Bases Modifciación Conducta

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Máster en Logopedia Clínica y Escolar Bases de Modificación de Conducta. Margarita Villanueva 1. INTRODUCCIÓN Nos llaman a la consulta, es una madre muy preocupada por su hijo. Tiene 14 años y en los últimos meses ha bajado su rendimiento escolar, ya no interactúa del mismo modo con los demás, se ha vuelto retraído, aquellas actividades que le hacían sentir bien ahora le parecen aburridas, va cansado, sin fuerzas y a la mínima salta con comentarios como déjame en paz, vete por ahí, quiero estar sólo… En otro momento es un padre el que nos adelanta que su hijo de 3 años se relaciona con los demás de un modo agresivo, a lo que nos comenta que suele dar patadas a sus compañeros de clase, trata los objetos sin cuidado y no respeta las posesiones de los demás. ¿Cómo abordamos cada uno de estos supuestos problemas? En primer lugar hemos de decidir si considerar cada uno de estos problemas como normal o anormal, y lo haremos en función de la fase evolutiva en la que se encuentre el niño. Para ello tendremos en cuenta: a. La edad cronológica del niño Muchas veces se comete el error por parte de padres, educadores y profesionales de la salud, de tratar un comportamiento que tarde o temprano ese niño abandonaría por tratarse de normal para esa edad. A continuación especificamos lo considerado normal evolutivamente: - al año de edad: - Orinarse en la cama - Ansiedad ante el extraño - Inquietud ante la separación - No saber leer - a los 2 ó 3 años de edad: - Agresiones hacia los compañeros y pataletas - No tener hábitos de autonomía

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Máster en Logopedia Clínica y Escolar

Bases de Modificación de Conducta. Margarita Villanueva

1. INTRODUCCIÓN

Nos llaman a la consulta, es una madre muy preocupada por su hijo. Tiene 14

años y en los últimos meses ha bajado su rendimiento escolar, ya no interactúa del

mismo modo con los demás, se ha vuelto retraído, aquellas actividades que le hacían

sentir bien ahora le parecen aburridas, va cansado, sin fuerzas y a la mínima salta

con comentarios como déjame en paz, vete por ahí, quiero estar sólo…

En otro momento es un padre el que nos adelanta que su hijo de 3 años se

relaciona con los demás de un modo agresivo, a lo que nos comenta que suele dar

patadas a sus compañeros de clase, trata los objetos sin cuidado y no respeta las

posesiones de los demás.

¿Cómo abordamos cada uno de estos supuestos problemas?

En primer lugar hemos de decidir si considerar cada uno de estos problemas

como normal o anormal, y lo haremos en función de la fase evolutiva en la que se

encuentre el niño. Para ello tendremos en cuenta:

a. La edad cronológica del niño

Muchas veces se comete el error por parte de padres, educadores y

profesionales de la salud, de tratar un comportamiento que tarde o temprano ese

niño abandonaría por tratarse de normal para esa edad.

A continuación especificamos lo considerado normal evolutivamente:

- al año de edad:

- Orinarse en la cama

- Ansiedad ante el extraño

- Inquietud ante la separación

- No saber leer

- a los 2 ó 3 años de edad:

- Agresiones hacia los compañeros y pataletas

- No tener hábitos de autonomía

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- en la edad preescolar (de 4 a 6 años)

- Conductas agresivas

- Conductas desafiantes

- Retraimiento social

- en la edad escolar (de 7 a 11 años)

- Problemas de aprendizaje y de rendimiento escolar

- Problemas con los compañeros

- en la adolescencia (de 12 a 17 años)

- Conducta desafiante

- Rehusar ir a dormir antes de media noche

- Problemas con los horarios de llegada a casa

- Dificultades con los hábitos de estudio

Teniendo en cuenta este listado conductual, podemos observar que el segundo de los

casos que nos han planteado en consulta no sería tratable, al tratarse de algo normal

pues los niños con una edad de 3 años e inferior carecen de la capacidad de empatía o

ponerse en el lugar del otro, por lo que no podemos atribuir una intencionalidad a su

conducta. Una vez que empiezan a tenerla comenzarán a disminuir las agresiones.

b. El nivel de desarrollo cognitivo y social

Sería otro factor a tener en cuenta. Hemos de especificar en este apartado la

diferencia entre el nivel de desarrollo cognitivo relativo a la edad o al desarrollo

intelectual.

Las técnicas de modificación de conducta pueden utilizarse independientemente del

desarrollo intelectual del niño.

c. El ambiente familiar

En la consulta privada son los padres quienes suelen acompañar a un niño a terapia,

y, en especial la madre. Aunque es muy común que quienes hayan dado el primer aviso

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de anormalidad sea el profesor o el médico, a raíz del comportamiento o la

sintomatología.

d. El contexto social y cultural.

