Boletín Las Alcublas nº 3

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LA ASOCIACIÓN CULTURAL LAS ALCUBLAS (ACLA) PRESENTA UN REPASO A LA RELACIÓN DE LOS ALCUBLANOS Y LAS ALCUBLANAS CON EL COMERCIO DEL FRÍO DESDE EL SIGLO XVI HASTA EL SIGLO XXI CASA de la CULTURA de ALCUBLAS del 6 al 9 de AGOSTO de 2009 LA NIEVE EN ALCUBLAS: VENTISQUEROS Y HORCHATERAS las alcublas Boletín informativo de La Asociación Cultural Las Alcublas (ACLA) - nº 3 agosto 2009

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LA ASOCIACIÓN CULTURAL LAS ALCUBLAS (ACLA) PRESENTA UNREPASO A LA RELACIÓN DE LOS ALCUBLANOS Y LAS ALCUBLANAS CONEL COMERCIO DEL FRÍO DESDE EL SIGLO XVI HASTA EL SIGLO XXI

CASA de la CULTURA de ALCUBLAS del 6 al 9 de AGOSTO de 2009

LA NIEVE EN ALCUBLAS:VENTISQUEROS Y HORCHATERAS

las alcublasBoletín informativo de La Asociación Cultural Las Alcublas (ACLA) - nº 3 agosto 2009

No cabe lamenor duda de que unas de las ideas enlas que estamos de acuerdo todos losmiembros deACLA son la creencia de que lo colectivo debe estarpor encima de lo individual, y de que el conjuntodebe prevalecer sobre los detalles aislados. Al pre-sentaros este nº 3 del Boletín de la AsociaciónCultural Las Alcublas una de las primeras sensa-ciones que se tienen es la de que esmuy poco baga-je el haber publicado en casi dos años sólo tresejemplares del boletín. Luego, pensándolomejor tedices: “Bueno, ACLA no es una revista cultural, sinoque el boletín es una pequeñamanifestación detodo lo que hacemos”, y por otro lado publicar unboletín no es barato ni nosotros nadamos precisa-mente en la abundancia.

Y realmente es así, el boletín quiere tener un carác-ter simbólico, de ahí que lo publiquemos semes-tralmente, en coincidencia con las fiestas de SanAntón y las fiestas de verano. Al igual que en elnúmero de agosto de 2008, os presentamos esteaño un ejemplarmonográfico, dedicado almismotema que la exposición que hemos preparado, peroesto no quiere decir que todos los veranos vayamosa presentaros una exposición necesariamente: pre-ferimos seguir trabajando sin caer en la rutina y sinmarcarnosmásmetas que las quemarquen nues-tros asociados y nuestras ganas de trabajar, mante-niendo nuestra independencia como parte esencialdel proyecto que es ACLA.

Este 2009 está siendo un año complejo en el que enalgúnmomento se ha intentado distorsionar nues-tro trabajo por parte de algunas personas. Esto sinembargo lo que ha conseguido es que tengamosmás claros, si cabe, cuáles son nuestros objetivos yprioridades, en coincidencia con una etapa de claraexpansión de la asociación: este año hemos esta-blecido contactos con numerosas personas y enti-dades, de forma que se abren ante nosotrosmásposibilidades para desarrollar proyectos con éxito.La colaboración con el Ayuntamiento y con elGrupo Alcublano de Teatro para recuperar laCanción de San Antonio Abad de Alcublas en laNoche de las Hogueras, la colaboración con la FallaLos Generales para realizar una plantación de pinosy carrascas, la colaboración de la Universitat deValència para elmarcado de la Ruta del Gallipato, ola colaboración de la Universidad Politécnica en laexposición de Pilar Climent, y elMuseu Valenciàd´Etnologia para elmontaje de la exposición sobrela nieve en Alcublas, son los resultadosmás rese-ñables de este trabajo.

Visto así, como símbolo del trabajo realizado en losúltimos seismeses, este nº 3 del Boletín Informativode la ACLA ya no parece tan pobre bagaje, si no todolo contrario, nos parece todo un éxito que espera-mos poder seguir ofreciendo, con vuestra colabora-ción y participación, al conjunto de la sociedadalcublana durantemucho tiempomás.

