noche es un crucigramasy nadie conoce las preguntasnadie sabe de qué lado

están los verdugossi la guerra es un animal silenciosoLennon mi fantasma favoritoEsta carta

Orlando Ernesto López Rodríguez

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¡Basta ya!

Partir a la deriva A los muchachos de la odisea A Yasmel, que no volvió

Mi amigo no tuvo fecha exacta para morirNo hubo un día precisoPara detener su corazónLanzar al mar las hormigas de su bocanaufragó en los sueñosque nunca tuvoNo pudo despedirse del solQue rajaba su cabezaPor última vez miró las estrellasSin un presentimiento finalNunca pudo cruzar el mediterráneo los mapas antiguosJamás pretendió ver su nombre En los periódicos nacionalesComo un desaparecidoÉl era solo uno másAgarrado a su tablaSobre la espuma No importa si al norte de África al sur de Greciaa orillas del Nilono importa si era negro o blanco

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mestizo de ideas si su corazón latía a favor o en contraseguía agarrado a su tablacon manos temblorosashasta el último momentorecordaba su nombrepara llamarse a sí mismoen las peores urgenciasahora se confunde con el marEn el excremento de los peces

Orlando Ernesto López Rodríguez

Orlando Ernesto López Rodríguez. Poeta cubano.Ha publicado “Desde los pasos ajenos”, “Canciones para colorear” y “Coloreadivinando”, estos dos últimos infantiles. Se desempeña como profesor del departamento de Educación artística de la Universidad de Granma (UdG) en la facultad de Humanidades, Cuba.

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Boletínliterario¡Basta

ya!

Boletin Literario

A tu pelo

Volando voyA la casaDe cabeza [artista plástico]

Pedaleo YPienso en vosTu peloLargo castaño claro,Pegado a la silueta.

Pedaleo FuerteVoy DibujándoteTe imagino.

Llego a lo de cabezaMe pregunta “que onda Atahualpa”- nada venia pensandoEn el peloDe una compañera,Tiene un pelo Re-lindo.

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A vecesPaso por la callecitaCon árbolesPor donde caminasPara intentar atraparAlgo tuyoAlgo Se lateAhí Tus piesVan por esa callecita

Atahualpa Arlt

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Buscándote

Buscándote En el pelo,De una chica

BuscándoteEn los ojosDe otra chica

BuscándoteEn la maneraDe caminar De otra chica

Buscándote En la sonrisaDe otra chica

Simplemente Buscándote Otra vez.

Atahualpa Arlt

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Golpes absurdos Cuando te miro Pienso:FundaríaPor un ratoLa anarquía del amorContigo,Aunque seaSolo para mirarteMás detenidamente.

Cuando estasFrente míoTiemblo por dentroYLo ocupas todoPor unas horasInterminables.

No me sale la vozMis pies tropiezanLa rueda De laBicicleta se detiene.

Me expongoFrente tuyo

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Como un presoQue mira a las rejasSin saber Que hacer.

Fumemos UnoY Fundemos La anarquía del amorEn nuestros cuerpos.Rocemos nuestrosCuerpos flacosY Trémulos.NoNos preguntemosNadaComo en el FilmsEl último tango en Paris.

Sin otro deberQue el deAmarnos simplemente

Atahualpa Arlt

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RitualEstoy seguro de llegar a vivir

en el corazón de una palabra…Paco Urondo.

Todo cabe en esta cuchara de madera: Tu rostro penetrado por el dolor de tantas muertes/ elaroma de los poemas de juan, cocinando como un gorrión antes de sermorido/ toda la sal de los mares dondese ahogan los volados/ los lunes en que vuelvoa mis tristezas de mimbre/ la memoria sitiadade las ciudades/ tus labios tanteandolos puntos de cocción de mis heridas/

esta cuchara es un poema de madera/su corazón desecha palabras que van a dar/como piedras tiradas por niños/ contra el olvido de los días.

Santiago Durgham

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Conversaciones pendientes con Juan Gelman

Hablaremos del fin del mundo/de la suerte que corrió la palabra compañerodiscutiremos el destino de lapoesía/ los límites de la rima

volveremos sobre caeiro/ de campos/soares/ y reis

sobre lo bueno de morir habiendoamado con los huesos

el frío que pasamos desdeel agujero en la media y la nocheinterminable con la oscuridad trepadaa nuestros hombros/

lloraremos vestidos de rojo buscandola oveja negra sobre la nieve negra

seguro vamos a pelearnosvallejo/ o vos/ yo diré que pariste

¡Basta ya!

Partir a la deriva A los muchachos de la odisea A Yasmel, que no volvió

Mi amigo no tuvo fecha exacta para morirNo hubo un día precisoPara detener su corazónLanzar al mar las hormigas de su bocanaufragó en los sueñosque nunca tuvoNo pudo despedirse del solQue rajaba su cabezaPor última vez miró las estrellasSin un presentimiento finalNunca pudo cruzar el mediterráneo los mapas antiguosJamás pretendió ver su nombre En los periódicos nacionalesComo un desaparecidoÉl era solo uno másAgarrado a su tablaSobre la espuma No importa si al norte de África al sur de Greciaa orillas del Nilono importa si era negro o blanco

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un lenguajevos dirás trilce que quiere decir:tres veces dulce

beberemos Johnny Walkerte preguntaré por el daño del cigarro yme contestarás con esa voz que te come la garganta

el imperturbable cariño de adoquinesel tango, boris, el exilio de tu viejo/ el tuyo

viene llegando el fin del mundo/y habrá que fabricar ángeles para que nosreinventen/ para que nos lean en la noche/para que aboguen por nuestras penas/ hablaremos de la vida/ la llamaremos Macarena.

Santiago Durgham(Los poemas Ritual y Conversaciones pendientes con Juan Gelman fueron premiados en el Concurso Nacional de Poesía “Homenaje a Jorge Luis Borges a 90 años de la Publicación de LUNA DE ENFRENTE)

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CertezasYo sueño si me sueñan

pero a veces me escucho: hay una voz me sabe de memoria

hay un nombre tan cerca que dan ganas de usarlo.

Jorge Boccanera.No están en las aguasni mezclados con panes de tierraestán haciendo músicaen algún lugar/ sumando instrumentosa la memoria.Son ahora mil estrofas demil canciones/ zambas escritasal vuelo azul de sus pañuelos blancos. (a nuestras madres y abuelas)

Santiago Durgham

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A vecesPaso por la callecitaCon árbolesPor donde caminasPara intentar atraparAlgo tuyoAlgo Se lateAhí Tus piesVan por esa callecita

Atahualpa Arlt

La casa del misterio

Fuimos de incienso alto.Subimos la escalera convocando grillos,buscándonos la piel para el instante denso.

Subimos por un aire de búhos impalpablesdestilando al temor el beso cotidiano.

Relucieron las puertas cuchillos imprevistosy enredado de hiedra y de misteriotrepé hasta tu gemido.

Los grillos no confiaron en nosotros.

Sólo yo tuve miedo de estar soloy equivoqué quizá la letra mutua.

Sólo yo tuve miedo de estar soloy di vuelta al revés esta sonrisa.

Isidoro Blaisten

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José María Gatica (De Isidoro Blaisten)

Se tomó un colectivoy se bajó en la muerte.Se dejó olvidadoun arlequín pequeño.Pero llevó un cajón de lustrabotas y un banquito

y ahora está lustrando los zapatos de Dios.Previamente le sacaron el corazóny lo metieron en un guante.

Lo dejaron colgado de un árbolen una calle de barrio.No fue el último matchporque aún sigue peleandodisfrazado de lordy cascando a los ángeles.Por las noches del cielohabla con mazorqueroso se queda mirandocomo una botella vacía para adentro.Entonces gasta todo lo que ganay tomándose el alma del único mateoquiere llegar pero olvida la callee irremediablemente baja equivocado.El mateo se vay él se queda en la muerte.

Isidoro BlaistenSucedió en la lluvia, Stilcograf, Bs.As. 1965.

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"Las huellas se volvieron de agua,de vidrio hasta sangrarme."

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Hugo Rivella:Las yeguas y las rosas. Leandro Calle Un galope de caballos se siente por todo el edificio. Bueno, en realidad, sólo algunos sentimos ese galope de caballos en la lluvia. Caballos que suben las eternas escaleras del lugar donde trabajo. Se abre la puerta de par en par. Aparece un hombre con remera negra, panta-lón negro, mochila negra y una sonrisa a los cuatro vientos: “Qué haces mi hermano”, dice el “negro” Rivella que entra con vozarrón y libros. Acaba de ganar este año tres premios de poesía, uno, mejor que otro. El premio Rubén Darío en Nicaragua, el Paralelo Cero en Ecuador y el Premio Literario de la Provincia de Córdoba. Rivella agita en su mano un libro completamente rojo: “Las yeguas y las Rosas”, edición de El ángel Editor que dirige el poeta Xavier Oquendo Troncoso, ecuatoriano y director del Festival de Poesía Paralelo Cero. El libro ya se puede conseguir en algunas librerías de Córdoba. Rivella se sienta y comienza a contarnos (somos varios en esa oficina) cómo le ha ido en esos viajes poéticos. Conoce y maneja muy bien el mapa de la poesía

latinoamericana. Hablar con Rivella es viajar un poco por América Latina, así que nos hundimos directamente en las playas ecuatorianas de Esmeraldas y podemos cami-nar por allí con el poeta Antonio Preciado que recita en voz alta y de memoria. Esmeraldas, tierra de la negritud. Esmeraldas la de los esclavos negros que llegaron de un naufragio y poblaron esas playas. La voz de Rivella trae otras voces, la voz de los esclavos, la voz de Preciado recitando el poema a su sombra. Después bajamos hasta Bolivia y caminamos por La Paz con el poeta Benjamín Chavez y la mexicana Leticia Herrera. Vamos a Oruro, asistimos a un discurso del presidente Evo Morales y damos una vuelta por Chile para encontrarnos con Omar Lara y su poesía. En quince minutos Rivella nos ha hecho viajar por América Latina y la voz de sus poetas. Antes de irse, pide libros a diestra y siniestra porque donde va hace conocer a los escritores de Córdoba. Ya podemos resolver el enigma intrigante de su mochila negra. En esa mochila, hay libros, propios, pero fundamentalmente ajenos. Libros que Rivella va sembrando al voleo por los lugares donde viaja. Libros de Glauce Baldovin, libros de poetas jóvenes, libros de poetas viejos, libros de Córdoba. Se acerca un poeta a la charla y Rivellada vueltas la cabeza para decirle: “le di un libro tuyo a Preciado o a Lara no recuerdo ahora, déjame alguno más que dentro de poco viajo a tal lado…”.

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Han pasado veinte minutos y parece que hubieran sido días u horas viajando con Rivella. Hora de irse, dice el poeta y se va como vino, sonriente y alegre y apenas se levanta, una tropilla de yeguas y caballos lo acompañan haciendo sonar sus cascos por la escalera. ¡Qué ruido hermoso hacen! Salen, se van, se fueron. Ha vuelto el silencio en la oficina y hay como una nube de polvo imaginaria flotando en el ambiente. En mis manos tengo “Las Yeguas y las Rosas”. Lo abro lentamente y de nuevo siento el galope de yeguas y caballos pero esta vez sólo para mí. Como si la tropilla pasara por las páginas del libro. Y en ese galopar, la poesía, siempre ella, hermosa, con su crin al viento y su perfecta vocación americana. “La muerte no cabe en el poema”, dice Rivella y es cierto, hemos entrado en el “no tiempo”, en un tiempo especial. Y en ese tiempo especial están todos los tiempos. El tiempo del amor: “Me llenas de alaridos la mañana,/ me galopas al pie del ventisquero,/ me galopas el alma/ y por mis brazos te fundes a mi cuerpo como un náufrago” (Yegua de amor). El de la ignominia: “Las yeguas en el cielo y los aviones Fiat G 22 arrojando cadáveres envueltos en eternidad…En el Río de la Plata, / cuando la dictadura fraguaba mañanas,/ ahogaron a la niña que contaba mariposas y flores/ resecas,/ hundieron cada noche/ bocas/ pechos/

preguntas/ y hundieron hasta el fondo la lengua en el abismo” (Yeguas en el Río de la Plata) . El tiempo de la historia: “Eva/ abrió caminos en que las mujeres solloza-ban, / dejó su sangre para que nunca más,/ nunca de nunca,/ volvieran alacranes a gozarla,/ puso guirnaldas con todos los asombros,/ dos naranjas y un tropel de caballos aniñados”. (Yegua de barro y sangre). Y así siguen otros tiempos de estas “yeguas que yeguan” como dice en otro poema. Cierro el libro. Lo guardo y desapare-cen los galopes. El silencio se establece, se extiende como si pusiéramos un mantel sobre la mesa. En la mesa de color negro de la oficina, brilla la tapa roja de “Las Yeguas y las Rosas”. Un relincho de luz en tanto silen-cio. Ha pasado por aquí Hugo Rivella, poeta. Creo que ya dije que cada vez que viene hay un galope de yeguas y caballos. La poesía es eso, un galope furtivo, que siempre está llegando y siempre se está yendo. Un galope de caballos se siente por todo el edificio. Bueno, en realidad, sólo algunos sentimos ese galope de caballos en la lluvia.

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ESOS LOCOS QUE CORREN.Esos locos que corren Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen temprano a la mañana y se empeñan en ganarle al sol. Otros se insolan al medi-odía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche. Están locos. En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan... sólo para disfrutar del descanso. En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara. Yo los he visto. Pasan rápido por la rambla, despacio entre los árbo-les, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren. Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas,

escuchan a los horneros y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la

brisa que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan cuando pasan

frente a los jazmines.

Yo los he visto. No están bien de la cabeza. Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados. Traspiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo. Están tratando de ganarle a alguien. Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del perro

blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para

refrescarse... y siguen. Se inscriben en todas las carreras... pero no ganan

ninguna. Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se

levantan como niños en Día de Reyes. Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones. El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se

premian con descaro y con asado apenas termina la competencia. Nunca pude calcularles la edad pero segu-ramente tienen entre 15 y 85 años. Son hombres y mujeres.No están bien. Se anotan en carreras de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás. Estrenan ansie-dad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño. Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles. Son sus referencias de carrera: 'Cinco que corren pare-cido a mí'. Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa. Disfrutan cuando pasan a otro corredor... pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje. Preguntan por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece. Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan. Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver. Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un sauce o el resguardo de un alero. No las preparan... pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta. No las preparan...son parte de ellos.El viento en contra, no corría una gota de aire, el calzado nuevo, el circuito mal medido, los que largan caminando

adelante y no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho de la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arran-qué demasiado rápido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise. Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido. ¡Qué ganaron una vez más! No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas... pero insisten con que volvieron a ganar. Son raros. Se inventan una meta en cada carrera. Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren. Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente porque no están bien.Los he visto pasar. Les duelen las piernas, se acalam-bran, les cuesta respirar, tienen puntadas en el costado... pero siguen. A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las punta-das empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse qué están haciendo allí. ¿Por qué no ser uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda? Están locos. Yo los conozco bien. Cuando llegan se abrazan de su mujer o de su esposo

que disimulan a puro amor la transpiración en su cara y en su cuerpo. Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta. Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice 'Llegué –Tarea Cumplida'. Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llega-ron antes. Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos. Intentan tirar una pared con las dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega más transpirado que ellos. Los he visto muchas veces. Están mal de la cabeza. Miran con cariño y sin lástima al que llega diez minutos después, respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo. Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha ganán-dole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto. Se agrupan por equipos y viajan 200 kilómetros para correr 10. Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior. Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar. Están mal. -Esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono más humilde. –Esta es la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que

llegaba último y al inspector de tránsito. Dos días después de la carrera ya están tempranito saltando charcos, subiendo cordones, braceando rítmicamente, saludando ciclistas, golpeando las palmas de las manos de los colegas que se cruzan. Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismo- una hora por día.Dicen que los pescadores, los nadadores y algunos más. Dicen que la gente no se banca tanto silencio. Dicen que ellos lo disfrutan. Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan, se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con ellos mismos. Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado. Están mal de la cabeza. Yo los he visto. Algunos solo caminan... pero un día... cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito. En unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos. Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran. Pican, frenan y vuelven a picar. Me parece que quieren ganarle a la muerte. Ellos dicen que quieren ganarle a la vida. Están completamente locos.

Marciano Durán Escritor Uruguayo

El difícil ejercicio de matar a BorgesANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JORGE LUIS BORGESSergio Pravaz

Brilló como un pontífice aunque naturalmente los pontí-fices también se mueren. Hace poco tiempo se cumplió un nuevo aniversario de su partida; fue el 14 de junio.El año 86 terminó de envolverlo con la niebla que le fue anunciada por su ceguera. Ha pasado el tiempo y parece que aún respira con fuerza.En términos literarios es bueno matar al padre, agarrar la pala, cavar un hoyo y enterrarlo bien profundo para poder seguir adelante. Este ejercicio es difícil con Borges; todavía mete los codos y se hace sentir de un modo que paraliza; aun así hay que insistir con el parri-cidio para que el camino sea más ancho y de ese modo, quién sabe, quizás se lo lea más y se hable menos.Tal vez ese sea el modo de quitarle el carácter de objeto invisible porque aún se habla de él como de un jugador de fútbol, pero casi nadie lo lee. Es notable lo que pasa con el autor de La moneda de hierro; un hombre que escribió

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ESOS LOCOS QUE CORREN.Esos locos que corren Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen temprano a la mañana y se empeñan en ganarle al sol. Otros se insolan al medi-odía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche. Están locos. En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan... sólo para disfrutar del descanso. En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara. Yo los he visto. Pasan rápido por la rambla, despacio entre los árbo-les, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren. Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas,

escuchan a los horneros y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la

brisa que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan cuando pasan

frente a los jazmines.