Se pueden dar dos situaciones diferentes en este caso:

La primera de ellas sería la referente al hecho de que en una consulta privada los

casos que comúnmente asisten son problemas menores, sin una patología muy grave y

donde generalmente es útil nuestra actuación utilizando técnicas cognitivas y

conductuales; pero también puede ocurrir que por miedo a la medicación o por

desconocimiento por parte de los padres de los criterios diagnósticos, nos vengan niños

con un trastorno grave donde la primera alternativa a seguir sería el ingreso

hospitalario. Siempre que sea este el caso hemos de asumir nuestra falta de competencia

en el caso y derivarlo, lo cual realmente reafirma nuestra profesionalidad. No por el

hecho de que esos padres hayan confiado en nosotros hemos de ser los únicos en tratar

al niño si no disponemos de las herramientas necesarias.

Si iniciamos la terapia, y teniendo en cuenta que queremos modificar el estado

patológico inicial con el que viene el paciente, hemos de pensar que prácticamente todas

nuestras conductas, sentimientos y pensamientos han sido aprendidas a lo largo de

nuestra vida. Es decir, si es aprendida, es estable y se ha adquirido a través de la

experiencia o la práctica. Por lo tanto, hay varios principios que debemos tener en

cuenta:

a. Si es aprendida también se puede “desaprender” o modificar

b. Esa modificación ha de ser igualmente estable

c. Ha de ser el resultado de la práctica o la experiencia.

2. MODIFICACIÓN DE CONDUCTA PASO A PASO

2.1. ESTABLECIMIENTO DE LA CONDUCTA A MODIFICAR

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I. DEFINIR LA CONDUCTA

Una vez que se ha realizado una primera evaluación estableceremos la conducta

que queremos modificar. Para ello es importante DEFINIRLA y en este caso no

debemos caer en errores como pueden ser el recurrir al destino o la herencia para

definir la conducta ni a las etiquetas y las interpretaciones generales que suelen ser

incorrectas e injustas. Las preguntas que debemos hacer para intentar solucionar el

problema es ¿QUÉ?, ¿QUÉ ES LO QUE HACE? Así evitaremos poner etiquetas ni

atribuir el comportamiento a la herencia.

Un ejemplo sería el que se especifica en la siguiente tabla:

En vez de Diremos

Es rebelde Se ha fugado de casa en tres ocasiones

Es agresivo Ha pegado a otros compañeros

cuando le han cogido algo de material

Es desaseado No se lava los dientes tras las comidas

Así serán éstas las conductas que analizaremos e intentaremos modificar.

Por otro lado, todas las conductas tienen parámetros que nos ayudan a definirlas. Estos

serían:

- El número o variedad de conductas. Por ejemplo: Juan, cuando trata de

hablar en público se muerde las uñas, agacha la cabeza y acaba yéndose

de la situación.

- La intensidad. De este modo se especificará cuánto malestar o grado de

ansiedad puede sufrir Juan en dicha situación, o cuánto grita un niño que

tiene conductas disruptivas, etc.

- La frecuencia, es decir, cuántas veces se dan las conductas problema, y

- La duración, o cuánto tiempo se da cada vez que aparecen.

Conductas positivas vs negativas

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Es importante el definir las conductas tanto en negativo como en positivo, es decir,

especificar la conducta que se considera apropiada y es incompatible con la inadecuada.

Dicha definición ha de ser de tal modo que, como hemos dicho, nos permita detectar

con claridad cuándo, cuál es la frecuencia y con qué intensidad se ha producido la

conducta.

No podemos olvidar que las cogniciones o pensamientos también pueden ser definidos

y susceptibles de modificación, ya que muchas veces son responsables de la cadena

conductual inapropiada.

Conductas graduables

Para que la terapia sea efectiva es importante modificar las conductas de una manera

gradual, y teniendo en cuenta que muy frecuentemente la modificación de las primeras

induce el cambio en las siguientes sin necesidad de una intervención directa.

Déficit, exceso, conducta inadecuada y conducta adecuada

Otra forma de definir una conducta sería en términos de déficit, exceso, inadecuación y

conductas adecuadas. Un ejemplo de cada una sería el déficit en habilidades sociales, el

exceso de actividad, el hablar habitualmente de forma exagerada en contextos que

requieren prudencia o el adaptarse a cada contexto de un modo apropiado.

II. ANALIZAR LA CONDUCTA

Estímulos y consecuencias

Una conducta va precedida de uno o más estímulos o antecedentes (E) y la seguida de

una o varias consecuencias (C).

