Bodegas Espejo Separata

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B B o o d d e e g g a a s s E E s s p p e e j j o o Autores: JIMÉNEZ ÁLVAREZ, L.; LÓPEZ GÁLVEZ, M. Y.; MORENO VEGA, A. En los primeros años de nuestra actual centuria, la denominación de Montilla-Moriles sufrió la te- rrible baja de una gran bodega en unos tiempos difíciles para el mundo del vino: «Bodegas Espejo» de Montilla, un amplio conjunto de naves, vestigios de un pasado esplendoroso, donde actualmente se siente el silencio, el sosiego y la magnificencia del lugar. Durante dos generaciones «Bodegas Espejo» fue un lugar con un único fin: crear y educar el vino nacido en las tierras de Montilla. La bodega fue fundada por Antonio ESPEJO RUBIO en los años 1940, cuando el negocio del vino era próspero, constituyéndose como Sociedad Anóni- ma en plena transición española (1976) con la participación de sus hijos en la firma. Actualmente los cinco hermanos siguen siendo sus propietarios, entre los cuales cabe citar a Miguel ESPEJO por ser quien estuvo al frente de las bodegas co- mo gerente de esta empresa. En su interior todavía se guardan los conos y barricas que contenían sus distin- tos tipos de vinos: - Finos, que los cordobeses bebían como aperitivo. - Amontillados, perfecta conjun- ción de finura y vejez. - Olorosos, vigorosos y aterciope- lados.

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Autores: JIMÉNEZ ÁLVAREZ, L.; LÓPEZ GÁLVEZ, M. Y.; MORENO VEGA, A.

En los primeros años de nuestra actual centuria, la denominación de Montilla-Moriles sufrió la te-

rrible baja de una gran bodega en unos tiempos difíciles para el mundo del vino: «Bodegas Espejo» de

Montilla, un amplio conjunto de naves, vestigios de un pasado esplendoroso, donde actualmente se siente el

silencio, el sosiego y la magnificencia del lugar.

Durante dos generaciones «Bodegas

Espejo» fue un lugar con un único fin: crear y educar el vino nacido en las tierras de Montilla. La bodega fue fundada por Antonio ESPEJO RUBIO en los años 1940, cuando el negocio del vino era próspero, constituyéndose como Sociedad Anóni-ma en plena transición española (1976) con la participación de sus hijos en la firma. Actualmente los cinco hermanos siguen siendo sus propietarios, entre los cuales cabe citar a Miguel ESPEJO por ser

quien estuvo al frente de las bodegas co-mo gerente de esta empresa.

En su interior todavía se guardan los conos y barricas que contenían sus distin-tos tipos de vinos:

- Finos, que los cordobeses bebían como aperitivo.

- Amontillados, perfecta conjun-ción de finura y vejez.

- Olorosos, vigorosos y aterciope-lados.

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- Jóvenes afrutados, excelentes compañeros de una buena mesa.

- Pedro Ximénez, dulce natural de color rubí intenso.

Con distintas marcas, «Bodegas Espe-

jo» embotellaba sus vinos bajo la Deno-minación de Origen Montilla-Moriles:

- Fino «Bravado». - Fino «Cuatro Cuñas». - Fino Viejo «Amable». - Vino Joven «Viña Guta». - Vino Dulce «Pale Cream». - Dulce «Montilla Cream». - Vino «Palo Cortado». - Vino Dulce «Moscatel». - Vino Dulce «Pedro Ximénez». - Vino Tinto «Candelero».

Aunque también envasaba Solera Fina «Bravado» en brick de 5 y 15 litros.

Elaboraban sus vinos siguiendo las mismas técnicas de antaño. Para ello, no bastaba la finura extraordinaria de la uva variedad Pedro Ximénez, su elevada ri-queza azucarada, el control de su perfecto estado de maduración en la época de re-colección, las condiciones del clima, ni la

existencia de una flora enzimática indíge-na. Era indispensable además que se ob-tuviera una buena fermentación del líqui-do prensado, que en la zona de Montilla-Moriles se ha realizado tradicionalmente en depósitos cilíndricos de hormigón armado llamados localmente tinajas o «conos», resultando el mosto yema. Lue-go, el caldo fermentado era sometido a un segundo proceso denominado «crian-za», por el cual se envejecía al vino en unos toneles de madera o «botas», bien de roble americano para los finos o de cas-taño para los olorosos, los cuales se ali-neaban en la bodega con una altura de tres o cuatro pisos. Con este sistema de hileras (escalas), las barricas comenzaban por la solera (primera escala), que debe su nombre al hecho de estar más cerca del suelo, de la cual se extraía el vino. A ella llegaban progresivamente los caldos que procedían de las botas superiores, de tal forma que el vino extraído de la solera se reponía con otros de la segunda hilera; el vacío generado en esta última se rellenaba con los de la tercera y así sucesivamente hasta llegar a la última.

