Bobby L. Eklund - Socios con Dios · a Dios y a las riquezas ... esperanzados en sacarse el premio...

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1 Índice Int rod ucc ión ..................................................... 5 Las posesiones materiales deben: Obt ene rse hon est am ent e ......................................11 Acu mul ars e cui dad osa men te ...................... 23 Man eja rse efi cie nt eme nte ........................... 35 Dar se obe die nte me nte ................................. 57 Com par tir se gen ero sam ent e ....................... 79 Adm ini str ars e coo per ati vam ent e ............. 104 Con clu sió n ................................................... 121

Transcript of Bobby L. Eklund - Socios con Dios · a Dios y a las riquezas ... esperanzados en sacarse el premio...

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ÍndiceInt rod ucc ión .....................................................5

Las po ses io nes ma teri a le s de be n:

Obt ene rse hon est ament e .......................................11

Acu mul ars e cui dad osa men te ......................23

Man eja rse efi cie nteme nte ...........................35

Dar se obe die nte mente ................................. 57

Com par tir se gen ero sam ent e .......................79

Adm ini str ars e coo per ati vam ent e ............. 104

Con clu sió n ...................................................121

Introducción

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El es uno de los muchos personajes del NuevoTestamento , cuyo nombre desconocemos. Sin embargo,de él aprendemos una lección valiosa acerca de la vida.Lo poco que él de sabemos es la siguiente brevedescr ipción: Aqu í est á un muc hac ho, que tie ne cin copan es de ceb ada y dos pec eci llo s.. . (Jn . 6.9 )

Encontramos a este muchacho en la ón regiapartada del mar de Galilea. Jesús se había retirado conSus discípulos hacia un monte , pero la multi tud lo siguióhasta allí. Ellos escucharon con gran atención lastrans formadoras palabras de vida del Maest ro. La gentefijó su atenc ión en lo que Jeús les enseñaba y el tiempopasó rápidamente.

Al transcurri r las horas , la multi tud formada pormiles de personas sintió hambre. Jesús estuvoplenamente consc iente de la situación y de la respuestaque tenía para la gente , por eso El plante ó el problemaa los discípulos. ¿De dón de compr are mos pan par aque com an ést os? (Jn. 6.5), les preguntó El.

Los discípulos reflexionaron sobre laimpos ibilidad, pero Andrés buscó una soluc ión al

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prob lema. No era mucho, pero él encontró a unmuchacho que tenía un poco de alimento . Entre la

mult itud de cerca de diez mil personas , había unmuchacho que tenía cinco panes de cebada y dospececill os.

¿Se ha preguntado usted alguna vez por é qu estemuchacho tenía comida cons igo? Algunos han supuestoque era el almuerzo , que su madre le ía hab preparadoantes que saliera de la casa para ir a escuchar a Jeús.Sin embargo, cinco panes y dos pescados cocinadoshabr ía sido un almuerzo enorme para un muchacho.

Entre la gente pobre de Judea, un pan,probablemente de siete pulgadas de diámetro y unapulgada de grueso, se cons ideraba como la ón raci decomida para un día. Estos panes hechos de cebada eranun alimento común entre los pobres. La cebada era másbara ta que el trigo (2 R. 7. l). Tal vez el muchacho sigu ióa la mult itud con intención de vender la comida. Elpescado se ofre ía como un cond imen to para comerlocon el pan.

Al igua l que el resto de la gente, él estabafasc inado con la enseñanza de Jeús ; así es que lacomida permanec ía en su bolsa, sin venderse nicomerse. Cuando Andrés anduvo entre la mult itud enbusca de alimento , el muchacho se acord ó de suspanes y pececillos. El quizás levantó y movió su manoen el aire y probablemente le gritaría al disc ípulo:¡Aquí, venga aquí , yo tengo algo de comida!

Este muchacho estaba a punto de aprender unaasombrosa lecc ión. Es la misma que nosotros debemosaprender acerca de nuestras posesiones. Y tomó Jesúsaque llos panes, y habiendo dado grac ias, los repartió

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entre los disc ípulos, y los disc ípulos

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entre los que estaban recostados; asimismo de lospeces, cuanto querían (Jn. 6.11).

Es posible que ninguno en la mult itud entendie ra lamagn itud de la acción de Jesú s aque l día. Sin embargo,este muchacho í entendió . s El sequedó como enmudecido al ver que su bolsa conalimento , en las manos de Jesús, se mult ipli cómilagrosamente para alimentar a miles de personashambrien tas. El muchacho debió sent irse gozoso y feli zpor lo que había acon tecido y porque estuvo dispuesto adesprenderse de su comida, aun sin imag inarse que elSeñor Jesús real izar ía un milagro portentoso que seríade bend ición para toda la gente.

Esta es la lecc ión que todos debiéramosaprender . Cuando el Señor nos pida algo , démoslo. Lonuestro, en las manos de Jesús, puede llegar muylejos para bend ición de muchos. No seamos egoístasni cortos de vista. Seamos altruistas, siempre pensandoen los demás. A cuántas personas, empezando por suprop ia madre y sus ás dem fami liares, aque l muchacholes rela taría con gran entusiasmo su experiencia deaque l ía d con Jesús.Así debemos ser nosotros . Las bend iciones querecibimos de nuestro Señor debemos comparti rlas conotros y tener a flor de labios el test imon io de grat itud yalabanza a Dios , porque toda buena dádiva y todo donperfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces,(Stg. 1. 17).

Aunque el dinero no se menc iona del todo en estahistoria , la lecc ión que nos enseña provee el fundamentopara nues tra acti tud con respecto al mismo y a lasposesiones materiales. Lo quetenemos se mult ipli ca cuando se lo damos a ús. Jes Elmuchacho voluntar iamente dio de sus recursos , elalimento con que él contaba para ís mismo.

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No perdemos lo que le damos a Dios. En lugar deesto más bien ganamos. Dios toma nuestras dádivas,

las mul tip lica para Sus propósitos, sup le nuestrasnecesidades, y trae gloria a Su nombre.

Tal vez la persona más bendec ida aquella tardeen la reg ión del mar de Gal ilea fue el muchacho que diosu comida . No sólo experimentó el poder milagroso deDios , sino que tambi én fue una par te del milagro. Fuesu regalo lo que hizo frente a las necesidades de lamult itud. El no tenía mucho, pero, lo cierto es que fuemás que suf iciente en las manos del Maes tro .

Cada cristiano debiera desear ser como estemuchacho. Y lo emocionante es que tal cosa es pos ible.El muchacho, al colocar sus posesiones en las manosde Jeús, ejempl ific a la enseñanza bíb licaacerca de ofrendar. Nosotros podemos ser como él siponemos oído atento a la ins trucción de la Bib lia .

El dar requiere más que aprender algunosprin cip ios bás icos acer ca del porqué y de cómo dar unaofre nda. Los lib ros cris tianos que tra tan acerca deldinero y las posesiones materiales con frecuencia nopueden ayudarnos a desarrollar una act itud piadosahaci a el mundo materia l. Otra clase de libr os proporcionamétodos muy buenos y eficaces en lo que concierne aelaborar un presupuest o ésti co. dom Cada familianecesit a un presupuest o y estos lib ros pueden servirn osde mucho para hacer una lis ta de los ingresos y losgast os para inc lui rlos en el presupuesto de nuestrohogar.

Sin embargo, la mayoría de las familias, más sino son cris tianas, en la elaborac ión de su presupuestono están conscientes de la enseñanza bíb lica sobre la

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mayordomía. Muchís imas personas ni siqu iera saben elsign ific ado de esta palabra.

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!Qué triste !, ¿verdad? Pero nosotro s, los que creemosen la Bib lia , los que tememo s a Dios, los que nosinteresam os en la expans ión de la obr a del Señor, síconocerno s est a enseñanza y nos esf orzamo s porlle var la a la prá cti ca.

Bíb licame nte , la may ordomí a tie ne que ver no solocon el din ero , si no, con tod a la vida. La may ordomí a esun princi pio de vida. Debemo s, ser fie les may ordomo sen lo que con cie rne al dine ro y a las posesione smateri ale s y, al mis mo tiempo , ser may ordomo s ennuestro ser vic io a Dios, en nuestr as res ponsab ili dad espara con la igl esia y en nue stras relaci onesinterpers ona les . Si en verdad que rem os ser"biena ventur ado s", es dec ir, fel ice s, entonces con plenaconcienci a, sea mos buenos may ordomo s par a la glo riade Dios.

Este lib ro presen ta sei s sim ples afi rma cionesace rca del din ero y las pos esione s mat eri ales. Lasposesione s mat eri ales deb en:

Obtenerse hon est ame nteAcumul arse cui dad osamen teDistr ibu irs e efi ciente men teDarse obe die ntemen teCompar tir se gen ero sament eAdmini str arse cooper ati vamente

La Bib lia tiene muc ho que dec ir ace rca del din eroy las pos esione s. Tal vez tod o ées t mej or res umido enlas palabr as de Jes ús: Ninguno puede servir a dosseñores ; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, oestimará al uno y menospreciará al otro). No podéis servira Dios y a las riquezas (Mt . 6.2 4). El dio s "ri que zas "busca dom ina r y des tru ir nue stras vidas.

La Bib lia es "buena s nue vas " sob re el tema deldinero . Muchas per sonas viven en la esc lav itu d

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Las poses iones mater iales :

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a loterí a es un jue go de aza r. Son mil es y mil es lasperson as en todos los países del mun do que serefugian en lo que lla man la bue na sue rte ,

espera nzados en sac arse el pre mio may or o alg únpremio menor. El jue go de la lot ería lle ga a ser un vic ioque los domina y esc lav iza . La fal acia de est a prácti caestá en que se pue de gan ar muc ho din ero ,ins tan tán eam ente, sin hac er nin gún tra bajo einv irt ien do tan sólo una peq ueñ a can tid ad de dinero . Laidea que hay det rás de est e háb ito con sis te en que eljugador desea obt ene r din ero y res olv er sus pro ble maseconóm icos de la manera más fác il, depend iendo deque la buena suerte lo fav orezca .

Es cla ro que para admini str ar o maneja r dinero , loprimero que hay que hac er es ten erl o. No se puede darsi no se tiene. El pas o ini cia l par a dar , tiene que ver conla posesi ón del din ero y las cosas mat eri ales de unamanera cor rec ta y honest a. D e p u és de adq uir ir lascosas apr opi adamen te, deb emo s est ar consci entes dedos verdades: Dios es propie tar io de tod o y nos otr osvoluntari ame nte ent ramos en soc iedad con El.

Di os es pr op ie ta ri o

Dios es el due ño abs olu to de tod as las cosas.Este es el pri ncipio fundam ental del cua l par tim os. Amenos que cre amo s esta verdad , viv iremos com odueños absolu tos y no com o may ord omos de Dios. LaBib lia señ ala cla ram ente la mag nitud del der echo depropiedad de Dios. Tod o es de El; no obs tan te, El haquerido compar tir Su creaci ón con el hombredejánd olo ser un may ordomo . Ent end amos bie n es teprincipio .

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El posee un lugarDios es el dueño de los cielos y la tier ra (Dt 10.14).

Los antiguos judíos refu taron el poli teísmo aduc iendo queDios era el dueño de los cielos y la tier ra. El no comparteel espacio con otros dioses. Dios y sólo El es elprop ieta rio de todo.

En Su respuesta a la pregunta de Job, Dios dijo :Todo lo que hay debajo del cie lo es íom (Job 41.11 ySal. 24.1). El rela to de la creación en Génesis tambiénnos reve la el derecho de prop iedad que Dios tiene sobretodas las cosas al deci r: En el principio creó Dios losciel os y la tie rra (Gn. 1. l). El hombre, como parte de lacreación , no puede reclamar ningún títu lo de prop iedadabso luta .

El hombre fue colocado en el cent ro de la creaciónde Dios con un propósito específi co: Tomó, pues,Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén,para que lo labrara y lo guardase (Gn. 2.15). Vemos,pues , que desde el comienzo, la relación del hombre conla tier ra fue una relación de trabajo y cuidado de lacreaci ón (Gn. 1.28-26).

Mía es la pla ta, y mío es el oro , dice Jehová de losejér citos (Hag. 2.-8).No le podemos dar alguna cosa aDios ; lo único que hacemos es dedicarle lo que ya lepertenece. Como Dios es el ño due de todo, no hay razónpara ser tacaños mando se trata de dar. Dar nos cura dela avar icia debido a que conf iamos en Dios y no en lo quetenemos.

También, el hecho de que Dios es el dueño detodo el dinero , sign ifica que nosotros debiéramosliberarnos de toda preocupación y afán (Mt. 6.25 -34).

En vista de que Dios lo posee todo, podemosconf iar en que El proveer á para todas nuestrasnecesidades. No hay por éq u preocuparnos en cuantoa Su capacidad para responder a cualquie r necesidad quetengamos.

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Estemos seguros de las prov isiones de Dios ya quetal este es Su deseo. El apóstol Pablo nos recuerda queDios , el Dueño de todo, está listo para responder a todasnues tras necesidades (Fil . 4.19).

Los cris tianos damos mal test imon io cuando, aligua l que la gente del mundo, vivimos quejándonos de laprecaria situación económica y de que estamos pasandopor tiempos difíciles. Hablar as í es, realmente, ignorarque nuestro Dios tiene todas las cosas en Sus manos.

Hay otra posesión específi ca que se identifi cacomo pertenec iente a Dios (Lv. 25.23). El pueb lo deIsrael parece que nunca comprendió plenamente estehecho importan te. Debía cumplirse en la celebrac ión deljubi leo (Lv. 25). En reconocimien to a la verdad de queDios pose ía la tier ra, cada judío debía volver a suposesión y cada cu al vo lv erá a su fa mi li a (L v. 25 :1 0).Todas las cosas regresaban a su ño due orig inal .

Reconocer el ítulo de prop iedad de Dios y quenosotros somos mayordomos nos permitedesprendernos de las prop iedades sin que noslamentemos mucho por ello . Muchos individuos sonposeídos por sus tier ras y dedican toda la vida a sumantenimiento. Sus posesiones les demandan unaentrega completa y les consumen todas sus energ ías yrecu rsos .

Dios es dueño y cuida de Su creación . El primerpaso que debemos dar para prac ticar una buenamayordomía, es reconocer que Dios tiene el títu lo deprop iedad de todas nuestras posesiones. En un anál isisfina l, nues tra casa , nues tro automóvi l, todo es suyo y sólotemporalmente nues tro.Dios por derecho de creación es el dueño de nues tro ser

(1 Co. 6:19 -20). Sin embargo, Dios nos ha

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dot ado de per son al ida d, la cua l El no vio len ta, par a quele rec ono zca mos o hag amo s Su vol untad . ólo S leper ten ece mos a El cua ndo hac emo s ent reg a de lo quesom os. Deb emo s rec ono cer Su der echo de pro pie dadsob re nue str as pos esi one s y nue str o ser . Una vez qule per mit imo s eje rce r est e der ech o sob re nue str asvid as, El ent onc es eje rce Su der ech o de pro piedadsob re nue str as pos esi one s.

La lib ert ad que Dio s nos ha con ced ido com oper son as sig nif ica que som os res pon sab les de tom ar ladec isi one s en lo que tie ne que ver con nue str o ser . Deciert o, Dio s esp eci fic a cóm o es que nos otr os hem os deusa r nue str a vid a, glorificad, pues, a Dios en vuestrocuerpo. Com o nos otr os le per ten ece mos a El, deb emo susa r nue str o cue rpo par a Su hon ra y glo ria .

Viv ir en con for mid ad con la ver dad del der ech ode pro pie dad de Dios, nos per mit e hab ita r sob re latie rra con una men tal ida d de per egr ino . En vis ta deque rea lme nte , nosot ros no som os ños due abs olu tosde nad a, ten emo s la lib ert ad de des pren der nos de lascos as y pon erl as a los pie s d Cri sto . De los seg uid oresde Jesús del primer sig lo se nos dic e:y el despojo devuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo quetenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia enlos cielos (He. 10.34).

Pode mos hac er inver sio nes en los tesor oscel est ial es (Mt . 6.1 9-21) . La rea lid ad esp iri tua l es quenos otr os nun ca serem os rea lme nte ños due de nin gúnbie n mat eri al en est e mun do; tod as las cos as leper ten ece n a Dio s. Cua ndo nac imo s, vin imo s a est emun do con las manos vcí as y cua ndo por la mue rte nosvam os de él, tam bién nos vam os de la mis ma man era .Por eso es una ins ens ate z inv ert ir todos nue str osrec urs os en cos as que ól son s

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temporalmente nuestra s. Es mucho ásm sabio dis fru tarde las bendic iones que Dios nos da ahora y acumularnuestros tesoros en el cie lo.

Este concepto íbl ico de que Dios es el dueño detodo, nos sitúa en la direcc ión apropiada para practi car lamayordomía de acuerdo con las enseñanzas de la Bib lia .El ind ividuo cuyos esfu erzos estén orientados a sóloacumular las riquezas del mundo, no podrá servir a Dioscon fidelidad. El buen mayordomo conoce el gozo deusar la propiedad de Dios para Su gloria .

Soc ios con Di osDios es el dueño de todo pero le ha dado al

hombre la capacidad de dec idi r por í mismo s siquiere o no ser Su mayordomo. El dinero y lasposesiones se adquier en honorablemente por medio deltrab ajo . Tal vez no sea el trabajo personal pero siempreserá producto del trabajo de alguien. El trabajo es unmedi o honesto de obtener dinero para nuestra vida y lade otro s. El dinero nos cuesta mucho esfu erzo ganarlo,por lo que debemos ser sab ios y moderados en cómousar lo.

Hay quienes temen trabajar o no les gusta eltrab ajo . Quieren obtener las cosas con fac ilid ad y seconvier ten en parási tos de la soc iedad y una carga parasus familias. Tal fue el caso del hijo pródigo, en laparábola de Jesús. El exigió su herenc ia y al rec ibi rla ,se fue lejos a una provinc ia apartada; y íall desperd ició susbienes viviendo perdidamente (Lc. 15.13).Aun en su estado de inocencia , de Adán se dice que:Y lo

puso en el huerto de Edén, para que lo labraray lo guardase (Gn. 2. 15). Vemos pues, que el trabajoera un aspecto en el plan de Dios para el hombre,

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aun ant es que el mun do se vie se man cha do por elpecado . Hay muc has empres as com erc iales en las qula cooper ación en soc iedad es la cla ve del pro greso ydel bue n éxi to en los negoci os. Un eje mplo de esto esla cad ena de alm ace nes con oci da com o Sea rs yRoe buc k, que ha est abl eci do neg oci os en muc hospaí ses del mun do. Pod emo s dec ir que nad ie que hayarea liz ado alg una cos a de val or la ha alc anz ado sin laayu da de otr as perso nas .

En el tra baj o cum pli mos con el pla n de Dio s parares olv er nue str as nec esi dad es. En vez de unamal dic ión que qui sié ram os eva dir , el tra baj o es unaopo rtu nid ad que debié ram os dis fru tar . Ser soc ios conDio s en el tra baj o dia rio nos pro por cio na gra nde sben dic ion es. En la Bib lia se pre sen ta el der ech o deprop ied ad pri vad a (Lv . 25, Hch . 4.3 4, 5.1 -11) .Con fia mos en la for tal eza de Dio s y acept amo s lares pon sab ili dad para evi tar la pob rez a.

Reconoce el derecho de propiedadNue str o tra baj o se tra nsf orm a cua ndo sab emo s

que lo hac emo s para Dio s y no par a un ón pat rhum ano (Co l. 3.2 3-24) .

Sab er que Dio s es due ño de tod o y que nue str otra baj o es una man era de ser vir lo, trans for mar ánue str os háb ito s de tra baj o. El emp lea do cri sti ano ser áel mej or tra baj ado r. El no deb e pen sar en mal gas tar eltie mpo , adj udi car se una ven taj a ind eb ida con losben efi cio s adi cio nal es de la com pa ñía o ren dir men os.Nos otr os no tra baj amo s par a un emp lea dor inj ust o oque dem and e en ext rem o. Dio s es el due ño, en fin decue nta s, porque a Cristo el Señor servís.

En con sec uen cia , el tra baj o vie ne a ser unaopo rtu nid ad par a min ist rar y hon rar a Dio s.

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Nuestro trabaj o min ist rar á a otr os al darse ell oscuenta de la act itu d de un sie rvo de Dios. Al mismotiempo , Dios ser á glo rif ica do al tes tif ica r de Suderech o de propie dad ant e nue stros compa ñerostrabajado res .

Los cri sti anos no deben tom ar ven taj a sob re losotros cri sti ano s en el nom bre de Cri sto ; hac ersemeja nte cos a es incomp ren sib le. Nos ot rostrabajamo s par a el mismo emp lea dor ; í e as que nohay nin gún ben efi cio en que sea mos tra mposos uno scon otros. Nue stra responsab ili dad es con Dio s y com oresultado de ell o, tam bi én para con uno s y otr os den trode la fam ili a de El.

Con fí a en la fo r ta leza de Di osCuando dep endemo s de Dio s, dam os por sen tad o

que la for taleza de El nos cap aci ta par a tener éxi to (Dt .8.18; Stg . 1.1 7). La fil oso fía del ind ivi dua lismo o sea , laidea que el ind ivi duo es suf ici ent e por ís mismo, es unerror. En verdad , est o no es pos ible. Como soc ios conDios, dep end emos totalment e de la hab ili dad que El nosda para produc ir tod a clase de riq uez as.

Hay ind ivi duo s que están dotado s par asobr esa lir en las artes, en la pol íti ca o en el mundo delas finanz as. Hay otr os que están cap aci tados paratrabajar en las fáb ric as y en las ind ust rias del mundomodern o. No imp ort a la ocu pac ión en que nosdesemp eñemos , la hab ili dad de obtene r ing res oseconóm icos la rec ibi mos de Dios.

Los cri sti anos, a men udo, pasamo s por alt o unaimportant e pro vis ión para rec ibi r fue rza s. Dios nos hadado la ben dic ión del rep oso sem ana l, a fin de que nosliberemos de la esc lav itud del tie mpo el cua l nosdesgas ta las fue rza s ( Ex. 16.22-30) .

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Contamos con el recurso de muchas herramientasque nos ayudan a hacer un mej or uso del tiempo , tal escomo los reloje s, las ala rma s y los cal endari os. Sinembarg o, en la mayorí a de los cas os estos obj etostienden a con ver tir nos en súbdit os de ell os. Nue strasvidas gir an alr ededor del rel oj y del cal end ari o.Tom amos dec isi ones basadas en el tie mpo . Dec idi mosno hacer cie rta s cos as por que no tenemo s tiempo .Consta ntemen te andamos de pri sa, sie mpre con tan tascosas por hacer y con tan poco tiempo . Si nos fij amo sbien, est a es una de las pocas áre as en la que todosestamos en la mis ma pos ici ón. Cada uno de nosotr oscuenta con el mismo número de horas: veinti cua trocada día .

Por lo genera l, nosotros pensam os sob re lamayord omía sól o en términ os de dinero ; sin emb arg o,es igualm ente apl ica ble al tie mpo . ás Det r de cadadec isión acerca del uso del tiempo áes t la de lavoluntad de Dios. El tiempo es un reg alo de Dios, elcua l debemo s usar para Su glo ria .

Pensam os equ ivocadame nte si nos dej amoscont rolar por el reloj. Al determinar nuestra importanc ia yamor propio por un calendario muy ocupado erramos. Noes verdad que la gen te imp ortant e sea la gen teocupad a. El act ivi smo no es la cua lid ad nec esaria paraque nos con sidere n import antes.

Dios ent end ió des de el pri nci pio el pel igro sut ilde esta clase de esc lav itu d. Aun antes de que elhombre tuv ier a la hab ili dad de med ir el tiempo , Diosestableci ó una man era par a lib ertarn os de esaesc lav itu d por med io del reposo semana l.Necesi tam os apropi arnos de la fue rza que viene deDios. El descan so es uno de los ásm grande s rega losque nue stro Dios nos ha con ced ido .

Observar el rep oso semana l signif ica ded ica r

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un tie mpo par a desca nsa r. Es un ía de des can so, par arec upe rar lo que se ha gas tad o dur ante la sem ana . Eldes can so nos per mit e rec ibi r la fue rza que Dio ssum ini str a, de mod o que pod amo s conti nua rpro duc ien do riq uezas .Acepta la responsabilidad

El que labra su tier ra se saciará de pan; mas el quesigue a los ociosos se llenará de pobreza (Pr. 28.19).Porque también cuando estábamos con vosotros , osordenábamos esto : Si alguno no quie re trabajar , tampococoma (2 Ts. 3.10). Est as cit as bíb lic as def ine n lares pon sab ili dad en nue stra pos ici ón de soc ios conDio s. Si no ace pta mos est a res pon sabil ida d, ent onc esno esp ere mos que Dio s sup la nue str a nec esi dad es.Nue str a par te en est a col abo rac ión con Dio s es tra baj ary la de la gra n mis eri cor dia de Dio s hac ia nos otr os essup lir nue str as neces ida des .

El esc rit or de los Pro ver bio s usa a un peq ue ñoins ect o, la hor mig a, com o eje mpl o de tra baj o (Pr. 6.68).En nue str os deb eres imi tem os a la ind ust rio sa hor mig ay no sea mos harag ane s ni hol gaz ane s, por que si notra baj amo s ren unc iam os a nue str o privi leg io de sersoc ios con Dio s. El tra baj o es act ivi dad cre ati va nosól o un med io par a pro vee r par a nuestra snec esi dad es. El tra baj o tam bié n nos da rec urs os par aque los com par tam os con otr os (Ef . 4.2 8).