SUMARIO

Editorial..............................................3

LA NIEVE EN ALCUBLAS:VENTISQUEROSY HORCHATERAS..........................3-10

Actividades de ACLA ........................12

alcublaslas

Nº 3. II Época. Agosto 2009

EDITORIAL

LA ASOCIACIÓN CULTURAL LAS ALCUBLAS (ACLA) PRESENTA UNREPASO A LA RELACIÓN DE LOS ALCUBLANOS Y LAS ALCUBLANAS CONEL COMERCIO DEL FRÍO DESDE EL SIGLO XVI HASTA EL SIGLO XXI

CASA de la CULTURA de ALCUBLAS del 6 al 9 de AGOSTO de 2009

LA NIEVE EN ALCUBLAS:VENTISQUEROS Y HORCHATERAS

Las Alcublas - 3 / Agosto 2009 3

PRESENTACIÓN

La Asociación Cultural Las Alcublas rea-liza desde su nacimiento un trabajo decatalogación de construcciones tradicio-nales realizadas en piedra seca, entre lascuales se encuentran los ventisqueros yneveros. Cuando el año pasado prepará-bamos la exposición sobre la ColoniaAlcublana pudimos observar que, dentrodel fenómeno migratorio que afectó a lalocalidad en el siglo XX, lamujer tuvo unpapel importante, sobre todogracias a sutrabajo en las horchaterías más tradicio-nales de la ciudad de Valencia. Analizarlas causas de este fenómenomigratorio ydefinir sus característicasmás importan-tes, nos llevó inmediatamente a relacio-narlo con el antiguo comercio de la nieveen el Reino deValencia, en virtud del cualexistía desde antiguo una relación íntimaentre los arrendadores del suministro denievepara la ciudaddeValenciay la loca-lidad de Alcublas, considerada la puertade la zona que abastecía a la ciudad ypueblos cercanos: La Bellida. Por lodemás no hay necesidad de insistir en lalógica relaciónqueseestableció entre loshabitantes de Alcublas, los comerciantesde nieve, y los principales consumidoresde este producto desde mediados delsiglo XIX: las horchaterías.Si hemos de realizar una primera lecturaacerca de la finalidad de esta exposiciónsobre la nieve en Alcublas, sus objetivosprincipales son la recuperación para lamentalidad colectiva de lo que fue elcomercio de la nieve y el valor del fríocomo producto, uniendo en una mismamuestra lahistoriadeeste comercio en lalocalidad y los restos físicos de aquellaactividad, aprovechando al mismo tiem-po para seguir indagando en la historiamás reciente, sobre todo en relación conel fenómeno de la emigración.Pero además, uno de los elementos bási-cos en el proyecto de la ACLA es dinami-zar a nivel cultural la localidad y promo-ver la participación social a la hora deelaborar y desarrollar propuestas cultu-

rales: en la preparación de esta exposi-ción se ha buscado la implicación delmayor número posible de personas de lalocalidad. La mayoría de los textos de laexposición se basan en las numerosasentrevistas realizadas a horchaterasalcublanas y propietarios de horchaterí-as, y en testimonios de personas quevivieron el fenómeno desde fuera.Además, las fotografías y objetos recopi-lados para realizar la exposiciónhan sidocedidos por gran número de personas,muchas de las cuales han hecho suyo elproyecto, preocupándose de localizar aotras personas que pudiesen tenermate-rial y convenciéndoles para que nos loprestasen.Estamos convencidos de que una expo-sición de ésta índole no debe ser unaactividad creada por una asociación,sino que debe ser una actividad quesurja desde los vecinos y para los veci-nos: el papel de la ACLA debe ser actuarcomo estímulo para crear una culturade lo colectivo y de la participaciónsocial, elementos que consideramosnecesarios para la mejora de las condi-ciones de vida en una pequeña locali-dad como es Alcublas.

ALCUBLAS,PUERTA DE LA BELLIDA.

El comercio de la nieve en Alcublas a lolargo de la Historia.La recogida y venta de nieve era una acti-vidad que ya se realizaba en Alcublas enlos siglos XVI y XVII, pero que fue en elsiglo XVIII cuando adquirió importancia.La situación de Alcublas en una zonamontañosaen laqueconunacierta regu-laridad se producían precipitaciones enforma de nieve, su buena comunicacióncon la capital del Reino a través delCaminoReal deAragón, y el hechodequeen losmontes de LaBellida enCanales seencontrase la mayor concentración deventisqueros de todo el Reino deValenciay, por tanto, existiese una red comercialperfectamente organizada, son factoresque posibilitaron su participación en estecomercio, en el cual la villa veía unabuena oportunidad para aumentar susingresos.La recogida y almacenamiento de nievetenían lugar previo concierto con elAdministrador General del Abasto de laNieve de la Ciudad de Valencia, con el

LA NIEVE EN ALCUBLAS:VENTISQUEROS YHORCHATERAS

cual se ajustaba el pago del Derecho deFillola - impuesto para poder comerciarcon lanieve-, lascondicionesdeabasteci-miento de nieve para la villa, y en ocasio-neselpreciode los jornalesdepersonasycaballerías, aunque esto último solíaajustarse una vez almacenada la nieve yen el momento de cerrar la venta de lamisma.Esta actividad económica se mantuvohasta finales del siglo XIX, cuando lasfábricas de hielo artificial hicieron que elcomercio de nieve resultase poco renta-ble y provocaron el abandono de los ven-tisqueros y otras instalaciones relaciona-das con él.

