Australia - CEAV · Fueron masacrados, quizás un poco me-nos que en Norteamérica, y muchos de los...

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Texto y fotografías: Román Hereter La inmensidad del sur del Pacífico AUSTRALIA Australia: Australia:

Transcript of Australia - CEAV · Fueron masacrados, quizás un poco me-nos que en Norteamérica, y muchos de los...

Texto y fotografías: Román Hereter

La inmensidad del sur del Pacífico

AUSTRALIA

Australia:Australia:

AUSTRALIA

Para algunos, la isla más grande de la tierra, para otros, el continente máspequeño. Ese pedazo de tierra en medio del océano posee un magnetismo

al que poca gente puede escapar. Australia está en la mente de muchosviajeros como una asignatura pendiente. Un viaje lejano y quizás inaccesible.

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tiendas más elegantes se alternan con hoteles ysedes de grandes compañías en el centro comer-cial. Auténticas galerías instaladas con un gustoexquisito dejan boquiabiertos a los visitantes de laciudad, que posiblemente también se sorprendanpor el amor de sus habitantes hacia el deporte.Aunque la Olimpiada del 56 ya hace tiempo quepasó, las prácticas deportivas se suceden sin cesary durante el fin de semana hay que acercarsehasta el rio, junto a los jardines de Alexandra, paracontemplar la enorme cantidad de remeros quesurcan sus aguas con sus frágiles y ligeras embar-caciones.

católica romana de San Patricio, la casa de lospadres del capitán Cook, traída desde Inglaterra,y la National Gallery, constituyen las visitas tradi-cionales, pero deben completarse con los paseos,a pie o en tranvía, por los distintos barrios que hanacogido desde varias décadas a los grupos deinmigrantes que prefieren vivir junto a sus conciu-dadanos de origen. La "pequeña italia", en la zonade Carlton; los asiáticos en Fitzroy; Chinatown; grie-gos en Richmond; Camberwell, Croydon, Dingley,Footscray... Los barrios más distinguidos están enSouth Yarra y Toorak, donde la victoriana sociedadde origen británico posee sus mansiones. Y las

El tiempo y la distancia tienen buena parte deculpa, pero en los últimos años, el descenso delas tarifas aéreas motivado por el gran número deconexiones hacen más asequible la escapada y laenorme isla del hemisferio sur nos resulta muchomás cercana.

Parece un país de contradicciones. Fundadacomo colonia de criminales expatriados de las islasbritánicas, "convictos" suena menos fuerte, se hatransformado en una sociedad que en algunasáreas es más conservadora y victoriana que lamismísima metrópoli londinense. A priori desértica,posee bosques tropicales, montañas nevadas ytierras donde se cultiva el buen vino. Pingüinos ycanguros. Y a pesar de su superficie, casi sietemillones setecientos mil kilómetros cuadrados, elsetenta por ciento de sus veinticuatro millones dehabitantes vive en las diez ciudades principales ymás de once millones lo hacen en Sydney y Mel-bourne, las dos grandes rivales.

Sin embargo, tenemos otra imagen del país.La de la soledad, el aislamiento, la distancia. Niñossiguiendo sus estudios a través de la radio, médicosque visitan a sus pacientes desplazándose enavioneta, y granjeros que viven al estilo "cocodri-lo dundee". Tipos rudos, ciertamente, que habitanel interior y que nada tienen que ver con la altasociedad de Melbourne, ni con la ingente cantidadde asiáticos que han llegado en los últimos años

para unirse a la larga lista de griegos, italianos ycentroeuropeos que arribaron después de losingleses. ¿Y los aborígenes? ¿Qué hay de los abo-rígenes? Fueron masacrados, quizás un poco me-nos que en Norteamérica, y muchos de los pocosque quedan, viven marginados y sumidos en unalcoholismo incipiente, a pesar de que en los úl-timos años se han podido reorganizar y poseensus comités, algunos territorios, ayuda, y ciertaautonomía. Su lugar sagrado: Uluru, Ayers Rocken la mayoría de los mapas, es el símbolo turísticodel país y uno de los lugares más visitados. Perovayamos por partes.

Victoria: la elegancia

La elegancia sería posiblemente la palabra quemejor definiría a la ciudad de Melbourne, la capitaldel estado de Victoria, el más pequeño del país.Antigua sede del gobierno desde los tiempos dela Federación hasta el traslado de la capital de lanación a Camberra, vio crecer muchos edificiosneogóticos financiados con los beneficios adquiridospor el descubrimiento de grandes cantidades deoro en la década de 1850. Bañada por el rio Yarra,tiene un relieve bastante llano y la superficie urbanaestá salpicada por más de cuatrocientos parquesque alcanzan la cuarta parte de la urbe. Los puentessobre el Yarra, la casa del Parlamento, la catedral

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En la doble páginaanterior: Vistas desdela Gran Carretera del

Océano, enel estado de Victoria.