Estos estímulos y/o consecuencias son los favorecedores de la aparición y

mantenimiento de las conductas, ya que favorecen a la persona que las recibe. Por

ejemplo, podemos afirmar que muchos trastornos de ansiedad se mantienen a lo largo

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del tiempo por la conducta de evitación que lleva a cabo la persona que, por un lado

actúa de causa y, por otro, de consecuencia.

De hecho hay “E” y “C” tan fuertes que aunque sólo se produzcan de manera

esporádica son capaces de mantener una conducta durante años como es el caso del

juego patológico.

Los antecedentes

Los Estímulos: A veces es posible eliminar, o al menos controlar, la configuración

estimular (situación) que provoca o favorece la aparición de una conducta que

deseamos eliminar o reducir.

Existen dos tipos de antecedentes: los remotos y los próximos.

Los antecedentes remotos son aquellos que pertenecen al pasado, es decir, la historia de

aprendizaje anterior y el repertorio de habilidades y conductas de que dispone.

Los antecedentes próximos se refieren a las circunstancias actuales y a los aprendizajes

más inmediatos.

Ambos aprendizajes afectan a la conducta actual.

La conducta se manifestará en determinadas circunstancias y situaciones, en presencia

de determinadas personas, en momentos determinados y en lugares determinados. Es

por ello que para analizar la conducta hemos de realizar las siguientes preguntas:

¿Qué?

¿En qué lugares?

¿En qué momentos?

¿Con qué o ante qué personas?

¿En qué situaciones concretas?

Las consecuencias

Las Consecuencias: los refuerzos y los castigos

En general, podemos decir que hay dos tipos de consecuencias o respuestas del entorno

tras la aparición de una conducta:

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- Los Refuerzos son aquellas consecuencias que aumentan la probabilidad

de aparición de la conducta en un futuro.

Existen dos grandes tipos de refuerzos positivos; los materiales (chucherías, regalos…),

y los sociales (el elogio, el reconocimiento por parte de los demás y por parte de uno

mismo).

- Los Castigos son aquellas consecuencias que disminuyen la posibilidad

de aparición de la conducta en un futuro. De este modo, si hasta el

momento hemos utilizado “castigos” para intentar eliminar la conducta

de un niño sin éxito es porque, por cualquier razón, este castigo ha

funcionado más como un refuerzo (pues ha mantenido o aumentado la

conducta) que como un castigo. Sucede en muchas ocasiones que se ofrece

más atención a un niño cuando se porta mal que cuando se comporta bien,

por lo que, sin querer estamos manteniendo el refuerzo con la atención de

la conducta disruptiva.

Tengamos en cuenta que los castigos indiscriminados y los sermones no son

procedimientos adecuados de cambio.

Si una conducta determinada va seguida de una recompensa, la persona tenderá a

repetir el comportamiento con mayor frecuencia y lo aprenderá mejor. Por otro lado, si

la conducta va no va seguida de consecuencias agradables el resultado será su

debilitamiento y, con el tiempo, extinción.

En estos casos, las preguntas que debemos hacernos sería:

¿Qué?

¿Qué ocurre después de la actuación del sujeto?

¿Cómo respondemos nosotros?

¿Qué obtiene la persona con su comportamiento?

Todas las personas influimos en las demás, de modo que el comportamiento se

modificará en función de las respuestas de los otros.

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III. REGISTRAR LA CONDUCTA

Observación

El tercer paso necesario antes de iniciar un programa de modificación de

conducta es observar la conducta.

Esto ha de hacerse durante un período de tiempo suficiente para que su registro, que

sería el siguiente paso, sea fiable. Dependerá del tipo de conducta pero una semana

puede ser un tiempo suficiente.

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Ejemplo:

Conducta: morderse las uñas

Días Frecuencia

Lunes 10

Martes 15

Miércoles 8

Jueves 9

Viernes 7

Sábado 6

Domingo 5

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CONDUCTA

MOMENTO DEL

DÍA

FRECUENCIA

Número de

veces

DURACIÓN

Tiempo en

segundos o

minutos por

ocasión

INTENSIDAD

Mucho, bastante,

poco

LUNES

MARTES

MIÉRCOLES

JUEVES

VIERNES

SÁBADO

DOMINGO

Posteriormente la registraremos en una Gráfica de Frecuencias y en una Tabla de

Contingencia.

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Gráfica de frecuencias

En la Gráfica se anotará la frecuencia de la conducta en el período de tiempo que

determinemos, que como normalmente se subdivide en fracción de día o semana. A éste

registro se le denomina Línea base y representa la conducta antes de que iniciemos

nuestra intervención.

