Biopoliotica y Tutelaje Espistemico

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    COLONIZACIN BIOPOLTICA Y TUTELAJE EPISTMICO:UNA MIRADA DESDE LATINOAMRICA.*

    Martn E. Daz (Argentina)1

    Entre la ciudadana y la construccin del deficitario.

    La antinomia presentada entre la efectuacin de un mundo civilizado y otro de barbarie,establecida por el prcer sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento (1811-1880), resultatal vez, una de las claves distintivas para el abordaje y comprensin de los procesos deconfiguracin societal acaecidos a partir de la emergencia de los estados nacin dentrode la realidad socio-poltica y cultural de los pueblos americanos del siglo XIX.El abordaje genealgico de dicha taxonoma constitutiva de la realidad culturallatinoamericana decimonnica, nos permite situar el avance civilizador dentro de lasconfiguraciones metropolitanas y en las formas de vida desarrolladas mediante laasimilacin de las prcticas culturales y cognoscitivas desplegadas en las urbes de laEuropa ilustrada y, por contrapartida, el atraso y salvajismo en aquellas configuracionesterritoriales desplegadas sobre la campaa, sinnimo de modos brbaros e infecundos

    del desarrollo del gnero humano. As queda expresado en Sarmiento este carcterdicotmico en el Facundo al sealar que: Parecen dos sociedades distintas, dos

    pueblos extraos uno al otro... Todo lo que hay de civilizado en la ciudad est

    bloqueado por all.2

    * La temtica aqu presentada ha sido objeto de discusin en ocasin de las III Jornadas deHistoria de la Patagonia, organizada por la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), durantelos das 6, 7 y 8 de noviembre de 2008 en la ciudad de San Carlos de Bariloche. Ro Negro,Argentina.1 Martn Ezequiel Daz. Licenciado en Filosofa por la Universidad Nacional de Ro Cuarto,UNRC (Cba). Docente del departamento de Filosofa de la Facultad de Humanidades de la

    Universidad Nacional del Comahue, UNCo. Integra en la actualidad en calidad de investigadorel proyecto: Indagacin crt ico-interpelativa del presente. Coordenadas de matrices depensamiento: hibridacin e interdiscursividad perteneciente a dicha casa de estudio. Poseela presentacin de diversas ponencias en eventos acadmicos nacionales e internacionalesafines a su formacin disciplinar, como as, la publicacin de varios artculos en actas dejornadas, congresos y revistas especializadas. Es adems miembro activo del grupo deinvestigadores mexicano-argentino en Filosofa de las Ciencias Sociales y Crtica Cultural(GIMAFISC). Trabaja en la actualidad en la preparacin de su tesis doctoral sobre pensamientodescolonial y geopolticas del conocimiento en Latinoamrica.2Sarmiento, Domingo: Facundo.Buenos Aires,Ediciones culturales argentinas, 1961, pg. 56.

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    De esta manera, dicha instancia de valoracin ontolgica, antropolgica y sociolgica,acude como parmetro prescriptivo desde el cual se asume y jerarquiza, la condicintico-poltica del conjunto de subjetividades en cuestin y la inscripcin de stas en unou otro mundo de referencialidad antropolgico-existencial y poltico. Pero lo importantede sealar aqu, es cmo opera en dicho proceso de construccin del sujeto-ciudadanodentro de la cartografa latinoamericana, la importacin de un discurso de la historia

    impulsado por la racionalidad ilustrada-europea del siglo XVIII, el cual estableci eldespliegue de una filosofa de la historia, sinnimo de progreso universal y deemancipacin del gnero humano, mediante el alumbramiento de la razn cientficamoderna. En palabras del filsofo alemn Immanuel Kant: La ilustracin es laliberacin del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la

    imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la gua del otro. Esta incapacidad es

    culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino en la decisin y

    valor para servirse por s mismo de ella sin la tutela de otro... Ten el valor de servirte

