becker-los extraños-sociologia de la desviacion-incompleto

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extranosSociología de la desviación

Howard S. Bcckcr

f'I\\¡;;.I Editorial Tiempo Contemporáneo

Page 3: becker-los extraños-sociologia de la desviacion-incompleto

Los extraños'

Todos los gr~lpos ,sociales crean reglas y, en ciertos momentos)' endetertliii¡;Hlas circunstancias, intentan imponerIas. Las reglas so·

'cj;¡Jcs dcfincll ciertas situacioIles )' los tipos de cOll1p'ortamicntoapropiados para las mismas, prescribiendo alglll1;¡S actuaciones

'C0l110 .correctas» y prohibiendo otras como .incorn:ctns». Cuandose impone !ll1,a Eegl~, la persona de quien se cree que la haya que,­brnIltado puede ser vista por los dem;ís como Un tipo especial dejlli11Vílflio, 'illguien de qllieu no se puede esperar qne viv;i de 'acuá·do con las reglas acordadas por el resto del grupo. Se lo considerau n marginal.Pero la J:ici~~,n<l,así catalogada como marginal puede tener unavisiÓn diferente del asunto. Puede no ;¡ceptar la regla segÚn lacual esd siendo juzgado, y considerar que quienes lo juzgan noson ni competentes ni est;ín legítimamente autoriz;¡dos p;¡ra hacer,lo. En consecuencia, surge aquí un segundo significado del tér·no: cltr;¡nsgresor puede considerar que sus jueces son marginales.En bs"p;\ginas siguientes, trataré de esclarecer la situ;¡ción y elproceso sefíalados por este término ambiguo: las situaciones ueruptura de regbs y de imposición de las mismas: y los procesospor los cuales ciertas personas llegan a <¡ucbrallt;ll' l;¡s reglas yotr:15 a imponerlas.Conviene haccr algunas tlistillciones prelimillares. Las rcglas pllC·den ser de muchos tipos. Pucden estar formalmcntc proTIlu]ga(!;¡sc:omo leyes, y en este caso puede usarse la fucrza policial dcl Estadopara imponerIas. En otros casos, representan acuerdos informales,recientemente alcanzados o, por el contrario, sa Ilcionados por los;dios y la tradición; las rcglas de este tipo son impuestas a travésde diversas sanciones informales.

De igual modo, tanto si una regla tiene la fuerza de ley o de tradi·ción, como si es simplemente el resultado del consenso general,puede haber un cuerpo especializado, tal como la policía o elcomité dcontológlco' 'de 'una asociación profesional, cuya funci6nsea imponerla; por otra parte, la i~posición de la regla puede

• ¡.]. concepto de 'olllsidcr,r. (liler;dll1enle .Ios de afuera.), lal como se lodefine en eSle eapílulo, ha sido lraducido allernalivamenle COIllO .exlral,os' o.marginales •. (N. cid T.]

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,,(;f UCia incumÍJencia de todos, 0, al menos, de todos los miembros(5ci grupo para el cual se ha creado la regb.j\fuchas reglas no se imponen y no son, salvo en el aspecto 111;\.>

formal, el tipo de reglas que nos interesan para este estudio. Unejemplo de esto son las &l1/l: laws,· leyes que permanecen en losestatutos, aunque no han sido impuestas desde hace cien aiios. (E.)importante recordar, sin embargo, que una regla 110 impuestapuede ser reactivada por diversos motivos y retomar toda suíuerza original, tal como ha ocurrido recientemente con bs leyesque 'reglamelltan la apertura de establecimientos comerciale~ lo,)liias domingos en Missouri.) Las reglas informales pueden tamobién morir por [alta de imposición. En este libro me dedicaré,principalmellte, a lo que podemos llamar las ~eg]as verdader;\·rr¡ente operan¡es de los grupos, que son aquellas que se mantienenvivas a traves de los intentos de imponerlas.Finalmente, el [l'ado exacto en el cual uno se encuentra cmargi­J~.ad(», en cualqlJlerao',(JeTos sentidos que ya he mencionado;"varíade CilSOa caso. Ante la personil que viola las leyes de tránsito oante quien se emborrach" en una fiesta, solemos pensar que' al[in y al cabo, no es muy diferente del resto de nosotros, y tratamQssu infracción con tolerancÍ¡¡. En c"mbio, consideramos ¡¡l 'ladróncomo a una persona m,ls diferente de nosotros y lo castigamos seve­ramente. Los crímenes tales como el asesinato, la violación o l;l

traición, lJOS llevan a sentir al ~rallSgresor como a un verdaderoextraíio. '

De la misma m;¡nera, no todos los transgresores piensan que hansido injust;¡mente juzgados. El infractor a las leyes de tránsitogeneralmente ;¡prueba las mismas reglas que ha quebrantado. Losalcohólicos son a menudo ambivalentes, sintiendo a veces fjuequienes los juzgan no los comprenden, y otras veces concordandocon ellos en que el beber en forma compulsiva es algo malo. El!el otro extremo, algunos desviados (de los cuales son buenos ejem.

" pIos los homosexuales y los adictos :1.bs drogas) desarrollan amoplias ideologías que explic;¡n por qué ellos tienen razón y por qué

t aquellos que los critican y castigan están equivocados.

• ¡.J t{:rmino .úlll~ I"TOJ. (lite:rallnl:lll<:, .leyes azules.) se: refiere a eierl;"leyes p"ritanas Wln:lIne:nte sevcras -especialmente a las existentcs en Nuevarn~late",a- por las cuales se imponía al pÚblico en general las normas purita·nas de conducta con respecto de la observancia del domingo. En sus formas m;\.\sua"e~. se limitaban a prohibir el trabajo en día domingo, así como todo tipode actividddes deportiVds o festivas; en los casos m;\s extremos llc¡¡aban aprohibir cual'juier viaje .que no fuera moti\'ado por ralones de fuena mayoro (Ic caridad. y a imponer multa,~ a quien no asistiera a la iglesia. Si biCI'estas leyes no se aplican desde hace cien alios (a pes:H de ciertos jnicios ais.Iado~ a fille~ del siglo pasado), siguen forlllando parte de los estatut03 (lemuchos E.\lados dc los E.Hados Unidos. (N. dd T.]

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DefiniciOHt:S d(~ la dcsviacion

El margina! -;¡quel que se desvía de 1;1, regla, del grupo- ha sidoobjeto de muchas especulaciones, teorías y estudios científicos. Loque los legos quieren saber sobre los desviados es: ¿por qué lohacen? ¿cómo podemos explicar sus transgresiones? ¿qué hay el1ellos (¡ue los lleva a hacer cosas prohibidas? La illvestigación eiell­lífiea ha tratado de hallar respuesta a estas preguntas, pero alhacerlo ha aceptado la premisa, dada por el sentido común, deque hay ~~o._~~í~~~1te desviad?_ (cualitativamcnte dife·rente) en los actos que' quebrantan (o parecen quebrantar) lasreglas sociales. También ha aceptadocl supuesto (dado asimismopor el sentiJo conn'll1) de que el acto desviado acune porque laeers~1. que lo realiza pr~senta ciertas características ue hacennecesario o inevitable sl"í acci n. Los científicos no ponen habi­fll.·dmente en tela de iuicio el rótulo .desviado., cuando se lo

aplica a ciertas acciones o personas en particular, sino que lotoman como algo dado. Al hacerla, est,ln aceptando los valoresdel grupo que actúa como juez.Resulta fácilmente observable que di ferentes gru pos considera ndiferentes cosas como desviadas. Esto nos debiera poner sobre avi.so con respecto a la posibilidad de que la persona que jmga aun acto como desviado, el proceso por el cual se llega al juicio, )'la situación en la cual este juicio se realiza, puedan intervenirtodos íntimamente en el fenómeno de la desviaciÓn. En tanto queb concepción de la desviación dada por el sentido comÚn y lasteorías científicas que comienzan por sus premis;¡s presumen quelos actos que quebrantan reglas son intrínsecamente desviado,~ y,en consecuencia, dan por supuestas las situ:1.c!ones y los procesosdel juicio, pueden omitir una variable importante. Si los cientí·ficos ignoran el carácter vari;¡ble del proceso del juicio, pueden,a consecuencia de esta omisión, limitar los tipos de teorías quese pueden desarrollar y el grado de comprensión que puede lo·grarse.1Nuestro primer probicma es, entonces, construir 1111:1.dcfinicic'1I1de la desvi;¡ción. Pero ;¡ntes de ]¡;¡ccrlo, consideremos" ;¡lgll11<lSdeLls definiciones 1IS:I(!;¡Sacttla]l1lelltc por los científicos, tratandode ver Cj1lées lo lj1le se omite ~l tomarlos como punto de p<lrtid;¡para el estud io de los marginales.La concepción n1<Íssimple de la desviaciÓn es esencialmente est<l'dística, y define como desviado a todo lo fjlle se aleje c1em;¡s'iado'del promedio. Cuando un estadístico an;¡liza los rcs1l11;¡dos de 1111'

1. Cf. Donald R. Crcssey, .CriminologicaJ Research and lhe Definítíon (l[

Crimes., American ] 01lT11a í o{ Socio lo{!;Y, LVI (mayo, 1g::; 1), P~¡;s. S'lO·:,:, l.

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cxpcrinlcnto en ;lgri('uluJf;1, (l~,:crib~ e! t:1!l:J d~ r::::lz C;{CC?(~C~n~dmentc largo y el t:1110 cxcepcioDédmente corto COD10 desviacio­

nes de J:¡ media aritmética o promedio. De igual forma, uno pue­de describir cualquier cosa que difiera de 10 más Común comodesviación.

Desde este punto de vista, el ser zurdo o pelirrojo es una desvia­ción, ya que Ja mayoría de la gente e~ diestra y morena.Al plantearla así, la concepción estadística parece ingenua, y aúntrivizd. Sin embargo, simplifica el problema, al dejar de lado losnumerosos problemas de valores que surgen habitualmente enlas discusiones sobre la naturaleza de la desviación. Al evaluar un

caso en particular, todo lo que tenemos que hacer es calcular ladis[;lrlci;¡ que hay entre la conducta a estudiar y la conducta pro­medio. Pero esta es una solución demasiado simple. Si salimos ah cna de uesviaciones con csta definición, volveremos con unaredada al tamen te heterogénea: gente demasiado gorda o dema­siado flaca, asesinos, pelirrojos, homosexuales e infractores a lasleyes de tránsito. Esta mezcla contiene algunos habitualmente con­siderados como desviados y otros que no han quebrantado reglaalg-una. En resumen, la definición estadística de la desviación esd.dema$iado alejada de la preocupación por la tramgresic'm de regl ••sf11.1C impulsa el estudio cicntífico de los marginales.Un enfoque menos simple, pero mucho más común, de la desvia­ción, la identifica como algo esencialmente patológico, que revelala presencia de una «enTennedath. Este enfoque se apoya, eviden­tcmente, en una analogía médica'. Cuando el organismo humanofunciona eficientemente y sin experimentar m ••lest ••r alguno, sedice quc est~í «s;¡no». Cu;¡ndo no funciona cficientemellte, es por­quc hay \lna enfermedad.r~a fUl1cic'm o el órgano que se ha trastornado e$ caJific;¡da depatológica. Desde luego, el desacuerdo con respecto a lo que cons­tituye el estado de salud de un organismo, es mínimo. Pero lacoincidencia es mucho menor cuando utilizamos la noción de

patología para describir, analógicamente, los tipos de conductaque se consider;¡n desviados! ya que la gente no coincide con res­pecto a íjué es una conducta sana. Resulta difícil hallar una defi­nición que satisfaga aún a un grupo t¡¡n selecto y limitado comolos psir¡uiatr¡¡s, pero es imposible encontmr una que la genera­lidad de la gente ¡¡Certe en la misma forma en que acept;ll1 elcritcrio de salud para el organismo.2

A veces la gente utiliza la analogía en una forma más estricta, ya

2. Vb~e el ;¡r¡;\li~i~ <le C. Wright Mi¡I~, ,The I'rokssional Jdeology of SocialPalholo~isls., American JOUTIIOI of Sociology. XLIX (sclicrnbrc, 1!l12) , p;\g3.lG5-]80.

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que consideran a l¡t desviación como un producto de la cnfcrrnc·dad mental. La conducta de un adicto ¡¡ ];¡s drogas o de un horno­.~cxl.lal se considera un síntoma de enfermedad mental en 1a misma

forma en que las dificult;\des de cicatrll.:1ción en un diabético seconsidcran un síntoma de S\l enfermelh(l. Pero la enfermedad men­

tal se asemeja a la enfermedad física sólo metafÓricamente:

,lIernos crcado la clasc "cnfcrmedad" a partír dc CO.';,1S talcs como la sífilis,

la tubcrculosis, la ficbrc tifoidea, los carcinomas y las fracluras. Al principio,

esla clase sc componía de unos pocos ltems, todos los cualcs compartían J:¡,

c:uactcrística comÚn dc refcrirse a un estado de alteración de la cstrue·

fllTa o la fllnción del cllerpo hnlll;lllo. ronsider;l<lo COIllO m~<]lIina ([sico­

qllíllljC;l. A IlH'dicla qll(~ p:1!'ll el tiel11pO, Il\H'\'O~ !Il'Il\~ fueron ap;reg:Hlo:'t ~ cst:l

cl:1sc. No se agregaroll, sin embargo. pon"¡uc fueran allcracíone, som;\lica,

posteriormenle descubicrla~. La atención dd Il1cdico se había apartado dc

estc crilcrio, y sc había ccntrado cn cambio cn la incapacidad y el sufri·

miento <:onlO nueves critCrlC;; para la sdccdé·ii. A.:;{ fue corno, lcntaolcntc ;;.1

principio. fucron agregadas a la catcgorfa dc cnfcrmcdad cosas tales como

J:¡ histeria. la hipocondrfa, la neurosis ouscsi\'o.complIl,i\':l y la dcprcsión.

Dcs¡nlCs de esto, los rnédico3, )' espccialmentc los psi<]\liatras. comcnzaron,

con cntlJ~iasmo crcciente. a llamar 'cnfcrmcdad' (es decir. desdc luego,

'cnfcrmedad mcntal') a cualquier cosa en la c\lal pudicran detcctar un sigo

no dc mal funcionamicnto, sin importarlcs cn qué nonnas sc ua~aban para

haccrlo. En consccucncia, la agorafobia cs \lna cnfcrmcdad porquc uno no

dehiera tcncr miedo dc los cspacios abiertos. La homoscxualidad cs una

cnfermedad porquc la hClcroscxualidad cs la norma social. El divorcio cs

\lna cnfermcdad porqnc indica cl fracaso del malrimonio. El crimcn, el

arll', el lideral.g-o político' il1dcscado, la participación cn problcmas sociales

o d alejamknlo de dicha participación, lodas cstas cosas)' mllchas m~s

l1;nl sido ("alifieadas como signos de enfcrmcdad ll1~ntal .• J

La met,ifora médica limita l1ucstras posibilidades de visión tantocomo la concepciÓn estadística. Acepta el juicio del profano dequc algo es una desviación y, a través de la analogía, localiza suorigen en el individuo, impidiéndonos así ver que el juicio en síes lIna parte crucial del fen6meno .• ',Algunos soci610~os también usan UI1modelo tic la desviaciÓn basa­do esencialmente en ];¡s nociones médicas de salud y enfermedad.1\1 observar a la sociedad -o a una parte tle la sociedad- se pre·guntan si se est;ín desarrollando algunos procesos en la misma que

~. ThOlll;¡S $7.:1S7., Thr. M)'lh of MI."7I/,,1 TiIIl('.<J (NlIc,';¡ York: l';nll 1\. Hoel>er.lile., J%l). P;'Ig-S.·H·'l,'1; vl'a.>c también Erving- CO[[lIlan. <Tl1c Mcdical Modelalld Mcnl;'¡ llosl'italil.;'li<lll', ell As)'lllI/I'<: ¡':SS(I)'S 011 ti,,: Soci,,1 Si/l/aliOli o{f¡[clIlal l'"Iir.l1IJ 1l7ld Olhcr [)/I/mles (Cardcn Cit)": ..\llchor lloob, IOG1).

P;'Íg,l. 321-386.

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:~C~-¡(Ldl.d. redu(;~( su l..:staui1idac1, dis1ninuycndo así sus posilJ!! rda ..

des de supervivencia, y edifican a estos procesos como desviacioneso como síntomas de desorganización social. btos sociÓlogos discri­minan· entre aCjuellas caracterIstícas de la sociedad que promue­ven la estabilidad (y son, en consecuencia, <funcionales,) yaqlle­llas otras qÚe desbaratan la estabiliuad (y son, en consecuencia,.dis[unciona!cs». Este punto de vista tiene la gr:ln virtud dese¡ialar las áreas de posibles perturbaciones en una sociedad, de l:iScuales 1<1. gente puede no haberse dado cuenta.iPero resulta mucho m;Ís Jifícil en la pdctica de lo que p;lrcceser en 1<1. teorla, especificar qué es funcional y qué es disfuncionaIpara una sociedad o gn1po social. La c,¡estión de cu;'d es el pro.pósito o meta (la función) de un grupo y, en consecuencia, <{lit:cosas·ayudar;\n o impedirán el logro de este propósito, es muy a.menudo de naturaleza politica. Las diversas facciones dentro delgrupo disienten y maniobran para lograr la aceptación de Sll pro­pia definición de la función del grupo. La función del grupo uorganización se decide, entonces, en la contienda política, y noestá dada en la naturaleza misma de la organización. Si esto escierto, entonces también es cierto que los problemas de od!csreglas deben imponerse, qué conducta debe ser considerada des·viada, y cuáles personas deben calificarse de marginales, debentambién considerarse cuestiones pOlíticas.1 Al ignorar el aspecto·político del fenómeno, la concepción funcional de la desviaciÓnlimita nuestra comprensión del mismo.Otro punto de vista sociolÓgico es más rclativista. Iclentifica ladesviación con la no observancia de las reglas grupales. Una vezr¡ue hemos descripto las rcgbs que 1111 grupo impone a sus miem­bros, poclemos decir con cierta precisión si unJ. persona las haviolado o no y si es, en consecuencia, un desviado, desde estepunto de vista.Este punto de vista es el m:ís cercano <11mío propio, pero no tI;¡.la suficiente importancia a las ambigiiedades que surgen al deci­dir cuides reglas deben tom<lrse como patrón para medir y juzgarJesviada la conducta. Una sociedad tiene Jlluchos grupos, cadac\lal con su propio conjunto de regJas, y la gente pertenece a lllll·

.1. Vbse Ro/¡ert K. Mcrlol1, .Social l'ro/¡lcms and Sociological Tcory., CIl

Robert K. Mcrlon y Robert A. Nisbet, editores, ColtlcmjJOrary Social l'rolilcms(;--¡uel'a York: Hareourt, TIraee and WorId, lnc., 1961), p~gs. 697-737; y Taleolt

l'arsom, T/¡c Sodal Syslcm (N11eva York: The Free Press of Glcncoe, 1%1),P,'¡gs. 217·325. [Traducción C1stellana: El sistema social (Madrid: Revista. deOccidente, 1966).] .5. De manera similar, Howard TIrotz identifica la pregunta de qué fcnómenosson .funcionalcs. o .disfullcionales. como una preg-ul1ta polltic;¡, cn • FlInc­lionalism and Dynamic Analysis., EUTOjJC(/71 Jou1'11(/1 01 Sociolo.10', Ir (19Gl) •

págs. 170-179.

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ello:) grnpos .')ilTlult~ll1Canlcnt~. ~Jlla pC!"50na ppc(lc q\~cbr{lnt~r L.~:)

regbs de un grupo por el ~o!o hecho de ;¡c;¡tar las reglas -de otrogrupo. ¿Es d, entonces, ,in desviado? Quienes proponen esta defi·llici(')ll pueden aducir que, lllielltl';¡S "que la ;nnbiglietlad puedesurgir con respecto ;J. las l'eRlns propias de uno u otro grupo de E,sociedad, existen ciertas norm;lS que son generalmente aceptadaspor todos, en cuyo C1S0 110 surge la dificultad. Esto es, desde lue­go, tiIla cuestiÓn de hechos reales, que debe resolverse poI' mediode la investigación empírica, Personalmente, dudo que haya 11\U·

chas ;\reas de consenso y pienso que e.'i m:ís prudente utilizar unadefiniciÓn que nos permita tr:llar tal1lo 1<1ssituaciones ambiguascomo las <¡ lIe no lo SOIl.

