Bitácora de Bolsa y Formación¡cora-3.pdf · Caso 3: Cuando diseñamos una salida en forma de...
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Cuaderno de
Bitácora 3
Dic 2019
Contenidos
Gestión emocional de
posiciones en cartera: 4
ejemplos reales de la
cartera @canal_alcista.
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Psicotrading: gestión emocional en bolsa
Hemos hablado mucho en Bitácora sobre fundamentales, visión de mercado,
análisis de empresas, cuestiones técnicas… Sobre el papel, todo se aguanta. Pero
a la hora de tomar partido por una posición es cuando realmente se demuestra
si estamos interiorizando los conceptos o si nos dejamos llevar por el miedo, la
ira, la avaricia o el ego. Nuestras emociones son nuestro peor enemigo.
Muchos usuarios preguntan “¿cómo ves XYZ?”. Aunque la pregunta es lógica,
muchas veces esconde una intención gobernada por el subconsciente: la
necesidad de tener una referencia que elimine la incertidumbre. Malas noticias:
la incertidumbre en bolsa no se puede eliminar. Lo que sí se puede hacer es
realizar una adecuada gestión del riesgo cartera (estoy preparando cuaderno +
curso webinar sobre esto) y, sobre todo, una adecuada gestión de nuestras
emociones (objeto de este cuaderno).
Lo importante no es lo que un analista vea. Obviamente, si el analista es bueno,
su pista puede darnos norte en el camino inversor (precisamente el objetivo de
Bitácora de Bolsa y Economía), pero el analista no es infalible, ninguno. Y en
este cuaderno, que muestra 4 ejemplos de gestión emocional, se demuestra que
yo tampoco soy infalible.
Son muchas, muchísimas, las veces que os recuerdo (y que os lo seguiré
recordando), que lo importante no es saber si XYZ va a subir o va bajar, sino
saber qué haremos nosotros si XYZ sube o si baja. En ese sentido, nos ayuda
nuestro olvidado diario de trading, del que también tendremos webinar. ¿Qué
significa esto? Pues que salvo aquellos casos en los que la información es clara y
evidente (mi anuncio de la quiebra de Popular, por ejemplo), en todos los
demás casos, que son el 80 % de nuestras inversiones, debemos establecer el
plan de entrada, el de salida (ya sea por stop o cumplimiento de objetivo) y,
sobre todo, ser disciplinados con dicho plan. Puede completarse el plan con un
buen análisis de mejores alternativa en caso de que la inversión realizada no
esté dando los resultados deseados pero no haya cumplido aún con el plan de
salida. Y esto que digo, análisis de la mejor alternativa, es muy importante.
Quedaros con ello porque más adelante lo desarrollaré.
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El problema de realizar nuestro plan de entrada/salida es que lo realizamos
mientras estamos fuera del valor. Esto plantea tres cuestiones emocionales que
no son fáciles de gestionar:
Caso 1: Cuando diseñamos una entrada en un valor alcista y, al llegar al
precio de entrada que nos habíamos fijado, no entramos “porque está
muy caro”.
Caso 2: Cuando diseñamos una salida en forma de objetivo y, al llegar a
dicho objetivo no salimos “porque queremos más”
Caso 3: Cuando diseñamos una salida en forma de stop y, al cumplirse
dicho stop, no salimos “porque tenemos la esperanza de que suba” o,
peor aún, “a estos precios acumulo para promediar” o, incluso peor aún,
“acumulo porque a estos precios es oportunidad”.
Estos 3 casos invalidan cualquier plan que hagamos. Si al final vamos caer en
esas trampas emocionales, ¿para qué gastamos tiempo en diseñar sesudos
planes?
Además, los 3 casos anteriores retratan las principales emociones de las que
somos prisioneros: miedo (caso 1), avaricia (caso 2), esperanza y ego (querer
tener razón, caso 3).