    de tu propia razn!.3

    La trama paradojal desde la cual se constituye la experiencia histrica de una Europacolonial, deslumbrada por los avances y transformaciones del mundo de la tcnica y delincipiente capitalismo industrial, conducen por un lado, a un proceso de mundializacin

    desde la Europa-centro a las periferias no-modernas, y adems, a la gestacin deprcticas de produccin de la subjetividad tanto dentro de las fronteras territoriales delos estados nacin, como as tambin, en el tratamiento del otro no-europeo avizoradocomo colonial y deficitario.Dicho carcter paradojal, consiste en auspiciar el despliegueuniversal de una racionalidad tica y poltica emancipativa, en la cual existe untratamiento excepcional con respecto a la concepcin de gnero humano. Msespecficamente, tanto la heterogeneidad de pueblos vernculos americanos, como laspoblaciones negras y mestizas de nuestro continente, son vislumbradas como incapacesa priori de cultura civilizada, libertad y humanidad. De esta manera, el mismo Kant queexpresa el sapere aude atrvete a pensar- como principio tico universal para el arriboa la adultez de la humanidad, declara el ineludible destino trgico del sujeto americano:El pueblo de los americanos no es susceptible de ninguna forma de civilizacin. No

    tiene ningn estimulo, pues carecen de afectos y de pasiones. Los americanos no

    sienten amor, y por eso no son fecundos. Casi no hablan, no se hacen caricias, no se

    preocupan de nada y son perezosos... incapaces de gobernarse, estn condenados a la

    extincin.4

    En esta direccin, mediante esta concepcin etnocntrica, tutelar y violenta, presente enel discurso civilizatorio de la racionalidad poltica moderna, se articulan un conjunto deprcticas culturales des-subjetivantes de aqullas alteridades perifricas en relacin a lamentalidad centralista-dominante europea. Pero adems, dicha discursividad liberadora,embiste al sujeto moderno de la labor desiderativa de imponerse, fsica, cognoscitiva yculturalmente, al otro colonizado en pos de una accin redentora del mismo.Enrique Dussel seala en este sentido, que el proyecto de la modernidad se comprende asi mismo como un momento de la historia autosuperador, lo cual legitima toda accin

    3 Kant, Immanuel: Qu es la ilustracin? En Filosofa de la historia. Mxico, FCE, 1972,pg.19.4Ibd., p. 36. La desconstruccin de este proceso de jerarquizacin del gnero humano y decomprensin de un tiempo de la historia universal como patrimonio exclusivo de la modernidad(pueblos sin historia: Hegel), (legitimidad de la guerra justa colonial: Locke), constituye desdeun abordaje genealgico-interpelativo, aportes sustanciales para una resignificacin de ladiversidad cultural, la cual ha resultado sistemticamente impugnada por las diversas versionesdel discurso universalizante eurocntrico.

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    de imposicin fctica y simblica, al conjunto de culturas avizoradas como atrasadas yprimitivas. El camino para la efectuacin de este progreso inevitable del modelocivilizador europeo, debe aplicarse an mediante el uso de la violencia -guerra justa-como consecuencia de la exigencia moral del europeo de convertir al salvaje encivilizado: violencia que es interpretada como un acto inevitable, y con el sentidocuasi-ritual de sacrificio; el hroe civilizador inviste a sus mismas vctimas del carcter

    de ser holocaustos de una sacrificio salvador (el indio colonizado, el esclavo africano,la mujer, la destruccin ecolgica de la tierra, etc.).