Yo los he visto. No están bien de la cabeza. Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados. Traspiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo. Están tratando de ganarle a alguien. Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del perro

blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para

refrescarse... y siguen. Se inscriben en todas las carreras... pero no ganan

ninguna. Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se

levantan como niños en Día de Reyes. Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones. El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se

premian con descaro y con asado apenas termina la competencia. Nunca pude calcularles la edad pero segu-ramente tienen entre 15 y 85 años. Son hombres y mujeres.No están bien. Se anotan en carreras de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás. Estrenan ansie-dad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño. Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles. Son sus referencias de carrera: 'Cinco que corren pare-cido a mí'. Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa. Disfrutan cuando pasan a otro corredor... pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje. Preguntan por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece. Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan. Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver. Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un sauce o el resguardo de un alero. No las preparan... pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta. No las preparan...son parte de ellos.El viento en contra, no corría una gota de aire, el calzado nuevo, el circuito mal medido, los que largan caminando

adelante y no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho de la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arran-qué demasiado rápido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise. Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido. ¡Qué ganaron una vez más! No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas... pero insisten con que volvieron a ganar. Son raros. Se inventan una meta en cada carrera. Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren. Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente porque no están bien.Los he visto pasar. Les duelen las piernas, se acalam-bran, les cuesta respirar, tienen puntadas en el costado... pero siguen. A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las punta-das empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse qué están haciendo allí. ¿Por qué no ser uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda? Están locos. Yo los conozco bien. Cuando llegan se abrazan de su mujer o de su esposo

que disimulan a puro amor la transpiración en su cara y en su cuerpo. Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta. Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice 'Llegué –Tarea Cumplida'. Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llega-ron antes. Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos. Intentan tirar una pared con las dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega más transpirado que ellos. Los he visto muchas veces. Están mal de la cabeza. Miran con cariño y sin lástima al que llega diez minutos después, respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo. Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha ganán-dole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto. Se agrupan por equipos y viajan 200 kilómetros para correr 10. Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior. Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar. Están mal. -Esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono más humilde. –Esta es la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que

llegaba último y al inspector de tránsito. Dos días después de la carrera ya están tempranito saltando charcos, subiendo cordones, braceando rítmicamente, saludando ciclistas, golpeando las palmas de las manos de los colegas que se cruzan. Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismo- una hora por día.Dicen que los pescadores, los nadadores y algunos más. Dicen que la gente no se banca tanto silencio. Dicen que ellos lo disfrutan. Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan, se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con ellos mismos. Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado. Están mal de la cabeza. Yo los he visto. Algunos solo caminan... pero un día... cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito. En unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos. Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran. Pican, frenan y vuelven a picar. Me parece que quieren ganarle a la muerte. Ellos dicen que quieren ganarle a la vida. Están completamente locos.

Marciano Durán Escritor Uruguayo

El difícil ejercicio de matar a BorgesANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JORGE LUIS BORGESSergio Pravaz

Brilló como un pontífice aunque naturalmente los pontí-fices también se mueren. Hace poco tiempo se cumplió un nuevo aniversario de su partida; fue el 14 de junio.El año 86 terminó de envolverlo con la niebla que le fue anunciada por su ceguera. Ha pasado el tiempo y parece que aún respira con fuerza.En términos literarios es bueno matar al padre, agarrar la pala, cavar un hoyo y enterrarlo bien profundo para poder seguir adelante. Este ejercicio es difícil con Borges; todavía mete los codos y se hace sentir de un modo que paraliza; aun así hay que insistir con el parri-cidio para que el camino sea más ancho y de ese modo, quién sabe, quizás se lo lea más y se hable menos.Tal vez ese sea el modo de quitarle el carácter de objeto invisible porque aún se habla de él como de un jugador de fútbol, pero casi nadie lo lee. Es notable lo que pasa con el autor de La moneda de hierro; un hombre que escribió

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ESOS LOCOS QUE CORREN.Esos locos que corren Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen temprano a la mañana y se empeñan en ganarle al sol. Otros se insolan al medi-odía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche. Están locos. En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan... sólo para disfrutar del descanso. En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara. Yo los he visto. Pasan rápido por la rambla, despacio entre los árbo-les, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren. Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas,

escuchan a los horneros y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la

brisa que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan cuando pasan

frente a los jazmines.

Yo los he visto. No están bien de la cabeza. Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados. Traspiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo. Están tratando de ganarle a alguien. Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del perro

blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para

refrescarse... y siguen. Se inscriben en todas las carreras... pero no ganan

ninguna. Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se

levantan como niños en Día de Reyes. Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones. El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se

premian con descaro y con asado apenas termina la competencia. Nunca pude calcularles la edad pero segu-ramente tienen entre 15 y 85 años. Son hombres y mujeres.No están bien. Se anotan en carreras de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás. Estrenan ansie-dad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño. Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles. Son sus referencias de carrera: 'Cinco que corren pare-cido a mí'. Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa. Disfrutan cuando pasan a otro corredor... pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje. Preguntan por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece. Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan. Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver. Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un sauce o el resguardo de un alero. No las preparan... pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta. No las preparan...son parte de ellos.El viento en contra, no corría una gota de aire, el calzado nuevo, el circuito mal medido, los que largan caminando

adelante y no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho de la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arran-qué demasiado rápido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise. Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido. ¡Qué ganaron una vez más! No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas... pero insisten con que volvieron a ganar. Son raros. Se inventan una meta en cada carrera. Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren. Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente porque no están bien.Los he visto pasar. Les duelen las piernas, se acalam-bran, les cuesta respirar, tienen puntadas en el costado... pero siguen. A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las punta-das empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse qué están haciendo allí. ¿Por qué no ser uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda? Están locos. Yo los conozco bien. Cuando llegan se abrazan de su mujer o de su esposo

que disimulan a puro amor la transpiración en su cara y en su cuerpo. Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta. Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice 'Llegué –Tarea Cumplida'. Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llega-ron antes. Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos. Intentan tirar una pared con las dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega más transpirado que ellos. Los he visto muchas veces. Están mal de la cabeza. Miran con cariño y sin lástima al que llega diez minutos después, respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo. Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha ganán-dole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto. Se agrupan por equipos y viajan 200 kilómetros para correr 10. Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior. Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar. Están mal. -Esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono más humilde. –Esta es la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que

llegaba último y al inspector de tránsito. Dos días después de la carrera ya están tempranito saltando charcos, subiendo cordones, braceando rítmicamente, saludando ciclistas, golpeando las palmas de las manos de los colegas que se cruzan. Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismo- una hora por día.Dicen que los pescadores, los nadadores y algunos más. Dicen que la gente no se banca tanto silencio. Dicen que ellos lo disfrutan. Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan, se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con ellos mismos. Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado. Están mal de la cabeza. Yo los he visto. Algunos solo caminan... pero un día... cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito. En unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos. Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran. Pican, frenan y vuelven a picar. Me parece que quieren ganarle a la muerte. Ellos dicen que quieren ganarle a la vida. Están completamente locos.

Marciano Durán Escritor Uruguayo

El difícil ejercicio de matar a BorgesANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JORGE LUIS BORGESSergio Pravaz

Brilló como un pontífice aunque naturalmente los pontí-fices también se mueren. Hace poco tiempo se cumplió un nuevo aniversario de su partida; fue el 14 de junio.El año 86 terminó de envolverlo con la niebla que le fue anunciada por su ceguera. Ha pasado el tiempo y parece que aún respira con fuerza.En términos literarios es bueno matar al padre, agarrar la pala, cavar un hoyo y enterrarlo bien profundo para poder seguir adelante. Este ejercicio es difícil con Borges; todavía mete los codos y se hace sentir de un modo que paraliza; aun así hay que insistir con el parri-cidio para que el camino sea más ancho y de ese modo, quién sabe, quizás se lo lea más y se hable menos.Tal vez ese sea el modo de quitarle el carácter de objeto invisible porque aún se habla de él como de un jugador de fútbol, pero casi nadie lo lee. Es notable lo que pasa con el autor de La moneda de hierro; un hombre que escribió

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ESOS LOCOS QUE CORREN.Esos locos que corren Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen temprano a la mañana y se empeñan en ganarle al sol. Otros se insolan al medi-odía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche. Están locos. En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan... sólo para disfrutar del descanso. En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara. Yo los he visto. Pasan rápido por la rambla, despacio entre los árbo-les, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren. Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas,

escuchan a los horneros y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la

brisa que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan cuando pasan

frente a los jazmines.

Yo los he visto. No están bien de la cabeza. Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados. Traspiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo. Están tratando de ganarle a alguien. Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del perro

blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para

refrescarse... y siguen. Se inscriben en todas las carreras... pero no ganan

ninguna. Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se

levantan como niños en Día de Reyes. Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones. El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se

premian con descaro y con asado apenas termina la competencia. Nunca pude calcularles la edad pero segu-ramente tienen entre 15 y 85 años. Son hombres y mujeres.No están bien. Se anotan en carreras de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás. Estrenan ansie-dad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño. Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles. Son sus referencias de carrera: 'Cinco que corren pare-cido a mí'. Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa. Disfrutan cuando pasan a otro corredor... pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje. Preguntan por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece. Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan. Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver. Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un sauce o el resguardo de un alero. No las preparan... pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta. No las preparan...son parte de ellos.El viento en contra, no corría una gota de aire, el calzado nuevo, el circuito mal medido, los que largan caminando

adelante y no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho de la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arran-qué demasiado rápido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise. Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido. ¡Qué ganaron una vez más! No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas... pero insisten con que volvieron a ganar. Son raros. Se inventan una meta en cada carrera. Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren. Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente porque no están bien.Los he visto pasar. Les duelen las piernas, se acalam-bran, les cuesta respirar, tienen puntadas en el costado... pero siguen. A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las punta-das empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse qué están haciendo allí. ¿Por qué no ser uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda? Están locos. Yo los conozco bien. Cuando llegan se abrazan de su mujer o de su esposo

que disimulan a puro amor la transpiración en su cara y en su cuerpo. Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta. Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice 'Llegué –Tarea Cumplida'. Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llega-ron antes. Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos. Intentan tirar una pared con las dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega más transpirado que ellos. Los he visto muchas veces. Están mal de la cabeza. Miran con cariño y sin lástima al que llega diez minutos después, respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo. Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha ganán-dole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto. Se agrupan por equipos y viajan 200 kilómetros para correr 10. Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior. Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar. Están mal. -Esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono más humilde. –Esta es la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que

llegaba último y al inspector de tránsito. Dos días después de la carrera ya están tempranito saltando charcos, subiendo cordones, braceando rítmicamente, saludando ciclistas, golpeando las palmas de las manos de los colegas que se cruzan. Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismo- una hora por día.Dicen que los pescadores, los nadadores y algunos más. Dicen que la gente no se banca tanto silencio. Dicen que ellos lo disfrutan. Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan, se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con ellos mismos. Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado. Están mal de la cabeza. Yo los he visto. Algunos solo caminan... pero un día... cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito. En unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos. Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran. Pican, frenan y vuelven a picar. Me parece que quieren ganarle a la muerte. Ellos dicen que quieren ganarle a la vida. Están completamente locos.

Marciano Durán Escritor Uruguayo

El difícil ejercicio de matar a BorgesANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JORGE LUIS BORGESSergio Pravaz

Brilló como un pontífice aunque naturalmente los pontí-fices también se mueren. Hace poco tiempo se cumplió un nuevo aniversario de su partida; fue el 14 de junio.El año 86 terminó de envolverlo con la niebla que le fue anunciada por su ceguera. Ha pasado el tiempo y parece que aún respira con fuerza.En términos literarios es bueno matar al padre, agarrar la pala, cavar un hoyo y enterrarlo bien profundo para poder seguir adelante. Este ejercicio es difícil con Borges; todavía mete los codos y se hace sentir de un modo que paraliza; aun así hay que insistir con el parri-cidio para que el camino sea más ancho y de ese modo, quién sabe, quizás se lo lea más y se hable menos.Tal vez ese sea el modo de quitarle el carácter de objeto invisible porque aún se habla de él como de un jugador de fútbol, pero casi nadie lo lee. Es notable lo que pasa con el autor de La moneda de hierro; un hombre que escribió

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páginas memorables y declaró a la prensa cosas horren-das (al fin y al cabo era humano) sigue siendo presa de una operación mental de carácter colectivo que lo sitúa como un dios en un planeta de bárbaros; naturalmente estamos frente a una abstracción interesada de tipo ideológico-comercial; no hay tal dios ni tal planeta de bárbaros. En nuestro país felizmente hay una gran canti-dad de escritores y poetas de su misma talla; no es necesario forzar un movimiento de lectura para conocer esto. Aun así, es preciso leerlo en sus libros porque si algo lo destaca es su responsabilidad sobre cada una de las palabras que componen su obra. Si hubiese caminado las calles de Rawson, tal vez habría escuchado perplejo la historia del viejo puente de madera; o del bautismo popular que tuvo el de hierro, quién sabe; tal vez le hubi-era agradado que el paso sobre un río lleve el nombre de Puente del Poeta; acaso escribiría algún poema luego de un par de cañas en el bar de Rosselli indagando en los comensales sobre el vigor del viento cuando choca con el mar.

Probablemente estuvo desde ese otro que su poderosa imaginación le proveyó cuantas veces quiso, y no nos dimos cuenta; o de uno de sus muchos laberintos quizás

saltó algún Borges y como en un sueño que sueña, habitó la vieja pensión de la calle Belgrano. Qué duda cabe que aún anda por aquí. El premio Formentor, com-partido con Samuel Beckett en 1961 y otorgado por el Congreso Internacional de Editores le dio categoría de estrella internacional.

Comenzaron a llegar las traducciones, los doctorados, las conferencias en el exterior, el Premio Cervantes, el ocioso debate sobre el Nobel y a pesar de toda esa lluvia dde nuevas responsabilidades continuó escribiendo sin pausa, o mejor dicho, dictando la raíz de sus palabras. En realidad el mundo no hizo más que descubrir al que ya era. En una oportunidad dijo: “Cada palabra, aunque esté cargada de siglos, inicia una página en blanco y compromete el porvenir”. Todo un legado, ¿no?; proba-blemente un deseo íntimo y una tarea. Matar a Borges no es una encomienda menor. En todo caso es una labor de responsabilidad que nos compromete seriamente a los escritores para trazar nuestro propio camino. Hunda-mos sin miedo el escalpelo; de la precisión de nuestro tajo saldrán nuevas verdades con un rostro que ya no será el tigre de Blake que tanto admiró. Será el nuestro. Yo he intentado tal operación hace muchos años con un incierto destino; naturalmente lo hice a través de un poema, otra de las formas del conocimiento y por qué no, de liberación

Sergio Pravaz.

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páginas memorables y declaró a la prensa cosas horren-das (al fin y al cabo era humano) sigue siendo presa de una operación mental de carácter colectivo que lo sitúa como un dios en un planeta de bárbaros; naturalmente estamos frente a una abstracción interesada de tipo ideológico-comercial; no hay tal dios ni tal planeta de bárbaros. En nuestro país felizmente hay una gran canti-dad de escritores y poetas de su misma talla; no es necesario forzar un movimiento de lectura para conocer esto. Aun así, es preciso leerlo en sus libros porque si algo lo destaca es su responsabilidad sobre cada una de las palabras que componen su obra. Si hubiese caminado las calles de Rawson, tal vez habría escuchado perplejo la historia del viejo puente de madera; o del bautismo popular que tuvo el de hierro, quién sabe; tal vez le hubi-era agradado que el paso sobre un río lleve el nombre de Puente del Poeta; acaso escribiría algún poema luego de un par de cañas en el bar de Rosselli indagando en los comensales sobre el vigor del viento cuando choca con el mar.

Probablemente estuvo desde ese otro que su poderosa imaginación le proveyó cuantas veces quiso, y no nos dimos cuenta; o de uno de sus muchos laberintos quizás

saltó algún Borges y como en un sueño que sueña, habitó la vieja pensión de la calle Belgrano. Qué duda cabe que aún anda por aquí. El premio Formentor, com-partido con Samuel Beckett en 1961 y otorgado por el Congreso Internacional de Editores le dio categoría de estrella internacional.

Comenzaron a llegar las traducciones, los doctorados, las conferencias en el exterior, el Premio Cervantes, el ocioso debate sobre el Nobel y a pesar de toda esa lluvia dde nuevas responsabilidades continuó escribiendo sin pausa, o mejor dicho, dictando la raíz de sus palabras. En realidad el mundo no hizo más que descubrir al que ya era. En una oportunidad dijo: “Cada palabra, aunque esté cargada de siglos, inicia una página en blanco y compromete el porvenir”. Todo un legado, ¿no?; proba-blemente un deseo íntimo y una tarea. Matar a Borges no es una encomienda menor. En todo caso es una labor de responsabilidad que nos compromete seriamente a los escritores para trazar nuestro propio camino. Hunda-mos sin miedo el escalpelo; de la precisión de nuestro tajo saldrán nuevas verdades con un rostro que ya no será el tigre de Blake que tanto admiró. Será el nuestro. Yo he intentado tal operación hace muchos años con un incierto destino; naturalmente lo hice a través de un poema, otra de las formas del conocimiento y por qué no, de liberación

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¡Basta ya!