Vista actual del interior de la nave destinada a la fermentación del vino

Foto: L. JIMÉNEZ

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Por otro lado, es necesario destacar que en estas bodegas se plasma la evolu-ción que experimentó el sistema de prensado en el sector vitivinícola de Montilla. Así, según su dispositivo de presión, se pueden distinguir dos tipos de prensas principales: - Prensas hidráulicas verticales con

presión por agua o aceite. - Prensas horizontales: pueden ser me-

cánicas, hidráulicas o neumáticas. Las primeras fueron introducidas durante la centuria decimonónica, aunque no es hasta los años 1920 cuando desplazan definitivamente a las antiguas prensas de viga. Su empleo para vinos no fue al prin-cipio habitual, pues proporcionaban pre-siones excesivas. Con los sistemas de regulación de presión fueron poco a poco adoptadas por un importante número de bodegas. Se comenzaron a sustituir por las prensas horizontales de cilindro a me-diados del siglo XX.

Prensa hidráulica vertical Fuente: Cordobapedia

Panorámica exterior que ofrecen las bodegas Espejo de Montilla

Foto: L. JIMÉNEZ

Para el segundo tipo de prensas, el

sistema más utilizado tradicionalmente ha sido el de husillo con transmisión por cadenas o rueda dentada y accionada por motor. Actualmente, las cooperativas vitivinícolas de Montilla utilizan sistemas neumáticos de prensado. En ellas se in-

troducen una serie de innovaciones tec-nológicas con respecto a las de husillo: - En lugar de jaula se emplea un tanque

cerrado para recibir la uva triturada. - El prensado tiene lugar gracias a una

membrana de compresión cuya forma está adaptada a una mitad del tanque.

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En último lugar, decir que las prensas hidráulicas se siguen utilizando para la obtención de vino dulce por facilitar pre-siones más elevadas, permitiendo de esta forma el agotamiento de las uvas pasas.

Don Antonio ESPEJO comenzó con una pequeña bodega sita en la calle Orte-ga de Montilla. En los años 1950 decidió dar el gran salto al trasladarse a otra bo-dega ya existente en la ciudad, denomina-da «San Francisco» (1947), situada en la avenida del Marqués de la Vega de Armi-jo, un solar de casi 8.000 metros cuadra-dos. En esta última ubicación comenzó con tres prensas hidráulicas verticales, a las cuales añadió posteriormente ocho prensas horizontales de jaula que estuvie-ron funcionando al unísono. Instaló tam-bién una bodega de conos con capacidad para 100.000 arrobas, una bodega con aproximadamente mil botas más 500 bo-coyes y una planta de embotellado de mil metros cuadrados.

Como miscelánea histórica, cabe citar un anuncio encontrado en el periódico «La Vanguardia», día 28 de enero de 1969 (pág. 58), que muestra el siguiente texto: «Bodegas Espejo de Montilla, solicita distribui-dores con vehículo propio para cederles en exclusi-va zonas de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarra-gona». Esto no es sino una prueba más de la fuerte expansión que dio a su negocio don Antonio ESPEJO, quien siempre fue, y seguirá siendo para la memoria de to-dos, eje y alma de las Bodegas nacidas con su primer apellido.

A principios de los años 1970 se re-forma la bodega construyendo en su in-terior un par de edificios adosados de dos plantas, uno destinado a vivienda familiar y otro tipo nave para oficinas y almace-nes. Además se cambió una pequeña bo-dega de tinajas, que ya existía anterior-mente, para ser instalada en otra nave de nueva construcción. Este cambio de ima-gen dio a las «Bodegas Espejo» la fiso-nomía que presenta actualmente.

Tras 64 años de actividad, Bodegas Espejo cerró definitivamente sus puertas en el año 2004. El cierre de las «Bodegas Espejo» cayó como un jarro de agua fría en la tradición vinatera de Montilla, don-de la diversificación de la producción ha devuelto la esperanza a bodegueros que veían como sus vinos tradicionales caían en picado. Y es que la superficie vitiviní-cola de Montilla ha venido descendiendo desde la década de 1970 como conse-cuencia del bajo precio de la uva, del arranque de las cepas, del envejecimiento del cultivo y del reemplazo del viñedo por el olivar

Los vinos de Montilla, sin lugar a du-das, siempre han propiciado aquel esme-rado proceso de elaboración y periodo de crianza para alcanzar la calidad que los ha hecho famosos. En este contexto, la exis-tencia de viñedos y bodegas en Montilla ha sido tradicionalmente una seña de identidad propia de este municipio, don-de para muchos de sus habitantes es con-siderado todavía como un medio de vida o como un legado de sus antepasados. Tan solo por esta última relación ya me-recería la pena apostar por la pervivencia y el desarrollo de la cultura vitivinícola. Para conseguir este objetivo es de vital importancia realizar una correcta política comercial, haciendo que los vinos de Montilla estén presentes en los mercados internacionales futuros.