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BIBLIOTECA ISSN-01 88-476X · NÚMER076 · $32.00 U w II853-200 ¡RÓ RUBEN BONIFAZ NUNO EN SUS 80 AÑOS ÍjUAN G U S T A V O C O B O BORDA Francisco ALCARAZ Marco Antonio CAMPOS Luis Ramón BUSTOS Francisco HERNÁNDEZ Manuel' SOL DIΑΖ Ι Ιϋ 1 1 1 MIRON S SALVADOR

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BIBLIOTECA ISSN-01 8 8 - 4 7 6 X · N Ú M E R 0 7 6 · $ 3 2 . 0 0

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II853-200 ¡RÓ

RUBEN BONIFAZ NUNO E N S U S 8 0 A Ñ O S

Í j U A N G U S T A V O C O B O B O R D A

Francisco

A L C A R A Z

Marco Antonio

C A M P O S

Luis Ramón

B U S T O S

Francisco

H E R N Á N D E Z

M a n u e l '

S O L

DIΑΖ Ι Ι ϋ 1 1 1

MIRON S SALVADOR

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E MÉXICO

UCONACULTA NÚMERO SmNTA y SEIS

JULIO-AGOSTO DE 2003 • $32.00

PlAZA DE LA CIUDADELA 4, CENTRO HISTORICO DE LA CIUDAD

DE MtxICO.

TELtFONOS 5709 1478·5709 11 01 FAX 57 09 11 73

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amFICADO DE UCITUD DE TfruLO NÚMo 6170

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CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARtES

PRESIDENTA

SARI BERMÚDEZ

REVISTA BIBUcntCA DE MÚICO

DIRECIOR FUNDADOR: JAIME GARCIA TERRtS t DlRECIOR: EDUARDO LlZALDE

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COLOR. PRE-PRENSA E IMPRESIÓN: GRAACA

CREATIVIDAD Y DISEÑO, SA DE ev. PORTADA: SALVADOR DIAl MIRON

lA. FORROS: EX PALACIO MUNICIPAL DE ORIZABA, VERACRUZ

2 JOSÉ ANTONIO MONTERO SALVADOR DrAl MIRON y VERACRUZ

4 MANUEL SOL SALVADOR DrAl MIRON, POETA DEL PUEBLO,

8 POETA DE MINORrAS

CARTA DE SALVADOR DíAZ MIRÓN DESDE LA CARCEL

1 O PROPORCIONADA POR, MARrA ELENA ,LLARENA DEL ROSARIO

SALVADOR DIAZ MIRON POEMAS SELECTOS

l2ENFUGA POEMA CALIGRAFIADO POR SALVADOR DrAl MIRON, DE SU LIBRO TRIUNFOS

... ~ FRANCISCO HERNÁNDEZ ~ DrAl MIRON RECUERDA UN DUELO

14MANUEL GUTIÉRREZ NÁJERA A SALVADOR DrAl MIRON

... ~ RUBÉN DARío ~A SALVADOR DrAl MIRON

26TEXTOS CRíTlCOS SOqRE SALVADOR DIAZ MIRON JOSt SANTOS CHOCANO, JOSt JUAN TABLADA, FRANCISCO A. DE ICAZA, MAX HENRrQUEZ UREÑA, ANTONIO CASTRO LEAL,

30 JULIO JIMtNEZ RUEDA, ALFONSO REYES, JORGE CUESTA, JOSt EMILIO PACHECO

LUIS RAMÓN BUSTOS

]4 SALVADOR DrAl MIRON EN EL CLAROSCURO DE LA POUTICA

MARIO BOJÓRQUEZ SUMARIO VITAL DE SALVADOR DrAl MIRON.

39 CRONOLOGrA DE UN RELAMPAGO

JUAN GUSTAVO COBO BORDA POEMAS

G RUBÉN BONIFAZ NUÑO UN POEMA INtDITO: CALACA

44MARCO ANTONIO CAMPOS RUBtN BONIFAl NUÑO y LAS LlBRERrAS DE VIEJO

46FRANCISCO ALCARAZ LAS RAZONES DEL MISOGINO

49CHRISTOPHER SMART MI GATO JEOFFRY (TRADUCClON DE MARIO BOJORQUEZ)

54SABINE SCHOLL LA MALlNCHE-DOÑA MARINA (FRAGMENTOS)

6~ ... RAMÓN PERALTA ~POEMAS

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JOSÉ ANTONIO MONTERO

Salvador Díaz Mirón y .La influenda del medio originario suele ser referente o determinante obligado en la creadón de una obra artística, en México o en otras naáones. En el ámbito literario nadonal lo es en el caso paradigmático de Manuel José Othón, Ramón López Velarde, Carlos Pellicer, Juan Rulfo y otros más. Ocurre con Salvador Dfaz Mirón. Pero también, en otros pafses: en William Faukner, Rannery O'Connor, Edgar Lee Masters, Cesare Pavese, Jacques Prevert, OH Lawrence. Y sucede también en Latinoamérica: desde José Eustacio Rivera y José Asundón Silva hasta Gabriel Garda Marquez y Alvaro Mutis; o desde Domingo Faustino Sarmiento, Ricardo Güiraldes y Leopoldo Lugones hasta Ezequiel Martínez Estrada, el propio Jorge Luis Borges -tan universal- y Julio Cortázar, quien se atreve a llevar a novelas y cuentos la puntual expresión fonética del habla argentina, "delicada, alusiva, modesta, digna y ligera­mente arcaica", según Adolfo Bioy Casares.

Salvador Díaz Mirón escribe en su primera etapa, un lapso breve, una poesfa que en sus trazos generales obedece al romanticismo, y que más tarde se cruza con ecos del simbolismo, el pamasianismo, el neodasidsmo y el realismo, hasta llegar al modernismo. En este caso hay que entender con Ángel Rama (citado por Emmanuel Carballo) que en los modernistas coexistieron todas esas corrientes configurando una expresión cultural abarrotada. De ahf la diversidad contrastante de estilos en el gran artffice veracruzano. Pero no sólo eso, además de ello es necesario advertir que en la creadón de su obra no sólo influyen modas y modelos europeos, sino también la naturaleza, la sensibilidad y el temperamento antagónicos de la geografía y el entorno sodal veraauzanos: costa, planide y montaña en una relativamente redunda superfide, es decir, sol, niebla y lluvia, esto es: alegría y bullido, pero también melan­colía y desazón hasta la impertinenda. Lo aJal querría significar, citando una vez más a Julio Cortázar, "una emanaaón de fuerzas, tensiones y situaciones_ (que) son proyeccionessui ge~ ris... como las flores de una planta que no puede ser ignorada, puesto que esa planta se llama tierra, naaón, pueblo, razón de ser y destino".

Esto explicarfa también la dualidad funesta en el carácter de Díaz Mirón: sensible en extremo, tocado en muchos de sus poemas por los contrastes sodales de su tiempo, que lo orillan a abordar de manera realista ine­quidades y miserias, hasta alcanzar "grotescas aberradones", indicaría Alfonso Reyes, pero por

otro lado a manifestarse en la vida cotidiana de manera arrogante, explosiva, pleno de enfermizas cóleras que no respetan ni siquiera a su propia familia, asumiendo los pleitos más extravagantes, como si con ello, subcons­dentemente, quisiera hacer valer y respetar la calidad de su poesfa. Poesfa importante, trascendente, pero que tal vez por su exagerado intento de perfecdón no encontró epígonos, a tal punto que hoy puede leerse y admirarse, pero más bien contemplarse como si sus magistrales piezas de orfebrerfa, conservadas en el museo de las glorias literarias nadonales, nadie quisiera arriesgarse a emularlas.

Sin ningún propósito de realizar un levantamiento censal o un ejercicio carto­gráfico de evaluación, pero aprovechando los 150 años del nacimiento de Salvador Dfaz Mirón y los 80 de Rubén Bonifaz Nuño, de la conversación con algunos colaboradores reunidos para planear este número surgieron de la memoria, que no se alejó más allá del siglo XVIII, cifras y nombres de escritores veracruzanos que le dan a su literatura variedad y exuberanáa tan notables como la que distingue a la naturaleza y a la geografía de Veracruz. El acuerdo común consideró que esto no tiene ninguna importancia regional, pero sí que es un fenómeno significativo que deberá estudiarse con mayor detenimiento. Si no por sus músicos -aunque sr por su música popular- ni por sus artes plásticas -nadie recordó más que a Salvador Ferrando y a José Garcfa Ocejo, como notables-, Veracruz destaca por la cantidad de sus esaitores, muchos de ellos sobresalientes por su calidad.

A partir de los dos Frandsco Javier -clavijero y Alegre-, polfglotas y polfgrafos, la propuesta de enumerar autores resultó amena, fádl y extensa y los nombres de poetas, cuentistas, novelistas, dramaturgos, etcétera, surgieron con espontaneidad y derta predsión cronológica: Manuel Carpio, Juan Díaz Covarrubias, José Bemardo Couto, Joaqufn Garcfa Pimentel, Rafael Delgado, Leonardo Pasquel, Roberto Argüelles Bringas, Rafael Solana, Rubén Salazar Mallén, Jorge Cuesta, Emilio Carballido, Hugo Argüelles, Sergio Galindo, Sergio Pitol, Beatriz Espejo, Juan Vicente Melo, Miguel Capistrán, Francisco Hernández, Luis Carrión, Ulises Carrión, Luis Arturo Ramos, Parménides García Saldaña, Vfctor Toledo, José Luis Rivas, José Homero, Silvia Tomasa Rivera. Otra curiosidad fue que los autores veraauzanos proliferan del

2 Biblioteca de México

centro del estado hada el sur, con excepción de José Luis Rivas y de un escritor muy particular, César Gañzurieta, ambos nativos de Tuxpan, asf como Manuel Maples Arce, de Papantla, y también, el prolífico novelista Gregorio López y Fuentes, nacido en Chi­contepec, quien fue durante siete años director del periódico nacional El Universal. Seguramente los esaitores jóvenes manten­drán fundonando el vivero estatal veraauzano, pero los responsables de la cultura en el estado deberán hacer algo más, a través de publica­dones y editoriales -ahora que ha languidecido tanto La palabra y el hombre-, para que su obra cristalice y renueve la tradid6n de la abundante cread6n literaria veraauzana, que se difunda para conocimiento y provecho y no sólo se utilice como producto de exhibidón en ceremonias ofidales.

La historia, la cultura y la naturaleza de Veracruz -paisaje interminable a lo largo de mar, costas y playas, de planides y montañas, de elevadones volcánicas, de ríos de diferente caudal, de lagos y lagunas-, pródiga en la fertilidad de tierras que producen azúcar, café, tabaco y vegetadones exuberantes -a veces s610 aprovechadas por la ganaderfa intensi­va-, en donde se multiplica flora y fauna, tiene como corolario escriturado por el diablo, el petr6leo, y sin duda historia, cultura y natura­leza se conjugan para suscitar la creación literaria que ameritará un recuento más extenso y profundo, y que de ninguna manera exduye a otros estados que también brotaron en la conversadón citada: Jalisco, Chiapas, Tabasco, por decir algo, que también deberán revisarse.

Veracruz, que debiera hacer propio el lema del escudo de Orizaba: Benigno el dima, fértil el suelo, cómodo el sitio y leal el pueblo, podrá apreciarse en este número ilustrado en buena parte con las bellas imágenes capturadas estéticamente por el excelente fot6grafo Antonio Vizcafno, en su libro Veraauz, un panorama, que en cuidada edid6n publicó San Ángel Edidones, SA, en México, en 1987.

Es obligado también reconocer que sin la obra del poco apreciado polígrafo y editor veracruzano Don Leonardo Pasquel, autor de extensa y variada bibliograffa regional, la elaborad6n de este número habrfa sido más compleja. Agradecemos también el siempre entusiasta, diligente y generoso apoyo brindado por Marfa Guadalupe Ramfrez, secretaria de la dirección, en el esfuerzo de recopilar informadón e imágenes.

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VERACRUZ

Rfo Blanco, Veracruz

3 Biblioteca de México

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MANUEL SOL

POETA EL PUEBLQ, POETA DE MINOFrIAS El inolvidable jesuita Aurelio Espinosa Pólit, en el estudio que puso al frente de su traduc­ción de la poesfa de Horacio, se preguntaba sobre el porqué de la supervivencia de los dásicos; y después de evocar las obras de algunos de ellos, concluía que a la par de la profundidad humana tenía que aunarse la modalidad estética de la forma. "Los genios -aseguraba- no tienen patria, son de todas las patrias. Los genios no tienen edad, son de todas las edades. Son la voz de la humanidad perenne, que en todas las partes y en todos tiempos se repite idéntica a sí misma~' l

Ahora bien, en el caso de Salvador Díaz Mirón, podríamos preguntarnos: ¿Se encuentran a la par una y otra? 0, ¿cuál de las dos explica, sobre todo, la actualidad de su poesía?

El gran público, no siempre versado en la gaya ciencia, independientemente de los poemas de contenido social como Al zar de todas las Rusias, Los parias o el "Sabedlo, soberanos y vasallos", gusta de los poemas, como los serventesios A Gloria, o, en general,

1 Aureho Espinosa Pólit, Lfrica Horaciana, México, Jus, 1960, pp. 8-9.

de los poemas de carácter amoroso, como Deseos, Vigilia y Sueño, La canción del paje, que son los que convirtieron a Díaz Mirón en un poeta popular. Ciñéndonos a éstos, habría que decir que Díaz Mirón no siempre pulsa las cuerdas de la sensibilidad más llana, superficial e inmediata como ocurre con muchas de sus obras que fueron imitadas no sólo en este continente sino allende el Atlántico, como lo demuestran las siguientes estrofas del poema Orgullo de Francisco Villaespesa:

iEn vano detenerme tu amor intenta! Mi amb ici ón generosa tu voz no

escucha .... iComo hay aves que cantan en la

tormenta, hay almas que nacieron para la lucha! La envidia del contrario mi nombre

aclama ... Surgen las mariposas de los gusanos ... iBrotará de sus odios mi propia fama, como el loto del fango de los pantanos!2

2 Francisco Vi llaespesa, Mis mejores paesfas. Barcelona, Maucci, s.f, pp. 70, 71 -72.

4 Biblioteca de México

Algunas veces, frente a la imagen de la mujer que nació "como la paloma, para el nido" y el hombre "como el león, para el combate" y de los poemas eróticos, existe otra veta de su inspiración amorosa en la que la mujer se nos aparece como un ser delicado, tierno, sensible, poseedor de las más altas cualidades, que lo hacen digno de admiración en todo sentido. Recorde­mos Un beso de adiós, Velut umbra, La cita, Copo de nieve, A M. O' , La estrella mensajera, Mudanza, Ojos verdes, Nox, Deo, etc. Poemas no tan conocidos -algu­nos porque permanecían olvidados en los periódicos de finales del siglo XIX- y que nos ofrecen una imagen de la mujer que nada tiene que ver con la del poeta "ma­chista", que era el admirado por los lectores de aquellos tiempos y aun por muchos de hoy. Esta poesfa, más que emparentada con la poesía de los primeros románticos espa­ñoles (o con las obras de Manuel Díaz Mi­rón, padre del poeta), parece proceder del postromanticismo intimista de Bééquer, aquí en México, representado por poemas, entre otros, de Agapito Silva, José Peón Contreras, Ramón Rodríguez Rivera y Ma­nuel de Olaguíbel. No digo que esta poesía

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de Díaz Mirón no pueda explicarse sin la obra de éstos, sino que todos responden a un mismo ambiente general, todavía no estudiado en nuestra poesía del siglo XIX.

¿Por qué, pues, no ejemplificar la obra de Díaz con poemas como los anteriormente citados, muy distintos de aquéllos en que la mujer aparecía como un ser sumiso, o bien, según palabras de Genaro Fernández Mac Grégor, como una "esclava de los sentidos".3 La memoria colectiva ha creado una imagen parcial y por lo tanto falsa de su poesía amorosa; en fin, una serie de lugares comunes que sólo irán desapareciendo a medida que se lea más al poeta.

Por otra parte, si hiciéramos un breve recorrido por los libros, ensayos, artículos y notas que se han escrito sobre su obra, haciendo tabu/a rasa de su vida, sobre la cual se han vertido las más apasionadas opiniones, quizá tendríamos que concluir que la mayoría está de acuerdo en señalar su perfección formal, ya se trate del poema, de sus estrofas o de sus versos. Bastaría recordar a algunos cuantos poetas que cultivaron al mismo tiempo tanto la creación como la crítica, para probar lo dicho anteriormente. Luis G. Urbina, refiriéndose a su evolución poética y en particular a la poesía de Lascas y a la de su última etapa, decía: "Cada vez se exigía más a sí mismo; perseguía una pureza y una nitidez de expresión más absolutas. Y concebía una técnica en la cual no cada sOaba, sino cada letra, tuviera una colocación armónica para que combinadas en la unidad acentual de cada verso, realizasen un ideal rítmico, una música sin opacidades ni disonancias, sin hiatos ni cacofonías:'4 Manuel José Othón, contestando una carta de su amigo Juan B. Delgado y refiriéndose en particular a Idilio, escribía: "El poema [ ... ] tiene tal grandeza y es de tan exquisita factura, a la vez, que no me explico cómo ha pasado sin un profundo y reposado estudio de alguno de nuestros poquísmos críticos [ .. .]. a mí me llena de regocijo y de júbilo artístico: del júbilo que se experimenta cuando el sentido estético reposa, que es el fin o, más bien, la finalidad del arte:'s José Juan Tablada, de Lascas afirmaba: "es una obra de arte intransigente, de altiva aristocracia y de honda sabiduría:'6 Don Alfonso Reyes, por su parte, decía: "Díaz Mirón siempre estuvo solo, y siempre descontentadizo y febril, castigaba el estro, confesándose inferior a su ideal. pero superior a los demás. Góngora mexicano a quien la crítica apenas comienza a acercarse, nos deja una lección de oficio, un consejo de frenar a Pegaso, una dolorosa tortura de perfección y

3 Genaro Femández Mac Grégor, Carótu/as, México, Botas, 1935, p. 21l.

4 Luis G. Urbina, Lo vida literario de México, edición y prólogo de Antonio Castro Leal. México, Porrúa, p. 1B2.

5 Manuel José Othón [Carta al Sr. Juan B. Delgado]. en Lascas, estudio preliminar de Leonardo Pasquel, México, Citlaltéped, 1964, p. 236.

6 José Juan Tablada, Revisto Moderno de México Gunio de 1906), p. 19B.

una exacerbación de solitario:'7 Y finalmente, Enrique González Rojo: "El rigor matemático con que trataba el verso, lo hizo producir pequeñas obras maestras de precisión musical. con sonoridad es firmes, rotundas:'8

Este anhelo de perfección se encuentra presente en toda su obra: en la poesía anterior a 1892, en la de Lascas y en la publicada después de 1901 .

Sobre la naturaleza de la obra poética o literaria, se ocupa el propio Díaz Mirón en su célebre polémica con Brumme/, a pro­pósito de su oda A Byron, en la que hu­morísticamente dice, entre otras cosas, que a veces se imagina que el estro, en forma de calosfrío, culebrea por su espina dorsal, y que, en lugar de servirse de la pluma como una especie de pararrayos para descargar la electricidad de su espíritu, compone rápidamente sus versos; pero inmediatamente aclara que lo que le sucede con más frecuencia es que se pasa semanas enteras, tanto de día como de noche, en las que "un aeriforme arquetipo" se le muestra "rebelde a los sonoros átomos de la palabra cantada", hasta que finalmente se condensa y cristaliza. Sin embargo el poema no está todavía hecho, sino que vuelve una y otra vez sobre él para pulir los versos incorrectos o vacilantes; "y si se me figura -lo que es raro- que he logrado expresar mi pensamiento, confieso no sólo que doy de barato las fatigas que ello me ha costado, sino que experimento una alegría radiosa, una satisfacción inefable, algo así como si la sangre esplendiera en mis venas. ¡Voluptuosidad exquisita que es el único estímulo, la sola recompensa de los Píndaros y de los Teócritos de esta tierra, en que cultivar letras es menos productivo que cultivar coles!"9

Pero es, sobre todo en la poesía de la segunda época (1892-1901), en donde reflexiona sobre la naturaleza y el acto de la creación artística, como ocurre en muchos poemas de Lascas. En la Eprsto/a joco-seria, considerada por José Almoina como su "arte poético", 1O asienta que "Forma es fondo", afirmación que vale no sólo para su poesía, sino para la poesía, en general, y que examinada con detalle lo convierte en uno de los adelantados de las más recientes reflexiones estéticas sobre la obra literaria en los albores del siglo xx; pues, a diferencia, de la división tradicional de "forma" y "fon­do", que si se mantiene es solamente por razones de carácter didáctico, lo que nos dice es que la una es inseparable de la otra.

7 Alfonso Reyes, Obras Completos, XII, México, F.C.E , p. 202.

8 Enrique González Rojo, "Díaz Mirón muerto y vivo" en Contemparóneos, México Gulio de 1928), núm. 2, p. 205.

9 Salvador Dlaz Mirón, "Mis versos A Byran y un juicio

critico de Brummef en Brummel, Los poetas mexicanos contemporóneos, México, Imprenta, Utograffa y Encuademación de 1. Paz. 1888, pp. 14-15

10 José Almoina, Dfaz Mirón. Su poético, México, Jus, 1958, p. 118.

5 Biblioteca de México

MENTlDERQe-

GRANDES POETAS VERACRUZANOs

Rendimos homenaje en este número a Salvador Díaz Mirón, de cuyo nacimiento se conmemora el siglo y medio en este 2003, pero también al maestro Rubén Bonifaz Nuño (Córdoba, Ver., 1923), otro grande poeta veracruzano, que celebrará su cumpleaños número 80 en noviembre de este mismo año.

Salvador Díaz Mirón (Veracruz, 1853-1928), es personaje extraordinario y figura fundadora y fundamental de la poesía de lengua española. Sus críticos y estudiosos antologan su obra poética en tres o cuatro etapas y estilos pero el veracruzano participa en realidad de varias eras y generaciones de la creación literaria y sus libros influyeron poderosamente en muchos poetas mayores e innovadores del modemismo y el postmodemismo del final del siglo XIX y principio del xx.

