Biosocial i Dad

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Biosocialidad en el marco de las enfermedades abordadas por las garantías expresas en salud (GES) Siguiendo a Foucault (2007), al pensar sobre el ejercicio del poder sobre la vida, el concepto de biopoder y biopolítica permite comprender al estado como un organismo viviente que para sostener su fuerza, requiere de la sumisión de lo humano en beneficio del poder. Esta noción toma al biopoder como una forma de administración pública sobre la vida por parte de un estado soberano, un “poder sobre la vida”. Así el estado, actuaría como dispositivo en los espacios de vida de la población para garantizar el control en los mecanismos sociales y biológicos. Para Rabinow y Rose (2003), el biopoder puede ser planteado no solo como un control de la vida, sino como una práctica deseable, legítima y eficaz del poder sobre la población, un poder sobre los cuerpos. De esta manera en las sociedades contemporáneas es posible observar el auge de trasformaciones en el ámbito de la medicina en su relación con la biología, articulando un entramado de relaciones tecnocientíficas que dan cuenta de una ejercicio de biopoder, donde una de las transformaciones más importantes remite a la emergencia de la “medicina basada en la evidencia”, donde el discurso médico se ha movido progresivamente desde una interpretación preferentemente clínica, hacía el uso de guías de práctica clínica estandarizadas y “probadas” (Timmermans & Berg, 2003; Sackett & Rosenberg, 2005; Claridge & Fabian, 2005). Ahora bien, en este marco las relaciones internas que se generan pueden ser entendidas desde la relación entre actores de diversa naturaleza, ya sean entre tecnologías, objetos y humanos, pudiendo ser comprendidos desde la noción de “actante” desde la teoría del actor-red de Latour (2006). En el ámbito social, esto ha influenciado en el ámbito estatal en la construcción de “políticas basadas en la evidencia”, donde se privilegia el uso masivo de protocolos, con información estandarizada y criterios tecnocientificos que nos permiten hablar de un despliegue de una “gubernamentalidad” biomédica.

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Biosocialidad en el marco de las enfermedades abordadas por las garantías expresas en salud (GES)

Siguiendo a Foucault (2007), al pensar sobre el ejercicio del poder sobre la vida, el concepto de biopoder y biopolítica permite comprender al estado como un organismo viviente que para sostener su fuerza, requiere de la sumisión de lo humano en beneficio del poder. Esta noción toma al biopoder como una forma de administración pública sobre la vida por parte de un estado soberano, un “poder sobre la vida”. Así el estado, actuaría como dispositivo en los espacios de vida de la población para garantizar el control en los mecanismos sociales y biológicos. Para Rabinow y Rose (2003), el biopoder puede ser planteado no solo como un control de la vida, sino como una práctica deseable, legítima y eficaz del poder sobre la población, un poder sobre los cuerpos.

De esta manera en las sociedades contemporáneas es posible observar el auge de trasformaciones en el ámbito de la medicina en su relación con la biología, articulando un entramado de relaciones tecnocientíficas que dan cuenta de una ejercicio de biopoder, donde una de las transformaciones más importantes remite a la emergencia de la “medicina basada en la evidencia”, donde el discurso médico se ha movido progresivamente desde una interpretación preferentemente clínica, hacía el uso de guías de práctica clínica estandarizadas y “probadas” (Timmermans & Berg, 2003; Sackett & Rosenberg, 2005; Claridge & Fabian, 2005).

Ahora bien, en este marco las relaciones internas que se generan pueden ser entendidas desde la relación entre actores de diversa naturaleza, ya sean entre tecnologías, objetos y humanos, pudiendo ser comprendidos desde la noción de “actante” desde la teoría del actor-red de Latour (2006).

En el ámbito social, esto ha influenciado en el ámbito estatal en la construcción de “políticas basadas en la evidencia”, donde se privilegia el uso masivo de protocolos, con información estandarizada y criterios tecnocientificos que nos permiten hablar de un despliegue de una “gubernamentalidad” biomédica.

Dentro de este marco conceptual, es que Rose (2007) propone el concepto de “biosocialidad” para referirse al proceso donde la ciudadanía genera procesos de identificación personal y colectivos que son definidos a partir de un rasgo biológico, dando cuenta de una “ciudadanía biológica”. Así, al hablar de biosocialidad se da cuenta de un conjunto de acciones reivindicativas que pretenden construir en la esfera pública repercusiones en el ámbito estatal para mejorar el acceso a recursos en el ámbito de las “políticas de vida” (Fassin, 2007).

Esta asociación, puede contemplar colectivos biosociales de pacientes en torno a una enfermedad particular, colectivos auto-organizados por el reconocimiento de sus enfermedades en programas públicos e incluso movimientos con la finalidad de institucionalizar financiamiento para proyectos de enfermedades (Organización Panamericana de Salud, 2013; Programa de Gobierno, 2013).

Un ejemplo del despliegue de estas relaciones, puede verse en el caso Chileno luego de la reforma de salud iniciada en el año 2004, donde su principal eje contemplaba la instalación de un régimen de garantías explícitas en Salud (GES), el cual se constituye por un paquete de enfermedades cubiertas por el estado (80 actualmente), donde este oferta una serie de garantías asignada a una serie de enfermedades específicas de alto impacto social, cubriéndolas técnica y económicamente por el estado, para personas que cumplan criterios

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sintomáticos basadas en los criterios de guías clínicas basadas en la medicina basada en la evidencia” (Orientación en Salud, 2014).

En este sentido, resulta relevante entender los procesos de subjetivación ciudadana que se deriva del contexto sanitario que despliega de la implementación del GES, donde se articulan nuevas relaciones entre el estado y la ciudadanía. En otras palabras, como la consecuencia de los procesos de estandarización en el sistema de la salud pública, generan consecuencias en los procesos de biosocialidad de la ciudadanía activa dentro de estos sistemas.