Aura y Punctum

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 Resumen El siguiente ensayo es una aproximación crítica hacia la conver- gencia que se devela en el proceso de entender lo real y su configuración como algo único; esto ha de someter- se siempre a los entendimientos que para nosotros construye lo que enten- demos por realidad y como las tesis de Walter Benjamin y Roland Barthes permiten decodificar estos mensajes. Se somete entonces al entendimien- to la obra de arte a partir del “Aura”  y como ésta es el único vínculo real entre el creador de la obra y quién la percibe. Mg. Alejandro Arros Aravena  Académico de l Departamento d e Arte  y Diseño de la Fac ultad de Arte de la Universidad de Playa Ancha Contacto: alejandro.arros@up la.cl Aura y Punctum, las tesis de Walter Benjamin y Roland Barthes 104

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Transcript of Aura y Punctum

  • Resumen

    El siguiente ensayo es una aproximacin crtica hacia la conver-gencia que se devela en el proceso de entender lo real y su configuracin como algo nico; esto ha de someter-se siempre a los entendimientos que para nosotros construye lo que enten-demos por realidad y como las tesis de Walter Benjamin y Roland Barthes

    permiten decodificar estos mensajes. Se somete entonces al entendimien-to la obra de arte a partir del Aura y como sta es el nico vnculo real entre el creador de la obra y quin la percibe.

    Mg. Alejandro Arros Aravena

    Acadmico del Departamento de Arte y Diseo de la Facultad de Arte de la Universidad de Playa Ancha

    Contacto: [email protected]

    Aura y Punctum, las tesis de Walter Benjamin y Roland Barthes

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  • Corresponde en lo medular someternos a los plan-teamientos de Benjamin y encontrar un camino de conver-gencia o divergencia crtico, desde nuestra trinchera que es la actualidad. Sin embargo, parece justo volver en re-conocimiento de Edward Said, otorgando desde la visin perifrica poco amiga del discurso, un valor al proceso inte-lectual, aquel que aporta al conocimiento desde el anlisis maoso y en ocasiones rebelde a la corriente dominante. Dispondremos las siguientes reflexiones en resistencia de lo que el autor en cuestin, Benjamin, sugiere.

    El mundo en que nos movemos, ese espacio de hu-manidad que ha pretendido en la vida social exorcizarse del caos, no es ms que un gran nmero de arbitrarieda-des. El lenguaje es arbitrario pero crea realidades, se con-sidera entonces como una nocin de performatividad1 , la ley positiva, la religin, las sextas, la poltica, en fin, y sin embargo todo est en armona o en un delicado equilibrio precario. Cmo se lografcil , por medio de la aceptacin consensuada, en algunos casos por la razn en otros por la fuerza, pero no existe jams ese estado de arbitrariedad sin someterse a esos niveles de aceptacin o de repeticin y es en torno a este concepto donde se construye una realidad que es percibida como una verdad. Es partir de aqu, que no resulta fcil adherir a Benjamin.

    El resultado de su propuesta que otorga Aura a la obra de arte y le quita la misma a la reproduccin, se yer-gue sobre terreno pantanoso, de modo que arbitrariamen-te sostiene que el modo aurtico de la obra de arte jams desligue de la funcin ritual2 , referida al leitmotiv de la obra, a su sustrato etreo y espiritual. Mal podemos justificar o explicar la existencia de un Aura si no hay consenso respecto del carcter y significado de su ori-gen, el que entendemos por arte, ese concepto suspicaz y escurridizo que se pierde cada vez que la humanidad encuentra nuevas vas de expresin. En un comienzo po-cos vieron arte en la contemporaneidad de la obra, ni los aborgenes la vieron en sus manifestaciones rupestres, ni el hombre moderno en la fotografa, ni en la actualidad en los diseos que abundan en la web y su realidad virtual. Partie-ron como simples manifestaciones y adquirieron estatus de arte en la posteridad. La resistencia y el desconocimiento de cara a la valoracin de las obras, demor la aceptacin

    1 Para Austin la performatividad se adscribe al lenguaje como generador de realidades a travs de la actuacin y repeticin,

    2 Walter Benjamin, La obra de arte en la poca de su repro-ductibilidad tcnica

    de las mismas como arte. Sin un consenso sobre qu es el arte, no es posible determinar de manera alguna, el Aura ni el lugar y tiempo, ni dnde y como identificarla. Las ideas audaces de Benjamin sirven para estimular la reflexin y la crtica, pero no constituyen por si mismas una verdad arbi-traria si no hay acuerdo o aceptacin colectiva.

