Balibar Etienne_Nombres y Lugares de La Verdad_p68 a 139

38
f i \ I 'f Colecci6n DIAGONAL ,"'-1 -I ....... J Etienne NOMBRES Y LUGARES DE LA VERDAD Ediciones Nueva Vision Buenos Aires

Transcript of Balibar Etienne_Nombres y Lugares de La Verdad_p68 a 139

f

i\

I'f

~q;

\~t~l

Colecci6n DIAGONAL

,"'-1 -I~> .......~~

J

Etienne ~bar

NOMBRES Y LUGARESDE LA VERDAD

~~~~

Ediciones Nueva VisionBuenos Aires

Titilo del original en frances:Lieux et noms de la verite© 1994, editions de l'Aube

Traducci6n de Paula Mahler

\,

Toda reproducci6n total 0 p~ial de esta obra por cualquiersistema, incluyendo el fotocopiado, que no haya sido expresa­mente autorizada por el editor constituye una infraccion a losderechos del autor y sera reprimida con penas de hasta 6 afiosde prision (art. 72 de la ley 11.723 y art. 172 del C6digo Penal).

I.S.B.N. 950-602-325-5© 1995 par Ediciones Nueva Vision SAleTucuman 3748, (1189) Buenos Aires, Republica ArgentinaQueda hecho el deposito que marca la ley 11723Impreso en la Argentina / Printed in Argentina

e.I p '

~..:, ~

f ~.J

2,

~'>

PROLOGO

Los cuatro ensayos que presento aqui, con el titulo de unode ellos, tien~n ufo!- tema en co.mun: lO; equi.vo~i~ad ~~la )lB

ruerdad y la_lnqlllctud de la ~deologJ:E. Ml~tesls aeil~,Gabai9.es ~que una debe aclaL~~J'!..2!rajT__9.ue,s6Tobajo "estaccndicion, la anfitesl's-de estasdos.n9c{()n~§j:~!:l_~g~_recuperar todasu fecundidad.------ --

'El ernprendimiento d'e un discurso filosofico sobre laverdad no necesita una justificacion en especial, ya queforma cuerpo con la existencia misma de la filosofia. Paraque sea admitida, no se precisa suponer que la verdad esel unico "objeto" de la filosofia. Por el contrario, es posiblesostener, sin ningun problema, queU~-filo.iofia)leplantea ~ .,

! la c_uesti6~_9~_,ta,verdad a todotipo de lscursos, experi~n- ( :JI cias~cticas que no se limitan a esta cuesti6n; y que leplariIea-~rlos-discufs6E;aEnaverdaCl (que estan lej'os de per­tenecercon exclusividad al genero filosofico) la cuestion de

rIo que los excede. Basta con admitir, cosa que hago aqui.>\que la c_':l:~~ti6f!g_~!~verdad,en una u otra forma, ~o puede!\.separarse nunca delos-ei111?r~.rI~i~!~D:t.9Sfilos6ficos~--- N

7

~~.

I1.\IJ1

\11jj

!~,,l"

II

Ii

;'If"!f.

I

\'I1t:,q

plantear la hip6tesis de que clausura y no clausura seandiscernibles, es s610 la anticipaci6n de otro genero dereflexi6n sobre las "relaciones" de la verdad y de laideologia.

LA HIPOTESIS NOMINALISTA

En dos ocasiones al menos, y de pasada, nos enfrentamoscon una cuesti6n que apartamos sin examinarla conatenci6n. Se trata, si queremos llamarla asi, de la cues­ti6n del nominalismo: pero de aquella variante particulardel nominalismo, de ningun modo incompatible con el"realismo" y, aparentemente, perteneciente al discursofilos6fico (a ciertos sistemas filos6ficos muy atipicos), queinvierte las perspectivas, eliminando el nombre de laverdad en tanto tal, no para prohibir hablar de 10 verda­dero, sino para identificar 10 verdadero con la multiplici­dad infinita, que excede cualquier denominaci6n unfvo­ca, de sus propias ocurrencias en 19 real, en el pensamien­to 0 en ellenguaje.

Varias dificultades surgen, de inmediato, respecto deesta hip6tesis.

La primera la hemos esbozado a partir de alusiones asistemas filos6ficos determinados, especialmente vincula­dos con la forma de la "clausura" (posiblemente no sinironia). (,Esposible suponer que se hayan instituidosistemas filosoficos sin referencia a algun nombre de laverdad? Los ejemplos que acabamos de tener en cuentasugieren, en el acto, 10 contrario. Y, si no, (,que son laSustancia (0, dicho de otra manera, Deus sive Natura), el"valor de verdad" de Frege (0 la Bedeutung de las propo­siciones consideradas como "nornbres"), la "forma generalde la proposici6n", cabalisticamente designada en el

68

'1

~.

'\

"

ii

Tractatus," si no son explicitos nombres de la verdad?(,Acaso es necesario suponer que estos "sistemas" son, entanto tales, contradictorios 0, para decirlo mejor, quecombinan en un conflicto que retorna indefinidamente, ladenominaci6n de la verdad con el ideal de una verdad sinnombre, radicalmente an6nima?

Esta nueva sugerencia, mas que aclarar la situaci6nvuelve a plantear los interrogantes. Un conflicto de estanaturaleza, en efecto, no es propiedad de esas filosofias.Es posible que s610 le den una presentaci6n particular­mente "visible". Podrfamos sostener que constituye lafilosofia como tal. En este sentido, posiblemente, habriaque buscar en toda filosofia la hip6tesis del anonimato yde la dispersi6n "democratica" de las verdades."

Por otra parte, decir que la verdad existe sin nombre,en singular (asi es el Anonimato en tanto tal) es una viejaformulaci6n, que el neoplatonismo y la teologfa negativapusieron a punto para manifestar que la verdad sigueestando mas alia de cualquier nombre determinado: elnombre de la verdad, es, por 10 tanto, particularmenteimperioso. Ala inversa, decir que todas las verdades sonnombres innombrables e, incluso, "nombres propios" de loque son, individualmente, nos hace llegar al Iimite de lautilizaci6n de la palabra "nombre" (en tanto supone el

18 LudwigWittgenstein, Tractatus logico-philosophicus, proposici6n6: "La forma general de la funci6n de verdad es [p,S,N(S)]. Esta es laforma general de la proposicion".

. 19 Encontraremos un nuevo ejemplo en la definicion de loverdaderopropuesta por A. Badiou en Vetre et l'euenement (Editions du Seuil,1988) como "indiscernible generico' de un acontecimiento que "fuerza"la capacidad de denominaci6n de los procedimientos finitos del saber.Parece que el platonismo de 10 multiple defendido POI' Badiou buscapensar la igualdad de las verdades construyendo un "infinito deinfinitos" particularmente irreductible. Esta, posiblemente, menosalejado de Spinoza de 10que cree, si tomamos en cuenta que para esteel exceso de 10 finito en su orden propio se designa, mas bien, como"singularidad".

69

verbo nombrar). No es azaroso que cada uno de losfi16sofos mencionados aqui emita, a su manera, unjuiciosobre los limites dellenguaje, que supone, en la practica,pensarlo como su contrario. Spinoza ordena a las pala­bras (en tanto' nombres comunes, que remiten a las"semejanzas" de los individuos) en la imaginaci6n y losexcluye del conocimiento adecuado. Frege subordina todaasignaci6n rigurosa de los valores de verdad a la neutra­lizaci6n de las propiedades de las lenguas "naturales" pormedio de la construcci6n de una "ideografia" (Begriffs­schrift) en la que se superpondrian exactamente la arqui­tectura demostrativa y la construcci6n de los conceptos.:"Wittgenstein, por ultimo, identifica los signos con "cua­dros" Wilder) del mundo que forman, a su vez, parte delmundo, es decir, que son, en ultimo analisis, simples"eventos" 0 "estados" (Sachverhalte) ...

Por el momento; la hip6tesis nominalista y democrati­ca tiene un objetivo antijerarquico muy manifiesto: hacerde modo que la verdad se nombre en su propio lugarideo16gico, sin que surja nunca la menor palabra maestra.Esta hip6tesis nos parece una aporia. Si pretendemos quedesaparezca la palabra maestra, 0 que se disuelva en lamasa (,no aniquilamos al discurso? Salvo que vinculemosla desaparici6n, el ecli pse de la palabra maestra con otrasenunciaciones, con otros "efeetos" de verdad.

20 Claude Irnbert, "La dissidence des preuves: Leibniz, Kant,Frege", en Phenomenologies et Langues [ormulaires, P.D.F., 1992, p.123: "El simbolismo bi-dimensional C..) implica una equivalenciaentre 10 conceptual y 10inferencial que, sin ninguna duda, deja libradoal primero a la sintaxis del segundo, pero que supone, en cambio, quelos conceptos aritrneticos serian indiscernibles de las pruebas queinervan la disciplina." Para determinada cantidad de demostracionesformales, la misma cantidad de conceptos, la misma cantidad deverdades. En terrninos spinozistas diriamos: toda "idea" es inme­diatamente "idea de la idea".

70

~

)

\\

III. RUPTURA

Y REESTRUCTURACION

EL EFECTO DE VERDADDE LAS CIENCIAS

EN LA IDEOLOGIAI\~u

(,No habria que liberar de una buena vez al discurso quesostenemos sobre la historia de las ciencias de las meta­foras politicas? Dichas metaforas son, probablemente,necesarias para la representaci6n del efecto de verdad.Sin embargo, al borrar la irreductibilidad del conocimien­to, impiden la inteligencia de los encuentros que puedenoperarse entre un efecto de verdad de las ciencias y unefecto de verdad en la politica. Si no es posible eliminarpura y simplemente las metaforas politicas, deberiamospoder restringir su utilizaci6n de acuerdo con las ense­nanzas de la historia de las ciencias, recurriendo, segunlas necesidades, a otras metaforas,

La ruptura epistemologica represent6 esta tentativa, a

I Conferencia pronunciada e124 de febrero de19§§ en el seminariode historia del materialismo, dirigido por Olivier Bloch, en laUniversidad de Paris I, y retomada el 27 de junio de 1988 en elWissenschaftslwlleg zu Berlin. Texto desarrollado y anotado para lapresente publicacion,

71

t:J!1\HJ\\,II

i\\,J

'"

J

lI

l\tit.!

causa de la manera en que tomaba la posta de la revolu­ci6n cientifica, conservando algunos de sus aspectos yeliminando radicalmente otros. l.Que es una ruptura?

• Hay dos tipos de respuestas posibles a esta pregunta.Podemos proponer un tipo ideal. Podemos ir directamen­te ala pregunta: l.Hay, en la historia de las ciencias, unaruptura unica, cuyas caracteristicas solo podran ser apre­hendidas por medio de una descripcion inmanente, unaepistemologia interior? 0 bien hay rupturas multiples, yentonces tendremos que aprehender mas las diferenciasque la estructura que comparten. Ambas vias son necesa­rias, aunque la segunda corrija a la primera.

EL PUNTO DE NO RETORNO

La mejor descripcion 0 definicion formal que conozco es laque habia propuesto F. Regnault en el marco del "Cursode filosofia para cientificos" dirigido por Althusser en laEcole normale superieure en 1967-68.2Estase apoyaba endos momentos de la historia de la fisica matematica,simbolizados con los nombres de Galileo y de Einstein. Enla interpretacion de su articulacion, tomaba mucho pres­tado de !S~Yr~,cuya concepcion de la revoluci6n cientifica

2 El texto de Regnault tuvo solo una difusion interna. Un breveresumen figura en M. Fichant, M. Pecheux, Sur l'histoire des sciences,Francois Maspero, 1969 ("Cours de philosophie pour scientifiques,fasciculo III"). Tarnbien puede consultarse: L. Althusser, Philosophieet Philosophie spontanee des savants, Paris, Francois Maspero, 1974.En dos ocasiones discutf la concepcion de "ruptura epistemo16gica" enAlthusser: en "Le concept de coupure epistemologique de BachelardaAlthusser", reeditado en EcritspourAlthusser, La Decouverte', 1991;y, mas recientemente, en "El objeto de Althusser", en Politique etPhilosophie dans l'oeuvre de Louis Altliusser, bajo la direccion deSylvain Lazarus, P.U.F., 1993.

72

~

'J

~

,

se opone, de entrada, tanto al positivismo.....de los hechoscuanto al positivismo de las teorias.(Koyr~ubica en el.centro de la cuestion de la ciencia la transforrnacion de laconcepcion. del mundo y la innovacion que representa lacombinacion -en un solodiscurso de lei demostraci6n y dela experimentaciori. La idea de la ciencia moderna mate­matizada es tambien un punto que permite encontrarsecon una definicion de la verdadque, esta vez, se le pide

~~e~~aad~f~~~~~~~~:f{!ae~9~'r~~£f£~ij1~0~n=i:s~~t~~~ '\{significante sobre el.J>u.i~lQ· --~egnaultpodia elevar el ejemplo de la fisica al estatusde un tipo a partir de su comparacion implicita con otrosejemplos, en particular el de "ciencia" de Marx, quien, enel prefacio de El Capital, se considera su iniciador; 0 conla ciencia del modo de produccion capitalista (al queEngels habia comparado con la revoluci6n quimica deLavoisier), 0 con la "ciencia" freudiana de las formacionesdel inconsciente,responsable de la ultima gran "heridanarcisista" que se le haya infligido al antropocentrismo.Mas alla de esta dimension eomparativa, se trataba de 1

recurrir a ~~gorias fundamerrtales__(:leJaepis~emo- rlogia historica bachelardiana: l~disr:g!1:.#1J_ujJl~d'Y la?recurrencia apistemologica, que distingue laverdad del} ,error~-la~ci"encia de la no-ciencia. Finalmente, estaba la .posibilidad de considerar, con Althuss_er;.g.-lleJQs.QPst~~Jl-}lQ§1IQ~.,~!!~~Jl!2yj~~Et2:4~)a.:iqg£Z.Og£Cf .

Estos tres elementos implican, de manera latente, unaractificacion de las ideas de Koyre. Podemos advertiruna tension por el hecho de caracterizar a la verdad, almismo tiempo, como el conocimiento "objetivo" que elprogreso cientifico sanciona al distinguirlo del error no­cientifico -de acuerdo con Bachelard-, y como un efecto"subjetivo", producido por la divergencia que la cienciaopera en el sujeto entre su saber y sus identificacionesimaginarias -segun Lacan. Esta tension no dejo de traba-

73

jar riunca las referencias a la "ruptura epistemologica".Esta pidiendo una reconsideracion.

r; Resumamos primero esta definicion, siguiendo losterrninos propuestos por el autor y agregaridole algunas

.explicaciones complementarias. ~Qturae.sJ~=Rresen-

/1' tada como una mutacion en el orden del saber. El tipo de.este acontecimient~~sla'~onceptualizac16-naeGalileo delmovimiento uniformemente acelerado. Hablar deaconte-

~["Cimiento implica decir que hay un antes y undes2uesy,) porIo tanto, [Jjar iiriafecha que-iiiferrii~iii'peJ~jQrifigui­( d'5acrefa-s'represenfaclonesaeEierf6sfenomeng,s: en estel caso~'Tosaela niec'Knlca'i'de-la-'astrOilO-rilla::--Por ambas

partes de las demostraciones de Galileo, no solo el movi­miento no esta explicado del mismo modo (por las mismascausas), sino que la nocion misma de movimiento cambiade definicion y de referente en la experiencia. Para lafisica aristotelica, el movimiento local es un caso particu­lar de la transformacion de los accidentes de las sustan­cias, incluidos en una nocion general de la alteracion 0 deldevenir. Para la fisica post-galileana, el movimiento es elconcepto general de una variacion de las magnitudesmensurables en el tiempo, que implica algunos postula­dos de relatividad."

La conclusion inmediata es que la ruptura no es.cualquier quiebre: se trata de una ruptura quealcanza: los propios principioadeljnetodo segurre! que debenj plantearse Ios J~ro~lemas.''fi~ic?s''.Estos, y no objetivos

tecnicos, son los que implican la extension de los procedi­mientos demostrativos de Euclides y de Arquimedes avariaciones de cantidades en el tiempo, la geometrizacion

,del movimiento. Esto quiere decir queJ~ rup~!"~es,( desde el c:omielJ,:l.9,,_l.ma nocion diferencial que oculta un

.,} i' ~rl~ri~i~~~Ei~~~().La ruptura-galileana.sedist"inguede'ios

..'

',........ / '

3 Vease Francoise Balibar, Galilee, Newton lus par Einstein,PoUoF., 19840

\\

f=V '- \

quiebres con tal 0 eual aspecto de la fisica anterior, quedefendian, llegado el caso, la posicion contraria del aris­totelismo y se relaeionaba con otras tradiciones, y quejalonan la historia de la fisica medieval y renacentista. Encierto sentido, esta prehistoria, lejos de amurallarse en larepeticion de un dogma, solo produjo quiebres. La ruptu­ra es un quiebre can estos quiebres: nos permite ver 10 quepresuponian siempre sin cuestionarlo nunca (la idea deque el movimiento tiene un origen y un final, que sus"accidentes" expresan la naturaleza invisible de sus cau­sas, que se opone a un "estado" de permanencia 0 deinmovilidad, todo 10 que podriamos llamar el empirismoespeculativo de la fisica pre-galileana. Por eso podemoshablar de revolucion, 0 de mutacion: ninguna de estastentativas de explicacion sobrevivio al descubrimientogalileano, ni fueron necesarias para la construccion desus propias demostraciones. Regnault llama a estos quie-]bres "intra-ideologicos". ';

Esto no significa decir que la rupi\.!r~,c(l,e del Cielo (de \las Ideas): de hecho, es el resuH,ado de lacriti'ca g~losquiebres a.-pt~rlores~-<l~~~~~_coIjlL<igi~~iones_C.QIl. e~j&s..Y

conlas preg~~,ta.-sp}ant~a.-.~a~J~~.!:J'!.9:s~!:<:>_nE..!!!i.<:l:..9"P'9.!.}~Itecriica, E~,_'p,()r. lo~a'nto" la conclusion de un trabajojin telectual. .." ' ., .. ' . ",---

'Nicualquier quiebre, por consiguiente, ni mutacionsin "prehistoria". La ruptura, en tanto carnbio problema-

! \tico, representa el iipo de discon{(n'uidad quecaracterizala~h}ito_r:.i'<Ld~_l<!~,ci~n~ia.s_Y,Clu,iiii.Q'~_lJ.~eqtie·lM-~i~Jl<::i~s"corniencen" de uI1,n"l09-<:J,~Ef~:reI}t~-9,~tge~Jl..?-_i.d~Ql.Qg!.a..ode-una·i'nstituci6n.