La desviación y las re.ljJllcslas de los olros

La concepción sociolÓgica que acabo de analizar define la desvia­ción como la infracción de alguna regla previ;nDente acordada.ContinÚa entonces pregunt¡\ndose quiénes i11 [ri ngen las reglas einvestigando los [actores en sus personalidades y en las situacionesde sus vidas que puJieran explicar sus infracciones, suponiendoasí que quienes han qnebrantaclo una regla constituyen una cate­goría homogérica, por haber cometido el mismo acto desviado.Pienso que semejante suposición ignora el hecho fundamental dela desviación: que es creada por la sociedad. No estoy utilizandoesta frase ell el sentido en que habitualmente se la entiende, es de­cir, que las causas de la desviación se encuentran en la situaciónsocia! del desviado o en <[actores sociales» que impulsan su acci(·)l1.Lo que quiero decir, en cambio, es que los {!;J'w!JOS sociales crean.la dcsviación al hnrcl' I~glas cllya IíiTi7i'ccióll cOlls11Túyc'Tq.­r/csvíacidn, y al :lplir.ar dichas regl:1s a ciertas personas en pani:rular y cal1ficarlas de marginales. Desde este punto de vista, ladesviación 110 es una cualid<ld del acto cometido por la persona,sino una consecuencia de la ;lplicación que los otros h:lcen de lasreglas y las sanciones para un <orcllSor., El desviado es una personaa <¡lliell se ha podido :lplic;¡l" con éx'ito dich;¡ ·calificación; 1a­conducta desviada es 1;\ cunduct:¡ así llamada por la gente.oYa qne la desviación es, entre otras cosas, UIla consecuencia de

(l. Las m~s importantcs de ]a"~ primeras afirmaciones cn cstc scntido puedcnencontrarse en Frank Tanllcnb;¡um, Crime alld lhc COlllunily (Nueva York:McGraw·Hill Book Co" lne .• 1951), Y E. M. Lcmcrt, Social Palhology (NucvaYork: McGraw-HilI TIook Co., Inc., 1951).Un articulo recicnte cn el cual ~e expone una posición muy similar a la mla,••, el de John Kitsll~c .• Sodelal Rcaction to Devi;¡nce. Problems oi Thcoryano Metho<h, Social Problem.l, 9 (invierno de ]962) , págs. 247·256.

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1;1srcspucst;¡S de lo~ otros a los actos de una persona, los estudiososde la desviaciólllno,puedcn presumir, cuando estudian a aque]];)gellte que ha si(~ca1í[ic;¡d~ como Jesvi~l~.L.(l~_están tr;¡taJ1_Jo~::Jn una G¡teg2!ía homog.éne;:t. Es decir, no pueden presumir queesta gente ha cometido realmente un acto desviado o quebrantadoalguna regla, ya que el proceso de calificación puede no ser infa­lible; alguna gente puede ser cali[ic;¡da como desvi;¡d;¡ sin hallerquebr;¡ntado realmente regla algun;¡. j\¡f;\saún, no pueden presumirque la categoría de las person;¡s cali[icaci;¡s como desviadas incluida todos quienes realmente han quebrantado una regla, ya quel11uchos in[r;¡ctores pueden evit;¡r ser descubiertos y, en consecucn-cia, 110 ser incluiJos en la poblaciÓn de .desviados. ;¡ cstlldiar.En tanto que la categoria carece de homo~eneidad y no lograincluir todos los casos que corresponden a la misma, uno no puederazonablemente esperar encontrar (actores comunes, de persona­lidad o de situación de vida, que expliquen la supuesta desviaciór:.:-_

¿QUCt!enen cn común, cñtOñCéS, las personas que~ll';1n iEra cali- "ricadas de desviadas? Por lo menos, compartcn b calificación y laexpericncia de ser considerados marginales. Comenzaré mi análisiscon esta semejanza b¡\sica y consideraré la desviación como unatrans;¡cci<Ín que tiene lug;¡r entre un grupo social y un individuoque es considerado Jor dicho grupo como un trans esor a las

reglas.;J\Je ( e( icaré menos a las características personales y SOClaes~ desviados que al proceso por el cu;¡l se llega a considerarlosmarginales y a sus re;¡cciones ante cste juicio.lv[;l!inowski descubrió la utilidad de este PlllltO de vista para lacomprensi¡'m de la desviación hace mnchos alias, en SlI estudio delas Islas Trobriand:

Un día, un sÚbito coro de gemidos y ·una gran conmoción me hicieron com­

prender que había ocurrido una l1Iuerte en algÚn lugar de la vecindad. )'.·fe

informaron que Rima'i, un muchacho conocido mío, que debía tener unos

dieciséis aejos, se había caído de un cocotero y había muerto ... De~c¡lbrí

que. por una coincidencia misteriosa, otro muchacho había resultado herido

de graved;HI. al mismo ticmpo que en el funeral se percibía claramente \In

sentimiento fieneral de hostilidad entre el poblado dOlHlc el muchacho había

muerto y aqllel donde se había trasladado el cad;ín:r para proceder a suen tierra.

Sólo mucho IU;'!S tarde pude desCllbrir el \'erdadero significado de estm ;lcon­

tecimi(:nlos: el mllchacho ~e había suicidado. La verdad era <]lIe h"bla C]ne·

bralltado hs reglas de exogamia y 511 compariera de delito era s1l prima

matcrnJ, la hija de una hermana de su madre. 1·:.'to era sabido desde ha·

cia cierto tiempo y generalmente desaprobado, pero no se habran hecho nada

hasta que un pretendiente d"preciado por Ja l1lnc]¡;ldla, )' que por 10 tanto

se consideraba pCl'sonalmente agraviado, tomó la iniciativa. E.~te rival ha­

bía amC'nal.ado con usar magia ne~ra contra el jO\'cn culpable. pero estn no

2IJ

haiJía .<urliÓo ningÚn eiecto. Entonces, Ulla noci¡e iliSuító ai rival en pÚiJlico

y lo acusó de incesto ante la colectividad, lallz;ímiole ciertos epitetos intole·

rabIes para un nativo.

Para el infortunado joven sólo hahla un remedio, un solo modo de escapar a

la vergOema. A la mallana siguiente se atavió y adornó con sus galas de

los dfas festivos, subió a un cocotero y se dirigió a la comunidad hablando

desde las hojas del ~rhol, despidiéndose de ellos. Explicó las razones que

le mnv{an II un ncto tan desesperado y lamó una acusaclón velada con­

tra el homhre qlle le había empujado n su muerte, sobre el que ahora los

miembros de stt clan ten{an el deber de ven~arle. Luego, seg\lI1 la costum·

hre, se lal1l\:ntó rllidosamete, saliÓ del ('o(Otero, <]lIe tenIa \lIlOS veinte metros

lIt: alto, y s<, lIlal.', ('n ('1 acto. ¡\ lodo eslo si~uib una Incha dentro del po·

blado en la cllal Sil rival fue herido; la l'eka se repilib dnrallle su fUlleral .

Si se interroga.~e a los nativos dc las Trobriand ~obrc este asnnto, se vería .

que los nativos muestran hOlTor a la sola idea de violar las refilas de la

exogamia y que creen firmemente que el incesto de clan pucde ir seguido

de llaga.~, enfermedades e inclnso la muerte. Este es el ideal de la ley nativa

y en cuestiones 1I10l'alcs es f~cil y hasta agradahle adherirse estrictamente

al ideal, cuando se juzga la conducta de los otros o se expresa tina opinión

sobre la conducta en general.

No obstante, cuando se trata de aplicar la moralidad y los ideales a la

vida real, las cos..s mllestran nn aspecto diferente. Eu el caso de~crilo es

obvio que los hechos no concordaban con el idcal de conducta. La opinión

pÚblica no se mostraba ultrajada en absoluto por el conocimiento del

delito, ni t~mpoco reaccionó directarllente; tuvo qne .~er movilizada por la

declaración pÚblica del crimen y por lo~ insullos que la parte interesada

lamó pÚblicamente al culpable. Incluso entonces, t'l muchacho tuvo que

castigarse a si mismo ... Adelllr;\ndome n1;\s en la materia y rcco~iendo

información concreta, de~C1Ibrí que la violación de la exogamia -por lo que

respecta al comercio sexual, no al matrimonio- no es un ca~o raro ni mucho

menos, y que la opinión pÚblica se 11l1lestra ineh¡J~cnte aunqne decidida·

mente hipócrita. Si el asunto se lleva a cabo ocultamente, con cierto decoro,

y si nadie en particular suscila dificultades, la <opinión pÚblica. murmurar.l,

pero no pedid un castigo severo. Si, por el contrario, ~c produce escándalo,

todo el mundo se volverá contra la pareja culpable y, por el ostracismo y los

insultos, uno de ellos o los dos podn\n ser inducidos al suicidio.'

El quc un acto sea desviado depende, cntonccs, de ct'¡mo re;¡ccionanlas otras pcrsonas [rente al misl1lo. Uno pl1ede cometer el incestocUnico y no sufrir n;¡da 11l;Í.~<¡nc J11Ul1TIllraciones, rnientr;¡s Il;¡dic

7. nronis1aw Malinoll'ski, Crilllr. (Inri l,\lJlol1l in StIlmgr. Snrir.l)' (Nueva York:Humanitics Press, 19'26, págs. 77·80. Reproducido por autorización de I{uma·nitie~ Press y Routkdge Kegan Paul, LteL[Traducción castellana: Crilllr.n )' COJIIII1l/Jrr. en la Joei,.r/ar/ .\(I/l/(lje (Barcelo·lla: l~dicioncs A riel, Esplugues de Llobregat, 1969), p;\r;s. 93-97.]

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Page 8: becker-los extraños-sociologia de la desviacion-incompleto

ha,r.;:l un;1 acusación pt'¡/)]iGl, pero sed llcv:ldo ;¡ la m~ertc_~¡ b;tctlsación se COllcret;1. El problema cClltral es que 1;1{rcacciÓrl,dclos uem;Ís resu1til impr·cdeciblc. E! solo hecho de (!Úc'-1:l·rró"hacometido una infracción a una regla no implica que los demásreaccionafÚn como si esto hubiera ocurrido. (A la inversa, el solo¡lecho de que uno no ha violado una regla no ~igni[ica que unono pucda ser tratado, en ciertas circunstancias, como si lo hubierahccho.) ,El graJo en el cual las otras personas reaccionad n frente a unlClo dado, considenímlolo desviado, varia grandemente. Varia~formas de est;t variaci('m merecen ser destacadas. En primer lugar,,enemos la variación a lo largo del tiempQ., Una persona <.lequien'e cree que ha cometido un acto «desviado>, puede recibir reac·

, ciones mucho m;\s tolerantes en un momento dado que en otros.:Jn ejemplo claro de este fenÓmeno lo constituyen las «campañas>de rcpre"iÓn contra ciertos tipos de desviaciÓn. En diferentes mo­,nentos, los encargados de la imposici<'lll de las reglas pueden decidir:ealizar un ataque masivo contra un cierto tipo de desviaciÓnen particular, tal como, por ejemplo, el juego, la adicción a las.rrogas o la homosexualidad, Resulta evidentemente mucho m;\.~')eligroso dedicarse a una (¡'e estas actividadcs durante cl cursode una campa¡ia reprcsiva que en cualquier otro momcnto. (En,11\ estudio muy intercsantc sobre las noticias policialcs en los-Jeriódicos dc Colorado, Davis encontró Cjuc la cantiJau <.lecrímenespublicados en los mismos mostraba una muy escasa rclaci('J11 con'os verdaderos cambios en la cantidad de crímenes qne ocurríanrealmente en Color;¡do, J\Lís aÚn, la estimaciÓn que la gente hacía"obre el incremento de la crimin;¡lida(] en Colorado cstaba ;¡soci;¡da:on el incremento de las noticias policialcs, pero no con un incre­mento en la cantidad de crímcnes.) 8

a grado en el clla] un acto serÚ t1';\l.ado como desviado depende'ambién de CjuiSJl_l.<?...comete y quién se ha~senticlo o[¡>ndido_ porCJ mismo. Las reglas tien(1en a ser :1plic:¡c];¡s m;ís a ciertas person;-¡s¡ue a otr;¡s. Esto se ve muy cJ;¡rarnente en los estudios sobre la

'le1incuencia juvenil. Los chicos de los b;¡rrios de clase media noileg;1ll t;lr1 lejos en el proc:r.~() kg;lI, al ser detenidos, COIllOlos deos barrios b;¡jos, Es menos prubalJJc que el chico de clase media,

,:uando es detenido por la policía, sea llevado a la comisaría; esmenos probable, cuando sc lo lleva a la comisari;¡, que se registre,u entr;¡<J;¡; y es extremadamente improbable que se lo enjuiciev condene.9 Esta di[erenci;1 se presenta incluso cu;¡nelo la infracciÓn

11, F. James Dav¡, .• Crime News in Colorado Newspapers., Alllerican ]ollrnllll{ Sociolo!!,y, LVII (cncro, 1%2), ráp;~. 325·330.9, V¿'ase ,\lbcl'( K. Cohcn y Jamcs f.. Short, Jr., <JlI\'(:nilc DclinC]\1cncy>, cn:>.fcrton y Nisbct, o/J. cil., r~g. Si.

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--

original ;1. la regla era la mism.~cl1 ;-¡mbos casos. Dcllnislno nlodo,la ley se ;"!plica en fOr111<1.difc::rente a lJJ;-¡ncos y a negros. Es biens;¡bido <¡\le un negro act1Sa·do de haber atacado a una mujer blancatiene m;'¡s posibilidades de ser castigado <¡ue un blanco que cometala misma OfeI1S<1.;es ",lgo apenas menos conocido que un negror¡ue asesina a otro negro tiene muchas menos posibilidades de serGlstigado quc un blanco que comete un asesinato.lo Este es, porsupuesto, UI10 delos puntos fUl1(bmel1t<1.les del an;l!isis hccho porSutherland del ,«crimen de cuello blanco» (whilC collar crime) .:los crímenes c91netidos por l;"!sgrandes compaíílas SOI1casi sicmpreprocesados como Casos civiles, pero el 111i~l11ocrimen, cometidopor un ín~llviduo, es habitualmente u";"!t;"!docomo una ofensacrimin;¡l.u,;;

i\lgun;¡s reglas sólo se imponcn cuando traen aparejadas ciertasconsecnencias. El caso de las madres solteras es un ejemplo muyC};¡ro. Vincent 1:;seiiala que raras veces Ja.~relaciones sexnales ilíci·tas determinan serios castigos o una cemura soci;¡l severa para lostr<1.nsgresores.. Sin embargo, si una mujer qued;"! embarazada comoresultado de estas actividades, la reacciÚn de los otros ser<Í proba­blemente rigurosa. (Los emhar;"!zos ilícitos S011 t;unhiCI1 un inte·resante ejemplo de la imposici<JI1 diferencial de las mismas reglaspara diferentes clases de person;¡s. Vinccnt seiíala que los padressolteros escapan a la severa censura sufrida por la madrc,)¿Por qué repetimos estas obscrvaciones tan comunes? PorCjue,vistas en conjunto, apoyan el planteo de que la desviación no esuna simple cualidad presente en algunos tipos de conducta yausente en otros. Es, m;ís bien, el resultado de un proceso queimplica las reacciones de las otras' personas frente a esta conduct;"!.

)'[a misma conducta puede ser una infr;¡cciém a las reglas en un-momento y no en otro; puedc ser una infracción al ser cometido

por Una person;"!, pero no cuando es otra quien lo hace; alg1.lllasreglas pueden quebr;¡ntarse impunemente, otr;"!s nSJEn resumen,el hecho de que un cierto :1cto sea desviado o no depende enp;¡rte tle la naturaleza del acto (es decir, de si quebranta o no:llgIlJl:t regla) y Cn parte de lo Cjlle los dem;\s h;¡Cell al respecto.Algunas person;"!,~ puedcn objetar qlle est;"! cs Ull;"!mera discusiÓntcrminol(')gica; que, al fin y ;11cabo, uno puede definir los términos

] n. V('a~c }1a1'old Carfinkcl, <Rc~earch Notc~ on Intcr :mcl Intra-Racial Romi­

cjdc~., Social Forces, 27 (mayo, 1919), p:ígs. 369·3S1.• El! inp;l';s, cl término <!Vilite collar> se u~a para calificar a cualqllicr rcr.,ona ° actividad de oficina o profesional (por oposición ;¡ </Jllle collar., quc'c rdierc a las actividadcs dc los obrcros). [N, del T.]] 1. Edwin H. Suthcrland, <White Collar Criminality" AlIIcri~an SociologicalRr.uiew, V (febrcro, 1940), págs. 1·12.I~. Clark Vincent, UnmalTied MOI/¡ers (Nllcn York; Thc Frcc PrCS3 of Clcn.CO(', 19GI), p;íg~. 3-5.

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a Sll gust.o j' que, si aíguíen quiere referirse al comport<1.m!CnLode quien gueoranta rcglas comodcsviado, sin reíerencia a lasreaccioncs de los Olros, es libre de hacerlo. Esto es, desde lucgo,cicrto. Sin embargo, valdría la pena rcíerirsc a dicha conductacomo comportamiento transgresor y reservar el término desviadopara quicnes han sido denominados desviados por algún sectorde' I:Csociedad. No insisto en que se generalice este uso de 1:1

'pabbr;¡, pero debe ;¡c1ararse gue, en tanto que un cicntífico usc1:1 palabra .desviado. p;¡ra rderir.~e a cllal(ll1i(:r comport;\nlicI110tran.lgrcsor y tome como objeto de estudio sólo a aquellos quehan sido denomi¡¡ados desviados, será obstaculizado por las dife·rcncias entre estas dos categorías.Si tomamos, en cambio, como objeto de nuestra atención, laconducta que ha sido denominada desviada, debemos reconocerque no podemos saber si un cierto acto va a ser catalogado comodesviado hasta que se haya dado la respuesta de los dem;\s. Ladesvictción no es U11<1. cualidad presente en la conducta mió1ua,sino que surge de la interacción entre la persona gue comete elacto y aquellos que reaccionan ante el mismo.

¿De quién son las 1"cglas?

He us;¡da h;¡Sla aCjuí el término «margin.l]es» p;¡ra rcferirme aaquellas personas jL17gadas por los dem;Íg como desvindas y, porlo tanto, (uera del círculo de los miembros .normales. de] grupo.Pero este término tiene un segundo significado, cuyo análisis noslleva a otro importante conjunto de problem;¡s sociológicos: .los~marginales. pueden ser, desde el punto de vista de la personaconsiderada desviada, aquellas personas c¡ue hacen las leyes decu)'o quebralll;¡miento se la ha encontrado culpable.

. Las regbs socinles son creación de grupos sociales específicos. Lassociedades modernas no son organizaciones simples en las cualestodos est:ín de acuerdo sobre cuáles son las reglas y cómo debenser aplicadas en situnciones especííicas. Est;ln, en Glmbio, alt:l'mente difcrenci;H];¡s segÚn los límites entre clases sociales, gruposÚnicos, ocupacionales)' culturales. Estos grupos no comparten11·cce.~ariarnen(e -y, efectivamente, a menudo no comparten,- ]:lSmismas reglas. Los prolJlem;ts que los mismm cnrrcntan al tr:ltarcon su metlio, la historia y las tradiciones que tr;¡en consigo, tOtl:1Sllevan al desarrollo de diferentes conjuntos de reglas. En tantoque las reglas de los diferentes grupos entren en conflicto y seconl.ra(li¡.;nn cntre si, h;¡]ml desacuerdo sobre el tipo de conc!uC(;lque reslllta correcta en cualquier situación dada. ,Los inmigrantes it;¡lianos que siguieron haciendo vino p;¡ra sí

2-1

mIsmos y para sus amigos uurante la Prohibición, actuaban correc­tamente, de acuerdo a sus propi;¡s normas, pero estaban quebran­tando la ley de su nuevo país (al igual, desde luego, que muchosde sus vecinos americ;¡nos). Los pacientes que andan constan te·mente buscando un médico mejor que el que los atiende, puedenestar haciendo, desde el pu nto de vista de su propio gru po lonecesario p;¡ra proteger su salud, nsegudndose de que obticnenlo que para ellos es el mejor médico que pue(lc encontrarse, pero,desde la perspecLiva del mé(lico, jo q\le ellos h;¡cen est;t mal, Y;1que destruyen la confianza que el paÓeJlt.e debiera tener en S\lmédico. El delincuente de clase baja Cjue pelea por su .botín>CSl;l haciendo sólo lo que considera juslo y necesario, pero losmaestros, trabajadores sociales y la policía ven las cosas de otr;1manera.

Mientras que puede argumentarse que m\lchas de las regl;\s, o lamayoría de las mismas, son aceptadas en forma general por todoslos miembros de una sociedad, h investigación empírica de ullaregla dada revela generalmente una varieda(l de actitudes dife·rentes. Las reglas formales, impuestas por algún grupo especi;-¡l.

-mente constituido, pueden d i[eri r de ;¡quelIas consideradas ;¡pro­riadas en la práctica por la mayoría de In gente.1J Las diferentesfacciones de Un grupo pueden diferir con respecto a lo que hellamado las reglas verdaderamente operantes. Pero 10 más impor.tante para el estudio de la conducta originalmelltc cat,ilognda COIllO(Iesviada, es que los puntos tIc vista de las personns Cjue particip;11l

..' en dicha conducta ser;Ín, con toda probabilidad, muy diferentes delos de quienes los condenan. En esta situación, una persona puedesentir que se la est;t juzgando de acuerdo con reglas en cuya crea·ción el no ha intervenido y las cuales no ;¡certa, regbs que le sonimpuestas por personas extrauas.¿Hasta qué punto y en qué circunstancióls intenta ];¡ gente imponersus reglas a otros que no las comparten? Debemos distinguir doscasos. En el primero, sólo aquel las personas que son real mcn tl~miembros del grupo tienen interés en cre;¡r e imponer ciertasreglas. Si un judío ortodoxo desobedece J;¡S regbs del Iws/¡nllh .,esto sed considerado una trasgresión 5(\]0 por otros judíos ortodo-

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l:l. Al'I1old M. Rose y AI'tl11lr 10:. I'rcll .• O()r~ Ihe l'lIl1;ShIllClll Fir Ihe \.lhl1r/ .A SlIIdy in Social V;¡IUalion., AII/erican ¡ol/mal o[ S()r.inlo~y. LXI (llo\'icm­1m, 1955). p.igs. 2'17-259.• El kashrulh es el rl'gimcn 'lllC rip;c la ob~el'\'anC;;¡ de las leyes diet{:IÍ<:as (klos jlldlos. ·La palahra Si~lIifir;1 .adcclIaciÚn. o ,propiedad,. La comida que~c: ajusta a los rcqllcrilllicnlosde las 1cl'c~ die("licas se denomina "","a.[N. del '1".]

