Autor: Dan Elliott Col. Barrio Sésamo RBA Editores. 1997

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Autor: Dan Elliott Col. Barrio Sésamo RBA Editores. 1997

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Autor: Dan Elliott Col. Barrio Sésamo RBA Editores. 1997. Fueron felices y comieron perdices. Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. La madre de Coco terminó de leer el cuento a su hijo y luego lo arropó. - PowerPoint PPT Presentation

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Autor: Dan ElliottCol. Barrio SésamoRBA Editores. 1997

- Fueron felices y comieron perdices.

La madre de Coco terminó de leer el cuento a su hijo y luego lo arropó.

Y colorín, colorado, este cuentose ha acabado.

- Como ya has empezado a ir al cole, muy pronto podrás leer tu solo – le dijo.

Después le dio un beso.

- Que duermas bien-le deseó

-¿Leer libros yo solo?

¡ Yo quiero que me los lea mi mamá! –confesó a la almohada.

Pero Coco dio vueltas y más vueltas en la cama. No podía dormir.

Al día siguiente, en el colegio,

la maestra de Coco escribió

unas palabras en la pizarra.

-¿Quién sabe lo qué pone aquí? -preguntó

la maestra.

-¡Yo!- contestó Coco.

Y leyó las palabras en voz alta.

-¡Muy bien! – lo felicitó la maestra.

Coco volvió a su casa cantando alegremente.

“¡Qué listo soy!

Me llamo Coco

Que nadie crea

que estoy loco.

Es que ya sé leer un poco.”

De pronto, dejó de cantar.

- Pero yo no quiero leer.

Desde ahora procuraré NO

aprender a leer.

Lo que quiero es que mamá lea

para mí, que me arrope y que me

desee buenas noches con un beso.

Cuando Coco llegó a su casa,

su madre le dio de merendar

leche con galletas.

-¿Cómo te ha ido hoy

en el colegio? -preguntó

ella-¿Habéis tenido clase

de lectura?-

Si-respondió Coco.

-¡Qué bien! ¿Y qué has aprendido?

Coco se quedó pensativo.

-Nada-dijo por fin.

-¡Caramba! ¿Nada

en absoluto?

-preguntó su madre.

Coco no contestó.

Aquella noche, la madre de Coco

leyó a su hijo su cuento preferido:

“Ricitos de Oro y los Tres Osos”. Coco

sabía leer todas las palabras.

¡Cuánto deseaba decírselo a su madre!

Pero guardó silencio.

Cada día, cuando Coco regresaba del colegio, su madre le preguntaba:

-¿Qué has aprendido hoy en el colegio?

Y Coco respondía:

-Nada.

-Léeme un cuento, mamá- pedía Coco

más tarde.

La madre sonreía.

-Dentro de un rato- contestaba.

Siempre acababa leyendo un

cuento a su hijo, pero a veces

el rato se hacía

largo.

Un día, después de

salir del colegio,

Coco se fue a jugar

al parque.

Al poco rato, llegó

Belinda.

.

-Necesito que me hagas un favor,Coco – le dijo.

Tengo que devolver estos libros a la biblioteca. ¿Quieres cuidar de mi hermanita? Sólo tardaré un minuto.

-Si. Soy Coco, la mejor niñera del mundo. Cuidaré de tu hermanita como nadie –respondió él.

Coco intentó

distraerla.

Para que se callara,

hizo la vertical.

Belinda se marchó...

y su hermanita se

puso a llorar.

Le hizo carantoñas y

muecas. Pero la

pequeña siguió

llorando, cada vez

con más fuerza.

-¿Dónde habrá ido Belinda?- se quejó Coco.

Ese minuto está durando demasiado.

La niña agarró el libro de Coco y empezó a mordisquearlo.

-¡No! –exclamó Coco. Los

libros no son para comer.

¡Los libros son para leer!

Soy Coco, el mejor maestro

del mundo, y te enseñaré

a leer.

Abrió el libro y se puso a leer en voz alta.

-Érase una vez...-empezó.

La pequeña dejó de llorar. Se subió

al regazo de Coco, muy contenta.

Belinda regresó poco después.

-Muchas gracias, Coco –dijo a su amigo.

-Oh, no hay de qué –respondió él alegremente.

Coco volvió corriendo

a su casa para

contárselo a

su madre.

-¡Mamá, he leído un

cuento a la hermanita

de Belinda!

Se ha sentado en mi

regazo, ¡igual que yo

me siento en el tuyo!

La madre sonrió.

-Coco, no sabía que ya habías aprendido a leer.

Lo felicitó y le dio un abrazo muy fuerte.

-Sí, ya he aprendido

–dijo él-.

¡Soy Coco, el mejor lector del mundo!

-¡Es fantástico! –exclamó la madre.

-No –replicó él con tristeza-. Ahora no volverás a leerme cuentos.

La madre se sorprendió.

-¡Me encanta leer para ti! Y nunca dejaré de hacerlo.

Pero ahora podrás leer tú para mí, de vez en cuando.

-¡Sí, mamá! –aceptó Coco, feliz-. Es una idea genial.

Abrió un libro y leyó un cuento a su madre.

Por la noche, como siempre la madre leyó un cuento a su hijo y después lo arropó.

-Mañana podemos ir a la biblioteca-le dijo-.

Ya es hora de que te hagas socio.

Luego le deseó buenas noches con un beso y añadió:

-Que duermas bien.

Y eso fue lo que hizo Coco.

Al día siguiente, Coco se hizo

socio de la biblioteca.

Le dieron su carnet y se llevó

prestados seis libros

maravillosos.

La bibliotecaria se despidió de él.

-¡Qué disfrutes con los libros! –le deseó.

Y colorín, colorado ...

este cuento se ha acabado.

FIN