Los ventisqueros deAlcublas

Para el almacenamiento de la nieve lavilla contaba con al menos siete ventis-queros grandes y numerososmuros ven-tisqueros auxiliares, aunque tenemosconstancia documental de sólo cinco deellos: el de mayor capacidad era el de laCueva Sabuquera, el de Guillamón o delBarranco de Lucía, el del Alto de la Silla,el del camino de LaBalsilla o “ventisque-ro de la Villa”, y el de Santa Bárbara, deubicación desconocida.

La recogida y almacena-miento de la nieve

Nada más nevar, si la cantidad era sufi-ciente, se reunía el Consejo General de lavilla - el Ayuntamiento en el siglo XVIII -,y a propuesta del Jurado o del RegidorMayor se acordaba recoger nieve, dandopúblico pregón en el que se indicaban loslugaresa losquedebíanacudir los intere-sados en participar en la recogida y lascondiciones en las que ésta se debía derealizar. Por ejemplo el 10 de enero de1754 el Ayuntamiento acordó:

“(...) fue determinado que se plegueNieve por cuenta de la Villa, echandopregón que los vecinos que quisierenplegar nieve no se les ofreze jornal,sino a lo que se pudiere sacar, y que seentre en las heredades que no esténsembradas almenor perjuicio, y todoslos muchachos que no tubieren dozeaños que no se les pagará si fueren aplegar, y se haga saver a los vecinospor pregón público”.

Normalmente losbeneficiosobtenidosde

la venta de la nieve se repartían en pro-porción al trabajo realizado, para lo cuallas cargas de nieve recogidas por cadavecino y las caballerías aportadas parasu transporte eran anotadas minuciosa-mente. En otras ocasiones se fijaba unsalario fijo para jornaleros y caballerías.Sin embargo, éste último sistema eraimposible usarlo en años en los que lasnevadas eran abundantes y nevaba enzonasmás cercanas aValencia, ya que enestos casos los Arrendadores de la Nievese negaban a pagar por jornales, ofre-ciendo unos preciosmuchomás bajos.Los trabajos requerían mucha mano deobra en poco tiempo, para aprovechar lanieve antes de que se derritiese: el aca-rreo de paja hasta los ventisqueros paraconservar lanieve, la limpiezadel ventis-quero, la recogida de nieve, su transporteenmulas hasta los depósitos... Por ejem-plo en el año 1743, para abastecer de pajael ventisquero de Santa Bárbara hicieronfalta 121 serones de paja acarreados por35 hombres en dos días. Además de loshombresera frecuente laparticipacióndeniños, participacióna laqueelConsejodela villa se negaba, prohibiéndola en susacuerdos, comoenelde 1706, enelque seindica “que no vaya ninguno a palear queno tengaquinzeaños, y a llevar lasmulasque no tengan doze años “.

El transporte de la nieveUna vez concertada su venta con elAdministrador de la Nieve de la Ciudadde Valencia, la villa debía llevarlahasta Liria. La nieve era sacada de losventisqueros y pesada antes de ser car-gada y preparada para su transporte encarros, cubriéndola con paja y otrosmateriales para aislarla del calor. Elviaje se realizaba de madrugada paraevitar el efecto del sol, y en él se utiliza-ban las mulas de los vecinos aportadas“a tanda de villa“. Precisamente es poresta causa por la que, en determinadostramos especialmente empinados y dedifícil paso, se labraron en la piedracarriles por los que pudiesen rodar loscarros sinmiedo a volcar, las conocidaspopularmente como “carrilás”.Concluido el viaje la nieve volvía a serpesada y vendida. Las pérdidas sufridasdurante el transporte eran evaluadasgracias a ese doble pesaje, y su mon-tante era repartido entre los vecinos enproporción a los jornales o cargas rea-lizados por cada uno.