Tan cerca de DiosI.

En aquellos años de telégrafo y mimeógrafo los pronósticos sobre el clima llegaban, muchas veces, después del cierre de la edición del diario. Por lo tanto, esoobligaba a consul-tar con algún vecino experto, lector de vientos perdidos y nubes capri-chosas. Otras veces, se publicaban algunos de la misma fecha, pero de otro año.O, directamente, se lo inventaba.

Recuerdo aquella tarde porque el pronóstico publicado era viejo, pero habíamos dicho que llovía. Y caía agua desde la mañana, parejito, sin pausa.Como llevando al mundo a una siesta eterna, desde el cielo más apelmazado y cubierto de la mañana hasta el último resto del domingo.

Iba llegando a trabajary,en la puerta de la redacción,

estaba sentado Quirós con una cara de ansiedad, que se le notaba cuando las noticias eran graves. Ni bien me vio cruzar la esquina se levantó de su banco y no dejó que

caravana que acompañaba al nuevo Obispo de la provincia.

II.

Cuando Monseñor Enrique Angelelli arriba a la ciudad de La Rioja,en el Arco de ingreso a la Capital, lo reciben las autoridades provin-ciales.

En el centro, se encuentrauna Catedral llena.Mucha gente afuera, sobre la calle, las vere-das. La plaza25 de Mayo estaba completa.

Su escudo de Obispo reza: “Justicia y Paz”.

Habla por primera vez al pueblo de La Rioja.

Les acaba de llegar a La Rioja un hombre de tierra adentro que les habla el mismo

lenguaje. Un hombre que quiere identificarse y comprom-eterse con ustedes. Que quiere ser un riojano más.

No vengo a ser servido, sino a servir. A todos, sin distin-ción alguna de clases sociales, modos de pensar o de creer.

Como Jesús quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres, de los que sufren espiritual o materialmente, de los que reclaman ser considerados en su dignidad humana como hijos del mismo padre que está en los cielos.Obren para que sea el obispo y el amigo de todos, de los católicos y de los no católicos, de los que creen y de los que no creen.

No perdamos nunca el camino de la esperanza. Trate-mos de no catalogar con facilidad, ingenua o a veces injustificadamente, a quienes, con sinceridadde corazón, con un auténtico amor y servicio a sus hermanos, tienen hambre y sed de justicia para lograr la verdadera paz, que es su fruto.

Al finalizar su discurso, Angelelli rompe el protocolo y sale por la puerta principal de la Catedral hasta la plaza, saludando al pueblo presente. Camina abrazado a la gente que lo fue a recibir. me bajara de la bicicleta:

- Se mató Angelelli. Me tiró a quemarropa. Y extendió abruptamente el brazo izquierdo, para alcanzarme el comunicado oficial del interventor militar.No uses la siniestra para entregar las cosas. Todo el mundo se va a dar cuenta que sos zurdo, Quirós. Ya te lo dije: pensá un poquito más en los detalles. ¿Vos siempre das las malas noticias así?¿Ni un café me podés servir antes?

Con Quirós nos jodemos mucho. Compartimos ese código de amigos que se pueden hacer bromas.Provocando a que el otro tenga que utilizar la creatividad, para corresponderse con la de su amigo y contrincante.Quirós me cargaba porque yo, habiendo nacido en el barrio más caluroso de la ciudad de La Rioja, era un muchacho bohemio y nocturno, que gustaba más del tango que del folcloreEn cambio él, que nació y vivió muchos años en Buenos Aires -y hasta llegó a ser acomodador de autos en la calle corrientes, en pleno Abasto- no tenía idea de música, por ningún lado. Sólo sabía de quinielas, de futbol, de asados en la vereda y de ricos licores. Aunque era un tipo medido para todo. Nadie, nunca, lo pudo ver fuera de línea. Y tampoco andaba pidiendo prestado

para jugársela. Quirós trabaja en el taller. Yo en la redacción. Pero com-partimos mucho tiempo juntos. Y, sobre todo, venimos del mismo esfuerzo, de las familias embarradas. Cuando cumplió los dieciocho años, con su familia se trasladaron a Córdoba. Allí estudió algunos años el Seminario y fue alumno de Angelelli. Por eso conocía bien toda curia. Fue por sus contactos de entonces queviajamosjuntos a Córdoba, cuando Angelelli fue nombrado Obispo de La Rioja.Nos sumamos alderrotero que encabezaba el

propio Obispo, en su Estanciera blanca y roja.

Aquella inolvidable caravana de autos recorrió 456 Km. Partió de la ciudad de Córdoba por la Ruta 38. Atravesó el Valle de Punilla. Pasópor Cruz del Eje, Paso Viejo, Tuclame, Serrezuela y en poco más de 4 horas llegó al límite provincial que divide Córdoba de La Rioja.

Tierra de montoneras, de caudillos. Tierra de la pobreza de los olvidos, de la digna lucha campesina. Tierra de sangres que se derraman por una patria.

En ese exacto lugar, Angellelli detuvo sucamioneta. Se bajó y caminó unos pasos. Se agachó, en un claro gesto de reverencia, y besó la tierra. Miró el horizonte. Respiró hondo.Continuó su marcha. En Chamical nos esperaba un almuerzo popular bajo la sombra de un montecito, entre mesas largas, asado, empanadas, músicos. Era una verdadera fiesta. Nada faltaba.

A las 15 horas, volvimos a subir en los autos, motos y camionetas que-cada vez en mayor cantidad- forma-mos

Quedamos pocos reunidos en la Catedral, cuando entra. Tiene cara de cansado. Se le nota que fue una larga e intensa jornada. Nos saluda alegremente, mirando a los ojos. Nos da la mano a cada uno, nos agradece. Se lo nota emocionado. Quirós nos presenta. Me aprieta de nuevo la mano. A Quirós lo abraza, le pregunta cómo anda. Le dice que espera verlo más seguido. Que hay mucho por hacer. Y le agradece.

III.

El reloj se quedó sin vueltas y, como venía cansado de tanto viaje, me quedé dormido. Tomé rápido el café que preparaba mamá cada mañana, antes de irse a su escuela.Monté -por la izquierda-en la bicicleta azul y salí rumbo al diario. En el camino me cruzo con Monseñor Angelelli y el padre Ortíz. Vancaminando despacito, por las calles del centro, dándose el tiempo para observar detalles, rostros.Aprehendiendo cada rincón de la nueva ciudad, que lo recibe con sus encantos enterrados entre siglos.Entré en la redacción y me crucé con Tito, el director. Tito había sido el dueño original de El Independiente hasta que un día, nos propuso a los trabajadores, confor-

mar una cooperativa y hacernos cargo, entre todos, de la empresa. Dejó su lugar de dueño, para ocupar un lugar de socio. (¿Debería agregar alguna otra cosa más sobre él?).Tito me dice que está esperando al Obispo, que viene para hacerle una entrevista. Me pide que me ocupe de que no los molesten.Y de avisarle al flaco Julio, el fotógrafo del diario, para que registre el diálogo.

Yo cumplo con el pedido y me voy al taller con Quirós a ordenar las anécdotas sobre Angelelli, que pudimos recoger en el viaje a Córdoba. Vamos a usar alguna de ellas para la nota que acompañará el reportaje. Estuvimos horas discutiendo cuál poner, escribiendo y reescribiendo, buscando título y demás. Elegimos darle más espacio a cierta vez que bajo un furioso temporal, abrió las puertas de la capilla Cristo Obrero, en pleno centro de Córdoba, para alojar a un Circo que se alojaba en la orilla del río Suquía. Un circo entero, a las familias y a sus animales. Justo sobre el cierre de la edición, logramos ponernos de acuerdo y acercamos lanota cerrada al director. Por un problema de espacio ese día la nota no salió. Pero nos prometieron que la pondrían al día siguiente. La recuerdo como una nota hermosa, de las mejores que

haya recordado hacer. Era una nota transpirada, como cuando se soñaba de chico hacer periodismoPero al día siguiente, Monseñor Angelelli fue amenazado con un escrito donde copiaban la entrevista aparecida en El Independiente. Ese hecho significo el primer mensaje claro de que el territorio del poder estaba armado y tenía dueño en La rioja. Y que los límites de su acción estaban en disputa.Por supuesto, nuestra nota, nunca se publicó.

IV.

El 24 de marzo de 1976 no era posible dormir por muchos motivos. La radio estaba prendida permanentemente y desde sus parlantes vencidos latía esa ansiedad colectiva de la noticia feroz y necesaria, de la noticia constante. Llegaban los comunicados de la Junta Militar, entre esas marchas hipnóticas de la fe sencilla, por donde se impartían los pasos a seguir. Se me vienen de esos días imágenes de la ciudad, de sus calles y plazas con movilización de tropas.

De la angustia por el terrero perdido. Por la libertad perdida. Por los compañeros.

Monseñor Angelelli en la misa radial se refiere al Golpe de Estado. Crece la represión: persiguen, cachean, vigilan, ponen bombas, secuestran, torturan, violan, roban, difaman.Son el gobierno. Manejanel país con la violencia.Y van a fondo.

V.Por todos estos momentos que todavía recuerdo con tanta angustia, con tanta claridad y actualidad, me resultó un tiro certerode la infamia esa frase de Quirós, “se mató Angelelli”. ¿Cómo que se mató? Lo mataron, le dije.Lo mataron, viejo. Repetí.Entré sin decir más nada. La redacción estaba vacía. Aunque al respirar sentí ese silencio del encierro prolon-gado, la humedadque habla con su presencia oscura. La máquina de café ya había prendido la lucecita roja de que estaba listo.Puse la radio buscando noticias. Sonaba “Caminito”.

Subí el volumen. Para vos, Quirós, Caminito!Vos que naciste allá y no sabés nada del dos por cuatro, del ritmo del corazón y la milonga, de la sensual caricia

de .sus pasos. Se mató. Seguro que no sabés que Cam-inito la escribió un Riojano. Se mató, decís. Y que no habla de La Boca, sino de Olta.Justo Caminito ponen estos tipos… justo Caminito.

¿Vos te acordás lo que contó el Obispo, aquella vuelta que fue de gira por toda la provincia? ¿Te acordás, Quirós?Salió de la capital y lo paró la cana. ¿No saben los canas que ese es el Obispo?Le piden los documentos. El policía le pregunta a dónde se dirigenyAngelelli le responde: “a Aimogasta”. El policía, lo mira burlón, y le dice: “Pero usted ha equivocado el camino, Monseñor. Porque está yendo hacia el sur y Aimogasta queda para el norte”.Un poco molesto Angelelli le responde: “¿Y usted me va enseñar? Voy a visitar a los curas de Chilecito, tengo una reunión con las monjas en Famatina, quiero ver al cura de Los Sauces y tomar mate con los curas de Aimogasta. ¿Me voy o no a Aimogasta?”.Quirós me mira y pregunta ¿y eso que tiene que ver con Olta?Nada, nada. Pero el policía le dice que erró el camino. Y justo prendo la radio y están pasando Caminito.Y vos sos un porteño al que no le gusta el tango y a Caminito lo com-

puso un riojano. Y Angelelli no se mató, salame. Lo mataron.¿Cómo se va a matar? Primero le dieron a los curitas en Chilecito. Ahora le tocó a él, viejo. Lo mataron. Eso del accidente es todo circo. Estos milicos no se van a bancar a un Obispo que les diga que “recorre los ranchos, y no habla con estadísticas”.Estos tipos son así.

¿Esa Superioridad Militar que le censuró la misa radial:pensás que tiene algún problema para darte vuelta un coche? Esto es una desgracia, viejo. Estamos jodidos.Siempre te digo, el problema es cómo calculamos la ampli-tud térmica, Quirós!

¡Tan cerca de dios estábamos hace un tiempito!Y ahora sangra el cielo, con el frío que nace de tanto odio.

Juan Stahli

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¡Basta ya!

Tan cerca de DiosI.

En aquellos años de telégrafo y mimeógrafo los pronósticos sobre el clima llegaban, muchas veces, después del cierre de la edición del diario. Por lo tanto, esoobligaba a consul-tar con algún vecino experto, lector de vientos perdidos y nubes capri-chosas. Otras veces, se publicaban algunos de la misma fecha, pero de otro año.O, directamente, se lo inventaba.

Recuerdo aquella tarde porque el pronóstico publicado era viejo, pero habíamos dicho que llovía. Y caía agua desde la mañana, parejito, sin pausa.Como llevando al mundo a una siesta eterna, desde el cielo más apelmazado y cubierto de la mañana hasta el último resto del domingo.

Iba llegando a trabajary,en la puerta de la redacción,

estaba sentado Quirós con una cara de ansiedad, que se le notaba cuando las noticias eran graves. Ni bien me vio cruzar la esquina se levantó de su banco y no dejó que

caravana que acompañaba al nuevo Obispo de la provincia.

II.

Cuando Monseñor Enrique Angelelli arriba a la ciudad de La Rioja,en el Arco de ingreso a la Capital, lo reciben las autoridades provin-ciales.

En el centro, se encuentrauna Catedral llena.Mucha gente afuera, sobre la calle, las vere-das. La plaza25 de Mayo estaba completa.

Su escudo de Obispo reza: “Justicia y Paz”.

Habla por primera vez al pueblo de La Rioja.

Les acaba de llegar a La Rioja un hombre de tierra adentro que les habla el mismo

lenguaje. Un hombre que quiere identificarse y comprom-eterse con ustedes. Que quiere ser un riojano más.

No vengo a ser servido, sino a servir. A todos, sin distin-ción alguna de clases sociales, modos de pensar o de creer.

Como Jesús quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres, de los que sufren espiritual o materialmente, de los que reclaman ser considerados en su dignidad humana como hijos del mismo padre que está en los cielos.Obren para que sea el obispo y el amigo de todos, de los católicos y de los no católicos, de los que creen y de los que no creen.

No perdamos nunca el camino de la esperanza. Trate-mos de no catalogar con facilidad, ingenua o a veces injustificadamente, a quienes, con sinceridadde corazón, con un auténtico amor y servicio a sus hermanos, tienen hambre y sed de justicia para lograr la verdadera paz, que es su fruto.

Al finalizar su discurso, Angelelli rompe el protocolo y sale por la puerta principal de la Catedral hasta la plaza, saludando al pueblo presente. Camina abrazado a la gente que lo fue a recibir. me bajara de la bicicleta:

- Se mató Angelelli. Me tiró a quemarropa. Y extendió abruptamente el brazo izquierdo, para alcanzarme el comunicado oficial del interventor militar.No uses la siniestra para entregar las cosas. Todo el mundo se va a dar cuenta que sos zurdo, Quirós. Ya te lo dije: pensá un poquito más en los detalles. ¿Vos siempre das las malas noticias así?¿Ni un café me podés servir antes?

Con Quirós nos jodemos mucho. Compartimos ese código de amigos que se pueden hacer bromas.Provocando a que el otro tenga que utilizar la creatividad, para corresponderse con la de su amigo y contrincante.Quirós me cargaba porque yo, habiendo nacido en el barrio más caluroso de la ciudad de La Rioja, era un muchacho bohemio y nocturno, que gustaba más del tango que del folcloreEn cambio él, que nació y vivió muchos años en Buenos Aires -y hasta llegó a ser acomodador de autos en la calle corrientes, en pleno Abasto- no tenía idea de música, por ningún lado. Sólo sabía de quinielas, de futbol, de asados en la vereda y de ricos licores. Aunque era un tipo medido para todo. Nadie, nunca, lo pudo ver fuera de línea. Y tampoco andaba pidiendo prestado

para jugársela. Quirós trabaja en el taller. Yo en la redacción. Pero com-partimos mucho tiempo juntos. Y, sobre todo, venimos del mismo esfuerzo, de las familias embarradas. Cuando cumplió los dieciocho años, con su familia se trasladaron a Córdoba. Allí estudió algunos años el Seminario y fue alumno de Angelelli. Por eso conocía bien toda curia. Fue por sus contactos de entonces queviajamosjuntos a Córdoba, cuando Angelelli fue nombrado Obispo de La Rioja.Nos sumamos alderrotero que encabezaba el

propio Obispo, en su Estanciera blanca y roja.

Aquella inolvidable caravana de autos recorrió 456 Km. Partió de la ciudad de Córdoba por la Ruta 38. Atravesó el Valle de Punilla. Pasópor Cruz del Eje, Paso Viejo, Tuclame, Serrezuela y en poco más de 4 horas llegó al límite provincial que divide Córdoba de La Rioja.

Tierra de montoneras, de caudillos. Tierra de la pobreza de los olvidos, de la digna lucha campesina. Tierra de sangres que se derraman por una patria.

En ese exacto lugar, Angellelli detuvo sucamioneta. Se bajó y caminó unos pasos. Se agachó, en un claro gesto de reverencia, y besó la tierra. Miró el horizonte. Respiró hondo.Continuó su marcha. En Chamical nos esperaba un almuerzo popular bajo la sombra de un montecito, entre mesas largas, asado, empanadas, músicos. Era una verdadera fiesta. Nada faltaba.

A las 15 horas, volvimos a subir en los autos, motos y camionetas que-cada vez en mayor cantidad- forma-mos

Quedamos pocos reunidos en la Catedral, cuando entra. Tiene cara de cansado. Se le nota que fue una larga e intensa jornada. Nos saluda alegremente, mirando a los ojos. Nos da la mano a cada uno, nos agradece. Se lo nota emocionado. Quirós nos presenta. Me aprieta de nuevo la mano. A Quirós lo abraza, le pregunta cómo anda. Le dice que espera verlo más seguido. Que hay mucho por hacer. Y le agradece.

