Boletín 1° Cuatrimestre 2011

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Boletín de El Cielo por Asalto - 1° Cuatrimestre 2011

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Durante el segundo cuatrimestre de 2010 el movimiento estudiantil y varios docentes de nuestra facultad hemos prota-gonizado el proceso de lucha más importante y participativo de la última década. Fuimos muchos los que tomamos en nuestras manos la resolución de los problemas que nos aquejan como miembros de la comunidad educativa de esta casa de estudios, impulsados por el trabajo de base de la Comisión de lucha por el presupuesto y por la gran pelea que los estudiantes secundarios estaban dando por sus propias condiciones de estudio. En esa oportunidad conseguimos que la gestión kirch-nerista de nuestra facultad dé marcha atrás con su proyec-to de edi% cio aislado del actual y para acti-vidades aranceladas, y % rme el compro-miso de construir un edi% cio integrado, para actividades gra-tuitas, y que priorice necesidades de toda la comunidad edu-cativa, tanto de los estudiantes como de los docentes y no do-centes. Naturalmen-te, un compromiso no es un edi% cio. Sin embargo, creemos que el hecho de haber encarado el proceso del año pasado con lucha, unidad y organi-zación nos ha dejado en las mejores condiciones para garantizar el cumplimiento de lo % rmado. Hemos adoptado una estrategia de movilización y cons-trucción basado en la práctica asamblearia y en la elección de delegados mandatados para negociar con la gestión. Este método lo hemos llevado adelante con dinámicas plurales, participativas y respetuosas de todas las posiciones que quisiesen ser expresa-das. También hemos creado comisiones abiertas, de base, de la asamblea, en las que se trabaja sobre cuestiones que considera-mos prioritarias, trabajo que enriquece los debates (superando el consignismo) y fortalece las luchas a dar. De este modo, muchos estudiantes se han incorporado a la actividad política de nuestra facultad. Gracias a todo lo mencionado, este año que recién co-mienza nos presenta el desafío de tener las condiciones para cons-truir un centro de estudiantes más democrático y participativo,

profundizando su espíritu de lucha. Para ello debemos fortalecer las comisiones de trabajo, manteniéndolas siempre abiertas a la incorpo-ración de nuevos integrantes, evitando el van-guardismo, entendiendo que sus lineamientos generales deben ser discutidos entre todos, de-mocráticamente, en la asamblea general, im-pulsando actividades propositivas. Otros espacios de base fueron reimpul-sados por el proceso del año pasado: las asam-

bleas por carrera. Varias ya existían hacía años, pero por diferentes motivos se habían desin* a-do. Al calor de la lucha volvieron a proponerse como punto de referencia de las re* exiones disciplinares, las discusiones sobre política académica y las disputas en los órganos de gobier-no. El desafío es ma-si% car estos espacios y construirlos como herramienta de re-

sistencia a los ataques del kirchnerismo contra la educación (a través de las acreditaciones de la CONEAU y otros mecanismos de mercanti-lización) y también como instrumento propo-sitivo de actividades especí% cas de cada campo disciplinar. [Ver notas sobre las carreras en este boletín]. En % n, los desafíos de este año impli-can abrir la discusión acerca del modo en que tenemos que organizar el centro de estudiantes y todos sus órganos de participación y deci-sión, así como continuar la lucha por el nuevo edi% cio y contra los embates del gobierno para mercantilizar nuestra educación.

Ah… ¿y la “nueva conducción”?

Por otra parte, hacia el % nal del año,

UN NUEVO GREMIO SE CONSTRUYE, Y SE LO HACE DESDE ABAJO

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Antropología: ahora sí van a conseguir legitimidad para sus con-sejeros en Junta, consejeros cuya candidatura no admitieron dis-cutir con esa misma asamblea en el momento en que ésta armaba la lista de mandatados revocables. El problema de un discurso atractivo pero con prácticas de autorreferencia y auto construc-ción, genera di% cultades para conseguir que el movimiento estu-diantil se desarrolle democrática y críticamente. En resumen, vemos una tendencia a que La Juntada, si no revisa en profundidad sus prácticas, abandone el esfuerzo real por construir una nueva cultura militante contestataria como también el impulso % rme de instancias de base con capacidad de decisión y protagonismo ante la institución. Si como frente con-tinúan sin apostar con tenacidad a las instancias de base y siguen despertando expectativas en las instituciones, van a profundizar el hiato entre parte de su per% l político y las prácticas efectivas que impulsan.

Construir la fuerza que nos permita imponer una educación realmente pública y de calidad

La prioridad a los espacios delegativos ocupados por la propia corriente es una práctica lamentablemente muy arraigada en el movimiento estudiantil. Esta actitud siempre di% culta una posición de fuerza para la e% cacia de las luchas. Este año nos es-pera una importante pelea por la defensa de nuestra educación. Debemos extraer las lecciones del con* icto de 2010, en el que fueron las prácticas asamblearias y los órganos mandatados los que nos aseguraron la victoria. [Ver notas sobre la Facultad, en este mismo boletín].

