Astronomia en La Edad Moderna

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  • 7/31/2019 Astronomia en La Edad Moderna

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    Astrnomos en la Edad Moderna

    Vicente Cendrero Almodvar

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    Y la nueva filosofa lo pone todo en duda,

    el elemento del fuego se ha apagado;el sol se ha perdido, y la tierra, y el juicio de los hombres

    ya no puede guiarlos en su bsqueda.Y los hombres confiesan libremente que el mundo ya no es lo que era,

    cuando en los planetas, y en el firmamentoellos buscan tanta novedad, y luego ven que esto

    se desmenuza otra vez en sus tomos.Todo est en pedazos, toda coherencia ha desaparecido;

    todo es simple suministro, y es todo relacinY en estas constelaciones se alzan entonces

    nuevas estrellas, y las antiguas desaparecen ante nuestros ojos.

    John Donne, 1611

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    ndice

    Introduccin..4

    I. El universo copernicano. Una cosmologa revolucionaria?......................5

    El heliostatismo de Coprnico...11

    Los ataques al nuevo sistema....14

    Visiones contradictorias...17

    Despus de Coprnico...19

    II. De Brahe a Kepler: entre la observacin y la teora..20Las observaciones de Tycho Brahe.20

    Johannes Kepler: en busca de un universo geomtrico..24

    Una nueva Astronoma.29

    III. Galileo, el mensajero de las estrellas.....30

    Rompiendo con la tirana de los sentidos..30

    El proceso de Galileo.....34

    Una valoracin de conjunto..38

    IV. El nacimiento de la ciencia moderna....39

    La gravitacin universal...........................................................................40

    La Astronoma posnewtoniana.43

    Conclusiones...44

    Bibliografa consultada..45

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    Introduccin

    En el ao 1687, Isaac Newton publica sus Principia Mathematica,estableciendo las bases de la ciencia moderna. Con sus aportaciones se

    demostraba, por fin, que el universo se rige por leyes universales yprincipios mecnicos susceptibles de ser comprendidos por los sereshumanos. Es la culminacin de un largo proceso iniciado en el siglo XVIcon la figura de Coprnico. Ser en este marco cronolgico, al que secircunscribe nuestro trabajo, en el que se produzcan cambios de talimportancia que lleguen a redefinir los propios conceptos de ciencia ycientfico.

    Nos hemos referido a Coprnico y Newton. Si a estos dos nombresaadimos los de Kepler, Tycho Brahe y Galileo, concluiremos que la

    astronoma desempea un papel fundamental en este asunto. En efecto,los principales esfuerzos de los cientficos mantengamos,provisionalmente, esta terminologa- de los siglos XVI y XVII estuvieronencaminados a ofrecer un modelo del universo ms ajustado a la realidadque el aceptado hasta ese momento. Veremos cmo al principio de esearduo camino an pesaba mucho la tradicin terica clsica, platnica yaristotlica, sistematizada por Ptolomeo; para, poco a poco, iradquiriendo protagonismo la recogida de datos y las observacionesdirectas. Ya no estamos tratando con el hombre medieval que se sentainferior a los clsicos y aceptaba sus enseanzas casi como un dogma. El

    humanista, al rescatarlos, se pone a su mismo nivel, rechazando si espreciso sus principios. En este sentido, el hombre de la Edad Moderna vaperdiendo el respeto a los clsicos en favor de su propia experiencia.

    Sin embargo, para comprender la verdadera dimensin de lastransformaciones que se produjeron en la astronoma de los siglos XVI yXVII tenemos que remontarnos mucho ms atrs en el tiempo. Desde laPrehistoria, el firmamento ha constituido para el hombre una referenciapor la que guiarse. Observando los cambios en la posicin de las estrellasa lo largo del ao se poda seguir el ciclo de las estaciones, lo que

    resultaba imprescindible en un mundo agrcola para conocer el perodode lluvias, la poca de siembra y de cosecha. El cmputo del tiempopronto comenz a codificarse siguiendo las fases lunares1, y el Sol erafuente de luz y vida en la Tierra. Por eso no resulta extrao que losprimeros cultos religiosos de los que tenemos constancia tengan comodeidades fundamentales a los astros; dando lugar a elaboradas mitologasque explicasen los cambios en el cielo.

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    Las semanas tienen siete das desde los primeros calendarios, ya que ese es el tiempoque tarda la Luna en superar una fase. Igualmente el ao refleja el ciclo de estas fases,repetido doce veces.

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    Tantos milenios de observacin han hecho que hayamosinteriorizado el discurso de un cosmos ordenado que tiene su origen en laGrecia clsica. En realidad, los cientficos son cada vez ms conscientesdel papel fundamental que el caos juega en el Universo; pero paranuestras observaciones, este modelo sigue siendo de gran utilidad. Llegarhasta l no fue sencillo. Los hombres que se enfrentaran por primera veza estas cuestiones observaran muchos cambios, aparentementeinconexos, en el cielo. Enumerarlos ahora resultara demasiado prolijo.Baste decir que se deba contar con el ciclo diario y anual del sol, las faseslunares, la distinta duracin de los das y las noches a lo largo de lasestaciones, el movimiento aparente de las estrellas a lo largo del ao, elrecorrido del sol y los planetas por las constelaciones zodiacales, ascomo el complejo movimiento de estos ltimos.2

    Muchos pueblos de la Antigedad, como el babilnico o el egipcio,nos han dejado registros de observaciones, que fusionaron con sus mitoso con su literatura. Aunque podan predecir algunos movimientoscelestes, fueron los griegos quienes dieron un paso ms: se lanzaron ateorizar, construyendo modelos que permitieran comprenderracionalmente la estructura y el funcionamiento del universo. Endefinitiva, modelos que pusieran orden en el caos; que llegaran al cosmos.Hagamos un breve recorrido por aquellos que ms han influidoposteriormente.

    La primera escuela a la que hemos de referirnos es a la de lospitagricos. Pese a su hermetismo, sabemos que para ellos el principio detodas las cosas era el nmero. Crean, por tanto, que la matemtica era lanica ciencia que poda llevar al verdadero conocimiento de la realidad;ya que el universo entero era armona y nmero. En palabras deAristteles:

    creyeron que los principios de las matemticas eran los principios detodos los seres. [] Parecindoles que estaban formadas todas las cosas asemejanza de los nmeros, y siendo por otra parte los nmerosanteriores a todas las cosas, creyeron que [] el cielo en su conjunto es

    una armona y un nmero.3

    Hacemos hincapi en estas cuestiones, ya que sern importantespara comprender el modelo de universo matemtico de Coprnico. Porotra parte, la cosmologa de esta escuela se completaba con la creencia deuna tierra esfrica y situada en el centro del universo.

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    Para estas cuestiones, ver Los datos observacionales en ARANA, J.;Materia, Universo,Vida. pp. 298-301. Ed. Tecnos. Madrid, 2001.3 ARISTTELES;Metafsica. Ed. Espasa Calpe. Madrid, 1990

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    En muchos aspectos, la astronoma platnica ser deudora de losprincipios pitagricos. Bsicamente, el universo de Platn estaba formadopor esferas encajadas unas en otras: en el centro, la Tierra, con una capade agua y aire a su alrededor. En torno a ella, la capa de fuego de losastros (planetas) que gira hacia el Oeste; y al final, la esfera de las estrellasfijas. Pero lo verdaderamente importante es que la divisin entre elmundo sensible y el mundo de las Ideas hizo que los astros que vemos enel cielo -los del universo sensible- no fuesen sino una imagen delverdadero universo: el inteligible, matemtico, eterno e inmutable. Enconsecuencia, la astronoma deba ocuparse de este ltimo que era laverdadera realidad-, tomando lo que vemos como una simple imagenpara aproximarse a l. Por tanto, es lgico que los movimientos del cielotuvieran que ser circulares y uniformes, como corresponde a laeternidad y perfeccin de los astros divinos4. Esta apreciacin marcartoda la Astronoma posterior, hasta la llegada de Kepler y sus rbitaselpticas.

    Aristteles imprime un nuevo giro a la cosmologa5. Con la slidabase que le dio el haber pasado 20 aos como alumno de Platn en laAcademia, parte de la negacin de la divisin entre el mundo sensible y elinteligible. Para l, el mundo cambiante y dinmico en que nosencontramos no es ninguna imagen, sino la verdadera realidad. Sinembargo, el cielo no puede ser explicado con los mismos parmetros; yaque en aquella regin del cosmos reina la regularidad y la armona. Surgeas una divisin, ya perfilada en los pitagricos6, entre el mundo sublunary el supralunar.

    El mundo sublunar es la Tierra donde nos encontramos. Como yahemos visto, est caracterizado por su heterogeneidad y sus cambioscontinuos. Aqu, los movimientos son finitos y rectilneos; y se explicandesde una perspectiva animista7 y teleolgica. Vemoslo msdetenidamente: todos los cuerpos de esta regin estn formados porcuatro elementos tierra, agua, aire y fuego-, que son estudiados como sifueran seres vivos que al moverse tienden hacia un fin, consistente enbuscar su estado natural de reposo, manteniendo as el orden natural. Portanto, el geocentrismo de Aristteles se basa en que la Tierra, al estarcompuesta en su mayora por el elemento tierra, tender a ocupar elcentro del cosmos, que es su lugar natural.

    4 SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la ciencia. Ed. Espasa. Madrid, 2005.5 Para el desarrollo de la cosmologa de Aristteles se ha seguido el texto de DEZ DE LACORTINA, E., en http://www.cibernous.com/autores/aristoteles6 El pitagrico Filolao afirmaba que el Cielo ocupaba un lugar entre la Luna y el fuegocentral; y en l los cuerpos estaban sometidos a la generacin y a la corrupcin.7 El animismo ya se encontraba en la astronoma de Platn, al afirmar que el Demiurgo

    haba creado a los astros como seres divinos, vivientes, eternos, esfricos e gneos.(Repblica, 529a-530c). Esta corriente ser ampliamente aceptada hasta que loscientficos del siglo XVII la sustituyan por el mecanicismo.

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    El mundo supralunar est formado por la Luna, el Sol, las estrellas,y los cinco planetas conocidos hasta entonces Mercurio, Venus, Marte,

    Jpiter y Saturno; ya que la Tierra no se consideraba un planeta-. Adiferencia de la anterior, esta regin del cosmos se caracteriza por laarmona, el orden y la regularidad; debido a que est compuesta de unquinto elemento: el ter, incorruptible y eterno; que otorga al cielo unaperfeccin y una homogeneidad impensables para los cuerpos terrestres.Adems, el ter posee un movimiento circular natural y uniforme. Paraexplicar los movimientos de los planetas, Aristteles retoma y ampla elsistema de esferas proveniente de Platn y mejorado por Eudoxo deCnido: stos no se moveran por s solos; sino que lo haran las esferas deter en las que se encuentran.