En el gráfico anterior se establece la línea base de pelos arrancados durante un período

de tiempo en un caso de tricotilomanía.

Es conveniente que, durante la intervención, se sigan realizando sucesivas Gráficas con

el fin de comprobar la evolución. Esto nos dará cuenta de si nuestro plan de

intervención está siendo efectivo o no, por lo que nos da la posibilidad de modificarlo si

es necesario.

Por otro lado, es frecuente que se produzca reactividad, es decir, que el simple hecho de

ir registrando una conducta pueda modificar su frecuencia. Esto se da sobre todo

cuando quien registra la conducta es la persona que está tratándose, como puede

ocurrir con el fumador que contabiliza el número de cigarrillos que consume al día.

Al finalizar el programa, el establecimiento de la Línea Base inicial va a permitir que

nos hagamos conscientes del cambio.

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Por otro lado, al registrar cada momento de aparición de la conducta en una tabla,

anotamos CUANDO, DONDE Y ANTE QUIEN, así cómo QUÉ OCURRE ANTES (“E”)

y QUÉ DESPUÉS (“C”).

Como dijimos al principio, el análisis de ésta información nos pondrá en la pista sobre

ante qué tipo de conducta estamos, qué la provoca y cuál es, entonces, la mejor manera

de modificarla.

2.2. ELECCIÓN DEL MÉTODO DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA

Ya hemos hablado de que toda conducta está precedida por unos estímulos y

generan unas consecuencias, de modo que se favorece de este modo el mantenimiento

de la conducta problema.

Por tanto, para saber qué tipo de método hemos de utilizar tendremos que tener en

cuenta estos estímulos y consecuencias con el fin de aumentar, disminuir o eliminarlos

y así poder erradicar la conducta.

I. MÉTODOS

Las consecuencias que siguen o acompañan a una conducta son las que

determinarán la probabilidad de que se repita en el futuro. Por tanto, podemos

establecer distintos métodos para su control.

Existen tres formas fundamentales de controlar una conducta: ambas tienen en común

que combinan estrategias para responder no sólo a la conducta inadecuada, sino

también a la adecuada.

Vamos a ver los tres principios básicos:

1. Ignorar la conducta inapropiada del niño privándole de la posibilidad de recibir

refuerzos cuando la realice.

2. Si las consecuencias que reciben suponen una recompensa, deben dejar de serlo.

3. El niño ha de ser premiado o recompensado de forma inmediata a la realización

de la conducta adecuada.

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A veces nos resulta costoso determinar qué es lo que influye en la conducta

principalmente. Para poder determinarlo hemos de realizar preguntas como las

siguientes:

¿Qué es lo que pone en movimiento, en esta situación, la conducta problema de

mi hijo?

¿Qué estímulos provoca esta reacción?

¿Qué es lo que la mantiene?

¿Qué consecuencias positivas tiene el realizar esa conducta inadecuada para el

propio niño?

Ejemplo:

Estímulo Conducta Consecuencia

Orden de la madre Irene obedece y pone la

mesa para comer

Irene recibe un elogio

Estímulo Conducta Consecuencia

Orden de la madre Irene protesta y no

obedece

Irene sigue jugando a la

wii y no pone la mesa

Como podemos observar en los anteriores ejemplos, Irene ha obtenido una

consecuencia positiva de obedecer, pero a veces las cosas se complican y la conducta de

uno puede ser el estímulo o consecuencia para la conducta del otro como ocurre en el

siguiente ejemplo:

Estímulo Conducta Consecuencia

Tras dar la orden la

madre ve que Irene

protesta y comienza a

faltar al respeto y a

La madre dice que ella

pondrá la mesa pero que

se calle ya

Irene se calma y la

madre también

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gritar

Esto se complicará en función de las personas que intervengan en cada situación, por lo

que tendremos que tener en cuenta a todas y cada una a la hora de analizar la conducta

problema.

A continuación vamos a ver los distintos métodos que podemos utilizar, una vez que

hemos analizado la conducta, para aumentar la conducta adecuada o disminuir la

problemática.

Método 1

Premiar la conducta adecuada e ignorar sistemáticamente la inadecuada: Se

utiliza cuando del análisis inicial de la conducta se desprende que si castigamos

estamos en realidad premiando, pues el niño consigue que le atiendan.

Con éste método es habitual que en un principio el niño aumente la conducta

inadecuada en busca de la atención que antes recibía por ella. En éste momento es

especialmente importante atender siempre y sólo tras la conducta adecuada.