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Los beneficios de la ventade nieveEl destino de los beneficios de la venta denieve fue en el año 1706 el origen de unode los muchos conflictos que tuvoAlcublas con Valdecristo, ya que la villaquería disponer libremente de ellos, ale-gando que la recogida de nieve era underecho propio, mientras que la Cartujalo reclamaba como suyo, aunque permi-tía que la villa lo disfrutase. A raíz delAcuerdo del Consejo General de Alcublasde22deenerode1706pararecogernieve,el prior de Valdecristo reaccionó impo-niendo a la villa una elevada multa de“mil ducados a la Villa y quinientos a losJusticia, Jurados y Síndico de lamisma, yque no osen plegar nieve en elVentisquero de la Balsilla y en elVentisquerode la Silla “. LaVilla noacatóla orden de la Cartuja y el Consejo deter-minó “que se plegue en cualquier sitio dela Villa y en dichos ventisqueros “, y queplegaba nieve “para los Arrendadores dela Nieve de la Ciudad de Valencia, en vir-tuddeunacartaquedichosArrendadoreshan enviado a la Villa [para] que plegaranieve en los puestos acostumbrados “.Parece ser que se llegó a una soluciónpactada según la cual la villa tenía dere-cho a recoger nieve, pero debía destinarlos beneficios de la venta de la nieve alpagodesusdeudasyamejorasen la igle-sia parroquial (por ejemplo en 1737 untercio de los beneficios se destinó a obrasen la iglesia, y en 1767 se recogió nievedurante trece días, destinándose el valorde lo recogido el último de ellos a sufra-gar los gastos de un nuevo palio para laiglesia.

El consumo de nieveen la villa

Las primeras referencias que hallamossobre este consumo en Alcublas sondos acuerdos del año 1758, uno sobre el“Ajuste de la Nieve para el Abasto de laVilla “, en el cual se indica que elAdministrador de la Nieve se compro-metía a suministrar nieve a la villadurante cuatro años al precio de dosdineros la libra, y otro en el que seacuerda arrendar la venta de nieve parael consumo de los vecinos. El hecho deque no encontremos referencias ante-riores no quiere decir que no se consu-miese nieve hasta esa fecha, ya que esto

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sería algomuy extraño en una comuni-dad que se dedicaba a su recogida yventa. La explicación que podemos dara esta situación es más sencilla, ya queel aumento de la demanda de nieve enla segundamitad del siglo XVIII debióhacer necesaria unamayor organiza-ción del abastecimiento y venta denieve, hasta entonces solucionados demaneramenos compleja.

La nieve, ¿productoestratégico?

Para que nos hagamos una idea de laimportancia económica que llegó aadquirir el comercio de la nieve, bastacon decir que durante la Tercera GuerraCarlista el abastecimiento de nievepara la ciudad de Valencia se convirtióen un factor que podríamos denominarcasi como de “importancia estratégica”,y si por un lado las tropas carlistas sededicaron a impedir el suministro a laciudad, por otro las tropas guberna-mentales dedicaron numerosos esfuer-zos a asegurarlo: el consumo de nievepara refrescos y helados en las horcha-terías de la capital se había generaliza-do tanto que el desabastecimientohabría supuesto una consecuencia dela guerra muy impopular para elgobierno.

LAS HORCHATERASDE ALCUBLAS:UN FENÓMENOMIGRATORIOPECULIAR

El consumodenieve para refres-cos y helados se había generali-zado durante el siglo XIX enValencia, y las horchaterías sehabían convertido en locales demoda.Por laconfluenciade inte-reses, los arrendadores delabastodenievey lospropietariosde horchaterías entablaron unarelación comercial íntima quecontodaprobabilidad llevóaquelas mismas personas que poseí-an las horchaterías controlasenel comercio de este producto, oque quienes controlaban estecomercio se acabaran convir-tiendo en propietarios de hor-chaterías.En los siglos XVIII y XIX los

arrendadores del suministro de nievepara la Ciudad de Valencia poseían paja-res enAlcublas y a principios del siglo XXlos propietarios de alguna de las horcha-teríasmás importantes deValencia pose-ían casa en Alcublas, y pasaban algunosperiodos de tiempo residiendo en la loca-lidad. No es pues de extrañar que, endeterminadosmomentosydadaesta ínti-ma relación, personas de Alcublas aca-basen trabajando en las horchateríasvalencianas.Durante el siglo XX la localidad de

Alcublas se vio afectada por la emigra-ción de un importante número de habi-tantes por causas principalmente econó-micas. Una parte importante de estefenómeno migratorio la protagonizaronlas mujeres, sobre todo las jóvenes, cuyodestino fue principalmente la capital, adonde se dirigieron para servir comocriadas o comodependientas. A ellas es aquienes va dedicada esta exposición.

