Boletín Domincal 15 de Julio de 2012
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ladimir recibió el nombre
de Basilio en su bautismo.
Era hijo del Príncipe
Sviatoslvav, y nieto de Igor y Olga.
Vladimir, en los primeros años de
su vida fue totalmente pagano,
tanto en su fe como en su vida. Al
aprender que existían otras fes,
comenzó cuidadosamente a
averiguar cual de ellas era la mejor.
Por esta razón envió emisarios a
Constantinopla. Cuando los
emisarios regresaron, informaron
al príncipe que habían atendido un
servicio en la Iglesia de Santa Sofía y que “estaban fuera de sí, no sabiendo si
estaban en la tierra o en el cielo.” Esto inspiró a Vladimir a bautizarse y bautizar
a su pueblo. El ídolo principal, Perun, fue demolido del monte de Kiev y lanzado
al Río Dniéper. Después de acoger la Fe Cristiana, Vladimir cambio
completamente su vida y puso todos sus esfuerzos para llevar a cabo
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correctamente todos los requerimientos de la Fe. Vladimir ordenó construír
iglesias, en donde anteriormente se encontraban los ídolos destruidos, a través
de todo su reino, y también mandó a construir una hermosa iglesia dedicada a la
Santísima Teotocos en Kiev. Esta iglesia fue construida en el mismo lugar en el
que San Teodoro y su hijo Juan anteriormente habían sufrido el martirio por
Cristo (12 de Julio). Con la misma energía insuperable con la que Vladimir
anteriormente propugnaba la idolatría, ahora esparcía el Cristianismo. Encontró
descanso en el Señor en el año 1015.
Después del Salmo 103, se canta Bienaventurado el varón….
A Señor, a Ti he clamado…, 10 estiquios: 3 de la Resurrección, en el Tono 5:
Con tu noble Cruz, oh Cristo, has avergonzado al diablo, y con tu
Resurrección has aniquilado el aguijón de la muerte. Nos has salvado de
las puertas de la muerte, y te glorificamos a ti, oh Unigénito.
El Dador de la Resurrección a la humanidad fue conducido como oveja al
matadero. Y los príncipes del infierno fueron atemorizados a causa de Él, y
sus portales de agonía fueron levantados, pues Cristo el Rey de gloria ha
entrado en él, diciendo a los presos: Salid, y a los que estaban en las
tinieblas: manifestaos.
Es grande la maravilla, porque el Creador de las criaturas invisibles ha
sufrido en la carne por su amor a los hombres, y el Inmortal se ha
levantado. Venid, pues, oh familias de las gentes, adorémosle, porque por
su compasión hemos sido libertados de la desobediencia y hemos
aprendido a alabar a Dios Uno en tres personas.
3
4 estiquios para los Santos Padres, en el Tono 6:
Fuiste engendrado por el Padre antes de la Aurora, pero Arrio enseñó
incorrectamente que Tú eras creado. En su ignorancia te designó como
creatura, pero los Padres del Concilio en Nicea, oh Señor, proclamaron que
Tú eres el Hijo de Dios, correinante con el Padre y el Espíritu Santo. Dos
veces.
Oh honorables Padres, que hábilmente tejieron la vestimenta de Cristo,
que había sido dividida y rasgada por perros ladrantes. Y no soportando
su desnudez, así, como en antaño, Sem y Jafet no podían soportar la
desnudez de su padre. Avergonzaron la miseria de Arrio y de todos los
que estaban de acuerdo con él y profesaban la locura que llevaba su
nombre.
Vosotros alejasteis del rebaño del Señor, a los Macedonianos y
Nestorianos, los Eutiquianos y Dioscorianos, los Apolinarianos,
Sabelianos, y Severianos, que fueron mostrados como opresivos lobos con
piel de oveja, y despojasteis a los tres veces miserables de sus pieles de
oveja. Por eso los llamamos bienaventurados, oh Santos Padres.
Y 3 estiquios, para San Vladimir, en el Tono 4:
Fuiste un segundo Constantino en palabra y obra, porque él nació en la era
Cristiana, pero vivió muchos años como pagano, y tú también naciste entre
los paganos, pero llegaste amar a Cristo quien te amaba, y a Él has
ascendido regocijándote. Nunca ceses de interceder ante Él por aquellos
que celebramos tu memoria.
El Monte Sinaí se alegra, y brilla eternamente con esplendor, habiendo sido
santificado con la ley de Moisés y habiendo visto al Invisible; y también tu
gran ciudad, oh Vladimir, se regocija y se alegra brillando con esplendor,
al mirar al Hijo quien es glorificado con el Padre en el Espíritu. A Él pídele
para que ilumine nuestras almas.
