Baile y Fantasía. Palacio Concha-Cazotte, 1912. (2013)

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    DIRECCIÓN DE BIBLIOTECAS, ARCHIVOS Y MUSEOS (DIBAM) 2012Baile y FantasíaPalacio Concha-Cazotte, 1912 © Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 2012 Inscripción Nº 000.000ISBN Nº 000-000-000-000-0 Directora de Bibliotecas, Archivos y Museos y Representante LegalSra. Magdalena Krebs Kaulen. MUSEO HISTÓRICO NACIONALDIRECTOR: Diego Matte Palacios

    CATÁLOGO

    EDICIÓN: Isabel AlvaradoINVESTIGACIÓN Y TEXTOS: Emilia Müller, Isabel AlvaradoCOORDINACIÓN FOTOGRÁFICA: Francisca RieraFOTOGRAFÍA: Pedro Marinello, Juan César Astudillo, Marina Molina, ArchivoFotográfico Museo Histórico Nacional, Archivo Fotográfico Biblioteca Nacional.DISEÑO: Alejandra LührsIMPRESIÓN: Andros Impresores

    EXPOSICIÓN

    CURATORÍA: Isabel AlvaradoTEXTOS: Emilia MüllerRESTAURACIÓN: Catalina Rivera, Pilar Garau.CONSERVACIÓN: Fanny Espinoza, Carolina González, Catalina RiveraMUSEOGRAFÍA: Alejandra LührsEDUCACIÓN: xxxxxxxxxDIFUSIÓN: María Paz Undurraga, Raquel Abella

    PROYECTO

    FINANCIAMIENTO: Proyecto Acciones Culturales, DIBAM 2012.COORDINACIÓN GENERAL: Isabel Alvarado P.ADMINISTRACIÓN: Marta López U.

    MUSEO HISTÓRICO NACIONALPlaza de Armas 951, Santiago de Chilewww.museohistoriconacional.cl

    IMAGEN PORTADA xxxxxxx

    IMPRESO EN SANTIAGO DE CHILE / PRINTED IN SANTIAGO, CHILE

    E X P O S I C I Ó N

    SantiagoNoviembre 2012 - Marzo 2013

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    ÍNDICE

    Presentación 5Introducción 7

    La “sociedad elegante” de principios del siglo XX 11Los bailes de fantasía de la elite 23El martes 15 de octubre de 1912,relato de una noche de fantasía 35

    Disfraces de la Belle Époque 49

    LA COLECCIÓN 77

    María Edwards Mac-Clure 78Luz Lyon Lynch 80Marta Orrego Barros 82Mercedes Villamil Concha 84Mariano Fontecilla Varas 86Moisés Bernales Zañartu 88Tránsito Matte Gormaz 90Victor Besa Vicuña 92Sara Izquierdo Valdés 94Dolores García-Huidobro Fernández 96

    Abstract 98

    Citas 102Bibliografía 106

    PRESENTACIÓN

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    INTRODUCCIÓN

    En el contexto de la élite chilena deprincipios del siglo XX y poco tiempo despuésde las celebraciones del Centenario de nuestraIndependencia, doña Teresa Cazotte de Concha decidióorganizar un baile de fantasía el día 15 de Octubre de1912. Éste fue celebrado en el majestuoso palacio deestilo morisco, propiedad de la familia. Este baile sería

    recordado como el acontecimiento más importante delaño en la sociedad santiaguina y más tarde como el“baile del siglo”.

    Jugar a ser otro por una noche. ¿qué motivóese deseo de cambiar de apariencia y también depersonalidad? Aquella noche más de 300 invitadosparticiparon de dicho juego. La invitación llegóanticipadamente, para dar lugar a la fantasía y a laexpectación. Elegir el personaje, soñar con el vestido,esperar la fecha del encuentro, fueron las sensacionesvividas por el grupo selecto de invitados al Baile deFantasía del Palacio Concha Cazotte, ocurrido haceexactamente 100 años.

    Así como el poeta Rimbaud expone su conceptodel yo con su frase “Je est un autre” (yo soy otro) enrelación al artista que se desdobla en el momento de lacreación artística, en su Diccionario de Símbolos, Cirlotplantea que el disfraz crea un ente autónomo paraleloal que lo porta. Interesante dualidad o doble imagenque nace a partir del acto de vestirse, conformándosetambién éste, en un acto de creación.

    Por su parte Agustín Squella, plantea: “El queemplea ahora un disfraz no oculta su identidad nipretende ser otro. El sujeto con disfraz meramentesuspende su identidad e invita a otra de una maneraque resulta tan ostensible como fugaz. Nadie quiereengañar con su disfraz ni lo lleva tampoco parasiempre. El disfraz, por lo mismo, viene a ser el

    instrumento del juego”.1

    Los estudiosos del vestuario o del vestircoinciden en las múltiples miradas que conlleva elanálisis del llamado envoltorio del cuerpo. Desdedistintas disciplinas como la estética, la psicología, lahistoria y el diseño, se han analizado los significadosque se revelan en las prendas de vestir, dependiendodel status social, región geográfica, función y la edadde quienes las usan. El disfraz no escapa de esteanálisis ya que este tipo de traje también expresaun sinnúmero de significados, a pesar de su carácterefímero y fantástico.

    Justamente por medio de estos hermosos ysofisticados trajes, hombres y mujeres tuvieron elprivilegio de “jugar a ser otro”. Unos se vistieroncon disfraces de temáticas fantásticas mientrasque otros decidieron usar auténticos vestidos deépoca. Lamentablemente sólo unos pocos fueron

    1 Squella, Agustín. Columna “Velos, máscaras y disfraces” en Astillas. Editorial Universitaria 1999.

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    cuidadosamente guardados por los descendientes ygenerosamente donados al museo, permitiendo quehoy, cien años después de su uso, todos aquellos quevisiten la muestra u hojeen el catálogo se transportena una verdadera noche de ensueño y fantasía.

    El testimonio material de este recordado baile,conservado en el Museo Histórico Nacional consta deestos diez trajes, un álbum de fotografías impreso y

    cerca de cien retratos de los invitados disfrazados paraaquel evento. Este corpus se constituye en el puntode partida para la organización de la exposición y sucorrespondiente catálogo.

    El museo conserva un alto porcentaje de suscolecciones en depósito. Por ende la realización deuna exposición y catálogo, permite dar a conocer alpúblico parte de aquella colección y al mismo tiempoposibilita situar los objetos en el contexto histórico enel cual cobraron vida por primera vez. Al cumplirse 100años del baile Concha Cazotte, el Museo conmemoraeste histórico evento social dando a conocer trajes,documentos y fotografías. Evidenciando así la riqueza

    y magnificencia del aquel memorable acontecimiento.

    El foco central de la exposición son los disfraces,10 trajes pertenecientes a la colección textil y devestuario del museo. Estos trajes son exhibidosdentro de una vitrina en la Sala Gobernadores delMHN, siendo acompañados por fotografías de losasistentes al baile y del Palacio. Otro objeto destacadoes el álbum impreso con fotos de los asistentes,

    que también ocupa un lugar privilegiado en lasala. Los textos dan cuenta de la aparición de estebaile en los medios y relatan trozos de comentarioscontemporáneos: tanto apologías como anécdotas.Además se presenta el contexto histórico en el que serealizó el baile, las características de la elite chilenade la época y la significación de los bailes de fantasía,espacios de sociabilidad ampliamente celebrados enel periodo.

    La investigación histórica realizada porla historiadora Emilia Muller sobre este eventocaracterístico de la elite chilena de principios delsiglo XX, fue abordada desde distintos puntos devista. Se caracterizó a la elite santiaguina del período,entendiendo sus particularidades y los motivosque se escondían detrás de tal expresión de ocio ynotorio poder de consumo. También da a conocer lahistoria del contexto físico del baile, el famoso palacio,ejemplo evidente de aquella notable ostentación. Secomprueba que la costumbre de organizar bailes defantasía estuvo presente en Chile desde mediadosdel siglo XIX y que también existían en Europa, en

    Norteamérica y otros países de Latinoamérica.

    Las diferentes fuentes de la época, revistas,diarios, memorias, entre otras, fueron indispensablespara poder conocer en detalle cuales fueron lospreparativos para el evento. Sobre todo para saberquienes fueron los invitados y con qué atuendosfantásticos se vistieron. También por medio de laprensa se pudo saber como se preparó el álbum con

    retratos del renombrado fotógrafo Obder Heffer, quefinalmente colaboró para que este evento social y susasistentes pasaran a la posteridad.

    Un análisis de los disfraces mismos permitiódeterminar que habían ciertas tendencias en laselección de los personajes a representar y que detrásde esta selección habían motivaciones, anhelos yexpectativas sociales. Por otro lado en el caso de las

    mujeres, en su elección del vestido se puede inferirque este les permitió un cierto grado de libertady momento de escape a los convencionalismos yrestricciones a las que la sociedad las tenía sometidas.

    La preparación de la exposición y catálogofue desarrollada por un equipo multidisciplinariode trabajo. Los profesionales, desde sus respectivasespecialidades, colaboraron en las distintas actividadesdesarrolladas en este proyecto para que se cumplieseasí la misión del museo; permitir la difusión de suacervo al ponerlo en disposición del público.

    En nombre del Museo Histórico Nacional,

    agradezco especialmente la colaboración del TeatroMunicipal de Santiago, Imme Moller y Ruth Probostepor el préstamo de accesorios. A Carla Franceschiniy equipo de la Biblioteca Nacional por la excelenterespuesta ala solicitud de material fotográfico.

    También a los descendientes de los invitadoscuyos trajes están en exhibición, quienes aportaronvaliosa información:

    María Cristina Besa Guzmán, José BenjamínBernales Pereira, León Cosmelli, Mariano Fontecilla deSantiago Concha, Andrés Claro San Román, María dela Luz Izquierdo, Vicente dela Lastra, Paz Rodríguez,y Ana María Valdivieso. Una mención especial alseñor Francisco Javier Bernales por la donación de lafotografía de su abuelo Daniel Bernales Lazcano, ylas señoras Carmen Aldunate, por el préstamo de lafotografía de su abuela Adela Edwards de Salas y Ana

    María Izquierdo, por el préstamo de un samovar y elcollar usado en el baile por Teresa Concha Cazotte,objetos que estarán presentes en la exposición.

    A historiadora Soléne Bergot por su valiosainformación sobre los bailes de fantasía de la familiaEchaurren y familia Edwards.

    A Hernán Rodríguez, Regina Tagle, Mario Rojas yFernando Imas, por el aporte a la investigación histórica.

