BHH+19+completo

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Boletín Hispánico Helvético Historia, teoría(s), prácticas culturales Artículos Jean-Pierre Aldon, Julieta Leo, Jorge Sáenz Herrero y Beatriz Zaplana Bebia Dossier: En torno a la dramaturgia de Juan Mayorga Gabriela Cordone, Juan Mayorga, María Jesús Orozco Vera, Claire Spooner, Adeline Chainais, Salvador Girbés Dossier: Nuevas ideas en la enseñanza de lenguas extranjeras Patricia Larrús, María Luisa Gómez Sacristán, Verónica Sánchez Abchi, Santiago Mosquera, Roxane Gagnon, Joaquim Dolz Informaciones del hispanismo suizo Número 19 (primavera 2012)

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  • Boletn Hispnico Helvtico Historia, teora(s), prcticas culturales

    Artculos Jean-Pierre Aldon, Julieta Leo, Jorge Senz Herrero y Beatriz

    Zaplana Bebia Dossier: En torno a la dramaturgia de Juan Mayorga

    Gabriela Cordone, Juan Mayorga, Mara Jess Orozco Vera, Claire Spooner, Adeline Chainais, Salvador Girbs

    Dossier: Nuevas ideas en la enseanza de lenguas extranjeras Patricia Larrs, Mara Luisa Gmez Sacristn,

    Vernica Snchez Abchi, Santiago Mosquera, Roxane Gagnon, Joaquim Dolz

    Informaciones del hispanismo suizo

    Nmero 19 (primavera 2012)

  • BOLETN HISPNICO HELVTICO Historia, teora(s), prcticas culturales

    Director

    Marco Kunz Comit de direccin

    Carlos Alvar, Hugo O. Bizzarri, Beatrice Schmid Consejo de redaccin

    Victoria Bguelin-Argimn, Adriana Lpez Labourdette, Dolores Phillipps-Lpez, Valeria Wagner

    Secretario de redaccin ngel Berenguer Amador

    Comit cientfico Tobias Brandenberger (Georg-August-Universitt Gttingen)

    Yvette Brki (Universitt Bern) Harm den Boer (Universitt Basel) Germn Coln (Universitt Basel)

    Rolf Eberenz (Universit de Lausanne) Manuel Galeote (Universidad de Mlaga)

    Julio Peate (Universit de Fribourg) Catalina Quesada Gmez (Universitt Bern)

    Juan Snchez (Universit de Neuchtel) Gustav Siebenmann (Universitt St. Gallen)

    Bndicte Vauthier (Universitt Bern)

    Motivo de cubierta: Juan Mayorga, foto de David Ruano

  • NDICE

    Jean-Pierre ALDON: Origen y extensin de dos prototipos fonticos en la Pennsula Ibrica ....................................... 3

    Julieta LEO: El arte de la ficcin (Invocato). Estudio de tres relatos que vinculan magia y fantasmagora .......... 45

    Jorge SENZ HERRERO y Beatriz ZAPLANA BEBIA: Hroes religiosos vs. superhroes: arquetipos y repeticiones en la configuracin de personajes populares y de masas ................................................................................... 63

    Dossier: En torno de la dramaturgia de Juan Mayorga Gabriela CORDONE: Presentacin ................................................ 81 Juan MAYORGA: Teatro y cartografa .......................................... 85 Juan MAYORGA: 581 mapas .......................................................... 89 Mara Jess OROZCO VERA: Dramaturgia y comunicacin:

    el papel del receptor en la obra de Mayorga ................. 97 Claire SPOONER: La obra de Juan Mayorga, una drama-

    turgia del lenguaje ........................................................... 109 Adeline CHAINAIS: De la quebradura a la desmitificacin de la historia. Anlisis comparado de Dionisio Ridruejo.

    Una pasin espaola (Ignacio Amestoy) y El jardn quemado (Juan Mayorga) ................................................. 139 Salvador GIRBS: Desde la butaca: acercamiento a la

    dramaturgia de Juan Mayorga ...................................... 163 Dossier: Nuevas ideas en la enseanza de lenguas extranjeras Patricia LARRS: Introduccin ................................................... 183 Mara Luisa GMEZ SACRISTN: Breve esbozo de la metodo- loga de la enseanza de la gramtica en clase de Espaol Lengua Extranjera ............................................ 187 Vernica SNCHEZ ABCHI, Santiago MOSQUERA, Roxane

    GAGNON, Joaquim DOLZ: La secuencia didctica en ELE: una herramienta para la enseanza y un dispositivo para la formacin docente ......................... 195

  • Informaciones del hispanismo suizo Acta de la Asamblea General Ordinaria 2010 ......................... 223 Lista de publicaciones (2011) ...................................................... 235 Resmenes/Abstracts ................................................................ 253 Colaboradores en este nmero ................................................. 261 Normas de redaccin .................................................................. 265

  • Origen y extensin de dos prototipos fonticos en la Pennsula Ibrica

    Jean-Pierre Aldon Universitt Basel

    INTRODUCCIN

    El presente artculo trata algunos aspectos de mi tesina de licenciatura pero profundiza, a su vez, en temas no incluidos en aquella investigacin. En este artculo1 proponemos dos proto-tipos fonticos sincrnicos opuestos en la Pennsula Ibrica, representados, respectivamente, por el castellano normativo y portugus padro. Segn nuestra tesis el castellano normativo desarroll, a lo largo de sus procesos evolutivos, una tendencia fontica hacia la forticin, tendencia que se impuso por dife-rentes motivos y, sobre todo, en los dialectos espaoles centra-les. Nuestra tesis propone tambin que el portugus padro desarroll, por su parte, una tendencia fontica evolutiva de tipo lenitivo que se impuso, en cierta medida, a los dialectos portugueses. Tambin forman parte de esta investigacin las posibles influencias fonticas del vasco y de los dialectos moz-rabes sobre las lenguas y dialectos peninsulares. Hemos dividi-do los prototipos fonticos en dos tipos: el tipo A, con tendencia a la lenicin, representado idealmente por el portugus padro, y el tipo B, con tendencia a la forticin, representado idealmente por el castellano normativo. El siguiente cuadro resume la caracterizacin que hemos realizado de cada tipo fontico:

    Boletn Hispnico Helvtico, volumen 19 (primavera 2012): 3-43. 1 El tema de los tipos fonticos fue tratado antes por Bossong (1998), pp.

    115-126.

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    Tipo A: Portugus padro Tipo B: Castellano normativo Tendencia hacia la lenicin Tendencia hacia la forticin Simetra en la frontera silbica Asimetra en la frontera silbica Unificacin entre consonantes Separacin entre consonantes y y vocales vocales Menor esfuerzo articulatorio Mayor esfuerzo articulatorio Tendencia asimilativa Tendencia disimilativa Integracin Autonoma Ease Clarity Zona Suroeste: Lisboa Zona Centronorte: Madrid

    1. LOS TIPOS FONTICOS 1.1. EL TIPO A: LENICIN

    Nuestra tesis postula que los idiomas del tipo A muestran una tendencia ms marcada hacia la lenicin que los idiomas del tipo B. Esta tendencia se puede observar en la simetra en la frontera silbica, es decir, en el acercamiento entre consonantes y vocales. Creemos que esta tendencia es causada por un menor esfuerzo articulatorio que podemos observar en las distintas manifestaciones asimilativas que exhiben los idiomas de este tipo. La lenicin consiste esencialmente en el debilitamiento de una consonante y ocurre sobre todo entre vocales2:

    The passage from a vowel to a consonant and then back to a vowel

    again typically involves a great deal of movement of the speech organs, and leniting the consonant generally has the effect of reducing the movement. In effect, the consonant becomes more vowel-like, and this type of lenition can therefore be regarded as a kind of asimilation.3

    Entendemos la asimilacin como un proceso lenitivo en el

    que dos sonidos vecinos se vuelven ms semejantes: This sort of change is easy to understand: moving the speech organs all over the place requires an effort, and making nearby sounds more similar reduces the amount of movement required, and hence the amount of effort4. Un proceso lenitivo implicara,

    2 Para el concepto de lenicin: Hock (1991), pp. 80-81. 3 Trask (1998), p. 56. 4 Trask (1998), p. 53.

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    por ejemplo, el paso de una consonante oclusiva a una conso-nante lquida (ingls britnico wa[t]er > wa[]er ingls americano general) o el paso de una consonante sonora a una sorda (latn STRATA > strada italiano). Estos procesos lenitivos pueden tam-bin ser mltiples (latn CATENA > cadena [kaena] espaol: sono-rizacin y fricatizacin) y tambin pueden afectar las vocales, como en la nasalizacin (latn: VINUM > vin [v] francs). Es posible tambin que la lenicin contine hasta un punto en el que el segmento afectado desaparezca completamente (latn CATENA > pre-vasco *katena > vasco katea). Los procesos de leni-cin y forticin se encuentran ntimamente ligados a la dicoto-ma ease/clarity de la fonologa natural:

    Lenition processes (also called centripetal, weakening, syntagmatic)

    have an exclusively articulatory teleology, making segments and se-quences of segments easier to pronounce by decreasing the articulatory distance between features of the segment itself or its adjacent seg-ments. Assimilations, monophthongizations, desyllabifications, reduc-tions, and deletions are lenition processes.5

    1.2. EL TIPO B: FORTICIN

    Los idiomas del tipo B muestran una tendencia opuesta a la del tipo A, ya que tienden de una manera ms marcada hacia la forticin que las lenguas del tipo A. Esto se puede observar en la asimetra en la frontera silbica, es decir, en el alejamiento en-tre consonantes y vocales. Creemos que esta tendencia es causa-da por un mayor esfuerzo articulatorio que podemos observar en las distintas manifestaciones disimilativas que exhiben los idiomas de este tipo. Un proceso de fortificacin implicara, por ejemplo, el paso del latn MAIU [maju] a la africada italiana maggiu [maddo] o el paso de una lquida a una oclusiva como en el pre-vasco *erur al vasco occidental edur. En paralelo con el proceso de lenicin-asimilacin-ease, encontramos en las len-guas de este tipo un proceso de forticin-disimilacin-clarity, li-gado a una tendencia hacia la claridad o la perceptibilidad de la pronunciacin:

    Fortition processes (also called centrifugal, strengthening, paradig-matic) intensify the salient features of individual segments and/or their contrast with adjacent segments. They invariably have a perceptual

    5 Acerca de la definicin de la dicotoma: Donegan/ Stampe (1979), pp. 142-

    143 y 129.