En con tra ste con el que rob a a otr os, obt ene r untraba jo nos pon e en una pos ici ón de ser un mie mbr opro duc tiv o de la socie dad . Cua ndo tra baj amo sfie lme nte , ten emo s la opo rtu nid ad de dar a qui ene stie nen nec esi dad .

Est e es un con cep to tan imp ort ant e par a los

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cri sti ano s que el apó sto l Pab lo esc rib ió una ser iaadvertenc ia, dir igi da especi alment e a los cri sti anos.Porque si alguno no provee para los suyos, ymayormente para los de su casa, ha negado la fe, (1Ti. 5.8).

Cuando un pad re cri sti ano no asu me suresponsab ili dad , su fam ili a viene a ser una car ga para lacomuni dad cri sti ana . Este padre ha neg ado la fe, en elsen tido de que él ha rehusa do viv ir en con formid ad conla fe. Com o tal , es peor que un inc rédul o, por que sab eque deb iera actuar mejor. De los inc réd ulos se esp eraque vivan com o pag anos, pero los cri sti anos deben viv irde acu erdo con la verdad de la Bib lia .

Ser "socios con Dio s" sig nif ica que ten emos unaresponsab ili dad . El cumpli r con nue str a obl iga ción, nospermit irá gozar de las ben d icione s de Dios alpro veerno s lo nec esa rio . La gran may oría de nuestr osumini str o nos viene a tra vés de nuestr o trabaj o. Enocasiones Dios ha interv enido milagrosa men te par aresolve r nuestr as nec esidad es. Lo más natura l es quetrabajemo s par a pro veer tod as nuestr a necesi dad es.Evita la pobreza

Joven fui, y he envejecido , y no he visto justodesamparado, ni su descendenc ia que mendigue pan.(Sal. 37.25). El pueblo tie ne ham bre y perec e no PorqueDios no ati end a las necesi dades de los suyos, sinoporque la mal dad del hombre no permit e la equ ita tiv adis tri buc ión de tod o lo que Dios nos da. El ben dicenuestros esfuer zos y nos da la seg uri dad de quenuestras nec esidad es ser án ate ndidas .

De todos mod os la pereza no es la voluntad deDios par a el hom bre . Los que reh úsa n trabajar

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pueden esperar el vivi r en la pobreza o vivi rdeshonestamente obteniendo dinero fác il. Elperezos o no ara a causa del inv ierno; / Pedirá , pues, enla siega, y no hal lar á (Pr . 20.4). No ames el sueño,para que no te empobrezca s;/ Abre tus ojos, y tesaci arás de pan (Pr . 20.13) .

La pereza no permite celebrar la provis ión deDios para nuestras necesidades. La soc iedad hoy ofreceevid enc ia convincente de que los que no trabajan, vivi ránen la pobreza o sin el reconocimiento de la bendic ión deDios en sus vidas. En las cal les céntri cas de las grandesciud ades es tris te ver el espectácu lo de hombres,muje res y aun niños, en estado andrajoso, sin hogar, queesperan vivi r de la cari dad pública. Puede ser que enalgunos de esos casos, la pereza y el vici o sean lafuente que engendra semejantes cuadros de miseria ydolor.

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Ac ti vi da de s de ap re nd iz aj e pe rs on al

1 . ¿ P o r qué no se debe part icipar en los juegos deazar?

2. ¿Para cuál propósit o específi co colocó Dios alhombre en el cent ro de la creación?

3. Diga tres cosas que le pertenecen a Dios .

4. ¿Cuá l es la mejo r inve rsión que como cris tianosharemos de los bienes mate riales?

5. ¿Cómo se relacionan el trabajo y la adoración?

6. ¿A quién realmente serv imos con nues tro trabajo?

7. ¿Cuá l es esa cosa que todos poseemos por igua l?

8. ¿Cuá l es el rega lo más grande que Dios nos hadado?

9. ¿Cuá l insecto es ejemplo de laborios idad yprev isión?

10. ¿Cuándo es el cris tiano peor que un incr édulo?

11. ¿Qué cosa no va a perm itir Dios en cuan to a Supueb lo?

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Capít ulo 2

Las pose sion es mate rial es:

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l adm ini strar bien el presup ues to dom ésti conormal , los ing resos económ icos regula rmentedejan un sal do fav orable . Cuando est o sucede losjefes de famili a tie nen int erés de acu mular din ero

para ate nder a las necesidad es futura s. Genera lme ntese busca la for ma de hac erlo abr iendo una cue nta deahorros en un ban co, o com pra ndo acc iones en unaempres a indust ria l o comerc ial par a ir ganand ointereses por su din ero . Alg una s veces í se as log raaument ar su caudal moneta rio . Per o, por sup ues to, esteno es el método nor mal de acumul ar rec ursoseconóm icos.

Dios se int ere sa por cada asp ect o de nuestra vida.Uno de ell os es la manera cómo acu mulamo s el din ero ylas pos esione s. Dio s áes t menos intere sado en cua nto ala can tid ad de din ero que reu nim os que en lo queconcie rne a nue str a act itu d y acc iones durante elproceso. La Bib lia nos pro vee alg una s guíasespecí fic as, las cua les nos ayu dan en esto de acu mularposesione s. En vis ta de que Dio s pon e un énf asi sprimar io sob re el cor azón (Je r. 17. 10; Pr. 4.2 3; Lc.6.45), vamos a emp ezar por con sidera r alguna sadver ten cias res pec to a las act itu des financ ier as.

Ad ve rt en ci as ac er ca de l di ne roEl dinero es una fue rza pod erosa que nos Pue de

des tru ir si no somos cuidad osos. Van ida d y pal abr amen tirosa apa rta de mí, / No me des pobreza niriquezas; / Man ten me del pan neces ari o;/ No sea queme sac ie, y te niegue , y dig a: ¿Qu ién es Jehová ? Pr.30.8-9). Aqu í se cap tó la ese nci a del problema cua ndooró par a evi tar tan to la pob reza como las riquez as.Estos ext remos han caract eri zad o

A

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a algunos cristianos a través de los tiempos.Muchos maestros rel igiosos y predicadores que

tran smi ten sus programas por rad io y tele visi ón,defi enden un est ilo de vida de riqueza y opulencia comouna evidencia de las bendic iones de Dios. Sacan de sucont exto escritu rar io algunos pasajes e ignoran lossanos principios de interpretación y predican que Diosquiere que Sus hijos sean ricos.

Esta enseñanza no es ni más ni menos que uninte nto por jus tif ica r el amor al dinero. Es pos ible llegara amar el dinero más que a Dios o cualqu ier otra cosa.Lo trágico de esto es que amamos el dinero bajo eldisf raz de que amamos a Dios.

Las posesiones materia les son el primer amor delindi viduo que hace gira r su vida alrededor de laacumulación de posesiones como fin últi mo. El podráhacer obras de car idad, pero lo que lo moti va es eldinero y las cosas que se pueden comprar con él. Elamor por las posesiones no es una exc lus ividad de lagente rica. Los pobres también hacen de las cosas suprim er amor cuando el dinero y las posesiones son lomás importante en la vida , aunque no tengan nada.

La palabra de Dios tien e mucho que dec irnosacer ca del amor por las posesiones. Términos talescomo "avaric ia" , "codic ia" , "ego ísmo" y otros, identi ficana esta clase de pecado. (Ex. 20.17; Pr. 15.27; Jer . 6.13;Ez. 33.31; Mi. 2.2 ; Hab. 2.9 ; Lc. 12.15; Stg . 5.3). El amorpor las cosas de este mundo llega a consti tui r un serioproblema aun para los líderes esp iri tua les dentro de laigle sia . El apósto l Pablo, le adv ier te a Timoteo ' conresp ecto al amor al dinero (1 Ti. 6:6 -10) . El amor por lasposesiones materia les es insensatez, engaño ydest rucción; es la tentac ión idó latr a tan to para el pobrecomo para el rico.

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El amor por las posesiones materiales es insensateLa Bibl ia dice: Porque ¿qué aprovechará al

hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿0qué recompensa dará el hombre por su alma? (Mt 16.26).La gente sigue perdiendo su alma por mín imasgananc ias . Todos los días hay quienes obt ienennegocios, casas, automóvile s, joyas y fama al precio delalma . La razón por la que Jeús nos adv ier te es porque lahumanidad siempre ha vendido su alma por las cosasperecederas de este mundo.

Jesús relata de un hacendado que fue insensatoen relación con el dinero. Ese hombre no fue insensatoporque fuera rico, sino por su modo de pensar (Lc .12.16-21) . Jeús dice: y él pensaba dentro de sí (v.17).Este hombre nos muestra cómo es que un insensatopiensa acerca de las posesiones materiales.

Como todos los insensatos, él quería más.Quienes aman el dinero nunca tienen sufi ciente . Lapers ona que es ías quiere llevar una vida fác il, y se dicea sí misma: repósate, come, bebe, regocíjate (v. 19). Estehombre pensaba que él poseía todo lo que pudieranecesit ar.

El rico insensato de la parábola de Jesús, nopensó en los asuntos verd aderamente ser ios tales comopropiedad, dar o ete rnidad. El no pens ó en compar tirsus bienes con otros y de repente, se enfr entó a laeter nidad y su amor por las posesiones no le ayudó paranada.

La acti tud cr isti ana hac ia las posesionesmateria les Pablo la resume en la palabracontentamiento. Esta es la acti tud apropiada hac ia lomateria l: contentos con tener alimento y con équvest irnos (1 Ti. 6.8 ; Fil. 4.10-12) . No todos somos ricos,pero la mayoría tenemos suf iciente para cubrir lasnecesidades esenciales de la vida .

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El amor por las pos esione s mat eri ales es ñoso engaQuienes desean las cosas del mundo cae n en

ten tac ión y lazo (1 Ti. 6.9) . En los días de Jesús, losjudí os consideraban las riquezas como una bendic iónque provenía de Dios. A ellos se les h c ía dif ícilreco nocer el pel igro sut il de lo material, debido a quehabían llegado a identi ficarlo como una señal del favorde Dios.

Desde ese transfondo un joven rico se le acercó aJesús con una pregunta importante: ¿Qué har é par aher eda r la vid a ete rna ? (Lc . 18 .18 ). Sabe mos que estejove n era de buena moral dada s condic ión defunc ionario prin cipal en la sinagoga. También dijo

que había observado losmandamientos. Era un hombre moral y reli gioso contodas las credencia les apropiadas.Al escuchar la respuesta se ent rist eció (Le. 18.23) . Jesús

le señaló el obstáculo que había entr e ély la vida eterna: su riqueza. Todo lo que era necesariopara la salvaci ón era sólo seguir a Jesús noal dios de su vida : el dinero. Este se interpuso ent re él yla ent rega personal a Jesús. Guardó su riqueza, peroperdió a Dios. El joven no fue salvo como consecuenciade su amor por las posesione materiales. Su dinero loengañó y en vez de ser un bendic ión lo separó de Dios.

El amo r a las pos esi one s mat eri ale s es des tru cti voUna his to ria gráfica del poder destructi vo del amor

a las posesiones materiales la encont ramos en laparábola del rico y Lázaro (Le. 16.19-26). El contexto escruc ial porque Jeús les estaba hablando a losfari seos,que era n avaro s, (Lc . 16. 14) . Este hombre ricose enorgul lec ía de sus posesiones materiales. El

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viv ía ost ent osa y ext ravaga nte men t, se vest ía depúrpura y de lino fino , y hacía ban quete cada íadcon esplendidez (v. 19).

Su amor por las pos esione s mat eri ale s lo ía hactambién ser un hom bre sin compas i ón alguna , por que ala puerta de su man sión yac ía un men digo, enferm o ysin dinero ni com ida (vv . 20~ 21) . Láz aro no ten íamed icina par a curar su cuerpo. Ade más , sin hog ar niamigos , mendig aba las mig ajas de com ida . Los úni cosque le daban alg o de atenci ón eran los per ros de lavec indad, que se le ace rca ban para lam erle las lla gasde su cue rpo .

El hombre rico mur ió, y en el Hades alzó sus ojosestando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y aLázar o en su seno ; y, dando voces, dijo : padre Abraham,ten misericordia de í,m y envía a Lázar opara que moje la punta de su dedo en agua, y refresquemi lengua (vv. 23-24). Seg uía pensan do en su pro piacomodi dad , esp era ndo que Láz aro le sir vie ra. Sobretodo, el dinero es lo que hac e a una per sona ás mego ísta. El amo r a las pos esione s mat eri ales es unafue rza des tru cti va en nue stras vidas.

El as ce ti sm o

El asceti smo par te de una man era de entend er lasposesione s mate ria les , el dinero y la vida mis ma engenera l, que va al otro ext rem o, el cua l tampoc o escor rec to. El asc eti smo plante a que tod o lo mat eri al esmalo y per jud ici al a la esp iri tua lid ad. San Fra nci sco deAsís es un eje mplo de est o. El viv ió en una pob rez aext rema, porque pen saba que hab ía vir tud en serpobre. Según esta creenc ia, la esp iri tua lidad se def ineen términ os de pob reza. El asceti smo se basa en unentend imi ent o

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equ ivo cad o del mundo mat eri al. Seg ún est o, laper son a esp iri tua l deb e evi tar tod o conta cto con lascos as mat eri ale s y pos eer ólo s lo que es ind isp ens abl epar a el sos ten imi ent o de la vid a. Semej ant e pos ici ónes equ ivo cad a.

El mundo fue creado bueno y no hay por quérech azarlo . Y vio Dios todo lo que hbía hecho, y heaqu í que era bueno en gran manera (Gn . 1.31).

Con fre cue nci a, lo mat eri al es per ver tido por elpecado y usa do par a propós itos imp íos . Sin emb arg o,est o no sig nif ica que el mun do mat er ial sea mal o oque no pod amo s usarl o (1 Ti .4. 4; Mr. 7.1 8-19; Ro. 14.14-18) .

El asc eti smo pre sen ta un con cep to fal so de laesp iri tua lid ad. La mad ure z esp iri tua l es el res ult adode una rel aci ón per son al con Cri sto y nad a tie ne quever con lo que pos eem os. Tales cos as tienen a laverdad cie rta rep uta ción de sab idu ría en cul tovoluntari o, en humild ad y en dur o tra to del cue rpo ; perono tienen val or alg uno con tra los ape tit os de la car ne(Co l. 2.2 3).

El asc eti smo no tom a en cue nta la tot al ida d delénf asi s bíb lic o res pec to al uso y dis frute de la cre aci ónde Dio s. Tenem os que evi tar tan to el amo r idó lat ra alas pos esi one s mat eri ale s com o el rec haz o de losbie nes de la cre aci ón en ara s de una esp iri tua lid adfal sam ent e con ceb ida .

Sa bidu ría co n resp ec to al di nero

Sea mos int eli gen tes en lo que con cie rne aldin ero . Las ens eñanz as sob re la adm ini str aci ón deldin ero y las pos esi one s mat eri ale s se enc uen tra n en laBib lia , tal es com o: com par tir , aho rra r e inv ert ir, deu dase imp ues tos .

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Com par tirA Jeh ová pre sta el que da al pob re, y el bie n que

ha hec ho, se lo vol ver á a pag ar. (Pr . 19. 1 7). Laobservación de Jesús es que a los pob res siempre lostendremos con nosotros (Mt . 26.11) . El cuadro de lospobres en su miseri a lo vemos con frecuencia ennuestras ciudades. Las igl esias deben tener úna lg plande benefi cencia y pensar en cómo socorrer a losnecesi tados. Ayudar a la gen te pobre es, usando laspalabras bíb licas, como dar le prestado a Dios.

Nuestra act itud hac ia los pob res ref lej a tambiénnuestra act itud hac ia Dios. El que opr ime al pob reafr ent a a su Hac edo r; mas el que tie ne mis eri cor diadel pob re, lo hon ra (Pr . 14. 31; 17. 5a) . Dar a los pobresno es tir ar el dinero al aire; es una invers ión de amo r.Dios sie mpre nos rec ompens a y nos ret ribuye concreces . Cuando com o bue nos may ord omos som oscompas ivo s, exp eri men tam os muc has bendic ion esesp iri tua les . En la igl esia cri sti ana pri mit iva se practi cóla car ida d. Sie mpr e se pen sab a en los pobres y se lesayudab a.

Aho rra r e inv ert ir

Tes oro pre cio so y ace ite hay en la cas a del sab io;mas el hombr e ins ens ato tod o lo dis ipa (Pr . 21. 20) .Ahorra r sólo por el deseo de no gas tar dinero ni aun enlas cosas nec esaria s, no es bue no; per o aho rra rpensan do en los ías d de esc ase z que pud ier an ven ir, íses pruden te. La tac añería es con trapro ducent e. El quedespil far ra su dinero , ólo s por el placer del mom ent o, ysin pen sar en el mañ ana , sin dud a que se verá endif icu lta des tar de o tempra no. El aho rro ayuda.

Otra bue na raz ón para aho rra r es por que

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cua ndo hay que hacer un gas to fue rte y nec esa riopod emo s evi tar ten er que ped ir pre sta do y pag arint ere ses por el pré sta mo que con segui mos . Sie mpr ees pre fer ibl e pag ar al con tad o y no incur rir en deu da.Por sup ues to, hay cie rta s com pra s com o un au tom óvi l,una cas a y otr as, par a las cua les , si no som os muyric os, ten emo s que sol ici tar un pré sta mo y des pué s irpag and o en abo nos men sua les .

Par a tod as nue str as tra nsa cci one s de neg oci os,sie mpr e deb emo s pon er nue str a con fianz a en Dio s y noafi anz arn os en las inv ers ion es que hayam os hec ho (Lc .12. 20-21) . Los aho rro s vie nen muy bien par asuf rag ar la edu cac ión de los hij os, par a la eda dava nza da, la enf erm eda d, el ret iro del tra baj o o par aotr as nec esi dad es

Deudas

No hay nad a de mal o en con tra er alg una deu da,cua ndo no lo pod emo s evi tar dad a una nec esi dadapr emi ant e. Per o no es pru dente ni con ven ien teend eud ars e uno ías por que sí. Lo mej or es evi tarcon tra er deu das , sie mpr e que sea posib le.

Nos per mit imo s dar un con sej o sob re est o. Sitie ne que ped ir din ero pre sta do, ya sea a unains tit uci ón púb lic a de pré sta mo, un ban co o a unind ivi duo , ten ga en cue nta dos cos as: pri mer o,con sid ere la can tid ad que pie nsa ped ir pre sta da, queno sea más de lo que en ver dad nec es ita ni ásm de loque pue da pag ar; seg und o, una vez que rec iba eldin ero que le die ron pre sta do, sea cum pli dor al pag arlos abo nos men suale s. La Bib lia nos exh ort a a pag ar loque deb emo s y hay deu das no ól os de din ero sin otam bié n de otr as cos as com o las que pre sen ta Pab lo(Ro . 13. 7-8).

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El cri sti ano , en tod as sus tra nsa ccione s, deb eactuar con hon est ida d (Fi l. 4:8 ). í O una vez a unaherman a en Cri sto dec ir: "Yo pre fie ro quedar me sincomer, per o pri mer o pago mis deu das ". Hayperson as que incurr en en deudas cas i por ábi to. h Seacostumbr an a est ar pid ien do pre sta do. Eso establ eceuna dep end enc ia ind eseabl e (Pr . 22. 7).

Se ha gen era lizado la cos tum bre de compra r acrédito. Esto nos pue de sac ar de alg ún apuroinmediato , per o no debemo s de abusar . En muc hos hayla man ía de com pra r en alm ace nes o tiendas y los ojosse les van ant e tan tos art ícu los atr act ivo s que seexh ibe n. Com o tie nen cré dito com pra n aun cua ndo nosean cos as nec esa rias. Es muy áci l f inc urr ir en deu das ,pero es dif íci l sal ir de ell as.

El cri sti ano con sci ente de su may ord omíaadopta rá una pos ici ón financ iera bas ada en losprincipio s bíb lic os de hon est ida d, conte ntamie nto ycon fianza en el Señ or qui en nos sup lir á todo (Fi l.4.19). Qui en viva seg ún los princi pios de la Bib lia ,experimen tar á goz o, paz y un sen tid o de hab erllenado un pro pós ito en la vida.Impue stos

Esto de los imp ues tos es un asu nto del quetenemo s que hab lar . Tal parece com o si los imp ues tosconstante men te aum entara n mie ntras que nue stracapacidad de pag arl os dismin uye ra. Aun que ten er quepagar imp ues tos par ece ser opr esi vo, sin emb argo, elcri sti ano deb e cum pli r con el pag o de sus imp ues tos(Ro . 13. 6-7). Hay dos princi pios genera les que nosins tru yen respec to al Porqué deb emo s pagar nuestr osimpues tos .

Primero, es un man damien to de Dios quePaguem os nue stros impues tos . Cuando ús a Jes se le

Deben acumularse cu idadosamente

pre gun tó ace rca de pag ar tri but o, su res pue sta fue lasig uie nte : Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dioslo que es de Dios (Mt. 22.21). Si el gob ier no dem and aque pag uem os tri butos , ent onc es deb emo s hac erl o. Asínos man da Dio s que lo hag amo s.

Seg und o, pag uem os por que som os par te de lasoc ied ad org ani zada. Pab lo nos rec uer da la obl iga ció nde pag ar los imp uesto s a las aut ori dad es civ ile s. Loscri sti ano s deb emo s ser sab ios y usar las ded ucc ion esleg ale s, per o nunca deb emo s evi tar en for mades hon est a el pago de los imp ues tos que noscor res pon d en.

Los cob rad ore s de imp ues tos son ser vid ore spúb lic os. Las aut ori dad es civ ile s que rec aud an losimp ues tos o tri but os son "se rvi dores de Dio s". Pab lonos rec uer da que las aut ori dad es con sti tui das son unins tru men to de Dio s (Ro . 13. 1). Los imp ues tos son lafue nte de ing res os eco nóm ico s par a el sos ten imi ent odel ord en est ata l. Cua ndo Dio s est ab lec e unains tit uci ón, El tam bié n pro por cio na el mét odo par a sufun cio nam ien to. La igl esi a se sos tie ne por med io de losdie zmo s y las ofr endas que dan sus mie mbr os. Elhog ar se sos tie ne con el tra baj o de los mie mbr os de lafa mil ia y el gob ier no con los imp ues tos . Ta l vez ést asea una nue va per spe cti va con cer nie nte a losimp ues tos par a la may orí a de nos otr os.

El término tributo se ref ier e al imp ues to per cáp ita(po r cab eza ) o imp ues to de cen so, el cua l pag aba ntod as las per son as (Ro . 13. 7). Se bas aba en unaval ora ció n o tas aci ón de las pro pie dad es y era muysem eja nte a lo que nos otr os lla mam os tri but aci óndir ect a. Los "im pue sto s", der ech os aranc ela rio s o deadu ana , se ref ier e a los que el gob ier no cob ra por tod olo que com pra mos . Aun

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Jesús cumplió con el deber ciudadano de pagarimpu estos (Mt . 17.24-27).

Ac ti vi da de s de ap re nd iz aj e

1 . ¿ P o r qué no hay que amar las cosas?

2. ¿Por qué es trágico el caso del joven rico ?

3. El asceti smo es una creenc ia ¿acerca de qué?

4. ¿Cuál es el pel igro del asceti smo?

5. Diga dos cosas importa ntes al sol ici tar unprés tamo.

6. Indi que dos principios por quépagar impues tos .

7. ¿Qué es lo que los cris tianos nuncadeb iéramos intentar en cuanto a los impues tos?

8. Según la Bib lia , ¿qué son las autoridades civ ilesque recolectan los impues tos?

9. El término "tr ibu to", ¿a qué se ref iere?

10. ¿Qué hizo Jesús cuando le cobraron el tri buto?

Capít ulo 3

Las pose sion es mate rial es:

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Deben manejarse ef ic ientemente

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menudo lee mos en los per iód ico s y vemos en latelevi sió n alg una not ici a ace rca de ind ividuo s que tienenun alto puesto en ban cos , negoci os o empres asindust ria les en qui enes los due ños dep osi tan sucon fianza , y que , de repent e han com etido alg ún del itode fraude . Se robaro n alg ún din ero de dichos neg ocios.Cuando la can tidad es muy gra nde , se produc e unescánd alo púb lico y esos ind ivi duo s, una vez quejud icialm ente se les prueba su de lit o, son pue stos enpri si ón. A est a cla se de rob o se le lla ma des fal co omal versac i ón de fon d os.

Sé del cas o de un hombre que fue con denado porhaber com eti do un des fal co cua nti oso . Cuando se lejuzgab a ante una cor te, él alegó en su defens a que síera cie rto , per o que él le rob aba a los ricos par a ayu dara los pob res . Por sup ues to, est o no fue acepta do com ouna raz ón vál ida . El robo es robo y qui en lo com etevio la la con fia nza que se le ía. ten

Dios ha puesto el mundo y tod o lo que hay en él anuestra dispos ición, para que lo usemos . El hec ho queDios hay a pue sto las posesi one s a nue stro alc anc e,signif ica y exp lica el concep to bíb lico de la may ord omía.En el Nue vo Tes tam ento hay dos pal abras gri egas queenc ier ran el sig nif ica do de nue stra pal abra cas tella na"mayordomía" .