Cuando la conducta problema se da en grupo, como por ejemplo en una clase, a veces

es difícil conseguir que el resto del grupo ignore la conducta disruptiva. Para ello, se

hace necesario acordar con los niños una clave, de tal modo que cuando el profesor la

haga significará, por ejemplo, que los niños deben continuar su actividad sin decir ni

hacer nada (o bien hacer una actividad distinta previamente acordada).

Método 2

Premiar la conducta adecuada y castigar sistemáticamente la inadecuada

Como hemos explicado ya, cuando hablamos de castigo nos referimos a la pérdida de

privilegios o de aquello que le guste al niño.

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Ésta sería una buena alternativa cuando con el método “1” no hemos conseguido

extinguir la conducta-problema o cuando desde un principio es difícil de ignorar (Ej.:

conductas violentas hacia otros niños o hacia sí mismo).

La conveniencia de un método u otro depende en cada caso del tipo de conducta,

siendo el Método 1 más eficaz ya que crea una relación más positiva entre el adulto y el

niño a quien trata de modificarse la conducta.

Por otro lado, a menudo el castigo supone que el niño reduzca sus conductas

inadecuadas pero sólo cuando está presente la persona que castiga. Por ejemplo, un

niño no pega a su hermano pequeño mientras está su madre delante, que le castiga si lo

hace, pero no ocurre lo mismo si esta no se encuentra.

Por ello, el objetivo principal cuando tratamos de modificar una conducta inadecuada

en un niño es comenzar regulándola desde fuera para llegar a que él mismo se acabe

controlando. Se trata de un proceso desde lo exterior a lo interior, el cual supone la

búsqueda del reconocimiento de los demás y no el miedo al castigo.

2.3. TÉCNICAS PARA INCREMENTAR UNA CONDUCTA

1. Concretar la meta o metas que queremos conseguir en términos positivos y

específicos. Para ello tendremos en cuenta:

a. Que podemos ser flexibles tras haber evaluado al niño si nos damos

cuenta de que la meta inicial que habíamos establecido es menos

importante que otras que hemos observado posteriormente.

b. Hemos de informar a las personas que se relacionan con el niño de las

consecuencias que van a derivarse del cambio de conducta de este sobre el

ambiente y sobre los demás.

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c. Hemos de hablar con el niño para informarle de la conducta que

pretendemos que comience. Esto lo haremos en términos positivos, como

se detalla a continuación.

Términos negativos Términos positivos

No seas irrespetuoso Debes respetar más a tu padre

No debes ser tan desordenado Debes ordenar tu habitación

No bebes gritar tanto Debes hablar más flojo cuando te

dirijas a los demás.

No debes… Debes…

Podemos definir también la conducta problemática en función de su especificidad:

Etiquetas generales Conductas específicas

María es desobediente - María no se cepilla los dientes

después de comer a pesar de

que se lo tengo dicho.

- María recoge la ropa y la mete

en bola en el armario.

2. Observar si ha realizado el niño/a ya esa conducta en alguna situación

determinada.

Si es así partiremos de esa situación para establecer los estímulos que vamos a

incrementar.

3. Reforzar la conducta adecuada mediante recompensas. Estas recompensas las

evaluaremos en función de:

a. Su eficacia. Es el propio niño quien establecerá la eficacia de los

reforzadores. Por ello lo más apropiado es ofrecerle un listado de ellos y

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que él mismo elija, o bien preguntarle directamente acerca de qué cosas le

gustaría conseguir.

b. La facilidad de aplicación. Deben ser fácilmente aplicables. Estar a mano

cuando queramos recurrir a ellas de forma inmediata.

c. Su significado. Con esto nos referimos a la importancia que le de el niño a

dicha recompensa. Debe ser realmente gratificante para que pueda ser un

buen motivador para el cambio.

El refuerzo positivo

Cuanto más se aplique un refuerzo positivo consecuente con una conducta, más

probable será que dicha conducta se repita posteriormente.

Proceso:

- Seleccionar la conducta a incrementar. Ésta ha de ser específica como hemos

explicado anteriormente.

- Seleccionar el refuerzo a utilizar. Tendremos en cuenta que sea asequible, que se

pueda utilizar de forma continuada sin que el niño se acostumbre rápidamente al

mismo para que no pierda su carácter reforzador, y se deben utilizar distintos

refuerzos para evitar el cansancio.

- Informar al niño del plan que hemos trazado, es decir, describir claramente qué

esperamos de él y las consecuencias positivas que obtendrá. Si el reforzador es

material ha de acompañarse de alabanzas, atención y caricias.

- Para mantener la conducta deseada y generalizarla a otras situaciones

utilizaremos refuerzos sociales o de naturaleza más abstracta.

Es conveniente evaluar periódicamente la conducta modificada con el fin de

favorecer su mantenimiento en el tiempo.