Oh Vladimir, fuiste espiritualmente el padre, y materialmente el rey del
pueblo ruso; y como verdadero predicador y apóstol de Cristo,
proclamaste el bautismo de salvación. E iluminando espléndidamente a
todos, santificaste a tu pueblo a lo largo de tu reino, oh bienaventurado.
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Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Idiomelo en el Tono 6, para los santos Padres:
labemos este día a los místicos clarines del Espíritu, los Padres Teóforos,
quienes estando en medio de la Iglesia, cantan la verdadera teología,
alabando a la Trinidad inmutable. Porque ellos humillaron los errores de
Arrio y mantuvieron la Fe Ortodoxa. Y siempre interceden ante el Señor para que
tenga misericordia de nosotros
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
El Teotoquio Dogmático, en el Tono 5:
a señal de la Esposa que no conoció varón fue una vez revelada en el Mar
Bermejo, porque allí Moisés abrió las aguas, y allí fue Gabriel ministro del
milagro. Entonces Israel cruzó el abismo a pie enjuto, y ahora la Virgen ha
dado a luz a Cristo sin simiente. El mar permaneció intransitable después del
paso de Israel, y la Purísima permaneció incorruptible después de dar a luz a
Emmanuel. Oh Dios, que desde la eternidad fuiste, y como hombre apareciste,
ten piedad de nosotros.
La Entrada, Radiante Luz, y el proquímeno del día. Y estás lecturas:
n aquel tiempo, oyó Abram, que su hermano era cautivo, y armó sus
criados, los criados de su casa, trescientos y dieciocho, y les siguió
hasta Dan. Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, e los hirió, y
les siguió hasta Jobá, que está a la mano izquierda de Damasco. Y
volvió toda la hacienda, y también a Lot su hermano, y su hacienda volvió a
traer, y también las mujeres y el pueblo. Y salió el rey de Sodoma a recibirle,
volviendo él de herir a Codorlaomor y a los reyes que estaban con él, al valle de
Save, que es el valle del rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem, sacó pan y
vino, él cual era sacerdote del Dios altísimo. Y le bendijo, y diciéndole: Bendito
sea Abram del Dios altísimo, poseedor de los cielos y de la tierra. Y bendito sea el
Dios altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram el diezmo
de todo.
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Moisés les dijo: Mirad, yo he dado la tierra en vuestra presencia,
entrad y poseed la tierra, que el Señor juró a vuestros padres
Abraham, Isaac, y Jacob, que les daría a ellos y a su simiente después
de ellos. Y yo os hablé entonces, diciendo: Yo no puedo llevaros solo;
El Señor vuestro Dios os ha multiplicado, que, he aquí, sois hoy vosotros como
las estrellas del cielo en multitud. Señor Dios de vuestros padres añada sobre
vosotros como sois mil veces, y os bendiga, como os ha prometido. Y tomé los
principales de vuestras tribus, varones sabios y expertos, y los puse por príncipes
sobre vosotros, príncipes de millares, y príncipes de cientos, y príncipes de
cincuenta, y príncipes de diez, y gobernadores a vuestras tribus. Y entonces
mandé a vuestros jueces, diciendo: Oíd entre vuestros hermanos: juzgad
justamente entre el hombre y su hermano, y entre su extranjero. No tengáis
respeto de personas en el juicio: así al pequeño como al grande oiréis: no habréis
temor de ninguno, porque el juicio es de Dios: y la causa que os fuere difícil,
llegaréis a mí, y yo la oiré.
e aquí, del Señor tu Dios son los cielos y los cielos de los cielos: la
tierra y todas las cosas que están en ella. Solamente de tus padres se
agradó el Señor, para amarlos: y escogió su simiente después de ellos,
a vosotros, de todos los pueblos, como parece en este día.
Circuncidad pues vuestra dureza de corazón: y no endurezcáis más vuestra
cerviz. Porque el Señor vuestro Dios es Dios de dioses, y Señor de señores, Dios
grande, poderoso y terrible, que no acepta personas, ni acepta dadivas: Que hace
justicia al huérfano y a la viuda: que ama también al extranjero dándole pan y
vestido. Amaréis pues al extranjero: porque extranjeros fuisteis vosotros en tierra
de Egipto. Al Señor tu Dios temerás, a él servirás, a él te allegarás, y por su
nombre jurarás. El será tu alabanza, y él será tu Dios, que ha hecho contigo estas
grandes y terribles cosas, que tus ojos han visto.
