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Ciencia e Investigación CI e ASOCIACIÓN ARGENTINA PARA EL PROGRESO DE LAS CIENCIAS Ciencia e Investigación CI e TOMO 64 N°4 - 2014 ASOCIACIÓN ARGENTINA PARA EL PROGRESO DE LAS CIENCIAS TITANES AL ACECHO – LOS TERREMOTOS Y CÓMO PREPARARSE PARA ENFRENTARLOS José Francisco Mescua, Stella Moreiras, Laura Giambiagi, Silvana Spagnotto, Silvina Nacif Primera revista argentina de información científica / Fundada en enero de 1945 Ciencia e Investigación GRANDES CATÁSTROFES NATURALES Premio Braun Menéndez 2012 Juan Roberto de Xammar Oro Asteroide Explosión Solar Supervolcán

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Ciencia e Investigación

CIeASOCIACIÓN ARGENTINA PARA EL PROGRESO DE LAS CIENCIAS

Ciencia e Investigación

CIe

TOMO 64 N°4 - 2014

ASOCIACIÓN ARGENTINA PARA EL PROGRESO DE LAS CIENCIAS

TITANES AL ACECHO – LOS TERREMOTOS Y CÓMO PREPARARSE PARA ENFRENTARLOS

José Francisco Mescua, Stella Moreiras, Laura Giambiagi, Silvana Spagnotto, Silvina Nacif

Primera revista argentina de información científica / Fundada en enero de 1945

Ciencia e Investigación

GRANDES CATÁSTROFES NATURALESPremio Braun Menéndez 2012Juan Roberto de Xammar Oro

Asteroide

Explosión SolarSupervolcán

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… La revista aspira a ser un vínculo de unión entre los trabajadores científicos que cultivan disciplinas diversas y órgano de expresión de todos aquellos que sientan la inquietud del progreso científico y de su aplicación para el bien.

Bernardo A. Houssay

Asteroides, Supervolcanes y Megaexplosiones Solares, son

catástrofes naturales que pueden llegar a perjudicar globalmente

a todo nuestro planeta. Al tomar conciencia de estos posibles acontecimientos, nos damos cuenta de lo milagroso que resulta el tan alto grado de

desarrollo que alcanzó la vida en este tan pequeño y prodigioso

lugar del Cosmos.

SUMARIOEDITORIAL

ARTÍCULOS

Serios problemas que la humanidad debe enfrentarMáximo Barón .......................................................................... 3

Grandes catástrofes naturalesJuan Roberto de Xammar Oro................................................... 5

Titanes al acecho – Los terremotos y cómo prepararse para enfrentarlosJosé Francisco Mescua, Stella Moreiras, Laura Giambiagi, Silvana Spagnotto, Silvina Nacif ............................................. 37

INSTRUCCIONES PARA AUTORES ........................................ 60

TOMO 64 Nº42014

EdITOR RESPONSABLEAsociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (AAPC)

COMITÉ EdITORIALEditoraDra. Nidia BassoEditores asociadosDr. Gerardo Castro Dra. Lidia HerreraDr. Roberto MercaderDra. Alicia SarceDr. Juan R. de Xammar OroDr. Norberto Zwirner

CIENCIA EINVESTIGACIÓNPrimera Revista Argentinade información científica.Fundada en Enero de 1945.Es el órgano oficial de difusión deLa Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias.A partir de 2012 se publica en dos series, Ciencia e Investigación y Ciencia e Investigación Reseñas.

Av. Alvear 1711, 4º piso, (C1014AAE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.Teléfono: (+54) (11) 4811-2998Registro Nacional de la Propiedad Intelectual Nº 82.657. ISSN-0009-6733.

Lo expresado por los autores o anunciantes, en los artículos o en los avisos publicados es de exclusiva responsabilidad de los mismos.

Ciencia e Investigación se edita on line en la página web

de la Asociación Argentina para el Progreso de las

Ciencias (AAPC) www.aargentinapciencias.org

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Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias

Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias

COLEGIAdO dIRECTIVO

Presidentedr. Miguel Ángel Blesa

Vicepresidentedr. Eduardo H. Charreau

Secretariadra. Alicia Sarce

Tesorerodr. Marcelo Vernengo

Protesorerodra. Lidia Herrera

Presidente Anteriordra. Nidia Basso

Presidente Honorariodr. Horacio H. Camacho

Miembros TitularesIng. Juan Carlos Almagro

dr. Alberto Baldidr. Máximo Barón

dr. Gerardo d. Castrodra. Alicia Fernández Cirelli

Ing. Arturo J. Martínezdr. Alberto Pochettino

dr. Carlos Alberto Rinaldidr. Alberto C. Taquini (h)

dr. Juan R. de Xammar Oro

Miembros InstitucionalesSociedad Argentina de Cardiología

Sociedad Argentina de Farmacología ExperimentalSociedad Argentina de Hipertensión Arterial

Sociedad Argentina de Investigación BioquímicaSociedad Argentina de Investigación Clínica

Unión Matemática Argentina

Miembros Fundadoresdr. Bernardo A. Houssay – dr. Juan Bacigalupo – Ing. Enrique Butty

dr. Horacio damianovich – dr. Venancio deulofeu – dr. Pedro I. ElizaldeIng. Lorenzo Parodi – Sr. Carlos A. Silva – dr. Alfredo Sordelli – dr. Juan C. Vignaux – dr.