I -e...--[C6'~ose mtroduce el cambio de problematica 0 demetodo? De ningun modo con la forma de una teoriageneral. Mucho menos de una metodologia, de reglaspara dirigir al pensamiento cientifico 0 de una definicionde la naturaleza de los fenomenos fisicos. Si este tipo degeneralizacion figura en el discurso de un Galileo, como

{~i'.1

~lI1i

;

i

II

J

1

1I"'1

74

t

75"oJ-,t'

.. ~'

:' ~,;

r•I~1-'

,1lI

~1\~ : I

10 hacen en eI de un Claude Bernard, de un Darwin, de unLavoisier, de un Marx 0 de un Freud, no son estas las quetienen un contenido revolucionario ni las que entrarianconsecuencias irreversibles. Si, en cambio, determinados

\:' conceptos: velocidad instantanea, aceleracion, gravedad,Ii composicior, de los movimientos. La ruptura esta en Ia' construccion de estos conceptos, poreso~es-necesariamen-te}i1man~ntearacontecimiento:no'puede anticiparse demanera fieti'cla;'" utilizanaoun' discurso epistemologieoque prescribiera a priori las formas de la irinovacion. EIhecho de que dispongamos de la nocion de ruptura noimplica que sepamos que es la fisica. Por el contrario, enIa medida en que sepamos (en parte) 10 que comienza conlos conceptos de GaIileo, asignamos la ruptura y determi­namos su contenido. La ruptura esta, de hecho, ligada al!!!:-cly;u:!f!l_~().!2t;~P'£C!' . . ,'-" -" ...."'--' ,....... .-

Para describir este "hecho" tan particular, necesita­mos un concepto de "concepto" adecuado (en terminosspinozistas diriamos: una! "idea de la idea"). Ahora bien,los conceptos de Galileo (como el de uelocidad): no sonideas ni imageries, ni clases de fenomenos, ni instrumen­tos de calculo 0 de resolucion de un problema dado: son,

' ellos mismos, conceptos-7f7,etodos, y con,ceptos-problema,s.' Conceptos-metbdos, porqus su generalidad concierne a laposibilidad de clasificar las preguntas para "engendrar"las condiciones de su resolucion (por eso, en el caso deGalileo, el concepto decisivo no es simplemente la veloci­dad, sino la pareja velocidad + aceleracion, de la que luegose dira, en un lenguaje algebraico y no geometrico, que eluso que hacia Galileo contenia "implicitamente" la nocionde ecuacion diferencial). Se trata, sobre todo, de concep-

4 VerJ. R. Ravetz, "Galileo and the Mathematisation of Speed", enLa Mathematisation des doctrines in(onnes, Hermann, 1972. Coloquiodirigido por G. Canguilhem en el Institut d'histoire des sciences de laUniversidad de Paris.

76.'1-

tos-problernas, es decir, intrinsecamente desequilibra­dos, cuya definicion y utilizacion plantean mas preguntasde las que contestan y que, por 10 tanto, restringen unamayor conceptualizacion. Emprenden el proceso de laconceptualizacion en determinadas direcciones, que ma­nifestaran sus virtualidades teoricas. En el caso de larup~uJ:"a_.galileana, vernos como esta produetividad se-manifiesta"en~rmenos, cuatro direcciones, que perrna­neceran abiertas todo a 10largo de la historia (inconclusa)de la fisica:

/--,

l ~endir~cciQnge l()§ "fuU.damentQs" teorico.sJe1?__decir,

')1~~t~~i~~J~~[t:~~~~~:~~~~~~i~7~~~j_~if~-~qe~~.~~~o~~~~juego aqui es la explicitacion de la categoria de causali­dad, base de una ciencia y, por consiguiente, constitutivade la "naturaleza" de sus objetos, el tipo de ser real del quedesarrolla el conocimiento;

<: 2) en dir~~c.i~los "campos", diferentes del campo dejnvestigacion.Jnicial, en los que los mismos conceptospueden aplicarse. Este hecho permite proponerle a laciencia la tarea de una unificacion teorica de la experien­cia:..)o que Newton Ilamo "la analogia de la naturaleza";~)en direccion de una "adecuacion" de los conceptos

nuevos (y de las demostracionesque seles asocian) con supropio len~.¥_aje_,Y_;fj.E-P.roPH-es.critu.r.a(en el caso de la

, ruptura galileana se trata, esencialmente, del paso delrigor geometrico de Euclides y de Arquimedes -el famosom.os geometricus- al rigor del "calculo"; se trata, pues, decrear el concepto de funcion y las operaciones sobre elinfinite);

(j))en direccion, finalmente, de una articulacion de losconceptosnuevos con sus PI9pias.t1cn.icasde-lirciducciQnycfe·reproduccion.de los'~f~I).omenos",fuera de lasquelos'Hmltes de validez de una exp11caCl6n'causa} so'n indeter­-miliados';' se' trafa,eiltonces~~-de-'ia' constitucion experi-

77

1I:I

mental del concepto (presupuesta por todo procedimientode "verificaci6n") que podemos, tomando una formulaci6nde Bachelard, representarnos como la incorporacioti alconcepto de sus condiciones de aplicaciori (este procesos610 comienza realmente con los trabajos de Huygenssobre el pendulo)."

Todas estas virtualidades s610son inteligibles retrospec­tivamente, de manera "recurrente", pero existen desde elcomienzo, como restricciones de la practica te6rica. Dis­tinguen la ruptura del surgimiento de un "paradigma", deuna "episteme", de una "axiomatica" en el seno de las queel saber trabajaria dentro de un marco dado. Todo 10contrario. Si utilizamos la metafora de Regnault, vere­mos que esuna "huida para adelante'~~irigid_~_hacjis~s

~~gRjQ§~,f!1n.d_am:~tos!,~~s_"~p~~pios.)imi!~_1?-JSUi~PIg2i?sO?j~to~d~ cOIlQ<::imTEI~to Y!.~a.l11bien!_~Qmo-V~Z:E:lI.J.:l9_i3,.§l':lspropias ~E~~is. Esto esloque Regnault expresa cuandodefine formalmente la ruptura epistemo16gica como elpunta de no retorno a partir del que comienza una ciencia.Durante mucho tiempo, quiza siempre (a causa de lamultiplicidad potencial de los campos a los que se aplicala problematica galileana), existiran discursos "fisicos"anti-galileanos, pero ninguno de ellos podra ni borrar laverdad galileana ni convertirse en discurso cientifico.

" I Tenemos que insistir en el hecho de que todas estascaracteristicas de la ruptura pueden reconocerse s610 sise practica una epistemologia del concepto, si determina­dos conceptos son la unidad pertinente, tipica del sabercientifico, en oposici6n, por cierto, a cierta epistemologiaempirista pero tambien a una epistemologia centrada en

5 Vease A. Koyre "Une experience de mesure", articulo reproducidoen Etudes d'histoire de la pensee scientifique, Gallimard, colecci6nTEL. Y la discusi6n de Xavier Renou, L'infini aux limites du calcul,Anaximandre, Platon, Galilee, Francois Maspero, 1978.

78

la descripci6n y la discusi6n de las teorias: Un concepto ~cientifico implica una 0 varias teorias. Sin embargo una I

teoria no basta para determinar la cientificidad de un \wn~p~. t

EL EFECTO DE VERDAD

Examinemos ahora eJ p;~bi~-;d del efecto de verdad de la~..---._._._~~..----- ._------ -_._-------._-- - ..-

ruptura. Al hacerlo, nos exponernos a todas las antino-'mias clasicas del nombre de la verdad.

En primer terrnino, el efecto de verdad consiste en laproducci6n de demostraciones. "Tod·a--fisTco cHstinguelocomprobadoYlciaemosfiiiaocon tanta claridad como unmaternatico", 6 Toda ciencia, en tanto tal, es demostrativa~pero a su modo: contrariamente a la utopia del positivis- \mo 16gico, no hay un modelo unico, y la idea de una teoriageneral de la demostraci6n es contradictoria con su prac­tica y con su efectividad (por eso la 16gica tradicionalfracas6 como organon de la ciencia, aunque esto noimpide que los fi16sofos la invoquen de tanto en tanto).

Demostraciones positivas 0 negativas ("refutaciones"),no importa demasiado como se las denomine. Huygensdemuestra que las leyes cartesianas del choque son falsasy que la aceleraci6n de un movimiento circular uniformees centripeto. Newton, que la ley de Galileo de la caida delos cuerpos y las de Kepler del movimiento de los plane­tas, son consecuencia de la gravedad universal. ClaudeBernard, que la tasa de azucar en sangre no es unfen6meno de asimilaci6n sino una regulaci6n del mediointerno. Darwin, que la adaptaci6n de las especies a un

6 Bachelard, Le rationalisme applique, P.U.F., 1962, p. 120.

79

('I';1

iiI'·1~c1

~\t'o

ii,ij

J.{\

·'~i

il

It![

I'.101·J; j./i

entorno determinado no es un efecto mecanico de lanecesidad, sino el resultado de dos mecanismos indepen­dientes: la variabilidad individual y la seleccion natural.Galois, que no hay solucion general "POI' radicales" de lasecuaciones algebraicas mas alla del cuarto grado porqueciertos grupos de permutaciones asociadas al "cuerpo"engendrado por los coeficientes de la ecuacion dejan deser conmutativos. Marx, que los metodos intensivos de acu­mulacion del capital, basados en la produccion de "sobre­valor relativo", implican una tendencia al descenso de latasa de renta. Etcetera.

'I Todas .las demostraciones c~~~~ifl£a....~_.~!~Ilen, sin ern­Ii ~a.rg~,._~lgo __eILC(?IP~.n: se opon.en C!:",.la-e.uidw:cjp.,,_~nel

ii sentido [email protected]_jJ~e(1~IL~eI".jIlsJi_0.ci()naJiz~dasinme­l diatamente, sino que requieren el desvio de las operacio-

nes rna temaficasaelcalculo; aeUifa ex-pefiiiieritacion,d~

urirazonamiento 0 deunacombinatoria de estas opera­Clones: Eiie8te·seiitido, se oponen a antlcipaciones de lapercepcion.idel sentido cormin 0 de lasopiniones admiti­das; dicho de otro modo, esfablecenque "la esencia de las

,Y cosas (la realidad) no se confunda con su apariencia".v (Marx). Como sostiene Lakatos: "Plausible oreven 'trivia­

lly true' propositions are usually soon refuted: sophistica­ted, implausible conjectures, matured in criticism, mighthit on the truth",' Sin embargo, no debemos dejar deserialar que esjustamente esta oposicion entre la eviden­cia y la demostracion 10 que es reflejado pOl' el sabio 0 elepistemologo en terminos de constituci6n de una "eviden­cia intelectual" propia de la demostraci6n y la que condu­ce a los fi16sofosa intentar la elaboraci6n de las categoriasde intuici6n, rigor formal, criterio de verdad 0 de raz6n.

I POI' otra parte, son siempre relativas, en tanto valen~p_~=~_~~n ca.J?-2E.0. de~1iJe~~s?_i~Xen6rile~os determinados.

7 Imre Lakatos, Proofs and Refutations, The Logic ofMathematicalDiscovery, Cambridge University Press, 1976, p. 12.

80

.­,

j

.\'

I

Este no esta empiricamente cerrado, es un campo virtualo un campo de "experiencia posible": tenemos la obliga­cion, al generalizar, de designarlo tauto16gicamente como )el campo de los objetos para los que estas demostraciones ison validas. Pero no se trata, tampoco, de un campoabsolutamenteinfinito: esdecir quehay, necesariamen­te~-OEjet()s·.(i'iie-estaf1fuera dc cl.Uricampo de este tenor, ­al rnismo tiempofinito e ilimitado, tiene incluidas, decierto modo, sus "fronteras internas", que se desplazancon la historia de la ciencia. No coinciden con la percep­cion de los generos de seres entre los que se reparten losobjetos de experiencia "primera", perc pueden, por elcontrario, ser exhibidos por experiencias cruciales. Suobjetividad es aprehendida, luego, reflexivamente. Enotros terrninos, ninguna demostracion es incondiciona­da: el nombrecleJa..xerda.a~q~iEde:cQnvie_ne,.engeneral, esel "no-incondicionada".

Este hechodoble -es el que cava, desde la ruptura ­inaugural de las matematicas griegas/ y nuevamente encada ruptura episternologica, una fosa entre la dernostra­ci6n y la reflexi6n filos6fica. Esta (Ilarnese dialectica,metafisica, 16gica trascendental, 0 de otro modo) intenta­ra salvarlo por medio de emprendimientos de "interiori­zaci6n", segun la expresi6n de Desanti." Pero tambien esel el que propane la idea de que las verdades cientificascomo tales s610 son relativas. Idea que enseguida viene aalimental' un "hecho" totalmente diferente: el de la refu­taci6n de las teorias, el de su reemplazo inevitable por

8 Vease Jean Toussaint Desanti, "Une crise de developpementexemplaire: la "decouverte" des nombres irrationnels", en Logique etConnaissance scientifique, bajo la direccirin de J. Piaget, Enciclopediede la Pleiade, Gallimard, 1967; M. Fichant, "L' Idee d'une histoire dessciences", en M. Fichant y M. Pecheux, Sur l'histoire des sciences,op. cit.

9 Jean Toussaint Desanti, La Philosophie silencieuse ou. critiquedes philosophies de la science, Editions du Seuil, 1975.

81

otras que las contradigan en todo 0 en parte. Yo distingocon mucho cuidado entre estas dos caracteristicas, que notienen ni el mismo significado, ni el mismo valor. Laprimera sefiala que no existe la verdad "total", "antihipo­tetica", que toda V~!~Clj.,sientffig:?_iITl.J>li~~condicion~refleja el alcancede dichas condiciones. La segunda, encamolo;-s-e'iimc'a:'Inteiiaii1enfel'en-lo'verdadero", desde elmomento en que las teorias presentes figuran en el campovirtualmente abierto por la ruptura (como, por ejemplo,en el caso muy comentado de las teorias de la luz). Larefutaci6n de las teorias es un procedimiento de demos-:traci6n YI por Io tanto, un medio para decir 10 verdadero ­Y explicitar sus condiciones.

Esto nos lleva a senalar otras caracteristicas de lasdemostraciones cientfficas, comenzand6-p'or elhecho de

,que'_sj~mPI_~-esEaiLin:cic_q~s,._A-paifir" de-Plat6n';'laeplstemologia de las matematicas reconoci6 que no haydernostracion absoluta, "anti-hipotetica". Pascal propor­ciono una forrnulacion celebre, basada en el paralelismode las demostraciones y de las definiciones, que introducela nocion esencial de regresi6n al infinito, pero otorgando­le 031 significado negativo de una imperfeccion." Pero, en10 que concierne a las maternaticas, el significado positivode esta situacion s610aparecio luego, con la reestructura­cion de las reglas del rigor demostrativo que pone enevidencia las presuposiciones de un encadenamiento de­terminado (con Bolzano, por ejemplo, se comienza adescubrir que las evidencias del analisis clasico dependende lemas mas generales, pertenecientes a 10 que mastarde se llamara teoria de los conjuntos 0 topologiageneral), luego con la axiomatica y la introduccion del

10 De heche, el texto de Pascal De l'esprit geometrique et de L' art depersuader es ambiguo en este punto. Podemos comprenderlo tambiencomo caracterizando el tipo de perfecci6n que posee la ciencia en suorden, es decir, nuevamente como una manera de asociar finitud eilimitacion.

82

or'

concepto de estructura (se descubre, por ejemplo, quediferentes geometrias 0 diferentes mecanicas puedengenerarse a partir de una variacion sistematica de losgrupos de axiomas, bajo reserva de su consistencia; 0 queel concepto aritrnetico de numero debe generarse a partirde una construcci6n logica de las clases 0 de un algebra deconjuntos), De modo que toda dernostracion dadl:l:,-~n

tanto "encadenamiento racion~l"JGayailles),se abreha­cia problemasrelacionadoaa Ja, vez~Goil,~ii~"p!-!ntodepartida" y sus"garfios" 0 sus eslabones (la metafora"sigueperteneciendo a Cavailles).H ,. '" "- .. Sostener esto significa que una demostracion presentaun desequilibrio interno entre su verdad y su certeza,en un sentido que no tiene nada que ver con la reflexi6n jde un sujeto, sino que denota la complejidad practicamen­te inacabable de las conexiones de conceptos que apre­hende (en oposici6n a la idea de "naturalezas sencillas"iniciales). Y, especialmente, quiere decir que, considera­das dentro delmovimiento de su-produccion, no .sonrespuestas ultimas a determinadas preguntas, de mane­ra de encerrarse una respecto de otra, sino siti.o..s_CLlLep~~g?,!1en., ~J <:ieE.~,l,ll:>Iil!li~niQ __g.~__l}JJ~Y_Q~W-~ btemB:§ E.ie{l.R!i..lfJea.Q.g.s~ En este sentido, podemos decir, sin entrar enparadojas, que cuanto mas demostrativa es una ciencia, Jmas carticter experimental adquiere (en el sentido en queCavailles sostiene que "la actividad de los matematicos es.una actividad experimental"), 0 si queremos, un caracter"inductive" (no en el sentido empirista sino en el deBachelard, que dice que la fisica matematica se dirigehacia sus fundamentos necesarios por "induccion" teori­ca). Lo que es valido para las matematicas 10 es para otrasciencias. Asi, la demostraci6n de las leyes de la opticageometrica a partir del principio de Fermat da acceso a la

11 Jean Cavailles, Sur La logique et La theorie de La science, P;V.F.,1960, p. 25.

83

),~

"

I'.~.,•iII1\i

tI\

\,I

I~lj\

I;:

,.:f,;'.,'

·:1';.;"

4~.[:~;~:

>J.{

lJ

,j

r..\.I,II,'

cuantificacion de la energia lumfnica, 12 0 la demostraci6nde las capacidades de regulaci6n de un embri6n desembo­ca en la articulaci6n del programa genetico y la epigenesisen el desarrollo de los organismos pluricelulares.P

El conjunto de estas caracteristicas significa que son

L1 las demostraciones las que fijan el sentido de sus conclu­

siones y no ala inversa. Una demostraci6n se presentacomo una sucesi6n de operaciones discursivas y tecnicasque se dirigen hacia un resultado: parece, pues, que estecontiene en sf mismo el sentido que debe ser pensado, yque la unica funci6n de la demostraci6n sea la de "validar"(0 no) este resultado, es decir, hacerlo entrar 0 no en un"cuerpo de verdades". Esta apariencia es la que, por otraparte, induce al relativismo del que hable anteriormente:si la demostraci6n se cuestiona, la conclusion es que laverdad que le confiere a la ley 0 al teorema es s610"relativa" 0 que, hablando con propiedad, no hay verdadesen las ciencias, s610 verosimilitudes, convenciones 0 re­sultados pragmaticos. Pero 10 que sucede es exactamente

~-I jf~i~J~~;jfi~~1.~:;6;;Jr~~~i\~:e:~~:• ',. .-~ •._.._-_.P.-..__.._.~_._ _._-_.~_ _.-

. For eso, como constantemente subraya Bachelard, unenunciado cientffico no tiene ningun sentido si no esincesantemente repensado a partir de sus presupuestos yde sus lagunas 0 de sus contraejemplos; aqui reside laefectividad de la verdad cientifica. Finalmente, s610tienesentido como "pregunta", punto de articulaci6n y momen­to de lanzamiento de una red de encadenamientos enmarcha. Pero 10 que acabamos de decir supone que

12 Feynman, Leighton, Sands, Le COUl'S de physique de Feynman,Electromagnetisme I, Prefacio de G. Delac6te, Iteraditions, 1979, cap.19: "El principo de la menor accion",

13 Vease A. Prochiantz, Les Strategies de l'embryon, P.D.F., 1988.

84

'J(

renunciemos ados imageries igualmente inadecuadas dela demostraci6n: la imagen sustancialista (la idea de queexisten proposiciones verdaderas dotadas de una signifi­caci6n aut6noma, que intentamos vincular por medio deun procedimiento de demostracion), y la imagen formalis­ta (segun el modelo propuesto porIa sintaxis 16gica, en elque un teorema es un formula cualquiera que figura enuna sucesi6n potencialmente infinita de expresiones bienformadas, construidas recursivamente). En el fondo, es­tas dos imageries son equivalentes porque disocian de­mostracion y verdad. POl'otra parte, esta misma disocia­cion fue la que condujo a Hegel (en el prefacio de laFenomenologiti) a proclamar que no hay, hablando conpropiedad, verdad en el campo cientifico, ya que el resul­tado esta separado de las operaciones que 10 generan.Ir6nicamente, nuestra descripcion tiende, en cambio, a

) mostrar quejustamente en la prtictica cientifica puedenJ satisfacerse mejor los requisitos hegelianos. Siempre que, hagamos una reserva importante: que la nocion de acti-

vidad que plantea 0 que es constitutiva del sentido (ya quela demostraci6n, en su apertura, en su incompletudesencial, plantea el sentido planteado por su resultado)este disociada de cualquier perspectiva de totalizaci6n.