El difícil salto a la ciudadLa edad de las jóvenes que fueron a tra-bajara lashorchateríasoscilabaentre los14y los 18años, y lasmotivacionespara ira Valencia fueron siempre más o menoslas mismas: la pobreza generalizada delinteriorde laprovinciadeValenciaempu-jaba a las gentes hacia la ciudad, y en elcaso de las mujeres, menos útiles en laslabores agrícolas, poder colocarse a ser-vir en Valencia era toda una suerte paraellas y para sus familias.Con anterioridad a la década de 1940sabemos de la presencia de horchaterasalcublanasen lashorchateríasdeElSigloy Santa Catalina. La llegada a la horcha-tería era a través de alguien conocido: lonormal era que cuando se producía unavacante, generalmente porque la jovenregresaba al pueblo para casarse, algunafamiliar de las que ya estaban trabajandopasase a ocupar el puesto, existiendo encierto modo “lista de espera” para podercolocarse en las horchaterías. Y es quetrabajar en estos establecimientos eraespecial por varios motivos: porque setrabajaba con gente de una edad similar,porque se trabajaba con gente de tumismo pueblo, y porque el régimen devida en las horchaterías era parecido al

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de un internado: la tradicional honorabi-lidad de estos locales y de sus dueñoshacía posible que las familias alcublanasconfiaran a sus jóvenes hijas sin temoresde ningún tipo, a pesar de enviarlas lejosde casa.

La llegada a lahorchatería

EnValencia hemos constatado la presen-cia dealcublanas trabajandoenalmenoscinco horchaterías diferentes en los años50 y 60: la Horchatería de la Plaza de laVirgen, propiedad del padre de DonBernardo Mir, que fue maestro enAlcublas, en helados Raykar –antiguacasa “El Gordo”-, y sobre todo en las hor-chaterías de El Collado, -al menos desdeel año 1940, cuando la adquirió MartínCivera cambiando su antiguo nombre deHorchatería Casa Adríán, más conocidacomo “LaCentral”-, y en lasmásantiguashorchaterías de Santa Catalina y El Siglo.En estas dos últimas además sabemosque ya en los años veinte había mujeresde Alcublas trabajando, y es en ellas,junto con la de El Collado, donde el fenó-meno de las horchateras alcublanas fuemás importante.Por regla general, al llegar por primeravez las jóvenesa lashorchateríasdeSantaCatalina y El Siglo, empezaban a trabajaren la cocina para más adelante pasar aservir en el local. No obstante se dabancasos en los que se las colocaba comoniñerasocriadasen lacasade losseñores,y a veces compaginaban esta ocupacióncon el servicio en la horchatería. En otrasocasiones, las menos, las chicas pasabandirectamente a servir en el salón.Una peculiaridad de la vida de las hor-chateras en Valencia era que se alojabanen elmismo edificio de la horchatería: enEl Siglo y Santa Catalina el local estabaen la planta baja y un salón en el primerpiso, en el segundo vivían los dueños, yarriba del todo las chicas. En El Colladotambién se alojaban en la parte superiordel edificio de la Calle Ercilla. El aloja-miento era muy sencillo: en el caso de ElSiglo en los años 20 y 30 una sala ampliacon varias camas para las chicas y unahabitación menor que usaban para arre-glarseyenSantaCatalina3habitaciones,una de ellas una sala amplia con variascamas. Desde el alojamiento bajaban aservir ya con el uniforme completo, y enEl Siglo nos cuentanquebajaban la esca-lera de espaldas para no arrugar losdelantales almidonados…

El trabajo en lahorchateríaEn las horchaterías había cuatro clasesde trabajadores: las niñeras, las cocine-ras, los reposteros –se encargaban de larepostería y la elaboración de helados yhorchata-, y lascamareras, a lasque todoelmundo conocía como horchateras.El local abría todos los días de la semanay se trabajaba en dos turnos. De madru-gada, hacia las 3 de lamañana, se encen-día la cocina de carbón, y el primer turnode servicio empezaba a las 7 de lamaña-na, hasta launaymediaodosde la tarde.El segundoturnosustituíaa laschicasdelprimero hasta las 10 de la noche. Cadachica tenía asignadas sus propias mesas–en Santa Catalina eran 7 u 8-, y habíaclientes fijas que siempre buscaban lamisma mesa, estableciéndose una rela-ciónespecial con lachicaque laservía.Laveteraníaen lahorchateríaera importan-te, pues según la antigüedad se elegía elgrupo demesas a servir, con lo cual a lasnovatas siempre les tocaba atender lasmesas del salón superior, con la incomo-didad que suponían las escaleras paratrabajar.Al principio, en los años 20, tanta era lanecesidad que se trabajaba a cambio de