Adolfo T. Williams – dr. Enrique V. Zappi

AAPCAvenida Alvear 1711 – 4º Piso

(C1014AAE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentinawww.aargentinapciencias.org

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EDITORIAL

Este número de CIENCIA & INVESTIGACIÓN está dedicado a dos de los trabajos que fueron presentados para optar al premio BRAUN MENÉNDEZ, el cual la AAPC otorga al mejor trabajo de divulgación científica, y que en esta oportunidad está referido a la descripción y análisis de serios problemas que la humanidad debe enfrentar desde la más remota antigüedad, es decir los así llamados catástrofes naturales. Fenómenos que sor-prendieron, y aún sorprenden, generalmente de manera inesperada, a zonas más o menos extensas de nuestra madre Tierra.

Muchos de ellos han dejado rastros indelebles, otros se siguen produciendo de manera más o menos irregu-lar y algunos ya fueron sometidos a profundos estudios que sin poder predecirlos con una razonable exactitud dan pautas valiosas sobre zonas y hasta tiempos en que pueden volver a producirse.

Volviendo a los trabajos que aquí se publican uno de ellos, escrito por J.F. Mescua y otros, se refiere de ma-nera exclusiva a terremotos, es decir a lo que sintéticamente podríamos describir como sacudidas de la corteza terrestre, que dejaron y dejan con harta frecuencia un tendal de víctimas e importantes daños materiales con sus consecuencias sociales y económicas. Reúne la información bajo el título de TITANES AL ACECHO y presenta un detallado análisis de mucho de lo que se sabe en la actualidad sobre los terremotos, además de presentar un pantallazo de lo que fueron algunos muy famosos en el pasado, reciente y lejano.

Por su parte el otro de los trabajos, perteneciente a J.R. de Xammar Oro y ganador del premio “Braun Me-néndez”, presenta un acertado panorama y si se quiere de bastante mayor amplitud, por cuanto abarca una variedad de fenómenos que agrupa con el nombre de GRANDES CATÁSTROFES NATURALES. Bajo este título el autor describe y discute desde los impactos de meteoritos de tamaño reducido hasta los choques de gigan-tescos cuerpos estelares como asteroides y cometas, pasando luego a volcanes, supervolcanes y explosiones solares, estas últimas responsables de las tormentas geomagnéticas sobre nuestro planeta. Si bien no incluye de manera específica a los terremotos éstos aparecen como consecuencia secundaria de la actividad de volcanes, supervolcanes e impactos importantes.

Estos dos trabajos, con su abundancia de excelentes figuras, diagramas y gráficos dan un panorama muy completo, didáctico y actualizado de una serie de fenómenos naturales que conviven con el ser humano desde tiempo inmemorial y que debemos tener seriamente en cuenta con el propósito hacer todo lo que nos sea posi-ble por salvaguardar la vida en la Tierra.

Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias

SERIOS PROBLEMAS QUE LA HUMANIDAD DEBE ENFRENTAR

Máximo BarónProfesor Plenario - Universidad de Belgrano

[email protected]

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GRANDES CATÁSTROFESNATURALES*

Se describe y analiza tanto el proceso como las consecuencias que puede llegar a tener para la vida y nuestra civilización un acontecimiento natural pero de extraordinaria magnitud como lo son: el impacto de un gran asteroide, la erupción de un supervolcán y una megaexplosión solar dirigida hacia la Tierra. Eventos que ya han sucedido en el pasado, en varias ocasiones, con consecuencias seriamente trágicas y que tienen el riesgo de poder volver a repetirse en cualquier momento. Se considera la capacidad y posibilidades que tenemos de prevenir y mitigar tales hechos.

It describes and analyzes both the process and the consequences that might have for life and our civilization a natural occurrence but of extraordinary magnitude as they are: the impact of a large asteroid, the eruption of a supervolcano and a solar megaexplosion directed toward the Earth. These events have already happened in the past, on several occasions, with seriously tragic consequences and which are at risk of being able to recur at any time. The capacity and possibilities that we have to prevent and mitigate such events is considered.

“En principio parece ser que somos parte de un univer-so en permanente evolución, con procesos continuos que lle-van tanto a creación como a destrucción, por lo que nuestra existencia sería solo una aventu-ra temporal. Pero tal vez no sea así, podría haber algo muy pro-fundo que aún desconocemos”

INTROdUCCIÓN

Nuestro planeta Tierra como el Sistema Solar, la Vía Láctea y todo el Universo no son sistemas diná-micos estables y mucho menos en equilibrio, muy por el contrario, son sistemas altamente cambiantes con dinámicas en escalas de tiem-pos asombrosamente diferentes, así encontramos fenómenos desde 5,39 x 10-44 s (Tiempo de Planck – Ver Glosario) a fenómenos de miles de

millones de años. Esta dinámica del Universo, cumpliendo con las leyes físicas que la rigen, es la que des-de el Big Bang hasta el presente dio lugar a creaciones de galaxias y cú-mulos de ellas, con nebulosas, agu-jeros negros, estrellas, planetas, as-teroides, cometas, radiaciones, etc. y a nivel microscópico desde molé-culas, átomos, protones y neutrones hasta las partículas elementales: fer-miones y bosones. En particular en nuestro planeta toda esta dinámica también dio lugar al fenómeno vida y dentro de ésta a nosotros los hu-manos. Pero no debemos olvidar que una constante de la evolución de este Universo es que todo lo que en un tiempo nace (se crea) en otro tiempo muere (se destruye), “Ley de Principio y Fin”. Por lo que sabemos hasta ahora nada parece ser eterno.