La primer a es epí tropos que signif icaadmini str ado r, ger ente o mayord omo ". En el amb ien tedel gob ierno, signif ica "gobernad or o procurado r". Enalguno s lugare s del Nue vo Tes tam ent o, se emp leapara sig nif ica r "tu tor es" á. (G 4.1 -2).

La segu nda palabr a es oik onó mos . Y tam biénSignif ica "ma yordom o, adm ini strado r o gerent e", yOcurre más fre cue ntemen te en el Nue vo Tes tament o.

A

Deben manejarse ef ic ientemente

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Es una palabra compuesta que combina érmi nos los tó ikos (casa) y nóm os ( ley). Juntas las dos se ref ieren ala ley o admini straci ón de una casa u hogar o aasuntos dom ést ico s.

En los evange lios, se usa la pal abra par asignif ica r admini str ación de la pro pie dad de otro (Mt .20.8; Lc. 12.42-43; 16.1-2). En los esc rit os de Pab lo,oikonomía se le da el más pleno sign ifi cado.

Pab lo aceptó su res ponsab ili dad de pre dicar elevange lio com o un encarg o div ino (1 Co. 9.17). El seref iri ó a su lla mamien to por Dios com o 1a may ordomí ade la gra cia de Dio s para un min ist eri o (Ef . 3.2 ). Den trode este con tex to, Pab lo pre sen ta a Dio s como elmaestro o el dueño de una gran, fam ili a,admini str ándola sab iamente a tra vés de él com o elsie rvo obedie nte .

Aun cua ndo Pab lo hab la de su min ist eri o com ouna may ordomí a que le fue con fiada por Dios enrea lidad, su vida toda fue de may ordomo de El No es elhombre quien esc oge ser may ord omo. La únicaelección pos ibl e es ser buen o mal mayord omo Com oviv imo s en el mundo de Dio s y uti lizamo s Susposesiones, no som os ásm que Sus mayord omos.

Somos may ordomo s en vir tud de nue straexi stenci a en el mun do, es imp era tiv o que apr endamo sa usar bien los sum ini str os de Dio s. El bue néx ito enrelación con las posesione s dep end e de queentend amos bien el concept o de may ordom ía.

El plan de mayordomía

Desde el pri nci pio , Dios hiz o al hom bre elmayord omo de Su creación (Sa l. 8.6-8). Este fuepuesto sobre la tie rra para gobern ar la creaci ón deDios. Le fue dada la pos ici ón de admini strado r de la

Deben manejarse ef ic ientemente

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pro pie dad de Dio s, per o sin aut ori dad fin al. Por lotan to es nue str a res pon sab ili dad usa r la cre aci ónpar a el ben epl áci to y la glo ria de El.

El pla n de Dio s fue que el hom bre viv ier a en elinu ndo com o un mayor dom o. La met a del hom bre deb eser dem ost rar fid eli dad al pla n de Dio s (1 Co. 4.2 ).Ent end amo s las impli cac ion es de la tar ea, con el fin deadm ini st rar sab iam ent e el mun do de Dio s.Ma yo rd om ía de la ti er ra

Con fre cue nci a oím os hab lar ace rca del med ioamb ien te y de la amena za pot enc ial que rep res ent a elest ilo de vid a des pi lfa rra dor de muc hos de loscon sum ido res . Las llu via s esc ase an en los bos que s,ciert as esp eci es de ani mal es se án est ext ing uie ndo , yel rompim ien to de la capa de ozo no es una ame naz a ala exi ste nci a de la hum ani dad .

Al hom bre le fue dad o eje rce r dom ini o sob re latie rra , per o no le con ced ier on per mis o de lle nar la debas ura . Com o cri sti ano s, deb emo s ser los ada lid es enpro teg er nue str o med io amb ien te. Sin emb arg o,nue str a mot iva ció n par a la con ser vac ión amb ien tal esdif ere nte de la act itu d de los que no son cri sti ano s.

Par a los que no son cri sti ano s, al mun do hay quepre ser var lo por que el pla net a tie rra es úni ca laesp era nza que tie nen . Esp eci alm ent e con la cre cie nteinf lue nci a de la noc ión ori ent al de la reenca rna ció n, sele da muc ha atenci ón al énf asi s de pro teger al pla neta.Desde la perspe cti va no cri sti ana , per der la tie rraequ iva le a la des trucc ión fin al.

El cri sti ano tam bié n des ear á pro teg er el med ioamb ien te, per o por raz one s com ple tam ent e

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dif ere nte s. Nue str o int eré s es cui dar el mun do deDio s. A pes ar de las tan anu nci ada s “ pro fec ías " dejui cio y des tru cci ón, est amo s seg uro s que la tie rraexi sti rá has ta cua ndo sea el tie mpo de los cie losnue vos y la nue va tie rra (2 P. 3.7 -13) .

El mun do no exi sti rá ni siq uie ra un seg und o másde lo que Dio s des ee, a pes ar de los esfuerzos de loscon ser vad ore s de l med io amb ien te. No obs tan te, has taent onc es, deb emo s ser dil ige nte s com o may ord omosen pro teg er y cui dar el mun do de Dio s.Ma yo rd om ía de lo s an im al es

Los act ivi sta s de los der ech os de los ani mal esson per sis ten tes def ens ore s de la pro tec ci ón a losmis mos . A men udo , se opo nen a pro bar y exp eri men tarcon los ani mal es par a el ben efi cio del hom bre . Por logen era l, esa s per son as son veg eta ria nas que reh ús anpar tic ipa r de la mat anz a de los ani mal es par a elcon sum o hum ano . Su pro ced imi ent o es ele var losder ech os de los an ima les al mis mo niv el que el de losser es hum ano s.

Los cri sti ano s tam bié n que rrá n sercom pas ivo s en el trata mie nto de los ani mal es. Sinemb arg o, hay una dis tin ció n imp ort ant e ent re elder ech o de los human os y el de los ani mal es. Elhom bre est á en la lib ert ad de usa r ani mal es par aali men to y otr os propó sit os (Gn . 9.3 ).

El rei no ani mal es par te del mun do que fuepue sto baj o la aut ori dad de la mayo rdomí a del hom bre .Deb emo s hac er lo que pod amo s a fin de pre ser varcad a esp eci e, per o no al pun to de sac rif ica r la vid ahum ana . La vid a de l hom bre es más val ios a a la vis tade Dio s que la vid a de cua lqu ier ani mal (Sa l. 8.4 -5).

Capí tu lo 3

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Ma yo rd om ía de l di ne ro y de la s po se si on esAunque la may ord omía es más amp lia que el

dinero y las pos esi ones, cie rtamen te ell a aba rca tod osestos sum ini str os y recursos. Ya hem os notado queDios es el Due ño de toda la pla ta y el oro (Ha g. 2.8 ).Por lo tan to, tod o lo que pod emo s hac er es adm ini str arlo que le per ten ece a nuestr o Pad re cel est ial .

El asunto a con sidera r no es escoger sermayord omo, sin o, escoger ser un mayord omo bueno omalo. No se pue de ser un bue n mayord omo fie l entodas las áre as de la vida, con exc epc ión de una : eldinero . Cuando fal lam os en nue stra may ordom ía deldinero , fal lam os com o may ordomo s. Las person as quecumple n con Dios como may ord omos en el uso de sudine ro, por lo gen era l son fie les en la mayord omía delas otras cosas. Un cre yente de edad avanza da le dij oa un jov en pas tor : “ Preocú pese más del que es tac añoen su con gre gac ión que del bor racho. Este últ imo es unpecado r de la carne, pero el ant eri or es un pec ado r delalma".

La Bib lia abu nda con refere ncia a las cosasmateri ale s. Se ref ier e al din ero y a la propie dad una smil veces. Est as cit as íbl ica s son más que las que sehacen acerca de la oración y la fe; de esta s dos juntashay cerca de quinie ntas. La may ordomí a cri sti ana sebasa en la pre misa de que lo ete rno y lo econ ómico nose pue den sep ara r.

En vis ta de que el din ero y las pos esione s leper tenece n a Dios, estos se deben usa r de acu erd conlas especi ficaci one s dadas por El. No somos lib respara usa rlos sin ten er en con sid eraci ón losprincipio s eco nómico s de Dios. Por lo tan to, esimpera tiv o que el cri sti ano aprend a est os princi pios,los cua les hay que apl ica r en el uso del dinero .

Deben manejars e ef ic ientemente

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La práctic a de la mayo rdom ía

En muchas act ividades de la vida, como al finalizarlos cursos de estudio en la escuela o en la univers idad,todos de una u otra manera somos sometidos aexámenes, para que se demuestre lo que hemosaprendido o hecho. Como el pueblo de Dios, nuestramayordomía tendrá que ser probada. Esto de quesere mos examinados por nuestras buenas o malasobras, no para ser salvos o condenados para laeter nidad, es una ñanza ense bíb lica, y después quenuestras obras son probadas rec ibi remos o no lareco mpensa en el cie lo (1 Co. 3.10-15) . Porque el íad ladecl arará (v. 13) revela el tiempo de la prueba que Dioshará. Cuando Cristo veng a, habrá un día de examen, dejuic io; un tiempo de prueba para el pueblo de Dios.

Este examen no es con el propós ito de determinarnuestro destino ete rno. Nuestro pecado ya fue juzgadopor Cristo en la cruz. Las obras de cada cristiano seránprobadas por Dios. El resultado de este examendetermi nará nuestra recompensa en el cie lo. Así resultaimpe rat ivo que entendamos la base para este examenfina l por Dios. La práctica fie l de la mayordomía bíb licanos preparará para esta prueba.

Los requi s i tos pa ra la pr ue baAntes de empezar a acumular las recompensas en

el cie lo, prim ero debemos comenzar con la baseapropiada. El fundamento de nuestra fe es Jesucr isto.No hay propós ito o beneficio alguno si trat amos deedif icar una vida sobre cualqu ier otro cimiento.

El fundamento es la base y el sostén de la

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est ruc tur a. Det erm ina el tam año , la for ma y la fue rza ores istenc ia. Est o es tambié n cie rto en la vidaesp iri tua l. El fun dam ento de nue stra vida det erm ina rála fue rza y la estabi lidad de nue stra per sonali dad ,como tam bién la abu nda ncia de las ben dic ion es.

Este fun dam ento deb e con struir se en la vida detoda persona. Pablo se ident ifica í a mismo s como elper ito arq uitect o. El hab ía coloca do el fundam ento paralos cri sti anos de Cor into. En otr as pal abras, les tra jo elevange lio y pus o el fundam ento de ús Jes en sus vidas.El per ito arquit ecto en nue stra vida es quien nosconduj o a la fe en Jesucr isto.

Desde lue go, el pro ceso de con strucc ión nofinali za con la coloca ción del fun dam ento. Eso esapenas el com ienzo. Hay otr os que ayu dan com oconstruct ores tambié n. Per sonas com o el pas tor , losmaestros de la Esc uela Dom ini cal , y los otrosser vidor es en la igl esia ayu dan tambi én en laedi ficaci ón esp iri tua l de nue stras vidas. Cada uno denosotros es res pon sab le de la edi ficaci ón de su pro piavida. Es pos ibl e per tenece r a una iglesi a con losmejores maestr os y aun í as no crecer . Al igu al que espos ible tener muy poca ens eña nza for mal y est ar en lacapacidad de mad ura r esp iri tua lme nte . Una vez que elfundam ento está pue sto , usted es el res ponsab le detener el cuidad o de ómoc sob ree dif ica .Las normas para la prue ba

Dios ha pro vis to el cri ter io par a el exa men fin al.Nuestras obras, la est ruc tur a que áes t edi ficada sob reel fundam ent o de Cri sto ús, Je ser án probad as. Sinosotros seg uimos estas ins trucci one s, llegar emos aldía del jui cio con con fianza .

Deben manejarse ef ic ient emente

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Se men cionan seis dif erente s mat eri ale s deconstrucc ión , div ididos en dos grupos :impereced ero s y per eceder os. Los pri meros son losduraderos . Sól o las est ruc tur as más fin as se constr uyencon oro , pla ta y pre ciosas piedra s de mármol . Las cos asque per duran en la ete rnidad son las vir tud esesp iri tua les , que ate soramo s en el cie lo.

Las est ruc tur as men os dur aderas y ásm barata sestán hec has de mad era , y has ta de hen o o paj a. En lospaíses del lla mado "te rce r mun do" que son los paí sesmás pob res del mun do, con frecue nci a se ven cas ashechas con parede s de lod o y tec hos de paja. Estosmateri ale s sem eja n los déb iles y pob res rud ime nto s" delmundo (Gá . 4.9 ; Col . 2.8 ). El meo llo de todo esto es quenosotros pod emos edi ficar nuestr as vidas con las cos asque per manece n y son ete rna s o con las cosasperece deras.

Un padre de famili a, con esfuer zo y tra bajo, hab íaadquir ido una bue na for tun a. Ten ía dos hij os jóv ene s yambos estudi aban en la uni versid ad de la ciu dad . Undía , cua ndo ya est aban cer ca de la fec ha de sugradua ción uni versit ari a, los reunió y les dij o: "Hi jos , yavan a gra dua rse de arquit ectos y me siento org ull oso deustedes. Qui ero ped irl es alg o. Cad a uno constr uya unacasa; píd anm e tod o el din ero que nec esiten par a laobra".

Los jóv enes se ent usiasmaro n, per o cad a unopensó a su man era . El men or, que era un poc omalgas tad or, se dij o para í: s "Le voy a sacar tod o eldinero que pue da a mi pad re" . Fue y compr ómateri ale s bar atos de inferi or cal ida d. Hizo una cas a debon ita aparie ncia, pero con struid a con materi ales queno iban a dur ar muc ho tiempo . En cam bio , el otro hij oconstruyó una cas a con los mej ores materi ale s, con unbuen dis eño , hermos a y

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espaciosa. Cuando ambos jóvenes terminaron su labor, elpadre fue a inspeccionar las dos casas. Luego, alregresar al hogar, les dijo : "Hijos, ustedes saben concuanto trabajo y aun sometiéndome a algunaslimi taciones económicas logré acumular lo que tengo. Yasí tamb ién es como yo he quer ido enseñarles laimportancia del trabajo y de la honestidad. Como premiopor su graduación y comola herencia que su padre les deja , les rega lo la casa quecada uno cons truyó. El hijo mayor se sint iócomplacidísimo y le dio grac ias a su padre, pero el otrohijo , conscien te de que le hbía hecho trampas asu padre y de que su casa no le iba a durar mucho, seentr isteció. Cada uno recibió lo que había edif icado.

Para el cris tiano, la prueba será el fuego del juic iode Dios . Este es el fuego que examina. Uno no pierde susalvación, porque ésta es "un don de Dios". Pero habrámuchos que perderán sus obras. El barco se hunde, peroel capi tán se salva.

Gr ad ua ci ón p ar a la pr ue baToda obra será juzgada sobre una base simple:

pasar o fallar. El material será aceptable o inaceptable. Sila obra pasa el fuego de la prueba, entonces recibiremosuna recompensa. Las obras hechas de oro, plata ypiedras prec iosas, p a s r án la prueba. Sin embargo, lasobras de madera, heno y hojarasca serán quemadas y elcris tiano sufr ir á pérd ida. Peroél mismo no se perderá. Lapérd ida pudiera incluir todo a lo que hemos dedicadonuestro tiempo, energía y suminist ros en esta vida. Estaes la suerte de los tesoros y las obras terrenales. No sóloperdemos el trabajo de esta

Deben manejarse ef ic ientemente

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vida , sino que perdemos tambi én la oportunidad deedif icar con un materia l duradero y val ioso .

Hay muchos estudiantes de escuela que buscan lamanera fác il de hacer su tarea. La meta de ellos essimp lemente pasar, sin dedicar ás m esfuerzos que losque sean necesarios. Los cris tianos enfrentan estamism a clase de ten taci ón. Hacemos solamente lo que essufi ciente para ir pasando, sin ningún deseo o esperanzade recompensa eterna. Por consiguiente , hay muchosque están edi ficando sobre Jesús, quien es elfundamento apropiado, y no obstante, están edi ficandocon material de inferio r cal idad, pues lo que quieren esólos aparentar ante los demás. Es fác il edi ficar una vidaque se parezca a una vida esp iri tua l genuina. Los tales,esconden sus mot ivos impuros usando impres ionantespalabras rel igiosas o dis frazando su concupiscenc ia porel mundo det rás de alti sonantes enseñanzas demoralid ad. Sin embargo, cuando estas obras sonpuestas al fuego de la prueba, no res isten y sedesmoronan. Quizá podamos engñar a los hombres,pero estas obras malas jamás pasarán el examen finalde Dios.

El p r o b l e m a de la ma yo rd om ía

El pecado de la codicia es un problema muy ser iopara una mayordomía fie l. La administración delas posesiones es una barrera dada div inamente contrala tentac ión a la cod icia, que es un pecado feo ydest ruc tivo.

Casos íbl icos de codi ciaEl sendero de la his tor ia se ve est ropeado por

Capí tu lo 3

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los ter rib les des ast res que pro duc e la cod ici a. Porcod ici oso Acá n se apr opi ó par a sí mis mo de unapor ció n de las riq uez as de Jer icó , cua ndo los isr ael ita scap tur aro n esa ciu dad ; por el pec ado de Acá n el pue blode Isr ael suf rió una der rot a (Jo s. 7.1 -26) . Tamb ién fuela cod ici a la que hiz o que el rey David com eti era eldob le pec ado de adult eri o y hom ici dio (2 S. 11. 1-17) .La cod ici a le cer ró las pue rta s del rei no de los cie los aljov en ric o, por que amó más sus riq uez as que ser undis cíp ulo lea l de Jes ús (Mr . 10. 17-22). Fue la cod ici a loque lle vó a Jud as Iscar iot e a ven der al Señ or por una scua nta s mon eda s de pla ta (Mt . 26. 14-16, 21-25, 47 -50;27. 3-10) . Fue la cod ici a tam bié n lo que hiz o queAna nía s y Saf ira le min tie ran al Esp íri tu San to y lesvin ier a la muerte a amb os y cau sar an ver güe nza a laigl esi a (Hc h. 4.3 2-37; 5.1-11) .Adv ert enc ias con tra la cod ici a

El úni co pec ado , apa rte de la cod ici a, ace rca delcua l la Bib lia hac e más adv ert enc ias es el pec ado de lainc red uli dad . Los die z man dam ien tos , que con clu yencon no cod ici ará s(Ex . 20. 17) , inc luyen el man dam ien tono hur tar ás (Ex . 20.15 ) el cua l ser ía inn ece sar io,exc ept o por la nat ura lez a par tic ula r de la cod ici a. Pab lodic e: Por que raí z de tod os los mal es es el amo r aldin ero , (1 Ti . 6.1 0).

Jes ús dio un con sejo con tra la cod ici a a dosher man os que se est aba n pel ean do sob re ómo c div idi runa her enc ia (Lc . 12. 15) . Seg ún Jes ús, par a evi tar laava ric ia se req uie re de una con sta nte vig ila nci a. Elhom bre no viv irá tan sól o de pan (Mt . 4.4 ). Jes ús nosinv ita a la ref lexi ón: Por que ¿qu é apr ove cha rá alhom bre , si gan are tod o el mun do, y

Deben manejarse ef ic ientemente

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perdiere su alma ? ¿0 qué recompensa dará e hombrepor su alma? (Mt. 16.26).

Jesús tam bié n ens eñó que el alm a del hombre esde un valor más gra nde que tod as las riquezas delmundo. Juan el apó sto l ent end ió bie n la advert enc ia deJesús con tra la cod icia que nos lle va a amar el mun do(1 Jn. 2.1 5).Ins trucciones contra la codicia

El ant ídot o efi caz con tra la cod ici a es acepta r quesomos may ord omo s de Dio s. El mayord omo cri sti anoacepta que tod o lo que pos ee, le per ten ece a Dios. El,como due ño de tod o, nos ha con fiado Su propie dad .Cuando las pos esi ones se ven de est a manera , no secon vie rte n en nue str o amo, sino que som os losrespetuos os usuari os de los bie nes mat eri ale s. Así , losdis fru tam os goz osa men te de man era tal que se lle veade lan te la volunt ad de Dio s en Su mun do y se le édglo ria al Padre cel est ial .

Cuando med ian te la fe y el pod er del Esp íri tuSan to, somos may ordomo s fie les , las promes as de Diosse cumple n y nuestr a vida experi men ta alegr ía ycrecim ien to esp iri tua l (Mt . 6.33).

El p r e m i o de la ma yo rd om ía

El deseo de obtene r premio s es algo natura l ennuestras vidas. En la mayorí a de los cas os, se rec ibealgún pre mio o gal ardón por nue stro tra bajo o esfuer zocomo un jus to recono cim ien to. Los cri sti anos siempr ehemos estado intere sados en la relaci ón apropi adaent re los tesoro s ter renales y los tesoro s celest iales. LaBib lia tie ne muc ho que dec ir ace rca de los tes oros y lasrecomp ensas o pre mios.

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En est a vid a, ten emos la opo rtu nid ad de hac erinv ers ion es que nos pro duc ir án div idend os ete rno s.Ser ía una tra ged ia gas tar nue str a vid a en la bús que dade las cos as de est e mun do sol ame nte. Los tes oro s ylos pre mio s de Dio s exc ede n a los tesor os ter ren ale s.Inv ersi on es cel es ti a le s: Va lor es y vent aja s

Jes ús dic e que nue str as inv ers ion escel est ial es det erm ina n nue str o val or en la ete rni dad(Mt . 6.1 9-21) . Los tes oro s aqu í inc luy en no sól o eldin ero , sin o tam bié n las otr as pos esi one s. El tes oro decad a per son a es di fer ent e. Tesor o es lo que esimp ort ant e, lo que val ora mos y est imamo s. Las cos asde may or val or en nue str a vid a no son los bie nesmat eri ale s. Lo rea lme nte val ios o son los tes oro s en elcie lo. Inv irt amo s nuest ras vid as en acumu lar lasfor tun as esp iri tual es con sus cua lid ade s y act itudesete rnas, que perman ecer án con nos otr os en el cie lo.

Las for tun as acu mul ada s en pos esi onesmat eri ale s est án en pel igr o de apo lil lar se,

enm ohe cer se y que los lad ron es se las rob en. En losdía s de Jes ús, las riq uez as mat eri ale s usu alm ent econ sis tía n en rop as y mon eda s. Esp ec ial men te val ios oera el mat eri al de lan a, el cua l era sus cep tib le a laspol ill as. Las mon eda s y los met ale s era n vul ner abl es almoh o. En con tra ste , los tes oro s cel est ial es no sepue den apo lil lar , ni el moh o los pue de des tru ir ni loslad ron es se los pue den rob ar (1 P. 1 .4) . Al hac ernue str os tes oro s en los cie los nue str o cor azó n est aráall á por la ete rni dad .

El dinero está sujeto a la pol ill a, al moh o y a lades tru cci ón. Ta l es el des tin o ete rno de nue stra s

Deben manejarse ef ic ientemente

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posesiones materia les. Si las tales son nuestro dios,entonces la destrucción será también nuestra suerte .

El sit io de nuestro tesoro revela la condici ón denuestro corazón. Esta dec laración de Jesús se puedeentender en el sentido de que un examen de nuestroteso ro revelará nuestro corazón. Las cosas que nosotrosvalo ramos con un alto precio exponen nuestra condiciónespi ritual . Si un hombre inv ier te sus ahorros en un nuevonegocio, pronto el mism o empezará a consumir todo sutiem po, atenci ón y energías. Descuidará a la familia, losamig os y la iglesia. Nuestro corazón siempre seencont rará en el mismo lugar donde esté nuestro tesoro.

De la comprensión de los valores celest ialesdetermi namos la obtenc ión de los principios que noscapacit en para cosechar un rico div idendo en el futuro .

El pri ncipio de ciuda dníaSe espera que uno haga la mayoría de sus

compras, si acaso no todas, en el lugar de res idencia, ensu comunidad. Hay un pel igro que tenemos comocris tianos y es el de invert ir nuestros recursos en unlugar donde solamente estamos de visi ta. Debemoshacer nuestras inversi ones financ ieras en el lugar donderesi dimos. El lugar de res idencia permanente delcris tiano no es aquí en la tier ra; es en el cie lo (1 P. 2:11;He. 11.9-10, 13) . Por consiguiente , deb iéramos inverti ren el lugar de nuestra res idencia permanente. Laeter nidad no conoce límites de duración. Así podemosescoger dis fru tar de nuestras recompensas por unosaños sobre la tie rra o por siempre y siempre en el ciel o.

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El principio de pertenenciaNo imp ort a cuá n gra nde sea el tes oro ter renal,

el cri sti ano deb e est ar con scient e él que noes el due ño de nada. Nue str o pap el es el de unmay ord omo que no es má s que un geren te oadm ini str ado r. El sim ple men te cui da y hac e pro spe rarla pro pie dad de otr o.

En est a vid a, no posee mos nad a; somosúni cam ent e los may ord omo s de las poses ion es deDio s. No imp ort a cua nta s riq uez as ter ren ale sacu mul emo s dur ante el tie mpo de nue str a vid a, nad ade ell o nos per ten ece . Est e es el pri nci pio que seado pta cua ndo se des ea acu mul ar tesor os cel est ial esen vez de ter ren ales. No imp ort a cua nto de est e mun dolog rem os acu mul ar, nun ca ser emo s, rea lme nte ,due ños ; som os sim ple men te mayor domo s de lasper ten enc ias de otr o.In vers iones celes tiales: Nues tra a ctitud

La lámpara del cuerpo es el ojo; ías que, si tu ojo esbueno, todo tu cuerpo esta rá lleno de luz; pero si tu ojo esmaligno, todo tu cuerpo esta rá en tinieblas. Así que, si laluz en ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismastinieblas? (Mt. 6.22 -23). Est as pal abr as hab lan ace rcade nue str a act itu d con cer nie nte a las cos as de est emun do y las cos as del cie lo. El tér min o "lá mpa ra"des cri be una luz o una can del a; es una fue nte de luz eilu min aci ón. El pri nci pio es sim ple men te que el ojo esla lám par a o la ilu min aci ón par a tod o el cue rpo .

