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, ei PP. MERCEDARIOS Silva, 39.—Madrid (12) Organo de su Venerable Orden Tercera y Cofradías. Dirección y Administración: t. C ji yr% ANO VII 24 ABRIL 1924 NÚM. 69 LA B EATA MARIANA DE JESÚS, por Fr. Juan Gilabert.—PÁGINA MISIO- NAL.--ROSAS TEMPRANAS, por Fr. Miguel López.- LA BRUJA DE BREÑALES, Po r Fr. Manuel Saneho.—PCAR1DAD!, por Julia G. Herreros.—NoTAs kELIG IOSAS, por Fr. Martín O. de Arriaga. CRÓNICA MENSUAL, por Fray Lorenzo Santamaría.– CORR ESPONDENCIA DE CHILE, por Fr. Diego A. Ro- 8.— CRÓNICA DEL FERROL, por Fr. Miguel Escánez.—BIBLIOGRAFÍA.-- KADIO GRAMAS, por Ilián.—NOTICIAS. ffl; La Beata Mariana de Jesús. Su última enfermedad, muerte y entierro. Notó su santo confesor, el venerable P. Juan Bautista del Santísimo Sacramento, como de gran consideración y mi sterio que la Beata tomase el hábito de la Merced en día (el Jueves Santo de 1613) en que Jesucristo instituyó el San- tísimo Sacramento, e igual observación podemos hacer re s p ecto a su última enfermedad, pues le cometió un jue- ves aca p ada de comulgar. S olemnizaba la Beata todos los del año, en compensa-V ,,, ,ytent k ee vi C o elö n de aquella fiesta eucarística que su devoción deseaba inter minable: hacía que la iglesia de Santa Bárbara luciese las galas de las grandes solemnidades, que se adornase el alt ar con ricas telas, con multitud de flores, algunas mila- gros amente nacidas de tallos quemados por el hielo, pues 28 cosa averiguada que nunca, ni en los días más crudos del i nvierno, faltaban flores para este día del jueves, con innu merables velas muy bien dispuestas, que se rockse el Pavi mento de la iglesia con aguas olorosas, que entre los ra mos de flores se pusiesen pomos de "esencias; todo esto Prevenía para el culto del Santísimo Sacramento su amor apas ionado a nuestro Sehor Jesucristo (1). En consonancia g ( 1 ) La Corona de Madrid, por el P. Juan de la Presentación, edita- el e n Madrid 1673, págs. 219 y 221, y La Azucena de Madrid, por el P edro del Salvador, editada en Madrid en 1764, pág. 193 y si- ellientes.

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,ei PP. MERCEDARIOSSilva, 39.—Madrid (12)

Organo de su VenerableOrden Tercera y Cofradías.

Dirección y Administración:t.

Cjiyr%

ANO VII 24 ABRIL 1924 NÚM. 69

LA BEATA MARIANA DE JESÚS, por Fr. Juan Gilabert.—PÁGINA MISIO-NAL.--ROSAS TEMPRANAS, por Fr. Miguel López.- LA BRUJA DE BREÑALES,Po r Fr. Manuel Saneho.—PCAR1DAD!, por Julia G. Herreros.—NoTAskELIG IOSAS, por Fr. Martín O. de Arriaga. — CRÓNICA MENSUAL, por FrayLorenzo Santamaría.– CORRESPONDENCIA DE CHILE, por Fr. Diego A. Ro-8.— CRÓNICA DEL FERROL, por Fr. Miguel Escánez.—BIBLIOGRAFÍA.--KADIO GRAMAS, por Ilián.—NOTICIAS.

ffl;

La Beata Mariana de Jesús.Su última enfermedad, muerte y entierro.

Notó su santo confesor, el venerable P. Juan Bautistadel Santísimo Sacramento, como de gran consideración ymisterio que la Beata tomase el hábito de la Merced en día(el Jueves Santo de 1613) en que Jesucristo instituyó el San-tísimo Sacramento, e igual observación podemos hacerrespecto a su última enfermedad, pues le cometió un jue-ves acapada de comulgar.

Solemnizaba la Beata todos los del año, en compensa-V,,, ,ytent k eeviC o

elö n de aquella fiesta eucarística que su devoción deseabainterminable: hacía que la iglesia de Santa Bárbara lucieselas galas de las grandes solemnidades, que se adornase elaltar con ricas telas, con multitud de flores, algunas mila-grosamente nacidas de tallos quemados por el hielo, pues28 cosa averiguada que nunca, ni en los días más crudosdel invierno, faltaban flores para este día del jueves, coninnu merables velas muy bien dispuestas, que se rockse elPavi mento de la iglesia con aguas olorosas, que entre losra mos de flores se pusiesen pomos de "esencias; todo estoPrevenía para el culto del Santísimo Sacramento su amorapasionado a nuestro Sehor Jesucristo (1). En consonancia

g( 1 ) La Corona de Madrid, por el P. Juan de la Presentación, edita-

el e n Madrid 1673, págs. 219 y 221, y La Azucena de Madrid, por el• Pedro del Salvador, editada en Madrid en 1764, pág. 193 y si-ellientes.

(1) PP. Juan de la Presentación y Pedro del Salvador, en las obrascitadas, páw). 297 y 416, respectivamente.(1) P. Pedro del Salvador en la obra citada, págs. 196 y 197.

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con estas demostraciones exteriores estaban las de sualma. Fija como aguja imantada en su norte, inmóvil comopiedra en su centro, extática como serafín en la presenciade Dios, permanecía toda la mañana la Beata Mariana enla de Jesús Sacramentado, y la que a una leve insinuaciónde su criada Catalina obedecía, y aun a los deseos no ma-nifestados de sus prójimos, era preciso que el precepto delComendador viniese a arrancarla de la iglesia los días dejueves para que atendiese algo a las necesidades de suextenuado cuerpo; y siendo siempre amable y suave consus prójimos, «en los jueves, dice su criada, eran muy es-peciMes las muestras que daba de paz, de amor y suavidadadmirable y excelente» (1).

Anticipándose al día, madrugó la Beata el jueves 11 deAbril de 1624 a ir a la iglesia de Santa Bárbara para hacersus prolijos y devotos ejercicios, y en este día, además, paraver si todo estaba a punto para la solemnidad eucarística.Alborozóse su espíritu, llenöse su alma de júbilos interio-res, sonrióse su marchito semblante y modularon impercep-titlemente sus labios alabanzas, glorias y loores a que sumodo las criaturas aquellas, luces, flores, telas y esencias leinvitaban.

Comulgó como todos los días, aunque aquel tal vezacompañada de muchas de sus numerosas discípulas, yquedóse en lo exterior como dormida, hermoseado su ros-tro con peregrinos resplandores, con que después de co-mulgar se le distinguía aun desde lejos entre los demásfieles, y en el interior anegada en Jesucristo, manantial detoda dulzura, en que solía encontrar para su cuerpo medi-cina y sustento.

Así ella, sintió un repentino y agudo dolor de costado,aldabazo que Jesús su Esposo le daba de que venía allevársela a las bodas del cielo. El fuerte dolor derribóla enel suelo, acudieron los circunstantes y en brazos lleváronlaa la tribuna del cuerpo de la iglesia al lado del evangelio,cedida por su amiga D.' Elvira Manrique de Lara, su due-ña, como patrona del convento de Santa Bárbara. No ha-bía ya de levantarse de la humilde camilla, concluida lalarga y penosa navegación, entraba en el puerto a tomartierra su cuerpo para que el alma saltase a las playas sere-nas de la eternidad.

Su heroica paciencia, que en lo más recio de la enfer-

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m edad no exhaló ni un ¡ay!, su semblante jamás alteradoPor suceso próspero ni adverso, fiel reflejo del cielo muys ereno y pacífico de su alma, ocultaron por algunos días lagravedad del accidente.

El sábado 13 fue a visitarla el médico, doctor FranciscoMi nero, y debió encontrarla de cuidado, pues aquel mismodía la Beata hizo el desapropio de todo lo concedido a suuso, que los religiosos suelen hacer antes de recibir losúltimos sacramentos, pidiendo de limosna, como se acos-tu mbra, al P. Comendador de Santa Bárbara, un hábitoPara mortaja, y que como a religiosa que era del mismoconvento la enterrasen en su iglesia y la hiciesen el entierro(1 ). Esto indujo al P. Pedro del Salvador, en el lugar últi-ma mente citado, a creer que este mismo día fué viaticada;Pero habrá que atenerse al P. Juan de la Presentación, comocontemporáneo de la Beata y de los que la trataron, puesen 1610 entró en l a Orden en nuestro Convento de Jaén ysacerdote a 21 de Noviembre de 1621 se pasó a nuestrosDescalzos, el cual pone la administración de los últimossacramentos e! martes, víspera del día de su muerte.

La Beata se agravaba de día en día, y el lunes perdie-ron toda esperanza de salvarla los médicos que, ademásdel dicho, lo fue en esta su última enfermedad el doctorAn tonio Ximénez y seguramente su agradecido amigo doc-tor Alonso de Santiago, médico del Pey, y algún otro quesus amistades de la aristocrada enviarían corno deseososde salvar vida que tanto apreciaban. Con tan malas nuevastrató el P. Comendador, fray Tomás de Santa María, deexplorar el ánimo de la Beata y de ver si con el diagnósticod e los médicos confrontaba su parecer. Acercóese, pues, al a enferma y vino a decirle: «Esto, Madre, me parece quees carninar?»—«Así me lo parece a mí, respondió la Beata,que estos remedios no hacen más de dilatar la jornada.»Apenados por la respuesta los otros religiosos que allí sehallaban, y deseosos de no perder vida tan p reciosa, lesup licaron pidiese a Dios la salud. «No me lo dicta Dios,rep uso, y yo no he de pedir ni vida, ni muerte, sino quese haga en mí su santísima voluntad, y lo mismo le pidanvu estras reverencias.» Declaróle el Comendador las pocasesperanzas que los médicos tenían de su salud y pregun-töl e si sentía se moría, contestó la santa que sentía en su

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alma tan grandes avenidas de gozo y júbilos interiores,que entendía cierto le esperaba algún gran bien, y que paraella no podía ser otro que ir a gozar de su Majestad, y asíque entendía ser aquella la última enfermedad (1).

Idénticos sentimientos manifestó a su conocido y amigode doce años había, con el que solía conferenciar acerca decosas del espíritu, el sacerdote doctor D. Vicente Ferrer yEsteban, pues, preguntándole de sus disposiciones respectoa la enfermedad, le manifestó, entre otras, un ardentísimodeseo que en lo interior del alma tenía de desatarse de lasprisiones del cuerpo para volar a su esposo Cristo (2).

Amaneció el martes 16 muy recargada de la calentura yfatigada por la supuración de una postema interior que enel pecho se le había formado.

Los médicos aplicáronle remedios extremos, y, viendoque aquello iba por la posta, dispusieron se le administrasenlos sacramentos sin pirdidq de tiempo. Advertida de ello laBeata, con el aplomo y firmeza con que en todo procedía,y por desear recibir el Viático en ayunas, contestó: «Piensoque mejor será mañana, pero hágase lo que disponen ymandan.» Con grande devoc;ón, con mucha, con grandí-sima, con extraordinaria devoción y ternura, con notablesseñas de santidad recibió aquel Sacramento Santísimo,según consta de las diversas deposiciones de testigosen los procesos, y el P. Juan de la Presentación, que, por lodicho, es para nosotros el biógrafo de mayor excepción,dice: «El P. Comendador y Convento de Santa Bárbaracon gran dolor y sentimiento le ministraron el sagradoViático y Extremaunción, que recibió con júbilos soberanosy ternísimos afectos pronunciando aquellos inocentes labiosdulces y suaves requiebros al Amado» (3).

Pensaban no saldría de la noche del martes, por lo quesu amiga doña Elvira Manrique de Lara pensaba quedarsela noche aquella con ella, pero despidióla la Beata conestas palabras con que aseguraba vida hasta el día siguien-te: «Amiga, váyase con Dios, que mañana nos veremos.»Quedáronse con la enferma aquella noche, última de suvida, además de su fiel y leal criada, aunque de recia condi-ción, Catalina de Cristo, su discípula Juana de San Pablo,algún religioso sacerdote en guardia, pues consta quedó el

(1) P. Juan de la Presentación, pág. 299.(2) P. Pedro del Salvador, pág. 412.(3) Obra citada, pág. 501, y el P. Pedro del Salvador, pág. 415.

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hermano lego sacristán del convento Fr. Felipe del Santí-si mo Sacramento, por sus grandes virtudes muy queridode Mariana de jesús, y tal vez algunas personas más. Su-p licó este hermano a la Beata se acordase de él cuando sev iese con Dios y le pidiese le llevase presto a gozarle; pro-metiöselo la Madre Mariana, diciéndole que primero moriríaen d y que luego dentro de pocos días él. Así se verificó, queas istiendo sano a su oficio hasta el viernes 19, en que fuéen terrada la Beata Mariana, este mismo día cayó enfermo ymurió el lunes siguiente, día 22.