    Esperamos que los visitantes disfruten estainvitación al baile, tal como lo hicieron hace 100 años,quienes participaron de ésta magnífica fiesta en el

    Palacio de Concha Cazotte.

    Isabel Alvarado PeralesSubdirectora de Colecciones

    Curadora Colección Textil y VestuarioMuseo Histórico Nacional

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    LA “SOCIEDAD ELEGANTE” DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX.

    El día Martes 15 de Octubre de 1912, desdelas once de la noche, uno a uno empezaron a llegarlos carruajes al palacio de estilo morisco de la familiaConcha-Cazotte. Era una noche tibia, agradablesobre todo para aquellos invitados que camuflados enropajes fantásticos aludían a tierras lejanas de climas

    tropicales y templados. De a poco, según la libertad demovimiento que les permitían sus trajes, los disfrazadosiban subiendo la gran escalinata de mármol blancoque inauguraba la entrada a una de las residencias deSantiago más emblemáticas del período. Al entrar, losrecibían “los regios salones…todos ricamente amobladosy decorados al estilo oriental”, que “se encontrabanya a media noche desbordantes de concurrencia”. 1 Aquellos asistentes que estuviesen cansados de bailar elcotillón o el vals, podían servirse refrescos y sándwichesen el buffet. Otros podían esperar hasta que sirviesenla cena en mesitas en el invernadero transformadoespecialmente en comedor para la ocasión, por mozoscon frac de color y pantalón corto.2 Además los invitados,

    sobre todo las parejas recién casadas o a punto deformalizar, podían disfrutar del inmenso parque ycoquetear en incógnito permitido por el anonimato deldisfraz. La fiesta duró hasta cuando “ya se principiabaa notar la claridad de la mañana. Con la luz se ibadisipando el sueño y aparecía la vida real…” 3

    Este gran acontecimiento social había sidoanunciado hace cuatro meses, convirtiéndose según

    Texto introductorio del álbum de fotografías realizado enconmemoración del baile de la familia Concha Cazotte MHN 3- 39539

    un diario de la época en el de mayor trascendenciade toda la temporada santiaguina. 4 No sólo eraun arduo trabajo organizativo para los anfitriones,sobre todo para la dueña de casa Teresa Cazottede Concha, cumplir con las expectativas de los casitrescientos ochenta invitados, 5 sino que también para

    éstos significó una preocupación al tener que vestirimperativamente con trajes de fantasía.

    Eduardo Balmaceda Valdés, el memorialistaque atendió el baile en su juventud, da cuenta dela inquietud que provocó esta noticia en el seno dela elite santiaguina, “Tan pronto como esa fiesta fueanunciada, conmoviéndose entera a nuestra sociedady el traje de cada uno de la familia fue la preocupaciónde todo momento, registrábanse las viejas bibliotecasy los álbumes, los antiguos figurines, las estampashistóricas y, en fin, los libros donde pudiera sacarse unmodelo, corrían de casa en casa para ser discutidosapasionadamente por parientes y amigos.” 6 Este

    frenesí colectivo da cuenta de que un baile defantasía no era un evento social cualquiera, sino querequería de una preparación planeada con meses deantelación por parte de los anfitriones e invitados.No sólo había que establecer un escenario adecuadopara recibir a los centenares de disfrazados, sinotambién éstos debían aparecer de manera impecablepara que así se generase un impacto total fascinantey excéntrico propio de las fiestas de fantasía. El baile

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    en cuestión efectivamente logró causar dicha imagenimperecedera, al ser calificado por los medios en losdías posteriores a la celebración como grandiosoy fantástico, incluso igualado a un espectáculomagnífico sobre toda ponderación. 7

    Aquella noche se transformó en un momentoúnico de sociabilidad urbana donde la elitesantiaguina se reunió, se observó y opinó, y tambiéncelebró en conjunto. Al mismo tiempo se constituyó en

    un espacio cargado de significados sociales, políticos yculturales, que van más allá de lo que aparece a simplevista y que nos hablan de ciertas características ymodos de ser de los asistentes. Como establece SolèneBergot, “un baile de fantasía no solamente permitedestacar el prestigio y la fortuna de una familia, sinoque constituye también el espejo de la mentalidad,sensibilidad y costumbres de todo un grupo social”. 8 Desde su celebración el año 1912, el baile ConchaCazotte se ha posicionado como uno de los eventossociales que han dejado una impronta más marcadaen la memoria colectiva.

    Al adentrarnos en este baile en particular, es

    posible descubrir como se relaciona este grupo socialentre sí y como se exhibe ante el resto del país. Estaexhibición se logró por medio del detallado relatoque hicieron diarios y revistas que provocaron queeste evento privado formase parte de un imaginarionacional común, cuyas fronteras eran difusas yalejadas de la exclusiva lista de invitados bosquejadaoriginalmente. Se publicaron los pormenores eimágenes de la fiesta y de los disfrazados en diarios

    de distinto tinte político como El Mercurio, El DiarioIlustrado, Diario La Mañana y en revistas ilustradascomo Zig-Zag y Selecta. Estos medios expusierontodo aquello ocurrido en el baile a un público muchomás extenso y diverso, a la vez que delimitaron eluniverso social que perteneció a dicha festividad. Esteera un grupo pequeño y selecto de familias, una elitedirigente que ya en esa época “se había consolidadopor la unión de dos sectores: el de la aristocraciatradicional, que venía de tiempos coloniales y cuya

    principal fuente de ingreso era la posesión de tierrasy, el otro, formado por comerciantes, mineros eindustriales, mayoritariamente extranjeros, quese habían enriquecido durante el siglo XIX.”9 Estaclase alta, mixta en su composición y concentradamayoritariamente en la ciudad de Santiago,centro indiscutido del autoritarismo oligárquico, seencontraba justamente en su mayor apogeo políticoen las primeras décadas del nuevo siglo. Luegode la Guerra Civil de 1891, se edificó un sistemaparlamentario que se desarrollaba principalmente enfunción de sus propios intereses, estableciéndose unaforma de hacer política excluyente y limitada sólo aaquellos que pertenecían a dicho grupo social. Según

    Gonzalo Vial desde el triunfo contra Balmaceda, la elite“había completado y hecho absoluto su dominio sobrelos restantes sectores.” 10

    Fotografía grupal de algunos de los concurrentes, sacada en lasescaleras del palacio Concha Cazotte. Fotografía en papel monocromo. MHN 3-38743

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    Esta consolidación política estaba acompañadade una indiscutible hegemonía económica. La inserciónde la economía chilena durante el siglo XIX en elpanorama internacional, inicialmente por medio de laexportación de plata, cobre y trigo, y luego gracias alauge salitrero a partir de la década de 1880, produjoun afluente de riqueza sin precedentes que empezóa acumularse en los bolsillos de la elite de manerasorprendente.11 Decimos elite, porque aquellos “nuevosricos” que se vieron beneficiados principalmente porla explotación de minerales, pero que también habíanlogrado fortuna en el comercio de exportación, en labanca y en la industria, se enlazaron prontamente conla aristocracia terrateniente y de matriz colonial. 12 Se

    “El baile de la familia Concha Cazotte” Revista Zig-Zag, 19 de Octubre 1912. Año VIII, Número 400.

    Trabajadores de o cina salitrera Lina. Fotografía en papel monocromo. MHN 3-39429

    puede decir que ya en el cambio de siglo es posiblereferirse a un grupo social totalmente fusionado, perono por eso homogéneo en su composición.

    Fueron sobretodo las fortunas obtenidas delsalitre, ganadas gracias a la anexión de territoriosfecundos luego del éxito chileno en la Guerra delPacífico, las que enriquecieron de forma insospechada ala clase alta. Este imprevisto afluente monetario provocóun cambio radical en su fisonomía y en su actuar. Elimpacto del abundante caudal de dinero y el mayorintercambio con el extranjero, estimuló de sobremanerala introducción de nuevas creencias, valores einstituciones en la identidad social de este grupo. 13

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    En primer lugar, se logró un mayor grado derefinamiento en el diario vivir. Éste resultó de unainfluencia decisiva de Europa, y específicamente deFrancia, a la hora de reproducir adecuados modosde comportamientos gentiles apropiados para unaclase alta regidora del acontecer nacional. La elitese auto-proclamó como la orientadora del resto de lasociedad a la hora de demostrar aquello que estabaa la moda y lo que se consideraba de “buen tono”.Para liderar en dicho acto social, se basó justamenteen paradigmas extranjeros, particularmente en lasconductas de la burguesía europea. Se entendía queel Viejo Mundo era fuente de progreso y civilización,constituyéndose como el modelo a seguir a la horade que Chile caminase en rumbo a la modernización.Al mismo tiempo, “el auge de las exportaciones desalitre se tradujo a su vez en un incremento de lasimportaciones, principalmente de bienes suntuarios”,lo que se traduce que la influencia no era sólo culturaly social, sino que también material.14Francisco JavierGonzález ha estudiado en detalle esta influenciafrancesa en Chile de fines de siglo XIX y principiosdel XX, y establece que ésta se manifestó en todoslos campos de la sociedad, pero fue en la moda, ladecoración y en las costumbres donde destacó desobremanera.15 No sólo se manejaba el idioma tantoen su versión escrita como hablada, sino también lassiluetas, sobre todo las femeninas, se delineaban pormedio de vestidos y trajes provenientes directamentedel otro lado del Atlántico. La elite no miraba a Europacomo un destino lejano e inalcanzable, por el contrario,muchas veces Paris y Londres fueron destinos de viajesy de largas estadías por parte de las familias de elite. En

    del trabajo productivo, el tiempo de esta elite debíallenarse con otro tipo de actividades que justamentedieran cuenta de la falta de una ocupación profesionalreconocible. Esta era un sociabilidad calculada, sobretodo para el caso de las mujeres, que se traducía enuna circulación por espacios explícitamente diseñadospara su uso exclusivo y elitista. Por ejemplo, los paseosen el Parque Cousiño explican esa ociosidad puesta enescena, donde era necesario la presencia de un públicoespectador que fuese capaz de reconocer de inmediatola procedencia social de los paseantes desocupados. 16 El Teatro Municipal, cumplía un rol simbólicosemejante al constituirse, como lo ha señalado Manuel

    Vicuña, en un “espacio donde se exhibía la pertenenciasocial”17, a través de la ostentación de trajes y alhajasen los cuerpos femeninos, y por medio de los altísimosprecios de los palcos. El espectáculo no sólo eradesplegado por los actores y cantantes en el escenario,sino que también por aquellos que venían a disfrutarde la función. Otros eventos propios de la “sociedadelegante”, como las reuniones en el Club Hípico, laskermesses de beneficio, y los bailes de etiqueta dancuenta de esta misma exposición social conciente.Como se verá más adelante, los bailes de fantasía ocuparán un lugar privilegiado en esta dinámicaconcreta de ostentación pública y mundana.