Todos tenemos una idea de la

historia de la humanidad y cono-cemos nuestra propia historia in-dividual que cada uno habrá ex-perimentado con más o menos momentos de alegría y paz pero somos conscientes que el premio se lo lleva el sufrimiento: las luchas para ganarnos el pan de cada día, las guerras, delincuencia, enferme-dades, accidentes, hambre, fenóme-nos climáticos, etc. pero sucede que de yapa estamos sometidos al peli-gro latente tanto de comunes como de grandes catástrofes naturales, de estas últimas, que son los que pue-den llegar a perjudicar globalmente a todo el planeta, tenemos impactos de asteroides importantes, supervol-canes y megaexplosiones solares, en tanto que con sólo alcances re-gionales están los terremotos, mare-motos (con sus posibles tsunamis), inundaciones, huracanes, tornados y erupciones volcánicas comunes.

Juan Roberto de Xammar OroDr. En Física, miembro de la Carrera del Investigador del CONICET (J) y Profesor de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP (J).

[email protected]

Palabras clave: meteoritos, asteroides, cometas, volcanes, supervolcanes, explosiones solares, tormentas solares, tormentas geomagnéticas, catástrofes naturales. Key words: meteorites, asteroids, comets, volcanoes, supervolcanoes, solar explosions, solar storms, geomagnetic storms, natural disasters, natural catastrophes.

* Este trabajo recibió el “Premio Dr. Eduardo Braun Menén-dez” 2012 correspondiente al mejor trabajo de divulgación científica, otorgado por la Asociación Argentina para el Pro-greso de las Ciencias (AAPC).

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 64 Nº 4 - 20146

Todos estos fenómenos, a partir del momento en que se producen, se desenvuelven en tiempos muy cor-tos que en la práctica resultan poco más que instantáneos. También es-tán los otros, que si bien llevan en desarrollarse un tiempo importante no son menos catastróficos, como el de significativos cambios climáti-cos (habitualmente provocados por la propia dinámica de la naturaleza pero que en la actualidad se le suma la contribución dada por la intensa actividad humana) de los cuales los científico tienen buena información en cuanto al motivo y las épocas del pasado en que se produjeron dando lugar a grandes glaciaciones [Tem-peraturas medias globales (Tmg) in-feriores a 10 ºC] con fuerte descenso del nivel de los océanos y mares y épocas de máximo calentamiento (Tmg de 17 a 20 ºC) llevando al pro-ceso inverso, es decir, fuerte suba del nivel de los mismos. En el 2012 la Tmg se calculó en 14,45 ºC. So-bre esto se tiene abundante conoci-miento de los daños que produjeron en los ecosistemas dando lugar a im-portantes extinciones en los sistemas de vida. Las variaciones de los nive-les oceánicos se calcula que fueron del orden de 70 a 120 m entre los casos más extremos.

Por razones de espacio el en-foque de este artículo se centra en comentar sólo aquellos fenómenos naturales que por su extraordinaria magnitud puedan llegar a dar lugar a lo que se reconoce como “Grandes Catástrofes Globales”, entendiendo por ello los que poseen significativa probabilidad de producir perjuicio sobre toda la población mundial o gran parte de ella, incluyendo tam-bién la posibilidad de exterminio de nuestra civilización. Cumplen con este criterio los impactos de grandes asteroides, supervolcanes y mega-tormentas solares, en tanto que te-rremotos, inundaciones, huracanes, tornados y volcanes comunes siem-

pre mostraron ser sólo de perjuicio regional y es de los que más expe-riencia se tiene por la alta frecuencia en que se dan.

A - IMPACTO DE METEORITOS, ASTEROIDES

Y COMETAS

Llamamos Meteoritos (ver en glosario otros términos) a cuerpos que provienen del espacio exterior y que pueden tener tamaños desde microscópicos a unos 50 m de diá-metro medio como máximo ya que para tamaños mayores se reserva el nombre de Asteroides. Los mismos están constituidos por elementos pesados, fundamentalmente silicio, hierro y níquel. Si predomina el pri-mero reciben el nombre de rocosos o pétreos (son los más numerosos, más del 90 %) y si lo hacen los otros dos, metálicos. Sus velocidades de impacto pueden ser muy variables pero las que se han logrado medir resultaron del orden de 15 a 50 km/s. Estas velocidades no deben sorprendernos ya que la Tierra en su movimiento de traslación alrededor del Sol lo hace a una velocidad me-dia de 29,8 km/s y todo nuestro Sis-tema Solar, en torno al centro de la galaxia, a 240 km/s, se calcula que tarda algo más de 200 millones de años en dar una vuelta completa. Sus densidades suelen estar entre 1.300 y 3.400 kg/m3. Aparte de sus tamaños, los dos parámetros seña-lados, de velocidad y densidad, son muy importantes para el cálculo del daño que pueden llegar a producir pero también influye el ángulo de impacto y si lo hace sobre aguas profundas o en suelos rocosos o se-dimentarios.

En el caso de meteoritos al tomar contacto con la atmósfera terrestre, a esas grandes velocidades, la fric-ción con el aire hace que se calien-ten fuertemente y en consecuencia

empiecen a irradiar luz dando lugar a una bola de fuego que, si su lumi-nosidad es superior a la del planeta Venus, (Lucero) se lo suele denomi-nar Bólido. Si se trata de asteroides o cometas es lógico que dicha lumi-nosidad sea de magnitud fuertemen-te mayor. Debido a la gran fricción los rocosos por lo general se van fragmentando al atravesar la atmós-fera, no así los metálicos.