La voz de que «estaba enferma y de peligro la MadreM ariana» esparcióse por Madrid y congregó al convento eiglesia de Santa Bárbara y en sus alrededores muchedum-bre de gentes, que fué creciendo de día en día hasta el desu muerte. Fué preciso poner en las puertas guardias queimp idiesen la entrada a la tribuna en donde estaba enfermaY agonizaba la Beata.

«Toda la Grandeza de España se conmovió a visitarlaco n ansia y devoción, antes que de este mundo saliese, queea de ver a una pobre y humilde religiosa en su estrechaCa milla sentada, dando celestiales documentos con palabrasde vida eterna a los grandes príncipes, duques, marquesesY condes que, batiendo la soberanía y fausto, afectuososl a oían de rodillas, aguardando muchos lugar y tiempo paraentrar a ser partícipes de tanta dicha (1).»

b aro n como reliquia una y otra vez los vasos, escu-di llas y hasta se llevaron, como lo hizo la Condesa deNieva , la sangre que se la sacó en la enfermedad. Murióentre las aclamaciones de santa, y por cierto que no seequivocaron, pues el cielo las ratificó con numerosos pro-digios y milagros.

Entre los que entraron a ver a la Beata fué su cuñado,D. Marcos Gil, venido de deshogada fortuna a mucha

Pob reza, y cargado de familia, lamentábase amargamentede la desgracia que le amenazaba con la muerte de su santa

( 1 ) P. Juan de la Presentación, pág. 300. No han de tomarse comoNtin d hipérbole estas palabras, pues constan documentalmente, que la'ein a honró a Mariana de Jesús con nombre y trato de amiga, ella.m arido Felipe IV y su hija la Infanta doña Margarita de Austria,uonraron con sus deposiciones el proceso, que personajes como elvilq ue de Alba y Frías y el Marqués de la Laguna la eligieron, siendoun u mujer del pueblo, para madrina de sus hijos, que la trataron y de-Pus ieron en sus procesos muchos títulos de la Grandeza y Nobleza,c° rn o puede verse en LA MERCED, de Junio y Julio de 1923.

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cuñada, en quien tenía librado el remedio de su familia, nose aquietaba con las razones generales con que la Beataquería consolarle, y para cortar las quejas interminables, ledijo: «No os canséis, que yo os confieso he tenido granparte con Dios en que os quite la hacienda, porque cuandola teníais, sólo servia para condenaros con ella». Este mis-mo, tres años después, depone en el proceso apostólico que,ya que no heredó de su hermana hacienda, heredé, el con-suelo de vivir contento con su pobreza, que no fué poco.

El 17, miércoles, día de su muerte, mandó la ReinaD . Isabel a su azafata D.' Juana Zapata para que de suparte la visitase y le pidiese la bendición. Acercóse entreotros al lecho de la enferma un cortesano que jamás lehabía visto, de vida no muy arreglada. La Beata dijole aloído: Hijo, quiere servir a Dios?, quiere servir a Dios?Pues si quiere servir a Dios, ¿quién se lo impide?, a cuándoaguarda? Ejecute los buenos propósitos que Dios le envia-re. Palabras tan eficaces que le hicieron prorrumpir encopioso llanto, sin reparar en la nota de los circunstantes.

Era tal el murmullo de la gente que en la iglesia y ensus cercanías esperaba poder entrar a ver la sierva de DiosMariana, tal el concurso que se agolpaba a las puertas porentrar, tanta la gente que desfilaba' ante la enferma, quetemió el P. Comendador que algún movimiento de compla-cencia vano pudiese conmover la roca firmísima de la hu-mildad de Mariana, y, acercándose a ella, le dijo: Madre,mire que el demonio es muy fuerte, no hay sino estar alerto.¿Hále venido algún pensamiento de vanagloria con estaspúblicas demostraciones? —No, contestó la Beata, por labondad y misericordia de mi Señor; anies me da muy granpena; no saben ellos quién yo soy, que si lo supieran novinieran; pero yo pido a nuestro Señor que mire a su fe.Enterneciéronse los religiosos hasta llorar, y reparando enello la Beata, díjoles: Válgame Dios, y qué mal llevan queme muera, como si esto no hubiera de ser. No me lloren,que me dan pena; sino este tiempo de llorar gástenlo ene ncomendarme a Dios que me dé bueno muerte.

«Ya casi agonizando y batallando con las ansias de lomuerte, volvióse a su buena amiga D. Elvira Manrique deLora, y le dijo: Ya se está haciendo nuestra imagen (una dela Inmaculada Concepción que habían encargado a Va-lladolid), y ha de salir muy linda, porque será muy parecidoa la del cielo.»

Rodeaban su lecho en aquellos momentos supremos el

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P . Comendador de Santa Bárbara con muchos de sus re l -giosos, D. Alonso Maldonado y su mujer, la ya dichaD .' Elvira Manrique de Lara, con otros muchos títulos yseñoras de la Grandeza. Viendo un religioso la paz y gozocon que entre tantas agonías esperaba la muerte, le dijo:Madre, agora gran recibimiento le espera en el cielo conn uestro padre Juan Bautista, su santo confesor. «Con alegresemblante oyó estas palabras y sin responder levantó losOjos y manos al cielo, y con la avenida de celestiales gozosquedó suspensa por largo espacio de tiempo, despidiendode su virginal rostro clarísimos resplandores, que bañó del uz todo el aposento, transformándole en breve cielo» (1).

A eso de las ocho de la noche quedóse como dormida,en realidad tal vez recogida en su interior, los religiosos

empezaron a hacerle la recomendación del alma y conclui-da, el canto del Credo hasta el momento de expirar comoestá mandado en las Constituciones de la Orden. Cerca yade las nueve volvió en sí y, mirando con atención a los pre-sentes, con palabras breves y amorosas se despidió deellos, y fijando los ojos en un cuadro del pintor Juan de lasPoelas, que representa a Jesucristo todo llagado de rodillassobre la cruz ofreciendo al Eterno Padre el mundo redimidocon su sangre, sin dar otras muestras dulcemente expirócon los dulcísimos nombres de Jesús y María en los labiosY con un crucifijo sobre el pecho entre los brazas (2).

«Fué grande el clamor que se levantó entre los presen-tes que, comunicado al innumerable vulgo, que plaza ycalles llenaban causó sensible espectáculo, que en aquellaMisma hora discurriendo por Madrid la fama, conmovió atriste lamento todo el cristiano pueblo.»

«Su rostro quedó hermosísimo, los ojos casi cerrados yalegres, el color blanco y rosadas las mejillas; despidióU na fragancia suavísima y olor tan peregrino, que se sintióen la mayor parte del convento con admirable consuelo deSUs afligidos devotos, y la ropa de su pobre cama participóesta fragancia y conservó mucho tiempo...»

«Acudieron a besarlas (manos) con gran reverencia, asíl os religiosos como las piadosas señoras que allí estaban,corriendo a lo mismo innumerable tropel que unos a otrosno se daban lugar, siendo a esta hora tan grande el con-

(1) P. Juan de la Presentación, pág. 307.(2) P. Juan de la Presentación, pág. 308, y P. Pedro del Salvador,Pagina 419.

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• curso, que afirma la muy noble señora D.' Catalina deOcariz y Ota lora, que, acompañada de sus criados y cria-das, había ido a despedirse de su buena amiga Mariano, yaguardó sin poder entrar cuatro horas, hasta que por elcuarto de los señores patronos fué introducida, y veneró el

• difunto cuerpo la noche de su tránsito... Tomó algunasflores que había esparcido sobre la cama y cadáver, y contan preciosa reliquia volvió a su casa y aplicó las flores auna criada que padecía terribles dolores de garganta, y asu contacto milagrosamente huyeron, quedando repentina-mente sana» (1). Otros varios sucesos maravillosos derevelaciones y curaciones sucedieron estos días, que debi-damente constan en los procesos, o por conducto fidedignollegaron hasta nosotros; pero no es mi intento detenerme ennarrarlos.

Antes de bajar el cadáver a la iglesia para satisfacer ladevoción de la mucha gente que ansiosa esperaba verlo,Vicente Carducho sacó tres cabezas vaciadas en el rostrode la Beata, una de ellas de plomo. Dos de ellas tal vezsean las que poseen las religiosas de D. Juan de Alarcón, yla tercera la que tienen las Carmelitas de la calle de Pon-zano, y digo tal vez, porque pueden ser copias de las origi-nales, que, como de su retrato, es de creer se multiplicasen.

Dos días estuvo expuesto el santo cuerpo en las gradasdel altar mayor, el jueves y el viernes, con un concurso tangrande, que «los campos se empedraron de gente, en lascalles cercanas no se cabía y en la iglesia no se podíaentrar»; y el acta que de este concurso formalizaron a 19 deAbril del mismo año los dos notarios públicos Mateo Ca-margo y Francisco de Saavedra, dice: «concurrió muchacantidad de gente de todos estados, eclesiásticos y segla-res, que no se daban lugar unos a otros por ver el dichocuerpo, y según era la multitud, ni cabía en la iglesia, ni enla dicha capilla mayor, apellidando todos por la dicha siervade Dios, y llegándola a besar las manos y pies, y tocandorosarios y medallas, todo, como dicho es, movidos de lasantidad y fama de la dicha sierva de Dios». Y el licenciadoJerónimo de Quintana, que «por espacio de veinte años ymás la trató y con tanta familiaridad que sacaron juntosmuchos niños de pila», dice en su Historia de la antigüe-dad, nobleza y grandeza de Madrid (2): «Acudió en este

(1) P. Juan de la Presentación, pág. 309.(2) Editada en Madrid, en la imprenta del Reino, año MDCXX1X.

espacio de tiempo (el de cuarenta y ocho horas) gran con-curso de la Corte a verla y tocar rosarios a su bendito cuer-Po, y con tanta devoción que la besaban las manos y losPies, procurando haber alguna cosa suya por reliquia,teniéndose por dichoso el que pudo haber alguna de susPobres alhajas; y a no ser grande la defensa de los reli-giosos y algunos sacerdotes devotos, sin duda el tropelgrande de la gente hiciera algún atrevimiento en quitarlealguna parte del mismo cuerpo: en particular ví una mujer(que tanto cuanto tienen de devotas, en materia de piedadtienen de atrevidas) que le quiso cortar con unas tijeras undedo del pie, y si no fuera por los que estábamos presentes,que lo advertimos, pusiera por obra su piadoso deseo».Todo lo cual el calificado testigo D. Vicente Ferrer dijo: «noPodían ser menos que afectos sobrenaturales y de causasuperior.»

Dispusiéronse a darle sepultura la tarde del viernes,revestidos ya los sacerdotes y formada ya la Comunidadaco mpañada de muchos religiosos de otras Ordenes, sacer-dotes y caballeros; pero fue tal el tumulto que se promovióen la iglesia exigiendo «que volviesen a poner el cuerpodonde le pudiesen ver todos y con eso frian y darian lugara que se hiciese el oficio» que hubieron de desistir del en-tierro por entonces. Despedida la gente con la esperanzaque al día siguiente podrían volver a ver el santo cuerpo,diéronle sepultura a las diez de la noche, hallándose pre-sentes, además del Convento, sus patronos D. Alonso Mal-donado y D. Elvira Manrique de Lara y algunas personasmás.

Celebráronse por nueve días sus funerales, en los quePredicaron los más célebres oradores de la Corte. Confir-maba Dios con repetidos milagros la opinión de santidadque de Mariana de Jesús se tenía concebida, y en estos díasPúbli camente se divulgaba desde el mismo púlpito.

P láceme concluir este artículo con las exclamaciones enque después de relatada su muerte prorrumpe el P. Juan dela Presentación: «¡O virgen prudentísima, alégrate infinita-m ente con tu amado Jesús! ¡O cándida Azucena merceda-nia , trasladada al celestial paraíso, alégrate con santa dicha.Madre amorosa tiende la vista de tu piedad y el patrociniode tu intercesión a tu feliz patria Madrid, y a la sagradaPeligión que alimento de doctrina tantos años te dió!»