LO FALSOEN EL CAMPO DE LO VERDADERO

Al proponer esta descripcion, ~sefialamossuficientemen­te en que consiste el efecto de verdad de una rupturaepistemo16gica? De ningun modo. En cierto sentido eludi- 'mos 10 esencial. Lo que describimos fue un efecto deverdad "intra=-t~Q.~ico", determinado originalmente, pordeito,'por-el hecho de la ruptura, pero que no es, en

85

\1~ :

l~',',l','i" !

l'j

J:1Ii1

;,{

"~:<"

15 Traduccion y presentaci6n de Jan Sebestik: "Bolzano et sonmernoire sur Ie theorems fondamental de I'analyse", Revue d'histoiredes sciences, tomo XVIII, No.2, 1964. Y Hourya Sinaceur, "CauchyetBolzano", Revue d'histoire des sciences, tomo XXVI, No.2, 1973.

cida que den dos resultados de signos opuestos, al menosuna raiz real de la ecuaci6n", es decir, que una funci6nanalitica de valores reales debe necesariamente anular­se, al menos una vez entre dos valores positivo y negativo.Bolzano muestra que todas las demostraciones preexis-

!) tentes del teorema descansan en "elementos engaiiosos":las evidencias intuitivas de la continuidad. I;; De estemodo aparecen, retrospectivamente, como "pseudo-de­mostraciones". Pero s610 retrospectivamente, pues loscontra-ejemplos que muestran el caracter "engaiioso" delas analogfas geometricas (la linea) 0 mecanicas (el movi-miento) y, por 10 tanto, la intuici6n trascendental subya-cente (la continuidad del tiempo), no pueden, por sfmismos instituirse mas que a partir de otra definici6n i

(aritrnetica, no intuitiva) de la continuidad. Estos ejem- 1plos permiten ver que el quiebre con la evidencia esta j.estrechamente asociado con la incompletud intrmseca a '. 1

la demostraci6n: cada apertura de la demostraci6n sobre 'jsu propia reestrueturaci6n es unpuntode desvanecimien- \ 1to de la evidencia preexis.tente~un 'pun~ode disolucion de ) j,tla verdad como "presencia". Pero la evidencia con la que i\ ,

se rompe de esta manera, no es la evidencia en general, , ,la evidencia en sf, en ninguna de sus especies (evidencia .de la "percepci6n", de la "conciencia", de la "idea"), S~,\trata de la evidencia gue aparece en determinados con- , 1ceptos, con deTerminaaa hlstoria. -U-na'ev·{clenclaa.Tmls- ).~f.;L::­~~itui9~yoI~iaaaa-e~~~?~~~r'se(ririieilta_ 'd.a en la aEarien~i~_.~~_.elaridJliCilln.1~J;lj<:l.~_a...g~e poseenciertos conce..p.tos. . -

"""PodremQ;, ;nfender mejor esto si volvemos a Galileo."Cuales son las evidencias implicadas en el concepto de

(-

sentido estricto, un efecto de ruptura, Volvamos a laprimera caractertstica: ruptura con la evidencia. "A queevidencia nos referiamos?

La tradici6n filos6fica nos sugiere la siguiente res­puesta: la evidencia criticada, deconstruida y finalmente

.'-.< [eliminada por la demostraci6n (al menos suprimida en su.i':" propio nivel, el de la conciencia) es la del "sol a doscientos

,~~,7~ pasos" de que habla Spinoza, es decir, la evidencia de la;' intuici6n perceptiva 0 intelectual (incluso linguistica). Es

,," " la evidencia de "esto la que conduce a la definici6n de la'J, :/''::,;Jc , verdad en tanto presencia, en tanto que una demostraci6n

)/~:'J<"'" es disoluci6n de la presencia tespacianiieritc, dice Derri-r ."="J.,,,/ da," por eso esta vinculada con un concepto generalizadof de la escritura, en el que entran, con pleno derecho, tantor :: las escrituras maternaticas cuanto los montajes 0 losI) diagramas de un fisico). Una demostraci6n, entendida en

este sentido, es exactamente 10 contrario del ideal postu­lado por Descartes en los Regulae: en lugar de reabsorberla "deduccion'' en la "intuici6n", de manera que la produc­cion de 10 verdadero se realice de manera continua, no seencuentre mas enellimite de la dilataci6n, en un tiempofieticio de la evidencia inmediata, instituye una disconti­nuidad en la que cada momento plantea un problema(respecto de su conformidad a las reglas logicas, respectode su universalidad -probada por medio de contraejem­plos-, respecto de su posible realizaci6n como observa­ci6n 0 como sintesis tecnica).

Podemos tomar ejemplos de las matematicas, Uno delos mas simples esta descripto en la monografia deBolzano de 1817, Rein anlytischer Beweis ...(para Cavai­lles, e1 primer ejemplo hist6rico de un razonamiento deconjunto en analisis). Allf planteaba: "siempre debe ha­ber, entre dos ualores cualesquiera de dimension. descono-

11 J. Derrida, De la gramrnatologie, Editions de Minuit, 1967, 1a.parte, cap. 1 y 3.

1(.

86 87/~'

';~!

.~"

l\

I \- 'l.,..., (\~{; ",2' i

rIf-r:~~i'•,;I!r

movimiento con el que "rornpe" Galileo? La de una "gra­vedad" opuesta a "ligereza", cualidad inherente de loscuerpos, la de una relatividad del movimiento respecto delugares y direcciones pre-existentes en el espacio, y porsobre todo, la de una diferencia de naturaleza entre elmovimiento y el repose y, por 10 tanto, de una alteraci6ndel movimiento de un cuerpo por el estado del movimientoo del reposo del "lugar" en el que esta ubicado. Estaseuidencias provocaron que los opositores a Galileo "vie­sen" -con los ojos 0 el pensamiento- que cuerpos dediferente densidad "caian" a velocidades diferentes, 0 queel movimiento de la tierra afectaba la trayectoria de unabala lanzada desde 10 alto de la torre de Pisa. 0 que losopositores a Newton y a Maupertuis "vieran" a la tierra

l'"redonda",' per,o_E:!I3~a~E:l~!9:enc~~~,~uy~ totalidadcomponoluna "naturaJeza", un "mundo", no son "naturales". El:'~se!itiq.9..~~<2~' q~J.~§~I.i.er~ c~!t~~a,~~<;Q~it.EA~9

) EQ.:U~.r:.~~~§ y feorie?,..gVe.§@.2.11en ~odo un_si§~ema d.~conceptos, 'W.f:!;..;~conceRs~6J}GdeL'I!lE~.9~~~~~:..?p:t2J,9.~a.S'on (Usp.osj_cione~L.del.pensamien.to ..jIlGQr-pofa(fa~_~.Japerc~Ecipn L~l?:_~~~~icl~~_~nt~lectual./-~as evidencias con ras quenay que romper en el campo-i abierto por una ruptura, surgen de 10 que Bachelard,denominaba los "obstaculos epistemo16gicos para la for­macion del espiritu cientifico". Al demostrar la ley de la

:caida y a1 subvertir en esta demostraci6n un principio derelatividad impIicitamente universal (el principio de lainercia), Galileo destruy6 las evidencias pragrnaticas yespeculativas del "movimiento natural" y las hace apare­cer como "ilusiones" (Erscheinung se convierte en Schein).Pero tambien se instala, virtualmente, en un lugar inte­lectual a partir del que otras euidencias, solidarias con lasprecedentes (por ejemplo, las de 10 "vacfo" y 10 "Ileno", lasde la "fuerza" como esfuerzo de un sujeto que se agota ensu trabajo, las del movimiento circular uniforme comomovimiento "no causado", etc.) podrian destruirse, a su

88

I,

~

vez, a medida que se manifestaran como obstaculosepistemologicos."

Este proceso recurrente (que se repite, y que vuelvesobre su propio pasado) produce una distincion criticaesencial para nuestra construccion del efecto de verdad:entre dos instancias totalmente diferentes de 10 {also ydel error.

Tod~_~i~a ..cgn$tittl_i..da_g~gfllI eter!"o!,e~ supropio /;campo, En maternaHcas~seaemuestraTa1'arseaad-de~una,~

-·conjetura. Cuando esta demostraci6n esta incorporada ala prueba de un teorema, es evidente que un enunciado{also puede estar en lo uerdadero y cumplir un papel deetapa necesaria que, en tanto tal, constituye un momentode 10 verdadero. Cuando toma la forma de un teorema deimposibilidad 0 de limitacion, esta abre directamente lapractica matematica hacia extensiones de su campo deobjetos. Esta historia comienza con la constitucion de lanoci6n de rigor, con la demostraci6n del error de los pita­g6ricos, que creian poder identificar, en general, losnombres con medidas. Continua con cada una de las"crisis del rigor", que obligan a un retorno reflexivo a lasreglas operatorias y no dejan de deconstruir la demostra­cion como verificacion de evidencia.

1/1 Tambien en la fisica, la refutaci6n de leyes 0 teorias esI. un momento necesario de la demostraci6n: Huygens

refuta el principio cartesiano de conservrcion de la can­tidad de movimiento (10 que supone, t\~l dejemos desefialarlo, una reformulaci6n de los enunci.idos cartesia­nos en ellenguaje galileano, es decir una ci.z.ucidad de losaspectos pre-cientfficos de la fisica cartesiana). Carnotrefuta la proposicion que deduce de la equivalencia entreenergia mecanica y energia ca16rica la reversibilidad desus transformaciones, mientras la mecanica estatica de­muestra la irreversibilidad. Entre otras funciones discur­sivas, el efecto de las "experiencias cruciales" -cuyafunci6n te6rica Einstein siempre sostuvo, contra las obje-

89

ciones "escepticas" de Duhem- consiste en completar unademostracion positiva excluyendo una posibilidad deexplicaci6n que, desde el punto de vista formal, no tienenada de absurdo, pero que vincularia los efectos observa­bles, las leyes empiricamente verdaderas con principiosfalsos: de este modo aseguran la consistencia te6rica delas causas y los efectos. La situacion en otros campos estambien caracteristica: Mendel demuestra que los carac­teres adquiridos no son hereditarios, ejemplo tanto masinteresante cuanto se trata de una demostraci6n "desco­nocida", redescubierta con independencia de otros traba­jos del mismo autor, que muestra que la presencia de 10falso en el campo de 10 verdadero no debe reabsorberseinstantaneamente, ni anularse de una vez y para siem­pre. En el campo de 10 verdadero, el error esta presente demaneraprovisoria, -Rtin:U::Q}1-t<i(lOS l.i9.~i:~l::Ji9-.· -

ERROR E IDEOLOGIA:LA TENACIDAD DEL "SENTIDO"

Twjos los ejemplos que planteamos justifican la tesis de\aa.,ch~);egun la cualla historia de la verdad cientificano ~s'Tani~toria de la verdacl';"aunque no es, por cierEO, elmuse-o--delosetrure-s-:nose pasade la verdad a la verdadpor medio de la deduccion 0 de la construccion puramentepositiva sino por el error. Hi La historia de la "verificacion"es falsificacion de 10 falso. 0, mas exactamente, pasa porun cierto tipo de error, el que es "conmensurable" con laverdad.

Esto supone la existencia de otro tipo de error. El de

16 G. I3achelard, "L'actualite de l'histoire des sciences", eti L'engage­ment rationaliste, P.D.F., 1972.

90

f

_, i~,

f.

Arist6teles respecto de Galileo, el de Descartes respectode Pascal, el del mismo Descartes (el Descartes de los"remolinos") si 10relacionamos con Newton, el error de losteoricos del flogisto comparados con Lavoisier, el deLamarck comparado con Darwin, el del propio Darwin (elde la "pangenesis", que confundia generaci6n y herencia)respecto de Mendel, el de los filosofos clasicos paraquienes 10infinito es, 0 bien un nombre "potencial", 0 bienun absoluto teologico, si los comparamos con Cantor, etc.Todos estos errores, asignados de manera recurrente, sondiferentes:--cadaun"o es relativoa unav.erdacLcleiiBucaInuy determinada; ninguno representael erroren sf. Pero-en su conjuntose oponenalcserrorescientfficos de quehablabamos antes. La manifestaci6n de 10 falso no ~sta,)

en este caso, vinculada con la demostr.aci911,.Q__G..Q:rLJJIlI\\.c~erJ>0 de demostraciones.einqque eief:~-tog~,uncambio~i.'Ii r~dical de pr09_!~ill~.~iGe=quehAse que algun;;ua cue.sti~~·.\9- -, .ii ~~p_ fw~ra·:.;q~t caPlYo d~ t02a posible demostraci6ii. ;]X\~ ero no, por 8upu'esto, del campo de la "conciencia" de los

sabios 0 de los trabajadores cientificos y, por consiguien­te, de sus proyectos 0 programas de investigacion. Aquiesta la fuente del conflicto, del obstaculo epistemologico,del acto epistemo16gico de reducci6n de este obstaculo.

La destruccion de las evidenci&s que exponemos aqui \es mucho masriidical al1n."Se tra uce en el desarrollo de Iu.!}j3.J\s~':ECl.c;~?_e.U:J:J:.¥:g~j~:~~-:!;~;~g()~,,}lc~Lv~rRg~~JfiiKUi~£lc-os :13m cornumcacion mtraducclOn; dicho de otro modo, en el 'descubrim{ento defhecho-de que la homonimia de algu­nos conceptos imooimiento, materia, infinite, herencia,azar, valor, pensamiento) oculta, en realidad, intencionesincompatibles. Se traduce en la imposibilidad de plantearciertas cuestiones en el campo de 10 verdadero y, porconsiguiente -utilizando la terminologia de Bachelard­en el descubrimiento de que la insistencia de estas cues­tiones no esta vinculada con el hecho de un error concep­tual, sino con el valor de este error para el sujeto de la

91

q\

.;tj ..'

)\

I1

,1.

!iIj\

1]'...~

;II

II~;~~..' .; ,

ciencia, de una manera semejante a la que utiliza el deseode conocimiento para desplegarse en el imaginario. Estaotra modalidad del error manifiesta, por 10 tanto, lapresencia y la pregnancia de 10 "pre-cientifico" en lahistoria del conocimiento que, sin embargo, esta basada-

, en su exclusion, en tanto no-cientifico.Podemos, en efecto, desde el punto de vista de la

ciencia, Hamar ideologia al error, considerado como estatenacidad de 10 no demostrable que no se elimina, de unavez y para siempre, en el interior de un campo abierto porla ruptura. Lo que la nocion de ideologia designa en estecaso, no es, por 10 tanto, el simple hecho de que seaimposible convertir a ciertos errores en verdades, pormedio de la refutacion de su contenido; mucho menos aun,el que su origen resida en el sinsentido (0 en la "cienciafalsa", caracterizada por su desconocimiento de ciertasreglas tecnicas, logicas y hasta eticas), Esta es la causa deque la nocion recurrente de ideologia no coincida, ennada, con el enunciado de un criterio de demarcaei6n. En

rrealidad, la posibilidad de que los conceptos de ciencia yI de ideologia no se entremezclen, no esta dada de antema­II no sino que solo puede lograrse a partir del hecho de laruptura. L<1,s caracteristicas de los errores que componene1 "tejido" de la ideologfa no son, en absoluto, el absurdoo el »ineentido, sino', justamerile, el sentido que Ie impo-

I nen a la experiericia, ra~capacidad que tienen, y conser­'van, para presentarlo a los sujetos el mundo como unconjunto inteligible y como un lugar de reconocimiento.., zEsto quiere decir que, si sostiene que la ideologia es su

exterior y que carece de comunicacion con este exterior, elconocimiento cientifico no tiene ninguna influencia sobreella? No exactamente, pero la modalidad...de esta influen­cia es, l1ecesariaITIen.te~ indiJ~Nlnguna?iencia:' es, en

\\talltoTaI:ci>sicoanaliSis~to-desu otro ideoI6g.i CO. ' deIlsus propios obstaculos epistemologicos. Per_oJoda_cienciae~!~!1te_~~tecnicas_q:t-I~,In,odifican, en la practica, el

92

I!

(

,.,\

v{

mundo de experiencias en las que se tejen evidenciasideologicas y, especialmente, laexplicacion teoricadela"estructura" de las situaciones en las que '16s sujetosreciben y comunican estas evidencias. Por este hecho,

1- ~oi.a.ciencia es, en...!.~I]~C?_ta£rio e1con..9.s:imien..!.Q d.~liJ1»Jiro I(\ '~~!P~',_..~~~9._~.ie~ci~· de alg~_ de. laE.....determinaeioTfes \e-formales aet sujeto, •

-AS'l,1"a-mafemalica es ciencia de la diferencia entre 10enumerable y 10 no enumerable, 10 discreto y 10 continuo,entre la frecuencia y la probabilidad, la simetria y el caos.La fisica, es la ciencia de la estabilidad de los objetos delmundo de la percepcion. La biologia es ciencia de lasformas individuales sexuadas reproducidas por la heren­cia y el desarrollo. La linguistica es la ciencia de laenunciacion, es decir, dellugar que las formas sintacticasya tienen reservado para el sujeto. EI materialismo his­torico, si es una ciencia, es teoria de las formas deindividualidad historica, 0 de la articulacion de los modosde produccion y de los modos de sujecion, ,

\ h~~'i1~~~:::~~~g~'~~~~;~or~~;c~~~~o~f~:i~~:a:~: r\ "toda ciencla_es~deI~<::i1:!de la ideologia." Pero asf como \\t1inguna ciencia es solo-fa-CJ:encia--de las tecnicas cuya!teoria propone, del mismo modo, ninguna ciencia es soloIla ciencia de los procesos de constitucion de evidenciaicuya inteligencia proporciona (en especial de los procesosde constitucion subjetiva: de ahf el descentramiento ca­iracteristico, la "herida narcisista" que les impone). Y nin­guna cieneia es la cieneia de la ideologic eonsideradaleomo una totalidad. 0, si se quiere, la ide,9..~o...gJ!!__e!!:-ta?lto ""itql no es el objeto de eonoeimie.ntg_q~.!JjJJ.1JJl]lq_G.Leneia

Ildeten n i!ii:.cIa . P.Q!:J9_tanto~allnqu.e nadaenla ideologia,ener8entIdo en que aqui utilizamos este terrnino, escape'

--- ~ ------~- --- - ---_. -

I'P. Macherey, "A propos de la rupture (Marxisme et Humanisme,suite)", La nouvelle Critique, N° 166, mayo de 1965.