Bajo estas líneas,jóvenes disfrutando

del mediodía enMelbourne,

yates en el puerto dela capital de Victoria

y aborígenes enKuranda.

Vistas de losrascacielos del centrode Melbourne desdeel río Yarra.

"swing" de los jugadores, son algunos de los atracti-vos que jalonan la bella carretera del océano, quese prolonga hasta Melbourne.

Hayman Island: la exclusividad enla Gran Barrera de Coral

Un vuelo hasta Brisbane, ya en el estado deQueensland y una rápida conexión nos puede llevarhasta Hamilton Island, donde un impresionante ya-te traslada a sus clientes hasta la isla de Hayman.Cuarenta y cinco minutos de travesía acompañadapor la suave música y una botella de champán se-paran la gran isla-continente de uno de los "resorts"de playa más lujosos del mundo y el que fuera elprimero de todo el hemisferio sur. Pasar tres díasen Hayman es como acercarse por algunas horasal modo de vida de la "jet set" internacional. Situadaen el corazón de las Whitesunday Islands, la pe-queña isla privada posee un puerto para yates, ala vez frecuentado por hidroaviones que permitena sus clientes sobrevolar la Gran Barrera de Coraly descender en cualquier punto para bucear osimplemente descansar sobre la inmensidad delocéano, mientras a escasos centímetros bajo lasuperficie se desarrolla una vida llena de colores.

La Gran Barrera de Coral es el mayor sistemade corales y formas de vida asociadas del mundo.Tiene una longitud de 2.300 kilómetros, ocupandouna área de casi 35 millones de hectáreassalpicadas por 2.900 arrecifes y gran cantidad deislas. Patrimonio de la Humanidad por su riquezanatural, es un ecosistema maduro desarrollado alo largo de miles de años, formado por arrecifes

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Salir de Melbourne permite visitar los JardinesNacionales de Rhododendron en Olinda; Belgrave,centro comercial del área de las montañas Dan-denong; El pueblo minero de Sovereing Hill, recons-truido en el estilo de la época en Ballarat; y laciudad de Bendigo, que fue la reina de los camposauríferos y hoy representa un magnífico ejemplode arqui-tectura del siglo XIX. Porque Victoriatambién tiene su lejano oeste, salpicado por minasde oro, rodea-das de áridos desiertos y zonashabitadas por rudos vaqueros que conducen elganado.

Más al norte se encuentran las tierras bañadaspor el rio Murray, que todavía recuerda aquellostiempos anteriores al ferrocarril, en que buenaparte del transporte se realizaba mediante barcazas.El rio llegó a ser con sus 2.590 kilómetros de lon-gitud y cientos de barcos fluviales, la mayor arteriacomercial del sudeste de Australia y es todavíahoy el cauce fluvial más largo del país.

Fachada de la estaciónde ferrocarril de

Melbourne.

Además de los Alpes, con alturas que rondanlos 2.000 metros y valles que en primavera secubren de flores silvestres, existe en Victoria otracadena montañosa que si bien no resulta tan es-pectacular, constituye un rosario de picos escar-pados y rocosos con más de mil especies de plan-tas autóctonas y abundante vida animal. En losGrampians, finaliza la larga cadena "Great DividingRange", que divide el este de Australia y el grandesierto central. Puede constituir el primer en-cuentro con los canguros en libertad. Escurridizosy saltarines, rápidamente se internan en la maleza,quizás con el instinto adquirido tras décadas depersecución. Los aborígenes de la zona, que po-seen un centro cultural en el interior del parque,han recuperado parte de sus tradiciones y unagastronomía basada en la caza de animales, quepuede "degustarse" en el restaurante anexo. Laserpiente, la carne de canguro y el paté de emúson algunos de los platos más habituales. Laspinturas aborígenes, las cascadas de Mac Kenzie,las paredes rocosas que hacen las delicias de losescaladores y la variedad de flores y plantas sil-vestres constituyen los atractivos más destacablesde la abrupta cordillera de los Grampians. Tambiénse pueden ver canguros, koalas y emús en libertaden la Tower Hill Wildlife Reserve, cerca de Warrna-mbool y visitar en la misma localidad el FlagstaffHill Maritime Village, un museo marítimo con lacolección más rica de los naufragios acontecidosen Australia y la reproducción de una aldea al airelibre de 1870 que proporciona una idea de losestilos de vida de la época.