Díaz Mirón precede en edad casi década y media a Rubén Darío (1867-1916) Y muere más de una década después del ilustre nicaragüense, que lo celebra como fundador y maestro y lo lee con enorme admiración:

Tu cuarteto es cuadriga de águilas

reales ...

(2'. Edición de Azul, 1890)

y como recuerda Méndez Plancarte, el mismo Darlo agrega en alguna de las notas finales de esa edición "honorote I'oltissimo poeta! Méjico es su país, y allí lucha y canta el lírico americano".

E igual lo honraron y lo reconocieron muchos contemporáneos y herederos del jefe del modemismo, como el propio Manuel Gutiérrez Nájera:

Tienes en tu laúd cuerdas de oro

que el soplo del espíritu estremece,

y tu genio como alto sicomoro

entre borrascas y huracanes crece ..

(1886)

Otros más jóvenes y luminosos como Ramón López Velarde cuyo testimonio vale la pena inscribir aquf, decía:

En un café situado frente a San Felipe

conoel al autor de Lascos. Al soberano

citareda que, como observaba Rafael

López días atrás, versificaba glorio­

samente cuando aún regía la canalla.

Estuvo magnIfico, grandilocuente e

insolente. Nos recitó, entre otras obras

suyas, un romance a Cleopatra de tal

calidad que parecla desprenderse de

la misma boca de Apalo. Nadie me ha

deslumbrado en su trato personal co­

mo aquel hombre.

(8 de marzo de 1917)

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Manuel José Othón

6 Biblioteca de México

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Idea que ya estaba presente en su poema

¿Qué es poesía?:

espada;

¿La poesía? Pugna sagrada;

radioso arcángel de ardiente

tres heroísmos en conjunción: ¡el heroísmo del pensamiento,

el heroísmo del sentimiento

y el heroísmo de la expresión!

Pero, pese a su trascendencia, una

afirmación de tal naturaleza pasó desaper­

cibida, y el poema ha sido interpretado muy a la ligera; así como la rima XXI de Bécquer,

para cuyos lectores, en su mayoría, no pasa

de ser el elogio de una mujer. " Caso semejante de incomprensión fue

la respuesta que les dio Díaz Mirón a varios muchachos de la Escuela Nacional Pre­

paratoria, pertenecientes a la Sociedad

Literaria "Manuel Acuña", que lo visitaron

en la cárcel de Belén, a principios de 1911,

en donde se encontraba recluido por el

altercado que tuvo con el diputado oaxa­

queño Juan Chapital. Antonio Castro Leal y

Mario Rojas Avendaño, que formaban parte

de esa agrupación, son quienes han con­

tado la anécdota. Dice Castro Leal:

Lo encontramos en su celda de distinción,

escribiendo en máquina unos dísticos ale­

jandrinos en francés, que nos leyó. Se le­

vantó. Nos pareció grande e imponente.

Nos contó un incidente chusco de las

diligencias judiciales; nos enseñó los libros

que tenía sobre una mesa pequeña, y luego

nos dio una conferencia sobre la teorla de

Laplace, que era, según supimos después,

uno de los monólogos más frecuentes del

poeta frente a públicos amigos. Salimos

orgullosos de haber conocido a un genio. '2

Mario Rojas Avendaño nos proporciona

más pormenores. Cuenta que, después de

hacer una apología de la cultura, pasó al

campo de la ciencias positivas:

Descubrió toda la poesía de proporción y

exactitud que encierra una ecuación de

segundo grado, habló de la armonía

encantadora que envuelve el "binomio de

Newton", realizó bellas imágenes exaltadas

a propósito de las abscisas y las coorde­

nadas [ ... ] A poco, cuando todos admirados

lo veíamos discurrir sobre tantas cosas

ajenas a la actividad poética y artlstica, se

encumbró hasta las concepciones extra­

vagantes de las antiguas cosmogonías

panteístas [ ... ] Nosotros no sallamos de

nuestro asombro. Habíamos ido hasta la

cárcel en busca de la palabra del maestro

en el arte del verso; deseábamos recoger

de sus labios el secreto luminoso; anhe-

11 José Pedro Diaz, Gustavo Adolfo Bécquer, Madrid, Gredos, 1964, pp. 305 Y ss.

12 Antonio Castro Leal Díoz Mirón. Su vida y su obra, México, Porrúa, 1970, p. 39.

lábamos sus consejos, sus indicaciones. Y

en vez de eso, en vez de escuchar algo

que satisficiera nuestro afán literario, nos

hallábamos ante a un hombre que lo sabía

todo y que de todo hablaba, con más calor

y elocuencia que nuestros mismos maes­

tros; pero que no deda una sola palabra de

literatura ni de arte poético.

De poesía no nos dijo nada; de literatura,

menos aún. Nos expresó que todo aquello

que había dicho, lo mismo matemáticas que

leyes flsicas y astronómicas, era la verdadera

y única poesía, y como para satisfacer en

parte mínima nuestro anhelo de consejos

e indicaciones suyos, nos dio a conocer su

secreto, su gran ley sobre el arte, que el

poeta y el artista, si quieren elevarse a la

cumbre de las excelsitudes, deben poseer

una amplia preparación cultural y científica

y de ella deben extraer sus más altas

inspiraciones y sus métodos de ejecución. 13

Los poetas en ciernes en el México de hacia 1910, ciertamente no comprendieron

el sentido que encerraban las palabras de

Díaz Mirón, quizá porque todavía prevalecía

la concepción romántica de la poesía. Pero

era bastante claro que Díaz Mirón apuntaba

las múltiples semejanzas de la naturaleza

de la poesía con las matemáticas, que

Roman Jakobson y sus discípulos se han

encargado de desarrollar y precisar en sus

múltiples detalles.

Esta preocupación por el arte y por el

oficio del poeta, el estudio de los clásicos

antiguos y modernos, en sus respectivas

lenguas -además de sus observaciones

sobre la gramática y el diccionario de la

Academia Española de la Lengua-, son las

que lo convierten en poeta distinto de sus

contemporáneos y de los de las genera­

ciones anteriores. Es aquí en donde se

encuentra su máxima lección para los

poetas: la invitación a la reflexión sobre la

acción creadora, sobre la expresión de los

sentimientos; o si se quiere, la invitación a

ejercer con mayor conciencia el oficio de

poeta. Ésta es creo yo la lección de Díaz

Mirón y quizá la que explique el porqué los poetas de todas la épocas lo han consi­

derado como su maestro.

Díaz Mirón se vanagloriaba de que sus

poemas fueran conocidos y recitados por

el pueblo, y hasta llegó a creer que sólo cuando se alcanza este estado se es un

verdadero poeta. Pero al mismo tiempo,

también sabía que su arte poético sólo podía ser valorado como obra de arte del

lenguaje por esas minorías que se esca­

paban a la definición del vulgo, que Manuel José Othón haría en el prólogo a sus

Poemas rústicos, prólogo escrito inmedia­tamente después de haberse publicado

Lascas, y que tanto debe a la poética del poeta veracruzano.

13 Mario Rojas Avendaño, "Anécdotas de Diaz Mirón" en El Universal Ilustrado, México, año XII (21 de junio de 1928), núm. 850, pp. 13- 14.

7 Biblioteca de México

MEN11DE+

Darlo, que por cierto nace en el año en que muere Baudelaire, es en su vasta y asombrosa obra también creador que recorre y toca precozmente varias escuelas y estilos, y que muy pronto alcanza su más personal forma y alta cuerda antes de los 30 años, cuando lanza a las prensas sus Prosas Profanas (1896). Pero ya en esos años fo~a Díaz Mirón, que en todos los modernistas influye y a todos se anticipa, los poemas de su llamada segunda época (1892-1901) donde brillan los textos imponentes de Lascas (1901), publicados cuatro años antes de los Cantos de vida y esperanza darianos (1905). Basta leer poemas de belleza suprema como El fantasma (que Octavio Paz admiraba y gustaba de leer en voz alta), Idilío, La Giganta y otros más, para apreciar el timbre único y el poderlo verbal del veracruzano en esos iniciales años del siglo xx.

Sobre el colérico y genial veracruzano publicamos aquí varias conocidas sem­blanzas y homenajes, contado el poema de otro joven coterráneo suyo ya ilustre, Francisco Hernández ("Díaz Mirón recuer­da un duelo") como también páginas de Antonio Castro Leal, Francisco A. de lcaza, Manuel Sol, Max Henrlquez Ureña, Julio Jiménez Rueda, Alfonso Reyes, Jorge Cuesta, José Emilio Pacheco y otros lecto­res suyos.

De Rubén Bonifaz Nuño publicarnos el poema "Calacan

, aparte de una entre­vista de Marco Antonio Campos, y un ensayo de Francisco Alcaraz, "Las razones del misógino", alrededor de la poesía del maestro.

En otras páginas incluímos también excelentes poemas del colombiano Juan Gustavo Cobo Borda, de Christopher Smart (en traducción de Mario Bojórquez) y del mexicano Ramón Peralta.

La publicación de la carta inédita escrita desde la cárcel por Salvador Díaz Mirón el 17 de julio de 18961a debemos a la generosidad de la señora María Elena Llarena del Rosario.

E.L.

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Biblioteca de México agradece la amable colaboración de la doctora María Elena L1arena del Rosario y de su familia para reproducir en sus páginas este documento conservado por más de cien años en el archivo de su abuelo, don Pantaleón L1arena, amigo personal del poeta.

CARTA DE SALVADOR DÍAZ MIRÓN DESDE LA CARCEL

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Carta de Salvador Díaz Mirón desde la cárcel

El17 de Julio de 1896. Querido y estimado Pantaleón: Una necesidad imperiosa me obliga a suplicarte, no sin pena, que me facilites quince p esos. Si Dios me p ermitiere salir vivo de la cárcel, o si en ella quisiere aliviarme de la miseria pecuniaria, te pagaré religiosamente el dinero, no los favores que te debo.

Cuenta con la eterna gratitud de tu pobre amigo, que jamás olvidará que sufamilia ha comido algunos días merced a tu generosidad. Salvador Díaz Mirón Resp etuosamente (tachado) Al señor Pantaleón L/arena En la ciudad

8 Biblioteca de México

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Salvador Díaz Mirón recién sa lido de la cá rcel

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Salvador Díaz Mirón

ASONANCIAS

Sabedlo, soberanos y vasallos, próceres y mendigos:

nadie tendrá derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto.

Lo que llamamos caridad y ahora es sólo un móvil fntimo,

será en un porvenir lejano o próximo el resultado del deber escrito . .

y la Equidad se sentará en el trono de que huya el Egoísmo,

y a la ley del embudo, que hoy impera, sucederá la ley del equilibrio.

Ll884?

10 Biblioteca de México

VICTOR HUGO

(Qué palabra mejor que la que canta? ¿Qué timbres de más prez que los que encierra? ese rey triunfador a cuya planta es un mezquino pedestal la tierra? (Qué fuerza más divina que la de ese titán que escala el cielo, desafiando al rayo, que fulmina todo lo que se empina sobre este bajo y miserable suelo, espíritu y volcán, torre y encina? El cóndor gigantesco de los Andes, el buitre colosal de orlado cuello no ha batido jamás alas tan grandes ni ha visto de tan cerca un sol tan bello.

El poeta es el antro en que la oscura sibila del progreso se revuelve, el vaso en que la vida se depura, y, libre de la escoria, se resuelve en verdad, en virtud y en hermosura.

No hay gloria de más claros arreboles que la de ser, en la penumbra inmensa, uno de esos crisoles en que la luz del alma se condensa como el fuego del éter en los soles.

El vidente está allf, noble y sereno: si los hombres lo afligen porque es bueno y en su yerma heredad siembran la ortiga, él los consuela y del terruño ajeno recoge el cardo, como Ruth la espiga. ¡Árbol que el viento del otoño hiere en la hoja, en la flor, en el retoño; árbol que al viento del otoño muere y que perfuma el viento del otoño! Todo el vapor que del pantano sube miasmático y sombrío, se cuaja arriba en tormentosa nube pero desciende en bienhechor rocío. (Qué importa que el sublime Prometeo, bajo el chispazo que su frente atrae muerda el polvo en la lid si, como Anteo, se endereza mayor siempre que cae? La ráfaga que zumba

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no ha de apagar la estrella. iDejad que al fin el trovador sucumba! iLa luz de su estro, como nunca bella, brotará por las grietas de su tumba!

iOh soñador excelso! Yo te he visto tocar el cielo en el batido estuario, ara de tu ideal! Tú, como Cristo, completaste el Tabor con el Calvario. Misionero de luz propicio al ciego, tu genio, semejante a un meteoro, llovió desde el cenit lenguas de fuego y abrió en la inmensidad surcos de oro.

No es cierto que tu espíritu esté falto de esa unidad espléndida y bruñida que constituye el mérito más alto de un libro, de un diamante y de una vida; pero pagaste el natural tributo: primero el huevo y en seguida el ave. Es fuerza que la flor preceda al fruto y el hombre empiece donde el niño

Roja y azul, la sangre que te anima hizo de ti la aurora que refleja la púrpura del sol que se aproxima y el zafir de la noche que se aleja.

[acabe.

Tu frente audaz, que el pensamiento arruga, puede alzarse sin mancha. Dios te impele, iNadie reprocha a la rastrera oruga que se convierta en mariposa y vuele!

Envueltos en su túnica inconsútil, tus veinte años de destierro gimen. El crimen te absolvió ... Pero fue inútil. iTú no absolviste al crimen! y allí, de pie, sobre tu peña sola, nueva Patmos ceñida por la ola; allí, vuelto a los réprobos distantes, y en tu lengua de hipérboles y elipsis lanzaste, nuevo Juan, los fulgurantes relámpagos de un nuevo Apocalipsis.

y tú no fuiste el único en el duelo, en la pena, en el Gólgota, en la injuria ... Cuanto era cumbre o remontaba vuelo sufrió el embate de la misma furia.

Mas ¿cómo pudo ser? ¿Qué fuerza extraña, qué ingente cataclismo decapitó de un golpe la montaña, aventando sus crestas al abismo? ¿Qué tempestad de tenebrosos rastros, qué estallido de horno rompió el volcán, bajo su nimbo de astros, arrojando sus águilas en torno? iProfanado el augusto tabemáculo y erguidos y triunfantes los protervos!

iApagada la zarza en el pináculo y allí agrupados en festín los cuervos! El pueblo subyugado por la tropa, el pueblo audaz que con ardor fecundo dando su sangre en holocausto a Europa, reivindicó la libertad del mundo. iRadiante y vencedor el culto falso! iLa virtud perseguida con encono! iEI deber expirando en el cadalso y la infamia sentándose en el trono! iOscurecido el sol! iLa Francia esclava! ¿En dónde estaba Dios, que no veía, puesto que así dejaba prevalecer la noche sobre el día?

iOh poeta! Tu espíritu enamora, es cual la estatua que el egipcio estulto honraba por sonora. iTíene el supremo pedestal: el culto, y la suprema inspiración: la aurora! iSin rival cuando canta y cuando gime tu voz reina en el duelo y en la fiesta; tus versos son la música sublime, no de una lira, sino de una orquesta!

iNo hay nota por tu acento no emitida; tan grande en la inquietud como en la calma tocas todo el registro de la vida, recorres todo el diapasón del alma! iSiempre con igual éxito, tu numen brota en odas, idilios y elegías, y es que en ti se completan y resumen Píndaro, Anacreonte y Jeremías!

Tu genio no es el bólido infecundo que en vano estalla en el lejano incierto: es la columna que dirige al mundo, camino del Edén, por el desierto. El ideal que el porvenir reserva y que hace ahora su primer ensayo, saldría de tu frente cual Minerva surgió de la cerviz del dios del rayo! iAngeles que combaten con vestiglos y que alcanzan victoria tras victoria, tus himnos brillan como el sol! iLa historia no ha producido en los mayores siglos gloria que pueda superar tu gloria!

iContemplad al coloso! Ved cómo lucha y lucha y no desmaya, cómo pisa radiante y majestuoso el más alto crestón del Himalaya; cómo allí, puesto en Dios el pensamiento, revela un nuevo mundo en cada grito .. ¡Atlas en que se apoya el firmamento! ¡Atalaya que explora el infinito!

Febrero de 1884

11 Biblioteca de México

Víctor Hugo

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Salvador Díaz Mirón

COPO DE NIEVE

Para endulzar un poco tus desvros fijas en mI tu angelical mirada y hundes tus dedos pálidos y frIas en mi oscura melena alborotada.

iPero en vano, mujer! No me consuelas. Estamos separados por un mundo. ¿Por qué, si eres la nieve, no me hielas? ¿Por qué, si soy el fuego, no te fundo?

Tu mano espiritual y transparente, cuando acaricia mi cabeza esclava, es el copo glacial sobre el ardiente volcán cubierto de ceniza y lava.

¿1884?

AM ...

(Detenerme? ¿Cejar? Vana congoja. La cabeza no manda al corazón. Prohibe al aquilón que alce la hoja, no a la hoja que ceda al aquilón.

Cuando el torrente por los campos [halla

de pronto un dique que le dice: iatrás! podrá saltar o desquiciar la valla pero pararse o recular. .. ijamás!

¿Por qué te adoro y a tus pies me [arrastro?

¿Por qué se obstinan en volverse así la aguja al norte, el heliotropo al astro, la llama al cielo y mi esperanza a ti?

Diciembre de 1884

ASONANCIAS

Sé de un reptil que persigue la sombra rauda y aérea que un ave del pararso proyecta sobre la tierra desde el azul en que flota, iris vivo de orlas negras.

Conozco un voraz gusano que, perdido en una ciénaga, acecha una mariposa que, flor matizada y suelta, ostenta en un aire de oro dos pétalos que aletean.

12 Biblioteca de México

iOdio que la oscura escama profesa a la pluma espléndida! ilnmundo rencor de oruga! iEterna y mezquina guerra de todo lo que se arrastra contra todo lo que vuela!

1886

A BYRON

Eras a un tiempo el ángel y el vestiglo, el astro y el espectro en el cometa; todo un siglo hecho hombre, todo un siglo de befa y de pasión hecho poeta.

Te calumniabas con insigne dolo, y bello y tentador y altivo y fiero fuiste un Don Juan que se cantaba solo, un Luzbel trovador y aventurero.

Trataste al mundo como el monstruo [a Edipo

pasmaste con enigmas la fe ciega, te pusiste la máscara de un tipo como el actor en la tragedia griega.

Del fango impuro a tu soberbia frente subió un vapor que oscureció tu juicio, te dejaste arrastrar por la corriente y diste pompa y esplendor al vicio.

iY tu numen fue entonces un mal hado, nutrido y lleno de impiedad sangrienta, para cada fanal tuvo un nublado y para cada vela una tormenta!

Llegaste a las supremas ironías como cediendo a impulsos espontáneos: profanabas la tumba en tus orglas bebiendo el vino del placer en cráneos.

Tus lúgubres acentos repitieron el grito aterrador, el grito mismo que los bajeles de Tiberio oyeron bajo una tempestad, sobre el abismo.

Sombra y desolación era la suerte: vino tu genio, codiciaba palmas, y fue el corcel en que montó la muerte en ese apocalipsis de las almas.

iTrágico, tacitumo, sobrehumano, entre tanta ceniza y tanto escombro pasaste con tu citara en la mano como un verdugo con su hierro al hombro!

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Cual una nube de borrasca y guerra, y en medio de una convulsión caíste: pisaste ortigas al tocar la tierra y la cruzaste claudicado y triste.

Afán de emigración, jamás extinto, te arrojó sin cesar sobre las naves: errar de clima en clima es un instinto en ciertos genios como en ciertas aves.

Las olas te atraían y mostrabas vivo placer a las riberas solas, cuando -soberbio nadador- rasgabas desnudo y ágil Y tenaz las olas.

Igual al mar por tu doblez extraña, reflejabas el cielo a que tendías, y audaz y atronador y hecho montaña, te alzabas hasta él y lo escupías.

¡No envidiabas al piélago sus dones: tú tenías también ímpetus, brumas, trombas, brillos, honduras, explosiones, monstruos, perlas, vorágines y espumas!

¿Fuiste un loco? iTal vez, pero [esplendente!

El sentido común, razón menguada, nunca ha sido ni artista ni vidente, ni paladín, ni redentor ... ¡ni nada!

¡Cuán grandes fueron tus postreros días! ¡Cuán excelsos tus últimos anhelos! ¡Eras Manfredo en el Jung-Frau: querías caer, pero caer desde los cielos!

¿Por qué llevarte a la natal ribera? ¿Por qué robarte a Missolonghi? LAcaso fue nunca tierra para ti extranjera la tierra del Olimpo y del Parnaso?

La británica orilla en vano oprime tu ilustre polvo con su arena recia; Grecia guardó tu aparición sublime, tu verdadero monumento es Grecia.

Duerme. Tu gloria crecerá entretanto mientras palpite el corazón de un

[hombre. Descansa en paz. iLas ondas de Lepanto eternamente cantarán tu nombre!

y cuando la razón fría y adusta dispare un dardo a tu azarosa vida, la heroica sombra de tu muerte augusta interpondrá su redentora egida.

Noviembre de 1887

CLEOPATRA

La vi tendida de espaldas entre púrpura revuelta ... Estaba toda desnuda aspirando humo de esencias en largo tubo escarchado de diamantes y de perlas.

Sobre la siniestra mano apoyada la cabeza, y cual el ojo de un tigre un ópalo daba en ella vislumbres de sangre y fuego al oro de su ancha trenza.

Tenía un pie sobre el otro y los dos como .azucenas, y cerca de los tobillos argollas de finas piedras, y en el vientre un denso

[triángulo de rizada y rubia seda.

En un brazo se torcía como cinta de centella un áspid de filigrana salpicado de turquesas, con dos carbunclos por ojos y un dardo de oro en la lengua.