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    teleology, but often incidentally make the segments they affect more pronounceable as well as more perceptible. Dissimilations, diphthon-gizations, syllabications, and epenthesis are fortition processes.6

    1.3. AMBOS TIPOS FONTICOS

    Basndonos en lo que Hock7 denomina weakening hierar-chy y en la escala de fuerza consonntica de Trask8, hemos elaborado la siguiente tabla relativa a la fuerza consonntica: Fuerza consonntica Tipo A Tipo B Portugus padro Castellano normativo

    Oclusivas sordas > oclusivas sonoras [Africadas sordas > africadas sonoras]

    Fricativas sordas > fricativas sonoras Lenicin Nasales Forticin Lquidas Semiconsonantes > semivocales [VOCALES]

    Ambos tipos, A y B, se encuentran afectados por ambas ten-dencias, lenicin y forticin. Lo que postulamos en este trabajo es que en las lenguas de tipo B existe una tendencia a favorecer procesos de forticin-disimilacin, mientras que en los idiomas de tipo A existe una tendencia a favorecer procesos de lenicin-asimilacin:

    De este modo, del entrecruzamiento de las tendencias de la slaba que tiende a aumentar el esfuerzo articulatorio de los fonemas en posicin explosiva y las tendencias del fonema singular que tiende a ser articulado con el menor esfuerzo posible, nacen las diferentes solu-ciones que hemos estudiado.9

    6 Ibid., p. 142. 7 Hock (1991), p. 82. 8 Trask (1998), p. 56. 9 De Granda Gutirrez (1966), pp. 71-72.

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    2. METODOLOGA

    Nuestro estudio fue llevado a cabo de la siguiente manera: en primer lugar, seleccionamos doce rasgos que consideramos relevantes para los procesos de lenicin y forticin en la fron-tera silbica que hemos propuesto. Luego explicamos y justifi-camos cada uno de estos rasgos y analizamos su pertenencia a uno de los dos tipos fonticos en estudio. En segundo lugar, se analizaron estos rasgos en relacin al castellano normativo y al portugus padro y, a continuacin, extendimos este anlisis a todas las lenguas y dialectos ibricos que consideramos relevan-tes. Revisamos tambin los factores histricos de la marginali-zacin de los dialectos ibricos en beneficio del espaol norma-tivo y del portugus padro. Finalmente, intentamos establecer algunas conexiones entre los orgenes de estos prototipos fon-ticos y el vasco y los dialectos mozrabes.

    3. SELECCIN DE RASGOS 3.1. DIPTONGACIN DE Y TNICAS

    En la zona central de la Pennsula la tnica del castellano diptonga en /ie/, que contrasta con el resultado del producto de > /e/. Por otro lado, observamos en el portugus y en el cataln la // < , que contrasta con /e/ < . De una manera muy similar, la tnica del castellano diptonga en /ue/, contrastando con /o/ < , mientras que el portugus y el cataln exhiben una // < que contrasta con /o/ < . La diptongacin puede ser vista como una diferenciacin o como una disimilacin de contacto. Una vocal, al ser el ncleo de la slaba, alcanza en ella su tensin mxima y comienza tambin en ella su distensin. La vocal puede sufrir un proceso de alar-gamiento, ya sea por causa del acento o de su cantidad tra-dicional10. En este contexto:

    Los rganos mantienen difcilmente su posicin articulatoria du-rante toda su emisin, e inician un movimiento de abertura o cierre que modifica el timbre en grado mayor o menor. Mientras esta variacin de timbre es escasa para ser percibida, las fases de la vocal se hallan en estado de escisin larvada, y slo los oscilogramas las descubren; cuan-

    10 Acerca de la mayor longitud de las slabas tnicas: Vennemann (1988), p.

    30, Delattre (1966), p. 186 y Hock (1991), p. 109.

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    do es perceptible, se origina un diptongo creciente o decreciente, segn el movimiento total tienda a la abertura o al cierre de la articulacin.11

    Al margen de que este alargamiento dependa del acento o

    no, lo cierto es que se dio al final del perodo latino y se produjo en muchas variedades regionales del latn hablado. Su efecto se extenda sobre las vocales tnicas, pero no sobre las tonas. Algunos ven las razones de este alargamiento en la influencia de las lenguas germnicas sobre la de Roma en un momento en el que un gran nmero de germanos entraba o se abra paso en el Imperio y aprenda a hablar latn12. Segn Trask (1998, p. 64), el acento stress puede producir, entre otras cosas, que las vocales become longer, tenser, more peripheral, sometimes even higher. Esto ltimo, el cierre de vocales13, fue la consecuencia inmediata del alargamiento de las vocales tni-cas. Al no poder cerrarse ms la /i/ y la /u/, supuso una dis-minucin en la diferencia fisiolgica y acstica entre vocales vecinas14, lo que pudo conducir a la confusin de ciertas voca-les. En algunas zonas romnicas, la solucin fue la realizacin de un movimiento compensatorio en las vocales medias abier-tas // y //, es decir, su bimatizacin para hacerse acstica-mente heterogneas: // > [e] - // > [o]. Un proceso disi-milativo empieza a suceder entre estas vocales en contacto que comienzan a ser, cada vez, ms perceptibles: // > [e] > [i] > [je] (= /ie/) - // > [o] > [u] > [wo] > [we] (= /ue/). El resul-tado de esta disimilacin son diptongos con elementos dife-renciados y la reduccin a cinco del nmero de fonemas voc-licos admisibles en posicin tnica. Al margen de las razones que provocaron la diptongacin castellana, podemos observar en su desarrollo un proceso disimilativo claro (de tipo B), en la que la vocal, luego de bimatizar, busca diferenciar las vocales emergentes. La diptongacin de las vocales tnicas semi-abier-tas es uno de lo fenmenos que ms claramente separan al castellano del portugus.

    11 Gili Gaya (1966), pp. 188-189. 12 Penny (2006), p. 68. 13 Ibid., p. 68: El incremento de la tensin muscular que requera el alarga-

    miento debi de provocar una mayor tensin de los msculos del aparato fnico, con la consiguiente elevacin de la mandbula y de la posicin de la lengua al articular la vocal.

    14 Ibid., p. 68.

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    3.2. CONSERVACIN DE VOCALES TONAS

    Castellano normativo Portugus padro [i] [e] [o] [u] [a] ([i]) [u] [] []

    Observamos que el castellano normativo no hace ninguna distincin entre el vocalismo tono y tnico. En ambos casos encontramos un sistema con tres grados de apertura: altas, me-dias y bajas. En el portugus, por el contrario, existen slo dos grados de apertura en posicin tona, vocales altas y medias, frente a los cinco grados de apertura de la posicin tnica: altas, media-altas, medias, media-bajas y bajas. Pero esto no fue siem-pre as: el portugus del siglo XVI tena un sistema voclico pretnico idntico al sistema tnico, es slo a partir del siglo XIX cuando se observa un claro proceso de cerramiento vocli-co. Gran parte de la Romania sufri las consecuencias de un acento intensificado, impuesto por las distintas tribus germni-cas invasoras. Uno de los resultados de este acento intensificado fue el incremento de la sncopa de las vocales de las slabas postnicas e intertnicas15, entre determinadas consonantes, que tuvo lugar en el latn vulgar. Invasiones germnicas poste-riores (francos, burgundios, lombardos, etc.) produjeron una mayor intensificacin del stress accent, que con el ascenso de las lenguas romances extendi la sncopa de las vocales de las sla-bas postnicas e intertnicas a todos los contextos. Pero estas invasiones posteriores no alcanzaron el territorio en el que el portugus habra de desarrollarse16. Adems de los visigodos y los suevos, ninguna tribu germnica se asent en este territorio y los visigodos y suevos dejaron muy pocas huellas de su estada17. Muy probablemente debido a una mayor influencia del castellano, por causas polticas y culturales, el portugus ad-quiri tarda e indirectamente a travs de esta lengua, un stress accent. La evolucin de las vocales tonas pretnicas desde antes de la llegada del stress accent hasta el siglo XIX, sucedi as: [i] [u] [e] [o] [] [] [] [a] > [i] [u] [] []. Deducimos de esta evolucin que todas las vocales han sufrido

    15 Aunque segn Williams (1968), p. 11: The stress accent of popular Latin was sufficiently strong to cause some syncope before the advent of the Goths.

    16 Ibid., p. 12: The linguistic result was that there was less stress accent than in other Romance territory and accordingly, less syncope. The failure of [] and [] to diphthongize and the slow formation of yod and of Ptg. [] are further evidence of a weaker stress accent.

    17 Lo que prueba Joseph M. Piel (1933), pp. 105-305, valindose de la topo-nimia.

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    un lento proceso de cerramiento. Incluso la [a], que es la vocal ms perceptible de todas18, sufre tambin este proceso.

    El proceso de cerramiento es claro, pero su relacin con nuestra tesis necesita de una explicacin. Como vimos en el ejemplo del ingls, el stressed accent puede tener consecuencias en las vocales tonas pretnicas. Al dar un mayor nfasis a la slaba tnica, la slaba tona es pronunciada con menor clari-dad. Esta claridad la podemos traducir en energa articulatoria. Si bien la lenicin es un proceso exclusivamente consonntico, el cerramiento de vocales tonas responde a la ejecucin de una menor energa articulatoria. Quilis19 divide las vocales, por su rasgo de compacidad, de la siguiente manera:

    + Vocales compactas: /a/ + Vocales no compactas: - difusas /i/ - /u/ - no difusas /e/ - /o/

    La compacidad20, o densidad, se caracteriza por una mayor concentracin de energa en una zona central y estrecha de su espectro, adems de una expansin en el tiempo. El rasgo difu-so se caracteriza por lo contrario: menor energa en la zona central y menor expansin en el tiempo. Las vocales tonas del portugus son las vocales ms posteriores, centrales y anterio-res ms cerradas del sistema voclico, respectivamente21. Dedu-cimos, por tanto, que las vocales cerradas [i] [u] [] generan una menor cantidad de energa y son por esto menos perceptibles. Las vocales cerradas, adems, demandan un menor esfuerzo mandibular que el de las vocales abiertas, al demandar un me-nor grado de apertura. En el esfuerzo que se proyecta hacia la slaba tnica, las slabas tonas pretnicas del castellano nor-mativo denotan un mantenimiento mayor de la fuerza voclica, contrario a la inestabilidad de las vocales portuguesas.

    18 Penny (2006), p. 76. 19 Quilis (1999), p. 165. 20 Ibid., p. 165. 21 Trask (1998), p. 64: "An unstressed vowel, in contrast, may become shorter

    and more central [...], compare the qualities of the stressed and unstressed vowels in a set of words like: photograph, photography and photographic. As is usual in English, most of the unstressed vowels lose the distinctive phonetic characteristics which they have when stressed and just appear as the indistinct central vowel schwa []".