III.

El reloj se quedó sin vueltas y, como venía cansado de tanto viaje, me quedé dormido. Tomé rápido el café que preparaba mamá cada mañana, antes de irse a su escuela.Monté -por la izquierda-en la bicicleta azul y salí rumbo al diario. En el camino me cruzo con Monseñor Angelelli y el padre Ortíz. Vancaminando despacito, por las calles del centro, dándose el tiempo para observar detalles, rostros.Aprehendiendo cada rincón de la nueva ciudad, que lo recibe con sus encantos enterrados entre siglos.Entré en la redacción y me crucé con Tito, el director. Tito había sido el dueño original de El Independiente hasta que un día, nos propuso a los trabajadores, confor-

mar una cooperativa y hacernos cargo, entre todos, de la empresa. Dejó su lugar de dueño, para ocupar un lugar de socio. (¿Debería agregar alguna otra cosa más sobre él?).Tito me dice que está esperando al Obispo, que viene para hacerle una entrevista. Me pide que me ocupe de que no los molesten.Y de avisarle al flaco Julio, el fotógrafo del diario, para que registre el diálogo.

Yo cumplo con el pedido y me voy al taller con Quirós a ordenar las anécdotas sobre Angelelli, que pudimos recoger en el viaje a Córdoba. Vamos a usar alguna de ellas para la nota que acompañará el reportaje. Estuvimos horas discutiendo cuál poner, escribiendo y reescribiendo, buscando título y demás. Elegimos darle más espacio a cierta vez que bajo un furioso temporal, abrió las puertas de la capilla Cristo Obrero, en pleno centro de Córdoba, para alojar a un Circo que se alojaba en la orilla del río Suquía. Un circo entero, a las familias y a sus animales. Justo sobre el cierre de la edición, logramos ponernos de acuerdo y acercamos lanota cerrada al director. Por un problema de espacio ese día la nota no salió. Pero nos prometieron que la pondrían al día siguiente. La recuerdo como una nota hermosa, de las mejores que

haya recordado hacer. Era una nota transpirada, como cuando se soñaba de chico hacer periodismoPero al día siguiente, Monseñor Angelelli fue amenazado con un escrito donde copiaban la entrevista aparecida en El Independiente. Ese hecho significo el primer mensaje claro de que el territorio del poder estaba armado y tenía dueño en La rioja. Y que los límites de su acción estaban en disputa.Por supuesto, nuestra nota, nunca se publicó.

IV.

El 24 de marzo de 1976 no era posible dormir por muchos motivos. La radio estaba prendida permanentemente y desde sus parlantes vencidos latía esa ansiedad colectiva de la noticia feroz y necesaria, de la noticia constante. Llegaban los comunicados de la Junta Militar, entre esas marchas hipnóticas de la fe sencilla, por donde se impartían los pasos a seguir. Se me vienen de esos días imágenes de la ciudad, de sus calles y plazas con movilización de tropas.

De la angustia por el terrero perdido. Por la libertad perdida. Por los compañeros.

Monseñor Angelelli en la misa radial se refiere al Golpe de Estado. Crece la represión: persiguen, cachean, vigilan, ponen bombas, secuestran, torturan, violan, roban, difaman.Son el gobierno. Manejanel país con la violencia.Y van a fondo.

V.Por todos estos momentos que todavía recuerdo con tanta angustia, con tanta claridad y actualidad, me resultó un tiro certerode la infamia esa frase de Quirós, “se mató Angelelli”. ¿Cómo que se mató? Lo mataron, le dije.Lo mataron, viejo. Repetí.Entré sin decir más nada. La redacción estaba vacía. Aunque al respirar sentí ese silencio del encierro prolon-gado, la humedadque habla con su presencia oscura. La máquina de café ya había prendido la lucecita roja de que estaba listo.Puse la radio buscando noticias. Sonaba “Caminito”.

Subí el volumen. Para vos, Quirós, Caminito!Vos que naciste allá y no sabés nada del dos por cuatro, del ritmo del corazón y la milonga, de la sensual caricia

de .sus pasos. Se mató. Seguro que no sabés que Cam-inito la escribió un Riojano. Se mató, decís. Y que no habla de La Boca, sino de Olta.Justo Caminito ponen estos tipos… justo Caminito.

¿Vos te acordás lo que contó el Obispo, aquella vuelta que fue de gira por toda la provincia? ¿Te acordás, Quirós?Salió de la capital y lo paró la cana. ¿No saben los canas que ese es el Obispo?Le piden los documentos. El policía le pregunta a dónde se dirigenyAngelelli le responde: “a Aimogasta”. El policía, lo mira burlón, y le dice: “Pero usted ha equivocado el camino, Monseñor. Porque está yendo hacia el sur y Aimogasta queda para el norte”.Un poco molesto Angelelli le responde: “¿Y usted me va enseñar? Voy a visitar a los curas de Chilecito, tengo una reunión con las monjas en Famatina, quiero ver al cura de Los Sauces y tomar mate con los curas de Aimogasta. ¿Me voy o no a Aimogasta?”.Quirós me mira y pregunta ¿y eso que tiene que ver con Olta?Nada, nada. Pero el policía le dice que erró el camino. Y justo prendo la radio y están pasando Caminito.Y vos sos un porteño al que no le gusta el tango y a Caminito lo com-

puso un riojano. Y Angelelli no se mató, salame. Lo mataron.¿Cómo se va a matar? Primero le dieron a los curitas en Chilecito. Ahora le tocó a él, viejo. Lo mataron. Eso del accidente es todo circo. Estos milicos no se van a bancar a un Obispo que les diga que “recorre los ranchos, y no habla con estadísticas”.Estos tipos son así.

¿Esa Superioridad Militar que le censuró la misa radial:pensás que tiene algún problema para darte vuelta un coche? Esto es una desgracia, viejo. Estamos jodidos.Siempre te digo, el problema es cómo calculamos la ampli-tud térmica, Quirós!

¡Tan cerca de dios estábamos hace un tiempito!Y ahora sangra el cielo, con el frío que nace de tanto odio.

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¡Basta ya!

Tan cerca de DiosI.

En aquellos años de telégrafo y mimeógrafo los pronósticos sobre el clima llegaban, muchas veces, después del cierre de la edición del diario. Por lo tanto, esoobligaba a consul-tar con algún vecino experto, lector de vientos perdidos y nubes capri-chosas. Otras veces, se publicaban algunos de la misma fecha, pero de otro año.O, directamente, se lo inventaba.

Recuerdo aquella tarde porque el pronóstico publicado era viejo, pero habíamos dicho que llovía. Y caía agua desde la mañana, parejito, sin pausa.Como llevando al mundo a una siesta eterna, desde el cielo más apelmazado y cubierto de la mañana hasta el último resto del domingo.

Iba llegando a trabajary,en la puerta de la redacción,

estaba sentado Quirós con una cara de ansiedad, que se le notaba cuando las noticias eran graves. Ni bien me vio cruzar la esquina se levantó de su banco y no dejó que

caravana que acompañaba al nuevo Obispo de la provincia.

II.

Cuando Monseñor Enrique Angelelli arriba a la ciudad de La Rioja,en el Arco de ingreso a la Capital, lo reciben las autoridades provin-ciales.

En el centro, se encuentrauna Catedral llena.Mucha gente afuera, sobre la calle, las vere-das. La plaza25 de Mayo estaba completa.

Su escudo de Obispo reza: “Justicia y Paz”.

Habla por primera vez al pueblo de La Rioja.

Les acaba de llegar a La Rioja un hombre de tierra adentro que les habla el mismo

lenguaje. Un hombre que quiere identificarse y comprom-eterse con ustedes. Que quiere ser un riojano más.

No vengo a ser servido, sino a servir. A todos, sin distin-ción alguna de clases sociales, modos de pensar o de creer.

Como Jesús quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres, de los que sufren espiritual o materialmente, de los que reclaman ser considerados en su dignidad humana como hijos del mismo padre que está en los cielos.Obren para que sea el obispo y el amigo de todos, de los católicos y de los no católicos, de los que creen y de los que no creen.

No perdamos nunca el camino de la esperanza. Trate-mos de no catalogar con facilidad, ingenua o a veces injustificadamente, a quienes, con sinceridadde corazón, con un auténtico amor y servicio a sus hermanos, tienen hambre y sed de justicia para lograr la verdadera paz, que es su fruto.

Al finalizar su discurso, Angelelli rompe el protocolo y sale por la puerta principal de la Catedral hasta la plaza, saludando al pueblo presente. Camina abrazado a la gente que lo fue a recibir. me bajara de la bicicleta:

- Se mató Angelelli. Me tiró a quemarropa. Y extendió abruptamente el brazo izquierdo, para alcanzarme el comunicado oficial del interventor militar.No uses la siniestra para entregar las cosas. Todo el mundo se va a dar cuenta que sos zurdo, Quirós. Ya te lo dije: pensá un poquito más en los detalles. ¿Vos siempre das las malas noticias así?¿Ni un café me podés servir antes?

Con Quirós nos jodemos mucho. Compartimos ese código de amigos que se pueden hacer bromas.Provocando a que el otro tenga que utilizar la creatividad, para corresponderse con la de su amigo y contrincante.Quirós me cargaba porque yo, habiendo nacido en el barrio más caluroso de la ciudad de La Rioja, era un muchacho bohemio y nocturno, que gustaba más del tango que del folcloreEn cambio él, que nació y vivió muchos años en Buenos Aires -y hasta llegó a ser acomodador de autos en la calle corrientes, en pleno Abasto- no tenía idea de música, por ningún lado. Sólo sabía de quinielas, de futbol, de asados en la vereda y de ricos licores. Aunque era un tipo medido para todo. Nadie, nunca, lo pudo ver fuera de línea. Y tampoco andaba pidiendo prestado

para jugársela. Quirós trabaja en el taller. Yo en la redacción. Pero com-partimos mucho tiempo juntos. Y, sobre todo, venimos del mismo esfuerzo, de las familias embarradas. Cuando cumplió los dieciocho años, con su familia se trasladaron a Córdoba. Allí estudió algunos años el Seminario y fue alumno de Angelelli. Por eso conocía bien toda curia. Fue por sus contactos de entonces queviajamosjuntos a Córdoba, cuando Angelelli fue nombrado Obispo de La Rioja.Nos sumamos alderrotero que encabezaba el

propio Obispo, en su Estanciera blanca y roja.

Aquella inolvidable caravana de autos recorrió 456 Km. Partió de la ciudad de Córdoba por la Ruta 38. Atravesó el Valle de Punilla. Pasópor Cruz del Eje, Paso Viejo, Tuclame, Serrezuela y en poco más de 4 horas llegó al límite provincial que divide Córdoba de La Rioja.

Tierra de montoneras, de caudillos. Tierra de la pobreza de los olvidos, de la digna lucha campesina. Tierra de sangres que se derraman por una patria.

En ese exacto lugar, Angellelli detuvo sucamioneta. Se bajó y caminó unos pasos. Se agachó, en un claro gesto de reverencia, y besó la tierra. Miró el horizonte. Respiró hondo.Continuó su marcha. En Chamical nos esperaba un almuerzo popular bajo la sombra de un montecito, entre mesas largas, asado, empanadas, músicos. Era una verdadera fiesta. Nada faltaba.

A las 15 horas, volvimos a subir en los autos, motos y camionetas que-cada vez en mayor cantidad- forma-mos

Quedamos pocos reunidos en la Catedral, cuando entra. Tiene cara de cansado. Se le nota que fue una larga e intensa jornada. Nos saluda alegremente, mirando a los ojos. Nos da la mano a cada uno, nos agradece. Se lo nota emocionado. Quirós nos presenta. Me aprieta de nuevo la mano. A Quirós lo abraza, le pregunta cómo anda. Le dice que espera verlo más seguido. Que hay mucho por hacer. Y le agradece.

III.

El reloj se quedó sin vueltas y, como venía cansado de tanto viaje, me quedé dormido. Tomé rápido el café que preparaba mamá cada mañana, antes de irse a su escuela.Monté -por la izquierda-en la bicicleta azul y salí rumbo al diario. En el camino me cruzo con Monseñor Angelelli y el padre Ortíz. Vancaminando despacito, por las calles del centro, dándose el tiempo para observar detalles, rostros.Aprehendiendo cada rincón de la nueva ciudad, que lo recibe con sus encantos enterrados entre siglos.Entré en la redacción y me crucé con Tito, el director. Tito había sido el dueño original de El Independiente hasta que un día, nos propuso a los trabajadores, confor-

mar una cooperativa y hacernos cargo, entre todos, de la empresa. Dejó su lugar de dueño, para ocupar un lugar de socio. (¿Debería agregar alguna otra cosa más sobre él?).Tito me dice que está esperando al Obispo, que viene para hacerle una entrevista. Me pide que me ocupe de que no los molesten.Y de avisarle al flaco Julio, el fotógrafo del diario, para que registre el diálogo.

Yo cumplo con el pedido y me voy al taller con Quirós a ordenar las anécdotas sobre Angelelli, que pudimos recoger en el viaje a Córdoba. Vamos a usar alguna de ellas para la nota que acompañará el reportaje. Estuvimos horas discutiendo cuál poner, escribiendo y reescribiendo, buscando título y demás. Elegimos darle más espacio a cierta vez que bajo un furioso temporal, abrió las puertas de la capilla Cristo Obrero, en pleno centro de Córdoba, para alojar a un Circo que se alojaba en la orilla del río Suquía. Un circo entero, a las familias y a sus animales. Justo sobre el cierre de la edición, logramos ponernos de acuerdo y acercamos lanota cerrada al director. Por un problema de espacio ese día la nota no salió. Pero nos prometieron que la pondrían al día siguiente. La recuerdo como una nota hermosa, de las mejores que

haya recordado hacer. Era una nota transpirada, como cuando se soñaba de chico hacer periodismoPero al día siguiente, Monseñor Angelelli fue amenazado con un escrito donde copiaban la entrevista aparecida en El Independiente. Ese hecho significo el primer mensaje claro de que el territorio del poder estaba armado y tenía dueño en La rioja. Y que los límites de su acción estaban en disputa.Por supuesto, nuestra nota, nunca se publicó.

IV.

El 24 de marzo de 1976 no era posible dormir por muchos motivos. La radio estaba prendida permanentemente y desde sus parlantes vencidos latía esa ansiedad colectiva de la noticia feroz y necesaria, de la noticia constante. Llegaban los comunicados de la Junta Militar, entre esas marchas hipnóticas de la fe sencilla, por donde se impartían los pasos a seguir. Se me vienen de esos días imágenes de la ciudad, de sus calles y plazas con movilización de tropas.

De la angustia por el terrero perdido. Por la libertad perdida. Por los compañeros.

Monseñor Angelelli en la misa radial se refiere al Golpe de Estado. Crece la represión: persiguen, cachean, vigilan, ponen bombas, secuestran, torturan, violan, roban, difaman.Son el gobierno. Manejanel país con la violencia.Y van a fondo.

V.Por todos estos momentos que todavía recuerdo con tanta angustia, con tanta claridad y actualidad, me resultó un tiro certerode la infamia esa frase de Quirós, “se mató Angelelli”. ¿Cómo que se mató? Lo mataron, le dije.Lo mataron, viejo. Repetí.Entré sin decir más nada. La redacción estaba vacía. Aunque al respirar sentí ese silencio del encierro prolon-gado, la humedadque habla con su presencia oscura. La máquina de café ya había prendido la lucecita roja de que estaba listo.Puse la radio buscando noticias. Sonaba “Caminito”.

Subí el volumen. Para vos, Quirós, Caminito!Vos que naciste allá y no sabés nada del dos por cuatro, del ritmo del corazón y la milonga, de la sensual caricia

de .sus pasos. Se mató. Seguro que no sabés que Cam-inito la escribió un Riojano. Se mató, decís. Y que no habla de La Boca, sino de Olta.Justo Caminito ponen estos tipos… justo Caminito.

¿Vos te acordás lo que contó el Obispo, aquella vuelta que fue de gira por toda la provincia? ¿Te acordás, Quirós?Salió de la capital y lo paró la cana. ¿No saben los canas que ese es el Obispo?Le piden los documentos. El policía le pregunta a dónde se dirigenyAngelelli le responde: “a Aimogasta”. El policía, lo mira burlón, y le dice: “Pero usted ha equivocado el camino, Monseñor. Porque está yendo hacia el sur y Aimogasta queda para el norte”.Un poco molesto Angelelli le responde: “¿Y usted me va enseñar? Voy a visitar a los curas de Chilecito, tengo una reunión con las monjas en Famatina, quiero ver al cura de Los Sauces y tomar mate con los curas de Aimogasta. ¿Me voy o no a Aimogasta?”.Quirós me mira y pregunta ¿y eso que tiene que ver con Olta?Nada, nada. Pero el policía le dice que erró el camino. Y justo prendo la radio y están pasando Caminito.Y vos sos un porteño al que no le gusta el tango y a Caminito lo com-

puso un riojano. Y Angelelli no se mató, salame. Lo mataron.¿Cómo se va a matar? Primero le dieron a los curitas en Chilecito. Ahora le tocó a él, viejo. Lo mataron. Eso del accidente es todo circo. Estos milicos no se van a bancar a un Obispo que les diga que “recorre los ranchos, y no habla con estadísticas”.Estos tipos son así.