"The Great Ocean Road"

Una de las rutas paisajísticamente más intere-santes y bellas del estado de Victoria es la "GreatOcean Road", carretera que bordea el océano des-de Warrnambool hasta Melbourne, a lo largo de350 kilómetros. Las frecuentes tormentas de anta-ño provocaron múltiples naufragios de los viejos"clippers", buques de vela del siglo pasado quezarparon ligados a la fiebre del oro. Hay 17 buqueshundidos y localizados frente a la costa. Los acanti-lados tallados por la erosión de aguas y vientosofrecen en el Parque Nacional de Port Campbell,formas dramáticas y fantasmagóricas, entre lasque destaca la bautizada con el nombre de "losdoce apóstoles". El llamado "puente de Londres"fue también famoso antaño, pero hace pocos añosuno de sus arcos se derrumbó. Una de las vistasmás impresionantes se obtiene en Loch Ard Gorge,donde el mar penetra en una garganta profundarodeada de blancos acantilados. Pueblos de pes-cadores, playas frecuentadas por el turismo y enocasiones por pequeños pingüinos, parques conbosques pluviales como el de Otway, y hasta uncampo de golf en Anglesea con multitud de cangu-ros acostumbrados a contemplar impasibles el

individuales compuestos por restos de esqueletosacumulados de plantas y animales, sosteniendo ala vez, una capa de animales y plantas vivientes.Con 1.500 especies de peces identificadas, másde 300 de corales duros, 400 de moluscos y 400de esponjas, es sin duda el auténtico paraíso delos submarinistas, pero miles de personas se des-plazan cada año a alguna de sus partes simple-mente para nadar, tomar el sol o zambullirse ensus cristalinas aguas. Normalmente utilizan barcosque parten de los centros turísticos de la costa deQueensland, pero los clientes de Hayman, lo suelenhacer en avioneta o helicóptero. Sobrevolar la GranBarrera es una experiencia única. Bajo la superficiedel agua se puede contemplar ese laberinto coralinoque se extiende hasta el infinito. De vez en cuandose observan yates de recreo o plataformas dedistintos tamaños adaptadas para acoger concomodidad a las excursiones que provienen de lacosta. Nuestro hidroavión descendió hasta una deellas para poder agenciarnos con el materialnecesario para una sencilla inmersión. Una peque-ña barca nos trasladaría hasta el punto elegido ydos horas de relajantes emociones contrastaríancon el trayecto excitante con el que nuestro pilotonos había obsequiado en el viaje de ida.

Regresamos a nuestra lujosa isla para disfrutarde sus instalaciones. Cinco restaurantes y la posi-bilidad de realizar una cena durante un crucerocrepuscular representan el contrapunto gastronó-mico a todo tipo de actividades deportivas o lassimples caminatas por el perímetro isleño.

Una piscina de diseño excepcional y maravillo-sos jardines tropicales se extienden por delante

El Star Flyer contodas las velas

desplegadas

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Los llamados “DoceApóstoles” en la GranCarretera del Océano

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Sobre estas lineas:terraza del histórico hotel

Carrington enKatoomba, en las

montañas azules; ehidroavión en Hayman

Island en la GranBarrera de Coral.

La variedad de la faunaautóctona va desde los

canguros hasta loskoalas, pasando por unagran variedad de aves.

de las dos alas capaces de albergar 214 habitacio-nes y suites que han acogido a lo largo de suhistoria a los más ricos y famosos personajes quehan tenido a bien desplazarse hasta aquí. Reyesy cantantes, artistas de cine y modelos, presidentesy magnates, figuran en la lista, a veces secreta, aveces no tanto, de ilustres individuos que hanpasado algunos días de relax en este dorado retiro.El marisco, la pasta italiana, la hamburguesa, losplatos orientales y la cocina francesa, son los pro-tagonistas principales en los distintos restaurantes,pero de vez en cuando se organiza en este últimouna cena muy especial, la llamada “cena del chef".Resulta impresionante observar una larga mesarepleta de candelabros y vajillas nobles a cuyo al-rededor se sientan elegantísimos comensales

vestidos de etiqueta, instalada en el centro de laamplia cocina del restaurante, mientras cocinerosy camareros deambulan a su alrededor para pro-ducir y servir los deliciosos manjares. Una formade acercar dos mundos tradicionalmente separadospor una puerta de servicio.

A pesar de los hoyos de un mini campo de golf,de las seis pistas de tenis, del gimnasio, de laspistas de bádminton, las tiendas, los centros infan-tiles, las peluquerías, los jardines y el centro dedeportes acuáticos, la zona más espectacular yconcurrida es la llamada piscina del lago. Un encla-ve excepcional donde casi todo el mundo toma el

sol y que para resulta un excelente enclave paraabrir el mapa y recorrer con la vista la inmensidadde Australia.

Cinco estados en la gran isla además de Tas-mania, "la otra isla" situada al sur. En el oeste: "Wes-tern Australia", cuya capital Perth, parece aisladade todo lo demás, a más de cuatro mil kilómetrosdel poblado este. Junto a la desembocadura del rioSwan, Perth tiene cierto aire californiano, y vive deespaldas al inmenso desierto que la entorna, decara al mar. Durante muchos años la única vía decomunicación terrestre con el resto del país eranlas 65 horas de trayecto, dos días y tres noches,que emplea el ferrocarril Indian Pacific, que encuen-tra en su camino la recta ferroviaria más larga delmundo. Pasa por South Australia, cuya capital, Ade-laida, se enorgullece de los vecinos viñedos delvalle de Barossa y de albergar los festivales demúsica y arte más animados de todo el país.