    Es pues menos ambicioso, pero dotado de mayor base, reconocer que lo que llamamos Aura se sostiene en lo impreciso, podemos pues, identificarle pero no explicarle razn a su existencia.

    Barthes lo explica de manera reveladora en lo que denomina Punctum, y no tiene problemas en reconocer que le advierte y que al mismo tiempo no puede describirle con exactitud. La presente reflexin sostiene que, es el arte en el interior del individuo y no en su presencia fsica inme-diata. Sin hombre que aprecie la obra y perciba su arte, no hay obra de arte, no hay Aura, slo materialidad.

    He aqu lo que advertimos como el taln de Aqui-les de la teora benjaminiana. Sera ms honesto y menos ambicioso, por altamente arbitrario que se construya, decir que el Aura tiene ms que ver con la autenticidad de la obra que con el arte de la misma. Ms relacin con el autor que con su pieza creada.

    Si la reproductibilidad tcnica canibaliz a la obra de arte y aniquil su Aura en la cruel reproduccin, quedar en entredicho con los anteriormente expuesto. Claro que ser distinto e incluso ms reconfortable, presenciar la obra original, pero la diferencia estar influenciada por el con-texto en el que sucede. Es decir, entre la verdadera Giocon-da de Da Vinci y una fotografa de alta definicin y a escala de la misma, daremos ms valor a la primera, pero no a su Aura precisamente, sino por su contexto, por la experiencia que representa su peso histrico, mas su Punctum en la fra contemplacin, surgir entre ambas en lo profundo de cada lector visual.

    Hechas las precisiones y pensamiento divergente de la corriente benajaminiana, daremos en la tarea de ana-lizar desde nuestro escenario actual.

    Hasta hace menos de un siglo resultaba productivo y relativamente sencillo calificar o negrsele con rtulo de

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  • arte a las nacientes manifestaciones del hombre, sera arte slo lo clsico, ms contadas nuevas incorpora-ciones de disciplinas nacientes. Hoy el escenario es dia-metralmente opuesto, la necesidad de este nuevo hombre globalizado y globalizador, suponen una tarea titnica a los rotuladores del arte, cientos de manifestaciones y co-rrientes del hombre presionan por ser integradas al mun-do del arte. Arte callejero, comics, graffiti en fin, y todos ellos de la mano de la reproductibilidad tcnica. De pronto estuvo la tentacin de cerrarles la puerta, bajo el entendido que el arte es a las elites, la pregunta es, cuntos aos de-morarn las futuras generaciones en darles estatus de arte, bajo el entendido de transformarse en patrimonios histri-co-culturales?. Volvemos nuevamente al punto de partida y al axioma que reza: el arte y su Aura est en el individuo no en la materialidad de la obra. En el tiempo se macera y toma fuerza el embrin del arte.

    La fotografa y el cine se presentan rebeldes ante los postulados de Benjamin, porque en su forma estn to-talizados por la tcnica. Si el arte surge del genio creativo del hombre, la fotografa nada tiene que ver con ste, toda vez que sostiene en procesos qumicos donde el individuo nada puede hacer. Y sin embargo encontramos en estos soportes Punctum y hasta reconocemos su esencia artstica ya sea por el proceso de composicin y armona presente, por darle a la luz un sentido distinto. Y es que el celuloide

    puede copiarse y reproducirse tantas veces como sea po-sible. Diremos entonces que es posible advertir su Aura en cada reproduccin, por que es inherente al observador y no a la pieza fsica.