En la historia de nuestro planeta hubo muchos impactos importantes, uno de los más trascendentes fue el de un asteroide que cayó en la península de Yucatán (cráter de im-pacto de Chicxulub de 180 km de diámetro, México) hace aproxima-damente 65 millones de años y se cree (actualmente aceptado por la mayoría de los investigadores en el tema) fue el motivo que dio lugar a la extinción masiva de muchas espe-cies animales y vegetales (en ambos casos tanto terrestres como mari-nos), donde lo más llamativo para el común de la gente fue la de los gran-des dinosaurios. Según estudios, su diámetro medio podría haber sido de entre 10 y 14 km y su velocidad de unos 25 km/s. Por supuesto que esta no fue la única extinción masi-va que sufrió nuestro planeta ya que en los últimos 500 millones de años se conocen al menos diez episodios de diferente intensidad y causa, de los cuales cinco (hace 444, 360, 250, 210 y 65 Millones de años) fueron extremadamente importan-tes (casi terminan con la vida en la Tierra). Con respecto a la de hace 250 Ma vale la pena mencionar que en el 2006 fue hallado, en la zona oriental de la Antártida, el cráter de mayor dimensión originado por un impacto de asteroide, tiene 480 km de diámetro (compárese con el de Yucatán) y está sepultado a una profundidad de casi dos kilómetros bajo el hielo. Justamente se calculó que su impacto se produjo hace 250 millones de años y que aparte de

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7Grandes catástrofes naturales

tal extinción también podría haber motivado o influenciado o al menos modificado las fracturas y derivas de las placas en que se disgregó Pangea que con el tiempo dio lugar a la si-tuación actual de los continentes y océanos.

Los cometas en general están constituidos por elementos livia-nos, fundamentalmente por hielo, polvo y gases (dióxido de carbono, monóxido de carbono, metano y amoníaco) y algunos pueden tener algo de roca. Ellos orbitan (general-mente órbitas muy elípticas) una es-trella. Cuando se acerca a su estrella esos elementos livianos se evaporan (particularmente el hielo) y se forma la típica cola cometaria (cabellera o coma). Si bien los cometas están constituidos por elementos más li-vianos que los asteroides las secue-las de un impacto son similares ya que, en su gran mayoría, los come-tas tienen velocidades mayores que los asteroides (los observados de mayor velocidad fueron de unos 80 km/s cuando estaban cercanos a su perihelio). Como ejemplo de cometa podemos tomar el tan famoso Ha-lley (visible a simple vista) que nos visita cada 76 años. Se tiene noticias de su observación desde el año 240

aC. Tiene un núcleo de forma apro-ximadamente ovoidal de unos 15 por 7,5 km. y una densidad de 300 kg/m3. Se observó por última vez en las cercanías de nuestro planeta en 1986 y su próxima aparición ocurri-rá a mediados de 2061.

Para analizar lo que sucedería con un impacto realmente catastró-fico (que son los que trata este ar-tículo) tomemos como hipótesis el de un asteroide con diámetro medio entre 8 y 15 km y velocidad de 20 a 40 km/s (más o menos equivalente al de la península de Yucatán). Una idea nos la da la Figura A1. Con un visitante así ya no sería importante si impacta sobre tierra firme o los océanos, la catástrofe sería de al-cance absolutamente mundial y la vida en la Tierra eliminada como mínimo en un 75 % y por supuesto nuestra civilización volvería a tiem-pos primitivos (adiós a la sociedad industrial y tecnológica) con los po-cos sobrevivientes, los que podrían actuar como semilla para dar lugar al nacimiento de una nueva era de civilización.

Las consecuencias inmediatas de un tal suceso fueron bien estudiadas (inclusive con detallados modelos

de simulación computacional) y son las que se describen a continuación:

a) Al entrar en contacto con la at-mósfera desplaza aire dejando prác-ticamente un tubo con vacío a lo largo de su trayectoria, ese aire afec-tado puede llegar a temperaturas del orden de los 20.000 ºC dando lugar a dos ondas de choque, una de presión y otra térmica, que inducen una turbulencia atmosférica de una energía realmente extraordinaria.

b) Cuando alcanza la superficie se produce, para este caso, una explo-sión del orden de 107 a 108 MT (1 MT = 1 Megatón = 106 Toneladas de TNT), aproximadamente equiva-lente a la explosión conjunta de mil millones de bombas atómicas como la de Hiroshima que fue de 18 KT (Kilotones), con su correspondiente generación de una onda expansiva (desplazamiento de aire por onda de presión) que se propaga a velo-cidades del orden de la del sonido (velocidad del sonido 1.235 km/h), lanzando gran cantidad de materia a la atmósfera. Luego de muchos años dejará como testigo de lo ocurrido una cavidad llamada “cráter de im-pacto” o “astroblema” cuyo tamaño y forma se alejará del original ya que con el paso del tiempo se producen desmoronamientos de sus paredes que rellenan parcialmente el fondo a lo que se suma el fenómeno de erosión y sedimentación por lluvias y vientos.

c) En la propia zona de impacto la temperatura puede superar los 100.000 ºC y la onda térmica pro-pagarse incinerando todo a su paso hasta unos 1.500 km a la redonda y luego, hasta unos 3.000 o 4.000 km, induciría un clima con un gradiente de temperaturas desde 300 a 50 ºC.

d) Terremotos y maremotos debidos a la fuerza del propio impacto, pero además indirectamente al provocar sacudidas sobre las fallas y placas