FR. JUAN GILABERT

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PAGINA MISIONALNuestra labor misional de antaño.—Pláceme transcribir

dos trozos de la inédita Historia de la Merced, parte segun-da, del Maestro Fr. Gabriel Téllez, más conocido por elseudónimo de Tirso de Molina. «No se hallará conquista depaganos en las Indias (América), en que los frailes nuestrosno lleven la avanguardia y allanen el camino a las otrasReligiones... Al nuevo mundo, aunque llevó consigo el glo-rioso Colón la vez primera a un monje benito (1)—no hizoéste más que descubrir algunas islas y dar la vuelta a Es-paña—, llevó el dicho Almirante la segunda frailes solosnuestros, que presentaron al Bautismo las primicias y frutanueva de aquella gentilidad remota. Estos en Cuba, México,Guatemala y aquellos innumerables países, éstos todo lo quellaman Tierra .firme, nuevo Reino, Perú, Tucumán, Chile ylas demás provincias, vice apóstoles en todas predicaron,dispusieron, domesticaron aquellos mismos incultos al yugoleve de la Romana Iglesia. Después de nosotros entraronlos demás, hallando ya casi hecho el agosto o por lo menossazonado el fruto para que, gozando los esquilmos, se nosaventajasen en las medras, ya que no en los trabajos; por-que los nuestros no edificaban monasterios al principio, nipodían, andando peregrinando tierras y convirtiendo idóla-tras» (2). Y algo más adelante, refiriéndose a Chile, escribe:«por muchos arios, sin ayuda de clérigos ni de otros religio-sos, colgó de los nuestros solamente todo el peso de la con-versión de los indios y distribución de los sacramentos a lossoldados, no sólo en Chile, sino en la provincia de Cuyo, queestá de la otra parte de la cordillera Nevada, donde se hanfundado tres ciudades, sin que hayan perdonado nuestrosreligiosos los peligros e incomodidades, que saben, los queconocen, cuán difíciles de pasar a pie son aquellos valles,anegados de ciénagas, y subir sus riscos intratables por suaspereza y nieves».

(1) No es cosa averiguada, ni mucho menos; y tiene muchaprobabilidad que fue' un mercedario el capellán de la primeraexpedición de Colón.

(2) Obra citada, copia conservada en el Archivo provincial,pág. 127.

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«Hay bastante información de todo esto, hecha por la RealChancillería a nuestra instancia, rio para encarecernos, queen esta parte siempre pecamos de remisos, sino para animara los que sucedieren con los ejemplos de sus antecesores,q ue en los perfectos crecen los deseos del merecer y eterni-Zarse, al paso que las empresas ponen mayor recelo» (3).

Labor misional de hogaño—Excediéndose la Orden a símisma, tiene las misiones trabajosísimas del Piauhy en Bra-s. kla de Manabí en el Ecuador y actualmente en estudio yPendiente de la aprobación del Rvdmo. P. General otranueva misión en América.

Sobre esta última y los nuevos misioneros del Piauhy,Copio • de Ecos de la Fe, semanario católico mercedario, deCórdoba (Argentina), del 16 de Marzo último los siguientessueltos:

Nueva misión mercedaria.—E1 Procurador General de laOrden, R. P. Constantino Vallejo, comunica que la SagradaCongregación ha ofrecido a los mercedarios una nueva mi-sión en 'territorio boliviano, contiguo a los afluentes del ríoPil eomayo, que limita al Norte la República Argentina, sepa-rándola del Paraguay y parte de Bolivia.

Sólo falta' la aceptación • del reverendísimo P. General.Creemos que todo quedará solucionado una vez que él sehal le entre nosotros, lo que quizás se verificará dentro delmes.

Misioneros a Piauhy (Brasil). Procedente de la provinciaMercedaria del Perú han llegado a Buenos Aires el padrerjed ro M. Sánchez y el hermano fray Antoni.o Morón, quienes,después de pasar unos días en nuestro convento de aquellacapital, seguirán su viaje al Brasil para incorporarse al per-sonal que atiende nuestras misiones de Piauhy. NuestraMadre de Mercedes proteja a sus hijos misioneros sostenien-d o en ellos el celo por la salvación de las almas y el deseeardiente de propagar el Evangelio. ¡Dichosas almas queevangelizan la paz, que evangelizan el bien!

Cooperación misional.—E1 muy reverendo padre Ferrervisitó la « juventud misional mercedaria, de D. Juan de Alar-

(3) Copia Gitada, pág. 132.

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nuestras religiosas comunican su entusiasmo misional a losq ue las tratan y quiera Dios se convierta en un gran incen-dio que abrase la hermosa ciudad de Málaga. Nuestras misio-nes serán lo que quieran sus favorecedores.

Nuestras Hermanas naercedarias de San Gervasio.—Nues-tra obra misional va prosperando, gracias a Dios. Todos losmeses se celebra junta con mucha animación y se recogenbastantes donativos. Sea todo para mayor gloria de Dios yde nuestra Santísima Madre. Si necesitan datos más concretos d í,gatn.enlo.- -Ya lo creo que necesitamos, y muchos y muyconcretos, para mutuatnente animarnos.

MOlenNeMaMen

ROSAS TEMPRANASEl candor en su alma ingenua brillaba en sus ojos claros,

que días antes habianse inundado de resplandores celestialesdelante de aquel mismo sagrario en que hoy se fijaban con envi-dia (que también los Santos la tienen a veces). Aquella porte-zuela, que encerraba al que le había dicho con amor en aquellamisma iglesia: Estoyte esperando, atraía sus miradas comorobaba su corazón. Sobre la mesa ael altar, en repujado vio-letero, una magnífica rosa blanca, de ancha corola, se incli-naba como si tuviese miedo de verse sola o vergüenza dealternar con las polvorientas flores de talco, de hojas deslus-tradas y rotas, que, a falta de flores naturales; el sacristán

convento de Mercedarios , descalzos de Santa Bárbaracolocara para adornar el altar mayOr la víspera de aquelJueves, en que, por especial devoción de la Beata Mariana deJesús, había de exponerse el Santísimo Sacramento a la ado-ración de sus amadores.

Con impaciente curiosidad contemplaba la Beata el adornodel altar, y acercándose a la verja del comulgatorio, con voz,17r 2ida y queda, dijo al Padre sacristán: Angel mío, pidelicencia a mi Señor y dámela.

Acompañaba al sacristán, hombre de pocas palabras ye!'lenligo jurado de charlas en la iglesia, el corista Fr. Agus-tín de Jesús María, que testifica este hecho en el proceso debeatificación de la Sierva de Dios. Veneraba aquél a Ma-n'ami por Bus virtudes y por el celo que desplegaba en eladorno de la casa de Dios, con lodo no pudo contener unMovimiento de impaciencia, por lo que él creía impertinenciaY antojo femenil de la Beata, y murmuraba para sus aden-lros7 Vayd Un antojo! ¡Al fin mujer! ¿Y qué me hago yo

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cón», y las animó a proseguir su labor, tan mercedaria, enfavor de nuestras misiones. Las alumnas del Colegio queda-ron muy entusiasmadas y alentadas a proseguir su labormisional tan fecunda, como lo demuestra su simpática hojitaPiauhy, que profusamente se reparte en Madrid y se man-da a provincias. Con el mismo fin tuvieron el 1. 0 de Abrilcomunión general que les dió el mismo padre después de unaplática elocuente, como suya, y durante la misa cantaronhermosísimos motetes.

Después de la misa le mostraron lo que tienen hecho parael Piauhy y los objetos preparados para la exposición peda-gógica.

Juventud Misionera Merçedaria de Berriz.—Esta Asocia-ción, tan floreciente, celebró el día de San José, quinto aniver-sario de su fundación, su día misional, con una magníficavelada, en la que don Angel Sagarminaga, delegado dioce-sano por Vitoria de la Unión Misional del Clero, dió unainteresantísima conferencia.

La labor de este Centro en sus primeros cinco años deexistencia ha sido verdaderamente copiosa, pues aparte delos actos de piedad y sacrificios practicados por sus asocia-das, del progreso espiritual y hasta científico que en esteacreditadísimo Colegio habrá producido el celo misional queanima a sus alumnas, han distribuído a diversas misiones14.050 pesetas y aproximadamente 2.400 más, valor que elProcurador de las misiones de las islas Carolinas obtuvo dela venta de más de un millón de sellos recogidos y enviadospor este Centro.

La cantidad en metálico, 4.500 pesetas, recolectada eneste curso, 1923-1924, supera la de los anteriores. De estacantidad han enviado, por medio del muy reverendo PadreProvincial, 600 pesetas para nuestras trisiones de Piauhy.Dios se lo pague.

Nuestras religiosas de Málaga.—Nos envían muy bienacondicionados 3.500 sellos: 1.600 de España, 700 de la Ar-gentina, 600 de Alemania, 200 de Inglaterra, 200 de Italia,100 de Bugía y 100 de Portugal, y, además, estampas, posta-les y otros objetos que harán el encanto de los niños de lasmisiones. Lo más importante, con serlo el envío, es que

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ahora? ¿Darle la rosa?... Esto decía para sí y colocaba loscandeleros en .eir mismo sitio de donde los había quitado, porhacer . algo...

—Angel mío—repitió Mariana en voz más alta, creyendoque no había sido oída—pide licencia a mi Señor y dámela.

—Buena, sí; 'santa, sí; pero mujer—pensaba el Padresacristán, que al fin extendió la mano, tomó la rosa, y comosi quisiera dar un reproche a Mariana, que esperaba humil-de el resultado de su súplica detrás del comulgatorio, dijole:La señora duquesa envió esta mosqueta para el SantísimoSacramento....

—Lo sé, angel mío... —repuso Mariana, y cogiéndola ensu mano, la * miraba j; remiraba, y al sentir su grata fra-gancia, prorrumpid, jubilosa, en bendiciones a Dios porhaber criado una flor tan bella, y le daba parabienes por habersido traída para adorno del altar, mientras otras, hermanassuyas, nacidas del mismo rosal, serían destinadas para em-bellecer salones mundanos y pechos, sepulcros de virtudes,donde habían, de secarse al calor, en amores no santos. Con-siderando la felicidad de su vocación de .vivir en aquel sa-grado asilo, el rostro de la Beata se iba iluminando; delsagrario brotaba un haz de luz, tenue alprincipio; vivísimadespués, que envolvía a Mariana y le daba un no se qué decelestial que hizo caer de rodillas al Padre sacristán y a sucompañero, que, aunque tenían buena opinión de la virtudde Mariana, no habían sido aún testigos de sus admirableséxtasis.

Elevada del suelo, como aérea y luminosa imagen de ce-lestial luz formada, queddse Mariana, y fijos los ojos y exten-didas las manos hacia el sagrario, balbucía: Bendío-ante,Señor, las rosas, las azucenas y claveles; las flores todas quecriaste, y en ellas seas bendito para siempre...

Atónito el Padre sacristán, contestó: Amén; bendigate,Señor, esta rosa de tu jardín, más hermosa a tus ojos quelas rosas, claveles y azucenas, y en ella seas bendito parasiempre...

—Bendíganle, Señor, —proseguía Mariana—los incien-sos,.la fragancia de las rosas y el aroma de los cinamomos„y en ellos seas bendito para siempre...

—Bendígante „Señor, las virtudes, con que adornas cutussiervos, y los dones y carismas con que enalteces su bajeza,y- en ellos seas bendito para siempre...

Bendíganle, Señor, los matices de las flores, la hermo-snra de los prados, la hermosura de los bosques, el verdor delos jardines, la altura de las montañas, las aguas cristali-nas, las estrellas rutilantes, las noches oscuras, los clarosdías...

—Bendígante, Señor, las almas santas, como esta t u .sierva, más bellas que todas las flores que las nieves puras,.

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que las noches serenas, que los días claros, y en ellas seas. bendito y alabado y santificado por todos los siglos de los

* *El hermano campanero hizo sonar grave y solemne la

campana al Ave María; levantöse el Padre sacristán, cogióla rosa caída sobre la alfombra del comulgatorio y colocólaotra vez delante del tabernáculo.

Las continuas campanadas que de la torre venían, hicie-ron volver en sí a la Beata, que, llena de santa envidia deque otra persona se le hubiese adelantado en ofrecer aquelaño flores naturales para adorno del altar, tomó la puertaque daba al jardín, arrodillóse sobre la nieve que había caídocopiosa, veneró la santa cruz como solía hacerlo siempre quePasaba junto a la que allí tenía , y se encaminó por el sendero,que la nieve había borrado, hacia unas matas de rosaleslliosquetas que cuidaba para adorno de la iglesia.

—Vamos a capítulo - decía--; un capitulo de culpas esnecesario,' mira que es linda cosa que mas mosquetas, desti-nadas a servir a Dios en su casa, se estén sin rosas, mien-tras las de la señora duquesa que viven en palacios munda-nos, dan flores... Alguna vez hay que reñir.

Las últimas campanadas caían opacas de la torre, apa-gándose en la nieve blanca; la luz crepuscular, mortecina,vestía de tenues penumbras y níveas claridades las paredesdel vetusto convento; por el aire volaban algunos copos denieve, pausadamente, calladamente, y posábanse en los ma-cizos del jardín, en los árboles, en los muros, en el velo de laBeata, que parecía viviente estatua de mármol que se moviesesobre ancho pedestal de nieve.

'.1Vo se afrenta, hermana niosqueta—murmuraba—, decine otras la ganen por la mano en servir a nuestro SeñorY Criador? •

',Qtté razón hay para que las extrañas .y que están en elsiglo lleven flores para el adorno de Nuestro Señor, y queestando vos en su casa, habéis de ser la última en servirle?Mire, hermana, que se ha de enmendar, y no ser negligentecomo yo... Y diciendo y haciendo, tocaba el rosal con su bas-toncito. Caían los copos de nieve, y las menudas yemas seiban abriendo, obedientes a la voz de Mariana, como si qui-sieran oir mejor sus reprensiones o se riesen de la dicha quelas esperaba.

