Daniel Medvedov •

TRIOS Lo Visinvisible

Aún más recientes descubrimientos sobre Dios

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Madrid 2014 / 2016

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E.M. Cioran, mi co-nacional ha hablado de Dios con bellas e inusitadas palabras.

Antes de montarme en este discurso sobre un tema tan delicado como lo es “Dios”, con mayúscula, hay que entender - pues luego de “entender”, se llega a “saber” - ciertas cosas triviales: qué es Dios, cómo es Dios, quién es Dios y con qué se ocupa en la mayor parte de “su” eterno tiempo. Es absurdo dar por sentado el hecho de que Dios es “algo’ ya conocido y definido, y, por ende, familiar a todo el mundo.

Dios es desconocido por la mayoría, es un poder ignoto, ignorado y manoseado por religiosos, científicos, literatos y otros tantos arrimados a los temas místicos que la humanidad entera ha tragado durante miles de años.

La primera experiencia que solicito al que lee estas palabras es tocar su arteria radial de la mano izquierda y tratar de descubrir y sentir el pulso de su propio cuerpo.

¿Qué supones que es eso? ¿Un movimiento tuyo? ¿Algo que puedas controlar? ¿Algo en lo cual puedas intervenir? ¿Algo que tiene que ver con tus decisiones

más profundas? Pues no, nada puedes hacer allí, estás fuera de toda implicación en el movimiento de ese maravilloso reloj de la vida.

Otro tema que me hace sonreír es el uso de los distintos términos que tienen que ver con nuestra dimensión humana.

La gente habla del ”alma’, del “espíritu”, de la “consciencia”, de la “razón”, de la “intuición”, del “Ser”, del “ego”, del “destino” y de otras cosas más.

Ninguno tiene idea alguna de lo que está diciendo. Todos tenemos derecho a

declarar nuestra visión sobre conceptos y nociones que no comprendemos y, lo más curioso, todos tratamos de convencer a los demás para hacerlos compartir nuestras absurdas opiniones. ¿De dónde sabes eso?- preguntan algunos, cuando les hablo de Dios. ¿Está ello científicamente demostrado? Una teoría es una explicación de hechos desconocidos. Ofrece postulados que declaran y afirman categóricamente una perspectiva de los hechos que tú, comprendes, o no comprendes, y desde la cual se pretende abrir la contemplación de todas las cosas. La teoría proviene de un proceso de entender y luego de un saber, no es un acontecimiento, ni es conocimiento adquirido por la lectura, o por conversaciones con eruditos de la materia, o a través de la experiencia. Una teoría no es un cúmulo de opiniones sobre un hecho, es una visión única y para ser rebatida, es menester presentar otra visión. La mayoría de la gente busca y se contenta con meras descripciones de los hechos y toda descripción no es más que un sector reducido de la lectura personal del mundo. No me interesan las opiniones de los demás y no las respeto. Respeto la visión del sabio que ha entendido y la adopto como mía, puesto que para los despiertos existe un sólo mundo, el plano de la realidad temporal del momento, no un ángulo reducido de los hechos. En cambio, los dormidos poseen cada uno, su mundo particular en el cual se ahogan en las olas de sus opiniones.