    El universo aristotlico condicionar el desarrollo de toda laAstronoma medieval y moderna. Habr que dar un salto hasta el siglo IIde nuestra Era para encontrar una obra que tenga una trascendenciasimilar. Se trata del Almagesto de Ptolomeo que, en realidad no aportamucho de novedoso. Es cierto que hay elementos nuevos; pero en losustancial es una sistematizacin de los conocimientos adquiridos hastaentonces. El principal problema con que se encontraban los modelosanteriores era encontrar una explicacin plausible al movimiento de losplanetas. Los errantes (pues esto es lo que significa planeta en griego)describan complicadas trayectorias entre las estrellas fijas de lasconstelaciones zodiacales; sin presentar una velocidad ni una direccinconstante: a veces parecan estacionarse y otras retroceder (retrogradacinplanetaria). La observacin sistemtica daba lugar a un movimiento enzig-zag que no se corresponda con la teora de los movimientoscirculares y uniformes.

    Retrogradacin planetaria. Lalnea superior se correspondecon la trayectoria del planetaMarte observado desde laTierra en varias noches

    sucesivas. Aunque en unmomento parece detenerse yretroceder, es tan slo unefecto de perspectiva. Elgeocentrismo encontraba enestos movimientos unproblema de difcil solucin,resuelto mediante unintrincado sistema de epiciclos,deferentes y ecuantes.

    Fuente: www.espacial.org

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    En el Almagesto se perfecciona una solucin que se conoca yadesde el III a.C., y que lograba conciliar si bien con algunasirregularidades- los presupuestos tericos de la cosmologa imperantecon los datos observacionales. Se trata del sistema epicicloide; consistenteen la introduccin de una nueva curva dentro de los movimientosplanetarios.8 En su bsqueda de una mayor precisin, Ptolomeo introdujouna variable ms: el ecuante.9 Nos encontramos ante un sistema declculos complejsimo que, respetando el geocentrismo y los principioscosmolgicos de la tradicin griega, era capaz de dar una respuestasatisfactoria a los movimientos del Sol, la Luna y los planetas. La Iglesialo acept y se mantuvo vigente ms de un milenio, si bien a costa de iraumentando progresivamente su complejidad. A grandes rasgos, estaser la herencia que recoger Coprnico en el siglo XVI.

    Ahora veremos cmo todas estas teoras irn cayendo en unproceso imparable, una tras otra, como un castillo de naipes. En primerlugar, la geocntrica. Despus, la que hablaba de la perfeccin yregularidad de los movimientos circulares. Asistiremos a la constatacinde que el mundo supralunar es tan imperfecto como el nuestro. Y,finalmente, veremos cmo se resquebrajan las esferas de Aristteles. Entan solo doscientos aos, se derrumbar un edificio cosmolgicomilenario.

    8 La curva del epicicloide, a pesar de ser cerrada y con bucles, resulta de la suma de dosmovimientos circulares y uniformes, el primero de los cuales se efecta alrededor de un centro fijo(deferente), mientras que el segundo (epiciclo) posee un centro mvil que recorre con velocidaduniforme la deferente. En El mundo ptolemaico. De ARANA, J.:Materia, Universo, Vida.pp. 312-315. Ed. Tecnos. Madrid, 20019

    Los movimientos circulares ya no progresaban a un ritmo uniforme cuando se observabandesde el centro de la rbita ni desde la posicin terrestre, sino slo midindolos desde un tercerpunto, llamado ecuante porque slo desde l se igualan las velocidades angulares. dem.

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    I. El universo copernicano:Una cosmologa revolucionaria?

    Junto con Galileo y Newton, Coprnico es una de esas figuras quehan trascendido su propio tiempo, pasando a formar parte del imaginariocolectivo. Sobre ellas se ha hablado mucho, crendose una imagenpopular que, en ocasiones, no se corresponde con la realidad. Coprnicoha pasado a la historia como un revolucionario que, con su teoraheliocntrica, dio al traste con toda la cosmologa anterior. Es lugarcomn asumir que a partir de sus descubrimientos cambi radicalmentela visin que el hombre tena de su lugar en el universo. Incluso eltrmino revolucin copernicana ha hecho fortuna, utilizndose parahacer referencia a campos que no tienen nada que ver con la astronoma

    (as lo hacemos al hablar de la revolucin copernicana de Kant, porejemplo).

    Sin embargo, algunos autores sostienen que la verdadera historianos da una imagen bien distinta de Coprnico. Catlico, desde laortodoxia y comodidad de su puesto como cannigo de Frauemburg,desarrollara lentamente su reforma astronmica sin ms pretensiones;casi como un pasatiempo. Por decirlo de alguna manera, sus propiosdescubrimientos le sobrepasaron, sin que l mismo se diera o quisieradarse- cuenta de su enorme trascendencia.

    Pero antes de poder valorar con criterio lo que signific su obra, esnecesario conocer sus hallazgos y, sobre todo, las motivaciones que lehicieron llegar hasta ellos. Coprnico naci en la ciudad polaca de Torun,en el ao de 1473. Estudi matemticas10 en Cracovia; y ms tardederecho cannico en Bolonia y Ferrara; adems de medicina en Padua. Alvolver a Polonia, su to, el obispo de Emerland, le proporcion unacanonja en Frauemburg; lo que se convertira en su principal fuente deingresos hasta su muerte. Polifactico, prototipo del hombrerenacentista, tuvo pericia en la pintura, hizo un proyecto para reformar

    el sistema monetario y estudi una reforma del calendario que finalmenteno llev a cabo.

    Aunque la astronoma tena para l un papel secundario, seinteres por ella desde muy pronto. Gracias a sus aos de estudio enItalia, conoca los clsicos; y seguramente entr en contacto con la obra deAristarco de Samos, griego del siglo III a.C., que en su De los tamaos y lasdistancias del Sol y de la Luna, defenda la teora heliocntrica. Los diezsiglos de Edad Media haban consagrado el modelo de las esferas como

    10 No olvidemos que en poca de Coprnico, la astronoma era una rama de lasmatemticas; y como tal, la estudiara en el quadrivium, aunque no a un nivel profesional.

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    nica forma posible de explicar el cosmos. El Almagesto, conocido graciasa su traduccin rabe, era considerado la mejor explicacin sobre losmovimientos planetarios; con el aadido de que coincida, adems, conlas Sagradas Escrituras.

    A Coprnico, el modelo ptolemaico le pareca muy complicado.Pronto se dio cuenta de que mediante distintas composiciones ycombinaciones de movimientos uniformes podan lograr que un cuerpo parecieramoverse hacia cualquier lugar del espacio11 Durante cientos de aos, elprincipal caballo de batalla haba sido el movimiento de los planetas; y elelaborado conjunto de deferentes y ecuantes utilizado para describirlo. Elsistema de Ptolomeo se revelaba til para prever los acontecimientoscelestes eclipses, posicin de los planetas, etc.- con cierta precisin. Perono era como deba ser. No se ajustaba completamente a las normascosmolgicas de los movimientos circulares y uniformes. Y, por si fuerapoco, su extrema complejidad haca que estuviese carente de armona.12

    Dejando a un lado las cuestiones tericas, este sistema no era capazde resolver dos problemas fundamentales: en primer lugar, cada planetatena su propio modelo, sus propios epiciclos y su propia excentricidad;sin que existiera una explicacin global de todos los movimientos. Porotro lado, la gran excentricidad de la rbita de la Luna haca que statuviese que variar muchsimo su tamao aparente; lo cual no suceda.

    11

    COPRNICO, N. Commentariolus, h. 1510; en SOLS, C. y SELLS, M. Historia de laCiencia. Madrid, Espasa, 2005.12 Este es un grfico simplificado del sistema ptolemaico. Para explicar los movimientosde los planetas utiliza dos movimientos circulares. El primero alrededor de la Tierra,situada en el centro del Universo si bien para explicar la excentricidad de las rbitasPtolomeo afirmaba que el verdadero centro no era ste, sino un punto cercano-; y otroque hara cada planeta, independientemente, alrededor de otro centro propio. Se dabaas respuesta al misterio que haca retroceder a los planetas en determinadas fechas.

    Fuente: Canadas Capital University.www.carleton.ca

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    El heliostatismo de Coprnico

    Dando vueltas a estas cuestiones, Coprnico hall una solucin tansencilla como eficaz: dar a la Tierra el movimiento aparente que tena el

    Sol en las viejas cosmologas; situando a ste donde antes se encontrabaaqulla. No es, por tanto, un sistema heliocntrico; sino heliosttico. El Solse coloca muy cerca del centro; pero no en el centro mismo. 13 Siobservamos el grfico inferior, extrado del Commentariolus la primeraobra en la que esta teora qued impresa; siendo publicada alrededor de1510- concluiremos que las similitudes con el modelo ptolemaico son msque evidentes. No es, ni mucho menos, una ruptura radical. Las esferasquedan intactas; y los movimientos circulares no se rechazan. Pareceracompletamente absurdo que un cuerpo celeste no se moviera uniformemente porun crculo perfecto. 14

    13 El modelo ptolemaico tambin funcionaba as. Al no situar la Tierra en el centromatemtico, se consegua una mayor adecuacin entre la teora y las observaciones.Coprnico mantiene la excentricidad en su sistema.14

    Recordemos que el sistema de Ptolomeo retomaba las ideas platnicas de la perfeccinde las figuras geomtricas: los objetos estelares deban moverse describiendo crculosperfectos; debido a que los crculos son algo perfecto.

    Fuente: SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la ciencia. Ed. Espasa. Madrid, 2005

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    No obstante, la cosmologa copernicana conllevaba algunoscambios fundamentales:

    1. El Sol se detiene, ocupando, a efectos prcticos, un lugarcentral.

    2. La Tierra, antes inmvil, adquiere ahora tres movimientos: unodiurno, otro anual y otro de precesin.15 Con ello, podanexplicarse fcilmente muchos movimientos y anomalas delsistema ptolemaico -el orden y distancia real de los astros; o lacausa de los principales fenmenos planetarios, entre otros-.

    3. Los movimientos planetarios consiguen, por fin, explicarseglobalmente, al postular que todos ellos giran alrededor de unmismo centro. Esto no significa que el Sol desempee ningnpapel fsico ni geomtrico. El heliostatismo no se convertir enheliocentrismo hasta la llegada de Kepler.

    4. El universo se agranda. Al conferir movimiento a la Tierra,deberamos apreciar un rpido efecto de paralaje en lasestrellas fijas; similar al que notamos al ir en coche, en el queel paisaje parece quedar atrs. Ante este problema se opt poragrandar el tamao del universo, suponiendo que la esferaestelar se encontraba mucho ms lejos de lo que se haba credohasta entonces; tanto que desde nuestra perspectiva nonotaramos la paralaje.

    Lo cierto es que Coprnico logr simplificar el esquema celestemanteniendo intactos los principios fundamentales del modeloptolemaico. Con el nuevo sistema, la retrogradacin planetaria quedabaexplicada como un efecto ptico; eliminando as los farragosos deferentesy ecuantes utilizados hasta entonces. No obstante, la armona delconjunto quedaba un tanto empaada por la introduccin de pequeosepiciclos, destinados a corregir algunas irregularidades que sepresentaban al suponer que las rbitas de los planetas eran crculosperfectos; cuando en realidad son elipses. A estos efectos, son muyinteresantes las palabras de John Gribbin en su Historia de la ciencia:

    Coprnico deseaba un modelo en el que todo se moviera alrededor deun nico centro a una velocidad invariable, y este deseo se basaba enrazones estticas, en la misma medida en que poda tener motivacionesde otro tipo. Su modelo pretenda ser un modo de conseguir esto, pero

    15 En efecto, si la Tierra se ve arrastrada en su movimiento anual por hallarse fijada auna capa esfrica, su eje debera apuntar a una zona distinta del cielo a lo largo del ao.