* 4:Jamás el altar mayor del convento de Santa Bárbara fué

adornado para la exposición del Santísimo Sacramento conrosas más bellas que aquellas hermosas corolas blancas desuavísima fragancia, nacidas en noche invernal, y cortadase,11 rozagantes brotes de ovaladas hojas de verde claro, que laBeata Madama de Jesús llevó la mañana siguiente en su

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blanco escapulario. Y testifica el Padre Agustín de JesúsMaría, religioso muy observante, que dijo la Beata al entre-garlas al Padre sacristán: Ya, angel mío, se ha enmendadonuestra mosquilla, y ha dado estas rosas para adorno delaltar.

FR. MIGUEL LÓPEZ

Ld Bruja de Breñales.«Ca era grant divina,

et era gran sortera.»(Poema de Alexandre).

No es célebre la aldehuela de Breñales por sus breñas altí-simas, ni por sus cuevas de estalactitas, que forman palacios,catedrales y laberintos mágicos, ni por nacer en sus inme-diaciones el río Martín._ es célebre en toda la Sierra, por-que-- pasmaos, monales—porque es el pueblo de las brujas.

Allá concurren, los sábados al anochecer, todas las bru-jas de la Sierra y algunas de la Tierra Baja, y a la cueva de

-las Lechuzas, abierta en la mitad de un altísimo cancho, su-ben de un. brinco (las brujas brincan mucho) y allí se untany traman sus brujerías. Luego tienden su vuelo, montadasen palos de escobas, y se desparraman por villas y- luga-rejos.

El pueblo de Breñales, Como más cercano, participa másque ningún otro d.e las brujadas de estas malas hembras, que.se trasforman en lo que quieren, especialmente en gatosnegros.

En las noches de Enero, noches de amores gatunos, demaullidos y zarpazos, y corridas sobre tejados y desvanes,las brujas se apoderan de los gatos y arman cada trapa-tiesta...

Entre las mujeres del pueblo.., la verdad, no hay ningunabruja, dentro del pueblo quiero decir, porque en las afueras,precisamente debajo de la cueva de las Lechuzas, vive laParra, bruja la mas bruja, desde que hay brujas en el mundo.

La casuca donde mora no es ni casa ni cueva, y tiene algode las•dos cosas. El humo del hogar sube por una tenebrosachimenea natural, abierta en la peña, y desemboca en lacueva misma de las Lechuzas. Las paredes las forma, en sumayor parte, el peñasco* mismo, menos la fachada que . es deadobes y el techo de ramiza.

Vive sola, sola con su gato negro, de ojos verdes y ama-rillentos-, grave, misterioso, quizá, pariente del diablo... talvez diablejo de menor cuantía. Ella es borracha perdida,vieja, fea., ladrona, huraña... La barbilla se besa con la

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nariz, los ojillos, hundidos entre arrugas, relucen en la oscu-ridad como los de su gato; cuando ríe muestra a la entradade aquella sima de la boca, dos amarillos dientes arriba yuno abajo. Pelo gris, moño de castaña, astrosa ella. Nada:una bruja completa. Demasiado lo saben los breñalinos.

IIA pesar de la helada de la noche (era noche de Enero)*

dos mozos de Breñales estaban charlando en una esquina.Silbaba el cierzo, gemía el buho, maullaban los gatos.

Desde la esquina se veía la casuca de la tía Parra,hará esa zorra? -preguntó uno de los mozos.

—De seguro—contestó el otro—menea que remenea elPucherico del unto con la canilla de un cala ve.

—Pilé ser. Los dos mozos callaron. El cierzo se quejabaal colarse por las covachas y quiebras de las perlas.

—Miála—ariadió el segundo mozo indicando el gato negrode la tía Parra que salía de la casuca por la gatera y se diri-gía hacia ellos.

Los mozos se sumieron en el vano obscuro de una puerta.—Pué ser que sea la tía Parra—confirmó el segundo mozo.—U pué ser que no lo sea—opinó el primero.—Lo es, lo es—recalcó el otro.—A dale una paliza.—Hala.Dicho y hecho: un mozo se escurrió disimuladamente a lo

largo de la callejuela; el otro hizo lo mismo por el otro lado;Pillaron al gato en medio y empezó descomunal paloteo. Ibael gato como pelota de uno a otro mozo, y no lograba esca-bullirse de la granizada.

Mia000... auuu...— gritaba el pobre.Lo aporrearon, lo magullaron, lo mataron casi. Al fin

Pudo escapar arrastrándose, dejando un reguero de sangrePor el camino.

—Bruja u no, valiente paliza se ha llevau—dijo el primermozo.

—Es la tía Parra—añadió el segundo, y se perdieron en lasombra.

.E1 viento seguía gimiendo.—AYYYYY...

Poco antes de la paliza gatuna, la tía Parra atizaba alfu ego y revolvía con un palitroque unas chullas de cerdoclue * se asaban en las parrillas. Un jarro desportillado, llenohasta el portillo, y no de aguachirle, aguardaba junto alfuego; la vieja aspiraba con delicia los vahos del asado ylos efluvios del vinillo de Consuenda.

Buena cenica—murmuraba.

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se quejaba?—preguntó el tío Celipe, que era uno delos que más se admiraban.

--Maullaba como una condenada.sus daba compasión?

—Ni miaja.--iPobrecica!—murmuró en tono compungido el tío Ce-

Upe.

Desde aquella hecha, ya nadie dudó de las brujerías de latía Parra, y la fama de Breñales, como pueblo de las brujas,cundió por la Sierra, y aún por algunos pueblos de la TierraBaja.

FR. MANUEL SANCHO,Mercedario.

¡CARIDAD!El tren se precipitó en la estación cual impetuoso torren-

te ; cien portezuelas se abrieron a la par, dando paso a cen-tenares de personas, distintas todas en traje, en fisonomía,en aspecto, en voces y ademanes, y mil saludos, innume-rables exclamaciones, se cruzaron con abrazos, apretones demanos, etc.

Una elegante joven vestida de luto, y seguida de un «groom»también enlutado, parecía buscar a alguien entre los reciénllegados; con el auxilio de sus impertinentes de oro, inves-t igaba los vagones uno por uno, hasta que su rostro sean imó, exclamando con afectuosa entonación:

—¡Mari Teresa!--Aquí estoy.Otra joven de su edad, próximamente, y también vestida

de luto, acababa de apearse y estaba a punto de entregarel talón de su equipaje a un mozo de la estación.

A la voz de la señorita del «groom» se detuvo y exclamó asu vez con una expresión en que había tanto asombro comoContrariedad:

--¡Caridad, tú aquí!, —¿Te extraña?—preguntó ésta dulcemente, abrazando ala recién llegada.—Sin embargo, ¿quién si no yo debía salire esperarte?

Y haciendo una seña al (, groom» de que tomara el talónde l equipaje, enlazó con su brazo el de la viajera, condu-ciéndola a un elegante automóvil que parecía esperarlas.

—¿Tú sabräs de algún hotel decente y no muy caro?—dijo Mari Teresa poniendo su mano en el brazo de Caridada ntes de subir al vehículo.

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—Ah de casa—llamaron a la puerta. La vieja salió aabrir. Un hombrón se coló en la casuca; se desembozó, mos-tró un palo, gruñó:

--Ah, maldita —y atrancó la puerta por dentro.—El tío Celipe—balbuceó aterrada la vieja—y se acogió a

un rincón y le castañetearon los dientes. Porque el tío Celipeno creía en duendes ni entantiguas, y era iracundo en dema-sía, y tenía pendiente una cuentecica con la tía Parra, cuen-ta que ella creía oculta, pero que él, por lo visto, acababa dedescubrir.

—Oiga: ¡Aonde están los dos pesetones que usté ha robaoa mi mujer?

—No se los he robao; me los ha dao ella.—Y, ¿por qué se los ha dao ella?—Porque... Ay... ti... .1.i... porque son paga de mi trabajo.— Qué trabajo?—Le hi echau esconjuros al gorrino, pa que coma a man-

ta, y a las gallinas pa que no tengan pepita, y al burro, paque no tenga torzón, y a ella, pa que no tenga mal de cán-cer. Dos pesetones me ha dao con toda josticia ere la ley.

El tío Celipe se acercó más a la vieja y blandió el palo.Ella hubiera querido embutirse en la pared.

--¿Aonde están los pesetones?—preguntó él amenazador.—Me los he gastao—y la vieja señalaba la cena.—So ladrona. Ahora pagarás tu picardía y el tío Celipe

blandió el palo.La tía Parra, viéndose perdida, echó mano del último

recurso: se irguió, enristró hacia el hombre las uñas decernícalo, adelantó la cabeza, hizo extraños visajes, soplócon fuerza y dijo con voz ronca.

—Mia que te embrujo.—¿A mí con brujerías? —dijo el tío y dió un garrotazo a la

vieja, que cayó al suelo. Pocos estacazos más descargó eltío Celipe, dábale compasión la vejez y quejidos de la cuitadi-lla, y se convirtió en mediana soba lo que prometía ser pali-zón de órdago.

IV

Los brerialinos supieron al otro día por boca del médicoque la tía Parra estaba muy malica de una paliza. Lo de lapaliza era glosa del galeno, porque la vieja sólo decía quelos cardenales y general magullamiento eran debidos a unosflatos malignos que le arrodeaban la mielsa (bazo) y, motivaoal frío y a un susto del gato, le habían salido aquella nochepor afuera.

- te decía yo que el gato negro era la bruja misma?—decía un mozo al otro en un' grupo de admiradas gentes.

—fflecachis, qué paliza!

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Esta sonrió, no sin tristeza, e impulsándola dulcemente alfondo del auto, contestó:

—Por ho y tienes hospedaje, si no es de tu agrado ya bus-carás despacio.

Y el automóvil partió, conduciendo a ambas jóvenes, cuyasmiradas se cruzaban en la penumbra d el interior delcoche.

Ambas eran de la misma edad próximamente, de veinti-cinco a treinta años, ambas hermosas y elegantes, notándo-se en las dos cierto parecido; las mismas facciones dulce-mente aguileñas, la misma figura, esbelta y distinguida; pero,sin embargo, se diferenciaban notablemente en la expresióndel semblante y hasta en la actitud de toda su persona; laviajera era de mirada dura y orgullosa, de expresión altane-ra, mientras la dueña del «groom» tenía la actitud dulce, lamirada modesta y la sonrisa bondadosa.

El automóvil se detuvo ante la verja de un pequeño perolindo hotel, construido en el final del barrio de Salamanca;Caridad se apeó la primera, y presentando la mano a suhuéspeda, que apenas se apoyó en ella, la introdujo en lacasa, diciendo:

—Voy a llevarte a tu habitación, necesitarás ar te todolavarte y cambiar de traje; después nos servirán el thé.

—Eres de lo más amable...—dijo Mari Teresa con elmismo acento dulcemente irónico que ya hemos advertido enella.

Y subiendo detrás de Caridad llegaron a un lindo gabi-nete con alcoba situado en el piso principal.

Todo era alegre y coquetón en aquella estancia, tapizadade color perla con pequeñas guirnaldas de rosas, mueblesde laca blanca con rosadas guirnaldas, y en la alcoba, frenteal lecho, con pabellón de muselina y encaje, un precioso re-clinatorio con una Virgen lindísima toda de blanco, osten-tando un rojo escudo en su pecho, la Redentora de cautivos,la Madre de la Merced.

María Teresa la señaló con un gesto ambiguo, diciendo:—Nuestra devoción del colegio... ¡Aún la conservas?--Siempre! —replicó con acento firme la dueña de la casa.—

¿Tú no...?María Teresa se encogió de hombros, y arrancándose el

sombrero con un ademán cansado:--Va m os a ver, Caridad—dijo mirando a ésta fijamente—.

Seamos francas. Al ofrecerme esta hospitalidad, que te agra-dezco, ¿cuáles son tus miras? ¿El cariño? Sin embargo, hayentre nosotras un recuerdo algo penoso...

Y sus ojos verdes, como el mar en calma, se fijaron en losde su huéspeda que tenían un tono más azul y transparente,como esos lagos en que parece mirarse el sol como en unespejo.

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Caridad afrentó con dulce serenidad aquella mirada pocobenévola:

—Si te refieres a • mis amores con Arturo, en los que túterciaste, provocando nuestra ruptura--dijo con voz en laque no se notaba la menor alteración—no creas que te guar-do rencor... por el pronto sufrí mucho, es verdad; peroreflexionando con calrha, comprendí que te era deudora de

, tin gran beneficio; poco firme es el amor que fluctúa entredos mujeres... no era aquel el marido que hubiera labrado ladicha de mi vida; tú debiste de ser de mi misma opinióncuando tampoco te casaste con él,

—Eres filósofa, menos mal.—Soy razonable, nada más; pero no despertemos recuerdos

enojosos; yo no veo en tí más que a la ahijada de mi pobremadre, mi prima que ella quería fuera para mí una hermana,que hoy se encuentra sola en el mundo, y, por lo tanto, creoes mi deber ofrecerla una habitación bajo mi techo y un .platoen mi mesa; si esto te pesa, eres libre de rehusarlo, seráPara mí un dolor; pero me quedará el consuelo de haberObrado conforme a mi conciencia y... a mi corazón. Ahorate dejo, voy a enviarte a mi doncella para que te ayude.