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Por respetar las opiniones de todos los paracaidistas, el mundo de hoy es un florilegio de disparates que nada tienen que ver con la verdad de las cosas. Pues sí, - aunque a muchos les moleste - “la verdad de las cosas”, así mismo, como se oye. La verdad es un principio universal y como todos los principios universales, está inscrita en los cromosomas humanos. Por lo tanto, todos tenemos acceso a la verdad y todos podemos intimar con el proceso de verificación de los principios universales. Esto que acabo de afirmar no necesita, de momento, ser “demostrado científicamente’. Es un postulado de veracidad que tiene, y debe ser tomado en cuenta, como tal. ¿Es acaso una hipótesis? - me pregunta alguien. Es una “hipóstasis”, una “postura”, respondo. No, no, no es una “hipótesis de trabajo”, es una declaración de certezas y de motivos y por tanto, no tiene que ser considerada como un hecho hipotético que se debe demostrar en laboratorio. Otros se encargarán de “demostrar” la visión del que ha “entendido”, otros lucharán para catalogar y hacer valer la verdad del visionario. Algunos dirán que el pulso es la “naturaleza”. ¡Bello eufemismo! No necesitamos de eufemismos. Si es la ‘naturaleza”, pues vamos a llamar a lo “sublime” - “naturaleza”, ¿Que más da? Pero es que el término “naturaleza’ es igual de desconocido y malentendido. Llegaremos al mismo impasse. Necesitamos claridad, más claridad, madurez, más madurez. Debemos despertar de este sueño algún día y sentirnos realizados, imbuidos de la realidad de los hechos. La “realidad” es otro de los términos claves para comprender la existencia de Dios. Lo podemos entender al contemplar un dado. Las seis caras del dado son posibilidades de manifestación de la “realidad”. Cada una de las seis puede ‘salir”, es decir tomar veracidad para ser considerada y actualizada. Sólo la cara superior es la que ‘gana”, ninguna de las demás cinco. Pero cada una de las demás puede, a su vez, “salir” y “ganar”. Las caras opuestas en un dado suman siete. Este simple hecho es ignorado por muchos. ¿Por qué siete? Es simplemente un modo de presentar las cosas. Ésta suma, un número como cualquier otro, demuestra la existencia virtual de “algo” que no se encuentra en ninguna de las caras del dado, en ninguna de esas “seis’ realidades. Esta “dentro”, o “fuera”, como lo quieras ver, es irrelevante, “dónde” se encuentre el siete. Pero allí está, para decirte que hay algo que no se ve pero existe, prístino, completo, intocable, eterno. ¿Te habrás preguntado alguna vez por qué se ofrecen veintiunas salvas para recordar a los muertos? Ese número, veintiuno, es la suma de todas las “realidades” posibles, las seis caras del dado que, una vez ido y tirado, arrojado sobre las mesas, pues, ya no lo puedes tocar: uno, más dos, más tres, más cuatro, más cinco, más seis. Otro dado será arrojado en las mesas del mundo. ¡Otro dado cantará! El “alma” no es una entidad particular, como lo es el Ser. El alma es una cantidad, un combustible que se consume, la energía misma de la vida, la vida misma. Cada Ser posee una “cierta” cantidad de “alma’, actualizada en segundos, minutos, horas, años de la existencia de ese particular y preciso individuo. y cuando ello se consume, el Ser queda libre para recibir una nueva “alma”, una nueva cantidad de “vida”, para ir adelante en su incansable y eterno existir.

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Nosotros somos el Ser y como tal, vivimos, soñamos, nacemos, morimos, sufrimos, gozamos y todo lo demás. Imagínate un coche:

• tiene su chofer – El Ser • tiene su combustible – el Alma • tiene su modelo (VW, BMW, Mercedes Benz, Ford, etc.) – el Ego, o, digamos la

Persona misma, con su nombre y su cuerpo visible. Cuando el combustible de la persona se consume, el carri/coche ya no puede andar y, eso es seguro, el chofer debe bajar de este coche y buscar un otro coche. Pues, la Naturaleza, eso que tú llamas “naturaleza”, con minúscula, se encarga de ofrecerte un nuevo “coche” en el mismo instante de bajar, del que ya no sirve. No hay ni un solo instante en el cual nosotros, como seres, dejemos de estar vivos. La vida es continua, eterna, perpetua y no intermitente. No me importa lo que dicen los tibetanos, cada cual mira estas cosas a través de su niebla y el emitir opiniones sobre lo desconocido, es una actitud digna, pero infantil. Como he madurado, dejo los juguetes para los que todavía son niños. El empeño de algunos científicos contemporáneos de denigrar la existencia de Dios, una palabra que ellos consideran como prototipo de superstición, e imbecilidad moderna, es equivalente a negar la existencia del Sol en el cielo. “El Sol es un concepto que no existe’- afirman, o “ El Sol no es más que una superstición”. Para un niño, estas polémicas son risibles: lo que se ve y se siente es algo, no solo real, sino tangible, presente, bello, único y espléndido.

¿Pero quién es Dios? Me voy a embargar en esta explicación y trataré de hacer las cosas más sencillas, con el cuidado de no entrar en meras descripciones.

Sabes, para los físicos contemporáneos, lo único que hay detrás de todo lo visible ye de lo invisible, es una onda electromagnética cuyos diferentes longitudes generan mundos distintos, los espectros electromagnéticos, planos distintos, visiones y acciones distintas.