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    La validacin del otro colonizado como brbaro, indeseable e improductivo, y por lotanto, conquistable, explotable y culturalizado, da cuenta del conjunto de dispositivosclasificatorios implementados por el modelo cultural eurocntrico, a partir de los cuales,se cuantifica el grado de deseabilidad-indeseabilidad de estos sujetos, desde aqu des-humanizados a partir de un criterio de seleccin biolgico-racial. 6La emergencia de este discurso eugensico presente en la racionalidad poltica moderna,se inscribe en el desarrollo de un cmulo de acciones desplegadas sobre el conjunto dela poblacin, cuya finalidad radica en una optimizacin y regulacin de la vida colectivaen pos del crecimiento, organizacin y salubridad de la misma. La emergencia de estaspolticas de la vida o bien biopolticas- acuden en este sentido a dar respuesta a los

    requerimientos por parte de la cultura burguesa decimonnica en la construccin de unapoblacin sana diseada para el mundo del trabajo. 7De esta manera, esta trama paradigmtica que emerge como prctica de gobierno dentrode los estados europeos, y que a posteriori, resultar incorporada y asimilada en elestablecimiento de los nacientes estados latinoamericanos, establece la configuracin deuna escala axiolgica del prototipo de sujeto deseable en la produccin colectiva de laciudadana macho, blanco, letrado y cristiano- y, por otro lado, una construccindeficitaria, incompleta o anormal del otro como colonizado8. En consonancia con loabordado Castro-Gmez seala que: El colonizado aparece as como lo otro de larazn, lo cual justifica el ejercicio de un poder disciplinario por parte del colonizador.

    La maldad, la barbarie y la incontinencia son marcas identitarias del colonizado,

    5 Dussel, Enrique: Europa, modernidad y eurocentrismo. En Lander, Eduardo (comp.) La

    colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas.Buenos Aires, CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2000, pg. 33.6 El establecimiento de una escala cuantitativa desde donde medir la superioridad y lainferioridad de los distintos tipos humanos, aparece como una fuerte preocupacin por parte deldominante espritu cientificista europeo entre los siglos XVIII y XIX. La clasificacin de lahumanidad consista en ubicar a la raza caucsica o blanca en la cima de la evolucin y deldesarrollo de las capacidades cognoscitivas, luego venan en escala descendente de acuerdo algrado de inteligencia, los nativos australianos, los indios americanos, los asiticos y, por ltimo,los negros africanos. Una lectura en mayor profundidad puede obtenerse en torno a las escalas

    prescriptivas de lo humano establecidas mediante los prejuicios raciales en: Gould Jay, Stephen:La falsa medida del hombre. Buenos Aires, Hispanoamrica ediciones, 1998.7Cf. Foucault, Michel:Defender la sociedad.Buenos Aires,FCE, 2000.8 La Argentina de inicios siglo XIX fue pensada como un corpus territorial y poblacionalunitario, cuya lgica de desarrollo consista en garantizar la presencia y reproduccin del tipo desubjetividad citada, en aras de garantizar la reproductividad y salubridad del organismo-biolgico poblacional en que era pensado el pas. Existe al respecto un interesante ensayo endonde es posible patentizar una genealoga de la anormalidad en la Argentina positivistadecimonnica. Para una profundizacin sobre el tema ver: Salessi, Jorge:Mdicos maleantes ymaricas.Rosario, Beatriz Viterbo editora, 2000.

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    mientras que la bondad, la civilizacin y la racionalidad son propias del colonizador.9

    La asimilacin de estas corrientes polticas y filosficas eurocntricas por parte de laslites ilustradas latinoamericanas, represent de esta forma, la consumacin de unproyecto de configuracin de las sociedades vernculas, mediante la exclusin de lacomunidad poltica de aquellos sujetos avizorados por fuera de la racionalidad ilustrada

    burguesa; en donde adems, vastos sectores comprendidos por subjetividadesautctonas y mestizas, resultarn tutelados por parte de esta lite minoritaria, la cualvisualiz la presencia de esta multitud amorfa como un tipo de masa ignominiosaincapaz de gobernarse por su cuenta. En esta direccin, otro de los prceres de mitad delsiglo XIX argentino, Juan Bautista Alberdi, expresa el lugar sindicado al conjunto de lassubjetividades originarias dentro de las coordenadas polticas del incipiente estadonacin argentino decimonnico: El indgena no figura ni compone mundo en nuestroorden poltico. No conozco persona distinguida en nuestra sociedad, de apellido