Y Caridad dic, un paso para retirarse, pero una vez en eldintel de la puerta, se detuvo.

---a¿Quieres tomar el the conmigo, o prefieres que te los irvan aquí?—preguntó dulcemente.

—María Teresa vaciló un momento:—Bajaré

conmigo.tomarle contigo—dijo al fin —. Eres demasiado

Caridad sonrió y salió sin contestar.

II

Varios días llevaba María Teresa en casa de su prima; lasmás cordiales relaciones parecían reinar entre ambas, peroen el fondo, aquélla se sentía humillada y descontenta. Hijasde dos hermanos, mientras el padre de Caridad se habíadedicado a acrecentar su fortuna por medio de un trabajoconstante y una probidad reconocida por todos, el padrede María Teresa, arrastrando una vida disipada, había vistodesaparecer la suya en el tapete verde, dejando en él hastaSU vida, pues al verse completamente arruinado y después del a última y desesperada tentativa de revancha, se disparó untiro en la misma sala de juego, siendo sacado secretamenteSU cadáver y conducido en un coche a su casa para evitarmayores complicaciones.

Poco tiempo sobrevivió la viuda a su infortunado marido,quedando sola María Teresa, sin posición, sin apoyo, sin unamigo verdadero, pues su carácter altanero no había sabidoganarse las voluntades; y lo que es más triste aún, sin elsupremo consuelo de la religión.

pRofr/4,---,o ,---

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En esta triste situación decidió abandonar la capital deprovincia en que había buscado un retiro con su madre, paraintentar una nueva vida en la Corte.

Ya sabemos cómo su prima, enterada de su llegada ala Corte, salió a recibirla, ofreciéndola generosa hospitalidaden su casa.

Esta generosidad exasperó a la orgullosa joven; le parecíademasiado sublime la conducta de Caridad para creer en ella;demasiado mezquina su alma para comprender la sublimidadde ciertos sentimientos, desconfiaba de ellos. Y calificaba dehipocresía su dulzura; de mojigatería, su devoción. Y con ma-lévola intención vigilaba la menor de las acciones de su primacon la esperanza poco caritativa de hallar en ella algo queechara por tierra aquella aureola de virtud que parecía circun-darla.

No sospechaba Caridad el espionaje de que era objeto po-parte de su prima; dulce y cariñosa con ella, veía con pena sufrialdad por cuanto se refería a la religión; la hermosa Virgende la Merced que, como la hija amante que coloca el retrato desu madre en el sitio preferente de la sala, colocara en el cuartode su huéspeda, no había visto a ésta ni una vez siquiera pros-ternada ante sus plantas... no había recibido ni una palabra deamor, ni una mirada de la desgraciada joven; tenía flores fres-cas ante sí, porque la doncella cuidaba de renovarlas al arreglarel cuarto.., pero esto no era ni reparado por María Teresa. Laactitud cristiana de la dueña de la casa la irritaba; ésta no pare-cía apercibirse de ello y prodigaba a María Santísima todos loscuidados que su huéspeda la rehusaba, redoblando sus súplicascon sublime confianza.

Una mañana, María Teresa, que había pasado una nocheinquieta y desvelada, revolviéndose en el mullido lecho quedebía a una solicitud que la humillaba; se asomó a laventana ansiando refrescar su abrasada frente con el aire dela mañana y vió salir a su prima modestamente vestida,cubierta su cabeza con una mantilla y sin que nadie la acom-pañara.

Esto no hubiera llamado su atención, pensando que la pia-dosa joven iba a confesar, si no hubiera visto un simón paradoante la verja esperándola.

--zDönde irá esa mojigata? Para ir a sus frailes no necesitacoche, pues esta: bien cerca...—se dijo María Teresa sintiendolatir su corazón con malévola alegría a la idea de descubriraigd :ä.ellsgrable en &ter/prima y protectora.

euándo la goncella fué a peinarla, la preguntó con el tonomás indiferenique pudo afectar:

rria4äria ha salido la señorita?()rifa; suele salir muy temprano algunas ma-

ti an äsa•—Z,I5 ere47-que iba en coche de alquiler?...

,

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—Sí; señorita suele venir un coche del punto de la calle deSerrano.

María Teresa sonreía con perfecta ingenuidad diciendo:--Me gustaría saber dónde va esa querida prima tan de

mafiana.—Nada más fácil, si la señorita lo desea, podemos pregun-

tärselo al mismo cochero.—Si, me gustaría;—repitió la joven en el mismo tono—. Mi

Prima es demasiado buena y puede correr algún peligro, meterno que abusen de ella.

La doncella sonrió de un modo ambiguo, pero al ver unaM oneda de plata que Mari Teresa tenia en su mano y con laqu e j ugueteaba, repuso:

--Esta misma tarde lo sabrá la señorita.Y , en efecto, cuando aquella tarde subió María Teresa a su

cuarto, después de comer, la doncella se acercó a ella, dicién-dola con tono confidencial:

--La señorita va dos o tres veces por semana en eseCoche, a la Iglesia de San Sebastián, donde permanece mu-ch o rato esperándola el coche.

qué hará tanto tiempo en esa iglesia?—dijo María Te-resa, corno interrogándose a si misma.

La doncella scnrió.Puede que no esté todo el tiempo en la iglesia—dijo— .Fijes San Sebastián tiene dos puertas, una por la calle de

Atocha y otra por la de las Huertas.— ,Y sabes cuándo debe venir el coche?—dijo la curiosa

Pon iendo un duro en las manos de- la muchacha.Pasado mañana a las siete de la mañana.

, —Ni una palabra de esto a nadie—dijo la joven radianteue a legría —podrían creer algo poco favorable.., y si yo inda-2.° lo que mi prima hace es por cariño a ella.

— ¡Por supuesto! ¡Quién va a pensar otra cosa siendo laSeilOrita tan buena para usted--dijo sarcásticamente la donce-ll a, guardándose el duro.

María Teresa se mordió los labios y esperó con impacien-cia el día señalado.

(Continuará).

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NOTAS REL IGIOSA3IRLANDA

Una vez vamos a recordar la festividad del gran legis-lador y Patrón de Irlanda, San Patricio, 17 de Marzo,siquiera sea porque este año se ha celebrado con relativapaz después de largos años de guerras exteriores e interio-res, y por esta razón han estado las iglesias más llenas quenunca. Lo característico de esta fiesta, con ser muy nota-ble la solemnidad de toda clase de funciones, suele consis-tir en la bendición y distribución del trébol, el simbólicoshamrock que el irlandés de todas las latitudes suele os-tentar en ese día con santo orgullo y ¡cuántas veces tam-bién con ánimo triste, lejos de la patria amada y esclaviza-da! Con semanas de anticipación a la fiesta, salen cada añode la metrópoli en todas direcciones a las misiones deÁfrica, a las regiones de Norte y Sur del globo, en buscade compatriotas, desterrados de la hermosa Erin, millaresde cajitas bien precintadas, llenas de los simbólicos ramitosy otros emblemas, harpas, rosealas... Según he visto enlos anuncios de varios periódicos, las encargadas exclusi-vas de este servicio nacional parecen ser las floristasde Cork.

Los panegíricos del Santo fueron todos dichos en elantiguo y noble idioma gaélico, hoy tan decaído y abando-nado, aunque quizá lo estuvo más en el siglo pasado. Alotro lado del canal de San Jorge hubo, en relación conesto, un acontecimiento digno de mención; tal fui el tributorendido al Santo de Irlanda por el Parlamento de West-minster y el primer ministro de Inglaterra. En la primer salacentral de la Madre de los Parlamentos fué descubierto esedía un hermoso mosaico que representa a San Patricio consus ornamentos episcopales, rodeado de San Columbano ySanta Brígida. No hay espacio para dar detalle de la her-mosa obra pictórica, ni de la ceremonia del descubrimiento.Por la tarde, en el banquete anual del Club de las CuatroProvincias de Irlanda, en el Hotel Cecil, el primer MinistroMc. Donald, brindó como buen irlandés por su patria. y enel curso del brindis llegó a decir el jefe del socialismo brita-no: «Nosotros nos sentimos orgullosos de nuestros Santosporque su falta no se puede suplir con nada de este mundo».Los políticos, por I6 regular, suelen ser demasiado empí-ricos o terrestres para percibir las finezas de la Religión, y

Por lo mismo no hay que dar importancia mayor, general-mente hablando, a sus fervores de momento; citó esas pala-bras para hacer ver que la mentalidad norteña es máselástica que la de otras partes. •

Y una vez que estamos hablando de Irlanda ¿cómo nosentir debilidad por esa nación, la única que en medio de laaPostasía general de los pueblos de Norte ha permanecidofiel a la Iglesia Católica? Recordemos siquiera que los his-toriadores eclesiásticos y seculares que han analizado laConservación de la fe en esa nación, la han consideradoMilagrosa, en el sentido de que ningún sentimiento pura-Riente humano pudo haber resistido los horrores de aquellaesclavitud varias veces secular, peor, según decía un famo-so autor sajón, «que la que tuvieron que soportar los cotosde los mamelucos de Egipto». Y no olvidemos lo que decíael grave Alzog en su Historia eclesiástica: Que a los católi-cos de Irlanda sólo les quedaba una prueba por experimen-ta r en este mundo, y era la abundancia de bienes materia-

floraciónCuando miro en el mapa de la Iglesia católica y veo esa

rioración misteriosa del catolicismo en Inglaterra, EstadosUnidos, Australia, donde quizá comprende la mitad de laPoblación total, y observo que después de la gracia de Diosse debe a la influencia irlandesa, a la fidelidad inquebranta-b le de aquellas generaciones de aguadores y leñadores quevivían sin honor como extranjeros en su misma tierra, tengo

Diosdecir: Bendita sea esa nación que por no negarse a su

uios no ha vacilado en entregar su vida y sustancia, y alextenderse por el mundo ha extendido a la vez el Reino deCristo.

YUGOESLAVIALlevan ya dos años los yugoeslavos en el estudio de las

Proposiciones, proyecto de un nuevo concordato que es-Peran presentar muy pronto al Papa. Está pendiente del14. I timo visto bueno del Gobierno y contiene concesiones deI. rnPortancia en favor de la Iglesia. Aunque haya que reba-iar un poco las informaciones croato-eslavonas que nodicen lo mismo precisamente, la verdad parece que el Go-bierno ortodoxo de Belgrado está bien dispuesto con res-l'ecío a la Iglesia católica. La confusión que existe en lasCosas eclesiásticas de este país, es efecto de una serie deedusas internacionales y nacionales; la muchedumbre ydiferencia de elementos que últimamente han integrado el4111-levo Estado, servios y montenegrinos, eslavones y croa -

S, dalmatas, los del Eánato y Bachka, bozsicos y herze-

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govinos. Figuráos el embrollo que resulta de episcopadosenclavados en territorio yugoeslavo, cuyas sedes residenen extranjero: Italia, Ungría, Austria y Rumania, y ahoraque están tanklespiertos los recelos nacionalistas. De ahí lanecesidad de nuevas demarcaciones diocesanas con arre-glo a las fronteras nacionales. Después, tanta diversidad deregiones y su diversa posición con respecto a la Iglesia,determinan trato desigual, y a veces contradictorio, queella tiene que sufrir en una parte del país con respecto aotra. De ahí la necesidad de encarrilar leyes y costumbresen un sentido más razonable, además desea el Gobierno deBelgrado, por medio del nuevo concordato en gestación,una representación única de la Iglesia Católica para facili-tar y activar las relaciones mutuas. En cuanto de Obispos,el Estado reconoce al Papa el derecho de nombramiento,con la reserva de su aprobación y garantías exigibles. Serárespetada la personalidad jurídica de la Iglesia, y tendráderecho a subvención del Estado mediante su inscripciónen el Presupuesto de culto. Según el censo oficial de 1920.había en Yugoslavia: 5.602,227 ortodoxos; 4.735.134 cató-licos, y 41.597 católicos de ritouniato; 1.337.687 mahome-tanos; 216.847 protestantes, y 64.159 judíos. ¡Curioso! Loscatólicos van a. tener dentro de dos años mayoría en unEstado que se titula cismático. ¡Si no la tienen ya!