¿Esa Superioridad Militar que le censuró la misa radial:pensás que tiene algún problema para darte vuelta un coche? Esto es una desgracia, viejo. Estamos jodidos.Siempre te digo, el problema es cómo calculamos la ampli-tud térmica, Quirós!

¡Tan cerca de dios estábamos hace un tiempito!Y ahora sangra el cielo, con el frío que nace de tanto odio.

Juan Stahli

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Pagina

Nº144Boletin Literario

¡Basta ya!

Tan cerca de DiosI.

En aquellos años de telégrafo y mimeógrafo los pronósticos sobre el clima llegaban, muchas veces, después del cierre de la edición del diario. Por lo tanto, esoobligaba a consul-tar con algún vecino experto, lector de vientos perdidos y nubes capri-chosas. Otras veces, se publicaban algunos de la misma fecha, pero de otro año.O, directamente, se lo inventaba.

Recuerdo aquella tarde porque el pronóstico publicado era viejo, pero habíamos dicho que llovía. Y caía agua desde la mañana, parejito, sin pausa.Como llevando al mundo a una siesta eterna, desde el cielo más apelmazado y cubierto de la mañana hasta el último resto del domingo.

Iba llegando a trabajary,en la puerta de la redacción,

estaba sentado Quirós con una cara de ansiedad, que se le notaba cuando las noticias eran graves. Ni bien me vio cruzar la esquina se levantó de su banco y no dejó que

caravana que acompañaba al nuevo Obispo de la provincia.

II.

Cuando Monseñor Enrique Angelelli arriba a la ciudad de La Rioja,en el Arco de ingreso a la Capital, lo reciben las autoridades provin-ciales.

En el centro, se encuentrauna Catedral llena.Mucha gente afuera, sobre la calle, las vere-das. La plaza25 de Mayo estaba completa.

Su escudo de Obispo reza: “Justicia y Paz”.

Habla por primera vez al pueblo de La Rioja.

Les acaba de llegar a La Rioja un hombre de tierra adentro que les habla el mismo

lenguaje. Un hombre que quiere identificarse y comprom-eterse con ustedes. Que quiere ser un riojano más.

No vengo a ser servido, sino a servir. A todos, sin distin-ción alguna de clases sociales, modos de pensar o de creer.

Como Jesús quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres, de los que sufren espiritual o materialmente, de los que reclaman ser considerados en su dignidad humana como hijos del mismo padre que está en los cielos.Obren para que sea el obispo y el amigo de todos, de los católicos y de los no católicos, de los que creen y de los que no creen.

No perdamos nunca el camino de la esperanza. Trate-mos de no catalogar con facilidad, ingenua o a veces injustificadamente, a quienes, con sinceridadde corazón, con un auténtico amor y servicio a sus hermanos, tienen hambre y sed de justicia para lograr la verdadera paz, que es su fruto.

Al finalizar su discurso, Angelelli rompe el protocolo y sale por la puerta principal de la Catedral hasta la plaza, saludando al pueblo presente. Camina abrazado a la gente que lo fue a recibir. me bajara de la bicicleta:

- Se mató Angelelli. Me tiró a quemarropa. Y extendió abruptamente el brazo izquierdo, para alcanzarme el comunicado oficial del interventor militar.No uses la siniestra para entregar las cosas. Todo el mundo se va a dar cuenta que sos zurdo, Quirós. Ya te lo dije: pensá un poquito más en los detalles. ¿Vos siempre das las malas noticias así?¿Ni un café me podés servir antes?

Con Quirós nos jodemos mucho. Compartimos ese código de amigos que se pueden hacer bromas.Provocando a que el otro tenga que utilizar la creatividad, para corresponderse con la de su amigo y contrincante.Quirós me cargaba porque yo, habiendo nacido en el barrio más caluroso de la ciudad de La Rioja, era un muchacho bohemio y nocturno, que gustaba más del tango que del folcloreEn cambio él, que nació y vivió muchos años en Buenos Aires -y hasta llegó a ser acomodador de autos en la calle corrientes, en pleno Abasto- no tenía idea de música, por ningún lado. Sólo sabía de quinielas, de futbol, de asados en la vereda y de ricos licores. Aunque era un tipo medido para todo. Nadie, nunca, lo pudo ver fuera de línea. Y tampoco andaba pidiendo prestado

para jugársela. Quirós trabaja en el taller. Yo en la redacción. Pero com-partimos mucho tiempo juntos. Y, sobre todo, venimos del mismo esfuerzo, de las familias embarradas. Cuando cumplió los dieciocho años, con su familia se trasladaron a Córdoba. Allí estudió algunos años el Seminario y fue alumno de Angelelli. Por eso conocía bien toda curia. Fue por sus contactos de entonces queviajamosjuntos a Córdoba, cuando Angelelli fue nombrado Obispo de La Rioja.Nos sumamos alderrotero que encabezaba el

propio Obispo, en su Estanciera blanca y roja.

Aquella inolvidable caravana de autos recorrió 456 Km. Partió de la ciudad de Córdoba por la Ruta 38. Atravesó el Valle de Punilla. Pasópor Cruz del Eje, Paso Viejo, Tuclame, Serrezuela y en poco más de 4 horas llegó al límite provincial que divide Córdoba de La Rioja.

Tierra de montoneras, de caudillos. Tierra de la pobreza de los olvidos, de la digna lucha campesina. Tierra de sangres que se derraman por una patria.

En ese exacto lugar, Angellelli detuvo sucamioneta. Se bajó y caminó unos pasos. Se agachó, en un claro gesto de reverencia, y besó la tierra. Miró el horizonte. Respiró hondo.Continuó su marcha. En Chamical nos esperaba un almuerzo popular bajo la sombra de un montecito, entre mesas largas, asado, empanadas, músicos. Era una verdadera fiesta. Nada faltaba.

A las 15 horas, volvimos a subir en los autos, motos y camionetas que-cada vez en mayor cantidad- forma-mos

Quedamos pocos reunidos en la Catedral, cuando entra. Tiene cara de cansado. Se le nota que fue una larga e intensa jornada. Nos saluda alegremente, mirando a los ojos. Nos da la mano a cada uno, nos agradece. Se lo nota emocionado. Quirós nos presenta. Me aprieta de nuevo la mano. A Quirós lo abraza, le pregunta cómo anda. Le dice que espera verlo más seguido. Que hay mucho por hacer. Y le agradece.

III.

El reloj se quedó sin vueltas y, como venía cansado de tanto viaje, me quedé dormido. Tomé rápido el café que preparaba mamá cada mañana, antes de irse a su escuela.Monté -por la izquierda-en la bicicleta azul y salí rumbo al diario. En el camino me cruzo con Monseñor Angelelli y el padre Ortíz. Vancaminando despacito, por las calles del centro, dándose el tiempo para observar detalles, rostros.Aprehendiendo cada rincón de la nueva ciudad, que lo recibe con sus encantos enterrados entre siglos.Entré en la redacción y me crucé con Tito, el director. Tito había sido el dueño original de El Independiente hasta que un día, nos propuso a los trabajadores, confor-

mar una cooperativa y hacernos cargo, entre todos, de la empresa. Dejó su lugar de dueño, para ocupar un lugar de socio. (¿Debería agregar alguna otra cosa más sobre él?).Tito me dice que está esperando al Obispo, que viene para hacerle una entrevista. Me pide que me ocupe de que no los molesten.Y de avisarle al flaco Julio, el fotógrafo del diario, para que registre el diálogo.

Yo cumplo con el pedido y me voy al taller con Quirós a ordenar las anécdotas sobre Angelelli, que pudimos recoger en el viaje a Córdoba. Vamos a usar alguna de ellas para la nota que acompañará el reportaje. Estuvimos horas discutiendo cuál poner, escribiendo y reescribiendo, buscando título y demás. Elegimos darle más espacio a cierta vez que bajo un furioso temporal, abrió las puertas de la capilla Cristo Obrero, en pleno centro de Córdoba, para alojar a un Circo que se alojaba en la orilla del río Suquía. Un circo entero, a las familias y a sus animales. Justo sobre el cierre de la edición, logramos ponernos de acuerdo y acercamos lanota cerrada al director. Por un problema de espacio ese día la nota no salió. Pero nos prometieron que la pondrían al día siguiente. La recuerdo como una nota hermosa, de las mejores que

haya recordado hacer. Era una nota transpirada, como cuando se soñaba de chico hacer periodismoPero al día siguiente, Monseñor Angelelli fue amenazado con un escrito donde copiaban la entrevista aparecida en El Independiente. Ese hecho significo el primer mensaje claro de que el territorio del poder estaba armado y tenía dueño en La rioja. Y que los límites de su acción estaban en disputa.Por supuesto, nuestra nota, nunca se publicó.

IV.

El 24 de marzo de 1976 no era posible dormir por muchos motivos. La radio estaba prendida permanentemente y desde sus parlantes vencidos latía esa ansiedad colectiva de la noticia feroz y necesaria, de la noticia constante. Llegaban los comunicados de la Junta Militar, entre esas marchas hipnóticas de la fe sencilla, por donde se impartían los pasos a seguir. Se me vienen de esos días imágenes de la ciudad, de sus calles y plazas con movilización de tropas.

De la angustia por el terrero perdido. Por la libertad perdida. Por los compañeros.

Monseñor Angelelli en la misa radial se refiere al Golpe de Estado. Crece la represión: persiguen, cachean, vigilan, ponen bombas, secuestran, torturan, violan, roban, difaman.Son el gobierno. Manejanel país con la violencia.Y van a fondo.

V.Por todos estos momentos que todavía recuerdo con tanta angustia, con tanta claridad y actualidad, me resultó un tiro certerode la infamia esa frase de Quirós, “se mató Angelelli”. ¿Cómo que se mató? Lo mataron, le dije.Lo mataron, viejo. Repetí.Entré sin decir más nada. La redacción estaba vacía. Aunque al respirar sentí ese silencio del encierro prolon-gado, la humedadque habla con su presencia oscura. La máquina de café ya había prendido la lucecita roja de que estaba listo.Puse la radio buscando noticias. Sonaba “Caminito”.

Subí el volumen. Para vos, Quirós, Caminito!Vos que naciste allá y no sabés nada del dos por cuatro, del ritmo del corazón y la milonga, de la sensual caricia

de .sus pasos. Se mató. Seguro que no sabés que Cam-inito la escribió un Riojano. Se mató, decís. Y que no habla de La Boca, sino de Olta.Justo Caminito ponen estos tipos… justo Caminito.

¿Vos te acordás lo que contó el Obispo, aquella vuelta que fue de gira por toda la provincia? ¿Te acordás, Quirós?Salió de la capital y lo paró la cana. ¿No saben los canas que ese es el Obispo?Le piden los documentos. El policía le pregunta a dónde se dirigenyAngelelli le responde: “a Aimogasta”. El policía, lo mira burlón, y le dice: “Pero usted ha equivocado el camino, Monseñor. Porque está yendo hacia el sur y Aimogasta queda para el norte”.Un poco molesto Angelelli le responde: “¿Y usted me va enseñar? Voy a visitar a los curas de Chilecito, tengo una reunión con las monjas en Famatina, quiero ver al cura de Los Sauces y tomar mate con los curas de Aimogasta. ¿Me voy o no a Aimogasta?”.Quirós me mira y pregunta ¿y eso que tiene que ver con Olta?Nada, nada. Pero el policía le dice que erró el camino. Y justo prendo la radio y están pasando Caminito.Y vos sos un porteño al que no le gusta el tango y a Caminito lo com-

puso un riojano. Y Angelelli no se mató, salame. Lo mataron.¿Cómo se va a matar? Primero le dieron a los curitas en Chilecito. Ahora le tocó a él, viejo. Lo mataron. Eso del accidente es todo circo. Estos milicos no se van a bancar a un Obispo que les diga que “recorre los ranchos, y no habla con estadísticas”.Estos tipos son así.

¿Esa Superioridad Militar que le censuró la misa radial:pensás que tiene algún problema para darte vuelta un coche? Esto es una desgracia, viejo. Estamos jodidos.Siempre te digo, el problema es cómo calculamos la ampli-tud térmica, Quirós!

¡Tan cerca de dios estábamos hace un tiempito!Y ahora sangra el cielo, con el frío que nace de tanto odio.

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¡Basta ya!

Tan cerca de DiosI.

En aquellos años de telégrafo y mimeógrafo los pronósticos sobre el clima llegaban, muchas veces, después del cierre de la edición del diario. Por lo tanto, esoobligaba a consul-tar con algún vecino experto, lector de vientos perdidos y nubes capri-chosas. Otras veces, se publicaban algunos de la misma fecha, pero de otro año.O, directamente, se lo inventaba.

Recuerdo aquella tarde porque el pronóstico publicado era viejo, pero habíamos dicho que llovía. Y caía agua desde la mañana, parejito, sin pausa.Como llevando al mundo a una siesta eterna, desde el cielo más apelmazado y cubierto de la mañana hasta el último resto del domingo.

Iba llegando a trabajary,en la puerta de la redacción,

estaba sentado Quirós con una cara de ansiedad, que se le notaba cuando las noticias eran graves. Ni bien me vio cruzar la esquina se levantó de su banco y no dejó que

caravana que acompañaba al nuevo Obispo de la provincia.

II.

Cuando Monseñor Enrique Angelelli arriba a la ciudad de La Rioja,en el Arco de ingreso a la Capital, lo reciben las autoridades provin-ciales.

En el centro, se encuentrauna Catedral llena.Mucha gente afuera, sobre la calle, las vere-das. La plaza25 de Mayo estaba completa.

Su escudo de Obispo reza: “Justicia y Paz”.

Habla por primera vez al pueblo de La Rioja.

Les acaba de llegar a La Rioja un hombre de tierra adentro que les habla el mismo

lenguaje. Un hombre que quiere identificarse y comprom-eterse con ustedes. Que quiere ser un riojano más.

No vengo a ser servido, sino a servir. A todos, sin distin-ción alguna de clases sociales, modos de pensar o de creer.

Como Jesús quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres, de los que sufren espiritual o materialmente, de los que reclaman ser considerados en su dignidad humana como hijos del mismo padre que está en los cielos.Obren para que sea el obispo y el amigo de todos, de los católicos y de los no católicos, de los que creen y de los que no creen.

No perdamos nunca el camino de la esperanza. Trate-mos de no catalogar con facilidad, ingenua o a veces injustificadamente, a quienes, con sinceridadde corazón, con un auténtico amor y servicio a sus hermanos, tienen hambre y sed de justicia para lograr la verdadera paz, que es su fruto.

Al finalizar su discurso, Angelelli rompe el protocolo y sale por la puerta principal de la Catedral hasta la plaza, saludando al pueblo presente. Camina abrazado a la gente que lo fue a recibir. me bajara de la bicicleta:

- Se mató Angelelli. Me tiró a quemarropa. Y extendió abruptamente el brazo izquierdo, para alcanzarme el comunicado oficial del interventor militar.No uses la siniestra para entregar las cosas. Todo el mundo se va a dar cuenta que sos zurdo, Quirós. Ya te lo dije: pensá un poquito más en los detalles. ¿Vos siempre das las malas noticias así?¿Ni un café me podés servir antes?

Con Quirós nos jodemos mucho. Compartimos ese código de amigos que se pueden hacer bromas.Provocando a que el otro tenga que utilizar la creatividad, para corresponderse con la de su amigo y contrincante.Quirós me cargaba porque yo, habiendo nacido en el barrio más caluroso de la ciudad de La Rioja, era un muchacho bohemio y nocturno, que gustaba más del tango que del folcloreEn cambio él, que nació y vivió muchos años en Buenos Aires -y hasta llegó a ser acomodador de autos en la calle corrientes, en pleno Abasto- no tenía idea de música, por ningún lado. Sólo sabía de quinielas, de futbol, de asados en la vereda y de ricos licores. Aunque era un tipo medido para todo. Nadie, nunca, lo pudo ver fuera de línea. Y tampoco andaba pidiendo prestado

para jugársela. Quirós trabaja en el taller. Yo en la redacción. Pero com-partimos mucho tiempo juntos. Y, sobre todo, venimos del mismo esfuerzo, de las familias embarradas. Cuando cumplió los dieciocho años, con su familia se trasladaron a Córdoba. Allí estudió algunos años el Seminario y fue alumno de Angelelli. Por eso conocía bien toda curia. Fue por sus contactos de entonces queviajamosjuntos a Córdoba, cuando Angelelli fue nombrado Obispo de La Rioja.Nos sumamos alderrotero que encabezaba el

propio Obispo, en su Estanciera blanca y roja.

Aquella inolvidable caravana de autos recorrió 456 Km. Partió de la ciudad de Córdoba por la Ruta 38. Atravesó el Valle de Punilla. Pasópor Cruz del Eje, Paso Viejo, Tuclame, Serrezuela y en poco más de 4 horas llegó al límite provincial que divide Córdoba de La Rioja.

Tierra de montoneras, de caudillos. Tierra de la pobreza de los olvidos, de la digna lucha campesina. Tierra de sangres que se derraman por una patria.

En ese exacto lugar, Angellelli detuvo sucamioneta. Se bajó y caminó unos pasos. Se agachó, en un claro gesto de reverencia, y besó la tierra. Miró el horizonte. Respiró hondo.Continuó su marcha. En Chamical nos esperaba un almuerzo popular bajo la sombra de un montecito, entre mesas largas, asado, empanadas, músicos. Era una verdadera fiesta. Nada faltaba.