alojamiento y comida, y el único benefi-cio económico que se obtenía eran laspropinas. Más tarde ya se pagaba unsalario, aunque en los años cuarenta denuevo se volvió a trabajar a cambiosólo de alojamiento y manutención. Detodos modos las propinas permitierona muchas alcublanas confeccionarseunos ajuares para casarse de una cali-dad a la que pocas jóvenes de LaSerranía podían aspirar, además deliberar a la economía familiar de unaboca que alimentar, e incluso aportarun dinero para la casa paterna.Las chicas libraban un día entre semanapor turnos –los festivos no libraban, por-queeran losdíasdemás trabajo-, eligien-do según la antigüedad en la casa, aun-queavecesen lugarde librar cobrabaneldía, algo que muchas preferían parapoder ahorrar. Tampoco en lo relativo avacaciones se puede hablar de un patrónuniforme: antes de la Guerra Civil lasvacaciones eran de una semana que nor-malmente se empleaba en viajar al pue-blo a visitar a la familia –un día en ir,cinco o seis de estancia y otro en volver-.Después,yaenlosaños50, lasvacacioneserande15díasy luegodeunmes, aunquehabía chicas que renunciaban a ellas ypreferían trabajarlas para ganar másdinero.

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Una clientela muyespecial

Trabajar en la horchatería permitía teneruna visión muy particular de la sociedadvalenciana, porque al tiempo que lasHorchaterías eran unos establecimientosmuy populares, eran también unos esta-blecimientos demodaparagente acomo-dada de la ciudad. Además la mayoríaestaban en el centro de Valencia, dondese desarrollaba casi toda la vida públicade la ciudad.Por las horchaterías desfilaba un grupodegentesmuydiverso,variandosuproce-denciayclasesocial según lahoradeldía:a primera hora de la mañana la clientelade las horchaterías eran las gentes delMercado Central, los comercios cercanosy los transportistas. Losdelmercadosolí-an ir a desayunar antes de abrir las para-das. También eran frecuentes los tratan-tes de granos y otros productos agrícolasquecomerciabanenlaLonja.A lo largodela mañana a esta clientela se le añadíanlas personas que llegaban desde los pue-blos a pasar el día en la capital. Muchasveces estas personas usaban las horcha-terías como lugar de reunión tras hacersus compras y gestiones y como “base deoperaciones”: era frecuente que trasalmorzar dejasen allí algún bolso o cajahasta la hora de comer, cuandoaparecíanllevando su propia comida, a veces paracocinar en la horchatería a cambio delgasto en la bebida. Como podemos apre-ciar eran unos localesmuy populares.

Por la tarde sin embargo los locales setransformaban -incluso las chicas cam-biaban sus delantales de la mañanamássencillos y largos por otros más peque-

ñosy bonitos-, paraacogeraunacliente-la más distinguida formada casi total-mente por mujeres –los hombres iban alos cafés, casinos o ateneos-, quemeren-dabano tomabanun refresco, y a quieneslas horchateras, como es lógico, siempresugerían tomar lo más caro: lechemerengada, la copa de helado de lacasa... En los años 20 y principios de los30 era frecuente ver aparcado en la puer-ta de la horchatería Santa Catalina o ElSiglo un coche de caballos con el mozoesperando a que su señora saliese dellocal: que muchas veces las señoraspedíanalgopara los cocherosy las chicasse lo sacaban a la puerta. También erabastante frecuente salir a servir pedidosde horchata, granizados y helados acasas particulares de gente acomodada.Ya en los años 60 esa división social de laclientela fue reduciéndose, y las horcha-teríasseconvirtieronenunreferenteparala celebración de acontecimientos fami-liares: bautizos, comuniones y sobretodobodas. Las horchaterías fueron las pre-cursorasde lasactualessalasdebanque-tes, en unosmomentos en los que el paísparecía despegar económicamente, y en

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los que la música de los “pick up” causa-ba furorpor todaspartes–dehechoenlascelebraciones debodas enSantaCatalinase podía contratar el tocadiscos como unserviciomás-. Igualmente fueronprecur-soras de los actuales servicios de “cate-ring”, y con frecuencia las horchaterasservían los productos de las horchateríasen eventos privados y actos oficiales,comoocurriópor ejemploen la recepciónoficial que el Ayuntamiento ofreció en la

Lonja en el año 1953 para autoridades deMadrid, donde lashorchaterasdeEl Siglosirvieron con traje de fallera.También las horchaterías fueron centrosde reunión social: la primera sede de laColonia Alcublana en Valencia fue en lahorchatería El Siglo; en El Collado erafrecuente ver reunidos a falleros de estaplaza y a comerciantes de la Lonja,; enSantaCatalinaalmorzaban todos los jue-ves los miembros del Tribunal de las

Aguas después de la sesión en la puertade la Catedral, y allí se celebraron tam-bién juntas de la Falla Lope de Vegadurante un tiempo.