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:-':05; los cristi;¡nO$ 0 los j11díos no ortodoxos no vC!"~1n ~:,-;t:t CG:D{.1ust:t

corno desvi;¡d:l y no tenddn interés alguno en intervenir. En elsegundo caso, los miembros de un grupo consideran import:mtepara su bienestar que los miembros de otros grupos determinadosobedezcan ciertas reg];¡s. As!, la gente comidera extrem;¡damenteimportante que aquellos que practican las artes de curar se sujetena ciert;¡s regl;¡s; este es el motivo ]Xlr el Cllal Estado otorga licen­cias a los médicos, enfermeras y otros similares, y prohibe ;¡ cu;¡l­quier persona no licenciada el ejercicio de actividades curativas.En tanto que un grupo trata de imponer sus reglas a otros gruposde la sociedad, nos' enfrentamos' con un segundo problema: ¿quié­nes pueden, en la pTiÍctica, oblig;¡r a otros ;¡ ;¡ceptar sus reglas.y cuáles son las C"US;¡Sde SU éxito? Esta es, desde luego, un" cllesti(índe poder polílico y económico. 1\'[;\5 ade];¡nte consider;¡remos elproceso político y econÓmico por el cu;¡l se crean e imponen reglas.Aquí hast;, con Sellal;¡r que la gente está siempre:. i17ljJo¡Úcn(/o sus _reg];¡s a otrp:;" aplicíndolas mils o menos contra l;¡ voluntad de

·esos otros y sin su consentimiento. Son los adultos, por ejemplo,'quienes crean las reglas para los jóvenes. Aunque la juventudde este país ejerce una poderosa influencia cultural -los medios decomunic;¡ciÓn masiva, por ejemplo, son modelados ;¡ 1" medidade SllS intereses- muchos importantes tipos de reglas son hechospara nucstr;¡ juventud por los adultos. L;¡s reglas referentes a laasistencia escolar y al comportamiento sexu;¡l son creadas sin con­sideracic'Jn de los problemas de l;¡ adolescencia. Los adolescentesse encuentr;¡n, en cambio, rodeados de reglas sobre estos asuntosque han sido creadas por personas m;¡yores y m;\s sosegadas. Estose considera lq!;ítimo, ya que se cree que los adolescentes no SOI1lo .~uficientemenle sematos ni responsalJJcs para crear reglas :lde­Clladas p;¡r;¡ sí mismos.Del mismo modo, es cieno que, en muchos aspeclos, los 110mhrescrean las reglas para las mujeres en nuestra sociedad (aunqucen :1'\orteamérica esto est;i cambiando dpidamente). Los negros seencuentran sometidos a reglas creadas para ellos por los blancos.Los extr;¡njeros y otros ¡!;rupos étnic;¡mente diferenciados a menudodeben ;¡c;¡t;¡r reglas creadas para ellos por la minoría anglo­s;¡jona protesUl11tc. La clase media crea reg];¡s que las clases bajasdeben obedecer: en las escuelas, en los tribunales y en lodas partes.Las diferencias en la capacidad de crear reglas y aplic:arlas a otraspersonas son esencialmenle diferencias de poder (ya se;¡ legal ocxtralega]). Aquellos grupos cllya posici(Jll social les da armasy poder son los CJue tienen mayores posibilidades de imponer susreglas. Las distinciones de edad, sexo, grupo étnico y cl;¡se social,

. cst:ln todas rcl;lcionadas con difcl'cnÓ;¡s de poder, lo que explicaJ;¡s diferencias en el grado en el ellal los grupos así distinguidospueden crear reglas para otros.

~IÍ

Atkm¡;s de reconocer <¡tle ia desvi;H:i,'Jl1es crc:\(h por las reaccionesdc la gente frente ;¡ tipos particlll;tres de conducta al catalogare~a c0J.l.~~~()mo desviad;¡, debemos t;¡mbién tener presente qlleJ:1s(i~g.lEicrCadaL)! mantenidas por esta calific;¡ci('Jl1 no son univer­salmente aceptadas. Son, en cambio, motivo de conflicto)' des­:Icucrdo, parte del proceso político de ];¡ sociedad.

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2T" c1 el " "~lpOS _C _eSVlaCl0n:secuencial

un lTIodelo

No pretcndo ;lilllÍ <lrglllllcllt;\l' qtlc s(')lo <lc¡ucllos actos quc sonconsider;¡dos desviados por los dCl1l;\s SOI1«rcalmclltc» desvi;l(los.Pero debe reconocersc que este es un padmetro importante, quedebe ser tomado cn cuellta ])<lra cunlquicr <lnÚlisis dc la conductadesviacJa. Al combinar estc padmctro con otro -el que un act0sc conforme o no a una regla en parliculnr- podcmos construir lasiguicnte clasificación para distinguír difercntcs tipos dc c1esvi;1ción.Dos de estos tipos apcnas si requieren explicaciÓn. L<1 conductacrmJormislr¡ es simplemcntc aq\lclla quc obcdecc 1:1 rcg1:1 y quer(;~'-dc'T11;hpcrCibcl1 como obcclíeJ1tc a la misma. En el otro extremo,la conducta desviada pllm es ;¡quclb que no sólo desobedece laregla, sino que es percibicla como infrnctora.1

-1 TijJos d~ COIU(IIC/ll deSTilada \

I Conducta obediente

1~~~rri IJ ida C~;;-(-I-:.--s\-~~--a'-d-a---rJ\CiiSaaJ:la Isanlell!..:.

~~() pcrdhida co~n~(~~~~\ Conformista

C:ondll~ t~'ansgr~r<l

Des\'iada pura ¡Desl'iada $ecreta .---¡1

-~'-'-1

Las otras dos posibilidades son l11;Ís interesantes. L<1situaci('Jll de[alsil ilCllsaciÓn es lo que los crimin<lles a menudo 11<1111:\n/1//1/1

·rap.'· Una persona es acusada por los dem;ís dc haber cometidoun acto incorrecto, aunouc cn la realidad no h01 ~ido asÍ. Lasfalsas acus01ciollcs ~c uar; indudablementc ilIe]lISO en Jas cortes

dc jtlStici;¡, en ];¡S 'lile el individuo cst;íll protc¡:!;ido por Jas regl<1sql\C exigcn UI1 procedimicllto y cvid('llci;l ;Idccll:¡dos. Es prnl>:dJlc<¡IIC sc dcn Cal! Illllcha Ill;l)'or frcC\lcllc:i;¡ CI1silll:lciollc~ cxn:dq;-alcs,

J. Debe recordarse <]ue esta clasificación e1ehe usar", ,ic:lllprc desde la I'cr~·pectiva ue lln detcnuinado conjunto de re~las; no lie\le en Cllcnta I;\s ((\11\·

plcjidaues. ya analizadas, <]ue aparecen cuando hay 1l1:is de un conjunto dereglas r¡ue las mismas persona.s pueden nsar para definir \Ill mismo <Icto.1\-[;\, all1l, la clasificación se refiere a tipo.s de conducta ll1;is que a tipos de pero'Ollas, a aClOs m;ís qne a persoll;lIidadcs, l.a conducta de una Ini.<lna 1'C1$onaI'nede evidcntemente ser conformisla en ciertas actividades y desviada en otras.o .JJWIl "a/J', literalmcntc .un reto li~;¡do cle arriba •. [N, dd T.]

_~<lí(O~~

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C1"~::~que 1:;. p~r5an2 qlJ(: COI!!ete 1.1112.cto dcsvi;1QO, tl.un po!" prI­mcra vcz (y t:\l vez especialmente para la primera vez), lo hilcca propósilo. Su propósito pueJe o no ser complet<lmcnte cons­ciente. pero hay una fuerza motivacional detrás del mismo. En­seguida pasaremos a la consideración de los casos de inconformidadintencioll<ll. pero antes debo señabr que rriuchos actos no canfor·misl<ls son comeliJos por personas que no tienen la menor intenciÓnde ]¡<lcer tal cosa; estos casos requieren una explicaciÓn diferente.Lo,) actos Je desviaciÓn no intencion:1!es pueden probablementcexplicarse de una manera relativamenle simple. ÉslOS implican'una ignorancia Je la existencia de la regla, o del hecho de que(tler;¡ ;lpliGIJ¡lc en esle G1S0 o a Costapcrson;1 en ]l:lrl ir.\ll:1r. Peroes necesario explic;¡r esla falla de cOllOcillJiClllo al respecto. ¿C<'JlIlOes que la persona no sabe que su acto es incorrecto? Las personasprofundamente inmersas en unasubcultura en particular (t;¡1como una subcultura religiosa o étnica) pueden simplemente nosaber que todo' el mundo no actúa «de esa manera' y en conse­cuencia cometer un acto incorrecto. En realidad, puede haberareas estructuradas de ignorancia de ciert;¡s reglas en particubr.Mary Haas ha señalado el interesante caso de los tabúes verbalesinterlinguales.5 Ciertas palabras que son absolutamente correctasen un idioma. pueden tener un significado «sucio, o «verde.en otro. AsJ la person;¡ '{tiC usa inocentemenle una p;¡!;¡bra comÚnen su propio idioma, se encuentra con; qtle ha ofendido y horro­rizado a SllS oyentes provenientes de un<l cultura diferente.Al analizar los casos de inconformidad intencional, la gente h<11Ji­ttlalmente hace preguntas con respecto a 1<1motivación: ¿por qu~quiere la persona hacer la cosa desvi<1da que hace? Esta preguntapresume que la diferencia b{tsÍc;1.enlre los desviados y los que seconforman a las reglas est:í en el cadcter de ~u~ motivaciones.Se han propuesto muchas teorÍ;1s j1<lr<1explicar por'qué algunasperson;¡s tienen motivaciones desviadas y otras no. Las teorÍ;¡spsicológicas hallan la C;¡USade 105 actos y motivaciones desviacl;lsen las experiencias tempranas del individ1!o, que producen nece­siebcles inconscientes <1uc deben ser satisfechas si el individuo hade m;¡ntener su equilibrio. Las teorías sociolÓgicas buscan ];¡s[uentes, soci;¡]mcnLe eSlruclur:¡d;lS, de «t.cnsi(·J1l' en la socieebc1,Lts posiciones sociales sobre ];IS qlle se imponen exigellci:\s (olllr;\­

diClorias, de modo que c:l individuo bmc\ un modo ilegílimo de)"solucionar los problemas que lc son impuestos por su posición.(La hmosa teoría de la anomi<1 de j\·ferton encaja en esta cate­goría.) a

5. I\lary le Ibas. '¡nterlin~\lal \-Yore! Taboos>. American AlllhrO/JOlogist, 53(julio.septiembre, 1951), págs. 338·311.G. Roben K. I\fcrtol1. Social Thcory milI Social Slruclure (Nueva York: ThcFree Press o( Glcncoe, I!J57), p;ígs. J3[-J94.

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Pero la suposición en 13. C1J:l! ~c b~LS:l!1estos e!:.f()q1J~5 pt1~d~ S~:complctamcntcfalsa. No h;¡y mOlivo para suponer que sólo ;¡quc­1105 quc finalmcntc cometen un aclo desviado tienen el impulsode hacerla. Es mucho m.í5 probable queja mayoría de las personascxperimenten impulsos hacia la desviación con frecuencia. Almenos en la faJllas!a, la g-eote es mucho m.ís desviada de lo quep<1l'ece ser. En vez de preg-IIJ1tarnm por <¡u~ los e\csviaelos quierenhacer cosas quc son desaprobad;¡s por los elen1<l5,haríamos mejor

, en preguntal'llOS por ([lIt: las pe!"Son:ls convelH:ion;¡les no actÚan:..segúll sus propios impulsos cle cometer aeLos desviados.

Una forma de I1:~1l!J~~taa esta pregunta puede encontrarse en elPl'O"CSOde ~1f)r01l1iS(j\1 lrav,:s del ,\1;1\ !;¡ persona «nol'1nal. se:va /¡acielld~:rrh~-ZO;;\s tlcl'cllllicllle tic l:ts illSli[llciones y !;¡conducta convencionales. Al hablar de compromiso.' me reficroal proceso a través del cual varios tipos de intereses se vuelvenpr;Ícticamente inseparables del manlenimiento de ciertas líncasdc conducta a las que parecen ser formalmente ajenos. Lo qucsuccde es que el individuo, como consecuencia de acciones queha realizado en el pasado o de la operacieín de diversas rutinasinstitucionales, se encuentra con que debe adscribirse a ciertaslfneas de conducta, porque muchas otras actividades, aparte dela que est;Í realizando en el momento, ser;ín adversamente afcc·lad;¡s si no lo hace así. El joven de clase medi;¡ no dehe ab;¡nclon;lrel colegio, porque su fUluro ocupacional depende de que recibat1I1<lcierL<1.dosis de enselíanza. L;¡ persona convencional no debedeclicar sus intereses a los narcóticos, por ejemplo, porque esto invo­lucra mucho m;\s que la persecución del placer inmediato; puedeparecerlc que su trabajo, su familia y su reputación en el vecinoe\;trio dependen del mantenimiento de su resistencia a la tentaciÓn.En realidad, el desarrollo norm;¡1 de una persona en nuest.ra sacie·daJ (y probablemente en cualquier socieclad) puede col1Siderarst~como tIna serie de compromisos caeb vez mayores con las nOffilase instituciones convcncionalcs. La persona «normal., cuando des·cubre un impulso desviado en sí mism;¡, consigue controlar eseimpulso pensando en las múltiples consecuencias que tendría par.,~l el actu;¡rlo. Ha apostado clemasi<ldo en el mantenimiento de.m J1ormalie];¡ct como para permilirse ser inflllido por il11pulso.'illO convellcionales.

E.<;(o nos sllgiere !jlle, al esllldi;lr casos de inrollrorll1idad illlell.

7. He tlcsarrollado'este concepto con mayor extemi(;ll el1 .Notes on llte Con.

eept of Commitment •• American J01lrnal 01 Sociology, LXVI (julio, l!l(jO),p;ígs. 32·40. Véase también Erving Gorrman. ETlcounkrs: Two Sl1ldies i/l lheSocio/01D' al 11licraclian (lndianapolis: The nobbs·l\'Ierrill Co .. lne .. 19(1), págs.88·110; y Gregory 1'. Stolle •• Clothing and Social ReIaliol1s: A Study of Appe;l'rance in the Context oí Commllniq' LiEe> (tesis de doctorado inl'dita, De.partamento de Sociología. Universidad de Chicago, 1%9).

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CJan;¡], dcuemos preguntamos cómo se ];¡s ;uregIa ia persona paraevitar el impacto de los compromisos convencionales. Puede hacer·lo en una de dos maneras. En primer lugar, puede ocurrir que,en el curso de su crecimiento pueda la. persona haber evItado dealguna manera el establecer alianzas con la sociedad convencional.Es, en consecuencia, libre de seguir sus impulsos. La persona queno tiene una reputación para mantener o un empleo convencionalque deba conservar puede seguir sus impulsos. No ha apostadonada 'al m:mtenimiento de su apariencia convencional.Sin embargo, la mayor!a de bs personas son sensibles a los códigos'convencion<11es de conducta y deben manejar de alp;una m:merasu sensibilidad, p,Ha comprometerse en un acto desviado por pri. ¡

mera vez. Sykes y Matza han sugerido que los delincuentes juve'··niles en realid,ld sienten fuertes impulsos de someterse a l;¡s leyes,y que los manej<1n por medio de técnicas de neutralizaci('m: <justi­ficaciones de la desviación que son consideradas válidas por eldelincuente pero no por el sistema legal o la sociedad en general>.Estos autores distinguen una. serie de técnicas para neutralizar lafuerza de los valores de observancia de las leyes.

En tanto que el delincllente • 'puede ~utodefinir~e como carente de Te~pon·

.-abilidad por sus actos deS\·iados. ~e reduce mucho la cfectivid;¡ú de 1:1 de.<­

aprobación por parte de ~¡ mi~mo o de lo~ dem:\~ como influencia re5tríc·

tiva ... El delincuente llega a una concepción de ~¡ mismo como una ,bola

de billar., en la cual ~e ve proruJ~ado hacia nueva~ situaciones, ~in poder

evitarlo ... Al aprender a considerar~e más como sometido a acciones que

como actor, el delincuente prepara el camino para desviarse del ~istema

normativo dominante, ·sin la necc~id:HI de llevar a eliJO un at;lr¡uc frontalsoÍJre las normas en ~(...

tJna ~q;ul1da técnica de neutralizad,,,, se centra cn la Icsi6n o da¡io involucrado

en el acto dclictuoso ... Para el delincucnte ... la incorrecci6n puede trans­

formarse en la cuesl ión de ~i ha habido o no alguien claramente dañado

por Sl1 desviación, y esto está sometido a diferentes interpretaciones ... El

roho de ¡lutos puede considcrar;;c Cvino ctolnar prestado- 1 y la:i peleas entre

pandillas pueden ser vi.,tas como una qnerc!la prh'ada, como un duelo acor­

dado cntre dos panes dispuestas al mismo, )' que. en consecuencia. 110 es ele

la incumbencia de la cOl1lullÍdad en general ...

La indignación moral. propia o de los dem;ls, puede ser neutralizada insis.

tiendo de que el da¡io realizado !lO está mal ell vista de las circunstancias.

Puede argumentarsc que este perjuicio no es realmente UIl perjuicio, sino.

m:\S bien, ulla forma de jmta represalia o castigo ... Las agre~iones a hamo.

sexuales, o supuestos homosexualc~, los ataques a micmbro~ de grupos mino-

• En la lileratura a ¡IIl'1'i<'ana, c·1 1('rll1ino ,rrill/i71t1/. ~e re~cr\'a para la ninll'lI~Jidad adulta, 1nÍ<:l1lrJ~ que el t(:l'1nino ,delinquen/. se refiere exclusivamen·te a la delincuencia juvenil. [N. del -r.]

ri{:1riC;'\l de quicne:'l :'le díc¡; que -.;<;c hOlll ;lia1ido de l'íll lugart, el vandalismo

como vengal17.a contra un profesor o a1Jtoridad escolar injustos, lo.~ roboj a

un c!lle,io C!Ctienda ,maldito., todo ",to puede considerarse castigos impuc.tosa un lramgresor, para los ojo~ del ddincII(:nte ...

Una cuana tÚnica de neutralizaci6n parecería implicar una condenación dc

quiencs lo condenan ... Puede argumentar r¡ue ~us jueces son hipócrita., de>'

\,jado. oculto~ bajo un di~fraz, o cst:ln i1111Julsado~ por rencores personales .. ,

Al atacar a otro" la incorrección de Sil propia condllcta se reprime o .~e pierdede: vi~ta con nds Cacilidad ...

Lm controIc~ mciaIc~ il1terno., y externos puedel1 llelltralizar" al sacrificar

la~ exigencias de la ~ocicdad en geller:d a ]as de g1'1'l'O.<sociales 111:\.\pC'luci\osa los <¡uc el delil1clIente 1"'I'll'llCCl'. t¡dcs C'Ol1lO la p:ll'cja de J¡erl1¡allo~. la

pal1dilla. o el grupo de amigos ... El I'UI110 111:\' i1llporla¡lle al respecto es

,¡"e la desd:lci,lll de ciertas 11Orma~ pucde 110 1'1'("CI¡I:lI'''' porquc se recJ¡accn

dicha., l101'1l1a•• sino porque ~c da prioridad a otra.' l101'1llaS, (l"C ~e cOllsideranmás apremiantes o cI"e implican Ulla mayor lealtad ... 8

En algunos casos, l1n acto no conformista puedc p;uccer lleces;¡l'io° conveniente a l1na persona que en otros aspectos cs respetuosade las leyes. Al colllcterse como mcdio p;1ra lograr intercses legl.timos, el acto desviado se vuelve, si no del todo correcto, al mcnos110 del todo incorn.:cto. En tina novela sobre un jovcn médicoítaJo-americano, encontramos un bucn ejcmplo dc e5to.o El jovenm~dico recién recibido quisiera tencr una clientela que no se basarasobre d hecho de su origen italiano, pero, esta mism;¡ ;1sccndcnciadificulta su accptaciÓn entre los médicos yanquis de su comunidad.Un día recibe repclllinamente un pedido de uno de los cirujanosnds destacados de 'lile atienda Ull caso para él, y I'icm:¡ <¡lIefinalmcnte esd .~ielldo ;ldnlil.ido cn el si.o;l<:1n:ldc dcriv;¡ci(')n dcpacicntes dc los mejores médicos de la cill(j;¡d. Pero cualldo elpaciente llega a su cOllSultorio, se encucntra COI1 que el C;¡SOes un ;¡borto ilcg;¡J. Tom;1lldo errÓne;¡mentc csla tlcrivaci(')¡¡ C01T10cl primer jJ;1S0de una relaciÓn regular COIl el cirujano, rc;¡lil.a laoper;¡ción, pellSando quc estc acto, ;1unr¡uc incorrecto, es neces:lriopara Sil c¡¡rrera.