Es imprescindible la con-strucción de una fuerza que real-mente nos permita dar la pelea por una educación no mercan-tilizada, fuerza que debe ser de base, amplia y participativa.Frente a esto, creemos que la apuesta es a radicalizar la con-ducción del cefyl a través de con* uencias de hecho en espa-cios realmente democráticos y en actividades de lucha que no depositen expectativas en los ór-ganos de gobierno, órganos cuya transformación es prioritaria. Consideramos que de nada sirve tener una actitud sectaria, sino que hay que seguir construy-endo la unidad del movimiento

estudiantil, explicitando las diferencias y dando los debates nec-esarios para sintetizar una política de conjunto que nos permita crecer y conseguir las victorias que necesitamos para una univer-sidad realmente pública, gratuita, crítica, de calidad y masiva.

las elecciones otorgaron la presidencia del CE-FYL a La Juntada. Este fenómeno es, en parte, resultado del descontento de sectores del mo-vimiento estudiantil con algunas prácticas de la izquierda tradicional, en ocasiones burocra-tizantes y sectarias. La Juntada ha sabido ca-pitalizar estas críticas a través de su discurso, queriendo mostrarse como una alternativa en el plano simbólico; sin embargo, desde hace tiempo que no es consecuente en sus prácticas con aquellas críticas a la izquierda tradicional.Si bien La Juntada dice impulsar un Cen-tro participativo y busca darle otra impronta al gremio de los estudiantes, es evidente que no rompe con la lógica delegativa tradicional. Prima en ellos una perspectiva de Centro de estudiantes presidencialista, en el cual el órga-no gremial de todo el movimiento estudiantil tiende a identi% carse con su conducción, mi-nimizando la importancia y la jerarquía de las instancias de participación directa o asamblea-rias. Por otra parte, hay en ese frente una constante apropiación de espacios y experien-cias colectivas, que va de la mano de su concep-ción del Centro de Estudiantes y de las prácti-cas políticas que impulsan. Lo han hecho con espacios físicos y con simbologías, por ejemplo en su accionar autorreferenciante frente al local del patio, cambiando la cerradura para que-darse ellos solos con la llave, pintándolo de sus colores orgá-nicos, imponiendo su estética de agrupación en banderas y espa-cios físicos y subordi-nando el espacio a la conducción, en lugar de que sea trabajado por las comisiones de base que responden a la Asamblea. También lo hacen con iniciati-vas y órganos demo-cráticos, como con la asamblea de Antropo-logía. Si bien es valio-so que todos los representantes de Juntas par-ticipen y se sometan a las asambleas de carrera, no podemos dejar de marcar la contradicción en su incorporación al espacio asambleario de

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La situación política de nuestra facul-tad registra cambios signi% cativos respecto de años anteriores. Consideremos los elementos que con% guran un escenario radicalmente dis-tinto al que estamos acostumbrados: el proceso de lucha por el edi% cio, en el marco más general del estudiantazo, el triunfo que signi% có el acta de acuerdo y el saldo organizativo que renovó la militancia con la incorporación de nuevos activistas y de comisiones de base, la maniobras de respuesta del trincherismo, el impulso de la gestión a la LES y la acreditación por la CONEAU de los profesorados, el cambio de conduc-ción en el centro de estudiantes, el saldo de las elec-ciones en junta y las actuales elecciones de director, el resurgimiento de asambleas por carreras, la aparición de fuerzas o% cialistas estudiantiles y el crecimiento de las existentes; a lo que se suma en el plano nacional la nueva coyuntura política tras la recomposición de la imagen del o% cialismo y la fragmentación de la opo-sición gorila. Inevitablemente esta combinación de factores devendrá en una transformación que alcanza-rá tanto a la cotidianeidad como a los elementos más estructurales de nuestra facultad y de su vida políti-ca. Sin embargo, esta nueva etapa no tiene un sentido progresivo o regresivo de% nido de antemano, los facto-res en una y otra dirección producen una ambivalencia que se resolverá sólo a partir de la capacidad de las fuerzas en pugna. Este escenario se caracterizará por un antago-nismo que tendrá como uno de sus polos a la gestión trincherista, el oportunismo de las camarillas tanto radicales como K, y el proselitismo o% cialista de lo instituido que llevan adelante los agrupamientos es-tudiantiles que responden al gobierno. Estos actores nos proponen una universidad al servicio de la las ca-marillas, las empresas y la mercantilización del conoci-miento. En el otro polo, aun fragmentado pero de pie sobre la experiencia unitaria que llevó a las conquistas recientes, se encuentran el activismo independiente, un desarrollo del nivel de concientización estudian-til producto del con* icto del cuatrimestre pasado, así como las fuerzas y organizaciones, que en de% nitiva apuestan a transformar la universidad poniéndola al servicio de construir una sociedad distinta. Es por esto que resulta preciso que discutamos de conjunto, en el movimiento estudiantil y docente, para elaborar una adecuada caracterización de la etapa actual y de los de-safíos que afrontamos como movimiento.

La re signi# cación del fenómeno K puer-tas adentro de la universidad

El cambio en la situación nacional (ver la nota en página 7) y la recomposición de la imagen del gobier-no tuvieron repercusiones puertas adentro de la facultad; planteando un panorama que no se conocía desde la ex-pulsión de la franja morada: la presencia activa de una fuerza o# cialista del mismo signo que el gobierno y que la gestión. La participación de los agrupamientos K durante el con* icto del año pasado sirvió para agluti-nar a los estudiantes simpatizantes del gobierno nacional, junto con el partido del orden que encolumnó a los anti toma que se dedicaron a sabotear la lucha por el edi% cio. Sin embargo, debemos señalar que tales agrupamientos son un actor complejo.

Sabemos que tras el 2001, una de las tareas bonapartistas centrales del gobierno K fue la res-titución de la con# anza en las instituciones y en la política reformista del progresismo burgués. Las agrupaciones estudiantiles K, adictas y funcionales a la gestión trincherista, vienen intentando cum-plir con esa tarea al interior de nuestra facultad deslegitimando en sus intervenciones a las asam-bleas, desconociendo los mandatos asamblearios, tratando de convertirlas en espacios no resolutivos, atacando a las comisiones de base, denostando las medidas de lucha y apelando sobre todo a recom-poner la legitimidad de los espacios de representa-ción institucional. Así como el año pasado ataca-ron a la asamblea general, a la toma de la facultad y a la lucha por el edi# cio, este año arremeten contra los saldos organizativos del proceso: las comisio-nes de base y las asambleas por carrera que entre otras cosas discuten mandato para los representan-tes en junta, reforma de planes de estudio y elec-ciones de Director de carrera. En de# nitiva, esto constituye una avanzada que impugna a los mé-todos anti burocráticos desarrollados por el movi-miento estudiantil, el cual retomando lo mejor de la herencia del 2001 apuesta a la organización por abajo y cuestiona la legitimidad de las instancias representativas tal como las conocemos.