    Para mantener el paralelismo de todas las posiciones del eje, hay que darle a ste unmovimiento de precesin anual en sentido contrario al de la Tierra para contrarrestarlo.SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la ciencia. Ed. Espasa. Madrid, 2005

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    fall por sus propias contradicciones. Colocar el Sol en el centro suponadar un gran salto, pero an era necesario que la Luna describiera surbita alrededor de la Tierra y todava faltaban los epiciclos para explicarpor qu los planetas parecan acelerarse y desacelerarse mientrasrecorran sus rbitas.16

    Es muy importante comprender las causas del cambio copernicano;ya que estamos a medio camino entre los filsofos de la Antigedad y loscientficos del XVII. A diferencia de estos ltimos, sus teoras se basabanen ideas filosficas neoplatnicas y pitagricas; y no en los datosempricos, en la observacin y los experimentos, que slo servan parareforzarlas.

    Habiendo reparado en estos defectos [de las tericas planetariasanteriores] me preguntaba a menudo si sera posible hallar un sistema de

    crculos ms racional, mediante el cual se pudiera dar cuenta de todairregularidad aparente sin tener que postular para ello movimientoalguno distinto del uniforme acerca el centro correspondiente, tal comoexige el principio del movimiento perfecto.17

    Buscando una mayor armona csmica, Coprnico dio con unmodelo muy superior; pero que pareca estar en contra del sentidocomn. La oposicin a sus ideas no se hizo esperar.

    16 GRIBBIN, J.:Historia de la ciencia. 1543-2001. Ed. Crtica. Barcelona, 2003

    17 COPRNICO, N. Commentariolus, h. 1510; en SOLS, C. y SELLS, M. Historia de laCiencia. Madrid, Espasa, 2005.

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    Los ataques al nuevo sistema

    Presentar modificaciones a una cosmologa aceptada durante msde un milenio era un atrevimiento no exento de crticas. En contra de lo

    que pudiera parecer, los primeros ataques no vinieron de la Iglesia; sinode los fsicos. A finales de la Edad Media, la fsica se encontrabatotalmente supeditada a los principios aristotlicos. Dos de ellos eranincompatibles con el nuevo sistema. Recordemos que para Aristteles, enel mundo sublunar donde nos encontramos, el movimiento slo poda serrectilneo y finito. La Tierra deba ser inmvil y estar situada en el centrodel universo, ya que el elemento tierra del que sta se constituye tiende alcentro. Pues bien, el sistema copernicano implicaba eliminar a la Tierradel centro, ponerla en movimiento; y adems hacerlo de manera circular.

    Por si fuera poco, el finalismo imperante no aceptaba el aumentode tamao que el nuevo modelo introduca entre Saturno y la esfera delas estrellas fijas para contrarrestar la paralaje. Para qu serva tantoespacio vaco? Por qu Dios habra creado tanto espacio intil entreambas esferas? Y, en otro orden de cosas, si la Tierra se mueve, por quno salimos despedidos; por qu las cosas caen en lnea recta y no hacia elOeste? Si el Sol est en el centro del Universo, por qu no caen todos losobjetos sobre l? La autoridad de Aristteles pesaba demasiado paraobviar estas cuestiones; y Coprnico no dispona de argumentoscontundentes con los que hacerles frente. Su modelo matemtico peda a

    gritos una nueva fsica en la que sustentarse.

    Nos hallamos ante la gestacin de un cambio de primeramagnitud, que culminar en el siglo XVII con la Revolucin Cientfica. Lafsica haba estado hasta entonces por encima de las matemticas, comonica ciencia capaz de describir la realidad del mundo. Aceptar el modelode Coprnico supondr invertir estos papeles de subordinacin; siendopor primera vez las matemticas quienes dicten un cambio tan radical enla fsica que acabar desmontando todos los principios cosmolgicosaceptados hasta entonces. No obstante, esto no ocurrir hasta la llegada

    de Kepler, cien aos ms tarde.

    En otro orden de cosas, era de esperar que colocar al Sol en centrodel universo levantara ampollas en un estamento tan poderoso como eleclesistico. Por eso, a primera vista puede resultar desconcertante latibieza con que los catlicos recibieron el nuevo modelo. Se han aducidorazones de todo tipo para justificar esta postura: desde las presuntasinfluencias de Coprnico en las altas esferas eclesisticas, hasta laconveniencia para la Iglesia de este nuevo sistema, que permitira al finacometer una imprescindible reforma en el calendario. Sin negar la

    veracidad de estos argumentos, nos parece que el fondo de la cuestinest en relacin directa con la ya referida concepcin de la fsica y las

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    matemticas. Por eso, mientras el nuevo heliocentrismo fueseconsiderado una abstraccin para explicar ms fcilmente los fenmenoscelestes, no habra problema; pues un modelo matemtico no tena porqu corresponderse con la realidad. Las dificultades llegaran cuandoempiecen a orse voces que defiendan el universo de Coprnico ms allde la simple abstraccin matemtica, e intenten darle una realidad fsica.

    Lo cierto es que a la altura de 1561, en Salamanca poda optarsepor leer el De Revolutionibus18 copernicano; y a partir de 1594 su estudio sehizo obligatorio. Hubo incluso un agustino, Diego de Ziga, que intentdemostrar la compatibilidad de las nuevas teoras con los textos bblicos.Afirmaba, por ejemplo, que la frase del Eclesiasts donde se lee que laTierra permanece siempre no conlleva la ausencia fsica de movimientosi se la contextualiza adecuadamente: Una generacin pasa, otrageneracin viene, y la tierra permanece siempre. 19 Ms all de la simpleancdota, el caso de Ziga es un exponente del grado de tolerancia quela Iglesia Catlica tuvo en un primer momento con respecto a las nuevasteoras.

    En 1517, otro agustino llamado Martn Lutero, iba a precipitar laescisin de la cristiandad occidental en dos mitades por mucho tiempoirreconciliables. La Reforma se extenda por Europa, influyendo de unaforma decisiva en la obra de Coprnico. A diferencia del catolicismo, queno contaba por entonces con una cosmologa perfectamente definida20,los protestantes encontraron este problema resuelto gracias al principiode inspiracin literal de la Biblia. Las palabras de Lutero no podan serms claras al respecto: Este necio pretende trastornar toda la ciencia dela astronoma; pero la Sagrada Escritura nos dice que Josu orden al soly no a la tierra que permaneciera inmvil21.

    Pese a todo, fueron en ltima instancia motivos personales los queretrasaron la publicacin definitiva del Revolutionibus hasta el ao de lamuerte de su autor. Sus reticencias son comprensibles, dado queplanteaba un sistema que chocaba con los principios aristotlicos ypareca ir en contra del sentido comn; siendo tan slo un astrnomo

    18 El Revolutionibus se public en 1543. En l, Coprnico desarrollaba su teoraheliocntrica ms ampliamente que en el breve Commentariolus aparecido en 1510.19 Ecl. 1, 4-520 Con posterioridad al siglo XVI, la iglesia no haba proclamado ninguna cosmologaortodoxa. Quiz las disparatadas empresas y las frustraciones de la geografa cristiana,junto con las innovadoras revelaciones seglares de la nueva era de la navegacin,tuvieron algo que ver. BOORSTIN, DANIEL J. Los Descubridores. Ed. Crtica. Barcelona,200021 dem.Lutero se refiere al pasaje bblico que aparece en el libro de Josu: Sol, detente sobre

    Gaban! Y t, luna, sobre el valle de Ayaln! Y el sol se detuvo y la luna se par hastaque el pueblo venci a sus enemigos. Todo esto est escrito en el Libro del Justo. El sol sedetuvo en el cielo y tard un da entero en ponerse. Jos. 10, 12-14

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    advenedizo, como sola llamarlo Lutero. Finalmente, la insistencia de susamigos y alumnos decidi a Coprnico dar su obra a la imprenta, siendosupervisada por Georg Joachim Rheticus; uno de sus ms fervientesseguidores. Sin embargo, tuvo que abandonar antes de que pudiera serpublicada, retomando la tarea el luterano Andreas Osiander. Por fin, en1543, la primera edicin de De Revolutionibus Orbium Caelestium lleg amanos de su autor poco antes de morir.

    Sin embargo, Osiander haba incluido un prlogo apcrifo dondese afirmaba que estas hiptesis no tienen por qu ser verdaderas nisiquiera probables; si dan lugar a un clculo que coincida con lasobservaciones con ello basta En lo que se refiere a las hiptesis, quenadie espere nada cierto de la astronoma, pues no puedeproporcionrselo, a menos que acepte como verdaderas ideas concebidascon otro propsito y salga de este estudio siendo ms tonto que cuandoentr en l22. Ya fuera para salvar la ortodoxia o para proteger a su autorintencin intil, pues morira ese mismo ao-, lo cierto es que el prlogofue tenido como verdadero hasta que Kepler logr desenmascarar aquellaabsurda ficcin.

    22 En BOORSTIN, DANIEL J. Los Descubridores. Ed. Crtica. Barcelona, 2000

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    Visiones contradictorias

    Al iniciar este epgrafe apuntbamos cmo la figura de Coprnicoha sido vista bajo prismas muy diferentes a lo largo de la historia; desde

    aquellos que lo consideran un revolucionario, hasta los que piensan quesu obra puede encuadrarse dentro de los cnones ms tradicionales. Losprimeros creen que el heliocentrismo supone una ruptura radical contoda la cosmologa vigente desde haca 1.400 aos. Para ellos, el nuevomodelo acabara con los presupuestos aristotlicos y ptolemaicos, siendodirecto precursor de la Revolucin Cientfica del siglo XVII. Por primeravez se desterrara al hombre del centro del universo, dndole a conocer suverdadero lugar en el cosmos; lo que es interpretado como otro elementode modernidad, ya que supona poner en cuestin la literalidad de lostextos bblicos.

    Hay, sin embargo, otra historiografa que tiende a limitar lasinnovaciones de Coprnico23, argumentando que sus motivaciones nieran cientficas ni estaban relacionadas con ningn propsito innovador;tanto que su modelo se considera incluso pre-ptolemaico, ya queeliminaba los ecuantes para explicar el movimiento de los planetas. Estosautores creen que la aureola revolucionaria de su obra viene determinadapor su utilizacin posterior a manos de Kepler o Galileo, con el fin de darautoridad a sus propios trabajos, que s supusieron una ruptura definitivacon la cosmologa anterior.