Pero lo <¡!le nos ill1UCS;¡ 110 es I:lllto ];1 person:¡ q\le COllleLe Ullacto desviado \lna ve/., sino la person;¡ l¡tle 11J,llllicne lln p;¡trÓllde cOlldnctil. desvi;¡(!;¡ dur;¡ntc un J;1rgo periodo, que org;1lli7.a Sllidenlidatl ;¡1rededor de Ull .12alnín de collil1Lct;¡ desviada. No es

sobre los experimentadores casuales de l¡¡ homosexualidad (que

lI. Gn:sham J\r. .'i)'kc~ y Davici J\fat7.a. ,Teehl1iqlle~ of NClltrali7.ation: A Theoryof Delinquenc)'., Amr.ricllll Sncinlngirlll Rcvirw, 2~ (diciembre, 19:,7), p:igs.lili7·(j(j!/ •

!l. Cuido D'¡\~os(ino, O/it .•('.1 011 l/1e Af/I'le Trcr. (Nneva York: DonlJil'ci~)', Do.rano 1(10). Agradezco a E"erc(l C. Hughes por llall1al'llIe la .atención sohl'ce~ta novela.

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;q;~~'~cjcrO:1 en c~ntid;¡d~s 50rprcndcnLCÚtClllC grandes en el infor ..

me Kinscy) que queremos investigar, sino sobre el hombre quesigue un patrón de actividad homosexual a lo largo de toda Sllvida adulta.

Uno de los meclIlismos que llevan de la experimentaciÓn casual alIn patrón de actividad desviada Il1;Ís dllr;ldero es el des;¡rrollo demotivos e intereses desviados. Examinaremm este proceso en de­talle más adelante, cuando consideremos la carrera del fuma­

dor de marihuana. Acá basta con decir que muchos tipos de acti­vidad desviada surgen de motivos que se aprenden socialmente.Antes de entregarse a la actividad. sobre una base mÚs o menosregular, la persona no tiene noción de los placeres que pueuen de­rivarse de la misma; éstos los aprende en el curso de la interacciónconOlros desviados más experimentados. Aprend.e a conocer nuevostipos de experiencias y a considerarlas placenteras. Lo que biel1puede haber sido un impulso casual de probar algo nuevo, seconvierte en un gusto estable de algo ya conocido yexperimelltado.Los vocabularios por medio de los cuales se expresan las motiva­ciones desviadas revelan que las personas Cjue los usan los hanadquirido en la interacción con otros desviados. En resumen, elindividuo aPTcndc a parti<;ipar en una subcultura org;mizada alre­dedor de una actividad desviada en particl1lar.Las motivaciones desviadas tienen un carácter social aun en los

C;1S0Sen que la mayor parte de la actividad s~ realiza de un modoprivado, secreto y solitario. En estos casos, la interaccicJl1 cara aC;1ra puede ser reemplazada por diversos medios de comunicaciónen la inducción del individuo a la cultura. Las fotogra[í;¡s porno­gráficas que he mencionado anteriormente eran c1escriptas a smposibles compradores en un lenguaje estiliz;1do. Se utilizaban pala­bras ordinarias en una eSl~cic de código técnico, destinado aestimular gustos específicos. L'1 palabra «cautiverio», por ejemplo,.,e utilizaba repetidas veces para referirse a fotografías de mujeresinmovilizadas por medio de esposas o chalecos de fuerza. Unono adquiere un gusto por las «[otografías de cautiverio» sin haber;¡prendido qué son y cómo puede gozarsc con ellas.Es mllY probable que uno de los momentos m;Ís cruciaJcs en eldesarrollo de lln patrón es¡;¡])!e de conducla desviada sea la expe­riencia de ser descubierto y calificado públicamente corno desviado.E[ que una persona llegue o no ;1 este punto, no depende t;l11lOde lo que ella h;¡ce, sino de lo que h;¡cen los dem;ís, del que impon­gan o no la regla que ha sido violada. Aunque m{¡s ;1(lcl;1]1te;¡J1;1li7.ar~en detalle las circunstancias en que tiene lugar la impo­sición, hay dos puntos que deben mencionarse aquí. En primerlugar, aun cuando ninguna otra persona descubra la no confor­midad de la. conducta o imponga las reglas que la prohiben, elmismo individuo que ha cometido la transgresión puede actuar

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como ejecutor. Puede caiificarse a sí mismo de desviado por loque ha hecho y autocastigarse de una u otra manera por suumducta. Este 110 es siempre necesari;¡mcllte el caso, pero puedeo(urrir. En segu ndo luga r, puede ]¡;¡ber C1SOScomo los descri ptospor los psicoanalistas, en los q\le el individuo realmente deseaser descubierto y comete Sil a('to desviado dc lal modo <¡uc csYcasi seguro que lo sed. <t

De cualquier modo, el ser descubierto y calificado de desviadotiene importantes consecnencias p;,ra la partícip;,ciÓn social pos­terior y la imagen de sí mismo de la persona afe(tadil. La conse­cuencia m;ís importante es un cambio ddstico en la identidadpÚblica del individuo. El haber cometido un acto prohibido y elhaber sido pÚblicamente descubierto le otorgan un nucvo stallls.Se 10 ha revelaoo como una persona de una clase diferente de laque se pensaba que cra. Se lo llama «puto», «drogadicto» o«chiflado», y se lo trata en consecuencia.Al analizar las consecuencias de la asunción de lllH identidad

desviada, usaremos la distinción, hecha por Hughes, en tre rasgos(le status principn1cs y auxiliares (masta and aHxiliary statllslraits) 10 Hughes seliala que la mayoría de los status tienen unr¡lsgo fundaIl!ental que sirve 1);1.radistinguir entre quienes perte·necen y quienes no pertenecen al mismo. Así, un médico es unapersona que, sin importar sns otras características, tiene un certi­ficaoo que afirma que ha llenado ciertos requisitos y est;\ autori­zado para ejercer la medicina; este es el rasgo principal de sustatus. Pero, como señala Hughes, en nuestra sociedad, se espera,de una manera informal, que el médico. posea una serie de rasgosauxiliares de status: la mayor parte de la gente espera que se;:¡de clase media alta, blanco, varón y protestante. Cuando no esasí, queda la sensación de que de alguna forma no ha conseguidollenar los requisitos. En [arma similar, aunque el color de la pieles el rasgo principal para determinar quién es negro y quién eshlanco, se espera, informalmente, que los negros tengan ciertosrasgos de status y no tengan otros; la gente suele sorprenderse y

encontrar anómalo el qlle un negro resulte ser médico o profesoruniversitario. Es rreCllente que la gente teng<1. el rasgo de statllsrundamental, pero C¡I1Ccarezca de :dguna de 1:1s c:lraclerístiC:1Sauxiliarcs, informalmcnte esperadas; por ejemplo, 1.1na pcmmapuede ser médico, pero ser mujer o negra.Hl.lghes estudió este fenómeno en lo que respecta a sL1.tl1:;queson bien collSiderados, deseados y deseables (seliabndo que lino

• Véasc Freud, Sigmllnd, .EI delineuentc por scntimiento de culpabilidad.,('n Ouras Completas, tomo II (Madrid: Editorial Biblioteca Nucva, 19'18),p;\g. 1001. [N. del T.]10. EvcreH C. Hughes .• Dilcmmas and Contr;¡dict;on of Status-, AlllaiclIlIjotlmal or Sociology, L (marzo, ]945), p~gs. 353-359.

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puc,ic (dle! ]"S Gdj[jcacioncs [omulcs para cntrar cn un ciertostatus, pero se le puede negar una entrada completa debido a lacarencia de los rasgos auxiliares adecuados), pero el mismo procesose da en el caso de los status desviados. La posesión de un r<lsgodesviado puede tener un valor simbólico generalizado, de maclaque la gente Sl1pone au tomáticamente que su poseedor tiene trUll­bién los otros rasgos indeseables supuestamente asociados al mismo.Para ser calificado de criminal uno sólo necesita cometer ul1a sola

ofensa criminal, yeso es todo lo que dice el término, desde Ullpunto de vista formal. Sin embargo, la palabra arrastr<l una can­tidad de connotaciones que definen los rasgos <luxili<lres qtle se.)uponen car;lcterÍsticos de cualquier persona así c;difiGlCh. SI:

supone que un hombre que ha sido conden;:¡do por robar enuna casa y que, en consecuencia, es considerado criminal, es \lnapcrsona que puede meterse en otras casas para robar; la poJicÍ<t,al interrogar a los delincuentes conocidos en el curso de la inves­tigación de un crimen, opera sobre esta premisa. Más aún, se leconsidera una persona capaz de cometer asimismo otros tiposde crímenes, ya que ha demostrado ser una persona sin .respetopor la ley •. Así, el haber sido descubierto en un acto desviadoexpone a la persona a la posibilidad de ser considerado desviadoo indescablc en otros aspcctos.Existe otro elemento en el an;)lisis de Hughes gue podemos ael0J>-

'tar con provecho: es la distinción entre stalUs principales y subor­Jinados.11 Ciertos status sobrepasan, tanto en nuestra sociedadcomo en otras, a toclos los delJl;ís, y tiencn cierta priorithtl. 1..;1raza es uno de estos status. El pcrtcnecer a la raza ncgr;1, tal comosc 1:1 definc socialmcntc, so!Jn.::pas:¡r;\ la 11l;\yor p;lrlc de J;¡s otrasconsideraciones dc status cn la mayoría dc las situaciones; el hechode que uno sca médico, de clase mcdia, o mujer, no lo protcger;íde ser tratado como un ncgro en primer lugar y COIllOcualquierade esas cosas en segundo lugar. El status de desviado (scgÚn eltipo de desviación) pertencce a este tipo de status principales.Uno recibe este status como rcsultado de haber quebrantadouna regla, y esta identi[iGlciÓn resulta ser m:\s importante que 1;\mayoría de las otras. Uno sed identificado como un desviado,antcs dc que se hagan otras identificaciones. La pregullta quesc plantea es: «¿Qué clase de persona quebrantaría una regio. tanimportante?; y la respuesta que se da es: .Uno que sea diCerentcdel resto de nosotros, que no puede o no quiere actuar como Ullser humano mora] y que, por lo tanto, puede I1cgar a romperotras reglas importantes .• La identificaciÓn de uno como desviadopasa así a ser la que controla a tOd:1Slas c1em;\s.

] 1. 1 U ,'el .

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El tratar a una persona como si fuera desviada en una forma gene­ral y no cspecífica tiene el efecto de una profecía autoconfirma ..loria. Pone en movimiento una serie de mecanismos que conspiranpara conforl1l<lr a la persona a la imagen que la gente tiene dc"ella.u En primer lugar,una vez ~denti[icado como desviado, uno'tiende a ser aislado de la partici pación en los grupos m,\s conven­cionales, aun cuando las consecuencias específicas tle esa actividad{Iesvinda ell particular Iltl¡IG¡ bubicr;\1I provocaclo por si Il1bl11n~este aislamiento, de no haberse dado el conocimiento pÚblicode la desvi;¡ción y la rcacción :lJ mismo. Por ejemplo, el ser UI1homoxexual puede no afectar la cap:lcidad de \l1l individuo parareaJiz;11" tr:¡JJ;ljos de oficil1;¡, pero el h('('ho clc ser ('ollocido COlllOhomosexual en una oficina puede hacer que sea imposible parael mismo seguir trab;¡j;¡ndo al!í. En fornla similar, aunque losdectos de los opi,íceos puedan no :trenar la capacidad del indivi­duo para realizar su trabajo, el ser conocido como adicto lo llevar;¡probablemente a perdcr su empleo. En estos casos, uno se enCLlell­tra con que le es diUcil amoldarsc a otras reglas que no teniadeseo ni intenciÓn de quebrantar, )' resulta a in fUerza desvi;H.loen estas :\reas también. El homosexual que picnIc su empleo «res­petable» al descubrir su desviación, puede derivar hacia ocupn·cioncs marginales, no convencionales, cn las que ésta no importatanto. El adicto a las drop;as sc encuentra forz;ldo a C'mprenclr.rotros tipos de activid;¡d ¡legítim;l, tales romo robos)' hurtos. porel rechazo por parte de los emplc:tdorcs respetables.Cunndo el desviado es descubierto, se le tr;Ha de ;lcuenln C(111 ('1

diagntÍstico !l0jJli!;1r de por qué es COl1l0cs. )' (\~te I r;llo en si Plledea su vez producir lIJl:1 desviaci(')Jl ell ;1\lIl1ellto. El adicto :1 l;¡sdrogas, considerado cn for111a gcner;d como un individuo d¿,lJilde car:kter que no puedc :¡]J;ll1don:ll' los phccres indecentcs quele brincJ;¡n los opi:íceos, es tralado en forma reprcsiva. Se leprohibe el uso de drog;ls. 1',1 que no puede ohtener ];15 d1"Og;1Slegalmente, debe ohtenerlas cn forma ilcg:tl. Esto h;¡ce que .';('cree un mcrcado negro de drogas y que el precio de Jns miml:1Sascienda muy por encima del precio hahitnal en un mercado le­gítimo, hasta :tIr.al1;~:1run nivel que 111UYpocos pueden pennitirsccon tln salario comÚn. En consecucnci:t, el tr;¡lo :tI que se HJllIClcIn desviaciÓn cIel adicto lo SitÚ:l en Ulla posiciÓn en la que pl"o!¡;¡,bIemen'te deber;\ recurrir :tI engaiío y a] crimen para m;lntl'llersu h:\bito.1J Su conducta es una consecuencia de la reaCCi(')I1p¡'ilJliC:I

12. Vé;¡~e M~rs!J R~y, ,The Cydc of ¡\bstincllce ~l1d Rcl~pse '\l11on~ HnoillAddict~, Social Pro[¡le11l.r, 9 (OtOlio, 1901), p;\g-s. 1!\2-HO.l:l. Vé~sc lJrll¡i ¡/ddictioll: Cri71l1: or Visea.ld lnlerilll an" final Repon., (l[lhc .1oint COlnl11illee oe {!Jc American n:1r A'socialioll ~Ild Ihe Al11cric~1l ~fl"

dic.-1l Associ~tion on Narcolic Drugs (nIoomington, lndiana: Indian~ Ullil'cr·~it)' I'ress, J9Gl).

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a su desviación, mis 'l!lC una consecuencia. de las cualidades inhe­rentes del acto desviado.

Dicho de una forma m;\s general, el hecho es r¡ue el tr¡¡lo dadoa los desviados ics niega ios medios de continuar con las rutin;J.sélc la vida cotidiana, que son accesibles a la mayoría de la gente.

Debido a esta negación, el desviado debe necesariamente desarrollar. rutinas iiegítimas. La influencia de la reacción pÚblica puede serdirecta, como en los casos antes considera.dos, o indirecta, unacorisecuencia del carácter integrado de la sociedad en la que viveel desviado.

Las sociedades son integradas en el sentido de que los ordenamien­tos sociales de una esfera de actividad se imbrican con otr;¡s activi­

dades en otras esferas, en ciertas formas particulares, y dependende la existencia de estos otros ordenamientos. Cicrtos tipos detrabajo presuponen un cierto tipo de vida familiar, como veremos;¡j consitlerar c1 caso del músico profesional.

Muchos tipos de desviación crean dificultades al no cumplir conlas expectativas de los dem;\s en otras áreas de la vida. La homo­sexualidad es uno de estos casos. Los homosexuales tienen dificulta­

des en cualquier ;írea de actividad social en la cual la suposiciónde que todo individuo debe tener intereses sexuales normalesy propensión al matrimonio es ¡¡certada sin discusión. En orga­nizaciones de trabajo estables, tales como bs grandes organizacio­nes comerciales o industriales, existen a menudo puntos en loscuales el hombre que quiera tener éxito debiera casarse; el nohacerla le dificultad el hacer las cosas que son necesarias para eléxito en la organización, y desbaratad así sus ambiciones. La nece­sidad de casarse a menudo crea suficientes problemas para el varón11ormal, y sitúa al homosexual en una situación c;¡si imposible.FIl forma similar, en ciertos grupos de trabajo de hombres enlos que se requiere un despliegue de proezas heterosexualcs pararetener el respeto del gru po, el homosexual tiene dificlll tades evi­dentes. La incapacidad de llenar las expectativas de los dem:íspuede obligar al individuo a intentar modos desviados de obtenerresultados q\le son autol11;\tícos para la persona normal.

Evidentemente, no toda persona descubierta en un ¡¡cto desviado)' calificada de desviado se despl¡¡za inevitahlemente hacia un:1desviaciÓn cada vez mayor, en 1a forma en que los comentariosprecedentes podrían sugerir. Las profecías no siempre se confirman;¡ s( mismas; los mecanismos no siempre funcionan. ¿Qué factoresticnden a amortiguar o detener el desplazamiento hacia una des­viaciÓn en ¡¡umento? ¿Y en qué circunstancias entran a jugar?Podemos ellcontrar \Ina sugerencia de C()JlIOel individuo pl1edeinmunizane contra la desviaciÓn en aumento en IIn estudio rer.i~nte

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sobre delincuentes juveniles que 'llcy;¡nl;1l1lt h011105cxua1c.s.H Estoschicos actÚan como prostitutas homosexuales p:lra adultos homo­sexuales confilmados. Sin embargo, ellos mismos no se vuelvenhomosexuales. Varias cosas expliclIl el que !la continÚen en estetipo de desviación sexual. En primer lugar, el hecho de ser menoreslos protege de 1;1.acciÓn policial. Si se los descubre en un actohomosexual, se los tratar;\ como a niños explotados, aunque enrealidad son ellos los explotadores; la ley h;¡ce culpable al adulto.En segundo lug-ar, ellos consideran los actos homosexuales querealizan simplemente como una form:1. tle hacer dinero que esmás rápida y segura que el robo u otras actividades similares.En tercer. lugar, las normas de su grupo, aunque permiten laprostituciÓn homose:mal, ~Ó]o autorizan \111tipo de actividad, yles prohibe obtener ningÚn placer de 1:1.misma, o permitir c\1al­quier expresión de cariiío por parte del adulto COl! quien tiencnrelaciones. Las infracciones de estas reglas. así como otras desvia­ciones de 1:1.rlctividad heterosexllrll nOll11al, son severamentc cas­Iígadas por los compaJieros del in(rrlctor.El descubrimiento puede no llevar a una desviaciÓn en aumentosi la situación en la cual el individuo es descubierto por prirner~\vez ocurre en un momento en el que todavía Fuetle elegir entrclíneas de acción alternativas. Enfrent;¡do, por primera vez, con1<1.0;posibles consecuencias definitivas y dr;\sticas de lo C]uc e.~t;'1haciendo, puede decir C]\le no C]uiere tomar el camino desviado,y volver atn\s. Si hace la elección correcta, sed recibido nllev;\·mente por la comunidad convencionrll; pero si su decisi{\n eserrónea, será rechazado y comenzar;Í un ciclo de desviación Cll

;jllmento.

Ray ha demostrado, en el (riSa de los adic.los a las drof';as. C\I;\11difícil puede ser el invertir un ciclo de desviaci('J\l,15 Sciíab quelos adictos a las drogas con frec\1encia illlenlan cur;¡rse. y r¡\le lamotivación subyacente a estos intentos es \111eS[llerw para demos·trar a los no adictos, cuya opinión respetan, que no son realmentetan malos como se piensa que son. Al ahrlndon;¡r con ~xito Silh;\bito, se encuentran, con gran consternación, que la gente los sigllet.ratando como si fueran atlictos (b;¡sáncIose aparentemente en lapremisa de que <el 'lile es pichicatcro I1na vez, lo es para siemprc».Un paso definitivo en la carrera de 1111desviado es la entr;¡da aun grupo desviado organizrldo. Cuando I1n;¡ persona da un P;¡SO

definido hacia la entrada a Iln grupo org;¡niz¡¡do -o cuando seda cuenta y acepta el hecho de que ya lo ha d;¡do- esto tiene 1111pocleroso impacto sobre su concepci(ín de sí mismo. Una adict;¡

14. All¡cn T. Rci~~ • .Ir ..• Thc Soci:1l Tnl"gratioll of (luccro al1d l'ccr". So,:;"IJ'ro/JIClII.l. a (OlOUo. 19G1). p;\¡;s. 102·120.1',. Hay. nI'. c;t.

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a las drogas me dijo una vez que el momento en que se sintiÓque est;¡lJa rc;¡lmente <enganchada' fue cuando se dio cuenta deque y;¡ no tení;¡ amigos que no [uer;¡n adictos a las drogas.Los miembros de los grupos desviados organizados tiencn, por,lUpuesto, una cosa en comÚn: su desviaciÓn. Esto les da un senti­miento de destino comÚn, de estar en ];¡s mismas circunsló1ncia,~.A partir de UIl sentimiento de destino comÚn, del tener que enfrcn·tal' los mismos problemas, crece ulIa subcultura desviac\a: un fOil·junto de perspectivas y modos dc entender cómo es el mundo ycómo enfrentarse con él, y un conjunto de actividades rutin;¡riasbasadas en est;¡s perspectivas. La pertcnencia a un tal grupo cris·¡aliza una identidad desviada.