Parque Nacional de Kakadú

Al norte, el "Northern Territory", acoge dos delos más grandes hitos australianos. De un lado elKakadu National Park, una gigantesco Parque Na-cional de 19.804 kilómetros cuadrados que tambiénes Patrimonio de la Humanidad. Novecientasespecies de plantas, 300 clases de pájaros, 75 dereptiles entre los que se incluye un gigantesco ypeligroso cocodrilo de agua salada, 50 mamíferoslocales, 30 anfibios y un sinfín de peces de aguadulce e insectos habitan este territorio junto a losaborígenes que se instalaron aquí hace más de25.000 años. Las primeras hachas de piedra confilo de la prehistoria se han encontrado aquí y al-gunos restos arqueológicos pueden competir enantigüedad e importancia con los del sur de Europa.Desde Darwin, la ciudad más multirracial del país,se organizan diversas expediciones al Parque Na-

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Bautizado como AyersRock por los británicosy llamado Uluru porlos aborígenes, elimpresionante monolitorojo del centro deAustralia selevanta como auténticosímbolo del país.

cional de Kakadú, cuyo nombre proviene de la len-gua aborigen llamada Gagudju que se hablaba alnorte del parque a principios del siglo XX. Ahoraya no se habla regularmente, pero los descen-dientes de aquellos que la hablaban todavía habi-tan la región, que contiene un 10% de las reservasmundiales de uranio. Durante la época de lluvias,entre octubre y abril, generalmente no es posibleacceder a muchas zonas del parque. Por el con-trario, entre mayo y septiembre, es cuando sepuede disfrutar de todo su atractivo. Los aborí-genes de los pueblos Bininj y Mungguy, dividen elaño en seis temporadas: Gunumeleng: entremediados de octubre y finales de diciembre, tem-porada de tormentas pre-monzónicas con tempe-raturas cálidas y tormentas eléctricas frecuentesen las tardes. Gudjewg: entre enero y marzo,temporada del monzón con tormentas, fuerteslluvias e inundaciones; el calor y la humedad ge-neran una explosión en la vida animal y vegetal.Banggerreng: abril, época de violentas tormentas

y fuertes vientos, si bien las inundaciones dismi-nuyen. Yegge: entre mayo y mediados de junio,tiempo más fresco con baja humedad, época enla que los aborígenes queman la vegetación paraque crezca el pasto para el ganado. Wurrgeng:entre mediados de junio y mediados de agosto,tiempo más frío con baja humedad, la mayoría delos arroyos se secan y las planicies inundadas enla temporada de lluvia se secan. Y Gurrung: entremediados de agosto y mediados de octubre, tiempocaliente y seco, cuando los pozos, llamados billa-bongs, se secan poco a poco.

La parte más interesante del parque son lasplanicies inundables, que ofrecen el mejor aspectovisual. Dignas de destacar son las pinturas rupestresde los emplazamientos de Ubirr, Nourlangie y Nan-guluwur, que fueron habitados por el hombre ininte-rrumpidamente desde hace más de 20.000 años.Algunas de estas pinturas se encuentran entre lasmanifestaciones pictóricas más antiguas de lahumanidad.

Uluru, el corazón rojo de Australia

El enorme monolito de arenisca roja de nuevekilómetros cuatrocientos metros de circunferenciay trescientos cuarenta metros de altura ha sido elfoco de interrelaciones religiosas, culturales, territo-riales y económicas entre los aborígenes del desier-to del Oeste y se ha convertido en el símbolo tu-rístico del país. También llamado Ayers Rock, forma, junto a las tierras circundantes, el Parque Nacionalde Uluru-Kata Tjuta, que es propiedad de los abo-rígenes y Patrimonio de la Humanidad, aunque serige por las políticas marcadas desde Camberra.

El primer occidental en llegar a Uluru fue, en1873, el explorador William Gosse quien tras alcan-zar su cima junto a su guía, el afgano Jamran, leimpondría el nombre del entonces primer ministrobritánico de Australia Meridional, Henry Ayers. Lasuperficie del monolito cambia de color según lainclinación de los rayos solares, tanto a lo largodel día como en las diferentes estaciones del año.Es particularmente famosa la imagen de Uluru alatardecer, cuando se vuelve de un color rojo bri-llante. A pesar de que la lluvia es poco frecuenteen esta zona semiárida, durante los períodos húme-dos la roca adquiere una tonalidad gris plateada,con franjas negras debidas a las algas que crecenen los cursos de agua. Alrededor de la base de laroca hay cuevas decoradas con pinturas que fueronutilizadas como refugios.