Figura A1: Asteroide atravesando la atmósfera terrestre segundos antes de su impacto con la superficie. (Imagen de Internet)

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 64 Nº 4 - 20148

tectónicas.

e) Activación de fallas, puntos ca-lientes, grietas o hendiduras con po-sibles erupciones de lava (actividad volcánica e incluso supervolcánica).

f) Hasta distancias muy grandes lle-gan fuertes perturbaciones electro-magnéticas dando como resultado cortes de energía eléctrica y daños directos en los equipos eléctricos y electrónicos. Demás está decir que las comunicaciones de todo el pla-neta quedarían interrumpidas.

g) La roca fundida en el lugar de im-pacto y luego expelida a la atmósfera (en forma parecida al hongo de una explosión nuclear, pero descomunal-mente mayor que lo conocido) co-menzaría a caer inmediatamente en forma de lluvia de fuego provocan-do grandes incendios generalizados de ciudades, bosques y campos con alcance a cualquier lugar del plane-ta.

Las consecuencias nefastas de un tal acontecimiento serán tanto mayores mientras más cerca se esté del lugar de impacto. Hay que te-ner en cuenta que, para este caso, la protección que puede darnos la capa de aire atmosférico es en la práctica totalmente despreciable ya que su velocidad, y en consecuen-cia su energía cinética, solo dismi-nuiría en una cantidad menor al 4 ‰, dependiendo del ángulo de la trayectoria (si fuese vertical menor al 1 ‰).

Ahora bien, a todo esto hay que sumarle las consecuencias no inme-diatas. Debido a las características de este asteroide hipotético, que estamos poniendo como ejemplo, la energía puesta en juego al tomar contacto con la superficie es más que suficiente para hacer que im-portante cantidad de materia salga eyectada superando la velocidad de

escape gravitacional que es de 11,2 km/s y en consecuencia parte de ella entre en órbita terrestre y parte con-tinúe escapando de la Tierra y llegue a orbitar alrededor del Sol transfor-mándose en futuros meteoritos que podrán volver a chocar con nuestro planeta, luna u otros cuerpos celes-tes del Sistema Solar. El resto, que no supera la velocidad de escape, irá cayendo por distintas regiones de todo el planeta (como si fueran me-teoritos, con su consecuente peligro, aunque en escala de velocidad mu-cho menor) en cuestión de minutos, horas y días, en tanto que la materia transformada en polvo se mantendrá por un gran tiempo suspendida en la atmósfera que sumada a la que está en órbita causarán un apantalla-miento de la luz solar reduciéndola significativamente (prácticamente se hace de noche) y que puede durar muchos años y también varias dé-cadas. Esto provocaría, después del calentamiento inicial, un significati-vo descenso de la temperatura que podría llevar a una nueva era de gla-ciación. Es sabido que privadas de luz la mayoría de las plantas que ha-yan sobrevivido a la calamidad ini-cial perecerán por interrupción de la fotosíntesis. Por otra parte, la at-mósfera recalentada por todos estos acontecimientos produce enormes cantidades de óxido de nitrógeno (recordar que el nitrógeno y el oxíge-no son los elementos más abundan-tes del aire) que tiene un importante efecto letal sobre la vida pero como si eso fuera poco el óxido de nitró-geno se combina con el agua (que también se encontraría en grandes cantidades y muchísimo más si el impacto fue sobre un océano) for-mando ácido nítrico lo que da lugar a la famosa lluvia ácida pero en este caso en cantidades extraordinarias lo que provocaría un fuerte descen-so del pH de las capas superficiales de agua de océanos, mares y ríos y también de los campos con la consi-guiente mortandad, principalmente

de vegetales, insectos y microorga-nismos, terrestres y marinos.

La conclusión es que estos cam-bios atmosféricos son ecológica-mente nefastos. Es decir, después de la catástrofe inicial viene el golpe de gracia para los que lograron sobre-vivir.

La otra peligrosa consecuencia es la convulsión social que tendría lugar al darse a conocer de antema-no la noticia de que un aconteci-miento así va a suceder, el caos que se generaría sería incontrolable.

Es evidente que aquellos que lo-graran sobrevivir a los efectos inicia-les del impacto, de allí en adelante lo deberán hacer a costa de un su-frimiento infernal ya que carecerán de todo a lo que estaban habitua-dos, es decir, lo que para ellos era común y normal, como la forma de conseguir alimentos y agua (ahora escasa y muy contaminada), me-dicamentos, atención hospitalaria, informarse (comunicaciones), trans-porte, combustible, energía, educa-ción, informática, etc. y a lo que se agrega haber quedado sin vivienda y sin trabajo. Literalmente volverán a la edad de piedra, nada será como antes, también el clima por mucho tiempo será atípico y sumamente inestable. Dicho en otras palabras el mundo industrializado y tecnificado deja de existir. Se puede decir que a los seres humanos, animales y plan-tas la vida les cambia drásticamente en solo un instante.