El entrar a un grupo desviado organizado tiene varias consecuen­cias para la carrera del desviado. En primer lugar, los gruposdesviados tienden, mLlcho más que los individuos desviados, a

1 racionalizar su posición. En el caso extremo, desarrollan una muycomplicada justiricación históric:l, icgal y psicológica de su activi­dad desviada. La comunidad homosexu;ll es un buen ejemplo. Lasrevist;ls y libros escritos por homosexuales y para homosexualesincluyen artículos históricos sobre homosexuales famosos en ];¡historia. Contienen artículos sobre la biologí" y la fisiologia sexua­les, con la intención de 'demostrar que la hOl11osexu"lidad es vn;lrespuesta sexual «nonTIal». Contiencn ;lrtÍ<:ulos legales, f]uc defien­den !;lS libertades civiles de los homosexuales.lo Tomado en COII­

junto, este material provee una filosoUi¡ operativa para el homo­sexua! ;lctivo, explidmlolc por qué él es como es, que otra gentetambién ha sido C01110 él, y por qué est;i bien que él sea :ISi.La m;¡)'oría de los grupos desviados tienen un sistema de raÓo·

, na¡izución autojustificativo (o «ideología»), aunque r;¡I';IS vecesest:'l t;ln bien estructurado (amo el del grupo hOll1osexu;d . .sibien est;}s r;lÓomJiz;lcÍones sirven, como se seil;¡]ó anlC:riormclltc.

jl;lr:1 ncutralizar las actitudes convencionales con respeclo ;l Stl

propia conducta que los desviados pucl!<ln aÚn encontrar cn simismos, también realizan otra función. Proporcionan al individuorazones aparelltemente cabales p;lTa continu;¡r con la líne;¡ de acti­vidad que h" iniciado. Una pcr.,on;1 quc apl:1c" sus propi;ls dll(f;¡S

;d adoptar c.,te sistema r;¡cioIJ:¡1. '1;1 It:H:ia 1111 tipo de desvjaci<'lll11111(110m;ís 1'I1lldalllCllt;¡do )' COnSCClIClllede lo qIlc le ()';\ posi/¡k;lllles de ;HJOpt;lrlO.

La segllllda COS:1qlle pas;¡ ClI;¡IHlo UIlO elltr" a un grupo desviado• es que lino aprende a dc~arroll;lr Sil actitud desviada con Ull

mínimo de problemas. Todos los problemas con los que se enfrentapara evadir la imposiciÓn de la regla han sido enfrentados antes

10. Onc )' T{¡r ¡1[(/lIarl¡;II( I1rll;r;f' son rcvistas dc este tipo que he I'i~l(l.

-/-1

por otros, y se han desarrolhdo soluciones para los mismos. Así,d joven ladrón conoce ;¡ ladrones mayores y m;b experimentadosque él, quienes le explicar;\n dmlO desembar:lz;¡rsc de la mercancíarobada sin correr el riesgo de ser ;¡tra [lado. Todo grLlpo desviadotiene Ull;¡ buena reserv" de coIlocimiento colectivo sobre estosasuntos, y el nIlevo redIlta lo aprellde dpidamellte.En cOllseCllencia, el desviado que entra en un grupo desviado orga·llizado e institllcionaliz;ldo tiene ll1Ucll;¡S m:ís posibilidades quenunca de continuar COll sus costumbres. lIa aprendido, por \111

lado, cómo evitar problemas y. por el otro, una racionalizaciónque le permite continuar.Un hecho m;ís merece ser mcncionado. Los sistemas de raCiona-

• Jiz;¡ción de los grupos desviados tienden ;¡ incluir un repudiogeneral de las regl;¡s mor;¡les cOIlvencionales, de las institllcionesconvencionales y de todo el mundo convencional. ExaminaremosUD;]' sub(u1tura dcwi;¡tl" cnando consideremos el caso del mÚsico

profesional.

15

Page 18: becker-los extraños-sociologia de la desviacion-incompleto

8Los instigadores de la lTIoral

La.,; r_eg)il~..-.s.O)L.P.E'?~~-<:.t,.oLdeJ¡¡ ..0..¡icialiva_ 0~..._~.~g.~.I:;¡.J!~~~9':":..'.~-<!­nersonas, y nodemos cali[ic;¡r a l;¡spciOSÓIi;¡s qtle exhwell una talL .........•... _.-}I.:..--.-------.- __... ...__ ._ . .,-__ - _ "- "m •••• _i:!iciatlY~ __l_.q ... «.lnstJg;¡dores de la n1'6ral»" vnorn1 c1l1rcfJrcnwrs).Do-s"'é:]i¡ses rcl;¡¿i¿ñ·:iaii~'i-cl-iTf·~-g¡\YC1fp:II';¡-nnueslra ;¡tendÓn: lo.,creadores de reglas y los im positores de reglas.

Los creadores de reglas

El prototipo del creador de reglas, pero, como veremos, no su tl[1icavariedad, es lo que podríamos llamar el ccn1705!.g_telor.m;ills>E::A este individuo l<;jn_~cresacls;~~tenido dc'I-~ __~e~L;¡s reglasexistentes no lo satisfacen, debidoacFi-c'-l-jáy algÚn mal Cjue loafecta profundamente, y siente que nada en el mundo puede estarbien hasla que se creen las reglas p;¡ra corregirlo. ~~~_~~~-i<2~.<:'~están. g~liad;¡s por ul1a_~tjgl :0~~~:.~~_1as cosas Cjue él ve son total{vcnbt1áiiíl'Ú::iitc-inalas, sin alel1uaTlle alguno, y cualquier mediopara acabar con las mismas est;, justificado. Este «cruzado. es unindividuo fervoroso y recto, exigiendo a menudo no sólo la recli­tud de los demás, sino también la propia.Resulta adecuado pensar en los rdormadores como «cruzados.,porque lo típico es que consideren a su misión como algo sagrado.El prohibicionista· nos brinda un excelente ejemplo, ;¡l igualque la persona que quiere suprimir el vicio y la delincuencia sexualo la persona que quiere acabar con el juego.Estos ejemplos sugieren que el cruzado 111or<l1es un molcsloentrometido, cuyo interés es imponer su propia moral a los demás;pero esta es una visión unilateral. Muchos cruzados morales prc­sentan profundas motivaciones de naturaleza humanitaria. Al cru­zado no s610 le irnCTeS<r'logriff-quc otrnpersó'ríasliagill110 que

él considera correcto, sino que también 2ec que si ellos haccn.. -._~-_ .._- .•._------• Partidarios de la Prohibición (del alcohol). [N. dd -r.]

137

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lo c~l!_sc,to,_cs~_o__s~r;i para su. propio bien. O puede pensar que'su-í:c[ornu impeuir';r'éic"ilos"ti!Jos-de-c)¡plcmrción de una personapor otra. Los prol1ibicionislas sentían que no estaban simplementeimponiendo su criterio moral a otros individuos, sino que inten­taban proveer las condiciones para una mejor forma de vida f

para las personas a quienes la bebida impedía llevar llna vidarealmente buena. Los abolicionistas" no estaban simplemente tra­tando de impedir que los propietarios de esclavos actuaran mal;estaban tratando de ayudar a los esclavos a lograr una vida mejor.Debido a la importancia de la motivación humanitaria, los erll·zados morales (a pesar de su devoción relativamente unilaterala su causa particular) a menudo prestan su apoyo a otras cru­zadao humanitarias. Joseph Gusfield ha seiialado 10 siguiente:

El movimiento en pro de la templanza·· que se produjo en Est~dos Unidos

durante el siglo diecinuevc, cra parte de un intento gcncral de lograr el

mcjor~micnto de la dignidad humana a travé~ del mejommlento de la mora!,

así como de las condiciones económicas. La mezcla de los aspectos religioso,igualitario y humanitario era una destacada caracteristica del reformismo

moral de muchos movimientos. Los partichrios de la templanza formahan"

una parte importante de otros movimientos como el sabatismo ••• , el aboJido·

nismo. el movimiento en 1'1'0' de los derechos de la mujer, el de la reforma

aflraria y los intentos h\imanit~rios de mejorar la suerte de los pobres ...

En sus intereses subsidiarios. la 'V.C.T.U.···· revelaba una gran preocupación

por el mejoramiento del bienestar de las clases bajas. Esta organización tomó

parte activa en campaiías para obtener la reforma penal. para acortar las

horas de trabajo y aumentar los salarios de los trabajadores. y para abolir

el trabajo de los nilíos. así como en una cantidad de otras actividades huma­

Ililaria" e ig-ualitarias. En la década de 1880, la w.c:r·.u. trab~j<Í en pro de

una lcgislacióll para la protecci¡'JIl de las mujeres trabajadoras contra la ex·

plotaciÓn por parte de los hombres'!

Como dice Gusfield: «Este tipo de reformismo moral sugiereel acercamiento de una clase dominante hacia otros siluados en

• I'artidarios de la abolición de la escJavitlld. [N. del Y.]

•• Si bien .templanza, quiere decir especfficamente .moderación, o '~obrie.dad" en inglés se utiliza específicamcnte para referírse al príncil'io y lapdctica de la abstinencia total de las bebidas alcohólicas. [N. dd T.]

••• Movimiento en pro del muy estricto cumplimiento de la abstinencia delodo trabajo y de otras actividades (viajes, baile. deportes) en la fiesta deldomingo. [N. del Y.]

•••• Iniciales de la JVoman's Christian Ycm!¡crance Union (Unión de Mujeres(:ri.qian~s para la Templanza). (N. del T.]1. Jos('l'h R. Cmfield, .Social Structllre and Moral Rcform: A Study of the:\l'OIlI;lIl', Christian Ternrerance Unían,. American jouma[ o/ Socio[ogy, LXI(noviemhre. 1955), pág. 223.

/38

¡!

'1

forma rncnos favorablc cn la cstructura soci:d y económica.> J

L~ípico de los cruzados mO!;lI.~s.J,:s..g\lLClll,icrCJLilyv9aL;¡ '1llil'­lles sc-enCtlÚ1rf;in"fíor-(Tc[)i!J~ dc e]]o~ a lograr una oitt~,;-¡.c;jt!l1.mej,or_Erqnc';¡ 'aqtlcHÓs' sjfÚ~(ros po-r--ticJ)~}o-i1-os-íciTil)rcies gusten losmedios propuestos p;-¡ra su salv;¡ción, es problema aparte. Perocste hecho -el que las cruz<ldas morales típic;¡s sean domin;¡daspor individuos de los niveles superiores de la estructura social­significa que dichos individuos pueden agreg;n al poder queobtienen de la legitimid;-¡t1 de su postura mora], el poder quederiva. de su posiciÓn supcrior cn 1:1.sociedad.Desde luego, que muchas cruz;¡das obticnen el apoyo de persa·n;1S cuyos motivos son mucho mellos pllros que los del cruzado. rJ\sí, por ejemplo, algunos industriales apoyaron a la Prohibici()nporque pensaban que lcs permitiría COlllar con 11na fucrza ];¡lJ()·ral, más manejab1c.J Asimismo, a veces se rumorea quc los indus­triales del juego de Nevada brindan apoyo a la oposiciÓn a ]05

intentos de legalizar el juego en California, debido a que estoperjudic;¡ría en grado sumo a sus negocios, que dependen en granmedida de la población de California del SUr.i•Al cruzado moral, sin embargo, le interes.m m;ís los filles qlle losmedios. Cuando llega el mome1rrOCl"dar-formn~1-.reglas-espccí:-­ficas~abitualmente proycctos de legislación para ser propues·tos a la legislatura estatal o al Congreso Federal) , uliliza frecuen·temente el asesoramiento de los expertos. Este papel es a menudodesempciiado por los abogados, expertos en la creación de pro­yectos aceptables de legis];¡ción. Las entidades gubernamentalesen cuya jurisdicción v;l a caer el problema, vueden también lenersus propioo expertos, t;1I como ocurri(\ en el C;1S0del probk'nade la m;¡rihu;¡n;¡. COII b Oficina Fetler;¡] de NarcÓlicos.

A medida que la ideología psiqui:'ilrÍ\a 11;1 ]l~,g,a.(~o__~1.._~!'_~jl~)!l~S.!,~ll~~._::<:~p_t:l])I~l_)~<1:,ap~rc,cido..lln . nlley.9 ~x]1crto:_. eLpsiqui~I!r;¡'Suthcrland, en su análisis de ];¡ historia natural de las leyes "obre

psicópatas sexuales, se11alÓla influencia del psiquiatra.fi Él sugien~

~. lbld .,l. Véase Raymontl G. McCarthy. editor, nrillJ¡i>l~ nnd ¡1IloxicnlioTl (Nr:wHaven y N\levÚ York: Yale Cente!" oE Alcohol Stlldies y The Free l'rc~~ ofClencoe. 19S!)) , págs. 395-3%.4. Esto ha sido sngerido en Osear Lewis. SngelJTlIsh Cnsillos: Yhe Slnry rlf

l.ega[ Gllmú/illg in Nevada (Nueva York: Douuletlay and Co., 1 %3), p;\f:'; .233·231.• California y Nevada son dos Estados vecinos, y como el juego esd pCJ'lIIi,tido en el scgu\ldo y no en el primero (otra cOllSecuc\lcia del feder:lii"\Iloen F.stados Unidos). e.< eomÚn r¡ne los rcsidentes de California cr\lCCI1 aNevada par;¡ gozar de los plaecre~ del j\lego r¡\Ie les est:in l'rohiJ¡idl1~ en ("aS:1.[N. del :r.];1. Edwin Ir. S\lthcrl:1nd •• The Dif\lsiol1 of SexlIal I'syehopalh Law5'. Ame,1'icall ]OtlrTlfl[ of Soci%!;)'. LVI (septiemure, 1%0), p:ígs. H2·118.

n'l

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jas siguientes condiciones como requisitos para CJue se creen l~sleyes sobre psicópatas sexuales, por las cuales una persona qquien se diagnostica como psicópata sexual, puede scr confinadapor un periodo indefinido de ticmpo cn un hospital estatal parainsanos> :

En primer lugar. es costllmbre que estas lcyes se creen como consecuencia del

miedo desencadenado en una comunidad por unos pocos crlmenes sexuales

graves. cometidos en rápida sucesión. Podemos encontrar un ejemplo de estoen Indiana, donde se aprobó 'Una ley al respecto poco tiempo después de treg

o cuatro agresiones scxuales sucedidas en Indianápolis, en dog de las cuales

se cornctió un asesinato. Los padres de familia compraron armas de fueRO y

pcrro,~ guardianes, y las reservas de cerraduras y cadenas de todas lag ferre­

tedas de la ciudad se agotaron por completo,.,

Un segundo elemento en el proceso de desarrollo de las leyes sobre p.,icópata~

.'lCxualcs es la agitada actividad provocada en la comunidad por el miedo. Laatención de toda la comunidad est;\. centrada en les crímenes sexuales. e in­

dividuo" ubicados en las más variadas siiUaciones preven peligros y sienten

la necesidad y la posilJilidad de su control ... G

La tercera fase en el desarrollo de estas leyes sobre psicópatas sexuales ('.s

el nombramiento de un comité. El comité considera las numerosas y contra·

dictoria.5 recomendaciones de i'ndividuos y grupos de individuos, intenta de­

terminar los .hechos., estudia los procedimientos adoptados en otros Estados

y emite sus recomendaciones, que habitualmente incluyen proyectos de le­

yes para la legislatura. Aunque el miedo colectivo habitualmente se apacigua

en unos pocos dlas. un comité tiene la obligación formal de contill\lar con

su misión hasta que se tome alguna medida positiva al respecto. Es mucho

menos factible que un terror colectivo 'lue no haya traído como resultado la

creación de tll1 comité lleve a la creación de una ley.'

En el caso de las lcyes sobre psicÓpatas sexu;¡,les, no cxistc habi­tualmente ninguna entidad gubernamcntal encargada de ocuparse,en forma especializada, de las desviacioncs sexuales. En consecuell­cia, cuando surge b necesidad de asesoramiento por parte de unexpcrto para plancar la nucv;¡, legislaciÓn, la gente sc dirige, fre­cucntemcnte, ;¡,lgrupo profesional cuya ;¡,ctividad se encucntra rn;ísíntimamente relacionada con estos problemas;

En algunos Estauos, los psiquiatras hall dcsempciiado un importante P;¡pel

en la etapa de comité del desarrollo de una ley sobre psicópatas sexuales. Lo,

Psirllliatr;¡s. más que cualquier otro grupo ele individuos. han sido el grupo

de interés que propulsó Ia.~ leyes. Un comité de psiquiatras y de neurólogos

de Chicago escribió el proyecto que luego llegó a ser la ley sobre psicópatas

6. [(,{d" pág. 112.

7. ¡{,{d., p;Ígs. 113-115.

uo

sexu:1Jcs de Illinois; este proyecto rue :\p;1drillado por la ¡\soci~ción de Abo~;;;¡UOS de Chicngo (Chicago lJar Assodaliorl) y por el fiscal del Distrito de

Cook, y fue aprobado con un mfnimo de oposición en la siguiente sesión de

la L,gi:dalUl"a del E.l\tado. !':n ?vfinncsota, todo~ 105 lnkllllHos del cOlnité del¡.;obernadol', con exccpciÓn de \1110, el':lll psi'llliaira.<. En \Visconsin, la Socie­

dad Neuropsir¡ui:\trica de J\.[jlwaukee (Mi/wallhcl: NI:I/l'o/JJychialric Sociely)

fue uno de los gT\lpOS que pl'csionó a la Comisión del Crimen de Milwaukee

(Mi/wallhee Crime COl7Ill/issioll) para que se creara una ley. En Indiana, el

comité del fiscal recibió de la Asociación l'siqui;ítrica Americana (Aml:ricllll

Psychiatric AssociIlLÍo,¡) las copias de todas las le¡'es sobre psicópatas sexuales

aprob:1<!as por otros Estados.!

La influencia dc los psiqui:ltr;\s cn otros c:\IUPOS de la legis1aci<')~criminal ha ido en ;¡'Ulllento en los últimos ;¡¡ios.

Dc cualquier forma, lo importante dc este ejemplo no es quelos psiquiatras están adquiriendo una influenci;¡, progresivam~nteen aumento, sino que el cruzado moral a menudo requiere, en;¡]gÚn punto del desarrollo dc su cruzae];)., los servicios de un pro­lcsional que pucda proyectar las reg];ls ;¡,propiadas en lln¡¡ forma:lpropiad;l. Al propio cruz;¡,do ;¡,menudo no le interesan estos deta-

. Ilcs. A él lc basta con que se haya logrado el punto principal deJa cuestiÓn, y deja su instrument;¡,ción a otras personas.;\1 dejar la realización del proyecto de la regla específica en manosdc otras personas, el cruzado abre el camino para muchas influen­cias no previstas, ya que las personas que proyect¡¡n las leyes ¡nralos cruzados tienen sus propios intereses, los cuales pueden a[cc­t;lr ;¡, la legislación que preparan. Es factible quc las leyes sobrepsicópat<ls sexuales proyectadas por psiquiatras contengan muchospuntos jamás imaginados por los ciuebdanos que iniciaron elmovimiento p;¡,ra .hacer algo con respccto a los crímenes scxuales>.puntos que sin embargo rdlcjan los intereses profesionales de bpsiquiatría organiz;¡,c1;¡.

J~l destino de las cruUldas mondes

Un;¡, cruzada pucde obtener IIn éxito fllllllin;¡nte, como sllccdic'lcon el movimiento prohibicionista, al aprobarse 1'1 Enmicml;¡1)ccjmoctav;¡, de la Constitución. T;¡mbién pucde fracasar por corT!'pieta, como los intentos de acab;¡r con el uso del tabaco o el movi­miento antiviviseccionista. Puede obtener un gran éxito, sÓlo paraCllcontr;¡rsc después con quc sus logros son cercenados y b;¡,rridos

8. [(n'd., p;ígs. 115-116.

111

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llf)r Jec Glmbios en la 1110ralidad pÚblica y que las interpretacio­ncs judiciales de las leyes les imponen restricciones constantes y('n aumento; éste ha sido el caso de la cruzada contra la literatura(1I'Sf,:l;11a.

Ulla de las principales consecuencias del éxito de una cruzada es,desdc luego, el establecimiento de una nueva regla o conjunto deIc¡\las, C[ ue habitualmente viene acompañado de la creación de la;¡dC'Cll;lda maquinaria de imposición. Pienso considerar esta con­~,"ClI<:nciacon cierta extensiÓn m;\s adelante; pero existe, sin em­I,;¡Igil, otra consecuencia dc! éxito de un¡¡ cruzada que merece:;n 1I1cllcionada.