A las 15 horas, volvimos a subir en los autos, motos y camionetas que-cada vez en mayor cantidad- forma-mos

Quedamos pocos reunidos en la Catedral, cuando entra. Tiene cara de cansado. Se le nota que fue una larga e intensa jornada. Nos saluda alegremente, mirando a los ojos. Nos da la mano a cada uno, nos agradece. Se lo nota emocionado. Quirós nos presenta. Me aprieta de nuevo la mano. A Quirós lo abraza, le pregunta cómo anda. Le dice que espera verlo más seguido. Que hay mucho por hacer. Y le agradece.

III.

El reloj se quedó sin vueltas y, como venía cansado de tanto viaje, me quedé dormido. Tomé rápido el café que preparaba mamá cada mañana, antes de irse a su escuela.Monté -por la izquierda-en la bicicleta azul y salí rumbo al diario. En el camino me cruzo con Monseñor Angelelli y el padre Ortíz. Vancaminando despacito, por las calles del centro, dándose el tiempo para observar detalles, rostros.Aprehendiendo cada rincón de la nueva ciudad, que lo recibe con sus encantos enterrados entre siglos.Entré en la redacción y me crucé con Tito, el director. Tito había sido el dueño original de El Independiente hasta que un día, nos propuso a los trabajadores, confor-

mar una cooperativa y hacernos cargo, entre todos, de la empresa. Dejó su lugar de dueño, para ocupar un lugar de socio. (¿Debería agregar alguna otra cosa más sobre él?).Tito me dice que está esperando al Obispo, que viene para hacerle una entrevista. Me pide que me ocupe de que no los molesten.Y de avisarle al flaco Julio, el fotógrafo del diario, para que registre el diálogo.

Yo cumplo con el pedido y me voy al taller con Quirós a ordenar las anécdotas sobre Angelelli, que pudimos recoger en el viaje a Córdoba. Vamos a usar alguna de ellas para la nota que acompañará el reportaje. Estuvimos horas discutiendo cuál poner, escribiendo y reescribiendo, buscando título y demás. Elegimos darle más espacio a cierta vez que bajo un furioso temporal, abrió las puertas de la capilla Cristo Obrero, en pleno centro de Córdoba, para alojar a un Circo que se alojaba en la orilla del río Suquía. Un circo entero, a las familias y a sus animales. Justo sobre el cierre de la edición, logramos ponernos de acuerdo y acercamos lanota cerrada al director. Por un problema de espacio ese día la nota no salió. Pero nos prometieron que la pondrían al día siguiente. La recuerdo como una nota hermosa, de las mejores que

haya recordado hacer. Era una nota transpirada, como cuando se soñaba de chico hacer periodismoPero al día siguiente, Monseñor Angelelli fue amenazado con un escrito donde copiaban la entrevista aparecida en El Independiente. Ese hecho significo el primer mensaje claro de que el territorio del poder estaba armado y tenía dueño en La rioja. Y que los límites de su acción estaban en disputa.Por supuesto, nuestra nota, nunca se publicó.

IV.

El 24 de marzo de 1976 no era posible dormir por muchos motivos. La radio estaba prendida permanentemente y desde sus parlantes vencidos latía esa ansiedad colectiva de la noticia feroz y necesaria, de la noticia constante. Llegaban los comunicados de la Junta Militar, entre esas marchas hipnóticas de la fe sencilla, por donde se impartían los pasos a seguir. Se me vienen de esos días imágenes de la ciudad, de sus calles y plazas con movilización de tropas.

De la angustia por el terrero perdido. Por la libertad perdida. Por los compañeros.

Monseñor Angelelli en la misa radial se refiere al Golpe de Estado. Crece la represión: persiguen, cachean, vigilan, ponen bombas, secuestran, torturan, violan, roban, difaman.Son el gobierno. Manejanel país con la violencia.Y van a fondo.

V.Por todos estos momentos que todavía recuerdo con tanta angustia, con tanta claridad y actualidad, me resultó un tiro certerode la infamia esa frase de Quirós, “se mató Angelelli”. ¿Cómo que se mató? Lo mataron, le dije.Lo mataron, viejo. Repetí.Entré sin decir más nada. La redacción estaba vacía. Aunque al respirar sentí ese silencio del encierro prolon-gado, la humedadque habla con su presencia oscura. La máquina de café ya había prendido la lucecita roja de que estaba listo.Puse la radio buscando noticias. Sonaba “Caminito”.

Subí el volumen. Para vos, Quirós, Caminito!Vos que naciste allá y no sabés nada del dos por cuatro, del ritmo del corazón y la milonga, de la sensual caricia

de .sus pasos. Se mató. Seguro que no sabés que Cam-inito la escribió un Riojano. Se mató, decís. Y que no habla de La Boca, sino de Olta.Justo Caminito ponen estos tipos… justo Caminito.

¿Vos te acordás lo que contó el Obispo, aquella vuelta que fue de gira por toda la provincia? ¿Te acordás, Quirós?Salió de la capital y lo paró la cana. ¿No saben los canas que ese es el Obispo?Le piden los documentos. El policía le pregunta a dónde se dirigenyAngelelli le responde: “a Aimogasta”. El policía, lo mira burlón, y le dice: “Pero usted ha equivocado el camino, Monseñor. Porque está yendo hacia el sur y Aimogasta queda para el norte”.Un poco molesto Angelelli le responde: “¿Y usted me va enseñar? Voy a visitar a los curas de Chilecito, tengo una reunión con las monjas en Famatina, quiero ver al cura de Los Sauces y tomar mate con los curas de Aimogasta. ¿Me voy o no a Aimogasta?”.Quirós me mira y pregunta ¿y eso que tiene que ver con Olta?Nada, nada. Pero el policía le dice que erró el camino. Y justo prendo la radio y están pasando Caminito.Y vos sos un porteño al que no le gusta el tango y a Caminito lo com-

puso un riojano. Y Angelelli no se mató, salame. Lo mataron.¿Cómo se va a matar? Primero le dieron a los curitas en Chilecito. Ahora le tocó a él, viejo. Lo mataron. Eso del accidente es todo circo. Estos milicos no se van a bancar a un Obispo que les diga que “recorre los ranchos, y no habla con estadísticas”.Estos tipos son así.

¿Esa Superioridad Militar que le censuró la misa radial:pensás que tiene algún problema para darte vuelta un coche? Esto es una desgracia, viejo. Estamos jodidos.Siempre te digo, el problema es cómo calculamos la ampli-tud térmica, Quirós!

¡Tan cerca de dios estábamos hace un tiempito!Y ahora sangra el cielo, con el frío que nace de tanto odio.

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¡Basta ya!

Tan cerca de DiosI.

En aquellos años de telégrafo y mimeógrafo los pronósticos sobre el clima llegaban, muchas veces, después del cierre de la edición del diario. Por lo tanto, esoobligaba a consul-tar con algún vecino experto, lector de vientos perdidos y nubes capri-chosas. Otras veces, se publicaban algunos de la misma fecha, pero de otro año.O, directamente, se lo inventaba.

Recuerdo aquella tarde porque el pronóstico publicado era viejo, pero habíamos dicho que llovía. Y caía agua desde la mañana, parejito, sin pausa.Como llevando al mundo a una siesta eterna, desde el cielo más apelmazado y cubierto de la mañana hasta el último resto del domingo.

Iba llegando a trabajary,en la puerta de la redacción,

estaba sentado Quirós con una cara de ansiedad, que se le notaba cuando las noticias eran graves. Ni bien me vio cruzar la esquina se levantó de su banco y no dejó que

caravana que acompañaba al nuevo Obispo de la provincia.

II.

Cuando Monseñor Enrique Angelelli arriba a la ciudad de La Rioja,en el Arco de ingreso a la Capital, lo reciben las autoridades provin-ciales.

En el centro, se encuentrauna Catedral llena.Mucha gente afuera, sobre la calle, las vere-das. La plaza25 de Mayo estaba completa.

Su escudo de Obispo reza: “Justicia y Paz”.

Habla por primera vez al pueblo de La Rioja.

Les acaba de llegar a La Rioja un hombre de tierra adentro que les habla el mismo

lenguaje. Un hombre que quiere identificarse y comprom-eterse con ustedes. Que quiere ser un riojano más.

No vengo a ser servido, sino a servir. A todos, sin distin-ción alguna de clases sociales, modos de pensar o de creer.

Como Jesús quiero ser servidor de nuestros hermanos los pobres, de los que sufren espiritual o materialmente, de los que reclaman ser considerados en su dignidad humana como hijos del mismo padre que está en los cielos.Obren para que sea el obispo y el amigo de todos, de los católicos y de los no católicos, de los que creen y de los que no creen.

No perdamos nunca el camino de la esperanza. Trate-mos de no catalogar con facilidad, ingenua o a veces injustificadamente, a quienes, con sinceridadde corazón, con un auténtico amor y servicio a sus hermanos, tienen hambre y sed de justicia para lograr la verdadera paz, que es su fruto.

Al finalizar su discurso, Angelelli rompe el protocolo y sale por la puerta principal de la Catedral hasta la plaza, saludando al pueblo presente. Camina abrazado a la gente que lo fue a recibir. me bajara de la bicicleta:

- Se mató Angelelli. Me tiró a quemarropa. Y extendió abruptamente el brazo izquierdo, para alcanzarme el comunicado oficial del interventor militar.No uses la siniestra para entregar las cosas. Todo el mundo se va a dar cuenta que sos zurdo, Quirós. Ya te lo dije: pensá un poquito más en los detalles. ¿Vos siempre das las malas noticias así?¿Ni un café me podés servir antes?

Con Quirós nos jodemos mucho. Compartimos ese código de amigos que se pueden hacer bromas.Provocando a que el otro tenga que utilizar la creatividad, para corresponderse con la de su amigo y contrincante.Quirós me cargaba porque yo, habiendo nacido en el barrio más caluroso de la ciudad de La Rioja, era un muchacho bohemio y nocturno, que gustaba más del tango que del folcloreEn cambio él, que nació y vivió muchos años en Buenos Aires -y hasta llegó a ser acomodador de autos en la calle corrientes, en pleno Abasto- no tenía idea de música, por ningún lado. Sólo sabía de quinielas, de futbol, de asados en la vereda y de ricos licores. Aunque era un tipo medido para todo. Nadie, nunca, lo pudo ver fuera de línea. Y tampoco andaba pidiendo prestado

para jugársela. Quirós trabaja en el taller. Yo en la redacción. Pero com-partimos mucho tiempo juntos. Y, sobre todo, venimos del mismo esfuerzo, de las familias embarradas. Cuando cumplió los dieciocho años, con su familia se trasladaron a Córdoba. Allí estudió algunos años el Seminario y fue alumno de Angelelli. Por eso conocía bien toda curia. Fue por sus contactos de entonces queviajamosjuntos a Córdoba, cuando Angelelli fue nombrado Obispo de La Rioja.Nos sumamos alderrotero que encabezaba el

propio Obispo, en su Estanciera blanca y roja.

Aquella inolvidable caravana de autos recorrió 456 Km. Partió de la ciudad de Córdoba por la Ruta 38. Atravesó el Valle de Punilla. Pasópor Cruz del Eje, Paso Viejo, Tuclame, Serrezuela y en poco más de 4 horas llegó al límite provincial que divide Córdoba de La Rioja.

Tierra de montoneras, de caudillos. Tierra de la pobreza de los olvidos, de la digna lucha campesina. Tierra de sangres que se derraman por una patria.

En ese exacto lugar, Angellelli detuvo sucamioneta. Se bajó y caminó unos pasos. Se agachó, en un claro gesto de reverencia, y besó la tierra. Miró el horizonte. Respiró hondo.Continuó su marcha. En Chamical nos esperaba un almuerzo popular bajo la sombra de un montecito, entre mesas largas, asado, empanadas, músicos. Era una verdadera fiesta. Nada faltaba.

A las 15 horas, volvimos a subir en los autos, motos y camionetas que-cada vez en mayor cantidad- forma-mos

Quedamos pocos reunidos en la Catedral, cuando entra. Tiene cara de cansado. Se le nota que fue una larga e intensa jornada. Nos saluda alegremente, mirando a los ojos. Nos da la mano a cada uno, nos agradece. Se lo nota emocionado. Quirós nos presenta. Me aprieta de nuevo la mano. A Quirós lo abraza, le pregunta cómo anda. Le dice que espera verlo más seguido. Que hay mucho por hacer. Y le agradece.

III.

El reloj se quedó sin vueltas y, como venía cansado de tanto viaje, me quedé dormido. Tomé rápido el café que preparaba mamá cada mañana, antes de irse a su escuela.Monté -por la izquierda-en la bicicleta azul y salí rumbo al diario. En el camino me cruzo con Monseñor Angelelli y el padre Ortíz. Vancaminando despacito, por las calles del centro, dándose el tiempo para observar detalles, rostros.Aprehendiendo cada rincón de la nueva ciudad, que lo recibe con sus encantos enterrados entre siglos.Entré en la redacción y me crucé con Tito, el director. Tito había sido el dueño original de El Independiente hasta que un día, nos propuso a los trabajadores, confor-

mar una cooperativa y hacernos cargo, entre todos, de la empresa. Dejó su lugar de dueño, para ocupar un lugar de socio. (¿Debería agregar alguna otra cosa más sobre él?).Tito me dice que está esperando al Obispo, que viene para hacerle una entrevista. Me pide que me ocupe de que no los molesten.Y de avisarle al flaco Julio, el fotógrafo del diario, para que registre el diálogo.

Yo cumplo con el pedido y me voy al taller con Quirós a ordenar las anécdotas sobre Angelelli, que pudimos recoger en el viaje a Córdoba. Vamos a usar alguna de ellas para la nota que acompañará el reportaje. Estuvimos horas discutiendo cuál poner, escribiendo y reescribiendo, buscando título y demás. Elegimos darle más espacio a cierta vez que bajo un furioso temporal, abrió las puertas de la capilla Cristo Obrero, en pleno centro de Córdoba, para alojar a un Circo que se alojaba en la orilla del río Suquía. Un circo entero, a las familias y a sus animales. Justo sobre el cierre de la edición, logramos ponernos de acuerdo y acercamos lanota cerrada al director. Por un problema de espacio ese día la nota no salió. Pero nos prometieron que la pondrían al día siguiente. La recuerdo como una nota hermosa, de las mejores que

haya recordado hacer. Era una nota transpirada, como cuando se soñaba de chico hacer periodismoPero al día siguiente, Monseñor Angelelli fue amenazado con un escrito donde copiaban la entrevista aparecida en El Independiente. Ese hecho significo el primer mensaje claro de que el territorio del poder estaba armado y tenía dueño en La rioja. Y que los límites de su acción estaban en disputa.Por supuesto, nuestra nota, nunca se publicó.

IV.

El 24 de marzo de 1976 no era posible dormir por muchos motivos. La radio estaba prendida permanentemente y desde sus parlantes vencidos latía esa ansiedad colectiva de la noticia feroz y necesaria, de la noticia constante. Llegaban los comunicados de la Junta Militar, entre esas marchas hipnóticas de la fe sencilla, por donde se impartían los pasos a seguir. Se me vienen de esos días imágenes de la ciudad, de sus calles y plazas con movilización de tropas.

De la angustia por el terrero perdido. Por la libertad perdida. Por los compañeros.

Monseñor Angelelli en la misa radial se refiere al Golpe de Estado. Crece la represión: persiguen, cachean, vigilan, ponen bombas, secuestran, torturan, violan, roban, difaman.Son el gobierno. Manejanel país con la violencia.Y van a fondo.

V.Por todos estos momentos que todavía recuerdo con tanta angustia, con tanta claridad y actualidad, me resultó un tiro certerode la infamia esa frase de Quirós, “se mató Angelelli”. ¿Cómo que se mató? Lo mataron, le dije.Lo mataron, viejo. Repetí.Entré sin decir más nada. La redacción estaba vacía. Aunque al respirar sentí ese silencio del encierro prolon-gado, la humedadque habla con su presencia oscura. La máquina de café ya había prendido la lucecita roja de que estaba listo.Puse la radio buscando noticias. Sonaba “Caminito”.

Subí el volumen. Para vos, Quirós, Caminito!Vos que naciste allá y no sabés nada del dos por cuatro, del ritmo del corazón y la milonga, de la sensual caricia

de .sus pasos. Se mató. Seguro que no sabés que Cam-inito la escribió un Riojano. Se mató, decís. Y que no habla de La Boca, sino de Olta.Justo Caminito ponen estos tipos… justo Caminito.

¿Vos te acordás lo que contó el Obispo, aquella vuelta que fue de gira por toda la provincia? ¿Te acordás, Quirós?Salió de la capital y lo paró la cana. ¿No saben los canas que ese es el Obispo?Le piden los documentos. El policía le pregunta a dónde se dirigenyAngelelli le responde: “a Aimogasta”. El policía, lo mira burlón, y le dice: “Pero usted ha equivocado el camino, Monseñor. Porque está yendo hacia el sur y Aimogasta queda para el norte”.Un poco molesto Angelelli le responde: “¿Y usted me va enseñar? Voy a visitar a los curas de Chilecito, tengo una reunión con las monjas en Famatina, quiero ver al cura de Los Sauces y tomar mate con los curas de Aimogasta. ¿Me voy o no a Aimogasta?”.Quirós me mira y pregunta ¿y eso que tiene que ver con Olta?Nada, nada. Pero el policía le dice que erró el camino. Y justo prendo la radio y están pasando Caminito.Y vos sos un porteño al que no le gusta el tango y a Caminito lo com-

puso un riojano. Y Angelelli no se mató, salame. Lo mataron.¿Cómo se va a matar? Primero le dieron a los curitas en Chilecito. Ahora le tocó a él, viejo. Lo mataron. Eso del accidente es todo circo. Estos milicos no se van a bancar a un Obispo que les diga que “recorre los ranchos, y no habla con estadísticas”.Estos tipos son así.

