Atahualpa Periodista - Por Laura Lifschitz - Revista Caras y Caretas

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Pionero del folkolore argentino, Atahualpa Yupanqui (Héctor Chavero) supo incursionar en el periodismo gráfico, etapa en la que pueden rastrearse sus vaivenes en materia política.

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Atahualpa periodistaPor Laura Lifschitz Publicado en Caras y Caretas N 2.267 Buenos Aires, febrero de 2012Es el cono del folklore argentino. En sus letras siempre aflor el canto a la tierra primigenia y al desposedo. Sin embargo, tras cumplirse 104 aos del nacimiento de Atahualpa Yupanqui, poco se sabe de su labor grfica. En 1922, con catorce aos, Hctor Chavero -as su nombre original- comenzara en Junn un camino si no abierto a la escritura, al menos al campo cultural. Trabajar en la prensa local revelara todo un mundo para este joven que senta tanto el pulso de lo autctono como la curiosidad por las luces de la ciudad. Su labor como corrector de pruebas de El Mentor lo condujo, gracias a su gran afabilidad, al diario catlico La Verdad, dirigido por el cura Vicente Paiva. Hasta entonces, Chavero no lograba firmar nota alguna. En 1923, a instancias de Enrique Almonacid, compaero de El Mentor, Hctor emprendi viaje hacia Buenos Aires. Tentado de probar suerte, el 14 de setiembre ameniz los entreactos de la gran pelea entre Luis ngel Firpo y Jack Dempsey desde el escenario que para la ocasin montara Natalio Botana a las puertas del diario Crtica. Tras caer su suerte, el padre Paiva lo esper con los brazos abiertos y lo ubic como ayudante de tipgrafo y corrector de galeras. La bohemia y camaradera de la redaccin lo llevaran a considerar una revancha portea. En 1928 Chavero consigui trabajar algunos meses en La Fronda. Pero algo lo incomodaba del pasqun anticomunista. Empeado en volver a retomar contacto con Crtica y gracias a un compaero tipogrfico de La Verdad, es recibido por el tucumano Jos Ramn Luna, encargado de la seccin policial. Con colaboraciones espordicas y trabajo en el taller, el mbito laboral lo condujo a reafirmar su intencin de convertirse en artista. Empez a rasgar las cuerdas en bodegones y peas a cambio de comida. El 6 de setiembre de 1930, el golpe militar contra Hiplito Yrigoyen lo sorprendi en Jujuy. Refugiado en la localidad entrerriana de Rosario del Tala, se anotici de los preparativos de alzamiento contra Uriburu que se gestaban en La Paz. Los hacendados Roberto, Mario y Eduardo Kennedy haban reunido 60 hombres, entre los que se encontraba el joven Hctor. A las 3.30 del 3 de enero de 1932 los revolucionarios tomaron por asalto la jefatura de Polica. Poco dur el enfrentamiento. Enseguida el Regimiento 10 de Infantera Montada apagaba los chispazos. Hctor huy a Uruguay. Sancionada la amnista, se instal en Rosario, donde Manolo Rodrguez Araya le ofreci algunas notas para su diario El Popular, entre ellas la necrolgica de su primer maestro de guitarra, Bautista Almirn. En verdad, recin despus de 1943 Atahualpa utiliz a la prensa como vehculo de denuncia. Durante su afiliacin al PC -debida sobre todo a su oposicin al peronismoescribi sendas columnas en La Hora y Orientacin, haciendo gala de un lenguaje bien campero. Entre sus notas, destaca aquella redactada en 1946 a propsito del Maln de la Paz, la marcha que desde el noroeste argentino emprendieron los habitantes originarios por la restitucin de sus tierras. Ms tarde, tras varios intentos peronistas para acercar al artista ya entonces muy popular, Yupanqui renunci al PC y se dedic a diversas actividades culturales en medios radiales oficiales. Nunca pudo olvidar, sin embargo, que durante el peronismo, a instancias del

comisario Cipriano Lombilla, jefe de la Seccin Especial, el 1 de febrero de 1951 recibiera como tortura aquellos golpes fatdicos en su mano derecha. Ya lejos de la labor periodstica, se hizo llamar socialista. En 1976 vislumbr, equivocadamente, la paz con la llegada del gobierno militar. Se recluy en la fe -comenz a leer fervientemente la Biblia-, mostr ciertas esperanzas con el alfonsinismo y muri, en Francia, de donde nunca volvi por completo, en 1992.