Tibias estaban sus carnes y sus altos pechos eran cual blanca leche vertida dentro de dos copas griegas, convertida en alabastro, sólida ya pero aún trémula.

¡Ah! hubiera yo dado entonces todos mis lauros de Atenas por entrar en esa alcoba coronado de violetas, dejando con los eunucos mis coturnos a la puerta.

¿ 1889?

QUÉ ES POEsíA

¡La poesía! Pugna sagrada, radioso arcángel de ardiente

[espada, tres heroísmos en conjunción: el heroísmo del pensamiento, el heroísmo del sentimiento y el heroísmo de la expresión.

13 Biblioteca de México

Lord Byron

POEMAS SELECTOS

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Salvador Díaz Mirón

Flor que en la cumbre brilla y perfuma, copo de nieve, gasa de espuma, zarza encendida do el cielo está, nube de oro vistosa y rauda, fugaz cometa de inmensa cauda, onda de gloria que viene y va.

Nébula vaga de que gotea, como una perla de luz, la idea; espiga herida por la segur, brasa de incienso, vapor de plata, fulgor de aurora que se dilata de oriente a ocaso, de norte a sur.

Verdad, ternura, virtud, belleza, sueño, entusiasmo, placer, tristeza; lengua de fuego, vivaz crisol; abismo de éter que el genio salva, alondra humilde que canta al alba, águila altiva que vuela al sol.

Humo que brota de la montaña, nostalgia oscura, pasión extraña, sed insaciable, tedio inmortal. anhelo tierno e indefinible, ansia infinita de lo imposible, amor sublime de lo ideal.

¿ 1888?

DESEOS

Yo quisiera salvar esa distancia, ese abismo fatal que nos divide y embriagarme de amor con la fragancia mística y pura que tu ser despide.

Yo quisiera ser uno de los lazos con que decoras tus radiantes sienes, yo quisiera en el cielo de tus brazos beber la gloria que en los labios tienes.

¡Yo quisiera ser agua y que en mis olas, que en mis olas vinieras a bañarte, para poder, como lo sueño a solas, a un mismo tiempo por doquier besarte!

¡Yo quisiera ser lino y en tu lecho, allá en la sombra, con ardor cubrirte, temblar con los temblores de tu pecho y morir de placer al comprimirte!

¡Oh, yo quisiera mucho más! ¡Quisiera llevarte en mí como la nube al fuego, mas no como la nube en su carrera para estallar y separarse luego!

Biblioteca de México

¡Yo quisiera en mí mismo confundirte, confundirte en mí mismo y

[entrañarte, yo quisiera en perfume convertirte, convertirte en perfume y aspirarte!

¡Aspirarte en un soplo como esencia y unir a mis latidos tus latidos y unir a mi existencia tu existencia y unir a mis sentidos tus sentidos!

¡Aspirarte en un soplo del ambiente y ver así sobre mi vida en calma toda la llama de tu cuerpo ardiente y todo el éter del azul de tu alma!

1890

OJOS VERDES

Ojos que nunca me veis por recelo o por decoro, ojos de esmeralda y oro fuerza es que me contempléis; quiero que me consoléis, hermosos ojos que adoro: estoy triste y os imploro puesta en tierra la rodilla. ¡Piedad para el que se humilla, ojos de esmeralda y oro!

Ojos en que reverbera la estrella crepuscular, ojos verdes como el mar, como el mar por la ribera; ojos de lumbre hechicera que ignoráis lo que es llorar, glorificad mi pesar. ¡No me desoléis así! ¡Tened compasión de mí, ojos verdes como el mar!

Ojos cuyo amor anhelo porque alegra cuanto alcanza, ojos color de esperanza con lejanías de cielo. Ojos que al través del velo radian bienaventuranza, mi alma a vosotros se lanza en alas de la embriaguez, miradme una sola vez, ojos color de esperanza.

Cese ya vuestro desvío, ojos que me dais congojas, ojos con aspecto de hojas

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empapadas de rocío. Húmedo esplendor del rfo que por esquivo me enojas, luz que la del sol sonrojas y cuyos toques son besos, derrámate en mí por esos ojos con aspecto de hojas.

Octubre de 1894

AMISVERSOS

Insensibles a fiestas y grimas y con alas de luz de centellas, pero esquivos a cautas doncellas, difundfos por gentes y climas.

No sois gemas inmunes a limas y con lampos de fijas estrellas, sino chispas de golpes y mellas y ardéis lascas de piedras de simas.

Pero hay siempre valer en las rimas. ¿Por qué duran refranes? Por ellas, y no suelen llevarlas opimas.

Id, las mías, deformes o bellas: inspirad repugnancias o estimas, pero no sin dejar hondas huellas.

EXCÉLSIOR

Conservo de la injuria, no la ignominia, pero sí la marca. iSentfme sin honor, cegué de furia y recogrlo de sangrienta charca!

y hórrido amago suena .. ¡Asf la racha en el desierto zumba cuando en crecientes vórtices de arena corre a ceñir al árabe la tumba!

¡Infames! Os agravia que un alma superior aliente y vibre, y en vuestro miedo, trastocado en rabia, vejáis cautivo al que adularais libre.

Cruel fortuna dispensa favor alodio de que hacéis alardes. Estoy preso, caído, sin defensa .. ¡Podéis herir y escamecer, cobardes!

Al mal dolos procuren fuerza y laurel que la razón no alcanza.

iAún sé cantar y en versos que perduren publicaré a los siglos mi venganza!

Sobre la impura huella del fraude, la verdad austera y sola brilla como el silencio de una estrella por encima del ruido de una ola.

Julio de 1892 Cárcel de Veracruz

MÚSICA FÚNEBRE

Mi corazón percibe, sueña y presume. y como envuelta en oro tejido en gasa la tristeza de Verdi suspira y pasa en la cadencia fina como un perfume.

y frío de alta zona hiela y entume, y luz de sol poniente colora y rasa, y fe de gloria empfrea pugna y fracasa como en ensayos torpes un ala implume.

El sublime concierto llena la casa, y en medio de la sorda y estulta masa, mi corazón percibe, sueña y presume.

y como envuelta en oro tejido en gasa la tristeza de Verdi suspira y pasa en la cadencia fina como un perfume.

Diciembre de 1899

LA GIGANTA

Es un monstruo que me turba. Ojo glauco [y enemigo

como el vidrio de una rada con hondura

[que, por poca, amenaza los bajeles con las uñas de la roca. La nariz resulta grácil y aseméjase a un gran

[higo.

La guedeja blonda y cruda y sujeta, como [el trigo

en el haz. Fresca y brillante y rojísima la boca, en su trazo enorme y burdo y en su risa

[etema y loca. Una barba con hoyuelo como un vientre

[con ombligo

Tetas vastas como frutos del más prodigo [papayo,

15 Biblioteca de México

Salvador Diaz Mirón, dibujo de Julio Ruelas

POEMAS SELECTOS

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Salvador Díaz Mirón

pero enérgicas y altivas en su mole y en su [peso,

aunque inquietas como gozques escondi­[dos en el sayo.

En la mano, linda en forma, vello rubio y [ralo y tieso

cuyos ápices fulguran como chispas, en el [rayo

matinal que les aplica fuego móvil con un [beso.

11 ¡Cuáles piemas! Dos columnas de capricho,

[bien labradas, que de púas amarillas resplandecen

[espinosas en un pórfido que finge la vergüenza de

pas rosas por estar desnudo a trechos ante lúbricas

. [miradas.

Albos pies que con eximias apariencias [azuladas

tienen corte fino y puro. Merecieran dignas [cosas.

En la Hélade soberbia las envidias de las [diosas

o a los templos de Afrodita engreír mesas y [gradas.

¡Qué primores! Me seducen y al encéfalo [prendidos,

me los llevo en una imagen, con la luz que pos proyecta

y el designio de guardarlos de accidentes y [de olvidos.

y con métrica hipertrofia, no al azar del gusto [electa,

marco y fijo en un apunte la impresión de [mis sentidos,

a presencia de la torre mujeril que los [afecta.

ATI

Portas al cuello la gentil nobleza del heráldico lirio y en la mano el puro corte del cincel pagano, y en los ojos abismos de belleza.

Hay en tus rasgos acritud y alteza, orgullo encrudecido en un arcano, y resulto en mi prez un vil gusano que a un astro empina la bestial

[cabeza.

16 Biblioteca de México

Quiero pugnar con el amor, y en vano mi voluntad se agita y endereza como la grama tras el pie tirano.

Humillas mi elación y mi fiereza, y resulto en mi prez un vil gusano que a un astro empina la bestial cabeza.

Mayo de 1901

A ELLA

Semejas esculpida en el más fino hielo de cumbre sonrojado al beso del sol, y tienes ánimo travieso y eres embriagadora como el vino.

y mientes, no imitaste al peregrino que cruza un monte de penoso acceso y párase a escuchar con embeleso un pájaro que canta en el camino.

Obrando tú como rapaz avieso correspondiste con la trampa el trino por ver mi pluma y torturarme preso.

No así el viandante que se vuelve a [un pino

y párase a escuchar con embeleso un pájaro que canta en el camino.

Mayo de 1901

A UNA ARAUCARIA

¡Bien hayas, himno verde, que sublimas en estrelladas y soberbias rimas triunfante numen y a cantar animas!

En la punta prolrfica y derecha de tu plumada y elegante flecha, mirlo garrulador plañe una endecha.

y abro el ala parnáside, y al crudo viento del agrio Cofre la sacudo y con bárbara trova te saludo.

Curvas uñas, que amagan como en rabos de incógnitos a mI reptiles bravos, echas por hojas en altemos cabos.

y si la llama del rencor me ciñe corazón y laúd, la nota riñe y el verso es garra que la sangre tiñe.

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¡Cuán peregrina con tus frondas nuevas! Imán y encanto a las miradas pruebas en las guirnaldas que a las nubes llevas.

Extraño soy también, y más atraigo con prez que ostento y con baldón que

[raigo, y de mayor encumbramiento caigo.

A mirífica lumbre te abandonas e iridiscentes lágrimas temblonas adiamantan y emperlan tus coronas.

y ardo en estro de amor, y no hay rodo como el que cubre las que a Dios

[envío ansias de que me cure el ángel mio.

iEn ti mi nombre que grabé, se mezca! iTal vez lo guardarás de que perezca! iSólo así podrá ser que dure y crezca!

Septiembre de 1896

ÓPALO

A la vieja necrópolis me arrimo y en el tumulto del desborde rimo

la postrera canción, no conforme a la lógica y al arte sino según el verso brinca y parte

del mismo corazón.

As! surgida de la oculta vena el agua pura se levanta y suena

en curva de cristal, y al extremar la iridiscente ojiva toca en tierra y se alarga fugitiva

caprichosa y triunfal.

¡Cuál voy! El hombre labra su fortuna como el río su cauce; mas la cuna

y el medio siempre son árbitros, ay, para las dos corrientes pues me dan a las linfas y a las gentes

impulso y dirección.

Si resulté raudal turbio de cieno y espumante de cólera en un trueno,

en un fragor de alud, la margen verdeció, y un espejismo puso en mí, como prez, el otro abismo:

el de la excelsitud.

Entro. Hierbas y nichos y pendientes: ponto con arrecifes y rompientes.

17 Biblioteca de México

POEMAS SELECTOS

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Salvador Díaz Mirón

Alzo del polvo un lar, un caracol cuyo tortuoso hueco reproduce al ofdo, como un eco,

el murmullo del mar.

Ando en maleza vil donde no hay ruta y el temor a una víbora me inmuta

cuando aventuro el pie. Una virtud suprema y exquisita baja del firmamento y precipita

la zozobra en la fe.

Lleno de la esperanza de la gloria y arrostrando la inquina, y en la escoria,

vuelvo al éter la faz, miro esplender la eternidad del cielo y reporto a mis lágrimas consuelo

y a mis enconos paz.

Mi espfritu de bronce con acíbar se torna cera que desprende almíbar.

D'Annunzio dice bien: la sazón lleva plácido atributo y dulcifica el alma, como el fruto,

aunque mina el sostén.

Con los jaspes del ónix mexicano la tarde brilla en el inmenso vano,

en la veste de Ormuz, y el pobre y aflictivo cementerio refleja en su abandono y su misterio

la policroma luz.

Un adiós hecho turba de colores, como el de triste madre suelto en flores

a muerto chiquitln, radia en el dombo, que prepara luto y luminaria por el sol hirsuto que cayó en el conffn.

Al rincón venerable llego al cabo. Hurgo la herida con el propio clavo, memoro trance cruel, y ante un espectro gemebundo y bronco reclino intenso afán en firme tronco de cercano laurel.

Trepadora vivaz orna la tumba que al estrago del tiempo se derrumba,

exenta de inscripción, y en la cruz una ráfaga menea follaje que parece que chorrea

lastimero festón.

Laúd solemne, sensitivo y pulcro enmudeció a la orilla del sepulcro

que atesta olvido tal A ti mi libro fiel, oh poesfa,

18 Biblioteca de México

honrada solamente por la mfa y la de un vegetal.

¡y a vos, dama gentil, soberbia y dura, que guardáis en desdén y en hermosura

un cadáver de amor, planto y riego distinta enredadera para que gane cumbre más severa,

fdolo superior!

VENIT HESPERUS

Venus refulge plácida y sola, y un sueño pro decora el mal. Asf la bruna y errátil ola súbitamente se tornasola viniendo al brillo de algún fanal.

Hosco el recuerdo que no conjuro, que como en llaga prende rafz. Tal en la roña del viejo muro la hiedra clava, con brote duro, el postrimero y agrio tapiz.

Dios dijo al astro: "Revela un poro, un intersticio de mi capuz, muestra un diamante de mi tesoro y en la pupila turbia del lloro hinca una flecha de doble luz".

Fiero el albatros obre cual hizo, guste procelas como antes yo, y en ellas triunfe gozando hechizo, y surto al aire parezca un rizo que de la espuma del mar saltó.

Freno seguro mi arrojo tasca, y arrumbo estoque, lanza y arnés. Toda una vida que fue borrasca fenece y cruje con la hojarasca que oprimo y rompo bajo los pies.

A nobles luchas nada me incita, conculco y mancho laurel de pro: el bardo sufre tremenda cuita echando menos la tortolita que al aura oscura se le voló.

Gélido el no reposa y calla, y no se funde para su bien. Aspiro el soplo de la batalla, ya veces vibro y el ocio estalla ... y aquf la burla y allá el desdén.

Sauce de fosa mudo y tranquilo que por impulsos del vendaval

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vuelca el agobio, frustra el sigilo, plaga de acentos el sordo asilo, besa con tumbos el polvo igual.

Hoyo impasible que un labio sella, y remembranza que incluye horror ... y el alma busca distinta huella en el puntito de cada estrella, mística y dulce para el dolor.

1906

ODAMINIMA

Un quídam sube hacia crestón celeste y del rútilo sol, que ya declina,

sesga el aspa de luz encamadina me sonrosa la veste.

A posar en altura el necio corre. ¿Qué mucho? la cigüeña sin empacho corona de risible mamarracho

la punta de la torre.

Sirvo a la deidad que avilantez inmuta, que sólo a genio y a virtud convida al esplendor de mejorar la vida

y embellecer la ruta.

Prendas hay en mi espíritu y lo exploro, y de buzo trabajo por cogerlas, y logro al fin desentrañar las perlas

y las engarzo en oro.

ilrgome luego con encanto justo y arrojo grito en que mi fe se parte: primero Jove, y en seguida el Arte,

flor del sentir y el gusto!

Septiembre de 1910

RESPUESTA

laudos no engrías ni apetezcas. Llora cuando corusquen sobre amiga frente. Huye de relucir, como del árbol que vive en la llanura esbelto y solo, siendo a nubes preñadas mofa insigne. iHúrtate a detracción como a centella!

Dios abriga los valles y en las cumbres alza gibosa desnudez al frfo. Si en largo tumbo por el risco excelso el chorro agita su bullente plata

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POEMAS SELECTOS

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-@-

Salvador Díaz Mirón

¿no también el alud su helada roca y aun el infiemo su desborde libre?

iOh, Glauco: tómate al olvido rústico, logra constancia de faquir, y al cielo irgue y apunta los abiertos brazos cual viejo tronco la pelada horquilla, y en éxtasis y fórmulas consúmete en favor de los vates y los héroes!

iY hasta de mí, que con soberbia indócil y esquiva siempre a potestad y turba llevo y soporto en la cerviz el rayo, que asume aspecto de dogal partido, y traigo y sufro en el talón la sierpe, que busca traza de grillete roto!

El mártir brilla por su propia injuria como la enseña por su mismo estrago. Pero no emules mi fatal destino: a vena esclava del pretil y el hoyo digo que nunca imitará el torrente que arranca y brinca bramador e hirsuto.

iY ya que vuelvas a exhibirte, loa, adula en malos y rastreros himnos, contraviniendo la Virtud y el Arte, error que triunfe y parvedad que reine; y así, gustado con placer, tu nombre ande por lenguas aplaudido y sucio!

Das al escriba el esplendor del verbo y te figuras que por docto el ánimo refulge cinto de belleza y honra. iY ves la tarde con su occiduo múrice, su aurino domo y su argentada estrella, en una charca pestilente y mísera!

iCanta y explota lisonjera música, prostérnate a los ídolos por falso, ríndete sin pudor a cruda plebe, dobla fácil e inmundo la rodilla a Fúcares, a régulos, a cómitres, y véndeles tus gritos de alabanza!

Sigue bandera de victoria y gula en el vil batallar de cerdo y lobo, y deja que repugne ambas milicias. iOdio al burgués y desestimo al paria, y en el conflicto de los monstruos, hiero de filo al prócer y de plano al sudra!

Octubre de 1910

lO Biblioteca de México

ASPEcro

Luna clara resplandece. Cándido y mustio su brillo pule al naranjo las hojas, entra por los intersticios y tan roto se derrumba que al polvo llega en añicos, en trozos desparramados que resultan convulsivos si un soplo de aura menea las frondas del árbol mismo.

iE insensata pena sufro: los fragmentos de albor místico se me antojan el estrago

de fúlgido ensueño mío que se fue abajo y quebróse por caer de un alto espíritu! Así en redor del arranque del tronco, el suelo está pinto de nácar y sepia como la piel de un jaguar mirífico.

Octubre de 191 3

BOEDROMION

¿Gemís? ¿No hallaron entre rojas piras y a través de las bárbaras saetas claros laureles vuestras justas iras?

Coronado de adelfas, los poetas cantan fausto loor, digno de liras hechas a celebrar triunfos de atletas.

La griega sangre que purpura el suelo por la lucha convulso y escarbado es propicia a la patria y grata al cielo.

iGloria eterna al que ardiente y arrojado se adelanta en la lid con noble anhelo y en la primera fila es inmolado!

Para el que torna invicto y satisfecho al dulce hogar, la admiración curiosa sale a la puerta y se encarama al techo.

y bajo el casto peplo de la hermosa virgen, el puro y culminante pecho hinche y erige su botón de rosa

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¡Cejar, descolorida la mejilla, turbia la vista y erizado el vello en la pugna viril, es la gran mancilla!

Indeleble baldón pone vil sello al que, cual manso buey, tiende y humilla al tiránico yugo el dócil cuello.

¡El que al abrigo de cerrado muro se queda atrás cuando la hueste fiera parta en bélico alarde al trance duro;

El que sensual o tlmido prefiera al riesgo heroico, el bienestar seguro, viva de oprobio y de verguenza muera!

No os lamentéis. La combatida nave "hecha al airado mar todo un tesoro" para salvarse en la tormenta grave.

¡Corred al templo en jubiloso coro y dejad sobre el dórico arquitrabe, en honra al dios, las égidas de oro!

AUDACIA

Basta de timidez. La gloria esquiva al que por miedo elude la pelea y con suspiros lánguidos rastrea acogido a la sombra de la oliva.

¡Sólo una tempestad brusca y altiva encumbra la pasión y la marea, y en empinados vórtices pasea el abismo de abajo en el de arriba!

¡Oh, rebelde! ¡Conquista la presea, goza de la hermosura inebriativa y horror a los demás tu dicha sea!

¡Arrostra por la gracia la diatriba y en empinados vórtices pasea el abismo de abajo en el de arriba!

Los dibujos que ilustran esta selección de poesfa son de Julio Ruelas (en su mayoria) y de Roberto Monte­negro. y se reproducen de la Revista Moderna de México.

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11 Biblioteca de México

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Cuando la bala está en el aire,

en su elemento, se aviva el caminar

del segundero ajeno a las distandas.

El proyectil, entonces, se concentra

en el deseo mayor que lo dispara:

no dar contra paredes ni peñascos

sino en el centro mismo de la vida.

Tal vez el corazón o el entrecejo

o en la fruta que asiste a la garganta.

Pero evitar al máximo el descuido

de perder el blanco. No permitir

el goce por las balas derrochadas

sin dirección, sin furias verdaderas

donde sobre lugar para la esencia.

Matar debe ser fiesta q aventura,

una limpia que nadie te agradece

o un gusto por borrar, tal en poesía,

los términos nacidos para escollos.

(El arma y su esperanza desmedida.

El gatillo y su ilusión precisa.

El plomo y la oquedad versus ternura.)

13 Biblioteca de México

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Naolinco, Ver.

Tienes en tu laúd, cuerdas de oro,

que el soplo del esplritu estremece,

y tu genio, como alto sicomoro,

entre borrascas y huracanes crece.

No te brinda la musa sus favores

entre mirtos y rojas amapolas:

cuando quieres gozar de sus amores

la acechas, la sorprendes y la violas.

Tu verso no es el sonrosado efebo

que en la caliente alcoba se afemina:

vigoroso como Hércules mancebo

acomete, conquista y extermina.

El mar es como tú: con su ruido

de tus estrofas la cadencia iguala;

refleja el cielo cuando está dormido

y en sus momentos de furor lo escala.

1886

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Tu cuarteto es cuadriga de águilas bravas

que aman las tempestades, los océanos;

las pesadas tizonas, las férreas clavas

son las armas forjadas para tus manos.