    Por otra parte, la pretendida leccin de humildad que recibi elhombre al poner al Sol en el centro del universo es considerada por estaotra corriente como un anacronismo. Si nos acercamos a la visin que enla poca se tena de la Tierra, comprobaremos que el centro del universodistaba mucho de ser un lugar perfecto. Desde Platn, el nuestro era unmundo sometido a la corrupcin y la generacin; a la muerte y a lasdesgracias. Con Hesodo comprendimos que gloriosa Edad de Oro habapasado, encontrndose la humanidad en la prosaica Edad de Hierro.Aristteles no hizo ms que reforzar este pensamiento, situndonos en el

    mundo sublunar, imperfecto y perecedero. La tradicin cristiana continucon esta tradicin, y la Tierra pas a considerarse como un lugar dedestierro; un valle de lgrimas al que el hombre haba ido a parar trasla expulsin del Paraso; y en el que nos encontraramos gimiendo yllorando hasta la segunda venida de Cristo. As, lo que ms debapreocupar a Coprnico no era la nueva posicin de la Tierra: en realidad,era el Sol quien haba recibido una ofensa.

    23 Una muestra de esta interpretacin se encuentra en La revolucin copernicana.ARANA, J.Materia, Universo, Vida. pp. 315-319. Ed. Tecnos. Madrid, 2001

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    Es razonable pensar que la realidad compartiese puntos de una yotra teora. Ciertamente, con su modelo, Coprnico slo pretenda unareforma astronmica que hiciera ms armonioso el sistema ptolemaico;respetando todos los presupuestos cosmolgicos tradicionales demovimientos circulares y uniformes. Tambin es innegable que los datosno jugaron un papel esencial a la hora de su concepcin, y que elheliocentrismo ya haba sido postulado por otros autores, como Aristarcode Samos. Sin embargo, al igual que fue Coln quien descubri Amricapara el mundo; fue Coprnico, al rescatar esta teora, quien encendi lachispa que en tan solo 200 aos hara estallar todo el edificio cosmolgicoaristotlico. Que su intencin estaba muy lejos de aquello, nadie lo duda;pero lo cierto es que sin su obra, el desarrollo posterior de la astronomano hubiese podido ser el mismo.

    En ltimo trmino, no nos resistimos a preguntarnos qu pensarael autor de su propio sistema. Lo concebira tan slo como un modeloterico sin correspondencia con la realidad, o creera estar describiendo elverdadero universo? Aunque nunca lo sabremos con certeza, podemosarriesgarnos a plantear una hiptesis. Ya hemos visto que para losaristotlicos slo la fsica poda aspirar al conocimiento del mundo. Por elcontrario, pitagricos y neoplatnicos pensaban que todo lo que existetiene su fundamento en los nmeros; siendo estos los componentesltimos de la verdadera realidad, descrita para ellos por las matemticas.

    En el siglo XVI, el neoplatonismo resurgi con fuerza. El propioCoprnico tuvo como maestro al neoplatnico Domenico Mara deNovara; y l mismo se adscriba sin reparos a esta corriente. Por eso, noparece aventurado suponer que, ms all de un simple modelo terico, elDe Revolutionibus pretendiese describir las verdades reales de ununiverso esencialmente matemtico24.

    24 BOORSTIN, DANIEL J. Los Descubridores. Ed. Crtica. Barcelona, 2000

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    Despus de Coprnico

    Contra lo que pudiera parecer, la obra de Coprnico pas bastantedesapercibida tras su publicacin en 1543. Salvo su alumno Rheticus, y

    algunos personajes como Thomas Digges que dio un paso ms,postulando que las estrellas se extendan ms all de la octava esfera,conformando un universo infinito--, el nuevo modelo se encontr conpocos valedores, la condena del luteranismo y la indiferencia delcatolicismo. Sin embargo, setenta aos despus, el De Revolutionibus entren el ndice inquisitorial; y sus ideas fueron consideradas herticas. Culfue el motivo de este cambio tan drstico?

    Tras la cada de Constantinopla, en 1452, llegaron a la Academia delos Mdicis ciertos textos firmados por un filsofo egipcio del 2.000 a.C.

    llamado Hermes Trimegisto luego se descubrira que, en realidad, eranescritos griegos del siglo II-. Los humanistas florentinos enseguidatradujeron su obra al latn, asistiendo Europa a un espectacular rebrote demagia. Para lo que aqu nos interesa, basta saber que el hermetismointentaba recuperar antiguas creencias que consideraban al Sol como unDios.

    Una de las figuras principales de este pensamiento llevaba pornombre Giordano Bruno, y afirmaba que la Iglesia Catlica debareconducirse hasta alcanzar la fe verdadera; que no era otra sino la que

    propugnaba el hermetismo. Su visin del mundo coincida con ununiverso en cuyo centro se situaba mayestticamente el sol. Enconsecuencia, defendi ardientemente ciertos aspectos del modelocopernicano, antes de ser acusado de arrianismo y ejecutado por laInquisicin. Su caso tuvo tal trascendencia que las teoras de Coprnicocomenzaron a oler cada vez ms a hereja; hasta ser desaprobadas a laaltura de 1600. En 1616, su obra entraba en el ndice de libros prohibidos;tal vez para frenar su aplicacin a las observaciones de Galileo. Catlicosy protestantes radicalizaban sus posturas: la Guerra de los Treinta Aosestaba prxima.

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    II. De Brahe a Kepler.Entre la observacin y la teora.

    Con la ayuda de los datos aportados por Tycho Brahe, Kepler fueel primero que present un alegato contundente a favor de la obra deCoprnico, cincuenta aos despus de su publicacin. Susdescubrimientos iniciaban un camino completamente nuevo para laAstronoma.

    Las observaciones de Tycho Brahe

    A los modelos ptolemaico y copernicano vino a unirse un tercero,cuyo promotor fue un noble dans conocido como Tycho Brahe; quellegara a convertirse en el mejor observador de los cielos conocido hastaentonces. Estudi astronoma y matemticas en la Universidad deCopenhague, recibiendo una slida formacin aristotlica. Desde elprincipio se sinti maravillado ante la posibilidad de predecir eventoscelestes. Sin embargo, su fascinacin inicial pronto se vio defraudada porla inexactitud de las predicciones, que tenan un margen de error de unos10 minutos de arco25. El movimiento de los planetas an segua siendo elprincipal caballo de batalla; y el clculo de sus trayectorias todava dejaba

    mucho que desear.A lo largo de su vida, Brahe acometi la tarea que ningn otro

    astrnomo se haba atrevido a realizar hasta entonces: en suconvencimiento de que la nica manera de calcular correctamente lasrbitas de los planetas era realizando nuevas y precisas observaciones, selanz a tal propsito, sin dar por vlidas a priori las recogidas en la obrade Ptolomeo. La autoridad de los antiguos se cuestionaba cada vez ms.Pese a ser copernicano en sus tcnicas, no aceptaba el modeloheliocntrico; ya que era demasiado piadoso para contradecir las

    palabras de la Biblia, y demasiado aristotlico para aceptar el movimientode la Tierra.26

    Brahe nunca sufri problemas econmicos. La pertenencia alestamento nobiliario, unida a su creciente prestigio como astrnomo yastrlogo, sirvieron para abrirle muchas puertas. Un eclipse de Luna

    25 Para determinar la posicin precisa en que estaba situada determinada estrella, sehaba dividido el horizonte en 360 grados, cada grado en 60 minutos y cada minuto en

    60 segundos. La altura sobre el horizonte se meda de 0 a 90. En ARANA, J.: Materia,Universo, Vida. Ed. Tecnos. Madrid, 2001.26 SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la Ciencia. Ed Espasa. Madrid, 2005

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    acaecido en 1566 le hizo predecir la muerte de Solimn el magnfico.27 Apesar de su carcter arrogante perdi parte de la nariz en un duelo a losveinte aos, sustituyndola por una prtesis de oro y plata-, su famacreci hasta tal punto que el rey Federico II de Dinamarca comprendi elprestigio que Brahe dara al reino si permaneca all. A tal efecto leconcedi el dominio sobre la isla de Hveen, donde situ un observatorioal que llam Uraniborg, o Castillo del Cielo. Adems de imprentas,bibliotecas, talleres y laboratorios alqumicos, all se construyeron losinstrumentos astronmicos ms grandes y precisos conocidos hasta lafecha (sextantes, cuadrantes, armillas); para conseguir la mayor exactitudposible en sus metdicas observaciones (consistentes en medir cada nochelas posiciones de los planetas con respecto a las estrellas fijas). A ellas sededicara la mayor parte de su vida; llegando a conseguir una precisinmedia de 4 minutos.

    Ya hemos dicho que Brahe crea en un universo geocntrico. Noobstante, adopt un nuevo modelo, a medio camino entre Ptolomeo yCoprnico. En l, la Tierra se encontraba fija en el centro del universo. ElSol, la Luna y las estrellas fijas giraran a su alrededor; pero los demsplanetas no lo haran alrededor de la Tierra, sino del Sol. De esta manera,poda conciliar su profundo aristotelismo y las ideas luteranas con lasimplicidad del sistema copernicano. Se ha aducido que para alguien quedependa directamente de un monarca protestante era imposible defenderel modelo de Coprnico. Aunque este argumento pudiera haber influidoen Brahe, lo cierto es que consideraba el movimiento de la Tierra unabsurdo fsico. No olvidemos que en su poca, la opinin mayoritaria,avalada por el sentido comn y la autoridad de Aristteles, era suponerque la Tierra se encontraba inmvil y en un lugar central28.

    27 Hasta el siglo XVII, la astrologa fue una disciplina matemtica. [] La idea bsica esque en los astros residen fuerzas de las que emanan influencias que no se limitan amover sus excntricas y epiciclos, sino que, debido a la continuidad del ter y laatmsfera, se propagan hasta este suelo. [] Por ejemplo, de la posicin del Soldependen las estaciones, el clima vegetal y animal. [] Asimismo, la Luna rige el flujo yreflujo del mar. [] El carcter imperfecto y no necesario de la naturaleza terrestreevitaba la refutacin instantnea del programa astrolgico por el fallo de un pronstico.SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la Ciencia. Ed Espasa. Madrid, 2005.28 [Brahe] no poda aceptar el absurdo fsico, admitir que la Tierra se mova, y estabaconvencido de que, si la Tierra realizara un movimiento de rotacin sobre su eje,

    entonces una piedra que cayera de lo alto de una torre se desviara hacia un lado a ciertadistancia de la torre, ya que la Tierra se movera bajo la piedra mientras sta ibacayendo. En GRIBBIN, J: Historia de la ciencia. 1543-2001. Ed. Crtica. Barcelona, 2003

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    La noche del 11 de noviembre de 1572 tuvo lugar un hecho quedejara heridas de muerte a las esferas de Aristteles. Tycho Brahe seencontraba observando el firmamento cuando algo comenz a brillarsbitamente en la constelacin de Casiopea. Era una supernova. Nuncapodremos imaginar en toda su dimensin lo que aquello significaba paraun europeo del siglo XVI. Simplemente, estara viendo algo quefsicamente no poda ocurrir. Por definicin, el mundo supralunar eraeterno e inmutable; y debera seguir siendo as por siempre. Las estrellasfijas eran luces pegadas a una esfera cristalina desde la creacin delmundo. Sin embargo, aquel resplandor sigui brillando varios mesesantes de apagarse. No poda negarse la evidencia. Brahe observ con suhabitual meticulosidad la nueva luminaria, llegando a la conclusin deque aquello slo poda ser una nueva estrella.29 Algo estaba fallando en lafsica de las esferas.30

    Como si la naturaleza hubiera querido acelerar el camino de lanueva ciencia, en 1577 pudo verse un cometa desde Dinamarca. Era unfenmeno bastante comn que no alteraba el principio de movimientoscirculares y la inmutabilidad del mundo celeste; pues se pensaba que loscometas estaban situados entre la Tierra y la Luna. Eran, por tanto,objetos del mundo sublunar, donde la imperfeccin y el cambio estabanabsolutamente aceptados. Sin embargo, nada escapaba a la insistente

    29 La merecida fama de Tycho Brahe no puede hacernos olvidar que hubo otrosastrnomos, como el espaol Jernimo Muoz, que llegaron a la misma conclusin alestudiar la nova de 1572.30

    Sus estudios acerca de la nueva estrella fueron publicados en 1573, en la obra De NovaStella. En ella se asignaba un posible significado astrolgico al fenmeno; prueba de queastronoma y astrologa no tenan an una divisin clara.

