Baudrillard; Alteridad, Seducción y Simulacro

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Baudrillard; alteridad, seduccin y simulacroDr. Adolfo Vsquez Rocca - PUCV - Universidad Andrs Bellohttp://www.observacionesfilosoficas.net/alteridad.html

El reverso de la utopa1Vivimos en un universo fro, la calidez seductora, la pasin de un mundo encantado es sustituida por el xtasis de las imgenes, por la pornografa de la informacin, por la frialdad obscena de un mundo desencantado. Ya no por el drama de la alienacin, sino por la hipertrofia de la comunicacin que, paradojalmente, acaba con toda mirada o, como dir Baudrillard2, con toda imagen3 y, por cierto, con todo reconocimiento.El desafo de la diferencia, que constituye al sujeto especularmente, siempre a partir de un otro que nos seduce o al que seducimos, al que miramos y por el que somos vistos, hace que el solitario voyeurista ocupe el lugar del antiguo seductor apasionado. Somos, en este sentido, ser para otros y no slo por la teatralidad propia de la vida social, sino porque la mirada del otro nos constituye, en ella y por ella nos reconocemos. La constitucin de nuestra identidad tiene lugar desde la alteridad, desde la mirada del otro que me objetiva, que me convierte en espectculo. Ante l estoy en escena, experimentando las tortuosas exigencias de la teatralidad de la vida social. Lo caracterstico de la frivolidad es la ausencia de esencia, de peso, de centralidad en toda la realidad, y por tanto, la reduccin de todo lo real a mera apariencia.El xito de la identidad prefabricada radica en que cada uno la disea de acuerdo con lo que previsiblemente triunfa los valores en alza4. La moda, pues, no es sino un diseo utilitarista de la propia personalidad, sin profundidad, una especie de ingenuidad publicitaria en la cual cada uno se convierte en empresario de su propia apariencia.

La sociedad del espectculoLa moda ha contribuido tambin a la construccin del paraso del capitalismo hegemnico. Sin duda, capitalismo y moda se retroalimentan5. Ambos son el motor del deseo que se expresa y satisface consumiendo; ambos ponen en accin emociones y pasiones muy particulares, como la atraccin por el lujo, por el exceso y la seduccin. Ninguno de los dos conoce el reposo, avanzan segn un movimiento cclico no-racional, que no supone un progreso. En palabras de J. Baudrillard: No hay un progreso continuo en esos mbitos: la moda es arbitraria, pasajera, cclica y no aade nada a las cualidades intrnsecas del individuo6. Del mismo modo es para l el consumo un proceso social no racional. La voluntad se ejerce est casi obligada a ejercerse solamente en forma de deseo, clausurando otras dimensiones que abocan al reposo, como son la creacin, la aceptacin y la contemplacin. Tanto la moda como el capitalismo producen un ser humano excitado, aspecto caracterstico del diseo de la personalidad en sociedad del espectculo.La sociedad de consumo supone la programacin de lo cotidiano; manipula y determina la vida individual y social en todos sus intersticios; todo se transforma en artificio e ilusin al servicio del imaginario capitalista y de los intereses de las clases dominantes. El imperio de la seduccin y de la obsolescencia; el sistema fetichista de la apariencia y alienacin generalizada7.