    “En el Parque Cousiño”. Revista Zig-Zag, 3 de Febrero 1912. AñoVI, Número 363

    Vista panorámica de la calle Alameda de las Delicias con sus pala-cios y mansiones. Fotografía en papel monocromo. MHN-xxxxx

    estas oportunidades se tenía una experiencia directacon aquello que se admiraba, se aprendía el idiomade primera fuente y los trajes podían ser mirados yprobados en las mismas casas de moda de la famosa Rue de la Paix . Entre muchos de los viajeros chilenos,Tránsito Matte Gormaz y Arturo Claro fueron una delas familias que pasaron un año viajando en Europa,estableciéndose en la ciudad de la luz por seis meses.

    En segundo lugar y relacionado con el fenómenorecién descrito, el influjo de dinero se tradujo en unamayor expresión de ocio y de consumo conspicuo porparte de los hombres y mujeres de la clase dirigente,ya que esto también se establecía en miras de unaburguesía extranjera que se transformaba en fuentede toda expresión de gentilidad. Al estar desligados

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    Quizás donde este consumo conspicuo se hizoaún más evidente, por lo menos a primera vista, fueen la construcción de inmensas mansiones entre lasfamilias de la elite. Debido a que la oligarquía ya sehabía instalado de forma permanente en Santiago,dejando atrás la tradicional vida en la hacienda, surge lanecesidad de espacios acordes a su nuevo estilo urbanoy cosmopolita. Siguiendo una arquitectura europea seconstruyó, entre otros, de estilo neoclásico el PalacioCousiño del empresario carbonífero Luis Cousiño enla calle Dieciocho, y de carácter neogótico el PalacioUrmeneta, que fue levantado con material traído directodesde Inglaterra. 18 Sin embargo uno de los palacios másreconocidos del periodo fue el que cobijó a la FamiliaConcha Cazotte, un espacio primordial en la extensavida social santiaguina e impresionante escenario delmemorable baile de fantasía de 1912.

    Durante la primera década del siglo XX, estaelite continúa experimentando plenamente estarenovación, ya que casi en su conjunto expresael disfrute y el goce que significó vivir bajo ladenominación importada -como muchos otrosfenómenos del periodo- de Belle Époque. Justamenteen Chile se le consideró a ésta en su versión criolla,“con una sociabilidad más cercana a la especulación,al juego y a la plata fácil que al estudio y al trabajo”. 19

    Teniendo en cuenta el peligro de las generalizaciones,en el llamado “Gran Mundo” santiaguino se empezóa hacer evidente una efervescencia consumista quecolindó con un derroche de exageradas proporciones.La clase dirigente podía permitirse dedicarse concapricho y extravagancia al esplendor materialista,siguiendo las exigencias de la moda tanto en aspectosdel vestir y del paladar, entre otros. Sin embargolos efectos de dichas prácticas ociosas empezaronde pronto a llamar la atención del resto de lasociedad. Surge una crítica que pone hincapié enla desvalorización de esta elite que está totalmenteimbuida en el dinero, la especulación y en la tiraníade la moda. Igualmente se le cuestiona su corrupto ydébil manejo político, que no había traído beneficiosextendidos al resto de la nación. Ésta privaciónse consideraba una irresponsabilidad política casiinsolente sobre todo en aquella época de ponderadariqueza económica, ya que con las ganancias delsalitre el abismo social se había acentuado en vezde atenuado. 20 Al mismo tiempo, en fuerte contrasteal buen vivir de la elite, la ciudad de Santiagoescondía otro escenario de situaciones paupérrimas,provocado entre otras razones por el hacinamiento-producto de la extensa migración campo ciudad-, lasuciedad y el trabajo urbano miserable. Las precariascondiciones habitacionales en los conventillospromovieron problemas higiénicos y sociales como lapropagación de ciertas enfermedades contagiosas yla promiscuidad. Este conjunto de conflictos dieronpaso a la conocida “cuestión social” que provocó porprimera vez en las clases altas, una preocupación poraquellos sectores más pobres de la sociedad.

    Lavanderas trabajando en el patio de un conventillo en la ciudadde Valparaíso. Fotografía en papel monocromo. MHN 3-8746

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    Este reproche dual, tanto político como moral,se instaló tanto en miembros de la clase alta comotambién en personajes excluidos de dicho universosocial. El literato Luis Orrego Luco usó la plumapara denunciar al “Gran Mundo” al cual pertenecíaen controversiales novelas de la época, como CasaGrande (1908) yUn Idilio Nuevo (1913). Mientras queintelectuales de clase media como el doctor AlejandroVenegas y Tancredo Pinochet elaboraron discursosde amonestación que denunciaron a grandes rasgos“este agotamiento y ceguera oligárquica”. 21 Por lotanto, ambos frentes de opuesta procedencia socialestablecieron un discurso de recriminación agudacontra los sectores dominantes de la sociedad, aquienes se les acusaba de un grave descuido social.Una sensación de crisis nacional se expresó enaquellos que estaban frustrados ante la situación socialy política del país; alegato que se hizo presente sobretodo en respuesta de las celebraciones del Centenariode la Independencia de Chile. Según lo establecidopor la historiadora Soledad Reyes, aquellas voces deoposición que surgen en medio del jolgorio colectivo,“Le atribuían a ésta (crisis) factores de diversas índoles,como la decadencia nacional, la cuestión social, elsistema educativo, la desmesurada apropiación deelementos extranjeros en desmedro de los nacionales,la inercia política, la ineficacia administrativa, losmales del sistema educacional e incluso problemasraciales”.22 En definitiva, se empezó a poner en duda lacapacidad de dirigencia política de la clase alta chilenay a considerar su decadencia moral como fuente detodos los males nacionales. Específicamente en ladécada de 1910 la elite vio cuestionado su dominio

    “El baile de la familia Concha Cazotte.” Revista Zig-Zag, 19 de Octubre 1912. Año VIII, Número 400.

    “En el baile de fantasía del Martes” Caricaturas elaboradas por Darío Eguren Larrea durante el baile. Diario La Mañana, Lunes 20 de Octubre de 1912, p. xxxxxxx

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    gubernamental excluyente y se le reprochó su extremalejanía de la realidad, llevándola a una complejacrisis de legitimación. No obstante, en las fiestas delCentenario no hubo expresión obvia de este malestar,por el contrario, la elite celebró triunfante su conexióncon el origen y devenir de la libertad republicana. Yen efecto, el pueblo se vio transformado en un simpleespectador de la exhibición de la clase dirigente.En ceremonias oficiales, bailes y comidas privadas,Chile, o al menos su oligarquía, impresionó a lasvisitas internacionales, al demostrar que era un “paíspróspero, estable, culto e institucionalmente sólido” 23 y en esto se validó como la indiscutible clase políticadirigente. Ante el cuestionamiento de su predominio,en estas celebraciones la elite no dejó dudas de suhegemonía cultural, al deslumbrar al público con elesplendor y el boato de sus festividades. Éstas a lavez se comportaron como medios de reafirmaciónoligárquica, donde no sólo se conmemoraron lasglorias de una elite del pasado sino también delpresente, situándola en consecuencia en la cúspidede su poder. En definitiva, las fiestas del centenariose constituyeron como espacios fundamentales derevalidación política de la clase alta del país. 24

    Sólo dos años más tarde, el baile de fantasíade los Concha Cazotte expresó una auto-celebraciónoligárquica de similar alcance al también intentarlegitimar la supremacía de la elite. Una elite que comose ha visto, se erigía durante el periodo como fuente deacalorada discusión y debate. El baile se convertía enuna valiosa oportunidad para la exhibición magníficade las riquezas de la clase adinerada, a la vez que

    “Baile de fantasía”, de la Familia Edwards. Revista Zig-Zag, 6 de Agosto 1905. Año I, Número 25.

    definía su constitución aristocrática por medio dela exclusión social. Estos eventos sociales tenían lacapacidad de unir a una clase alta, que era diversaen su composición, por medio de la manifestaciónde la opulencia pecuniaria. A la vez que posicionabaa sus asistentes como los líderes de la sociedad encuanto a decoro, elegancia y cultura. En este espaciode sociabilidad, la clase dirigente se afirmaba comogrupo social y a la vez se demarcaba de los demás; 25 dinámica que se desarrolló desde los inicios de la vidaindependiente y que en 1912 seguía siendo parteintegral de la identidad de esta oligarquía nacional.

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    LOS BAILES DE FANTASÍA DE LA ELITE

    mayor elegancia posible propia de una noche de galapor parte de hombres y mujeres. Éstas rivalizaban encuanto a los vestidos más lujosos y estilosos, reciénimportados de París o copiado de diseños extranjerospor las modistas locales, algunas efectivamentevenidas de Francia y otras que solamente llevabanapelativos franceses. Mientras que los caballeros y sussiluetas impecables en blanco y negro, destacabanen su sobriedad. Aún más importante, el baile y susasistentes lograban extender su influencia más alláde las cuatro paredes al maravillar por medio deimágenes y comentarios reproducidos en la prensa,a todos aquellos excluidos de dicho universo social.A fines del siglo XIX y principios del siglo XX laexpansión del número de diarios y revistas hicieronque este voyeurismo entre las distintas clases socialesfuese aún más extendido. 29 Conjuntamente en esteperiodo se comienzan a incluir mayores detalles sobrela vida privada de las personas de elite, que va de lamano de sus nuevos comportamientos sociales. 30

    La clase alta santiaguina llevaba una vida socialintensa. Según Eduardo Balmaceda Valdés, ésta eramuy activa ya “que no había mejor entretención paranuestra clase, la temporada de teatros era breve yluego, en la gran saisson con sus bailes y recepcionesque se sucedían de sábado a sábado, las casasprincipales rivalizaban en elegancia y buen tono.” 31 Los bailes de etiqueta y de fantasía se celebraban en

    “Impresiones en un baile de Fantasía por M. Richon Burnet” Detalle. Revista Zig-Zag, 13 de Agosto de 1905. Año I, Número 26.

    En una sociedad de ordinario algo apática como la nuestra, en que los temas de conversación no son mui abundantes, en que apenas ocurre algo sensacionalcada año, un baile de fantasía es una gran alivio social.

    Revista Zig-Zag, 13 Agosto de 1905.

