Luego del paréntesis del fin de semana de los padres, retomamos las discusiones acerca de los encuentros con Dios. Nuestra reflexión más

reciente sobre este tema nos permitió iniciar el análisis de uno de los encuentros con Dios que tuvo Abraham. Para facilitar este proceso de análisis hemos estado utilizando el libro “Encountering God for Spiritual Breakthrough,” (Regal Books, Dic 1998), escrito por el Dr. Elmer Towns. Este libro está disponible libre de costos en la página cibernética de nuestra Iglesia (www.ameccda.org).

Hemos destacado que los encuentros con Dios a los que hacemos referencia, no son encuentros salvíficos. Se trata aquí de encuentros que provocan transformaciones y provocan visiones

ministeriales, llamados afinados por Dios. Se trata de encuentros que nos permiten lidiar con áreas de insatisfacción que muy pocas veces somos capaces de rendirlas ante Dios. Se trata de encuentros con Dios que nos permiten avances espirituales significativos. Por último, casi todos ellos ocurren en tiempos en los que enfrentamos crisis de los niveles más altos.

En nuestra reflexión anterior repasamos algunos elementos, características y datos vitales de Abraham en virtud de poder conseguir un mejor aprendizaje de las enseñanzas y principios que se desprenden

de este encuentro. En esta reflexión trabajaremos con las formas y maneras con las que Abraham maneja su crisis. No olvidemos que las crisis son parte fundamental de estos encuentros. En adición a esto, procuraremos visitar las formas y maneras que Abraham usa para manejar sus bendiciones.El análisis del primer elemento nos obliga a definir algunas posiciones teológicas acerca de las crisis, las pruebas y los problemas que enfrentamos en la vida.

En primer lugar:

1) Las crisis y los problemas forman parte de la vida de los creyentes, porque la fe de estos tiene que ser retada (1 Ped 4:12).2) Las crisis y los problemas operan a favor nuestro y no en contra nuestra (Rom 8:28).3) Las crisis y los problemas procuran hacer crecer y desarrollar nuestra paciencia (Rom 5:4).

Hay algunas frases del libro “Lunes con mi viejo Pastor” (Escrito por José L Navajo) que nos pueden ayudar a entender esto último -¿ Quiere decir que Él utiliza las tormentas para llevarnos en la

dirección correcta? —Y las lágrimas para aclarar nuestra visión. Como dijo Lord Byron, «Se puede ver más lejos a través de una lágrima que por un telescopio». Sabiduría es entender que la lluvia que empapa nuestro cuerpo y tiñe de gris el invierno, es pintura del cielo, verde, rosa, amarilla y que los vientos tempestuosos que nos hacen estremecer agitan ese aceite hasta darle la fluidez oleaginosa necesaria para servir al pincel de la primavera. Solo es cuestión de esperar y nuestro entorno se llenará de color. -lo que logra la tempestad es fortalecernos. ¿Sabes que las industrias madereras no solo tienen personas que se ocupan de la tala de árboles, sino que cuentan también con técnicos en reforestación? Saben dónde plantar un árbol para que su madera sea de buena calidad. Cuando van a reforestar un monte recorren sus laderas hasta encontrar los puntos donde aparece lo que ellos denominan «signos de estrés». —¿ Signos de estrés? —Sí. Los signos de estrés son las zonas del monte más expuestas a los vientos y tormentas. Allí, donde son más evidentes los signos de

28 de junio de 2015 • Volumen X • No. 487

que necesitan ser analizados. Los aspectos simbólicos que estas crisis representan son otros escenarios de los que Abraham no estaba necesariamente consciente. Para muchos académicos judíos, la idea del sacrificio, es una piedra angular del judaísmo y el Akedah presenta de manera inevitable un aspecto del drama que los judíos han vivido como pueblo a través de miles de años. Lo mismo nos sucede como cristianos. Abraham fue llamado a ofrecer a Isaac en el Monte Moriah. El Monte de los Olivos está localizado en Moriah y es el mismo lugar en el que Jesús fue sacrificado por el Padre. El paralelismo que existe entre Isaac y Jesús es asombroso. No hay otra “fotografía” de la Cruz y del sacrificio que hace el

Padre más clara que la de Isaac y Abraham.

1. Ambos (Isaac y Jesús) fueron promesas cumplidas (Gns 12:3 y Gn 3:15).2. Ambos eran unigénitos del padre (Gn 22:2; Heb 11:17 y Jn 3:16).3. Ambos eran amados por sus padres (Gn 22:2 y Mt 3:16-17).4. Ambos experimentaron una jornada de tres (3) días (Gn 22:3 y Mt 27:64).5. Ambos estaban acompañados por dos (2) hombres (Gn 22:3 y Mt 27:38).6. Ambos cargaron su propia madera para el sacrificio (Gn 22:6 y Jn 19:17).7. Ambos se sometieron a su padre (Gn 22:9 y Lc 22:42).8. Ambos levantaron preguntas a su padre (Gn 22:7 y Mt 27:46).9. Ambos fueron levantados de entre los muertos (Gn 22:12; Heb 11:19 y Mt 28:6-7).