Las grandes fiestasPerosi enalgúnmomento lashorchaterí-as ocupaban –y ocupan-, protagonismoenlavidade laciudad,eseeradurante lasfiestas grandes. Los días festivos en losque se celebraba procesión en Valenciaerandíasespecialespara lashorchateríaspor la gran afluencia de público, en losque incluso se reforzaba la plantilla: asíocurría en la festividad de San VicenteMártir, en laVirgende losDesamparadosy en el Corpus Christi.Hasta mediados de la década de 1970existían en Valencia muy pocos localesdedicados a la hostelería de calidad, y lashorchaterías, además de ofrecer un pro-ducto tradicional y artesano, ofrecían unproducto casi exclusivo, y lo hacían enunos locales atractivos para el públicofamiliar, cuyo éxito era debido en granmedida al buen hacer del personal quelas atendía: las horchateras. Visitar estosestablecimientos en esas fechas era, ade-más de un placer una tradición que pasa-ba de padres a hijos, y que se mantienevigente hoy en día. También durante

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muchos años, para las procesiones delCorpus y de la Virgen de losDesamparados la horchatería SantaCatalina estuvo enviando dos chicas a laDiputaciónprovincial para servir horcha-ta y limón granizado a las autoridades ysus invitados, y los Seguidores de laVirgenmontabanunasemanaantesde lafestividad un altar en el salón del primerpiso de esta horchatería, con gran trajínde gente toda la semana.Pero la fiesta en la que las horchateríastoman protagonismo, es la fiesta de SanJosé: si hay algo tan característico de lasfallas como tirar un petardo ese algo estomarseunchocolate conbuñuelos. Parafallas la plantilla de trabajadores se lle-gaba a triplicar y las horchaterías traba-jaban sin descanso día y noche en variosturnos: los dormitorios siempre estabanocupados por alguien descansando. Elprotagonismo estos días lo tenían lasbuñoleras, que no paraban un momentode hacer buñuelos sentadas frente a loslebrillos, un trabajo para el que se solíacontrataraespecialistas, lamayoríaanti-guas trabajadoras de las horchateríasque esos días ayudaban a las chicas. Nocabe la menor duda de que la imagen deuna buñolera a la puerta de la horchate-ría es una de las más características deestos locales, y de hecho se utilizó –y sesigue utilizando- como reclamo para la

clientela a causa de su tipismo.En fallas medio pueblo “bajaba” aValenciaa trabajaren lashorchateríasoatocar con la banda de música, y el otromedio “bajaba” a visitar a sus paisanos enla ciudad y a disfrutar de la fiesta. Lashorchaterías, además de lugar de trabajose convertían en punto de reunión yencuentro entre amigos, familiares yvecinos. Durante años fue costumbre quela Unión Musical Alcublana, contratadapor fallas de la ciudad, acudiese unamañanaa lapuertade lashorchateríasElSiglo, Santa Catalina y El Collado a tocarelHimnodeValencia, amodode saludoasuspaisanasypaisanosdeestos locales ya susdueños, alcublanosodescendientesde alcublanos.

El final de una épocaA finalesde ladécadade 1970yprincipiosde la de 1980 elmodelo hostelero que dioorigenal fenómenode lashorchateras enValencia se vio sometido a unos cambiosque hicieron insostenible el negocio dehorchatería tradicional. La proliferaciónde localesdehosteleríayel cambioen losmodelos de gestión de los mismos hicie-ron que no resultase rentable un negocioque había perdido en buena parte suexclusividad y que además del sueldodebía pagar lamanutención y alojamien-

