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 BIOETICA PRINCIPIALISTA Y BIOETICA PERSONALISTA: UNA COMPLEMENTACION NECESARIA Marila García Puelpan I. BIOETICA PRINCIPIALISTA 1. Introducción La bioética nace con fuerza académica y social a comienzos de la década del 70. Ella se ha desarrollado principalmente en dos líneas de expresión: la bioética angloamericana y la europea. Cada vertiente tiene influencia de tradiciones filosóficas distintas cuyas conceptualizaciones han determinado la forma de fundamentar la bioética y han condicionado en forma diferente el espíritu analítico y crítico de sus sociedades. La tradición filosófica empírica, pragmática y utilitarista de la filosofía angloamericana da origen a una Bioética por así decir “tecnificada” y “funcional” de orientación individualista –Principialismo- que privilegia la autonomía de la persona particular, sensible a valorar deberes y derechos con una perspectiva particularmente preocupada de los micro problemas de naturaleza consecuencialista y relativista. Esta corriente bioética muestra su hegemonía ya en los años 70 cuando nace la bioética hasta los días de hoy. Por otra parte, como telón de fondo de la bioética europea está la filosofía europea, heredera de una larga tradición metafísica y de una filosofía de la conciencia y del espíritu (fenomenología, existencialismo, hermenéutica), que conduce hacia una bioética con una orientación más social, que da importancia no sólo a los micro sino también a los macroproblemas. La bioética angloamericana se queda esencialmente en un plano normativo, mientras que la bioética europea busca una fundamentación universal de la conducta que sólo puede ser asumida con una fundamentación antropológica donde el ser humano es entendido como persona, vale decir, se trata de una Bioética que puede llegar a ser expresión de un genuino humanismo. 2. Bioética Principialista. Características 2.1. Ética Aplicada Se le reconoce como el Principialismo de Beauchamp y Childress y se entiende fundamentalmente como una ética aplicada. La expresión “ética aplicadaapunta a la dimensión filosófica del discurso bioético, en ella se destaca sobre todo la filosofía moral y la fundamentación normativa; no hay decisión o acción humana a la que se le atribuya un calificativo moral sin justificación de su principio normativo. En este sentido la bioética está estrechamente relacionada con la ética general y se la puede concebir como la aplicación de principios morales generales a un campo específico; en este caso la investigación científica, la medicina y los cuidados de la salud. Suele ser frecuente aquí que se sustituya el término bioética por el de ética biomédica , para mostrar que esta expresión es comparable con el ética política o ética de los negocios, pues el uso del término bioética podría crear la ilusión de que se está en un dominio independiente, cuando en realidad no se trata más “que de la aplicación de principios morales generales a un área de la actividad humana”  (B & CH) 2.2. Los cuatro Principios, pilares de la bioética principialista La ética principialista se sostiene en cuatro principios, los que fueron esbozados en el Informe Belmont y desarrollados desde allí por Beauchamp y Childress. Fueron entendidos desde un comienzo como submáximas, dado que tanto la ética filosófica como sus formas aplicadas carecían de principios universales a los que pudiesen vincular una ética aplicada. Fue necesario,

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  • BIOETICA PRINCIPIALISTA Y BIOETICA PERSONALISTA: UNA COMPLEMENTACION NECESARIA

    Marila Garca Puelpan

    I. BIOETICA PRINCIPIALISTA

    1. Introduccin

    La biotica nace con fuerza acadmica y social a comienzos de la dcada del 70. Ella se ha desarrollado principalmente en dos lneas de expresin: la biotica angloamericana y la europea. Cada vertiente tiene influencia de tradiciones filosficas distintas cuyas conceptualizaciones han determinado la forma de fundamentar la biotica y han condicionado en forma diferente el espritu analtico y crtico de sus sociedades.

    La tradicin filosfica emprica, pragmtica y utilitarista de la filosofa angloamericana da origen a una Biotica por as decir tecnificada y funcional de orientacin individualista Principialismo- que privilegia la autonoma de la persona particular, sensible a valorar deberes y derechos con una perspectiva particularmente preocupada de los micro problemas de naturaleza consecuencialista y relativista. Esta corriente biotica muestra su hegemona ya en los aos 70 cuando nace la biotica hasta los das de hoy.