    El Universo segn Brahe.Con este modelo, llegaba a

    un compromiso razonableentre el geocentrismo y lasimplicidad del sistemacopernicano. La Tierra sesita en el centro; pero losdems planetas giranalrededor del sol.

    Fuente: http://media4.obspm.fr/public/IUFM

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    observacin de Brahe. Con sus minuciosos anlisis, demostr lo inviablede esta teora; ya que en realidad, el cometa se estaba moviendo entre losplanetas. Estara, por tanto, atravesando las esferas.

    No deja de ser una paradoja cmo uno de los ms convencidosaristotlicos sea el que haga caer uno de sus principios fundamentales: laestructura de las esferas slidas. Seguramente, esta constatacin supusoun duro varapalo para su descubridor; pero la ciencia estabaevolucionando, y las observaciones directas cobraban cada vez msimportancia. Brahe an estaba condicionado por principios filosficos yreligiosos, practicaba la astrologa; y sin embargo no poda negar lo quesus sentidos le estaban revelando. Ms que dar respuestas, su obra abrinuevos interrogantes:

    Brahe no slo elimin la perfeccin y la solidez de las esferas, sino que

    suprimi el nico mecanismo conocido para explicar los movimientoscelestes. Recurrir a milagros y a una ciencia divina infusa en los astrosresultaba piadoso pero escasamente cientfico, pues ni prohiba nada nipermita predecir nada. De modo que, junto con la disolucin de lasesferas, Brahe leg a sus sucesores el problema fsico de qu mueve a losastros.31

    En Hveen, la situacin se deterioraba. Federico II haba muerto ysu sucesor, Cristin IV, no tendra tan buenas relaciones con Brahe; a loque seguramente contribuira su altanero carcter. Abandon la isla en

    1597 y dio finalmente con el emperador Rodolfo II; quien lo nombraramatemtico imperial, entregndole el castillo de Benatky, en Praga, comonuevo observatorio. All llegara el encargado de recoger su testigo: elmatemtico Johannes Kepler.

    31SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la Ciencia. Ed Espasa. Madrid, 2005.

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    Johannes Kepler: En busca de un universo geomtrico

    A mediados del siglo XVI, los territorios que hoy forman Alemaniaestaban viviendo una de sus pocas ms convulsas. A la lucha teolgica

    entre luteranos y catlicos se aada otra poltica: los prncipesaprovechaban las disensiones religiosas como bandera de sus propiasaspiraciones. En este ambiente enrarecido nace Johannes Kepler, en elseno de una familia protestante de Wrttemberg, un da de 1571. Llegaraa convertirse en el mejor matemtico de su tiempo, acabando porreformar toda la Astronoma. Sin embargo, su obra an estabacondicionada por principios religiosos y teleolgicos. Como Coprnico,era un ferviente neopitagrico; y al igual que l, buscaba sin descanso laarmona matemtica del cosmos. 32

    Su infancia dist mucho de ser feliz. Un ataque de viruela le afecta los ojos, incapacitndolo para la observacin astronmica. Los recursoseconmicos escaseaban y su padre se enrol como mercenario para novolver jams. El joven Kepler tena una espiritualidad muy particular;pero era profundamente religioso, y su primera vocacin fue elsacerdocio. Durante su preparacin en la Universidad de Tubinga, losestudios de teologa se acompaaban de astronoma, matemticas y fsica.En todas ellas fue un alumno destacado. Sin embargo, fue en la geometradonde sus inquietudes ms ntimas encontraron una va de escape. Enpalabras de Carl Sagan:

    la curiosidad por Dios del joven Kepler era mayor que su temor.Quera saber el plan de Dios para el mundo. Quera leer la mente deDios. [] La geometra fue el campo en que encontr la perfeccin. Llega decir que la geometra existi antes de la creacin. Es eterna como Dios.La geometra proporcion a Dios un modelo para la creacin. Lageometra es el mismo Dios.33

    Como buen centro protestante, en la Universidad de Tubinga eluniverso era explicado a travs del modelo ptolemaico. Sin embargo,

    Kepler entr en contacto con las teoras de Coprnico gracias a suprofesor, Michael Maestlin. Qued tan maravillado por su simplicidad,que a partir de entonces se dedic a desarrollar una fsica que pudierasustentarlas; que demostrara su existencia real ms all de la abstraccinmatemtica.34.

    32 No har falta insistir de nuevo en que, cuando Kepler inicia sus estudios, la brechaabierta entre fsicos y matemticos era cada vez mayor. Resulta indiscutible suadscripcin a estos ltimos.33 SAGAN, C.: La armona de los mundos. Serie Cosmos, captulo III.34

    Kepler era consciente de la equivalencia geomtrica de las hiptesis de Ptolomeo,Coprnico y Brahe, por lo que sealaba que la diferencia entre ellas deba buscarse en lafsica En SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la Ciencia. Ed Espasa. Madrid, 2005.

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    Pero sus preocupaciones iban ms all que las de Coprnico; yaque arrancaban de motivos esencialmente teolgicos. No aspiraba tansolo a describir el mundo; sino que pretenda averiguar por qu era as.35Y una pregunta le acosaba constantemente: Cul era la razn de quehubiese slo seis planetas en el universo?

    En 1594, ao en que tena que acabar sus estudios de teologa,Kepler fue llamado a la ciudad de Graz (Estiria) para ejercer all comoprofesor de matemticas; completando sus ingresos con la elaboracin dehorscopos. A lo largo de este trabajo se ha mencionado que, hasta elsiglo XVII, la astrologa gozaba de una larga tradicin y tena laconsideracin de ciencia. An as, puede resultarnos chocante quepersonajes tan cultos como los que estamos tratando creyeran que losastros podan influir en la vida cotidiana. Sin embargo, nuestro conceptode racionalismo, emprico y laico, es distinto del que prevaleca en laEdad Moderna. Al aceptar la existencia de Dios como base, losobrenatural tena perfecta cabida en el mundo racional. No debemoscaer, por tanto, en el anacronismo de otorgar una mentalidadcontempornea al hombre de los siglos XVI y XVII.36

    Durante el transcurso de una de sus clases, Kepler encontr sufantasma geomtrico; el que le servira para fundamentar el modelo deCoprnico y al que estara persiguiendo en vano durante el resto de suvida. De forma casual, se dio cuenta que en las rbitas de los planetaspodan encajarse unas figuras geomtricas muy particulares: los cincoslidos de la geometra eucldea. Habiendo seis planetas, los espaciosentre ellos son cinco, y puesto que slo existen [] cinco slidos regulares[], esa es la razn de que no haya ni ms ni menos planetas: las rbitasse hallan separadas por los cinco slidos inscritos en la superior ycircunscritos en la inferior37 Una armona tal slo poda ser obra de Dios.Lo sorprendente es que este modelo se ajustaba con gran precisin a lasrbitas de Coprnico; lo cual alent a Kepler para creer que estaba en elbuen camino. En 1596, elMysterium Cosmographicum vea la luz.

    35 Por eso, pese a sus grandes logros, Kepler no es considerado como un cientficomoderno; ya que en sus puntos de partida se encontraban motivaciones teolgicas yfinalistas.36 En descarga de Kepler podemos aludir a su correspondencia privada, en la que serefera a los horscopos como algo tonto y vaco, y tachaba de imbciles a sus

    clientes.En GRIBBIN, J. Historia de la ciencia, 1543-2001. Ed. Crtica. Barcelona, 200337 SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la Ciencia. Ed Espasa. Madrid, 2005.

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    No obstante, las tablas astronmicas publicadas hasta la fecha erandemasiado imprecisas para comprobar si sus teoras eran ciertas. Las msrecientes eran las Tablas Prusianas de Reinhold, publicadas en 1551; y nisiquiera stas le bastaban. Kepler necesitaba de datos mucho msprecisos; pero su deficiencia visual no le permita recabarlos por l

    mismo. La solucin tendra un nombre propio: Tycho Brahe. ste contabacon los datos ms precisos conocidos hasta entonces sobre las trayectoriasplanetarias. Sus contactos con Kepler se produciran en el momento demayor tensin en Estiria. A finales del siglo XVI, el catlico archiduqueFernando se hizo cargo del gobierno en aquel territorio; y la situacin delos protestantes era cada vez ms precaria.

    Recordemos que, por estas fechas, Brahe se haba instalado en elcastillo de Benatky aceptando el ofrecimiento del rey Rodolfo II. Sucaudal de datos era inmenso; pero necesitaba a alguien para analizarlos. Y

    ese alguien no poda ser otro que un matemtico de la talla de Kepler; quea su vez deseaba acceder a los registros de aqul para confirmar susteoras. Sin embargo, la colaboracin entre ambos no fue tan estrechacomo pudiera llegar a imaginarse. La introspeccin de Kepler prontoentr en conflicto con la vida cortesana de Brahe; que tampoco estabadispuesto a entregar a un desconocido la obra de toda su vida y le ibasuministrando los datos muy poco a poco. Habra que esperar a sumuerte para que Kepler pudiera tener acceso a toda la informacin.

    Aquellas precisas mediciones fueron analizadas sin descanso una y

    otra vez. En algunos momentos, pareca que sus ideas iban a serconfirmadas. Los datos estaban muy cerca; pero, definitivamente, no

    Modelo de slidosinscritos de Kepler. Lasrbitas de los planetasencajan formandofiguras geomtricas.

    Fuente: www.wls.wels.net

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    tenan una correspondencia exacta con sus hiptesis. La conclusin estabaclara: El modelo copernicano no poda explicarse a travs del sistema deslidos inscritos. Ms all de su lgica decepcin, este hecho nos estrevelando un trascendental cambio de mentalidad: Kepler podrafilosofar hasta donde quisiera; pero nunca aceptara un modelo si no secorresponda exactamente con los datos observacionales. Con ello, nosestamos acercando al concepto de ciencia tal y como lo entendemos en laactualidad.

    Paradjicamente, este revs acab conduciendo al nacimiento de laAstronoma moderna. Del estudio concienzudo de las trayectoriasplanetarias, Kepler concluy que sus rbitas no podan ser circulares; sinoelpticas. Con ello, resolvi todos los problemas sobre los que en vano sehaban afanado astrnomos de ochenta generaciones38. Era unaafirmacin tan revolucionaria, que eliminaba de un plumazo la tradicinfsica vigente desde haca dos milenios. La armona perfecta de loscrculos se vena abajo; y era sustituida por elipses donde la aceleracin seinclua como un rasgo natural del cosmos. Por primera vez, eran lasmatemticas quienes haban dado lugar un cambio en la fsica; y porprimera vez una Astronoma era a la vez fsica y matemtica: el caminopara la unificacin del saber quedaba abierto.