    pehuenche o araucano. Y adems agrega: Nuestra religin es europea. Sin laEuropa, hoy Amrica estara adorando al sol, a los rboles, a las bestias, quemando

    hombres en sacrificio; y no conocera el matrimonio.10En este sentido, asistimos a la consolidacin de un proyecto de estado nacin el cual

    pretende hacer de la Amrica salvaje y anrquica un continente a la imagen de laEuropa civilizada y prspera, ya sea esto por va de la inmigracin y elentrecruzacimiento de razas sajonas o europeas, o bien, mediante la alfabetizacin devastos sectores poblacionales a partir de los dispositivos disciplinarios de normalizaciny de colonizacin cognoscitiva implementados por la pedagoga ilustrada.De esta forma, la realidad sociocultural de los pases latinoamericanos, y msespecficamente de la Argentina, desde la llamada generacin del 37 (Alberdi,Gutirrez, Echeverra, Sarmiento), hasta la denominada generacin del 80 (Avellaneda,Roca, Jurez), se encuentra caracterizada por la primaca de un proyecto poltico liberalel cual se autopostula como la razn nica frente al resto de racionalidades opensamientos posibles. En sntesis, hablamos aqu de la razn nica autoproclamada porla racionalidad burguesa ilustrada, la cual, en concomitancia con las formas deacumulacin capitalista, conducen a un proceso de homogenizacin material,cognoscitivo y cultural, el cual cimenta la incorporacin de lo otro no-europeo alproyecto geopoltico colonial desplegado por la Europa capitalista.El acontecimiento paradigmtico de este proyecto geopoltico colonizador alcanza unode sus momentos de mayor expresividad dentro del siglo XIX mediante la efectuacinpor parte de los sectores dominantes, encumbrados en un accionar poltico oligrquico-conservador, de un proyecto demencial y genocida sobre las poblaciones originarias dela regin patagnica Argentina.El proyecto de extender la civilizacin hasta la frontera del Ro Negro, en aras devolver productivo lo hasta entonces improductivo, dio vida a una limpieza eugensicasobre este territorio bajo el mando del General Julio. A. Roca en lo que se conoci conel sutil eufemismo de conquista del desierto.La nihilizacin ontolgica del indgena equiparada a un lugar vaco de vida eldesierto-, refleja el status tico-poltico otorgado a las poblaciones originarias de lapatagonia Argentina, quedando replegadas las mismas a existencias carentes de todo

    9 Castro-Gmez, Santiago: Ciencias sociales, violencia epistmica y el problema de lainvencin del otro. En Lander, Eduardo (comp.) La colonialidad del saber: eurocentrismo yciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires, CLACSO, ConsejoLatinoamericano de Ciencias Sociales, 2000, pg. 148.10Alberdi, Juan Bautista: Obras Completas. Buenos Aires,J.Mayer editor, 1969. pg. 82.

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    valor y significado. De esta manera, la infecundidad e improductividad del salvaje,contrastan con el espritu crematstico por parte de la lite gobernante, en quien seencuentra conjugada de manera paradojal, la negacin del ius sanguinisy la vocacin deextranjerizacin como parmetro de civilizacin legtima.La necesaria desaparicin del indio y la consumacin de una campaa de limpieza quepermita la extensin de uncorpussocio-poltico y econmico, a fin a los intereses de

    expansin colonial por parte de los sectores dominantes, queda evidenciada en elInforme oficial de la comisin cientfica agregada al Estado Mayor General de laExpedicin al Ro Negro sealando que: Es evidente que una parte de las llanurasrecin abiertas al trabajo humano, la naturaleza no lo ha hecho todo, y que el arte y la