Moldeamiento o aprendizaje por aproximaciones sucesivas

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Esta técnica la utilizaremos cuando la conducta a crear es una que no pertenece al

repertorio del niño, o bien, cuando dicha conducta se divide en otras más complejas.

Proceso:

- Seleccionar la conducta meta final. Elegiremos las conductas específicas y no

generales.

- Seleccionar un refuerzo apropiado.

- Plan inicial de acción: comenzaremos seleccionando una conducta inicial

existente previamente en el repertorio del niño, de las que más se asemejen a la

conducta final. Posteriormente estableceremos los posibles pasos o

aproximaciones sucesivas que tendrá que realizar el niño hasta llegar a la

conducta final.

- Reforzaremos las aproximaciones sucesivas. En este caso, comenzaremos

reforzando la conducta inicial, cada veza que sea emitida. No daremos ningún

paso nuevo hasta que no se haya adquirido o consolidado la aproximación

previa. No avanzaremos muy deprisa, con el fin de evitar el perder la

aproximación previa por extinción, antes de haber consolidado la nueva

aproximación. Tampoco iremos demasiado lentos porque corremos el peligro de

reforzar demasiadas veces un mismo paso. Los pasos serán lo suficientemente

pequeños como para no perder por extinción la aproximación previa. Dejaremos

de reforzar la conducta anterior cuando se empiecen a producir resultados de la

conducta siguiente.

Puede ser un problema que el niño deje de emitir una conducta a lo largo del

proceso. Veremos, en este caso, si es que estamos yendo demasiado rápido,

demasiado despacio, o utilizando un refuerzo ineficaz.

Si una vez observado cada uno de estos aspectos, vemos que el niño sigue

teniendo dificultades, será preciso tener que añadir pasos o conductas

intermedias en el punto de dificultad.

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Encadenamiento de respuestas

En este caso las conductas previas no han de extinguirse para conseguir la siguiente,

como ocurre en la técnica de aproximaciones sucesivas, sino que han de mantenerse

tanto durante como después del aprendizaje de la conducta final.

Existen dos tipos: el encadenamiento hacia delante y el encadenamiento hacia atrás.

En el primero, se realiza desde el principio de la secuencia de respuestas hasta la

conducta final.

Proceso:

- Seleccionaremos la conducta final, más o menos compleja.

- Se dividirá la conducta final en conductas intermedias o submetas.

- Seleccionaremos un refuerzo apropiado.

- Comenzaremos reforzando la primera de las conductas parciales.

- Tras haberse realizado y reforzado la primera conducta parcial, pasaremos a la

segunda manteniendo la primera y reforzando el conjunto formado por la

primera y la segunda submetas.

- Cuando todas las conductas parciales hayan sido realizadas y reforzadas, se

reforzará al niño por la conducta completa.

- El refuerzo elegido será suficiente para que el niño realice por sí mismo la

conducta completa en la fase final del entrenamiento.

- Generalmente ayuda hacer una demostración al niño de los movimientos

adecuados a realizar, sirviendo de modelos o estímulos de ayuda.

En el encadenamiento hacia atrás se realiza el proceso opuesto al anterior, es decir, se

realiza todo el repertorio de conducta, posteriormente se deja el último paso para que lo

realice el niño, después el penúltimo y así sucesivamente combinándolo con el refuerzo

como ya se ha expuesto anteriormente.

Principio de Premack

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Referido en el hecho de que una conducta puede reforzar a otra siempre que la primera

se produzca con más frecuencia que la segunda.

Recordar:

1. Cuando se comienza un aprendizaje es preciso reforzar todas las reacciones

positivas emitidas por el niño.

2. No reforzar nunca las conductas que estamos tratando de hacer desaparecer.

3. Recompensar al niño inmediatamente después de que se realice la conducta

adecuada.

4. Recompensar todos los progresos a medida que se vayan produciendo.

Programa de fichas

Cuando la recompensa no se puede ofrecer inmediatamente por el motivo que sea, o

bien cuando es de tal valor que no es equiparable a la realización de la conducta

adecuada, podemos utilizar un programa de fichas. En este caso el niño podrá ganar

una serie de fichas o puntos que canjeará posteriormente por objetos o refuerzos más

tangibles, la realización de actividades o algo que le agrade especialmente.

Procedimiento:

Elaboramos (teniendo en cuenta las preferencias del niño) una lista en la cual aparezcan

los premios y cuantos “puntos” vale cada uno.

Acordamos con el niño cuántos puntos va a ganar tras la conducta adecuada, y cuántos

va a perder tras la inadecuada.

Los puntos se representan con fichas de colores que se dan o se quitan inmediatamente

después de la conducta.