    Estos descubrimientos se reflejaron en la obra Astronomia Nova, de1609. En ella se postulan sus dos primeras leyes sobre el movimientoplanetario39:

    1. Un planeta se mueve en una rbita elptica con el sol en uno de sus focos.

    38

    ARANA, J.:Materia, universo, vida. Ed. Tecnos. Madrid, 2001.39 El enunciado de estas leyes se basa en SAGAN, C. La armona de los mundos. SerieCosmos, captulo III.

    Fuente: www.einstein-website.de

    Esta ley establece que:

    -Las rbitas que los planetasdescriben alrededor del Sol noson circulares, sino elpticas.

    -El sol no se sita en el centro de

    la rbita, sino en uno de los focosde la elipse. Es decir, que losplanetas describen rbitasexcntricas.

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    2. El vector que une el sol con un planeta barre reas iguales en tiemposiguales.

    Su tercera ley apareci muchos aos despus, en una de susltimas obras, llamada Harmonice Mundi:

    3. Los cuadrados de los perodos de los planetas (el tiempo que tardan endar una vuelta alrededor del Sol) son proporcionales a los cubos de lossemiejes mayores de sus rbitas al Sol.

    Con esta ley se constata que, cuanto ms alejado est un planeta del Sol,ms tarda en dar una vuelta completa a su rbita. Esto indujo a Kepler apensar que en el Sol habra algn tipo de fuerza que hiciera moverse a

    los planetas.

    Kepler fundaba as un modelo nuevo y radicalmente distinto a losanteriores. A partir de su obra, la trayectoria de las rbitas planetariasquedaba perfectamente explicada a travs de leyes matemticas exactas; ysin necesidad del complejo sistema ptolemaico de deferentes, epiciclos yecuantes. El viejo sueo de Brahe por fin haba podido llevarse a cabo;pero el precio haba sido romper definitivamente con la fsica aristotlica.Las esferas que l haba destruido eran ahora sustituidas por rgidosprincipios matemticos.

    Al estudiar el modelo copernicano, veamos que era ms correctollamarlo heliosttico que heliocntrico; ya que el Sol ni estaba en el centroexacto ni cumpla una funcin fsica con respecto a los planetas,limitndose tan solo a iluminarlos. Con su tercera ley, Kepler fue elprimero en advertir que los planetas se movan ms lentamente cuantoms lejos estuvieran del Sol. Probablemente influido por los estudios queWilliam Gisbert estaba llevando a cabo sobre el magnetismo, concluyque en el Sol deba de haber una fuerza fsica directamente proporcional asu distancia, que hiciera moverse a los planetas. Ahora s se haba pasado

    del heliostatismo al heliocentrismo. Se acababan de poner as las basessobre las que Newton construira su ley de la Gravitacin Universal.

    Fuente: www.randi.org

    Los planetas no orbitan siempre alsol con la misma velocidad; sinoque tienden a acelerarse cuando seacercan al Sol. Sin embargo, el reaque barre su vector siempre serigual en, independientemente desu velocidad.

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    Una nueva Astronoma

    Pese a que de la fusin entre las obras de Brahe y Kepler surgitoda la renovacin de la astronoma, ambos vivieron en un conflicto

    permanente. El astrnomo Carl Sagan lo percibi con gran claridad:

    Tycho Brahe fue el mejor observador de la poca; y Kepler, el mejorterico. Ninguno de los dos poda, sin ayuda del otro, lograr la sntesisque los dos vean posible. El nacimiento de la ciencia moderna, que es lafusin entre la observacin y la teora, se balance al borde del precipiciode su mutua desconfianza.40

    Por suerte, aquella fusin se llev a cabo; aunque probablementesus trascendentales consecuencias no hubieran entrado en los clculos de

    ninguno de los dos. Las rbitas elpticas no gustaron a nadie; pero suimposicin no admita el rechazo: la nueva astronoma era a la vez fsica ymatemtica; por lo que ya no caba afirmar que el nuevo modelo era unaabstraccin ms. Su existencia real era indudable. En 1527 se publicaronlas Tablas Rudolfinas, que aunaban los datos de Brahe con el minuciosoanlisis de Kepler. A partir de entonces, para ser astrnomo habra queser, por fuerza, kepleriano41.

    Aunque es algo que escapa al objetivo de nuestro trabajo, nopodemos olvidar el impacto que estos descubrimientos tendran en la

    mentalidad colectiva. El caso de Giordano Bruno nos puede servir paracomprender cmo algunas corrientes heterodoxas simpatizaron con lasnuevas teoras, adaptndolas a sus propios modelos como algo quepareca romper con el orden establecido. Sin ir tan lejos, es evidente quelas implicaciones culturales, morales y religiosas de los nuevosdescubrimientos seran de primera magnitud. La explicacin del mundoque se vena aceptando durante catorce siglos se vena abajo. Laautoridad de Aristteles se pona en cuestin; y el cielo de las SagradasEscrituras pareca estar equivocado. La armona y uniformidad de loscrculos desapareca; y el mundo supralunar se llenaba de elipses y

    aceleraciones. Demasiados cambios, y demasiado profundos, para unmundo acostumbrado a lo permanente. El proceso de Galileo ser buenaprueba de ello.

    40SAGAN, C. La armona de los mundos. Serie Cosmos, captulo III.41 En 1627 [Kepler] public las Tablas Rudolfinas, las ms exactas nunca elaboradas, loque hizo que todos los astrnomos profesionales tuvieran que hacerse keplerianos si

    queran seguir en el oficio. En SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la Ciencia. Ed Espasa.Madrid, 2005.

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    III. Galileo, el mensajero de las estrellasGalileo Galilei (1564-1642) es uno de los iconos fundamentales de

    la civilizacin occidental. Sin embargo, ms que por sus trascendentesaportaciones cientficas, su universalidad se debe a que en l encontramosal mximo representante del eterno conflicto entre ciencia y religin. Suarchiconocido juicio y aquel mtico eppur, si muove se han convertido en labandera esgrimida por todos aquellos que han criticado alguna vez lastrabas que ha puesto la Iglesia al pensamiento cientfico.

    Hoy da esta visin anacrnica, ms propia del cientificismocontemporneo que de la mentalidad del siglo XVII, ha sido superada. Alapartarnos de propsitos ideolgicos, el juicio de Galileo adquiere unanueva dimensin que no por ello resta a su caso un pice de dramatismo.Las nuevas interpretaciones reconocen en su figura a un precedente dela Ilustracin, alguien que habra sabido anticipar la importancia decisivaque la nueva ciencia iba a tener en la sociedad moderna y habraintentado sin xito lograr para la misma el patrocinio de los poderososcon vistas a acelerar el progreso y la aplicacin del conocimiento42. Noobstante, es imprescindible llegar a las causas de su proceso para poderrealizar un anlisis ms detenido del mismo.

    Rompiendo con la tirana de los sentidos

    Los hallazgos de Galileo fueron tantos y en campos tan diferentes,que sera intil pretender dar aqu cuenta de todos ellos. Noslimitaremos, por tanto, a estudiar aquellos que guardan una relacindirecta con la astronoma. Y para ello, hay que empezar hablando de uninstrumento holands: el Telescopio. Pese a algunos precedentes sintrascendencia como el caso de Leonard Digges-, podemos afirmar que eltelescopio nace en el taller de Hans Lippershey, zelands afincado en laciudad de Middelburg. Su ingenio no pudo llegar en mejor coyuntura; ya

    que a principios del siglo XVII, la guerra entre Espaa y los Pases Bajosse hallaba en su apogeo. El uso militar del nuevo invento hizo que seextendiera rpidamente; y pronto alcanz las costas italianas.

    Sea como fuere, las maravillas del tronco holands prontollegaron a odos de Galileo, a la sazn profesor de matemticas en laUniversidad de Padua. Cuando se enter de su estructura, consiguifabricar en 24 horas un aparato de nueve aumentos; ms perfecto y tresveces ms potente que el de Lippershey. Un ao despus, a la altura de1609, ya haba sido capaz de construir un telescopio de treinta aumentos

    42 ARANA, J.:Materia, universo, vida. Ed. Tecnos. Madrid, 2001

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    que regal al senado veneciano. Su eficacia como instrumento militarestaba fuera de duda, y Galileo se vio recompensado con un aumento desalario y el puesto de profesor vitalicio.

    Sin embargo, lo verdaderamente revolucionario no estaba en poderver ms cerca las cosas de la Tierra; sino en el hecho de apuntar eltelescopio al firmamento. Lo que hoy puede parecernos intrascendente,entonces era tanto como espiar en la inmutable eternidad de los cielospara conocer los secretos de la creacin.

    Quin se hubiera atrevido a utilizar un juguete para penetrar en lamajestad de las esferas celestes? Escudriar para tratar de descubrir laforma del cielo divino era superfluo, presuntuoso, e incluso podaresultar blasfemo. Galileo no era otra cosa que un mirn teolgico.43

    Seguramente, la Luna fue uno de sus primeros objetivos. Al verlams de cerca, descubri que nuestro satlite estaba repleto de valles,montaas y crteres que conformaban un mundo muy similar al nuestro.Esta sencilla constatacin implicaba acabar con otro de los principiosfundamentales de la fsica aristotlica: los cuerpos del mundo supralunarno eran perfectos, ni eternos, ni esfricos, ni inmutables. Muy al contrario,su composicin era sospechosamente similar a la terrestre, y en ellostambin tena cabida el cambio constante. La diferencia entre ambosmundos se desvaneca. Pero, quin estara dispuesto a aceptar que conun juguete mecnico pudieran venirse abajo los dogmas ms profundos

    de la cosmologa de Aristteles?

    El propio Galileo explicaba en sus clases el universo ptolemaico;pero a raz de sus observaciones telescpicas se convertira en el msardiente defensor del heliocentrismo copernicano. La gran diferencia conrespecto a Kepler o el propio Coprnico es que sus argumentos noestaban escritos en complejos libros matemticos; sino que se encontrabanal alcance de cualquiera que tuviera ojos en la cara44. La Gaceta Sideral,publicada en 1610, estaba llena de dibujos que reproducan las novedadesobservadas con el telescopio. Por as decirlo, el telescopio democratiz

    los nuevos descubrimientos, aumentando cada vez ms la inquietud deuna Iglesia Catlica que ya se encontraba lo suficientemente amenazadapor el peligro protestante.

    43 BOORSTIN, DANIEL J.: Los descubridores. Ed. Crtica. Barcelona, 200044 Galileo defenda con sus pruebas visuales la verdad del copernicanismo, quecontradeca formalmente las palabras de la Biblia. [] Ahora toda Europa contemplabacon sus propios ojos un cosmos muy poco aristotlico, y la teologa, la reina de las

    ciencias, pareca tener que subordinarse a los caprichos de los innovadores.En SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la Ciencia. Ed Espasa. Madrid, 2005.