El miedo es algo natural. Para combatirlo, ya he comentado varias veces que la
tendencia es tu amiga y que algo lleva subiendo meses, lo más seguro es que
siga subiendo. Fibonacci nos puede ayudar en este caso a diseñar un buen plan
de entrada salida (recordad que tenéis disponibles dos webinars sobre
Fibonacci en la web). Una vez que uno se olvida de si algo “está caro” y
empieza a operar con las herramientas disponibles (¡y con disciplina!), el
vértigo desaparece.
La avaricia no es buen compañero de viaje. Para combatirla, por un lado es
conveniente recordar que el último euro nunca será tuyo. Nunca. Por otro lado,
tenemos estrategias de stop profit dinámicos. Un ejemplo claro de esto es la
estrategia que os he ido comentando sobre Vidrala:
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La esperanza no es una estrategia válida en bolsa. No se puede ser inversor a
golpe de corazonadas, encariñamientos o esperanzas. Para combatirla, tenemos
los stop loss.
El ego, el querer tener razón, es el que nos ofusca a aumentar pérdidas cuando
lo razonable es cortarlas, olvidarse del tema, y pasar a otra cosa. En este sentido,
la tendencia es tu enemiga: si algo lleva bajando meses, lo más probable es
que siga bajando. No suele ser cierto eso de que “cuanto más baje, más
oportunidad presenta un valor”. Es un error acumular, y también es un error
entrar en un valor que cae como cuchillo de punta porque “ya le toca subir y si
no entramos ahora, nos perderemos la subida”. Esta última frase refleja las 3
emociones a la vez: esperanza (de que suba), miedo (a perdernos la subida) y
ego (soy más listo que nadie y sé que es ahora cuando hay que entrar). Lo he
dicho infinidad de veces: no sabremos cuándo dejará de bajar algo hasta que
deje de bajar. Antes dijimos que el último euro nunca será tuyo. Aquí toca
recordar que el primero, tampoco.
Todo esto, expuesto de esta manera, quedaría en un plano meramente teórico si
no se lleva a la práctica. La gestión emocional de la inversión no se puede
ensayar (por eso no sirven de nada las cuentas demos y los cursos sin parte
práctica). La gestión emocional necesita de lo que Nassim Nicholas Taleb (autor
que os recomiendo leer) llama “skin in the game”: hasta que no te va el pellejo en
algo, no sabes qué tipo de decisiones serás capaz de tomar sobre ese algo.
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Porque desde la barrera, se ven muy bien los toros… pero metidos en harina, la
cosa cambia.
Voy a mostrar ahora 4 ejemplos de gestión emocional. 2 exitosos y 2 no tan
exitosos. Casos reales de la cartera @canal_alcista.
Ebro Foods: la tesis oportunidad de valor como brújula
La tesis de valor de Ebro Foods fue publicada en el boletín 11 (Agosto de 2018).
Allí se dijo:
Y se dijo que Ebro, en ese momento, parecía haber abierto una tercera ventana
de oportunidad tras su descalabro de agosto de 2018:
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Perder la zona de control lateral en la que llevaba encajonada 2 años, a la vista
de los fundamentales, hacía pensar que se habría una ventana de oportunidad
de valor:
Suele pasarme que soy bueno identificando precios objetivos, pero no tan
bueno identificando timings. Y eso me exige una gran gestión emocional:
cuando el tiempo pasa y parece que “no me va a dar la razón”, debo re-evaluar
si mi hipótesis sigue siendo correcta (y entonces mantengo posición y tesis) o
está invalidada (y entonces debo deshacer posición y elaborar antítesis).
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Con la mente puesta en ese objetivo de 19,66 antes mencionado, veamos qué
pasó con mi posición en Ebro Foods:
Compra realizada en agosto de 2018 en 18,35 con objetivo 19,66 a final de año.
Como vemos, el trayecto agosto-diciembre de 2018 fue realmente desastroso,
perforando el límite de los 18 €. ¿Por qué no realicé venta en los puntos 1 o 2?
Por algo que mencioné antes: análisis de la mejor alternativa. Recordemos que
en aquellos momentos, todo caía a plomo y, por tanto, ni había alternativa
razonable ni nada nos indicaba que la bajada fuera por cuestiones específicas de
este valor.