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se puso Salomón delante del altar del Señor, en presencia de toda la
congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo, Dijo: Señor,
Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos, ni abajo en
la tierra, que guardas tu alianza, y la misericordia a tus siervos, los
que andan delante de ti en todo su corazón. ¿Es verdad, que Dios morará sobre la
tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te comprenden, ¿cuánto
menos esta casa que yo he edificado? Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a
su rogativa, Señor Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy
delante de ti. Que estén tus ojos abiertos sobre esta casa de noche y de día; sobre
este lugar, del cual has dicho: Mi nombre será allí: y que oigas la oración que tu
siervo hará en este lugar. Oirás pues la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel;
cuando oraren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu habitación,
desde los cielos: qué oigas y perdones.
n gran manera me alegraré en el Señor, mi alma se alegrará en el
Señor; porque me vistió de vestidos de salvación, me envolvió con
manto de justicia: como a novio me atavió, y como a novia adornada
de sus joyas. Porque como la tierra produce su flor, y como el huerto
hace brotar su simiente; así el Señor, Señor, hará brotar justicia y alabanza,
delante de todas las naciones. Por causa de Sión no callaré, y por causa de
Jerusalén no reposaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación
se encienda como un hacha. Y verán las naciones tu justicia, y todos los reyes tu
gloria; y se te pondrá un nombre nuevo que la boca del Señor nombrará. Y serás
corona de gloria en la mano del Señor, y diadema de reino en la mano del Dios
tuyo. Nunca más te llamarán desamparada, ni tu tierra será llamada desolada:
mas serás llamada Hapsiba, Mi voluntad en ella; y tu tierra Beula, Casada;
porque el querer de Señor será en ti, y tu tierra será casada. Porque como el
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mancebo se casa con la virgen, se casarán contigo tus hijos; y como el gozo del
esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.
evántate, resplandece: que viene tu lumbre, y la gloria del Señor ha
nacido sobre ti. Que he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y
oscuridad los pueblos; y sobre ti nacerá el Señor, y sobre ti será vista
su gloria. Y andarán las naciones a tu lumbre, y los reyes al
resplandor de tu sol. Alza tus ojos en derredor, y mira, todos estos se han
juntado, vinieron a ti: tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas sobre el lado serán
criadas. Entonces verás, y resplandecerás; y se maravillará, y se ensanchará tu
corazón, que se haya vuelto a ti la multitud de la mar, que la fortaleza de las
naciones haya venido a ti. Multitud de camellos te cubrirá, pollinos de Madián, y
de Efa: todos los de Sabá vendrán: oro e incienso traerán, y publicarán alabanzas
del Señor. Todo el ganado de Cedar será juntado para ti: carneros de Nabaiot te
serán servidos: serán ofrecidos con gracia sobre mi altar; y la casa de mi gloria
glorificaré. ¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas a sus
ventanas? Porque a mi esperarán las islas, y las naves de Társis desde el
principio: para traer tus hijos de lejos, su plata, y su oro con ellos, al nombre del
Señor tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado. Y los hijos de los
extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te herí,
mas en mi buena voluntad te tendré misericordia. Tus puertas estarán de
continuo abiertas, no se cerrarán de día ni de noche: para que fortaleza de
naciones sea traída a ti, y sus reyes guiando. Porque la nación, o el reino que no
te sirviere, perecerá; y asolando serán asoladas. La gloria del Líbano vendrá a ti,
hayas, pinos, y bojes juntamente, para honrar el lugar de mi santuario, y honraré
el lugar de mis pies. Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y
a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían; y te
llamarán: Ciudad del Señor, Sión del Santo de Israel. En lugar de que has sido
desechada y aborrecida, y que no había quien pasase por ti, te pondre en gloria
perpetua, en gozo de generación y generación. Y te amamantarás de la leche de
las naciones, del pecho de los reyes te amamantarás; y conocerás que yo soy el
Señor tu Salvador, y Redentor, el Fuerte de Jacob.
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(Si el rector desea que se celebre la Litia, después de las esiqueras del santo patrono
de la iglesia o monasterio, cantamos)
En el Tono 2: Para el Santo Príncipe Vladimir
ste día, la memoria del piadoso Príncipe Vladimir ha brotado como fuente
de mirra; porque habiendo amado a Cristo y triunfado sobre los ídolos,
construyó iglesias en su tierra a Aquel que fue crucificado por nuestra
causa, y ha recibido la corona y el reino de los cielos.