    Por otra parte, como teln de fondo de la biotica europea est la filosofa europea, heredera de una larga tradicin metafsica y de una filosofa de la conciencia y del espritu (fenomenologa, existencialismo, hermenutica), que conduce hacia una biotica con una orientacin ms social, que da importancia no slo a los micro sino tambin a los macroproblemas.

    La biotica angloamericana se queda esencialmente en un plano normativo, mientras que la biotica europea busca una fundamentacin universal de la conducta que slo puede ser asumida con una fundamentacin antropolgica donde el ser humano es entendido como persona, vale decir, se trata de una Biotica que puede llegar a ser expresin de un genuino humanismo.

    2. Biotica Principialista. Caractersticas

    2.1. tica Aplicada

    Se le reconoce como el Principialismo de Beauchamp y Childress y se entiende fundamentalmente como una tica aplicada. La expresin tica aplicada apunta a la dimensin filosfica del discurso biotico, en ella se destaca sobre todo la filosofa moral y la fundamentacin normativa; no hay decisin o accin humana a la que se le atribuya un calificativo moral sin justificacin de su principio normativo. En este sentido la biotica est estrechamente relacionada con la tica general y se la puede concebir como la aplicacin de principios morales generales a un campo especfico; en este caso la investigacin cientfica, la medicina y los cuidados de la salud. Suele ser frecuente aqu que se sustituya el trmino biotica por el de tica biomdica, para mostrar que esta expresin es comparable con el tica poltica o tica de los negocios, pues el uso del trmino biotica podra crear la ilusin de que se est en un dominio independiente, cuando en realidad no se trata ms que de la aplicacin de principios morales generales a un rea de la actividad humana (B & CH)

    2.2. Los cuatro Principios, pilares de la biotica principialista

    La tica principialista se sostiene en cuatro principios, los que fueron esbozados en el Informe Belmont y desarrollados desde all por Beauchamp y Childress. Fueron entendidos desde un comienzo como submximas, dado que tanto la tica filosfica como sus formas aplicadas carecan de principios universales a los que pudiesen vincular una tica aplicada. Fue necesario,

  • entonces, elaborar un conjunto de normas rectoras que tuviesen algn grado de generalidad y pudiesen orientar prescripciones morales ms especficas y situacionales en el terreno de la biotica, muy especialmente en la tica mdica. La propuesto tuvo amplia aceptacin y se convirti en la escuela conceptual ms prevalerte en la biotica internacional, que desde entonces no ha dejado de orientar su anlisis en respeto de los cuatro principios: autonoma, beneficencia, no maleficencia y justicia.

    El principialismo biotico se presenta frente a otros esquemas conceptuales como una propuesta que posiblemente tenga ms utilidad instrumental que solidez terica, ya que aqu la Biotica queda concebida como mera aplicacin en el campo de las ciencias de la vida de un saber tico ya constituido de antemano. Hay conciencia que los principios enunciados no agotan las categoras de valores, no son homogneos en su vertebracin, ni tienen lmite siempre ntidamente demarcados. Tanto los autores principialistas como sus detractores reconocen estas limitaciones, pero es ampliamente aceptado que los cuatro principios son necesarios como instrumentos de anlisis, como guas de accin de un comit por ej- y como orientadores en la enseanza de la biotica.

    Ciertamente que el paradigma da por supuesta alguna teora tica y los valores que la configuran, cuya validez se presupone. De lo que se trata es de aplicarlos en forma de principios a nuevos campos abiertos por las tecnologas de punta, campos a los que, para distinguirlos de la tica mdica tradicional, se los denomina biomdicos. Hasta el momento el Principialismo es el paradigma biotico ms difundido y el que ha logrado mayor nivel de sistematizacin. Este modelo tiene amplia aplicacin en la prctica clnica en todo el mundo en el que se ha desarrollado la biotica. Sus resultados son muy positivos en lo que se refiere al respeto a la dignidad de la persona individual. Y por otro lado viene a legitimar casi toda la prctica deseada o consentida por el paciente, incluyendo la eutanasia y el aborto.

    La moralidad propia de este modelo consiste en la observacin de los principios y reglas mencionados, enunciados a partir de una reflexin sobre la tradicin de la tica mdica en particular y de la historia de la filosofa en general.