Otra posibilidad es que el aste-roide o cometa no impacte de lleno pero sí que pase muy cerca afectan-do significativamente nuestra atmós-fera, lo que provocaría en ella fuer-tes perturbaciones que darían lugar a huracanes y cambios de tempera-tura nunca vistos con devastación y aniquilaciones de zonas que po-drían llegar a tener hasta un tamaño

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9Grandes catástrofes naturales

mente grande (pero hoy se dispone de ello). Lo mejor y menos riesgo-so es desviarlo de su trayectoria, lo cual puede hacerse con sucesivas explosiones muy bien calculadas y controladas que actuaran a cier-ta distancia del asteroide de mane-ra tal que cada energía liberada lo vaya empujando y así cambiando su trayectoria, o también aterrizar sobre el asteroide y ubicar en él un sistema de propulsión (tipo co-hete y que podría ser con los de la propia nave) que le haga cambiar el rumbo. En cuanto a esto último es importante dar a conocer que la NASA ya hace un tiempo que está trabajando y las fechas que maneja para aterrizar un mecanismo robó-tico sobre un asteroide es en 2016, y para que lo hagan astronautas 4 años después (en 2012 se comenzó con su entrenamiento).

Hay que tener en cuenta que el reducido tamaño y la tremenda ve-locidad del visitante hacen bastante complicada estas operaciones pero no imposibles, por otra parte es ne-cesario tener una correcta informa-ción previa sobre la composición del asteroide ya que no es lo mismo si es de alta o baja densidad y si es pétreo o metálico. Además de la tec-nología necesaria, todo depende del tamaño del asteroide y del tiempo que se disponga para poner en prác-tica estas medidas de defensa.

PROBABILIdAd ACTUAL dE SUFRIR UN IMPACTO IMPORTAN-TE

Según lo que sabemos hasta aho-ra, la probabilidad de impacto de un asteroide o cometa con tamaño mayor a 500 m es para los próximos 100 años prácticamente nula, pero aumenta para asteroides menores que serían capaces de destruir gran parte de la población de una ciudad importante si se diera el caso de caer sobre ella. Aunque esto es muy im-

como el de China o Brasil y, para el resto del planeta, consecuencias sociales, ecológicas y económicas sumamente serias. Pero en este caso la civilización actual lograría sobre-vivir.

En cuanto a las consecuencias, no es mucha la diferencia si un tal asteroide cayera sobre alguno de los océanos donde, además de los efec-tos mencionados antes, se ha calcu-lado que los tsunamis provocados llegarían a las costas próximas con olas cuya altura serían del orden de un 40 a 60 % de la profundidad que tiene el océano en el lugar de impac-to, es decir, si tenemos en cuenta la profundidad media de los océanos, que es de unos 4.000 m, podrían ser de unos 2.000 m de altura, pero si lo hiciera sobre alguna de las grandes fosas marinas podrían ser mucho mayor (la fosa más profunda es la de Las Marianas, entre Japón y Nueva Guinea, con algo más de 11.000 m).

Es evidente, por lo descripto, que una vez que se produce un tal im-pacto todo intento de mitigación se lo puede considerar inútil, en con-secuencia el esfuerzo hay que dedi-carlo totalmente a saber predecirlo con suficiente tiempo y a contar con el conocimiento y la tecnología para evitarlo, como se expone a conti-nuación.

¿QUÉ POSIBILIdAdES TENE-MOS dE dEFENdERNOS dE UN TAL ACONTECIMIENTO?

En hipótesis las dos únicas po-sibilidades serían intentar desviar al intruso de su trayectoria o bien destruirlo antes de que se acerque demasiado ya que de suceder otro caso como el de Yucatán ¿qué opor-tunidad tendríamos luego de poder hacer algo útil? Tecnológicamente en lo que más avanzado se está es en detectarlo con suficiente tiempo (a los cuerpos mayores de 100 m),

pero en cuanto a lograr alguno de esos dos objetivos, al menos hoy no podríamos hacerlo. Hace poco el administrador de la NASA (Admi-nistración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los EEUU), Charles Bolden, con motivo del meteorito recientemente caído en Rusia (15 de febrero de 2013), dijo tener una sola recomendación “Si hoy un asteroide se dirige hacia New York lo único que podemos hacer es rezar”.

En el año 2012 se inició el pro-yecto internacional “NEOShield” que evaluará la amenaza de NEOs (NEO, siglas inglesas de Objeto Próximo a la Tierra) y las mejores soluciones para hacer frente al que tenga una trayectoria de colisión con nuestro planeta. El proyecto es lide-rado por el Instituto de Investigación Planetaria (DLR) de la Agencia Espa-cial Alemana y participan expertos españoles, franceses, británicos, ru-sos y estadounidenses. Se tiene pro-yectado que después de unos tres años y medio de estudio se pueda poner a prueba, experimentalmen-te en laboratorio, para demostrar y probar su tecnología. El programa no construirá ningún dispositivo de defensa aún, esto dependerá de los resultados de laboratorio y de nue-vas inversiones. Por el momento no se lo construye pero al menos se lo planea y estudia.

Si se plantea su destrucción con una bomba nuclear se lo debe ha-cer cuando el visitante se encuentra a una distancia lo suficientemente lejos como para que sus fracciones no sigan dentro del cono de tra-yectoria hacia la Tierra y terminen cayendo fracciones por todos la-dos lo que también sería de serias consecuencias, pero además para tal magnitud de asteroide o cometa (para el cometa sería algo más fácil por su baja densidad y materiales ligeros que lo componen) el poder de la bomba debería ser verdadera-