En el Tono 6:
enid, apresuremos con fe a la honorable conmemoración del padre de
Rusia, Vladimir, el instructor y líder, porque he aquí, el nació entre los
paganos, pero vino a amar a Cristo, quien lo amaba; y a Él ha ascendido,
regocijándose junto a su abuela Olga. Por eso, nosotros también celebramos con
amor, pidiéndole que interceda ante el Señor por nosotros, para que Él conceda
paz al mundo y salve nuestras almas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
En el Tono 3, para los Santos Padres:
os santos Padres son los renombrados guardianes de la tradición
Apostólica. Estos santos promulgaron la enseñanza ortodoxa de la
indivisible Trinidad. Su asamblea destronó a Arrio y aquellos con él: los
Macedonianos, quienes rechazaban la autoridad de la Iglesia fueron condenados;
Nestorio, Eutiquio, Dioscoro, Sabelio, y Severo fueron juzgados. Oh Señor
líbranos de estos poderes, te pedimos, y preserva nuestras vidas en paz.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. En el mismo Tono:
in simiente, del Espíritu Divino, por la voluntad del Padre, has concebido al
Hijo de Dios, que sin madre era del Padre antes de todos los siglos, que por
causa nuestra de ti nació en la carne sin padre, y le has amamantado como
criatura. Por eso, en ceses de interceder que Él libre de peligros nuestras almas.
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De la Resurrección, en el Tono 5:
h Cristo Salvador, que sin dejar los cielos te encarnaste, te
engrandecemos con voces de canto porque recibiste la Cruz y la muerte
por causa de nuestra raza humana, porque eres Señor que amas a los
hombres. Destruiste las puertas del infierno levantándote al tercer día y salvando
nuestras almas.
Verso: El Señor es Rey, de hermosura se ha vestido.
u costado, habiendo sido atravesado oh Dador de Vida, vertió para todos
manantiales de perdón, vida y salvación. Y recibiendo la muerte en la
carne, a nosotros nos concediste inmortalidad. Y permaneciendo en la
tumba nos libertaste y nos levantaste en la gloria contigo, porque eres Dios. Por
tanto, clamamos a ti, oh Señor que amas a los hombres, gloria a ti.
Verso: Porque Él ha establecido el universo, que no será movido.
aravillosos son tu crucifixión y tu descendimiento al infierno. Después
de destruirlo y de levantar contigo a los que estaban encadenados
desde antaño, abriste el paraíso y concediste que en él entrara el
hombre. Límpianos, pues, del pecado, a nosotros que glorificamos tu
Resurrección al tercer día y concede que nosotros también moremos en Edén,
porque tú solo eres misericordioso.
Verso: La santidad conviene a tu casa, Señor, por largos días.
ú que por nosotros aceptaste sufrimiento en la carne y has resucitado al
tercer día de entre los muertos, sana las pasiones de nuestra carne y
levántanos de nuestras penosas iniquidades y sálvanos, porque tú solo
amas a los hombres.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
En el Tono 4, para los Santos Padres:
ste día celebramos la conmemoración anual de los Padres Teóforos
reunidos en Nicea, quienes humillaron las impías doctrinas de Arrio,
arrojándolo de la unidad de la Iglesia Católica, y enseñándonos como
confesar al consubstancial y coeterno Hijo de Dios. Expresando esto claramente
en el Símbolo de la Fe, y nosotros seguimos sus doctrinas divinas, creyendo y
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sirviendo al Hijo con el Padre y el Santísimo Espíritu, la Trinidad consubstancial
y una sola Deidad.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
El Teotoquio en el Tono 4:
tiende, Virgen inmaculada, a las súplicas de tus siervos. Has reprimido
los feroces ataques dirigidos contra nosotros y apaciguas nuestra
angustia. Tú eres el único refugio seguro y firme, y hemos obtenido tu
intercesión. No seamos avergonzados, oh Señora, los que clamamos a ti:
apresúrate a escuchar las súplicas de los que con fe clamamos a ti, Salve Señora,
Socorro de todos, Regocijo y Amparo y Salvación de nuestras almas.
Luego: Ahora, Señor, dejas en paz a tu siervo… el Trisagio, y después del
Padre Nuestro…
Tropario de la Resurrección (Apolitiquio) tono 5:
l Verbo coeterno con el Padre y el Espíritu, nacido por nuestra salvación
de una Virgen, oh fieles, adoremos y alabemos, porque él quiso ser
levantado en la Cruz en la carne, y padecer la muerte, y levantar a los
muertos por su gloriosa Resurrección.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Tropario en el Tono 8, para los Santos Padres:
h Cristo Dios nuestro, eres gloriosísimo! Y estableciste a los Santos
Padres como luminarias en la tierra. A través de ellos nos has guiado a le
verdadera Fe. Oh Compasivo, gloria a Ti.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. En el mismo Tono:
ú que por nuestra causa naciste de una Virgen, oh Bondadoso, y sufriste la
crucifixión destruyendo la muerte por la muerte, y siendo Dios
manifestaste la Resurrección: no desprecies las obras de tus manos.