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    3.3. AVERSIN A LA NASALIZACIN

    El rasgo de nasalidad en el castellano normativo no es fono-lgicamente pertinente. En el caso del portugus padro la nasa-lizacin de la vocal precedente y la posterior eliminacin de la consonante responden a una frontera silbica dbil que no se-para ntidamente vocales y consonantes. Este proceso de nasa-lizacin voclica se debe a un claro proceso de asimilacin:

    Where vowel nasalization has occurred, it owes itself usually to the

    effect of assimilation. Typically, nasal vowels arise from sequences made up of oral vowel + adjacent nasal consonant, and by assimiliation with the nasal consonant the possibly very low original level of nasality already present in the vowel as a result of co-articulation is stepped up until the vowel is perceived as nasal rather than oral.22

    3.4. BETACISMO

    Tras pausa o consonante nasal encontramos en castellano en el caso de una ortogrfica, ya sea etimolgica o no, una oclusiva bilabial sonora [b] que se contrapone en los mismos contextos con la fricativa labiodental sonora [v] del portugus. La fuerza consonntica de [b] (oclusiva) es claramente mayor que la de [v] (fricativa). Es decir, en estos contextos especficos observamos en el castellano un comportamiento fortificador de la frontera silbica mayor que en el portugus. En los dems contextos de ortogrfica, el castellano presenta la fricativa bilabial sonora [] y en los mismos contextos el portugus pre-senta la fricativa labiodental sonora [v]. En la regla, las dife-rencias en cuanto al valor de la fuerza consonntica se dan en dos niveles: en el nivel del tipo de articulacin (Artikulationsart) y en el nivel de la oralidad (Stimmhaftigkeit). El punto de la articulacin (Artikulationsort) no es considerado normalmente como un factor determinante de fuerza consonntica. A pesar de esto, consideramos que existen algunas diferencias entre am-bas fricativas que podran traducirse en una diferencia en la fuerza consonntica. Una consonante oclusiva se caracteriza desde el punto de vista articulatorio por:

    Un cierre u oclusin de los rganos fonadores en algn lugar de la cavidad bucal y tambin del velo del paladar contra la pared farngea. De este modo, el aire no puede salir al exterior y queda comprimido

    22 Sampson (1999), p. 25.

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    durante algn tiempo en la cavidad bucal, hasta que se abren los rganos articulatorios: en ese momento, sale con cierta presin.23

    Si observamos detenidamente la fricativa bilabial sonora es-paola [], podramos argumentar que su rasgo de bilabialidad, al cerrar por completo la salida del aire, colabora con la compre-sin del aire en la cavidad bucal y por tanto se acerca, en cierta medida, a la oclusin. En el caso de la fricativa labiodental so-nora [v] no sucede esto, en su ejecucin se mantiene una apertu-ra labial que no facilita la compresin de aire en la cavidad bucal. No postulamos que la cerrazn labial completa sea un prerrequisito para la ejecucin de la oclusividad, la /k g t d/ no la tienen, sino que la bilabialidad, al producir una cerrazn to-tal, facilita la oclusividad. A esto se puede aadir la teora de Foley (1977, pp. 28-29) que indica que la g espirantiza ms fcil-mente que la d o b, y que la g y la d espirantizan ms fcilmente que b, mantenindose esta ltima como el elemento ms resis-tente. Foley seala que esta propensin a la espiracin es la ma-nifestacin de una relacin abstracta entre elementos fonolgi-cos, una relativa fuerza fonolgica: g d b > 1 2 3. Esta relativa fuerza fonolgica no se refiere a la fuerza fonolgica absoluta de los elementos, sino a la relacin de los elementos a otro siste-ma fonolgico, definido aqu como la propensin a sufrir leni-cin. Es decir, que las oclusivas bilabiales muestran una resis-tencia mayor que las dems oclusivas. La bilabialidad podra ser una explicacin de esta fuerza. En relacin a la lenicin de las fricativas, en el caso del castellano, dice Menndez Pidal24 sobre la -B- [] que se conserva, con escasa tendencia a perder-se, en comparacin con la -D- [] que vacila mucho al igual que la g []. Si aceptamos los argumentos fonticos presentados, podemos concluir que la realizacin de la ortogrfica en castellano normativo, ya sea como la oclusiva [b] o como la fri-cativa bilabial [], presenta en todos los contextos una mayor fuerza consonntica que la del portugus padro. Argu-mento que est en total acuerdo con nuestra tesis.

    3.5. AFRICACIN DEL GRUPO CT

    La -C final de slaba del grupo latino -CT- se hizo primero fricativa y despus semivocal palatal [j]. El grupo [jt] continu intacto en la mayora de las zonas (aragons y portugus:

    23 Quilis (1999), p. 194. 24 Menndez Pidal (1994), p. 129.

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    FACTUM > feito), a menos que la semivocal fuera absorbida por la vocal precedente (cataln FACTUM > fet). Despus el castellano se separ de los dialectos vecinos, la [j] palataliz la [t] en la africada [t] y luego fue absorbida por sta: FACTUM > feito > fecho > hecho. Si la vocal que preceda a la [j] era /i/, sta la absorba y la /t/ permaneca inalterada: FRCTU > friito > frito. En portugus la -C final de slaba del grupo latino -CT-, al igual que inicialmente en el castellano, se hizo fricativa y luego semivocal palatal [j]. El grupo [jt] en el portugus se mantuvo inalterado: FACTUM > feito. Al igual que en castellano, si la [j] era precedida de /i/, era absorbida por sta, mientras que la /t/ permaneca inalterada: FRCTUM > friito > frito. La [j] del grupo it cae generalmente si es precedida de u: TRCTAM > truita > truta. La -P final de slaba del grupo -PT- precedida de se confunde en portugus con el desarrollo del grupo -CT-: CONCPTUM > conceito. El resultado castellano, si bien implica una asimilacin, implica tambin una africacin del grupo it. Una africada, como veremos ms adelante, es una consonante con alto grado de fuerza consonntica.

    3.6. FRICACIN DE /L/ + [J]

    La /l/ + [j] que ya haba evolucionado a [] en latn vulgar en el ltimo perodo del latn vulgar de Cantabria, o ya en castellano pre-literario25, evoluciona a [] (fricativa prepalatal sonora). Los motivos para este cambio pueden ser explicados por la nece-sidad de mantener la oposicin entre las palabras que origina-riamente presentaban /l/ + [j] y las que provenan de /ll/ (> [])26:

    Latn vulgar Espaol medieval Castellano normativo FILIUM > fi[] fi[] hi[x]o Latn vulgar Portugus moderno FILIUM > fi[]o fi[]o

    El paso de la lateral [] a las fricativas > [] / [x], en el caste-llano, supone el incremento de la diferencia entre la vocal y la consonante en la frontera silbica, lo que concuerda tambin con nuestra tesis.

    25 Penny (2006), p. 82. 26 Sin embargo, dice Penny (2006), p. 82, que este argumento no puede acep-

    tarse totalmente, ya que el hispanorromance oriental (aragons y casi todo el dominio cataln) permiten la confusin entre /l/+ [j] y /ll/.

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    3.7. FRICACIN DE LOS GRUPOS SECUNDARIOS CL Y GL

    Los grupos secundarios C'L y G'L, evolucionan en castellano de la siguiente manera:

    /-G-/ /-K-/ + /L/> C'L / G'L > [il] > [] > [] > [x] LENTICULA > lenticla > lenteila > lente[]a > lente[]a > lente[x]a COAGULU > cuaglu > cuailo > coa[]o > cua[]o > cua[x]o

    Estos grupos, al evolucionar a [], se confunden con el resul-tado de /l/ + [j] que evoluciona posteriormente a [x]. En el caso del portugus, los mismos grupos no llegaron a la ser fricativas y se mantuvieron laterales, inferiores en fuerza consonntica, lo que concuerda con nuestra tesis:

    -G-/ /-K-/ + /L/> C'L / G'L > [il] > [] LENTICULA > lenticla > lenteila > lente[]a lentelha COAGULU > cuaglu > coailo > coa[]o coalho

    3.8. CONSERVACIN DE -N- Y -L-

    El portugus continu el desarrollo de las consonantes inter-voclicas que haba comenzado en el latn tardo. Este desarro-llo incluye la cada de /d/, la vocalizacin de /g/ palataliza-da27, la debilitacin de /b/ a /v/ (fusionndose con /v/ < [w] del latn clsico -V-), la sonorizacin de las obstruyentes simples y la simplificacin de geminadas. Adems, la /n/ y /l/ cayeron y las geminadas /ll nn/ fueron reducidas a las simples /l n/. Este desarrollo puede verse como una extensin de la lenicin28.

    La cada de la -L- intervoclica en portugus ocurri29, posi-blemente, a fines del siglo X, poca del gallego-portugus. Fue el probable resultado de una pronunciacin velar de la -L-,

    27 La -D- intervoclica latina, luego de espirantizar [], cae generalmente

    tanto en castellano como en el portugus. La -G- muestra un comportamiento relativamente similar en ambas lenguas, en las que generalmente cae en contacto con yod.

    28 Harris/ Vincent (1988), p. 139. 29 Teyssier (2001), p. 15.

  • Origen y extensin de dos prototipos fonticos

    15

    similar a la de la -L []30 en final de slaba en la lengua moderna, e incidi sobre un gran nmero de palabras. Se conserva en muchos cultismos y semicultismos. Este cambio se produjo exclusivamente en el gallego-portugus, pues no se documenta ni en el leons, ni en el castellano, ni en las hablas mozrabes. La cada de la -N- intervoclica en portugus se produjo des-pus de la cada de la -L-, en el siglo XI (an en la poca del gallego-portugus) y parte del XII. Const de dos procesos, pri-mero se nasaliz la vocal precedente y luego cay la consonante nasal. Es un fenmeno particular del gallego-portugus31. La nasalizacin voclica, como vimos en un captulo anterior, es un claro ejemplo de una frontera que no muestra autonoma, en la que la barrera silbica entre consonantes y vocales se debilita permitiendo la asimilacin. La cada de la -N- demuestra la ab-sorcin de sus rasgos nasales por parte de la vocal precedente.

    La prdida de -N- y -L- intervoclicas no es espontnea, sino que son procesos de asimilacin a las vocales precedentes: la la-teral pierde todos sus rasgos diferenciadores y la nasal trans-mite su nasalidad a la vocal. Es notable la lenicin en el caso de estas consonantes, pues no reunan los requisitos para que se iniciase ninguno de los cuatro procesos de lenicin ms comu-nes: no eran ni oclusivas geminadas, ni sordas, ni oclusivas so-noras, ni fricativas sonoras32. Estos procesos asimilativos y leni-tivos en la evolucin de la -L- y la -N- latinas en el portugus, lo acercan al tipo A. En el castellano normativo ambas consonan-tes se mantuvieron estables.

    3.9. LA // PICO-ALVEOLAR

    La diferencia bsica entre la [] apical, tpica del castellano normativo, y la [s] laminal, tpica del sur de Espaa, de Amrica y del portugus padro, se encuentra en el comportamiento lin-gual. La articulacin de una [] apical se produce con el pice de la lengua contra los alvolos donde la lengua adopta una forma cncava. Por otro lado, la articulacin de la [s] laminal se pro-duce con el predorso de la lengua donde sta adopta una forma convexa33. En el caso de la apical, la lengua ejecuta un trabajo que requiere de mayor esfuerzo o dificultad que el que ejecuta

    30 El paso siguiente a esta [] velar puede observarse en la vocalizacin

    (velar) en Brasil en posicin final de slaba y de palabra: p. ej.: so[], brasi[], ca[]mo.