    El baile se extiende como práctica socialsobre todo a partir de la década de 1870, cuando elbailar y no la conversación, propia de las tertulias,es el principal motivo de la reunión.26 El baile comoespacio de sociabilidad, se convirtió en unos de losacontecimientos sociales más propios de la elite, yaque en el salón oligárquico ésta inevitablementese ponía en escena expresando simbólicamentesus tensiones, rivalidades y anhelos. Ya que no sólose comportaba como un fundamental mercadomatrimonial27, sino que también como marco dealianzas políticas informales, y sobre todo comoescenario de competencias sociales. Además, enpalabras de Juan Pablo González y Claudio Rolle,“este espacio adquiere un papel protagónico en larepresentación del poder, la riqueza y la distinciónrespecto de los demás componentes de undeterminado círculo social y cultural.”28 El salón erael lugar de exhibición por excelencia, ya que exigía la

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    la temporada de invierno, que se iniciaba durante lasegunda quincena de Junio hasta la segunda quincenade Octubre, con excepción de una semana en la cualse celebraba el 18 de Septiembre. 32 También podíanprolongarse hasta el verano, en las celebracionesdedicadas específicamente a la Navidad y al AñoNuevo.33 Los bailes sociales podían desarrollarse encasas particulares o en los clubes exclusivos de laépoca, como el Club de la Unión o el Club de Santiago,como también en la Sociedad Filarmónica que sesituaba en los altos del Teatro Municipal. Las razonesde celebración podían variar, matrimonios, cumpleañoso eventos de caridad eran motivos suficientes paradesempolvar los salones y recibir a la muchedumbreengalanada del “Gran Mundo” santiaguino. Sinembargo, de acuerdo a las memorias de EduardoBalmaceda Valdés, uno de los eventos más significativospara la elite, sobre todo para los jóvenes, era el débuten sociedad, ya que el uso de nuevos vestidos y fracs,antes de uso restringido, expresaban un fundamentalrito social. Para el caso de los hombres, “…no sólo erala parte material de estos nuevos atuendos lo que nosllenaba de emoción; nos parecía y era real que desde laprimera vez que los llevábamos cambiaba nuestra vida,nos hacía sentir su peso y una responsabilidad antesimperceptible, salíamos de hecho de la férula paternaly con ello adquiríamos la independencia necesaria paraorientarnos, en adelante, por si solos.” 34

    Para el caso de las mujeres, la selección delvestido adecuado pasaba a ser una preocupaciónde toda la familia, ya que desde este instante lajoven demostraba al resto del mundo que estaba

    lista para participar de esta refinada sociabilidad yeventualmente convertirse en una bella futura novia.Con respecto a los trajes que se confeccionaban enSantiago, “eran temas de consultas y de largo estudio,confiándose, muchas veces al estilo del que habíarecibido de París, Fulanita de Tal, la última creaciónde Lanvin, el modisto predilecto de las debutantes”. 35

    Mientras que los atavíos que se encargaban deEuropa se mantenían en incógnito y bajo llave desdesu llegada hasta el día del estreno, cuando reciénera desempaquetado y admirado por toda la casa. 36 Era de extrema elegancia no planchar los vestidosrecién llegados y así hacer alarde de su procedencialejana y por ende sofisticada; muchas veces lasmujeres más ansiosas los arrugaban a propósito parasimular la deseada importación. 37 Si los bailes socialesdedicados a los debutantes ocupaban gran parte delas preocupaciones de los jóvenes y de sus padres, los bailes de fantasía eran los eventos que más impactotenían en la vida cotidiana de la elite, tanto de losgrandes como también de los más chicos.

    El baile de fantasía como práctica social secristalizó como uno de los pasatiempos favoritosde la clase alta a partir de mediados del siglo XIX,manteniéndose vigente hasta las primeras décadasdel siglo XX. Estos eventos de carácter privado,evidentemente lujosos y exuberantes, que imitaban

    Fotomontaje basado en el Baile de fantasía ofrecido por don Victor Echaurren Valero el 24 de septiembre de 1885. Detalle. Fotografía en papel monocromo. MHN-FE000118

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    una forma de sociabilidad europea, se convirtieronen reuniones memorables de la historia social dela elite. Estos bailes eran distintos a cualquier otroacontecimiento en sus calendarios ocupados, ya queexigía el uso de espléndidos disfraces, no por esomenos elegantes o valiosos que los trajes de fiesta deuso común. Por ende, estas ocasiones de opulencia seconstituyeron en perfectas oportunidades de exhibiciónconciente de la prosperidad de aquellos que se situabanen las alturas de la escala social. Como lo establece laRevista Selecta en 1912, “En la vida santiaguina, los

    bailes de fantasía suelen ser acontecimientos socialesde primera magnitud, algo así como las piedras miliaresque entre los antiguos separaban las épocas diversaspor medio de grandes acontecimientos que sobresalíancomo cimas sobre la vulgaridad de los tiempos; decíanasí: “esto pasó en la época de la avenida grande”, esdecir, cuando el Mapocho, por un verdadero abuso deconfianza, se salió de madre introduciéndose por elmedio de la Alameda: también se recuerda la época delterremoto, como si fuera una fecha muy fausta y dignade memoria. De igual manera suele citarse la fecha enque tuvieron lugar los grandes bailes de antaño, acasoporque fueron verdaderos terremotos y avenidas parael bolsillo de los padres que vino a quedar escuálido,terminada la fiesta.” 38

    La oligarquía adoraba los bailes de fantasíapor sus requerimientos lúdicos, cada detalle eraespecialmente calculado, sobre todo el diseño delos disfraces. En estas fiestas, los asistentes teníanla oportunidad de trasformarse a través de susvestuarios en personajes lejanos a la vida real, así

    jugando al menos por una noche, con sus aparienciase identidades. Estos bailes proporcionaban un instanteúnico donde el orden de las cosas podía ser fácilmentedistorsionado gracias al poder del disfraz. Sin embargo,es importante dejar claro que en estos entretenimientosdebía primar ante todo el decoro y la respetabilidad,al seguir un regulado protocolo. En primer lugar,solamente se le abrían las puertas de mansiones ypalacios a un grupo privilegiado de hombres y mujeres,y en segundo lugar, los disfraces tenían que estar ala moda, y nunca ser demasiado originales. Los otrosasistentes debían ser capaces siempre de reconocer loque los otros cuerpos estaban encarnando. Así, “dentrodel caos, había un cierto orden interno definido por lanecesidad del reconocimiento”.39

    Los bailes de fantasía decimonónicos y delcambio de siglo, al ser celebraciones principalmentede carácter privado, recreaban la exclusividad y elboato de las reuniones de las corte inglesa y francesadel Antiguo Régimen, siendo muy distintas a lasfestividades carnavalescas del siglo XVII dondetambién se usaban disfraces. Como lo explica CynthiaCooper en relación a lo ocurrido en Europa,“la modapor los bailes de fantasía creció durante el siglo XIXluego de que costumbres sociales cambiaran a finesdel siglo XVIII y se empezara a considerar obscenosy licenciosos a los bailes de máscaras. Así las fiestasprivadas donde se vestía con disfraces, pasaron allamarse bailes de fantasía.”40

    Aunque el acto de disfrazarse y del uso demáscaras se asocia directamente con las festividades

    “Trajes de fantasía elegantes y nuevos” Revista familia,Septiembre 1912, Año III, Número 33.

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    del carnaval italiano del siglo XVII, los bailes defantasía de la clase alta chilena estarán más bienrelacionados con prácticas sociales de las cortes realeseuropeas que con ritos sociales públicos y colectivos.Esto a pesar de que varios de los disfraces que serepresentan en los salones elegantes, inclusive en elbaile Concha Cazotte, vienen directamente de aquelcarnaval veneciano. 41 Sin embargo, ya desde principiosdel siglo XIX estas celebraciones se caracterizan por untono moral mucho más alto, en íntima relación con elmayor grado de dominio de sí misma que la sociedadempezaba a adoptar. 42 Por lo mismo, no es común veren estos salones indicios de travestismo ni tampocoun ocultamiento total a través del uso de máscaras.No obstante, este grupo social no era el único quetenía el privilegio de disfrazarse. El resto de la sociedadtambién participaba de la misma metamorfosissuperficial en ciertas ocasiones del año, como en lasfiestas de carnaval, de la primavera, y en algunospartidos de fútbol que se hacían en trajes de fantasía,donde “los chilenos de toda condición social, hacíangala del ingenio para disfrazarse y jugarles bromasa sus compatriotas”. 43 En este tipo de encuentroscolectivos los disfraces si presentaban cualidadesmenos decorosas, como por ejemplo en dos partidos defútbol celebrados en Septiembre de 1905 y de 1909, losjugadores hombres aparecen en las fotografías vestidosde bebé, de damas y utilizando máscaras graciosasque transformaban completamente los rostros de losparticipantes. 44 Balmaceda Valdés hace alusión a lasfiestas estudiantiles en las cuales le tocó participar.En estas situaciones también se utilizaban trajes quese alejaban de la compostura normal, “la animación

    La era victoriana fue especialmente entusiastacon respecto a las posibilidades lúdicas que otorgaba eldisfraz, además de bailes de salón organizaban obrasde teatro, pantomimas y posaban para los tableauxvivant. Fue gracias al afán de la reina Victoria y alpríncipe Alberto de celebrar por medio de la recreaciónde otras épocas y personajes que éstas entretencionesse volvieron formas de sociabilidad dignas de lasclases altas, ampliamente seguidas por los británicos y

    empezaba en el centro por la mañana en que todosnos disfrazábamos de mamarrachos, y por supuestocon caretas que, de otras suertes, siendo reconocidoséramos presas de bromas interminables que nosobligaban a huir. Nuestras amigas se transformabanen viejas horribles, envueltas en desvaídos mantos,algunas con máscaras inimaginables que costabapensar cuánta belleza y lozanía pudiera encontrarsetras de ellas. Había hechiceras que en las esquinasnos auguraban el futuro en términos que hacían reíra carcajadas a los curiosos que se acercaban a estosamenos corros, y pandillas que perseguían a susconocidos con bromas de nunca acabar…la generalalegría no daba lugar a los rencores y malquerencias;en esos días había una especie de general fraternidadentre todos los habitantes de Santiago. 45

    Lo más parecido a una máscara que usaronlos asistentes en un baile de fantasía de elite fue unvelo, usado sólo por las mujeres en el baile organizadopor José Tomás Ramos y su esposa Juana Rosa enValparaíso el año 1877. Éste fue exigido por expresadisposición de la dueña de casa, ya que así seimpedía conocer la identidad de las acompañantes.Sólo después de que se propagara entre los hombresun clima de “dudas, intrigas, y curiosidad porconocer” a las mujeres que los acompañaban, éstas“se despojaron de su velo” revelando a su parejasu verdadera identidad. 46 Este relato también nosindica que los bailes de fantasía tampoco eran sóloprerrogativa de la elite santiaguina, asimismo enValparaíso el año 1854, el señor Swartz ofreció un bailede disfraces a doscientos invitados. 47

