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Barricada de Papel nº12, Tercera Época. 31 de enero de 2018

La gente no sabe lo que es el amianto o lo sabe desde que en 2002, el gobierno en España prohibiera su uso industrial.

La uralita como se conoce popularmente, se empezó a u lizar en los años 60 de forma masiva por sus propiedades aislantes e ignífugas. Procedente de Sudáfrica mayormente, era descargado en los puertos por trabajadores, muchos ya fallecidos y otros gravemente enfermos por la inhalación de ese polvo mor-tal que una vez en el interior del cuerpo, permanece en él para siempre.

Ese material asesino se ha u lizado en la fabricación de edificios, trenes, depósitos y sigue presente aún en muchos lugares.

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Las fibras de amianto son invisibles aunque su efecto es devastador por las enfermedades graves que produce, tardando décadas en manifestarse. Es lo que se conoce como el periodo de latencia.

Cancerígeno del Grupo I, el más peligroso. Es un mine-ral letal. Todas las formas y tamaños de las fibras de amianto son cancerígenas para los humanos», decreta-do por la OMS (Organización mundial de la salud) en 2011. Ninguna exposición al amianto, por pequeña que sea, puede considerarse segura. No es posible ga-ran zar en los trabajos, que no se puedan producir exposiciones accidentales no previstas. Pero ¿Quiénes son los responsables? En España durante el siglo XX, una sola familia, heredera de Juan March. Uralita.

Fue a par r de 1980, cuando la no cia saltó a la luz, adquiriendo una dimensión popular por un suceso ocurrido en el tren Madrid-Huelva. Una pasajera observó que en cada frenada, el tren desprendía un pol-vo que llamó su atención. Tomó muestras y lo mandó analizar, determinando que era amianto azul. A pe-sar de la gravedad del asunto, desde Renfe no se tomaron las medidas necesarias de precaución. La no -cia se conoció por El País con el tular, “cáncer en el tren”.

En 1985, El Director General Adjunto de Personal, José Luis Villa de la Torre, manifestó en un escrito diri-gido al Director General de trabajo:

“Renfe ene un número considerable de coches y unidades en los que de origen se ha u lizado la croci-dolita de recubrimiento”. 830 coches de la serie 8000 entre otros, y veía inviable el proceso de sus tu-ción antes del 1 de Enero de 1987 ya que cada vehículo requería de 20 días de trabajo para la sus tución del amianto y un coste económico muy elevado. En base a todo ello, la Dirección de Renfe suplicaba le fueran concedidos un plazo de 10 años para su sus tución. No se cues onó la re rada de otros pos de amianto también existente en los trenes. Para la dirección de Renfe, no suponía riesgo para la salud ta-reas de corte, lijado o desmontaje de paredes y techos con grandes concentraciones de polvo. Sólo mos-tró preocupación por cómo enfrentar el coste económico.

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Escribir sobre la historia del amianto en RENFE y ADIF (Administrador de infraestructuras ferroviarias) es rela vamente fácil. Todos los trabajadores tenemos nuestra propia historia, como nuestra propia rela-ción con él.

Yo entré en RENFE en 1980. Desde el principio, el contacto con el amianto fue algo habitual. Recuerdo que en esa época, el amianto era ese material que en algunos si os parecía una especie de tela y en otros una fibra de lana y que servía para todo. Como aislamiento en los coches de viajeros, para las tuberías de agua caliente, conductos de calefacción o en el techo del taller.

Entre los años 1978 al 1985, con una plan lla de unos 580 trabajadores, el trabajo consis a en la repara-ción de coches de viajeros de la serie 8000. En estos coches, el amianto se usaba como aislante del vehículo y lo recubría en su totalidad. La variedad que se usaba para ello era el amianto azul o crocidolita. Además, se usaba el amianto blanco (crisolito) como aislante en los radiadores de calefacción.

El trabajo consis a por una parte en la reparación de las piezas estropeadas, así como en el desmontaje del vehículo en su totalidad. En el proceso de desmontaje de las piezas que recubría el chasis, dejaba al descubierto el amianto azul que se usaba como aislante, y las piezas desmontadas que solían llevar restos de este amianto, eran transportadas por todos nosotros, empleados del taller, hasta su sección corres-pondiente.

Los trabajadores usaban el mono normal de trabajo y, a lo sumo, una mascarilla an polvo. Los restos que se generaban en el trabajo, amianto incluido, se re raban con escobas y cepillos o mediante soplado con aire, con lo que las par culas de amianto llegaban a todos los rincones del taller. A esto hay que añadir que los trabajadores tomaban el almuerzo en un solo comedor, al que iban con el mono puesto, así como a las oficinas, servicio sanitario, almacén, etc. Mismo mono de trabajo con el que íbamos hasta nuestras casas.

Durante este período, los trabajadores, no recibimos ningún po de información. Tampoco formación sobre los riesgos de exposición al amianto, ni ningún reconocimiento médico específico.