No obstante, el embate de la juventud K tiene quien lo enfrente: la con* uencia de las organizaciones

Situación de la facultad. Una nueva etapa, nuevos desafíos, nuevas tareas

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que construyó la juventud del 19 y 20 de Diciem-bre y del puente Pueyrredón con la juventud del estudiantazo del año pasado. La articulación de las luchas entre universitarios, terciarios y secun-darios se vuelve a actualizar con las camadas de es-tudiantes secundarios que ahora ingresan a la uni-versidad. Parte de las tareas del activismo es poder posicionarse frente al conjunto de los estudiantes desarrollando una alternativa de organización real y combativa para la juventud que pueda disputar a los K la vocación y fuerza transformadora de una generación.

Luchamos por el edi# cio y Trinchero da respuestas.

Inmediatamente después del triunfo estu-diantil, en la lucha por el nuevo edi% cio integra-do, la gestión no demoró su respuesta a los 31 días de toma: tras haber intentado cambiar las for-mas de regularización de las materias, aumentó el cuerpo de seguridad contratada, enrejó y ais-ló sectores de la facultad para facilitar el control y separación del edi% cio. Este año continuó el ataque al movimiento estudiantil con la frustra-da ocupación del cuarto del Cefyl en el primer piso que pretendía ser reasignado para o% cinas administrativas, además blanqueó las carteleras y murales que se habían pintado durante la toma. Tal vez el momento hasta ahora más gravoso de esta política se haya desatado unas semanas antes del reinicio de las clases cuando el decano, lue-go de uniformar al cuerpo de seguridad y poner a cargo a un experimentado jefe de seguridad de boliches, les prohibió la entrada a aquellos que no fuesen estudiantes, graduados o docentes, cuan-do estatutariamente la facultad es un espacio pú-blico y abierto a toda la sociedad. No tardó en

ocurrir lo esperable: los patovicas de la puerta empezaron a pedir libreta a aquellos ingresantes que según su juicio no portaban la cara, vestimenta o tez adecuada a nuestra alta casa de estudios. Estos hechos no son anecdóticos sino que constituyen un accionar que busca rechazar los avances del movimiento estudiantil en el control del destino político de nuestra facultad. Sabemos cuál es la % nalidad de crear un órgano con poder de policía. Los motivos ulteriores nun-ca son la seguridad de una comunidad sino la institución de una fuerza que a partir de su carácter represivo latente o efectivo detenta el control de un territorio y así prevenir que los con* ictos futuros se desarrollen como el del 2010. Una de las lecciones que parecen haber aprendido tanto la gestión como los agrupamientos estudiantiles K es que la discusión y decisión colectiva sobre lo común constituyen un peligro para ellos, para sus camarillas y para su programa político. Ciertamente, el movimiento estudiantil durante la toma puso en acto una democratización radical al dirigirse políticamente mediante instancias asamblearias, negociando a través de una comisión mandatada por la asamblea gene-ral, organizándose en comisiones de base para enfrentar las distintas problemáticas y tareas, además de crear una sólida estructura que permitió desde habilitar y mantener las clases públicas a procurar comida, limpieza y una radio con la voz propia del movimiento. El paradigma de esta lógica de de-mocratización por abajo fue la comisión por el presupuesto que tras dos años de trabajo pudo generar una alternativa de edi% cio que enfrentó al restrictivo proyecto trincherista. Es por esto que entendemos que cuando los agrupamientos K deslegitiman a las asambleas y comisiones de base mientras que el Decano intenta regimentar el espacio público, están avanzando juntos y de la mano contra el saldo político or-ganizativo del con* icto. Esta política de reacción y recom-posición que intentan tiene el objetivo de allanar el camino para el programa político que impulsan el gobierno y las camarillas universitarias: la acreditación de las licenciaturas y los profesorados a la CONEAU, la implementación de los proyectos % nanciados por el PROHUM (Proyecto de apoyo

a las ciencias Humanas), la extensión del con-trol de las camarillas o% cialistas sobre recursos tales como cátedras, becas y % nanciamiento, la construcción del edi% cio tal como lo proyectó originalmente la propia gestión, el recorte de becas de materiales de estudio, la profundiza-ción de la generación de recursos propios en busca de un % nanciamiento autosu% ciente, los convenios con multinacionales (como el caso de las mineras contaminantes), la restricción de la matrícula y por sobre todo el desmantelamiento de un movimiento de base que pueda oponér-seles. El accionar k en las asambleas y juntas de-partamentales de cara a la elección de directores para las carreras, el tratamiento diletante en la cuatripartita a los acuerdos % rmados el año pa-sado respecto al edi% cio, el recorte de becas en

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los materiales, el impulso de la secretaria académica Morgade a la acreditación de los profesorados en la CONEAU, la patota de inseguridad uniformada haciendo las veces de guardia personal del decano son algunas de las señales que indican fehacien-temente cuál es el trayecto que pretenden recorrer el Decano acompañado por el o% cialismo estudiantil.

Por un edi# cio seguro vamos contra la patota de la inseguridad contratada.