No lejos se levanta el conjunto de las Olgas,36 bóvedas de laderas escarpadas que aparecencomo fantásticas formaciones de roca acompaña-das de cuevas y barrancos de gran atractivo queabarcan un área de 21,68 km2. La montaña estáformada por rocas sedimentarias formadas a partirde grava y bolos de diferentes tipos de roca, como

Pinturas rupestres en elParque Nacional deKakadú.

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granito y basalto, conglomerados en una matriz dearenisca. En su punto más alto, el monte Olga seeleva 1066 metros por encima del nivel del mar,unos 546 metros por encima del terreno que lorodea. Es por lo tanto 203 metros más alto queUluru. En la lengua Pitjantjajara, el nombre KataTju_a significa "muchas cabezas".

El nombre occidental, Las Olgas, proviene dela cumbre más alta de ellas, el monte Olga. En 1872el explorador Ernest Giles descubrió este empla-zamiento, y pensó bautizarlo Monte Mueller enhonor a su benefactor el Barón Ferdinand von Mu-ller, sin embargo el barón prefirió que se llamaramonte Olga, en honor a reina Olga de Württemberg.

El 15 de diciembre de 1993, se estableció una

política oficial de doble nomenclatura, que reconocíatanto los nombres tradicionales aborígenes comolos nombres en inglés. Como resultado el monteOlga fue rebautizado como Mount Olga/Kata Tjuta.El 6 de noviembre de 2002, atendiendo la solicitudde la asociación regional de turismo, se invirtió elorden de los nombres, pasando a ser Kata Tjuta/ Mount Olga.

Existen muchas leyendas Pitjantjatjara sobreel Tiempo del Sueño, asociadas a este lugar y alos de las proximidades, especialmente Uluru. Al-gunas de estas leyendas tratan de la gran serpienteWanambi, de la que se decía que vivía en la cumbredel monte Olga, y que solo descendía durante laestación seca. También se identifican partes de lamontaña con los Liru u hombres serpiente, el hom-bre canguro Malu, o los Pungalunga, caníbalesgigantes. La gran mayoría de la mitología sobre ellugar no se ha transmitido a los occidentales.

Tasmania

Para olvidar el rigor y el calor del desierto, po-demos escaparnos a Tasmania. La pequeña isla,

en relación con el gigante del norte, es uno de losúltimos lugares del mundo auténticamente salvajesy una quinta parte de su territorio ha sido tambiéndeclarado Patrimonio de la Humanidad. Aquí pue-den encontrarse cordilleras de montañas acci-dentadas, ríos de aguas turbulentas, cuevas quefueron ocupadas tras la última Edad de Hielo, viejosbosques y plantas y animales poco frecuentes.Pero posiblemente sea la huella colonial del sigloXIX, lo que más atrae al visitante de la isla. Hobart,la capital, es la segunda ciudad del país en lo quea antigüedad se refiere, fundada sólo 17 añosdespués de Sidney.

Queensland, del duro desierto alrelajante trópico

Cairns es la capital turística del estado másturístico de Australia, que ocupa casi una cuartaparte de su territorio. El clima tropical, la existenciade paisajes próximos atractivos y sobre todo lapresencia frente a sus costas de la Gran Barrerade Coral convierten a las costas de Queenslanden el destino deseado por las gentes que quierendescansar y dorarse bajo el sol de sus playas. Losricos asiáticos del norte se prodigan en lo quepodríamos denominar “el Hawai” o “la Florida” delhemisferio sur, y destacan sobre los occidentalesvenidos de "del otro lado del mundo" y los propiosaustralianos que están de vacaciones.

No faltan atractivos alrededor de Cairns. Desdeviejas posadas ubicadas en silvestres montañasde bosques tropicales como el Silky Oaks, hastaantiguos centros mineros rodeados de bosquespluviales como Kuranda. Se puede llegar a estapintoresca población mediante un tren turísticoregular que lo comunica con Cairns y que permitecontemplar un atractivo paisaje desde sus vetustosvagones. Hoy Kuranda ha restaurado sus viejascasas y almacenes convirtiéndolos en galerías dearte y tiendas de artesanía, que hacen las deliciasde los visitantes tras presenciar el espectáculoofrecido por el conjunto de danza aborigen Tjapukai.No muy lejos se encuentra el Santuario Australianode Mariposas de Kuranda, la reserva de mariposasmás grande del mundo, según reconoce el libroGuinness de los récords. La nave principal consisteen una enorme estructura de aluminio y cristal quepermite una capacidad de vuelo de 3.670 metroscúbicos. La construcción carece de entramados ypilares para sostener un tejado situado a una mediade nueve metros de altura. La razón fundamentalpara la construcción de este gigantesco recinto fueel asegurar la adaptación en cautividad de las dosespecies de mariposas australianas más especta-culares, las llamadas "Ulysses" y las "Cairns Bird-wing". El rio Barron permite practicar el raftingrodeados de una salvaje vegetación, mientras queel Wild World facilita la contemplación del mimoso

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A primera hora de lamañana, la luna seesconde por detrás

del grupo rocoso deLas Olgas.