    Tom Beauchamps y James Childress en Principles of Bio-medical Ethics proponen la existencia de cuatro principios morales para su aplicacin en el campo de la investigacin cientfica, la medicina y los cuidados de la salud, y en los cuales se fundamenten algunas reglas encaminadas a contribuir a la promocin de las relaciones entre los profesionales de la salud y los pacientes. Sealo a continuacin dichos principios.

    2.2.1. Principio de Autonoma

    Afirma la capacidad que la persona tiene sobre su autodeterminacin. Esto significa, en la prctica, dar valor y considerar las opiniones y elecciones de las personas as consideradas y abstenerse de obstaculizar sus acciones, a menos que stas produzcan un claro perjuicio a otros (o a s mismos?. Este es un tema aparte: autonoma y dao). Este concepto de autonoma, que establece el informe Belmont, no es equivalente al concepto kantiano de autolegislacin, sino que dice relacin con el consentimiento informado, es ste el que le da a una decisin su carcter de autonoma. Este principio exige el Consentimiento Informado y la regla de la veracidad.

    2.2.2. Principio de Beneficencia

    Enuncia la obligatoriedad del profesional de la salud y del investigador de promover, siempre y primariamente, el bien del paciente. El informe Belmont deja en claro el carcter de obligatoriedad de este principio, sealando que no se debe entender como un acto de bondad o caridad que va ms all de la estricta obligacin. En este principio se basa la regla de confidencialidad

    2.2.3. Principio de No maleficencia

  • Determina no infringir ningn tipo de dao, y extremar los posibles beneficios y minimizar los riesgos. De este principio proviene la regla de fidelidad

    2.2.4. Principio de Justicia

    Impone que todas las personas sean tratadas de igual manera, no obstante sus diferencias. El Informe Belmont habla de la imparcialidad en la distribucin de las cargas y beneficios atendiendo a que los iguales deben ser tratados igualitariamente, esto desde la perspectiva de la experimentacin con seres humanos. De este principio surge la regla de privacidad.

    3. Cuestionamiento al Paradigma Principialista

    3.1. Falta de fundamentacin

    Como seala D.Graciano hay un pronunciamiento claro y vigoroso por parte Beauchamp y Childress acerca de un sistema de referencia moral o canon referido al ser humano que sustente las formulaciones deontolgicas de su propuesta. Vale decir el paradigma adolece del defecto de no sustentar su propia justificacin porque carece de una ontologa y una antropologa que los justifique. Si toda opcin tica requiere de una imagen del mundo y del ser humano, la biotica tambin y esto no aparece aportado por la biotica de los principios. No fundamenta una respuesta sobre el bien propio del ser humano, sino que busca normas que permitan convivir en una sociedad pluralista, con personas que no piensen lo mismo, y adems, evitar el sumo mal. Todo lo cual es lcito y loable, pero no alcanza a dar razones sobre el autntico bien del ser humano. De modo que si bien su gran ventaja es que le permite ser un referente en una sociedad pluralista, por otra parte, surge el gran inconveniente de la inconsistencia antropolgica de la propuesta. Slo una biotica sustentada en una ontologa puede pretender ser normativa, ya que una tica o biotica adquiere su fuerza de la cosmovisin y de la antropologa que la sustenta. Desde esa cosmovisin es posible hablar de preceptos que fundamentan el respeto a la vida y la libertad de la persona, por ej., de lo contrario se quedan en meros preceptos sin sentido. En este sentido la concepcin de ser humano que se maneja en esta vertiente biotica deja qu desear puesto que tiende a mutilar dicho concepto al considerar fundamentalmente la capacidad de autodeterminacin y de racionalidad, facultades que evidentemente no conforman la totalidad que es el ser humano.

    3.2. Una tcnica de aplicacin de principios

    La biotica es considerada aqu principalmente por la efectividad procedimental de su accin y en este sentido como una tcnica que se desarrolla por reglas que establecen la accin moral en el campo clnico. Sus principios son slo guas de accin y modos de control para revisar que una decisin biotica no haya ignorado algn valor importante. Los crticos de esta modalidad de la biotica la ven como una aplicacin automtica, como si por un lado se dispusiese de los principios para aplicarlos en cualquier campo sin que se modifiquen y con una cierta indiferencia en relacin con las situaciones. Ciertamente que no se puede perder de vista que el campo de aplicacin no slo est constituido por una dimensin tecnocientfica sino tambin por relaciones humanas, visiones morales y convicciones personales, las cuales no pueden dejar de modificar a los principios en su aplicacin. La biotica no es slo tica aplicada, ni tica clnica, ni discurso interdisciplinario, es la tres cosas articuladas. En la etapa presente la Biotica Principialista podra llegar a confundirse con un simple sistema o cdigo deontolgico