Tu idea tiene cráteres y vierte lavas;

del Arte, recorriendo montes y llanos,

van tus rudas estrofas, jamás esclavas,

como un tropel de búfalos americanos.

Lo que suena en tu lira lejos resuena

como cuando habla el bóreas, o cuando

[truena.

¡Hijo del Nuevo Mundo!, la Humanidad

oiga, sobre la frente de las naciones,

la hímnica pompa Ifrica de tus

[canciones

que saludan triunfantes la Libertad.

1890

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JOSÉ SANTOS CHOCANO ¿Quién no se inclina al escuchar las estrofas A Byron? Díaz Mirón cantando

al poeta inglés es el genio que empieza, saludando al genio que concluye, es la aurora saludando a la noche;

tiene toda la majestad del Amazonas saludando al Atlántico ... Su composición A G/oria, que consta de

catorce cuartetos, tiene catorce medidas de gigante; es una hipérbole del genio ... Díaz Mirón nunca camina

inclinado porque no es de aquellos que llevan llagas en las rodillas a fuerza de doblegarlas ... Si estudiamos

al poeta, veremos que éste, al hacer sus versos, sigue una construcción arquitectónica: comienza por los

finales, por los cimientos ... Cada cuarteto de Díaz Mirón es una lira de cuatro cuerdas, hechas con nervios ...

Díaz Mirón piensa como Víctor Hugo y siente como Byron.

JOSÉ JUAN TABLADA Boedromion evoca imperiosamente las arengas de Tirteo y se antoja un

resonante escudo de bronce, en cuyo umbo un poeta romano, siglos después, hubiera prendido un haz

de rosas latinas. Así en algunas de sus poesías se reproduce el fenómeno qúe hoy asombra a arqueólogos

y estetas frente a la máscara de la Medusa Biadelli, cuya marmórea serenidad se crispa en un gesto trágico,

merced a cierta iluminación interior. Idéntico prodigio en la forma armoniosa y noble de una estrofa, cuya

angustia revela sólo el recóndito fuego de una pasión. Después

de la publicación de Lascas (1901), de ese maravi-

lioso libro cuya perfección de forma no tiene

en castellano precedente ni continuación, el poeta

ha continuado por otros senderos su gloriosa pe­

regnnación.

FRANCISCO A. DE ICAZA Díaz Mirón, que disciplinó severamente su técnica, hace renunciación

injusta y excesiva de sus primeros versos ... No en vano condensan poemas enteros en una frase rítmica,

acusan su personalidad primera y llevaron tras sí una cohorte de imitadores, pues en España misma hubo

quienes hicieron calcos facsimilares de sus estrofas. En los versos A G/oria está todo el primer Díaz Mirón:

su espíritu romántico a lo Byron, sus brillantes imágenes hugonianas, y su forma poética, invertebrada, en

la que cada parte subsiste de por sí de tal modo que lo mismo puede prolongarse la composición

indefinidamente, que abreviarse suprimiendo estrofas. Esa técnica, que perjudica en conjunto aquella

parte de su obra, favorece las frases aisladas, permítele hacer versos independientemente maravillosos, a

tal punto que es casi imposible que puedan citar por separado otros más bellos.

MAX HENRÍQUEZ UREÑA Cuando terminó su cautiverio, su poesía se orientaba por nuevos

rumbos. Había entrado de lleno en el movimiento modernista, al que prestó fuerte estímulo con su

espíritu de rebeldía y sus ansias de renovación. Su poesía, desde un principio, había ejercido extensa

influencia en la América española, donde encontró no pocos imitadores. Importa no olvidar que Rubén

Darío, en la composición A un poeta (1889), había imitado las estrofas A G/oria, de Díaz Mirón. Pero con

el andar de los años, la sonoridad altisonante de sus primeros tiempos, aunque imitada alguna vez por

más de un alto poeta, no satisfacía ya su anhelo de alcanzar una forma impecable de expresión.

26 Biblioteca de México

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ANTONIO CASTRO LEAL Salvador Díaz Mirón es uno de los grandes poetas hispanoamericanos

que contribuyeron a la renovación de la poesía de lengua española conocida con el nombre de modernismo.

Su producción puede dividirse en dos épocas, perfectamente diferenciadas. La primera va de 1876 -fecha

de su composición más antigua- a 1891. Díaz Mirón es entonces un poeta robusto, vibrante, de entonación

heroica. Su temperamento, su actuación en la vida pública y sus coincidencias con Víctor Hugo -en los

perfiles y corte de su inspiración y en la forma de concebir la función del poeta en la sociedad- lo llevaron a

una poesía civil de gran aliento, de impresionantes metáforas, de elocuentes antítesis. Los mejores ejemplos

en este género son Sursum y Voces interiores. Renueva la poesía de celebraciones civiles que, en la España

del siglo XIX, alcanzó su más alto nivel con Manuel José Quintana (1772-1857), Juan Nicasio Gallego (1777-

1853) Y Gaspar Núñez de Arce (1834-1903).

Más que delicadeza de sentimiento y finura de introspección, su lirismo tiene fuerza y arrebato; su visión de los

contornos y movimientos de la naturaleza es más aguda y lúcida que la de los cambios y tornasoles del alma.

De Los cíen mejores poemas de Salvador Díaz Mirón (Selección y prólogo de Antonio Castro Leal),

Aguilar, México, 1969.

JULIO JIMÉNEZ RUEDA Salvador Díaz Mirón (1853-1928) el tercero de los grandes líricos mexicanos

de esta generación, nació bajo el signo de Víctor Hugo, y fue grandilocuente y sonoro como el poeta de

Los castigos. Se despojó, después, de todos aquellos elementos que consideraba superfluos, castigó su

estilo hasta hacerlo de una concisión escueta, semejante a la de algunos poetas de los Siglos de Oro. Debe

a Luis de Góngora, desde luego, la concepción de la metáfora esencialmente plástica, a D. Francisco de

Quevedo la virilidad, la robustez de su verso. Esto no quiere decir que sea un imitador de ellos; sus

antepasados líricos son estos grandes poetas españoles, pero él labró su propia estatua a golpes de cincel.

Es un retórico, de gran imaginación y de fuerza pasional desorbitada que se manifestó en ciertas actitudes

que el poeta adoptara en la vida. Renegó de toda su obra anterior a Lascas. Este es el único libro reconocido

por el poeta.

" Letra s Mexicanas", Tierra Firme /FCE, México, 1944.

ALFONSO REYES En su primera época puso de moda los gritos de combate que hicieron estragos por

todas las literaturas americanas, las antítesis fáciles y la retórica efectista; y en su última época se erigió en

maestro de dificultades técnicas airosamente resueltas, sin quedar nunca satisfecho y reconociéndose inferior

a su ideal, pero superior a lo demás. En tal concepto, recuerda la tragedia estética de Mallarmé. Ya no pudo

entonces ser imitado, como tampoco imitó a nadie. Sus enigmas y sus soluciones eran el fruto de su solitaria

investigación, aunque muchas veces desemboque en la corriente de las tradiciones más clásicas.

Gran domesticador de palabras, se arroja sobre las imágenes de los sentidos con fuerza pocas veces igualada,

y con rara adivinación idiomática. Es ejemplar como acierto y como fracaso. Algunos quieren todavía ver en

él aquella falsa figura de su juventud: el azote de los tiranos, el paladín de las libertades. No hay tal: su tirano

era un mero lugar retórico, el único tirano con quien de veras se enfrentó fue el lenguaje estético. La única

libertad que amaba es aquella que se vislumbra más allá de un túnel erizado de voluntarios obstáculos.

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Recogido por Emmanuel Carballo en su Diccionario crítico de las letras mexicanas en el siglo XIX, Océano,

Conaculta, México, 2001 .

JORGE CUESTA Fue, durante un periodo de la literatura mexicana, el más uniformemente gustado de los

poetas que Francisco A. de Icaza designó como los dioses mayores de nuestra lírica. Su estética, de un rigor

extraordinariamente estricto y personal, lo colocó al amparo de esos imitadores que buscan, para saciarse

ejemplos de un éxito más rápido, o, al menos, de procedimiento menos difícil. Puente entre el romanticismo

y el simbolismo, la poesía de Díaz Mirón recuerda, en algunos aspectos, el destino y los propósitos esenciales

del Parnaso. Como en la mayoría de los parnasianos, el paisaje es el asunto más frecuente de sus poemas:

especialmente el paisaje de Vera cruz -el suyo- que conoce admirablemente y que interpreta con más

fidelidad que afecto [ ... ] Más que en ningún otro poeta de la generación anterior al Ateneo, hallamos en Díaz

Mirón el amor al verso nítido. Por desgracia, el límite entre su estética y su retórica permanece siempre un

poco impreciso, y la hermosura independiente de cada verso, en sus poemas, da una noción más franca de

depuración que de pureza [ ... ] La influencia de Díaz Mirón podía haber sido de la mayor utilidad, al menos

como ejemplo de deliberado esfuerzo, a los jóvenes. No fue así: al contrario, se ha vaciado, casi por completo,

en dos poetas, ahora mudos: Rafael López y Argüelles Bringas. El primero adquirió en esta escuela de canto el

do de pecho de la elocuencia patriótica. El segundo, menos personal, dejó al morir una obra más elogiada que

conocida, que no añade a la de su maestro sino la conciencia de sus defectos. A pesar de esta ausencia de

discípulos, Díaz Mirón sigue siendo el poeta más admirado por cierta porción de nuestros escritores.

Matemático, Salvador Díaz Mirón encierra las conquistas de su idioma en fórmulas de espléndido laconismo.

Llevado de este propósito, en sus últimos poemas se advierte ya, gracias a la ausencia de todo elemento de

relación (odio del latinista al artículo inútil), la aparición de un verso nuevo, concebido como unidad prosódica

pura. Este hallazgo -desaprovechado por sus continuadores- debería ser tomado muy en cuenta por los

poetas que lo juzgan.

De Jorge Cuesta, Antología de la Poesía Mexicana Moderna. Contemporáneos, 1928.

JOSÉ EMILIO PACHECO Tres etapas se han distinguido en la obra de Salvador Díaz Mirón: la

primera se inicia en 1876 (fecha del poema más antiguo que conocemos) y termina en 1891 . La segunda

época, encerrada en el libro Lascas, abarca de 1892 a 1901 . La última y más breve comprende de 1902

a 1928, año de su muerte. En sus primeras composiciones Díaz Mirón es un romántico : el mejor de los

poetas románticos mexicanos. Como todos los de su siglo, tuvo dos héroes: Byron y Hugo. En su existencia

y en su poesía, Díaz Mirón rindió homenaje a sus maestros. Pero Díaz Mirón no era un improvisado ni un

hombre que confiara en la simple inspiración : con todo lo que de exceso grandilocuente puedan tener sus

composiciones de juventud, se advierte en ellas el don de forma del artista y una cultura literaria nada

común. Por ello, con los mismos elementos (tan semejantes en métrica y en temas a los de Núñez de

Arce) Díaz Mirón pudo ir más allá de todos los contemporáneos -de esa primera época- en su idioma. Su

antología por fuerza tiene que formarse con piezas de ese periodo que le aseguró la fama desde que sus

versos comenzaron a publicarse en revistas. "Mi musa -decía en 1887- es el siglo, es el pueblo, es la

patria:' La prisión no tardará en transformar ese heroísmo en heroica lucha con el lenguaje. Pero el combate

entre el idioma y la forma no fue un juego sino un asunto de vida o muerte para Díaz Mirón. Su exigencia,

su rigor, su prohibición de toda facilidad pueden hacer que, externamente, sus poemas parezcan sólo

mármoles verbales o simple juego entre ritmos y arduas consonancias. Penetrada esa superficie se nos

revela un gran poeta. Díaz Mirón es el poeta del orgullo : su poesía es el fruto de la soberbia. Asimismo es

el poeta del mal. Pocas veces ha presenciado nuestra poesía tan rotunda expresión de las fuerzas oscuras

que rodean la existencia. Cuando en la cárcel de Veracruz, Díaz Mirón escribe El fantasma, Dios es el

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relámpago que enciende su "alma negra"; pero también puede ser la poesía. A su violenta existencia, el

caos del mundo, Díaz opuso la serenidad del orden poético. Allí libró también sus más terribles batallas, de

las que casi siempre salió victorioso. Su testimonio no son, en obra tan reducida, muchos poemas: "lascas

de piedras de simas", lampos, resplandores en la oscuridad de los abismos. La falta de complacencia para

consigo mismo no se le transformó en frialdad: la pasión arde y cunde en sus versos, sobre todo en los

poemas realistas que aspiran a la precisión de la cámara fotográfica y a menudo en su exactitud se

acercan, como dijo Monterde, al hai-kai (la descripción de los animales en Idilio es casi pintura japonesa).

A juicio del mismo Monterde, esas expresiones realistas en Lascas (Idilio, El muerto, Deo, Pepilla) , caen

fuera del modernismo. Me parece, al contrario que el modernismo -si en la novela hispanoamericana se

enlaza con el naturalismo- en la poesía tiene también una vertiente realista heredada del posromanticismo:

El solterón de Lugones, por ejemplo.

A 37 años de su muerte Díaz Mirón parece más lejano en el tiempo. Pero sobrevive. Y durará. Su gloria es

el prestigio de la tormenta.

De José Emilio Pacheco, La poesía mexicana del siglo XIX, Empresas editoriales, SA, México, 1965.

Coscomatepec, Veracruz

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Hijo de otro escritor -Manuel Díaz Mirón: poeta, dramaturgo y periodista-, desde muy joven estuvo abocado a las letras. Si pasó por la escuela de Manuel Díaz Costa, en su natal Veracruz, y por el Seminario de Jalapa, lo medular de su formación lo adquirió bajo la guía de su primo Domingo Díaz Tamariz y de su propio padre. En ellos abrevó lecturas y gustos, y ese obsesivo apego a los latinos que le hizo crear versos prodigiosamente esculpidos. Todo en él era poe­sía, metáfora, perfección esti­lística; sin embargo, en la vida cotidiana, allí donde su tempe­ramento y su ideario social cho­caban con el pragmatismo del porfiriato, Salvador Díaz Mirón mostró sus fragilidades, erigió un camino político erizado de pun­zantes contradicciones.

Sus biógrafos no se han puesto de acuerdo sobre el motivo de su primera salida del país: algunos afirman que tuvo que desterrarse porque en el periódico El Pueblo, que dirigía Rafael de Zayas Enríquez, escri­bió violentos artículos contra el general Marcos Carrillo, quien había tomado el mando militar y político de Vera cruz a partir del Plan de Tuxtepec. Otros afirman que su estancia en los Estados Unidos, durante 1876, fue por acompañar a su padre, que era secretario de la Legación de México en Washington. Acaso ambas versiones se comple­menten: es bien sabido el acento agresivo que solía dar a sus artículos políticos y no es improbable que su padre haya decidido que le acompañara a sus deberes diplomáticos para librarlo de una situación com­prometida. Sea como sea, lo cierto es que a los 23 años (nació el 14 de diciembre de 1853 en el puerto de Vera cruz) sufrió la primera represión por su decidido compromiso con la honorabilidad y la verdad periodística.

El poeta tiraba naturalmente a la política. Si sus primeros

LUIS RAMÓN BUSTOS

escarceos literarios pueden datarse en 1874, cuando edita la revista literaria Lo Sensitivo, en compañía de José Luis Prado, Rafael de Zayas Enrlquez y Gonzalo Migoni, sus prosas políticas pertenecen a la etapa en que colaboró para El Pueblo y El Diario Comercial, ambos de Veracruz. En éste último desató un escándalo por su actitud beligerante contra el gobernador Luis Mier y Terán.

En l1acotalpan se había pro­nunciado el cañonero "Libertad': al que se unió la guamición de Alvarado; Mier y Terán, exa­gerando la gravedad de los hechos, solicitó instrucciones. Porfirio Díaz contestó tajante­mente: "aprehendidos in fraganti, mátelos en caliente". Para Díaz Mirón, lo inaceptable de esa orden, que finalmente cumplió el

gobemador, fue el asesinato de nueve personas indefensas. Jo­ven idealista, vio con horror ese episodio y lo acusó de sangui­nario testaferro, añadiendo (típico de su temperamento) que no tenía el suficiente valor para batirse en el campo del honor con él. ¡Lo retó a duelo sin la menor consideración a su investidura!

Mier y Terán aceptó el desa­fío, pero lo pospuso hasta que dejase de ser gobemador. En el mismo periódico, Díaz Mirón continuó retándolo, dejando entrever que dudaba de su hombría. Cuando ya se acerca­ba el fin de su administración, los telegramas periodísticos menudearon: "faltan 5 días para que deje la gobematura, yenton­ces nos batiremos en el campo del honor; faltan 4 días para que deje la gobematura, y entonces nos batiremos en el campo del honor", etcétera.

Sin embargo, un jurado de honor -compuesto por amigos del ex gobemador- impidió que Díaz Mirón cumpliera su reto periodístico: concluyeron que, no siendo ya funcionario público y en vista de que el motivo del duelo provenía de su actuación administrativa, éste no tenía razón

de ser. Draz Mirón tuvo que aceptar, a regañadientes, tamaño artilugio; pero Mier y Terán muy probablemente salvó la vida, dadas las caracterlsticas del poeta.

Se ha tendido a dar de­masiada importancia, en bio­grafías y estudios, a la inclinación de Díaz Mirón a los duelos y escaramuzas callejeras. Para no caer en la crónica amarillista, sólo mencionaremos esos incidentes cuando su trayectoria polltica lo haga indispensable. En 1878, una riña con Martín López, en Orizaba, finalmente le destrozó la clavícula izquierda y le dejó lisiado de ese brazo, truncando su primera participación como diputado en la Legislatura local, representando al distrito de Jalacingo.

Hacia 1879, en compañía de Miguel Reyes Torres publica Lo

Opinión del Pueblo, donde también suele atacar al go­bernador Mier y Terán. Esta obsesión por el gobemadortiene una sencilla explicación: hacia aquellos años, Dlaz Mirón se pensaba liberal y democrático, aceptando la vieja deuda con los "puros" que desde 1856 hasta 1868 habían trazado un plan maestro para el pars: moderni­zación de la sociedad, dismi­nución del poder económico de la iglesia católica, y defensa de las libertades y garantías indi­viduales. De ese proyecto mo­dernizador se sentía heredero el poeta, mientras que vislum­braba -habida cuenta de sus tendencias autoritarias y su evi­dente conservadurismo- que Mier y Terán terminarla por ser uno de aquellos que idealizaban el pasado novohispano.

Periódico dirigido por Salvador Oraz Mirón 30

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El joven Díaz Mirón, como tantos otros en el país, no avizoraba un futuro promisorio sino apuntalando las institu­ciones liberales. De hech"o;" el golpe militar de Tuxtepec, aunque terminó entronizando a Porfirio Díaz, en un principio atrajo a muchos de los liberales que veían con malos ojos la permanencia de Benito Juárez y su séquito (Sebastián Lerdo de Tejada y José Mana Iglesias) en el poder. El poeta, pues, formaba parte de ese viento generacional que abrevaba en el pasado glorioso de los "pu­ros" y que desconfiaba de los actos autoritarios de los nuevos hombres del poder.

En esa sintonía fue que ocurrió la batalla parlamentaria de la "deuda inglesa". Se debatía un asunto sumamente esca­broso, que movilizó el tranquilo escenario de la política nacional; fue un episodio en que se vio

General Luis Mier y Terán

claramente que Manuel Gonzá­lez quena concluir su periodo presidencial agenciándose la mayor cantidad de pesos. Todos concordaban en que debían pagarse a Inglaterra los adeudos atrasados; pero la cuestión que suscitó polémica surgió de las 2 millones 700 mil libras que se asignaban para gastos de re­presentación y pagos a agentes especiales. El monto era estra­tosférico, y era claro su des­tinatario oculto. Díaz Mirón, acompañado de Femando Du­ret, Eduardo Viñas, Guillermo Prieto y Justino Femández, actua­ron intachablemente como mi­nona opositora en el Congreso de la Unión.

Su oposición fue tan firme y tan lúcida, que terminó por despertar gran eco en todo el país; y la actuación del bardo veracruzano, como vocero de esa minona oposicionista, co­rroboró sus dotes de orador, su

rectitud y su impecable lógica para rebatir los argumentos de los diputados de mayoría . Manuel González concluyó su periodo presidencial en 1884 sin poder meter a su bolsillo ese rubro escabroso de la "deuda inglesa", y Díaz Mirón tuvo mu­cho que ver en ello. En los anales del Congreso quedó grata memoria de su discurso del 12 de noviembre de 1884, en donde materialmente hizo pedazos el proyecto presiden­cia\. Al poco tiempo el Cabildo de Veracruz lo reconoció con un diploma y una medalla de oro.

Prueba del liberalismo y del sentido de justicia del poeta en sus años mozos fue la polémica que sostuvo en El Diario Comer­cial con Manuel Puga y Acal, defendiendo la actitud romántica y los impulsos de rebeldía, parti­cularmente en la persona de Lord Byron. También hacia aquellos años rindió un sentido homenaje

a la memoria de Víctor Hugo (23 de mayo de 1885), confirmando con sus palabras sus anhelos progresistas y su fe en una huma­nidad con aspiraciones éticas.

En la siguiente legislatura, con Porfirio Díaz nuevamente en el poder, Díaz Mirón volvió a tener una destacadísima actuación. La duodécima legislatura fue la úl­tima en que hubo verdadera opo­sición contra el gobierno de Porfirio Díaz. Nuestro poeta fue el más brillante de los opo­sicionistas de la minoría inde­pendiente, dando ejemplo de valentía, rectitud y congruencia política. Esa minoría rechazó muchos de los proyectos porfi­ristas que, ya se vislumbraba, senan lesivos para la nación. En esos años Díaz Mirón brilló enérgico, fue severo crttico de los excesos del poder, lo mismo en la Cámara que en el periodismo, mostrando un valor inusitado en una época en que el caudillo era ya intocable.