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    Ms all del relieve lunar, Galileo hizo otros descubrimientos queponan en un serio aprieto a la fsica tradicional. Cuando dirigi eltelescopio hacia Jpiter, se dio cuenta de que a sus lados haba cuatropequeas estrellas. Tras varios das de observaciones, lleg a laconclusin de que aquellos puntitos no eran sino satlites que seencontraban orbitando al planeta. Los llam Planetas Medceos, enhonor de su protector, Cosme II de Mdicis. Hoy los conocemos con elnombre de satlites galileanos; y son Europa, o, Ganmedes y Calixto.

    Este sistema solar en miniatura le hizo convencerse de que,anlogamente, la Tierra y los dems planetas podran estar girandoalrededor del Sol. Pero, adems, los satlites de Jpiter eran un contraargumento perfecto para una de las crticas que los aristotlicos hacan alcopernicanismo: segn su concepcin de los cielos, los astros erancuerpos de naturaleza simple, lo que exiga un movimiento naturalsimple de acuerdo con ella45. Sin embargo, el sistema de Coprnicohaca que la Luna se moviese con dos movimientos, el circunterrestre yel heliocntrico, como si poseyese una naturaleza ambigua.46 AhoraGalileo les mostraba no uno, sino cuatro satlites que estaban realizandoexactamente esos precisos movimientos.

    Pero el telescopio an deparaba ms sorpresas a Galileo, y todasellas parecan encaminadas a minar la cosmologa tradicional. Laobservacin de manchas en el Sol reafirmaba la idea de que los cuerpossupralunares no eran ms perfectos que los del mundo sublunar. Sinembargo, la prueba definitiva que derrib el geocentrismo fue eldescubrimiento de las fases de Venus. En efecto, visto desde nuestraposicin, este planeta presenta fases, igual que la Luna; lo que slo podaser posible si se encontrara girando alrededor del Sol y en una rbita msinterna que la Tierra, como de hecho ocurre. Ya no caba una defensarazonable del modelo ptolemaico.

    El nuevo invento tambin sirvi para demostrar que el universoera mucho ms grande de lo que hasta entonces se admita. Se miraradonde se mirase, el nmero de estrellas se multiplicaba; pero, al contrarioque ocurra con los planetas, su apariencia siempre era la misma: puntosmatemticos de luz sin ningn dimetro aparente. Esto slo podaobedecer a una razn: las estrellas estaban tan lejos que, an con losaumentos del telescopio, no dejaban distinguir ninguno de sus detalles.Con esto se demostraba, por fin, lo que haba afirmado Coprnico setentaaos atrs con el fin de contrarrestar la paralaje: que entre Saturno y lasestrellas fijas haba mucho ms espacio del que se haba supuesto. Noobstante, este descubrimiento era un arma de doble filo; ya que poda

    45 SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la Ciencia. Ed Espasa. Madrid, 2005.46 dem

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    relacionarse fcilmente con la teora de los infinitos mundos que diezaos antes haba llevado a la hoguera a Giordano Bruno.47

    Si Galileo pensaba que los aristotlicos ms pertinaces iban a darsepor vencido tras estos descubrimientos, estaba muy equivocado. Porentonces, se tena la idea de que la nica manera de llegar a la realidadera a travs de los sentidos, directamente, sin intermediarios. Dios habadado al hombre los ojos para que pudiera conocer el mundo exterior; ytodos los instrumentos diseados para multiplicar, desviar, ampliar oreducir, duplicar o invertir las imgenes visuales eran medios paradistorsionar la verdad.48 No haba una confianza en que las lentespudiesen mostrar la verdadera realidad. Simplemente, los filsofosnaturales estaban convencidos de que ningn conocimiento serio podrafundarse en instrumentos que se interpusieran entre los sentidos y elmundo fsico. Un reconocido matemtico, como era el padre Clavius,afirm, por ejemplo, que l tambin poda ensear los satlites de Jpitersi le dejaban meterlos primero en unas lentes49.

    Pero la ciencia estaba llamada a romper la tirana de los sentidos, ya ello se aplic Galileo a partir de su visita a Roma en el ao de 1611. Sucruzada en defensa del heliocentrismo le costara un proceso inquisitorialy el arresto domiciliario de por vida.

    47 Aunque las motivaciones de Bruno eran absolutamente distintas; la conclusin a laque ambos llegaban era peligrosamente similar. Por lo dems, la teora de un universoinfinito ya haba sido postulada por algunos autores, como Thomas Digges; sin quealcanzara demasiada trascendencia. Era, de nuevo, la prueba sensorial lo que haca tan

    delicado el descubrimiento de Galileo.48BOORSTIN, DANIEL J.: Los descubridores. Ed. Crtica. Barcelona, 200049 dem

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    El proceso de Galileo

    En 1611, durante el pontificado de Pablo V, Galileo parti a Romaen calidad de embajador cientfico de la Toscana. Por supuesto, llev

    consigo su famoso telescopio, al que incluso se acerc a mirar el muyinfluyente cardenal Bellarmine. El astuto prelado, que comprendienseguida las implicaciones del nuevo invento, nombr a un grupo de

    jesuitas para que dieran buena cuenta de los fenmenos que con l podanobservarse. Las conclusiones a las que estos llegaron no diferan muchode las del propio Galileo: el relieve irregular de la Luna, los cuatrosatlites que orbitaban Jpiter, los centenares de estrellas que formaban laVa Lctea o la observacin de las fases de Venus.

    A primera vista, aquella visita haba sido un xito. El papa haba

    quedado encantado, los jesuitas comenzaban a tomarse en serio el sistemacopernicano, y el prestigio de Galileo haba crecido tanto que, cuando unaristotlico se atrevi a decirle que las montaas lunares deban estarrodeadas por una esfera cristalina que les devolviera su perfeccin, lerespondi de esta manera:

    No cabe duda de que se trata de una bella obra de la imaginacin; elnico problema es que ni est demostrada ni es demostrable [] mas sinos permitimos imaginar lo que nos d la gana, si otros dicen que laLuna se halla rodeada esfricamente de un cristal transparente aunque

    invisible, lo aceptar de grado con tal de que con igual cortesa se mepermita decir que dicho cristal posee en su superficie un grandsimonmero de montaas inmensas y treinta veces mayores que las terrestres,que no podemos ver nosotros por ser de una sustancia difana. De estaforma podr imaginar otra luna diez veces ms montaosa que laprimera.50

    La clida acogida que el Vaticano dispens a los descubrimientosde Galileo hizo que ste comenzara a manifestar ms abiertamente suadscripcin al copernicanismo. Pero dejemos esta cuestin al margen porun momento, para acercarnos a otro de los problemas que ms le

    inquietaban: hacer compatible la verdad cientfica con la verdad de fe. Enel fondo de este debate, subyace una idea que cobrara toda su fuerza enla Revolucin Cientfica: la naturaleza es el libro que Dios haba escrito ala humanidad; y lo haba hecho en caracteres matemticos. Por tanto, nopoda haber contradiccin entre ambas verdades, pues las dos habansido reveladas por Dios. Galileo tena muy claro y hay en ello un rasgo

    50 Carta de Galileo a G. Gallanzoni, 16 de Julio de 1611). En ARANA, J.: Materia,Universo, Vida. Ed. Tecnos. Madrid, 2001.

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    de modernidad evidente- que religin y ciencia seguan caminos biendistintos.51

    No obstante, los primeros aos del siglo XVII no eran la mejorpoca para defender tales ideas. En funcin del cada vez mayorantagonismo entre catlicos y protestantes, un cristianismo beligerante seextenda por Europa como nunca antes lo haba hecho; hasta que en 1618estalle la Guerra de los Treinta Aos. Es lgico, por tanto, que en unVaticano ms amenazado que nunca, la interpretacin particular de lasescrituras para adaptarlas al copernicanismo, comenzase a oler a hereja.

    A la altura de 1615, Galileo est de nuevo en Roma para defendersede una acusacin de plagio que ahora no nos interesa detallar. Lorealmente importante es que tanto sus revolucionarios descubrimientoscomo su habilidad dialctica para defenderlos, le haban creado muchosenemigos en la curia. Si a esto le aadimos el clima de inquietud ante elprotestantismo, comprenderemos por qu las ideas de Coprnico fueronconsideradas herticas en 1616. Mientras hubiera sido un modelomatemtico sin correspondencia con la realidad y slo accesible para losentendidos, el nuevo sistema no tuvo problemas. La prohibicin llegaracuando el poder de persuasin de las imgenes telescpicas comenzara ausarse con fines copernicanos.

    A partir de entonces, a los catlicos les estara vedada la defensadel modelo heliocntrico. Los pocos- jesuitas que haban comprendidosu utilidad se refugiaron en Brahe52; y Galileo comenz a buscarevidencias en la Tierra que pudieran demostrar su movimiento. Una delas grandes bazas de los aristotlicos era que el sentido comn parecanegar el movimiento de la Tierra. Las mordaces palabras de Jean Bodinson buena muestra de ello:

    Nadie que est en su sano juicio ni cuente con el ms mnimoconocimiento de fsica pensar nunca que la Tierra, con su gran peso yvolumen, se bambolea arriba y abajo, [] pues veramos cmo lasciudades y las fortalezas, los pueblos y las montaas salan despedidos.

    Un cortesano llamado Aulicus dijo, volvindose hacia el criado queestaba sirviendo el falerno, al or que un astrlogo de la corte defenda lateora de Coprnico ante el duque Alberto de Prusia: Ten cuidado deque no se te derrame el vino.53

    51 No hay duda de que estamos en una poca de grandes cambios. En este sentido, sertambin en el siglo XVII cuando Baruch Spinoza realice el mayor intento porfundamentar la crtica bblica sin atenerse a una interpretacin literal.52

    Recordemos que su modelo era geocntrico; pero con la peculiaridad de que, aunqueel Sol gira alrededor de la Tierra, todos los dems planetas giran alrededor del sol.53 BOORSTIN, DANIEL J.: Los descubridores. Ed. Crtica. Barcelona, 2000

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    Galileo crey encontrar estas pruebas en el movimiento de lasmareas, los vientos alisios y la evolucin de las manchas solares. Tambintuvo ideas para fundamentar una gravedad local; pero no fue capaz deunificarla. En cualquier caso, abri el camino a Newton, y se dio cuentade un hecho trascendental: que los procesos celestes y terrestres estabanregidos por los mismos principios. Ms all de romper con ladiscontinuidad aristotlica del mundo sublunar y el supralunar; laverdadera trascendencia de esta afirmacin resida que el hombre podraser capaz de comprender el funcionamiento de todo el cosmos mediantela aplicacin de leyes matemticas universales. La fsica haba perdido suprimaca como nica ciencia capaz de explicar el mundo real.

    Aunque hoy sabemos que Galileo se equivoc en algunosargumentos, para la poca eran tan abrumadores en nmero y fuerzaque, exceptuando al ejrcito de Loyola, la Repblica europea de las Letrasabandon a Ptolomeo y Brahe.54 El decreto de 1616 haba prohibido ladefensa del copernicanismo; pero no su exposicin. As, en 1629 sali a laluz el Dilogo sobre los dos sistemas mximos del mundo: ptolemaico ycopernicano. En l, Salviati, Simplicio y Sagredo departen en torno a losdos modelos. A pesar de que la obra obtuvo el imprimatur, pasando lacensura de la Inquisicin por considerarse imparcial, la fuerza de losrazonamientos en torno al heliocentrismo era irrebatible.