    31 En el gascn se observa un fenmeno relativamente similar. 32 Penny (2006), p. 103. 33 Quilis (1999), p. 248-249.

  • Jean-Pierre Aldon

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    la predorsal. Esta diferencia en trminos de fuerza consonntica puede no ser clara o significativa a simple vista, pero si compa-ramos las consecuencias que han trado el uso de una u otra fricativa sorda en el norte y en el sur de la Pennsula, hallamos un resultado ms claro. Observamos una conservacin estable de la [] apical en sus zonas de uso, es decir, en el centro-norte de Espaa, en general, y en Madrid, en particular34. En el sur, la historia es distinta. La /s/ o su aspiracin es un fenmeno ge-neralizado que puede presentarse de diversas maneras35: - La aspirada adopta algunas caractersticas de la consonante si-guiente. Esta asimilacin puede ser parcial o incluso total como en asco [akko]. Se produce en el oeste de Andaluca. - El segundo elemento puede adoptar el rasgo sordo de la /s/ o de la aspirada, mientras que el primer elemento adopta el lugar de articulacin del segundo y ambos se fusionan en una misma consonante sorda: los desvanes [lo eneh ]. Es propio de zonas de Andaluca y est restringido socialmente. - Eliminacin de la /s/ en final de slaba: los mismos [l mm]. Es tpica del este de Andaluca y ocasional en el oeste. - En algunos lugares del oeste de Andaluca sobrevive tambin como la aspirada [h]: las casas [lah ksa(h)].

    Este fenmeno tpico de Andaluca, as como muchos otros, se encuentra tambin muy expandido en Amrica. Como hemos observado, la pronunciacin de la [] apical, al necesitar un relativo mayor esfuerzo y dificultad para su ejecucin, se con-serva mejor que la [s] laminal. Nosotros asociamos la preferen-cia por el uso de la apical y su consecuente mejor conservacin, con los rasgos del tipo B. En un libro dedicado a las sibilantes en la Romania, dice Galms de Fuentes36 que en todo el domi-nio lingstico iberorromnico existi, aun en las zonas en que hoy da no pervive, una s picoalveolar como continuacin de la s latina. El castellano no confundi las predorsodentales con las apicales. El castellano, el leons, el aragons, gran parte del gallego, algunas zonas del portugus y algunas zonas limtrofes del cataln, prefirieron modificar el punto de articulacin de las predorsodentales (< /ts/-/dz/ del latn vulgar):

    34 En zonas de excepcin de Castilla La Nueva, Extremadura y Murcia, as

    como tambin en determinadas estratos sociales de Madrid, se dan casos de aspiracin simple de /-s/ en [h] como en [htah ksah], pero hay que recordar tambin que este paso a la aspiracin o simple glotizacin representa el grado ms bajo de intensidad en el debilitamiento de /s/.

    35 Penny (2000), p. 123. 36 Galms de Fuentes (1962), p. 114.

  • Origen y extensin de dos prototipos fonticos

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    Latn Espaol Espaol Espaol Castellano imperial medieval s. XV s. XVI moderno S-, -S, -SS- // ss // // // -S-, -NS- // s // // //

    El andaluz, el sefard y la mayor parte del portugus y el cataln, confundieron las dos parejas de sibilantes entre s, en favor de las predorsodentales: La s predorsal, en todas las zonas del iberorromnico en que aparece, es la continuacin de las antiguas // y /z/ una vez desafricadas37:

    Latn Gallego- Portugus Portugus Portugus imperial portugus hasta 1550 s. XVI padro

    S-, S, -SS- // -ss-/s // -ss-/s- /s/ /s/ -S-, -NS- // s // -s- /z/ /z/

    3.10. ENSORDECIMIENTO DE LAS SIBILANTES

    Hacia el siglo XVI, el castellano elimina el rasgo distintivo de sonoridad entre los tres pares de sibilantes, en favor de las sordas:

    //-// > // //-// > // //-// > //

    El castellano toma un camino disimilativo, en el que la con-sonante en la frontera silbica se ve reforzada al perder su rasgo de sonoridad y, por tanto, se aleja de las vocales que la rodean. Para Penny38 la neutralizacin entre fonemas sordos y sonoros en posicin implosiva, que se refleja en la inexistencia de una oposicin grfica entre c/ y z, entre ss y s o entre x y j/g en castellano medieval, fue un factor que contribuy a este desa-rrollo. El portugus, por su parte, confunde en un solo sonido ambas sordas por un lado y ambas sonoras por el otro:

    /s/-// >/s/ /z/ - // > /z/

    La sonoridad consonntica es un sntoma de una frontera silbica dbil, en la que las consonantes, al sonorizar, se acercan

    37 Galms de Fuentes (1962), p. 115. 38 Penny (2006), p. 121.

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    de esta manera a las vocales que las rodean. El portugus deci-de preservar la sonoridad a costa de eliminar el rasgo apical en favor del rasgo predorsodental, algo en total acuerdo con nues-tra tesis. Sobre este tema, explica Teyssier (2001, pp. 51-52):

    Mais uma vez se comprova que o portugus comum tomou como

    norma o uso da regio central e meridional, que a antiga zona mo-rabe e inclui a cidade de Lisboa. Pode-se at supor que nessa parte do Pas a confuso das duas ordens de fonemas em favor das predorso-dentais tem razes antiqussimas. [] , pois, uma tendncia de origem meridional que se generalizou no sculo XVI na lngua padro. [] O portugus comum, como em parte o andaluz e o espanhol de Amrica, , por conseguinte, uma lngua com seseo.

    3.11. OPOSICIN DE LAS SIBILANTES ANTERIOR Y CENTRAL

    Espaol Espaol Espaol Castellano medieval s. XV s. XVI moderno

    /ts/ c/ // // // /dz/ z // // // // ss // // // // s // // // // x // // /x/ // j/g // // /x/

    El castellano, despus de las evoluciones del siglo XVI, aleja las tres sibilantes resultantes. No retoma la sonoridad para mantener las diferencias entre las sibilantes. En un claro paso de alejamiento, acrecienta el rasgo dental de la [] y alejar la palatal // hacia el velo. Para Penny (2006, p. 123), uno de los factores que contribuyeron principalmente al alejamiento de estos tres fonemas, fue la existencia de:

    Muchos dobletes (incluso tripletes) de palabras cuyo significado se distingua por el lugar de articulacin de la correspondiente conso-nante; una prueba nos la proporcionan las voces caa, casa y caxa, cuyo significado dependa de la correcta pronunciacin y percepcin de este rasgo de la consonante intervoclica respectivamente: dental, alveolar y prepalatal. La posible confusin poda nicamente evitarse haciendo ms perceptible la diferencia acstica entre los fonemas.

  • Origen y extensin de dos prototipos fonticos

    19

    En la disimilacin, un sonido pierde un rasgo articulatorio que comparte con otro sonido vecino, por lo que resulta menos parecido a l. La disimilacin funciona en un plano sintagm-tico, alejando en la cadena hablada sonidos idnticos o muy pa-recidos para mejorar la claridad de la pronunciacin: (ARBORE > rbol). Nosotros pensamos que el alejamiento o diferenciacin de las sibilantes espaolas se debe, aunque no en la regla y en un sentido amplio, a un fenmeno de tipo disimilativo. Si la di-similacin puede operar en un plano sintagmtico, aumentando la distincin entre sonidos muy cercanos y por ende alejndo-los, pensamos que podemos ampliar esta visin disimilativa a un plano paradigmtico. Esta disimilacin de tipo paradigm-tico la entendemos as: tres sonidos cercanos, cuya diferencia es importante para la distincin de dobletes y tripletes, corren el riesgo de fusionarse en un solo sonido por la cercana articula-toria y la similaridad acstica que presentan. Ante este peligro, los tres sonidos se alejan mutuamente para alcanzar as una mejor discriminacin perceptiva y, de esta manera, facilitar la tarea del sistema fonemtico, que es la de distinguir palabras. En trminos de fontica natural, se ha dado en este contexto, al diferenciar estos tres sonidos cercanos, una prioridad a la cla-ridad (clarity). Aunque no podemos hablar de un fenmeno disimilativo en la regla, estos ajustes diferenciadores en el sis-tema de sibilantes del castellano normativo se enmarcan dentro de las caractersticas de los idiomas del tipo B. El mantenimien-to de las sibilantes prximas en el caso del portugus, corres-ponde al tipo A:

    Gallego- Portugus Portugus Portugus portugus hasta 1550 fines del s. XVI padro /ts/ c/ /s/ /c /s/ /s/ /dz/ z /z/ z /z/ /z/ // -ss-/s // -ss-/s- /s/ /s/ // s // -s- /z/ /z/ // x // // // /(d)/ j/g /(d)/39

    3.12. CONSERVACIN DE [t]

    El castellano conserva el rasgo oclusivo de la africada palatal sorda [t], un fonema que se mantiene intacto desde el caste-

    39 Este sonido evoluciona a la actual [] .

  • Jean-Pierre Aldon

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    llano medieval hasta nuestros das. El portugus, as como algu-nas zonas del espaol, como veremos ms adelante, elimina el rasgo oclusivo de la africada. Quilis (1999, p. 257) dice sobre las africadas:

    Las consonantes africadas se caracterizan porque en su emisin

    intervienen dos momentos: uno interrupto, similar al de las explosivas, seguido de otro constrictivo. Estos dos momentos se realizan en el mismo lugar articulatorio y, adems, durante el momento de su tensin.

    Sobre la caracterizacin acstica de las africadas dice Quilis (1999, p. 292):

    Si articulatoriamente una consonante africada se caracteriza por dos

    momentos: uno oclusivo seguido de otro constrictivo, acsticamente, su sonograma aparecer tambin con dos fases: una primera en blanco, con ausencia de energa, idntica a la de una consonante explosiva, y la segunda fase, con la turbulencia propia de una consonante fricativa. Por ello las africadas participan de las caractersticas de los dos modos (explosivo y fricativo) [] El momento de constriccin de la africada es mayor que el que se produce en una explosiva aspirada y normalmente menor que el de una fricativa.

    Acsticamente hablando, las oclusivas reciben el nombre de

    explosivas40 porque el momento audible de ellas es el disten-sivo, en el que los rganos articulatorios se abren, dando paso a una sonante. Las africadas, luego de la fase oclusiva, dan paso a una fricacin: The release phase of a stop may have frication rather than voicing or aspiration. This is the only difference between stops and affricates41. De estas afirmaciones podra-mos deducir que si una oclusin es seguida por una sonante y la oclusin de una africada por una fricativa: son entonces las africadas ms consonnticas que las oclusivas y, por tanto, tie-nen ms fuerza consonntica? Aqu entraramos en el terreno de la especulacin. Pero, por otro lado, el hecho de que una africa-da tenga un momento oclusivo, aunque relativamente corto, nos parece suficiente razn para considerar, por lo menos, que su fuerza consonntica es mayor que la de una fricativa, una especie de fricativa fortalecida; Quilis (1999, p. 287) las llama semioclusivas. El hecho de que el castellano normativo haya mantenido de manera firme e inalterable la africada hasta la ac-

    40 Quilis (1999), p. 194. 41 Johnson (1997), p. 137.

  • Origen y extensin de dos prototipos fonticos

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    tualidad y no haya eliminado su rasgo oclusivo dental convir-tindola en una fricativa de menor fuerza consonntica, como s ha sucedido en portugus y en algunas zonas del sur andaluz, lo asociamos con los rasgos de fortalecimiento de los idiomas de tipo B42.