El 3 1 de octubre de 1886 abandonó la Cámara de Dipu­tados sin concluir su periodo normal: no convenía su inde­pendencia de criterio y su au­reola de héroe popular a los intereses de la casta porfiriana.

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Se alejó del Congreso catorce años. y, mientras tanto, regresó a Veracruz, a su añorado puerto, a retomar la pluma y continuar en la brega.

En 1892, siendo secretario del Cabildo en Veracruz. una riña que tenía trasfondo político le llevó a dar muerte a Federico Wolter. Estaba a punto de re­gresar al Congreso de la Unión y los siguientes cuatro años los pasó en la cárcel del puerto de Vera cruz. Allí escribió la mayor parte de los poemas de Lascos, quizá su mejor obra poética; pero también desde allí envió a la Revisto Azul (centro del modemismo encabezado por Gutiérrez Nájera) algunos de los poemas que después reunina en ese volumen, dos artículos (en­sayos que exploran el proceso de creación poética desde un punto de vista muy personal) y varias cartas. No sólo a la Revisto Azul llegaron sus colaboraciones

desde el presidio veracruzano, sino a diversos periódicos del país.

Primero una enfermedad que le obligó a ser trasladado al hospital de San Sebastián en el Puerto, y, posteriormente, la recuperación de la libertad, regresaron a la vida activa al poeta. Durante su estancia en la cárcel, un oscuro desaliento se apoderó de él, mudando sustantiva mente sus opiniones políticas y sus actitudes ante sus semejantes. Trozos de claridad surgen hasta que se establece en Jalapa, en 1896; entonces -amén de sus cátedras- funda y dirige en compañía del licenciado Fran­cisco González Mena el sema­nario El Orden. Ya desde el título se revela su actitud cla­ramente gobiernista, pues el porfiriato estaba identificado como el gobierno que instauró por fin el orden en ese caos que era México.

Un ejemplo del cambio sufrido en la actitud periodística de Díaz Mirón son los dos artículos que dedicó a Porfirio Díaz y que ese mismo heb­domadario publicó: el primero, del 28 de abril de 1899, con el título de "Un modelo de con-

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ducta pública y privada"; el cabeza de la Brigada de oaxaqueño, cuyo nombre liberalismo español) y a la segundo, del 5 de mayo de Querétaro, disputó, con suena desde entonces en los Revolución Francesa, muestra un 1899, con el título de "Recor- singular denuedo, el terreno a patrios ardas como un acorde sesgo polftico completamente dación". La pomposidad y huera los enemigos, y resu ltó triunfal! opuesto al de sus artículos lau-retórica que deja ver en este gravemente herido; y el datorios al régimen porfirista. último son muestra evidente de insigne Zaragoza prescribió al Innecesario comentar estos Muchos mexicanos, princi-que la cárcel. los desengaños y grueso de su pequeño ejército párrafos; baste señalar que para palmente aquellos que se forjaron acaso algunos problemas la retirada, y ordenó al brillante Dlaz Mirón, Arteaga es intrépido, en las ideas del liberalismo, admi-económicos (aunque ciertos General oraz que con un puño Zaragoza insigne y el caudillo raron a Emilio Castelar. Era éste el biógrafos afirman que toda su de brazos la cubriera, me- oaxaqueño brillante general. Lo tribuno y el escritor que abande-vida tuvo una economla muy diante un prodigio de resis- contradictorio es que, mientras raba las posiciones progresistas en desahogada), le conducen a un tencia digno de un murallón escribla estos desorbitados España. Es natural que fuera cele-porfirismo servil. He aqul unos de Troya! paneglricos, semanas después brado por Díaz Mirón; pero existe párrafos de ese artículo: ¡El esfuerzo de contención era capaz de redactar artículos otro vínculo entre ellos: la vehe-

cayó sangriento y rabioso en en los que reafirmaba su fe en mencia oratoria y el arrebato apa-iLas Cumbres de Acultzin- los fastos! iLa virtud de una la democracia, la libertad y la sionado en defensa de los ideales.

go ofrecieron al comienzo de incontrastable predestinación justicia. Con el propósito de Que justo cuando más servil la epopeya teatro sublime! respiraba osadra y pujanza y homenajear a Emilio Castelar era con el dictador oaxaqueño

i El intrépido Arteaga, a la ventura en el aliento del adalid (adalid de la democracia y el mostrase esta postura libertaria

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y ética puede desorientar a sus personaje acusado de pervertir periódico, titulado "Siempre lo extraño, un hombre fuera de su estudiosos y biógrafos. Acaso la y de vidar a la sociedad, a favor mismo·, revela que, pese a toda tiempo. respuesta sea muy sencilla: un de los prestigios del talento y su capacidad retórica y de Otro pasaje de ese desen-hombre que ha conocido el del arte. pensamiento, no logró con- cuentro ocurrió cuando decidió fondo del abismo (representado vencerse ni a sí mismo de lo rechazar el homenaje nacional en la cárcel y en la enfermedad) Su defensa de la Revolución correcto de esa decisión. Entre que se le preparaba en 1927. se hace práctico, disimulado, Francesa, de Dreyfus y de Zolá, septiembre de 1913 y julio de Chocó frontalmente con los sagaz. y este pragmatismo de. no encajan con el acomodaticio 1914, en que renuncia debido estridentistas que dominaban dos rostros no es sino la adap- Díaz Mirón de aquellos años. A la a la caída de Victoriano Huerta, Jalapa y el ambiente cultural del tación a un medio hostil de una vuelta de 1900, retornó al redactó los editoriales del estado en esa época teniendo persona todo moral. No existe Congreso de la Unión, para no periódico, interpretando con su agresivas polémicas con Manuel contradicción: si se analizan bien dejar su curul hasta 1911 en que habitual vehemencia el sentir del Maples Arce y Germán Uzt Arzu-sus arrebatos y ofuscamientos, Porfirio Díaz, obligado por las gobiemo huertista. Elogios des- bide. Este último convocó a los se verá que esgrimió la pistola armas, tuvo que decir adiós a medidos al usurpador y a sus intelectuales progresistas del país por un exceso puntilloso del México. Poco se puede decir del principales ministros (Garcfa para que no se realizara el honor y en defensa de sus Dfaz Mirón periodista de esos diez Naranjo, Quehido Moheno, José homenaje, acusando al poeta de ideales; habla un trasfondo emi- años que, poco a poco, le con- María Lozano y Aureliano Blan- retrógrado, de esbirro de las nentemente moral en todas sus virtieron en adalid del porfirismo. quet), amén de insultos a los fuerzas conservadoras y aban-acciones, pero su tempera- VIVÍa parte del año en la Ciudad revolucionarios fieles y a Federico derado del huertismo. Esa disputa mento lo traicionaba. Hacia de México, alojándose en uno de Gamboa (por haber aceptado la hirió mucho a Dlaz Mirón, por lo 1899, en que publicó el artículo los mejores hoteles: el Hotel candidatura a la presidencia de que finalmente declinó el dedicado a Castelar, había lo- Iturbide. Allí le rodeaban sus la República en oposición a homenaje. Eran dos vientos grado un relativo equilibrio. Su. admiradores y alll entablaba esas Huerta), son los rasgos fun- opuestos, dos épocas en lucha: estancia en Jalapa fue realmente larguísimas charlas, que no eran damentales de esas páginas el estridentismo de cuño re-dichosa. De tal modo que esa sino monólogos, en los que solla periodísticas. Finalmente partió volucionario y el modemismo de ambivalencia no es sino el es- regodearse para mostrar la di- hacia el destierro (se dice que cuño porfirista. fuerzo por alargar una etapa de versidad de sus conocimientos y en el mismo tren en que hura Un año después enferma dicha y tranquilidad. de su erudición. La otra parte del Victoriano Huerta) y, pasando de gravedad, tal vez como

Muy sintomático en este año residía en Jalapa y Veracruz. por su querido Veracruz, se fue última protesta ante un mundo sentido es el artículo que En 1910, agotado espiri- hacia España, radicando casi dos que, tozuda mente, le cerraba publicó el 15 de septiembre de tualmente por el encargo buro- años en Santander. Después, todo camino. Ya ni siquiera 1879 para el mismo semanario crático encomendado por la uniéndose al resto de la familia podra recurrir a esa medicina jala peño. Extractemos algunos Secretaría de Gobemación de huertista que moraba en La que tantas veces le curó, el de sus párrafos: estudiar los reglamentos vigentes Habana, llegó a esa isla del ejercicio del magisterio, ya que

en el Distrito Federal, da otra de Caribe para sobrevivir dando meses atrás habra dejado de i1..a rndita e inquieta República sus volteretas impredecibles: casi clases de francés, historia uni- ser director del Colegio Prepa-

celebra su fiesta suprema, el sexagenario, se lanza a la per- versal y literatura, en la Aca- ratorio de Veracruz. Nueva-esplendor de la conciencia secución del famoso bandolero demia Newton, dirigida por mente su temperamento lo honrada y ennobledda, el reino veracruzano San tan6n , cuyo Tomás Segoviano. traicionó: por castigar a un de la recta razón incorporada verdadero nombre era Santa Ana Muchos escritores y políticos alumno insolente, le golpeó en leyes soberanas e iguala- Rodríguez. Avecindado en la constitucionalistas intentaron que con furia, provocando una doras!, iy los puros y prodi- región de Acayucán, el bandido se le indultara; en 1919, esas huelga de estudiantes y su giosos laureles ganados desde de gigantesca estatura, que tenía gestiones consiguieron que Ca- inevitable renuncia. No había Valmy hasta Marengo! iSo- una banda de 80 hombres, era rranza autorizara su retomo. Ya en ya lugar para él, ni siquiera en lemniza maravillas al par que dolor de cabeza para el go- Veracruz, rehúsa una pensión de su Veracruz. Yel 12 de julio de reconsidera el infame proceso bemador del estado, Teodoro A $300.00 mensuales que le 1928 dejó de existir. de Alfredo Dreyfus, vlctima de Dehesa. Tras algunos meses de otorga Alvaro Obregón y rechaza Poco se conoce su obra infaustas reacdones y de abo- inútil persecución, Díaz Mirón dar clases para la Secretaría de prosística y periodística, laguna mina bies manejos! Y en la cayó enfermo y tuvo que aban- Educación Pública. Veracruz era incomprensible en un autor de revisión de la escandalosa e donar la temeraria empresa. En otro, un lugar sin referencias para su talla: no existen colecciones incalificable causa, apresta un apariencia intrascendente, este quien estaba habituado a la calma completas de sus prosas. Tarea elocuente, un soberbio home- episodio corrobora hasta qué chicha que imperó durante el para futuros investigadores, naje a la sagrada labor inidada punto su temperamento le con- largo gobiemo de Dehesa. Los estudiosos que lleguen a la en el juego de pelota: prepara duda, tarde que temprano, por militares radicales, y un sin- conclusión de que no se conoce el mayor desagravio que habrá sendas no trilladas. dicalismo ascendente de tono cabalmente al poeta veraauzano reparado nunca un daño de las Acaso este rechazo al apol- comunista y ácrata, habían porque desconocemos, en pasiones de Pretorio y de Casta. trona miento espiritual haya tomado el poder; poco tenía que buena medida, ese trabajo del iEl orbe sabrá que la patria de tenido que ver con su acepta- ver Draz Mirón con las pro- poeta. Mientras tanto, queda en la excelsa reforma no mengua, ción del puesto de director del puestas radicales de Adalberto pie su leyenda como autor de y que sus cardas son como las 'periódico E/Imparcial, el 29 de Tejeda y Heriberto Jara, con versos de gran perfección formal de Anteo! iY la salvadón de un septiembre de 1913. Había campesinos armados y movi- de quien vivió con tanta intensi-inocente, la rehabilitación de un pasado ya la Decena Trágica y mientos inquilinarios en los que dad que hizo temblar a tiranos y pars, el crédito de la demo- Victoriano Huerta pisoteaba al las prostitutas, comandadas por levantó pedestales a dictadores, aada, el triunfo de la verdad, país. Muchos poetas e intelec- el anarquista Herón Proal, que- que sufrió oscuras fatigas y surcó se deberán ... a Emilio Zolá; a tuales jamás avalaron que Díaz maban sus instrumentos de el aire en compañía de las un novelista relapso; al autor de Mil-'6n aceptara ser el vocero del trabajo (colchones) en protesta musas, que tocó celajes azules cuarenta libros catalogados en gobiemo huertista, pues no otra por los altos alquileres. Allí, y habitó un Orco infecto. Un el (ndice; a un escritor tachado cosa era el periódico E/Imparcial. seguramente, Díaz Mirón se sintió hombre que se trazó a sí mismo de infedivo y de protelVo; a un Su primer artículo para dicho más ajeno que nunca, más en claroscuro.

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MARIO BOJÓRQUEZ

Don Miguel Diaz de Rebolledo,

abuelo del poeta

3

Doña Marra Josefa Mirón de Draz

Rebolledo, abuela del poeta

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1853- 14 de diciembre. Nace Salvador Sixto Clara Díaz Mirón en Veraauz, sus padres: don Manuel Draz Mirón y doña Eufemia Joa­quina lbáñez y Garrés.

1867- Abandona la casa pa­tema al ser reprendido por su participación en riñas escolares. Ingresa al Seminario Conciliar de Xalapa, aprende latín y gra­mática, sale en 1871.

1874- Aparece su primera publicación en el diario La Concordia: Un beso de adiós. Se reproduce en el periódico La Iberia que dirige Anselmo de la Portilla, se hacen comentarios elogiosos y comparan al poeta con su padre que tambien escribe versos. El poeta lo considera un agravio y reclama con una carta a la redacción, exi­giendo que comprueben si se trata de un plagio.

1876- Nueva York. El poeta es arrestado por participar en

un riña al defender a una mujer que ha sido golpeada por su marido. Protesta como diputa­do local por Tlacotalpan.

1877 - Duelo con Manuel María Migoni, éste sale herido en la axila izquierda: la bala es desviada del corazón por una hebilla metálica.

1878- Duelo con el diputado Martín López Luchichí, por una mala jugada en el ajedrez, el poeta es herido en la clavícula y su brazo izquierdo queda inutilizado.

1879- El general Luis Mier y Terán manda asesinar a nueve personas sin juicio previo, el poeta lo reta a un duelo en el Diario ComeraOl, el general contesta en el Diario Oficial que responderá a ese reto cuando concluya su encargo como gobemador. En el Diario Comercial aparece dia riamente un recordatorio firmado por el poeta. Al concluir

Almirante Pedro Díaz Mirón,

tío del poeta

Don Manuel Díaz Mirón,

padre del poeta

su encargo el general se niega a cumplir su palabra alegando que de sus actos como funcionario no corresponde al particular resol­verlos, el poeta mantiene su dicho.

1882- Se casa con la señorita Genoveva Acea y Remond.

1883- El español Leandro Liada lo golpea en la cabeza, el poeta lo persigue y descarga sobre él todas las balas de su pistola. Alega legítima defensa.

1884- Diputado al Congreso de la Unión por Tlacotalpan, Veracruz.

Empiezan a nacer sus hijos: Manuel, Miguel. Rosa, Evangelina, Mario y Carmen.

1887 - Agrede al exministro de Hacienda Fran cisco de Landero y Cos y a Lino Tenorio.

1888- Manuel Puga y Acal escribe con elogios sobre su Oda

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a Byron, llamándolo Príncipe de los poetas, pero al mismo tiempo comenta desfavorablemente sobre algunos pasajes. El poeta inicia una nueva controversia sobre su trabajo literario.

1892- Federico Wolter agrede al poeta con un bastón y lo hace sangrar de la cabeza, en el acto lo mata con un ti ro al corazón, es enviado a la cárcel, alega legítima defensa y desconoce al juez de su causa Ramón Prida. Pasará cuatro años en prisión sin ser sentenciado.

1895- Muere su padre don Manuel Díaz Mirón.

1896- Es absuelto y sale de prisión, su hija Evangelina tras larga enfermedad, muere.

1897- Reta a duelo al general Ceballos, gobemador del Distrito Federal, los padrinos de ambos contendientes resuelven que no hay motivo suficiente para el

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duelo, el poeta desconoce el acuerdo de sus representantes Y mantiene el reto. Disputa con su hijo Manuel que ha firmado un poema de su padre como

. suyo, a partir de este momento hay un distanciamiento que durará hasta la muerte del hijo.

1900- De nuevo diputado ~ cleral agrede a don Joaquln Ma-na Rodríguez en la redacción del periódico 8 Orden, retándoloa un duelo, aquél acepta, pero con cuchillo en mano y en un cuarto a oscuras, el poeta rechaza el lance.

1901- Joaquln Arcadio Pagaza, conocido en la Arcadia de Roma como Clearco Meo-nio por sus traducciones de Virgilio y Horacio, llega como obispo de Veracruz a Xalapa, alguien los presenta, el poeta al final de la entrevista afirma: es un indio terco, el obispo por su lado comenta: es un loco. En una reunión en casa del go-bernador Dehesa, un arqui-tecto catalán, CatUá, afirma que

en España la buena sociedad Caballero pistola en mano para_ desprecia a todos aquellos que reclamarle unos comentarios hayan participado en hechos desfavorables sobre Lascas. violentos como riñas o asesi- Manuel Gutiérrez Nájera afirma natos, el poeta guarda silencio, de su arte poético: Tienes en tu al terminar la velada, en la calle laúd ruerdas de oro. Reunidos el poeta abofetea al arquitecto con él en el salón Sach, José Juan reclamándole que se refería a Tablada, Luis G. Urbina y otros, él en sus comentarios, el arqui- llega el poeta potosino Manuel tecto temeroso de morir, lo José Othón, el poeta se levanta y niega. Aparece Lascas. dice: Vente Manuel, dejemos a

éstos. Tú y yo somos los más 1902- Disputa con su hijo grandes poetas de América. Mario porque equivocadamente imagina que la novia de su hijo 1909- Aspirante a gobernador le ha sonreldo, él la sigue y la de Veracruz, establece tratos con encuentra al lado de su hijo, don Ramón Corral, vicepresidente quien le comunica que se trata y ministro de Gobernación, trai-de su novia. Conoce al coronel donando a su protector y amigo Victoriano Huerta, que reside en Teodoro A Dehesa. Veracruz atendiendo la Comisión Geográfica Exploradora como 1910- Dirige la expedición para ingeniero. Recibe un telegrama arrestar al bandolero Santanón en del poeta Rubén Daría: la selva veracruzana, no lo consi-

La estrofa audaz que tu buril gue, en un paraje un jinete se cincela / Es estrella y condor, acerca y le regala una caja de alumbra y vuela. puros, inmediatamente desa-

parece entre los matorrales, 1903- A las afueras del Teatro dentro de la caja se lee el si-Principal persigue a don Manuel guiente mensaje:

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Al gran poetr:J Salvador Dfoz Mirón, su admirador, Sontanón. Declama en las fiestas del centenario su poema "Al Buen Cura", donde hace un elogio a la democracia, pala desoJntentodel dictador Dfaz. 8 diputado oaxa-queño Constantino Chapital afirma en una comida que él, en cuestiones gramaticales le ha quitado el resuello a DIaz Miron, el poeta se dirige furioso a la Cámara y encara al diputado pistola en mano, forcejean atravesándole el bombín con un tiro. Es desaforado Y sufre prisión en la cárcel de Belén. El nuevo régimen, encabezado por Fran-cisco 1. Madero, decreta la amnistfa general y el poeta sale libre.

1911- Diputado al nuevo Congreso y director del Colegio Preparatorio de Xalapa.

1913- Golpe de Estado, el presidente Francisco l. Madero muere, sube al poder su amigo el ahora general Victoriano

En los altos de esta casa en Veraauz,

vivió y falleció el poeta

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Huerta. Muere doña Genoveva Acea de Dlaz Mirón, dejándolo viudo y con hijos por atender aún, uno de ellos, Miguel, con trastornos mentales. Venustiano Carranza, gobernador de Coa­huila, desconoce el mandato de Huerta e inicia la segunda etapa de la revolución. Mario, el hijo del poeta, acude junto con su padre a la Cámara de Diputados, como representante popular de Acayucan. Es nombrado director de El Imparcial por orden de Victoriano Huerta.

1914- Renuncia Victoriano Huerta y pide al poeta Dlaz Mirón que le entregue el dinero que en ese momento hay en el periódico, el poeta se niega y entrega las cuentas al consejo de administración junto con su renuncia. Huerta huye hacia Veracruz desconociendo e injuriando al poeta. El Puerto es ocupado por tropas estado­unidenses que detienen al poeta al bajar del tren, apenado por tan tristes acontecimientos, decide

exiliarse en España y zarpa en el María Cristina.

1916- Muere su hijo José Miguel, retrasado mental, mientras el poeta permanece en el exilio.

1917- Desembarca en La Habana, Cuba, donde se emplea como profesor de la Academia Newton y donde acude como estudiante a sus clases Alejo Carpentier.

Es visitado en su casa por el joven poeta Carlos Pellicer. Muere su hijo Manuel, en Tampico.

1919- El presidente Carranza acuerda disponer el regreso al país del poeta Salvador Draz Mirón, despues de seis años de destierro.

1920- El Congreso de la Unión acuerda otorgarle una pensión que el poeta rechaza por encontrarse aún en posi­bilidades de ganarse el pan con su propio esfuerzo.

Carlos Pellicer

José Vasconcelos

1921- José Vasconcelos, secretario de Educación le ofrece una cátedra en la ciudad de México, que el poeta rechaza por no querer abandonar su tierra natal. El secretario de educación de Rusia, Lunacharski traduce y publica sus poemas en aquel país.

1924- Es nombrado director del Instituto Vera cruza no.

1927 - Se prepara un gran homenaje al poeta que rechaza tal proposición, pues estarían presentes en la ceremonia, Jacinto Benavente y Gabriela Mistral, comentando que él jamás se sentaría flanqueado por un hombre que parece mujer y una mujer que parece hombre. De toda América y Europa llegan reconocimientos para el poeta. En una peluquería le ocurre una disputa con un sujeto que lo reta, quedan de verse en un arroyo despoblado a las afueras de la ciudad, el su­jeto al galope trata de sor-

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prenderlo disparándole, el poeta lo mata de un balazo al corazón. Un alumno es agredido por el poeta de un golpe de pistola en la cabeza, arrepentido presen­ta su renuncia al Instituto Ve­racruzano.