    ciencia deben intervenir en su cultivo, como han tenido parte en su conquista. Pero se

    debe considerar, por una parte, que los esfuerzos que habra que hacer para

    transformar estos campos en valiosos elementos de riqueza y de progreso, no estn

    fuera de proporcin con las aspiraciones de una raza joven y emprendedora; por otra

    parte, que la superioridad intelectual, la actividad y la ilustracin, que ensanchaban los

    horizontes del porvenir y hacen brotar nuevas fuentes de produccin para la

    humanidad, son los mejores ttulos para el dominio de las tierras nuevas. Precisamente

    al amparo de estos principios, se han quitado stas a la raza estril que las ocupaba.11

    La construccin del otro como atrasado, paria o subhumano, posibilita elestablecimiento de prcticas de exclusin, explotacin y desaparicin del mismo. Elotro como portador tanto de precaridad ontolgica como de anormalidadantropolgica, constituye la expresin acabada de una prctica cultural que encubre ladignidad del otro en el descubrimiento de su inadecuacin social, poltica oepistmica. La desaparicin de estas anomalas sociales -para usar una categoraprivativa del positivismo decimonnico reinante en la Argentina como en otros paseslatinoamericanos-, constituye una accin salvfica para el resguardo y defensa de lasociedad. 12Pero la adhesin a una filosofa de la historia en donde el tiempo de la civilizacin es

    superior al tiempo de la barbarie, sugiere adems de lo sealado, al menos otros dosinterrogantes: No es acaso la apelacin al progreso de la civilizacin eurocntrica hoydevenida occidentalocntrica13- y su razn nica, la produccin y reproduccin - hastanuestros das- de una civilizacin y barbarie a la vez? O dicho en otras palabras No hasido acaso dicho proceso civilizatorio desde su interna dinmica reproductor deconstante barbarie? Tal como lo seala el filsofo cubano Ral Fornet Betancourt:Nuestro tiempo estara generando barbarie. Estamos viviendo un tiempo de

    barbarie, insisto, que no es algo anterior sino contemporneo de nuestro tiempo de

    civilizacin. A diferencia de Sarmiento, no deberamos entonces ver en la alternativa de

    la civilizacin la solucin a los problemas de la humanidad sino ver al contrario la

    opcin por la civilizacin como uno de los problemas centrales.14

    11 Prrafo extrado del INFORME OFICIAL DE LA COMISIN CIENTIFICA agregada alEstado Mayor General de la Expedicin al Ro Negro (Patagonia) realizada en los meses deabril, mayo y junio 1879, bajo las ordenes del General Julio A. Roca (Buenos Aires, 1881) enwww.usuarios.arnet.com.ar/yanasu/roca.htm/10/08/08. Para un anlisis en profundidad sobre elgenocidio de los aborgenes autctonos de la patagonia Argentina ver: Curruhuinca-Roux: Lasmatanzas del Neuqun. Buenos Aires, Plus ultra editorial, 1993.12Foucault, Michel: op.cit.13Morin, Edgar y Kern, Brigitte Anne: Tierra patria. Barcelona, Kairos, 1993.14Fornet Betancourt, Ral:Hacia el dialogo intercultural,Bilbao, Descle de Broker, 2001,pg. 82.

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    Colonizacin, multiculturalismo y la sublime conquista del otro.

    Ahora bien, estas prcticas violentas acaecidas en el derrotero del siglo XIXlatinoamericano, y ms propiamente argentino, no constituyen desde la perspectiva aquesbozada, acontecimientos aislados, o bien, prcticas deslindadas de los contextosespecficos de emergencia. Por el contrario, desde la lectura aqu propuesta, son los