93

1,

al alcance de las ciencias, la extensi6n de la ideologia no\es totalizable, ni suo comprensi6n unificable, en absoluto.Y esto porque la ideologia se descubre en la recurrencia deuna ciencia incompleta, y porque varias ciencias irreduc-tibles (hasta incompatibles~decubre...n y eX;Plica.n asp.ec- .\tos diferentes de la ideologia or encima de todo, aunquelas ciencias asignen la ideol gia como error pre-cientihco,ninguria cieiicra~enfantolal~escienc~ici'de:l'e""0"', esdecirconstitucion ·derhomor'e~~considerado-c'omo"serquese I

! ,eq.uivtocad

, 't'que fer,rd'~'7,~'yerr~rite"~'C()i~?'()~L~~() ~~_~~ri~:i-=j; rrnen 0 e errmna 0.,

-------_/'

RETORNO A LOS IMPENSABLES

Vamos a oponerle a esta descripci6n formal el argum~o1;: de la circularidad. Todo se sustenta en el hecho de la, construcci6ri conceptual como a!ierfuraaefc'ampode los

" pro-ore-masy a'elaSdEmiostraciones.'Esmuy agradabTe~sedira,denoniinar"intrinsecamenteverdadero al movimientode esta construcci6n, pero esto no quiere decir que nadieeste obligado a adrnitir que tal es lo verdadero. No se tratanunca de un efecto de "designaci6n". Yes un tanto facilextraer de esto un argumento para volver a conducir-auncuando sea de forma menos dogrnatica-da vieja oposici6nentre ciencias e ideologia.

Podemos responder a esta objeci6n, poniendo en evi­dencia, justamente, que t"oda rUJ2tur; im lica una r,eJ~s-

, I \t~ tesis bachel;rdi:i1a.' que, implicitamenteretoma Canguilhem) que constituye el ultimo mementode nuestra definici6n. Volvamos para introducirla en e1texto, ya citado, de F. Regnault. Esto es 10 que escribi6:"i,Hasta cuando habra que esperar para que la rupturasea confirmada 0 irreversible? (...) Hay que esperar que

94

If

If

I"t

Irf~

l.1..

culmine la [isica galileana. Pero esto no sucederti hastaque haya sufrido una reuolucion, una ruptura intra­cientifica, una reestructuraci6n. Nos transportamos, pues,hasta el otro limite de la fisica galileana, es decir, hastauna crisis tan fundamental que nos uemos obligados avolver a sus propios fundamentos, a sus conceptos masgenerales; pero tam bien es evidente que, a primera vista,esto se produce con la relatividad, puesto que la relatioi-dad de Einstein produjo una nueva teoria del espacio, deltiempo y de If}_,1JJ...aB.CL.L,,-,LPada una ciencia cualquiera.v "llamaremou!..~strU~~~!·9~c,ton~p~stf!.?1!()16g(~g__al EU1Eg_de~.~~~_" 'retorno a los Impeiisados de esta ciencia que, al mismo.tiempo, es un nueoopunto c1i'nQ!itor.lJJJ.__p-~ra-.e.iig_~Ieaci(JJ·(..) Desde e(i;imto de vista de la reestructuraciori esposible dominar la totalidad de la [isica galileana. Ahoraque superamos sus limites y reformamos sus presupuestoslen este caso, ante todo, los presupuestos del espacio y deltiempo absolutos explicitados por Newton] conocemos sunaturaleza. A partir del momenta en que es reestructura-da, es cientifica. 0, dicho de otra manera, tenemos derechode asignar una ruptura (...Jretrospectioamente (...J cuan-do nos colocamos en el punto de vista de la reestructura­cion. Hoy, por lo tanto, podemos escribir: una ruptura essuspensiua y espera sureestructuracion: JJ ' , ,. ,

Ya vemos que se trata de un nuevo desarrollo de la ideade recurrencia. ~9s "irnPce,!lPE~S"a los que se apunta en 'este caso son, en principio, los principios de la mecanica :clasica: los que 'inlponen arespacro ~ y al tiempo, a lamateria y a la fuerza (Iuego a 1a energia) una estructuramaternaticamente determinada, fuera de la cual es impo­sible construir nada de la fisica. Estan, ya 10 dijimos,implicados en los razonamientos del propio Galileo. Peroe1 primero que los en uncia de manera satisfaetoria esNewton, al retomar de Descartes la idea, el nombre y lacantidad de las "leyes del movimiento", al mismo tiempoque rechazaba el contenido que aquel les habia asignado

95

: 'itIi'.

~.,,.\

Il\

i~~~;

II\~

y que operaba, utilizando el nombre de "filosoffa natural",una sfntesis abierta de la cinematica, del atomismomaterialista, de la astronomia matematica y del calculoinfinitesimal, a cuya invenci6n contribuy6. Esta es, pues,la primera recurrencia: el principio de inercia fue explici­tado y completado, finalmente, por otros sin los que seria

~ inoperante. Tambien es la primera paradoja: l.por quellamar "impensado" a 10 que, luego de medio siglo detrabajo, fue completamente explicitado?

Para justificarlo, es necesario mostrar que en estaenunciaci6n hay algo atrtis, algo en suspenso. En efecto,para poder hacer explicitos los principios que funcionancomo definiciones implfcitas de los conceptos fundamen­tales de la mecanica (la ley fundamental de la dinamica,igualdad de la acci6n y de la reaccion, y sus corolarios,entre los que se encuentran los principios de conserva­cion), Newton debe presuponer tesis rnetafisicas: el tiem­po absoluto, el espacio absoluto (independientes uno delotro), a los que es conveniente agregar la doble funci6n dela masa (10 que luego Einstein llamara la identidad de lamasa inercial y de la masa gravitacional).

Como se sabe, estos presupuestos dan lugar, por suparte a una notable combinaci6n de prudencia epistemo­logica (hypotheses non fingo ... ) y de temeridad especula­tiva (Ia atribucion a Dios, con modalidades desconocidaspor la tradicion, de las propiedades fundamentales deluniverso, de donde se origina la constitucion de unanueva cosmo-teologia).

Como finalmente se descubre durante Los principios,10 que fue inicialmente separado (la fisica maternatica delas leyes fundamentales, la metafisica de los absolutoscosmo16gicos) debe ser ulteriormente reunificado, al me­nos de manera ideal, cuando se pasa a la fisica concretadel "sistema del mundo". En este sentido, existe todaviaalgo oscuro en la formulaci6n de los principios, cuyadificultad se ira acentuando a medida que el conocimiento

96

!i

haga explotar la aparente simplicidad del mundo newto­niano."

Hay algo mas grave: la universalidad de los principiosgalileo-newtonianos basa la extension de la mecanica ennuevos tipos de fen6menos ffsicos, En este sentido, deter­mina fronteras epistemo16gicas en expansion. Pero l.pord6nde pasan esas fronteras? Y, especialmente, desde elmomento en que se manifiesta un distanciamiento entrelas consecuencias de los principios en su campo de origenyen sus nuevos dominios de aplicaci6n, lhay que ver enesto la marca de una limitaci6n intrinseca (a riesgo decuestionar la unidad de la ciencia), 0 bien el indicio de unainexactitud (a riesgo de desestabilizar el cuerpo de cono­cimientos adquiridos)? Ya sabemos que fue el electromag­netismo el que, durante el siglo XIX, le dio a esta cuestionla forma de una aporia. Y, en un primer momento, lasoluci6n se encontrara en un nuevo despliegue de lospresupuestos metafisicos, por medio de la produccion denuevos "absolutes", que se espera sean coherentes con losde Newton. El tipo de estos absolutos supernumerarios esel eter mecanico presupuesto en la 6ptica ondulatoriay, luego, en la interpretacion "fisica" de la teoria deMaxwell. Pero, luego, aparecera, contrariamente, lo arbi­trario de estos presupuestos: simultaneamente a causa desu tenor conceptual parad6jico, de su caracter de hip6te­sis ad hoc materialmente inobservables y, finalmente, delfracaso repetido de las cruciales experiencias efectuadaspara testearlos." Esto produce una inversion del a favoro en contra (subjetivamente reflejada en la noci6n de"crisis"): en lugar de volver a desplegar los presupuestosmetafisicos la propuesta es eliminarlos. lC6mo hacerlosin eliminar, al mismo tiempo, a los propios principios?

18 A. Koyre, Du monde clos a l'uniuers infini, P.D.F., 1962.19 Vease Einstein e Infeld, L'Euolution des idees en physique,

reeditado por Flammarion, colecci6n Champs.

97

Ji

\

Esta situacion permite comprender el vinculo estrechoque asocia al proceso hist6rico de la reestr~cturaci6nconel pro~eso l6gico de.l~ ~xioma~izaci6~. Esta fpa~e.cecomouna Via que permitiria al mismo tiempo explicitar parcomplete los principios y aislar su significacion operate­ria, su funcion explicativa, de sus presupuestos metafisi­cos (reducir, de algun modo, el exceso de significacion. delque se habian cargado inicialmente), para, finalmente,exhibir las conexiones logicas que poseen con el cuerpo dela teoria fisica, mostrar para que demostraciones sonnecesarios. Asimismo, la axiomatizaci6n autorizaria unadistancia critica en relaci6n can la primera utilizacion de

~ los principios. Pero esta operaci6n es arnbigua, ya que, ensi mismo, el paso de un enunciado con la condicion deprincipia al del postulado no cambia nada en el tenor delos conceptos. S610 cambia la modalidad de su enuncia­cion, que pasa de 10 categorico ala hipotetico. Los princi­pios tenian un aspecto doble: uno tenia en cuenta lasconsecuencias (la aplicacion basada en ellos) y el otro lascausas primeras (el fundamento que los implica, se lIameDios 0 de otro modo). Con la axiomatizacion, este funda­mento se pone entre parentesis, a se convierte en unfundamento subjetivo. Pero, una vez enunciada estareserva, la dominaci6n de los principios sobre sus conse­cuencias es mas total que nunca. Y 10 es tanto mas cuantomas se multiplican las correcciones operatorias (del tipodel "contrato de Lorentz")."

Seria absurdo, por supuesto, pensar que la axiomati­zaci6n inducida por la "crisis", que se hace tecnicamente

20 H. Poincare, La science de l'liypothese, reedicion con un prefaciode J. Vuillemin, Fiamarion, 1968, capitulos IX y X; A. Einstein, LaRelaiioite ILa tlieorie de la relatiuite restreinte et generale), traducci6nSolovine, reedicion Payot, 1964; Hermann Weyl, Pliylosopliy ofMathematics and Natural Science, New York, Atheneum, 1963, II, 2,"Methodology"; Max Jammer, Concepts of force, Harvard UniversityPress, 1957.

98

Ij

~posible par la evolucion contemporanea de las matemat].cas y que se justifica par la transformaci6n del climafilos6fico (el ascenso de las epistemologias "relativistas"),no contribuye ala reestructuraci6n. Conduce a una refor­mulacion decisiva de los principios, nueva etapa luego deNewton. Este habia explicitado el principio de inerciaimplicado en la diriarnica de Galileo. Poincare y suscontemporaneos muestran que el principia de inercia esun principio de invarianza (Ia definicion de una clase deequivalencia entre sistemas de referencia espacio-tempo­rales que permite, por prirnera vez, hablar del "principiade relatividad" de Galileo). Intentan, de esta manera, lareestructuracion de su marco rnatematico (la teoria de losgrupos), Ahara es posible comprender mejor como esposible hablar de un retorno 'a 10,13 impensados: no en' unsentido psicologieo (descubrimiento de 10 que estaba e"nmarcha "inconscientemente" en el pensamiento de Gali­leo a de Newton) .sino en el sentido de unaproducci6n deconceptos, que permite form'ular compleflimente la teorfaj'existente y, por 10 tanto; exhibir suslimites. _. ".. . .'- Sin embargo, asi expresado, quedamos mas alla de lareestructuracion efectiva -como se sabe, par otra parte,Poincare y Lorentz no son Einstein. El paso de los enun­ciados categoricos a los enunciados hipoteticos hace quela ruptura aparezca, retrospectivamente, como una deci­si6n, que habria sido tomada "arbitrariamente" y luegojustificada par sus exitos (mientras espera sercuestiona­da par sus fracasos). La mas "impensado" de todo, en elfonda, seriajustamente esta decision (representada comoun acto individual a como un fen6meno cultural, inclusocomo una decision "de epoca"), En este sentido, la criticade los principios es sobreentendida por una cierta repre­sentaci6n metafisica de la historia en la que la idea de una irazon natural es reconvertida, simplemente, en su con- ,;traria (la irracionalidad de las decisiones a de los puntas ide vista que instituyen las racionalidades sucesivas). \.

,

99

',''1"".~).'"If,~,LJ

1

_'~

\.q.,'eLI

:1\

1;(,I

J

Ijl,'\

1

l; ~

\'\,1'

Ahora bien, esta metafisica se lleva bien con un positivis­mo que se ocupa del contenido de los desarrollos te6ricos:creemos que podemos, simplemente, dejar de lado lametafisica de Newton, y, mas generalmente, la metafisi­ca clasica, "de la sustancia", en nombre de la "economiadel pensarniento", sin examinar el vinculo interno quemantiene con los conceptos de la mecanica. Creemos que

• podemos mantener el espacio absoluto, el tiempo absolu­to, mientras nos sacamos de encima a la idea de loabsoluto. Este es, sin dudas, el obstaculo epistemo16gicopor excelencia: no se cambia nada de los conceptos funda­mentales, de la conceptualizaci6n del tiempo. Este puedeadquirir la sustancia como un marco objetivo analogo alespacio y, sin embargo, independiente de el; ser hiposta­siado como la duracion sempiterna de Dios, subjetivizadocomo una limitacion trascendente de nuestra intuicion delos fen6menos 0 formalizado como un parametro lineal delas ecuaciones mecanicas; seguira siendo un movimientouniforme de referencia sustraido ala medici6n, indepen­diente de las observaciones, que puede ser expresado pormedio de la imagen de un reloj ideal en el que todas lasobservaciones pudieran acomodarse instantaneamente.

EXPOSICION DE LA CAUSALIDAD

Ahora tendremos que rectificar nuestra presentaci6n dela reestructuracion. Dirijarnonos desde el principio, como10 habiamos hecho cuando nos ocupamos de la rupturagalileana, mas alla del acontecimiento. Es decir, tome-

1 mos nota de la crrtica de la idea de simuItaneidad y de lareformulacion del principio de relatividad (la definicionde una nueva cIase de equivalencia para los referencialesinerciales), y examinemos nuevamente que descubre esta

100

(/

~vrc: -v:_"J~ ~.c, ...I L- \ -.:-." • ,:"J .:...' L,l..··.... ......

reestructuraci6n, por recurrencia, en el campo teoricopreexistente. ~Pl"i,~~r:aconstat~CciQne13Ja_8.-ig:yieIlte-=_~eilmismo modoque la ruptura, la reestructuraci6n se ocupa Ide los conceptosyn-o__¢l~T~~J~(jl:i~3B. N6-e's-una-"susfitu--!cion", una eleccion teorica__ que_Y.ieiie~d~tr.irs~de_:_otra;!tampoco setratli·de'un_a.r_e(uJ;a~i6Il,nideunperfecciona- i.miento, ni de unageneralizacion, ~_~...JJ.~5t~¥p-~_cj..2..n..d~l:~l:lnc_ep_to~_g!1~_§~'prC)4.;td~~~g~!_~Q.i~,,<?.~_posi~le: a tr,~.;r~sdel reconocimiento deJas.c.o.ndici.ones exaetas de su vali- >\'- . ~._. ~......~__..__~ · __"...:'__'_w....'"'__.:.ifCo~ ....·_~....;· __ .... I

dez. Por consiguiente, la reestructuracion no anula la 'I:'tuplura; no es, tampoco, otra ruptura, sino la finalizaci6nde la ruptura 0, para decirlo mejor, un punto de no­rE~tornOR.~r~1S!!..Eif~~j;~u~e.Y_~J:Q~~. En el'mismo momentoen que critica los absolutos que estan implicados en elreconocimiento inicial de la ruptura, pone fin a todaposibilidad de representarse al conocimiento cientifico,en un cierto campo, como una "verdad relativa".,~

Como sostiene conjusteza Bachelard, hay discontinui­dad entre la teoria "clasica" y la teoria "relativista": lasegunda no es una generalizaci6n 0 una complicaci6n dela primera." Desde un punto de vista conceptual, no esposible tener una representaci6n de la mecanica clasicacomo una aproximacion de la relatividad, un caso "parti­cular" que podria encontrarse cuando las velocidades son \bajas en relaci6n con la velocidad de la luz. Sin embargo,es imposible considerar que las teorias clasica y relativis­ta sean "inconmensurables", como si se tratara de dosuniversos linguisticos 0 dos concepciones del mundo ex­cIusivas. Lo que vincula intrinsecamente a una y a otra esque la segunda explica 10que, en la primera, concentrabael sentido fisico de los principios y posibilitaba su aplica­cion a cIases cada vez mas amplias de fen6menos: la

21 G. Bachelard, La Valeur inductive de la relatioite, Librairiephilosophique J. Vrin, 1929; "La Dialectique philosophique des notionsde relativite" (1949), en L'Engagement rationaliste, op.cit.

101

propia noci6n de relatividad, 0 de equivalencia entresistemas de inercia 0, dicho de otro modo, un ciertoconcepto matematico de invarianza que trata sobre las"leyes de la naturaleza" y que somete su forma a unarestricci6n universal. Al mismo tiempo, al reformular elmismo concepto dentro de un marco te6rico nuevo, estapermite eliminar las "excepciones" y las "contradiccio­nes" aparentes de su formulaci6n inicial en campos no

."mecanicos'l.fPero la invarianza de las leyes de la naturaleza esta

esencialmente vinculada con el hecho de que son leyes decausalidad. El concepto galileano-newtoniano de la iner­cia inauguro una manera radicalmente nueva de pensarla causalidad al emparentarla, dellado de la fenomenolo­gia, con los derivados secundarios de los desplazamientos(las aceleraciones, que son "absolutas", en tanto que todaslas velocidades son "relativas") y, dellado de la estructurade la materia, con la acci6n reciproca de las masas y de lasfuerzas (mas tarde se dira: de los campos 0 de las interac­ciones). De este modo, los diferentes modos de pensa­miento de la causalidad elaborados durante los siglosprecedentes fueron desechados. Ahora bien, este mismoconcepto de causalidad es el que la relatividad sancionay funda. Pero, en su forma inicial, detenta una serie deenigmas (los que son remitidos "a Dios" por Newton,antes de convertirse en el objeto privilegiado de la espe­culaci6n filos6fica sobre los "principios metafisicos de laciencia de la naturaleza"). Los procesos fisicos se desen­vuelven "en" un espacio que es pensado como un vacio yque, sin embargo, debe poseer propiedades dinamicas, yaque prescribe movimientos absolutos y movimientos apa­rentes. Las relaciones de causa a efecto se presentancomo sucesiones "dentro de" un curso temporal cuya

22 Francoise Balibar, Einstein 1905, De l'ether aux quanta, P.D.F.,1992.

102

I

"velocidad de desplazamiento" puede ser elegida arbitra­riamente. Las fuerzas actuan "sobre" las masas como sisu encuentro en el espacio se debiera al azar 0 a lapredestinaci6n. La reestructuraci6n relativista suprimetodas estas dificultades haciendo de la geometria espacio­temporal no el marco exterior de los procesos fisicos, sinola invariancia estructural de su propio desarrollo, y la dela identidad de dos masas no una coincidencia sino unanecesidad.