1928- Enfermo y abatido muere el 12 de junio a las once y media. Sus restos son honra­dos en la Biblioteca del Pueblo y se declara Día de Luto; ofici­nas de gobierno y comercios cierran sus puertas. Luego es trasladado en tren a la Ciudad de México, constituyéndose en capilla ardiente la Escuela Na­cional Preparatoria, donde el secretario de Educación, doctor José Manuel Puig Caussaranc, alumno que fue suyo en el Co­legio Preparatorio de Xalapa, pronuncia un discurso. Al dra siguiente es enterrado por acuerdo del presidente Plu­tarco Elías Calles, en la Rotonda de los Hombres Ilustres del panteón Dolores, junto al poeta Amado Nervo.

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Rlo Chiquito, en Veracruz

Magdalena, Veraauz

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JUAN GUSTAVO COBO BORDA POEMAS

BÚSQUEDA

¿Qué aguijón

nos obliga a ir

tras espejismos?

¿Con qué fuerza

irreprimible

a sugerencia

de la dicha

nos encadena

a imágenes obsesivas?

Mares que rugen

dejan abierto un abismo.

Aquel que conduce

al más vasto

continente desconocido.

Las feroces selvas

donde late

el corazón imbatible

a la espera de quien

vuelva música

su delicado,

su atroz latido.

CINCO SENTIDOS

Te hablaré con música.

escucharán el asombro.

Al saborear la fruta prohibida

sentiremos

cómo bajo la piel

nubes, arroyos, lejanías.

Exhalas el turbador perfume

de la aquiescencia consentida.

Inventamos nuevos sentidos.

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EPITALAMIO

Dame luz que yo seré tu sombra.

Dame agua que yo seré tu sed.

Es tan corta la etemidad

para empezamos a querer.

Acúname

en la desvalida tibieza

con que todos nos sabemos

inermes y desnudos.

Cobijame con la fuerza

que yo te daré.

Abre siempre el día

con un vibrante

sonido de trompeta.

Cierra siempre el día con la flauta dulce

que aviva el fuego secreto

en la intimidad.

Conjuguemos un plural

tan férreo como libre.

Déjame ser la niña que corrra en el jardrn.

Déjame ser el niño que ganaba el mayor premio

y segura jugando indiferente y feliz.

Mis sueños más oscuros se han hecho clarividentes para ti.

Respeta mi utopra, que es la tuya también.

ORIGEN

La tarde se derramaba

morada y húmeda.

Un aire tibio

cura

las pieles fatigadas del dra.

y algo imprevisto

traen consigo

las incipientes ansiedades

de quien se asoma a una búsqueda.

Otea el ritmo

de tantos cuerpos

que en la pista de baile

de las calles

se intuyen

fulgurantes y únicos.

Pulidas las máscaras

para resistir así

el inmisericorde rayo

de una sola mirada

que nos traspasa desnudos.

Es la vida misma

quien te marca y te busca.

Asoma en los intersticios.

Se vislumbra en lo que tachaste

con transparente blancura.

Dice todo cuanto no dijiste.

El nombre que la saliva

amasa en la lengua

para hacerlo suyo.

El légamo de la vulva

abriéndose para recibir

esa fluida sustancia

que siembra y vivifica.

La palabra errante

clavada en su sitio.

De su libro, El fracaso, 2002.

Biblioteca de México

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laguna de Catemaco, en Veracruz

Biblioteca de México

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42 Biblioteca de México

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El vacilón de tus bacilos ,

la virulencia de tus virus ,

tus reumas, tu arterioesc\erosis,

el resbalón y la caída

en el baño, pones en alerta

ante mí, malévola, Dientona.

No me tocó que me encontraras

en Chapultepec, con la bandera,

ni en las Hibueras, torturado;

no el 5 de mayo; ni siquiera

en alta mar, de cara al cielo.

Ya ciego, ya sordo, ya afligido

del espinazo, a tu conquista,

miseria a miseria, me acostumbras.

Y lo peor: no idiota yo del todo,

con el no dormir me desconsuelas

para obligarme a resistirte.

43 Biblioteca de México

Dibujo de Rubén Bonifaz Nuño, en una dedicatoria

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MARCO ANTONIO CAMPOS

ENTREVISTA T odavla me tocó leer a Emilio Salgari en las ediciones de Satumino Calleja. En mi tiempo eran libros en rústica, sin ilustraciones, en papel a veces demasiado comente. Mis hermanos mayores me contaban haberlo leído en ediciones encuadernadas en cartoné, a colores, y copiosamente ilustradas en el interior.

Cuando empecé a ir a la Secundaria 10, en . Mixcoac, encontré, cerca del mercado, un puesto provisto de cosas raras a precios viles: ópalos, topacios, aguamarinas, viejas monedas españolas y mexicanas y, en ocasiones, algunos libros. Entre éstos, una vez, un ejemplar de El corsario negro. en aquellas ediciones de Calleja contadas por mis hermanos. Ilustrado por Gamba. Me costó diez centavos; lo feché en 1938, y lo tengo todavla. Es el primer libro viejo que me enriqueció.

Después, el ingreso en la Nacional Pre­paratoria; la Universidad; la apertura del mundo. Época de libros nuevos, propios o prestados; Proust, Joyce, Mann, Rilke, Kafka,

RUBÉ

la novela rusa de la revolución; Menéndez y Pelayo, Ortega y Gasset; los franceses, los gringos; la maravilla de los estudios jurídicos; las amistades para toda la vida : Fausto, Ricardo, Jorge, Henrique.

Mi búsqueda de libros viejos se hizo sistemática a partir de 1960, cuando en la Universidad me nombraron profesor de Gramática Latina. Me dediqué desde esas fechas a buscar libros de autores romanos; primero, principalmente de Horacio y de Virgilio. Busqué mucho en las librerías de Avenida Hidalgo y Puente de Alvarado, pero no hallé gran cosa . El poeta Jesús Arellano me recomendó que buscara a Ubaldo López en su librería de la Santa Veracruz. Me aconsejó que, sobre el precio que me pidiera, yo le ofreciera la mitad para empezar el regateo.

Fui a verlo. Advertí que tenía en venta varios libros clásicos: un Petronio del siglo XVI, sin pasta, pero no muy maltratado, y un Terencio del XVIII publicado en Copenhague. y fui tan ignorante que compré el segundo. A Ubaldo López le compré con el tiempo multitud de libros excepcionales, entre otros, uno de Virgi lio, en gran fo lio, encuadernado en chagrén rojo, impreso con tipos Bodoni en 1792. Hecho en París, tiene ilustraciones de dos de los discípulos de David. Es una edición de 250 ejemplares y están firmados por el editor Didot El ejemplar que tengo perteneció a García Pimentel y guarda su ex libris: en el centro tiene el signo de pesos, y alrededor

del signo tres palabras latinas: careo non egeo. Me dicen que antes de estar entre mis pocos libros, éste se encontró entre los del doctor Javier de Cervantes, mi maestro de Derecho Romano. También tengo cinco o seis ediciones con el ex libris de Vicente Riva Palacio.

En aquellos años, los libros de este tipo eran casi regalados. Conseguí ediciones nobles, entre ellas en una edición veneciana de obras completas de Ovidio ad usum delphini, de 1731, en cuatro volúmenes, igual a la que exhiben en la Biblioteca Nacional como cosa notable. Fue lo primero que le compré a don Amado Vélez en su librería de la calle de Donceles. Me aficioné a su librería y, con la costumbre de no regatearle nunca, adquirí en ella muchos libros no comunes; uno de ellos, por cierto, un Horacio, muestra desfigurada la firma de Julio Torri. En ese tiempo los libros clásicos tardaban meses sin que a nadie se le ocurriera llevárselos.

-Este libro le interesará, me dijo

-LY cuánto cuesta?, pregunté.

-Trescientos pesos.

-No se burle de mí, don Amado;

-Mire, sé que si le pido cinco mil pesos igualmente me los dará, pero lo que a mí me interesa es que mis libros estén bien colocados.

Así eran los libreros de entonces.

Encontré también una librería detrás de Catedral, de la cual era dueño un hombre al cual le decíamos el Licenciado. Allí conseguí los discursos de Cicerón y una colección de autores clásicos del siglo XVI. Yo ya sabía más de libros antiguos, y mi ánimo de coleccionista estaba más orientado.

Lateralmente fui encontrando también ediciones mexicanas curiosas que eran

LIBRERíAS DE VIEJO Con Amado Vélez mantendría por lustros,

al igual que con Ubaldo López, una relación viva y estrecha hasta que empecé a perder la vista. Quizá valga la pena que le cuente un par de anécdotas con ellos.

Una vez, estando en la librería de Ubaldo López, encontré el Góngora de Salcedo Coronel. Me lo ofreció en 500 pesos. Se los pagué.

-Ahora sí me lo agarré, don Ubaldo. Este libro vale mucho más.

-Ah, licenciado, que vaya por las veces que yo me lo he agarrado a usted, me contestó sin inmutarse.

Cuando don Amado Vélez compraba bibliotecas o remesas, tenía la generosidad de invitarme primero que a nadie a "empol­varme las manos" con esos libros. Él sabía que a mí me daba gusto hojear los libros antiguos, tocarlos, manosearlos. Así, en una ocasión me dejó revisar la biblioteca de Orozco Muñoz, allr encontré y le compré, entre otras, las primeras ediciones de La sangre devota; del Li Po; la edición mexicana de España, aparta de mí este cáliz; la Residenda en la Tierra, de Cruz y Raya.

La segunda anécdota es ésta: una vez don Amado Vélez me mostró un excelente ejemplar de la edición de la Rusticatio Mexicana impresa en Bolonia en 1782.

44 Biblioteca de México

relativamente baratas y que he regalado, entre otros, a usted. Recuerdo, por ejemplo, las ediciones hechas en la imprenta de Ignacio Cumplido, quien publicara importantes libros durante varias décadas en el siglo X1X. Algunos libros hechos por Cumplido son incluso elegantes, pero acaso dejan que desear como obras de arte tipográficas.

A mí me han atraído por su belleza tipográfica las ediciones del siglo XVI. Letra por letra constituyen obras maestras. Son las más bellas de todos los tiempos. Entre ellas, se hallan las que hada Jean Petit en el Pont Neuf. Petit imprimía libros perfectos. Es leyenda que ponía las páginas de sus libros en las ventanas de su taller, para que las leyera todo París, pues entregaba una moneda de oro por cada errata que le señalaran.

Debo tener tal vez unos tres o cuatro mil libros, casi todos comprados en librerías de viejo. He llegado a juntar unas 100 ediciones de Virgilio desde el siglo xv al xx. Guardo un incunable virgiliano: la primera edición Ascensiana, y la publicó precisamente Jean Petit en 1500. Tengo también unas veinte ediciones de Catulo, otras tantas de Horacio, Ovidio y Lucrecio.

También, sin buscarlas, hallé algunas curiosidades: una primera edición de Baudelaire, otra de Maeterlinck, una de T. S. Eliot, por ejemplo, y no sé qué más.

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45 Biblioteca de México

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Rubén Bonifaz Nuño frente a la critica La cultura en México -lo que el establishment artístico y las instituciones han definido como cultura- es la historia de grupos perfectamente reconocibles en los que, con sus muy honorables excepciones, figuras satelitales logran brillar gracias a su cercanía con la poderosa luz que emiten algunos soles verdaderos. En esa galaxia el nombre de Rubén Bonifaz Nuño (Córdoba, Veracruz, 1923) es el 'de una estrella fuera de órbita, encargada de iluminar urgentes vacíos que de haber permanecido más tiempo nos mantendrían en una triste oscuridad. Hablar de su personalidad tanto como de su poesía es difícil, pues lo fácil es caer en el más frecuente de los lugares comunes: la reverencia. Su sola mención hace levantarse ante nosotros un muro donde cada ladrillo, al igual que cada verso de su poesía, fue colocado con paciencia y rigor: el sabio traductor de griegos y latinos, miembro de la Academia Mexicana de la

LAS

Lengua y de El Colegio Nacional, funcionario universitario, fundador y director de la Bi­bliotheca Saiptorum Graecorum et Roma­norum Mexicana y Premio Nacional de Letras, por mencionar algunos. Sus aportes le han ganado respeto y agradecimiento, sin embargo su obra poética no tiene aún el lugar que merece en nuestro mapa literario. Me explico. Desde hace apenas veinte años, el consenso es que Rubén Bonifaz Nuño es uno de los mejores poetas que se encuentran entre nosotros, pero fuera del ambiente académico son pocos los ensayistas, poetas o escritores que se han ocupado de un estudio que sitúe con justicia a un poeta de su estatura. Tal vez la falta en que ha incurrido la crítica nacional se deba en gran parte a la discreción del propio Bonifaz, ocupado más en su trabajo que en el jet-set literario Oa primera entrevista concedida por el poeta data de 1985, cuando contaba ya con 62 años y una considerable lista de títulos tan importantes hoy en la poesía mexicana).

Como toda gran obra, la suya cuenta con admiradores incondicionales y detractores. Muchos de los primeros, ante la labor que implica la poética bonifaciana, optan por los análisis débiles o el comentario de "dientes para afuera" Cuno de nuestros poetas mayores VrvüS', es su frase preferida); y los últimos argumentan

• Francisco A1Cilraz (Culiacán, Sinaloa, 1979), estudió

Lengua y Literatura Hi sp~nicas en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Es jefe de redacción de la revista

Textos . Coautor de Los lImites acordadas. Ocho poetas jóvenes sinalaenses (Ditocur. 2000). Obtuvo el Premio Nacional de Poesla Joven Ellas Nandino 2002, con el libro La musa enferma (FETA, 2002).

FRANCISCO ALCARAZ * -en el otro extremo de la aítica facilista, donde elogios y vituperios son intercambiables según las amistades o los caprichos- que la erudición yel dominio de la versificación lo convierten en un poeta sólo para poetas, que tras su lectura se quedan ''fríos'; que es hermético y repetitivo hasta lo inmutable. Tales aseveraciones tienen su fundamento sólo en lecturas apresuradas y vergonzosas, ya que si algo lo distingue es la voluntad de renovación formal y un amplio abanico temático. Rubén Bonifaz Nuño es ante todo un poeta que conoce intensamente su materia de trabajo: el lenguaje y las cimas y simas del corazón humano, pues sólo recorriendo la escarpada y abismal geografía del espíritu es posible celebrar el amor e injuriarlo; cantar el temor y la miseria de los semejantes, de aquellos asfixiados por la bota de los poderosos y de los marginados que encuentran triste la felicidad ajena; nuestro pasado, que aún late con fuerza bajo el milenario yugo de las catedrales coloniales y el encuentro con un

idioma que sustenta lo que somos. La mejor prueba de esa versatilidad se encuentra en su poesía amorosa, en la cual nos sentimos re­confortados, ya por encontrar respuestas, ya por sentimos acompañados, comprendidos en la angustiosa incertidumbre.

La poesía de Rubén Bonifaz Nuño nos es cercana porque es precisamente lo que somos: una mixtura, un mestizaje. En una época de malogrado experimentalismo en la poesía latinoamericana -de la que todavía quedan resabios-, de ismos fuera de forma y de contexto, Bonifaz regresa a los modelos clásicos, considerados la más alta repre­sentación de los valores humanos y artísticos, pero con una variante que lo aleja en definitiva del esnobismo cultista : encontrar en ellos el paradigma de una só lida arquitectura cultural para crear la propia; después, profundizar en nuestra identidad, confiar en la memoria heredada de ante­pasados y en esa realidad que nos guste o no representamos; reconstruir la historia al construimos:

Por nuestra historia de pueblo colonizado

estamos obligados a tener una cultura im­

puesta, que dista mucho de lo que fue la

nuestra. Pero para poder encontrar el valor

de nuestra cultura debemos conocer y do­

minar la española, principalmente el idioma,

que es su instrumento. Una vez que la

conozca, seré dueño de algo, con lo cual

podré volver a explorar lo que es mi

verdadera cultura. Mi cultura no está en la

Venus de Milo, sino en la mal llamada

Coatlicue, la que siempre que la veo, me

46 BiblioteCil de México

habla en mi idioma y me dice lo que soy. Puedo decirle que ahora, a los setenta y

seis años, no puedo ver a Grecia y a Roma

sino como modelos extranjeros. I

Su herencia -recompensa- de las métricas clásicas es un verso delicado y musical que ha logrado transportar a nuestro idioma, a base de un absoluto dominio sobre éste, con una naturalidad inusitada. Sus versiones rítmicas de La Ilfada, La Eneida, El arte de amar o los Cármenes se distinguen por su respiración y el mágico encuentro con las pala­bras precisas, aquello que pocos traductores alcanzan: crear la sensación de que esos textos fueron concebidos en el español mo­demo, y más aún, mexicano. El propio Bonifaz ha confesado las razones por las que los ha traducido:

Durante muchos años el acercamiento a

la lirado me ha sido fuente de conoci-

mientas y de placer. Considerarla que mi

trabajo de verterla a nuestra lengua no ha

si do vano, si algo de ese placer se

trasmitiera a mis posibles lectores2

Esa pasión por transmitir el conocimiento y la experiencia lúdica de la literatura tiene como contraparte al académico otra vocación, que es la que aquí nos ocupa: la del poeta que comparte su sabiduría en los oficios amorosos con el mismo desprendimiento que invierte en sus demás trabajos. Buena parte de su obra poética es una extraña amalgama: la cita o referencia erudita yopor­tuna, la exactitud rítmica y la cadencia, entre­tejidas con el brillo de la vida común, además de acceder a las esferas del arte popular y aceptar sus influencias: en sus más bellos poemas de amor subyacen las lecturas de Anacreonte y las canciones de nuestro gran poeta popular, José Alfredo Jiménez; o basta recordar su interés por la mujer de la farándula en los sonetos de Pulsera para Luda Méndez, donde la figura de la estrella de televisión, pocas veces socorrida en la poesía por considerársele banal, cobra en la empresa de este poeta otras dimensiones.

Albu, de amo, (1987) Este es un libro que merece un aparte en las ochocientas páginas de la poesía de Bonifaz Nuño. Desde su título, nombrede

I Rubén Bonitaz Nuño. "El dueño de su lenguaje"

(entrevista con Marco Antonio Campos), La Jornada Semanal, 10 de septiembre de 2000.

, Rubén Bonitaz Nuño. Prólogo a La I/fada, UNAM, 199B.

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un corrido popular, -eco de las canciones de burdel-, anuncia su trágico contenido: igual que en el albur de la baraja, en el amor se juega la vida; es la declaración del hombre que ante la mujer se sabe perdido de antemano, la insolencia de quien va a ser ejecutado y se pone a cantar:

Tú, como si nada, te diviertes;

pero entristécete:

si todos sabrán que estoy quemado,

ninguno sabrá que por tus llamas.

Bonifaz se encontraba ya en 105 sesenta años, pero su escritura hada el recorrido a la inversa: su tono rejuvenece, al mismo tiempo que el poeta asume con dolor 105 obstáculos que el tiempo le impone al amante. De la celebración abierta y serena de El manto y la

corona, se queda sólo con la confesión impúdica, pero aquella tristeza del abando­nado se convierte en la rabia y el patetismo del misógino; el trono que ocupó aquella mujer joven, digna y altiva, en un sillón mullido, de olor rancio:

Bueyes, puercos años han pisado

sobre mI. Surcándome, pudriéndome.

Qué pesadumbre encolmillada;

qué patas, qué escamas, qué desastre.

Hoy muchos muertos me acompañan

y muchas pobrezas, y sepulcros

abiertos, sin causa recordados,

brotan, vomitan, me apedrean:

con barras de huesos me encarcelan.

Rfo Papaloapan

El misógino es el asustadizo que lucha con su sombra y pierde. En la cultura popular mexicana (por no extendemos a Latinoamérica) es un personaje que aparece de manera recurrente. Cito ejemplos conocidos por todos: en la música ranchera y el bolero; el cine de 105

años cuarenta y cincuenta, cuyos escenarios rara vez son distintos al cabaret o las zonas urbanas marginales y su kitsch continuación en las pelrculas de "licheras". El personaje misógino en nuestro pars no obedece sólo al abuso de un estereotipo, es un retrato costumbrista de las sociedades (sobra agregar masculinas) llevado a sus límites en el macho, el hombre esencialmente viril cuya derrota frente a la mujer es vestida de un truculento orgullo. La pe­netración de un personaje asf en nuestro arte "cu~o" resu~ difícil porque tal vez le parece obscenamente real, pero nuestra puritana literatura olvidó en algún momento que este tabú desapareció prácticamente desde 105

albores de la tradición occidental: Propercio, Anaaeonte, Catulo, Marcial y muchos otros no negaron nunca que lo monstruoso, más que la inteligencia, es lo que diferencia al ser humano del animal.

El amor tiene misteriosos designios: en nuestros abismos más insondables, todos, alguna vez, hemos amado y odiado al mis­mo tiempo, y probablemente hemos lle­gado a probar las hieles del desdén o el abandono, conociendo así, aunque sea mínimamente, las enfermizas razones del misógino. Respondiendo a esos impulsos, convencido como Julio Cortázar de que la buena literatura nace de 105 malos senti­mientos, Rubén Bonifaz Nuño se juega un

47 Biblioteca de México

albur con la poesfa en un libro como un espejo: nos regresa un reflejo de terrible belleza angélica donde podemos sentirnos liberados al saber que hay alguien que comparte nuestros más recónditos secretos. Sobre Albur de amor se ocupó ya Marco Antonio Campos -uno de 105 más intere­sados y constantes críticos de la obra del poeta veracruzano- en "El amor y Rubén Bonifaz Nuño".3 El ensayo es de una cálida lucidez en la exposición de las diferentes maneras del amor que figuran en Versos

(1978-1994), segunda reunión de la poesía completa de Bonifaz Nuño (FCE, 1996). En uno de 105 breves apartados el autor abre la discusión a un terna que promete grandes riquezas, al asegurar, sin detenerse demasiado, que con las excepciones sobresalientes de El tigre en la cosa, de Eduardo Lizalde, Albur de amor y Los cantos

del mal dolor, de Juan José Arreola, es diffcil encontrar libros misóginos en la literatura mexicana. La clasificación es pertinente, aunque resulta espinosa. Veámosla con más detenimiento.