    3.3. Dificultades de aplicacin de los principios

    Por otra parte se cuestiona el hecho que los principios presentan dificultades (incompatibilidad) porque pueden colisionar en su aplicacin prctica, especialmente cuando el respeto por uno significa necesariamente desatender a otro. An cuando el principio de Autonoma parece, hasta el momento, recibir la preferencia de los autores, los principios no obedecen a ninguna disposicin jerrquica y son todos vlidos como prima facie, ocurriendo lo mismo con las reglas que de ellos se desprenden. En caso de conflicto entre principios sealan B&CH- ser la situacin concreta y sus

  • circunstancias quienes indicarn el que debe tener precedencia, por ello se ha sugerido enriquecer la descripcin de la situacin/caso en estudio o especificar las circunstancias con tanto detalle como fuese necesario para que fluya la decisin con ms naturalidad.

    3.5. Moral de tercera persona

    La concepcin de la biotica como mera aplicacin de principios puede llevar a los profesionales de la salud a pensar que las decisiones morales que llevan a cabo en el ejercicio de su profesin son ajenas al propio agente o profesional que decide. La aplicacin objetiva de ciertos principios tericos no deja lugar al ethos personal del profesional, esto significa que no est involucrada su interioridad. Es decir no sera el profesional como ser humano, como realidad moral, personal e individual el que lleva a cabo las decisiones sino las leyes de la razn instrumental resueltas, en este caso, en principios. El concepto de responsabilidad personal, central en la tica, queda diluido en el comportamiento mecnico del sistema. De predominar este modelo, es imposible no pensar en la posibilidad de que la dimensin humana en la actividad mdica se vea cada vez ms oscurecida, ya que si en nombre de la objetividad se silencia tambin el significado personal del estar enfermo de manera de proceder sin conexin alguna con la totalidad de la vida de los actores intervinientes en la situacin (profesional de la salud y enfermo), claramente el modelo resulta humanamente insatisfactorio. Si el profesional de la salud en tanto agente no atiende suficientemente a las consecuencias de sus actos o no se ve moralmente reflejado en su propia praxis profesional, entonces su moralidad no est directamente comprometido. As visto, la vida moral del profesional se ve notablemente empobrecida ya que como agente moral con su moral personal, el tipo de persona que es, su rectitud profesional y el efecto de sus acciones morales sobre su propia persona, desaparece detrs de la aplicacin de los principios objetivos, universales y abstractos.

    Esta situacin es la que ha dado lugar a la llamada moral de tercera persona propia del paradigma biotico principialista.

    II. BIOETICA PERSONALISTA. Modelo Personalista Ontolgico de Elio Sgreccia

    1. La inspiracin humanista inicial de la biotica

    Como se conoce al menos tres maneras de entender el personalismo relacional, hermenutico, ontolgico- debo sealar que mi trabajo se enmarca al interior de este ltimo, el cual se fundamenta en el concepto de persona entendida como una unitotalidad de cuerpo y espritu y en el deber de respeto a la vida humana desde la concepcin hasta la muerte.

    En sus inicios la biotica se orient en el sentido de poner lmites en el vasto campo de la investigacin cientfica aplicada a la vida, a fin de salvaguardar la persona humana o al ser humano en la multiplicidad de sus modos de ser y de existir, as como su valor incondicional. Podemos decir entonces que las condiciones de origen de la biotica (Potter y Hellenger) nos habla de una inspiracin humanista ya que nos revela un fuerte sentimiento de defensa y salvaguarda del ser humano, tanto en la singularidad de su individualidad como en la universalidad de su humanidad.

    .La historia de la biotica muestra que desde el inicio se fue privilegiando el paradigma Principialista el cual favorece en general la proliferacin de reglas de accin sobre la vida, favoreciendo as una tendencia tecnicista o funcionalizante de la Biotica, conducente a una excesiva objetivacin de las circunstancias de accin incluido el ser humano en esta objetivacin, limitando as a la Biotica a un plano de normatividad, restringido a la prctica; en circunstancias que ella es tambin, y primariamente, reflexin en cuanto exigencia de fundamentacin del comportamiento. No basta establecer cmo se debe actuar, o sea, formular normas de accin, interesa tambin mostrar por qu se debe actuar de esa manera, es decir, fundamentar ms vigorosamente los principios de accin moral. De modo que la inspiracin humanista que anim

  • originalmente a la Biotica slo llegar a ser plenamente realizada, en el tiempo, en base a una exigencia de fundamentacin antropolgica.

    Sealbamos al inicio que tanto en Estados Unidos como en Europa el esfuerzo de fundamentacin de la biotica se ha desarrollado a partir de ciertas tendencias filosficas dominantes. En este sentido, la biotica personalista o biotica latina ha surgido en la cultura mediterrnea y grecolatina alcanzando ya una fuerte presencia en el debate moral contemporneo. Ella considera a la persona, al ser humano, en su dignidad universal, como valor supremo y como fundamento tico, procurando adems enunciar las categoras esenciales de la persona, esto es, su naturaleza nica, integral, relacional y social. De este modo cabe entender que la reflexin antropolgica est en la base y sirva de fundamento al ordenamiento biotico.

    2. Una meta-biotica

    Se entiende como meta-biotica la disciplina que explica y da razn del fundamento tico de los valores y de los principios que orientan la conducta del ser humano en el momento en que interviene sobre la vida (Palazzi). Evidentemente que segn sea el carcter de esta meta-biotica ser el carcter de la biotica y de su aplicacin prctica-operativa. Al respecto cabe reconocer que a la biotica personalista le asisten dos fuertes argumentos que por su ndole podra decirse que constituyen una meta-biotica pues trascienden una mera respuesta moral a una comunidad concreta, y es en virtud de dichos argumentos que esta meta-biotica puede estimarse vlida para mdicos, profesionales de la salud y hombres de ciencia en cualquier mbito de la tierra. La validez de tales argumentos descansa en que responde a los interrogantes eternos y ms profundos de la vida humana, presentes en la tradicin filosfica clsica y centradas en la gran pregunta central qu es el hombre?, qu puede conocer (aspiracin a la verdad) y qu puede esperar (aspiracin a la felicidad o a la vida eterna).

    3. La persona como fundamento ontolgico-antropolgico

    3.1. La persona y su dignidad como centro de todas las consideraciones bioticas

    Como ya habamos esbozado anteriormente, para la biotica personalista es la persona, como realidad concreta y unitotalidad, el terreno firme en que ancla sus suposiciones. La persona y su dignidad intrnseca es el fundamento ontolgico que la sustenta, as como la consideracin del valor de la vida humana, como bien primario y fundamental. La persona es un sujeto moral y sujeto de derechos y deberes, es un individuo respetado (moralmente) y tutelado (jurdicamente) y es lcito todo lo que no daa a la persona e ilcito todo lo que suprime o daa a la persona. La persona se toma como centro de todas las consideraciones bioticas, valor supremo, punto de referencia, fin y no medio. Esto significa que no pertenece a la categora de los bienes tiles o instrumentales, una persona vale ms que una cosa y siempre que en la accin se posterga a una persona frente a una cosa, tal actuar es incorrecto. La dignidad fundamentada en la persona exige el mximo respeto y una efectiva tutela, en el terreno de la biotica, desde el momento de la concepcin al de la muerte natural, y siempre que se muestre necesitada de ayuda. La biotica personalista cuenta con cuatro principios y detrs de cada uno de ellos subyace una ontologa que los justifica: la persona humana, su valor y su dignidad.

    3.2. La persona es una realidad integral

    La concepcin ontolgica personalista reinvindica para la discusin biotica una nocin integral de la persona. Ella va mucho ms all de ser definida solamente como autoconciencia, obviando la corporeidad y la subjetividad global. Sostiene que no es posible desvincular a la persona de su propia corporeidad y que no se deviene persona solamente por haber alcanzado suficiente grado de autonoma, de competencia comunicativa o de actividad consciente como sostiene Engelhardth por ej. En tanto que persona, se presenta como una realidad integral, donde lo integrado es alma-cuerpo o espritu y cuerpo, ambas dimensiones conformando una unidad sustancial. Occidente ha sido extremadamente cartesiano en este sentido, pero para la biotica personalista ya no se puede

  • seguir sosteniendo que el cuerpo tiene menos valor que el alma, si el alma es considerada sagrada, entonces el cuerpo tambin queda elevado a nivel de sacralidad, y por lo tanto es digno, puesto que conforman una sola realidad.

    3.3. La persona es un continuum

    La persona es un Yo nico que ha pasado por diversos estadios de desarrollo, tanto fsico como psquico y espiritual. Esos diversos estadios de desarrollo le han ocurrido a alguien, a ese substrato que subyace y permanece respecto de los cambios exteriores. A partir de este hecho cabe decir que la persona es un continuum, expresin que sirve para explicar que la persona es la misma desde el momento en que comienza a existir hasta el momento de su muerte: es la misma que ha pasado por un estado embrionario, fetal, beb, es la mismo que ha ido a la sala cuna, que ha ido al colegio, que ha ido a la universidad, que ha trabajado como profesional, que se ha casado, que ha envejecido, que se ha enfermado y ha cado en estado de coma o que se ha enfermado de Altzheimer y ha perdido el sentido de la realidad.

    A pesar de todos estos cambios visibles, hay una dimensin personal en cada ser humano -un continuum siempre idntico a s mismo- de carcter no sensible, que nos permite identificar a esa persona, reconocerla y nombrarla en las diversas etapas como la misma persona que es y, como tal, todas sus etapas son igualmente dignas de respeto, independiente del estado en que se encuentre, an cuando no pueda pensar o comunicarse o antes de adquirir parcial o totalmente esas capacidades, como es el caso del feto. En ninguna de las etapas sealadas se es menos digna de respeto que otra. Esto vale para todo ser humano y desde luego para los pacientes que se encuentran especialmente necesitados. Engelhardt (para quien no es lo mismo persona que ser humano) afirma que no todos los seres humanos son personas, o no lo son siempre, en todos los perodos de la vida, porque se entiende que la persona es aquella realidad que es autoconsciente, racional, capaz de comunicarse con los dems.

    Es cierto que nos damos cuenta de que un ser es persona por esas manifestaciones conscientes, racionales, sensibles- pero no es cierto que slo si se dan esas manifestaciones se est ante una persona. Una cosa es que accedamos a la persona a travs de las manifestaciones de su racionalidad, pero eso no significa que sean las manifestaciones mismas las que constituyen a la persona, se puede argumentar incluso que porque es persona es que dichas manifestaciones son posibles. No es su ejercicio o manifestacin, entonces, lo que determina que sea persona, las manifestaciones son la mscara detrs de la cual est personaje o el substrato (ipostasis). De modo que desde la perspectiva personalista es falso decir que no hay persona cuando no se dan, todava o ya, las manifestaciones de la personalidad. En esta perspectiva el criterio fundamental para reconocer a la persona humana, ms all de las manifestaciones de su personalidad, es la naturaleza propia de ese ser, en este caso la posesin de su naturaleza humana-racional aunque las potencialidades de esa naturaleza no se manifiesten todava o temporalmente, de modo que es persona tanto en su ser como en su obrar y no pierde la dignidad propia de su naturaleza porque deje de obrar. Es esta la persona que desde el momento de la concepcin hasta la muerte, en cualquier situacin de sufrimiento o de salud, es punto de referencia y de medida entro lo lcito y lo ilcito en el proceder de la biomedicina.

    3.4. Moral de primera persona y biotica de las virtudes

    Segn seala Manuel de Santiago, los pases de la cuenca mediterrnea tienden a conservar el esquema de las virtudes, preservando el estilo de concebir la tica ms prxima a la tradicin clsica y su binomio vicio-virtud, reivindicada por pensadores como MacIntyre, Finnis, Spaemann entre los ms conocidos.

    Me parece pertinente insertar la tica de la virtud dentro de la perspectiva personalista debido a que ella dice relacin al bien moral integral de la persona, en este caso del paciente y del profesional, esto es, hace referencia a una instancia superior el bien integral de la persona- extra mdica, universal, que considera y a la vez trasciende la utilidad y eficacia del acto mdico. La

  • tica personalista, incluyendo dentro de ella la tica de las virtudes, puede reconocerse como una moral de primera persona. Esto significa que el profesional se involucra personalmente y desde su propio criterio moral en el acto que lleva a cabo, significa que est consciente del significado moral del acto mdico en s y de la responsabilidad personal que le cabe en l, lo cual constituye la moral de primera persona; una actitud que sin suprimir las normas va mucho ms all de ellas, en lenguaje aristotlico supone el ejercicio de la virtud personal.

    Se trata aqu de la propuesta de que la relacin profesional de la salud-paciente, o del investigador, tenga un componente personal importante porque tiene un componente antropolgico importante: la persona humana es el objeto principal de la biomedicina y tambin el sujeto de la misma; es persona el profesional de la salud, el investigador y es persona el paciente, con todo lo que ello significa. De esta manera la relacin no queda reducida a una mera tcnica objetivante sino que apunta a no desatender el elemento esencial de la tica, tal como se plantea en la tradicin aristotlica, que es el bien de la persona o del paciente en este caso, pero que tambin ser el bien del profesional ya que su accin virtuosa, en tanto accin autoperfectiva, reobrar sobre s mismo enriquecindolo moralmente por lo que su conciencia estar a gusto consigo misma. Dicho de otra manera, la tica de las virtudes, en el entendido que responde a la pregunta cmo debo ser o qu tipo de persona debo ser -y no qu debo hacer- entiende que es imposible acertar en las correctas decisiones ticas profesionales si no se acierta primero a la conduccin de la propia vida.

    Si bien la insuficiencia de la Biotica Principialista ha trado la necesidad de una recuperacin de la tica de las virtudes para la biotica, la tica de la virtud, sin embargo, remite a un modelo de ser humano virtuoso que requiere de un conjunto social que lo cultive. En este caso se trata de cultivar al profesional de la salud y al cientfico desde sus primeros aos de estudio de modo que aprenda a incorporar las virtudes a su experiencia concreta de manera de, en el futuro, ser capaz de tomar decisiones virtuosas, siendo capaz de conjugar la universalidad del principio con su aplicabilidad a la situacin particular concreta (en este punto es esencial la formacin en la virtud de la Prudencia, tema que vale la pena desarrollar, pero que hacerlo aqu ya se alargara demasiado).

    Desde esta perspectiva, se puede decir que la funcin de la biotica, en lo que al cuidado de la salud se refiere, y en su sentido ms estricto, no es tanto construir cdigos de conducta, sino formar profesionales conscientes y virtuosos, capaces de encarar el conjunto de las decisiones que debe tomar y hacerse cargo de ellas, sintindose partcipe y responsable de la decisin que est tomado. Sin embargo en Chile al menos, la realidad dice que la formacin biotica en el terreno acadmico si es que se da- - queda categorizada como un apndice de unas cuantas horitas en el ltimo ao y el ltimo mes de la formacin universitaria de los futuros profesionales de la salud. Esta es la realidad acadmica en general, salvo excepciones que al ser contadas con los dedos de una mano stos sobran. Desde esta mirada cabe entender que los principios de la tica personalista no vienen a aumentar un cdigo de conducta, sino que tienen como rol ayudar y reforzar la vida moral del profesional, se presentan ms bien como guas generales que requieren conjuntamente del ejercicio de la virtud personal. En tal caso estamos hablando de una moral de primera persona.

    4. Principios de la Biotica Personalista - Formulados por Sgreccia

    Como ya habr quedado claro, la condicin de persona es el fundamento ontolgico-real que sustenta y da validez a los principios tericos de la biotica personalista, principios que operan como ayuda y guas de la accin y a tomar en consideracin en cada decisin relativa a la relacin con el paciente y en la investigacin con seres humanos

    4.1. Principio de respeto a la vida humana. El valor fundamental de la vida

    El valor fundamental de la vida ordena la indisponibilidad y la sacralidad de la vida. El derecho a la vida es el primero de los derechos y el ms fundamental, porque sin l todos los dems incluida la libertad- son inexistentes. El respeto a la vida, as como su defensa y promocin, tanto la ajena

  • como la propia, representan el imperativo tico ms importante del ser humano, es un valor absoluto que hay que respetar siempre, es lo ms sagrado que tenemos, la vida de cada cual es nica, irrepetible, insustituible, inviolable. Tal respeto a la vida humana se entiende en todas sus etapas de manifestacin, desde el momento de la concepcin (fecundacin) hasta el ltimo instante (muerte cerebral total).

    La relacin que el ser humano establece sobre el mundo material-visible