Muestra tu amor a los hombres, oh Misericordioso. Recibe la intercesión hecha
por nuestra causa por la Teotocos, que te dio a Luz, y salva a tu angustiado
pueblo, oh Salvador nuestro.
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En las Bienaventuranzas, ocho estiqueras de la Resurrección, en el Tono 5:
El malhechor en la Cruz creyendo oh Cristo, que Tú eres Dios, te confesó
de todo corazón clamando: acuérdate de mí, Señor, en tu Reino.
Alabemos unánimes como al Salvador y Creador al que hizo florecer la
vida por causa de nuestra Raza, por el madero de la Cruz, he hizo
marchitar la maldición causada por el árbol.
Por tu muerte, oh Cristo, has destruido el dominio de la muerte y has
levantado contigo a los que estaban muertos desde antaño, alabándote
ellos como Dios verdadero y Salvador nuestro.
Las venerables mujeres llegando a tu tumba, oh Cristo, te buscaban, oh
Dador de Vida, para ungirte, y un ángel les apareció exclamando: el Señor
ha resucitado.
Tú has sido crucificado, oh Cristo, entre dos ladrones juzgados, y uno,
blasfemándote, fue condenado justamente, y el otro, confesándote, fue a
vivir en el paraíso.
A la asamblea de los apóstoles vinieron las venerables mujeres y
exclamaron: Cristo ha Resucitado. Adoradle como Maestro y Creador.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Oh Trinidad indivisible, Uno, Creador de todo y Omnipotente, Padre, Hijo
y Espíritu Santo, te alabamos como Dios y Salvador nuestro.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Salve, Templo vivo de Dios y Puerta inviolable. Salve, Trono en forma de
fuego nunca consumido. Salve, Madre de Emmanuel que es Cristo nuestro
Dios.
Tropario de la Resurrección (Apolitiquio) tono 5:
l Verbo coeterno con el Padre y el Espíritu, nacido por nuestra salvación
de una Virgen, oh fieles, adoremos y alabemos, porque él quiso ser
levantado en la Cruz en la carne, y padecer la muerte, y levantar a los
muertos por su gloriosa Resurrección.
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Tropario en el Tono 8, para los Santos Padres:
h Cristo Dios nuestro, eres gloriosísimo! Y estableciste a los Santos
Padres como luminarias en la tierra. A través de ellos nos has guiado a le
verdadera Fe. Oh Compasivo, gloria a Ti.
Tropario en el Tono 4, para el Santo Príncipe Vladimir
anto Príncipe Vladimir, fuiste como un mercader en busca de perlas
preciosas. Y al enviar tus emisarios a Constantinopla en busca de la Fe
Ortodoxa, encontraste a Cristo, la Perla invaluable. Y Él te designo ser otro
Pablo, lavando con el bautismo tu ceguera corporal y espiritual. Nosotros
celebramos tu memoria pidiendo que ruegues por todos los Cristianos
Ortodoxos de Rusia y por nosotros, tus hijos espirituales.
El Contaquio de la Resurrección, en el Tono 5:
l infierno, Salvador mío, descendiste y quebrantaste sus puertas, siendo
Todopoderoso. Y levantaste contigo a los muertos, siendo Creador, y
destruiste el aguijón de la muerte. Adán también ha sido libertado de la
maldición, oh Amante de los hombres, y por tanto clamamos: oh Señor, sálvanos.
Contaquio en el Tono 8, para los Santos Padres:
a predica de los Apóstoles y las doctrinas de los Padres han establecido
una sola Fe para la Iglesia. Adornada con el manto de verdad, tejido con
teología celestial, defina y glorifica el gran misterio de piedad.
Contaquio en el Tono 8, para San Vladimir
Oh gloriosísimo Vladimir, en tu avanzada edad imitaste al Apóstol Pablo: él
abandono, y haciendo un lado tu celo por los ídolos como si fueran pensamientos
pueriles, te adornaste con el manto purpura del divino bautismo. Y estando
ahora con alegría ante Cristo Salvador, ruega por Rusia, tu tierra, para que se
salvada, y que le sea concedida la paz y gran misericordia al pueblo Ortodoxo.