    En portugus, la africada [t] pierde su rasgo oclusivo y se confunde con los resultados de [] a partir del siglo XVII. Se trata de un fenmeno venido del sur y, aunque caracterstico de la lngua padro, no es general a todo el pas43. La desafricacin implica, como vimos, una tendencia a minimizar el esfuerzo articulatorio, que es una tendencia natural. El paso de una afri-cada, con gran fuerza consonntica, a una fricativa, una conso-nante con menor fuerza consonntica, podemos entenderlo como una manifestacin de la lenicin o, por lo menos, de un menor esfuerzo articulatorio. Cabe tambin destacar que esta desafricacin produjo que el resultado [t] > [], se confundiera con la ya existente [] < -KS-.

    3.13. TABLA DE RASGOS

    42 Aunque en romance slo encontramos casos de africada con un primer

    elemento oclusivo dental, en otras lenguas es posible, aunque en menor medi-da, que este primer elemento sea bilabial como en el alemn [pf]erd, o velar como en el alemn suizo Zu[k]er.

    43 Teyssier (2001), p. 53.

    Rasgos analizados Tipo A (portugus)

    Tipo B (castellano)

    1. Diptongacin de y tnicas

    (-)

    (+) ie ue

    2. Conservacin de vocales tonas

    (-) i e a o u ([i]) [u] [] []

    (+) i e a o u i e a o u

    3. Aversin a la nasalizacin

    (-) Nasales: i o u

    (+)

    4. Betacismo (-) b v

    (+) b

    5. Africacin del grupo CT44 (-) [jt]

    (+) [t]

  • Jean-Pierre Aldon

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    Como observamos en este esquema, los rasgos del tipo B, representados por el castellano normativo, aparecen marcados frente a los rasgos del tipo A, representados por el portugus padro. Los rasgos del tipo B responden a fenmenos que tien-den a fortalecer la frontera silbica entre vocales y consonantes. Los rasgos del tipo A responden, por su parte, a fenmenos que tienden a debilitar la frontera silbica entre vocales y conso-nantes. El siguiente cuadro45, resume en qu medida el resto de lenguas y dialectos peninsulares se adapta al cuadro anterior:

    44 Si bien los resultados de /l/ + [j] y de los grupos secundarios c'l/g'l coinciden casi totalmente en los romances ibricos, hemos decidido tratarlos por separado porque a un nivel macro-romance encontramos distintos resultados: -LI-: [j] en rumano y [:] en italiano. -c'l-: [kj] en rumano y [kkj] en italiano. -g'l- [gj] en rumano y [:] o [ggj] en italiano.

    45 + El rasgo se cumple generalmente. +* El rasgo se cumple generalmente, pero hay zonas de divergencia. +/- El rasgo convive con el rasgo contrario a lo largo del territorio. -* El rasgo contrario se cumple, pero hay zonas de divergencia. - El rasgo contrario se cumple. Nuestro cuadro est dispuesto en orden decreciente, de mayor cantidad de

    + a una menor cantidad de +.

    6. Fricacin de /l/ + [j] (-) /l/+[j] > []

    (+) /l/+[j] > [] > [x]

    7. Fricacin del grupo: C'L / G'L

    (-) []

    (+) [] > [x]

    8. Conservacin de: -N- y -L-

    (-) -N- / -L- >

    (+) -N- / -L- > -n- / -

    l- 9. Articulacin apical de /s/ (-)

    [s] (+) []

    10. Ensordecimiento de las sibilantes

    (-) s z /

    (+) s / x

    11. Oposicin de sibilantes anterior y central

    (-) s > s

    (+) > >

    12. Conservacin de la africada [t]

    (-) []

    (+) [t]

  • Origen y extensin de dos prototipos fonticos

    23

    1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 X46

    Castellano normativo

    + + + + + + + + + + + + 60

    Asturiano + + + + +* + + +* + + + + 58

    Aragons + + + + - -* -* + + + + + 50

    Leons + + + +* +* -* -* +* + +* + + 50

    Andaluz + + - +/- + + + + - + - +/- 44

    Valenciano apitxat

    - + + + - - - + + + - + 40

    Gallego - + + + - -* - - +* + +* + 39

    Cataln occidental

    - + + + - - - + + -* - + 37

    Mirands + - - + - - - + + - + + 36

    Judeoespaol +/- - - -* + + + + - - - + 35

    Cataln oriental

    - - + +* - - - + + - - + 31

    Gascn -* - +* + - - - +/- + - - + 30

    Portugus septentrional

    -* - - + - - - - + - + + 29

    Portugus beiro

    - - - -* - - - - + - - + 21

    Portugus padro

    - - - - - - - - - - - - 12

    De estos cuadros podemos desprender algunos hechos. Des-

    pus del castellano, los tres idiomas con mayor valor relativo de fortalecimiento son el asturiano, el leons y el aragons. Des-pus del portugus padro, los dos idiomas con menor valor relativo de fortificacin son el portugus septentrional y el por-

    46 Consideramos que una forma de medir la pertenencia o cercana de un

    idioma al tipo A o B sera asignar valores numricos a cada smbolo: (+) = 5, (+*) = 4, (+/-) = 3, (-*) = 2 y (-) = 1. As obtendramos como resultado que el castellano (idioma ideal del tipo B) al tener 12 veces el smbolo +, tendra un relativo valor fortificador de 60. El portugus (idioma ideal del tipo A) al tener 12 veces el smbolo -, tendra un relativo valor fortificador de 12.

  • Jean-Pierre Aldon

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    tugus beiro. No parece ser un hecho aleatorio que el asturiano, el leons y el aragons sean los idiomas con el mayor valor relativo de fortificacin y que sean precisamente los idiomas ms cercanos, geogrfica y polticamente, al castellano norma-tivo. Lo mismo podemos decir del portugus: son precisamente los dos idiomas con menos valor relativo de fortificacin, el beiro y el septentrional, los que ms cerca estn, geogrfica y polticamente, del portugus padro. Podramos entonces esta-blecer una constante: cuanto ms lejos est un idioma del caste-llano, menor es el valor relativo de fortificacin. La fuerza forti-ficadora en la frontera silbica, caracterstica del tipo fontico peninsular B, se hace ms dbil a medida que nos alejamos de la cornisa cantbrica. Podramos deducir de este hecho que el foco de fortificacin se encuentra aqu, en el centro de esta zona, en aquel rincn del Cantbrico al que se refera Menndez Pidal. El castellano, a la luz de los resultados mostrados en este trabajo, parece ser la fuente de esta tendencia hacia la fortifi-cacin.

    4. EL CASTELLANO NORMATIVO

    Como resultado de la Reconquista y de la expansin del reino, hablantes de la regin de Castilla la Vieja y de otras reas norteas se establecieron en los territorios del sur a medida que stos eran reconquistados de manos musulmanas. Este movi-miento condujo, segn Penny (2000, p. 108), a a complex state of dialect contact among a range of northern varieties spoken alongside a range of southern or Mozarabic dialects o, en pa-labras de Dmaso Alonso (1962, p. 202): en ellas se produce la gran mixtura (costumbre idiomtica de los reconquistadores y repobladores procedentes de muchos sitios, sobre la cos-tumbre idiomtica de los restos mozrabes no totalmente arabi-zados).

    Sin embargo, este contacto y posterior imposicin del caste-llano tambin se produjo en el norte, a medida que Castilla ga-naba prestigio poltico. Esta imposicin del castellano y la con-secuente marginalizacin de los dialectos peninsulares la pode-mos observar en el desarrollo individual de algunos de los dia-lectos47. En el perodo medieval, por ejemplo, eran generales las vacilaciones de los diptongos procedentes de y tnicas en /i a i/ - /u u u/ en el leons. Con el avance de la

    47 Sobre la marginalizacin de los dialectos en Espaa: Lleal (1990).

  • Origen y extensin de dos prototipos fonticos

    25

    influencia castellana fueron imponindose las soluciones /i u/ en las zonas ms orientales48.

    5. EL PORTUGUS PADRO

    Hasta el siglo XI, tanto Galicia como lo que entonces era Portugal, es decir, los territorios reconquistados al sur hasta ese momento, pertenecan al reino de Len. Es muy probable, dice Penny49, que a medida que los territorios iban siendo reconquis-tados de manos de los musulmanes, los territorios entre el Minho y el Duero eran repoblados por habitantes de Galicia y de esta manera los rasgos del norte fueron trasmitidos al suroeste de la Pennsula. Con la independencia definitiva del reino de Portugal en 1143, las fronteras entre Galicia y Portugal hicieron ms difcil el trnsito de personas de norte a sur. Esto produjo, a la vez, que el intercambio de innovaciones de norte a sur y de sur a norte tambin se detuviera o, por lo menos, dis-minuyera en gran medida. Esto ltimo podemos observarlo en las principales diferencias del gallego y los dialectos portugue-ses presentadas en nuestro cuadro. Los rasgos ms antiguos, como la no diptongacin de y tnicas, el tratamiento de los grupos CT, LJ, C'L, G'L y la cada de -N- y -L- intervoclicas, se extienden ininterrumpidamente desde Galicia hasta el sur de Portugal50. Por otro lado, las principales diferencias entre el gallego y el portugus padro con el beiro y el portugus sep-tentrional como zonas de trnsito, se centran bsicamente en innovaciones posteriores a la independencia de Portugal. La evolucin portuguesa de las sibilantes ocurri entre los siglos XV y XVI, lo suficientemente tarde para no afectar al gallego, que ya se encontraba entonces al otro lado de la frontera, afec-tado por influencias castellanas.

    6. EL CASTELLANO Y EL SUR DE ESPAA. EL GALLEGO-PORTUGUS Y EL SUR DE PORTUGAL

    Castilla, a medida que avanzaba la reconquista, iba implan-tando gradualmente su idioma en el sur. Este proceso de caste-llanizacin fue lo suficientemente lento y, en algunos casos, tan

    48 Ibid., p. 274. 49 Penny (2000), p. 116. 50 La no diptongacin de las vocales abiertas se extiende por todo Portugal a

    excepcin de una gran zona del Minho y del Douro Litoral incluyendo la ciudad de Porto y sus alrededores.

  • Jean-Pierre Aldon

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    tardo como para permitirle al andaluz aplicar algunos cambios de su propio tipo fontico (heredado de los mozrabes?) al idioma de tipo B heredado de los castellanos. El andaluz tuvo un desarrollo de sibilantes distinto al del castellano, adems de una serie de innovaciones y cambios fonticos y morfolgicos que no hemos tomado en cuenta en nuestra investigacin. Por otro lado, a medida que avanzaba la reconquista en el extremo oeste de la Pennsula, las tierras reconquistadas iban siendo repobladas con habitantes de Galicia que imponan aqu su idioma. El lento proceso de la Reconquista le permiti al idioma del naciente reino de Portugal, operar algunos cambios de su propio tipo fontico (mozrabe?) al gallego-portugus implan-tado venido desde el norte. Ambos casos de implantacin lin-gstica muestran un gran parecido en su desarrollo: varieda-des originarias del norte son extendidas hacia el sur. Ante pro-cesos tan parecidos, sera de esperar que las diferencias en tr-minos de valor relativo de fortificacin entre el castellano y el andaluz, por un lado, y entre el gallego y el portugus padro, por el otro, sean equivalentes. Sin embargo, como vemos en nuestra lista, esto no es as. La razn ms evidente para explicar este hecho est relacionada con la independencia de Portugal. Al establecerse las fronteras entre ambas regiones, el trnsito de gente del norte hacia el sur se hizo ms difcil. En el caso del andaluz esta divisin nunca ocurri, lo que permiti un mejor contacto con el idioma del norte. Esto explicara, en relacin al portugus, la gradual disminucin de los tipos fonticos B a medida que nos dirigimos hacia el sur, pero no explicara nece-sariamente la total ausencia del tipo fontico B en el portugus padro.