Al considerar el concepto fisico como especificamentecausal, contamos, pues, can el media para comprendersimultaneamente c6mo la reestructuraci6n es la confir­maci6n de la ruptura y c6mo culmina el proceso de "laincorporaci6n al concepto de sus condiciones de aplica­cion" (Bachelard). La reestructuraci6n resuelve una con­tradicci6n latente desde la ruptura, entre una concepci6ncientifica de la causalidad y concepciones pre-cientificas"del mundo". En el propio Newton, la representacion deltiempo, simbolizada can la imagen del reloj universal; pormas precisa que sea, desde el punta de vista tecnico, sumedida (en el "universo de la precision" del que hablaKoyre), no se trata mas que del concepto psico-cosmologi­co elaborado por los filosofos de la Antiguedad. Tambiencomprendemos par que, en principia al menos, la rees­tructuraci6n einsteniana puede poner fin a las antino­mias entre concepciones "sustancialistas" y concepciones"relacionistas" de la causalidad fisica (las primeras rea­liz an la causa en entidades sustanciales, fuerzas, mate­ria, energia, a las que imaginan como "cosas"; las segun­das reducen la causa a la forma de ecuaciones querelacionan entre sf "estados" fenomeno16gicos de maneracontinua, univoca, simetrica, 0 sea, "determinista"."

23 Vease Cassirer, Substance et Fonction. (1910), traducci6n francesade P. Caussat, Editions de Minuit, 1977.

103

·r~.\,1ji

\\

1I1,

1I·1i

1jJ

j

:1:

"

1:~;~

,,

i:t':1:~

IDEOLOGIAS CIENTIFICAS

Esto nos conduce direetamente hacia un segundo aspecto:el nudo contradietorio formado por la ideologia y elconcepto. Lo que dijimos antes muestra que la "metafisi­ca" (010 que asi designa el positivismo) es ellugar en elque la fisica clasica proyeeta la verdad de sus conceptos,pero tambien la forma con la que desplaza sus contradic­ciones, llevandolas al "absolute" hasta que vuelvan en eltrabajo cientifico.

Una metafisica de este tenor, a la que podemos deno­minar, en general, como mecanismo, cumple el papel deun conservatorio para las nociones pre-cientfficas incor­poradas a la ciencia (junto al ejemplo del tiempo, seriaoportuno que ahora desarrollaramos el del atomo).> Perosu papel de obstaculo epistemologico no se proyecta s610hacia el pasado.

Por el contrario, contribuye dialecticamente a condu­cir a la ciencia hacia su futuro y, por 10 tanto, hacia su"crisis". Usando las categorias de la metafisica mecanis­ta, la fisica mecanista piensa, en primer terrnino, poranticipaci6n, la extensi6n de sus principios a nuevoscampos y, por consiguiente, la construcci6n de modelosdel mundo fisico contradietorios.

Estas contradicciones parecen puramente internas alcampo del trabajo cientifico, aun cuando, con la palabrametafisica, marquemos la cercania 0 los intercambios conla filosofia y la teologia. Ahora bien, el circulo es muchomas grande, y su topologia no permite separar con tantasencillez 10 interno de 10 externo.

2·1En Bachelard (L'activite rationaliste de lo.physique contemporaine,P.D.F., 1951) puede leerse la descripci6n sobre como la noci6n pre­cientifica de atomo como "cuerpo pequefio" con propiedades "elemen­tales" fue, paradojicamente, reactivada por la mecanica clasica.

104

Para poder comprenderlo, es necesario recurrir a lanoci6n, voluntariamente parad6jica, que ~Cangl.ii.rlierrr,~ntrodu~~a:-p~~itode la his~_or,i~ de la b~uf,-I"t~ae

'" ideologia cwntificG;'.!Y---- ,-- -,'--=-Enn,ecaniSmo-es el primer eslab6n de una cadena deideologias cientfficas que acornpafian toda la historiade la fisica, combinando la regresi6n y la producci6n deesquemas ideol6gicos. Esto significa que, para nosotros, y

los conceptos de mecanica clasica no habrian podido i

"trabajar" inteleetualmente si no hubiesen sido realiza- -­dos en un cuerpo de formulaciones matematicas pero,tarnbien y simultaneamente, en un cuerpo de representa­ciones ideologicas. Entre estos dos "cuerpos" se estable- !cen relaciones de homonimia (asi, existe espacio en tantosistema de referencia y en tanto campo perceptive) 0 bien,tensiones en evolucion. Asi, el concepto de fuerza oscilaentre una definici6n analitica y una representacion ago­nistica: la motricidad y la resistencia, la atraccion y larepulsi6n, 10 que Kant llamara "oposici6n real". El con­cepto de materia 10 hace entre la condicion de un signifi­cado abstracto fijado por relaciones entre dimensionesmensurables: volumen, masa (luego elasticidad, carga), yla representaci6n de cosas individualizables 0 de mediossustanciales que constituyen el "soporte" de fen6menos.

Este doble registro manifiesta con total claridad lacondici6n positiva del obstticulo episterrwlogico:"Est'e 'esque~'eiiefeao, perffiue"some£er alasconce'pt.osm'ecanicoscampos experimentales cada vez mas variados (astrono­mia, acustica, optica, hidrodinamica, propagaci6n delcalor, electricidad...) y construir las demostraciones CO-!

rrespondientes como experiencias de pensamiento, con-I

25 Nos referiremos aqui no s610al articulo fundamental "Qu' est-cequ'une ideologie scientifique?", Organon, 7, 1970, sino tambien alacompilaci6n completa en la que fue reeditado: Ideologie et Rationalitedans l'histoire des sciences de la vie, Vrin, 1977.

105

r,\'

frontando las implicaciones del cuerpo de pensamientosmatematicos con las restricciones de la representaci6n

~] ~ ideol6gica. Son, hablando con propiedad, el trabajo delI concepto. Asi, los conceptos de la mectinica trabajan por

medio de las representaciones del mecanismo y con suhorizonte (es decir, en un mundo de "cuerpos" que tienenlas propiedades sustanciales que Newton enumeraba enel comienzo de los Principios: "la extensi6n, la dureza, laimpenetrabilidad, la movilidad y la inercia", a los queluego se agregaran otros "medios").

/Citemos a Canguilhem: "EI obstaculo de la ciencia y elobjeto de la ciencia forman una sola cosa. Si el objeto dela ciencia no es mas que un obstaculo que hay que supe­rar, i,que es, entonces, un problema que hay que resol­ver?". Pero esto quiere decir que, incluso en un momentohist6rico dado, la [rontera del dominio [isico no es unlimite uniuoco: no incluye s610 los problemas actualmenteformulables por medio de los conceptos de la rnecanica,sino tambien aquellos cuya conceptualizaci6n la mecani­ca anticipa; no s610 los que podran ser dominados pormedio de los mismos conceptos, si no los que conducirana su transformaci6n; no s610 los que, recurrentemente,seran validados como problemas cientificos, sino los queseran rechazados por ser considerados no-cientificos 0ideoI6gicos.'

La funcion dialectica de las ideologias cientificas pro­viene,justamente, de esta falta de distinci6n relativa, delhecho de que no es posible decir, inmediatamente, quepertenece a "La mecanica" y que al "mecanismo", que es"ciencia" y que es "ideologia". La ciencia s610 progresa

I, hacia nuevos problemas y nuevos campos por medio de su

/?J pro pia relaci6n interna con 10 ideol6gico. Por '!L~dig, deltrabajo de la ideologia y, finalmente, su critica, queadqiiieren suinvestidura en experiencias y demostracio­nes, lacienciase apropfa'def"objeto'real" en~~~r.QPlo

Ij elem~p.j;o, y no-poi-Ci'erta ap!~bei:is16n inmediata de los-::-::::::--;--_.. --. ". - - -- - .-."--'.~ .'- --. --_._"'-~.- ----- ~

106

6rganos de los sentidos 0 de la tecnica. Pero, en este Im6VliTIiento, oscila necesariamente entre su pasado y su Ifuturo, entre 10 que esta mas alla y mas aca de la ruptura, Ipues es la herencia de las "concepciones del mundo" la que \designa los campos 0 los objetos cuya explicaci6n es iposible anticipar.

Canguilhem llama a este movimiento: "superaci6npresuntuosa" del conocimiento por sf mismo, y sostieneque las ideologias cientificas son "sistemas explicativoscuyo objeto es hiperb6lico, en relaci6n con la norma decientificidad". De este modo se subraya la idea de latransgresi6n de una frontera, cuyo trazado, sin embargo,s610 podra fijarse retrospectivamente. No obstante, esnecesario comprender que esta transgresi6n se realizatambien hacia lo interno, de manera que el trabajo delconcepto en el campo cientifico se comunica con inmedia­tez con sus extensiones "hiperb6Iicas" al exterior. Alpensarse primero como mecanista y luego como determi­nista, la fisica clasica interioriz6 (can la forma de un idealde matematizaci6n del universo, como 10 demuestra uncelebre texto de Laplace) las representaciones ideol6gicasque, al mismo tiempo, proyectan ut6picamente la imagende una reducci6n general de la experiencia a la fenomeno­logia fisica. Pero, asimismo, prepara su crisis, tantodentro como fuera de su terreno.

Canguilhem no analiza el ejemplo del mecanismo, nidel atomismo, ni del determinismo. Se ocupa deleuolucio­nismo en biologia. EI punto crucial en este caso es que la •ruptura darwiniana (variabilidad individual, selecci6nnatural de las poblaciones) haya remitido, par ellado delas ideologias pre-cientificas, a las nociones de escalas delos seres y de economia de la naturaleza, instaurando unconcepto de causalidad biol6gica que, sin ser mecanista,rompe, por primera vez, con el finalismo. Ahora bien, estaruptura implica, inmediatamente, la constituci6n de unaideologia evolucionista universal (que comprende al con-

107

,hI.q

'\II

"t'J"i1(11

\

\

l

JtIII;'

--~

f

1-"

Il

junto de las ciencias de la vida, asi como, por una parte,ala historia, la psicologia, las "ciencias del espiritu" y, porotra, ala cosmologia). Esta ideologia tiene como funci6n,simultaneamente, subsumir a la totalidad de la experien­cia bajo las "palabras claves" de la lucha por la existenciay de la evoluci6n, anticipar la unificaci6n de los diferentescampos de la biologia (paleontologia, embriologia, fisiolo­gia, herencia), proporcionar al propio darwinismo larepresentaci6n interna de sus conceptos (tiempo biologi­co, adaptaci6n) en terminos de progresi6n de la Vida(paso de las "formas inferiores a las formas superiores").

La cuesti6n de la descendencia del hombre es la cues­tion de honor de esta ideologia, el punto por el que librasus combates mas ruidosos. Pero, para nosotros, su as­pecto mas interesante es que elevolucionismo sea unmodo de colocar al darwinismo al servicio de una recons­tituci6n final en biologia y mas alla de la biologia: lafamosa "ley biogenetica fundamental" 0 "ley de recapitu­lacion de la filogenesis en la ontogenesis" de Haeckel, ensu funci6n contradictoria de programa de investigaci6npara la embriologia experimental y de garantia para lasextensiones hiperb6licas de la evoluci6n (inclusive enFreud) ilustraria esto rigurosaments.e Y es un hecho queel evolucionismo ancl6 no s610 en las aplicaciones de lateoria darwiniana en la paleontologia humana, en elproblema de las razas, de la psicologia, etc., sino tambienen la representaci6n de la selecci6n como "lucha por lavida", y en la concepci6n darwiniana de la herencia,vinculada con la de las causas de la variabilidad y de losmecanismos de -la transmisi6n de caracteres. En este

26 VeaseCanguilhem ycol., Du deoeloppement al'eoolution auXIXesiecle, 1962, reedici6n P.D.F., 1985; De Darwin au darwinisme: scienceet ideologie, Congreso Internacional para el centenario de la muertede Darwin, edicion preparada par Yvette Conry, Librairie J. Vrin,1983; Frank Sulloway, Freud, Biologist of the Mind. Beyond thePsychoanalitic Legend, Basic Books, 1979.

108

punto, Mendel y los "mendelianos" que hallan su idea demanera independiente, rompen, al mismo tiempo, con elevolucionismo y con Darwin. Por eso es imposible plan­tear ninguna "sintesis" originaria aditiva entre el evolu­cionismo darwiniano y el mutacionismo mendeliano. Sinembargo, como minuciosamente 10 explica Canguilhem,la unica confirmaci6n posible del descubrimiento de Dar­win proviene del mendelismo, de su progresiva extensi6na la genetica de las poblaciones y, luego, a la geneticacelular, para terminar, finalmente, en la embriologiaexperimental. En relaci6n con la ruptura darwiniana, la t

genetica mendeliana, que contradice la ideologia cientifi- .ca interna al darwinismo y obliga a reestructurar comple­tamente la teoria de la evoluci6n, opera, al mismo tiempo,como una sanci6n y como una critica radical. Asi como laverdad de Galileo y de Newton es explicada y sancionadapor Einstein en detrimento de sus absolutos y de su"aristotelismo" persistente (0 por Bohr y Heisenberg endetrimento de su atomismo), la verdad de Darwin esexplicada y sancionada por los mendelianos en detrimen­to de su ideologia de la herencia y del finalismo quepersiste en su "transformismo", inversi6n especular delfijismo.

EL TIEMPO DEL CONCEPTO

Volvamos ahora, para terminar, a la cuesti6n de laverdad. La lecci6n esencial de la reestructuracion episte­moI6gica.·es--;pfimer~o;~q~~~~I1QA~j~Q[t.cii~q~finitivas~nicompletas,-pero tarnbien que existen conceptos uerdade­l~os"p-ara-sierrlpre":-ra-fela:fivldaa--rlslca:·y_la--evoluci6nblo16gica:·poI::selecci6n_natilr:al~oIlsHtuyenejemplos pri­vilegiadoaEiiistein y Mendel, actuando por recurrencia \

109

1

sobre Galileo, Newton y Darwin, asignan "para siempre"la verdad de sus conceptos.

Pero esta verdad s610 es pensable filos6ficamente deun modo parad6jico tanto desde el punto de vista delpositivismo como del de la dialectica especulativa. Esexclusiva de todo punto de vista (metalinguistico 0 meta­hist6rico) ficticiamente superior al conocimiento.

I, La verdad de un concepto cientifico proviene de una nega­j. tividad, pero negatividad sin encierro respecto del mundoi intelectual en el que opera. El criterio epistemol6gico de--'esta verdad (que s610 opera a destiempo) esta constituido

por el hecho de que el concepto se confirma cuando lasteorias en las que se realiza se debilitan. 0, prospectiva­mente: el concepto puede realizarse en programas deinvestigaci6n contradictorios que se suceden indefinida­mente. "Esperar que la ffsica galileana llegue a su fin", esllegar a un punto en el que sea posible estar segura de quela historia de sus conceptos es interminable. Pero, paraque esta caracteristica se manifieste, no es necesario espe­rar el fin de los tiempos, aunque sf es necesario esperar larecurrencia de una reestructuraci6n. Basta con que unateoria sea efectivamente deconstruida y reestructurada anivel de sus principios, para que libere, por esta mismaraz6n, el aspecto irreductible (e irreversible) del concep­to. Asimismo, esta teoria, por penetrada que este por elimaginario, se encuentra inscripta en la historia de laciencia y no en la de las ideologias. La "refutaci6n" de Ga­lileo y de Newton que realiz6 Einstein, la que de Darwinhizo la genetica, no despachan ni a Galileo, ni a Newton,ni a Darwin, al museo de los errores, allado de la fisica deArist6teles, del fijismo de Cuvier 0 del transformismo deLamarck.

Desde otro punto de vista, la reestructuraci6n hacemas claro que es 10 que hace de la verdad cientifica unefecto critico, que se produce activamente en lugar de laideologia, y no un sentido 0 una esencia individualizables,

110

e incluso un valor vinculado con un concepto, a unaproposici6n, en virtud de su constituci6n logica 0 de sureferencia experimental. Un concepto verdadero "para']siempre" no es un concepto que no pertenezca, definitiva- \mente, al campo de la ideologia; es un concepto que se :separ6 de su teoria de origen a causa de su reestructura- icion y esta, al mismo tiempo, descubre el error de una!ideologia pre-cientifica (como por ejemplo el aristotelis- \,mo) y el error 0, mejor dicho, el tenor imaginario de una iideologia cientifica (como por ejemplo el mecanisme). i

Esta complejidad del efecto de verdad cientifica esfilos6ficamente importante. Es incompatible con el dog­matismo de la verdad (inclusive como una representaci6nde la Ciencia y de la Ideologia en general como dos camposen si separados, de los que la historia del conocimiento nodeberia realizar mas el corte ni reconocer las fronteras).Implica, tambien, una distinci6n critica entre 10 quenosotros llamamos "ideologia" desde el punto de vista dela ciencia y 10 que se designa como conocimiento cornun,o vulgar, 0 como el "n:~mdo de la vida" (Lebenswelt). ~? lque la reestructuracionjios enseiia.~ol;>re larupturaconfirma la hip6tesis que plantearamos previamente:'la fideologia con la que rompen los conceptos :Y-lasde'illosti-~-!'ciones de una ciencia no es la Ideologia en general ni:tampoco el "conocimiento cornun" Se traia-Ciiunco-mp-{e-!jo ideo16gico determinado (palabras eimagenes.valores]y afectos) aprehendido como imagiriarioen-"ef campolteorico. --.--------,-------.--- _.

~-Ata inversa, no existe ninguna raz6n para que "elmundo de la ciencia" (entendemos por esto el mundo enque las relaciones de educaci6n y comunicaci6n practicaestan organizados por medio de significantes y de apara­tos producidos por las ciencias, mas 0 menos investidospOl' el conocimiento) no sea tambieri un mundo "uioido"(y, por consiguiente, un mundo de evidencias). Ahorabien, el trayecto recurrente que va de la reestructuraci6n

111

Ii\,

li

1j1

III

!Ii

l,J

\

~.

'l~..:.~

i~!

ala ruptura nos muestra que el efecto de verdad produ­cida por esta no esta circunscripto a su objeto inicial. Se

:extiende a otros enunciados teoricos y, por 10 mismo,:indirectamente, a otros complejos ideologicos en el campoide la experiencia: ya sea porque provienen de un pasadoI anterior a la ruptura y, por 10 tanto, parecen arcaicos, ya\ sea porque proceden de una innovacion, de la reinscrip-

\' cion de los conceptos cientificos en ellugar de la ideologia(es decir, en ellugar de la Verdad nombrada, instituida)

\y, que por 10 tanto, tienen la apariencia de ser modernos.Finalmente, podemos ver que este conflicto interminableprosigue en la practica cientifica y que da lugar a efectosde verdad irreversibles en tanto tales.