    diferentes contextos de emergencia y las prcticas de subjetivacin y socializacinacaecidos en los mismos, los que permiten desde el presente trazar un recorridogenealgico de estos procesos sociales. Y esto es menester de sealar, dado que estasprcticas de cimentacin deficitaria del otro en relacin al sujeto prototpico deseablepara la construccin de ciudadana, reviste de una continuidad histrica en lo queconstituyen los procesos de asimilacin econmica, cultural y cognoscitiva, desde loque podramos definir como el paradigma colonizador eurocntrico-moderno, hasta unparadigma de la mismidad occidentalocntrica15desplegado en la actualidad, mediantelas formas de construccin de la subjetividad del multiculturalismo posfordista.En este sentido, asistimos a una ficticia revalidacin de la diversidad y de rescate de lodiverso en la alteridad. La trama paradojal desde donde se postula la pluralidad de losmodos de vida y de tolerancia por el otro diferente, responde a todo un conjunto de

    dispositivos tendientes a reafirmar la potestad de las subjetividades histricamentehegemnicas occidental, macho, blanco, propietario-por sobre aquellas subjetividadeshistricamente construidas como deficitarias.La mirada reconciliadora hacia el otro ayer conquistado, hoy eufemsticamentereconocido-, responde de esta manera a un accionar estratgico-instrumental por partede la lgica multicultural posfordista, tendiente a un control biopoltico de los sujetos encuestin y a la generacin de acciones que garanticen el usufructo de la biodiversidadecosistmica en la que habitan el conjunto de estas subjetividades.As, los nuevos modos de colonizacin cultural van de la mano de la expropiacin ypredacin de vastas organizaciones ecosistmicas por parte de empresas trasnacionalesy de poderosos magnates forneos y locales, quienes mediante el rescate folclrico yextico de las comunidades originarias, se procuran el control geopoltico de grandesreservas naturales; en lo que constituye la carrera predadora iniciada por la voluntad deconquista moderna, hasta la expansin en nuestros das de la lgica totalizadora delmercado. En palabras de Edgardo Lander: Si con la modernidad podemos hablar de la

    progresiva conquista semitica de la vida social y cultural, hoy esta conquista se ha

    extendido al corazn mismo de la naturaleza y la vida.16

    La progresiva conquista de la vida colectiva y natural por parte de este dispositivocivilizador, torna compatible la exacerbada opulencia de quienes ostentan el control ypropiedad de vastas regiones de la patagonia y la existencia de condiciones extremas depauperizacin y marginalidad de un numeroso conjunto de subjetividades replegadassobre las periferias urbanas, o bien, en la crudeza geogrfica del terreno.Los estigmas de la barbarie asumen hoy nuevos rostros al reproducir los mecanismosde colonizacin material y cognoscitiva, implementados desde la gnesis del estadonacin, y que en la actualidad, revisten de una sublime condescendencia hacia el otrodiferente en el fondo inadecuado producto de su precaridad epistmica, cultural osocial.

    15Morin, Edgar y Kern, Brigitte Anne: op. cit.16Lander, Eduardo: Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocentrismo.EnLa colonialidaddel saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires,CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2000, pg. 16.

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    De esta manera, estos nuevos modos de negacin de la alteridad bajo la forma de unracismo multiculturalista17desde la ptica del filsofo esloveno Slavoj iek, o bien,de un racismo epistmico de la modernidad18 desde la lectura de Walter Mignolo,perpetan la existencia de prcticas violentas y de invisibilizacin en el reconocimientode un otro avizorado como deudor de cultura, humanidad o progreso. En estadireccin, la lgica multicultural reproduce ipso facto la presencia de mecanismos y