Por tanto, mi hipótesis de valor no estaba anulada y no parecía sensato
materializar las pérdidas generadas por una histéresis del mercado no ajustada
a fundamentales: había razones fundamentadas para seguir apostando por la
hipótesis inicial. Para ello, hubo que hacer uso de algo que os enseñé al
comienzo del servicio: cuando todo cae plomo, hay que quitar los stops (salvo
que haya razones sólidas para pensar en un crack bursátil, que no era el caso).
El cierre de año no nos trajo el precio objetivo esperado, pero forma parte de mi
trayectoria, ser bueno con los destinos pero no con los tiempos. Nada de qué
preocuparse. Durante los primeros meses de 2019 el valor recupera bastante y
llega a los 19,16 en marzo (punto 3), donde se frena. ¿Por qué no vender ahí?
Nuevamente, ni el análisis de mejor alternativa me daba una opción mejor para
mover el dinero, ni los fundamentales invalidaban la hipótesis de valor. Ver en
el punto 4 que el precio aguantaba por encima de los 18,00 € me daba dos
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pistas: una, que el objetivo era alcanzable, y la otra, que habría que tener
paciencia, pintaba a que iba a ser cosa de meses, y no pocos.
En el punto 5, junio de 2019, el valor cumple objetivo. ¿Había que haber
vendido en ese momento? Sin duda, sí. ¿Por qué no lo hice? Mi recentísima
paternidad me impidió hacer un seguimiento adecuado y perdí el momento. A
partir de ese momento, el precio vuelve como un imán a los 18,00 €. ¿Por qué no
vendí en el trayecto 5-6? Nuevamente, que el valor alcanzase el punto 5
validaba ni hipótesis. Ver que de nuevo aguantaba los 18, la revalidaba. Era,
otra vez, cuestión de tiempo.
Y entonces el valor vuelve a tomar un fuerte impulso y en septiembre roza otra
vez el objetivo. ¿Se debió vender ahí? Sin duda, sí. ¿Por qué no lo hice? Porque
el lanzamiento de la web de Bitácora me tenía absorbido. El problema con los
puntos 5 y 7 fue que duraron muy poco y alcanzado el objetivo se giraron a la
baja con fuerza. O estabas muy pendiente, o perdías el tren. Pero, de nuevo, era
la demostración de que sí había vida en el valor a estos precios.
Tocó aguantar otra vuelta a los 18,00 (punto 8). El trayecto 7-8 podía haber sido
desesperante si hubiese estado mirando todos los días el precio y fustigándome
por no haber vendido ni en 5 ni en 7. Pero el lamento por las oportunidades
perdidas no era el norte de mi brújula. El norte era mi hipótesis de valor y los
puntos 5, 6, 7 y 8 la validaban.
Y entonces llega el punto 9. Para ese momento, establezco un precio de salida
de 19,85 el cual no se tocó en ese momento. Pero ya era el tercer toque al
objetivo y, en un valor con el lateral que llevaba presentando Ebro durante todo
2019, eso era síntoma de que habría un cuarto toque. Por el camino, me
arriesgaba a un posible punto 10 con nuevo toque a los 18,00, pero esta vez el
valor venía más fuerte. Titubeó durante varios días con los 19,66 que no fue
capaz de superar y por momentos me entró la sensación de que el valor se iba a
desplomar hasta los 18,00. Con el Ibex plano, en compás de espera, decidí
esperar. Finalmente, el pasado viernes, el valor toca mi precio de salida y
ejecuto plusvalías. A partir de aquí, ¿es posible que el valor suba más? Sí.
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De hecho, es posible que vuelva a recuperar la zona de control perdida en 2018
entre 20 y 21 €:
Pero mi hipótesis de valor establecía que en 19,66 el valor está en precio.
Cualquier precio por encima de ese empieza a descontar expectativas muy
exigentes en una empresa acostumbrada a no presentar resultados
espectaculares. ¿Podría haber mantenido la posición y busca más?