(:ll.llldo un individuo ha tenido éxito en ];:¡ empresa de lognr elc·:,I.II>iccimicnlo de una nucv<l. regla -cuando ha encontrado, por

l' ;I',í dCI:irlo, su Santo Grial-'" se encuentra sin trabajo. La cru­/.IILI que ocupara una porción tan grande de su tiempo, su energí;¡y :,11 pasiÓn, ha terminado. Es posible que este individuo fuera,,d cOllliem.o de su cruzada, un aficionado, un individuo que se;¡dltiriÓ a la cruzada por su interés en el problema, en el contenidodI: /;¡ regla que quería establecer. Kenneth 13urke señaló una vez<¡IIC la ocupación eJe un hombre pueeJe transformarse en su pre­ocupaciÓn. Esta ecuación es también válida en su forma invers<l.:

la preocupación de un hornbre puede transformarse en su ocupa­(i(\I1. Lo que comenzara como un interés de aficionado en unproblema moral, puede transformarse en un trabajo de dedica­cir'1I1casi exclusiva, y, en realidad, así ocurre con muchos rdor­lIl;¡dores. El éxito eJe la cruzada deja, por lo t:mto, al crmado sil1~;IIvocación. Este individuo puede, en ese estado de crisis, gene­¡;di,;ll- su illlerés y descubrir ;llguna cosa nueva ante la cu;ll alar­ll1arsc, un nuevo mal con respecto al cllal alg-o debiera hacerse.S(: tr;llls[orma en un descubridor profesional de males a corregir,de situaciones que requieren nuevas reglas.Cuando la cnlz;H!<J.ha creado una gran organización t1edicac1a <l.SlI c¡¡usa, los funcionarios de la misma estadn aun más dispues­los a buscar nuevas causas para abrazar que el cruzado individual.l':ste proceso se dio en [arma dram;\tjca en el campo de los pro­I>lelll;1s sanitarios cllando la Fundación Nacional para la Par;\­I¡sis r n fa ntil (N ational F oundation f or lnfanlile Paralysis) seeliminÓ a sí misma de su actividad al descubrir una vacuna que;¡el!)c') con );¡ poliomielitis epidémica. Tomando el nombre menos

restrictivo de Fundación Nacional (The National Foundation),SIlS funcionarios descubrieron prontamente otros problemas sa-

• Vaso mfstico del 'luc se habla en los libros dc caballería y 'lIle ,~e wponesirvió para rccop;er la sangrc de Jesucristo. Los cal)Jlleros andantcs realiza­

ban pcrcgrinacioncs o cruzadas para intentar recuperado. [N. del T.]

112

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I

nitarios a los cuales pudiera. la organización dedicar sus energíasy recursos. '"Una cruzada fracasada, trátese de una cruzada que se encuentr;tcon que su misión ya no atr;te adherentes o de un;t que ha lo­grado su objetivo, sólo para perderlo nuevamente, tiene dos cur­sos para seguir. Por llna parte, puede simplemente abandonar Sllmisión y concentrarse en preservar 10 que queda en pie de borganización que se construyer;¡. Este, según un estudio al res­pecto, h;¡ sido el destino del r\'fovimiento Townsend.9u Por elcontrario, el 11lovimiellto puede adherirse e11 forma rígida a unamisiÓn que es c;¡da día menos popular, como sucedió con el mo­vimiento prohibicionista. Glls(ieltl describió a los actuales miem­bros de la vV.C.T.U. como «moralistas e11 retir;¡d;¡».l0 A medid;].que la opinión pÚblica predomill;¡nte e11 los Est;¡c!os Unic!os seh" vuelto catl" vez m¡'ls contra 1" templanza, est"s mujeres no hansuavizado su actitud hacia la bebida, sino que, por el contrario,han ¡¡tloptatlo un<l. actitud de ;¡margo resentimiento hacia las per­sonas anteriormente nespetables» que, ya no están dispuestas aapoyar a un movimiento de templanza. El nivel social del cu;¡lproceden los miembros de la W,C.T.U. ha descendido de la cla­se media alta a la clase media baja. La "íV.C.T.U. dirige ahora susataques a la clase media de la cual antes recibiera apoyo, al ver

• Algo similar sucedió en nncstro país con A. L P. 1. (A,ociación para laLucha contra la Parálisis Infantil), 'lue dcbió extcndcr ,n campo dc acti­vidades para incluir la rehabilitación dc todo tipo de lisiados. dcdic;\'Hloseespecialmelltc a todo,~ los problemas 'lue afcct;lll al apar;lto locomotor yque re'luiercn rchahilitadón frsica. [N. <Id T.l!l. Sheldoll l\'lessinger, .Organizatioual Transforl1lation: A C;lse Study (lf alkclillinp; Movel1lcnt., AlIlcricrzn Sociological ]<clIiclU, XX (febrero, 1955),págs. 3-10 .•• Movimiento creado por Francis Everett TOIVnsend (1867-1960), médico;l111eriGlIlo. en 1931. Su nombre verdadero era Olrl-Agc IIcllolvi71g l'e71SiOIlS I/le.(Pcnsioncs Rotativas para la Ancianidad, S. 1\.), pero fue popularmcnteconocido como el .['lan Townscnd •. Sus objctivm eran dobles: proveer apoyocconómico para los ancianos y los inv;i1idos y cstimular la deprimida economíanacional con el consiguiente aumento del dincro, circulantc (recuérdese q\leestos eran los tiempos de la Gran .Depresión). E_ste plan consistla en elpag-o de U$S 200 por mes a todos los ciudadanos retirados, de m~s dc sesentaaiíos de edad, con la obligación de gastarlo dentro de los treinta días y dcn­tro de los Estados Unidos. Este subsidio se financiaría con un impucsto Ikl2 % sobre todas las transacciones comerciales. E"te plan tuvo una cxtraordi·naria repercusión pÚblica y los Clubs Townsend surgicron en todos los ríll­eones del país. En el momento de su mayor auge. el movimiento lkgó atcner 2.5 millones de miemhros y 2:; milloncs dc simpatizantes, trans(onu;\n­dose en una vcrdadera fucrza política. La creación de la Ley de ScguridadSocial (Social SCCIl1·ily ACI) de 19%, se atribuye, cn parte, a su inClucncía,pero, a partir de ese momento, los beneficios otorp;ados por csta Ley, suma­dO.1 a la gradual recuperación econ{lInica del pals, disminnycron 1m alrac­tivos de este plan a los ojos dcl pÚblico, Y el movimicnto cntró cn \Ina deca­dencia g1-adual y progrcsiva. [N. del T.)10. Gusficld, 0i}. cit., págs. 227-223.

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;1.c,)tc grupo conlU el centru dt; la ;lccpLacj(')ll <k:i l)(~h~~ren (()l'lr,~~,1I10dcrada. LIs sie:uientes cit;¡s de las entrevistas de Gus[jel(( conlos dirigentes de vJa vV.c.T.U. transmiten algo del sabor de 10que es un «monlista en retirada.:

Ci.ando se organizó esta unión por primera vez, cont:\bamos con la mayorparte de la.~ damas dc influencia de la ciudad, pero ahora tienen la idea de

quc nosotras, las damas que estamos en contra de tomar un copelln de Vez

en .cuando, somos un poco raras. Tenemos a la esposa del duelio de una

funeraria y a la de un pastor, pero las esposas de los abogados y 103 métlicosII(),~ evitan. No quieren que na(He piense que son raras.

TClnclIlos a la moderación [en la bebida] m:\s que a cualquier otra COS;¡. L;¡

¡,,;/¡ida ha llegado a .~er una parte importante de todo; incluso en nue!tr;¡vida Iclil{ima y en nllestr08 colegios.

¡i.\ln 'c /llele en las eomisio/les oficiales de la iglesia: tienen bebida,~ en "IlS

IlcI;¡dcr;¡., ... El pa'tor de ae{¡ piensa que 1:1 iglesia ha ido t1emasiado lcjo.~.

'1"" c;:1{¡ll JI;l~:icndo dema.;iaJo para ayudar a la causa de la templanza. TieneIIlicdo de lnelcrse con gente influyente.ll

(;01110 vemos, s610 algu nos cruzados alcanzan el éxi to en su mi.

si6n y crean, ;¡l crear una nueva regla, un nuevo grupo de mar­ginales. Algunos de estos CTuz<ldos exitosos encuentr;¡n que tie­nen "fici6n por las cTundas y busc;:¡n nuevos problemas para ata.CI!', Otros cruzados fr;¡casan en su intento y, ya deciden preservarLt organización que han creaelo, abandonando su misión distin.

ti Vil Y concentrándose en el mantenimiento de la org;¡nizaciónen sí, ya se transforman ellos mismos en marginales, al seguir;tbrazi1ndo y predicando una doctrina que suena cada vez m;íscxtraíia a medida que ras;¡, el tiempo.

f.().) imjJosilores de reglas

I,;t COl1sccuellci;¡, m;'ls evidente de una cruzada exito.'ia es la crea­I cj('m de un nuevo conjunto de reglas, y, con la cf(;;¡ción de unI nllCVO conjunto de regJ;¡s, a menudo encontramos que se esta.

\ hlccc un nuevo conjunto de entidades y funcionarios destinadosil su imposiciÓn. A veces, desde luego, la administración de lanll(~va regla es asumida por entidades preexistentes, pero lo másfrecllcnte es que se cree un nuevo conjunto de impositores dercghs. La apro/¡;¡ciÓn de la Ley Harrison precedió a la creaciónde la Oficina Nacional de NarcÓticos, del mismo modo que la

11. /I,id., [1;"!i~. 22i, 229-230 .

/./ ,/

;qn'oll;\{:i{I,Jt d~ !:t EI\l1\icuda 1)cci1'ilOC1;lV:¡ Ilc\'l'j :¡ 1;\ crc;¡Ci{'nl de

agencias policialcs encargadas de imponer las leyes de la l'rohi­bición.

Con ei establecimiento de bs organiz;¡ciones de ímpositores deregj;¡s, la cruzada se institucionaliza. Lo que comenz;¡ra como unac;¡mpaií.a para convencer al mundo de la necesidad moral de tinanueva regla, se transforma finalmente en una organización dedi­cada: a la imposición de dicha regla. De la misma forma en quelos movimientos políticos revolucionarios se transforman en par­tidos pollticos organizados y las vigorosas sectas evangélicas setransforman en austeras denominaciones religiosas, el resultado

final de la cruzada mor;¡l es una ~r,g~!1i.z<1.c.i(í.~.p.9.1,i.~i_~l:..E.~!:.a en­tender, por lo tanto, como se apl¡Gll1 las regl;¡s que cre;¡n unall\leV:l. clase (Lc.m.íltgLn.':!lesa los ind.iyjs11!QS_cxq)iln.iQ!.l:~r! debemos.(;0'zlii)rCI1-(jé'I~-1o.~motivo's- c"íí1tcrcscs de 1;¡ polid;l, de los-I"¡;~"posi-lOreS' de-- h;'i:c~liC". " --.'".".' - - ---..-.-"-.---.---.-----AuiiqÚcinchiCTablemente ;¡Igunos policías tienen un interés deltipo de lns cruzadas en l;¡ eliminación del mal, es, probablemen.tc, una característica mucho m,ís típica del policía el tener unaconcepción más bien objetiva e impersonal de su trabajo. Lo quele interesa 1:lQ_ es ta n to eLCillltcn.ido_1Uu}.n.aJ~.gl¡L~}LEi!r.US;.~.!.Jil.!-Lsino el hecho <.feguesu trabajo consiste en imponer dicha reg!,')'Cuiñ,i"o"sC'éáiñGiari Eis 'reglas, 'i1ucStró--1Úimbi-c"Ós"tigaloC¡llc' an­tes fuera una conducta acept;¡ble, de la misma forma en que sedeja de castigar la conducta que ha obtenido su legitimidad a

través de un cambio en I;¡s reglas. Al impositor puede, entollccs.-j

no interes;¡rle el contenido de la regh como ud, sino solamcl1I.cel hecho de que la existencia de la regla le provee un Ir;¡!J;ljo,1Illa profesión y nna mison d' élre.· "Dado que la imposiciÓn de ciertas reglas le provee 1Ina justific;¡,ciÓn dc su forma de vida, el impositor tiene dos intereses quecondicion;¡n su actividad de imposición: en primcF'ÍtigÚ;c1cbc

justificar la existencia de Sll cargo, y, en segundo lug;¡r, elcbe ga-'Ln~~;e--ciiespetOde-aqm:llaryef!.¡6iÚs'con las que trati1.-'f.Úos·intereses' no-constituyen 1ma car;¡cteríslica'TJCL1T1íar de losimposit.ores eJe reglas, ya que los miembros de loc];¡s las OCUP,¡­

ciones sienten la necesidad de justific;¡r su tr;¡bajo y g;¡nar el res­pcto de los demás. A los mÚsicos les gustaría, C01110 hemos visto,poder logr;tr esto, pero tienen di ficultaeles para e11contr<lr fOrTlL1S

de impresionar con éxito a los clientes con sus m~ritos. Los por­teros fracasan en el logro del repeto de los im]uilinos, pero el1

cambio desarrollan una ideología que subraya Sll resrons;¡bilidadcuasi profesional de mantener como secreto confidencial los ea-

• En rr~nds en el origin~l; .razón de existir •. [N. dd T.]

J-(';

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nacimientos de la vida privada de los in'1'Jiliroos q,-"e ;:l.;:lqu:cr;::.en el curso de su trabajo.!2 Los médicos, abogudos y otros pro­fesionales, m~s exitosos en el logro del respeto de sus clientes,desarrollan elaborados mecanismos para mantener una relaciónadccuadamen te respetuosa.Al justificar la existencia de su cargo, el impositor de reglas seenfrenta con dos problemas. Por una parte, debe demostrar a

\)os demás que el problema aún existe: las reglas que él debe im­poner tienen algún sentido, debido <1, la existencia de las infrac­ciones. Por otra parte, debe demostrar que sus intentos de impo­sición son efectivos y valederos, que 0_~.Lq¡¿~.!L~~~e _3.0~~i.9..:¡pr.está.s~encIo realmente manejado en una [arma adecua(Ja. Esasí que lo típico es' qÚc-Tas'orgaiiízací6ries--élefmp~siCi6íl-(1C re­glas oscilen, particularmente cuando están buscando fondos, en­{re dos tipos de afirmaciones. En primer lugar, dicen que, comoresultado de sus esfuerzos,_~I_F~?]JJ~_ma..que.J.es...tQJ:;Le.nfrm.~~~~cerc~n_o_~'__.s\J_sglu_~ión. Pero, casi al mismo tiempo, afirmar queLl-'~:_,:.:'~dad_~lel_p-~!TI~.~ __~llo~ 10 que nunca ha sido(aunque no por culpa de ellos) y que requiere nuevos y mayoresesfuerzos para mantenerlo bajo control. Los funcionarios que seocupan de la imposicióJ;1 de reglas pueden llegar a ser muchomás vehementes que cualquier otra persona en su insistencia deque el problema que se supone deben solucionar tiene aún vigen­cia, que en realidad tiene más vigencia que nunca. Al hacer estasestas afirmaciones, los funcionarios impositores de reglas proveenbuenas razones para el mantenimiento de la existencia del cargoque ocupan.l'odrbmos tamuién seÍi:1]ar que los funcionarios y entidades res­ponsalJlcs de la imposición ue reglas tienden a adoptar una con:cee~Ló.!2.J:esimista de la naturaleza humana. Si bien no creen rcáí­mente enelpccado-ofí'giÚár,-ál-menos les gusta recalcar las di­ficultades de lograr que la gente acate las reglas, las caracterís­ticas de la naturaleza humana que llevan a las personas hacia elmal, y adoptan una actitud escéptica ante los intentos de reformara quienes quebrantan las reglas.La actitud escéptica y pesimista del impositor de reglas es rdor­zada, desue luego, por su experiencia diaria, ya que vé a las per­sonas que continuamente repiten sus infracciones y ofensas, calí­fic;im!ose así definitivamente ante sus ojos como extrai'íos. No es,sin embargo, un esfuerzo demasiado grande para la imaginaciónsuponer que uno de los motivos subyacentes a este pesimismo delos impositores de reglas con respecto a la natl1raleza humana y

12, Vh~e Ray Gold. 'Janitors Vcrslls Tcnants: A Statn.s·lncol11c Dilemma.,Amcrican ¡oumal 01 Sociolog)', LVII (marzo, ]952), págs. ~86--{93.

146

a las posibilidades de refonna es el hecho de que, si b mtur"~leza humana fuera perfectible y la gente pudiera reformarse el:J[onna permanente, su trabajo llegaría a Sll [in.En forma similar, es factible que U!! impositor de reglas crea qllees necesario que las person;¡s con quienes debe m;¡nejarse lo res­peten, ya que, de no ser así, le resultad muy difícil re;¡lizar sutarea y Sll sensación de seguridad en Sll tr;¡bajo se habrá perdido.En consecuencia, una gran parte de las actividades de imposiciónestá dedicada, no a la propia imposición de reglas, sino a inHl<J.:

ner respeto a las personas con guienes el impositor debe tratar.Esto significa que uno puede ser catalogado C0l110 ([esviado. 110

por haber quebrantado reóllmente regla algllnól, sino porque hamost~ad~_~~ [~~.!lc resEeta por el il11p~sjtor_~la~~.:..Ercstudio, realIzado por \Vestley-;<JcJos pOlTclólStIC Ulla peque­lía ciudad industrial nos provee un buen ejemplo de este (Clte)­

meno. En sus entrevistas, Westley pregullt6 a los policías: «¿Cu:ín­do piensa que está justificado que un policía maltrate a un indi­viduo?, y encontró que «por lo menos 37 % de los policías creíanque el uso de la violencia para imponer respeto era algo lcgiti­1110• .l3 También da algunas citas ilustrativas de SllS entrevisLas:

Bueno, hay ca.sos en que sí. Por ejemplo, cuando lUlO detiene a un individuo

para un interrogatorio de rutina, digamos C]ue es un tipo avivado y em.

pieza a contestar]e a uno y a llamarlc a uno ,inÚtil> y ese tipo dc Cl)~a';.

Uno sabe c¡ue puede arrestarlo con el cargo de desacato, pero .c¡uc pra('1 iu,mente nunc;¡ .se pucde lograr c¡ue este cargo corra. De 1110do C]uc lo que \1111)

hace en un caso así e.s joderJo nj tipo ha.stn l1"c dif(a nIgo 'lile jll.~ti[iquc: IIl1a

lJofctada y; eutonce~, si ej lipo la devuelve, sc lo pucde llamar 'I'esi~ten(ia alarresto·.

Bueno. un detenido merece que se le pegue cuando llega al punto de qU<'l'<:1'ponerse por encima de uno.

Uno tiene que ponerse duro cuando un tipo empieza a hablar demasiado

mal, cuando trata de hacerla pasar a uno por tarado delante de todo <:1 1111111"

do. Creo que la mayoría de los policías trat.an de portarse de buen;t [cl\'IlIa

con la gente, pero ]0 habitual e~ C]ue uno tenga C]ue ser bastante brll.'lCo,

r...~a es la Única [arma de pal'ar!cs el can"o. de cllSeiiarlcs a mostrar un poco

de re.speto.H

Lo que Westley describe es el uso de medios ilegales __(\e imponer,rt;.src:t<?~}os_~l"e!p_ás,en forma o;iei-citiva.:...Es evidente que, etla ndoun impositor de reglas tiene la opción de imponer UIla regla ono hacerla, la diferencia en lo que finalmente haga podd depen-

13. William A. ,\"estlcy, .Violencc and the Police., Amcrican ¡ollmal o( So.ciology, LIX (julio, ]953), pág. 39.H. l/;id.

J.f7

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der de la actitud que hacia él tome el infractor. Si el infractores adecuadamente respetuoso, el impositor puede suavizar I~ si~tuación. Si el infractor es irrespetuoso, es posible que se lo some­ta a sanciones. Vlcstley ha demostrado que este [actor diferencialtiende a actuar en el caso de las infracciones de tránsi to, en lascuales el criterio personal del policía actúa tal vez con el m;íxi­rno de libertad.15 Pero es probable que este [actor actúe asimismoen otras áreas.

Lo habitual es que el impositor de regbs tenga un ;-¡mplio mar­gen de libertad de criterio en muchas Arcas, aunque sólo sea por­que sus recursos no son suficientes como para cnfrent;Hsc contodo el volumen ue infl'ilcciolles con el que sc suponc 'lIle debcríacnfrentarse. Esto significa que el impositor 110 puede h;¡ccrsecargo de touo a la vez, lo que lo lleva a tranSilr, dentro de c,~tos¡imites, con el mal. No puede realizar la totaliuacl del trabajo ylo sabe. Hace sus dlculos de tiempo, partiendo de la suposiciónde que los problemas que debe enfrentar van a seguir actuando

por brgo tiempo. Establece prioridades, enfrenl:Ínclose con cada \\cosa en su momento, manejando los problemas más urgentes enforma inmediata y dejando el resto para m;\s tarde. En resumen, .su actitud hacia su trabajo es la de un profesional, careciendodel ingenuo fervor moral que caracteriza al creador de reglas.Si el impositor no. va a enfrentar inmec.liatamente todos los C:lSOSde los que tiene noticia, debe tener una base para clecidi!:5lL1~ __do_i mpol1~r}a_ !~gla, a.3.'~(p"ersonáSc¡u~,3~ª.iITiJ~...:::::..c¡:r;'írG~._actos.