to de sus trabajadoras. Por otro lado,tampoco las jóvenes, por los cambiosexperimentados en la sociedad españolacon la democracia, se sentían cómodasviviendoenel lugarde trabajo, constreñi-das por unas normas y unos horariosanticuados.De estemodo desapareció el alojamien-to en las horchaterías y el peculiar fenó-meno migratorio protagonizado por lasjóvenes alcublanas. Durante casi unsiglo decir “horchatería” en Valenciacapital equivalía en cierto modo a decirAlcublas, ya que en las principales hor-chaterías del centro trabajadoras o due-ños tenían alguna relación con estapoblación de la comarca de losSerranos. Las horchateras fueron testi-gos de la evolución de Valencia comociudad, de un siglo de cambios políticosy sociales, fueron el referente para lossueños y esperanzas de muchas jóvenesque vivían en un pueblo empobrecido.Ellas fueron emigrantes que trabajaronduramente para hacerse el ajuar, paraayudar a sus familias, o para poder com-prar un piso, pero al hablar con ellas,siempre acaba por aflorar la sonrisa alrecordar las muchas anécdotas quevivieron, los ratos de ocio que compar-tieron, el tiempo de juventud que pasa-ron juntas trabajando en las horchaterí-as de Valencia.

Las Alcublas - 3 / Agosto 2009 11

Aprincipios del sigloXXI,muypocoquedade lapercepcióndel fríocomoun“produc-to” del que se puede sacar un beneficioeconómico, y muy poco queda de la rela-ción que Alcublas mantuvo con la nieve.Los ventisqueros y caminos de la nievepermanecen abandonados e incluso per-didos entre la vegetación, y su significadoy ubicación son desconocidos para granpartede lagente. EnValencia, de todas lashorchaterías tradicionales que tuvieronrelación con Alcublas, tan sólo las de ElCollado y El Siglomantienen relación conAlcublas y son el último lazo –aunquesóloseasimbólico-, conelantiguocomer-cio del frío.Llegados a este punto, y a modo de con-clusión, nos gustaría hacer una reflexiónacerca de cuál podría ser el papel de estepatrimonio cultural y etnológico deAlcublas en el desarrollo de la localidad.En una época en la que las localidades deinterior buscan en el turismo rural unafórmula para diversificar sus ingresoseconómicos, en la que el turismo culturalutiliza el patrimonio comomateria primacon la que estructurar una oferta atracti-va, la riqueza del patrimonio relacionadocon el comercio de la nieve en Alcublaspermitiría crear un parque temático alaire libre de un alto valor cultural, en elcual sería posible relacionar entre sí ele-

mentoscomolosventisqueros, elneveroylos caminos de la nieve, de forma que sepudiese percibir en toda su magnitud lacomplejidad e importancia de esta activi-dad económica en tiempos pasados. Porotro lado, la localización de este patrimo-nio en una zona de alto valor ecológico ypaisajístico refuerza su atractivo de cara ala creación de rutas turísticas.En cuanto a las horchaterías, estrecharlazos con estos establecimientos y utili-zarlos como punto de promoción turísticade la localidad es una posibilidad quedebería ser tenida en cuenta: aunque hoyen día muchos locales ofrecen helados,granizados yhorchata,muypocospuedenutilizar su relación con Alcublas comoargumento promocional, enriqueciendola experiencia que supone una degusta-ción de sus productos con la perspectivahistóricadelcomerciode lanieveyelanti-guo origen de estos establecimientos.Pornuestrapartenosconformamossi conesta exposición hemos conseguido llamarla atención sobre la necesidad de conser-var el patrimonio etnológico de la locali-dad –ventisqueros, nevero, “carrilás”-, ysobre la necesidad de recuperar, aunquesea poco a poco, esa otra Historia deAlcublas que no está en los libros, unatarea en la que estáis todos invitados aparticipar.

EL SIGLO XXI, EL FRÍO Y ALCUBLAS

La exposición “La nieve en

Alcublas: ventisqueros y horcha-

teras” ha sido posible gracias a la

colaboración desinteresada de

muchas personas que trabajaron

en las horchaterías, que han con-

versado pacientemente con nos-

otros relatándonos sus experien-

cias, y que han hecho suyo este

proyecto prestándonos sus foto-

grafías y objetos. Gracias también

a los propietarios y ex-propieta-

rios de horchaterías, y a todas

aquellas personas que a título

personal y desde las instituciones

han hecho posible que este pro-

yecto se convirtiese en realidad.

Muchas gracias a todos y todas .

Participa en las activi-dades de ACLA

AsociaciónCulturalLas Alcublas

Como el poeta, vamoshaciendo camino...

...en los próximos mesesseguiremos con el marcadodel tercer tramo de la Rutadel Gallipato, la excursión ytrabajos de “Las caleras deLa Solana”, la puesta enmarcha de la 1ª fase decatalogación de corrales deganado del término deAlcublas…y muchas más

ACLA agradece la colaboraciónde Colchones Star en laimpresión de este boletín