Bastante superada se encuentra ya la concepción del autor como el "único" res­ponsable de las palabras enunciadas en una obra literaria. Sabemos que en el discurso narrativo -novela o relato-Ia figura del narrador es una construcción verbal ajena al autor en el mundo de ficción configurado dentro del texto. Y lo mismo sucede, en buena parte de 105 casos, en la poesía. Bonifaz Nuño, como

3 Los resplandores del relómpogo, UNAM, 2000,

pp. 365-373.

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Lizalde -Arreola sería un caso algo distinto-, no apela sólo a la experiencia y la perspectiva personal, sino también (yeso es lo que hace a estos libros obras de arte) a recursos que les permiten construir un sujeto lírico diferente a sí mismos, ponerse máscaras, "impostar la voi': uno de ellos es la vuelta de tuerca al discurso de la ca nción popular (princi­palmente la ranchera y el bolero) y al alarde y la frase hecha que hierve en la cantina, con todo su vocabulario y clichés, volviéndolos novedosos mediante retruécanos y giros populares plenos de ingenio y fuerza poética. Así en Bonifaz Nuño:

No es mi año. Alguien te tiene,

no es en mi daño. Y sin embargo

me daña en la duda lo que fuiste;

y así me acostumbro, y lo soporto,

y hasta parece que me place.

[ ... ]

Pero no sé qué me habrás dado

que me ardo de filos y de herrumbres;

que anda curtido y enchilado

por aquí mi corazón, y llora.

Tan exigente en mí, tan áspera

sigues de tiránicos abrojos.

Eduardo Lizalde tiene menos concesiones, no se guarda ni el peor de los epítetos a la hora del insulto. En El tigre en la casa (1970) la imagen del felino, además de exhibir su fascinación por el equilibrio de gracia y fuerza que le es inheren-te a la fiera, le sirve al poeta para dibujarse a sí mismo -y a la voz que construye en el poema- como el amante al acecho, el dandy, el soltero que por su misma condición de imposeíble siente un desprecio distinto al del desdeñado, pero consciente de que su destino es fatalmente el mismo. En la sección titulada "Lamentación por una perra", Lizalde utiliza esa misma zoología en contra de la mujer, con la malicia poética de no hacer comparaciones entre ésta y el animal que le "corresponde". La perra lo es en sentido literal, pero el lector menos ingenuo puede adivinar rápidamente el juego:

La perra más inmunda

es noble lirio junto a ella.

Se vendería por cinco tlacos

a un ca imán.

Rubén Bonifaz Nuño

48 Biblioteca de México

Es prostituta vil,

artera zorra,

y ya tenía podrida el alma

a los cuatro años.

Pero su peor defecto es otro:

soy para ella el último

de los hombres.

No son el poeta ni el libro misóginos; de lo que se trata es de darle cabida en la poesía a una realidad inobjetable. ¿Si sólo es el autor quien habla en estos poemas podríamos explicarnos la otra característica que tienen en común Bonifaz y Lizalde: ser no sólo un poeta, sino varios en uno? Sin negar que puedan existir tintes biográficos en los libros mencionados, su valor radica en la voluntad del poeta de hablar por todos aquellos que, mientras callan, están ocupa­dos en sobrevivir.

Sobre este tema, como en muchos otros que componen el universo de la poesía de Rubén Bonifaz Nuño, está todo por decirse. Es lo menos que le debemos. Ese es el verdadero homenaje.

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CHRISTOPHER SMART

49 Biblioteca de México

La revista Biblioteca de México se propuso en su misión recuperar para el lector interesado aquellas obras que por cir­cunstancias indeseadas salieron de los circuitos de la lectura y que son en muchos sentidos obras de gran trascendencia para el espíritu; así leemos en la primera página del primer número bajo la dirección de don Jaime García Terrés:

Biblioteca de México quiere ser una revista de letras en el sentido dásico y más generoso del término; su interés primero estará en prestar relieve y difusión, por la letra impresa, a esas obras inasequibles, allí donde el olvido, la ignorando o la simple negligenda han menoscabado nuestro patrimonio biblio­gráfico y documental,' así se darán a la luz documentos raros o inéditos, provistos de ensayos e introducdones que orienten su aprovechamiento. En una polabra, Biblioteca de México se propone ir en busca del acervo perdido.

Gatos tomados del catálogo de Vicente Rojo, Catomo­quio, publicado porCONACUIJAyBibliotecadeMéxim, 1992.

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La obra que hoy nos ocupa pertenece a ese territorio

marginal de la incomprensión donde el fatigoso olvido cubre

de escoria el brillo que una obra literaria profundamente

original, contiene. Su autor, además de este trabajo, produjo

versiones de los Salmos de David y un poema original

tomando como modelo espiritual al padre de Salomón.

Al recibir el premio Pembroke College, Cambridge, por su

poesía, Christopher Smart (1722- 1771) fue presa de una

manía religiosa singular, la de orar en cualquier momento y

circunstancia sin poder reprimir ni controlar ese deseo. De

haber ocurrido esto en la privacidad de su hogar seguramente

su vida no hubiera tenido que transitar por hospitales

psiquiátricos, pero quizá tampoco hubiera escrito ese

maravilloso libro titulado Jubílate Agno. Su costumbre, aunque

inocua, si perturbadora, afloraba en las plazas, en las calles,

en los salones y resultaba incómodo para la sociedad

londinense ver a ese hombre de rodillas rogando a Dios; por

lo que fue remitido a St. Luke's hospital por siete años. Su

obra fue muy poco conocida en su tiempo, pero en ella

podremos reconocer el verso que los franceses llamaran cien

años despues, libre. Jubílate Agno del cual recogemos un

fragmento, fue reeditado en 1939 y desde entonces recobró

un poco de la fama que el destino le arrebató.

MY CAl JEOFFRY For I will consider my Cat Jeoffry.

For he is the servant of the Living God duly and daily

serving him.

For at the first glance of the glory of God in the East he

worships in his way.

For is this done by a wreathing his body seven times round

with elegant quickness.

For then he leaps up to catch the musk, which is the

blessing of God upon his prayer.

For he rolls upon prank to work it in.

For having done duty and received blessing he begins to

consider himself.

For this he performs in ten degrees.

For first he looks upon his fore-paws to see if they are

clean.

For secondly he kicks up behind to clear away there.

For thirdly he works it upon stretch with the fore-paws

extended.

For fourthly he sharpens his paws by wood.

For fifthly he washes himself.

For sixthly he rolls upon wash.

For seventhly he fleas himself, that he may not be

interrupted upon the beat.

For eigthly he rubs himself against a post.

For ninthly he looks up for his instructions.

For tenthly he goes in quest of food.

For having consider'd God and himself he will consider his

neighbor.

For if he meets another cat he will kiss her in kindness.

For when he takes his prey he plays with it to give it a

chanceo

For one mouse in seven escapes by his dallying.

50 BiblioteUl de México

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For when his day's work is done his business more properly

begins.

For he keeps the Lord's watch in the night against the

adversary.

For he counteracts the power of darkness by his electrical

skin & glaring eyes.

For he counteracts the Devil, who is death, by brisking

about the life.

For in his morning orisons he loves the sun and the sun

loves him.

For he is of the tribe of Tiger.

For the Cherub Cat is a term of the Angel Tíger.

For he has the subtlety and hissing of a serpent, which in

goodness he suppresses.

For he will not do destruction if he is well-fed, neither will

he spit without provocation.

For he purrs in thankfulness, when Cod tells him he's a

good Cat.

For he is an instrument for the children to learn benevolence

upon.

For every house is incomplete without him & a blessing is

lacking in the spirit.

For the Lord commanded Moses concerning the cats at

the departure of the Children of Israel from Egypt.

For every family had one cat at least in the bago

For the English Cats are the best in Europe.

For he is the cleanest in the use of his fore-paws of any

quadrupede.

For the dexterity of his defence is an instance of the love

of Cod to him exceedingly.

For he is the quickest to his mark of any creature.

For he is tenacious of his point.

For he is a mixture of gravity and waggery.

For he knows that Cod is his Saviour.

For there is nothing sweeter than his peace when at rest.

For there is nothing brisker than his life when in motion.

For he is of the Lord's poor and so indeed is he called by

benevolence perpetually - Poor Jeoffry! Poor Jeoffry! the rat

has bit thy throat.

For I bless the name of the Lord Jesus that Jeoffry is better.

For the divine spirit comes about his body to sustain it in a

complete cat.

For his tongue is exceeding pure so that it has in purity

what it wants in music.

For he is docile and can learn certain things.

For he can set up with gravity which is patience upon

approbation.

For he can fetch and carry, which is patience in employment.

For he can jump over a stick which is patience upon proof

positive.

For he can spraggle upon waggle at the word of command.

For he can jump from an eminence into his master's

bosom.

For he can catch the cork and toss it again.

For he is hated by the hypocrite and miser.

For the former is afraid of detection.

For the latter refuses the charge.

For he camels his back to bear the first notion of business.

For he is good to think on, if aman would express himself

neatly.

For he made a great figure in Egypt for his signal services.

For he killed the Icneumon-rat very pernicious by land.

For his ears are so acute that they sting again.

For from this proceeds the passing quickness of his

attention.

For by stroking of him I have found out electricity.

For I percived Cod's light about him both wax and fire.

For the Electrical fire is the spiritual substance, which Cod

sends from heaven to sustain the bodies both of man and

beast.

For Cod has blessed him in the variety of his movements.

For, though he cannot fly, he is an excellent clamberer.

For his motions upon the face of the earth are more than

any other quadrupede. For he can tread to all the measures upon the music.

51 Biblioteca de México

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For he can swim for life. For he can creep. 1759-1763 Christopher Smart, Jubílate Agna, included in the Nartan

Antalaghy af Englísh Literature.

MI GATO JEOFFRY Porque consideraré a mi Gato Jeoffry. Porque es el siervo del Dios Viviente, puntual y diariamente

lo sirve. Porque desde que aparece la gloria de Dios en el Oriente,

él lo reverencia. Porque tiene el don de retorcer su cuerpo siete veces con

elegante rapidez. Porque salta para atrapar al almizcle. Lo cual es una

bendición de Dios sobre su presa. Porque se da vueltas jugando cuando lo hace. Porque le fue dado el deber y recibió la bendición, él mismo

se atiende. Por eso actúa según diez preceptos. Porque primero mira sus garras delanteras y se asegura

que estén muy limpias. Porque segundo da de coces para tener espacio. Porque tercero se estira con las garras extendidas. Porque cuarto se afila las garras contra la madera. Porque quinto se lava él mismo. Porque sexto se da vueltas cuando se lava. Porque séptimo se quita sus pulgas sin perder el ritmo. Porque octavo se rasca en un palo. Porque noveno sigue perfectamente sus intrucciones. Porque décimo se consigue su propia comida.

Porque Dios lo escucha, considera a su prójimo. Porque si conoce a una gatita la besará con ternura. Porque cuando toma a su presa juega con ella dándole

otra oportunidad. Porque con cada ratón se demora siete veces. Porque cuando su jornada termina, empieza propiamente

su trabajo. Porque vela toda la noche al Señor contra su adversario. Porque contrarresta el poder de la oscuridad con su piel

eléctrica y sus ojos resplandecientes. Porque contrarresta al Diablo, que es muerte, con el vigor

de la vida. Porque en sus horizontes matutinos él ama al sol y el sol

lo ama. Porque pertenece a la tribu del Tigre. Porque el Gato Querube corresponde al Angel Tigre. Porque tiene la sutileza y el silbar de la serpiente a quien

supera en habilidad. Porque no destruye si está bien alimentado, nunca escupe

sin provocación. Porque maúlla agradecido cuando Dios le dice eres un

buen gato. Porque es un instrumento para que los niños aprendan

benevolencia. Porque cualquier casa está incompleta sin él y el espíritu

carece de su bendición. Porque el Señor instruyó a Moisés con respecto a los gatos

a la salida de Egipto de los Hijos de Israel. Porque cada familia llevaba al menos un gato en su

equipaje. Porque los Gatos Ingleses son los mejores de Europa.

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Porque usa más limpiamente sus garras que cualquier cuadrúpedo.

Porque la destreza de su defensa es una característica del amor de Dios que en él sobradamente ha puesto.

Porque es el más veloz en su tipo que cualquier creatura. Porque es tenaz desde su lugar. Porque es una mezcla de gravedad y de travesura. Porque sabe que Dios es su Salvador. Porque nada es más dulce que su paz cuando reposa. Porque nada es más vigorizante que su vida cuando se

mueve.

Porque es la creatura más humilde del Señor y por eso le habla con perpetua benevolencia- ¡Pobre Jeoffry! ¡Pobre Jeoffryl La rata te ha mordido la garganta.

Porque bendigo el nombre de nuestro Señor Jesucristo para que Jeoffry esté mejor.

Porque el espíritu divino viene ha sta su cuerpo sustentándolo en un gato completo.

Porque su lengua excede en pureza lo que de puro encontramos en la música.

Porque es dócil y puede aprender algunas cosas. Porque puede comportarse con gravedad, que es paciencia

en la aprobación. Porque puede llevar y traer, que es paciencia en el empleo. Porque puede saltar un palo, que es paciencia sobre una

prueba positiva. Porque puede frenar el bamboleo con una simple orden. Porque puede saltar en el regazo de una Eminencia. Porque puede atrapar el corcho y juguetear con él de

nuevo. Porque es odiado por el hipócrita y por el miserable.

Porque es miedo de averiguación para el anterior.

Porque el actual rechaza la responsabilidad. Porque dispone su espalda para soportar la primera noción

de la tarea. Porque piensa que sería bueno que el hombre se expresara

a sí mismo pulcramente. Porque en Egipto fue una gran figura que sirvió como una

señal. Porque mató a la rata del faraón, tan perniciosa en esas

tierras. Porque sus oídos son tan agudos que vuelven a repicar. Porque estas cosas pasan rápidamente por su atención. Porque acariciándolo he provocado electricidad. Porque percibo la luz de Dios en él a fuego y cera. Porque el Fuego Eléctrico es la sustancia espiritual, con la

cua l Dios sostiene desde el cielo los cuerpos del hombre y de la bestia .

Porque Dios lo ha bendecido en la variedad de cada uno de sus movimientos.

Porque pienso que no puede vola r, pero es excelente gateando.

Porque sus movimientos sobre la faz de la tierra sobresalen a los de cualquier cuadrúpedo.

Porque él puede pasar sobre todas las medidas de la música.

Porque puede nadar para vivir. Porque puede trepar.

Versión al español de Mario Bojórquez

53 Biblioteca de MéxICO

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SABINE SCHOLL

G..JJe (r J"(

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54 Biblioteca de México

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Mito y realidad se entrecruzan y contrastan cuando los

historiadores se refieren a La Malinche o Doña Marina.

Unos la elogian, otros la denigran: fundamento del

mestizaje, cómplice de la conquista, amante y esclava

de Hernán Cortés. En todo caso lo que sorprende a

detractores y críticos es su agudeza mental e inteligencia,

que le permiten integrarse a la cultura de un nuevo

mundo y aprender español sin maestro ni necesidad

de cursos intensivos. Personaje histórico y novelesco,

protagonista en numerosas biografías, esta vez una

autora austríaca, Sabine Scholl, ha escrito casi una novela

de ciencia-ficción sobre La Malinche, situándola en

diferentes épocas y lugares, sin menoscabo de

intensidad, imaginación y talento. Los fragmentos que

se ofrecen en seguida la ubican en Chicago, a principios

de este siglo, es decir, la época actual. La novela La Milinche. Doña Marina, se publicó en Alemania en el

año 2000 por la editorial Berlín Verlag, y algunos

fragmentos fueron leídos, el 10 de abril de 2003, en

alemán por la autora y en español por la coordinadora

del Taller de Iniciación Teatral de la Biblioteca de México,

Sandra Félix y Elke Perau, promotora. La lectura bilingüe

se hizo en el recinto de la Biblioteca y fue posible gracias

al apoyo de la embajada de Austria en México y al

esfuerzo del doctor Sergio Sánchez, de la Universidad

Nacional Autónoma de México.

FRAGMENTOS MARINA HISTÓRICA Al despertar, las sirvientas me desvistieron, me bañaron, me

perfumaron, me peinaron, me maquillaron. Me dieron ropa limpia, tejidos extraños con estampados raros. Me embellecieron. Y yo fingí estar de acuerdo, alcé la cabeza y me mantuve erguida. Así no me pasaría nada. Mis párpados bajos. Eran una protección que usaba con frecuencia al sentir que los hombres me

contemplaban, consciente de que las mujeres nacieron para que se comercie con ellas, para ser mercancía. Vislumbré la mirada del amo. Su cara rosada con los pelos alrededor de la boca en colores no terrenales, su nariz roja quemada. Así debía verse. Conocía la Serpiente Emplumada por las imágenes. Sabía que él estaba allí, detrás de una pared delgada de un material asombroso que los extranjeros habían traído a nuestro país. Yen esta mirada esautadora sentí, aliviada, que dios se había vuelto hombre.

Estaba lista. También yo quería cobrar poder sobre animales y otros seres.

El amo habló en un idioma extranjero. Ella coño we struggled man, piel a piel.

Escuché bien. Pronto entendería esas palabras. Habría de convertirme en la lengua que traduciría sus palabras y, más tarde, mi idioma habría de ser el válido para todos los demás. Así que salí de detrás de la pared que aún nos separaba y me presenté, con la mkada baja, ante el amo. ¿Pero cómo saluda un cosmos al otro?

El hombre me hizo una seña con la cabeza, que pude reconocer bajo mis párpados entornados y un gesto con la mano. Me acerqué, me alcanzó una bebida, e/ara como el agua. Tomé un trago, ardió en mi boca, me abrasó la lengua. Dejé caer el recipiente. Tosí y estornudé, pero después me

detuve. Probablemente era yo el primer habitante de mi mundo que jamás haya probado ese líquido fuerte.

El hombre de los pelos anaranjados en el rostro dijo: "Aguardiente': mostrando la copa que ahora estaba en el piso. "Aguardiente': Sonrió.

Me costó trabajo imitar esos sonidos. Señaló hacia sí diciendo: Córtes. Dije: Marina y "Yo': Él dijo: Cortés y "yo': En su idioma. Dos mundos se encontraron, el mundo del presente y el

mundo del pasado. Pero yo quería llegar al futuro. En cualquier caso quería ser yo la ganadora. Volverme cuerpo, empezando por la lengua y la boca. De ser herramienta a ser vocera de mí misma. Quería ser el nuevo mundo sin que el viejo mundo se sirviera de mí. La insuficiencia y la debilidad del idioma serían mis armas.

MARINA CHICAGO Cuando quiero relatar mi vida, siempre estoy distante de mí

misma. Porque en cada retrato faltan las partes que fueron

encerradas, encubiertas y casi relegadas. Y también el marco

es vago. Un azul suave, un verde se asoma por la superficie

de mi piel. Lo que hay debajo es igual en todos. La historia

de los padres, de los géneros. A veces me gustaría poder

cambiarla. Querría ser muchacho y muchacha al mismo

tiempo. Para mi padre sólo contaba el que portaba pantalones.

Pero mi madre me obligó a usar falda. A hurtadillas la cambié,

dos casas más allá, por unos jeans. No podía ser el sucesor

del padre, no podía ser la realización de la madre. ¿Como

qué debería sentirme? Nunca pude pertenecer a un lado o al

otro. Siempre en el límite. Mi padre contaba muchas historias

sobre la Conquista de su país. Por primera vez me enteré de

Cortés gracias a él. Vivíamos en un barrio mexicano de Chicago.

Mi padre decía que así casi se sentía en casa. Con tío Hernán

podía comprar harina de maíz, frijoles, lentejas, chiles y en la

panadería de Artemisio, pan dulce. Los primeros días de

noviembre, mi padre me regalaba a menudo calaveritas de

dulce. En el minúsculo salón colgaban guirnaldas de papel

de seda, papel multicolor artísticamente picado con

esqueletos, flores, osamentas. Mi madre tenía que aprender

a preparar comida mexicana y a poner la mesa para la fiesta

de Muertos. Pero éramos pobres, y yo tenía que expiar la

culpa de lo que les había sucedido a los ancestros de mi

padre. Muy a menudo me decían que debía tener un mejor

rendimiento escolar, sólo hasta entonces seríamos

reconocidos en este país. Eso me daba vueltas en la cabeza.

Para mis padres un muchacho valía más, y me convertí en

muchacho para complacerlos. Finalmente desapareció de

nuestra vida. Escuché la historia de Cortés una vez más en la

escuela, y después jamás.

Sólo después de que todo había terminado: la separación

de mi familia, y posteriormente la separación de mi esposo,

volví a oír otra vez esa historia. En la misión de Chicago.

Deberíamos platicar, dijeron, para poder olvidar. Pero yo

callaba, observaba los cuadros sobre la pared. Quería aprender

a ver y no a hablar acerca de una herencia que sólo conocía

a través de los relatos de los demás. Y para qué hablar de mi

vida anterior, de ser mujer de uso. Me había ceñido vestidos,

había abierto escotes para mi esposo, había calzado zapatos

blancos de tacón alto para que mis nalgas empezaran a

balancearse y para que su mano se asiera mejor a mis caderas.