Ellos llaman a esos planos, ‘espectros”, porciones de realidad. Tienen razón. Hay porciones visibles, otras sólo audibles, otras sensibles, como el calor, que a

su vez puede ser también visible, en la zona del infra-rojo, o en la zona del ultra-violeta. Esta única y continua onda electromagnética no es otra cosa que el Alma del

Mundo, la Energía de la Vida, la famosa Ánima Mundi de los alquimistas. Tal onda puede manifestarse como sustancia, latiendo con pulsos que pueden, o

no, ser percibidos. El último experimento del llamado “bosón de Higgs” lo demuestra: un partícula de luz, en un proceso de aceleración atómica se “transsubstancia” en polvo.

Hay una gran diferencia entre la “materia” y la “substancia”. La “materia” no tiene vida, en cambio, la “sustancia”- los griegos la llamaron “ousia”-(esencia), la “substancia” está viva.

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Nuestro cuerpo físico es sustancia viva y no materia inerte, todos lo sabemos. Por otra parte, lo que infunde vida a nuestro cuerpo es ésta misma energía vital que desde siempre se ha llamado “alma”.

No obstante, la cualidad de este combustible requiere de un ‘octanaje’ mayor, digamos máximo: no es posible volar un avión con un combustible de bajo octanaje. Por lo tanto, digamos que el “octanaje” de nuestra “alma” – energía humana, lo que se ha llamado en términos místicos “espíritu”, es máximo en la humanidad.

El “espíritu” no es más que el “alcohol” (así se traduce en árabe el concepto de “espíritu”, presente hasta en las bebidas “espirituosas”) de las cosas vivas, con sus valores y sus potencias.

¡Qué bella palabra es la “transustanciación”! En griego se le llama “Metoúsiosis” – ¡Un “proceso” (-sis) que trasciende y

catapulta a las “cosas” en un plano que se encuentra “más allá de la esencia” (ousia). La traducción correcta del griego “METOISIOSIS’ debe ser “transesencialización” y no “transsubstanciación”.

Pero, ¿Qué es el “espíritu’ humano? Es Luz, luz brillante y perpetua, como la luz del Sol mismo, si desean oír una analogía! Ya sé que algunos dirán que el Sol puede perder su luz en algún momento del tiempo cósmico.

Es cierto, el Sol, lo que llamamos nosotros “Sol” puede dejar de ser ‘Sol”, como objeto cósmico, pero la Luz del sol - ¡Jamás desaparecerá ¡ El Sol no es más que la Luz cósmica enfocada en ese preciso punto de nuestro universo, y no la esfera misma del Sol. Ese ‘foco’ puede formarse y concentrarse en otro punto del universo y entonces, -

¡Llamaremos “Sol” a ese preciso punto, y no al antiguo “Sol” que ya no brilla! Parte de esa luz solar, una partícula (en griego “-ema”) un phosphema, es nuestro

Ser, nuestro verdadero Ser. La persona no es más que la máscara que cubre la luz del Ser, el modelo del

coche/carro conducido por el chofer (el Ser) y movido por el combustible (el alma). Esas tres “cosas”, la Luz (Espíritu del Ser), la Energía del Ser (El Alma) y la

sustancia Viva – llamada Almateria, o “Materia Viva”, o “Substancia”, son las “porciones” – para llamarlas de alguna manera, que constituyen lo que nosotros llamamos “Dios”.

Dios es Luz, Sonido y Substancia. Tanto la Luz, como la Substancia, son hipóstasis del Alma-Sonido-Energía.

La Energía puede “substancializarse’ a través del proceso llamado

”transustanciación” y, a la vez, puede “sutilizarse” y aparecer en forma de Luz. Tal proceso solo se realiza en los seres humanos, jamás en los animales.

Todos los animales son perfectos, criaturas extraordinarias que no necesitan

“evolucionar” hacia una forma distinta, ya que la perfección no tiene grados, es suprema. No existe un organismo “más” perfecto que otro. El Ser Humano es la criatura que posee Luz, Alma y Sustancia, mientras que todo

lo demás en el cosmos sólo posee “parte” de la totalidad de las tres dimensiones, la Lumínica, la Anímica y la Substancial.

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Los antiguos, como Heráclito, llamaban a la Energía “Logos”, y estaban en lo cierto. Lo único que existe es el Logos, la Energía. Esa Energía puede transfigurarse en Substancia y, a la vez, “sutilizarse” en Luz.

Por tanto, tu Ser es Luz, tu Vida es Energía, y tu Cuerpo es substancia viva. Osar decir todo eso es crucial. Para que exista ‘ciencia” es necesaria una ontología, un conocimiento del Ser. Se ha propuesto algo increíble: algunos biólogos franceses sugieren que el mono proviene del hombre, como producto de una escisión de uno de los cromosomas. Por ello, el mono posee cuarenta y ocho cromosomas, en vez de cuarenta y seis, el número de los cromosomas humanos.