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probable ya que la mayor parte del planeta está muy escasamente habi-tado, el 70 % es océanos y mares, a lo que hay que sumarle desiertos, selvas, montañas y campos con muy poca población. Justamente los dos últimos casos de meteoritos caídos, con relativa importancia, resultan un buen ejemplos de lugares im-pactados con escasa población, uno el suceso de Tunguska en la Siberia Rusa el 30 de junio de 1908 (explo-tó en el aire antes de tocar tierra, que si bien hubo muchas hipótesis la más posible es la atribuida a un cometa formado por hielo ya que no se ha recuperado ningún frag-mento y tampoco produjo un cráter. Se desconoce su tamaño aunque se estimó entre 50 y 80 m. Los daños llegaron a cubrir un área de 2.000 km2, prácticamente deshabitada) y el otro, el más reciente, el meteori-to del 15 de febrero de 2013 en la zona de Cheliábinsk en la región de los Urales, también en Rusia (Figura A2), que según la NASA su tamaño habría sido de entre 18 y 20 metros de diámetro medio, la velocidad de 18 km/s y la masa de 10.000 tone-ladas, todo antes de ingresar en la atmósfera y, según la Universidad Federal de los Urales, los fragmentos recolectados resultaron de carácter rocoso (condrita ordinaria). Su deto-nación en el aire se produjo a una

altitud de alrededor de 20 km. y a pesar de ser una zona poco poblada, su onda expansiva dañó, en aldeas cercanas, más de 3.000 construccio-nes y alrededor de 1.200 habitantes fueron atendidos en centros médi-cos por lesiones y estados de shock afortunadamente leves.

La NASA estima que asteroides y cometas de tamaños mayores de 100 m hay aproximadamente unos 20.000 que pueden representar una amenaza potencial para la Tierra (no se tienen en cuenta aquellos que se encuentran en órbita en el “Cintu-rón Principal” entre Marte y Júpiter, ni los troyanos en la órbita de Júpi-ter, y evidentemente mucho menos los del cinturón de Kuiper y la nube de Oort, ya que mientras se manten-gan en esas órbitas no representan peligro). Hasta ahora se sabe dónde se encuentran y sus posibles trayec-torias de unos 6.000 de estos obje-tos. Es muy importante seguir con los trabajos de detectar los restantes para lo que es necesario contar con la financiación correspondiente, lo cual no debería ser tarea de un o unos pocos países, como sucede hasta ahora, sino de todos.

El trabajo actual de vigilancia sólo se realiza sobre asteroides que tienen posibilidad de chocar con la

Tierra. Siempre se trabaja en térmi-nos de probabilidad ya que las órbi-tas determinadas tienen un margen de error en el cálculo y, además, también se tiene en cuenta la po-sibilidad de que su órbita pueda cambiar por la colisión con algún otro cuerpo en el espacio o por la atracción gravitatoria de un planeta o luna al pasar muy cerca de ellos.

Una lista detallada de NEOs co-nocidos, con sus características y probabilidad de riesgo de impacto con nuestro planeta, en los próximos 100 años, se puede ver en la página de la NASA (System Sentry - Risk Ta-ble) http://neo.jpl.nasa.gov/risk/

Es importante subrayar que Jú-piter actúa como una verdadera aspiradora cósmica de asteroides y cometas. Con su enorme campo gravitatorio nos protege atrayéndo-los hacia sí o desviándolos lejos de las órbitas de los planetas interiores (Mercurio, Venus, Tierra y Marte). A los astrofísicos les gusta destacar de Júpiter su papel protector de escudo reductor de objetos peligrosos para el Sistema Solar Interior. Desde que poseemos la suficiente resolución óptica en nuestras observaciones del cosmos, que sepamos, han sido tres los eventos importantes (gran tamaño) de colisión sobre su super-

Figura A2: Meteorito del 15 de febrero de 2013 en Cheliábinsk, región de los Urales (Rusia), en el momento de su detonación. (Imagen de Internet)

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11Grandes catástrofes naturales

ficie. En primer lugar, la colisión del “Shoemaker-Levy 9” en 1994, pos-teriormente el “Evento Wesley” en 2009, otro ocurrió el día 3 de Junio de 2010 y por último uno todavía más gigantesco el 10 de septiembre de 2012. Nótese la frecuencia se-guida de impactos. También Saturno tiene un papel similar de escudo.

SÍSIFO Y OTROS ASTEROIdES IMPORTANTES CERCANOS A LA TIERRA

De los asteroides conocidos, que interfieren con la órbita de la Tierra, el más grande es Sísifo con un diá-metro de alrededor de 10 km, apro-ximadamente el mismo tamaño que tenía el que impactó en Yucatán y produjo el  cráter de Chicxulub. Al menos por este siglo no hay indicios que Sísifo pudiera impactarnos, pero de ocurrir su consecuencia sería la del asteroide hipotético descripto en este artículo. Otro importante pero de menor tamaño es Geographos que posee una extensión de 5,1 km de largo por 1,8 de ancho. Uno más famoso es Apofis (su trayectoria le lleva a atravesar la órbita de la Tie-rra dos veces en cada vuelta al Sol que es de 323 días) cuyo tamaño medio, que hace poco fue vuelto a medir con mucha mayor precisión, es de 300 m. En diciembre de 2004 algunas observaciones indicaban una probabilidad relativamente alta de que Apofis colisionara con la Tie-rra (del 2,7%) para el año 2029. Sin embargo, observaciones posteriores mejoraron el cálculo de la órbita demostrando remota la posibilidad de un impacto con la Tierra o la Luna para ese año. Aun así, persis-tía la posibilidad de que durante el encuentro cercano de 2029 con la Tierra, Apofis pasase por una “cerra-dura gravitacional” (una región muy precisa del espacio de no más de 400 a 600 metros de diámetro) que lo situaría en trayectoria de colisión para un futuro impacto el día 13 de

abril de 2036, pero nuevas observa-ciones revelaron que es muy poco probable que pase por la tal “ce-rradura” por lo que la probabilidad de impacto estimada para esa fecha bajó a 1 en un millón, lo que nos tranquiliza significativamente.