Si extendemos aun mas la reflexion, podemos decir:que un analisis de las rupturas y de las reestructuracio­nes epistemologicas expulsan ala alternativa tradicional

·de la verdad absoluta y de la verdad relativa. Tambien•podriamos sostener, negativamente, que la siguiente esuna definicion general de la ruptura: el conocimientocientifico solo es pensable, en tanto produce un efecto deverdad, ni como "absolute" ni como "relatiuo". De hecho,esta alternativa es el subproducto de la oposicion estable-

·cida por la filosofia, entre la verdad y la historia, proyec­tada sobre la practica teorica de las ciencias.

Como 10 expusiera Heidegger (aunque Hegel, en unsentido, dice 10 mismo cuando sostiene conjuntamente latesis que hace del ser-ahi un concepto y 'la tesis que hacede la dialectica del concepto la critica de la relacion deltiempo; y Spinoza, con su distincion del tiempo, de laduracion y de 10 eterno, tomaba posicion respecto delmismo "relate"; y, finalmente, esta representacion esobjeto, inclusive, de la critica althusseriana del historicis­mo), esta antinomia presupone una concepcion determi­nada del tiempo, simultaneamente sustancialista y sub­jetivista, como despliegue 0 dispersion lineal de la presen­cia, de la simultaneidad. En esta dispersion, la verdad

112

!~

solo puede dispersar a ella misma, es decir, perderse porcompleto, 0 identificarse con una sucesion de reflejoshipoteticos de 10 verdadero en sf.

La ciencia, de hecho, es un proceso que se desarrolla enun tiempo de este tipo. Por eso el efecto de verdad queproduce esta siempre mas alla de la alternativa entre lahistoricidad y la verdad: ~s..__v:~:r:.d~q~X9-_l:?1J--S_tLP-'=Qpiahistoria, en tanto historia de.su propia.escision.deterrni­nada con laideologia. Esto es 10 que intentamos aprehen-cler-cuanaopens-ariios la complejidad inherente ala rup­tura, de una manera necesariamente paradojica respectode la representacion objetivista-subjetivista del tiempo.En primer termino se nos aparece como un "aconteci­miento", pero un acontecimiento cuyo caracter decisivoreside en la conjuncion de una recurrencia y de unasuspension, un acontecimiento que requiere de pacienciasin garantizarle nada, anticipacion sin prefiguracion("seren 10 verdadero" sin "decir 10 verdadero", demostrar"yendo hacia los principios" en lugar de surgir de ellos),

uego, la ruptura se nos aparece como 10 que necesita laconfirmacion de una reestructuracion, 10 que solo espensable teoricamente en el destiempo de su propiacritica. Se transforma, por 10 tanto, en un proceso (ruptu­ra y reestructuracion no constituyen dos acontecimientosen relacion con la verdad, sino una sola instancia de laverdad): pero un proceso del cual no podemos relatar 0

alinear sus momentos segun esquemas teleologicos.Poresto las categorias de revolucion (desde d'Alembert,

Kant y Lavoisier, hasta Engels, Koyre'" y Kuhn), dedecision 0 de demarcacion, de discontinuidad entre "posi­tividades" 0 "epistemes" son insuficientes 0 equivocas.Por el contrario, las antitesis elaboradas por Bachelard

27 Sobre las dificultades de la nocion de "revoluci6n cientifica" enKoyre, cf. el articulo de ErnestCournet, "Alexander Koyre: La revelutionscientifique introuvable?", History and Technology, 1987, vol 4.

113

~I

-obstaculo epistemo16gico y acto epistemo16gico, historia"sancionada" y "perimida", "ruptura" y "reestructura­ci6n"- dependientes de la idea y de la practica de larecurrencia, asi como las unidades de contrarios propues­tas por Cavailles -imprevisibilidad e irreversibilidad,necesidad y contingencia- vinculadas con la idea de una"dialectics experimental" de la actividad maternatica,constituyen los puntos de apoyo de una problernaticadeltiempo inherente a los efectos de verdad de las ciencias.Le otorgan a 10 minimo formulab)e la paradoja ultima ala que nos enfrenta la ruptura.Al marcar el "cornienzo"(multiple, ubicuo) del tiempo de la ciencia (el tiempo desus problemas, demostraciones y teorlas,pero, especial­mente, el tiempo de sus "rectificaciones'', "reestructura­ciones", del retorno a los impensados que ella mismaproduce), la ruptura tambien marca el hecho de que laciencia se retira del "tiernpo general" (el tiempo delmundo, de la humanidad, de la historia universal, en laque la idea de progreso, 0 de verdad relativa, querriaacercarla, como si la ciencia y la historia fuesen una elespejo de la otraj.Marca, tambien.ique la ciencia no dejade retirarse, a medida que extrae objetos y cuestiones (esdecir, que los extrae de la ideologia y, a traves de laideologia, de todas las "praCticas") para transformarlosen objeto de conocimiento al someterlos al concepto. Pero,al mismo tiempo, nos permite comprender de que modolas ciencias actuan dentro de la historia y, sencillamente,contribuyen a queexista la historia, a su vez imprevisible/irreversible, y no la repetici6n, del destino 0 de la provi­dencia/

114h

IV l,ESTAR EN LO CIERTO?*CIENCIA Y VERDADEN LA FILOSOFIA

DE GEORGES CANGUILHEMl;\'~r) {~-~riJ3

En 1964-65 se difundi6 y public6 como librito un progra­ma de la televisi6n educativa sobre el tema "Filosofia yciencia".» En la transcripci6n de este programa, en el queAlain Badiou entrevistaba a G. Canguilhsm; figura elsiguiente dialcgo:

Pregunta: iDcbenws seguir oponiendo radicalment» elconocimiento cientifieo y el conocimiento vulgar?Respuesta: Sf, y cada vez mas. No existe conocimiento

. En el titulo hay unjuego de palabras imposibls de traducir, puestoque la expresion etre dans le vrai contiene el terrnino verdadero del quela expresion en espanol carece. (N. de la T.)

2 Comunicacion presentada en el coloquio Georges Canguilhem;philosophe, historien des sciences, College international de philosophie,Paris, 6-8 de diciembre de 1990; prirnera publicacion en las Aetas delColoquio, Albin Michel, Paris, 1993.

3 Texto del prograrna publicadoen -Ia Revue de l'enseignementphilosophique, 15e annee, No 2, diciembre de 1964- enero de 1965, pp.10-17.

115

.~1\"\!

\jl\

·1,\

J)I

Estas formulaciones tajantes -transcriptas de la orali­dad, no escritas, no 10 olvidemos- siempre me incomoda­ron a causa de las dos significaciones 0 de los dos usos quepueden darseles, En filosofia, por otra parte, sucede 10propio cada vez que nos enfrentamos a una ecuaciontautologica (un "pleonasmo", dice Canguilhem) cuyosterrninos connotan, quierase 0 no, 10 trascendental 0 10absoluto: Deus sive natura, Veritas sive Scientia. lTene-'mos que entender, realmente, que se trata de la restric­cion critica, hasta positivista, del imperio de la verdadsobre los dominios bien delimitados de la actividad y de laobjetividad cientificas? lO de la extension hiperbolica dela ciencia, 0 de las ciencias, ala totalidad del campo de laverdad, considerado como movil, no limitado de una vezy para siempre por algun limite constitutive, sino abiertoa merced de su propia historia en desarrollo? Va de suyoque, segun la orientacion que se adopte, el sentido de estaprecision, 0 de esta precaucion ("No quiero decir con estoque no exista para el pensamiento humano ningun fin, ni

I

-j7

cientifico sin que existan, por una parte, teorias materrui­ticas muy elaboradas y, por otra, el dominio de instru­mentos cada vez mas complejos.lI!.!Jcluso diria que no

ILexiste_conocimiento vulgar] -Pregunta: t,Esto siiinij-iCQ, que para Ud. la expresi6n

"conocimiento cieritifico" es un pleonasmo?Respuesta: Usted me entendi6 a la perfeccion. Es lo que

quiero decir. Un conocimiento que no es cieniifico no es unconocimiento. Sostendre que "conocimiento uerdadero"esun pleonasmo; que "conocimiento cientifico" tambien; que"cienciay verdad" tambien;y que todo esto es lo mismo. Noquiero decir con esto que no exista para el pensamientohumano ninguri fin, ni ningtin valor fuera de la verdad,sino que no se puede llamar conocimiento a loque no lo es,

ry que no se puede dar este nombre a una manera de vivir\1 qz:e n?, tiene nada que ver can la verdad, es decir, can el.ne»:

ningtiri valor fuera de la verdad") serfa totalmente dife­rente. Y, en especial, en un caso, podria apuntar allugarocupado por la filosofiajunto a la ciencia (si no por encimade ella), en tanto que en el otro sefialaria mas bien 10 que,en cualquier estado, se le escapa y le prohibe instituirsea sf misma como tribunal de ultima instancia de nuestraexistencia.

Esta perplejidad se duplica si tomamos en cuenta doselementos que figuran en el mismo contexto. Canguilhemle negaba vigorosamente ala filosofia -aun cuando fueserebautizada como epistemologfa-la capacidad de "fijar laextension del concepto de ciencia" y, por consiguiente, de"definir su comprension", salvo por la simple referencia alcampo de la cultura humana en el que la ciencia sedistingue de otras actividades (en particular de las acti­vidades industriales, por su finalidad teorica). Pero estono impedia que planteara una tesis epistemologica y, por10 tanto, filosofica, sobre la verdad: "Existe, ya sea verdaden sentido formal, ya sea verdad en el sentido de coheren­cia en la interpretacion de los fen6menos. No existe otra."Y agregaba que "la dificultad reside en que 10 formal, enun momento dado, le sirve a 10 experimental para avan­zar y que 10 experimental avanza, con mayor frecuencia,mas debido a 10 formal que a 10 propiamente experimen­tal." En otros terrninos, esbozaba una epistemologia ge­neral, algo mas bien raro en el (volvere a esto) pero,practicamente, bajo la forma de una denegaci6n.

lPodria decirse que valoro abusivamente formulacio­nes que el autor, sin importar como las defina, nuncaincluiria en su obra? Posiblemente. En ese caso, conside­remos que se trata de un pretexto para elaborar unapregunta cuya verdadera respuesta intentaremos encon­trar en los textos. Sucede que, algunos afios mas tarde,Canguilhem reivindico estas palabras, pero hizo algunasprecisiones sobre un punto. Me refiero a una discusionorganizada e127 de febrero de 1968 enla Sorbonne en el

jl:\

l'",.,~.'.

116

I~,

117

\i

marco de las jornadas sobre "Les Structures et les Hom­mes" organizadas por la revista Raison preserite y laUnion rationaliste3en la que Canguilhem declaraba:

Uri dia escandalice, seguri parece, a todos los alumnos defilosofia que asistiati a uti programa de television. A losalumnos, y a muchos de sus profesores, porque dije losiguiente: no existe otra verdad que la verdad cienttfica,no existe la verdad filos6fica. Estoy dispuesto a asumir loque dije entonces. Pero sostener que solo existe verdadc;ientifica, Q.q.l!:.~?fjl§j'ii~t~=~pjeJivi(jad?!.i~~i~QliQ~irn.ie;:i·tocientifico, no quiere decir que la filosofia carezca de objeto

.. C) No e~iste(;6Jetolifoj91ico. eri-~CsentL(j)5'enqueexiste,,(. \)~ob!e~o cientific?,'precis~rnente el que la~Cie-n~(a"co,js.truY~r : teoricay exp£?:nmentalmente (,..Jpero no quiero decir que

i no exista objeto de la filosofia.'

No hay,yues, objeto filos6fico. (,Podemos hablar, en-" to~e un objeto-ocfeobjefos de la filosofia? Vamos a

arriesgarnos con la siguiente par-afrasis: para la filosofiaI no. e~i~tep~£~.?s.6fico cons!..itu,ida, como~~'fi~J.en obje­

.: ! ~~~~J} tificos cons~!B!.igQ~L§i!!~_,un o_~ielQ_:':l__C?~j~~Q~d~.§I d~~i!"9_LfgS(tm,le~,jT~)sit.ab.a..c.Qmo,~jemR!!:> el PLQpl~I!1.~-g e.I l.2~ll~_s.J~~'§_Dl~l~~1.-siolQgi9-'-" .

EI contexte de esta nueva intervenci6n nos aporta unaprecisi6n interesante: pg.ra una ciel].~,cJJ1:~lqJ!iera-adiferencia de las no-ciericias 0 de las pseudo-ciencias quese reconocen inmediatamente por su ahistoricidad 0 surepetitividad-~,:!.propia.. hist.Qr)g..e.!2.c.o,ns.tit.u.tiY.a_d.e...laverdadera .cie~t.iJ1~idgl,~L Si 10 expresamos con mayorpreci'si6n,'lo 'que esconstjtutivo son Iassucesivas forrnas

. ,hist6ricas, b'aJo:l~sque, condiciones de objetividad -inse­p~i~blementete6ricas y experimentales,~conc~ptualeseinstrumentales- se organizan en sistemas progresivos,

J Texto publicado enStructuralisme et Marxisme, Paris, U.G.E., 10/18, 1970, pp. 205-265.

118

,),.,.

indefinidamente sustituibles unos por otros en un orden I z:de objetividad.crecienfe.----'--- ..' ..-'" ---.-... /.'. Es posible,a'i:>artlr-ae esta formulaci6n, reinterpretarla precedente referencia a los dos tipos, 0 a los dos modos,de la verdad cientifica -los unicos que existen. No se tratade esbozar una clasificaci6n de las ciencias.en fUrlCl6n de

i~~e;;~~~1~O:'.~~~~:~i1d~~~~fr~~i~7i~~I~]hlstOrLSL,~.~CLuetie~~_cE~o tenor, en cad,! rp.oJl)~ntQ,.£ill.tcada region ael saber, una combinaci6n definida-y:..c.oheji.!en1eQ,eIfjf!i!~!~·e1!1struni~.!!t.iCl~'es-una tes-isde inspiraci6n netamente bachelardiana, pero que posi­blemente sea dificil de encontrar explicitamente en algunescrito de Gaston Bachelard, Si la retomamos podemosdedicarnos a las obras propiamente dichas de Canguil­hem. (,Diremos que para Canguilhem, al menos en undeterminado momento de su reflexi6n, ciencia y verdad seidentifican en tanto estos terrninos apuntan, ambos, auna identidad mas esencial, la de la objetividad y de lahistoricidad?

Sin embargo, aqui se nos presenta una dificultad.Race un momento arriesgue el termino de epistemologiageneral -podriamos decir tambien filosofia 0 filosofia delconocimiento. Pero, 10 sabemos muy bien y ademas sabe­mos que no fue ni por azar ni por falta de tiempo 0 deoportunidad, Canguilhem siempre se neg6 a producir una"epistemologia" de esta naturaleza como un discursoseparado. Existe un vinculo intrinseco entre el hecho deplantear, incluso simplemente de sugerir, esta ecuaci6nesencial y el hecho de ir hacia las cosas, dejando de ladotodo discurso general 0 generico, cuyo objeto seria "laciencia", mas alla del minima te6rico requerido paradedicarse a problemas de historia y de filosofia a traces dela critica de su presentaci6n tradicional. No 'es dificilcomprender que dicho discurso meta-cientifico tendria,para Canguilhem, exactamente las mismas caracteristi-

119

r:<11

,Ii

1

)\

:~;~i

};

.~~;

i J-1''\..l' ....1"­\r , - (f' ...\' ,))l()'- \ "

v---'('Y ;}.)

F'-- ',< '

" :- >-:' ,-

,.';1'

'.0 I'')')1:

;,I

I,~

ii

cas que el discurso del "metodo cientifico" 0 del "metodoexperimental". Y este discurso forma uno solo con unafilosofia positivista que funciona como la interpretacionnormativa de 10 acabado y la denegacion de la historia delsaber." Se trata, al mismo tiempo, de inferir que laalternativa real no estti entre renunciar a la filosofia y laconstruccion de una metodologia, de un meta-Ienguaje,contrariarnente a 10 que sugiere, precisamente, el positi­:yismc0Pesafortunadamentepara nosotros, estosignificatambien que los enunciados [ilosoficos de Canguilhem(que no son raros y versan sobre el conocimiento, la vida,la historia 0 la tecnica), estan siempre incrustados enuncontexto de critica y de historia muy especifico y, porconsiguiente, pierden su .seritido en cuanto se intentaaislarlos.z> v' ' .

No obstante, es posible encontrar excepciones a estasituacion. Las condiciones de posibilidad las proporcio­nan situaciones polemicas 0 conmemoraciones. Pienso,en especial, en los textos escritos para analizar y presen­tar el pensamiento y la obra de G. Bachelard." Pero nosenfrentamos con otra dificultad. Canguilhem no deja dereferirse a la tesis, que atribuye a Bachelard, segun la'cual una historia critica de las ciencias, una historia delas ciencias no naturalista, que no cree que pueda regis­trar de manera ficticia hechos de conocimiento, sino quese coloque en una perspectiva evaluativa, de un analisisde los problemas que el sabio intenta resolver, 0 de una

4 Vease, especialmente, los textos sabre Claude Bernard que seencuentran en Etudes d'histoire et de philosophie des sciences, Paris,Vrin, 1a. Edicion, 1968, pp. 127-171, asf como el programa de latelevision educativa sabre "La investigacion experimental" (can C.Mazieres) transcripto en la Revue d'enseignement philosophique, 18eannee, No 2, diciembre 1967- enero 1968, p. 58 Y subs.

5Los principales estan reunidos en una seccion de Etudes d'histoireet de philosophie des sciences, Paris, Vrin, 1a edicion, 1968, pp. 173­207.

120

I?-

busqueda de la verdad que, por definicion, es un caminoaxiologico, debebasarseen una epistemologta. Precisa­mente en una epistemologia como la de Bachelard, 0 seal

Iuna filosofia no positivista de las discontinuidades teori:.,'. cas, de las innovaciones intelectuales. Si tomamos estos'textos al pie de la letra, no tendriamos que hacer nadamas que sustituir una reflexion de Bachelard por una deCanguilhem. Pero no es esto 10 que queremos hacer, puesestamos convencidos de que si se relee la obra historica yepistemologica de Canguilhem se descubre que esta es, noevidentemente anti-bachelardiana, sino profundamenteoriginal en el uso de los conceptos tornados de Bachelard.Quedan otro tipo de textos. Los textos en los que Canguil­hem piensa por su cuenta la categoria de 10 "verdadero"a traces de una reflexion y de un debate sobre la historiade las ciencias. Utilizare aqui tres de estos textos a los queconsidero cruciales.