    Qu decir de la hiperreproductibilidad digital, sus infinitas posibilidades y su omnipresencia y fcil acceso. Asistiendo a Benjamin, supondremos que una obra clsi-ca digitalizada perder su Aura, pero cunto tardarn en aparecer obras de arte realizadas ntegramente en soporte digital, podramos negarle a estas el Aura en las exactas reproducciones?. Tajantemente, no.

    Bajo esta premisa, el arte audiovisual mantiene su esencia de frente al espectador, que es en definitiva el mo-tor de su existencia y el dueo del Aura que su materialidad slo gua y estimula. Si le sumamos el carcter globalizador de las sociedades, las posibilidades de expandir el influjo artstico se elevan exponencialmente. El arte audiovisual se asegura penetrar el cuerpo social de manera fcil y rpida de la mano del agente digital. Menester de otros estudios ser determinar si los beneficios para los individuos son o no relevantes, porque el arte se asegurar estar al alcance de la masa, pero no ser consumida con inters por toda la masa.

    Walter Benjamin

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  • Probablemente vio el autor en la reproductibilidad una amenaza desvirtuadora del original, el germen inicial de la piratera y el consecuente lucro despreciador del valor de la obra verdadera, con lo que la blind con el concepto de Aura, que preferiremos en reemplazar por Punctum.

    De la propia tarea del traductor que Benjamin se-ala, diremos que en la vorgine de la globalizacin su funcin se hace imprescindible, las obras cruzan las cultu-ras y barreras idiomticas, son exigidas por un consumidor ms numeroso. Y sin embargo nuevamente chocamos con su pensamiento, que niega inters alguno del autor de la obra por facilitarle la interpretacin al destinatario1 . No podramos estar ms en desacuerdo, pues manifiesto est, que hasta las obras ms abstractas han sido bautiza-das por sus creadores para encausar la comprensin del sujeto que las observa. Caso ejemplar, el del surrealismo de Mir en su obra, La sonrisa de una lgrima. Sin el nombre de bautizo difcilmente vendr la comprensin de su inten-cin comunicativa, slo a propsito de la pintura. El autor en la mayora de los casos no desatiende a su pblico. Esto es extensible a otras ramas, entre ellas la literatura.

    1 Walter Benjamin, La tarea del traductor p. 128

    Tal parece ser, que cuanto menos se perciba en la traduccin al traductor, mayor pulcritud y valoracin el traductor tendr. Diremos tambin que bajo la mirada de Benjamin, la nica forma de dar con la esencia de lo tradu-cido es contar con la anuencia total del autor del original, lo que es una empresa, desde la perspectiva del tiempo, imposible. Tarea ingrata para el traductor que transita al borde de la fidelidad con el original en el lmite de la in-terpretacin. Entre estos dos elementos debe alcanzar la armona para traspasar la esencia de la obra original. Con-vendra entonces rotular la tarea del traductor como el arte de adaptar, pues no se trata de la simple tarea de reempla-zar palabras por idioma. Convendremos tambin en sea-lar que el traductor es ms que un experto en lenguas, es por obligacin un par intelectual del autor original. Slo as su funcin ser exitosa. La historia dir si en nuestra poca, la de iniciacin de la globalizacin y su insaciable hambre de conocimientos, el traductor estuvo a la altura.

    Tendr el traductor de nuestros tiempos la misin de tomar el relevo del extinto narrador de Benjamin, no en su materialidad como individuo transmisor de realidades y experiencias, sino como el annimo, y por nadie advertido, nico y verdadero puente de intercambio de realidades en el mundo de la globalizacin digital. Una especie de ser vir-tual, la adaptacin a nuestros tiempos del narrador viajero.

    Roland Barthes

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  • TITLE:Aura and Punctum, theses Walter Benjamin and Roland Barthes

    Abstract

    The following essay is a critical approach to the convergence revealed by the process of understanding what is real and its configuration as something unique; this must always be subject to the understanding built by what we define as reality. In addition, this essay deals with how Walter Benjamin and Roland Barthess thesis allow us to decode these messages.

    So, the work of art is understood from the Aura and the essay addresses the way this aura is the only real bond between the creator and who perceive the artwork.

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