Viv imo s con est a ver dad cad a día . ¿Cu ánt oslle vam os ant eoj os o len tes de con tac to? Nue str a vis taafe cta el fun cio nam ien to com ple to de nue str o cue rpo.Des eam os alg una s cos as de acu erd o ómo a c las

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vemos, y cumplimos tareas debido a nuestra ón. visiTambién es espiri tua lmente cierto que nuestra vis ióncont rola todo nuestro cuerpo.

Jesús nos ofrece dos opc iones como posi bil idadesde dife rentes percepciones del mundo. La del ojo noilum inado o mal igno que aprecia en últ ima ins tancia lascosas del mundo; y la del ojo iluminado o bueno quepenetra la rea lidad de este mundo y de la vida aquí ysabe que lo val ioso está en los cie los . Recuerde, Jesúsestá enseñando acerca de almacenar teso roscele stiales. Una manera de hacer una invers ión eternaes por generosidad terr enal. Cuando el ojo es bueno,entonces toda nuestra existencia está llena de luz .

El término "maligno" aquí denota tacañería , celos oavar icia. En contraste con la persona generosa, nuestroojo puede ser ño taca o celoso de las cosas ter renas (Dt .15.9-10; Pr. 28.22) . La persona que ama las posesionesmateria les y es ambiciosa está ciega espi ritualmente.Piensa que tiene luz , pero está viv iendo en tin ieb las .

La persona que es avar a cod icia las cosas de estemundo y mira a través de una vent ana que es borrosa yque no permite ver bien la rea lidad. Su percepción de lascosas que en rea lidad son importantes no está clara. Sinembargo, la persona que tiene un ojo generoso áestacumulando inversi ones en el cie lo. Por eso, nosplantearemos la cuestión de nuestra vis ión: Nuestro sojos , ¿sobre qué están enfocados? ¿Los hemos puestoen las cosas materiales y temporales del mundo o sobrelas cosas del cie lo? ¿Deseamos los tesoros ter renales olos tesoros celest iales? Con los ojos de la feperc ibi remos las riquezas celesti ales. El apóstol

Deben manejarse ef ic ientemente

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Pab lo nos inv ita a poner nue str a mirada en lo celest ial(Co l. 3.1-2).In versiones celest iales: Nuestra a u toridad

Ninguno puede servi r a dos señores; porque oaborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno ymenospreciará al otro. No podéis servi r a Dios y a lasriquezas (Mt. 6.24) . Este versículo prese nta una verdadind iscuti ble : es imp osible ser vir a dos amos o señore s.Alguna s relaci ones son mut uam ente exc lus iva s. Eltérmino que Jes ús usó ide nti fica a un esc lavo. El noestaba descri biendo a un hombre con dos tra bajos.

Es imposi ble ten er más de un amo pue s, sersie rvo req uie re de un ape go exc lus ivo , porque oaborrecerá al uno y amará al otro ind ica la imposi bil ida dde ser el sie rvo lea l a dos amos o señ ores. 0 estimaráal uno y menospreciará al otronos hab la ace rca de la obe dienci a. Es imposibleobedecer a dos amos al mismo tiempo. ¿Qué se puedehacer cua ndo sus órdene s están en con fli cto ? El sie rvodeberá escoge r ent onces ent re estar con un amo ydesate nder las órd enes del otro.

Jesús ide nti fic ó a los dos amos que est án encompet enc ia y con fli cto en nuestr as vidas: Dio s y lasriquezas. El tér min o "diner o" o "ri quezas " sig nif ica aqu ípropiedad o posesi ones mat eri ale s. Des cri be las cos asque pos eem os. Si estamos almace nan d tesoro s en latie rra , el dinero o las riquez as son nue stro señ or.Nuestras invers ion es determ ina n qui én es nue stro amoo señor.

Tod o hombre suf rir á la mis ma sue rte que su amo.En el mun do ant igu o, cua ndo un ejé rci to con quista bauna ciu dad , los sie rvos y los amo s por igual era naprehe ndidos y con ver tidos en esc lav os.

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Un esc lavo no era puesto en libertad simplementeporque su amo hubiera sido esc lav izado. Nuestrodest ino será el destino de nuestro amo. Si es Dios,entonces experimentaremos la eternidad en el cie lo quees la morada de nuestro Señor.

El dinero está expuesto a la pol illa, el moho y ladest rucción. Este es el destino eterno de nuestrasposesiones materia les. Si ellas son nuestro dios,entonces esa será también nuestra suerte .

El m e n s a j e de la ma yo rd om ía

Gratitud a la benevolencia de DiosLa mayordomía es nuestro testimonio de

agradecimiento a la benevolencia de Dios . El ordencorr ecto es que Dios nos da y nosotros le respondemos.Amamos a Dios porque el nos amo primero (1 Jn. 4.19).Nosotros no teníamos la habilidad de responder a Suamor sino hasta que El dio suú ltimo regalo de amor (Ro.5.8) .

Porque sabemos que la benevolencia de Dios eslibr e y que no la merecemos, la fuente que salt a denuestra práctica de la mayordomía es la gratitud. Damosporque somos agradecidos. La mayordom ía es laexpr esión práctica del aprecio hac ia el Dador de todabuena dádiva y todo don per fec to. Damos porque Diosdio, y estamos agradecidos por Su generosidad.

Obediencia a la sob ernía de DiosLa mayordomía es nuestro testimonio de

obediencia a la soberní a de Dios. Es el hijo de Dioshaci endo obras que muestran su fe en Dios (Hch. 26.20;Stg. 2.14-18) . La mayordomía es una acci ón que resultade aceptar el señorío de Jesucri sto . La

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teología de la mayordomía empieza al reconocer que Dioses soberano abso luto sobre nuestras vidas. Por lo tanto,lo reconocemos como la autoridad suprema.

Mayordomía es la consagración de uno mismoy de las posesiones al serv icio del Rey. Ella reconoce, enla prác tica , que no tenemos el derecho de cont rol, sinoque estamos bajo las órdenes de nues tro Señor.Respuesta fiel a la comisión de Dios

Hemos sido escogidos y comisionados paracont inuar el minister io de Jeús (Jn 14.12). La prác tica dela mayordomía es nues tra part icipación en el minister iocont inuo de Cris to Jesús a la gente de Su mundo. Es laexpresión de nuestra inco rporación en el cuerpo deCris to. Toda la iglesia áest llamada a part ici par en elminister io de nues tro Señor.

La misión de la iglesia es ser un test igo ante elmundo, acerca del gran acto de Dios de reconcil iaciónpor medio de Jeús . La mayordomíaes nuestra responsabilidad de propagar el mensaje deesperanza en y a un mundo perd ido. Es nuestro serv iciomás grande a la humanidad. Mejor t o d v ía, mayordomíaes dar como sacr ific io personal . Empezó con Cris todándose a ís mismo en la cruz y culmina al darnosnoso tros por completo con el propósito de presentar aCris to como la única esperanza de salvación a un mundoperd ido y moribundo.

La mayordomía fiel es una de las evidencias de lasalvación. Los que son salvos hablarán de su redencióncon sus bocas , y sus obras evidenciar án su salvación(Sal . 107.2). Jeús visi tó el hogar deSimón el fariseo, que le invi tó a cenar (Lc. 7.36 -50).Una muje r, pecadora , oy ó que Jesús estaba comiendoen la casa de un fari seo. Ella ól leg a la

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casa, llevando un vaso de alabastro con perfume. Estandodetrás de Jesús, comenzó a regar con lágrimas sus pies.Luego, los enjugó con sus cabel los, los besó y los ungiócon el perfume.Simón el fariseo se dijo a í s mismo: Este , si fuera profeta , conocería quién y qué clase de muje r es la quele toca, que es pecadora" (Lc . 7.39). En respuesta,Jeús se volvió a Simón y le relató la siguiente historia:Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debíaquinientos denario s, y el otro cincuenta ; y no ten iendoellos con équ pagar, perdonó a ambos. Di, pues,¿cuál de ello s le amará más? Respondió Simón,dici endo: Pienso que aquél quien perdonó más. Y élle dijo: Rectamente has juzg ado (Lc. 7.41-43) .

Mirando hacia la mujer , Jeús continuó hablándole aSimón: ¿Ves esta muje r? Ent ré en tu casa, y no me dis teagua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies conlágr imas, y los ha enjugado con sus cabellos. No medist e beso; mas ésta, desde que ent ré, no ha cesado debesar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite ; ma éstaha ungido con per fume mis pies. Por lo cua l te digo quesus muchos pecados le son perdonados, porque aómucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama(Lc. 7.44-4 7).

Entonces Jeús se dirigió a la mujer , diciéndole :Tus pecados te son perdonados[. ..] Tu fe te ha salvado,év en paz (Lc. 7.48, 50) La evidenciade la salvación de la mujer estaba en sus obras. No somossalvos por nuest ras obras o esfuerzos. Sin embargo, sihemos sido salvos, nuest ras obras demostrarán

nuest ra salvación al mundo.Mayordomía es fe y salvación en acción.

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Ac ti vi da de s de ap re nd iz aj e

1. Defi na lo qué es un desfalco.

2. Escr iba el signif icado de mayordomía.

3. ¿Par a qué fue puesto el hombre sobre la tierra?

4. ¿Por cuánto tiempo existir á la tierra?

5. ¿A qué somos sometid os todos, de algunamanera?

6. ¿Qui én es la base del cristia no en su vida y en sufe?

7. Mencione los dos grupos de materiales para edific ar.

8. Mencione un pecado grandemente destruc tivo.

9. Según Jesús, ¿en qué no consis te la vida delhombre?

10 ¿Qué es lo que debemos buscar primeramente?

11. ¿Qué debemos atesora r en esta vida ?

12. ¿Dónde es el lugar de res idencia del cristiano?

13. ¿A qué hemos sido escogidos y comisionados?

14. ¿Qué evidencia la mayordomía fie l?

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Las pose sion es mate rial es:

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tra cua lidad de ser colabo radore s de Dios es quedebemo s dar obe die ntemen te. La áct ica pr de lamayord omía no es antojadiz a, ni busca alaban zas ni

con ven ien cia s person ales. Se tra ta de ser may ordomo sde las pos esi ones materi ale s que Dio s pone ennuestras man os, en obedie ncia a las enseña nzas de laBib lia . En tod as las áreas de nue stra vida, com ocri sti ano s nos guiamo s por los pri ncipio s, por lasnormas y por los man damien tos revela dos en la Bib lia ,los cua les el Esp íri tu San to nos ayuda a ent ender ytambién nos for talece para cumpli r.

Sataná s tra tar á de engaña rnos astuta men te yde con vencer nos par a que no obe dez camos a Dios niseamos mayord omo s fie les de las pos esionesmateri ale s. El hace todo lo pos ibl e por que nosdes liguem os de Dio s. Es ías com o muc hos cri sti ano s,dejánd ose arr ast rar por las sut ile zas del mal ign o, sepri van de la ben dic ión inm ensa de ser buenosdiezma dores y ofrend ar obe die ntemen te.

Es una men tir a de Sataná s la afi rmació n de quedar el die zmo es una prácti ca del Ant igu o Tes tament oque ya no es vál ida para los cri sti ano s del Nue voTes tamento, y tri ste men te hay mucho s cri sti ano s que lacreen. Est e eng año mayúsc ulo ha lle vado a no poc oscri sti ano s a una esc lav itud en cua nto a las fin anzas yha pri vado a la igl esi a de una por ción considera ble derecursos mon eta rio s. Las est adísti cas traen a la luz latri ste rea lidad de que las igl esias y den ominac ionesrel igiosa s dan relati vament e muy poc o, en el reg l ón decon tri buc iones eco nómicas, en propor ción con elnúmero de mie mbr os y las pos ibi lidade s financ ierasque tie nen .

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Ob je ci on es a da r el di ez mo

La enseñanza de traer el diezmo a Dios esanti gua. La encont ramos en el primer lib ro de la Bib lia(Gn. 14.20; 28.22) . El pat ria rca Abraham, cuatrocientosaños antes de Moiés, practicó el diezmo. Traer ladéci ma par te a su dios era tambi én una práctic a comúnen muchas soc iedades de la ant igüedad. Los hombreshan usado el número diez como una base paraenumerar. El número diez representaba lo completo.Por lo tanto, el diezmo simboli zaba dar todo lo nuestroa Dios.

El diezmo es el más bás ico componente de dara Dios. Hay algunas especulac iones referentes a que losjudí os de laépoca del Ant iguo Testamento se lesrequerí a pagar tres diezmos. El primero era el "diezmoleví tico" ( Nm. 18.21-26) , que daban para elsost enimiento de los lev itas y el manten imiento deltabernácu lo de reunión. El segundo diezmo, algunasveces llamado el "diezmo de los productos de la tierra"(Dt. 14.22-27) , debía ser tra ído a Jerusa lén ycompar tido en una comi da festiva gigante. Finalmente,esta ba el diezmo que debía ser colectado cada tresaños para los ext ran jeros, los huérfanos y las viud as(Dt. 14.28-29) , esto es, algo así como un tipo de`die zmo de benefic enci a". Estos tres diezmos: dosdiez mos anuales ásm un tercer diezmo cada tres años,hací an un pago total de vein titr és y un tercio por cientoanual.

Sin embargo, no hay razones convincentesparaconcluirqueseesperabaqueIsraelpagasetrediezmos.Sinembargo,parecequehayevidencias

sufi cientes como para creer que los jud íos del Ant iguoTestamento pagaban solamente un diezmo.

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La razón básica para rechazar la idea de tresdiez mos separados es que no se hace esa dis tinci ón enla Bib lia . La misma term ino logía se emplea paradescrib ir cada uno de los diezmos. Son loscomentaristas íbl icos quienes nos proveen las etiq uetas:"diezmo levítico" , "diezmo de los productos de la tierra "y "diezmo de beneficencia". Una adherencia estr icta a laPalabra de Dios no sugiere tres diezmos separados.

Otra razón es que los lev itas ser ían los rec ipientesde cada uno de los diezmos: el "diezmo levítico" (Nm.18.21); el "diezmo de los productos de la tierra" (Dt .14.28); y el "diezmo de beneficencia" (Dt. 14.29) . Elpropós ito primar io de los diezmos era el sosten imientoeconómico de los lev itas, por heredad, por su ministerio,por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculode reunión (Nm. 18.21). En adic ión para proveer para loslevi tas , el diezmo también servía el propós ito de proveeralim ento para una fiesta nac ional y el programa debeneficencia para los pobres.

No habría razón para traer más de un diez mo parael sosten imiento de los lev itas. Los lev itas consti tuíanun total de solamente el 3.5% de la poblac ión de lanaci ón (Nm. 26). Sólo con un diezmo le habría provist oa esta pequeña tribu con la déc ima par te del ingreso dela nac ión. Un diezmo del producto bruto de la nac iónhabría sido más que suf iciente para menos del cuatropor ciento de la pob lac ión total.

Otra razón para rechazar la propos ici ón de lostres diezmos per tenece al "diezmo de los productos dela tierra". Si la nac ión entera tra jese un diezmo a laciud ad de Jerusa lén, no se podría consumi r durante unafies ta de cor ta duración. No

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ser ía fac tib le, com o tampoc o ser ía una buena prá cti ca,devora r en for ma abu siva un die zmo del pro duc to de lanac ión durant e la cel ebraci ón de una fes tiv ida dnac ion al.

Finalment e, los far iseos del Nue voTes tamento nos pro veen de un ejempl o de lacos tumbre que se ten ía del diezmo en el sig lo primer ode la era cri sti ana . Jes ús fel ici tó a los far iseos por darel diezmo (Mt . 23.23; Le. 11. 42) . El far iseo, que seconsidera ba jus to, se vanagl ori ó de que doy el die zmode todo lo que gan o (Le . 18. 12) . Si la ley hub ier arequer ido pag ar tre s diezmo s, el far ise o obvi amentehabría hecho ala rde s de dar el veinti tré s y un tercio porciento y no sól o un diezmo. Aparen tem ente est abacon ten to con ser ide nti ficado com o con tri buyent e de unsolo die zmo.

Ser ía pos ible establ ece r un caso para un diezmoanual y un seg und o diezmo que se die ra cad a tres años.El diezmo esp ecial para dar se cad a ter cer año , ser vir íacomo una fue nte de benefi cencia par a los pob res (Dt .14.28-29) . Sin emb argo, est as pal abr as pueden ser lasúnicas ins trucci one s para el diezmo cad a tercer año .Más bie n par ece que el die zmo comple to par a loslev itas, en el ter cer ño,a deb erí a repart irse ent re loslev itas y los pob res .

La noc ión de tre s diezmos sep ara dos se hahecho cir cular ent re los com ent ari sta s por un lar gotiempo . No obs tan te, se hace impera tiv o que ,perman ezcamo s lea les a la Bib lia y no a la tra dic i ónde los int érp ret es bíb licos. Alguno s han usado la ide ade los tre s dif erente s diezmo s par a pre sen tar el die zmocomo una doc tri na ant igua que ya no es vál ida par a loscre yentes de hoy . Hacen esto par a iden tif ica r el "di ezm olev íti co" com o un imp ues to o tri buto que el gob iernopide, el "di ezmo de los

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produc tos de la tie rra " com o un rit o ya ant icuado y el"diezm o de benefi cen cia " com o ánd ose lo a los pobres .De esta man era ya que los impues tos y los fon dos parabenefi cen cia son exigid os por el gob ier no, asu men queel diezmo lev íti co ya no es necesa rio .

El diezmo no fue una man era de imp one rtri butos. Los jud íos del Ant igu o Tes tam ento, bajo laautori dad de los reyes, pag aron impues tos ade m ás deldiezmo (1 S. 17.25; 2 R. 23. 35; Esd . 4.13, 20; Neh .5.4 ). Ant es de la mon arquía no hab ía necesidad deexigir le tri butos al pueblo . Israel ope rab a com o unateocracia y no hab ía gob ier no que sos tener financ ierame nte .

Aun así , Israel ten ía un sis tem a de ben efi cen cia .Las pro vis ion es par a los pob res fue ron hechas por elpueblo , sin pro gra mas ni ins tancia s del gob ier no (Lv .25.25 -28, 35-43; Dt. 15.7-11; 24. 19-22) . El die zmo deltercer año era para pro veer para los nec esi tad os.

Dios le pid ió a Su pueblo que tra jes e el diezmo,en adición a los tributos requer idos ías comoa una dá diva de ben efi cen cia , lo cua l descubrir emo s ennuestro estudi o. Dio s tod vía esp era que le dem osnuestro diezmo , aun cuando est emos en est rec hezeconóm ica y se nos haga dif íci l cumpli r con nue strosimpues tos al gob ier no.

Nosotros tam bién debemo s ent ender el concep tode 9as primic ias de los pri meros fru tos " ant es de queobedie ntemen te le demos nuestr o din ero a Dio s.Siempre que se le presen tab a a Dios una ofr enda, éstadeb ía ser de las pri mic ias de los Primer os fru tos . Dio sins tru yó al pue blo a traer las Primicias de los primero sfrut os de tu tier ra ... a la casa de Jehová tu Dios (Ex.34.26; Pr. 3.9).

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Como todas las ofrendas, el diezmo debía ser delas primici as. El término "diezmo" (o déc imodetermi naba la cantida d y el término los primeros fru tos"desi gnaba la cal idad. Traer los prim ero fru tos a Diossirve para vari os propós itos. Ello es un recordatorio deque Dios es el dueño de todas las cosas. Los ingresosde un negocio siempre van primero al dueño, y despuésél los dist ribuye de acuerdo con sus deseos.

El diezmo de las primici as también signifi cabadarl e a Dios lo mejor, en vez de guardarlo paranosotros mismos. Dios merece ás m que las sobras. Sireco nocemos a Dios como ñor Se del univers o,¿esdigno que tra igamos algo menos que lo mejor de lonuestro?

Ra zo ne s pa ra di ez ma r

Con este concepto bási co del diezmo, no debierahaber duda alguna acer ca de la necesidad de traer losdiez mos al Señor. Sin embargo, con frecuencia eldiez mo ha sido rechazado aduci éndose la exp licaciónde que el diezmo es un legalismo del Anti guoTestamento el cua l fue anulado por la obra de Cristo .Pero es lo contrario , ásm bien hay numeros as razonespara que los cristianos de ahora deseen diezmar.

El di ezmo le pe r te ne ce a Di osDios es el dueño de todas las cosas en los cie los y

en la tierra (Sal. 24.1). Sin embargo, el diezmo lepert enece a El en un sentido diferente (Lv. 27.30-32) .Dios le permite al hombre usar las nueve déc imas, peroel diezmo es sagrado y no se debe

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gast ar. El diezmo es cosa dedicada a Jehová, lo cua lsign ific a que es algo puesto aparte , separado para serusado sólo por Dios.

Esto exp lica por qué Dios acusa a los hombres derobarle cuando no le traen el diezmo (Mal. 3.8). Enesencia, ello s toman lo que le per tenece ólo a s Dios ylo usan para su provecho. Hay solamente un lugar parael diezmo y es en las manos de Dios.

A pesar de todo lo que Jesús hizo a nuestro favor,no revocó el derecho de propiedad de Dios sobre eldiez mo. La práctica de diezmar en el Ant iguoTestamento no era una par te del sis tema legal. Diezmarera simplemente devolverle a Dios lo que correc tamentele per tenecía a El. El diezmo todavía le per tenece alSeñor.

Dar el diezmo no es un esfuerzo por ganar el favorde Dios; tampoco es un medio de obtener la salvac ión.Para dec irlo en forma llana y sencil la, el diezmo es elreco noc imiento del derecho de propiedad de Dios ysimp lemente consis te en ent regarle a El lo que es suyo.Esta verd ad es tan váli da para el cristiano del sig lovein te como lo fue para los pat ria rcas del Ant iguoTestamento.

El término todo (Lv . 27.32) es un fuerte recordatoriode que cualqu ier cosa que sea menos que el diezmo esinsu fici ente (Malaquías 3.10 dice: todos los diezmos).Traer otro por ciento , todavía es robo. Traer menos queel diezmo es fal lar en entender la verdad bás ica det rásdel diezmo, esto es, que el diezmo le per tenece a Dios.

El diezmo nos enseña reverenciaY comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar

queél escogiere para poner allí su nombre, el

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diezmo de tu grano, de tu vino y de tu acei te, y laprimicias de tus manadas y de tus ganados, para queaprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días (Dt.14.23).

Est as pal abr as rev ela n la ásm gra nde ben dic iónque rec ibi mos al dar el die zmo . El die zmo es un med iode ens eña rno s a rever enc iar , a temer a Jehová ... todoslos días. Rever enc ia es res pet ar la sub lim e maj est ad deDio s que es equ iva len te a tem er a Dio s den tro delvoc abu lar io bíb lic o.

Cua ndo los isr ael ita s ent rar on en la tie rrapro met ida , se les ins tru y ó que sie mpre deb íanrev ere nci ar, o tem er, a Dio s (Dt . 4.1 0). La rev ere nci a aDio s no vie ne al hombr e en for ma natur al. Es alg o, quedeb e ser apr end ido. Hay var ias man era smed ian te las que apren dem os a rev ere nci ar a Dio s.Apr end emo s a rever enc iar lo por la lec tur a de la Bib lia(Dt . 17. 19) , al exp eri men tar Su jui cio (Is . 59. 18-19) y altra erl e el die zmo .

Traer el die zmo nos sir ve par a rec ord ar que Dio ses el pro vee dor de tod as las cos as. El rec lam a Supos ici ón de Cre ado r y Sus ten tad or de l uni ver so. Traerel die zmo de las pri mic ias del fru to de la tie rra tam bié nnos ens eña que Dios es el núm ero uno en nue str aspri ori dad es. Lo pri mer o y lo mej or le per ten ece n a El.

Cua ndo nue str as ád iva s y ofr end as a Dio scon sis ten de una s cua nta s sob ras mezqu ina s,dec lar amo s que Dio s no es imp ort ant e. No fue nad arar o en el Ant igu o Testa men to que de un avi vam ien tode ofr end ar se pro duj era un des per tamie nto esp iri tua lnac ion al. Dar gen ero sa y obe die nte mente a Dio s nosens eña a rev ere nc iar lo, lo cua l, a su vez , pro duc e en eldad or una ren ova ci ón esp i rit ual .

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El diezmo puede indicar arrepent imientoEl tex to bíb lico más familiar sobre el diezmo lo

encont ramos en Mala quías 3. En el año 450 a.C. Israelse hal laba atrapado en las garras de un dios llamadodinero. El pro feta les hizo un llamamiento a volverse aDios y también le dijo al pueblo cómo ello s podíanromper el lazo de este dios falso.

Como en todos los pasajes bíb licos, el contextoes importa nte . No perdamos el impacto de las palabrasde Malaquías cuando presenta el diezmo dentro de laconsideración del arrepentimiento . Volveos a mí, y yome volveré a vosotros , ha dicho Jehová de los ejércitos(Mal . 3.7) .