    prcticas de exclusin, al asumir la existencia de la diversidad cultural y cognoscitivacomo el diseo de mundos culturales hbridos y cerrados entre si, lo que garantiza laexistencia hegemnica del capitalismo posfordista, en cuanto lgica global tendiente ala asimilacin de lo diferente en la mismidad del pensamiento nico prohijado por estedispositivo cultural, epistmico y poltico. 19En virtud de lo expuesto, frente al desarrollo histrico de este universo poltico encuestin, se torna necesario desarticular los mecanismos tendientes a prescribir demanera deficitaria la condicin antropolgica de determinadas subjetividades, en estecaso bajo la categora colonizante de indio, nativo o primitivo. Pero adems, resultamenester desarticular aquellos mecanismos que posibilitan el desarrollo de prcticasdiscriminativas y expulsivas, desde las cuales se prescribe el status tico-poltico deestas subjetividades y las condiciones de posibilidad de supervivencia de las mismas. En

    consonancia con lo aqu esbozado Narvaja y Pinotti desde el campo de la AntropologaCultural sealan:Qu significa en trminos demogrficos ser indgenas? Significa

    por ejemplo que un nio que nace indgena ve multiplicada sus probabilidades de

    morirse antes de alcanzar el ao de vida, respecto de otro que no lo es.20

    Es por ello, que una autentica revalidacin de la diversidad o de la otredad, no puededevenir desde aquellas visiones paradigmticas que histricamente se han autopostuladocomo portadoras de un discurso autosuperador, a partir de las cuales, han resultadoimpugnadas otras manifestaciones cognoscitivas, y se ha contribuido a la construccinde la idea de ciudadana del sujeto poltico latinoamericano mediante la presencia deuna matriz colonizadora-monocultural.En tal sentido, la cimentacin de modos genuinos de reconocimiento de la alteridad y detransformacin de aquellas situaciones histricas de invisibilizacin cultural ycognoscitiva, plantea tanto un desafo epistmico como tico-poltico, en donde lavocacin de dilogo entre las diversas racionalidades existentes y el respeto por ladignidad de la alteridad, puedan constituirse como principios irrebasables en lagestacin de las diversas comunidades humanas. Sin duda resulta menester sealar, enesta instancia de nuestra exposicin, la ntima vinculacin entre el posicionamiento aquasumido y aquellos planteos que reclaman la necesidad de articular, desde unpensamiento intercultural, estrategias terico-prcticas tendientes a contribuir en latransformacin del status quovigente.

    17 iek, Slavoj: Multiculturalismo, o la lgica cultural del capitalismo multinacional. EnJamenson, J. y iek, S: Estudios culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo. BuenosAires, Paids, 2003.18Mignolo, Walter: Interculturalidad, descolonizacin del estado y del conocimiento.BuenosAires, Ediciones del signo, 2006.19 iek, Slavoj: op. cit.20 Narvaja, Benito Pinotti, Luisa: Violencia, poblacin e identidad en la colonizacin deAmrica hispnica. Buenos Aires, Eudeba, 1999, pg. 72.

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    Por cierto que la idea de interculturalidad aqu sostenida, rehsa de la apropiacin quese realiza de la misma, tanto por el discurso monocultural del estado, como as tambin,desde el discurso folclrico de la otredad por parte de la lgica de mercado. 21De tal modo, la efectuacin de una genealoga desconstructiva de aquellas prcticas,procesos y discursividades que han operado como acerbo de verdades incuestionables alo largo de la cultura latinoamericana, resulta tambin necesaria extrapolar, al sentido y

    alcance del concepto mismo de interculturalidad.Y esto es desiderativo mencionar, dado que a diferencia de aquellos planteos quepresentan a la filosofa intercultural como nuevo canon prescriptivo desde el cual leerla diversidad de manifestaciones culturales y cognoscitivas; el pensamiento interculturales asumido desde la perspectiva aqu esbozada, como un espacio de construccinepistmico y tico-poltico. Es decir, como la gestacin de una matriz terico-polticatendiente a la transformacin de aquellas situaciones concretas de colonialidad, opresine invisibilizacin a las que han sido supeditadas histricamente determinadassubjetividades y el mundo de representaciones simblicas de las mismas. En otraspalabras, y en consonancia con el planteo de Catherine Walsh en torno ainterculturalidad y pensamiento descolonial, dicho posicionamiento supone: uncamino para pensar desde la diferencia hacia la descolonizacin, la descolonialidad y