Llegados a este punto, si el valor recupera la zona de 20 y logra mantenerla,
quizás se puedan abrir posiciones con objetivo 21 €. El riesgo es alto y la
rentabilidad esperada es de sólo un 5 %. Si a eso le sumamos que no veo valor
en la empresa por encima de los 19,66, la operación no es del todo aconsejable.
Mantener la posición por encima de los 20 € es arriesgado sin antes establecer
una nueva hipótesis de valor. La avaricia, tampoco es el norte de mi brújula.
No fue fácil mantener la posición en los puntos 4, 6 y 8. Tengamos en cuenta
que ahora lo vemos “a toro pasado”, pero en esos momentos, no había ninguna
garantía de que el valor aguantase los 18€. Pero nada hacía pensar que la
hipótesis de partida estuviera invalidada y nada me hacía pensar que mover el
dinero a otro valor me ofreciese una mejor hipótesis de trabajo (por cierto, yo no
acumulo en posiciones que ya tengo en cartera). ¿Qué hubiese pasado si el valor
hubiese perdido los 18€? Pues habría que ver si eso atiende a razones
fundamentales (invalidación de la hipótesis y, por tanto, salida) o si se trataba
de otra histéresis de mercado que deberíamos filtrar.
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Amadeus: cuando el gráfico te cuenta una historia
El caso de Amadeus, aunque similar en perfil y resultado, atiende a una
cuestión muy diferente de la de Ebro. En Amadeus no establecí hipótesis de
valor. Basándome en unos fundamentales fuertes, el plan de entrada/salida se
diseñó meramente atendiendo a cuestiones técnicas.
En el boletín número 19, enero de 2019, se dijo:
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Por tanto, la estrategia se basaba en entrar superados los 63,5, buscar el objetivo
de los 80 € y poner un stop en los 57. Este ha sido mi viaje en Amadeus:
El no salir en los puntos 2, 4, 6 o 7, todos ellos precios por debajo del de compra,
atiende a la disciplina del plan: el stop estaba en 57 €. Para diseñar una
estrategia de stop, es necesario “engañar” al cerebro: debes aceptar, desde antes
de entrar, que ya te ha saltado el stop y perdido ese %. A partir de ahí, todo
precio por encima del stop te parecerán ganancias. Y acorde a mi estrategia de
stop, en los puntos mencionados yo aún estaba en “ganancia”.
Mi preocupación real llegó sin embargo mucho antes: punto 1. Por esas fechas y
con el valor rozando los 70 € fui informado de algo que impactaba gravemente
en los fundamentales de la empresa. Esto os lo comenté en la cuenta de Twitter
y dije que el objetivo de volver a 80 € ya no era realizable y que demasiado sería
poder alcanzar los 75€. Por tanto, rehago la estrategia de salida, rebajando el
objetivo a 75 y manteniendo stops.
En el punto 3, la no superación de los 72,5 valida mi hipótesis de que por
encima de 75 € no hay vida. Podría haber salido ahí, pero la formación de
impulso alcista que llevaba desde enero me hizo quedarme a ver si aguantaba
los niveles Fibo. Aunque en un principio fue así, luego los perdió, pero entró en
un lateral aún alejado del stop y por encima del precio de compra. No había
alternativa mejor para mover el dinero, así que nos quedamos a ver qué pasaba.
¿Qué empezó a ser un valor aburrido? Sí. Pero cuando uno tiene establecido un
plan, mover el dinero no es una opción: la sobreoperación no es nuestra amiga.
Cuantos más movimientos hagas, mayor es la probabilidad de que en uno te
equivoques de pleno.
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Se llegó al punto 5, rozando los 75 € pero no hubo cierres diarios por encima de
ese precio, por lo que no di por cumplido el objetivo. El viaje de 5 a 7 fue duro.
Pero seguíamos por encima del stop y logró aguantar los 62,5. Un nuevo envite
a la zona de 70 se estaba gestando. La pregunta ahora era, ¿vender en 75 o
hacerlo antes? Viendo que realmente el tiempo que el valor había pasado por
encima de los 72,5€ a lo largo del año era realmente escaso (apenas dos
semanas), esto me aconsejaba rebajar el objetivo a 72,5. Pero como el último
céntimo no creo que sea para mí, puse la orden de venta algo por debajo.