Como movimiento estudiantil debemos aprender también las lecciones del con* icto pasado y apostar a los mé-todos que se mostraron más efectivos: el debate fraterno, las respuestas unita-rias, la radicalidad en nuestra política y en los métodos; apostando siempre a la organización por abajo con vo-cación de masivi-dad. Como movi-miento debemos poder identi% car qué es lo que está en juego durante este año político y darnos tareas que estén a la altura de las circunstancias. Nuestra posición de partida como movimiento, no es defensiva, ya que contamos con un triunfo en un proceso reciente que mostró una inusitada capacidad organizativa, además proliferó el trabajo de base, y hubo un consecuente crecimiento del activismo y del número de estudiantes que consideran necesario organizarse. Sin embargo, nuestra caracterización no puede excluir que entre el desarrollo del proceso de lucha y el momento elec-toral se produjo un desfasaje. Al % nalizar el con* icto nadie po-día esperar un triunfo electoral de los agrupamientos K, pero los resultados % nales los posicionaron como tercera fuerza estu-diantil en el gremio y los impusieron como primera o segunda representación en la mayoría de las juntas. De esto se desprende que hay una heterogeneidad entre las conclusiones políticas del activismo que protagonizó el proceso y las de un atendible sec-tor de los estudiantes. Es por esto que consideramos que una de las tareas centrales que debemos afrontar es la elaboración de una interpelación que convoque a los compañeros a sumarse a la participación y organización de base por una transformación real. El Kirchnerismo, el trincherismo y el resto de las cama-rillas están ganando posiciones.” De aquí se derivan nuestras tareas políticas para resistir esta embestida: conseguir mediante la lucha la disolución del cuerpo de (in)seguridad, rechazar la existencia de toda fuerza con poder de policía denunciando su

función, fortalecer a las asambleas y las comi-siones como espacios de organización, construc-ción y lucha por la democratización efectiva del gobierno de la universidad y del mismo movi-miento estudiantil. Como conclusión, insistimos en que el impulso de una política de izquierda aspire a la masividad, teniendo siempre presente la con-vocatoria a los estudiantes independientes, así como las organizaciones debemos realizar un esfuerzo por superar la fragmentación en la que actualmente nos encontramos. Es por esto que consideramos necesario articular un arco amplio

de fuerzas que, sin caer en unitarismos vacíos de principios o en el opues-to sectarismo principista, pueda resistir el embate de la gestión y sus aliados pasando nuevamente a la ofensiva en la perspectiva que como movimiento supimos trazar durante el con* icto del año pasado.

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Este año se cumple una década de la rebelión popular de 2001, y no creemos equivocarnos si a% rmamos que la coyuntura política actual continúa expresando el proceso abierto por esa rebelión. En efecto, sostenemos que una cabal comprensión del fenó-meno del kirchnerismo exige, en primer lugar, dimensionarlo a la luz del contexto histórico en el que emerge. Hace 10 años, el régimen económico de acumulación y el régimen político representativo atravesaban una crisis sin precedentes -con-densada, recordémoslo, en la célebre consigna “que se vayan to-dos”-. Los cortes de rutas, piquetes, movilizaciones, asambleas (de trabajadores, de vecinos, de estudiantes y un largo etcétera), fábricas recuperadas y escraches que se multiplicaban por todo el país testimoniaron por esos días la crisis de legitimidad po-lítica del neoliberalismo en Argentina, al tiempo que ensa-yaban nuevos dispositivos que, sobre la base de la autoorga-nización, encarnaban lógicas anticapitalistas y radicalmente democráticas. El gobierno realiza un doble jue-go simbólico respecto al 2001-2002. Por un lado no pierde oportunidad de invisibilizar la rebelión popular, y su carácter explicativo de lo que ha sucedido en el periodo kirchnerista. Así lo hace cuando se adjudica la “repoli-tización” de la juventud o expropia la maternidad de las victorias que se han logrado producto de años de lucha que % nalmente hacen eclosión derribando 5 presidentes, con sus reclamos masivos en tor-no a la necesaria transformación del statu quo, y que marcaron la agenda de los últimos 8 años (corte suprema, derechos huma-nos, deuda externa, privatizadas, etc.). Pero por otro lado, dicho periodo de 2001-2002, recesivo, regresivo en términos laborales y alimentarios, de crisis económica sin precedentes, no deja de ser en términos económicos y sociales su período favorito con el cual comparar sus mediciones ya de por si cuestionables, ocultando una política económica de carácter recomponedor y conservador. Creemos que este doble juego simbólico frente al desafío que re-presentaba esa crisis de dominación político económica se expli-ca al comprender el signi% cado histórico del ciclo de gobiernos kirchneristas. Comprendemos lo señalado en el marco general de una política que ha encarnado el papel, ya no sólo simbó-licamente, sino en sentido material puro y duro, de recom-poner el poder de las clases dominantes sobre nuevas bases. Esta reconstrucción de la hegemonía estuvo sostenida, funda-mentalmente, por modi% caciones en la política económica que permitieron recomponer las ganancias de las distintas fracciones de la burguesía, mientras que una serie de concesiones sociales, que pueden interpretarse como fruto de la nueva relación de fuerzas creada a partir de los sucesos del 2001 y de la vitalidad de la movilización popular posterior, logró disminuir los niveles de con* ictividad social y restableció cierta con% anza en un mode-lo de acumulación que sigue sin embargo siendo fundamental-mente un modelo de despojo. Por lo tanto, si bien es cierto que existen medidas adoptadas por el kirchnerismo que pueden ser consideradas como concesiones a los sectores populares, no es

menos cierto que lo son precisamente en tanto que conquistas populares que se asientan en una historia de luchas impulsadas por los trabajado-res y sectores subalternos de la sociedad, a las cuales el gobierno integra y coopta. El que las políticas llevadas adelante tengan por objeto por un lado la recomposición de hegemonía, por la recomposición simbólica y la contención social, y por el otro el asegu-rar un modelo de acumulación que presen-ta fundamentales continuidades con los de periodos anteriores, nos ayuda a entender el porqué de las aparentes paradojas de su es-trategia y las limitaciones estructurales que el gobierno presenta en las políticas que sue-len comprenderse como “progresivas”. Bajo esta lente podemos comprender, por ejemplo,

