Boletín Espitia Betriu Asesores & Auditores - Autoritarismo y posdemocracia

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Rajoy pensó que la Unión Eurpea tragaría, sin tener en cuenta que España no es Alemania, ni Francia, ni Inglaterra.

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Semana 12/ 2012

Autoritarismo y posdemocracia

Rajoy pensó que la Unión Europea tragaría, sin tener en cuenta que España no esAlemania, ni Francia, ni Inglaterra

Josep Ramoneda, marzo 2012

Si el sentido común es la razón instruida por los hechos, a Mariano Rajoy le han falladolos hechos, es decir, la experiencia. Porque buenas razones tenía para fijar el techo dedéficit que considerara oportuno, pero no quiso tener en cuenta al anunciarlo que seríaincapaz de defender su posición, que él mismo presentó como un acto de soberanía,cuando Bruselas levantara la voz. Fue un cálculo de novato: pensó que la Unión Europeatragaría, sin tener en cuenta que España no es Alemania, ni Francia, ni Inglaterra, y quelos dirigentes posdemocráticos de Bruselas viven de demostrar que ellos están porencima de la soberanía de los Estados. ¿Ha hecho el ridículo, Rajoy? Simplemente, hatomado un baño de realismo que, a juzgar por el desdén con que trató a la oposición ala hora de explicar este penoso episodio, no le ha sentado nada bien.

¿Por qué el PP viene actuando con tanta arrogancia desde que ha regresado al poder?¿Por qué Rajoy se permite introducir cada semana una medida que contradice lo queprometió en la campaña electoral con la más absoluta impunidad? ¿Por qué ha dejadode ser previsible, según él la mejor de sus virtudes, para comportarse como si todo leestuviera permitido? La respuesta más fácil es atribuir este paso del opositor tranquiloal presidente autoritario a la pérdida de sentido de la realidad que a menudo generanlas mayorías absolutas. La experiencia dice que no hay gobernante que resista a latentación del poder sin concesiones. Y Rajoy no sólo cuenta con todo el poder de laadministración central del Estado sino prácticamente con la totalidad del poder autonómicoy municipal, a la espera de lo que ocurra en Andalucía. Incluso donde no manda, comoen Cataluña, tiene capacidad para condicionar al que gobierna y la ejerce con todo eldesparpajo, obteniendo pingües contrapartidas y permitiéndose encima chulear a CiUen los temas que más incomodan a los nacionalistas.

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Semana 12 / 2012

No creo, sin embargo, que la explicación de este giro autoritario esté sólo en la mayoríaabsoluta. Creo que tiene mucho que ver con la ideología y con la impotencia. Imprevisibleen las medidas concretas, Rajoy es perfectamente previsible en la estrategia. DiceTzvetan Todorov que “la tiranía neoliberal se caracteriza por una concepción de laeconomía como una actividad enteramente separada de lo social, que debe escapar alcontrol político”. Y en la medida en que Mariano Rajoy, como toda la derecha europeay buena parte de la izquierda, asume plenamente esta situación, el autoritarismo es laforma de teatralizar una autoridad sobre el poder económico que ni se tiene ni se quieretener. Mariano Rajoy es prisionero a la vez de la creencia —“No hay alternativa”— y dela impotencia que de esta ausencia de alternativa se deduce. Porque si no hay alternativano hay margen para la política. Y este es el drama de la situación actual que amenazaa la propia democracia. Si se asume, como es el caso de Mariano Rajoy, por convicciónideológica (o por realismo, que es el valor preferido de la derecha, siempre tan miedosaante la invención del futuro) que “No hay alternativa”, la vida parlamentaria es puracomedia. Y a los demás partidos sólo cabe exigirles que acaten las políticas en curso,en tanto que únicas posibles. Puesto que el PSOE ha participado de esta creenciaposdemocrática, no tiene para el gobierno otro papel que el de coartada: por la herenciarecibida y por haber seguido el mismo rumbo desde mayo de 2010.

Sin posibilidad de alternativa política e ideológica es inevitable la degradación del sistemademocrático. Una degradación que empieza por la incapacidad de la política para regulary controlar a los poderes económicos. Cuando uno se sabe impotente, aun siendopartidario del actual rumbo de las cosas, para aparentar un poder que no tiene, se ponelos tacones del autoritarismo.

Estamos asistiendo a un profundo cambio en el modelo social, que consolida la hegemoníade la economía (y del interés privado) frente a la política. Todas las normas que configuranel programa “No hay alternativa” conducen en esta dirección. Y, sin embargo, no hahabido en el Parlamento español ningún debate sobre el modelo social que queremos.¿A qué espera la oposición? Si ahora, que está por los suelos y tiene que reinventarsepor completo, no es capaz de lanzar este debate, ¿cuándo lo hará? ¿O es que para ellatampoco hay alternativa? La era posdemocrática ha empezado.