    la construccin y constitucin de una sociedad radicalmente distinta.22Es por ello que un pensamiento que se enuncie capaz de revalidar de manera genuina ladiversidad de voces, registros culturales y experiencias humanas de nuestro lugarvernculo en el mundo, requiere de la recuperacin de la memoria colectiva de aquellasvoces silenciadas en el derrotero de la construccin del sujeto latinoamericano23;rescatando adems del olvido a todas aquellas subjetividades, tanto del pasado lejanocomo de nuestro pasado reciente, vctimas de procesos condenatorios de la alteridad,que bajo diferentes formas de construccin malfica del otro24, han implementadoprcticas de desaparicin fsica y simblica de estas subjetividades denunciadas comoindeseables para la vida colectiva.De esta manera, la memoria colectiva emerge como elemento de resistencia frente a losdispositivos des-subjetivantes modelados por la cultura hegemnica y la historia oficialdel pensamiento. En otras palabras, el rescate de la memoria colectiva posibilitamediante la denuncia de estas prcticas colonizadoras, tanto una hermenutica deltiempo presente, como adems, la gestacin de las condiciones de posibilidad de otrosmodos posibles de realizacin humanos mediante el reconocimiento y validacin de la

    21 Los planteos en torno a interculturalidad dentro el contexto patagnico, revisten de unamarcada presencia del discurso monopolizador por parte el estado, y de un reconocimientoficcional del derecho que poseen los pueblos originarios a resguardar y transmitir a sus distintasgeneraciones, sus prcticas culturales y formas cognoscitivas. En este sentido, no es posiblehablar de educacin intercultural, ni de prcticas de convivencia desde la interculturalidad,cuando la organizacin de los contenidos educativos destinados a las comunidades originarias,

    es efectuada por la voz dominante del estado monocultural sin la participacin de dichascomunidades en la sistematizacin de sus propias enseanzas. De esta manera, la revalidacinde la otredad deviene absorbida en la apropiacin que se realiza de la misma, por parte deldiscurso homogenizador del estado, bajo la idea de interculturalidad.22 Walsh, Catherine: En Interculturalidad, descolonizacin del estado y del conocimiento.Buenos Aires, Ediciones del signo, 2006, pg. 44.23Cf. Argumedo, Alcira:Los silencios y las voces en Latinoamrica. Buenos Aires, EdicionesColihue, 2004.24Cf. Skiliar, Carlos: Y si el otro no estuviera ah? Notas para una pedagoga (improbable) dela diferencia. Buenos Aires, Mio y Dvila editorial, 2006.

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    pluralidad de voces existentes. En sntesis: La memoria histrica es conciencia de ladiferencia.

    25A modo de cierre, he procurado mostrar a lo largo del itinerario propuesto la presencia

    dominante dentro de la construccin de ciudadana del sujeto latinoamericano -y mspropiamente de nuestro contexto geogrfico regional- de un dispositivo cognoscitivo,cultural y poltico, el cual bajo diferentes modalidades ha contribuido en la desaparicin

    fctica y simblica de la vida colectiva de determinadas subjetividades.La recurrencia de estas prcticas de colonizacin de la alteridad vigentes an en nuestraactualidad, convoca a todo pensamiento que se enuncie en una ntima referencialidad ycompromiso con el tiempo presente, a la labor desiderativa de contribuir en la gestacinde un mundo genuinamente ms humano y digno. La presencia de esta multiplicidad deexistencias condenadas al olvido o la desaparicin por parte de estas prcticas polticasde entronizacin del poder sobre la vida colectiva, resultan testimonios de unaanacrnica modalidad humana que nuestro presente no puede ms que impugnar.

    Bibliografa

    AA.VV: Interculturalidad, descolonizacin del estado y del conocimiento. Buenos

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