    Consideramos que existe otra razn que explica esta au-sencia de rasgos del tipo B. En la poca de la independencia de-finitiva de Portugal en 1143 y el consecuente establecimiento de fronteras entre Portugal y Galicia, la capital del nuevo reino se encontraba en Coimbra. Pero a mediados del siglo XIII ocurren dos hechos importantes: en 1249 se reconquista Faro, el ltimo reducto musulmn en tierras portuguesas, y en 1255 el rey Alfonso III decide instalar la corte en Lisboa. Y es en esta ciu-dad, situada em plena zona morabe51, donde el portugus padro moderno va a constituirse. La influencia mozrabe era posiblemente tan fuerte y prestigiosa que ejerci incluso una gran influencia sobre los usos lingsticos de la nobleza. Bos-song52, refirindose al castellano toledano, dice:

    51 Teyssier (2001), p. 22. 52 Bossong (1998), p. 125.

  • Origen y extensin de dos prototipos fonticos

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    Era de esperar que esta poblacin mozrabe, que haba conservado su idioma romance durante varios siglos de dominacin musulmana, ejerciese una influencia decisiva sobre los usos lingsticos de la Corte real. Aunque los conquistadores lograran imponer su lengua en cuanto al sistema morfosintctico y lxico, los mozrabes toledanos marcaron esta lengua con el sello perdurable de su pronunciacin.

    Creemos que esta propuesta se puede aplicar tambin al caso de Lisboa. Este portugus padro, nacido en zona moz-rabe, va a gozar de un prestigio del que nunca gozaran des-pus los dems dialectos portugueses. Siendo Lisboa la capital del reino, su lengua se convierte, por tanto, en la lengua de prestigio. El prestigio es una de las principales razones del cam-bio lingstico53 y es este prestigio el que va a propiciar que Por-tugal mire hacia el sur para buscar su norma. La independencia de Portugal y el establecimiento de Lisboa como capital son dos hechos que separan claramente el desarrollo del gallego-portu-gus en el sur de Portugal del desarrollo del castellano en el sur de Espaa. Estos hechos explican, al menos histricamente, por qu triunfaron los rasgos de tipo A en el estndar portugus y la diferencia tan grande en trminos de valor relativo de fortifi-cacin que existe entre el gallego(-portugus) y la lngua padro.

    En el caso del castellano, no slo nunca se estableci una frontera entre norte y sur, sino que la norma no viene del sur como en Portugal, sino del norte (en cuanto a su realizacin fontica), aunque no siempre fue as. Los conquistadores esta-blecieron la Corte en Toledo, luego de su reconquista en 1085. Bossong (1998, p. 124) opina que los conquistadores:

    Sin duda transfirieron a la capital recientemente reconquistada su lengua lengua en el sentido de un sistema fundamental morfosin-tctico y lxico; sin embargo, no es de suponer que los habitantes autctonos perdieran sus hbitos articulatorios inmediatamente. Se sabe que tales hbitos son muy tenaces y que, a menudo, se conservan ms all de un cambio de lengua. La ciudad de Toledo albergaba una pobla-cin mozrabe numerosa y de gran relevancia social.

    53 Acerca del prestigio: Trask (1998), p. 19 y Hock (1991), pp. 426-428. Un

    ejemplo del poder del prestigio dentro del mbito portugus, lo podemos observar en los cambios que se produjeron en el portugus de Rio de Janeiro cuando se mud aqu, de 1808 a 1821, la corte del rey Dom Joo VI. Es caracterstico del portugus de Rio de Janeiro la pronunciacin chiante de s y z implosivos, fenmeno relacionado directamente con la llegada de la corte por-tuguesa.

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    El castellano de Toledo alcanz con Alfonso el Sabio el rango de lengua cancilleresca, lengua oficial del estado y lengua na-cional capaz de expresar todas las artes y todas las ciencias54. Sin embargo, ms tarde la Corte se traslada a Castilla la Vieja, con Valladolid como capital. En la Espaa de los Reyes Catli-cos lo que ha prevalecido son los modelos lingsticos de Cas-tilla la Vieja, modelos del tipo B55. Madrid es proclamada en 1607 capital nacional. El castellano de Castilla adquiere as el prestigio necesario para expandirse por el resto de la nacin. El andaluz se encuentra demasiado al sur para recibir la influencia de Madrid y no asimila por completo los nuevos modelos. Esto explica su posicin intermedia entre los prototipos fonticos A y B.

    7. LOS ORGENES DE LOS TIPOS A Y B

    Hasta ahora hemos propuesto una serie de rasgos que, se-gn nuestra tesis, separan claramente el comportamiento fon-tico en la frontera silbica del espaol normativo y del portu-gus padro. Luego analizamos la relacin de las lenguas y dia-lectos hispnicos con ambos tipos fonticos. Luego vimos como al ganar prestigio a travs de hechos polticos y culturales, el espaol y el portugus normativos expandieron su foco de radiacin e influyeron en lenguas y dialectos vecinos que, por consecuencia, abandonaron rasgos propios y adoptaron algunos rasgos de stos. Ahora nos proponemos explorar los posibles orgenes de estos prototipos fonticos: el vasco, por el lado del castellano normativo, y los dialectos mozrabes, por el lado del portugus padro. Antes de pasar a estos temas, consideramos necesario remarcar la distincin entre hbitos fonticos o articu-latorios (pronunciacin) y cambio fontico (evolucin). Nos pa-rece oportuno crear un caso hipottico romnico en el que po-damos ampliar estos conceptos. Supongamos que un ficticio rey de Lisboa lograra conquistar Madrid. Supongamos que estamos en una poca antigua, con menos personas, pero que los idio-mas de cada ciudad presentan los mismos rasgos que presentan hoy en da. Supongamos que los lisboetas poblaran Madrid e impusieran su idioma. Los madrileos, frente al prestigio y a la imposicin de los lisboetas, intentaran adoptar el nuevo idio-ma. En este proceso de adopcin del nuevo idioma, no es de suponer que los habitantes autctonos perdieran sus hbitos

    54 Bossong (1998): p. 125. 55 Ibid., p. 125.

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    articulatorios inmediatamente56, pues se sabe que los hbitos fonticos son muy tenaces y que, a menudo, se conservan ms all de un cambio de lengua57. Los madrileos hipotticos pronunciaran, entonces, el portugus de los lisboetas la madrilne. Encontraramos, as, estos casos hipotticos:

    Portugus de Lisboa Portugus de Madrid Hbito fontico

    persistente vaca [v]aca [b]aca betacismo ento ent[] ent[a] aversin a la nasalizacin norte n[]rte n[o]rte sistema de cinco vocales sol [s]ol []ol conservacin de [] apical sucedeu su[s]edeu su[]edeu sibilante anterior y central casa ca[z]a ca[s]a ensordecimiento ancho an[]o an[t]o africada prepalatal

    En estos casos observamos que el nuevo lxico portugus es adoptado, pero que es realizado o pronunciado con las caracte-rsticas fonticas de Madrid. Esto en cuanto a los hbitos fon-ticos. En cuanto a los rasgos evolutivos, el escenario es muy diferente:

    Portugus de Lisboa Portugus de Madrid Portugus/Espaol porta p[]rta puerta > p[o]rta []/ue terra t[]rra tierra > t[e]rra []/ie noite noite noche > noite it/[t] mo mo mano > mao -N-: []/[n] vontade vontade voluntad > vontade -L-: []/[l] olho olho ojo > o[]o []/[x]

    En estos ejemplos vemos un proceso distinto: aqu no se pueden mantener los hbitos fonticos, ni la evolucin parti-cular del espaol de Madrid, porque esto dificultara la com-prensin. Lo que observamos, es un proceso que denominamos de re-aprendizaje lingstico, slo posible en lenguas muy cercanas lingsticamente, como sera el caso. Por ejemplo, en el caso de la diptongacin de y tnicas, los madrileos aban-donan su solucin diptongada puerta-tierra y re-aprenden los

    56 Ibid., p. 124. 57 Ibid., p. 124.

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    vocablos portugueses porta-terra. No es ste un proceso lgico de diptongacin > monoptongacin, sino que los madrileos re-aprenden el vocablo con la evolucin portuguesa: porta non puerta. Estos dos conceptos, el de los hbitos fonticos y el del re-aprendizaje lingstico, nos parecen oportunos para las expli-caciones que daremos ms adelante.

    Por lo que acabamos de exponer, nos parece pertinente hacer una distincin entre los rasgos analizados. Por un lado, pode-mos dividir los rasgos que responden a hbitos articulatorios o fonticos y, por el otro, rasgos que responden a evoluciones lin-gsticas.

    7.1. EL VASCO Y EL CASTELLANO NORMATIVO

    Una hiptesis constante en la historia del castellano es la del sustrato vasco. En primer lugar, cabe recordar que el castellano, al margen de las influencias que haya podido tener, es una len-gua esencialmente latina, mientras que el vasco es un idioma aislado, con una evolucin y un origen propio, por lo menos hasta la llegada de los romanos. Por lo que acabamos de expo-ner, nos parece pertinente hacer una distincin entre los rasgos analizados. Por un lado, podemos dividir los rasgos que res-ponden a hbitos articulatorios o fonticos y, por el otro, rasgos que responden a evoluciones lingsticas: Hbitos articulatorios Evoluciones fonticas 2. Conservacin de vocales tonas (+) 5. Fortalecimiento (africacin) de CT (-) 3. Aversin a la nasalizacin (+*) 6. Fortalecimiento (fricacin) de

    /l/+[j] (-) 4. Betacismo (+) 7. Fortificacin de C'L / G'L (-) 9. // pico-alveolar (+) 8. Conservacin de -N- y -L- (+/-) 10. Ensordecimiento de las sibilantes (+) 11. Oposicin de sibilantes anterior y central (+)

    12. Conservacin de la africada [t] (+) En cuanto a los hbitos articulatorios, observamos que el

    vasco y el castellano coinciden totalmente. En base a estos resul-tados, podra decirse que el latn que utilizaban los vascos ro-manizados, que habran de forjar el castellano, era aparente-mente un latn hablado la basque. Sin embargo, habra que hacer ms de una precisin al respecto. La totalidad de los hbi-

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    tos articulatorios que acercan el vasco al castellano y que apa-rentemente podran explicar la naturaleza de sus rasgos disi-milativos es compartida tambin por los dialectos centrales (leons, asturiano y aragons) y parcialmente por el andaluz, los dialectos catalanes e incluso por los dialectos mozrabes espaoles. Adems de este hecho, evoluciones propias del cas-tellano, como el ensordecimiento de las sibilantes en el siglo XV, son tan tardas que atribuirlas a una influencia vasca es poco ms que improbable. Si este estado es consecuencia de la in-fluencia del castellano (vasco castellano dialectos centra-les) o no, es materia de otro estudio.