Finalmente, se ejecutó en 72,42.
Y ahora, ¿podría subir más? Sí. Puede irse a rascar los 75 € pero, por un lado, no
veo mucha vida por encima de 70, por otro ya se ha pegado varios viajes de
vuelta a los 65 y por otro, a partir de 2020 pueden venir muy malas noticias
para la empresa, por lo que la prudencia aconsejaba salir dignamente. Ya hemos
aguantado bastante y ya tenemos nuestra recompensa por ser disciplinados. Lo
que pase a partir de ahora, ya no nos incumbe. El ego, tampoco marca el norte
de mi brújula.
Zardoya: estabilidad financiera no reflejada en el precio
de la acción
Lo que está ocurriendo con Zardoya Otis tiene difícil explicación. Sobre todo al
ver que los mayores latigazos a la baja se producen cuando Trump reactiva su
guerra comercial con China. Un claro ejemplo de que correlación no siempre
implica causalidad. De hecho, el negocio de Zardoya tiene relativa poca
afectación tanto en USA como en Asia:
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El duro castigo la acción tampoco se entiende desde los fundamentales, con una
cifra global de negocio estable y sustentada mayormente en servicios (los cuáles
son ingresos recurrentes sin necesidad de grandes inversiones):
Ni siquiera hay reducción de márgenes operativos o de EBIT. Es, por tanto,
difícil justificar la evolución de la acción y establecer un criterio de inversión
fiable.
Este está siendo (porque aún conservo la posición) mi viaje en Zardoya:
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La hipótesis de entrada se basó en tesis de valor: Zardoya es una empresa
estable en la que nada parecía justificar que el valor perdiese la zona de 9,00 €.
La formación de suelo redondeado de Marzo nos daba una señal en los 8,40 con
posible objetivo 9,50. Los 8,00 deberían servir de stop.
En un principio, punto 1, el mercado parecía darnos la razón, pero en ese
momento se frena e inicia una pauta bajista que parece querer llevarla a esos
8,00 €. Se trataba de ver, entonces, si sería capaz de aguantar ese nivel o nos
haría salir. En el punto 2 se pierden puntualmente los 8 € pero el valor parece
querer hacer un doble suelo que nos invita a pensar en posible rebote. Cuando
todo parece indicar que así va ser… Ocurre la debacle.
Aún hoy sigo preguntándome qué pasó en octubre de 2018 para que el valor se
despeñase hasta nada menos que los 6 €. La razón más plausible parece ser la
venta de fondos Small y Med Caps con alta exposición el valor, a consecuencia
de que muchos usuarios de estos fondos cancelaron posiciones ante la gran
bajada de la bolsa debida a la guerra comercial USA China. Al ser Zardoya una
empresa de resultados relativamente estables, y por tanto con presumible baja
volatilidad, era un caramelito para formar parte de esos fondos. El problema es
que Zardoya no tiene la liquidez de Santander o BBVA, por lo que para
encontrar contrapartida a esas ventas, se hubo que tirar mucho el precio.
Nuestro stop estaba en 8 € pero… esto es lo que pasa cuando te saltas el plan.
En el punto 2, se quitó el stop para que no nos barriese en falso, y luego me
confié y no volví a ponerlo. El descalabro fue importante. La disciplina, si se
abandona aunque sea por unos días, puede hacerte un buen agujero.
El daño ya estaba hecho. Y ahora, ¿qué? Con el valor haciendo suelo en 6,00, la
hipótesis de valor seguía activa (y, de hecho, a día de hoy aún sigue estándolo),
es decir, sin justificación fundamental para verla en 6,00 € no parecía sensato
asumir tales pérdidas. La decisión no fue fácil. Por un lado, estaba el riesgo de
que si el índice Med Caps seguía bajando, ZOT podía irse a 4 €. Pero, por otro
lado, a poco que la empresa presentase los resultados de siempre, podría tener
un violento reversal alcista. A ese respecto, esto es lo que se dijo sobre Zardoya
en el Boletín 17 (Diciembre de 2018):
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La estrategia estaba clara: stop en 5,89 con primer objetivo en 8 € o salida
anterior en 7 € si ese precio no se ha conseguido con la misma velocidad que se
perdió realizando los 3 tramos que indiqué en el boletín 17. Decidí quedarme.