El profeta llama al pueblo al arrepentimien to, a quese vuel van a Dios. Hay una relaci ón ext remadamentecerc ana ent re dar y arrepenti rse . El arrepentimientogenuino afectará el libr o de cheques.

Mala quías dice: Volveos a Dios . El pueblopregunta: ¿Cómo? y Mala quías dice: Empezad con elpecado más visi ble en vuestra vida: vuestro dinero. Si elcris tiano no da su diezmo, la necesidad no es que dédinero sino de arrepentimiento .

El pueblo , de manera piadosa y tra tando dejust ific arse, pregunta: ¿En qué hemos de volvernos? yMala quías responde con una pregunta: ¿Robará elhombre a Dios?Esta es una pregunta penetrante. ¿Puedeel hombre robarle a Dios? Los hombres se roban ent resí. El crimen abunda en las cal les de la ciudad. "Rob"("robar") es la raí z para el nombre "Jacob" que signif icaengñar . Jacob obtuvo el nombre porque engñaba ytomaba lo ajeno. Robar a Dios es tomar lo que lepert enece a ¿En El. qué te hemos robado? Todavíapreguntaron, sin entender.

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En vues tros diezmos y ofrendas , fue la respue sta .¿Acaso no act uam os tambi én nos otr os como el

pueblo de Isr ael? Nuestras iglesi as, y la obr a del Señ oren gen era l, no se ver ían en ter rib les tie mpos de cri siseconóm ica si fué sem os cum plidos en dar los diezmo s.Deb iéramo s pen sar en est o ser iam ent e.

Si Dios quisie ra, pod ría sos ten er a Su iglesi apos ibi lit ándole des cubrir una veta de oro o rev ela r elsit io de una mina de diaman tes . El no necesi ta denuestros diezmo s y ofrend as. No le hac emos un fav or aEl, o a Su igl esia, al dar el diezmo . Dio s nos rec lam a eldiezmo para nuestr o propio ben efi cio . Es como si nosdij era : Si út me das el diezmo , est e no tendrá másdominio sob re tu vida. El cri men de rob ar a Dio ssignif ica robarn os a nosotr os mis mos . La nación toda mehabé is robado (Mal . 3.9) .

Como una con sec uen cia de su cri men , ían habsido mal dec ido s. La palabr a "ma lde cir " es una pal abracomún en el Ant igu o Tes tamento, que signif ica ata r orodear con obs tác ulo s, red uci r a la inu til idad. Másade lan te (v. 11) , vemos que la maldic iónespecí fic ame nte se ref iere a una ham bruna y a la malacosech a. Est as no fue ron una mer a coi nciden cia , sin o elresultado de la inf ide lidad de ell os. Es el pri nci pio de lasiembra y la cos ech a. El jui cio de Dio s usualm ente estáínt imamen te rel aci onado con el pec ado com etido. Lapalabra nac ión des cri be a los gen til es pagano s yM a l q u ías la emp lea intenc ion alment e para decir le atodo el ís, pa todo Israel que viv ían com o pag ano s.

En tiempo s de des ast res o calami dad es natura les ,cuando muchas fam ili as suf ren las con secuen cias, sesabe de cas os en que alg una com pañ ía de seguro s sevalen de art ima ñas para anu lar o dar por can celado elseguro de muc hos

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indi viduos y así evi tar pagar enormes cant idades dedinero en compensac ión.

Dios no actúa así con nosotros. El es jus to, yrect o. Israel no suf rió porque Dios los hubieseabandonado, sino por la propia desobediencia de ellos.Pero Dios les promet i ó: Volveos a mí, y yo me volveré avosotros .En todo el Ant iguo Testamento este es elpasaje más directo acer ca de la relaci ón entr e dar yreci bir. No dice que única la razó n paralas luchas financ ieras sea el fal lar en dar pero í le s diceque esa es una razón. El pasaje implica también queDios no bendecirá financ ieramente a los que le roban.Cuando haya dif icu ltad es financ ieras, este es el primerlugar que se debe examinar.El diezmo simboliza la r e d e c i ón

También redimirás al primogén ito de tus hijos. Ycuando mñana te pregunte tu hijo , diciendo: ¿Qué esesto?, le dirás: Jehová nos sacó con mano fuer te deEgip to, de casa de serv idumbre; y endureciéndoseFaraón para no dejarnos ir, Jehov á hizo mori r en latier ra de Egip to a todo primogén ito, desde elprimogén ito humano hasta el primogén ito de la best ia; ypor esta causa yo sacr ifico para Jehová todoprimogénito macho, y redimo al primogén ito de mis hijos(Ex. 13.14-15).

Esto s vers ícu los no mencionan el diezmo, peronos enseñan una verd ad acerca del mismo. Como unreco rdator io de que Dios les había libradomila grosamente de la esc lav itud egipcia, el pueblodebía traer el primogéni to de sus ganados y sus hijos a

Dios . (Sus hijo s ser ían ofre cidossimb ólicamente y red imidos por un precio .)

Al crecer los hijos y llegar a la edad adulta e

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inqu irir acerca de la prác tica de ofrecer el primogén itoa Dios , esto proveería la opor tunidad de contar laexperiencia de la redención al tiempo de la salida deEgip to llamada el éxodo. El padre rela taría el dramaentre Dios y el faraón, y entonces conc luir íadiciendo :Y por esta causa yo sacrifico a Jehová todoprimogénito macho, y redimo al primogénito de mishijos (Ex. 13.15).

La entrega de los primeros frutos, que inclu ía laprác tica del diezmo, simbolizaba tamb i én la redenciónde la caut ividad. Al traer el adorador su ofrenda, revi víael milagro del éxodo y ofrecía estas palabras :y nos trajoa este lugar, y nos dio esta tierra, tierra que fluye lechey miel (Dt. 26.9).

Al traer nues tros diezmos al Señor, tenemos laopor tunidad de enseñarles a nues tros hijos acerca de laredención obtenida por medio de Jesucris to. El diezmosirve como un símbolo de la salvación que hemosrecib ido de Dios . Como una seña l del rega lo de Dios deSu Primogén ito, noso tros también le traemos a Dios loprimero y lo mejo r.El diezmo nos ayuda a reconocer nuestra deuda

Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere paraponer en él su nombre, all í llevaréis todas las cosas queyo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios,vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereisprometido a Jehová (Dt. 12. 11).

Hubo una relación estrecha entre el diezmo y laliberación de Dios . Las más tempranas refe renc iasbíbl icas al diezmo describían una respuesta dereconocimien to por un rescate. í fue As con Abraham(Gn. 14.17, 18, 20) y con Jacob (Gn. 28.20-22).

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Aun cua ndo los eru ditos tie nde n a cue sti ona r eldiezmo de Abr aha m a un sac erd ote ext ran jer o y elmot ivo det rás de la promes a de Jacob, el pun to es que

estos dos pat ria rca s diezmaron enreconocim ien to de su deu da con Dios. De la mis mamanera , una vez que Israel hub o cruzad o íoe l r Jor dány se hub o est ableci do en la tie rra pro met ida , el die zmofue tra ído en recono cim ien to a la gen erosidad de Dios.

Tod a vez que goz amo s de una sal vac ión queexcede a las bendic iones de una s cua ntas áre as hec tde tie rra o a los des pojos de una peq ue ña esc ara muza,nuestra deu da con Dios es enorme . Nos otros notraemos los die zmo s con el fin de hac er un pag o sobrenuestra deu da. El diezmo sir ve com o un record ato rio dela magnit ud de nue stra deu da. Est a es una not a quenunca puede ser pag ada , pero cie rta men te nos mot ivapara dev olver una peque ña por ción a Dios con uncorazón agrade cid o.El di ezmo revela fe

Alguno s se pregun tan escépt ica men te:¿Puede n tod os dar el diezmo ? Des pué s de pag ar losimpues tos al gob ier no, y hac er tod os los otros pag osregula res men sua les , ¿es pos ibl e aún dar el diez porciento?

Tra er nuestro diezmo al Señ or es una expres ión defe de que Dio s har á que las nue ve décimas en nue stropoder sea n suf ici ent es par a cub rir tod as nuestras

necesidad es. Cuandoempeza mos a calcul ar nue stras necesi dades y acompar arlas con nue stros ing res os a menudo lascan tidade s rev ela n que es imposi ble pagar el diezmo yal mismo tiempo las cu ent as. La respue sta de fe es quetra igamos el die zmo y con fie mos en Dio s.

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El concep to de las primic ias o pri meros fru tosrevela la fe que se requie re para diezma r. El cam pes inoisrael ita , tal com o los campes ino s de tod os los tiempo s,espera ba ans iosame nte la cos echa. Est es el tiempo derec oger el fru to del trabajo de ño. un a El primer fru toque se lev ant a es siempre el mej or. El campes ino ohacend ado rec oge lo mejor, a fin de asegurarse que nose eche a perder por el mal tiempo, las pes tes u otr osdesast res nat ura les . El die zmo deb ven ir de estosprimeros fru tos . Que el cam pes ino tra jer a las primic iasa Dios, era una exp res ión de fe, de que Dios le permit íareco ger el res to de la cosecha. La lecció n aqu í es que aDios no le deb emo s dar lo que sob ra sino nue strosprimeros fru tos . Una vez que el cheque de pag o est áen nue stras manos, lo primer o y lo mej or le per tenece aDios (Ex . 23.19; 34. 26; Dt. 18.4).

El mundo dic e que nosotros no estamo s encapacidad de diezma r. Per o la fe rec lam a la promes a deDios de que : Serán llenos nuestros graneros conabundanc ia, y nues tros lagares rebosarán de mosto (Pr.3.10). Esto no es una promes a de que nos har emosricos, tal como lo ent end ió el agr icu lto r jud ío. Sinembarg o, hay una promes a de que nue stro tra bajo serábend eci do y que nos traerá éxi to.

Alguno s mae stros pueden sug eri r que dar eldiezmo es un esquem a de invers ión que nos hará ric os.Sin emb argo, Dios no promet e hac ern os ricos deacuerd o con las nor mas del mun do. El nos ase gura Subendic ión sob re nue stro tra bajo. Mul tip licará nuestr alabor de mod o que , aun tra yéndol e el diezmo, no fal tar áel alimen to en nue stra des pensa ni los recurs os par acubrir las nec esidad es bás icas de la vida. Al dar eldiezmo, estamo s exp resand o nue stra fe en Su pro mesa.

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El diezmo con firma la Bibl iaTraed todos los diezmos al alfo lí y haya alimento

en mi casa; y probadme ahora en esto , dice Jehová delos ejércitos, si no os abri ré las ventanas de los cielos, yderramaré sobre voso tros bend ición hasta quesobreabunde (Mal . 3. 10). En la Bib lia hay muc hasadv ert enc ias ace rca de "pr oba r a Dio s". En cad a cas o,se nos da una pal abra de cau tel a de n poner a Dios aprueba , pero esta advertenc ia í es aqu una exc epc ión .Dio s sab ía que Su pue blo ser ía esc éptic o ace rca deldie zmo . Y par a ter min ar con su esc ept ici smo , ofr eceser som eti do a pru eba par a dem ost rar Su pro mes a.

Dio s pro met e ben decir al die zma dor . Nos otr osten emo s la opo rtu nid ad de pro bar que Su pal abr a escie rta , por el hec ho de tra er nues tro die zmo y depro vee rle a Dio s la oca sió n de dar Sus ben dic ion es. Escom o si Dio s nos ext end ier a un doc ument o de gar ant íade que nue str o din ero nos ás ede vue lto. r En ese nci a,El nos dic e: Si ú t no cre es que el die zmo pro duc eben dic ion es, pon me a pru eba y yo te lo d emo str aré .

Est a es una tre men da opo rtu nid ad para uncre cim ien to esp iri tua l. Si nue str a fe no es suf ici ent epar a per mit irn os die zma r, pod emo s empez ar sob re unabas e de ens ayo . Comie nce ust ed a die zma r de supró xim o che que de pag o. Traig a su die zmo al Señ or ypru ebe que Su pal abr a es vál ida . No hay por qué ten ertem or, pue s Dio s nun ca ha dej ado de cum pli r suspro mes as.El diezmo nos asegura bendiciones

En Pro ver bio s 3.9 -10, Dio s ase gur a Susben dic ion es sob re el die zma dor . Una pal abr a de

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cau tela ace rca de una doc tri na de la prosperid admateri al que no se encuen tra en la pro mesa enMalaqu ías 3.1 0. Las compue rtas del cie lo no ánes trep letas de din ero . Están lle nas de los tesorocelest ial es. Dio s est á ofreci end o un asombr osoprograma de inv ers ión . Si le traemo s los diezmo s, enrespuesta abr irá las compue rtas del cie lo y lle naránuestras vidas con bendic ion es esp iri tua les . ¿Qu éprec io le pon dremos a las cos as de Dio s? Alg uien podrádec ir que no podemo s com pra r las ben dic ion es, de Dio spor nin gún pre cio . Y, no obs tan te, Dio s promet eder ramarl as has ta que sob reabun den al ser , fie les conel diezmo .

Por el int erés en las gananc ias fin anc ier asasociadas con el die zmo, Dio s agr ega esta pro mes a:Reprenderé también por vosotros al devorador, y no osdestruirá el fruto de la tierra, ni vuest ra vid en el camposerá estér il, dice Jehová de los ejérc itos (Mal. 3.11) . Diosno promet e que nue stra cue nta de ban co va a estarllena de dinero , per o í nos s ase gura que nue strotrabajo será pro duc tivo. El no per mit irá quelas pla gas se com an nue stras cos ech as y que las uva sde la vid se caigan demasiado pronto . Puede ser que nonos den un aum ent o en nuest ro sal ari o en el trabaj o,pero Dio s nos ayu dará par a que nonos veamos en la necesidad de ten er que pag ar unareparació n cos tosa en nue stro aut omó vil . Pue de ser queno herede mos una propiedad muy val ios a de nuestr ospadres , pero Dios velará par a que no nos enc ont rem osen com ple to desamp aro . 0 sea , el cui dado pro videnc ialde Dios siempr e est ará con nos otros y así pod emosviv ir en la con fia nza de que la pro tec ció n del Señor nosrodea en tod o mom ento.

Lo admira ble es que los cri sti ano s que son fie les

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diezmadores pueden dar tes tim onio ómo de c el

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Señ or les da la sab idu ría par a hac er que el din ero lesalc anc e y que la provi sió n de ali men tos les dur e unpoc o más . El pro fet a Hag eo des cri be pat éti cam ent e lains ati sfa cci ón de los que no son fie les , qui ene s a pes arde tod o el esf uer zo hec ho se siente n frustrado s (Ha g.1.6 ). No í a con s los fie les queeje rce n la bue na may ord omí a que los mot iva a sereco nóm ico s y no despi lfa rra dor es del din ero ; y así , eldin ero les dur a más tie mpo y les rin de más .El d i e zm o también p r o c l a m a e l e v an g e l i o

Cua ndo el pue blo de Dio s da fie lme nte el die zmo ,ofr ece un tes tim oni o al mun do (Ma l. 3.1 2). Dio s lerec ord ó a Isr ael que el die zmo h r ía fru ctí fer a sutie rra . Com o una con sec uen cia , las nac ion es vec ina spag ana s lo not arí an y les lla mar ían "b ien ave ntu rados ".Al exp eri men tar las ben dic ion es que rec ibi mos com ocum pli mie nto de la pro mes a de Dio s a los que sonfie les die zma dor es pod rem os tes tif ica rle s a otr os de lagen ero sid ad de Dios y de Su inm ens o amo r. Eleva nge lio se anuncia con con vic ció n por lasben dic ion es del die zmo .

Cua ndo dam os nuest ros die zmo s y nuest rasofr end as a la igl esi a, ayu dam os a fin anc iar la obr amis ion era de pro cla mar el eva nge lio a tod o el mun do.Anu nci ar a Cri sto com o la úni ca esp era nza desal vac ión , por Su mue rte vic ari a en la cru z y Sures urr ecc ión que tri unf ó sob re la mue rte es la mis iónsup rem a de la igl esi a y la res pon sab il ida d ine lud ibl e detod o cre yen te. Est a es una lab or en ese nci a esp iri tua l,per o par a lle var la a cab o se nec esi ta din ero . Darnue str os die zmo s es una for ma de res pal dar lapro cla mac ión del eva nge lio a tod o el mun do.

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El diezmo tam bié n financ ia la igl esi aTraed tod os los die zmos al alf olí y haya

ali mento en mi cas a; (Ma l. 3.10). Israel deb ía tra ertodos los die zmos a fin de que hub ier ali mento enla casa de Dios. El diezmo era el plan de Dios parafinanc iar Su tabernácu lo y tiempo despu és el tem plo . Elpropós ito primar io del diezmo era el sos ten imi ento delos lev ita s, qui enes no ten ían her enc ia en la tie rra paraías min ist rar del ant e del Señ or.

Ta l como pre viamen te lo hem os hecho notar eldiezmo no era una forma de impues to o tri buto parahacer el trabaj o del gob ier no. Era el én sos t fin anc ier opara la vida rel igiosa de la nac i ón. La con tra par teobv ia en el Nue vo Tes tamento es 1a i g les i a.

La iglesi a es el cue rpo a tra vés del cua l Diosmin ist ra en el mun do hoy . Así com o el diezmofinanc iab a la vida rel igiosa de Isr ael , hoy por hoy eldiezmo y las ofr end as pro veen para el trabaj o de 1aiglesia. Si los cri sti anos pro med io del íad de hoy est ántrayendo al Señor únicamente el dos y med io por cientode sus ing resos, ell o signif ica que la igl esia estáfuncionandoúnicamente un veinti cinco por ciento da loque es la intenc ión de Dios.

Cada igl esia con tar á con los recursos financ ierosadecuados , si los cri sti anos practi can e1 diezmo y silos ing resos económicos de la igl esia, aumentan alcuádruple . Imagínese usted todo lo que se pud ierahacer en el rengl ón del min isteri o y las mis iones. Bajotales cir cunstancias, la mayor dec isión que los líderesde la igl esia tendrí an que tomar ser ía qué hacer contodo el dinero . El plan de Dios es suf ici ente parahacerle frente a todas las necesidades de la igl esia.

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Si gue el ejem plo de Jes úsEl Nuevo Tes tamento no dice cuál fue la práctica

de Jesús en cuanto al diezmo. Sin embargo, leemossobr e las muchas acusac iones hechas contr El por losfari seos. Lo acusaron de no cumpli r con la ley delsábado, de viol ar los reg lamentos en cuanto a la purezay de abandonar la ley de Moisés. Si Jesús hubiesedes cuidado el diezmo, obv iamente los cargos contra Elen este aspecto se hbrí an hecho públicos.

De las his tor ias de Su niñez, sabemos que Jesúsfue criado en un hogar que seguía las leye s de Dios.Sus padres ter renales practicaron el rito de la limpiezadespués del nac imiento de Jeús y traj eron al templo elsacr ific io apropiado , Es una deducc i ón lóg ica conclui rque también habrían tra ído su diezmo. Hay una citadire cta de Jesús dando Su respaldo al diez mo, porqueEl lo dec laró necesario .

Jesús habló acerca del diezmo dos veces. Unafue en una parábola donde un far iseo se vanagloriabade dar el diezmo (Lc . 18.12) . La otra vez fue durante unencuentro con los far iseos (Mt . 23.23; Le.11.42) . El lesseñaló la observanc ia met icu losa de ellos con respectoal diezmo, en contraste con su descuido en cuanto la aju st ic ia y el amor de Dios (en Lucas) o la ju st ic ia , lamise ri co rd ia y la fe (en Mate o). El entonces agregó:Es to era nece sa ri o ha ce r (es dec ir, la jus tic ia y elamor de Dios), si n de ja r de hace r aque ll o (es dec ir, eldiez mo) .

Jesús tuvo la oportunidad de haber abo lido eldiez mo. Ello hubiera robustecido la condenación departe de los fari seos . No obstante , El ódbien ej clar o queel diezmo era todavía necesario , aunque enfatiz ó queel diezmo no era sustituto par a la jus tic ia y laMise ricord ia.

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El diezmo pro vee para otrosEl die zmo era un med io de pro vee r par a los que

no ten ían el ben efi cio de la tie rra o del tra baj o Dio s hapro met ido cui dar de los des amp ara dos. El die zmo espar te de Su pla n par a cum pli r con est a tar ea. Eldie zmo pro vee no sól o ben dic ion es al die zma dor , sin oque es tam bié n de gra n ben dic ión a otr os. Dio s usanues tra fid eli dad y obe die nci a par a res olv er lasnec esi dad es de otr os. Es nue str o pri vil egi o par tic ipa ren la obr a de Dio s y de dar sos ten imi ent o a losnec esi tad os (Dt . 14. 28-29; 26. 12) .El diezmo estimula nuestra comprensi ón

Vam os a un rit mo ráp ido . A menos que se nosani me a ir más des pac io y a con sid erar las cos as anue str o alr ede dor , pas amo s por alt o alg una s de lasmás gra nde s ben dicio nes . El die zmo nos da 1aopo rtu nid ad de cal cul ar las ben dic ion es que her mosrec ibi do de Dio s.

Cad a sem ana o cada mes , al cal cul ar nue str odie zmo , ten emo s ante nos otr os un eje mpl o con cre to dela bon dad de Dio s. El mis mo hec ho de ten er un die zmoque tra er al tem plo nos áes t ind ica ndo que Dio s nos hadad o ben dic ion es mat eri ale s.

Cua ndo reh usa mos dar el die zmo pon emo s de,man if ies to nue str a fal ta en com pre nde r la fue nte denue str as ben dic ion es. Ell o sig nif ica que no inc lui mos aDio s en nue str a sit uac ión eco nóm ica . Fal lar en dar eldie zmo rev ela ing ra tit ud.

Qui zá la raz ón más pod ero sa que se pue depre sen tar par a dar el die zmo sea que es íbl ico , bTodos los arg ume nto s ant eri ore s sir ven par a mos tra rque dar el die zmo es el fun dam ent o bíb lic o dad o porDio s par a ofr end ar.

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Ac ti vi da de s de ap re nd iz aj e

1. En todas las áreas de nuestra vida comocris tianos, ¿qué tres cosas nos guían?

2. ¿Cuáles diezmos se les requería pagar a losjudíos del Antiguo Testamento ?

3. Según nos recuerda el diezmo, ¿qué es Dios?

4. ¿A quién le pertenece el diezmo? éD una citabíbl ica que lo compruebe.

5. ¿Qué nos enseña el diezmo?

6. ¿Cuá l es el texto bíbl ico más conocido acerca deldiezmo?

7. Dé el sign ificado de "maldeci r".

8. ¿Qué simboliza el diezmo? éD la referenc ia delpasa je bíbl ico que lo comprueba.

9. Dios no promete que nuestra cuenta de banco estarállena de dinero, pero ¿qué bend ición nos asegura?

10. ¿Qué otra cosa también proc lama el diezmo?

11. ¿Cuá l es la misión suprema de la iglesia y laresponsabilidad ineludib le de todo creyente?

12. ¿Cuántas veces habló Jesús acerca del diezmo?

Capítulo5

Las pose sion es mate rial es:

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n su día fue uno de los hom bres ásm ricos delmundo. En tod os sus neg ocios tuv o éxi to, y no lequedar on área s fin anc ieras que conqui sta r. Est aba

asociado con un sob rino cuy a apt itu d para los neg ociosera igu alment e aso mbrosa . La riq ueza de est os doshombre s jun tos era ás de m lo que la tie rra pod íasos tener (Gn . 13.5-6).

El hombre era Abr aham y el sob rino Lot . Per olleg ó el tiem po cuando les pare ció que lo mejo r era queambos se fueran por caminos diferentes. Abraham erariquísimo en ganado, plata y oro" (Gn. 13.2). Tam biénLot tenía ovejas, vacas y tiendas (Gn. 13.5).

La cos tum bre de eso s tiempo s exi gía queAbraha m, el mayor de los dos , hic iera la dec isi ón conrespec to a dis olver la soc ied ad ent re ell os. Un hom brede neg ocios como Abraha m, seg uramen te hub ieraescogido la mej or ubicac ión .

Pero, nos sor prende cuando le ofrece a Lot que élhaga la selecc ión (Gn . 13. 9). Est o o era una dec isi óntorpe par a el negoci o o un gran ejempl o de genero sidad.No se lle ga a ser un magnat e ind ust ria l si se les dej a aotros tom ar est as dec isione s. Abr aha m ya sab íasac rif ica r alguna s cosas. Com o hombre de set enta ycinco año s de eda d, Dios le ord enó dej ar su parent ela eir a otra tie rra (Gn . 12. l).

Ya una vez le hab ía dado la esp alda a todas lascosas val iosas y aho ra est aba dispue sto a ced er lomejor. Dio s lo prepar aba par a ofr ece rle un reg alo aunmás gra nde . Tom arí a unos tre int a y cin co a cua ren taaños lle var a Abraha m al pun to de est ar en la cap acidadde ofrece r el más gra nde sac rif ici o, su propio hij o Isa ac(Gn . 22. 1-1 9).

No es nat ura l con sac rif ici o. Tie ne que seraprend ido y lo pra cti can úni cament e los que viven

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con plena conc ienc ia de la grac ia de Dios . Cuandohablamos de dar de grac ia , queremos sign if icar unamanera de dar que excede el requ is ito de l diezmo. ElNuevo Testamento nos recuerda que ús Jesens eñó que tod as las cos as le per ten ece n a Dio s. Sinembargo, nadie argü ir ía que los cr is tianos le debendevo lver a Dios el cien por cien to en fo rma dediezmos y of rendas.