-_¿it;lIogar como des";¡¡:icTos.Un critcfiéq:J:íra seleccionar :l l:1s per-SÓn;lS· cs-'crn;lY¡::egl<:t'";--Algull;ls personas tienen suficiente influen­cia política o llatililbd como para ser capaces c.le evitar los in­tentos de imposición, si no en el momento de su captura, en'etapas posteriores c.ld proceso. Muy frecuentemente, esta [unciónadopta características profesionales: alguien real iza este trabajo,cledidndole todo su tiempo, y se encuentra disponible para cual­quiera que lo contrate. Un ladrón profesional describió a los«arregladores» >1< c.le la siguiente manera:

En toda ¡,rran ciudacl hay un arreglador habitual para los ladrones profc$io­

nales, No tiene agentes, 110 busca clientes, y rara vez tom;¡ un caso que no

sea de un lad rón profesional, del mismo modo q uc ellos raras veces recu rren

a olra persona. Este sistema centralizado y monopolista del arreglo para la-

l!í, V<':ase William 1\. 'iVestlcy, <The l'olice: A Sociological Study of 1.aw.<:1I.,torn, and MoraJily" (tesis de doctorado no publicada, University of Cld­G¡~O, lJepartment of Sociology, 1951).

• !le traducido 'fix> y <fixers>, en el original, por <arreglo> y ,arreglado­rcs-, respectivamente. [N. del T.]

J.lS

drones profcsion;'tIcs se: encuentra en practic:tD1cntc loJas las ciudíldcs ~ran·des y en muchas de las chicas.16

Dado que en general son los ladrones profesionales los que cono­cen la existencia del «arreglador> y sus actividades, la consecuen­cia de este criterio de selección para las personas a quienes seaplicarán las reglas es que los amaleun tienden a ser capturados,condenados, y catalogauos como desviados con mucha más fre­cuencia que los profesionales. As! lo observa el ladrón profe­sional:

Uno puede llarsc Cl1ellla, por la for1l1a el1 C¡lIe se maneja el caso en la corle.

Cldlldo ('~I;\ actllalHlo d alTq.;ladol'. ClIando el cana no es¡;\ nlllY sC¡;-lIro dc

c¡ue el dctenido e3 la persona bUKada, o 103 te.<till1onio.~ del cana y del de­

llunciante no coinciden. o el r;,cal se la larga f~cil al aemado, o el jucr.

adopta una actitud arrogante en sus decisiones, uno puede est;¡r siempre se­guro de que alguien ha trabajado el asunto. Esto no se ve en mud103 C:l$O~

de robo, ya que hay un caso de un proksional por cada vcÍnticinco o treint •.

aficionados, q'ue no saben nada sobre el arreglo. Estos aficionados son sicmprc

103 que la ligan. Los cana3 se desgaflitan contra los ladrones, nadie apoya

Sll tcstimonio, el juez se manda una oración, y todos se lucen por estar frc.

nando una oleada de crímenes. Cuando el profesional escucha el caso queestá inrncdiat;¡mel1tc antes que el suyo cn la corte, picns;¡: <Dcbieran haberle

encajado noventa aflos. Son estos malditos aficionados los culpables de tanta

vigilancia cn las tiendas>. O si no piensa: <¿No es un;¡ vergilenza que ese

cana encierrc a cse pibe por un par dc mcdi:ls y dentro de pocos minuta>

me v;¡ a pcrmitir salir con una pec¡uelÍa mult;¡ por h;¡bcr robado un tapad0

de piel?>. 'Pero si los canas no enccrraran ;¡ lo, aficionados para ;¡UI11en(;\1'

:nl.~ cstadlstÍ<as de eondena$, 110 lcndrfan 111argcn para dcjar libres ;¡ los pro,fcsionales.17

Los impositores de reglas, ya. que no tienen interés alguno en elcontenic.lo de las reglas en particular, a menudo desarrollan supropia evalljaci.ón.. privac.la de la import;-¡ncia de los diversos tiposde reglas y de las infra¿dcii1~~ -'a, la_~ ¿iiliE1as:-Este--oroeñ-ac-príO::ridades· puede diferir considerablemente dCln1;-¡ntenido por el pú­blico en general. Por ejemplo, los consumidores de drogas habi­tualmente creen (y unos pocos policías me lo km confirmadopersonalmente) que la policía no considera que el consumo demarihuana sea un problema tan importante o una práctica tanpeligrosa como el consumo de opiÚceos. La policía basa. esta con­clusión en el hecho de que, seg{m su experiencia, los opiómanos

la. Edwin 11. SlItherJancl (editor), Tltc I'rofC.lsiollnl T/¡icf (Chicago: Vlli­versity of Chicago Pros, 1937), p;\gs. 87·88 .

17. [bid., p~gs. 91-92.

1'19

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cometen otros delitos (tales como robo o prostituciÓn) para obte­ner las drogds, mientras que no sll('~dc ::!.~i es:: lQ~ Lj.l-Úd(Jorcs demariÍJuana,

Es así que los imposilores, respondiendo a las presiones de Sll -)propia situación de trabajo, imponen ]as reglas y crean nuevosmarginales en forma selectiva, El que lina persona que cometeJun acto desviado sea realmente catalogada como desviada, depen­

de de muchos factores ajenos a su conducta real: de que el fun~cionatio impositor sienta (lue en este momento debe hacer un~ I

cierta exhibición de cómo cumple con su trabajo para justificar)

su cargo; de que el infractor demuestre la adecuada deferenciahacia el impositor; de que el qrrc¡~lo. haya sido puesto en ac­ción; y de qlle el tipo de acto <¡ue ha cometido se enCllentre den·tro de la lista de prioridades del impositor,La falta de fervor del impositor pro[csional y la actitud rutin:1riacon la que se enfrenta con el mal pueden ponerlo en con[!ictocon el creador de reglas, Al creador de reglas le interesa, como Y<1hemos dicho, el contenido de las reglas que le interes<1n, a hscuales ve como el medio por el cllal puede acabarse con el mal.No comprende el planteo a largo plazo con que el im]Xlsitor en­frenta los mismos problemas y no puede ver por qué no se su­prime inmediatamente a tódo el mal que se encuentra a la vista.Cuando la persona interesada en el contenido de llna regla tom<1conciencia, por sí mismo o porque se ha llamado su atención ha­cia ello, del hecho de que los impositores están mancj;índose enforma selectiva con el mal que a él le interesa, puedc despertarscen él una virtuosa ira, El profesional es denunciado ]Xlr trataral m<11con demasiada suaviclad, por no cumplir con su deber, Elinstig<1dor moral, a instancias del cual se cre<1ra la regla surge nuc­vamente para decir que los resultados de la última cruzada !lOhan sido satisfactorios o que los logros obtenidos han sido eli­minados y se han perdido,

La desviación y la iniciativa: Resumen

La desviación -en el sentido en que he estado usando la palabra,como una actuación incorrecta publicamente catalogada como tal-es siempre el resultado de una iniciativa, Antes de que cual·quier acto pueda ser considerado desviado y antes de que cualquier,,¡ase. de .persona pueda ser catalogada y ttatadtcéÓmO--n1áfgínaljlor' ha beT cornctidÓ ..c~·c..,aCtó;~alguic.n·~deb~~ '~_~~~:rJ:r~~_h_\?~Pij~La_que define alacto_coro..o_~~c.sy'~do, Las reglas no se crean autom{t­tiClIltCllte, Au n cuando una pr;\ctTca pueda resultar perjudicial,desde 1111 punto de vista objetivo, para el grupo en el cual sc

f50

(lcs;¡rrolla, es todavía n~c(s;~ric q"..lC c:;tc pe:rjuicio ~;(~;l.d(','¡I'l1l11('III'

Y señ;:¡lado como t;1!. Es llcces;¡rio que la gcntt: ¡¡q;tH: ,1 ,'¡"IIIII([\le algo debe hacerse al respecto, Alguien debe lblllar l., 011"11ciÓn del pÚblico ]¡;¡cia estos ;¡SUlllOs, proveer el illll'u\:;() 111'1 ''',,\

rio para q\le !as cos;:¡s se kigan, y dirigir estas cllcrgías, ;1 IIH·rlirl"q\le van surgiendo, en la direccic'm adecuada para qUI' ~il' ¡ 1""

una regla. La desviación es el resultado de la iniciativa ('11 1,1,',/'11lido m;\s amplio posible: sin la iniciativa necesaria para <1'1/:,/'creen 1:15reglas, la desviación consistente en el qucl¡ralll;lllli"III01de esa regla no poclrla existir.La desviación es también el rCólllt<1do de la iniciativa ('1\ UII \1'11

lido m;\s p<1rticular y restringitlo, Una vez que se h;1 n(';lrI •• 1111"regla, la misma debe aplicarse a individuos en particliI;11 alllnde que la c1<1seahstracta de marginales creada por la ]('p,loI 1"It·da ]¡umaniznrse, Los infractoTes deben ser descubir:l'IWI, ¡d"1I1111cados, capturados y condenados (o percibidos como .rli!"!"IlI''',.y estigmatizados por su inconformismo, como el1 d (;"", ,Ir 1,'"grupos (1csviOldos legales, tales como el de los llllt:;iIWI 1'1(11'''01''nales) , Este tndJ;¡jo est;! ]¡abitu;llmcnte en l11<1I\OSde 1m 11111'01'11tores profcsionales, los qlle, al imponer las Tegl<1s y¡¡ ní:;I"llI"1,cre;:¡n los desviados individualmente que la socicd;¡rl '11111101"11marginales.Es un hecho interesante que la mayor parte de ];¡ ¡¡Iv""'i¡.::,, 1.''''y la especulación científica sobre la desviación se d,:lIi',1 .\ 1.•1

personas que quebrantan las reglas, más que a aqur:lln:: '1'1/' I(\~crean y las imponen, Si queremos lograr una total t'1l1ll1"¡'II'iÍ"'1l

de la conducta desviada, debemos llegar a un ct¡uilil¡1 i•• /'1111"cstos dos focos de investigaciÓn posibles, Debemos COllll'l,il " 1.•desviación, y a los extraños o marginales que per~;()lIififa'l "',/"concepción 'abstracta, como una consecuencia de u Il 1'1'11' /',',11 dl'interacción entre personas, algunas de bs cllales, ell ~••.rví\ i" "/'sus propios intereses, crean e imponen reglas que a[eel a Il ;1 'rf 111"

que, en servicio de sus propios intereses, han cometido ;¡, III~ '1'1/'se califican como desviados.

1 \ I

Page 26: becker-los extraños-sociologia de la desviacion-incompleto

9Fl estudio de

. ,y SImpat1as

1'1.loa. desviación: problen1as

La dificululd m;\s persistcnte cn el cstudio cicnLÍ[ico dc la con·ducta desviada es la [alta de datos consistentes al respecto, lapobreza de información y de hechos reillcs sobre los cuales b;¡s;¡rnuestras teorías. Pienso que el decir 'lue una teoria 'llle no esté:íntimamente unida a ulla rica colección de datos reales sobre eltema que pretende explicar tiene POc;¡S posibilidades de ser degran utilidad, es una verdadera perogrullada. Sin embargo, lainspección de la literatura científica sobre la conducta dcsvi;ldanos mostrará que ésta consta de una al ta proporción de teoríacon respecto a los hechos reales registrados. Una crítica recientesobre los estudios acerca ue la delincuencia juvenil seiíaló que lamejor [uente disponible de hechos observados con respecto a lasbandas juveniles sigue siendo el libro de Frederick Thras\1er, T/¡cGang (<<Lab;1I1da.) , publicado por primera vez cn 1927.1Esto no significa que no haya estudios sobre la conducta desvia·da. Los h;lY, pero S011,en su mayor parte y con esas pocas y no­tables excepciones, inadecuados para el trabiljo de construCCi(')llde teoria que debemos realizar; y esta inadecuación se presentaen dos form;¡s diferentes. En primer lugar, simplemente !lO haysuficientes estuclios que aporten hechos re;¡les sobre las viebs delos desviados, tal como ellos las viven. Aunque hay una gran can­tidad de estudios sobre la uelincuencia juvenil, lo habitual es qw'estén basados en los registros judiciales m;ís que en ];¡ obscrvacit'JIldirecta. ]\{uchos de estos estudios buscan correlaciones entre Lt

incidenci;l. de ]a delincuencia juvenil y [;l.ctores t;¡lcs como el I iJlode vecind;l.rio, el tipo de vida familiar o el tipo de person:didacl.Muy pocos son los 'luenos dicen en det;ll!e qué es lo qlIC: IIIIdelincuente juvenil hace en l;¡s activi(bdes de su di;¡ria lutíl¡;¡ )'qué es lo que piensa sobre sí mismo, sohre la sociedad y sohresus actividades. En consecuencia, cuando teorizilll1os sobre l:t de­

lincuencia juvenil, nos encontr;¡mos en la situilción de tener que

1. David J. TIorclua, .Dclinc¡t1cnt SubclIlttlTes: Sociological Inlerpre¡;¡lioll', ofGang DclinquencY', Thc Annals of (hc ATIlc,-iCflIl Acadc11lY of l'o/i¡iclIl IlrI,{

Social Scicllcc, 338 (noviembre, ] 964), págs. ] 19-136.

ni

Page 27: becker-los extraños-sociologia de la desviacion-incompleto

!!:.r'2!~~~~!~~cdG de "',,'idv. del jv':':C¡¡ dclL;,cLicJJLe lt pa.cLir de eS(.Llc1io~

fr~gmcntClrios y de relatos perioc.lísticos,2 en vez de poder basarnuestras' teorl<ls en un conocimiento <ldecu<ldo del fenómeno que

(¡ueremos explicar. Es como si trat;lramos, tal como los antropó­lagos debieron hacer en otras épocas, de componer una descrip­r.iÓn de los ritos de iniciación de alguna remota tribu afric<lna

a partir de desperdigados e incompletos informes de unos pocosIUj"ial1cras. (Pero tenemos menos motivos que los antropólogosde enlonccs para depender de las descripciones incompletas deUI10~;·aficionados. Sus sujetos de estudio vivían a miles de kiló­¡UelloS de distancia, en junglas inaccesibles; los nuestros est;ln m;\su:n:;l de casa.)1.(J:; es\ Ildios sobre la. conducta desviada son inadecuac10s ~ra':1 «(J 11:;trlÚ:ci(')!l' 'dc-tcodá' 'cñ "otra"U[orm';l'-mucTió'fáás·'sí"rnÍ')"!c f]'ICh ;1;¡lf:rior: 't'¡o·'cxisTéñ-sufí(Icñtcs 'cs'tuu"]os-:-Muc!1os-rí [lcf:j\l-c<ico­vi ;1(i~/,nn llll¿t]¡;¡n-'siu(¡ --descfiTos'·ciéi'it1fic;(fñC1Tte, o los estudios

:;('11 1;111 (seISOS en número como para constituir apenas el co·111icIIlU de un estudio serio. Por ejemplo, ¿cuántas descripciones

,';o<,io!Ógic;IS lIay de la forma de vida de los distintos tipos de ho­IIlOoCX11;¡JCS?Conozco solamente unas pocas,3 y éstas simplemente

Ilf):i ;H:1ar;¡n que existe una amplia variedad de culturas y tipos:;oci;¡Jes P;1I"<I describir. Para tomar un caso aún m;\s extremo, hay1111 ;\rea de desviación de suma importancia para los sociólogos

teÓricos que practicamente no ha sido estudiada en absoluto. Merdif:ro al quebrantamiento de la ética profesional. Es bien sabidoq\lf,~ 1m comités deontológicos de las asociaciones profesionales de;lIJogaclos y médicos tienen abundante trabajo de que ocuparse.Sin crniJ;¡rgo, a pesar de la riqueza de las descripciones socioló­gicas de la conc.lucta y la cultura profesionales, tenemos muy po,cos, o practic:lmente ningún estudio sobre la conducta anéticapor parte de los profesionales.

~Cll:llcs son las consecuencias de est'! . ..il1su.ficienci~,de. ~1at-º-s.rarac1csluclio de la desViac:iÓn? 'Una 'consecuencia es, como ya 11e"íñ'':-'­cli~:;ldo, ia construcción ¿íe-teorías defectuosas o inadecuad<ls. Del

~, Dos nlllY conocidos e influyentes libros publicados recientemente sobre ];¡delincuencia juvenil, se basan en tales datos fragmentarios. Véase Albert K.Col1en, Delillqllenl Doys: The Cullure o{ Ihe Gong (Nueva York; The Free1'1(:ós of Glcncoe, 1955) ; Y Richard A. Cloward y LloyeL E. Oh]in, Delinqtlencyflllt! (Jj'!JOrlIlTlily: A Theory o{ Delinquenl Cangs (Nueva York: The Freel' resó of Glcncoc. 1960).3. Evelyn Hooker, .A Prc1iminary Analysis oí Group Behavior of Homose·xuales-, The Jot/rnal o{ Psychology, 42 (1956), págs. 217·255; Mallricc Leznoff

y William A. \Vestlcy, .The Homosexual Comrnunity>, Social Problems, 1(abril, 1956), págs. 257-263; H. Lallrencc Ross, .Thc 'Hustler' in Chicago>, Th"JOllrn(]1 01 Student Research, 1 (septiembre, 1(59); Y Albert J. Rciss, Jr., .TheSocial IntC¡~Tatjon of l'ee1'5 and Queers>, Social Problc71Is, () (Otolio, 1961),I';\rs~, 102,120.

15·1

mismo moclo en que necesitamos descripciones anatÓmic\s CX<1C­

tas de los animales, antes de poder comenzar a teorizar sobre sufuncionamiento fisiolÓgico y bioquímico y experimcnt:u sobre ellnismOJ necesitamos descripciones cxnctas y dcudladas de la iJl1a~tomía social antes de saber exact;¡meJ1te qué fenómenos est;\npresentes para que podamos teorizar sobre ellos. Volviendo alejemplo de la homosexualidad, es probable f]uc nuestras teoríasresulten sumamente inadecuadas si creemos que todos los homo­sexuales son miembros m;\s o menos con[jrma~los de las subcultu­

ras homosexuales. Un estudio recicnte revela que un importantegrupo de participantes cn relctciones homosexuales no son en ab·soluto homosexuales confirmados. Reiss ha demostrado que mu­chos delincuentes juveniles .levant;ll1 pntos> C0l110 UIl;]. forma re­lativamente segura de ronsegujr dinero. Estos jÓvenes no se consi·deran a si mismos como homosexuales y, cuando ;dcanzan un;].edad como par« participar en formas n¡;Ís ;lgresjvas y provechosasde dc1inCllCllCi;¡, ;¡bandonan esta pr;\ctjca.' ¿Cu;'lI1tas otras varie­

dades de comportamiento homosexual <lguardan aÚn ser descu,biertas y descritas? ¿Y qué efecto tendrí<ln su descubrimiento y

descripción sobre nuestras teorías?No tenemos, entonces, estudios sobre la conducta desviada. No

tenemos estudios sobre suficientes tipos de conducta desviada. y,~

sobre todo, no tenemos suficientes estudios en los cu;].les la perso­na que reali~a la investigación ha logrado un íntimo contacto conaquellos a quienes estudia, de modo tal que pueda llegar a per,cibir las complejas y multiformes características de las activida,des desviadas.

Algunas de bs causas de esta deficiencia SOI1 técnicas. N.?__~~.L\­r.i1 . éstluT¡;ir;l"]o-S· (lc-s.:v.l'!~~lQ.S:' -Dcl3í11 o~nrl1(;ct-rcsto-rle- booci e d a ti

lo~s"c6iisid6;l'iinos 'extr;¡íios y ;]. que ellos mismos tienden a con·siderar al resto de la sociedad como a extr;¡í'íos, el estudioso quedesea descubrir los hechos refcrentes a la desviación, tiene una

importante barrera que sobrepasar antes de que se le permitaver las cosas que necesita ver. Dado que la actividad desviada esuna actividad que probablemente sed castigada si sale a la 1m,la misma tiende a ser mantenida en el ocultamiento y a no serexhibida ni comentada. jactanciosamente a los extrai1os. El estu­

dioso de la desviación debe convencer a aquellos a quienes estu­dia de que no les resultar;í peligroso, de que ellos no su[rir;\n a

consecuencia de lo que le revelen. El investigador debe, en con·secuencia, .convivir en forma intensa y continua con.Jqs [email protected]~. tl<;:.s.<:.~est.i!QpíCéré-'moc¡;·qile-clfós-Ilcguc'ñ' a'~~nocerlo lo su·ficientemente bien como para poder eV<llu<lr de alguna manerasi sus actividades afectarán adversamente a las de cllos o no.

1, R<;iss, op. cil.