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En la páginaderecha: El desierto

rojo del centro deAustralia

reverdeceligeramente en

primavera.

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Los edificios históricosde Sidney

resplandecen con elsol antes de que este

se ponga por elhorizonte de la bahía,

cuando apetecenavegar por sus

aguas a bordo de unvelero.

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sueño de los koalas, agazapados durante el díaentre las ramas de los eucaliptus. A una hora dedistancia de Cairns se halla Port Douglas, puertorepleto de yates de lujo, galerías de arte y restau-rantes refinados. Un contrapunto placentero a laregión del "Outback".

"Outback", el estereotipo

Fuera de las grandes áreas habitadas que sal-pican las costas australianas se encuentra uninterior rico pero hostil. Grandes espacios abiertos,distancias que parecen infinitas, y el polvo comocompañero inseparable, son algunas de las caracte-rísticas de estas tierras habitadas por gentes cuyoentorno ha forjado un carácter muy peculiar. Pe-queños pueblos y grandes granjas ganaderas sesuceden a través de las solitarias rutas transitadasde vez en cuando por grandes camiones detransporte, coches de las gentes de la región quevuelven de la ciudad, y trotamundos motorizadosen busca de aventuras. Los pubs y la cerveza sonlos auténticos protagonistas de la vida social enlos pueblos, cuando se cuentan increíbles historiasde la lucha entre la naturaleza y el ser humano. Yentre medio, los colores ocres del "bush", salpicadosde altos hormigueros que se alzan desde el suelo,flanquean la infinita línea recta del asfalto que dirige

la mirada del viajero hacia el horizonte inalcanzable.Es una magnífica ocasión para escuchar el himnonacional popular del país, que narra la historia deun trabajador rural itinerante que viaja con la únicacompañía de su vieja bolsa a la que ha bautizadocon el nombre de Matilda, convertida en su fielcompañera bajo el cielo estrellado del desierto.

Nueva Gales del Sur,el estilo de vida

Llegar por primera vez a Sidney una tarde desábado o domingo representa quedarse boquia-bierto ante el estilo de vida de buena parte de supoblación, al contemplar la bahía de Port Jacksontotalmente abarrotada de veleros multicolores queregresan de un día de navegación en el mar. Losembotellamientos habituales en las grandes ciu-dades europeas tras el fin de semana, tienen aquísu paralelismo en el regreso a casa de algunasfamilias de la ciudad, que lejos de las aglomera-ciones motorizadas del "week end", prefiere la brisamarina y la sensación de libertad que supone elavanzar sobre las aguas empujados por el viento.Las poblaciones de los alrededores están plagadasde pequeños puertos capaces de acoger a velerosy yates de todos los tamaños y el clima favoreceel empleo del fin de semana en el arte de la nave-

gación, interpretada por aquí como una mezclaentre deporte, relax y vida familiar. Poblacionescomo Palm Beach o Manly, fueron antes afamadoslugares de veraneo de los acaudalados habitantesde Sidney, pero hoy, con la facilidad de las infraes-tructuras y la rapidez de los transportes, son prác-ticamente extensiones de lo que en Europa llama-ríamos la gran metrópoli. Las playas de arena secombinan con olas capaces de hacer las deliciasde los jóvenes surfistas convertidos en el ejemplodel moderno joven australiano. Y si hay un méritoque otorgar a la capital de Nueva Gales del Sur,es que ha sabido aunar como ninguna otra lasexigencias y necesidades de su vida económicacon el bienestar de sus habitantes. Aparte de losrascacielos situados en el centro y las industriasinstaladas en el oeste y sudeste de la ciudad, elresto de la urbe está plagado de zonas residencialescon un alto grado de habitabilidad, inspirada en latradición británica pero combinada con el espacioy el clima de estas latitudes. Y es que en algunaszonas de la gran bahía, hay mansiones impresio-nantes por su amplitud, diseño y situación, peroen general todo el conjunto urbanístico posee unaarmonía envidiable por la práctica totalidad de lasciudades de la tierra. Como siempre, hay excepcio-nes que confirman la regla, pero en general Sidneyes una ciudad donde da gusto vivir y por supuestovisitar.

La ciudad ha acogido eventos internacionalesdeportivos como los Juegos Olímpicos del año2000 y el Mundial de Rugby del 2003 entre otros.Sydney esté catalogada como una de las 15ciudades más visitadas del mundo, con millonesde turistas viniendo cada año a ver atraccionescomo el Jardín Botánico, el puerto de la ciudad, laCasa de la Ópera, etc, además de ser una de lasciudades más multiculturales del mundo, principaldestino para inmigrantes a Australia.