Cuando el suelo en 6,00 € se confirma, se produce el reversal que avisado, pero
sólo cumple 2 de los 3 tramos previstos (punto 4). ¿Debí salir en el punto 4? Sí,
sobre todo al ver la formación de HCH que se creó en ese nivel y que la
proyectaba de vuelta a 6,00 €. No lo hice, y volvimos al punto de partida, donde
nuevamente se nos plantea otra vez la misma disyuntiva. Que el valor frenase
de nuevo en 6 € y formase un doble suelo en ese precio, nos invitaba a pensar
en un rebote, que es donde está ahora mismo pero que parece que se agota en
los 7 €. ¿Debería salir en este punto? Por un lado sí, pues parece que los 7 €
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están siendo una resistencia importante. Pero si miramos bien el gráfico, pasa
esto otro:
La fuerte subida del 15 de octubre parece haber roto la bajista que lleva
formando desde comienzos del 2018. Parecen buenas noticias ¿no? Recordemos
ahora lo que se comentó en el Boletín 1: el análisis de fractales. ¿Qué ocurre si
ampliamos el gráfico a una escala temporal mayor? La cosa cambia:
Hay otra directriz bajista desde 2015 a la que el valor vuelve una y otra vez
como atraída por un imán. Y apunta, oh sorpresa, a los 6,00 € Por tanto, ese
parece su destino más probable. Sigo sin explicarme qué es lo que hace que el
valor se comporte de esta manera, ya que por fundamentales debería moverse
en el lateral 8 - 9 €. Algo se me escapa, y no sé qué es. Así pues, aunque mi
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hipótesis de valor no ha sido invalidada, el mercado ya me ha demostrado que
no merece la pena seguir esperando nada de este valor. Con mucho dolor, y
asumiendo el error de no haber salido en el punto 4, a Zardoya ya sólo le queda
ser de utilidad para compensación fiscal de ganancias. Está asumido ya que se
venderá en pérdidas y la idea es hacerlo de la forma más digna posible.
Idealmente, lo que suelo hacer en estos casos es intentar aguantar el valor hasta
el 30 de diciembre, ya que, aprovechando que muchos trabajan con esa creencia
del rallye de navidad, quizás pueda darnos salida en el entorno de los 7,25. Pero
ojo, el riesgo de volver a 6,00 es alto. Muy alto.
Esto es lo que pasa cuando querer tener razón nos pone niebla en el viaje
inversor. Aunque pueda parecer un error no salir cuando el punto 3 hizo saltar
el stop, desde mi punto de vista el verdadero fallo fue no salir en el punto 4,
donde el gráfico sí estaba contando ya una historia real (lo que ocurrió en el
punto 3 fue un exceso del mercado que nuestro control emocional debe filtrar
para evitar ser expulsado en falso, y creo que esa parte la hice bien). Pero a
partir del punto 4, no supe leer la historia que contaba el gráfico, pues seguía (y
sigo) pensando que la hipótesis de valor no estaba invalidada por
fundamentales. Pero eso es lo que tienen las hipótesis: no podemos acertar en
todas y este es un caso donde el mercado te invalida una hipótesis que, por
valor, sigue siendo válida. Insisto, la gestión emocional fue buena entre los
puntos 3 y 4, pero no así cuando confirma, en el punto 4, el HCH con vuelta a la
bajista de largo plazo.
Viscofan: un camino lleno de trampas en una empresa
que no debería estar en el Ibex
Veamos cómo estaba Viscofan antes de mi entrada:
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El valor tiene una marcada tendencia alcista desde su debut en bolsa y tras
hacer máximos en septiembre de 2018, el 21 de octubre de ese año sufre una
drástica bajada de casi un 20 % en un solo día. No soy, y ya lo sabéis, de los que
ven oportunidad en ese tipo de movimientos. Prefiero observar
acontecimientos.