    “Match de foot ball en trajes de fantasía”, Cerro Alegre, Valparaíso Revista Sucesos, 30 de Septiembre de 1909, Año VIII, Número 369.

    también por la “sociedad elegante” del Nuevo Mundo.Éstas reafirmaban su estatus social privilegiado y ala vez exhibían de manera adecuada una conductasocial propia de una aristocracia. Por lo mismoseguían una fórmula estricta, como también ocurríaen los bailes chilenos. En primer lugar la anfitrionamandaba las invitaciones con meses de anticipacióndescribiendo los requerimientos de los disfraces, enciertas oportunidades las temáticas eran definidas

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    de antemano como por ejemplo en el “baile japonés”organizado por Luis Gregorio Ossa, y su mujer EmilianaConcha, Carlos Edwards y su mujer Margot Mackennaen 1919. Luego la dueña de casa debía dedicarse ala completa decoración del hogar, transformándoloen una apropiado escenario para el evento de talesmagnitudes, considerando la decoración floral, lacalidad del buffet, y el entretenimiento musical.Por ejemplo, en el baile recién descrito, no sólo losasistentes vestían con kimonos sino que también elespacio había sido adecuadamente decorado, “cadapieza era una pagoda, y el patio, un jardín enanocon jaulas doradas donde cantaban por docenas lospájaros.”48 Además del diseño de los disfraces, se debíaensayar el cotillón con anterioridad, despertando asíaltas expectativas entre los invitados. La presión socialse veía aumentada por la cobertura de los diariosy revistas, que describían y mostraban los grandeséxitos en relación a los disfraces, y lo más importanteera que estos relatos daban cuenta del resultadofinal del baile, que siempre se consideraba un granlogro social. Ésto era porque los comentarios en laprensa generalmente “quedaban dentro de un tonoconvencional: se esperaba del periodista encargado delas reseñas mundanas una glorificación de la sociedadque describía, y no una crítica social, porque era lo queesperaba un lector pobre ávido de sueño, o uno ricodispuesto a la auto-celebración…”49

    Los bailes de fantasía, según Manuel Vicuña“constituían auténticos hitos en la memoria colectivade la oligarquía, indefectiblemente asociados alnombre de alguna familia ilustre”. 50 Es por eso que

    incluso hasta hoy los grandes bailes de disfraces serecuerdan según el apellido de los anfitriones que losorganizaron, hecho que no sólo ocurre con el bailerelacionado a los Concha Cazotte, sino también conel de la familia de Claudio Vicuña Guerrero, de VíctorEchaurren Valero y de Agustín Edwards Mac-Clure.Éstos, entre múltiples bailes de fantasía que inundaronlas temporadas de invierno de los santiaguinos, sonalgunos de los que dejaron una mayor huella en lavida social de antaño. El 16 de Julio de 1877, ClaudioVicuña Guerrero junto a su esposa Lucía Subercaseauxcelebraron un baile de fantasía en su mansiónmorisca51 de la calle Compañía, que se convirtió en“la última palabra como acontecimiento regio”. 52 Mientras que el baile de Víctor Echaurren y MercedesHerboso celebrado el 24 de Septiembre de 1885,divirtió de sobremanera a sus casi quinientos invitadoscon sus dos orquestas y su delicioso “buffet al estilofrancés”, incluso llegando a inspirar a Luis Orrego Lucopara unas escenas de su novela de 1913, “Un IdilioNuevo”.53 El baile de fantasía de Agustín EdwardsMac-Clure y Olga Budge de Edwards celebrado el 28de Julio de 1905 es quizás el evento de disfraces queha tenido mayor cobertura en periódicos y revistas,considerando que su anfitrión era el reconocidomagnate de la prensa. La revista Zig-Zag, que reciénestrenaba sus primeras páginas ese mismo año, lededicó numerosos relatos y un extenso espacio para lapublicación de varias fotografías sobre los disfrazadosde aquella noche. Fue, sin embargo, el baile defantasía del 15 de Octubre de 1912, celebrado seis añosdespués, el que dejó, sin lugar a dudas, “imperecederosrecuerdos en la presente generación”. 54

    “Baile de Fantasía”, de la Familia Edwards. Revista Zig-Zag. 6 de Agosto de 1905, Año I, Número 25.

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    Vista del parque y del Palacio Concha Cazotte Fotografía en papel monocromo. MHN-FC-4130

    RELATO DE UNA NOCHE DE FANTASÍA

    RELATO DE UNA NOCHE DE FANTASÍA

    EL MARTES 15 DE OCTUBRE DE 1912 RELATO DE UNA NOCHE DE FANTASÍA

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    EL MARTES 15 DE OCTUBRE DE 1912: RELATO DE UNA NOCHE DE FANTASÍA

    exoticismo ecléctico; “nunca se supo como calificarel estilo, se habló de oriental y mudéjar y alguien dijoque era turco siamés”. 58 Este tipo de arquitecturanovedosa hace referencia al cambio que estabaviviendo la sociedad adinerada. Se dejaba atrás locolonial y se daba paso a nuevos estilos más cómodosy más excéntricos que acogiesen a una familia ampliay a una múltiple servidumbre. 59 Aún más importante,estos nuevos hogares debían ser capaces de acogera los centenares de invitados que asistirían a los másvariados encuentros sociales.

    Thomas Burchard, arquitecto alemán instaladoen Valparaíso desde 1855, sería el encargado dedarle el gusto a este minero acaudalado. Burchardharía realidad sus caprichos con la construcciónde un palacio “que desafiaba cualquier coherenciadecorativa”60, situado al centro de un inmenso jardínque ocupaba media manzana en la Avenida de lasDelicias, “esa Vía Appia Santiaguina, que ostenta a sulargo los más hermosos ornamentos arquitectónicos dela capital”61. Según Eugenio Pereira Salas, Burchardtrabajó en conjunto con el diseñador inglés de apellidoWalton y el ingeniero chileno Ricardo Martínez en una“construcción excéntrica, la más osada que se hubieraintentando en el país”, cuyo costo se cotizó en unmillón de pesos oro.62

    Palacio de estilo neo morisco, construido por el arquitecto alemánTeodoro Burchard en 1872ª solicitud de José Díaz Gana. Con posterioridad fue adquirido por la familia Concha Cazotte, es enesta residencia donde se realizó uno de los bailes de Fantasía más importantes de comienzos del siglo XX. Fotografía en Placa de vidrio monocroma. MHN 3- 39540

    El baile de fantasía Concha Cazotte se convirtióen unos de los favoritos de la elite chilena no sólogracias al golpe de vista que provocó la congregaciónalegre de variados y hermosos trajes, sino también porel más perfecto escenario que pudiese haber acogidouna fiesta de tales características fantásticas. Elpalacio Concha Cazotte, que se ha considerado “unamansión que, por muchos títulos debería llamarsehistórica, dado el papel que le ha correspondido en lavida social chilena”55 se terminó de construir en 1876.En ese tiempo se le conocía como Quinta o Casa deCaracoles, “aludiendo al nombre del rico venero decuyo vientre virgen arrancó aquel hombre afortunadosus áureos blasones de Creso moderno”.56Aquelhombre bienaventurado era José Díaz Gana, quien en1870 se revelaría como el descubridor de la fructuosamina de plata de Caracoles, y se haría conocido porarrojar por la ventana el dinero sin contarlo. 57 Estemineral le concedería la fortuna necesaria para erigirun palacio de dimensiones extremas, 3500 mts? de

    Su fachada exterior estaba definida por dos Toro y su señora Teresa Cazotte quienes aumentarían

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    Su fachada exterior estaba definida por doscúpulas laterales y una central destinada a iluminar elinmenso hall; todas doradas y del mismo tamaño “quehacían recordar las de Constantinopla y las mezquitasque se alzan a orillas del Ganjes sagrado en la India.” 63

    El cuerpo del edificio estaba construido, según ladescripción de Pereira Salas, “haciendo uso de todos loselementos del arte musulmán. Se desplegaba la pompadel arabesco en las almenas floridas; en las columnas,en los arcos peraltados, con el fin de envolver las líneasgenerales de la arquitectura, en el detalle asociado a laconcepción de la belleza bizantina e hispano morisca.” 64

    La escalinata de mármol también estabadecorada al estilo morisco con azulejos multicoloresy conducía a la rampa principal que rodeaba lafachada. Cercaban al palacio jardines cuidadosamentemantenidos y llenos de flores raras. 65 Además elparque estaba compuesto por grutas falsas, cerritosy lagunas e incluso por avenidas enarenadas parael acceso de carruajes, “todo lo cual le imprimía unindisputable sello de suntuosa mansión señorial”. 66 En cuanto a la decoración interior, los planos fueronenviados directamente a España y Francia paraque los muebles y sederías se fabricaran de formaespecial. De la cristalería Baccarat se recibieron diezenormes arañas de cristal y dos docenas de apliques correspondientes.67 Sin embargo, la mayor parte dela decoración sería producto de la imaginación de losfuturos propietarios.

    En la década de 1890, por la suma de 150.000pesos 68, la Quinta pasó a manos de Enrique Concha y

    Toro y su señora Teresa Cazotte, quienes aumentaríansu carácter oriental. Se añadieron dos minaretes queigualaban la cúpula central y resultaban en unacombinación de torres islámicas con campanilesbizantinos venecianos. 69 También, los nuevosdueños se preocuparon de decorar los interiores condestacadas obras de arte, cuadros de Pedro PabloRubens, del flamenco David Teniers y del florentinoAndrea del Sarto, entre otros, colgaban en lo salones.En opinión de Luis Orrego Luco, quien asistió a variasde las suntuosas fiestas y comidas en este palacio 70,

    “los techos preciosamente artesonados y de estilooriental puro, eran magníficos, así como todo elmobiliario de la casa, el gran salón central con bóveday el comedor.”71 Añadía también que los cinco o seissalones estaban muy bien equipados. 72 Entre los lujosdecorativos del palacio se encontraban dos Venusde mármol de Carrara, una chimenea de ónix conaplicaciones de bronce y dos chimeneas de mármol.A partir de las impresiones de Inés Echeverría, quientambién tuvo la oportunidad de cenar en dichopalacio, es posible imaginar un interior colorido yopuesto al efecto monocromático de las imágenes quesobreviven. En sus palabras explica, “Se abrió la puertay me deslumbró la magnífica sala suntuosa, pintada

    en colores orientales sobre fondo de oro, con sus lustresde cristal centelleantes...”. 73 Es posible que junto aIris, (como también se conocía a Inés) los invitados a

    Frontis del Palacio Concha Cazotte, 1912 Fotografía en papel monocromo. MHN 3-39427

    las numerosas cenas planificadas por Teresa Cazotte envidiable tanto noble como extranjero Enrique

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    las numerosas cenas planificadas por Teresa Cazottede Concha, hayan disfrutado de una espléndidacomida, servida en platos de porcelana francesa demarca Pillivuit pintados a mano con incrustaciones deoro, tomado vino en copas de Baccarat, bajo la luz denueve lámparas de la misma procedencia.