Dar de grac ia es una respuesta di recta a lagrac ia de Dios. Definimos la grac ia como la ac ti tud nomerecida y favorable de Dios hacia noso tros . Cadaal iento que tomamos es el resu ltado de la grac ia deDios . Todo lo que somos y tenemos es posibleún icamente porque noso tros contamos con un Dios degrac ia .

Una vez que somos conscientes de la subl imegrac ia de Dios , somos motivados a la generosidad.Dar de grac ia es la consecuenc ia natu ra l de lcrec im iento espi ri tual . En tre más ín tima seanues tra re lación con Dios , más le daremos.

Hay muchas maneras apropiadas de respondera la grac ia y a la bondad de Dios en nues tras vidas.Para que nuestro dar tenga esta cual idad , debe servo luntar io y alegre. Con frecuenc ia será tamb iénespontáneo . Y siempre ser á una expres ión delcorazón, representando un deseo de darle a quiennos ha dado tanto a noso tros .

Da r de gr ac ia en el pu eb lo de Di os

Exis te la op in ión de que el Antiguo Testamentoes el libro de la ley y que el Nuevo Testamento es eldocumento de la grac ia . Sin embargo, encont ramosque la doct rina de la grac ia de Dios no es tá conf inadaso lamente a las páginas

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del Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento abunda enejemplos del pueb lo de Dios que responde a Su grac iacon ofrendas y dádivas.

Ofre ndas voluntariasMuchos sacr ific ios y ofrendas se prescriben en el

Antiguo Testamento. La ley mosa ica deta llaespecífi camente las guías acerca de cómo y qué debíaofrendar el pueb lo de Dios . Y, tamb ién hay prov isiónpara las ofrendas voluntar ias (Dt. 16.10).

La ofrenda voluntar ia expresaba laconsagración y la devo ción del adorador al Señor. Ellaproveía también un símbolo de sacr ific io personal ypara celebrac ión.

Estas ofrendas debían darsesegún Jehová tu Dioste hubiere bendeci do (Dt. 16.10). No había una cant idadque se requ iriese, ól os el priv ileg io de responder a lagrac ia. Ofrec ía la opor tunidad de declararagradecimien to por las prov isiones y las bend iciones deDios . Quien hbía experimentado la grac ia de Dios eraanimado a corresponder le a Dios .

El tab ernáculoDurante su travesía como nómadas por el

desierto , los israelit as construyeron el tabernáculocomo cent ro de adoración. Estaban fami liar izados conla grac ia de Dios . Habían vivido durante las plagasque cayeron sobre Egip to, y habían caminado por elsendero que Dios les hbía abierto entre las aguas delMar Rojo . La esclavitud de ellos había sidotrasformada en libe rtad, debido a la grac ia de Dios .

En respuesta a esta experiencia de la grac ia deDios , vinieron a ser un pueb lo que ofrendaba. Senombraron artesanos y artí fices para la tarea de la

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construcc ión. El res to del pueblo dio voluntari ame nte elabunda nte materi al para que se hic ier a la obr a (Ex .36.3, 7). Para ell os, la cosa ásm natura l era sergenero sos . Sir ven de ejempl o de una manera deofrendar de pura gra cia .

Recaud ar din ero par a la con strucc ión de unedi fic io es alg unas veces una tar ea dif íci l para laiglesia. Los mie mbr os bien pue den adu cir un sin núm erode razone s res pec to a que una nue va edi ficaci ón no esnecesaria o que ell os no áne st en la cap acidad decon tri bui r mon eta ria men te para un pro yecto sem eja nte .Este no fue nun ca el caso con Isr ael cuando el pue bloedi ficó o recons tru yó un lug ar de ado rac ión . En cad acaso, el pue blo ofr end ó gen ero sam ent e. Laconstrucc ión y la ded icació n del edi fic io fue un tiempode regoci jo y celebr ación, porque se res pondió a lagracia de Dio s.

En nue stros países hispan os las his tor ias com oésta han ocu rri do muchas veces. Las iglesias cri sti ana shan alc anzado la madure z, de hacers e respon sab les dela edi fic aci ón de sus templo s. En muc has oca siones laJun ta de Mis ion es Ext ran jer as que sir ve en nue str ospaíses ha con tri bui do gen erosam ent e para lospro yec tos de constr ucc i ón. Pero, nos ha est imu lad o a irasumie ndo nos otr os mismos , la res pon sab ili dad de losfondos necesa rios para la edi fic ación de nue strostemplos de ado rac ión .

Por muc hos año s, los miembr os de la PrimeraIglesia Bau tis ta de Managu a, Nicaragua ,aca ric iar on el sueño de ten er su propio templo . Des deel comien zo de la obra eva ngé lic a en mi país, loscul tos se ten ían en el Salón de Actos del Col egioBau tis ta. Se establ eció el Fon do Pro -Tem plo , y tod osfie l y reg ula rme nte deposi tab an sus ofr endas en una

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alca ncía. Durante los últ imos años del pastorado deldoct or Arturo Parajón en medio del regoci jo de todos, secomenzaron los trabajos de la construcc i ón del templo.Todos los domingos, durante el cul to vespert ino, sehací a una ofrenda Pro-Templo, la cua l debía alcanzar lameta de por lo menos mil córdobas. Hubo veces cuandono fue áci lf llegar a esa cantidad pero siem pre lacumplim os. A un ritmo pausado, debido a como ibanentr ando los fondos , los trabajos de la edi ficaciónprogresaron.

Algún tiempo después, sucedió la muerte deldoct or Parajón y el Rev. Ado lfo Robleto asumió elpast orado de la iglesia . Natura lmente cont inu óencabezando el proyecto. Todos anhelábamos ver laterm inación de la edi ficación. El pastor Robleto undomi ngo, a eso de la media noche, estaba en ón oracien la oficina pastoral y Dios le dio una idea, la cua lpuso en práctica esa misma noche.

Maxey Jarman, un rico indust ria l bau tis ta deNashvil le, Tennessee, que hbía dado generosamentepara ayudar en la construcc i ón de templos de iglesiasbautist as en vari as capi tales de érica Am Lati na vino asu mente. Sin dec irle nada a nadie, se lanzó en un pasode fe y le escrib ió una car ta al hermano Jarman,soli citá ndole ayuda monetaria para que en un tiempomás cor to se pudiera terminar la construcc ión del templo.Dios contest ó man ifie stamente la oración . El env ió uncheque por vein tic inco mil dólares, cantidad que enaquel tiempo tenía un gran valo r adquis iti vo. Algunosmeses después, nos env ió otro cheque por diez mildólares. Se aceleraron ías los trabajos de la edi ficación yen marzo del siguiente ñoa la inaugurac ión y dedicacióndel templo fue un gran acontecimiento de signif icaciónhist órica para la

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obra bautis ta en la República de Nicaragua. En todoello el Señor de la Iglesia fue glorif icado. La prácticade una buena mayordomía produce gozo en elcora zón de los creyentes.Los pobres

Una de las preocupac iones soc iales de nuestrosdías son los pobres. En toda soc iedad, la pobrezasiem pre ha sido un problema ser io, y se han hechomuchos intentos en un esfuerzo por eliminar este malsoci al. No debe sorprendernos que podemos ayudar alos pobres al comprender el signif icado apropiado de lagrac ia de dar .

El hacendado debía dejar una porción de lacosecha para los pobres. íAs les permit ía a los pobresalim entarse a la vez que reteían su dignidad medianteel trabajo (Lv. 19.9-10). Esto ayudaba a resolver unproblema soc ial . Era tambi én una respuesta a la graciade Dios. La frase Yo Jehová vuestro Dioses unreco rdator io de la moti vac i ón de dar .

A los que trabajan se les anima para quevolu ntariamente le exti endan su mano de ayuda a losnecesit ados (Dt . 15.10-11) . Esto es dar de gracia , quebeneficia al dador y al rec ibidor. La Bib li a dice:Bienaventurado el que piensa en el pobre; en ía el malo d lolibrará Jehová (Sal. 41.1).Esto es también una enseñanzadel apósto l Pablo, pues en su discurso en Mile to paradespedirse de los anc ianos de la iglesia, él les hizo lasigu iente recomendación: En todo os he enseñado que,trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordarlas palabras del Señor Jesús, que dijo: Mas bienaventuradoes dar que recibir (Hch. 20.35).

Esto es, en rea lidad, dar de gracia , porquehaci éndolo se ext iende la provisi ón de Dios a los

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pobres. El indigente no ha hecho méri tos para la ofrenday cuando la recibe, experimenta lo que es la grac ia. Alayudar cari tati vamente a otros, nosotros tenemos laopor tunidad de comparti r la grac ia con los d e más.

El temploEl templo de Jerusalén construido por el rey

Salomón era una de las siete maravillas del mundo.David, el padre de Salomón, fue el principa l benefactorde la cons trucci ón de aque l bell ísimo templo. Dios no lepermiti ó al rey David que cons truyese el templo; sinembargo, le concedi ó que reun iera dinero y materialespara la cons trucción . El dinero que David y otros en lanaci ón de Israel ofrendaron, cons tituye uno de los ásmgrandes ejemplos de dar de grac ia en toda la historia (1Cr. 29.6 -10a) . El don de dar de esta gente, el escr itorbíbli co lo describe como voluntar iamente y de todocorazón.La reconstrucción del templo

Esdras recibió la orden de Dios para dirigir a lanación en el trabajo de la construcción del temp lo deJerusalén. La situación económica del pueb lo en eseentonces no era buena y la mayor ía de los habi tantesapenas teían lo suficien te para subs isti r. En medio deesa desastrosa situación económica, Esdras tuvoéxitoen la reconstrucción del temp lo ¿por qué? Porquehubo una disposic ión de dar de grac ia y con sacr ific io(Esd . 2.68-69).

La grac ia de Dios es evidente no ólos en laprosperidad sino tamb ién en la pobreza. Aque llosjudíos experimentaron grac ia en medio del enorme

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suf rim ien to eco nóm ico . No deb emos esperar has tacuando nuestr as bil leteras estén rep let as de dinero ,para que ofr endemo s gen erosam ente. El dinero par a eltemplo lo ofreci ero n volunt ari ame nte . Esto es ofrend arde gracia .

Dar de gracia no es simple men te una doc tri na delNue vo Tes tam ento. Por sig los, el pue blo de Dios hapracti cad o esa clase de dar . Es tam bi én la cla sede dar que se practi ca, cua ndo apreci amos est a verdad :nuestro Dios sie mpr e ha dad o de gra cia .

La gr ac ia de da r en la vi da de Cr is to

Cuando pen samos en la gra cia , el nom bre deJesús viene inm edi atamen te a nue str a men te. Muchoshan dic ho que Jeú s tuvo más que dec ir ace rca de lasofrendas que sobre cua lqu ier otr o tem a en lasEsc rit ura s. Una bue na por ción de Su enseña nza ace rcade ofrend ar se bas ó en la gracia de dar .

Jesús la enseñóUno de los ejemplos más generosos con respec to

a las ofrendas es el de la viuda, quien dio todo lo queten ía (Mr . 12.41-44) . Por lo genera l, nos fij amos másen lo que damos. Parece que nos interesa más lacan tidad que la cal idad de la ofrenda. En su rel igió n, nohab ía ninguna ley que obl iga ra a la viuda a dar lo todo.Tampoco ella estaba buscando impres ionar a quienesla vie ran . Su mot ivación para dar su ofrenda fue suamor por el Señor. Tan hermoso ejemplo deb iera también mot iva rnos a hacer lo mismo.

Jesús alabó la gracia de dar de esta viudapobre. Para El, no era una pobre viuda sino una

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viuda, pob re en pos esione s mat eri ale s, pero ric a enDios. Esa muj er no era ext rña a la gra cia de Dio s.

Jesús esp era que el pueblo de Dios é d sudiezmo (Mt . 23. 23) . El tiene pal abras dereconocim ien to par a quiene s van ásm all á del diezmocomo una exp res ión de gra cia . Esta cla se de ofrend anos col oca en una pos ición de exp eri men tar más dela gracia de Dio s (Lc . 6.3 8).

La gracia de dar des cansa en la con fia nza de queDios es un Dio s de gracia y que El sup lir á cad anecesidad . La sol uci ón a nue str as nec esidad es nodepend e del dinero en nue stros bolsil los , sino de lasabunda ntes riquez as de Dio s en Cri sto ús Jes (Fi l.4.19). Ent end er est a rea lid ad nos transf ormar á enofrendado res de gra cia .Jesús la exp erimen t ó

Se sab e que la mayor par te del min ist eri o deJesús se caract eri zó por el rechaz o de que fue obj eto ,pero tam bién fue rec eptor de la gracia de dar . Per oestand o él en Bet ani a, en casa de Sim ón el lep ros o, ysen tad o a la mesa, vino una mujer con un vas o dealaba str o de per fum e de nar do puro de mucho pre cio ;y quebra ndo el vas o de ala bas tro , se lo der ram ó sob resu cabeza (Mr . 14. 3).

Alguno s pro tes taron por la ext rav aga nci a delregalo . Así rev ela ron la ten den cia a con cen tra rse en elprecio , en lo que se pag ó. Esta mujer hab ía res uel to elasunto de la ext rav agancia al exp res ar ell a su amor aJeús. Est a man era de ofrend ar nos exp ondrá a la crí ticadel mun do. No deb emos esp era r que la gen te fue ra dela iglesi a com prenda por qué nos otr os deseam os darásm all á del req uis ito bás ico . Sin emb argo, aun si elmundo no ent iende, estamo s seg uros que Dio í se sagrada .

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Nosotros tenemos la tendencia a med ir laextr avagancia según nuestro punto de vist a. ¿Acasofue algo exorbi tante el que una mujer derr amase un vasode perf ume costoso sobre la cabeza del Rey delunivers o? Si nosotros llamásemos a esta mujer atest ific ar delante de nosotros hoy, seguramente que elladecl araría que el regalo no fue costoso. Ella no dejó decomer ni un solo día , como tampoco dejó de pagar elalquile r de su casa debido al gran regalo que hizo. Por locont rar io, ella se sin tió bendec ida por ofre ndar de esamanera.

En respuesta a su tan generoso obsequ io, Jesúsdijo : Dejadla; ¿por qué la molestáis? Buena obra me hahecho (Mr. 14.6). Jesús se sin tió fel iz de rec ibi r elextr avagante regalo de la mujer. Y ús Jes no sólo alabóa esta mujer generosa, sino que su acc ión ha ten ido unainfl uencia continua. De cierto os digo que dondequieraque se predique este evangelio , en todo el mundo,también se contará lo queésta ha hecho, para memoriade ella (Mr . 14:9).

Los efectos de dar de gracia son los mismos parael pueblo de Dios. Cuando ofrendamos en respuesta ala gracia de Dios, no ól os agrada a Dios, sino quenosotros también somos enr iquecidos.

Jesús la demostr óJesús hizo mucho más que enseñar y experimentar

la gracia de dar . El proveyó la más grande demost rac iónde ofre ndar por gracia que los hombres jamás hayanconocido. La cruz fue Su regalo de gracia al mundo. Fuede gracia, porque era totalmente inmerecida y fue unregalo, porque fue algo volu ntario (Ro. 5.15).

Tendríamos un enfoque legalista a la experienc iade dar, si fuera que úna vivi ésemos bajo

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el ant igu o sis tem a de la Ley . Per o aho ra viv imos den trodel sis tema de la gra cia (EL 2.8 -9); por eso tod oaspecto de nue str a exi ste ncia deb ier a ref lej ar nuestr arespuesta a la gracia de Dio s, inc luidas nuestr asofrendas.

Para det erm ina r el mín imo de nue stras ofrend as,con frecue nci a rec urr imos a la Ley . Per o, com ocri sti ano s que viv imo s baj o la gra cia , que rre mos ir másall á del mín imo . Sob re esto, Jeú s nos da unaenseña nza muy per tinente: De gracia recibiste is, dadde gracia (Mt. 10.8b). La med ida o nor ma par a dar bajola gracia no la enc ont ramos en la Ley : la descub rim osal pie de la cru z. Jes ús per sonalm ent e demost ró cóm ohemos de dar . Cua lqu iera que se sie nte agrade cid o porel Cal var io, bus crá la man era de imi tar esa cla se degracia de dar .

La gr ac ia de da r en la ig le si a de Di os

La may oría de las prácti cas de dar , por par te de laiglesia primit iva , se pueden enc ont rar en forma desemill a en el Ant igu o Tes tament o. Est o esespecialm ent e not able en la esf era de las ofr endas. Laiglesia tom ó la prá cti ca jud ía de ofrend ar y la ele vó anue vas altura s. Los jud íos del Ant igu o Tes tamentoconociero n la gracia de Dio s y los cre yen tes en Cri stoentend ier on ásm de Su gra cia .

Hay dos áreas par a ofrend ar que enc ont ramos enla igl esia primit iva , que mer ecen nue str a con sidera ció nbajo el tem a de la gracia de ofrend ar.

Minis terio de la iglesiaLa iglesia comenzó con la convers ión de mile s

de personas durante e inmediatamente despu és de la

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fiesta de Pen tecoté s. Muchos de los nue vos cre yen tesestaba n, obv iament e, de vis ita en Jer usa l én. Alquedarse por más tiempo en esa ciudad después de 1afiesta de Pen tecost és, nat ura lme nte que se enc ont raronsin hog ar, sin trabaj o y sin rec urs os eco nómico s. Así esque , des pué s de un bre ve tiempo , gra ndes can tid adesde cri sti anos estaba n viv ien do en la pob reza.

Ya hem os vis to que en el Ant igu o Tes tament oexi stí a un pro grama de ayu da para los pobres . Sinembarg o, ést a no era la sit uac ión aco stumbr ada o usu aly las con dic ion es del moment o dem and aban que setomase n med ida s drásti cas . El núm ero de per son as eragrande y la nec esi dad de con tri bui r con gen erosid ad eratremenda.

Los cri sti ano s en el Nue vo Tes tamento querec ien tem ent e aca baban de exp erimen tar la gra cia deDios en Cri sto , se esforzaro n por ayu darse mutuam ent een los tiempo s de necesi dad como verdad ero sherman os (Hc h. 2.44-45; Hch . 4.32, 34-35; Hch .11.27-30; 24. 17; Ro. 15.25-27; 1 Co. 16:1).

Ser ía imp osible par a el leg ali sta más est ric toencont rar sem ejante compor tam ien to exigido en laBib lia . Est os nue vos cri sti ano s est aba n proban do lagracia de Dio s en sus vidas por el hec ho de ir aun másall á de las dem and as de la ley . Estaba n viv ien do aho rapor la gra cia , de mod o que dem ost rar on gracia alofrendar.

Misione s por la ig lesiaOtra áre a nec esi tad a de la gracia de ofrendar, era

la de las mis ion es. El evange lio se ext end i órápidam ente por tod o el mun do conoci do. Des de lue go,esto fue el res ultado del tra bajo de bue nos mis ionero stales com o Pab lo, Bernab é, Luc as,

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Marc os y otros. Se ve la generosidad de la iglesia alsost ener a los mis ioneros. La iglesia en Fil ipos es elmejo r ejemplo de esta clase de ofrenda mis ionera (Fi l.4.15-16) .

Pablo sabía que los triunfos y las provis iones parasus esfuerzos mis ioneros provenían de Dios. El supoque Dios usó a la iglesia en Fil ipos para que expandierasu min isterio por medio de las ofrendas generosas que leenvi aban. Esta manera de ofrendar no es obligación, sinouna expresión de la preocupación a favor de la salvaci ónde las almas perdidas.

La iglesia de Fil ipos nos da un buen ejemplo en elárea de las ofrendas mis ioneras. El desaf ío paraalca nzar a los perdidos todvía está delante de nosotro s.Debemos aprovech ar las oportunidades que se nospres enten de propagar el evangelio de la gracia de Dioscon los que no son salvos.

La gr ac ia de da r en lo s es cr it os pa ul in os

Una buena porción de nuestra creenc ia y prácticala obtenemos de los escritos que fluyeron de la plumade Pablo. Por lo tan to, un estudio de la gracia de dar yde ofre ndar mot ivado por la gracia estaría incompleto sino hici éramos un examen de sus enseñanzas sobre lasofre ndas.

El pro fesor de PabloPablo no dejó una biograf ía de Jesús, sin embargo,

nos ha dejado mucha información acerca del Señor. Ensu discurso de despedida de los anc ianos o presbí terosdeÉfeso, Pablo citó una bienaventuranza de Jesús queno aparece en ninguna otra fuente.

Pablo es uno de los mejores maestros de la

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grac ia de dar (2 Co. 8). De Jes ús aprendió la,disc iplina de dar. Para él fue algo natural cita r anuestro Señor cuando dijo :Más bienaventurado es darque recibir (Hch. 20.35).

Con frecuenc ia se iden tifi can estas palabras deJesús como "la bienaventuranza olvidada". De otramanera Jeús dijo : Es mejo r dar que recibir. Ya hemosexaminado la enseñanza de Jeús sobre el tema de lagrac ia de dar, pero Pablo nos provee un, entendimientoadic iona l.

La palabra "bienaventurado" “ bendecido") ( esla misma palabra que Jesús empleó en el Sermóndel Monte (Mt. 5:3-12). Los traductores modernospref ieren traducir el término por "fel iz". Jesús enseña queel camino hacia la feli cidad es ser un dador más bien queun recibidor. Se nos recuerda la estrecha relación quehay entre dar y grac ia. La feli cidad es una experiencia degrac ia y dar es el canal para esta grac ia.

Pablo, autor de una porc ión cons iderable de1Nuevo Testamento, recibi ó su informac ióndirectamente de Jeús. Esta clase de enseñanza deprimera mano proveniente de Jesús no era rara paraPablo (1 Co. 11.23; 15.3 ; Gá. 1.12). Del SeñorJesucris to había recibido el evangelio, informac iónacerca de la resurrección , inst rucc ión acerca deofrendar y enseñanzas sobre otros temas.

El modelo de PabloPara determinar cómo dar, Pablo sigu i ó el mode lo

que le fue prov isto por Jesús. Porque ya conocéis lagrac ia de nuestro Señor Jesucris to, que por amor avoso tros se hizo pobre, siendo rico , para que vosot roscon su pobreza fuese is enriquecidos (2 Co. 8.9).

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Las riquezas de JeúsNos incl inamos a pensar en dar en términos de

cantidad; de modo que nuestra a t e c i ón se dirigeautomáticamente hacia el que es rico. Jesús fue rico.El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el serigual a Dios como cosa a que aferrarse (Fil. 2.6).

Todas las riquezas de Dios le pertenec ían a Jesús.Exactamente igua l a como Dios es el ño due del ganadoque pasta en mil colinas (Sal . 50.10) y de toda la plata yel oro (Hag. 2.8) ías Jesús tamb ién lo es. El estaba enposición de ser un dador generoso.

La respuesta de JesúsLos ricos con frecuencia son los ásm pobres en

ofrendar. A pesar de Su riqueza, Jesús fue generoso.Por amor a vosotros se hizo pobre (2 Co. 8.9).

Jesús lo dio todo en la demostración másmaravillosa de gracia jamás vista. El puso a un lado Suriqueza para nuestro beneficio. Se define la grac ia comoDios dándonos lo que necesitamos y no merecemos. Nohay persona que hubiese merecido que Jesús diera Suriqueza haciéndose de esa manera pobre. No obstante ,Jesús se fijó en nues tra pobreza y se dio cuenta que Suriqueza era lo que nosotros necesitábamos.

El resultado que hubo en JesúsEl resu ltado de este don de grac ia que hubo en

Jesús se iden tifi ca claramen te. Para que vosotros con supobreza fueseis enriquecidos (2 Co. 8.9). Porque El sehizo pobre, nosotros nos hicimos ricos. El lo dio todopara que noso tros pudiésemos tenerlo todo. Sugenerosidad fue para nuestro beneficio.

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Con este entendimiento de la gracia de ús JesPablo elaboró un pat rón para la manera de ofrendar delcris tiano. La afi rmación acerca de la medida o norma dedar de Jeús, la hacemos dentro del contexto de dar unaofre nda. Pablo estaba exhor tando a los cor int ios a quecumplie ran con su compromiso de dar , con el fin deayudar a los cristianos de Jerusa lén que estabansufr iendo hambre. El primer plan que él describió fue elde las , iglesias de Macedonia , que die ron de suprofunda pobreza (2 Co. 8.2). Inst a a los cor int ios a quesiga nel ejemplo de los macedonios de abundar en riquezas degenerosidad.

Sin embargo, a pesar del compor tamiento ejemplarde los macedonios, Pablo les dice a los cor int ios quehay un ejemplo aun ásm grande en eso de ofrendar yque ellos deben imi tar. Esa norma o medida es la queJeús demost ró cuando dejó el ciel o y tomó la forma desier vo (Fil . 2.7) con el propós ito de dar .Los principios de Pablo

Uno de los aspectos de mayor ayuda en losescr itos de Pablo es su apl icación práctic a. Pablopres entó las más grandes doctrinas teo lóg icas jamásescr itas. No obstan te, proveyó también la guíaespecífi ca para ayudar a que estas verdades ógicas teollleg uen a ser una rea lidad en nuestra s vidas.

Pablo nos ha dado algunas normas prácticas paraayudarnos a poner en práctic a la enseñanza de la graciade ofre ndar. Los siguientes cuatro princip ios nos puedenayudar para proponernos ser buenos dadores.