Es conveniente que el niño lleve su propio registro de puntos, anotando en un

calendario cuántos va ganando, cuántos perdiendo y cuántos le quedan para conseguir

un premio (los puntos se pueden acumular para conseguir premios superiores).

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La entrega de cada “ficha” debe ir acompaña de un refuerzo social (elogio), y que

aunque en un principio todas las conductas adecuadas se sigan de un premio (o, en su

representación, de una ficha), la consecución de éstos se espaciará cada vez más hasta

desaparecer, quedando al final únicamente los refuerzos sociales, que además son los

que, en definitiva, se dan en las situaciones naturales.

Podemos fijar un momento para obtener los puntos, como por ejemplo, al levantarse o

al acostarse.

Por otro lado, el sistema que establezcamos para obtenerlos no debe ser tan difícil como

para que al niño le cueste conseguirlos ni tan fácil que se obtenga sin apenas esfuerzo.

Modificaremos el programa si surge alguna dificultad.

Los contratos de contingencias

Estos requieren un acuerdo entre las partes contratantes, por lo que cada parte debe

desear el cambio para que sea efectivo.

Procedimiento:

1. Preparar el ambiente para la negociación.

2. Elegir entre ambas partes la conducta-objetivo.

3. Establecer los criterios conductuales de la conducta objeto (cuándo, dónde, con qué

frecuencia,…).

4. Llegar a un acuerdo claro sobre las conductas a modificar.

5. Las conductas pactadas deben existir en el repertorio del sujeto.

6. Elaborar una lista de reforzadores y ordenar en función de la preferencia.

7. Deben especificarse las consecuencias positivas de las conductas.

8. Al principio se deben reforzar pequeños cambios.

9. Llevar un sistema de registro para medir las conductas emitidas

10.- Puede añadirse una cláusula de penalización o de bonificaciones.

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11.- Incluir una cláusula de renegociación y asegurar la verificación periódica de la

eficacia del contrato

12.- Firmar ambas partes el contrato.

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Ejemplo de contrato

Contrato firmado en ___________ el día __________ de _____________ entre

____________________________ y sus padres ______________________________

Que empezará a regir a partir del día ______________________________

Por un periodo de __________________________ y que podrá ser renovado o

renegociado con acuerdo de todos ellos.

El chico _______________________________ se compromete a:

Respetar las horas de llegada a casa ……………………….2 puntos

Sacar todos los días la basura ……………………………...2 puntos

Hacer la cama todos los días antes de ir a clase...…………..2 puntos

Recoger la habitación ………………………………………2 puntos

Los padres _______________________________ se comprometen a:

Dar al chico los puntos conseguidos cada día.

Pagar cada punto a 2 euros como paga semanal al concluir la semana.

Si el niño consigue 16 o más puntos de lunes a viernes, el sábado podrá

traer a un amigo a dormir a casa.

Si el chico consigue 30 o más puntos de lunes a viernes, el fin de semana

podrá salir el sábado por la noche.

Si consigue 8 puntos al día se le permitirá chatear durante 1 hora al día.

Firman este contrato en __________ a _________ de __________ de ______

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Cuando se trata de una conducta compleja, hemos de desglosarla en varios componentes, los cuales serán

puntuados individualmente.

En este caso especificaremos los siguientes términos:

- Cada conducta parcial en la que hemos desglosado la conducta global.

- Los días de la semana en que estará vigente el contrato.

- Las consecuencias derivadas o los premios que se podrán obtener con los puntos conseguidos.

- La firma de las partes intervinientes en el contrato.

2.4. TÉCNICAS PARA REDUCIR UNA CONDUCTA

La extinción de conductas: la retirada de atención y el ignorar

Tiempo fuera

El tiempo fuera puede ser una forma eficaz de castigo. Una variante del tiempo fuera

puede ser la técnica de El rincón. Consistiría, por ejemplo, en poner al niño de cara a la

pared o desplazarlo del juego que estaba llevando a cabo. Se trata de castigar al niño

inmovilizándolo durante unos minutos en una silla, un cuarto, frente a una pared y

sacarlo del lugar donde se ha portado mal.

Hay una serie de pautas a seguir en el tiempo fuera:

- Elegir un buen rincón, aburrido, pero ni oscuro ni cruel. Nunca ha de ser una

habitación llena de juguetes ni objetos con los que pueda jugar ni distraerse como

agua, herramientas, etc.

- Explicar al niño las reglas del rincón en un momento tranquilo.

- Un minuto por año de edad es el tiempo que ha de permanecer el niño en ese

aislamiento. El tiempo máximo ha de ser de 8 minutos. Así es más fácil que

pueda repetirse varias veces al día. Los castigos largos no benefician.