la política de derechos humanos del gobierno, donde por un lado se ha po-dido juzgar a un porcentaje menor de militares por violaciones a los derechos humanos, a la vez que no se juzga a la mayoría de los torturadores y repre-sores, se criminaliza la protesta social con sus más de 6000 procesados por reclamos sociales (según CORREPI), seguimos sumando desaparecidos en democracia y una escalada represiva que ha dejado compañeros en el cami-no (Mariano, Indoamericano, Qom, etc.). O las retenciones, que tienen por objeto central el pago de la deu-da y el subsidio a grupos económicos amigos, en lugar de que constituyan

una quita de la renta para una política redis-tributiva o que enfrente la crisis del sistema de salud, por ejemplo. O la Asignación Universal por Hijo, medida que, si bien progresiva, posee serias y esperables limitaciones para contener la marginación y el despojo que produce el propio modelo económico impulsado. Ahora bien, un balance de los límites y al-cances de esta estrategia -que nos conduce a interpretar las distintas medidas de conten-ción social en el marco de una política cuyo sentido último tiene efectos “restauradores” y normalizadores- puede realizarse a la luz de su comparación con lo que podemos de-nominar neoliberalismo “puro y duro”. Si queremos desnudar el íntimo signi% cado histó-rico del kirchnerismo, es insoslayable el análisis de las rupturas y continuidades en relación al neoliberalismo de períodos anteriores. En este sentido, no podemos desconocer que las polí-ticas económicas del kirchnerismo presentan diferencias y novedades con respecto a las que las antecedieron. De todos modos, vale acla-rarlo, que el neoliberalismo de los ´90 tenga marcadas diferencias con el proceso de acu-mulación actual, no niega la existencia del suelo común sobre el que ambos se asientan.

Algunos apuntes sobre coyuntura nacional

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En efecto, si bien durante los gobiernos kirchneris-tas mejoran distintos indicadores macroeconómicos, a la hora de dimensionar la magnitud de estas mejo-ras, no sólo hay que tener en cuenta como ya señala-mos el punto excepcional con el que suelen hacerse las comparaciones (el desplome del 2001-2002) sino también que estas mejoras en muchos casos pueden leerse como una estabilización de indicadores socia-les regresivos (muchos indicadores son muy simila-res o, incluso inferiores, al promedio que tuvieron en los noventa). Por ejemplo, si bien los índices de pobreza y desempleo disminuyeron en comparación con la crisis, luego de años de crecimiento a “tasas chinas” del PBI, los elevados índices de precariza-ción laboral y desigualdad no parecen haberse en-terado de la existencia de ese “crecimiento”. Así, si bien el crecimiento económico representó un avan-ce para la situación económica de las clase trabaja-dora y las clases subalternas en relación al periodo recesivo 1998-2002 , no es menos cierto que esas medidas representan la prolongación de tendencias regresivas fundamentales inauguradas por el periodo neoliberal (concentración y centralización del capi-tal, extranjerización de la economía, desigualdad en la distribución del ingreso, extracción depredadora de recursos naturales). El “suelo común” al que hacíamos referencia, compartido por este go-bierno y los que lo antecedieron, comprende no solo los aspectos eco-nómicos, sino también los principa-les pilares políticos sobre los que se asienta el proyecto kirchnerista. A la par de cierta repolitización produ-cida en la sociedad a partir de los sucesos del 2001-2002, fogonea-da regresivamente con vistas a su apropiación kirchnerista con el ob-jeto de apuntalar su recomposición simbólica, el gobierno promovió la reconstruc-ción -reforma política mediante- del tradicional sistema político representativo de cuño bipar-tidista. En el mismo sentido debemos leer el rol que hoy juega la burocracia sindical. En efecto, admitida por el kirchnerismo como su “columna vertebral”, el rearmado del poder de esta burocracia cumple la función de neutralizar las demandas de los trabajadores que desbordan el control o% cial. El asesinato de Mariano Ferreyra a manos de la buro-cracia sindical, a la vez que contribuyó a visibilizar el problema de la tercerización (uno de los tantos rostros que asume la precarización laboral) puso al desnudo el protagonismo y el amparo que tienen las cúpulas de la burocracia sindical al interior del pro-yecto kirchnerista. Luchando contra la tercerización laboral, Mariano es asesinado por una represión que es ella misma “tercerizada”. A eso sumémos-le el accionar de la federal en los asesinatos del Indoamericano, de los Qom por la gobernación K, etc., que hacen responsable a un gobierno que dice levantar la bandera de no reprimir las movi-lizaciones sociales. Decíamos que la comprensión del kirchnerismo exigía, en primer lugar, prestar atención a su contex-

tualización histórica. Creemos que no es menos importante comprender, a la par de su signi% cado histórico, su sentido global como un fenómeno que representa, con todos los matices que pueda tener, una totalidad. Esta advertencia co-bra sentido a la hora de pensar los efectos sobre el “sentido común” que estos años de kirchnerismo supieron construir. Es innegable que el gobierno posee una alta imagen positi-va entre distintas franjas de la población, pero creemos que este apoyo no debe traducirse en la adopción de una política ni de subordinación ni de negación autista del sentido co-mún % lo-kirchnerista. Así, el diálogo con aquellas y aquellos que honestamente depositan sus expectativas en el gobierno no puede traducirse en caracterizaciones simplistas como tampoco en adaptaciones acríticas al sentido común que ha ido construyendo el kirchnerismo. La radicalización del sentido común y la pretensión de disputarlo desde la izquierda, debe partir, por un lado, por reconocer que una parte no menor de la sociedad ve con simpatía ciertas medidas que ha tomado el kirchnerismo (y por lo tanto, exige hacer el esfuerzo de caracterizar sin sim-plismos esas medidas, identi% cando su sentido histórico y estratégico), así como también debe partir por interpretar e interpelar los cambios que en él se van produciendo. Parece insu# ciente identi# car sin más al kirchnerismo con otras variantes del neoliberalismo, sin contemplar las especi-# cidades y matices que lo caracterizan. Pero, por otro