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El principio de la siembra y la cosechaPero esto digo: El que siembra escasamente

también segará escasamente; y el que siembragenerosamente, generosamente también segará (2Co. 9.6).Todos conocemos la ley de la siembra y lacosecha, o sea, que la cosecha siempre á estar enproporción directa con la siembra. Si la siembra esabundante, la cosecha también lo será. En la esfera dela mayordomía cristiana este principio también secumple. En términos genera les , en la vida siempreesta mos sembrando y también cosechando.

Si queremos saber qué esperar de Dios tenemosuna manera fác il de hacer una predicción : examinarnuestra manera de ofre ndar. Cuando Pablo habla de lasiem bra, él se está refi riendo a la práctica de dar , deofre ndar.

El dador tacaño puede esperar que rec ibir á muypoco. Pero el dador generoso puede contar con quetendrá una abundante recompensa. Si un agr icu ltorquiere recoger una cosecha de cien hec táreas de maíz,entonces debe sembrar cien hectáreas con granos demaíz .

El principio de la pro visi ónDios nos asegura que no podemos dar demasiado.

Pablo nos recuerda que la gracia de Dios seráabundante, la cua l resu ltará en nuestro ofrendar (2 Co.9.8-9). Recuerde, hemos def inido la gracia de dar comodar que corresponde a la gracia de Dios.

Dios nos da "tod o lo que necesi tamos" con el finde que seamos más prósperos para que abundemospara toda buena obra. Dios quiere que

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compar tam os la gra cia que El dem ues tra dan do. Porconsiguie nte , El pro vee par a que dem os de gra cia .

Como cri sti ano s, no deb emos cre er que no nos espos ible dar . Si fal lam os en ser ofrend adores , est o no esporque carezc amo s de los recurs os. ás bien, Mse deb e a nue stra inc apacid ad para com prende r lagracia de Dio s. El pro vee a fin de que nosotrospodamo s ofrend ar.El princ ip io de la pros pe rida d

Pab lo con tin úa con la misma idea de rec ibi r con elfin de dar , al presen tarnos el pri ncipio de 1aprosperidad basado en la generosidad y cuidado deDios (2 Co. 9. 10 - 11) .

Tenemos la seguri dad de que Dios mul tip licar ánuestra sementera y aumentará los fru tos de nuestrajus tic ia. De nue vo observamos que est o no es con el finde hacernos mil lonarios, sino más bien para queseamos enr iquecidos en todo para toda libera lidad.

A la may oría de las person as les gus tar ía ser ric osen dinero y pos esi ones mat eri ale s. Por supues to, nohay nad a mal o en desear la abu nda ncia , per o nodebemo s hac er de esto una obs esión. Hay muc hos queen su afá n de hac ers e ricos se con vie rten en vic ios osdel jue go de loter ía y de otros jue gos de azar, en losque inv ier ten can tid ades de din ero en busca de un golpede suerte . Est o, sin embar go, es una ilusión quemuchas veces aca rre a gra ves con sec uencias. El fac torásm imp ortant e de la prospe ridad es cóm o la usemos .Deseem os la prospe ridad para ser gen erosos con otros.

En la Pri mera Iglesi a Bau tis ta de Managua,Nicaragua , hub o una herman a con oci da y apr eciada detodos por su fid eli dad , con sagrac ión , genero sidad

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y mayord omía cri sti ana . Aun ant es de su con versi óna Cri sto y hab ien do quedad o viuda y con hij ospequeñ os, se con vir tió en una com erc ian te iti nerant e.Cuando escuch ó por primer a vez la pre dicaci ón delevange lio , se sin tió con vencida por el Señor y aceptó aCri sto com o su Sal vador. Pro spe r ó en sus peq ueñ osnegoci os, cri ó a sus hij os en el evange lio y sie mpre fueuna con tri buy ente genero sa en sus ofr endas. Ado ptócomo su min ist eri o person al hac er la obra deevange lizaci ón ent re las per son as inc onversas, visit ara los her man os en el lecho de enf erm os y ayu dar con sudinero en la benefi cencia a las fam ili as pobres de laiglesia. Los pri ncipio s de la siembr a y la cosech a y de laprosperid ad se cum plieron a cab ali dad en esa pre ciosaherman a y en sus hij os, qui enes tam bién fue roncri sti ano s fie les y act ivos.El pr inc ipi o de la ga na nc ia

La gracia de ofrend ar pro duce una gan anc ia degozo par a el que da y de acc ión de gra cias par a tod oslos que están involu crados (2 Co. 9.1 2-13) .

Cuando nos otros com o col abo rad ores de Dioseje rcemos la gracia de dar , el imp act o unido es amp lio .En primer lug ar, las necesi dades del pueblo de Dio s sonresuel tas . Se ha hec ho cor rec tam ent e la obs ervaci ón deque si tod os los cri sti anos ofrend aran de con for mid adcon las ins trucci one s de Dio s, la iglesi a tendrí a másdinero que el que pud iera gas tar . Tam bién har íamos unimpacto signif ica tiv o a fav or de la obr a mis ion eraalrededor del mun do.

Pab lo afi rma que Dio s se com pla cerá de nue stragracia par a ofr end ar. Dios rec ibe las muchas acc ion esde gracia . Los que se ben efi cian con nuestras ofrend as,le exp res arán sus acc iones de

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gracias a Dios. El rec ibe las gracia s y también loshombre s glorifican a Dios por la obediencia . El impactode nue stras ofrend as de gra cias se ext ien de has tallegar al mismo cie lo.

Hay otra gan anc ia que se acredi ta en la cuenta deldador ale gre . E ést a: por el hec ho de ofrendarlibera lme nte , pro veemos evi dencia de la sincer idad denuestra fe. Est a gra cia de dar pro vee un tes tim onio denuestra relaci ón con Dios.

Estos cua tro princi pios deb ieran mot iva rnos en elpri vilegi o de la gra cia de ofr end ar. Deb emos aprend erque sól o rec ibi r no es el cam ino hac ia el gozo. El act ode dar y de ofr end ar es lo que produc e bendic ión . Elcarpin ter o no cuenta su éxi to por el núm ero deher ram ien tas que guarda en su tal ler , sino por lo quehace con las mismas . El cri sti ano no calcula suprosperid ad por el tamaño de su cue nta bancar ia, sin opor el min isteri o que se rea liza con sus recurs os.

Lo recomendado para ofrendarNuestra últ ima con sideració n de la ens eñanza

de Pab lo ace rca de la gra cia de ofrend ar tie ne que vercon el pro ced imient o que emp lea mos al ent reg arnuestras ofrend as.

Ofrendar com o un acto de adorac ión para el finespecí fic o del sos ten imient o eco nómico de la obra delSeñor, no deb e ser algo apu rad o ni sol amenteemocio nal u ocasio nal . Tie ne que hab er un sis tema, unmétodo de dis cip lin a, orden y ent end imi ento. Veamosalgunas de las car acterí sti cas de ofrend ar que Pab loseñala (2 Co. 9.7 ).

Indi vidualmente. La frase cada uno enseña que lagrac ia de dar es una cuestión ind ividua l. Cesaría de

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ser gracia si se nos pid iese dar una cantidad especí fica.El cristiano debe hacer la determinación concerniente encuanto a la cantidad de su ofrenda.Sinc eramente. La cant idad debe ser co mo propuso ensu corazón. Jamás debemos olvi dar que Dios siempre leda un énfasis primordia l al corazón y no sólo a laexpr esión exterior. Por def inición, la gracia de ofrendardebe surgir del corazón. Si ella es forzada o generadapor mot ivos impuros, entonces no es una expres ión degrac ia. Ofrendar de gracia es una manera sincera deofre ndar.

La palabra "sincera" implica pureza. Se cuentaque ant iguamente en Ita lia , las familias ricas gustabande adornar los salones de sus casas co estatuas demármol. Algunos escultores cuando se les agr ietaba elmármol, para tapar las fal las las cubrían con cera blancay las ent regaban í. Con as el tiempo, sin embargo,cuando hcía mucho calor, la cera se derret ía y dejaba aldescubier to los defecto s. De ahí en ade lante, lasmatr onas que ordenaban la escultura de sus estatuas oadornos de ármol, m tenían la precaución de exigir le alesculto r, dici éndole : "Háganme esta estatua, pero sincera "; es dec ir, que no le pus iera cera. íAl se l originó lapalabra “ sincera” , la cual, en su signif icac ión éticaquiere dec ir: lo que es puro, sin mezcla , íntegro yauténti co.

Un don de gracia no busca recompensa oreco noc imiento. No se da para comprar inf luencia oposi ción. El don de gracia es una ref lex ión pura delcora zón.

Con entusiasmo. Cuando Pablo dice que no debemosdar con tristeza o bajo compulsión, es deci r, por lafuer za, nos está recordando que debemos ser

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dadores alegres. Dar con tr is teza es como cuando alos niños se les ob liga a compar ti r sus juguetes conot ros; es posible que lo hagan, pero con tr is teza . Es laac ti tud de : 'P re fiero no , pero como me ob ligan, so lopor eso los voy a compar ti r". No of rendemos de estamanera . Si of rendar nos causa do lor o pena, entonceses mejo r no of rendar de l todo . Dios no qu ie re of rendasde tr is teza ; El no necesi ta nues tro dine ro .

La pa labra "compuls ión" sign if ica dar porquetenemos que o porque es necesario. Hay unadif erenc ia ent re dar por que es nec esa rio y dar por quedar es un gozo . Dio s no nos obliga a ser dadores, sinoque nos invi ta a part ic ipar en esta grac ia .

Dios puede real izar todas las cosas que Elqu ie re hacer en est e mundo, aun sin nues trasof rendas . Sin embargo, El nos permite part ic ipar pormedio de la en trega de nues tras of rendas . Dios sabeque la mejor manera de consegui r que lo amemos espedi rnos que hagamos algo por El y para El . Cuandono haya necesidad de dar of rendas, á ser porque elmundo habr á sido red im ido. Es te entend im iento de lagrac ia de dar debie ra hacernos dadores alegres.

Alegremente.Fina lmente , Pablo nos an ima a queof rendemos alegremente. "D ios ama al dador alegre ."Es ta grac ia de dar debiera ser una exp er ienc ia degran regoci jo . Of rendar es placen tero porque es unaexperiencia de grac ia . Nada es do loroso acerca dees ta grac ia .

De acuerdo con es tas pa labras de Pab lo ,debiéramos esperar con entusiasmo la presentaci ónde las of rendas . Es un tiempo de regoci jo y dece lebrac ión porque tenemos el pr iv ileg io de

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par tic ipa r en la gra cia de dar . La oportu nidad detrabajar con Dio s en la eva nge liz ación del mun do es,cie rtamen te, un mot ivo de entusi asmo.

Hay una ant igu a ley end a acerca de una mujerque no dab a el mej or ejempl o com o cri sti ana . Ell a tuv oun sue ño en el que fue al cie lo y el áng el Gab rie l le diola bienve nid a y des pués la conduj o en una exc urs iónpor las cal les de la ciudad celest ial . Pri mero, elá nge l lalle vó a ver un bel lís imo pal acio que per tenecí a a suanteri or sir vienta . Despué s, el án gel le mos tró unamansió n enorme que era la hab itació n de su cho fer .Finalment e, Gab rie l la lle v óa una cas a mod est a y le dij o que esa casa le per ten ecíaa ell a.

Des ilusio nad a, la mujer le dij o: "¡Pero si yoviv ía en un pal acio en la tie rra !" Y el ángel Gabr iel lerespon dió : "Lo sie nto . Esto fue lo mej or que pudimoshacer con el material que usted nos ó". env i

Ofrendar pue de ser que no inc rem ent e nuestr acuenta en el banco en est a vida pero í sproduc irá ben efi cio s ete rno s. A tra vés de nue strodinero nosotr os ten emos la oportu nid ad de alm acenartesoros en el cie lo, que pod rem os dis fru tar por toda laete rnidad .

Dios no necesi ta nue stros reg alo s, per o í snecesi tam os dar . Est ar siempr e ól os en el fin al de lalínea de rec ibi r de la gracia de Dio s, hac e que laperson a se vue lva ego ísta. Por otro lad o, al apr end era dar , agr and amos nuestra cap acidad de rec ibi r ycompar tim os las ben dic ion es de la gra cia . Est a nospro vee la opo rtunid ad de des arr oll ar las ásm altascua lidade s del car ácter cris tiano.

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Ac ti vi da de s de ap re nd iz aj e

1 . D é los nomb res de un íot y su sobr ino,menc ionados en Génesis.

2. Dé la edad de Abra ham cuando Dios lo llamó.

3. ¿Para qué serv ía el tabe rnáculo?

5. Bienav entura do el que pie nsa en el pob re; en eldía malo lo lib rará Jehová . Dé la cita bíbli ca.

6. ¿Qué bienaven turanza dijo Jeús que es citadapor Pablo?

7. ¿Quién ofrendó todo lo que tenía?

8. ¿Cuándo comenzó la iglesia?

9. En el Nuevo Testamento, ¿cuá l iglesia es el,,mejo r ejemplo de ofrenda misionera?

10. ¿Quién fue el profesor de Pablo en lo queconc ierne a la grac ia de ofrendar?

11. ¿Cuá les son los cuat ro principios de Pablo que nospued en ayudar a ser buenos ofrendadores?

12. En términos generales, en la vida ¿qué doscosas estamos haciendo siempre?

13. Según 2 Corintios 9.7, ¿cuá les son algunas de lascaracter ísti cas de la ofrenda cris tiana?

14. ¿Qué opor tunidad nos provee la grac ia?

Capítulo6

Las pose sion es mate rial es:

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in lugar a dudas, la misión suprema de 1a iglesia deJesucris to es la evangeli zación del mundo. Cris toderramó Su sangre en la cruz del Calvario para la

redención de todos los hombres. Es lógico entonces quetodos los seres humanos, sin excepción alguna, tengan laopor tunidad de escuchar y conocer estas buenas nuevasde salvaci ón, porque la fe es por el oír, y el oír, por lapalabra de Dios (Ro. 10.17).

Esta importan tísima misión de la iglesia y de losdiscípulos del Señor Jesús, El la especifi có claramente yse encuentra en varios pasa jes de la Bibl ia (Mr. 16 .15;Mt . 28 .19-20 ; Lc. 24 . 47-49 ; 20 .21-23; Hch. 1:8b).

Tenemos la orden de marcha impartida por el Señorde la iglesia: Jesucris to. También contamos con lapresencia y el poder del Espí ritu Santo. Sin El, todoesfuerzo que hagamos, por bien intencionado que sea, nollegará muy lejos ni tendrá garantizado eléx ito. Las gentessin Cris to nos rodean por todas partes. Ahora, hay queentrar en, acción, ponernos a trabajar y obedecer anues tro Capi tán.

Es aquí donde entramos en lo prác tico de la granempresa misionera. Las bases íbli cas y b espi rituales dela visión y la vocación ya están pues tas. Ahora escues tión de lanzarnos al agua, como se dice . Para llevaradelante la labor de evangeli zación a nivel mund ial, senecesita dinero, mucho dinero, además de losmisioneros.

¿De dónde va a provenir este dinero? De lasiglesias loca les, de los creyentes indi viduales , de todoslos que, agradecidos por su salvaci ón por grac ia,tamb ién de grac ia quie ren hacer su

S

Deben admin is trarse cooperat ivamente

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cont ribución monetaria , ent regar sus ofrendas, convolu ntad, con inteligencia y con gozo. Esta generosidadal ofrendar es una expr esión de nuest ra mayordomíacris tiana. Esta mayordomía consis te en una ent regacompleta a Dios y a Su causa, de todo lo que somos,tenemos y lo que podamos hacer. La vida cristiana esuna consagrac ión completa y permanente, no a mediasni ocasional (Ro. 12.1-2).

Si la mis ión de la evangelización no es de unosolo , ni de una sola iglesia, sino de todos los que somosdisc ípu los de Jesucr isto y si las ofrendas para elsost enimiento de la obra provienen no ól os de unindi viduo o de una familia, sino de todos nosotros, sededuce, entonces que estos fondos deben administrarsecooperativamente. Tal es el plan de Dios.

El pueblo evangélico en genera l est á compuestode vari as denominac iones rel igiosas. Ent reéstas nosencont ramos los bautis tas .

Todas las agrupaciones evangé licas tienen suspropias Juntas Misi oneras. Como denominac i óncris tiana-evangélica nos dist inguimos por hacer tresénfasis prominentes: la evangelización del mundo, laenseñanza de la doc trina íbl ica sana y el discipuladocris tiano. Nues tro empeño es pred icar to do el co ns ej ode Di os (H ch . 20 .2 7).

Cooperación es una norma clave en todo lo quehacemos. Sin pasar por alto la dignidad y la liberta dindi viduales, reconocemos que trabajar en conjun to esmejo r para la causa del evangelio . Con este fin , laConvención Bautis ta del Sur ha organizado lo que sellam a el Plan Cooperati vo. El mismo consis te en quetodas las iglesias locales que forman la Convención,volu ntariamente contribuyen con sus ofrendassist emáticas para un fondo común

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para el sos ten imient o de la obr a mis ion era en cas i todoslos países del mun do. Est a tarea inc luy e no sólo laproclamac ión direct a del eva nge lio y el establ ecimie ntode iglesi as loc ales, sino tam bién la fun dac ión dehospitale s, clí nicas para dif erente s enf ermeda des ,colegios y uni versid ades, semina rios e ins tit uto sbíb licos, casas pub licado ras de bib lias y lit era tur acri sti ana en gen era l, lib rer ías y muc has otras man era sde procla mar a Cri sto com o únic o y el suf ici ent eSal vador.

Y para dir igi r y admini str ar estamonume nta l obra cri sti ana , nuestr a C o n ve c i ón cuentacon dos jun tas : la de Mis ion es Dom ést icas y la deMis iones Foráne as. Esta últ ima aus pic ia el tra bajo decas i 5,0 00 mis ionero s esp arc ido s por todo el mundo.Dichas Jun tas , a su vez , án est organi zadas para ladis tri buc i ón de las múl tip les y var iad as tareas par acoordinar tod o el tra bajo mis ion ero . Se lle va unacon tab ili dad lim pia y minuciosa del uso de estos fondos,de lo cua l se rinden informe s det all ado s a tod os losmiembros de la Convenc ión. Una igle sia aisl ada y pocosindi viduos solo s no podría n respal dar esta col osa l obr amis ionera . Las pos esiones materi ales y las ofr endasdeben admini strars e cooper ati vament e.

En la may oría de los países don de hay obrabau tis ta, tam bién los cre yen tes han org anizad o supropia Con vención. Esta se esfuer za por laevange lizaci ón de sus com pat rio tas , a fin de que elevange lio se prediq ue has ta últ imo el rincón delter rit ori o nac ion al. Algu nas con vencionesnac ion ales, com o la del Bra sil por eje mplo, ya hanenv iad o sus propio s mis ion eros a otros países .

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F u n d a m e n t o íb l ico de la co op er ac ió n

La cooperación, para el propós ito de inv itar a otrosa que busquen a Dios, es un concepto íbli co, b arra igadoen el Ant iguo Testamento y que alcanza su desarrollocompleto en el Nuevo Testamento. El unir se loscreyent es y las iglesias para sostener la obra mis ioneraa nivel mundia l, es una empresa de tal magnitud querecl ama nuestra contribuc ión en dinero , por medio de lasofre ndas, y tambi én demanda tiempo y energía.

Coop eración en el Ant iguo TestamentoLa nac ión de Israel fue separada de ent re las otras

naci ones para consti tui rse en un reino de sacerdotespara el mundo (Ex. 19.6). Una implicación de estaasig nac ión fue que Dios convocó en var ias ocasiones aIsra el para que lo representara ante el mundo. Las otrasnaci ones, al observar a Israel , reconocer ían la grandezay la bondad de Dios. Este desafío requerí a lacooperación de toda la nac ión.La con quista de la tierra

Cuando los israel itas conquistaron la tierraprometi da, fue un proyecto que requiri ó de la naciónentera. Las tribus de Rubén, Gad la media tribu deManasés estuvieron contentas de permanecer en lapart e lejana del Jordán. Sin embargo, todavía seesperaba que todos los varo nes en edad de batallaPert enecientes a estas tribus se unieran con sushermanos en la empresa de la conquista (Jos. 1.14-15a).

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Se les pid ió que pos pus ier an su propioestableci miento en la tie rra has ta que la ón nac i ent erapud iera hab ita r la tie rra que estaba por conqui sta r. Enrespuesta al lla mam ien to a la coo per ación, ell os

man ifesta ron un esp íri tuvoluntari o (Jo s. 1.1 6).

Fie les a su pal abr a, trabajaro n jun tos has ta que lamis ión fue cum plida. Una vez que la tie rra fueconquista da, que dar on lib res de su com promis o (Jo s.22.4). La coo peraci ón jugó un pap el muy , import ant e enel éxi to de est a mis ión .Conservación del sacerdocio

Cuando la tie rr a fue conqui stada y div idida ent relas tri bus , la tri bu de Lev í no rec ibi ó una porció n de laherenc ia. Ell os man tuv ieron una relaci ón muy singul arcon la nac ión . Los lev itas ser vían com o sacerd otes.

En vis ta de que los lev itas no pos eían ningun atie rra , no con tab an con una fue nte de ing resos y nodispon ían , por con siguiente , de med ios desos ten imi ento. Dep end ían totalm ente de los otr os par aque les pro veyera n para sus nec esidad es. Ladepend enc ia de los lev itas le dio al pue blo de Israel unaoportunid ad de most rar el pod er de la cooper ación. Loslev itas no se con vir tie ron en por dioser os. Si no que todala nac ión deb ía uni r fue rzas para pro veer par a elsos ten imi ento de los mismos .

Y no desampararás al levita que habitare en tuspoblaciones; porque no tiene parte ni heredad contigo(Dt. 14.27) Los lev ita s fue ron lib erados de la necesi dadde atende r a la pro piedad y gan arse con su tra bajo lavida. Tod a la nac ión deb ía cuidar de ell os, a fin de quecumpliera n con sus respon sab ili dades,

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sacerdota les . La coo peraci ón por par te de la nac iónpermit ía a los sacerd otes pro veer fie lme nte elliderazgo rel igi oso .

Antes, en nue stro estudio del die zmo , observ amosel fracas o de los isr ael itas en pro veer el sos ten imient opara los sacerd ote s. No ólo s fal lar on en dev olver eldiezmo a Dios, sin o que , al no hacerl o, tambié ndescuidar on a los lev ita s. Est e fal lo con dujo a los lev ita sa que por nec esidad obtuvi eran y trabaj aran la tie rra (2Cr. 11.14) . Cua ndo el pue blo de Dios deja de cooper ar,el result ado es que el plan de Dio s se afecta .Cons trucción del tabernáculo

Mientras camina ban errant es com o nóm adas enmed io del desi erto del este, Dios llamó a Su pueblopara que le edi ficara un santuario para mí, y habitaré enmedio de ellos (Ex. 25.8) . Aun en las mej orescir cunsta ncias, un pro yec to de esta nat ura lez a gen erala pregun ta: "¿Quié n va a dar el dinero y losmateri ale s?” . Esta era una pre gun ta per tinent e par aaquell a gen te errant e por el des ier to.

Apenas hab ían sid o libertado s de la esc lav itu d enEgipto . En el des ier to, dep edían totalm ente de laspro vis ion es y del lid erazgo de Dio s. Sin embarg o, era nSu pue blo , de mod o que Dio s esp era ba de ell os queofrendara n.

Esa gen te no era un pueblo que íav iv en casascómoda s, que ten ía automó viles y otr os aparat oseléctr ico s de uti lid ad dom ést ica . Eran nómada s, quevia jaban a tra vés de un des ier to canden te y sec o. Porcua ren ta año s usa ron los mis mos zap atos y las mis masropas mie ntras cam inaban por el des ier to. No ten íantie rras de cul tiv o, neg ocios o sub sid ios del

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gob ierno. Sus únicos ing res os con sis tía n de maná ycodorn ice s. Sus úni cos rec ursos eran las cosas quetomaron y con fiscar on de los egi pcios.

Al dir igi rlo s Moisés en la ere cción del tabernácu lo,el aspect o más sob resali ent e fue la man era com o elpueblo dio . A lo lar go de tod o el proces o lo másimportant e es el hec ho que die ron voluntari ame nte (Ex .25:2). Est a ofr end a no era un die zmo; tampoc o unimpues to req uer ido a todo e1 pue blo . Era una ofrend apor enc ima de los diezmos y las ofrend as nor males. Enel Ant igu o Tes tament o Dios hab ló a los ind ivi duo sace rca de lo que deb ían dar .

Uno de los pas aje s más aso mbroso s de la Bib liaes aqu el que dice lo que dio el pueblo para la erecci óndel tab ernácu lo, los que hac ían la obr a tuv ier on queadvert irl e a Moiés que el pueblo hab ía tra ído enexceso (Ex . 36. 3-7).

A cada pas tor le e nc a n t r ía pod er ten er laoportunid ad de par arse fre nte a su con gregac i ón ydec irl es que dejen de ofrend ar, porque ya haysuf ici ent e. Est o es un ejem plo de lo que pue de pas arcuando el pue blo de Dios coo per a goz osamen te enhacer la obra del Señ or.