Esta visión no está lejos de la aseveración del Popol Vuh de los Maya-Quiches,

que consideran a los monos como una degeneración de los humanos, por “haberse rebajado la condición de su sangre”.

La Luz Cósmica posee la misma cualidad de la Luz de los humanos, y la Energía que infunde vida en el cosmos entero, posee la misma cualidad de la Energía Vital de los humanos. Por último, la Sustancia Viva del Cosmos entero posee las mismas cualidades que nuestro cuerpo físico.

¿Es acaso necesario hablar de esa manera? Afirmativo, diré, emulando a las comunicaciones por radio de los policías, en el mundo entero.

Sí, es imprescindible usar todos estos términos y declaraciones. Sin ello, una

cantidad de palabras, que, por cierto, son usadas por amigos de tales conceptos, como también por los enemigos mismos de la visión de la existencia de Dios, se transformarían en armas afiladas elevadas en contra de nuestras propias afirmaciones.

Como consecuencia de estos postulados, el Cosmos, para no llamarlo ‘Naturaleza”, es el propio y el mismo Dios, sin hablar de la inevitable aseveración acerca del ser humano: parte del Cosmos, la humanidad es parte, “cuerpo”, “alma” y “Ser”, de Dios, una idea antigua, nada original.

Debido a que los humanos son Dios mismo, no necesitaron ser “creados” ya que algo ya existente, existe implícitamente.

Por otra parte, tampoco se trata aquí de una instancia parecida a la célebre frase

de una conocida serie televisiva: “esta grabación se destruirá a si misma en los próximos cinco segundos”. El ser humano y éste cosmos visible no ha sido creado jamás por ningún dios, o dioses, es eterno e infinito, y su vida late con medidas, expandiéndose y contrayéndose según las necesidades del cambio, el único proceso que mueve los universos, las galaxias, y los seres humanos. Hasta aquí, no hemos intervenido en la ontología del ser, para no introducir conceptos éticos de crucial significación. No existe la categoría de “lo malo”. Este término es tan solo un virus en el lenguaje, cuya presencia no hace más que denigrar y atacar a la existencia del principio universal llamado “Bondad” y “Lo Bueno”, o “El Bien”. Este principio universal se manifiesta a través de dos variantes, “Lo positivo” y “Lo negativo”.

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La diferencia de potencial que produce el juego entre lo “positivo“ y lo “negativo” marca las acciones humanas y sus consecuencias, tanto a las positivas , como a las negativas. Por lo pronto, lo que se ve con claridad es que, tanto lo “positivo” como lo “negativo”, son “buenos”. El exceso de lo “negativo” se ha llamado “mal”. Es lo mismo que ocurre con el principio universal de la “Justicia”: sus dos variantes complementarias, “Lo Cierto” y “Lo Falso” son, igualmente, “justas” y no sólo “verdaderas”. El “pecado” concepto errado e inexistente ha sido inventado para denigrar a la “justicia”.

Tan “justo” es lo “falso”, como lo es “lo cierto” y, a pesar de los lógicos, diremos que el principio de la “Verdad” posee otros operadores complementarios.

La “Verdad” está operando con “La Realidad”, y con la “ficción”, que es el misterio de una realidad patente. No hay que temerle a la ficción, pues la Verdad es la suma de las certezas y de las falsedades.

Para traer algo nuevo en este mercado de banalidades, sugiero llamar a Dios con otro nombre. Esta táctica parece producir tranquilidad en el ánimo de los buscadores, aunque tenga un efecto placebo.

En el tercer milenio, el nuevo nombre de Dios es TRIOS, el “ternario” (Luz, Sonido, Substancia). Quienes no están conformes con ese nuevo nombre, que lo llamen “Lo Inefable”, “Lo Innombrable”,“Lo Sublime”, “Lo Inaccesible”, “Lo Insondable”.

En cuanto a la teoría del Bing-Bang, digamos que debería llamarse “Teoría del Bing-Bang-Bing-Bang-Bing-Bang . . . ”, para designar un pulso cósmico de sístoles y diástoles que dura en cada uno de sus infinitos ciclos un número preciso de años – 25. 920, el mismo número de respiraciones de los humanos, en un día. Ello no estaría fuera de la realidad perpetua del cambio.