    Los relatos contemporáneos de Orrego Luco y deIris entre otros, junto a las fotografías, se constituyencomo fuentes únicas de un palacio que fue derribadopor la picota en la década del treinta. Luego de que un

    aviso de venta publicado el año 1929 no diera señalesde una compra que pudiera mantenerlo, el palacio setuvo que venir abajo un par de años después, dandoespacio a la construcción del actual Barrio Concha yToro. Con eso vino el remate, el año 1933, de sus lujosdecorativos e importante colección de arte. 74 Ningunode sus dueños seguían vivos, con ellos también murióuna de las mansiones más excéntricas que haya tenidoSantiago, y que según Balmaceda Valdés “cuantacategoría le daba la ciudad!” 75 No obstante, el 15 deOctubre de 1912, el palacio Concha Cazotte disfrutabade una vitalidad y esplendor superiores, su destrucciónestaba todavía lejos de ser pronosticada.

    En contraste a la posición social ganaday perdida de forma apresurada por José Diaz Gana,los nuevos dueños del palacio procedían de un linaje

    envidiable, tanto noble como extranjero. EnriqueConcha y Toro Subercaseaux, hijo de Melchor deSantiago Concha Cerda y Damiana de Toro Guzmán,nació en Santiago el año 1840. Descendía directamentedel Marqués de Casa Concha, Gobernador del Reynode Chile y fundador de la ciudad de San Martínde la Concha, hoy Quillota. El apellido Concha,que había estado presente desde la Colonia, habíasido representativo de hombres de la plutocraciay la oligarquía de Chile, desempeñando funcionespúblicas importantes. 76 Enrique Concha y Toro,

    estudió ingeniería y fue discípulo del científico IgnacioDomeyko. Sus conocimientos sobre geología lo llevarona participar de la explotación de yacimientos mineralestanto en Bolivia como en Chile, lo que permitióeventualmente incrementar su fortuna y adquirir elpalacio del arruinado dueño de la mina de Caracoles. 77

    En el país vecino no sólo fue cónsul chileno en Oruro,sino también gerente de la Compañía de metalesHuanchaca. Junto a esta producción de plata, creóen Las Condes una gran fundición bautizada comoEstablecimiento de San Enrique. Gracias a esta obra,por más de veinte años dio auge a la zona y aumentóla producción de plata en Chile. 78

    Por su lado, Teresa Cazotte Alcalde tambiénse conectaba con un linaje noble, a la vez que serelacionaba directamente con Francia, tan querida porla elite de aquellos años. Su padre Enrique Scevole deCazotte de la Tout fue Ministro de Francia en Chile ysu madre María del Carmen Alcalde Velasco descendíade los Condes de Quinta Alegre, don Juan AgustínAlcalde y Bascuñan y doña María del Carmen Velasco

    Invernadero del Palacio Concha y Cazotte transformado encomedor especialmente para el evento. Fotografía en papel monocromo. MHN 3-39426

    Cañas y Oruna de los Reyes.79 Hay opiniones dispares decena de invitados, se vistieron como si hubiesen sido

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    y y y p pcon respecto a su belleza. Para Iris, “Teresa no erabonita, en el cabal sentido de la palabra, como suhermana Laura, pero tenía un bello tipo oriental, conmagníficos ojos…”80La escritora la llamaba tambiénsultana y la acusaba apasionada y poco refinada;reconocía en ella una “manera llana y guasona, queiba con su temperamento y franqueza de carácter.” 81 Sin embargo, Darío Ovalle Castillo relata que labelleza de Teresa era tan excepcional que inclusoel rey Luis Felipe de Francia quedó impresionado

    “ante la deslumbrante hermosura y distinción denuestra compatriota, preguntándole a su marido sien Chile todas las mujeres eran como ella.”82 Aúnsi se considera este comentario como un gesto degentilidad, nadie ponía en duda la gran sociabilidadde Teresa y su capacidad como anfitriona de las mássuntuosas celebraciones de la oligarquía. Su talentono sólo quedaría demostrado en el baile de fantasíade 1912, reunión conmemorativa de su onomástico yel de su hija, sino que también en el baile celebradoen honor al presidente argentino José FigueroaAlcorta dos años antes. Este baile fue uno de los máscomentados dentro del marco de las festividades delCentenario. Según Carlos Morla Lynch a media noche,

    hora en que llegaron los Excmos. Señores de distintasdelegaciones extranjeras, “era aquello una visiónespléndida, maravillosa, de las mil y una noches, esque no tenía nada que envidiarle a los fastuosos saraosde Aladino o de Ali Babá.”83 Esta referencia al MedioOriente se hizo aún más categórica la noche del bailede fantasía, ya que los tres hijos de los dueños delpalacio, Teresa, Enrique y Luisa y junto a más de una

    sacados directamente de las narraciones de las Mil yUna Noches. El impacto fabuloso se vio aumentadopor la decoración con hilos de luces eléctricas quedestacaban la arquitectura extraordinaria del palaciocomo “un encaje en el fondo obscuro de la noche”.84

    La prensa tuvo que confesar que el baile de fantasíahabía sido mejor que la “regia fiesta” del Centenario.85 Además de ser una anfitriona excelsa, Teresa Cazottede Concha también dedicó gran parte de su tiempo yriqueza a la acción social, creando el hogar de infancia

    llamado “Las Créches”. Martina Barros recuerda ambasfacetas de su amiga, “La bella hurí del palacio oriental,que ayer deslumbró con las fiestas reales que prodigó ala alegre juventud, es hoy el ángel tutelar que amparay vela por aliviar el dolor de los niños que sufren”.86

    Con la llegada de la primavera el año 1912,

    también llegó el anuncio de un baile de fantasía y“la hora de presentar al mundo hermosos y delicadosretoños de noble estirpe.” 87 Tal como lo expone DaríoOvalle Castillo, este baile dio la oportunidad de quenumerosas señoritas mostraran sus encantos a travésde hermosos y delicados trajes a los jóvenes del sexoopuesto, eso si, siempre bajo la mirada omnipresente

    de las madres. Por ejemplo, en este baile fueronacompañadas de sus madres las señoritas Lucía BesaRodríguez y Ester Echaurren Clark. Como se dijo

    Teresa Cazotte de Concha disfrazada de María Antonieta junto a sus tres hijos Teresa, Enrique y Luisa vestidos al estilo oriental.

    Fotografía en papel monocromo. MHN 3-17468

    anteriormente, el salón de baile se transformaba en

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    un verdadero mercado matrimonial, donde los jóvenespodían conocerse, compartir en un escenario másinformal y eventualmente consolidar sus compromisos.En el baile de Concha Cazotte, hay al menos dosseñoritas, Victoria Claro Salas y Josefina Vial Freire quese casaron dos años después con jóvenes que tambiénasistieron al baile, Augusto Ovalle Castillo y ArturoWalker Valdivieso, respectivamente. No es posibleestablecer si se conocían con anterioridad, pero quizásfue en este baile donde profundizaron en sus relaciones

    o cruzaron miradas por primera vez. Lo mismo sepuede asumir de Teresa Concha Cazotte y su futuromarido Horacio Walker Larraín que también se casaronel año 1914. El baile además les permitía a los jóvenesrelacionarse de manera íntima por medio de las danzasde salón. Es posible que durante la velada se hayandanzado distintos tipos de bailes, entre ellos el vals,las cuadrillas, lanceros, pas de patineurs y tangos,como también el two-step y el cake-walk, que ya se

    De izquierda a derecha:Teresa Clark de Echaurren Ester Echaurren Clark (Campánula)Victoria Claro Salas (Pastora Luis XVI)Teresa Concha Cazotte (Estilo Oriental)

    habían introducido desde Norteamérica en la décadad 1910 F l di id d d l d b

    casi inmortal a aquella oligarquía juguetona. Lasf fí í l i f ú i d

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    de 1910. Frente a la diversidad de las danzas, se usabalos carnets de bal, donde se dejaba escrito la parejacon la cual se iba a compartir dicha pieza. También sedejaba constancia en los mismos cuadernitos delicadoscon quienes específicamente se iba a pasear del brazoentre cada baile. 88 Según Martina Barros, se bailóhasta el alba, “cotillones alegres que cruzaban encadenas interminables, llevando la alegría, batiendosus insignias que producían un efecto fantástico enaquel palacio encantado”. 89

    El baile de fantasía fascinaba a todas lasedades, tanto señoritas como señoras participabandel lúdico hechizo del disfraz, sobre todo porqueera algo que habían cultivado desde niñas. Incluso,con motivo del baile Concha Cazotte, “un grupo dealegres y entusiastas infantes de nuestra sociedadtomaron la determinación de hacer también supequeño baile de trajes, en forma muy simpáticay cumplida lo llevaron a efecto”.90 Estas fiestas defantasía infantiles respondían al interés de los padresde educar a sus hijos desde pequeños en los modosde sociabilidad propia de los adultos.91 Al mismotiempo, al compartir dicho pasatiempo infantil, los

    adultos también estaban negando la inevitabilidadde crecer; el baile de fantasía daba así una cualidad

    fotografías tenían el mismo efecto, según un aviso deEl Mercurio, fue el asistente Don Ricardo Beaugency,quien tuvo la “feliz idea de hacer un elegante yartístico álbum conmemorativo de esta fiesta”. 92 Lasfotografías fueron sacadas por el fotógrafo canadienseObder Heffer instalado en la calle Estado 33, sinninguna renumeración. 93 El desfile de disfraces no selimitó a la noche del 15 de Octubre, varias semanasdespués, los asistentes podían volver a vestir consus trajes y retratarse en el estudio. Hay avisos del

    20 y del 25 de Octubre, que incitan a los invitadosa dirigirse a los talleres fotográficos y avisan quesólo podían hacerlo hasta el 10 de Noviembre delmismo año, pues desde esa fecha comenzaría laconfección del álbum, que ya contaba con más de300 fotografías.94 El Mercurio también explicaba que“la imprenta Barcelona hará la impresión esmeraday lujosamente encuadernada de ese álbum queseguramente habrá de figurar en lo salones deSantiago, rememorando un acontecimiento socialdigno de los amables invitantes y concurrentes.” 95 En esto no se equivocaron ya que copias del álbumsiguen conservándose entre los descendientes delos asistentes, que siguen maravillándose con una

    de las fiestas más asombrosas del siglo pasado. Paraevitar aún más la vulnerabilidad de la memoria,también se invitó a los asistentes que deseabanconservar un recuerdo de la fiesta y de los disfracesque llevaban, a participar de la toma de unareproducción cinematográfica el domingo 20 deOctubre de 2 a 5 de la tarde en el palacio ConchaCazotte.96 Lamentablemente no hay registros de

    “En el baile de fantasía del Martes” Caricaturas elaboradas por Darío Eguren Larrea durante el baile.