ESTADOS UNIDOS

Los católicos de este país cuentan ya con cuatro Carde-nales: El Arzobispo Oconell, desde 1911, de Boston; el Ar-zobispo Dougherty, desde 1921, de Philadephia; y los doscreados en el Consistorio Secreto, de lunes 24 de marzo;al jueves siguiente les fueron impuestos los rojos capellosen Público Consistorio tenido para tal objeto por vez pri-mera en la Basílica de San Pedro. Los nuevos Cardenalesson: el Arzobispo Hayes, de Nueva York, y el ArzobispoMundelein, de Chicago, el más joven del Colegio cardena-licio, pues cuenta sólo cincuenta y dos años. En su Alocu-ción decía el Santísimo Padre: «Si tal acción es extraordi-naria, es también extraordinario y sin ejemplo el momentohistórico que la ha inspirado.» Se refería a la generosidadcon que habían respondido a la voz del Padre de la huma-nidad, pidiendo socorro en favor de las muchedumbresnecesitadas de Europa. Las estadísticas del movimientocatólico son sor prendentes. La población católica llega alquinto de la población total con 22.753.254 almas, Hay

22.545 sacerdotes; 54.347 Religiosas; 110 Obispos; 8.700Seminaristas y 113 Seminarios. Por más que no tengoestadístics precisas de las escuelas parroquiales, ni de lasSuperiores, técnicas y universidades, podemos decir que lasP ri meras pasan de 50.000, y las segundas forman un totalde varios miles.

Y por hoy nos contentaremos con estas esquemáticasnotas, pues otros asuntos reclaman también su lugar, ob-servando que en los Estados Unidos, una cosa es clara yes la disminución progresiva de la influencia eurcpea, con-trastando con el aumento acentuado de la influencia católi-ca . Mil Cosas, muchas de las cuales no se podrán definirdesde aquí, van haciendo de este gran pueblo un mundoaparte, cada vez más incomprensible al europeo, lo mismoen sus rasgos mentales que morales. Hasta el flemáticoJohu Bull necesita de un diccionario, para eatenderse conan tiguo primo jonatás. Y mientras el protestantismo haPerdido sus tradiciones de escuela o grupo al perder lassuyas la raza, en contacto con tantas otras, el catolicismoofrece, por ejemplo, en las factorías siderúrgicas de Pitts-burg, el ejemplo de obreros que hablan 17 lenguas diversasY que sin embargo se entienden admirablemente, porquePoseen un mismo credo y unos mismos sentimientos reli-giosos. Es que el primero es un accidente de una raza, y elsegundo es un mensaje de Dios a toda la humanidad.

RUSIA

Dios no ha querido que muriese el heroico ArzobispoCieplak en su oscura prisión de Petrogrado, ocho pies delego por seis de ancho, donde ha estado doce meses yacaba de salir ahora, más muerto que vivo, pues era públi-co que estaba quebrantadisimo de salud. Tiene que salirdesterrado de Rusia. Ahora se ve claro que el principalcrimen de que se le acusaba era que enseñaba a la juventudIOS dogmas del cristianismo, a pesar de la ley soviética queProhibe la instrucción religiosa a jóvenes menores de die-cio cho años. Este fué, también el pecado del mártir Mgr.

Butkieviez, asesinado el Viernes Santo del año pasadoenterrado en un hoyo común en compañía de nueve ban-

uidos. El indulto del anciano Arzobispo se debe segura-In_ ente a la influencia de Mc. Dona', ejercida a ruego del- a rdenal Secretario Gasparri.

De los otros doce Sacerdotes, condenados también aPrisión, deben de continuar en el mismo estado, por su-

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puesto, después de haber también perdido la salud. El PadreMaletzky está inutilizado con terrible paralisis; el PadreEismont acabó por perder la razón; el Padre Azajveskyfué más feliz, pues murió a causa de los malos tratos. Lapersecución religiosa de Rusia nada tiene que envidiar encrueldad, en esa diabólica sed de sangre a la de Dioclecia-no, dice un testigo de primera fuerza y narrador celebradopor la crítica como modelo de sobriedad histórica y felicita-do por autoridades como el Cardenal Mercier. Tal es elescritor católico, Capitán Mc. Cullagh, que ha hecho última-mente un viaje muy detenido de observación por el miste-rioso país, como corresponsal del «New-York Herald»,exponiendo su vida a graves contingencias. De él son algu-nos datos publicados hoy, y esperamos sei vimos más ve-ces de sus luces.

En Rusia se va a cumplir otra vez más la verdad delaforismo: Sangre de mártires, semilla de creyentes. ¿Porqué? Entre otras razones por la siguiente: Porque se haproducido en Rusia el gran hecho edificador, formidable enfavor de la Iglesia católica, de que ha sido ella la únicafuerza religiosa que no ha podido someterla el bolchevismo.Los Sacerdotes católicos han sido los únicos, dice Mc. Cu-Ilagh, que han permanecido firmes e impávidos a través delas escenas del terror ruso. Y conmovido con la visión detantas cosas sublimes que ofrece Iglesia en el vasto Oriente,describe así la majestad y el ritmo soberano de la Iglesia deCristo en medio de aquel galope infernal de todas lascosas: «Ellos--los sacerdotes católicos--nc sólo permane-cían así (serenos) en Varsovia y Petrogrado, sino en todootro lugar. Cuando atravesaba yo la Siberia en enero de1920, en las circunstancias que quedan dichas, encontrabauna iglesia católica en cada una de las poblaciones a lolargo del Transiberiano, y. el acólito encendiendo las velasen medio de un amanecer' gris, y el Sacerdote diciendo lamisma misa que se dice en Las Cordilleras, en Tahití, enManila, en el corazón de China, en San Pedro, en NotreDame, en Londres, en las tormentosas Hebridas exteriores,en Nueva York, y diciéndola con tanta calma como si lavoraz marea revolucionaria no mugiese y se arremolinaseen torno a la iglesia. En esta calma y regularidad habíainmensa fuerza emotiva. Era la calma y rege- ularidad de unsistema que no dependía de la voluntad humana; la calmay regularidad del sol que sale cada día por el Este».

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ESPAÑAMerece recuerdo inmortal D. Francisco Méndez, cuyo

fal lecimiento será llorado como el de muy pocos. Las esce-nas de generosidad sin reserva y como consecuencia deuna pobreza ejemplar, tan bien traídas por Graña y LIrquijoe n «El Debate». ¡Cuánto siento no poderlas reproducir!

Ei Padre Méndez era todo un canónigo de Madrid, peroen amorado de los golfos que, sin hogar ni parentesco,muchas veces tienen que vivir en una sociedad que no losconoce, y por lo mismo ni los compadece; los recogía enCualquier parte, en el arroyo, los sustentaba, les daba fuerteimp resión de Jesucristo, y juntamente les enseñaba un oficioen que defenderse. Hasta cierta analogía de misión aumen-tó nuestra devoción a este santo varón. Trabajo es éste del a formación de los niños, de poco bombo y que halagaPoco a la vanidad, pero que en cambio Dios lo agradeceCo n los espléndidos resultados que concede por lo que pa-recía anonadado. ¿Por qué será que todos los grandes for-'n 'adores de la juventud sean Sacerdotes? Don Bosco,Melión, trizar y todos los que se pueden añadir. ¿Por quéCoi ncidencia eran Sacerdotes? Quizá se pueda escribir unsugestivo opúsculo relacionando el Sacramento del ordencon la formación de la juventud.

FR. MARTIN O. DE ARRIAGA

CP NICA MENSUALProsiguiendo en el laudable empeño de corregir los abu-

sos que la vieja política fué introduciendo en todos los orga-nismos que se rozaron con ella, sometió el Directorio a laaprobación de' su majestad una disposición encaminada adar mayor independencia en la provisión de ciertos cargoseclesiásticos, quitando toda ocasión a la recomendación y ala influencia. Para ello «se crea una Junta eclesiástica, dele-gada de su Majestad el Rey ., para proponerle como Patronode las Iglesias de España, las personas que deban ocuparla s prebendas y beneficios vacantes, coya provisión corres-Ponde . a la Corona, en virtud del Concordato vigente y Ws -Pos iciones legales . posteriores. Esta junta estará compuestaPor el Arzobispo de Toledo, que será su presidente nato, yde un Arzobispo y dos Obispos titulares de iglesias de Es-Paria; de un .prebendado Dignidad, de un Canónigo y de unI3eneficiado, pertenecientes al Cabildo de cualquier iglesiaCatedral o Colegiata del reino.».. .

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El 16 'de marzo, con motivo de la primera parada realiza-da por el Somatén de la región, tuvo lugar en San Sebastiánun homenaje patriótico de las banderas vascas a la banderade la Patria grande. Primeramente, el Obispo de la Diócesispronunció un elocuentísimo discurso que caldeó los ánimos.;después, más de 45.000 personas reunidas en el Parque A.ler-di Eder, tributaron un homenaje fervoroso a la bandera na-cional, guardando un minuto de silencio y acogiendo a con-tinuación, con una ovación indescriptible la Marcha Real,

,ejecutada a la vez por 30 bandas de música, mientras otros,eien estandartes se rendían ante la enseña de la Patria.

El 27 de marzo firmó su majestad el Rey un decreto enque se declara 'disuelta la Junta de Defensa Nacional, enco-mendándose sus funciones, mientras no se lleve a cabo lareforma del referido organismo, al Directorio militar.

La jura de la bandera en Madrid tuvo lugar el domin-go 30.• Esta fiesta patriótica, suspendida durante varios arios,si siempre despertó el entusiasmo popular, esta vez revestíamayor importancia por la circunstancia de ser un Gobierno.militar el organizador. Un gentío numeroso, situado en losdos paseos laterales a lo largo de la Castellana y Recoletos,.Se estrujaba por-seguir los incidentes de la patriótica cere-monia. El j5aso de los Reyes por la Castellana, al dirigirse ala Tribuna desde donde debían presenciar el desfile, fué sa-ludado por los aplausos y vivas entusiastas de la muche-dumbre.

Con la muerte de los justos, después de una vida consa-grada al servicio de los pobres y de los desvalidos, murió ensu asilo de « Porta Coeli» el Canónigo de Madrid D. Francis-co de Asís Méndez. Su nombre figurará siempre al lado delos grandes héroes de la caridad cristiana. En. 1885 fundó laCongregación de terciarias Trinitarias para recoger y guar-dar jóvenes extraviadas y doncellas en peligro de caer. Sinmedios para atender a las más indispensables necesidades,parecía imposible que la obra continuase adelante, pero ben-"decida por Dios y aprobada por las autoridades Competen-tes, ha obtenido un notable desarrollo, contando con doscasas en Madrid y doce en provincias. En 1916 fundó el Asilode «Porta Coeli', obra admirable de regeneración social, en.donde tantos desheredados de la fortuna han encontradoel medio de rehabilitarse moral y corporalmente. Su muerte,sentida por todos, produjo inmenso dolor entre las religiosasy los asilados, al verse privados del mejor de los padres. Elentierro fue una manifestación general de duelo. Su majes-tad el Rey envió al Teniente Coronel Sr. Obrep.,,ón, en repre-sentación suya; asistieron el Obispo de la Diócesis señorEijo, que tuvo la feliz ocurrencia de que el niño más peque-ño de los asilados de « Porta Coeli» se uniera a la presidencia del duelo, el Patriarca de las Indias, una representación

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ndeklla.Cd abildo Catedral y una nutrida Comisión del Ayunta-.miento. Descanse en paz tan insigne bienhechor de la huma-

Por fin se publicó la nueva ley de Reclutamiento. Intro-duce las modificaciones siguientes: Se suprime el sorteo ytodos los reclutas útiles vienen a filas. El tiempo de servicioactivo se reduce a dos arios, y por la concesión de licenciasPuede ser de dieciocho meses. En caso de movilización ge-neral o guerra, podrán ser llamados a nueva revisión losdeclarados inútiles. Las Comisiones mixtas son sustituidasPor Juntas formadas exclusivamente por militares. Subsis-ten las prórrogas de incorporación,, pero mediante el pago

'de 500 pesetas por ario. Pueden Concederse quince arios dePrórroga a los que residen en América. Las cuotas de servi-cio reducido son proporcionales a la fortuna del padre orecluta, el tiempo de permanencia en el servicio será denueve meses para todos Para las exenciones del servicioP or razones de familia, se amplía el concepto de hijos a losnaturales y se equiparan los hijastros a los hijos.

En la «Gaceta» de 4 de abril se publicó una Real orden del a Presidencia disponiendo que pueden hacerse nombramien-tos de gobernadores civiles en aquellas provincias en que,a juicio del Directorio, convenga sean sustituidos los milita-res que actualmente vienen ejerciendo tales funciones.. Eneonformidad con este criterio, el 13 se publicó una lista de

establecido.

,9,nee gobernadores civiles para otras tantas provincias deEspaña , señalando, al decir del Directorio, el primer paso detransición hacia el régimen de normalidad que el Gobierno,

Qtil abellecnidiajor fervor, ansía pueda quedar rápidamente

.• El Jefe del Directorio dirigió una carta circular a losdel egados gubernativos, excitándoles a reunir y organizarPara la vida pública a todos los hombres de buena voluntad,a p rocurar la mejora moral y cultural del ciudadano comobase de toda reforma política, a fomentar la industria caseraY a impulsar la educación física.