Todo esto nos sirve como acimut para entender que el manejo de nuestra crisis

puede y va a ser utilizado por Dios como una escuela para otras generaciones. O sea, que no solo prueban nuestra fe, sino que lo hacen con propósitos celestiales. Hay cuatro (4) preguntas que tenemos que

formularnos como creyentes en Cristo y que tenemos la obligación de responder siguiendo el modelo experiencial de Abraham y del Calvario:

1. ¿Qué es lo más preciado que poseo en este mundo? 2. ¿Lo he rendido a los pies del Padre?3. Si no lo he hecho aún, ¿qué me detiene? 4. ¿Estoy dispuesto a sacrificar mi Isaac?

Sabiendo esto, entonces debemos ser capaces de internalizar este principio bíblico: hay que proponer en el corazón

tensión es donde plantan los árboles. Desde el primer momento estos arbolitos conocen la crudeza del invierno y los rigores del verano. Cuando llegan las fuertes tempestades saben que la única opción para sobrevivir es hincar más sus raíces y en los tiempos de sequía extrema profundizan con esas raíces en busca de manantiales subterráneos. En este duro proceso su tronco se va endureciendo. Claro que no todos sobreviven, pero aquellos que lo logran, tendrán la mejor madera... la más codiciada y cotizada.

Qué expresiones más sabias! Es evidente que la persona que escribe esto ha visitado esos escenarios con frecuencia.

Invito a cada uno de nuestros lectores a conseguir este libro y a devorarlo con una buena dosis de hambre espiritual. Las experiencias que vive Abraham están llenas de crisis. Esto es, los resultados holísticos que sufre de cara a experiencias que tiene que manejar más allá de las herramientas lógicas y racionales que él poseía. Veamos algunas de ellas:

(1) La orden de Dios para que abandonara su país y su familia (“deja tu tierra y tu parentela;” Gn 12:1) ¿Cómo compara esto con lo que nos dice Mt 10:34-39 y 2Cor 6:14-18?(2) La orden de Dios para que se separara de un sobrino que no podía consagrarse para Dios (Gn 13:8-12)Dios se encargaría de ese sobrino (2 Ped. 2:7,8 ). (3) La experiencia en la que se ve obligado a rendir sus agendas; el caso Ismael (Gen 17:17-18). ¿Existe alguna agenda fundamental para nosotros que Dios quiere que entreguemos?(4) La orden de sacrificar a Isaac (Gen 22:1-19; Heb 11:17,18). El concepto hebreo para esta historia es “Akedah” (“the binding of Isaac”).

Abraham rindió a Isaac tan pronto recibió la orden divina. Cuando Abraham llegó a

Moriah, el sacrificio era ya un “fait accompli.” La mayoría de los rabinos creen que en la mente de Abraham ya no había un Isaac, ni un heredero para sus posesiones y tareas de vida. Son muchos los que dicen que Abraham llega allí anímicamente solo, olvidado y abandonado. Para este Patriarca, Isaac ya ardía en el fuego del altar del sacrificio. Entre otras cosas, es por esto que no hacía falta el sacrificio físico. En primer lugar, como hemos dicho, Dios no lo iba a permitir. En segundo lugar, el cielo había hecho una provisión sustituta (tipo de Jesucristo). En tercer lugar, porque Abraham ya había obedecido el mandato divino. Es obvio que todas y cada una de estas experiencias presuponen que Abraham entró en una crisis. El aspecto personal e individual

de estas crisis conforman una dimensión y unos escenarios

confiar en Dios y obedecerle cuando no entendamos lo que está sucediendo. Génesis 22:3-8 valida esta aseveración.

Ese pasaje merece ser visitado aunque sea por un instante. Las enseñanzas que encontramos allí son insustituibles. Por ejemplo, ese pasaje dice que Abraham se levantó muy temprano para cumplir con la orden divina. Un hermano de nuestra congregación me trajo hace unos años una de las ediciones de la Revista Forbes. Este hermano había encontrado en esa edición un artículo que creyó me habría de interesar. El artículo describía algunos de los resultados (identificados como beneficios) que obtienen aquellos que se levantan temprano:

1. Un acercamiento más proactivo ante la vida2. La habilidad de anticipar los problemas con mejores resultados.3. Incremento en la capacidad para establecer metas.4. Tiempo para hacer ejercicios.5. Saca provecho del tiempo de descanso, porque el que se acuesta temprano y se levanta temprano descansa más6. Más optimismo.7. Más y mejor tiempo para enfocar el día, los procesos y evaluar los resultados.8. Más tiempo para la familia.

Esto es tan solo un ejemplo de todas las vertientes que este pasaje nos ofrece.

Otro principio que podemos identificar en los pasajes bíblicos que nos presentan las crisis que Abraham maneja es que el Señor siempre nos va a recompensar; basta saber que lo hará en su tiempo (Gn 22:9-18). En adición a esto que Dios ha prometido recompensar el ejercicio de nuestra fe.Es sobre estas bases que Abraham maneja sus promesas. Las promesas que Dios le hizo a este hombre han sido definidas en la Palabra de Dios. Génesis 12:2-3 dice lo siguiente:

- Y haré de ti una nación grande, - y te bendeciré, - y engrandeceré tu nombre, - y serás bendición. - Bendeciré a los que te bendijeren, - y a los que te maldijeren maldeciré; - y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Abraham no permitió que las crisis y las bendiciones dictaran cómo sería su relación con Dios; mucho menos su paso.

Nos preguntamos si un hombre así necesita un encuentro como los que se estilan en esta batería de reflexiones. La Biblia dice que sí. Nuestra próxima reflexión será dedicada a analizar ese encuentro.

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