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Page 28: becker-los extraños-sociologia de la desviacion-incompleto

./'..qucllú:; ql.:(: CCn1C~C:i. actos dc.)·y"iádú3 5é p¡"otegen de dlvc:f5as [01."­

mas de la curiosidad de los extl-aÍÍos. La desviación que se da deIl­tro de instituciones convencionales organizadas se encuentra amenudo protegida por una forma de ocultamiento. Es asi que losprofesionales habitualmente no hablan en público acerca de ca­sos de práctica anética. Las asociaciones profesionales manejan es­tos asuntos en forma privada, castigando a los culpables a su pro­

pi~ manera, sin p~blicida(l. E~ así, también, que ~os médico.sadlc~os a los narcotIcos son castIgados en forma relativamente ll·viana, cuando son descubiertos por las autoridades encargadas dela imposición de las leyes.5 Un médico descubierto en el acto derobar narcóticos de las reservas del hospital, no es habitualmenteentregado a la policía, sino que simplemente se le pide que dejeel hospital. El realizar investigaciones en organizaciones indus­tri;1lc~, educacionales, o en otros tipos de organizaciones de granl.amaiío, habitualmente requiere la autorización de las personasque manejan estas organizaciones. Los administradores de unaorganización limitarán, si se les permite hacerla, el área de inves­tigación en forma tal de ocultar la desviación que desean man­tener oculta. Melville Dalton, al describir su propio enfoque parael estudio de la industria, dice:

En ninglll1 caso busqué un acercamiento formal al estrato supel'ior de la

administración de ninguna de las firmas para obtener su aprobación o apoyo

para la investigación. En diversas oportunidades he visto como otros invc$·

tigadores lo 1Jan hecho, y hc observado a los altos empresarios armar el

csccnario y limitar la encuesta a áreas cspecíficas -fuera de la administración

central- como si el problema existiera cn un vacío. Los hallazgos se COIl­

sidcraron, en algunos de cstos casos, <cxperimentos controlados>, cuya versión

dcfinith'a impresionaba bastante al leerla. Pero las sonrisas y el divertido

manejo de los investigadores por parte del cauteloso personal, y las árca5

frecuentemente triviales hacia las cuales los perturbados y temerosos emplea·

dos guiaron las encuestas, todo esto hacía surgir dudas acerca de quién con·

trolab:¡ los experimentos.a

Los miembros de grupos desviados que no cuentan con el <1royoy protección de las profesiones organiz;Hhs o las instituciones,usan otros mÚoelos para ocultar lo que el10s hacen de las miradasexternas. Dado que las actividades de los homosexuales, adictosa 1<1sdrogas y criminales se desa170llan sin los beneficios de puer­t<1Sinstitucionalmente cerradas o vigiladas, éstos cleben idear otros

5. Charlc~ Winick, d'hysician Narcotic Addicts', Social problcms, 9 (Otono.1961), p;íg. In(l. ~[c1vil1e Dallon, Me" Who lo,[anage: Fl.lsiollS 01 Fccling and Theory in Ad·IIlinistratio71 (Nueva York: ]ohn Wiley amI Sons, lnc .• 1959), pág. 275.

156

medios para mantenerlas ocultas. Lo típico es que consagren gran­des esfuerzos para c()J.1d_uc;iL.sUS_;l.ctiv.idade-~.t;U_~S!E..0' y que ;:¡que­IJas actividades que deban realizar en pÚblico se desarrollen enÚreas relativamente controladas. Por ejemplo, puede haber unataberna que es p;:¡radero de ladrones. Si bien muchos tle los 1;1­drones de la ciudad estar¡\n as! disponibles en un mismo lugarpara un investigador que desee estudiados, los mismos pueden.•hacerse los tontos» cuando él entra a la taberna, neg;\nuose a te­ner nada que ver con él, o simulando indiferencia con respectode las cosas que le in tercsan.E~tas formas de secreto crean dos problemas al investigador. Por

11 na r;¡rte, uno t~~":'lS..c:;l.J2!Q..l!!S~~~(!~._~~l~::?!l.tr:1r._aJ;:!U?~r.~9.!.HLLIXlLllas_("Lt¿,Ls~.J!!.~resa~ ¿Cómo encuentra uno a tlll méJico que es

¡¡aicto a las drogas? ¿Cómo localiza a homo~exuales de diversos ti·pos? Si yo quisiera estutli;1r la partición de honorarios entre los(iru janos y los médicos clínicos, ¿cómo me las arreglada para en­contrar y tener acceso a l;¡s personas que participan en estos arre­glos? Una vez encontr;¡dos, uno tiene el problema de convencerlos~1_~CJ uC.j2)J e!;l.Gn_ .ili~cu.ti¡;__siJLP<;)jg[~ _e.~.lj!2~T~jif~~~I(~0:~~svlacló !..!._con uno.

T;¡miJi2:;'se presentan otros problcmas al estudioso (lc 1;1desvi;¡­ciÓn. Si desea obtener una información exacta y completa sobrec¡ué es lo que hacen los desviados, ctdles son sus formas de aso­ciarse, y así sucesivamente, elebe dedicar por lo menos cierto tiem·po a observarlos en su habitat natural, mientr;¡s ellos se dedican;¡ 'su~ actividades habitu<11es. Pero esto significa que el investiga­dor elebe, durante ese período, desempeiíarse en horarios no habi­tuales para él y penetrar en lo que para él son ;\reas desconocidasy posiblemente peligrosas de la sociedad. Puede encontrarse vi·viendo de noche y durmiemlo de día, porque eso es los que sussujetos de estudio hacen, y esto puede resultarle difícil, debido asus compromisos con su familia y trab;1jo. r,-I;\s ;11'1n,el proceso(1e gan;¡rse la confianza de aquellos a quienes estucJia puecJe sermuy largo, de modo que puede tener que perder meses en inten­lOS relativamente infructuosos de ;¡cerr.:1miento. Esto significa íj\lCesta investig<1ción toma ¡mIs tiempo q\le otras investigaciones COI11­parables en instituciones respetables.

Estos son problemas técnicos, y pueden encontr;1rse modos de ma­nejarlos. Lo que resulta más difícil de m;1nejar son los problemasmorales implicados en el estudio de la desviación. -- .-'-- -----­Est.~-~~~';;a'paile-del' prublem;rgc11"et¡Yl·-1.l~qt_Tt~Ti1Tnm:-clcYisla__.5JLbiera uno tener haci<1 su sujeto de estudio, de cómo debe unoéva1u~i'lascos-;¡s-Lanvencianaimcnte-considerat1~ls como malas, de

dÓnde yacen sus simpatías. Estos problemas surgen, elesde luego,en el estudio de cualquier fenómeno social, pero pueden agravarse

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cuando estudiamos la dcsvhción, elelJido a que bs pdcticas y las

personas que estudiamos están convencionalmente condenaclas.7¿Qué punto cle vista debemos adoptar al describir la organizacióny el proceso social, y, en particular, al describir las organizacionesy procesos implicados en la desviación? Dado que generalmenteexisten varias categorías de participantes en cualquier organiza­ción o proceso social, debemos elegir entre adoptar el punto devista de uno u otro de estos grupos o el punto de vista de un ob­servaclor externo. Herbert nlumer ha argumentado que las per­sOllas actúan hacienclo interpretaciones tIc la situación en la <luese encuentran y adecuando su conducta de modo tal como par;¡manejar la situ¡¡ci<Jn. Por lo tanto, prosigue, debemos tomar el

7. Ncd Polsky sugiere, en una comunicación personal, qllc lino de los pro­lJ!elllJ.:; rnoralcs se relaciona con el hecho de que el científico se comprolncleell actiVidades ilegales. Aunque no he estudiado este punto, concuerdo total­mente con sus ideas al respecto, que reproduzco aqul con su autorizaciÓn:·Si uno va a estudiar cn forma efectiva a los desviados que qucbrantan lasleyes, mientras se dedican a su desviaci{¡n y en su ambiente natural -e,~decir, fuera de la cárcel- debe tomar la decisión moral de 'lue, en ciertaforma, él mismo deberá quebrantar la ley. No es gue deba ser l1n .observa­uor participante. y cometer los mismos actos dcsviados gue est;\ estudiando.pero debe. sin embargo presenciar tales actos o ser informado de los mismosen calidad de confidencia y no denundarlos. Es decir que el investigadortiene 'lile decidir que, cuando fuere necesario, .obstruirá a la justicia. ose trallsformad en .cómplice. o .encllbridor>, con todo el sentido le¡¡al dee,~tos términos. No se le permitir:\ discernir alp;unos de los aspectos vitalesdc la conducta desviada de natnraleza criminal y de la estrnctllra de j;l.~snbculturas de quienes quebrantan las le)'e~, a mcnos que tome una t:¡Jdecisi6n moral. log-re <¡ne los desviados le crean, Y. más a \'111, logre COII·veuccrlos dc su capacidad de actuar de acuerdo con su decisión. Este Últimopunto puede tal vez dejarse de lado en el caso de los delincueJltes juveniles,ya 'lue ellos saben que los profesionales que los estudian se enCllentran casisiempre exento.~ de toda presión policial para 'informar; pero los criminalesadult03 no tienen semejante seguridad, y cn consecuencia no sólo les inte·rcsan la,~ intenciones del investi¡:;ador. sino también su' capacidad de man­tenerse C01110 .tipo de aguante> frente al interrogatorio policial.• Raras veces ]¡an llenado los científicos sociales cstos requerimientos. Espor eso gue, a pesar del hecho de que el] Estados Unidos sólo unos seisde cada cien delitos de importancia acaban en una sentencia de prisión,una porción tan grande de nuestro prctendido conocimiento de la crimi.nalidad se basa en el estudio de los presidiarios. Lo tlpico es 'lue el soció­Iog-o, no siendo capaz de o no estando dispuesto a hacerse definir por loscrimina1c~ en una forma tal que le permitida observarlos micntra.~ acubn,lrabajan y juegan cn su forma habitual, recoja ws datos del estudio dedesviados q'ue se encuentran en la cárccl o involucrados de alguna otra forl11:1con la ley - una mueslra viciada, con 1111exceso de no profesionales y chao]'l1cer03, los ,!ue se ven en un ambiente artificial, sin ser estudiados sistem;!·tical1lente tal C0ll10 funcionan normalmente cn Sll ambiente natnral. Es así

que el sociólo¡;o a menudo sabe menos sobre las subculwl'as desviadas ver·dader:ll11ente contemporáneas -particularmente aquellas compuestas por cri·minales adultos profesionales- que el periodista .•

158

punto de vista de la persona o gru po (la • unidad actuan te.) •.por cuya conducta nos interesamos, y:

... optar e! proceso de interprctación a través del cual construyen sus accio­

nes .. , Para captar el proceso, el investigador debe hacerse cargo de! rol de

la unidad act1lante cuya conducta cst;\ estudiando. Dado gue la unidad ac·

tuante realiza la interpretación en términos de objetos que son designados y

evaluados, de sentidos que se adquieren y de decisiones Cjue se toman, el

proceso debe ser percibido desde el punto de vista de la unidad actuan·

te ... El tratar de captar el proceso interpretativo manteniéndose distantc,

en forma de lo que se llama un observador .objctivo., y ucp;:\noose a adoptar

el rol <.le la unidad actll:lIlle, es correr d ric'lio de raer en la peor forma de

sllujetivislllO. ya 'jue es probable 'lile el observador objetivo llene el proceso

de interpretación con sus propias premisas, en vez de captarlo tal como se

da cn la experiencia de la unidad actuante Cjlle lo utiliza.a

Si estudiamos los procesos implicados en la desviación, debemos,entonces, adoptar el punto de vista de por 10 mcnos uno de losgrupos im pllc;:\<lÓ:s;-ya-scaen.1c-los-que- 5lll1- tfacátl6SC6'"ffiO-(\csv¡a­dos"o' er-clc-á-querros que califican a otros de desviados.Es, desde luego, posible ver la situación desde ambos puntos devista, pero esto no puede hacerse simultáneamente. Es decir, queno podemos construir una descripción de una situación o procesoque fusiones, de alguna manera, las percepciones e interpretacio­nes l1ecl1;¡s por las dos partes implicadas en un proceso de des­viaciÓn. No podemos describir una -realidad superior- que déoentido a ambos puntos de vista. Pode1110o dcscribir las perspec­tivas de un grupo y ver cÓmo engran;¡n o dej:ll1 de cngranar conlas perspectivas del otro grupo: las perspectivas de quienes que·brantan las reglas y cómo se encuentran y entran en conflicto conlas de quienes imponen las reglas, y viceversa; pero no podemoscomprender la siwación o proceso sin otorgar toda su importan­cia a las diferencias entre las perspectivas de los dos gruposimplicados.Es parte de la naturaleza del fenómeno de la desviación el queresulte difícil para cualquiera estudiar ambas partes del procesoy captar con exactitud las perspectivas de ambas clases de part~cipantes, los infractores y los impositores de reglas. No es quesea imposible, pero las consideraciones pdcticas de tener quelograr el acceso a las situaciones y a la confianza de las personasimplicadas en un período de tiempo r;¡zonable, detem1inan que

• .;!cting ll11il> en el original (N. dd T.]8. Herhert Blnl1ler, .Society as SymboJie Inter.1ctioll", en Arnolci Rose, cditOl',Ilu.matl /lchilvior ilnd Social Processes: An lnlcracliollisl flpproach (lloston:Houghton Mifflin Company, 1962), pág. ISS.

15')

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"11" j'l'cj\);llJlcmcntc estudie la situación sólo' desde uno u otro1"111/0 de vista. Cualquiera sea la clase de participantes que elí­1"llIt)'; estudiar y cuyo punto de vista decidamos, por lo tanto,.•d"jilar, es probable que se nos acuse de «prejuicio». Se dirá que11" IlaO:1I10S justicia al punto de vista del grupo opositor. AlI'II',';!'II! 11r las racionalizaciones y justificaciones con las que unod,· 1",; f',rllPOS explique el hacer las cosas como las hace, p:1Tecerá\ 1111:,1< e [llamas sus racionalizaciones y justificaciones y que acusa­Illt .:' .1 los otros grupos participantes con las mismas pabbras de'.11', tll"'ll'·lltcS. Si estudiamos a los ac1ictos a las drog;¡s, éstos nosdll.'111 :;"f',lllamcnte, Y nosotros 'nos veremos obligados a informar,

•11\1' ,·110" ('/'ccn que los extraños que los juzgan esdn equivocados',' ti"" 1',li'I'; Il\otivaciones los inspiran. Si señalamos aquellos aspec­1"', d,· 1.1:, experiencias del adicto que le' parecen confiI111ar sus'1""11' i;¡:;, p,\rcced que estamos haciendo Sll apología. IJar olra

1',111", ,',i '''II~idcramos el fenómeno de la aclicción desde el punto,1,' .:j',la de los fUllcionarios impositores de reglas, los mi,>mos nos

.111.'111y Ilmulros deberemos informar CJue ellos creen 1ue los adic­l.", ',1111illdividuos criminales, que presentan personalidades per­

11111,,1<1,1:.,'1IIC no tienen mor<11, y que no son personas de fi<lr[',1,11 "111'1'; en condiciones de seiíalar <1quellos <1spectos de las cxpe­

1\I'II,i;I:; d(' los impositorcs que justific<1n este punto de vist<1, pero,11 11,111'110;\.~r, parecerá que concord<1mos con el mismo. En cun1·'1111<'1:1dI', los dos casos, se nos <1cusad de present<1r una visi<'Jl1IIII1I.IInal y distorsionada.1"'111 "11 1'(';i1icl<1d no es así. Lo que nosotros present<1mos no es1111,11'1~,i"l(1dislOrsionaeb de 111«realidach, sino que es la realidad

'111" "11,,:, 1'1('1111a través de su interpretación de sus experiencias,',' "11 ''''llllil\lIS de la cual ellos actÚan. Si no logramos presentar

",1,' 1",lli,bd, tia habremos logrado una comprensión sociológica

11(1.11,1"1 II'II")Il1CI10 cuya explicación bUscamos.,11.11' 1'1111111dc vista debemos, entonces, presentar? Hay dos tipos,1" "'II'oIdn,\('iol1cs p<1ra hacer, una estratégica y otra tempera­IIlt'III,1I 11 1II1Il'al. La consideración estratégica es que el punto de'.'I'iI ,1 d,' 1,\ ~;lIciedad convencional acerca de la desviaci('¡n es klbi­

111,dlll"III,' IlicIl conocido. Debiéramos, por lo tanto, estudiar los

1'lllilt"1 d,' Vi\la de aquellos que participan en las activid;ldes des­','11d ,1'" I"ll' III(~ de ese macla aclararemos la parte más oscura ele!

1'1,,1,1"111.1 I',:;(a CS, sin emb¡lrgo, una respuesta demasiado simple."""1"',1111 '11il', ell realidad, sabemos muy poco <1cerca de los pun­'1(" d,· vi',1.1 dc cualquiera de las partes implicadas en los fcnó­1III'\ltI', di' ,1<-:,via<:Íóll. Si bien es cierto que no sabemos gran cosa

,1' "1'.1 d,' 111:;[lIllll0S de vista con que los desviados enfrentan sus',\111'\' illlll"" "~; lal1lhién cierto que no tenemos un conocimiento

1 ,11•.d, 1"11 11'1 l1,dwrlos cstudiado 10 suficiente, cle los otros puntosrI" 1'1',1.1 illqdicados en esas situaciones. No conocemos toclos los

I,,(1

intereses de los impositores de rcgb.5, ni sabemos hasta qué puntolos miembros comunes de la sociedad convcncional realmcnte

·comparten, en cierto modo, las perspectivas de los gruj)os des·viados_ David Matza ha sugerido recientemente que las rormascaracterísticas de la desviación juvenil -delincuencia, extremismopolítico y vida bohemia- son realmente extensiones subterrá·neas de ciertas perspectivas sostenidas, en formas menos extremas,por los miembros convencionales de la sociedad. Así, la delin­cuencia juvenil es una versiÓn descarnada de la cultura de losadolescentes; las posturas políticas radicales constituyen una ver­siÓn extrema del vago liberalismo contenido en la inclinación delos americanos a «hacer el bien.; y la vida bohemia podría sim­pLemente ser una versiÓn extrema de la viela llevada en bs frater­nidades del college,· por un ];¡do, y de los serios intereses intelec­tuales de la vida del college, por el atro.G Las consideracionesestratégicas no proveen, entonces, respuesta alguna al problema dequé punto de vista (lescribir.Pero tampoco las consideraciones temperamelltales y morales nosdan una respuesta. Podemos, sin embargo, tom<1r conciencia dealgunos de los peligros implicados en el estudio de la desviaciÓn.El principal peligro yace en el hecho de ljue la desviación tienefuertes conexiones con sentimientos de rebeldía juvenil, y éste noes un asunto que la gente tome con ligereza. Sicnten, en cambio,que la desvi;¡ción es ¡dgo muy malo y que debe ser erraclicada, o,por el contrario, que es algo que debe ser fomentado, 1m impor­tante correctivo para el conformismo producido por la sociedadmoderna. Los personajes del drama sociológico de la desviaciÓnparecen ser, m;ís aÚn que los personajes de otros procesos sociales,o héroes o villanos. O cxponemos la depravaciÓn de los desvia-

• El collcgl! es una illslilución cducaclOual que carece dc clJ"ivalcnles fuc­ra de los Estados Unidos. Consiste cn un C1ll';o dc fuatro alias, postcriora la escucla secundaria, pcro qne prccede a la \'enbdera universidad, quehabitualmente ofrecc 1111a educación n1¡\s concenlrada ell lo;; aspectos de cul­tura Rcnera! que en los aspectos I1l~S técniros o \'oC;¡ciOlla!cs, los cuales cons­tiluyen el nucIco de la ensclianza lInivcrsila.ria. El lílulo rlue otorgan c.,

el de .bache/or, (,bachiller,).L'ls fratcrnidadcs son nr¡pni7acioncs o sociedades eS(lldialllil0, originall1lente~ecrelaj, lfpicas del colIcg~. F.xi.~len fra.tel'l1idades para varoucs y para llluje­res. E~tas sociedades reciben el nom hre de letras griegas. por cjelll plo. la.más antigua de la.s fraternidades es la Phi fldll KaPfJa, fllndada cn 17i6. En laactualidad, el elemento de .sociedad secreta. es pllramenle formal, siendomantcnido en una serie de rituales: lemas y seliales secretas, cercmonias rkiniciación. La mayorla han adquirido edificios donde suclen alojarse y comerlos miembl'Os de las mismas, y donde se realizan SIlS renniones. [N. riel T,l9,David ~rat7.;1, .Subterra.nean Traditions of YO\llh., The AlIllals al I/¡~l/mcricall Ar.ade7llY 01 !'olilical and Social SciCIICl!, 338 (no\·icmbrc. I!JG!) ,I'~gs. 116-!l8.

1 (,1

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cios, o exponemos" la. depravación de aquellos ,que ¡imponen 'lasrcglas"a'los' desviados. I ".' I ', .. ,,!";....,. ;'1"1":"""';'''' ,'.

l'ero:arnbas posiciones deben ser evitadas. Esta'situación es muysimilar a la de las palabras obscenas: Algunas personas piensan'que nunca debieran usarse. Otras'gustan de escribirlas en las parc­eles. En cualquiera de los dos casos,las palabra~ son consideradas(¡)¡'IlO ;:lIgo especial, con un tipo especial de fluido. Pero es se'gura­mente mejor considerarlas simplemente como palabras, palabrasque cscai1dalizan a ciertas personas y hacen gozar a otras. Lo mis­lile, oC\lrre con la conducta desviada, No debiéramos considerarla

«()lllu also especial, ya sea como algo depravado o· como algoIll:'lgicarncllte mejor 'lue los otros tipos de conducta. DebiéramosvI:I'la, simplemente, como un tipo de conducta desaprobado por\lll(J'; y valorado por otros, y estudiar los procesos por los cu;¡lescllalquiera de las dos· perspectivas,· o' ambas" se construyen y' seIILllll.icnen. Tal vez la mejor defensa contra cualquiera eJe losdo:; extremos sea el íntimo contacto con ];-¡s personas a quienesestudiamos .

.,

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