lado, esta radicalización tam-bién debe partir por oponer, frente a aquellas posiciones que sostienen que hay que “apoyar lo bueno y criticar lo malo” del gobierno, un análisis de con-junto que lo contemple como una totalidad, donde las cosas “buenas” están en función de un proyecto global. No puede considerarse de manera desa-gregada las distintas medidas, perdiendo de vista que todas

ellas están en función del objetivo de garantizar la paz social y contener a los sectores populares en una dialéc-tica de concesión e integración propia de un gobierno que tuvo el mandato histórico de poner # n a la crisis de hegemonía de 2001 y que mantiene el compromiso es-tratégico con la conservación de un modelo de exclusión social, precarización laboral y desigualdad en la distri-bución del ingreso. Frente a las distintas fracciones de la burguesía y sus expre-siones políticas, los sectores populares debemos mantener la independencia y defender nuestras reivindicaciones. Sin embargo, no basta con sostener la bandera de la autono-mía y desarrollar una estrategia de resistencias diseminadas. Por el contrario, debemos avanzar en la construcción de una alternativa política de la clase trabajadora y los sectores subalternos, en el marco del desarrollo de una fuerza social emancipatoria. Esta tarea implica avanzar desde experiencias locales de autogestión y autoorgani-zación hacia la construcción un vasto movimiento social y político que permita pensar y ensayar formas de or-ganización que comiencen a pre# gurar la sociedad que queremos construir, en la perspectiva de una alternativa política anticapitalista y radicalmente democrática. Esta es la tarea pendiente que nos legó la rebelión de 2001 y que constituye el desa# o central de nuestro tiempo.

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Si bien entendemos a la Universidad en ge-neral como un ámbito donde se produce y repro-duce la hegemonía política de las clases dominantes también consideramos que en ella existe la posibili-dad de contrarrestar esta hegemonía, pre% gurando así nuevas formas de conocimiento que impugnen y develen los mecanismos de la sociedad de clases. La concepción tradicional en el movimiento es-tudiantil de considerar a la Universidad como un mero instrumento de dominación nos lleva a actuar subestimando el potencial de la disputa por la con-formación de un pensamiento crítico a través de un permanente cuestionamiento de nuestros planes de estudio, estructuras de cátedra, políticas de concur-sos y de la relación de la formación universitaria con el movimiento real de la clase trabajadora y sectores populares. Mientras la política tradicional de la izquier-da en la Universidad suele reducirse a las reivindica-ciones gremiales y presupuestarias, concibiendo las transformaciones en el contenido de la Universidad como algo no más que provisorio y sin mucha im-portancia; nosotros/as pensamos nuestro ámbito de intervención política como una “trinchera”, donde podemos ganar posiciones, desde una perspectiva emancipatoria, en la lucha contra la forma hegemó-nica de la producción de conocimiento, problemati-zando el rol socialmente asignado a las profesiones.

Por estas razones es que impulsamos varias intervenciones sobre lo especí% co de la universidad, es decir, directamente sobre la circulación y pro-ducción de conocimiento. Este año estamos impul-sando un grupo de lectura y estudio abierto (que esperamos sea aprobado como Proyecto de Recono-cimiento Institucional, PRI) que titulamos “Onto-logía y política en la # losofía de la inmanencia (Deleuze, Foucault, posoperaismo italiano) Una aproximación crítica”, como un intento de hacer un análisis crítico de un conjunto de autores que, durante la última década, se han vuelto referencia obligada del debate político y de buena parte de los nuevos movimientos sociales. También estamos impulsando, con un con-junto de organizaciones sociales y políticas, un pro-yecto interdisciplinario de co-producción sobre la formación política en los movimientos socia-les. Vale aclarar que entendemos la co-producción

como una forma alternativa, frente a la institucional “ex-tensión universitaria”, de articular la producción de co-nocimiento elaborada en la Universidad con los saberes y conocimientos de las clases subalternas, sin reproducir las típicas jerarquías con la que la Universidad se acerca a la sociedad. También en conjunto con otras organizaciones sociales y políticas estamos impulsando para este año una jornada sobre educación popular, a realizarse en varias sedes, y que esperamos que se convierta en una instancia de referencia para el debate político sobre esta cuestión, que tiene mucha actualidad a partir del fenómeno de los bachilleratos populares, en el que participamos. Tenemos también en preparación un grupo per-manente inter-disciplinario que pretende impulsar jor-nadas y talleres de debate en la Facultad sobre diferentes temáticas que disputen lo especí% co de un modo directa-mente interdisciplinario. Si te interesa participar de alguna de estas activi-dades, podés acercarte a nuestra mesa o escribirnos a cxa.# [email protected]

Conocer para transformar: sobre la especificidad universitaria y la construcción de un conocimiento crítico.

