Ben Jakowski
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Juan Pablo García Gordillo201431518
Turno Vespertino
Walter Benjamin y Andrei Tarkovski: aproximaciones teóricas
“Es preciso contar con que novedades tan grandes transformen toda la técnica de las artes y
operen por tanto sobre la inventiva, llegando quizás hasta a modificar de una manera
maravillosa la noción misma del arte.” La cita de Paul Valery que preludia el texto de
Walter Benjamin La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica (1936) será
actualizada y referida al cine por el mismo Benjamin en su Libro de los pasajes: “Cine
como despliegue de las distintas formas perceptivas, los tempos y los ritmos preformados
actualmente a través de nuestras máquinas, de manera que todos los problemas del arte
actual hallan formulación definitiva sóla y únicamente en relación al cine.” Andrei
Tarkovski parece coincidir en este fundamento. Su libro Esculpir en el tiempo (1985) es
una prueba de ello.
Para que la formulación que deseaba Benjamin sea posible será necesario, según Tarkovski,
que el cine se proclame como un arte autónomo: “La transposición de las características
específicas de otras artes a la pantalla roba al cine su especificidad cinematográfica y hace
difícil encontrar soluciones que se apoyen en las poderosas cualidades del cine como arte
autónomo. Lo peor de todo ello es, sin embargo, que en esos casos surge un abismo entre el
autor de la película y la vida. Entre los dos se están continuamente interponiendo
intermediarios, procedimientos de artes más antiguas. Y esto impide sobre todo el que la
película represente la vida en su fuerza originaria, tal como el hombre realmente la ve y la
siente.”1 Una preocupación semejante a la que tenía el cineasta francés Robert Bresson;
para él, el cine tenía que dejar de lado la terrible costumbre del teatro y las demás artes para
encontrar lo auténticamente cinematográfico: “Lo auténtico del cinematógrafo no puede ser
ni lo auténtico del teatro, ni lo auténtico de la novela, ni lo auténtico de la pintura. (Lo que
el cinematógrafo consigue con sus propios recursos no puede ser lo que el teatro, la novela
y la pintura consiguen con sus propios recursos)”2.
Sin embargo, Tarkovski afirma que el verdadero problema del arte moderno es que “ha
entrado por un camino errado, porque en nombre de la mera autoafirmación ha abjurado de
la búsqueda del sentido de la vida. Así, la llamada tarea creadora se convierte en una rara
actividad de excéntricos, que buscan tan sólo la justificación del valor singular de su
egocéntrica actividad.”3 Señalando de igual manera la incursión de la cultura de masas en el
ámbito artístico: “Una de las características más tristes de nuestro tiempo es, en mi opinión,
el hecho de que hoy en día una persona corriente queda definitivamente separada de todo
aquello que hace referencia a una reflexión sobre lo bello y lo eterno. La moderna cultura
de masas —una civilización de prótesis—, pensada para el «consumidor», mutila las almas,
cierra al hombre cada vez más el camino hacia las cuestiones fundamentales de su
existencia, hacia el tomar conciencia de su propia identidad como ser espiritual.”4 Tal como
señalaba Clement Greenberg tanto de la vanguardia y “el hecho de que sus mejores artistas
sean artistas de artistas, sus mejores poetas, poetas de poetas, la ha malquistado con muchas
personas que otrora eran capaces de gozar y apreciar un arte y una literatura ambiciosos,
pero que ahora no pueden o no quieren iniciarse en sus secretos de oficio” 5 como del kitsch
1 Andrei Tarkovski, Esculpir en el tiempo, Editorial RIALP, p. 322 Robert Bresson, Notas sobre el cinematógrafo, Biblioteca ERA Ensayo, p. 653 Andrei Tarkovski, Esculpir en el tiempo, Editorial RIALP, p. 474 Andrei Tarkovski, Esculpir en el tiempo, Editorial RIALP, p. 505 Clement Greenberg, Vanguardia y Kitsch
“que utiliza como materia prima simulacros academicistas y degradados de la verdadera
cultura, acoge y cultiva esa insensibilidad. Ahí está la fuente de sus ganancias. El kitsch es
mecánico y opera mediante fórmulas. El kitsch es experiencia vicaria y sensaciones
falseadas. El kitsch cambia con los estilos pero permanece siempre igual. El kitsch es el
epítome de todo lo que hay de espurio en la vida de nuestro tiempo. El kitsch no exige nada
a sus consumidores, salvo dinero; ni siquiera les pide su tiempo.”6 Pese a ello Tarkovski
afirma que “el artista no puede, no debe permanecer sordo ante la llamada de la verdad, que
es lo único capaz de determinar y disciplinar su voluntad creadora. Sólo así obtiene la
capacidad de transmitir su fe también a otros.”7
La unión culminante entre Benjamin y Tarkovski será que la muerte del aura causada por la
producción en masa que suponía Benjamin será encontrada viva, o bien inventada, por
Tarkovsky en el análisis teórico de la practica cinematográfica que realiza en su texto. Si
bien señala Benjamin que la reproducción técnica afecta directamente el aquí y el ahora de
la obra de arte, para Tarkovski el aura de una obra de arte cinematográfica será la manera
que este tiene de fijar el tiempo: “¿De qué forma fija el cine el tiempo? La definiría como
una forma táctica. El hecho puede ser un acontecimiento, un movimiento humano o
cualquier objeto, que además puede ser presentado sin movimiento ni cambio (si es que
también el flujo real del tiempo es inmóvil). Y precisamente ahí está la esencia del arte
cinematográfico. Quizá alguien argumente que el problema del tiempo en la música tiene
una importancia asimismo fundamental. Pero allí se resuelve de una manera radicalmente
distinta: la materialidad de la vida se encuentra al límite de su total disolución. La fuerza
del cinematógrafo consiste precisamente en dejar el tiempo en su real e indisoluble relación
6 Ibid.7 Andrei Tarkovski, Esculpir en el tiempo, Editorial RIALP, p. 50
con la materia de esa realidad que nos rodea cada día, o incluso cada hora. La idea
fundamental del cine como arte es el tiempo recogido en sus formas y fenómenos fácticos.
Esta idea nos da que pensar sobre la riqueza de las posibilidades, aún inutilizadas, del cine,
sobre su colosal futuro. Y precisamente sobre esta base desarrollo yo mis hipótesis de
trabajo, las prácticas y las teóricas.”8 Lo dicho por Tarkovski es señalado por el mismo
Benjamin al tratar de definir el aura: ¿Qué es el aura propiamente hablando? Una trama
particular de espacio y tiempo.9 Este mismo aspecto del tiempo será para Tarkovski la
característica fundamental que hará que el cine sea un arte autónomo: “una imagen
cinematográfica sólo será «realmente» cinematográfica —entre otras cosas— si se
mantiene la condición imprescindible de que no sólo viva en el tiempo, sino que también el
tiempo viva en ella, y además desde el principio, en cada una de las tomas. Ni un solo
objeto «muerto», ni una mesa, silla o copa conscientemente utilizada en una toma debe ser
presentada fuera de ese tiempo que corre concretamente, como si fuera símbolo de un
tiempo inexistente (…) Con la fuerza, precisión y severidad con que el cine es capaz de
reproducir la percepción de los hechos inmersos en el tiempo y cambiantes por él, con esas
características no se puede comparar a ningún otro arte.”10
8 Andrei Tarkovski, Esculpir en el tiempo, Editorial RIALP, p. 659 Walter Benjamin, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica10 Andrei Tarkovski, Esculpir en el tiempo, Editorial RIALP, p. 69