    7.2. EL PORTUGUS Y EL MOZRABE

    Como vimos anteriormente, el portugus padro tuvo la se-gunda etapa de su evolucin en el sur mozrabe. Las razones por las que este portugus padro se diferencia del norte esper-bamos encontrarlas en la nica lengua que, en aquella poca, poda influenciarla: el mozrabe. La divisin que hicimos en el caso del vasco y el castellano no es aplicable aqu, pues tanto el padro como los mozrabes son idiomas esencialmente latinos. Entonces de dnde proviene el tipo fontico del portugus padro? Primero es necesario definir qu mozrabe vamos a uti-lizar, pues no se trataba de una lengua nica, sino de un con-junto de dialectos romances que sigui perviviendo bajo el dominio musulmn, aunque relegada al plano familiar, y, des-gajada de sus cohablantes norteos, con rasgos claramente ar-caizantes58 y hablada por los cristianos. Buscar rastros del mo-zrabe en Portugal no es una tarea de fcil solucin. No existe ninguna referencia comprobada de una tradicn aljamiada en Portugal. La nica coleccin de textos aljamiados que se cono-ce59 no puede ser tomada en cuenta, pues no slo es de fecha muy tarda, siglo XVI, sino que, como concluye L. Patrick Harvey60:

    It is, perhaps, a pity that the designation aljamia was ever applied to them [] they do not tell us how the Moors of Safi wrote Portu-guese [] only, perhaps, how one man from Safi in exile in Portugal strove to make use of his Arabic script. They certainly do not tell us how the Muslims of Portugal wrote in Arabic characters. [] Given the

    58 Galms de Fuentes (1983), p. 14. 59 Lopes (1897). 60 L. Patrick Harvey (1986), p. 12.

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    small size of the Portuguese community of forcible converts from Islam, it is perhaps unlikely that the phenomenon of writing Romance with the Arabic script ever developed among them. [] Nevertheless, the eighteen-page notebook in the Torre do Tombo, however it is classified, is nothing more than an archivist's curiosity.

    Ante la imposibilidad de investigar el mozrabe portugus para intentar explicar el origen del carcter lenitivo del portu-gus, nos queda recurrir a un antiguo principio de Bloomfield (1935, p. 51): el continuum dialectal. Si, por lo menos al nivel del lenguaje coloquial, no existen fronteras marcadas entre dialec-tos y si en el norte de la Pennsula, antes de la Reconquista, exista un continuum dialectal progresivo que no exhiba fron-teras dialectales profundas, podramos suponer tambin para el sur de la Pennsula, un continuum dialectal que se vio interrum-pido por la invasin musulmana. Si este probable continuum existi, podramos analizar, a falta de datos sobre el mozrabe portugus, la variante mozrabe ms cercana a Portugal. Esta variante sera, al menos de las que han sido estudiadas con cierta profundidad, la variante mozrabe de Sevilla. Antes de ponernos a analizar, segn nuestra tabla de rasgos, el mozrabe de Sevilla, cabe hacer algunas precisiones. En primer lugar, descartemos los rasgos (9), (10) y (11) de nuestra tabla, pues se refieren a la evolucin de las sibilantes que ocurri entre los siglos XV y XVI en portugus y en castellano. Tambin podra-mos eliminar los rasgos (2) y (3) de nuestra tabla, no habra for-ma de probar el cerramiento y reduccin de las vocales tonas, aunque s la cada, y la nasalizacin voclica, utilizando la escri-tura rabe. De esta forma obtendramos la siguiente tabla:

    1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 Mozrabe sevillano

    +/- - +/- - - + (+)

    Portugus padro

    - - - - - - - - - - - -

    En base a esta tabla, podemos concluir que el carcter leni-

    tivo del portugus padro no tiene un origen nico, sino que es una amalgama resultante de distintas influencias que podra-mos clasificar de la siguiente manera:

    a. Rasgos gallego-portugueses (del norte):

    (3) Nasalizacin voclica (8) Prdida de -N- y -L-

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    b. Rasgos romnicos occidentales (comunes al norte y al sur, al gallego-portugus y a los mozrabes):

    (1) No diptongacin de y tnicas (5) No fortalecimiento del grupo CT (6) No fortalecimiento de /l/ + [j] (7) No fortalecimiento de C'L / G'L

    c. Rasgos del mozrabe portugus (del sur):

    (4) Labiodental /v/ (9) Ausencia de la // pico-alveolar

    d. Evoluciones posteriores del portugus en el sur:

    (2) No conservacin de vocales tonas (10) Ausencia de ensordecimiento de las sibilantes (11) Ausencia de oposicin de sibilantes anterior y central (12) No conservacin de la africada [t]

    Como podemos deducir de esta divisin, el portugus que

    lleg a Lisboa traa dos elementos (a.) ajenos al sur, pero que son fenmenos relacionados con la evolucin y no a los hbitos fonticos, es decir, los hablantes del sur tuvieron que re-apren-der las palabras sin -N- y -L- intervoclicas, as como las vocales nasales tpicas del norte de entonces. Sin embargo, la mayor parte de los rasgos eran comunes al norte y al sur (b.), es decir, occidentales. Estos rasgos occidentales podramos considerarlos tambin generales a la Pennsula (el dominio cataln y el ara-gons comparten estos rasgos con el portugus padro) a excep-cin del centro que, como hemos visto en muchos casos, irrum-pe el continuo peninsular. El portugus al llegar a la prestigiosa Lisboa, adopt dos claros hbitos fonticos del sur (c.): la labio-dental sonora [v], desconocida por el gallego-portugus, y la preferencia por la [s] predorsal sobre la apical. Con este con-junto de rasgos de tipo lenitivo en su sistema, el portugus padro de Lisboa llev a cabo posteriores evoluciones (d.) que fueron tambin de tipo lenitivo.

    7.3. EL ORIGEN DEL CASTELLANO

    Todas las lenguas habladas del mundo estn sujetas siempre al cambio lingstico. Sin embargo, el estado lingstico actual de las lenguas descritas en este artculo no es la consecuencia normal del cambio lingstico sino que es, ms bien, la con-secuencia de un proceso gradual de marginalizacin lingstica

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    dialectal. En un proceso de esta naturaleza un dialecto o va-riante de prestigio impone sus rasgos sobre los dialectos o variantes de los pueblos vecinos. Inicialmente, en el caso del castellano, ocurri un proceso similar: al ir adquiriendo presti-gio al principio de la Reconquista, ciudades vecinas a la cuna del castellano, de menor prestigio, adoptaron ciertos rasgos de ste. Sin embargo, ocurri despus un proceso que considera-mos de vital importancia y que lo diferencia de otros procesos similares: el castellano no tuvo un foco fijo de radiacin sino que, debido a la particular historia de la Reconquista, los rasgos castellanos viajaron ms all de su territorio original y se reim-plantaron ms al sur. Muy probablemente, en el inicio de la Reconquista, a medida que se arrebataban las primeras ciuda-des de manos musulmanas, se creaban situaciones extremas de contacto dialectal: los reconquistadores castellanos, leoneses o aragoneses repoblaban unas tierras habitadas por hablantes de otros dialectos dismiles. En las ciudades ms norteas, los ras-gos castellanos se impusieron seguramente con mayor facili-dad, no slo porque su foco de radiacin se encontraba ms cer-ca, sino tambin porque los repobladores castellanos eran pro-bablemente ms numerosos en el inicio de la Reconquista.

    En la segunda parte de sta, lejos ya de Castilla la Vieja y cerca de grandes focos de prestigio, como Sevilla por ejemplo, la imposicin de rasgos tuvo menos xito. Esto se puede comprobar en la distribucin de nuestra tabla: cuanto ms cerca al Cantbrico, mayor es el nmero de rasgos de tipo B, vase por ejemplo el leons. Cuanto ms en la periferia nos encontra-mos, con respecto al Cantbrico, menores rasgos de tipo B se encuentran, vase por ejemplo el andaluz. Como hemos podido observar en nuestras tablas, las lenguas ms alejadas del foco de radiacin del castellano, los dialectos portugueses y catalanes, son los que ms divergen del castellano en la frontera silbica.

    El castellano, gracias a sus xitos polticos y militares, juega un papel desequilibrante en la Pennsula Ibrica. Al ganar pres-tigio y territorios, expande as su carcter disimilativo a los dia-lectos que encuentra en el camino. As podemos observar que el castellano expande la casi totalidad de sus rasgos disimilativos a los dialectos ms prximos, es decir, los dialectos centrales: leons, asturiano y aragons. Expande parcialmente sus rasgos disimilativos a otros dialectos menos inmediatos, como el anda-luz, el valenciano apitxat y el gallego. Y su influencia es casi un-la en el resto de lenguas y dialectos.

    En resumen, consideramos que la distribucin actual del tipo B en la Pennsula, vista en retrospectiva, nos conducira finalmente a Castilla la Vieja, pues es aqu de donde nacen la

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    mayora de los rasgos impuestos posteriormente durante la Reconquista. Esto nos llevara tambin a la conclusin de que los rasgos de tipo A representaban antes, por lo menos de la Reconquista, la regla iberorromnica. Esta armona, este con-tinuo lingstico, fue interrumpido parcialmente tras la llegada de los invasores musulmanes, bajo cuyo dominio los cristianos mantuvieron una versin arcaizante del romance. Pero esta ar-mona fue sobre todo interrumpida por un factor desequili-brante: la imposicin del castellano. Este razonamiento, tipo A > estado normal, tipo B > factor desequilibrante, presupone lo siguiente: el castellano posee un carcter propio, separado, an-malo si se quiere, dentro de la Romania occidental y sobretodo dentro de la Pennsula Ibrica.

    Como hemos podido observar, el castellano comparte casi la totalidad de sus rasgos con el leons, el asturiano y el aragons. Pero slo un estudio detallado del latn o los incipientes roman-ces de estas regiones puede revelarnos si la mayora de los ras-gos estudiados y otros no incluidos en este estudio eran com-partidos desde muy temprano por el castellano y sus vecinos ms cercanos. En este estudio habra que considerar tambin la distincin entre rasgos evolutivos, por un lado, y hbitos articulatorios, por el otro. Estos ltimos suelen ser muy tenaces y se conservan, a menudo, ms all de un cambio de lengua61, de ah la distincin. Mientras un estudio as no se lleve a cabo, podemos slo especular sobre dos posibles escenarios:

    1. Los rasgos eran compartidos por el castellano y sus veci-nos ms cercanos desde muy temprano. De ser as, tendramos que atribuir la mayora de los rasgos de tipo B, as como otros rasgos comunes al castellano y a los dialectos centrales, a la naturaleza del latn hispnico de la zona centro-norte de la Pennsula.