    Diario La Mañana, Martes 21 de Octubre de 1912, p. 5.

    1 El Mercurio, Santiago, Domingo 20 de Octubre, 1912, p. 5.

    2 El Diario Ilustrado, Aviso “Álbum Baile de Fantasía”, 8 de Diciembre, 1912, p.6

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    DISFRACES DE LA BELLE ÉPOQUE

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    Como se estableció anteriormente, la elitechilena acostumbraba disfrazarse en estos grandesbailes por lo menos desde mediados del siglo XIX,comenzando desde pequeños a jugar con la alteridadproporcionada por los trajes de fantasía. De los másde trescientos ochenta disfraces del baile ConchaCazotte, sólo diez piezas lograron llegar a manosdel Museo Histórico Nacional. A pesar de que su

    confección era igual de esmerada y refinada quecualquier otro vestido de gala, era poco probable quesu uso se repitiera en otra fiesta. El disfraz tenía laoportunidad de asombrar sólo por una noche, al igualque Cenicienta, al amanecer el efecto podía esfumarserápidamente. Por eso era necesario encontrar elvestuario perfecto, a la vez que éste debía resaltar labelleza, el ingenio y la inteligencia de su usuario. Sedecía que “cada uno (de los asistentes) libraba unabatalla suprema por asegurarse un puesto de honor enel torneo de arte y elegancia que iba a verificarse”. 98

    Este tipo de traje expresa con mayor fuerza el consumoconspicuo de la elite chilena, justamente debido a sudedicada elaboración pero limitado uso.

    Habían varias opciones para la producción delos disfraces. Los más sofisticados los encargaban aParís, este fue el caso de Tránsito Matte de Claro ySara Izquierdo Valdés, ambas personificaciones delsiglo XVIII francés que llegaron directamente de laciudad de la luz. Esta opción no estaba desprovistade dificultades imprevistas. Días previos al baile

    Joaquín Irarrázabal L.(Caballero siglo XIX) Elena Errázuriz de Sánchez (Época 1830)

    Etiquetas de los disfraces de Sara Izquierdo de Hurtado y deTránsito Matte de Claro traídos directamente de París.

    Concha Cazotte las “intemperancias del año” dejaron“a muchas personas esperando todo el tiempo en laincertidumbre de si tendrán su disfraz oportunamenteo no lo tendrán”.99 Sólo “después de muchas cartas,telegramas, y trajines, han logrado que el esperadotraje consiga pasar la aduana de Los Andes”. 100 Otrostuvieron que viajar ese mismo Martes a Los Andes,

    “para conseguir el anhelado hábito que le ha depresentar como figura en el año de gracia de 1912 y

    escogido era una dama antigua o un caballero detiempos pasados. En esta oportunidad, solamente era

    un discurso simbólico particular, relacionado con lanecesidad de definirse como una clase social poderosa,

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    p g g yregresar a la capital, después de todo un día de viajey de fatigas, a la 10 y media de la noche para vestirserápidamente sin tener tiempo necesario para quitarleal traje las arrugas y el olor a naftalina.” 101

    Fernando Eyzaguirre fue uno de los asistentesdel baile Concha Cazotte que dudó hasta últimominuto si vestiría de Luis XIV como lo había previsto.El mismo día del baile entró al puerto de Valparaíso

    el barco que traía su traje enviado por su hermanoJosé.102Aquellos que decidieron confeccionarlosen la industria nacional, en las casas de modasSantiaguinas, por lo menos estuvieron “mas tranquilos,se han visto libres de esas preocupaciones, ansiedadesy sinsabores”.103 Al mismo tiempo, estos encargoslocales impulsaban el comercio capitalino. Conrespecto al baile de fantasía de los Edwards en 1905,“son muy altas las sumas que una fiesta social deeste jenero deja en manos de los vendedores de telasy adornos para vestidos, de los talleres de sastreríay modas, de los obreros que, con salarios especiales,son requeridos para esta labor, generalmenteextraordinaria y de apuro” 104. Se puede asumir que

    seis años después, un baile de fantasía podía provocarlos mismos efectos. Generalmente ante la critica querepudiaba tales demostraciones de derroches efímeros,la prensa los justificaba al dar cuenta de los trabajosotorgados y del dinero ganado por todos aquellos quede alguna u otra forma trabajaban tras las bambalinasde dicho evento social. Muchas veces los trajes estabanlistos para ser usados, sobre todo cuando el personaje

    p p pnecesario buscar en los guardarropas de madres yabuelas, tal como lo hizo Luz Lyon Lynch que vistió unvestido de la década de 1865, prestado por su suegraCarolina Iñiguez de Pereira. Lo mismo ocurrió en elcaso de Marta Orrego de Rodríguez quien representóuna dama de mediados del siglo XIX a través deun traje de su abuela materna Eugenia Borgoñode Barros. También hubieron ocasiones en que losvestidos fueron realizados por las mismas manos de

    las invitadas. Este fue el caso de una debutante queasistió a una baile de fantasía en el salón filarmónicoen 1854. Ésta recuerda, “el baile de fantasía medevolvió la alegría de la niñez y en él llevé el nombrede Princesa de Lamballe, en mi casa fui la modista, nosé si a la elección del nombre o en realidad las telas yhechuras acreditaban el buen gusto de la costurera,el hecho es que fui muy lisonjeada y hasta la fechaconservo el prestigio de Princesa”.105

    Esta cita también da cuenta de la posibilidadde metamorfosis de identidad que generaba el usodel disfraz, que a pesar de que tenía un caráctertransitorio, podía tener también un efecto duradero.

    Incluso es posible por medio del análisis de algunosdisfraces partícipes del baile Concha Cazotte,explicar ciertas ansiedades y expectativas socialescompartidas por la elite santiaguina. Tal comolo establece Eduardo Vargas, los disfraces dejan“en evidencia gustos, intereses, preocupacionesy sensibilidades.”106 Es posible descubrir que pormedio del traje de fantasía la alta burguesía expresa

    peconómica y culturalmente rica. En el presenteanálisis se asume que el vestido, y en este caso eldisfraz, es una superficie profunda capaz de encarnardeseos y motivaciones inconcientes. 107 Por lo tanto,la explícita personificación de los trajes de fantasía esentendida como una evidencia material y simbólicade los anhelos de la elite santiaguina. Al mismotiempo y a pesar del ambiente decoroso y respetabledel salón de baile, los disfraces permiten hablar de

    una cierta transgresión de convenciones de clase ygénero. El acto de disfrazarse se ha definido comouna experiencia de duplicidad, una fantasía de doscuerpos en simultáneo, donde dos sujetos distintos seconvierten en uno. 108 Esta metamorfosis momentáneapermite de pronto experimentar con lo desconocido yaccede la transformación en un “otro”. En definitiva,los trajes de fantasía y sus inherentes intencionesde conversión efímera se convierten en complejasexpresiones de una sociedad en constante tensión.

    En el salón de baile era posible transformarsesuperficialmente por medio de los trajes fantásticosmoldeando la identidad, al menos por una noche. Es

    necesario establecer que la confusión de aparienciasgenerada por los disfraces no sólo estaba circunscritaal marco espacial de los bailes y carnavales. Duranteeste período se criticaba el generalizado acto deaparentar lo que no se era y lo que no se tenía. 109 Estasimulación se lograba por medio de la adquisiciónde bienes materiales, entre ellos de vestuario, queeran ahora de más fácil acceso para el resto de la

    “Un gran Baile de Fantasía”, Revista Selecta, Noviembre de 1912, Año IV, Número 8.

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    sociedad. Gracias a la producción de “ropa hecha”,y su comercialización en las multitiendas, como

    De izquierda a derecha: Paulina Barros Puelma (Pierrette)Enrique Morandé Campino (Pierrot)

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    Gath y Chávez inaugurada en 1910, las clases másbajas tenían acceso a modas que anteriormente sólohabían sido accesibles a la élite. Así se podía borrara través del vestuario la verdadera posición social.En estas circunstancias, la indumentaria adquirióla peligrosa cualidad de esconder y/o transformar laidentidad del usuario, ya no era posible a primeravista conocer la procedencia social de los desconocidosen la ciudad. Entonces, si las calles de la capital ya

    estaban habitadas por personajes supuestamentedisfrazados, el baile de fantasía de elite se constituyócomo una exagerada continuación de esta mascarada.Eso si, la intención principal de la mascarada de eliterecaía en mantener la diferenciación social entre lasdistintas capas de la sociedad. Por medio del disfrazse defendía su distinción social, que se veía tambiénamenazada por el advenimiento de las clases mediasen el contexto nacional. La utilización de trajes defantasía lujosos y sofisticados pone de manifiestoesta necesidad de excepcionalidad por parte de laoligarquía. Manuel Vicuña explica que el aprendizajedel francés o del inglés, se hacía con el mismo fin, alconstituirse como un “capital cultural gracias al cual la

    elite pudo en cierto modo contrarrestar el menoscabode su singularidad, producción de la expansión dela alfabetización y del ascenso de la clase media enel panorama nacional.” 110 La distinción se fortalecíapor medio de la exhibición de trajes que en sutotalidad “conformaban un sistema de autorreferenciacomprensible para los propios miembros de laelites…”111 Todos los asistentes en el salón podían

    reconocer los disfraces de sus amigos y familiares,ya que las temáticas encarnadas reafirmaban lapertenencia a un mismo mundo cultural hermético.

    Desde el establecimiento del baile de fantasíacomo un evento social propio de la elite decimonónicahasta el año 1912, los disfraces no variaron

    significativamente. Por eso es posible definir seis grandestemáticas en las fiestas que se han ido desarrollandoen Chile desde mediados del siglo XIX y también enel baile Concha Cazotte. Éstas son: imitación de lanobleza europea de antaño, interpretación de lo exótico,vestuarios de procedencia bucólica, trajes alegóricos,personificaciones del pasado histórico y por último,

    personajes provenientes del mundo de la literatura, delteatro, del arte y de la ópera. Los trajes que expresanuna continuación con los carnavales italianos de antaño,son aquellos que personifican a los caracteres de laCommedia dell’Arte. Varios Pierrot melancólicos y almenos un Arlequín malicioso, hicieron su aparición en elbaile del palacio morisco.