¿Esa Superioridad Militar que le censuró la misa radial:pensás que tiene algún problema para darte vuelta un coche? Esto es una desgracia, viejo. Estamos jodidos.Siempre te digo, el problema es cómo calculamos la ampli-tud térmica, Quirós!

¡Tan cerca de dios estábamos hace un tiempito!Y ahora sangra el cielo, con el frío que nace de tanto odio.

Juan Stahli

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Nº144Boletin Literario

¡Basta ya!

PALABRAS DE POETA

"Amo a los que viven como extinguiéndose, porque son esos los que pasarán al otro lado"

FEDERICO NIETZSCHE

Palabras de poeta, palabras frágiles, sí, palabras mentirosas para algunos, palabras que casi nadie escucha, palabras demasiado aéreas para un siglo pedes-tre, cruel, indiferente, para un siglo donde el canibalismo del hombre con el hombre, el ensañamiento, la injusticia, la brutalidad de los poderosos sobre los marginados y los débiles, parece regodearse hasta la ceguera irracional del crimen.

Palabras de poeta en un siglo de devastación e ilusorias esperanzas, palabras bajo el huracán autoritario de un capitalismo insensible, insaciable y

torpe.Bajo el embate político y mediático de los

que quieren acallar las voces de los que resisten, nuestras voces, estamos hoy

aquí, porque seguimos creyendo en un mañana donde la igualdad de oportunidades instaure una vida mejor para todos. Porque nos oponemos con insobornable convic-ción a los que quieren cercenar toda

reivindicación de justicia social. Nos oponemos a la explotación que ejercen

los poderosos de la tierra, a sus discur-sos económicos y empresariales, sus atro-

pellos bélicos y su sofisticado horror, que siguen imponiendo sus regímenes de desolación y

muerte. Ajeno a toda visión que no sea la de crimi-nales conquistas, de arbitrarias acciones, el siglo presente reclama más que nunca la necesidad de volver a una dimensión más luminosa, más justa,

más plena de esperanza e igualdad para todos los hermanos del planeta.Creemos, estamos convencidos, que la poesía y el arte, además de dar testimonio "de la historia prohibida de la humanidad", es el espacio, el territo-rio donde todavía se sostiene la maltrecha posibili-dad de un mañana más cerca de la vida, y donde más hombres puedan soñar y sonreír.Creemos en la palabra poética, en el eco trascend-ente y revulsivo, en el eco insumiso y develador de la poesía. Creemos en el poder que el silencio que sigue a la palabra engendra en nuestro cosmos interior, un viento nuevo y esperanzado, un temblor donde la donde la develación de la belleza y la desnudez que queda ofrendada, nos habla de una condición olvidada del hombre, condición que la historia nos muestra de manera esquiva, pero que es posible lograr. ¿Es posible?Creemos que sí, creemos que la palabra guarda en sus resonancias más límpidas, esa condición que es hija del amor y la solidaridad, del respeto a todas las culturas de la tierra, creencia en un mañana de encuentros y reencuentros, de comunión y plenitud.

Por eso estamos aquí, debatiéndonos entre la decepción y la esperanza, pero siempre apostando a un futuro que los poetas sostienen desde sus páginas, desde las páginas de estas Palabras de Poeta, que hoy dejamos en las manos de ustedes, para seguir enarbolando la posibilidad del diálogo y del encuentro, de la hermandad y la justicia, de las visiones que nos recuerdan el origen cósmico de nuestra existencia y nuestro destino, y de esa cuota de misterio y belleza que la raza humana guarece en el mar abisal de su interior y que la poesía sigue intentando descifrar.Gracias amigos por apoyarnos, por seguir creyendo en el Hombre y la Palabra.

Carlos Garro Aguilar(Palabras pronunciadas por Carlos Garro Aguilar en la presentación de la Revista de Poesía “Palabras de Poeta”, efectuada el día 10 de mayo de 2016 en el Centro Cultural “La Bici del Ángel”, sito en calle 27 de Abril 387 de ésta Ciudad de Córdoba).

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¡Basta ya!

PALABRAS DE POETA

"Amo a los que viven como extinguiéndose, porque son esos los que pasarán al otro lado"

FEDERICO NIETZSCHE

Palabras de poeta, palabras frágiles, sí, palabras mentirosas para algunos, palabras que casi nadie escucha, palabras demasiado aéreas para un siglo pedes-tre, cruel, indiferente, para un siglo donde el canibalismo del hombre con el hombre, el ensañamiento, la injusticia, la brutalidad de los poderosos sobre los marginados y los débiles, parece regodearse hasta la ceguera irracional del crimen.

Palabras de poeta en un siglo de devastación e ilusorias esperanzas, palabras bajo el huracán autoritario de un capitalismo insensible, insaciable y

torpe.Bajo el embate político y mediático de los

que quieren acallar las voces de los que resisten, nuestras voces, estamos hoy

aquí, porque seguimos creyendo en un mañana donde la igualdad de oportunidades instaure una vida mejor para todos. Porque nos oponemos con insobornable convic-ción a los que quieren cercenar toda

reivindicación de justicia social. Nos oponemos a la explotación que ejercen

los poderosos de la tierra, a sus discur-sos económicos y empresariales, sus atro-

pellos bélicos y su sofisticado horror, que siguen imponiendo sus regímenes de desolación y

muerte. Ajeno a toda visión que no sea la de crimi-nales conquistas, de arbitrarias acciones, el siglo presente reclama más que nunca la necesidad de volver a una dimensión más luminosa, más justa,

más plena de esperanza e igualdad para todos los hermanos del planeta.Creemos, estamos convencidos, que la poesía y el arte, además de dar testimonio "de la historia prohibida de la humanidad", es el espacio, el territo-rio donde todavía se sostiene la maltrecha posibili-dad de un mañana más cerca de la vida, y donde más hombres puedan soñar y sonreír.Creemos en la palabra poética, en el eco trascend-ente y revulsivo, en el eco insumiso y develador de la poesía. Creemos en el poder que el silencio que sigue a la palabra engendra en nuestro cosmos interior, un viento nuevo y esperanzado, un temblor donde la donde la develación de la belleza y la desnudez que queda ofrendada, nos habla de una condición olvidada del hombre, condición que la historia nos muestra de manera esquiva, pero que es posible lograr. ¿Es posible?Creemos que sí, creemos que la palabra guarda en sus resonancias más límpidas, esa condición que es hija del amor y la solidaridad, del respeto a todas las culturas de la tierra, creencia en un mañana de encuentros y reencuentros, de comunión y plenitud.

Por eso estamos aquí, debatiéndonos entre la decepción y la esperanza, pero siempre apostando a un futuro que los poetas sostienen desde sus páginas, desde las páginas de estas Palabras de Poeta, que hoy dejamos en las manos de ustedes, para seguir enarbolando la posibilidad del diálogo y del encuentro, de la hermandad y la justicia, de las visiones que nos recuerdan el origen cósmico de nuestra existencia y nuestro destino, y de esa cuota de misterio y belleza que la raza humana guarece en el mar abisal de su interior y que la poesía sigue intentando descifrar.Gracias amigos por apoyarnos, por seguir creyendo en el Hombre y la Palabra.

Carlos Garro Aguilar(Palabras pronunciadas por Carlos Garro Aguilar en la presentación de la Revista de Poesía “Palabras de Poeta”, efectuada el día 10 de mayo de 2016 en el Centro Cultural “La Bici del Ángel”, sito en calle 27 de Abril 387 de ésta Ciudad de Córdoba).

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¡Basta ya!

LA CHICA DANESA:

De un juego de roles a la aceptación.

El director inglés Tom Hooper, quien nos trajo cintas como “El Discurso del Rey” (2010) y “Lés Miserables” (2012), se pone al frente de este biopic nominado a cuatro premios Oscar, incluyendo “Mejor Actor” (Eddie Redmayne) y “Mejor Actriz de Reparto” (Alicia Vikander). Mucho se ha hablado de esta cinta, que se encarga de poner en pantalla la vida del primer hombre en la historia que se somete a una operación de reasignación de sexo. Y más captó las mira-das desde que se supo la decisión de la producción en designar como protagonista a Eddie Redmayne, quien viene de ganar su primera estatuilla dorada en 2015 por su desbordante interpretación de Stephen Hawk-ing en “La teoría de todo”. Era someter al joven actor inglés a una nueva transformación física y eso resultaba altamente atractivo. La película nos retrata la historia verídica de Einar

y Gerda Wegener, un matrimonio de pintores daneses en la década de 1920.

Gerda pintaba mujeres y, ante la ausencia de su modelo que le permi-

tiera culminar una obra, le pidió a su esposo que se vistiera de mujer. Desde ese momento, Einar comenzó a sentir un cambio en su interior, cambio que fue incen-tivado por Gerda cuando lo invitó a una fiesta a la que fue vestido de mujer. En ese momento nació Lily, una tímida mujer que se instaló en el seno de la vida de los Wegener. Einar debió aceptar a Lily como parte esencial de su existencia y convivir con ella mientras que

Gerda debió sobreponerse a la desaparición de Einar en manos

de Lily. Estos drásticos cambios empujaron a que Einar asumiera a

Lily, sometiéndose a una serie de tratamientos médicos anticuados para

cambiar de sexo. Sin lugar a dudas, la película tiene un objetivo claro y directo: está planificada y construida para ganar premios. De hecho, su diseño de producción y su vestuario también aspiran a un premio de la Academia, sumadas a las otras dos nominaciones ya indicadas. No es reprochable esa estrategia, sólo que tal decisión dejaentrever algunas falencias en el guión. El libreto no deja de presentarnos un relato convencional, estructurado y demasiado aceitado que simplifica muchos de los conflictos internos de nuestra “chica danesa”. Es como una versión edulcorada de la novela escrita por David Ebershoff en la que se basa esta historia, para no tener que involucrarse más de lo necesa-rio con cuestiones vinculadas a la diversidad y la disforia de género en las primeras décadas del siglo XX. La estrategia de presentar la aparición de Lily de la mano de un cambio de roles en Einar me resultó agrada-ble. Aún así, el cambio que experimenta se traduce en el placer que le provoca el uso de maquillaje, peinado y vestido; es decir, en la apariencia superficial. Poco se nos dice sobre la batalla interna que debió enfrentar Einar para dejar florecer a Lily. Hay vestigios de eso en muchas líneas de diálogos pero no logran enriquecer la trama. Hay que reconocer que fue una elección artística anular ciertos aspectos y centrarse en otros pero me parece que han perdido la oportunidad de trascender con esta cinta en

materia de género. Las actuaciones están más que logradas: la transfor-mación externa de Einar Wegener en Lily Elbey recreada por Redmayne es notable y uno lo disfruta, desde el primer contacto que tiene con la seda de un vestido hasta su sometimiento a una operación de reasignación de sexo. Pero la que captó toda mi atención fue Alicia Vikander, quien personifica a la esposa de Einar, Gerda Wegener. Ella sufre la pérdida de su esposo en detrimento de la aparición de Lily, a la que en un principio no aceptó. Los cambios de su conducta, en mi opinión, superan los experi-mentados por el personaje de Redmayne y es por eso que considero a su actuación como lo mejor de la cinta. Verdaderamente, un placer verla en la pantalla. Tom Hooper, de forma elegante y a través de tomas muy bellas, nos presenta una historia que capta la aten-ción, más allá de estos aspectos que le terminan restando una fuerte dosis de efectividad. Sin embargo, es positivo analizar las diversas perspectivas que nos ofrece. Creo que hacen falta muchas películas de esta índole en el cine actual.Leonardo Arce

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¡Basta ya!

LA CHICA DANESA:

De un juego de roles a la aceptación.

El director inglés Tom Hooper, quien nos trajo cintas como “El Discurso del Rey” (2010) y “Lés Miserables” (2012), se pone al frente de este biopic nominado a cuatro premios Oscar, incluyendo “Mejor Actor” (Eddie Redmayne) y “Mejor Actriz de Reparto” (Alicia Vikander). Mucho se ha hablado de esta cinta, que se encarga de poner en pantalla la vida del primer hombre en la historia que se somete a una operación de reasignación de sexo. Y más captó las mira-das desde que se supo la decisión de la producción en designar como protagonista a Eddie Redmayne, quien viene de ganar su primera estatuilla dorada en 2015 por su desbordante interpretación de Stephen Hawk-ing en “La teoría de todo”. Era someter al joven actor inglés a una nueva transformación física y eso resultaba altamente atractivo. La película nos retrata la historia verídica de Einar

y Gerda Wegener, un matrimonio de pintores daneses en la década de 1920.

Gerda pintaba mujeres y, ante la ausencia de su modelo que le permi-

tiera culminar una obra, le pidió a su esposo que se vistiera de mujer. Desde ese momento, Einar comenzó a sentir un cambio en su interior, cambio que fue incen-tivado por Gerda cuando lo invitó a una fiesta a la que fue vestido de mujer. En ese momento nació Lily, una tímida mujer que se instaló en el seno de la vida de los Wegener. Einar debió aceptar a Lily como parte esencial de su existencia y convivir con ella mientras que

Gerda debió sobreponerse a la desaparición de Einar en manos

de Lily. Estos drásticos cambios empujaron a que Einar asumiera a

Lily, sometiéndose a una serie de tratamientos médicos anticuados para

cambiar de sexo. Sin lugar a dudas, la película tiene un objetivo claro y directo: está planificada y construida para ganar premios. De hecho, su diseño de producción y su vestuario también aspiran a un premio de la Academia, sumadas a las otras dos nominaciones ya indicadas. No es reprochable esa estrategia, sólo que tal decisión dejaentrever algunas falencias en el guión. El libreto no deja de presentarnos un relato convencional, estructurado y demasiado aceitado que simplifica muchos de los conflictos internos de nuestra “chica danesa”. Es como una versión edulcorada de la novela escrita por David Ebershoff en la que se basa esta historia, para no tener que involucrarse más de lo necesa-rio con cuestiones vinculadas a la diversidad y la disforia de género en las primeras décadas del siglo XX. La estrategia de presentar la aparición de Lily de la mano de un cambio de roles en Einar me resultó agrada-ble. Aún así, el cambio que experimenta se traduce en el placer que le provoca el uso de maquillaje, peinado y vestido; es decir, en la apariencia superficial. Poco se nos dice sobre la batalla interna que debió enfrentar Einar para dejar florecer a Lily. Hay vestigios de eso en muchas líneas de diálogos pero no logran enriquecer la trama. Hay que reconocer que fue una elección artística anular ciertos aspectos y centrarse en otros pero me parece que han perdido la oportunidad de trascender con esta cinta en

materia de género. Las actuaciones están más que logradas: la transfor-mación externa de Einar Wegener en Lily Elbey recreada por Redmayne es notable y uno lo disfruta, desde el primer contacto que tiene con la seda de un vestido hasta su sometimiento a una operación de reasignación de sexo. Pero la que captó toda mi atención fue Alicia Vikander, quien personifica a la esposa de Einar, Gerda Wegener. Ella sufre la pérdida de su esposo en detrimento de la aparición de Lily, a la que en un principio no aceptó. Los cambios de su conducta, en mi opinión, superan los experi-mentados por el personaje de Redmayne y es por eso que considero a su actuación como lo mejor de la cinta. Verdaderamente, un placer verla en la pantalla. Tom Hooper, de forma elegante y a través de tomas muy bellas, nos presenta una historia que capta la aten-ción, más allá de estos aspectos que le terminan restando una fuerte dosis de efectividad. Sin embargo, es positivo analizar las diversas perspectivas que nos ofrece. Creo que hacen falta muchas películas de esta índole en el cine actual.Leonardo Arce

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Boletínliterario¡Basta

ya!

Boletin Literario

¡Basta ya!

Jorge Luis Borges14 DE JUNIO DE 1986

La luna se arrodilla junto al Lago Lemany tu sombra se duerme en una página de oro.

Absuelto de la alegría y la lágrimael cuerpo se purifica de sobornos.

El alma es una gruta donde reza una marioneta de Dios.

El infinito pesa una gota de hiel.Somos el límite en un gramo de sal.

Sabios, reyes y mendigosen el olvido, anochecen.

Alfredo Lemon

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Nº144Boletin Literario

¡Basta ya!

Entrevista a GUSTAVO TISOCCO

1- El blog mis poetas contemporáneos ha cumplido diez años ¿Qué balance haces; cómo surgió la idea del sitio?

Balance sumamente positivo, pese a algunos desencantos, pero quién no encuentra piedras en el sendero cuando hace algo ¿no? La idea surgió con el afán de aportar un grano de arena a la Poesía. Me parecía muy egocéntrico difundir lo mío solamente y así armé el blog y empecé a difundir, inicialmente a poetas amigos, después se fue armando una cadena / comunidad y fue creciendo más de lo esperado hasta llegar a ser hoy lo que es el sitio. Y en lo personal me gusta mucho difundir a poetas de provincia ya que los que viven en Buenos Aires tiene más posibilidades a ser difundidos.

2- Ahora algo personal: ¿Cuándo empezaste a escribir?

Escribo desde niño. Todo lo que me pasaba en la infancia, triste o alegre, lo escribía, era como un diario infantil pero a modo de versos. Fue al llegar a Buenos Aires, hace 20 años, que comencé a asistir a un Taller Literario eso me llevó a relacionarme con otros poetas,

a tratar de mejorar mi escritura y a conocer el ambiente literario.