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Para mas información, ver mi texto ARQUETIPO LOGIA, publicado en la web Libro de Notas y un otro texto EL CÓDIGO GENERAL DE LAS LENGUAS, en el mismo lugar. *

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Teoría del Alma • Del ALMA, en griego PSIKHE, habemos SICÓLOGOS, cuando el alma nada tiene

que ver con el “pensar”, pues es puro “sentir”. • Y del ESPÍRITU, en griego PNEUMA, tenemos los NEUMÁTICOS de los coches, al

menos en algo relacionado con aire, o con la falta de aire.

• ALMA y ESPÍRITU son una pareja mítica. En realidad el Espíritu es la esencia del Ser, no debe considerarse una entidad aparte.

Hago mías las palabras de Heráclito, pues se lo mismo: que no conviene hacer conjeturas a la ligera sobre las cosas más importantes y que después de la muerte, a los seres humanos les aguardan cosas que ni esperan ni creen, ni se imaginan. Pues, la mayoría de los que de tales cosas opinan, no las entienden, ni habiéndoles sido enseñadas, las comprenden, aunque ellos creen que sí. Los necios, aun cuando oyen, parecen sordos; de ellos dice el refrán: “presentes, ausentes están”. No obstante, a todos les es dado saber y entender. Es necesario que los buscadores de la verdad estén enterados de muchas cosas y saber que la erudición no enseña a entender ni a tener entendimiento, porque en tal caso se lo habría enseñado a todos esos que hablan por televisión y escriben libros doctos. Luego es preciso extinguir la prepotencia más que un incendio. Para entender qué es el alma o, por ejemplo, dónde está el purgatorio, habría que saber qué son inmortales los mortales, y mortales los inmortales, vienen aquí para morir, se van de aquí para vivir. También hay que saber que lo que se llama alma es diferente de lo que se llama espíritu pero, casualmente y graciosamente, alma es lo mismo que espíritu santo, definición que han ventilado los religiosos cristianos para esconder un no se qué término teológico y existencial. Yo presento esta teoría por la radio, primero porque es mágica y reveladora y segundo, porque hay que acordarse también de aquel que olvida dónde conduce el camino. La mayor parte de las cosas divinas escapa al conocimiento por incredulidad. Lamentablemente, no basta con creer, hay que saber. Todo eso lo han dicho antes los sabios, pero los intelectuales de la palabra y los teólogos trasnochados, llenan de opiniones al pobre buscador de entendimiento y así, tal vez lo alejan más de la realidad de las cosas. Cuando los llamados teólogos y la gente en general habla de animas y de purgatorio, tienen en su cabeza tal cantidad de arroz con mango, que es harto difícil aclararles a ellos mismos, lo que ello que han dicho, quiere decir.

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A ver: Cada ser humano nace con una cierta cantidad de combustible para consumir, durante un cierto lapso de tiempo. No obstante, al menos que el individuo decida suicidarse, nadie muere en la víspera. A ese combustible de la vida corporal, los que saben, lo llaman alma, y por influjo del latín, y no de Carl Gustav Jung, algunos le dicen anima. Es diferente del animo, que en castellano, es nuestro ímpetu vital que nos mueve hacia un sinnúmero de locuras, o aciertos que todos, algún día, habremos llevado a cabo. Ahora bien, hay que saber que el infierno, el paraíso y el purgatorio son estados existenciales del destino humano y se diferencian, por lo que tienen de premios y regalos los que están viviendo en el paraíso, de castigos y dolor ingente, los que viven en el infierno - aquí mismo, al lado tuyo y no en alguna parte por ahí, en la Galaxia Andrómeda - y de pesos y deudas que deben purgar o limpiar, los que viven en el purgatorio. Reflexiona: ¿te toca algo de todo eso? Descubristeis el agua tibia! Claro que es así, eres un ser humano y tienes un poco de todo ello! El que se suicida, no muere aun: tiene que estar viviendo, todavía, pero sin cuerpo, y esa es la razón por la cual llaman a este ser - un alma en pena: tiene sed pero no puede beber agua, puesto que se quitó el cuerpo, sin que nadie se lo pidiera. Tiene hambre pero no puede comer, porque no tiene cuerpo; tiene frío o calor, pero no se puede abrigar o refrescar por lo mismo de antes - no tiene soporte somático para actuar. Está como colgado de un clavo, como secándose al sol colgado en una percha, observando el mundo y lo que en el mundo ocurre, sin poder hacer nada, hasta la próxima oportunidad. Para ello debe esperar que se consuma el combustible asignado, por Trios. (así llamo yo a Dios) ¿Por quién más? Hay muchas telenovelas que actualmente versan sobre este tema. ¿Recuerdas los capítulos de la historia brasileña llamada DOÑA FLOR Y SUS DOS MARIDOS? Allí, Vadiño o Badiño, no ha muerto por suicidio, sino por una causa natural. Se le quemó el bombillo por sus locuras. No obstante, la mujer cree que se acuesta con el alma en pena de Badiño, cuando, en realidad y en verdad, Badiño ya está lejos y de ella se aprovecha un diablillo bandido que le consume su energía vital y el deseo, tomando la apariencia de su finado esposo. No es Badiño quien se acuesta con Doña Flor, es un demonio de jerarquía inferior es decir un sublunar - para decirlo como debe ser - que puede, y es capaz, de adoptar la forma de quienquiera! El Purgatorio no es un limbo o algo por el estilo, es un estado de la vida con el cual nos tropezamos a cada rato. La Llorona, la Sayona, la Pasajera y otras apariciones folklóricas son verdaderas ilusiones que tratan de meternos miedos y despertar angustias oscuras de nuestra memoria, pero no tienen poder más que para asustar a los inmaduros y a los adultos infantiles. Es eso lo que se llamaría ilusión, espejismo, fata morgana o aparición. También existen los fantasmas, un caso particular de la ilusión.