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El proquímeno en el Tono 4, El himno de los Tres infantes:
¡Bendito Eres, oh Señor, Dios de nuestros padres, y alabado y glorificado
es Tu nombre para siempre!
Verso: ¡Porque Tú has sido justo en todo lo que has hecho para nosotros!
Otro proquímeno, en el Tono 3:
Cantad salmos, cantad salmos a nuestro Dios; cantad salmos, cantad
salmos a nuestro Rey.
ermanos de manera que teniendo diferentes dones según la gracia
que nos es dada, si de profecía, sea conforme a la medida de la fe;
o si de ministerio, en servir; o el que enseña, en enseñar; o el que
exhorta, en exhortar; el que reparte, hágalo en simplicidad; el que
preside, en solicitud; el que hace misericordia, en alegría. El amor
sea sin fingimiento: aborreciendo lo malo, adhiriéndose al bien. Amándose los
unos a los otros con amor de hermanos; en la honra prefiriéndose los unos a los
otros. En los quehaceres no perezosos: ardientes en espíritu: sirviendo al Señor:
Gozosos en la esperanza: sufridos en la tribulación: constantes en la oración:
Comunicando a las necesidades de los santos: siguiendo la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen: bendecid, y no maldigáis.
ermanos acordaos de vuestros pastores, que os han hablado la palabra
de Dios: la fe de los cuales imitad, considerando cual haya sido la salida
de su conversación. Jesucristo el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. No
seáis llevados de acá para allá por doctrinas diversas y extrañas; porque buena
cosa es que el corazón sea afirmado por la gracia, no por viandas, que nunca
aprovecharon a los que anduvieron en ellas. Tenemos un altar del cual no tienen
facultad de comer los que sirven al tabernáculo. Porque de los animales, la
sangre de los cuales es metida por el pecado en el santuario por el sumo
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sacerdote, los cuerpos son quemados fuera del real. Por lo cual Jesús también,
para santificar al pueblo por su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
Salgamos pues a él fuera del real, llevando su baldón. Porque no tenemos aquí
ciudad permaneciente, mas buscamos la venidera. Así que ofrezcamos por medio
de él a Dios siempre sacrificio de alabanza, es a saber, fruto de labios que
confiesan a su nombre. Y hacer bien, y de la comunicación no os olvidéis; porque
de tales sacrificios se agrada Dios.
ermanos os hago saber, que el evangelio que os ha sido anunciado por
mí, no es según hombre; Porque ni le recibí de hombre, ni tampoco me
fue enseñado, sino por revelación de Jesucristo. Porque ya habéis oído
cual fue mi conversación en otro tiempo en el Judaísmo, como sobre manera
perseguía la iglesia de Dios, y la asolaba; Y que aprovechaba en el Judaísmo
sobre muchos de mis iguales en mi nación, siendo más vehementemente celoso
de las tradiciones de mis padres. Mas cuando complació a Dios, que me apartó
desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, Revelar a su Hijo en mí,
para que le predicase entre los Gentiles, desde luego no consulté con carne y
sangre; Ni vine a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que me fui
a Arabia; y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, vine a
Jerusalén a ver a Pedro, y estuve con él quince días. Mas a ningún otro de los
apóstoles vi, sino a Santiago el hermano del Señor.
Aleluya, en el Tono 1:
El Señor, Dios de dioses, habló y llamó a la tierra, desde el nacimiento del
sol y hasta su ocaso.
Verso: Juntadme, mis sus santos, los que hicieron conmigo pacto con
sacrificio
En el Tono 6:
Verso: Ensalcé a un escogido de mi pueblo.
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n aquel tiempo Jesús entrando en una nave, pasó a la otra parte, y
vino a su ciudad. Y, he aquí, le trajeron un paralítico postrado en
una cama; y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Confía,
hijo; tus pecados te son perdonados. Y, he aquí, algunos de los
escribas decían dentro de sí: Este blasfema. Y viendo Jesús sus
pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Cuál es más
fácil, decir: Los pecados te son perdonados; o decir: Levántate, y anda? Pues para
que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar
pecados, - dije entonces al paralítico - : Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.