A par r de 1985, y tras muchas denuncias en los Comités de Salud Laboral, se designó a un grupo especí-fico de trabajadores para el desamiantado, dotándolos de los (EPI) equipos de protección individual más adecuados a su trabajo, no así al resto de los trabajadores, que seguían expuestos sin protección alguna, máxime, cuando la mayoría del desamiantado se hacía dentro del taller, sin ningún aislamiento, sobre todo si el vehículo ya se encontraba en la cadena de montaje. Además, los restos se seguían re rando a golpe de cepillo y de aire en un taller donde no exis a ven lación ni aspiración.

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A finales de 1985 se habilitó una nave separada del taller para la labor de desamiantado y un vestuario propio para estos trabajadores.

Así fue la seguridad laboral hasta aproximadamente 1988, cuando la empresa contrató el trabajo de desamiantado a una empresa especializada, y los vehículos que entraban en el taller, se suponían limpios de amianto, la nave des nada a ello, dejó de funcionar.

Durante este período se empezaron a realizar algunos reconocimientos médicos por exposición al amian-to, pero sólo a los integrantes del equipo de desamiantado y señalar que este reconocimiento consis a en una radiogra a y una espirometría.

A par r del año 1995, el trabajo cambió y los viejos coches de la serie 8000 desaparecieron. Se inició una nueva ac vidad con la reparación de varias series más nuevas. Cuando se desmontaron algunos paneles aislantes de las cámaras de alta tensión, seguían apareciendo restos de amianto azul o blanco. Al principio la empresa volvió a formar el equipo de desamiantado entre trabajadores del taller, pero cuando la pre-sencia de restos pasó a ser habitual, se contrató a una empresa especializada para el desamiantado y re -rada de esos restos.

Y así con nua hasta hoy. Cuando entra un vehículo que es sospechoso de portar restos de amianto, se le realizan unas “catas” en las zonas con más probabilidad de que haya. En caso que se descubra, el vehículo se aísla y se llevan muestras a analizar. En caso afirma vo se encarga a una empresa especializada su tra-tamiento.

En el año 2003 se consiguió que la empresa hiciera una campaña de reconocimiento médico a todos los trabajadores que voluntariamente quisieran hacerlo y en 2010 se aprobó la inclusión en dicha prueba de un TAC, después de años reclamándolo.

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A pesar de esto, aún quedan varias reivindicaciones que, a pesar de la nega va de la empresa a tratarlas, estoy seguro que se conseguirán, como se consiguió lo demás, un estudio epidemiológico y su seguimien-to, la re rada del techo de uralita, mediciones medioambientales, etc.

A grandes rasgos esta es la relación del amianto con los trabajadores de RENFE, que si bien está centrado en el Taller de Málaga, es extensible a todos los demás talleres, en mayor o menor medida.

Si pensamos que el período de latencia del amianto es de unos 25 años, no es de extrañar que, desde ha-ce unos años, estén apareciendo casos de mesotelioma pleural entre los trabajadores y jubilados del ta-ller, con varios fallecidos, consecuencia principalmente de la exposición entre los años 1978/1987, y ade-más, principalmente en Málaga, que es donde se hicieron los trabajos de modificación de los vehículos reves dos de amianto. Si bien, al principio la empresa era remisa a reconocer los casos como enfermedad laboral, ahora no suele poner pegas a admi rlo, aunque en Málaga, hemos asis do al bochornoso juicio y su recurso por cues ón de la indemnización hace apenas unos meses.

Adolfo Bujalance Delegado de Prevención Laboral en el Comité de Málaga por SFF-CGT

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¿Quién no conoce la uralita?

¿Quién no ha visto por su barrio, su colegio, su trabajo u hospitales tejados de uralita o conducciones de agua de fibrocemento?

La uralita es socialmente visible aunque la mayoría de la población desconozca que asesina invisible y len-tamente.

Poco a poco y a costa de sumar muertos en el camino, la sociedad empieza a conocer los nefastos efectos de convivir con el amianto, aunque en muchos casos, se siga pensando que el azar juega un importante papel para no ser uno de los afectados por esta lacra, que mediante par culas impercep bles, se incrusta en nuestro organismo a través de la respiración y va ocasionando lentamente, el deterioro de la salud, hasta que da la cara en forma de cáncer de pulmón u otros po de canceres.

Hasta ahora, las aún pocas sentencias que reconocen el amianto, como responsable de múl ples muertes en el ámbito laboral o social, siempre se habían centrado en la coincidencia del padecimiento de cáncer de pulmón, excluyendo otros pos. Sin embargo, en 2017, se ha declarado por primera vez, que un cáncer de esófago de un trabajador, ha venido provocado por el contacto laboral con amianto, importante sen-tencia que evidencia aún más lo nocivo del asesino invisible.