El juego de las aparienciasVer y ser vistos, esa parece ser la consigna en el juego translcido de la frivolidad. El as llamado momento del espejo, precisamente, es el resultado del desdoblamiento de la mirada, y de la simultnea conciencia de ver y ser visto, ser sujeto de la mirada de otro8, y tratar de anticipar la mirada ajena en el espejo, ajustarse para el encuentro. La mirada, la sensibilidad visual dirigida, se construye desde esta autoconciencia corprea, y de ella, a la vez, surge el arte, la imagen que intenta traducir esta experiencia sensorial y apelar a la sensibilidad en su receptor.Nuestra soledad demanda un espejo simblico en el que poder reencontrar a los otros desde nuestro interior. Buscamos en el espejo la unidad de una imagen a la que slo llevamos nuestra fragmentacin.Con estupor tomamos las ltimas fotografas posibles, un pattico modo de certificar la experiencia o de convertirla en coleccin. Pareciera que la fotografa quiere jugar este juego vertiginoso, liberar a lo real de su principio de realidad, liberar al otro del principio de identidad y arrojarlo a la extraeza. Ms all de la semejanza y de la significacin forzada, ms all del "momento Kodak", la reversibilidad es esta oscilacin entre la identidad y el extraamiento que abre el espacio de la ilusin esttica, la des-realizacin del mundo, su provisional puesta entre parntesis.Como en La invencin de Morel9 donde un aparato reproduce la vida (absorbiendo las almas) en forma de rplica, en forma de mera proyeccin. Los Stones como souvenir de s mismos proyectados en el teln del escenario giratorio. La envidiable decreptitud de Mick Jagger con una delgadez mezquina y ominosa, como si fuera su propia narctica reliquia.Los rostros del otro, rostros distantes a pesar de su cercana, ausentes a pesar de su presencia, los miramos sin que ellos nos devuelvan la mirada. La alteridad no es ms que un espectro, fascinados contemplamos el espectculo de su ausencia. Tal vez los Stones estn muertos y nadie lo sepa. Tal vez sea una banda sustituta la que por ensima vez sacuda el mundo cuando comience su nueva gira por las ciudades de la Gran Babilonia.

El principio de realidadVivimos en un universo extraamente parecido al original -las cosas aparecen replicadas por su propia escenificacin -seala Baudrillard10. Como Disney World que es un modelo perfecto de todos los rdenes de simulacros. En principio es un juego de ilusiones y de fantasmas: los Piratas, la Frontera, el Mundo Futuro, etctera. Se cree a menudo que este 'mundo imaginario' es la causa del xito de Disney, pero lo que atrae a las multitudes es, sin duda y sobre todo, el microcosmos social, el goce religioso, en miniatura, de la Amrica real, la perfecta escenificacin de los propios placeres y contrariedades. La nica fantasmagora en este mundo imaginario proviene de la ternura y calor que las masas emanan y del excesivo nmero de dispositivos aptos para mantener el efecto multitudinario. El contraste con la soledad absoluta del parking autntico campo de concentracin, es total. O, mejor: dentro, todo un abanico de 'gadgets' magnetiza a la multitud canalizndola en flujos dirigidos; fuera, la soledad, dirigida hacia un solo dispositivo, el verdadero, el automvil. Por una extraa coincidencia (aunque sin duda tiene que ver con el embrujo propio de semejante universo), este mundo infantil congelado resulta haber sido concebido y realizado por un hombre hoy congelado tambin: Walt Disney, quien espera su resurreccin arropado por 180 grados centgrados. De cualquier modo es aqu donde se dibuja el perfil objetivo de Amrica, incluso en la morfologa de los individuos y de la multitud. Todos los valores son all exaltados por la miniatura y el dibujo animado. Embalsamados y pacificados. De ah la posibilidad de un anlisis ideolgico de Disney: ncleo del american way of life, panegrico de los valores americanos, etc., trasposicin idealizada, en fin, de una realidad contradictoria. Pero todo esto oculta una simulacin de tercer orden: Disney existe para ocultar qu es el pas real, toda la Amrica real, una Disneylandia (al modo como las prisiones existen para ocultar la lacra que es todo lo social en su banal omnipresencia, reducindolo a lo estrictamente carcelario). Disneylandia es presentada como imaginaria con la finalidad de hacer creer que el resto es real, mientras que cuanto la rodea, Los ngeles, Amrica entera, no es ya real, sino perteneciente al orden de lo hiperreal y de la simulacin. No se trata de una interpretacin falsa de la realidad (como la ideologa), sino de ocultar que la realidad ya no es la realidad y, por tanto, de salvar el principio de realidad.