EI primero es contemporaneo de algunas declaracionesque reproduje antes. Me refiero a la conferencia "Galilee,la signification de l'oeuvre et la lecon de l'homme", pro­nunciada en 1964 y reeditada en los Etudes d'histoire etde philosophie des sciences. En este texto simple, peroextraordinariamente tenso, en el que utiliza datos pro­porcionados por Koyre, Santillana y Clavelin, Canguil- ..hem reconstituye el dilema epistemologico que subyace alproblema etico planteado por el rechazo de Galileo aaceptar el compromiso te6rico, y tambien politico, que leproponia la Iglesia (Ia doctrina de la "equivalencia de laship6tesis" astronomicas). Los trabajos de Galileo se desa­rrollan, al mismo tiempo, en dos direcciones principales:establecer los fundamentos de una dinamica revolucioria­ria, a partir del enunciado de las primeras invariantesfisicas de expresi6n matematica (que implican una tesis

121

If"l~Iir::'

incompatible con toda la percepcion antigua de la natura­leza: el movimiento es un estado de cosas que se conservaindefinidamente) y aportar a la tesis copernicana unabanico de pruebas, algunas provenientes de la observa­cion (a partir del uso cientifico del anteojo transformadoen telescopic) y otras fisicas y, por 10 tanto, demostrati-vas.

Cito a Canguilhem:

Galilee rechaz6 la interpretacioti que Osiander hacia deCopernico, a la que adherian los fil6sofos aristotelicos ylos teologos catolicos. Fiel a Copernico, se propuso comomisiori establecer que el heliocentrismo es verdadero deuna verdad [isica. Pero su genio consiste en haber perci­bido que la nueva teoria del movimiento, la diruimicagalileana, proporcionaba uti modele de las verdades[isicas que habia que promooer aun, verdades que consti­tuirian el fundamento de la astronomic copernicanacomo refutaciori radical e integral de la [isica y de la[ilosofia aristotelicas. Alllcvar a cabo esta mision obligea la Iglesia a condenar a Copernico en su persona.

Y continua:

. Les concedemos a los que lo notaron, que los argumentosfisicos de Galilee (...) no teniari el valor de prueba que ellee atribuia. En especial, que Galilee no lograba aportarla prueba que le solicitaba Tycho Brahe para sostener latesis del movimiento terrestre (...) Ninguna de las expe­riencias de Galilee (...) logro confirmar las anticipacionesdel calculo, ninguna pudo convencer a sabios tan pocoaristotelicos como el (...) POI' otra parte, la prueba fisicaque debia imponer, la medicion de las paralelas de lasestrellas [ijas (...), recieri fue proporcionada parcialmentepor Bradley en 1728 y completada en el siglo XIX (' ..J

Y, sin embargo, diremos, con Alexandre Koyre, queGalileo estaba en 10 cierto.

122

I.1

\\

\re-t .

I

E~t~,"-~nlo cierto, n_Q$igni[icg..!!-.!!..c~qU!_Galileo~i2:.JE ,1/..:..-veruad(...)''6 --._- I j

,Estar en Lo cierWformula notable y que fue notada. Si {volvemos a nuestro asunto inicial, limplica que estar "en10 cierto" es estar "en la ciencia"? Y, lde' acuerdo con queorientacion habria que entender esto? Pero, antes, lcomointerpretar ese "en" que sugiere, al menos metaforica­mente, un espacio, un campo, quiza fronteras? EnL'ordredu discours, en 1970 Michel Foucault propuso una inter­pretacion. Cuando cita a Canguilhem y se refiere a elsostiene:

En el interior de sus limites, cada discipline reconoceproposiciones verdaderas y falsas; pero rechaza, al otro !

lado de sus margenes, toda teratologic del saber. Elexterior de una ciencia estti mas y menos poblado de lo quese cree: naturalmente, existe la experiencia inmediata, lostemas imaginarios que llevan y acompaiian. sin cesar lascreencias sin memoria; pero, no hay quizas errores enseniido estricto, pues el error no puede surgir y ser decidi- 1

v do mas que en el interior de una practica definida; por elcontrario, merodeari monstruos cuya forma cambia con lahistoria del saber. En resumen, una proposicion debereemplazar complejas y pesadas exigencies para poderpertenecer al conjunto de una discipline; antes de poderser llamada verdadera 0 falsa, debe estar, como diriaCanguilhem, "en lo cierto".

Para que podamos comprender bien la discusion, espreciso que citemos la pagina siguiente:

Frecueniemente surge la pregunta de que habriari podidohacer los botanicos 0 los bi6logos del siglo XIX para no vel'

6 G. Canguilhem, Etudes d'histoire et de philosophie des sciences,pp-44-46. El pasaje de Koyre que retoma Canguilhem pertenece aEtudes galileennes, II, Hermann, 1939 (reedici6n 1966), p. 155.

123

-i:~

1)'\

\

~~

que lo que Mendel decia era verdadero. Pero es que Mendel I

-hablaba de objetos, empleaba metodos, se ubicaba en unhorizonte te6rico, que eran extranos para la biologia de suepoca. Sin duda, Naudin, antes que el, habia expuesto latesis de que los rasgos hereditarios eran discretos; sinembargo, por nuevo 0 extrtuio que fuese este principio,podia formar parte -cuando menos a titulo de enigma­del discurso biol6gico. Mendel, por su parte, constituye elrasgo hereditario como objeto biol6gico totalmente nuevo,gracias a una filtraci6n que 11;0 se habia utilizado hastaentonces: lo separa de la especie, lo separa del sexo que lotransrnite; y el dominic en que lo observa es el de la serieindefinidamente abierta de las generaciones en la queaparece y desaparece segtiri regularidades estadtsticas.Nuevo objeto que pide nuevos instrumentos conceptualesy nuevos fundamentos te6ricos.

Y esta es la conclusion de Foucault:"

Mendel deda la verdad, pero no estaba "en la verdad" deldiscurso biol6gico de su epoca: no estaba seguri la reglaque se formaban de los objetos y de los conceptos biol6gi­cos, fue necesario todo uri cambio de escala, el desplieguede un nuevoplan de objetos en la biologiapara que Mendelentrase en la oerdad y para que sus proposiciones apare­ciesen entonces (en buena parte) exactas. Mendel era unrnonstruo uerdadero, lo que producia que fa ciencia nopudiese hablar; sin embargo, Schleiden, por ejemplo, unatreintena de aiios antes, al negar en pleno siglo XIX lasexualidad vegetal, pero segun las reglas del discurso

7 Michel Foucault, L'Ordre du discours, Lecoti inaugurale auCollege de France prononcee le 2 decembre 1970, Paris, Gallimard,1971, pp. 35-38. Se puede confrontar este analisis del caso Mendel conel que propone Canguilhem en "Sur l'histoire des sciences de la viedepuis Darwin" (1971), reeditado en la antologialdeologie etRationalitedans l'histoire des sciencesde la vie, Paris, Vrin, 1977 y con el estudiode J. Piquemal, "Aspects de la pensee de Mendel" (1965), reeditado enJ. Piquemal, Essais et Lecons d'histoire de la medecine et de la biologie,P.D.F., 1993.

124

'r

biol6gico, no formulaba mas que un error de disciplina.Se puede decir la verdad siempre que se diga en el espaciode una exterioridad salvaje; pero s6lo se !ista 1mla verdadmas que obedeciendo las reglas de una ((polida" discursi-

,v~ q!:f~-'!j.C!:YJJ..l!e ·rir!:0-v.ar_~n caO-a uno de sus discur~~~. I:2'j"' <1__

l dfsclPl!:...na es un prmClpw d.e control de Za produccwn del~ discurso~;;'Etta~le fila. sus. Un,utes. por .el juego de una------= ~ .. -_. '~ . -. -

, identidad que tiene la forma de una, reactualizacionP'~!.,1i9:!!.~_~tedelasreglas.

Este analisis merece, sin duda, una discusion propia,pero este no es mi objetivo. No obstante, me parece claroque su finalidad es la de invertir exactamente el sentidode la forrnulacion de Canguilhem. En efecto, 10 queCanguilhem habia dicho no era que Galileo se encontrarade ahi en mas -a diferencia de sus adversarios- en loslimites de un disciplina constituida que se sometia a lasnormas y a la "policia discursiva" de ciertas reglas queautorizan la validacion de enunciados y, por 10 tanto, uncierto modo compartido entre 10 verdadero y 10 falso. Pararesumir, 10 que dijo y 10 que quiso decir no es que la verdadde Galileo es relativa a ciertas condiciones teoricas einstitucionales, aun cuando retrospectivamente se des­cubra que son. necesarias, sino, por el contrario, queGalileo ariticipo, en' ausencia de reglas, un regimen deuniversalidad de la verdad que seria sancionado conposterioridad. Regimen absolutamente incompatible conel error sistematico del ptolemismo, del aristotelismo y dela union de ambos sellada por la teologia catolica. Estaanticipacion .real -totalmente distinta de la ficcion del"precursor"- es la que permite decir que Galileo" esta en10 cierto".

Y si reflexionamos sobre esta dificultad a partir denuestro conocimiento de la obra anterior de Canguilhem,desde Le normal et le pathologique hasta La formation duconcept de reflexe aux XVIle et xvttte siecles, pasando porel ensayo sobre la historia de la teoria celular en La

125

1!

connaissance de la vie, vemos que cualquierotra interpre­taci6n 10habria conducido hacia una variante u otra de 1aidea de "ciencia normal", contra la que no dej6 nunca deluchar (mucho antes, incluso, de que hubiera recibidodicho nombre) convirtiendo ala ciencia en esa aventurade la inteligencia que, dentro del mundo de 1a vida,llevada a cabo por el ser humano vivo, debe distinguirsede la vida para permitir la resoluci6n de los problemasque esta le plantea ,al-s~r vivo: 10 que, precisamente,podemos llamar la t/~or!.9-\ que no es equivalente de unanormalidad, sino det~a,!Q!.T1Ja..ti~v.i~ad.Pero, sobr~ to~,o,vemos que el "marco epistemologico que la descripcionde Canguilhem induce no es sincr6nico, no puede aplicar­sele una metafora espacial: s610 puede ser pensado comouna modalidad temporal, y el problema que representaesta contenido en la cuestion de saber que contenidodebemos asignarle a esta "distancia" entre aquello de 10que Galileo esta seguro -la verdad objetiva 0 real delcopernicanismo- y 10 que puede demostrar.

GQue nos dice Canguilhem sobre esta cuesti6n? Doscosas muy diferentes, aunque se den a la par. Primero,que Galileo tenia conciencia de que podia proporcionar enun determinado plazo una prueba fundamentada sobre"el poder del calculo que permitia enunciar la primera leyde fisica rnatematica", es decir, la constituci6n de unafisica matematica completa, "con las dimensiones deluniverso". Y esto es 10 que, nosotros ya 10 sabemos,efectivamente se producira. Pero, sigo citando a Canguil­hem, al hacerlo Galileo "asumia para el, en su existenciade hombre, una tarea infinita de medicion y de coordina­ci6n de experiencias que necesita e1tiempo de la humani­dad como sujeto infinito del saber." Dicho de otro modo loimaginaba, y se imaginaba a si mismo como sujeto de la

·,t+· •ciencia.

Pero veamos el segundo aspeeto: Galileo imagina estatarea infinita como finita, es decir, al mismo tiempo que

126

II

esta "en 10 cierto" tarnbien esta en el error, especialmenteporque se limita a una representaci6n "circularista" delcosmos (una de las razones por las que no le prestaatencion a 10que le propone Kepler, cuyos conceptos, sinque aquel pudiese saberlo, cornpletan los de Galileo yproporcionan una parte esencial de la "prueba" solicita­da).

En suma, y esta es, con seguridad, la tesis mas profun-,'da de Canguilhem, "estar en 10 cierto" e~J:l~t.l3..1'~ILde,s..e.q.ui~(

· librio en relaci6n con eltiempodeloverdadero: no es ser'contemponineoaeloverdaderoo-eStatpresenteffilloverdadero (en.JD.r~~encla"cre10 verdadero), smo ade- r

l~tarsey:i1 mis}P9_!~em.20' retrasa!:~~especto.deJoveraadero-:'Y, por consiguiente, es taill6i~I.1.~staren f()=,!-.Q­veraaaero:-entre las dos formulaciones de Canguilhemqu·e--describen 1a situacion de Galileo ("no decir queGalileo decia la verdad" y "estar en 10 cierto") descubri-mos no una relaci6n restrietiva 0 una yuxtaposici6ncontingente, sino una estricta implicaci6n. Para "estar en10 cierto", lejos de confinarse a los limites de un campo queconsistiria, incluso virtualmente, en el imperio de 10verdadero (con su "policia") 0 una de las regiones delimperio de 10 verdadero (una de las disciplinas cientificasconstituidas), hay que poder tambien, de manera inesta-ble y polernica -presuntuosamente, dira Canguilhem­confinarse en 10 no-verdadero 0 en el error. Un cierto tipode error. Si pasamos al otro terrnino de nuestra ecuaci6n(ciencia =verdad), Gdiremos que "estar en la ciencia" estarnbien estar en la no-ciencia, dentro de una ideologia Ifdeterminada?

GPor que emplear esta terminologia, que hasta ahorano cumpli6 ningun papel y que parece lanzada "conparacaidas'' desde una filosofia extrana? La lectura de unsegundo texto la sugiere. Me gustaria considerarlo paracontinuar esta discusi6n.

Se trata de un articulo de 1969: "Qu'est-ce qu'une

127

'~

\\r '

~'.1,

\,

JI,

I.,-.'

ideologie scientifique?", que le dio el nombre a la antolo­gia en la que fue reeditado: Ideologie et Rationalite dansl'histoire des sciences de la vie. 8 Esta escrito en su momen­to tecrico fuerte, alrededor del que se organizan diferen­tes personalidades notables y con muchas repercusiones.Y, especialmente, representa el punto culminante de unalarga serie de indicaciones dispersas en su obra, que. iconvergen hacia la idea de que no puede existir historia -,

,;"l,DF,,i ~!~, v.~rdad que sea'solamente historia,de laverdad, ni •V : histona de la ciencia que sea solamente historia de la :clencia.9 '

- .. Est~s dos formulaciones no son totalmente equivalen­tes. La primera designa una contradiccion interna: "Sis610queremos construir la historia de la verdad, hacemosuna historia ilusoria. M. Suchodolski tiene razon en estacuesti6n, la historia de la verdad unica es contradictoria."

iLa unica manera de lograr que la historia no sea unJ pro~iilracrraono-e~Y.Qr:-ro-fanfa-;hacerentrar lacontradzcCl61i-en-Ca niS-faria, e incluso erda verdad;'en'elsentla6ae"qlie,"e-rror''.~:i~ye!gad''''nosej7uxtapoiien,Siri'0,

, comosostieneCanguilhem un poco a,ntes cuando utilizalos terminosj)achclard.ianos_de_~'historia,perimid-a'~id.e"historia_s?n<::iQnacla~~, estan "al mismo tiempo separadosv ent.:r:ei~~gdQs". '.-' ....----. ,." . --" ' ',.-- '-

. ~-Nuestra segunda formulaci6n: la historia de la cienciano puede ser solamente historia de l~Lci~.!!.c:ia~,des.ign~J,lna

" =+' conaj~i.<5_n externa: de las practicas,~~2.~ri~p.cict~_~_~1?ti_' :.-~. tucl'ones entre'las que flgura Ia clencia, a su vez.comouna

_._----_..._--_.__._._~._._,--_._"- -----~_._-~---_ ..__ . -..

BOp, cit., pp. 33-45.9 En L'histoire de la folie it l'age classique de M. Foucault (PIon,

Paris, 1961, p. 456), Canguilhem pudo leer esta asombrosa formulaque habia sido tomada "de un contemporaneo de Claude Bernard": "Lahistoria <!.eJaJocJ,lra es la contrap~D;ida de la historia de la razirn;'(rv!lcnea:artIculo D~illOnonllUiIedelDictionliai,:e-a'iiJ'aeQuo):El proyecto

l· de Pascal y de Nietzsche de una "historia de la verdad" fue reivindicadopor Foucault mucho mas tarde (vease La Volonte de sauoir, 1976;

. L'Usage des plaisirs, 1984).

ItIt 128'~ ~ I

,.,

practica, una experiencia y_una institucion; y_.delas _+"necesidades inconscientes de acceso directo a la totali- 'da-d'';''f6rmiil'il extraordinanaenraque-, si se admite estaterrninologta, se reconocera al sujeto del deseo de conoci­miento -que no es el sujeto universal e impersonal de laciencia pero que, sin embargo, es inseparable de el.

En el punto de encuentro de estas diferentes determi­naciones, internas y externas, surge 10 que Canguilhemllama "ideologias cientfficas", luego de un minuciosotrabajo de demarcacion en relacion con Marx, Althusser,Foucault. Da algunos ejemplos de estas ideologias cienti­ficas, irreductibles a las ideologias politicas de clase,distintas de la falsa ciencia y de la anti-ciencia (la reli­gi6n), distintas tambien de las ideologias de cientificos (0de los sabios): el atomismo, la herencia, el evolucio­nismo. lO[El uitalismo, del que Canguilhem se ocup6 lar­gamente durante la primera parte de su obra, 0 al menosde un aspecto del vitalismo: el organicismo, i,no es tam­bien, en este sentido, una "ideologia cientifica"? i-Y comono intentar pensar tarnbien en estos terminos el geocen­trismo astron6mico y cosmologico precopernicano?J Can- b

guilhem muestra que estas ideologias cientificas ocupanun lugar necesario, aunque paradojico, no por fuera sinodentro del "espacio del conocimiento". Y, a modo deconclusion, enuncia tres tesis sobre las ideologias cienti­ficas, destinadas a aclarar ala vez su constituci6n y sufuncion:

a) "Las ideologiae cientificas son sistemas explicativoscuyo objeto es hiperbolico en relaci6n con la norma decientificidad. que se le aplica por prestamo".

10 Este ultimo ejemplo esta desarroUado en forma completa en G.Canguilhem, G. Lapassade, J. Piquemal, J. UIIman,Du deueloppementa l'euolution au XIXe siecle, Paris, Thales, 1960, reedicion P.U.F.,1985.

129

b) "Existe siempre una ideologia cientifica antes de unaciencia en el campo en el que la ciencia se itistituird; existesiempre una ciencia antes que una ideologic, en un campolateral al que esta ideologia apunta de manera oblicua. 11

c) No debe confundirse la ideologia cientifica COn lasciencias falsas, ni con la magia, ni con la religion. Comoestas, es muda, por una necesidad inconsciente de accesodirecto a la totalidad, pero es una creencia que sea bizcarespecto de una ciencia yo. instituida, cuyo prestigioreconoce y ctiyo estilo intenta imitar. 11

De este modo, las ideologias cientfficas son extensio­nes "presuntuosas" (hiperbclicas) de un modelo de cienti­ficidad: transponen una norma de verdad mas alla de lascondiciones de aplicacion de los conceptos que sostieneneste modelo, que hacen existir esta norma como,porejemplo, los de "seleccion natural", de "correspondenciaentre ontogenesis y filogenesis, etc.) Por extension, estaobjetividad se pierde y se pasa, en cierto modo, de lavirtualidad de la verdad ala virtualidad del error.

Tampoco se la presenta como el momento decisivo dela historia de la verdad y, por 10mismo, de la historia delconocimiento cientifico. En efecto, sin esta extension noexistiria migracion 0 export.acion de conceptos de uncampo, incluso de una disciplina, a otro y esto ultimo es,para Canguilhem, la forma general 0, al menos, el presu-

,puesto de todo progreso en la explicacion. Esto se da\ !';conjuntamente con la idea fundamental segun la cuallas

! unidades tipicas del saber no son las "teorias" sino los: "conceptos". 0, si se prefiere, la idea segun la cual, en lasteorias, el elemento estrategien alrededor del cual sejuegan las "posibilidades de verdad", pero que tarnbienentra en un proceso practicarnente infinito de circulacion,de "n aturalizacion" y de transformacion, es el concepto .