En 1788, cuando llegó la primera flota de con-victos traídos desde el Reino Unido, se estima quemenos de 8.000 aborígenes habitaban las regionesaledañas a la ciudad actual. Arthur Phillip fundó lacolonia penitenciaria en Port Jackson, más conocidacomo la bahía de Sídney. En abril de 1789, unaparente brote de viruela acabó con la vida de lamayoría de los aborígenes. Además de la viruela,una serie de enfrentamientos violentos entre loscolonos y la población original acabó con más abo-rígenes, quedando pocos cientos de ellos hacia1820. La llegada de inmigrantes procedentes delas islas británicas entre 1830 y 1850 motivó laaparición de casas en las afueras, y la ciudad seexpandió rápidamente. La fiebre del oro de 1851atrajo a muchos más inmigrantes a Australia, siendoSídney para la mayoría, su primer punto de llegada.

En las últimas décadas, Sídney poco a pocose ha convertido en una ciudad cosmopolita debidoa la llegada de inmigrantes de varias partes del

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Las Montañas Azules

Una de las excursiones típicas desde Sidneyes la de las Montañas Azules, región montañosaque colinda con el área metropolitana empezandoaproximadamente a 50 kilómetros al oeste de laciudad. Compuesta por una meseta de arenisca,hendida por una garganta de hasta 760 metros deprofundidad. El punto más alto es el Monte Werongcon 1.215 metros de altura sobre el nivel del mar.Una gran parte de las Montañas Azules forma partedel Entorno de Patrimonio Histórico de la GranÁrea de las Montañas Azules, que consta de ochoparques nacionales y una zona de conservación.

La zona estuvo habitada durante milenios antesde la colonización europea en 1788. La Cueva deManos Rojas, cerca de Glenbrook, por ejemplo,es un refugio de roca que contiene plantillas demanos de adultos y niños. En el lado sur de QueenElizabeth Drive, los arqueólogos han descubierto

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En la página de laderecha el velero en las

Bocas de Bonifacio,Córcega

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mundo, sobre todo asiáticos y árabes. El distritofinanciero se extiende hacia el sur tres kilómetrosdesde la cala de Sídney hasta el área de la estacióncentral y está rodeado al este por una cadena dezonas verdes y al oeste por el puerto de Darling,una zona turística repleta de restaurantes y unaanimada vida nocturna.

La Ópera y el Puente de Sidney

La casa de la Opera y el Puente de la Bahíason las dos construcciones humanas que se alzancomo símbolos urbanos, a los que hay que añadirla torre del Centre Point y el viejo barrio de las Ro-cas, "The Rocks", magníficamente restaurado ylugar donde comenzó la historia de Australia parael mundo occidental.

En Mayo de 1787, la primera flota "First Fleet"zarpó, con 11 barcos bajo el mando del capitánArthur Phillip, desde Inglaterra con la intención depoblar Australia, una tierra que antes sólo habíaacaparado la atención de geógrafos y navegantes.El 18 de enero del año siguiente llegaron un totalde 1.530 personas de las que 736 eran presidiariosy 211 guardias. Junto a un puñado de oficiales ypersonal civil, levantaron tiendas y refugios en labahía Botany, trasladándose ocho días más tardea Port Jackson, lo que hoy es "The Rocks". Trasaños de hambre, revueltas de convictos y disputasentre las autoridades civiles y militares, se empe-zaron a construir almacenes y otros edificios. Lanueva ciudad empezó a despuntar cuando se con-siguió encontrar una ruta para atravesar lasMontañas Azules, que interrumpían las comunica-

ciones con el interior de un territorio rico en todotipo de recursos naturales y provocaban la depen-dencia total de Inglaterra. La época victoriana sig-nificó un salto de gigante y la construcción deedificios embellecieron la ciudad, que desplazó sucentro hacia el sur, un poco más alejado del mar.The Rocks perdió importancia convirtiéndose pocoa poco en un barrio modesto. Sin embargo hacealgunos años se iniciaron profundos trabajos derestauración que lo han convertido en una zonahistórica recuperada repleta de galerías de arte,tiendas y restaurantes y por tanto animada tantopor los turistas que visitan la ciudad, como por suspropios habitantes.

Los primeros también van a la Casa de laOpera, para fotografiarse junto al edificio másfamoso de toda Australia. Los segundos sólocuando hay concierto en el auditorio que tiene unacapacidad para 1.550 personas o participan enalgún acto en la sala principal de 1.700 asientoso en alguna de las numerosas salas contiguas. El"Circular Quay" es la zona más concurrida, puesaquí se toman los ferrys o taxis acuáticos haciacualquier lugar de la bahía. Para contemplar desdeel aire toda la ciudad conviene subir a los miradoresde la Centrepoint Tower, que con sus 304 metrosde altura domina la hermosa urbe. Hyde Park,Moore Park y los Reales Jardines Botánicos sonlas zonas verdes más importantes, cuyos paseospueden alternarse con la visita a edificios como elStrand Arcade, el Queen Victoria Building, la RoyalMint, y las compras en las modernas tiendas delcentro o en los concurridos mercados callejeros.