La con str ucc ión del tem ploCuando Salomó n edi ficó el templo de Jerusa lén

para el cul to a Dio s, reuni ó 100 ,000 talentos de oro yun mil lón de tal ent os de pla ta par a la est ruc tur a y elmob ili ari o del templo . Los mejore s cál culos que se hanhecho nos dic en que todo el gas to en que se incurr ióalcanzó la can tidad de seis mil lon es de lib ras de oro y58 mil lon es de pla ta. Esta fue una eno rme can tidad dedinero . Tam bi én

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se requ irió del trabajo de 200,000 hombres para lacons trucción . El mobi liar io y la ornamentació n fueronsumamente elaborados; tal vez fuera la estructu ra másasombrosa que jamás se hubiere edif icado.

La razón por la que el rey Salomón tomó ladeterminación de edif icar semejante estructura fue debidoa la grandeza de Dios (2 Cr. 2.5) . Esta es una act itud quedebiera caracter izar todas las cosas que hacemos paraDios . Especialmente cuando se trata de ofrendar , lo másgrande y lo mejor de nosotros le pertenece al que es másgrande que todos.

Para cons trui r este magnífico templo se requ irió lacooperac ión de toda una nación. La reco lecc ión deldinero, la acumulac ión de los materiales para lacons trucci ón y el trabajo en ís de cons trucciónrequ irieron la part icipación de decenas de miles dehombres. El templo de Salomón fue una de las sietemaravillas del mundo, y es un monumento al poder quetiene la cooperac ión entre el pueb lo de Dios .Co op er ac ió n en el Nu ev o Te st am en to

El trabajo misionero en cooperac i ónencuentra su más rica expresión en la doct rina y prác ticadel Nuevo Testamento. La iglesia debiera tener una ideaclara de la importancia de la cooperac ión, por razón desu naturaleza misma.

La iglesia en Corinto no fue sólo el trabajo dePablo ni sólo de Apolo. Más bien, fue el resu ltado de lacooperac ión y la part icipación de ellos entre ís con laayuda de Dios (1 Co. 3.6-9). Al trabajar todos juntos y enarmonía es que la iglesia del Señor puede exis tir yexpand irse .

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La iglesi a tam bié n funciona com o una unidad ,como lo hacen las muchas par tes del cue rpo , todas encooper ación con jun ta. Com o igl esia som os el cue rpo deCri sto en trabaj o con jun to y arm onioso (1 Co. 12.12 -14,27) . Lo que la iglesi a log re hacer, es lo que losind ivi duo s rea l izan trabajand o en con jun to, com omiembros del mis mo cuerpo . Hoy hay una ten den cia ,que con sis te en que los ind ivi duo s afi rmen suindepe ndenci a de los otros cri sti ano s y aun de lascongre gac ion es loc ales, par a dec larar su suf ici enc iapropia . La coo per aci ón es esenci al par a viv ircri sti ana men te y par a el fun cionam ien to exi tos o de la i gles i a.

Esta verdad se ilustr a con el con cep to de losdones esp iri tua les . Pero a cada uno le es dada lamani fes tac ión del Espí ritu para pro vecho (1 Co. 12.7).Pab lo arg ume nta apa sionad ame nte a favor de lanecesidad de coo per ación den tro de la iglesi a (1 Co.12-14) . Cada miembr o es imp ortant e, porque cada unotiene un don singul ar. Cua ndo un mie mbro pad ece , todoel cue rpo suf re (1 Co. 12. 26) . Par a que la igl esiaalcance su máxima pos ibi lid ad, la coo peración en lauti lización de los don es esp iri tua les es una nec esi dad .

Esta ide a de trabaj ar jun tos , con frecue ncia fuedemost rad a por la prácti ca de los pri meros cri sti ano s.La iglesi a en Judea estuvo frecue nte men te nec esi tadade la ayu da de los otros cri sti ano s que se hal labanesparc ido s por el mundo. Tal vez el caso ásm tem pranode una congre gac i ón local que res pon de a lasnecesidad es de otr a congre gac ión , tuvo lugar enAnt ioquía cua ndo la iglesi a env ió don ati vos par a losherman os en Judea (Hch. 11.27 -30) .

Una de las pri meras refere ncias a los esfuerzosmis ionero s coo per ati vos la encont ram os en la relaci ón

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entr e Pab lo, el mis ionero profundamente agradecido, yla iglesia en Fil ipos que supo cuidar de él (Fi l. 4.15-16) .

La iglesia en Fil ipos trabajaba en cooperaci óncon el apósto l Pab lo en la expans ión del evangelio .Fue un esfuerzo cooperati vo. Pablo servía como elmisi onero y la iglesia proveía el sosten imientoeconómico. Ellos no sólo le env iaron ayuda financie racuando Pablo part ió de Filipos, sino que le env iaronayuda una y o t ra v e z mientras estuvo en Tesalónica.

El Nuevo Tes tamento nos presenta a loscreyent es de Jerusa lén suf riendo los efectos delhambre. En sus via jes misi oneros, Pablo no ólo spredicó el evangelio , sino que también reunió unaofre nda para min ist rar las necesidade físi cas de comidapara los santos en Jeru salén e ind icó la manera dehacerlo (1 Cr. 16.1-3).

Pablo animó a las iglesias cristianas a quetrab ajaran juntas para resolver las necesidades de loscris tianos en otras iglesias. Durante las primeras épocasde la iglesia, tal cooperaci ón era esencia l parasobr evivir . Los cris tianos que experimentaron lapers ecuci ón fís ica se quedaron con muy escasosrecu rsos materia les . Debido a esa situaci ón, se vier on enla necesidad de depender unos de otros.

A pesar de que no sufr imos persecución fís ica ,no asumamos que podemos operar independientementlos unos de los otros. La iglesia debe continuarcooperando si es que ha de sobrevi vir. Hay unaestr echa correlación ent re la cooperación ent re lasiglesias y el entusiasmo con la misión de propagar elevangelio .

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Fu ndac ión hi stór ic a de la co oper ac ió n

El final de la era del Nuevo Testamento no fue laterm inación de los esfu erzos mis ioneros cooperativos.La cooperación ent re los cris tianos y las iglesias hasido una herramienta mis ionera eficaz a lo largo de lahist oria de la iglesia y especialmente entre los bautis tasdel sur .

En 1791, un pastor ing lés , zapatero de oficio , selame ntó del hecho de que una quinta part e de lapoblaci ón mundia l era mahometana, y ásm de la mitadde la pob lac ión total del mundo eran adeptos de otrasreli giones paganas. Gui lle rmo Carey que í as se llamabaese mis ionero cristiano, ofreció un programa sencill ocompuesto de tres acti vidades: orar, planear y pagar. Alaño siguiente , predicó un sermón que basó en Isaías54.2-3 y planteó la tesi sde: "Esperad grandes cosas de Dios y emprendedgrandes cosas para Dios". En respuesta a esteserm ón y a ins tancias de la responsabilidad mis ionera,se tomó una resolución que establecía la formac ión deuna Sociedad Misi onera Bautis ta.

Un pequeño grupo de mini stros colectó trece lib raseste rlinas, dos chelines y seis centavos, de sus propiosbols illos y establecieron el primer depósi to de fondosmisi oneros de la soc iedad rec ientemente organizada.Los predicadores via jaron por toda Ing laterra para moverlos corazones de los creyentes y sol ici tar fondos paraenvi ar mis ioneros a tier ras ext ran jeras. En un tiempocort o, soc iedades misi oneras domést icas, escuelasíbli cas dominicales, la publicación de la Bib lia , nuevasescuelas, í como as también mis iones foráneasreci bieron la atención de los bautis tas.

El mov imiento mis ionero llegó también a los

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Estados Unidos y enc ont ró apo yo ent usi asta ent re losbau tis tas de las col onias. Se est ableci eron numerosassoci edades mis ioneras para la propagaci ón delevange lio . Est as sir vie ron com o organi zac ion esindepe ndient es que se dir igí an a las igl esias y a loscri sti ano s par a que die ran su apo rte par a elsos ten imi ento de la obra mis ion era . Así , una vez máslos cri sti anos descub rie ron que cuando se tra baja encon jun to, se mul tip lican los recurs os dispon ibl es par a lapropag ación del eva nge lio .

En 184 5 se organi zó la Con vención Bau tis ta delSur en los Est ados Unidos . Su pro pós ito era i4a tra er,combin ar y dir igi r las energí as de la den ominac ión parala propag aci ón del evange lio ". El pro ces o de organi zar ,pro veer y sos ten er con fon dos la obra mis ionera fuetoda una luc ha en ocasiones . Uno de los may oresobs táculo s fue la nec esidad de desarr oll ar un métodode finanz as exi tos o. Se lle vó och enta y sei s año s per o,finalment e se diseñó el Pla n Coo per ati vo.

Los bau tis tas del sur ori ginalm enteintentaro n hac er la obra de mis ion es a tra vés desoc iedade s mis ion eras. Una soc ied ad es unaorganizac ión de ind ividuo s que auspic ian y sos tienenuna cau sa esp eíf ica . Funcio na com o una ent idadindepe ndient e. Cua ndo los ind ivi duo s hacencon tri buc iones a la soc ied ad, se les con sideramiembros. Al cre cer la Con vención, el número y lasnecesidad es de las soc ied ades tam bi én crecie ron . Alas iglesi as se les sol ici tab a con tinuam ente apo yofinanc ier o y, al mis mo tiempo , ell as teí an muy pococon tro l sob re el tra bajo de estas organi zac ion es.

Durante los pri mer os años de la Con ven ción,surgie ron var ias opo rtunid ades que ale nta ron elconcep to de cooper ar jun tos par a una meta

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especí fic a. Uno de los esfuer zos más exi tosos fue "LaCampañ a de los Set enta y Cinco Mil lon es" que ,comenz ó en 1919. Deb ido a los cos tos crecie ntes deoperac ión y de deu das , los bau tis tas del surexperimen tab an pro blemas financ ieros. Las igl esias sesen tían abruma das por las con tin uas sol icitudes din ero.

La cam paña era un progra ma de promes as a cin coaños. A los mie mbr os de las iglesi as se les pid ió quefirmaran tar jet as de promes a de ofrend as, y quedespué s pag aran las promes as ent re los ños a 191 9 a1924. La met a de 75 mil lon es de dól ares eraexo rbi tan te. Las pro mesas excedi ero n aun la ás m altasexpectati vas , llegan do a un tot al de 92 mil lon es dedólares. Sin emb arg o, los proble mas económ icos y lascon tro versias denomi nac ion ales man tuv ier on baja laent rada de las ofrend as pro met ida s, las cua lesalcanzaro n un poc o menos de los 59 mil lones. El éxi tode la cam pañ a ens eñó a los bau tis tas del sur el pod erde la coo per aci ón.

Bajo est as cir cunsta ncias, en los planes de Dio sllegó el moment o, cuando a niv el con vencional se dio unpaso y se tom ó un acuerd o de gran sig nif icado. LaCon vención Bau tis ta del Sur , que se reu nió en la ciu dadde Memphis, Ten nes see , en 192 5, ado ptó un inform eque rec omenda ba el establ ecimie nto de lo que seconoce como el "Pl an Coo perati vo" . No todas lasiglesias adopta ron el plan, pero los pri meros año s delnue vo plan fue ron alentador es. En 192 6, las igl esiasdie ron un pro med io del 10. 86 por cie nto de los ing resosde sus ofrend as a este nue vo esf uerzo cooper ati vo. ífue As com o los bau tis tas del sur estuviero nencami nados en el plan de des arroll ar el más exi tos ométodo de fon dos mis ionero s que jam ás se hub ier adiseña do.

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El Plan Cooper ati vo es un can al financ iero decooper ación ent re las iglesi as, que hace pos ibl e elsos ten imi ento de la obr a mis ionera , educac ion al y debenevo lencia alrede dor del mun do. Es un éto do mque le permit e a las iglesias jun tar sus recurs os par ahacer un may or imp acto sob re las nece sidade smis ionera s. "La tar ea del Plan Coo per ati vo es tomar lasofrendas del pueblo bau tis ta y dis tri bui rlasapropiada men te, a fin de asegur ar el sos ten imi ento deuna var ied ad de min isteri os que ct úan sobre mil lon esde vidas dia ria men te en el nom bre de Cri sto . Es unatarea mun dia l aso mbrosa asigna da a estos dól are s conpor ten tos os res ultado s obt enidos ."

Desde el tiempo cua ndo se formó el Pla nCooper ati vo, ciento s de mil lones de dólares se hancanali zad o hac ia la obra de las mis ion es. Este PlanCooper ati vo ha dem ost rad o ser el mét odo más efi cazde hac er la obr a mis ionera , desde el pri mer sig lo de laera cri sti ana .

Cons ide rac io ne s pr ác ti ca s de laco op er ac ió n

Los bau tis tas del sur han sid o ben dec idos porDios deb ido , en par te, a nue stro énfasi s en elcumplimie nto de la Gran Com isión (Mt . 28.18 -20) .Hemos enseña do a nuestra gen te y hem os esp eradoque den los diezmo s y las ofrend as a Dios par afinanc iar la dob le tar ea de la eva nge liz ación y lasmis iones.

Un ing lés dij o que Dios hon ra y bendic e a lasdenomi nac ione s evangé licas que obedec enser iament e Su man dato de hac er la obr a mis ion era .Hemos hecho dos énfasi s imp ort antes: sob re lasmis iones y sob re la mayord omía. Som os una

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organizac ión cristiana evangélica fuerte y ser ia,trad iciona l y consciente de la evange lización y lasmisi ones. Por medio de las ofrendas al Plan Cooperati vo,los Bautis tas del Sur hemos podido fundar hospitales,cole gios, universidades, seminarios, edi ficar

templos, esta blecer igle sias, casaspublica doras, lib rer ías y env iar miles de mis ioneros amás de 120 países del mundo. Recono cer toda estalabor cooperativa produce gran sat isfacc i ón y regoci jo alsaber que miles y mile s de personas se han salvado , susvida s han cambiado, el nombre de nuestro SeñorJesucri sto se ha proclamado, cre ído y adorado por todala redondez del planeta tier ra. í As pues, a través denuestras con trib uciones generosas, como fie lesmayordomos del Señor, estamos respaldando yempujando la obra de mayor urgenc ia y uti lidad que hayen el mundo, la obra en la cual Dios está vivamenteempeñado, como es la obra de la predicación delevangelio de Jesucr isto. Esta obra se lleva a cabo por elmini sterio de pastores, de mis ioneros y de todos loscreyent es que toman en seri o su responsabilidad de serlos testigos del ñor Se ante todos los hombres.

Sí, somos soc ios con Dios. ¡Qué privilegio tangrande! ¡Qué bendic ión tan apreciada ! Oremos al Señorde la his tor ia y de la iglesia, pid iéndole que nos ayude aser fiel es discípulos. Oremos que nunca se nos ecl ipsela visi ón de un mundo que está envuel to en las tini eblasy que necesi ta refugiarse en la única esperanza desalvaci ón que hay, nuestro Señor y Salvado r CristoJeús.

Ac ti vi da de s de ap re nd iz aj e

1. Sin lugar a dudas, ¿cuá l es la misión suprema dela iglesia de Jesucr isto ?

2. ¿Cuáles son tres referencias en el Nuevo Testamentodonde Cristo nos especi fica nuestra mis ión en elmundo como cris tianos?

3. ¿Cuáles son los tres énfasis prominentes quenosotros los creyen tes bautis tas hacemos?

a.b.c.

4. ¿Cuál es la norma clave en todo lo que hacemos?

5. ¿Cómo se llama el sis tema de los bautis tas del surpara el sosten imiento de la obra mis ionera?

6. ¿Las convenc iones de éq u países de América Lat inahan iniciado obra misi onera fuera de sus fronteras?

7. Cuando de ofrendar se tra ta, ¿por qué lo másgrande y lo mejor le per tenece a Dios?

9. ¿Cuál idea fue demost rada por la práctica de laigle sia primit iva?

9. ¿En qué la iglesia en Fil ipos estaba trabajando encooperación con el apósto l Pablo?

10. ¿Par a qué animó Pablo a las iglesias cris tianas aque trabajaran juntas?

11. ¿Cuál fue el lema misi onero de Gui lle rmo Carey?

12.. ¿En qué año se organ izó la Convención Baut istadel Sur y con qué propós ito?

Conclusión

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La última semana de la vida de Jesús fueapresurada e intensa. Un repaso de Sus actividades yenseñanzas durante esa semana reve lan lo que Elcons ideró ser una prio ridad. Es inte resante observar quedurante esos días fina les, varias de sus experienciastuvieron que ver con dinero.

En la semana, después de Su entrada triunfal enJerusalén, Jesús conf rontó a los cambiadores de monedaen los atrios exte riores del temp lo (Mr. 11. 15-17). Mástarde, respondiendo a una pregunta que le hicieron losfariseos y los herodianos, Jesús trató el asun to de pagarlos impuestos (Mr. 12.13-17).

A pesar de todo el bull icio entre las visi tas quellegaron para las fest ividades religiosas en Jerusal én, elcons tante host igamiento de los dirigentes religiosos, laconfusión de Sus discípulos y el pensamiento que lamuer te rondaba muy de cerca, Jesús halló el tiempo parahacer una visi ta fina l al temp lo. Al entrar en el lugar deadoración, Jesús se

Conc lusión

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colocó cer ca del arc a de las ofrend as y observ ó lamanera en que la gen te ofr end aba y elogió la ofrend ade la viuda (Mr . 12. 41-44) . Jeús, al ver a la gen te, hizouna dec laraci ón ace rca de las ofr end as. En Suspalabras, des cubrim os verdades imp ortantes ace rca denuestros propio s háb itos al ofrend ar.

Of re nd am os en pr es en ci a de Cr is to

El área hab ía estado rep let a con los via jeros detoda la nac ión y los que hab ían llegad o para obs ervar lapascua . Muchos se abr ieron pas o par a llegar al lug ardonde se col ocaban las ofr endas a Dio s. Jesús se hab íacolocado del ibe rad amente en un sit io desde dondepod ía mir ar "cómo el pueblo dep osi tab a dinero en elarca". Est and o Jes ús sen tad o del ant e del arc a de laofr end a, (v. 41) . Jesús obs ervaba a la gen te queechaba sus ofrend as.

No hay nada malo en pon er nue stra ofr endaden tro de un peq ueñ o sob re y ent reg árselo a lasec retari a de la Esc uela Dom ini cal . Sin embarg o,cuando ofrend amo s de est a man era , nos per demos duna opo rtunid ad de adorar . Es posible que el tiempo delas ofrend as durant e el cul to de adorac i ón sea elelemen to más vis ibl e de nue stra adorac ión . Ado rarsignif ica dar le a Dio s lo que es digno, ofrend argenero sament e dec lara que El es dig no.

Ofrendar ref lej a nue stra exp erienc ia de lapresencia de Cri sto . Si tra tam os de jus tif ica rno s y noscon vencemos de que no pod emo s dar o que nopodemo s dar mucho, ind ica remos que hemos olv ida doque El nos est á obs ervand o. Por eso debemo s darabunda nte y alegre men te, sab ien do que El est á sen tadoa un lado del arca de las ofrendas.

Conclusión

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Of re nd am os co ns ci en te s de l ju ic io de Cr is toCris to puso un valor sobre la ofrenda. Los ricos

echaban mucho. Los far iseos ten ían una práctic a desonar la trompeta cuando echaban una ofrenda (Mt . 6.2).

Algunos sugieren que la idea de sonar la trompeta

vino de la práctica de echar monedas en el arca deltemplo. Esta era un receptácu lo de bronce con la formade una trompeta. Los far iseos al dejar caer sus muchasmonedas en el arca ían hab desarrollado la habilidad dehacer que las monedas rodaran e hic ieran un sonidoruid oso, resonante como de una trompeta.

La viuda pobre vino y puso dos monedaspequeñas. Ella no lo hizo con ostentaci ón ni esperandoreci bir gloria por ello. Sin embargo, fue después de estamodesta ofrenda que ús Jes les llamó la atención a Susdisc ípu los . Entonces compar tió Su opinión acerca de loque acababa de ver .

Siempre que sabemos que se nos juzga á por loque hacemos, nos empeñamos por hacer lo mejorposi ble . Damos lo mejo r cuando sabemos que otroseval uarán nuestro trabajo.

Nuestra ofre nda refl eja que esta mosconscientes del juicio de Cristo . Si creyésemos que Elesta ría fel iz con cua lqu ier cosa que le ofre ciésemos,entonces lo más probable ser ía que no nospropus iésemos dar lo mejor. Con mucha frecuencia, loscris tianos opinan que mientras la iglesia la estépasando bien y pagando sus cuentas Jesús secomplace. Pero no es í.as La his tor ia de la viud a pobrenos recuerda que Jesús emi te Sus juicios según

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normas diferentes.

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Ofrendar afirma los valores de Cris toPara muchos, el dinero es la med ida de los

valo res. El dinero es la evidencia de productiv idad,astu cia y vali dez. Al dinero se le considera como laprueba de la bendic ión de Dios, A menudo, se nosvalo ra de acuerdo con nuestro dinero. Los ricosechaban mucho y el mundo decía: “¡ Qué admirable !"En el reino de los cie los seremos juzgados en relacióncon el dinero, pero, eso í de s acuerdo con otrosprin cip ios .

El mundo pregunta: "¿Cuánto posee una persona?"Jesús pregunta: "¿Cómo usa lo que posee? ” Elmundo piensa acerca de conseguir dinero.Jesús piensa acerca de dar dinero.El mundo pregunta: "¿Cuánto es dado?"Jesús pregunta: "¿Cómo fue dado?"El mundo se fija en el dinero y en la cantidad.Jesús se fija en la pers ona y en el mot ivo .La viud a echó una pequeña cantidad de dinero;

sin embargo, Jeús dijo que había echado más quetodos los demás juntos.

Nuestra ofrenda ref leja nuestra est imación delos valores de Cristo o de los valo res del mundo. Cómoempl eamos nuestro dinero es el cuadro ás m claro ymás al punto de nuestras prioridades. La viuda pobreno dej ó nada para sí; lo dio todo. Su ofrenda merecióla aprobación de Jesús, porque ella dio con sacrif iciopers onal. Fue la misma act itud ref lejada en la dádiva deJesús quien con Su pobreza nos enr iqueció (2 Co. 8.9).

Ofrendar es conf iar en el poder de Cris to

Esta his tor ia expone dos niveles de confianza. Elnive l inferior de confianza, que lo poseen los que

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ofrendan per o sól o de lo que les sobra. Cuando dam osde acu erdo con est e pat r ón, est amos lim itando lanecesidad que ten emos de Dios en nue stras vidas.Debemo s est ar dis puestos a con fia r en el pod er y en lahab ili dad de Dios par a resolv er nue str as necesi dad es.

El otro niv el es el pre sen tad o por la viuda que diotodo lo que ten ía par a viv ir (v. 44) . Pod ía hab er dad ouna mon eda y gua rda do la otra. En su condic ióneconóm ica , aun est o habría sid o para ell a; un gransac rif ici o. Sin emb argo, rev eló un muy alto niv el decon fianza al deposi tar amb as mon eda s en el arca deltesoro .

Para pra cti car esta manera de ofr end ar,apa rtemos nue stros ojos de nos otros mismos y denuestras nec esidad es y mir emos a ús. JesEst o sig nif icaque tom amos en ser io a Dio s, pue s nos promet epro veer para nuestr as nec esidad es.

Los ricos quería n hac er son ar la trompe ta ydec ir: "¡M iren lo que he dad o a Dios!" Pensab an queDios se sen tir ía agr adado porque aho ra h b ía muc hodinero en el tem plo . Dios no nec esi ta de nue strodinero . Dios sie mpr e pro veerá par a Su iglesi a, aun silos ricos dec ide n ret ene r sus ofr endas.

Somos ten tad os a creer que la ofr end a de laviuda pob re no ten ía valor alguno . Con esa ofr end a nose rea liz aría muc ho en el mundo. Sin embarg o, ell aestaba con vencid a que Dio s mul tip lic aría lo que ell adio . Con pro fun da gra tit ud, pas ó al fre nte del arca delas ofrendas y puso í a sus l l dos mon edi tas .Lo que le dem os a Dios, en la can tidad que sea , Elpuede mul tip lic arl o y usa rlo de man era maravi llosa.

Resumi endo y en con clusió n, com o cri sti anossinceros nuestr o emp eño consta nte deb e est ar en elideal de ser bue nos mayord omos de Dios. Par a ser lo

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y para que nuestra ofre nda le agrade a Dios y sea debendici ón a muchos, hay tres principios que debenmoti varnos: amor, fe y voluntad. Pablo dice: Todasvues tras cosas sea n hechas con amor (1 Co. 16 .14) .El amor, como fuerza del espíri tu, siempre nos impulsaráa hacer cosas buenas.

El otro principio es el de la fe. Una vida cristianagozosa, úti l y venc edora es la que depende del Señor ySus promesas. La fe nos moverá a ser buenos dadores.Al ofrendarle a Dios y a Su causa no calc ulemos.Confiemos en que el Señor, como lo ha promet ido,proveerá para nuestras necesidades. Ofre ndemos conalegría y fe para el Señor (2 Co. 9.78).

El tercer prin cip io es volu ntad. Esta, sin embargo,es aun más importante en nuestro deber y pri vile gio deofre ndar. Debemos querer dar . Siempre nos gusta másrecibir que dar y en muchos casos, á est bien que asísea. Pero nuestras ofre ndas no debemos dar las aregañadientes, como empujados o por compromiso. Sital es nuestra act itud, ofrendar á ser una carga, algoque nos va a doler. Ofrendar en el esp írit u de estos tresprin cip ios hará nuestra vida Más fel iz y estaremosconscientes de que somos par tic ipantes en la grancausa de Dios.

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