    Enrique Morandé Campino (Pierrot)Carlos Ossa Prieto (Pierrot) Ramón Vicuña Herboso (Pierrot)

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    Como bien dijo Balmaceda Valdés, las referenciasvisuales y escritas, entre ellas, enciclopedias, figurinesy manuales, eran examinadas con vehemencia a lahora de encontrar un traje apropiado para la ocasión.Las revistas de moda, publicadas tanto afuera como

    en Chile, divulgaban figurines de disfraces apropiadospara los bailes según los parámetros del extranjero.En números de El Salón de la Moda, La Mariposa, y LeMoniteur de la Mode, se especificaban las temáticasen boga en los salones parisinos y españoles. Larevista Zig-Zag, publicada desde 1905, es quizás unode los medios más prolíferos a la hora de encontrarpersonajes adecuados de convertir en disfraces desalón. Ésta no sólo publicaba en detalle fotografías dela elite disfrazada en fiestas y celebraciones varias,sino también en su cobertura cultural de las artes engeneral proveía imágenes de personajes del teatroy la ópera que luego eran imitados en los bailes defantasía. Entre ellos, L’Aiglon de la pieza teatral del

    mismo nombre escrita por el dramaturgo EdmondRostand, basada en la vida de Napoleón II, es quizásuno de los personajes más queridos en las fiestas de

    Figurín de disfraces en revista Salón de la Moda. Montaner ySimón Editores, Barcelona. XXIV – N°601

    Figurín de disfracesen revista Salón de la

    Moda. Montaner y Simón Editores, Barcelona.

    XX – N°472

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    fantasía luego de su exitoso estreno en Paris en 1900. Apesar de que este papel fue escrito especialmente parala actriz Sarah Bernhardt, paradojalmente en el baileConcha Cazotte hay seis hombres personificándolo.Incluso uno de ellos, Vicente Ortúzar Correa se sacó lafotografía para el álbum en la misma pose alguna veztomada de Bernhardt encarnando dicho personaje,también divulgada en la misma revista. 112 Zig-Zag además incluía reportajes explicativos y visuales sobrelas modas de antaño, convirtiéndose en una fuente

    primordial a la hora de querer reinterpretar vestuariosdel pasado lo más auténticamente posible. Conrespecto a los trajes exóticos, esta revista también seconstituía como un banco visual de mujeres y hombresque provenían de tierras lejanas. Desde un extranjeroficticio llegaron al Concha Cazotte, japonesas,africanas, egipcias y chinos mandarines, llenando lossalones con un cosmopolitismo delirante. Rebeca Valdivieso Valdés (Época Luis XV)’

    Vicente Ortúzar Correa se retrató como el personaje Napoleón II(duque de Reichstadt) de la obra L´Aglion imitando la postura de la gran actriz Sarah Bernhardt, personi cando el mismo rol.

    Sarah Bernhardt en el papel del duque de Reichstadt, Revista Zig-Zag. 6 de Mayo de 1911, Año VI, Número 324.

    De izquierda a derecha Alfonso Casanova Vicuña (Príncipe Oriental)Jose na Cuevas (Japonesa)Fernando Claro Salas (Mandarín)

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    Fernando Claro Salas (Mandarín) Ester de Agüero Herboso (Africana)Julia Alessandri Altamirano (Africana) Inés Larraín Echeverría (Egipcia)

    Una de las temáticas más frecuentes en losbailes de fantasía de la elite, era la representación dela aristocracia del Antiguo Régimen, específicamente

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    g g , pfrancesa, del siglo XVII y XVIII. El día Martes 15 deOctubre, asistieron un Rey Sol, al menos tres siguiendola moda impuesta por María Antonieta, incluyendoa Teresa Cazotte de Concha, junto a más de oncemujeres vestidas a la usanza de la época Luis XV yseis bajo el reinado de Luis XVI. Es bien sabido que lafijación de la clase alta por emular la nobleza europea,no era tan sólo metafórica cómo lo insinúan los trajes

    de fantasía, sino una preocupación constante para estegrupo social, ya que en su vida cotidiana seguían lasmodas, formas de sociabilidad e incluso el vocabulariodel Viejo Mundo.

    A través de esta íntima identificación con lacivilización europea, la élite legitimaba su posiciónprivilegiada en la jerarquía nacional, obteniendo asíun conocimiento y un refinamiento que la separabadrásticamente de las clases más bajas. En estafiesta de fantasía la europeización que invadía lacotidianeidad de la elite cobraba tintes extremos. Sien la conmemoración del Centenario, la elite y suscelebraciones habían sido comparadas con la Corte de

    Versalles, en el baile Concha Cazotte, esta misma elitese transformaba radicalmente en aquella corte quetanto imitaba. 113 La fantasía por lo tanto, reforzaba unanhelo verdadero, produciéndose en consecuencia unaconfusión entre ficción y realidad. Al mismo tiempo, alpersonificar superficialmente a la nobleza europea, laalta sociedad tomaba prestada una tradición foránea, yse apropiaba al mismo tiempo de su herencia cultural.

    De izquierda a derecha Arturo Izquierdo Valdés (Marqués Época Luis XV) Adela Balmaceda Pérez (Época Luis XV)Guillermo Edwards Matte (Luis XIV)

    Ana Lyon de Álamos (Marquesa de Versailles)

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    Por ejemplo, en el baile Concha Cazotte esto estaba

    ilustrado, de la obra de William Shakespeare por tresHamlet, un Romeo, y un Alfredo de la Traviata deGiuseppe Verdi.

    Gran parte de las obras y piezas operáticaspersonificadas en los bailes de fantasía habían sidorepresentadas en los teatros nacionales, tambiénentre los años 1892 y 1900, se habían impreso losargumentos en español de obras como Carmen, Fausto,Hernani y Lucía de Lammermoor, cuyos personajesprincipales también se muestran el día del baile. 114 Quizás el ejemplo más evidente de un disfraz inspiradodirectamente en el arte europeo, fue el fabuloso trajede Adela Edwards de Salas, basado en el retrato de

    De izquierda a derecha Adela Edwards Mac-Clure(Juana de Aragón) Patricio Irarrázaval Lira(Hamlet) Nibaldo Correa Barros (Romeo)Julio Pérez-Cotapos (Edgardo, de “Lucía” obra de Donizetti)

    Juana de Aragón por el pintor italiano Rafael. ElisaWalker de de la Taille, futura cuñada de Teresa ConchaCazotte, también decidió vestirse en base a un cuadro,

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    y experimentar con la silueta más allá de lo permitidoy de los considerado “mal visto”. En el caso de loshombres, esta alteración también era significativa,

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    representando a la emperatriz Eugenia de Montijopintada por Franz Xavier Winterhalter.

    Los bailes de fantasía y la posibilidad dejuego otorgada por el disfraz era especialmentedisfrutada por las mujeres. Ya que éste admitíaescapar de los tabúes imperantes durante el periodo

    ya que la fantasía les permitía exhibir el uso deaccesorios y colores que estaban excluidos del sombríouniforme burgués. Eso si, esta transformación no seveía excluida de comentarios mordaces por parte delos diarios, al constatar que no todas las pantorrillasa la vista obedecían a las reglas de la estética. 115 Sinembargo, no todos los hombres estaban interesados en

    disfrutar de un baile de fantasía y del uso del disfraz.

    Quizás para escapar de dichos comentarios, el dueñode casa Enrique Concha y Toro, luego de saludar a susinvitados se fue a acostar, dejando a su mujer e hijosa cargo de la fiesta. Las mujeres, en cambio, podíanresaltar sus atributos, usar sus cabelleras largas ysueltas, alhajarse con varias joyas hermosas, y ser másosadas en la exhibición de ciertas partes de cuerpo. Porejemplo, la Srta. Elena Phillips vestida de aldeana de

    De izquierda a derecha Eduardo Balmaceda Valdés (Gil Blasde Santillana) Elena Phillips Reyes (Aldeana época Luis XV)

    Elisa Walker de de la Taille (emperatriz Eugenia de Montijo) Retrato de la emperatriz Eugenia. Óleo sobre tela. Franz XavierWinterhalter. Propiedad de Hillwood Estate Museum & Gardens. En www. neart-china.com, octubre 2012.

    caso de las exóticas persas y odaliscas que invadieronprofusamente el palacio Concha Cazotte, al aparecerdeclinadas y coquetas en sus trajes de inspiraciónoriental Al mismo tiempo la sensualidad relacionada

    De izquierda a derecha Fernando Toro Barros (Turco) Ismael Errázuriz Ovalle (Renato de Anjou)

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    la época de Luis XV, se aventuró a mostrar los tobillos,que fuera del contexto fantástico, se mantenían másbien escondidos bajo el largo de las faldas. Los bailesde fantasías también otorgaban ciertas libertadesa las mujeres a la hora de ponerse bellas. Si en eldía a día, el uso de maquillaje debía ser discretodebido a su asociación con prostitutas y actrices, la

    oriental. Al mismo tiempo, la sensualidad relacionadacon el Lejano Oriente, permitía a las señoras yseñoritas de elite experimentar con un mundo deconnotaciones eróticas. Se exhibía así una feminidaddiferente y de fascinación peligrosa, produciéndosecomo consecuencia un olvido ficticio de la imagenconvencional de la mujer de élite. Es interesanteconstatar que los trajes orientales, formados por

    pantalones bombachos, turbantes emplumados ygasas transparentes no estaban alejados de las últimasmodas promovidas por los diseñadores en París dela misma época. Un año antes, el “pantalón harem”,había asaltado las páginas de las revistas sobre modacausando un apasionado debate. Este estilo se habíaoriginado como respuesta al orientalismo provocadopor los Ballet Rusos en Paris desde 1909, y gracias algenio de uno de los diseñadores más vanguardistasde la alta costura, Paul Poiret. En Chile, este pantalónse recibió con cierto recelo debido a las consecuenciasque este cambio podía generar en las mujeres; eraprimera vez que se les aparecía la oportunidad deusar pantalones. Sin embargo, en los medios se le

    catalogó como ridículo, inadecuado e incluso peligrosoya que las mujeres podían pasar como hombres yviceversa. Por ejemplo la revista Zig-Zag comentabahumorísticamente,

    “Una vez que se propague la moda Harem, ycuando ya la mujer se haya apropiado plenamente eluso del pantalón, van a ocurrir conflictos como éste,

    Caricatura referente a la Moda Harem introducida en el país en 1911. Revista Zig-Zag. 8 de Abril de 1911, Año VI, Número 320.

    sociedad no critica