Corno saben nuestros lectores, el día 21 se reunirá enMadrid el primer Congreso de Educación Católica, que pro-Mete ser solemnísimo y del cual se esperan fecundos resulta-dos. Pasan de 500 las memorias recibidas, y d.e 3.200 los con-gresistas inscriptos en Madrid. Calcúlase llegará a 6.000 elnúmero de Congresistas de toda España.

FR. L. SANTAMARIA

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Correspondencia de Chile.Santiago, 4 de Marzo de 1924.

Rvdo. P. Director de LA MER-CED

Madrid.. Mi estimado P. Director: Dos acontecimientos de impor-tancia transcendental se acaban de verificar entre nosotros: elprimero, el Capítulo Provincial de nuestra Orden en Chile, enel cual se han elegido los nuevos superiores-que han de regirlos destinos de la Provincia por un período de tres arios; elsegundo, la renovación de nuestro Congreso 'Nacional, oelecciones de los Diputados y Senadores que han de legislarel país durante un período de tres arios los primeros y seisarios los segundos. Pero, ¡qué diferencia tan enorme en losprocedimientos y en los resultados! En nuestro Capítulo,

,que, dicho sea de paso, ha tenido el honor de ser presididopor el Rvdmo. P. General de la Orden, Fr. Inocencio SantaMaría, todo ha sido orden, armonía, paz y tranquilidad; losresultados obtenidos han sido los más conformes al progresode nuestra Provincia y al bienestar . de todos sus religiosos.En las elecciones políticas ha imperado la intervención másdescarada y vergonzosa de que hay memoria en los analesdel país; con el objeto de hacer triunfar a los partidarios desu causa, el Gobierno no ha dejado atropello por cometer,violando cínicamente todos los derechos de los ciudadanosque no le son afectos, de modo que por este medio, ha logra-do un triunfo que estaba muy lejos de conseguir, y muchomás aún de merecer. De tal manera se ha abusado de la'presión que, lo que nunca se había visto en el país, se haechado mano del ejército y de la policía para impedir el libresufragio de los ciudadanos, o para asaltar las mesas deaque3los puntos donde la Unión Nacional, que es la adversaal Gobierno, podía tener mayoría en su favor. Todos losdiarios de . aquí han protestado de estos inauditos atropellosa la libertad electoral, pero no creo que sus protestas vayana ser atendidas; de modo que para el próximo Congreso quese ha de abrir el .1.° de Junio, la:mayoría radical, contrariaa las creencias católicas del país, nos va a tener en conti-nuos sobresaltos y .zozobras.

Dejemos atrás estos tristes asuntos, para hablar deteni-damente de nuestro Capítulo, que abre una era de progresoa la Orden de la Merced en Chile, -y lleva a todos los aman-tes de nuestra Orden, que sin duda serán todos los lectoresde LA. MERCED, halagadoras brisas de un porvenir risueñode fundadas y nobles esperanzas de grandeza y bienestar.

Se abrió nuestro Capítulo el sábado, 23 de Febrero últi-mo, bajo la protección de nuestra Santísima Madre, con unamisa solemne que celebró en su honor nuestro Rvdmo. Padre.

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General. En un total de once sesiones, que . se celebraronPeriódicamente en seis días, se hicieron todas las elecciones,se trataron los más importantes asuntos de administración ydisciplina, y se dictaron los más sabios y convenientes de-cretos para la marcha general de la Provincia.

De Provincial resultó elegido el que antes lo había sidoPor espacio de dos períodos consecutivos Rector del Colegiode Santiago, R. P. Fr. Ramón Romero, joven y distinguidoPedagogo, que acaba de hacer un viaje a Europa, enviadoPor la Comunidad a comprar aparatos para completar losgabinetes de Física, Química e Historia Natural de nuestroColegio de San Pedro Nolasco. A él se . deben los últimosadelantos materiales del Convento y del Colegio, su nuevo ymagnífico edificio de dos pisos, que in.dependiza ambas enti-dades, salón de honor o teatro para espectáculos, sus dosmagníficos patios rodeados de arquerías, que hacen de elloslos más elegantes y cómodos entre los establecimientos simi-lares de Santiago, y el que, en fin, ha mantenido el prestigio(.1.e l Colegio hasta colocarlo entre los mejores de la capital.

En su reemplazo ha sido elegido Rector de Santiago elR. P. Fr. Pedro • Armengol Díaz, su compañero de estudiosY que ha compartido con él todo el peso del Colegio.por es-Pacio de seis arios, en su carácter de Ministro. Nadie comoel P. Díaz tenía más derecho a ocupar este cargo, ya quenadie hay en la Comunidad con mayor preparación pedagó-gica y científica, con más dotes de carácter y que cuente conel respeto y cariño de todos los educandos del establecimien-to . El Capítulo no ha hecho sino obra de estricta justiciaal cpriferir a estos dos Rvdos. Padres los títulos para losCuales tenían sobrados merecimientos.

Tan acertados como los anteriores han sido los demásnombramientos, al menos los principales. De Comendadorde Valparaíso ha sido elegido el R. P. Fr. Ramón MandriaLa, que acaba de levantar allí un magnífico Colegio queabrirá a mediados de este mes de Marzo, y que ya cuenta conUn buen número de alumnos matriculados. El R. P. Mandria-

ha sido pedagogo de vocación, fué en tiempos pasadosKe. ctor del Colegio de Santiago y su paso por el estableci-Miento se señaló por importantes mejoras en la parte mate-

yserialado progreso en el orden administrativo. Tambiénel P. Mandriaza ha sido elegido Diputado al Capítulo generalqu e debe celebrarse a fines -del ario próximo en Rama, a dondeseg. uramente llevará la voz autorizada de la Provincia de

y con su ilustración y claro talento dará mucha luz enlOs im portantes asuntos que se diluciden en tan venerableQsamblea.

Otro de los cargos que, a mi juicio, ha sido muy acertado,,e,s el de Maestro de Estudiantes, recaído en el reverendoradre Fr. Luis G. Márquez, joven y estudioso escritor, de

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estilo fácil, 'de decir correcto, de observaciones atinadas,que, si todavía no es una realidad celebrada, es una bellísi-ma esperanza para las letras nacionales. Pues bien; el PadreMárquez, con su afición al estudio, con su dedicación a laoratoria, para la cual posee cualidades no vulgares, podrá-hacer mucho bien en nuestro constado; ya que sólo con elejemplo se incita al trabajo a los jóvenes, y es el mejorestímulo para los que empiezan el camino del cultivo de lasletras.,

Los demás nombramientos han sido los siguientes: Defi-nidores, los Rvdos. PP. Fr. Juan E. González, Fr. AgustínAhumada y Fr. Raymund° Lizana. Secretario de Provincialö es de nuevo el que lo fué del Gobierno anterior, y lo fuetambién del Capítulo, su afectísimo hermano que firma estosrenglones. No parece sino que mis hermanos y superioreshan querido abrumarme a fuerza de confianza en mi lealtad,va .que la Providencia no me ha concedido otros dones de'los cuales pueda hacer ostentación en beneficio de mi Comu-nidad. Maestro de Novicios ha sido elegido el R. P. Fr. Darío'Cernadas, y de Postulantes, el R. P. Fr. Pedro José Lilian,piadoso autor de todas las Novenas de lös santos de nuestraOrden. De nuestros Conventos han sido elegidos los siguien-tes Comendadores: de Talca, R. P. Fr. José Gregorio Gonzá-lez; de Curicó, R. P. Fr. Pedro Nolasco Godoy; de Chimbaron-go, R. P. José Moyano; de Rancagua (casa de postulanta-do), R. P. ex Provincial Fr. Manuel Tapia; de Melipilla(casa de noviciado), R. P. Fr. José León Pérez; de Quillota,R. P. Fr. Benjamín Orellana, y de San Felipe, R. P. Fr. Pe-dro A. Valenzuela.

Este ha sido el resultado de nuestro Capítulo, celebrado,como digo al pi incipio, en medio de la armonía y fraternidadmáS completas, y en donde yo he podido ver patente la manode Dios y protección de nuestra Santísima Madre, que haparecido complacerse en sonreir maternalmente a sus hijosque no ha mucho ciñeron sus sienes con la corona de reinay elevaron su templo a los honores de basílica. Quiera ellaseguirnos protegiendo como hasta aquí, Y hacer de nuestraProvincia, sino una de las primeras de la Orden por su dis- •ciplina y observancia, al menos por el amor a su hábito y ladevoción a sus maternales ternuras.

Entre las disposiciones ordenadas por el Capítulo, y quehan venido a llenar una aspiración de todos los religiosos dela Provincia, es el aumento de los sufragios para nuestroshermanos difuntos. Se decretó que al fallecimiento de cadareligioso, además de los sufragios que prescribe NuestraSagrada Constitución, se le hiciera aplicar una corrida demisas gregorianas por el convento al cual pertenecía, y ade-más tres misas por todos los sacerdotes de la Provincia.También se legisló respecto a la recolección de fondos para

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contribuir a promover las causas cl.e la . beátifición y canoni-zación de nuestros santos.

La administración, la disciplina; la observancia fueronotros tantos tópicos de que se ocupó preferentemente el Ca-Pitulo, llegando a conclusiones prácticas que han de hacersesentir en la administración que bajo tan felices auspicios seinicia.• Pero noto que a la conclusión de esta correspondencia,

usted y mis lectores se • preguntarán con justa curiosidad:&y de qué han salido elegidos religiosos tan prestigiososcomo los Rvdos. PP. Infante, Flores ., Undurraga, etc? E l . pri-mero fué el gestor de la Basílica y de la venida a Chile delEmmo. Cardenal Benlloch; el segundo ex Provincial y deuna actividad apostólica de todos reconocida y alabada, y el

•otro fundador del Patronato de San Ramón y uno de lossacerdotes sociólogos más estimados en el país.

- Pues, bien; por eso mismo se les ha dejado en libertadPara que sigan desarrollando sus actividades sin ningúncontrapeso, sin ninguna traba, sin tener que preocuparse deotra cosa que aquello para lo cual Dios les ha favorecido condotes especiales; y así el P. Infante seguirá siendo el almade nuestra Basílica de Santiago,.proyectando y realizandofestividades para dar al culto mayor movimiento y esplen-dor; el P. Flores predicando ejercicios y retiros a sacerdotesY monasterios, en los campos y ciudades, y el P. Undurragaterminando los edificios comenzados en el Patronato paradar albergue a los niños desvalidos, a los obreros trabajo einstrucción sana y religiosa, y mejorando las condicionessociales del barrio en que está ubicada su obra, que ya hadejado sentir sus benéficos resultados.

Creo que con esta respuesta quedará satisfecha la justacuriosidad de nuestros lectores, y todos los amantes de laMerced sabrán que en Chile se hace obra de positivo pro-greso en bien de la Religión la Patria y la sociedad.

FR. DIEGO A. ROJASSecretario del Cap. y de Prov.

CRONICA DE FERROLNo te pongas conmigo en puntillas, lectora o lector amable, si

Por ventura no siendo tú de esta linda ciudad hallas poco equitati-vo el que estos desaliñados renglones se dediquen de una manera

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especial a nuestros.anunciantes, suscritores y lectores ferrolanoS.Que por qué así? Yo te lo diré. Has de saber que esta revista,

que como te es notorio se difunde per la gran urbe madrileña y.se

.

en Andalucía y Castilla, Cataluña, Aragón, Vascongadas yGalicia, que, cruzando los máres, es acogida cón cariño en lascultasy Florecientes Repúblicas americanas, tuvo su .cuna aquí;

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Se empeñan, en su loca ..Tresundiört en ver primero, y después'gustar las . -dulzuras de este •rnanä escondidas de la devoción, y .lamujer en cambio, - más humilde' y mas práctica,' cumple a la letrae l consejo del Salmista., esto es, gusta primero y después ve . clari-sitnamente a luz purísima de la antorcha de la fe y de la gracia'divinas.

'¡Ah.! Si la generalidad de los hombres hubieran saboreado unasola vez siquiera este manjar suavísimo, esté cristalino arroyo degracia y -de dulzuras que silencioso fluye de esa alacena divina..que se llama Sagrario, no andarían ciertamente desesperados','apedazada el alma y hecho una criba su corazón, ' hambreandouna gota de consuelo o un fementido placer de criaturas .que,arcilla deleznable, hoy son y mañana no parecen.

Si ellos supieran a qué saben unas avemarias rezadas'y des-.hojadas' como pétalos de una flor a las plantas benditas de la .Virgen... Madre nuestra... Esperanza nuestra..., en los amargosinstantes de la vida, en los momentos en que para nosotros no'Parece florecer la tierra sino cardos y ajenjos, de fijo no se veríantantos que vagan por el mar de este mundo desmantelados y desHorientados como naves sin gobernalle.