Entonces él se levantó, y se fue a su casa. Y cuando vieron esto las gentes, se
maravillaron, y glorificaron a Dios, que hubiese dado tal potestad a hombres.
stas cosas dijo Jesús, y levantados los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha
venido, glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti:
Como le has dado poder sobre toda carne, para que a todos los que le
diste, les dé vida eterna. Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, solo Dios
verdadero, y a Jesucristo a quien tú enviaste. Yo te he glorificado en la tierra, he
acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú en ti
mismo con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. He
manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste: tuyos eran, y me
los diste a mí, y guardaron tu palabra. Ahora han ya conocido que todas las cosas
que me diste, son de ti. Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las
recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me
enviaste. Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste,
porque tuyos son. Y todas mis cosas son tus cosas, y tus cosas son mis cosas; y he
sido glorificado en ellas. Y ya no estoy en el mundo; mas estos están en el
mundo, que yo a ti vengo. Padre santo, guárdalos por tu nombre; a los cuales me
has dado, para que sean uno, así como nosotros lo somos. Cuando yo estaba con
ellos en el mundo, yo los guardaba por tu nombre, a los cuales me diste: yo los
guardé, y ninguno de ellos se perdió sino el hijo de perdición, para que la
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Escritura se cumpliese. Mas ahora vengo a ti, y hablo estas cosas en el mundo,
para que ellos tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
l Señor dijo a los judíos que venían a él: en verdad, en verdad os digo, que
el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, mas sube por otra
parte, el tal ladrón es y robador. Mas el que entra por la puerta, el pastor
de las ovejas es. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas
llama por nombre, y las saca. Y como ha sacado fuera sus ovejas, va delante de
ellas; y las ovejas le siguen; porque conocen su voz. Mas al extraño no seguirán,
antes huirán de él; porque no conocen la voz de los extraños. Esta parábola les
dijo Jesús; mas ellos no entendieron qué era lo que les decía. Les volvió pues
Jesús a decir: En verdad, en verdad os digo, que yo soy la puerta de las ovejas.
Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y robadores, mas no los oyeron
las ovejas. Yo soy la puerta: el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá,
y hallará pastos.
Himnos de la Comunión
Alabad al Señor desde los cielos, alabadle en las alturas.
Alegraos, oh justos, en el Señor: de los justos es propia la alabanza
En memoria eterna será el justo. No temerá la mala nueva. Aleluya,
Aleluya, Aleluya.
E
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¿En que día debía de revelarse
Juan a Israel? Cuando llegara el tiempo
para bautizar al Señor, de lo que las
Escrituras dicen acerca de este tiempo,
“No hay quien entienda, no hay quien
busque a Dios. Todos se apartaron del
camino de la justicia, a una se han
hecho inútiles” (Romanos 3:11, cf.
Salmo 14:3 y 53: cf. 53:2-3 Lxx). Así
como en esos días el Señor descendió
del cielo por nuestra causa, cuando
todos éramos impíos (cf. Romanos 5:6-
8), debido a su inefable amor, así Juan
dejó el desierto por nuestra causa para
servir el amoroso propósito del Señor.
Mientras que la maldad del hombre
estaba en su cima, y la amorosa
condescendencia de Dios ocurría más
allá de toda comparación, también se
necesitaba de un siervo, uno de quien sus virtudes no fueran menos excelentes,
para que pudiese atraer observadores, como lo hizo Juan, al atraer admiración de
ellos mostrándose como alguien inusual con su sobrehumano estilo de vida. Y el
mensaje que predicaba era digno de la forma en que vivía, porque él proclamó el
reino del cielo, amagando con el fuego inextinguible, y enseñó que Cristo era el
Rey celestial, “Cuyo bieldo está en su mano, y limpiará su era, y allegará el trigo
en su granero; y la paja quemará con fuego, que no se apaga” (Lucas 3:17)
Él nos dio a conocer al Señor no solamente por sus palabras, sino a través
de sus obras. Él lo bautizó, y los señalo, y se los recomendó a sus propios
discípulos, y dio testimonio de todas las formas que este hombre era el Hijo del
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Padre, el Cordero de Dios (cf. Juan 1:29, 34-36), el esposo de las almas que se
acercó a Él (Juan 3:29), Aquel que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), aparta
la corrupción, y trae en su lugar su don de santificación. Una vez que Juan hubo
preparado el camino del Señor, conforme a la profecía de Zacarías, completo
todo por lo que había sido enviado, fue delante de Él, y lo bautizo en el Jordán, y
le confirió a Cristo el rol de dirigirse a las multitudes e instruirlas, y entonces se
alejó de la multitud, habiéndoselos entregado al Señor. Mientras Herodes, hijo de
aquel Herodes que asesino a los infantes (Mateo 2:16), y que no había sucedido
todo el poder de su padre, siendo meramente un tetrarca, pero si lo había
superado en maldad viviendo en la inmoralidad y presentando a los Judíos un
ejemplo de maldad, Juan era incapaz de guardar silencio (¿Cómo podía hacerlo,
si él era “la voz” de la Verdad? Mateo 3:3, cf. Isaías 40:3 Lxx.) Y le acusó a cuenta
de sus muchas obras malvadas, pero principalmente acerca de Herodías, la mujer
de su hermano, de la que se había apoderado y casado ilegalmente. Diciéndole
Juan a Herodes “No te es lícito tener la mujer de tu hermano Filipo” (Marcos
6:18). Encontrando esta recriminación, o más bien, recriminaciones insoportables,
añadió a sus muchos otros actos malvados, el aprisionar a Juan.