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Desde principios del 2007, los 400 Golpes -hoy en el Cielo por Asalto- venimos interviniendo en la carrera de Filosofía, cuestionando el modo de producción % losó% -ca impuesto por el academicismo imperante. Vemos que la construcción de una % losofía fragmentada, ultra-especializada, tecni% cada y abstraída de la vida social no es ajena a la dinámica de la hegemonía capitalista, que cuanti% ca y mercantiliza el saber para profundizar las relaciones de dominación, que captura las anormalidades aisladas para adap-tarlas dócilmente a una lógica institucional que se mantiene siempre impensada, siempre fuera de cuestión. Una % losofía viva debe poder plantear-se en relación con la integralidad de la vida social y política, y a la vez debe ser capaz de resistir los dispositivos hegemónicos de organización y circu-lación de la producción de conocimiento que se le imponen, sus formas jerárquicas inertes, sus meca-nismos de exclusión.

Nuestra manera de pensar la % losofía es indisoluble de las formas organizativas que nos da-mos para impulsar la transformación de sus ins-tituciones, así como para las nuevas instituciones que de a poco colaboramos a construir en su lugar. Desde la marcada asimetría docente-alumno que suele caracteri-zar las relaciones político-pedagógicas en el aula, en clases y evaluaciones, o la estructura de los órganos de co-gobierno de nuestra facultad, hasta la gestión de las materias según la forma cátedra, un orden meritocrático impregna hasta todas los resquicios más ordinarios de la vida académica. Por el contrario, nosotros buscamos crear espacios de formación y producción % losó% ca horizontales, desde grupos de investi-gación y discusión (ver nuestro proyecto de este año sobre ontología y política en las % losofías de la inmanencia en el apartado “Conocer para transformar...”), hasta materias y seminarios colectivos en los que buscamos reinventar la práctica docente y la relación docente-estudiante, poniendo énfasis en el ensayo de relaciones de poder * uyentes en las que tanto la plani% cación de la cursada, como sus enfoques, su contenido y su dictado sean el fruto de un trabajo colecti-vo y no dependan del arbitrio de algún preclaro especialista acreditado. A la vez, apoyamos la construcción de espacios asamblearios donde discutir y decidir junto con la diversi-dad de actores de la comunidad académica en pie de igual-dad acerca de todos los asuntos y problemas que atraviesan nuestra carrera, tales como el plan de estudios, su per% l de graduado, la necesidad de incorporar contenidos vedados, las políticas de concursos, la necesidad de prácticos en ho-rarios vespertinos para todas las materias, y de adecuación renta-cargo para los cargos docentes, etc.

El año pasado la política en la carrera estuvo signa-da por dos acontecimientos: por una parte, la consolidación de un nuevo sector hegemónico de poder en la Junta Depar-tamental que opera en forma estrecha con la gestión de la Facultad, siguiendo una lógica camarillesca de intereses cor-porativos, y que ha logrado invertir la correlación de fuerzas respecto de la camarilla tradicional a su favor. De modo que en la actual composición de la JD hay, por un lado, un blo-que alineado en la antigua estructura de la Franja Morada, conformado por el consejero por la minoría de graduados (Síntesis) y los tres consejeros por la mayoría de profesores (Perspectivas); y por otro, en la órbita trincherista-kirchne-

rista están los dos consejeros por la mayoría estudiantil (El Pliegue), los dos por la mayoría de graduados (Genealogía)

y uno por la minoría de profesores (Alternati-vas). Ambas camari l las responden a intereses contrapues-tos, pero se-parados del c o n j u n t o de la comu-nidad de la carrera, privilegian-do su lugar de poder y decisión en la JD y ne-

gándose a abrir instancias más amplias y democráticas para abordar los distintos problemas que tenemos al interior de la carrera. En este sentido, en virtud de los vínculos de la nueva camarilla con la gestión de la Facultad, un problema legítimo como la necesidad de incorporar docentes idóneos al equipo de una cátedra con un programa distinto de los tradicionales en la carrera, como es el caso de Cragnolini en Metafísica, ante los conocidos obstáculos puestos por la vieja camarilla morada a todo campo de investigación que se aparte de sus dominios, fue tramitado con una lógica punteril y arbitraria de designación a dedo por el propio decano Trinchero de los ayudantes, obviamente provenientes del sector de la profeso-ra a cargo. A su vez, en sintonía con la actitud corporativa de fortalecerse obstaculizando el desarrollo del sector enemigo, se encuentra como ejemplo la posición de Genealogía res-pecto de la apertura de designaciones de ayudantes para Ló-gica, una de las materias con mayor impronta de la camarilla morada, donde los graduados se opusieron insistentemente a la apertura de nuevos cargos docentes.

Pero también el año pasado, junto con el nuevo im-pulso de organización estudiantil, retomamos la actividad asamblearia en la carrera, en la que participan tanto estu-diantes independientes o no agrupados como un arco que incluye a todas las agrupaciones de izquierda, y presentamos esta vez la lista Filosofía en Asamblea que obtuvo la minoría por el claustro estudiantil en las elecciones de JD. Nuestro consejero está sujeto a rotación y revocabilidad y se limita a expresar como un delegado el mandato democráticamente decidido en el espacio asambleario, como una forma de co-menzar a tensionar la lógica de la representación y decisión ponderada. Nos planteamos como una alternativa a la lógica camarillesca del departamento, y te invitamos a construir y llenar de contenido este espacio con noso-tros y el resto de los compañeros, para lu-char por una % losofía sin punteros.

FilosofíaLas carreras...