    2. Los rasgos no eran compartidos por el castellano y sus vecinos ms cercanos desde muy temprano, sino que fueron una consecuencia de la marginalizacin. En consecuencia, ten-dramos que aceptar que en el Cantbrico, el latn, por alguna razn, posea un carcter distinto, con particularidades nicas que la mayora de las distintas formas de latn habladas en la Pennsula no posea. Dentro de este escenario, consideramos las siguientes posibilidades:

    2.A. El latn que lleg al Cantbrico era de una naturaleza distinta a la del resto de la Pennsula: se podra investigar, por ejemplo, el latn de los soldados y comerciantes, la procedencia de los soldados de la Legio III Macedonica que fueron quienes

    61 Bossong (1998), p. 124.

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    fundaron Julibriga, acaso la nica oppida de importancia en Cantabria. O el latn de los presuntos colonos de otras zonas del Imperio y cuyo latn tampoco se distinguira por su pu-reza62.

    2.B. Influencia de un sustrato: el grupo dominante del rincn del Cantbrico en donde nacera el castellano era una regin alejada, perifrica e inferior en su desarrollo y prestigio a ciuda-des como Toletum, Caesaraugusta o Tarraco y romanizada slo parcialmente:

    La incidencia de la romanizacin en Cantabria no slo fue dbil y superficial, sino que adems se limit a una serie de mbitos reducidos y precisos de nuestra regin. Por ello, desconocemos cul era la situa-cin de la poblacin indgena en aquellos sectores donde la presencia de Roma prcticamente no se hizo sentir. A falta de datos documentales y arqueolgicos, hemos de inferir, por pura lgica, que tales grupos de poblacin mantuvieron las pautas de comportamiento social y econ-mico tradicionales, es decir, las mismas que mantenan antes de la dominacin.63

    Una regin poco romanizada implica una exposicin menor al latn y, por tanto, un espacio ideal para el florecimiento de un bilingismo prolongado, momento en el que la penetracin de rasgos del sustrato resulta muy factible, en especial la de los hbitos fonticos. Las lenguas que podran haber actuado como sustrato en el latn cantbrico son el celta y el vasco.

    2.B.i. El celta: cuando decimos que la romanizacin fue lenta, no queremos decir que sta no ocurri. Sin embargo, la natura-leza de la romanizacin en Cantabria, tanto en el aspecto lin-gstico como social, se dio en lugares precisos y no en toda la regin:

    All donde la romanizacin haba sido intensa, la cultura romana era ya un elemento sustancial e imperecedero, pero donde la poblacin indgena haba estado mayoritariamente al margen de la romanizacin, la dbil huella latina desapareci desintegrada por la fuerza de la cultura ancestral.64

    Un anlisis de la toponimia cantbrica prerromana muestra fuertes elementos celtas y para-celtas (ambos indoeuropeos), lo

    62 Garcia Guinea (1985), p. 275. 63 Ibid., p. 259. 64 Ibid., pp. 279-280.

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    que segn Leonard A. Curchin65 no slo desacredita la idea de una extendida presencia preindoeuropea sino tambin la pre-sencia vasca en la regin. El bilingismo celta-latn, ha sido para algunos estudiosos66 el motivo de algunos cambios que se produjeron en los romances peninsulares, a pesar de que el escaso material de estudio a disposicin, sobre todo inscripcio-nes, dificulta un estudio comparativo profundo entre el celta y el latn.

    2.B.ii. El vasco: no pretendemos en este estudio revisar las numerosas polmicas que han surgido de la idea del sustrato vasco en el castellano. Sin embargo, nos gustara puntualizar algunas precisiones en cuanto a la aproximacin al tema de los distintos argumentos en favor y en contra. Consideremos la si-guiente lista elaborada por R. L. Trask/ Roger Wright67, que ellos consideran como indispensables para aceptar como vlida la influencia de una lengua A sobre una lengua B:

    1. Que el rasgo que se estudia haya existido en A (vasco) en la poca apropiada (Imperio Romano). 2. Que el rasgo que se estudia en B (castellano) sea el mismo que se estudia en A (vasco). 3. Que el rasgo del rea bilinge no se halle tambin en otras reas sin A. 4. Que el rasgo comn no exista en otros idiomas no empa-rentados, que no sea muy comn. 5. Que no sea un caso de influencia ejercida por B sobre A. Estamos de acuerdo con las propuestas (1), (2) y (5). Muchas

    veces, en un afn de explicar todo lo inexplicable en el caste-llano, se cae en el error de atribuir todo al vasco. Algunos erro-res surgen de este afn, como por ejemplo comparar fenmenos atemporales, como el ensordecimiento de las sibilantes sonoras del XVI (1)68, o se pretenden falsas etimologas o incorrectas in-fluencias gramaticales, que en algunos casos suelen ser incluso inversas (5)69. No estamos del todo de acuerdo con las propues-tas (3) y (4). Es cierto que muchos de los pretendidos rasgos sustrticos vascos se presentan en otros lugares, pero considera-mos que este no es un argumento absoluto. En el ingls de la India, por ejemplo, la gran mayora de hablantes no distingue entre la vocal abierta posterior redondeada // y la vocal semi-

    65 Leonard A. Curchin (2007), pp. 7-20. 66 Sobre este tema, ver Martinet (1974), pp. 365-420. 67 R. L. Trask/ Roger Wright (1988), pp. 361-373. 68 Para Andr Martinet (1981), pp. 59-74, este cambio sucedi muy temprano

    en el norte. 69 Para una revisin de este tema, ver Lpez Garca (1985), pp. 391-405,

    Trask (1997), pp. 415-429 y R. L. Trask / Roger Wright (1988), pp. 361-373.

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    abierta posterior redondeada //, lo que produce la fusin en // de palabras como cot y caught. Este fenmeno se debe al sustrato o adstrato de la lengua hindi, donde la vocal abierta posterior redondeada // no existe. El mismo fenmeno, llama-do cot-caught merger, se produce en el ingls escocs, en el ingls del Mid Ulster (posiblemente por un sustrato del galico esco-cs y el irlands respectivamente), en amplias zonas del ingls americano (p. ej. Boston) y en el ingls canadiense70. En todas estas zonas observamos el mismo fenmeno; sin embargo, un sustrato hindi est fuera de cuestin: el rasgo del rea bilinge (ingls-hindi) se halla tambin en otras reas sin A (hindi). Por otro lado, consideramos que el rasgo (4) debe ser tomado con mucha cautela pues se podra caer rpidamente en generaliza-ciones.

    Entrando al tema del sustrato vasco en s, nos gustara co-menzar con una consideracin a priori:

    There is no a single piece of independent evidence that Basque was ever spoken in the territory that became Old Castile, except for the tem-porary spread of the language into parts of Burgos in the fifth century and for the influx of Basque settlers from Navarre in the time of King Sancho the Great, nor is there any evidence that any signifiant numbers of Basques in the Peninsula adopted Romance speech in the late Roman period or in the early medieval period. Basque place names, for exam-ple, are scarce or non-existent south of the Ebro and west of Bizkaia, and are at best very rare in the Encarnaciones, the western territory added to Bizkaia in the thirteenth century, at the expense of its Austrian neighbours.71

    Cualquier teora que proponga un sustrato vasco en el castellano tendra primero que superar el obstculo histrico. De ser ste superado u obviado, consideramos que deberan realizarse ciertas precisiones. Tomando en cuenta las indica-ciones de R. L. Trask y Roger Wright72 que hemos comentado anteriormente, nos permitimos a continuacin hacer una distin-cin entre lo que consideramos rasgos pertinentes y rasgos no pertinentes, es decir, diferenciar entre rasgos susceptibles de ser considerados como sustrato vasco y rasgos en los que, por diversas razones, un sustrato vasco es impensable.

    70 Labov et alia (2006), p. 171. 71 Trask (1997), p. 425. 72 R.L. Trask/ Roger Wright (1988, pp. 361-373.

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    Rasgos no pertinentes: + De nuestra tabla de rasgos, todos los relativos a evoluciones fonticas: (1), (5), (6), (7) y (8). + Rasgo (10) y rasgo (11): ambos ocurrieron en el siglo XVI, poca en la que una posible influencia del vasco est totalmente fuera de lugar73.

    Rasgos pertinentes: Con rasgos pertinentes nos referimos a rasgos que, de superar las limitaciones mencionadas anteriormente, podran eventual-mente ser considerados y susceptibles de ser estudiados. En ningn caso esta lista representa lo que nosotros consideramos como rasgos sustrticos vascos: a. Conservacin de vocales tonas (2): el mismo fenmeno se repite en el gallego y en la mayora del asturiano, a excepcin de ciertos dialectos. El leons y el aragons perdan vocales to-nas diacrnicamente. En el andaluz se conservan, pero vale re-cordar el comportamiento de las vocales del andaluz oriental. En el cataln se conservan las vocales a excepcin del cataln oriental que slo presenta /i u/. Por tanto, no es un fenmeno central peninsular. El andaluz las conserva muy probablemente por influencia del castellano, pues en los mozrabes, sobretodo en el de Toledo, no exista tal conservacin, al igual que en el caso del asturiano. El vasco, como se sabe, tiene un sistema /i e a o u/ estable desde hace ms de dos mil aos. b. Aversin a la nasalizacin (3): en el andaluz, la nasalizacin es fontica, en el gallego existan las nasales pero desaparecie-ron tras la marginalizacin. En el vasco suletino, por influencia tal vez galorromnica, y en partes del vizcano, presenta nasali-zacin. La nasalizacin en la Pennsula, parece ser un fenmeno sobre todo occidental. La aversin es general en el resto de la Pennsula. c. La // pico-alveolar (9): es general a toda la Pennsula norte. Parece ser que la lamino-dorsal era muy fuerte en el sur y se impone aqu a la pico-alveolar74. En el vasco la pico-alveolar es la norma. d. Conservacin de la africada [t]: General a toda la Pennsula, a excepcin del portugus padro y zonas del andaluz. e. La fricacin de /b d g/ entre vocales y en ciertas posiciones: es antigua en vasco y no hay razones para pensar que se daba

    73 Para una hiptesis a favor: Martinet (1981), pp. 59-74. 74 Tal vez por ser la sibilante predominante en focos prestigiosos del sur:

    Sevilla-Andaluz y Lisboa-Portugus padro.

  • Jean-Pierre Aldon

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    tambin en el latn y, por tanto, se tratara de una innovacin castellana. Sin embargo, el mismo fenmeno est bastante ex-pandido en la Pennsula, por ejemplo en los dialectos catalanes. f. Betacismo (4): La [v] se presenta en zonas dialectales del an-daluz, en el cataln oriental, en Lisboa y en el portugus beiro. Para aceptar el betacismo como sustrato vasco, tendran que su-perarse adems ciertas dificultades: - Factores internos: Si la [v] existi en el norte, la distancia fon-tica entre [] y [v] sera entones tan pequea que una fusin po-dra explicarse por s sola. - El latn del norte peninsular: En el siglo II d. C. la pronuncia-cin de [] (< [w] < V) evoluciona a [v]. Este cambio no afect en su totalidad al Imperio75. Siendo el norte, el centro y el occi-dente de la Pennsula Ibrica, z