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Si apareciera la Virgen - eso es otro tema - les aseguro que la Inmaculada no va a elegir una pared húmeda de un baño, o el sucio suelo de una estación del metro! Con la excepción de los suicidas, no hay almas en pena. Es por ello que los curas no quieren enterrar a los que se han quitado la vida, con las dignas ceremonias y ritos que todo muerto merece. Por otra parte, a los cadáveres hay que tenerlos lejos más que a los excrementos. Los egipcios eran unos pobres infelices al guardar sus momias con tanta parafernalia. ¿No recuerdas a Jesús Cristo que decía: “ Deja que los muertos entierren a los muertos, y tú, ven conmigo, Pedro . . . “ Cuando te sientas duramente golpeado por la vida, debes saber que pasaste, o estás pasando, por el Infierno. Busca un Guía, un Virgilio, un Merlín, para no ir solo y tener así a alguien que te pueda cargar en sus espaldas por caminos estrechos y peligrosos, como a Dante, Virgilio. ¿Quién es ese? - preguntaron los muertos a Virgilio. ¿Ese? VADE MECUM -(“Va conmigo”, en latín - dijo el Maestro). Al cargar con un dolor y al sufrir apremios y adversidades , ten por seguro que estás viajando por la montaña del Purgatorio - tu propio cuerpo, sobre la puerta del cual están escritas siete letras secretas: NNNNNNN NNNNNNN - dice Dante - y, al recibir sin merecer, fama, regalos de la vida y salud preciosa, más entendimiento, estás en el mismo Paraíso, te lo digo yo, como la canción de Charli García : Aguante, aguante, aguante, aguante, aguante - Aguante, aguante, aguante, aguante, aguante . . . Este es el secreto: Aguantar, aguantar, aguantar. Yo agrego algo más: agua de agua-ntar y ajo de trab-ajo. Trabaja y aguanta. Y luego, haz de saber que tanto el Infierno, como el Purgatorio y el Paraíso, se acaban, se consumen, son estados que no duran eternamente. Si alguien dice cosas parecidas a lo que yo digo, tiene razón. Si te dice cosas contrarias a estas, es una persona equivocada, errada y que habla dormido. Algunos entran en una tercera clase de paracaidistas, los sonámbulos: caminan y hablan como si estuvieran despiertos, pero si los observas con más atención, ya te darás cuenta que están en un profundo sueño. Cuidado! Ni vale la pena tomarlos en cuenta y menos llamarlos por su nombre, como se dice en el pueblo . . . Te lo dice Elkes Abe. Si quieres saber más, busca el libro perdido de los Fragmentos de Heráclito, escrito hace 2500 años. Además del bello libro de Agustín García Calvo, en Venezuela se publicó en 1972, una excelente traducción de Angel Capeletti, en la Editorial Tiempo Nuevo. En este libro de Heráclito descubrirás los secretos del Alma, no en un libro moderno o contemporaneo: hoy día se desconoce este tema . . .

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Daniel Medvedov Semiólogo Especialista en Teología Doctor en Filosofía Profesor Universitario *