Además de las dos localidades de Manly yBondi, que poseen las playas más concurridas de

la gran metrópoli, en los últimos años está viviendoun desarrollo espectacular la zona de DarlingHarbour o puerto de Darling, repleto de restau-rantes, bares, tiendas y parques. También hayconciertos y otros eventos públicos. Sitios inte-resantes incluyen el jardín chino, el Museo MarítimoNacional y el Acuario de Sidney.

Cerca de la Opera se extienden los JardinesBotánicos Reales, con muchos ejemplares de ár-boles y plantas australianos y de otros países. Ellugar de emplazamiento de los jardines, en unabahía del puerto, es de una gran belleza, y desdeel mismo hay excelentes vistas de la ciudad, elPalacio de la Ópera y el Puente.

El puente y la óperade edSidney son losauténticosprotagonistasde la ciudad, en unpuerto que cada vez esvisitado por crucerosde más envergadura.

elementos de industria lítica usados para hacerpunzones de piedra. Los colonizadores europeosinicialmente consideraron a la sierra como impe-netrable. La idea era, hasta cierto punto, convenien-te para algunas autoridades locales, quienes creíanque las "insuperables" barreras de las montañasdisuadirían a los convictos de tratar de escapar.

Un exconvicto fue el primer hombre que seconoce que cruzó las Montañas Azules. Despuésde haber sido liberado se fue al bosque, vivió entrelos aborígenes e incluso sirvió como intermediarioentre ellos y los colonizadores. Este hombre regresó

AUSTRALIA

Para huir de loscalores de Sidney,

nada mejor que pasarunos días en las

Montañas Azulesdonde las

temperaturas son másfrescas y el agua de

las cascadas seprecipita por los

acantilados.

Mundo inédito56

a Sídney y sus descripciones y observacionesfueron bastante acertadas.

Entre 1798 y 1813, se hicieron varios viajes deexploraciones a las montañas. La vegetación naturalen las crestas es el bosque de eucaliptos. La vege-tación de tipo brezal se presenta en los bordes dela meseta arriba de los riscos. Las gargantas abriga-das con frecuencia tienen bosques templadoshúmedos.

El clima varía con la altura. En Katoomba, lapoblación más turística situada a 1.010 metrossobre el nivel del mar, las temperaturas en veranoen el día son usualmente de 20°C con unos pocosdías subiendo hasta los 30 °C. Las temperaturasusualmente son frescas. En invierno la temperaturaes típicamente de 12 o 13°C en el día y de 2 a 3°Cen las noches nubladas. Hay dos o tres nevadaspor año. En las montañas más bajas, sin embargo,el clima es significantemente menos frío.

La Región de las Montañas Azules fue catalo-gada como Patrimonio de la Humanidad en 2000,debido a que la vegetación de eucaliptos de Aus-tralia es digna de reconocimiento de notable valoruniversal, por su adaptabilidad y evolución en elaislamiento en post-Gondwana. El sitio contieneuna amplia y balanceada representación de hábitatsde eucaliptos desde los húmedos y esclerófilossecos, brezales de mallee, así como pantanos,humedales, y herbazales.

Entre las atracciones turísticas destacan lallamada Escalera gigante, un camino peatonal quebaja a un risco en el Valle Jamison, cerca de lasTres Hermanas, dando acceso a caminos naturalesa través del valle; el Katoomba Scenic Railway, elmás abrupto ferrocarril en el mundo de acuerdo alLibro Guinnes y originalmente parte de las víasférreas de las minas de Katoomba. El cable de lalínea del tren desciende 415 a por los riscos dearenisca, a través de un túnel de roca con un má-ximo gradiente de 52 grados. También en este lu-gar está el Scenic Skyway que atraviesa un brazodel Valle Jamison, y el Scenic Flyway, el más abrup-to teleférico en Australia, todos integrados dentrodel Parque Scenic World. Pero los turistas que lle-gan hasta aquí quedan asombrados por el paisaje.

Como asombra este inmenso país al visitante,que tiene la posibilidad de descubrir a cada pasouna tierra diferente con una personalidad muy arrai-gada. La luz austral, el enorme espacio alejadodurante años de lo que denominamos "civilización",y la variedad paisajística provocada por su enormeextensión, se combinan hoy con unas modernasinfraestructuras, un carácter cosmopolita y un pro-nunciado amor a la naturaleza, que lo conviertenen un combinado único y tremendamente atractivo.La lejanía es capaz de aumentar su magia y lainmensidad de su territorio lo hacen inabarcable,aunque representan un reto para recorrer sus lar-gos pero fecundos senderos.