Aunque el valor parecía aguantar los 50 € tras ese desplome, luego los perdió,
pero enseguida os recuperó con fuerza e incluso formó un gap alcista en marzo.
Al ver que el valor parecía sostenerse sobre la directriz alcista de largo plazo, y
que las previsiones de resultados eran buenas, tomé posiciones en 54,80 con
objetivo 60 €. Sabía que el stop estaba muy abajo (45.75), por tanto sí sabía a qué
me exponía. Pero vi mayor probabilidad de cerrar el gap bajista que llevaba
abierto desde octubre que de volver a la zona de 45.xx Y esto es lo que pasó:
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En Mayo, se marcan “un Almirall” y pierde los 50 €:
El stop no nos ha saltado pero la operación pierde atractivo. La hipótesis de
valor está invalidada. ¿Se debió salir en ese momento? Sí. Pero con la fuerte
bajada que tuvo, Viscofan ya quedó condenada a ser un valor en cartera para
compensar fiscalmente ganancias. Claro que eso lo decidí bajo la hipótesis de
que no perdiese los 45,75. Y los perdió. En Agosto. De vacaciones, a traición.
Con el valor destrozado técnicamente (demasiados gaps abiertos en muy poco
tiempo, formando islas de precio) era difícil tomar una decisión. La bajista de
corto plazo presionaba mucho a la baja y algo me decía que antes o después
pegaría un brinco al alza. Lo hizo hace poco. Consuelo muy menor el recuperar
la zona de los 50 € y es tan posible que el valor cierre el año en mi precio de
compra como que vuelva 45 €.
Llegados a estas alturas, conviene esperar acontecimientos. Pero moraleja: no
hagáis esto que acabáis de ver nunca. El desgaste psicológico no compensa.
Cuando el valor pierde los 50 €, la disciplina del plan seguía activa (por encima
de stop) pero la hipótesis de valor se había invalidado. Conclusión: cuando una
hipótesis queda invalidada, el plan inicial también. Mejor salir, y a otra cosa.
De hecho, 7 meses después, con suerte podremos cerrar en los mismos precios
en los que deberíamos haber salido en Mayo al invalidarse la hipótesis. El
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mayor aprendizaje de todo esto, el mismo que en su momento el de Almirall:
aquí no volveremos nunca. Estas volatilidades a golpe de “un mes digo una
cosa y al siguiente su contraria”, es ruido que debemos filtrar.
Conclusiones
Hemos visto 2 tipos de ejemplos muy distintos. Los casos de Amadeus y Ebro,
requerían de una fuerte gestión emocional para mantener la posición ya que sus
hipótesis de valor no estaban invalidadas, si bien la de Amadeus hubo que
revisarla a la baja. Los casos de Zardoya y Viscofan requerían una gestión
emocional opuesta a la anterior: cuando el mercado invalida las hipótesis,
conviene salir cuanto antes.
El caso de Zardoya es especialmente complicado, pues también requirió de una
fuerte gestión emocional para no sucumbir al exceso de mercado que la llevó de
golpe a 6 €. Y no siempre que ocurre un envite como ese, el valor recupera. En
este caso, la hipótesis de valor seguía siendo válida y el precio recuperó su
senda que, sin embargo, era la de ir pegado a la bajista. Fue esa segunda lectura
la que nos falló, esperando el tercer impulso que nunca ocurrió. Pero al menos
teníamos brújula, ya que, insisto, la hipótesis de valor aún sigue siendo válida.
Pero el mercado es soberano y ya nos ha dejado claro qué esperar de Zardoya.
En el caso de Viscofan, tras las noticias de Mayo, nos quedamos sin brújula.
Que el cierre de año maquille el error (y eso está aún por ver), no debe llevarnos
a engaño: no se debe hacer esto. Aquí, tras perder los 50 € no había dudas.
Incluso yo mismo lo dejé claro: