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MAUCCI MEXICO

MBLIOTECA DEL NJRO MEXICANO

ifiSTORIA BE LOS IThS YOLCANES

Corazón de Lumbre y Alma de Nieve

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HERIBERTO FRIAS

MEXICOMauoci Rerinanos. —Primera del Retox, 1

1900

Historf a de los dos Voloanesc-c

Nino que habitas en la Capital de laRepUblica Mexicana, en esa que fué enun tiempo la opulenta cTenochtitlándonde existian los grandes alcázares delos reyes caztecas,xo hoy la Ciudad delos Palacios, situada en ci fondo del Va-lle de Mexico, niflo lector, habrás vistoen las maflanas, allá hacia el Oriente,dibujarse soberbiamente en el horizonteazul dos gigantescas cimas blanquisimasque son coronas de nieve. Cuando el sol

4se pone en el opuesto rumbo, aquellascoronas parecen de oro... En las nochestranquilas, a. Ia luz de la luna, son deplata... A veces son tan preciosas y bri-han tanto que parecen hechas de dia-mante...

Son las coronas de los reyes, de losvolcanes de Mexico... del gran rey gi-gante que arroja humo y de la reina gigante, su esposa, Ia durmiente blanca.

Eres curioso, amigo lectorcito, y esacuriosidad acerca de ]as grandezas de lapatria debe satisfacerse, porque al mis-mo tiempo que ocasiona placer, ins-truye.

Asi es, que te voy a contar la historiade esos enormes reyes de piedra, cuyascoronas resplandecen eon majestad enel Oriente.

Esto es lo que contaban los antiguos

I

5aztecas que habitaban hace muchos si-glos en el hermoso valle.

En la época en que todavia no habiahombres en el mundo y solo los gigantesvivian en los bosques y ]as montaftas,desnudos y horrorosos y peIendoseconstantemente unos contra otros porquitarse el pedazo de came que arran-cabari a los animales de los campos, enaquel tiempo, mi buen lectorcito, no ha-Ma ciudades, ni earninos, ;vaya, ni Ca-sas!

Eran unos gigantes bárharos que an-daban trás de los anirnales pequeftospara comérselos, y hulan de los anima-les grandes que cuando aleanzaban a losdesnudos gigantes Los devoraban,.. Enaquel tiempo todo era guerra; vivian pe-leando aquellos hombrones arrojándosemontaflas enteras y golpeándose con ma-nojos de árboles tan gruesos y terribles

6como el más grande de los ahuehuetesde nuestro hermoso bosque de Chapulte-pee.

No tenlan reyes, no eran. buenos, niveneraban a! gran Dios que tan bellohizo el mundo... iPeores pie tigres y leo-nes eran aquellos gigantes horrorosos!

Hasta que por fin sucediO que un diavino a aquellos lugares de los gigantespara contenerlos un gigantón den 11111

veces más grande iCon decirte que lastorres de las más altas catedrales delmundo serlan ehiquititas a su lado!...Fi-flrate! Y era tan fuerte como un miIlónde millones de gigantesjuntos..0 y tenlanunos pies tan anchos como cuarenta reino; y vestia un traje inmenso hecho depuros bosques de esmeraldas, y en la ca-beza tenia una corona de oro. Se llama-ba el Señor Gigante de Piedra, CorazOntie Lumbre.

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Apenas liege a aquellas regiones dolos desnudos bárbaros que vivian pelean-do siempre, todos se reunieron Ilenos decólera, gritando: Muere ese grande reyde piedra que viene a querer apiastar-nos!... iQue muera! ,Qué viene a hacer en-tre nuestros bosques encantados dondegcviamos comiendo la came humana de

nuestros enemigos... queremos came ha-mana... 6Qu6 le importa a esegigantede piedra que andernos peleando9 jQuemuera!

Y todos los bárbaros se reunieron ycortaron toda la lena de los cincuenta ycinco mil bosques de las montafias, y conella quisieron quernar una noche a! Reyde Piecira, Corazon de Lumbre. iPero quénsa le dió!... de un puntapié arrojO muylejos los miles de millones de árboles;pero como siernpre se le quemaran lospies le aeometió mucha eólera y bufan-do, bufando espantosarnente, tan espan-tosamente que hizo retemblar la tierra,gnitO con voz de trueno cien mil tres-cientos millones rnás tremenda que unadescarga de rayos.

Viles habitantes de estos camposque andáis siempre matando y que sOloentre la sangre podéis vivir, yo vengo a

9deciros lo pie puede el Gigante de Pie-dra, CorazOn de Fuego!...

Luego que dijo estas formidables pa-labras empezO a agitarse tan horrible-mente que itt tierra volvió a temblar,cayeron desmayados los bárbaros.. y dela boca del enorme gigante saliô Un cho-rro de fuego rojo, de vOmitos de piedrahirviente que eran como dos espantosos,cenizas y nubes de humo tantas y tannegras que pared a de noche... Los bar-baros creyeron que era el fin del mundoy echaron a correr reuniéndose comopodlan... y todos, corrriendo, corriendo,se alejaron del lugar donde ci Señor dePiedra, Corazon de Lumbre segula vo-mitando füego, lava, cenizas y maldicio-nes...

Ya iba el Rey de Piedra a perseguir alos que lo despreciaron; pero tantos es-pumarajos habia arrojado que se encon-

10tro débil, y apaciguado por la fatiga, enla tarde se tendió en el inmenso desiertoque abarca la tercera parte del mundo yse puso a dormir hasta que vino lit no-che.

***

Mientras los bárbaros desairnadoshut an despavoridos, sus mujeres que eranmuy buenas, porque al fin eran las ma-dres y las esposas, rezaron al cielo paraque librara a los que amaban de Ia cole-ra ctel Gigante de Piedra, Corazon deLumbre...

El cielo oyO sus rezos, se compadecióde sus lágrimas, y en aquella noche hizo

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12reina de Nieve, la Reina Blanca: te amoy el cielo ha permitido nuestras bodas...iLas bodas del Fuego y la. Nieve!... So-mos nobles, sornos gigantes de piedra,hoy es la boda Que vengan las mUsic.astodas de la Naturaleza a celebrar nues-tro niatrimonlo!

***

Las bodas fueron espléndidas: los se-ñores hosques y las señoras montañas,los lagos, los rios, los valles y las rei-nas de los misterios fueron a la boday cantaron... Mientras los bárbaroshulan, hufan... Se le escapaban a Cora-

z611 de Lumbre.

-

13For fin a la mañana siguiente, cuando

61 se acordO de que tenfa que perseguir-los, se puso furioso y seguido de su mu-jer blanca caminaron diez mil leguas; enla noche él encendió una inmensa antor-cha que alumbraba centenares de le-guas..o y caminaron, carninaron...

14Voy a ma tar a los que corn en came

humana! decia éì.Perd6na1os, esposo y Rey mb, Ce-

razón de Lumbre! contestaba la BlancaReina...

Y asf siguieron hasta que la favoritade Ia Blanca Mujer Ia besO en la frentey la hizo sucumbir de fatiga...

Cuando ci Rey de Piedra volviO el ros-tro y la vio tendida, blanca, fri a, bellisi-ma, lanzó un aullido que hizo estreme-cer el Valle... y dijo:

Despierta, despierta, esposa mia!Mas como ella yacia siempre tendida

en alta y hermosa montana, se detuvo éìA su lado murmurando:

Nunca te dejaré!... For los siglos delos siglos perrnane(ere de pie velandotu sueflo eterno!

Has aplacado nil cólera, ti que eres elPerdOn, ;oh Reina Blanca corno la Nise-

15ricordia que apagaste las iras rojas demi Corazön de LumbreL. Los dos reyesquedaron petrificados, amándose comobuenos esposos, los dos ostentando suscoronas de oro en los crepüsculos, deplata en las noches... Asi los puedes con-templar, amiguito, allá en el Oriente: sonci Popocatepeti y el Ixtacihuati, tan her-mosos volcanes extintos! itan espléndidosreyes enarnorados como hace más demil aftos!

El Popocatepeti es el Cerro que ha-mea, el Ixtacihuati, la Mujer Blanca...

Véase el cuento siguiente:

TRONCO HORRIBLE6

El Agulla de Sangre y la Mariposade Luz.

Barcelon..—Imp. de Is Cast Editorial Mantel