    El Vaticano se vio desbordado. Urbano VIII, que haba llegado alpapado con nfulas afrancesadas, opuestas al severo conservadurismoespaol55, tuvo que hacer frente a un momento poltico muy delicado. LaGuerra de los Treinta Aos amenazaba ms que nunca a la Iglesia deRoma. La catlica Francia se aliaba con los protestantes Suecos, mientraslos ejrcitos imperiales intentaban detenerlos a toda costa. Es que el papaestaba del lado francs? Iba a permitir que Galileo siguiera escribiendo afavor de la hereja copernicana, ridiculizando a los jesuitas? Desde el ladoespaol comenzaron a orse voces que amenazaban con la destitucin deun pontfice que se permita tal debilidad en el peor momento. Lo ltimoque se pretenda era dar ms razones a los protestantes; y la tibieza con elmodelo de Coprnico era un argumento teolgico que, sin duda, iban autilizar en contra del catolicismo y en favor de la mayor pureza de su fe.

    Si a esto aadimos que Galileo haba perdido a sus principalesvaledores (como Cosme II Mdici o Pablo V), estaremos en disposicin decomprender el desarrollo del juicio al que fue sometido en el ao de 1633.Urbano VIII tuvo que ceder. Abandon la poltica de su primera poca, yquiso hacerse pasar por ms ortodoxo y conservador que nadie. Cediendoa la lucha ideolgica de los jesuitas, les entreg al smbolo de la apertura:

    54 SOLS, C.; SELLS, M.: Historia de la Ciencia. Ed Espasa. Madrid, 2005.55 dem.

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    Galileo.56 El romntico conflicto entre religin y ciencia adquiere as unanueva dimensin, probablemente mucho ms ajustada con la realidad;enmarcada en el seno de las luchas internas de la Iglesia. En las ltimasdcadas, algunos investigadores han ido ms all, sopesando laposibilidad de que las acciones de Galileo partieran de una verdaderainquietud religiosa; e intentaran salvaguardar la fe separndola de losnuevos descubrimientos cientficos57.

    Su proceso fue un dechado de irregularidades. En realidad, nohaba ninguna prueba concluyente que inculpara a Galileo; pero sebuscaba por todos los medios un chivo expiatorio que pudiera calmar losnimos sobre todo- de jesuitas y espaoles. Por otro lado, el hecho deque importantes autoridades eclesisticas hubieran presentado ante laInquisicin un falso cargo de hereja habra sido un escndalo demasiadogrande como para que la Iglesia pudiera permitrselo en una situacin tandelicada. Galileo deba ser condenado.58 Tras amenazar con torturarlo (aun anciano de setenta aos!), ste comprendi que la actitud msprudente pasara por abjurar pblicamente del copernicanismo yreconocer todos sus errores.

    Yo, Galileo, hijo del difunto Vincenzio Galileo, florentino, de setentaaos de edad, citado ante este tribunal y arrodillado ante vuestraseminencias, [] considerando que despus que este Santo Oficio mehubiera hecho llegar un requerimiento judicial en el sentido de queabandonar completamente la falsa opinin de que el Sol es el centro del

    mundo y que es inmvil, y que la Tierra no es el centro del mundo y semueve, y de que no debo sostener, defender ni ensear de maneraalguna, de palabra o por escrito, dicha falsa doctrina, [] abjuro, execroy abomino los errores y herejas anteriormente citados, as comocualquier otro error [] contrario a la Santa Iglesia.59

    Y, sin embargo, se mueve.

    56 dem57 Esta visin aparece en autores como Drake: Galileo no fue un copernicano fantico,sino que su preocupacin apuntaba ms al futuro de la Iglesia catlica y a la defensa dela fe religiosa contra cualquier descubrimiento cientfico que pudiera hacerse. [] Se meocurri de repente que acaso tuviera sentido suponer que Galileo haba habladosinceramente acerca de su celo por la Iglesia y que eso mismo fuese lo que le indujo acorrer ciertos riesgos. DRAKE, 1983, 14. Citado en ARANA, J.:Materia, Universo, Vida.58 las miradas de toda Europa se centraban en un Papa a punto de quedar como uncochero. Por lo que parece, siguiendo una tctica inquisitorial bien tipificada en losmanuales, se hizo un rato extrajudicial con Galileo en el que se le prometi una sentencia

    benvola a cambio de una confesin que salvase la cara a la Iglesia. SOLS, C.; SELLS,M.: Historia de la Ciencia. Ed Espasa. Madrid, 2005.59BOORSTIN, DANIEL J.: Los descubridores. Ed. Crtica. Barcelona, 2000

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    Una valoracin de conjunto

    Por su pertinaz insistencia en el empirismo para justificar la teoraheliocntrica, Galileo es considerado uno de los precursores del mtodo

    cientfico. El telescopio marc un antes y un despus en el desarrollo de laAstronoma; y el estudio del universo adquiri proporciones hastaentonces inimaginables. Con su propio modelo, Huygens logrvislumbrar por primera vez a Titn y desvelar el misterio de los anillos deSaturno. El cielo se cartografiaba, se meda; y las nuevas leyesdescubiertas eran comprobadas al detalle con los nuevos instrumentos.Con la eliminacin de las barreras entre el mundo sublunar y supralunar,Galileo haba abierto la puerta que permitira al ser humano comprenderel funcionamiento del cosmos. La Tierra poda estar muy distante de lasestrellas de la Va Lctea; pero unas mismas leyes matemticas las regan.

    Con el legado de Coprnico, Kepler y Galileo, la Astronomacientfica, ya definitivamente desgajada de la astrologa, se asentaba sobreslidas bases en el siglo XVII. Sin embargo, este modelo cosmolgicocareca an de la unidad necesaria. Sus leyes estaban basadas nicamenteen el empirismo: simplemente, ocurran; pero nadie haba sido capaz deexplicar por qu. Kepler descubri los tres principios que explicaban elmovimiento de los planetas; pero no fue capaz de relacionarlos entre s.Galileo lo intent, postulando una gravedad local que no fue capaz deuniversalizar. La nueva ciencia necesitaba a un nuevo Aristteles que,

    esta vez, nacera en Inglaterra.

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    IV. El nacimiento de la ciencia modernaCon la obra de Newton, la ciencia moderna alcanz su mayora de

    edad. La Gravitacin Universal supondra un avance de tal calibre que,hasta la llegada de Einstein, todos los cientficos sern posnewtonianos.Por eso mismo, corremos el peligro de que su inmensa figura nos eclipselos trabajos de otros investigadores como Hooke o Halley. Y es que, en elsiglo XVII, una vez que la fsica aristotlica haba cado, el averiguar qupona en movimiento al universo se haba convertido en una preguntafundamental.

    Retomando la idea platnica de que los astros eran seresvivientes, la cosmologa tradicional explicaba sus movimientosaludiendo al concepto de alma motora (animae motrix). Dentro de unapercepcin absolutamente animista, cada planeta tendra un alma propia,responsable sus movimientos. Los cientficos de la Edad Moderna habandemostrado que la fsica de Aristteles no poda sostenerse; pero tampocosupieron darle una explicacin alternativa60. La unidad del conjunto sehaba perdido.

    Probablemente influidos por los avances en la mecnica, losfilsofos naturales de los siglos XVI y XVII comenzaron a adoptar unavisin mecanicista del mundo. Paulatinamente, el universo dej de ser unser vivo para convertirse en un instrumento mecnico gigantesco quefuncionaba con una precisin absoluta; lo cual encajaba perfectamentecon la doctrina de la Iglesia. Toda la creacin era comparable almecanismo de un reloj: estaba formada por cientos de piezas que podanfuncionar de manera autnoma, sin necesidad de voluntad ni propsito; ya la vez, esas piezas encajaban armnicamente y hacan funcionar a todoel conjunto. Por otra parte, al igual que el reloj demostraba la existenciade un relojero, el perfecto diseo del universo haca imprescindible lapresencia de un creador inteligente que lo diseara.

    No obstante, la pregunta fundamental segua en el aire: cul era elmotor que mova al cosmos? A responder esta cuestin se dedicaronalgunas de las mentes ms lcidas del siglo XVII; pero sera Newtonquien finalmente consiguiera resolverla.

    60 ...todava quedaba por resolver una cuestin capital: el modelo copernicano-

    kepleriano careca de unidad interna. Postulaba movimientos que no poda explicar,prescriba leyes que no tenan otra justificacin que su comprobacin emprica. EnARANA, J.:Materia, universo, vida. Ed. Tecnos. Madrid, 2001

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    La gravitacin universal

    El impacto de la Guerra de los Treinta aos, junto con laprohibicin de las teoras de Coprnico y el juicio a Galileo, crearon un

    clima de inestabilidad en centroeuropa que provoc el desplazamientodel epicentro cientfico a las Islas Britnicas. A pesar de la Guerra Civil, enInglaterra la ciencia pudo seguir progresando hasta llegar a suculminacin con la obra de Newton.

    Isaac Newton naci en 1642, en el seno de una familia humilde.Logr entrar en el Trinity College de Cambrigde trabajando para poderfinanciar sus estudios. Poco despus de licenciarse, gracias a su periciacomo matemtico, consigui all el puesto de profesor. Seguramente,durante aquella estancia entr en contacto con las ideas de tres miembros

    de la Royal Society -Halley, Wren y Hooke-; que estaban de acuerdo enque la fuerza centrfuga que empujaba a los planetas tendiendo aalejarlos del Sol deba ser inversamente proporcional a los cuadrados desus distancias a este astro y que, por consiguiente, con el fin de que losplanetas permanecieran en sus rbitas, tenan que ser atrados por el Solcon una fuerza equivalente que contrarrestara totalmente a la fuerzacentrfuga61.

    En otras palabras, lo que se vena a afirmar era que los planetasposean una fuerza centrfuga que tenda a alejarlos del Sol; y que a su

    vez ste debera tener otra fuerza tal que fuera capaz de contrarrestar lacentrfuga, y poder as mantener a los planetas en sus rbitas. ste es elrazonamiento que se encontraba detrs de la teora del cuadrado inverso,o de la gravitacin universal. La gran dificultad estribaba en poderdemostrarla matemticamente. Hooke lo intent, y lleg a formular ideasmuy similares; pero fue Newton, con su insistente mtodo de la filosofaexperimental, quien logr darles una base slida. Ms all de una estrilpolmica sobre la paternidad de dicha teora, estos hechos nosdemuestran que llegar a la gravedad constituy un proceso lento,apoyado en las ideas de varios investigadores y que, en cualquier caso, no

    se debi a la cada fortuita de una manzana.62

    61 BOORSTIN, DANIEL J.: Los descubridores. Ed. Crtica. Barcelona, 200062 Boorstin lo refleja as en su obra Los descubridores: Varias sugerencias formuladas deforma casual por otros cientficos le haban estimulado [a Newton]: la idea de Hooke,basada en un