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Sumate a la “Escuela” de Formación Política en Movimientos Sociales: “Aprendo para el cambio social” Desde CxA pensamos que la Universidad no debe ser un espacio aislado de las problemáticas de los trabaja-dores/as y el pueblo. Tampoco creemos que la manera de ligarse con la clase trabajadora de la que formamos parte, sea sólo a través del (necesario pero insu% ciente) fondo de huelga ante un con* icto, o bien, como se propone de la ins-titución, vía la extensión universitaria. El desafío está, se-gún creemos, en retener lo especí# co de la Universidad, es decir, la producción y circulación de conocimiento, ponerlo en nuestras manos y ligarlo con los problemas, temas e iniciativas que las organizaciones de los trabaja-dores/as van teniendo. La lógica de la extensión universitaria, se basa en que unos (los que provenimos de la Universidad) tenemos el saber y, por tanto, debemos hacerlo llegar (extenderlo) a los que no lo tienen (los trabajadores, el pueblo). Ante esta escisión y separación, decidimos proponer una alternativa: la co-producción de conocimiento. ¿Qué signi# ca esto? Básicamente, es la idea de producir conocimiento junto (y no para o sobre) las organizaciones de nuestra clase, reco-nociendo las desigualdades y diferencias de saberes, a la vez que construyendo un vínculo pedagógico democrático. De esta manera, promovemos, a través de trabajar sobre alguna temática (como, por ejemplo, la educación), a la organiza-ción, al tiempo que cuestionamos la lógica habitual de pro-ducción de conocimiento académico: aislado, jerárquico, individual, burocrático… en muchos casos sin más sentido que llenar papeles. Bajando la propuesta a tierra… “Escuela” de For-mación Política en Movimientos Sociales Este año desde CxA te proponemos participar en la Escuela de Formación Política, “Aprendo para el cambio social”, del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL). La idea es poder aportar, desde nuestro lugar como estudiantes, graduados y docentes, al desarrollo de esta es-cuela que se desarrollará durante todo el año en Capital Federal y Gran Bs. As. Desde hace años, los movimientos sociales en nuestro país vienen luchando y organizándose, construyendo sus propios espacios educativos con lógicas y mecanismos alejados de lo habitual. La Escuela de Forma-ción política busca ayudar al desarrollo de la conciencia y la conformación de nuevas prácticas en las organizaciones de los trabajadores para caminar bajo el horizonte del cambio social. Como te imaginarás, los desafíos son varias en este proyecto. Por ello, para no abrumarte y, si te interesa la pro-puesta, escribinos un e mail a cxa.% [email protected] o vení a la reunión del proyecto: Nos encontramos los lunes (cada 15 días) a las 21 hs en el bar de la Facu.

Desde el año pasado Educación viene organizán-dose en asamblea de manera permanente y con una par-ticipación en alza. Desde allí se han impulsado diferentes proyectos como una cartilla que contiene los derechos de los estudiantes para que se publicara en los programas de las materias, la organización de veedores/as para los % na-les, se ha avanzado al punto de establecer un cronograma de asambleas ordinarias mensuales para el 1º cuatrimestre de 2011 que es el siguiente:

• Lunes 4/4; • Martes 3/5; • Miércoles 8/6; • Jueves 7/7 Dentro de ese proceso de discusión y resolución asambleario se ha discutido la elección del/a director/a de la carrera. Allí se ha cuestionado no sólo el modo in-directo y el momento del año en que se produce sino también la falta de presentación de un programa de tra-bajo con anterioridad, la composición de la junta, etc. Los/as representantes por la mayoría llevando el mandato de la asamblea se abstuvieron en la votación que propo-nía a Daniel Suárez (personaje nefasto de la carrera que durante la toma equiparó la medida con los gobiernos de facto de la última dictadura, entre otros comentarios) Además y en su lugar elevaron el programa de trabajo elaborado por la asamblea para la dirección de la junta, demarcando claramente las diferencias políticas respecto de Suárez. Candidato que contó con el apoyo de las ma-yorías de profesores/as y graduados/as (listas o% cialistas) y de las minorías de profe-sores/as y graduados/as (radicales), es decir 7 votos a favor y 3 abstenciones de parte de la mayoría y mi-noría estudiantil. Respecto de la minoría estudiantil quisiéramos señalar que representan el brazo de la gestión dentro del claustro y que si bien se han abste-nido en esta oportunidad porque Suárez no precisa-ba su voto para alcanzar la dirección, no dudarán en apoyar cualquiera de las iniciativas. Estos compañeros/as son los/as que hoy están participando de la asamblea de la carrera deslegitimándola al proclamar que ellos/as no se someterán a su mandato y al mismo tiempo intentando participar de la discusión.

Y en educación qué está pasando Conocé para transformar,

transformá para conocer

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Comisiones, en el local del patio:

>Comisión contra la mercantilización del conocimiento: Jueves, 20 hs.

>Comisión de lucha por el presupuesto: Martes, 20 hs., http://% loluchaporelpresupuesto.wordpress.com/ [email protected]

>Comisión antirrepresiva: Lunes, 18 hs.

>Comisión por la democratización: Miércoles 13/4, 19 hs., actividad sobre Juntas Departamentales [email protected]

>Comisión de autogestión del conocimiento: http://comisionautogestion% lo.wordpress.com/[email protected]

>Comisión de audiovisuales: Viernes, 19 hs., % [email protected]

>Comisión de “El Umbral”: Lunes, 21 hs., en El Umbral, http://cc-elumbralde% lo.blogspot.com/ ccelumbralde% [email protected]

>Reunión intercomisiones: Martes 19/4, 19 hs., local del patio, comisiones% [email protected]

Asambleas de carreras:

>Filosofía: Jueves 14/4, 19 hs., pasillo “Darío y Maxi”, subsuelo. Suscribirse al grupo de mails: % loso% [email protected]

>Educación: Martes 3/5, miércoles 8/6, jueves 7/7. Todas 18 hs., hall 3º piso

>Antropología: Asamblea, lunes 18/4, 19hs. Comisión Plan de Estudio, 11/4, 19 hs.

>Letras: Miércoles 13/4, 19 hs.

>Historia: Martes 19/4, 19 hs.

>Bibliotecología: Viernes 15/4, 19 hs.

>Espacio intercarreras: a con% rmar.

>Asamblea general • 13/04 • 19 hs.