3-¿Cómo definirías tu poética?

No sé cómo definirla. Sí sé que los temas que persisten en mí son los

temas que me habitan como la infancia, lo social, el amor/desamor y

lo lírico.

4-¿Qué autores influyeron en la misma?

Muchos. Desde poetas clásicos a contemporáneos. Por nombrar a algunos Kavafis, Dylan Thomas, César Vallejo, Octavio Paz, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik y de la actualidad muchos pero especialmente Edna Pozzi.

5- ¿Qué poema elegirías si tenés que optar por

uno en especial y por qué?

No podría. Cada poema representa un instante, un espacio y en particular serían como hijos, así que no podría quedarme con uno.

6- ¿Se nace o se hace poeta?

Poeta es el que escucha al otro, Poeta es el que insiste en que la palabra sirva como denuncia, como grito. Poeta es el que escribe por amor a la Palabra y no solo para asistir a Festivales, encuentros o lograr recono-cimientos. Se nace con la posibilidad de escribir, se hace después Poeta.

7-¿Qué consejos le darías a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la Palabra?

Que lea, que lea mucho y de todo. Que busque que sus poemas sean el fruto de un trabajo arduo y de correc-ción. Que publique sus poemas ya sea en papel o internet solo cuando en verdad se sienta orgulloso de lo

que está presentando.

8-Atento tu labor en el sitio mis poetas contemporáneos ¿cómo ves a la poesía de Argentina en la actualidad?

En crecimiento, en constante crecimiento tanto de escritores, como editoriales que apuestan al género. Se escribe mucho en las provincias y muy bien e internet da la posibilidad a esos compañeros provincianos a ser difundidos, a que se los conozca y valore.

9 -¿Qué opinión te merece la industria editorial argentina y de Latinoamérica?

Como lo digo arriba, en crecimiento, aunque lo ideal sería que se publique gratuitamente a poetas sobre todo no conocidos pero valiosos, pero es un camino por recorrer, al menos hoy se publica poesía.

10- ¿Hay políticas públicas de reconocimiento y apoyo a los autores nacionales, especialmente a los autores noveles?

Muy poco y a muy pocos. Si por ahí te involucras en la política tenés beneficios, subsidios etc., sino muy poco.

11- Si tuvieras que recomendar un libro de poesía, ¿Cuál sería?

La obra completa de Edna Pozzi, de Rubén Vela, De Ernesto Cardenal, De Juan Gelman, de Roberto Juarroz entre muchos más.

12- No solo sos poeta, sino que tu profesión es la de médico, en la especialidad de neona-tología. ¿Cómo influencia eso en tu poesía, si es que lo hace?

La única influencia es que para mí el momento del nacimiento es POESÍA y de la más pura y sublime.

13- Seguramente tienes muchas satisfacciones profesionales pero debes lidiar con situaciones tristes, duras, me imagino. ¿Cómo las vivís y si se refleja ello en tu poesía?

No, muy poco escribo sobre mi tarea médica. Y en Neonatología son muchas más las satisfacciones que los dolores, aunque la muerte sea parte de la tarea, lo que duele y mucho.

14- Entiendo que además has efectuado encuentros o mesas de poetas en hospitales ¿Qué tal esa experiencia?

No, no fueron realizados por mí. En Buenos Aires se hace el Congreso de Médicos Escritores y en el Hospital Fundación Santojanni se realiza un concurso de Poesía, en ambos participé pero no como organizador-. Y siempre que se difunda Poesía es una experiencia maravillosa.

15- ¿Cómo ha sido recibido por el público tu último libro?

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¡Basta ya!

Entrevista a GUSTAVO TISOCCO

1- El blog mis poetas contemporáneos ha cumplido diez años ¿Qué balance haces; cómo surgió la idea del sitio?

Balance sumamente positivo, pese a algunos desencantos, pero quién no encuentra piedras en el sendero cuando hace algo ¿no? La idea surgió con el afán de aportar un grano de arena a la Poesía. Me parecía muy egocéntrico difundir lo mío solamente y así armé el blog y empecé a difundir, inicialmente a poetas amigos, después se fue armando una cadena / comunidad y fue creciendo más de lo esperado hasta llegar a ser hoy lo que es el sitio. Y en lo personal me gusta mucho difundir a poetas de provincia ya que los que viven en Buenos Aires tiene más posibilidades a ser difundidos.

2- Ahora algo personal: ¿Cuándo empezaste a escribir?

Escribo desde niño. Todo lo que me pasaba en la infancia, triste o alegre, lo escribía, era como un diario infantil pero a modo de versos. Fue al llegar a Buenos Aires, hace 20 años, que comencé a asistir a un Taller Literario eso me llevó a relacionarme con otros poetas,

a tratar de mejorar mi escritura y a conocer el ambiente literario.

3-¿Cómo definirías tu poética?

No sé cómo definirla. Sí sé que los temas que persisten en mí son los

temas que me habitan como la infancia, lo social, el amor/desamor y

lo lírico.

4-¿Qué autores influyeron en la misma?

Muchos. Desde poetas clásicos a contemporáneos. Por nombrar a algunos Kavafis, Dylan Thomas, César Vallejo, Octavio Paz, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik y de la actualidad muchos pero especialmente Edna Pozzi.

5- ¿Qué poema elegirías si tenés que optar por

uno en especial y por qué?

No podría. Cada poema representa un instante, un espacio y en particular serían como hijos, así que no podría quedarme con uno.

6- ¿Se nace o se hace poeta?

Poeta es el que escucha al otro, Poeta es el que insiste en que la palabra sirva como denuncia, como grito. Poeta es el que escribe por amor a la Palabra y no solo para asistir a Festivales, encuentros o lograr recono-cimientos. Se nace con la posibilidad de escribir, se hace después Poeta.

7-¿Qué consejos le darías a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la Palabra?

Que lea, que lea mucho y de todo. Que busque que sus poemas sean el fruto de un trabajo arduo y de correc-ción. Que publique sus poemas ya sea en papel o internet solo cuando en verdad se sienta orgulloso de lo

que está presentando.

8-Atento tu labor en el sitio mis poetas contemporáneos ¿cómo ves a la poesía de Argentina en la actualidad?

En crecimiento, en constante crecimiento tanto de escritores, como editoriales que apuestan al género. Se escribe mucho en las provincias y muy bien e internet da la posibilidad a esos compañeros provincianos a ser difundidos, a que se los conozca y valore.

9 -¿Qué opinión te merece la industria editorial argentina y de Latinoamérica?

Como lo digo arriba, en crecimiento, aunque lo ideal sería que se publique gratuitamente a poetas sobre todo no conocidos pero valiosos, pero es un camino por recorrer, al menos hoy se publica poesía.

10- ¿Hay políticas públicas de reconocimiento y apoyo a los autores nacionales, especialmente a los autores noveles?

Muy poco y a muy pocos. Si por ahí te involucras en la política tenés beneficios, subsidios etc., sino muy poco.

11- Si tuvieras que recomendar un libro de poesía, ¿Cuál sería?

La obra completa de Edna Pozzi, de Rubén Vela, De Ernesto Cardenal, De Juan Gelman, de Roberto Juarroz entre muchos más.

12- No solo sos poeta, sino que tu profesión es la de médico, en la especialidad de neona-tología. ¿Cómo influencia eso en tu poesía, si es que lo hace?

La única influencia es que para mí el momento del nacimiento es POESÍA y de la más pura y sublime.

13- Seguramente tienes muchas satisfacciones profesionales pero debes lidiar con situaciones tristes, duras, me imagino. ¿Cómo las vivís y si se refleja ello en tu poesía?

No, muy poco escribo sobre mi tarea médica. Y en Neonatología son muchas más las satisfacciones que los dolores, aunque la muerte sea parte de la tarea, lo que duele y mucho.

14- Entiendo que además has efectuado encuentros o mesas de poetas en hospitales ¿Qué tal esa experiencia?

No, no fueron realizados por mí. En Buenos Aires se hace el Congreso de Médicos Escritores y en el Hospital Fundación Santojanni se realiza un concurso de Poesía, en ambos participé pero no como organizador-. Y siempre que se difunda Poesía es una experiencia maravillosa.

15- ¿Cómo ha sido recibido por el público tu último libro?

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Boletínliterario¡Basta

ya!

Boletin Literario

¡Basta ya!

Entrevista a GUSTAVO TISOCCO

1- El blog mis poetas contemporáneos ha cumplido diez años ¿Qué balance haces; cómo surgió la idea del sitio?

Balance sumamente positivo, pese a algunos desencantos, pero quién no encuentra piedras en el sendero cuando hace algo ¿no? La idea surgió con el afán de aportar un grano de arena a la Poesía. Me parecía muy egocéntrico difundir lo mío solamente y así armé el blog y empecé a difundir, inicialmente a poetas amigos, después se fue armando una cadena / comunidad y fue creciendo más de lo esperado hasta llegar a ser hoy lo que es el sitio. Y en lo personal me gusta mucho difundir a poetas de provincia ya que los que viven en Buenos Aires tiene más posibilidades a ser difundidos.

2- Ahora algo personal: ¿Cuándo empezaste a escribir?

Escribo desde niño. Todo lo que me pasaba en la infancia, triste o alegre, lo escribía, era como un diario infantil pero a modo de versos. Fue al llegar a Buenos Aires, hace 20 años, que comencé a asistir a un Taller Literario eso me llevó a relacionarme con otros poetas,

a tratar de mejorar mi escritura y a conocer el ambiente literario.

3-¿Cómo definirías tu poética?

No sé cómo definirla. Sí sé que los temas que persisten en mí son los

temas que me habitan como la infancia, lo social, el amor/desamor y

lo lírico.

4-¿Qué autores influyeron en la misma?

Muchos. Desde poetas clásicos a contemporáneos. Por nombrar a algunos Kavafis, Dylan Thomas, César Vallejo, Octavio Paz, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik y de la actualidad muchos pero especialmente Edna Pozzi.

5- ¿Qué poema elegirías si tenés que optar por

uno en especial y por qué?

No podría. Cada poema representa un instante, un espacio y en particular serían como hijos, así que no podría quedarme con uno.

6- ¿Se nace o se hace poeta?

Poeta es el que escucha al otro, Poeta es el que insiste en que la palabra sirva como denuncia, como grito. Poeta es el que escribe por amor a la Palabra y no solo para asistir a Festivales, encuentros o lograr recono-cimientos. Se nace con la posibilidad de escribir, se hace después Poeta.

7-¿Qué consejos le darías a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la Palabra?

Que lea, que lea mucho y de todo. Que busque que sus poemas sean el fruto de un trabajo arduo y de correc-ción. Que publique sus poemas ya sea en papel o internet solo cuando en verdad se sienta orgulloso de lo

que está presentando.

8-Atento tu labor en el sitio mis poetas contemporáneos ¿cómo ves a la poesía de Argentina en la actualidad?

En crecimiento, en constante crecimiento tanto de escritores, como editoriales que apuestan al género. Se escribe mucho en las provincias y muy bien e internet da la posibilidad a esos compañeros provincianos a ser difundidos, a que se los conozca y valore.

9 -¿Qué opinión te merece la industria editorial argentina y de Latinoamérica?

Como lo digo arriba, en crecimiento, aunque lo ideal sería que se publique gratuitamente a poetas sobre todo no conocidos pero valiosos, pero es un camino por recorrer, al menos hoy se publica poesía.

10- ¿Hay políticas públicas de reconocimiento y apoyo a los autores nacionales, especialmente a los autores noveles?

Muy poco y a muy pocos. Si por ahí te involucras en la política tenés beneficios, subsidios etc., sino muy poco.

11- Si tuvieras que recomendar un libro de poesía, ¿Cuál sería?

La obra completa de Edna Pozzi, de Rubén Vela, De Ernesto Cardenal, De Juan Gelman, de Roberto Juarroz entre muchos más.

12- No solo sos poeta, sino que tu profesión es la de médico, en la especialidad de neona-tología. ¿Cómo influencia eso en tu poesía, si es que lo hace?

La única influencia es que para mí el momento del nacimiento es POESÍA y de la más pura y sublime.

13- Seguramente tienes muchas satisfacciones profesionales pero debes lidiar con situaciones tristes, duras, me imagino. ¿Cómo las vivís y si se refleja ello en tu poesía?

No, muy poco escribo sobre mi tarea médica. Y en Neonatología son muchas más las satisfacciones que los dolores, aunque la muerte sea parte de la tarea, lo que duele y mucho.

14- Entiendo que además has efectuado encuentros o mesas de poetas en hospitales ¿Qué tal esa experiencia?

No, no fueron realizados por mí. En Buenos Aires se hace el Congreso de Médicos Escritores y en el Hospital Fundación Santojanni se realiza un concurso de Poesía, en ambos participé pero no como organizador-. Y siempre que se difunda Poesía es una experiencia maravillosa.

15- ¿Cómo ha sido recibido por el público tu último libro?

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¡Basta ya!

Con mucho amor y con muchas satisfacciones y queda mal que lo diga pero con buenas críticas de poetas que considero buenos críticos y que no se manejan solamente desde el afecto.

16- Algo para agregar.

Muchas gracias Eduardo a vos, a tu hermoso Boletín “¡Basta Ya!” y gracias, gracias, gracias por difundir POESIA.Muchas gracias y saludos.

Pequeña Bibliografía:

Gustavo Tisocco nació en Mocoretá – Corrientes-Argentina.Tiene publicado los poemarios “Sutil”, “Entre soles y sombras”, “Paisaje de adentro”, “Pintapoemas”; “Cicatriz”, “Rostro ajeno”; Desde todos los costados”, “Terrestre”, “Quedarme en ti” y “Reina”, así como los Cd “Huellas”, “Intersecciones”, “Corazón de níspero”, “Terrestre”.Participó en diversas antologías tanto en Argentina como en diversas partes del mundo. Asistió a Festivales Nacionales e Internacionales como invitado. Creador y Director del Sitio MISPOETASCONTEMPORANEOS donde difunde a otros poetas desde el 2006, por este sitio recibió el Premio Puma de Plata otorgado por La Fundación Argentina Para la Poesía, entre otros recono-cimientos.Algunas de sus poesías fueron traducidas al italiano, portugués, catalán, inglés y francé[email protected] @gustavotisocco

Por Eduardo Alberto Planas

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¡Basta ya!

Instantes en busca de la luz

Por Lily Chavez

El 24 de Junio por la noche se presentó en la Asociación de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de la Provincia de Córdoba el libro de María Teresa Archina, poeta cordobesa nacida en 1967. Pensando en el título del libro puede decirse que más que Instantes “en busca de la luz”, la poesía de Marité es en sí misma una “ilumi-nación”, cada verso desprende un halo que toca al otro; emociona, llena los huecos del espíritu con un esplendor de calma. Acostumbrados a la sensibilidad y calidez de la poeta, sabíamos de antemano que sería así. Rafael Roldán Auzqui la presenta en la contratapa como “una poesía nacida en la fragua de la vida, con ardientes chispazos de luz y amor, pero en la que no faltan duras cicatrices, que – a veces- no renuncian a sus antiguos dolores, por ser profundos y tenaces. De esa fragua, surgen poemas asombrosamente nítidos, forjados en esa matriz de fuego, en su doble aspecto de calor y luminosi-dad, que impactan en la sensibilidad del lector de tal manera, que activan todo un repertorio de emociones y

sentimientos. Sus versos –dice Ausqui – susurrados con vehemencia desde el corazón, abren surcos en la concien-cia de la humanidad, para dejar semillas que, aun provin-iendo de árboles azotados por fuerzas desbordadas

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de la naturaleza, encierran – por momentos, con timidez, y en otros, casi a gritos –la promesa de un futuro auspi-cioso.”En primera fila, Teresa, madre de Marité, se emocionaba con los versos que le eran dedicados y contagiaba la lágrima, el filo con que la vida dice.Y la poeta vuelca en palabras su impotencia, su dolor, su ternura, su amorMi madreSintió sus manos engrasadas.Tiró botones sobre la mesa.Ejercicios vanos Sus dedos no respondieron.Perdió la oportunidad de sanarse.

*Ella tiene olor a menta en sus ojos.Cuando no escucho su voz paso a su ladouna y otra vezbusco su mirada.*

El libro contiene ecos de la memoria, grabados en papel, suspiros de mar, el pasillo mismo de la vida, ecos de batalla, de infancia, cristales de la naturaleza, lo onírico y el deseo, vendavales interiores, sombras cotidianas, oscuridades, dolores, porque como dice Eugenia Levin en el prólogo Marité quita el velo de la rutina para ubicarse en las profundidades del ser. En ese camino, la palabra adquiere una fuerza que tiende a lo trascendente.

El poemario – presentado por Marta Diaz y Lelia Recalde Deponti – nos deja abiertos a la lectura, al placer de pensar en las palabras que la poeta escribió en busca de la luz. Muchos de los poemas crean desde la simpleza una necesidad de reflexión. No olvidemos que la vida de alguien suele tener parentesco con la nuestra.La poeta dice:

AmarantineEscucho música celta. cierro los ojos el instante me trae a la memoria

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antiguos rostros los veo merodear. caminan por mi izquierda y luego se alejan.Han palpitado más de un silencio a mi alrededor.La armonía se aloja en mí mientras suena Amarantine deja arpegios de amor en el cuerpo.

María Teresa Archina

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¡Basta ya!Boletín Literario

Año 11– Nº: 144Julio - Agosto 2016