Filipo también era hijo de Herodes, y era tetrarca de otra región. Después
del que el cruel asesinato de los infantes había desquiciado a su padre Herodes
(Mateo 2:16), cayó victima del infortunio y de incurables e insoportable
enfermedades, y lleno de desesperación y gran dolor se suicidó. Fue entonces
cuando el ángel le dijo a José en Egipto, “Levántate, y toma al niño y a su madre,
y vete a tierra de Israel; porque muertos son los que querían matar al niño”
(Mateo 2:20). Cuando la vida de este malvado Herodes terminó, Cesar, que
poseía la autoridad universal en aquel tiempo, dividió el reino de Herodes en
cuatro partes. Poniendo a otros hombre a cargo de dos ellas, pero puso a los hijos
de Herodes a cargo de las otras dos partes faltantes. Es por esto, que el
Evangelista Lucas dice que Herodes era tetrarca de Galilea y su hermano Filipo
tetrarca de Iturea y la región de la provincia Traconítida cuando Juan apareció
por el Jordán predicando el bautismo de arrepentimiento.
Fue este joven Herodes quien, como Mateo y Marcos relatan, capturó a
Juan, lo ató, y lo puso en prisión, porque había sido acusado por él a causa de
Herodías, la esposa de su hermano, a la que había hecho propia (Mateo 14:3,
Marcos 6:17). Lucas dice que Herodes, siendo reprendido no solo a causa de
Herodías, sino “por todos los males que había hecho, añadió a todos también
este de hacer encerrar a Juan en la cárcel” (Lucas 3:19-20) ¿Por qué los otros
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evangelistas solo mencionan la acusación concerniente a Herodías? Juan estaba
en prisión por muchas otras razones, especialmente porque había recriminado
todas esas acciones malvadas al rey, y quien no podía soportar que Juan hablara
abiertamente. Sin embargo, la causa única por la que Juan fue apresado fue
Herodías, quien con sus propios esfuerzos y vilezas consiguió el decreto y lo
siguió hasta su conclusión. Ella albergaba interiormente malicia en contra de
Juan, quien reprobaba y se oponía a Herodes por su acto ilegal, y ella quería
matarle (Marcos 6:19), porque no había otra forma de silenciar lo que ella tomo
como una acusación para sí misma. La abominación en la que estaba envuelta no
tenía uno o dos aspectos, sino que era altamente compleja. Era asunto de
adulterio, el más vergonzoso de los pecados, y era adulterio cometido por nada
menos que el hermano del esposo de la adúltera, mientras que el esposo seguía
vivo. Incluso si el esposo hubiese muerto, su hermano no podía casarse con la
hermana según la ley de Moisés. (cf. Deuteronomio 25:5, Génesis 38:8), pero
Herodes planeó secretamente su unión mientras que su hermano estaba vivo y
tenía una hija. Pero no llevo a cabo esta perversa obra secretamente o tratando de
disimular, sino que llevo a cabo esta abominación abiertamente y sin vergüenza.
Dado completamente al mal de esta forma, e incapaz de soportar la
censura, encerró a Juan en prisión. Pero este aprisionamiento mismo se convirtió
en un mayor reproche para él, porque la gente escucho y vio de esto, y las
noticias circulaban por todos lados. Como resultado de esto, Herodías se resintió
profundamente en contra de Juan, y quería matarle, pero no podía. “Porque
Herodes temía a Juan, conociéndole por varón justo y santo” (Marcos 6:20).
Aunque Herodes temía a Juan debido a su excepcional virtud, no tenía temor de
Dios, de quien los hombres reciben virtud. Y también, aunque sabía que Juan era
un hombre justo y santo, no temía a Juan por sí mismo, sino que temía a las
masas que, como nos dice Mateo, “le tenían por profeta” (mateo 14:5). Según este
relato, no solo Herodías, sino Herodes mismo querían matarle, pero temían a la
multitud.