II Op. cit., p. 44.

130

r

I;~'.

J

Luego de las epistemologias de Bachelard y de Cavailles,la de Canguilhem es, no solo, por excelencia, una episte­mologfa del concepto (y no una epistemologfa de las"teorfas"), sino que Canguilhem es uno de los rarosfilosofos contemporaneos que pone sobreel tapete lapregunta: ique es uri concepto?, 0 que intenta construir unconcepto del "concepto"."

En la circulacion (0 sea, en la traduccion, transposi­cion, generalizacion) de los conceptos se lleva a cabo suaplicacion 0 su "trabajo",el que posibilita la puesta aprueba y la sancion de verdad. Sin embargo, tarnbien esposible suponer -reencontrandonos con viejas sugeren­cias de Canguilhem13_ que la extension presuntuosa es,tambien, correlativa de ladogmatizacion de los conceptosen su propio campo de origen. Es decir del borramiento-provisorio- de las equivocidades, de las posibilidades deinterpretacion divergentes que implican. Al respecto sepuede consultar el asombroso ejemplo del mecanicismopost-newtoniano, que reduce el pensamiento causal delos Principia y del Optiks ala univocidad de una doctrina"determinista" de las "fuerzas centrales". Para "exten­der" hiperbolicarnente el uso, el a1cance de un conceptomas alla de una frontera epistemologica admitida (y toda

l2 Vease el articulo "Le Vivant et son milieu", en La connaissancede la vie, Paris, Vrin, 2a edici6n, 1965, p. 129 y ss. y tambien laconferencia "Du concept scientifique a la reflexion philosophique",Cahiers de philosophic, publicados pOI' el Groupe d'etude de philosophiede I'Universite de Paris, UNEF-FGEL, No 1, enero de 1967. Estacuesti6n habia sido objeto, en su memento, de los comentarios de P.Macherey ("La philosophie de la science de G. Canguilhern'', La Pensee,No. 113, enero-febrero de ·1964) y de D. Lecourt ("L'Histoireepistemologique de Georges Canguilhem" en Pour une critique del'epistemologie, Paris, F. Maspero, 1972.

13 Vease "La Theorie cellulaire", en La connaissance de la vie,op.cit., p. 43 y ss.; "Le Vivant et son milieu", ibid., p. 129 y ss. y, pOI'supuesto, Du developpement al'eoolutioti ..., op.cit.

131

.,,'\

i

~\I

r

1

ri~'

1, '

I!

II .'I'

f/~' .

t :

extensi6n de este tipo esta, en principio, mantenida poruna analogia, formal, imaginaria 0 tecnica), hay que

! elegir entre sus virtualidades te6ricas. Por 10 tanto, hay' ,que volver a transformarlo de un "concepto-problema" enun "concepto-solucionr.> La contradicci6n es inmediata.

Pero Canguilhem llega aun mas lejos: sugiere que lasideologias cientificas no s610 siguen una creaci6n concep­tual, 0 un "hecho de verdad", sino que preceden siemprea las creaciones cientificas, es decir, los quiebres 0 ruptu­ras epistemo16gicas. Una ciencia n~l,l_e.de romper concualquierJ~r_ror 0 tejido-deerrore~:parajnstituirse. Debehacerlo con una ideologfa,"ena misma resultado de Iai@Ologizacfon de uri~CCieiicla-:--Bugeri:r(nO ·slguienfe: con

/' una ideologfaquo esyala Ideologizaci6n de un conceptoII cientifico 0, como decia Spinoza, de una "idea verdadera".

Asi, Darwin y Mendel rompieron con conceptos sobre elmedio 0 la herencia que descansaban, al menos en parte,en la extensi6n ideo16gica de la ciencia mecanicista.Galileo rompi6 con una dinamica cuyos conceptos (antetodo el de "lugar natural") formaban un todo con laideologizaci6n de una primera geometrizaci6n del uni­verso.

Esta es una idea aparentemente extrana, incluso con-tradictoria, ya que sugeriria que la cientificidad en tanto

~ tal no tiene comienzo sino que sigue existiendo una\ dialectica de la cientificidad y de la ideologizaci6n 0, mas" aun, de ideologizaci6n y de des-ideologizaci6n del concep­l to, constitutiva del conocimiento. Pero tambien podemosinterpretarlo diciendo que las proposiciones de Canguil­hem (profundamente spinozistas en este aspecto) no nos

14 De este modo Canguilhem intenta encontrar en el pasado, comopolivalencia virtual de los conceptos, ese "pluralismo filos6fico" al queBachelard consideraba necesario para analizar el presente;posiblemente porque, para el, toda raz6n que explora y trabaja es"dialectica".

132

permiten pensar el comienzo absoluto de la cientificidad:s610 su proceso infinito, su re-comienzo 0 su desarrollo.

-lEs su debilidad? l,Acaso no se trata de su fuerza? ConI Canguilhem la epistemologia expulsa realmente el pro-

(

blema de los "orfgenes", se trate de los origenes de laciencia 0 de los orfgenes de la positividad, embelesada conlas problematicas de la "demarcaci6n" asi como con las de

__la "ruptura". ~1Le..Q.istemol.Qgf~o..!_IJ:1auna unidad con e}reconocimiento de la historicidad del saber, reconoci-mIento que no es un "historicismO".J':a ~..!:lnaJiistori~i­dad de este bEo·es-aosolutamente exclusiva de la relati­vizaci6n deCs::l.ljer: No ere0que-meequrvoque cuando'interpreto en este sentido el interes que Canguilhemsiempre mostro por algunas tesis de Augusto Comte:especialmente la idea de que la empresa "teo16gica"nunca fue total.

Para precisar este punto, intentemos comprender mejor10 que se pone enjuego en la relaci6n entre el conocimien- ~

to y la ideologia, trayendo a cuento un tercer texto: ell/articulo "Vie", publicado en 1974 en la Encyclopaedia I

unioersalis." Este texto sintetico (en el que Canguilhemreline los resultados de una gran cantidad de investiga­ciones y lecturas) nos permite comprender c6mo la noci6nbachelardiana del "obstaculo epistemo16gico" pudo fun- Jdirse, finalmente, en una relaci6n necesaria con la cues­ti6n de las ideologias cientificas. Cuando se le plantea lapregunta sobre los "obstaculos al conocimiento cientificode la vida", recuerda que la epistemologia francesa ledebe a la obra de Gaston Bachelard el interes que lepresta, en general, al origen y al funcionamiento de los"obstaculos al conocimiento." Al trabajar la idea bache­lardiana de "psicoanalisis del conocimiento objetivo" des­de una perspectiva al mismo tiempo cercana a Freud y

15 Encyclopedia universalis, Paris, tomo 16, 1974, pp. 764-769.

133

directamente apropiada para los problemas del conoci­miento biologico, organiza su reflexion sobre el conflictorecurrente entre la objetividad del saber y los valores de10 vivo humano en torno de la descripcion de tres grandes"objetos complejos": el deseo de metamorfosis, el mito dela generacion espontanea y el interes tecnico que 10viviente humano manifiesta por la utilizacion de 10 vi­viente animal. Cada uno de estos complejos explica, a sumanera, que:

la extension a la vida de los metodos de conocimiento dela materia haya encontrado hasta nuestros diae resisten­cias renooadas, que no expresaban tinicamente una re­pugnancia de naturaleza afectiua sino, a veces, el rechazoreflexioo de una esperanza paradojica: explicar un poderpor medic de conceptos y de leyes inicialmente [ormadosa partir de hipotesis que lo niegan.

Dicho de otro modo, la teoria en biologia no escapanunca del conflicto entre una explicacion analitica quelleva a 10 vivo a la universalidad de los fenornenos natu-

I·rales, y una experiencia singular que 10 percibe como unaexcepcion en la naturaleza (y que, en definitiva, se pre­sentara como el "privilegio de la muerte").

El estudio de las grandes concepciones teoricas de lavida -a la vez ordenadas en el tiempo y recurrentes en lahistoria de las ideas: la vida como animacion, la vida comomecanismo, la vida como organizacion, la vida comoinformacion 0 cornunicacion16_ mostrara que tales "com­plejos" son, cada vez, presentados como el basamento enla construccion de una definicion de la vida. Pues no hay

\ concepcion 0 conceptualizacion de la vida en tanto tal,(distinta de una simple descripcion 0 clasificacion de los

IG Es asombroso que, en esta serie, Canguilhem no le haya dado unJugal' especifico a la "definicion" de la vida como evoluciori 0

transformacion.

134

~

seres vivos, que no sea tambien una concepcion del ~.­

mundo. Y, reciprocamente, toda concepcion del mundo, ~toda "extension a la totalidad de la experiencia huma­na"," solo encuentra, probablemente, en que basar lailusion de simplicidad y de necesidad absoluta en lafuerza inconsciente que le comunican algunos complejosde nacimiento, de vida y de muerte, de transgresion de loslimites del individuo 0 de la especie. Ahora bien, las"definiciones de la vida" (que, precisamente, son Ideas: laIdea del alma, la Idea de la maquina, la Idea del cuerpoorganizado, etc.) no son btisicamente diferentes de lo queCanguilhem habia denominado, antes, "ideologias cienti­ficas", 18 Al menos son historicamente inseparables, puesen toda "ideologic cientifica" y, especialmente, en las querealmente hacen epoca, estti presente una "definicion de lavida" -por ejemplo como individualidad en si, organiza­cion debida a la autoplasticidad-, yo. sea como su condi­cion, como fuente de la generalizacion conceptual} yo. seacomo su objetiuo, su subproducto'r (el caso del evolucionis­mo, estudiado en detalle por Canguilhem y sus colabora­dores sirve como prueba). Y no hay nada que nos asombreen todo esto, pues la "necesidad inconsciente de accesodirecto a la totalidad" solo puede expresarse en el elemen-to teorico, sin que un esquema de la vida 0 de 10 vivienteno intervenga como homogeneizador, al menos analogico,de la represeritacion del individuo (sujeto de conocimien­to) y de la del universo. Canguilhem mostro a menudo'"que toda definicion de "la vida", por positiva y positivistaque quiera ser, es "ideologica", al menos en el sentido que

17 Ideologic et Rationalite... , p. 43.18Canguilhem habla de "ideologias medico-filosoficas".19 Du deueloppment a l'eoolutioti au XIXe siecle, op. cit.20 Vease, por ejemplo, la discusion con F. Dagognet, Le Vivant,

television educativa, programa del 20 de febrero de 1968 (el textoaparecio en la Revue de l'enseignement philosophique, afio 18, No 2,diciembre de 1967-enem de 1968, p. 55 y ss.).

135

·H

\\li·

1t

i

I.1

1}

I

I,I

I

IIi

sostiene que, para enunciar su especificidad, en un deter­minado estado de los conocimientos y con los medios dellenguaje que corresponda, debe, necesariamente, apun­tar a algo mas que la vida, en todo caso a algo mas allti dela universalidad de los seres vivos. Y, por consiguiente,junto a la vida, considerada como "propiedad" comun atodos los seres vivos.

Pero los mismos analisis nos aportan tambien otropunto de vista sobre las "ideologfas cientfficas", cuyolugar ya habia sido marcado en un articulo de 1969 en elque se indicaba el vinculo que existia entre los discursos dela herencia en el siglo XVIII y los "problemas juridicosde subordinaci6n de los sexos, de paternidad, de purezade linaje, de legitimidad de la aristocracia"; 0 los lazosentre el evolucionismo spenceriano y "un proyecto deingeniero en la sociedad industrial inglesa del siglo XIX:la legitimaci6n de la libre empresa, del correspondienteindividualismo polftico y de la competencia." No dudamosde que las ideologias cientificas no son "ideologias declase" 0, para decirlo con mayor sencillez, ideologfas socio­polfticas, ni como "falsa conciencia" ni como discurso delegitimaci6n. La cuesti6n que realmente se plantea es la

11 de saber si, en todos los casos, no estan sobredetermina­. das poruna representacion de la sociedad, de sus conflic­

tos .de poder y de su -historia. EI mejor ejemplo es elorganismoenterminosde division del trabajo entre los6rganos 0 en terminos de sociedad de celulas que permite,a su vez, pensar la sociedad como un organismo.

A partir del momenta en que consenso se identifica consolidaridad, ya no se sabe, entre el organismo y la socie­dad, cued es el modelo 0, al menos, la mettifora del otro."

21 Articulo "Vie", p. 768. Vease tambien "Le Tout et la Partie dansla pensee biologique", en Etudes d'histoire et de philosophie dessciences, p. 319 y ss.

136

Ir

/y

Canguilhem present6 este vinculo necesario de lasideologias cientfficas con ideologias socio-politicas y teo­logico-politicas (del que procede otra tendencia a la tota­lizaci6n de la experiencia) no, como en el caso de loscomplejos, de las definiciones de la vida y de las concep­ciones del mundo, como un vinculo inconsciente de deseoy de resistencia sino, mas bien, como un vinculo depresuposici6n implfcita y teleol6gica. "La ley de diferen­ciaci6n termina con el sosteri que se le aporta al individuoen contra del Estado. Pero, si bien explicitamente terminaen esto, es porque, implicitamente tambieri comenz6 porahi." Otra manera de "desconocer su real relaci6n con 10 "real", de la que habra que desprenderse para saber si esverdad que "la ideologia es el conocimiento tanto mas

- alejado de su objeto dado cuanto mas cerca iensa que--t;> I esta. ae-eI',zz-Asis_e_completa_ a estructura pluridimensio-

naTael obsta:culo ~Illi;~;p:lQ1.6g:ito tJ!Lcomo Cll_11g11ilhemJoreformula: coniO una-rormaci6n intelectual e hist6rica, '

i cuyo--trabajoci'et'conoclmlento nos permite, de :ri"1ai1"era,

1

1rec~r.Te.n fe-,~El_e_n._tificar. la.lriple relaci6n cQn~la,,~xtepsi6nq~Jos_cg~P-~Qs_iYP_C?FJ~JaD:!~~~_l1Jae~plica~i6n~con laIdiscursividad analiticas), cffi1,,&l imagj,nario. y_~o_n__otros11nteresesNgr~~§s~gernombree.n soc:.i~~<!a_d, con el des~o 'ld~er (0 de no saber) propios del humano viviente.

Al acercar estas proposiciones y al intentar inscribirlasen una misma progresi6n, tomando a mi cuenta riesgos ypeligros, 6no perdi de vista el problema que planteeinicialmente? Creo que no, y que, quizas, ahora poseemoslos medios para aportarle algunos elementos de respues­tao Pues estas proposiciones contienen, en filigrana, almismo tiempo una conceptualizacion de la historia del.conocimiento y una tesis sobre la verdad (0 sobre su !)producci6n, de la que parece indisociable).

22 Ideologie et Rationalize... , pp. 36,42,45.

f--'I \

\ 137

:; t-~)

- 'f -" --"

"Ideologizaci6n/desideologizaci6n", este fue el par pro­puesto antes-para 'caracferi-zar el-trab-ajoaefconcep-to.Debemos eritenderlocomo elmovlmlentC;-inces-ante delpensamiento ·qu-e;-en·eTmomentc;·-mismo-en g~e~y~~za

ha~ia-~ii.~~~on~_~i~~--iR~~~l-~~1s.m~rito-derleni?~jez19eXQoneli@ mf11:1$JlCIa~ellma~~9 (el de la especie, delindividuo, de la institucion); p~~ .p'recis<:':!J:!.e_nt.e-LJ2a:r;.a

\ ofrecer, finalmente, est~.i:rp._l!gi.l}ari~J~_~r!ti<::_~_~~lai era:boracjo~~conc~i?l~~-r~s. La ciencia en su historia cons­i titiiye, de esteniodo, eI proceso infinito que escapa de la\ repeticion pero que carece de un fin asignable, que pro-yeeta las condiciones "internas" del pensamiento (incons­cientes 0 implicitas) hacia la exterioridad y hacia ladiscursividad, para poder liberarse de ellas por medio dela objetividad.

De aqui proviene la formula "extendida" con la queintentare expresar la dialectica inmanente de la ecuacionciencia =verdad, tal como, sin enunciarla, fue praeticadapor Canguilhem:

. S' )'! ciencia =(historicidad =(ideologizaci6n/desideologizaci6n) =objetividad) =verdadr\l> '':

La unidad de escision de los contrarios (ideologizacion/desideologizacion) es el centro de esta ecuacion: por esohablo de "dialectica'', termino que Canguilhem, a diferen­cia de Bachelard, utiliza poco, pero que no rechaza.P Es ellimite del trabajo inteleetual el que marca la imposibili­dad de estar "en 10 cierto" sin exponerse al riesgo del errory de su propia rectificacion, Tambien es, correlativamen-

2:) Discutir sobre la relacion entre la concepcion de la dialectica queesta implicada aqui y otras concepciones propuestas en la historia dela filosofia, exigiria otro trabajo. Conforrnemonos con evocar un textoen el que, llamativamente, Canguilhem habla el lenguaje de la"negaci6n de la negaci6n" a partir de un analisis de Nietzsche: "De lascience etde la contre-science", en Hommage aJean Hyppolite, P.D.Y.,1971.

138

.,.

..

te, la marca de la imposibilidad de la ideologia de seguirsiendo identica a si misma, y del pensamiento de descan­sar en la ideologia, es decir de no conocer. A partir de estemomento, decir que "ciencia y verdad son 10 mismo" lnoes la manera mas adecuada de expresar que ninguno deestos dos terminos puede, jamas, ocultar una esenciainmutable?

Si para "estar en 10 cierto" hay que estar en la ciencia,en el trabajo y en el riesgo de la ciencia, lsera la cienciael unico pensamiento que se piensa a si mismo, el unico"pensamiento del pensamiento" -salvo que siempre lequeda algo nuevo por descubrir sobre sus propias condi­ciones, aprovechando los errores? "Designio, error, mar­cas del pensamiento" escribio Canguilhem." La cienCia]es, en todo caso, el unico pensamiento para efque- susobstaculos interriospuedenconvertirse.jin. cierto plazo,Em condiciones de posibilidad. Tambienes'-el unico quepuede esperar encontrar enotra parte, al desplazarlas,sus propias condiciones de posibilidad externas y contin- I

gentes, como "objetos" de pensamiento necesarios. Poreso, si bien La ciencia no es todo, 0 no es eL todo (de laexperiencia, de la vida, del pensamiento), sin embargo, esposible decir que, virtualmente, nada es externo a ella, enla misma medida en que puede -pero no de una vez, s610en "10 infinito del saber"- exteriorizar todo, incluida supropia aetividad.

24 "Le cerveau et la pensee", conferencia en la Sorbonne, el 20 defebrero de 1980 (en el marco de las jornadas M.D.R.S), publicada enGeorges Canguilhem, philosophe, historien des sciences, Aetas delcoloquio del College International de philosophie, Albin Michel, Paris,1993.

139

'{1'

')',!,

,I

I,

It­.

1