Efectos de desaparicinImgenes de la gran urbe, fragmentos de los ltimos gestos humanos reconocibles. Los sujetos indiferentes a la presencia de la cmara se mueven segn el ritmo de sus propios pensamientos.Imgenes en movimiento: la estacin del Metro de Tokio, sper-carreteras, aviones supersnicos, televisores de cristal lquido, nano-ordenadores, y otros tantos accesorios que nos implantan una aceleracin a la manera de otras tantas prtesis tecnolgicas. Es la era del cyber-reflejo condicionado, del vrtigo de la cibermsica, de los fundidos del inconsciente en una lluvia de imgenes digitales, vrtigo espasmdico de seales que se encienden y apagan, del gesto televisivo, vrtigo espasmdico de seales que se encienden y se apagan, del gesto neurtico y ansioso del zapping o el molesto corte del semforo en las esquinas que parasitan el sistema de interrupciones artificiales y alimentan nuestra dependencia de los efectos especiales.La fragmentacin de las imgenes construye una esttica abstracta y laberntica, en el que cada fragmento opera independiente pero, a su vez, queda encadenado al continuo temporal de un instante narrativo nico. Podemos retener el mundo entero en nuestras cabezas.La aceleracin y los estados alterados de la mente. Los psicotrpicos. La representacin electrnica de la mente en la cartografa del hipertexto. Las autopistas de la informacin, donde todo acontece sin tener siquiera que partir ni viajar. Es la era de la llegada generalizada, de la telepresencia, de la cibermuerte y el asesinato de la realidad. El mundo como una gran cmara de vaco y de descompresin. Como la ralentizacin de la exuberancia del mundo.