Igualmente en 2017, se han obtenido sentencias que vinculan la muerte de vecinos de un barrio, en los que en sus proximidades exis a una fábrica de uralita, dejando a las claras, que esa vecindad que tenía un aprecio entre quienes convivían con ella, por el empleo que generaba y esa reputación conseguida, por los bajos precios de los materiales que se elaboraban en ella y la publicidad que le acompañaba, no era más que un escaparate social de un holding empresarial, que mata lentamente a quienes ha tenido en su entorno ya sea laboral o de vecindario.

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También en los hogares donde llegaba la ropa de los tra-bajadores/as de estos centros de exterminio invisibles, pero muy visibles, se han producido muertes derivadas de la respiración de par culas, asbestos, que llegaban a los domicilios incrustadas en los uniformes o indumenta-rias de los operarios de aquellos talleres o fábricas.

Actualmente hay abiertos nuevos procesos judiciales en los que se vincula al amianto con otros padecimientos, como responsable de procesos depresivos y ansioso de-presivos provocados en personas que de algún modo han estado expuestas y que tras conocer su posible afecta-ción por la letal sustancia, les han provocado el pánico interno y caer en situaciones de grave afectación a su psi-quis. Los tribunales dirán próximamente al respecto.

Mientras todo esto ha venido sucediendo y siendo perci-bido en ámbitos muy reducidos, que ha conllevado el su-frimiento de familias y el padecimiento de largas enfer-medades que han acabado con la vida de muchas perso-nas y que, a día de hoy, con núan pereciendo por haber estado expuestas de algún modo al contacto con ese mi-neral, el amianto sigue estando presente en nuestras vi-das, en nuestros pueblos y ciudades, en nuestras escue-las y hospitales, sin que las administraciones hagan abso-lutamente nada por salvaguardarnos de ese asesino so-cialmente visible que mata invisiblemente.

Desde CGT, humildemente, llevamos años intentando concienciar en los ámbitos sociales y laborales so-bre los riesgos del amianto, a la par que en los comités de empresa, en los que tenemos representación, estamos llevando a cabo una ingente labor de prevención y en materia de Seguridad y Salud, forzando a la realización de campañas de vigilancia de la salud a quienes han tenido en algún momento exposición al amianto durante su vida laboral y de denuncia, para acabar con el úl mo ves gio de ese material nocivo que tantas víc mas se ha cobrado y que se va a cobrar en los próximos años.

En Andalucía, CGT está siendo especialmente incisiva en el ámbito educa vo, denunciando todas las ins-talaciones con uralita, habiendo obtenido múl ples resoluciones de la inspección de trabajo que fuerzan a la Administración a la realización de obras, para la sus tución de estos materiales en los colegios en mu-chos casos. Hemos contado con el apoyo de AMPAS, tras conseguir hacer calar esa concienciación social al respecto. También en el ámbito ferroviario, nuestras delegadas y delegados vienen realizando una la-bor exhaus va para acabar con cualquier a sbo de amianto en los trenes e instalaciones de RENFE y ADIF. CGT igualmente está par cipando y apoyando asociaciones de víc mas del amianto asesino e intentando con nuar con la labor divulga va y de concienciación social, que nos lleve a conseguir aniquilarlo en to-dos los ámbitos y que la millonaria mul nacional monopolista indemnice a todas las víc mas.

No se puede hablar de amianto en Andalucía, sin nombrar al compañero y amigo Paco Puche, cuya mili-tancia ac va se ha conver do en el referente a nivel nacional contra esta lacra. Agradeciéndole su dedica-ción incondicional y desinteresada en pos de conseguir que la sociedad conozca las nefastas consecuen-cias para la salud, provocadas por haberse permi do e incen vado el uso de este material altamente da-ñino y que en la actualidad sigamos estando rodeados de estos materiales, que envenenan silenciosa-mente nuestras vidas.

Miguel Montenegro, Secretario General de CGT-A

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Barricadadepapel@cgtandalucia.org Dirección: Carolina Garrido Maquetación: Ramón Sanz

Saber que has estado expuesto al dañino polvo, esperar cada año la cita para ver el resultado de las pruebas médicas, para de-terminar si eres o no agraciado en la ruleta rusa del amianto, debe ser un peso di cil de soportar.

Vivir con angus a los días previos al recono-cimiento, al que otros ya han ido. De hecho, muchos de ellos, amigos, conocidos, com-pañeros…, ya no están.

Que esta vez el empo de latencia y la for-tuna te hayan dejado en paz, significa que el reloj sigue contando. Que en un empo cercano deberás regresar a la consulta y vivir nuevamente toda la espera, para so-meterte otra vez a las pruebas, esperar…Esperar con deseo que los resultados sigan siendo benévolos.

Esta es la interminable historia de quienes han estado aspirando polvo de amianto, que viven con el miedo a que lleguen los resultados médicos cualquier día y determi-nen, que también han sido elegidos por la ruleta rusa del amianto.

Carolina Garrido