- Añadir minutos si se repite la conducta castigada. Un minuto por cada rato de

resistencia. El máximo ha de ser tres penalizaciones. Si las supera, castigar de

otro modo, como quedarse sin ver los dibujos.

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Bases de Modificación de Conducta. Margarita Villanueva

- El rincón no ha de convertirse en un lugar donde pueda eludir sus

responsabilidades. Puede ocurrir que castiguemos en el rincón al niño por no

recoger sus juguetes, lo cual puede ser más positivo para este que la propia

obligación anterior. En este caso debería mandarse al rincón y después cumplir

esa responsabilidad.

Esta técnica puede usarse en lugares públicos alejando al niño de la gente,

especialmente si hay niños, llevándolo al aseo o al pasillo, al rellano de la escalera, la

calle, el coche, etc. Es muy efectiva si se utiliza bien, pero puede ocurrir que con niños

muy rebeldes no funcione.

Cuando tratemos de extinguir una conducta inadecuada, hemos de tratar

simultáneamente de ir creando, incrementando o adecuando otras conductas

adaptadas. Para ello premiaremos al niño cualquier progreso que realice,

independientemente de la corrección con que se emita la conducta.

El castigo

Ante el castigo, nos encontramos con el problema de que el niño no aprende una

conducta nueva, sino que únicamente nos serviría para reducir una conducta

determinada.

En este caso, sería de última elección debido a una serie de consecuencias que pueden

derivarse del mismo:

- Puede generar sentimientos de miedo y temor entre padres e hijos.

- Hace aprender al niño conductas de huída y evitación.

- El niño puede aprender a engañar para evitar el castigo.

- El niño puede acabar imitando el modo de ser castigado, es decir, las conductas

agresivas.

Sí es aconsejable cuando:

- El problema de conducta es tan frecuente que no existe una conducta alternativa

para recompensar.

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- La conducta del niño pone en peligro su propia seguridad o la de los demás.

- Cuando la recompensa que va unida a la conducta problema es más fuerte que la

ocurrencia de una conducta más adecuada.

Para que el castigo sea eficaz ha de aplicarse inmediatamente a la ejecución de la

conducta problema. Por otro lado, el niño ha de aprender una conducta positiva

alternativa y ésta ser recompensada inmediatamente.

Nunca recompensar la conducta que se castiga. Esto haría que se mantuviera de un

modo más resistente en el tiempo. Y no olvidemos que nunca se ha de castigar retirando

un privilegio previamente recibido tras ejecutar una conducta recompensada.

Los gritos o reprimendas verbales

Éstas han de utilizarse cada vez menos a medida que los niños van creciendo.

No siempre son efectivas, pero para que sirvan de algo ha de tener una serie de

características:

- Deben ser enérgicas pero no exaltadas

- Deben ser firmes pero no autoritarias

- No ha de entrarse en discusiones con el niño ni atender a sus réplicas

- Debe ser objetiva y aplicarse con serenidad.

Como en el caso anterior, jamás debemos eliminar una conducta sin construir otra

alternativa.

Resumiendo el proceso:

- Identificar el problema de conducta.

- Identificar los estímulos que mantienen y refuerzan el problema.

- Identificar las recompensas que obtiene el niño al realizar la conducta problema.

- Proponer una nueva meta para la conducta del niño.

- Buscar las recompensas más idóneas para reforzar la nueva conducta, como escucharle,

alabarle, animarle…

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- Los padres deben marcarse un objetivo y una línea de actuación clara para modificar la

conducta del niño en el sentido elegido.

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3. BIBLIOGRAFÍA

- Gerald R. Patterson (1976). Aprenda a convivir en familia. Ed. Ciencia de la

Conducta.

- Olivares Rodríguez, J. y Méndez Carrillo, J, (1998). Técnicas de modificación de

conducta. Madrid: Biblioteca Nueva.

- José Antonio Carrobles, Javier Pérez- Pareja, (2003). Escuela de padres. Guía para

evitar problemas de conducta y mejorar el desarrollo infantil. Pirámide.

- Labrador, F. J. (2008) Técnicas de modificación de Conducta. Madrid: Pirámide.

- Crespo M. y Larroy, C. (2008). Técnicas de modificación de conducta: Guía práctica y

ejercicios. Madrid: Dykinson .

4. DOCUMENTOS DE INTERÉS

- Orientaciones sobre el control del comportamiento

(http://www.educa.rcanaria.es/usr/lujose/MOIDIFC3.htm)

- Relación padres-hijos (EOEP General del Nalón) (http://www.orientared.com/)