Quería integrarme a lo que dicta la costumbre. Pensé en mi

boda. Ellos alquilaron un coche grande, blanco y un vestido

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blanco. Lo más importante era que mis hombros quedaran descubiertos. Yo estaba sentada atrás. En el asiento delantero la hermana de mi esposo fungía como doncella de honor, en rosa. Lo más importante era que sus hombros estaban descubiertos. Me acordé de una foto que me mostraba como novia, detrás del cristal del carro intenté ver hacia fuera, mi cabeza enmarcada por la tela del velo que circundaba rígidamente mi cabeza, mi frente orlada con una diadema blanca de pedrería y mis orejas cubiertas por una cascada de perlas blancas. Mis clavículas resaltaron porque me esforcé en reconocer algo, ¿a alguien afuera? Las piedras falsas de mi collar ejercían una presión contra el cristal. ¿Quién era yo en aquel entonces y hacia dónde quería llegar? La hermana rosa de mi esposo vestido de blanco tenía una muñeca sobre su regazo, mi doble, una pequeña novia, una esperanza que abrazaba fuertemente, y su mirada todavía estaba vagando, no buscaba a alguien en particular, sus ojos no se detuvieron en alguien, como los míos. Al mismo tiempo me inspiraba lástima y envidia al contemplar la foto más tarde. Porque tampoco ella estaba dispensada. Lo que ella siempre había deseado sucedió pronto. Bailaba en las fiestas fuertemente apretada por el mismo hombre. Él dobló su espalda hacia atrás, ella se agarró de la mano mirando la sombra que el ala de su sombrero proyectaba sobre sus ojos. Finalmente le dio el sí. Cambió el color rosa por el blanco.

MARINA HISTÓRICA Primero debía yo aprender. Los hombres de Cortés

empezaron o convertirnos o su fe o nosotras, los mujeres.

Debíamos dejar o los antiguos dioses y aceptar el suyo. Sólo

entonces podríamos yacer o su lodo. Dios era su segundo

palabra después de oro. Ellos dijeron: Primero oro, erste gold, ¿vahstess7 Después

el dios, god, igood!

Dios debía realzar el brillo del oro. Nos enseñaron lo

imagen de uno mujer joven con un bebé en brazos.

Ellos dijeron: Mi virgen goteen, mi virgen ranchera, in

himmel so blauen, your son in your terro.

Comprendr Lo Virgen tenía o Dios en su mono y detrás

de su cabezo brillaba el oro como un sol. Me acordé de los

palabras que describían o lo deidad femenino poro

aplicármelos alguno vez. Yo también quería cohabitar y

abrazar 01 Hijo de Dios en mi provecho.

Pronto había comprendido que los hombres extranjeros

sufrían uno terrible enfermedad que únicamente podían curar

con un remedio: el oro. Eso fe era el recurso de Cortés para

desplazarlos hacia tierras desconocidos, más y más lejos.

Me enteré de su plan para nuestro mundo.

Él dijo: Vahstess, ¿entiendes7 Lo terra is golden, vahstess,

011 golden, y tehe sonne pura golden too.

Nahstess? Und jewels jewels, como estrellitas, para todo el mundo, ¿vahstess?

Lo escuchaba y esperaba. Yo sabía que no había suficiente

oro para todos.

MARINA eHICAGO En la misión contemplaba fijamente la pared, me preparaba. y la sombra gris de una nube parecía cubrir un mar de verde. y las copas de los árboles rosa liliáceos se extendían, las flores mostraban sus pétalos brillantes que atraían con su color a los insectos. Las mariposas se reproducían año tras año.

Ninguna planta quería permanecer sola, y los hombres aventaban sus redes sobre su flor. Sus pantalones debían ser verdes para que el paisaje sintiera la idea que los impulsaba. Descubrir algo nuevo, año tras año. Más y más. Y matar al descubrir, pensé.

Pero no dije ni una sola palabra. Que esperen. Al notar que no hablaba, la monja que me cuidaba me contó de la misión y de su campaña en el sur de América.

La monja dijo: donde la gente es pobre no tiene nada que perder. Ellos luchan por la religión. La fe es una guerra. Y devora a los seres humanos, necesita la sangre. La monja dijo: la vida de la mayoría de la gente ya no tiene sentido. La familia ya no es un sostén, la ganadería está perdida, la agricultura ya no produce frutos. Por mañana los hombres van a la fábrica y por las tardes no espera la fiel esposa; no duermen los hijos valientes, ya no ayuda el vecino y el amo ya no protege sus pertenencias. También el propietario suelta los elementos que pierden sus raíces y se integran. La masa no tiene nombre. No sabe cómo acontece. Y por todos lados sucede algo similar. Los seres humanos se sienten como objetos, como pelotas, aventados, tirados hacia una ignota portería. Incluso los esclavos pierden su orgullo.

No quería escuchar todo eso. No llevar limonada a mi hermano. Ninguna obligación de tejer y bordar por ser muchacha. Primero servir a los hombres, después a un dios, ¿el señor? No. Pero no estaba segura de entender realmente lo que decía la monja. LO quería negarme?

No podía hablar de ello. También en la misión me sentí ajena. Yo era como en cualquier lugar. Entré. Mi existencia nunca era gratuita. Siempre había esperado que sucediera algo que me reventara la cabeza y el corazón. Pero no sucedió nada. Es tan difícil salir y partir. Todo dependía de mí. Solamente yo misma podía ver dónde estaba parada. ¿Podía7

Cerré mi carpeta. Dado que no quería hablar exigieron que escribiera. Pero tampoco era mi medio de expresión. Y tran scurría mucho tiempo hasta que el silencio me abandonaba. Necesitaba tiempo. Tenía que saber en qué era yo diferente y por qué. Maquinaba algo para evitar los sermones de la monja.

Dado que únicamente quería escuchar y ver, me enseñaron, finalmente, a manejar una grabadora y una cámara de video. Aprendí rápido y después de un mes ya planeaba mi primera película. Filmé imágenes de los jóvenes que visitaban regularmente la misión. Ahora los otros podían contarme algo. Y yo me libraba de hablar. La mayoría tenía -igual que yo- sangre hispánica, en segunda o tercera generación de inmigrantes. Americanizados, como se decía. Pero también México era América. Más correcta me parecía la división en Norte y Sur. Casi todos los adolescentes tenían experiencias en pandillas. Chicago está divido en cotos y era peligroso transgredir sus límites. Las muchachas hablaban de la tradición; así llamaban a las peleas anuales contra los blancos en las escuelas. Les era permitido participar en ellas rompiendo las blusas de las otras muchachas en las clases de deportes para desquitar su enojo. Y me contaban del miedo diario a ser violadas. Otras pandillas las metían a la fuerza en sus carros, las narcotizaron e invitaron a todos los integrantes a montarlas. Destruir de esta forma a las mujeres jóvenes era una manifestación de poder. y las muchachas me contaron de amigas que quedaban embarazadas, y los jóvenes padres se largaban y ellas se quedaban solas con sus bebés, a expensas de la ayuda de sus padres.

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Hacía con los indios lo que quería. Pasó sus palabras al idioma de los conquistadores y cuando hablaba Cortés, ella hablaba en el otro idioma por él.

Era una herramienta decisiva en la guerra. Nunca estaba e estaba deprimida. deprimida

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Los muchachos me contaron de la iniciación a la que eran sometidos: una madriza hasta que les sa lían moretones. Hablaban de la sensación de pertenencia al grupo, del intento de arrancarle a la vida todo lo que no les daría de buen grado. Hablaron de sus tatuajes y de los signos que dejaban en las

paredes, sus huellas. Los retratos filmados me sa lieron bien, pero en la misión

existía un problema de lenguaje. No podían entender muchas cosas, las expresiones de los ado lescentes les eran desconocidas. La mayoría de las veces titubeaban en sus dos idiomas, no estaban ni en el inglés ni en el español. Mezclaban, combinaban términos, modificaban la estructura, inventaban otros significados para las palabras.

Por lo tanto, intenté exp licar su lenguaje, encontrar un camino para transcribirlo. No me resultó difícil. Aun así, este trabajo fue la prueba máxima, como me enteré más tarde. Resultó ser mi examen de admisión en la sociedad de los seriamente devotos. La misión me premió por eso. Me dieron trabajo como secretaria y, aparte, pude asistir a clases de cinematografía. Después de un tiempo me dieron docu­mentos, reportes para traducir porque hablaba el español y el portugués con fluidez. Me hice a mí misma. Atendía la documentación sobre América del Sur. Me especia licé. Pude tomar decisiones, pero todo se volvió más rutinario mientras más progresaba en la organización. Quería hacer películas, pero cada vez me iba alejando más de los acontecimientos. De la base. No de la base de la fe. Ese no era mi problema. Pero quería saber de dónde venía . Quería reencontrar algo en el Sur, algo de lo que aquí sólo encontraba en mis idiomas y que en cientos de reportes, historias de desplazamientos en el Norte, sólo podía vislumbrarse. Y por supuesto tuve que presentar el proyecto para la misión de otra forma, manipulando los motivos. Debían enviarme con su dinero.

MARINA HISTÓRICA Había un sendero largo y sinuoso que atravesaba una

elevación de tierra, no tan alta como para hablar de una

montaña. Uno no se daba cuenta que ascendía hasta que

casualmente volteaba y la tierra se veía muy lejos, abajo.

Uno tampoco se enteraba de que ya había dejado atrás el

pico. La belleza del bosque desviaba la mirada del camino.

Dejar atrás la cima se notaba sólo cuando ya casi se había

terminado el descenso. Así le sucede a la mayoría de los

seres humanos. No saben qué tienen delante de sí y olvidan

por dónde caminaron. No saben que están en el punto más

alto, lo advierten tan sólo cuando ya lo pasaron. Tampoco

yo lo sabía. Y Cortés conservaba el sueño de llegar a ser

alguna vez el gobernante. Respetó todo lo que funcionaba

bien y sin fricción.

Ningún ser humano es tan peligroso como un esclavo,

dijo: Sglavn no futura. Sglavan so poor. Nothing to verliern. Y

revolución imer at any time possibile. Nahstess7 ¡Pellgrol

Bessa is let them go y servan tes setf"l. Free es mucho bessa.

aiendes7

Cortés hablaba como si ya estuviera administrando su

propiedad. Y lo dejé con sus ideas. Me acosté.

Los que me odian afirman que en mi cabeza giraban

engranes españoles; dicen que soy manipulada desde el

exterior y que he perdido mi propio pensamiento. Si supieran.

El centellar del acero español no me cegó, sino que me

agudizó. Miraba con mayor precisión porque veía por

duplicado. La verdad se desarrolló en este espacio y no en

la fe sin dudas. Siempre tenía todo preparado para un

cambio. y por qué no habría de utilizar los acontecimientos

en mi beneficio, si yo también representaba a los otros. Yo

era el nuevo mundo. Lo seré aún más después del encuentro

con el viejo mundo. Una vez que lo haya asimilado, superado,

entonces. Pero hasta este punto todavía volteaba la mirada,

disfrutaba e intentaba comprender los aparatos más

sofisticados de los españoles. En su ensueño, Cortés quería

llegar hasta la ciudad sagrada. Yo era la voz en su sueño. Y

la que ahora le ayudaba habría de ser su perdición.

MARINA CHICACO Un día nos despertó un quejido extraño que llegó a la casa desde la calle. Lo raro era que cada uno escuchó y entendió nítidamente las quejas de la mujer que estaba llorando. Unos afirmaron que la mujer había gritado las palabras en español, y otros que las habían escuchado en inglés, polaco o alemán. Pero el mensaje de la destrucción era el mismo para todos. Mi madre me miró fijamente y dijo: Únicamente vives para que otros seamos destruidos.

Saqué clandestinamente del colegio un libro sobre Cortés. No era mucho lo que se escribía sobre mi tocaya. Que había aprendido idiomas y que fue la compañera del conquistador, pero que había nacido como princesa. Su padre murió temprano, su madre se casó con otro hombre muy joven y tuvo un hijo. Llevaron a Marina con otra familia y difundieron el rumor de que había muerto. A Cortés llegó como obsequio. Hacía con los indios lo que quería. Pasó sus palabras al idioma de los conquistadores y cuando hablaba Cortés, ella hablaba en el otro idioma por él. Era una herramienta decisiva en la guerra. Nunca estaba deprimida. Incluso levantaba a los otros con su voluntad, nunca se cansaba, día y noche trabajaba para los españoles; realizó la conexión entre el viejo y el nuevo mundo. A pesar de que no había sido nada, en todo momento mantenía alerta con su trabajo a los dos lados. y sin embargo, había elegido el partido de Cortés sin titubeos. Su arma era la palabra porque el conquistador quería escuchar primero lo que habría de conquistar después. Para eso la había necesitado. Él la llevó consigo. Y más ta rde se le reprochó su traición. Pero a mí me había interesado de inmediato el poder que nace de la falta de poder. Yo sentí igual. Quería escapar rápidamente de las miradas llenas de reproche de mi madre. y lo conseguí pagando el precio por los idiomas que me ofreció el colegio. Quería aprender, no me dejé engañar como los demás. Porque tampoco en mi familia me sentía en casa. En la escuela única­mente se habla inglés, decían. Junto con los otros niños mexica­nos me sentaban en la última fila. Pero no me importaba. Ya conocía yo la diferencia. Quería poder. Después de tres meses hablaba el inglés como los blancos. Era mi oportunidad. Volteé el mundo. Debajo de mi cabel lo oscuro atado en una trenza se abrió algo ligero. La rigidez de la madre, la indulgencia de la abuela eran parte de algo nuevo. Ya no pensaba en mí como la imagen falsa reflejada en el espejo que colgaba encima del único lavabo del departamento.

Me gustaba el orden de la escritura y yo pronunciaba las letras. Pero más aún me gustaban las diferentes direcciones hacia las cuales tendía el iJioma. Mi abuela conversaba en español conmigo. Y si escuchaba una palabra en idioma extranjero dos veces, parecía que jamás la olvidaría. Algunos días mi madre se negaba a entender el inglés. Si tenía una pregunta permanecía ca llada. No quería igualarse Y después de

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cuatro años, cuando ya sabía yo calcular, escribir y leer, cuando cada vez me quedaba más tiempo fuera de la casa, la maestra nos daba clases particulares; cuando me sentí casi libre, lista para avanzar un paso más, todo me fue robado otra vez.

MARINA HISTÓRICA Ambos dioses mentían. Codo uno fingía algo frente 01 otro. Y fingía creer 01 otro. Así los señores del viejo y del nuevo mundo eran iguales. Estaban el uno frente o otro y ninguno daba un poso hacia atrós. Lo último noche que posé con Cortés se recargó pesadamente sobre mí como si quisiera hundir su inseguridad dentro de mí. Era fócil. Escondido en mi cinturón siempre llevaba uno hoja filoso conmigo. Nadie esperaba eso de uno mujer. Nunca habían revisado si portaba armas. Cortés finalmente se quedó dormido después de inquietos conversaciones.

No le hice nodo. Estaba acostado de lodo y yo detrós de él. Posé lo hoja fuertemente por su cuello y alcancé o escuchar un pequeño SOnido gutural, sangre soliendo o borbotones. Sin hacer ruido me levanté y atravesé el palacio. Conocía los lugares importantes. A hurtadillas lo crucé con telas empopados de acede y empecé o provocar el incendio desde adentro, en un círculo. Primero en el centro de lo cómara de tesoros. Nadie sospechaba nodo. Todos los de lo guardia españolo me conocían. No lo hacía para volverme famoso. Tenía que hacerlo para evdar lo peor. Para uno mujer solo no era difícil atravesar lo fortificación de lo ciudad Cuando el palacio yo ardía en llamas, los vigilantes abrieron los puertos de los murallas del fuerte. Yo no tenían que temer a los españoles. Murieron su muerte, la habían buscado. Su destino se consumó, ¿y el mío? Yo nunca mós sería Marino. Yo no hablaría mós, aparecería en otro lugar y desaparecería nuevamente. Sería Marina alió, donde todavía no existo.

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ARENA

Soy puño de agua reviento en la gracia tímida de tu hombro. Tiemblo sin la violencia y el arrojo de la piedra Ni la sutileza del mosco. Desbordo y quiebro la figura. Soy apenas un cCrculo en la espera callada del retomo.

2

Alfombra amarilla de caprichos y hallazgos

Bebe Interrumpe en un acto el curso del rro. Negaré la frsica Alumbraré lineas, vértices de duna. En un suspiro nacerás sin cambiar el contorno de la sombra y levantaremos en danza todas las plumas.

México, 1972. lierra Adentro le publicarA su libro de

poemas Diáfanos espigas. Editor de Oráculo, revista

de poesfa. Ha colaborado en Casa del tiempo, Tte"a baldfa y Castálida.

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CONSUELO AL DESVALIDO

Sostengo el miedo una lámpara de aceite negro el diario pegado al bolso de la camisa en un suspiro desgastado de acróbata al margen del cielo.

Nunca mis ojos de proa completarán la gracia de la curva ... [sin garbo.

Estéril proyección, sin mi tumba no pasará de un chopo

Inútil una ecuación matemática, la ffsica, y la espuma disuelta anhela el graznido fúnebre.

Pierdo el tiempo en medir la distancia si el hocico indómito del mar atento mira el desamparo que ahorca mi cuerpo.

Burbujas cubren mis palabras que ascienden en cardumen

[y recato.

Tarde, muy tarde, pienso en la teorfa de expansión del universo, y la historia del sextante chino de Colón.

Ahora comprendo el azul marino de los relatos la cercanla horizontal al más Intimo puerto el color morado de mis dedos sin trayectoria y la tinta desecha de las páginas.

Rlo Uxpanapa, en Veracruz

Biblioteca de México

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XAVIER VILLAURRUTIA: CREADOR Y CRÍTICO CINEMATOGRÁFICO

XAVIER V I L L AL) II RU

i s la p ropues ta cons is te en una serie d e con fe renc ias y p resen tac iones d e c ine y v ideo q u e exp lorarán la v igenc ia del Vil laurrutia ar t is ta, en fa t i zando

ios aspec tos q u e lo p royec tan al siglo XXI: su exce len te t raba jo en el á m b i t o c i nematog rá f i co , m i s m o q u e def in ió en a lgunos a s p e c t o s la É p o c a d e

} ro del Cine Mex i cano , y la insp i rac ión q u e guía el espír i tu d e p ropues tas narrat ivas, teatra les y en v ideo sob re su obra . C o n s i d e r a m o s q u e es ta

>equeña mues t ra apoya rá el ace rcam ien to d e los jóvenes q u e visi tan la Bib l io teca d e Méx i co hac ia la o b r a d e Vil laurrut ia, c o n t r i b u y e n d o así a I

jolíticas del p r o g r a m a "Hac ia un país d e lec tores" de l Conse jo Nac iona l para la Cu l tu ra y las Ar tes .

.UNES 21 DE JULIO DE 2003 17 :00 horas

C o n f e r e n c i a : P resen tac ión a ca rgo del Mt ro . Miguel Cap is t rán ,

Jalvador Mend io la y Mart ín He rnández .

- u n c i ó n d e c i n e : Distinto amanecer de l d i rector Jul io B r a c h o .

¿ARTES 22 DE JULIO DE 2003 17 :00 horas

C o n f e r e n c i a r espec to a la vis ión d rama tú rg i ca y c inematog rá f i ca d e

Villaurrutia y s u inf luencia ac tua l en el c ine y el tea t ro . A c a r g o d e los

i irectores R o b e r t o F iesco y Jul ián He rnández ,

•"unción d e c i n e : ¡Vamonos con Pancho Villa! d e Fe rnando d e

uentes. Gu ión : Fe rnando d e Fuentes y Xavier Vi l laurrut ia.

yilÉRCOLES 23 DE JULIO DE 2003

F u n c i ó n d e c i n e : San Felipe de Jesús d e Jul io B r a c h o . A r g u m e n t o

obre una idea d e Rafael M. Saavedra c o n d iá logos d e Xavier

'illaurrutia.

JUEVES 24 DE JULIO DE 2003

" F u n c i ó n d e v i d e o : Xavier Villaurrutia: al vuelo del poema de Dolores

Creel. P r o g r a m a d e v ideos de real izadores d e las escue las d e c ine <

C C C y C U E C en t o rno al escr i tor Xavier Vil laurrutia. '

VIERNES 25 DE JULIO DE 2003

' F u n c i ó n d e c i n e : La mujer de todos de Fernando d e Fuentes .

A r g u m e n t o sob re la o b r a d e Rober t T h o r e n , d iá logos d e Xavier Villaurrutis

También se presen ta rá en f o r m a d e v ideo insta lac ión un d o c u m e n t a l sobn

Vi l laurrut ia, así c o m o una expos ic ión bib l iográf ica, en el vest íbu lo del C ine

C lub . A g r a d e c e m o s la co labo rac ión de l Festival Mix Méx i co , de su d i rector

Ar tu ro Cas te lán y de la F i lmoteca d e la U N A M .

' F u n c i o n e s : 16 :30 y 19 :00 horas .

UCONACULTA

H A Q A Ú N ' P A I S Ó V L E C T O R É S «ACONACULTA-

REVISTA CULTURAL

Vi ERS1TARIOS

ANTOLOGÍA ESENCIAL

THEODOR KRAMER

Publicación mensual de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM

NÚMERO 34 JULIO La universidad publica y

los deberes del espíritu,

Juan Ramón de la Fuente habla en Guatemala

5 Regla de tres, cuento de Elíseo Alberto

1 Dos poemas de Ricardo Pozas Horcasitas

Mis libros por Gonzalo Celorio

Textos de Felipe Garrido, Aliñe Petterssony Sergio Galindo

Vestigios: Reportaje fotográfico de David Maawad

SUSCRIPCIONES: 56 65 17 33

I BIBLIOTECA IDE VtÉXK O

A NUEVE AÑOS DE SU CREACIÓN PRESENTA EL CICLO

/erge Fernandez Granados y Ensebio Ruvahaha

•AitorTOHití vf.Lk ft it n Ι Ι Κ Λ m Μ Κ Ι Γ Ο · Ρι Λ/Λ m ι Λ Γ ¡I ΟΛΗΓΙ Λ N O <¡

CSÚlTRO HISTÓRICO · ΜίΤΚΟ Βλ] UtftAí

, Entrada Libre.

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ANTOLOGIA ESENCIAL THEODOR KRAMER

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