-Estas ideas, pío lector, vinieron a mi mente en la mañana delPostrero día de Ejercicios, cuando después que se - cantaron los

,lt imos piadosos motetes preparatorios 'para llegar al banquetettucarístico; después que se extinguieron los acordes del harmo-niurn y se hacía un alto y religioso silencio, contemplaba yo aque-lla masa • apiñada de gente integrada casi exclusivamente de.P i adosas y fervorosas mujeres de las más distintas clases socialesq ue oían ávidas las palabras del Padre Rector exhortándolasConfirmarse en los propósitos hechos aquellos días, y a recibir y'.convidar en su pecho al divino Maestro, repitiéndole aquellas.'ti ernas expresitnes con que en otro tiempo le invitaran losPulos de Emaús: «Señor, quédate con nosotros, porque-ya declina'l a tarde y las sombras caminan a Más andar».

Y lo recibieron, y tornó a sonar el harmonium y tornarontambién a cantar, y cuando recibieron la bendición papal comenzóel desfile del público, en cuyo aspecto no podía dejarse de 'adver-tjr las seriales del interno gozo, fruto de tan celestial banquete, a.Inten seguro que muchas de aquellas almas' antes dilaceradas porlas jaras y espinas de la vida, saborearían de nuevo alguna de lassentencias con que acababa la hojita-recordatorio de -tan piadososactos: « Venid a mí decía en una de ellas, todos los que estáis an-gustiados y atribdados, que Yo os aliviaré». y sin duda pensaríanen su interior: ¡qué verdad tan grande!, ¡qué verch:d tan grande!...

FR: MIGUEL ESCANEZ

4.0.•n•nn

13113L10012 AFIA°RGANOLOGIA, por Alberto Merklin. —Precio: 15 pesetas. -

Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón deJesús.—Madrid, 1924.—Los pedidos al autor, calle de Blanca deNavarra, núm. 5.—Madrid, 4.

, Hace mucho tiempo que organeros y organistas de los paísesUe lengua española, se lamentan de la falta absoluta de libros que

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entre estos hidalgos .hijos de Ferrol, cine, contagiados del entusias-mo 'Mariano que ardía y arde siempre .. (cómo no, si. Ella es . nues-tra Reina y nuestra. Madre?) en el pecho de los religiosos inerce-darios, supieron aportar para-su . sostenimiento, ya la limosna delanuncio, ya la 'de sus suscripcioneS, ya también muchas veces' lascuartillas de colaboración, sabroso y perfumado fruto de sus gala-nas plumas. • •

De aquí partió y aquí aspiró los primeros vitales alientos estaingenua publicación, entonces : niña, y' hoy ya garrida doncellaque levanta enlodas partes risueña, porque 'tiene vida, el blancoestandarte de la Merced, al par que con un mohín entre burlescoy despectivo deja sin ,replica a algún que otro trasnochado quecon cierto empacho, y no 'hallando su magín otro argumento, osatodavía preguntar por el número de los Mercedarios en España,'Olvidando de que lo bueno escaseó siempre, y de que no en todoslos mares se pescan las conchas madreperlas, y de que no esta eltoque en ser numerosos, sino .. en fin, que se me va el santo alcielo y se va a ir toda la crónica en prólogo.

Pues viniendo a mi propósito, he de manifestarte en primerlugar que la nota culminante de este mes la constituyeron lossantos Ejercicios que el Padre Gaite diö en esta Capilla con asisten-cia de numeroso público, no obstante andar en estos días gallar-deándose por las calles las tunas y los tunantes de carnaval,invitando al elemento joven y devoto con el sonar de sus violinesy.guitarras y el flamear de sus lazos y hopalandas, al jolgorio dela vida, como ellos dicen, en lugar del santo retiro.

Muchas veces me he • parado a considerar por qué tendrá tangran atractivo así para los de la clase humilde como para los de lamas fina aristocracia ferrolana, esta Capilla que no tiene otras apa-riencias .que las de un portalico de Belén. Y es que no hay dudade que Nuestro Señor se complace en premiar con algunas gotasdel vino delicioso de sus bodegas el sacrificio que todos se tienenque imponer para asistir a los cultos en tan reducido e incómodolugar.

Acuérdaseme a este propósito el inefable placer 'y deleite queafirmaba Sa.. _Juan de la Cruz sentían él y sus religiosos en unafundación pobrísima que hicieron donde por toda vivienda teníanuna húmeda habitación en un bajo que les servía de capilla, yuna manera de desván donde ni de rodillas casi podían ponerse,dado lo'abuahardi liado del techo; no obstante, con unos brazadosde heno que esparcieron por el piso, creyeron tener mullido lechopara su breve descanso; viceejercía aquel zaquizamí a un tiempode habitación y de coro; en invierno les penetraba, impelida delrecio viento, la nieve por las grietas y goteras, y era tan grandeel regocijo interno esperimentado por aquellos pobres frailes, queescribían a la Santa Madre Teresa de jesús no trocarían aquellafundación por ninguna otra aun cuando se la ofreciesen.

Esta dedada de miel, por así decirlo, con que el Señor premia,repito, los sacrificios que por El se hacen, pienso ser y no otra, lacausa de que afluya tanta gente, en especial del sexo devoto, aesta Capilla.

¡Lástima que la mayoría de los hombres (v ahora hablo de laasistencia al templo católico en general) se hallen privados deestos consuelos que el bondadosísimo jesús sabe prodigar sin me-.Jida a las almas que lo buscan!

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en su propio idioma les ensefiena conocer el complicado mecanis-mo del rey de los instrumentos, así corno la manera de investigar.

rentediar los entorpecimientos que, debido •a varias causas, fre-cüen..ternente ocurren en su funcionamiento. Por otra parte, esbien cierto que ese conocimiento, si es indispensable esencialmen-te al organero, ya sea éste constructor o bien reparador, es tam-bién muy conveniente al organista, toda vez que, no siendo posibletener al . organero siempre disponible para el caso en que la nece-sidad se presenta, es fácil también al organista diligente y estu-dioso el reparar por si mismo muchos de esos entorpeeimientos,supuesto el conocimiento del aparato que maneja.

Tal es el objeto que se propuso el Sr. Merklin al dar a luz lapresente obra. Es un hermoso volumen de 430 páginas, llenas depreciosos datos y luminosos gí-abados que ilustran la historia y latécnica de la construcción del órgano desde los tiempos más remo-tos en que comenzó a conocerse hasta . el . admirable desarrollo queen nuestros días ha alcanzado. Es de notar y alabar la serena im-parcialidad con , que el autor examina las escuelas de diversas.naeionalidades. 'descubriendo sus defectos y destacando sus bue-nas cualidades. Es representante .y heredero de la experiencia deuna de las casas de más gloriosa tradición en el complejo arte delorganero, ' y esa cualidad se hace bien patente en esta obra, la que,si para un orgauero constructor no es muy completa, nada dejaque desear respecto del organista que desea conocer a fondo suinstrumento, cosa que ninguno debería menospreciar.

Es de muy lamentables consecuencias el no reflexionar contoda atención sobre la competencia de aquel a quien ha de enco-mendarse la construcción, reforma o reparación de un órgano, ya. los que se encuentran en tal caso, me permito recomendar contodo interés la adquisición de la obra de Merklin, si no quierenexponerse a malgastat las cantidades, siempre intportantes, quetales trabajos requieren.

No quiero dar fin a estos renglones sin antes .manifestar alSr. Merklin, en lo que creo coincidirán todos los organistas espa-ñoles, el más. vivo agradecimiento por el cariño y benevolenciaque siente para con nuestro arte, y por haber elegido el hermosoidioma de Cervantes, como él mismo dice, prefiriéndole a losvarios otros que posee, además del suyo propio (el alemán), parala primera edición de su importante obra, y me adhiero a losentusiastas elogios que la prensa de diversas naciones le está tri-butando.

FR. JOSÉ MIGUÉLEZMadrid. 14 de Abril de 1924.

PADIOGRAMASAnulación de votos.-- Joven apesadumbrada de haber hecho

voto de entrar en religión.—Hace algunos años, niña aún,interna en un colegio de monjas y encantada de la vida decomunidad, hice voto de entrar de monja tan pronto llegasea la edad competente,- pero ahora, en mi casa, hija única,rodeada del cariño de los míos, con una inclinación grandea las obras del apostolado seglar, siento verdadera repug-

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nancia a la vida de clausura, ¿a quién debo acudir para queene dispense de este voto?

quién ha de acudir? A sus padres. Los votos de losmenores de edad, aun los de entrar en religión y de perpetuacastidad, en tanto son válidos en cuanto no obsta la volun-tad de los padres. Puede, pues, el padre, y en su defecto lamadre, irritar o sea anular los votos de sus hijos hechos dti.rante la minoría de edad. Esta anulación siempre es válida,Y para que sea permitida se necesita .alguna causa leve, quenunca falta. Pero, nótelo bien, si pueden anular los votos delos hijos, no pueden obligarlos a tomar tal o cual estado,Porque esa potestad de los padres no les fué dada para proL,vecho propio, sino para el de sus hijos.

Una suscriptora de La Habana.—elas mercedarias de DonJuan de Alarcón son descalzas? ¿Existen padres merceda-n'os descalzos?

Las mercedarias de Don Juan de -Alarcón se fundaron yse llamaron descalzas, pero no en el sentidoen que usted loP regunta, a saber formandp familia a parte en la Orden del a Merced, pues siempre se mantuvieron unidas a la Orden.,como también las •mercedarias «recoletas » de San Fernando,Y los padres mercedarios «recoletos » de América. Merceda-ríaS descalzas son aquí en Madrid las vulgarmente llamadasGóngoras, y muchos otros Conventos, como en Santiago,'Zamora, Miguelturra, etc.

Sí, existen padres mercedarios descalzos; los tiene usteden Toro (Zamora) y en Marchena (Sevilla). UJAN

NOTICIASMADRID

Viajeros.—Estuvo unos días con nosotros el muy reve-re. ndo P. Francisco Ferrer, Asistente general de la OrdenPor España en Roma. Continuó su viaje a Valencia, a dondele llevan deberes del cargo.

—Salió para el convento de Poyo el P. Fr. Fermín Luna,Peruano, que viene a perfeccionar y ampliar sus estudios.

--Tuvimos el gusto, después de cinco años de ausenciaen la provincia de Aragón, de saludar al P. Eugenio Váz-q uez, destinado al Perú a la formación de nuestros jóvenes.Es acertada .la elección, pues a su juventud y bríos para eltrabajo, une 'una cultura superior y la práctica acertada dela enseñanza en el coleeio de Lérida.

BARCELONA

Toma de habito. --Lo tomó en las Religiosas mercedarias,de San Gervasio, de manos del M. R. P. Fr. Alberto Barros,Provincial de Aragón, la Srta, Isabel Ordóñez, que cambié,su nombre por el de Mariana de Jesús. Nuestra enhorabuena.

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HERENCIANovena a San José. —Se celebró con gran solemnidad y

asistencia; predicó el R. P. Comendador, y concluyó con unanumerosa comunión general, aumentada con la de la cate-quesis. Las comuniones de este día se calculan en novecien-tas, hermoso día por cierto.

Ejercicios espirituales para hombres.—Desde el 23 al 30 deMarzo dió el P. Comendador unas interesantes conferencias,que se vieron muy concurridas. El resultado .confirmó lasesperanzas concebidas, casi todos los asistentes se confesa-ron, ayudándonos en este ministerio dos Padres Trinitariosde Alcaraz. La comunión ha sido tan numerosa como no serecuerda hace muchos años. Después de la última plática,recibieron nuestro escapulario unos ochenta ejercitantes.

Coro -de niños. --En el pasado Marzo inauguramos 'loscoros de niños de ioS «jueves Eucarísticos»; ya contamoscon seis coros, setenta y dos niños, y es tanto el entusiasmo,que esperamos serán pronto tan numerosos .estos coros comolos de los mayores, con que la comunión d los «jueves» seaproximará a mil.

SARRIA (Lugo).Cuaresma.—Se continuaron celebrando los ejercios domi-

nicales propios de este tiempo con gran concurso ávido deoir lapalabra elocuente del P. Comendador, que trató asun-tos importantísimos.

Novena a San José. —Se celebró del 19 al 27 del pasadomes en la iglesia parroquial de San Salvador, predicando lossermones Padres de esta Comunidad. La música corrió a,cargo de un coro de señoritas, bajo la dirección de la seño-rita Pura Castro. La comunión general fué muy numerosa.

FERROLPredicó el R. P. Gaite, Rector de esta Casa', la solemne

novena de San José, en la ciudad de Vigo. En Cangas, eltriduo en honor de la Virgen de los Dolores.

En el pueblecito de Seijo, y dedicado al Patriarca SanJosé, predicó uno el R. P. Ildefonso.

El P. Luis Barros pronunció asimismo el panegírico delos Dolores, en la parroquia de Barallobre.

> Santos ejercicios.----Los dirigió en esta capilla para lasalumnas de la Escuela dominical, y en la casa solariega delos señores Marqueses de Figueroa, respectivamente, el re-verendo P. Gaite.

Semana Santa.—La predicaron en Puentedeume, los reve-rendos PP. Luis e Ildefonso.

En Sillobre, el R. P. Nolasco Resviére.En Nieves (Pontevedra), el domingo de Ramos, y en Fe-

rro]. y Betanzos los demás días de Semana Santa, el reveren-do P. Gaite.