NOTAS1 Este Artculo Baudrillard; alteridad, seduccin y simulacro; El reverso de la utopa ha sido reproducido en Tendencias 21, Revista Asociada al Captulo Espaol del Club de Roma, al Master en Bioinformtica de la Universidad Complutense de Madrid y al al Instituto de Ingeniera de Espaa. http://www.tendencias21.net/El-reves-de-la-utopia_a929.html2 BAUDRILLARD, Jean (1929-) Nacido en Reims, Francia, en 1929. Estudi filologa germnica en La Sorbona de Pars y ejerci como profesor de alemn en un instituto de enseanzas medias (1958-1966). En 1966 ley su tesis doctoral ('Le sistme des objets') bajo la direccin de Henry Lefebvre, e inici su actividad docente en la Universidad Pars X, en Nanterre, donde tuvo un papel activo en los sucesos de mayo del 68. Director cientfico del IRIS (Recherche sur l'Innovation Sociale) de la Universidad Pars-IX Daphine (1986-1990). En 2001 fue contratado por la European Graduate School de Saas-Fee, Suiza, como profesor de filosofa de la cultura y de los medios en los seminarios intensivos de verano.Le systme des objets (1968), La socit de consommation (1970), Pour une critique de lconomie politique du signe (1972), Le miroir de la production (1973), Lchange symbolique et la mort (1976), La consommation des signes (1976), Oublier Foucault (1977), Leffet Beaubour (1977), lhombre des majorits silencieuses (1978), Lange de stuc (1978), De la sduction (1979), Enrico Baj (1980), Simulacres et simulation (1981), Les stratgies fatales (1983), La gauche divine (1985), Lautre par lui-mme (1987), La transparence du mal (1990), La guerre du Golfe na pas eu lieu (1991), Lillusion de la fin ou la grve des avnements (1992), Figures de laltrit (1994), La pense radicale (1994), Le crime parfait (1995), Le paroxiste indiffrent (1997), Amrique (1997), De lexorcisme en politique, ou la conjuration des imbciles (1997), Car lillusion ne soppose pas a la ralit (1997), Le complot de lart (1997), Illusion, dsillusion esthtiques (1997), La grande mutation. Enquete sur la fin dun millnaire (1998), lombre du millnaire ou le suspens de lan 2000 (1998), Lchange impossible (1999), Sur le destin (1999), Sur la photographie (1999), Les objets singuliers: architecture & philosophie (2000), Dun fragment a lautre (2001), Mots de passe (2000), Lelevage de poussire (2001), Le ludique et le policier (2001), Au royaume des aveugles (2002), Lesprit du terrorisme (2002), Pataphysique (2002) y Au jour le jour, 2000-2001 (2003).La mayor parte de la obra de Baudrillard ha sido traducida a las lenguas espaola y portuguesa. A la primera: El sistema de los objetos, Siglo XXI, Ciudad de Mxico, 1969; La sociedad de consumo, Plaza y Jans, Barcelona, 1970; Crtica de la economa poltica y del signo, Siglo XXI, Ciudad de Mxico, 1976; El espejo de la produccin, Gedisa, Barcelona, 1980; El sistema de los objetos, Siglo XXI, C. de Mxico, 1981; El intercambio simblico y la muerte, Monte Avila, Caracas, 1981; Las estrategias fatales, Anagrama, Barcelona, 1984; Amrica, Anagrama, Barcelona, 1987; El otro por s mismo, Anagrama, Barcelona, 1988; Cool Memories, Anagrama, Barcelona, 1989; De la seduccin, Ed. Ctedra, Madrid, 1989 (Planeta-Agostini, Barcelona, 1993; Iberoamericana, Buenos Aires, 1994); Las estrategias fatales, Anagrama, Barcelona, 1991; La transparencia del mal. Ensayo sobre los fenmenos extremos, Anagrama, Barcelona, 1991; La guerra del golfo no ha tenido lugar, Anagrama, Barcelona, 1992; La ilusin del fin. La huelga de los acontecimientos, Anagrama, Barcelona, 1993; Cultura y simulacro, Kairs, Barcelona, 1993; El otro por s mismo, Anagrama, Barcelona, 1994; El crimen perfecto, Anagrama, Barcelona, 1996; Pantalla total, Anagrama, Barcelona, 2000. A la portuguesa: A sociedade de consumo, Edies 70, Lisboa, 1981; Amrica, Rocco, Rio de Janeiro, 1986; O Sistema dos Objetos, Perspectiva, So Paulo, 1989; Da seduo, Papirus, Campinas, 1991; Simulacros e simulao, Relgio Dgua, Lisboa, 1991; A transparncia do mal. Ensaios sobre os fenmenos extremo, Papirus, Campinas, 1992; A Iluso do Fim, Terramar, Lisboa, 1992; sombra das maiorias silenciosas. O fim e o surgimento das massas, Brasiliense, So Paulo, 1993; Para uma crtica da economia poltica do signo, Elfos, Lisboa, 1995; A troca simblica e a morte, Eds. Loyola, So Paulo, 1996; A Arte da Desapario, Ed. UFRJ, Rio de Janeiro, 1997; Tela total: mito-ironias da era do virtual e da imagem, Sulina, Porto Alegre, 1997; O Paroxista Indiferente, Edies 70, Lisboa, 1998.3 BAUDRILLARD, Jean, El otro por s mismo, Ed. Anagrama, Barcelona, 1997.4 RIVIERE, M, Diccionario de la moda, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1996.5 VSQUEZ ROCCA, Adolfo, La moda en la postmodernidad. Deconstruccin del fenmeno "fashion";http://www.ucm.es/info/nomadas/11/avrocca2.htm En NMADAS. 11 | Enero-Junio.2005 Revista Crtica de Ciencias Sociales y Jurdicas. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID.6 BAUDRILLARD, Jean, The Consumer Society, SAGE Publication, 1998, p. 1007 DEBORD, Guy, La sociedad del espectculo, Ed. Pre Textos, Valencia, 1999, cap. II La mercanca como espectculo. P. 51 y sgtes.8 El otro por s mismo, Anagrama, Barcelona, 19949 BIOY CASARES, Adolfo, La invencin de Morel, Ed. Emec, Buenos Aires, 1940.En la clsica novela de Ciencia Ficcin obra fundacional del gnero Morel ha inventado una mquina que permite capturar la entidad de las personas, su existencia en s, y reproducirla a voluntad. Pero esta captura implica la muerte de la persona que es registrada o grabada. La novela juega con la idea del solipsismo, el eterno retorno y los problemas ontolgicos identitarios.10 BAUDRILLARD, Jean, Cultura y simulacro, Kairs, Barcelona, 1993