CONCLUSIÓN

Los expertos están de acuerdo en que no existe ninguna otra catástro-fe natural conocida que produzca un efecto tan devastador en la Tie-rra como el choque de un asteroide trascendente.

El hecho que (por lo que se cono-ce hasta hoy) no se espere en este si-glo un acontecimiento de gran mag-nitud no quiere decir que no pueda aparecer algún asteroide (o cometa) que aun no hemos detectado o bien que uno nuevo aparezca de sorpresa ya que debido a interacciones gravi-tacionales con Júpiter u otro cuerpo del Sistema Solar o por colisiones entre ellos mismos, uno pueda des-prenderse de su cinturón y dirigirse hacia nuestro lado. También los que ya conocemos y se desplazan inter-firiendo con la órbita de la Tierra po-drían, en algún momento, modificar su trayectoria por las mismas causas antes nombradas. Un caso así podría ser el del reciente asteroide 2012 AD14 (45 m) que pasó el 15 de fe-brero de 2013 a sólo 27.000 km de nosotros y del cual se piensa que la gravitación de la Tierra pudiera ha-ber modificado su trayectoria futura, en consecuencia se lo está vigilando para hacer las correcciones y así sa-ber a qué distancia va a pasar en su próximo acercamiento.

Como reflexión final destaque-mos que bajo ningún concepto se debe dejar de tener en cuenta la po-sibilidad de un impacto importante, en consecuencia es primordial enfa-tizar que tanto la ciencia y la tecno-logía, como los gobernantes, deben

ocuparse y trabajar fuertemente en un proyecto internacional y hacer-lo factible para que en un futuro, lo más cercano posible, estemos capacitados para defendernos, que aunque se lo tenga como improba-ble durante los próximos años sí es posible a mediano y largo plazo. Los expertos no se preguntan si va a su-ceder sino cuándo.

B - GRANDES VOLCANES Y SUPERVOLCANES

Los volcanes son conductos que establecen una comunicación di-recta entre la superficie y los nive-les profundos de la corteza terrestre donde hay importantes masas de magma (mezcla de roca fundida, ga-ses y otros componentes). El magma expulsado, que recibe el nombre de lava, se distribuye por los costados del conducto que al enfriarse se en-durece por capas formando las típi-cas montañas cónicas que estamos acostumbrados a observar. En la Fi-gura B1 se sintetiza todas las carac-terísticas de un volcán clásico.

Se dice que un volcán entra en erupción cuando por su conducto expulsa componentes como lava, piroclastos, gases, cenizas y humo, puede hacerlo en forma pasiva (acti-vidad efusiva) o enérgica (actividad explosiva), en este último caso la gran presión acumulada (general-mente por estar fuertemente tapona-da la boca del conducto) hace esta-llar la montaña como, por ejemplo, lo hizo el Vesubio en Italia en el año 79 y cuyo material despedido por la explosión (ceniza y piedras) tapó bajo 6 metros a Pompeya, en tanto que lo que sepultó a Herculano, en 15 metros, fue el flujo de piroclastos y la corriente de lava.

Un volcán cuando entra en acti-vidad puede emitir materia en cual-quiera de los tres estados: a) Sólidos:

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piroclastos (Figura B2) y cenizas (polvo volcánico); b) Líquidos: lava, que como ya dijimos no es otra cosa que magma que aflora a través del cráter y se desliza por la superficie; c) Gaseosos: dióxido de carbono, monóxido de carbono, nitrógeno, hidrógeno, metano, vapor de agua, cloruros volátiles, ácidos sulfhídrico y clorhídrico, otros tipos de gases sulfurosos y en menor escala algún otro tipo de gas.

La denominación de Supervol-cán (SV) no es un término técnico que usaran los especialistas pero se lo empezó a acuñar en un programa de divulgación científica de la BBC y en consecuencia, en los últimos años, comenzó a aparecer en publi-caciones científicas importantes.

Pero si bien un SV se refiere a un tipo de volcán que produce las ma-yores y más voluminosas erupciones de la Tierra no se trata de un volcán grande, la principal diferencia con éstos es que no se ven con la clásica montaña de forma de cono, al con-trario, generalmente están disimula-dos en zonas planas o semiplanas donde hoy se sabe que allí existen lo que se dio en llamar Puntos Calien-tes (que no necesariamente están so-bre las fallas tectónicas clásicas que dan lugar a terremotos y volcanes comunes) a donde llega magma di-rectamente desde el manto (a través de un conducto que se conoce con el nombre de Pluma del Manto) acu-mulándose subterráneamente como un gran lago a pocos kilómetros de la superficie como se observa en la Figura B3. Cuando erupciona siem-pre lo hace en forma sumamente explosiva. Lo que sucede es que al no poder liberar presión por medio de un conducto chimenea, típico de los volcanes comunes, el mag-ma se sigue acumulando como un gran lago subterráneo lo que va “in-flando” el terreno en toda una zona

Figura B1: Esquema de un volcán clásico (obtenida de Internet)

Figura B2: Flujo de piroclastos. Volcán Pinatubo 1991 (Filipinas). (Imagen de Internet)

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13Grandes catástrofes naturales

muy amplia aumentando la presión espectacularmente durante miles de años hasta que llega a un punto crí-tico en que estalla y lo hace en toda esa región completa. Las calderas conocidas son de unos 50 a 100 km de diámetro. La explosividad real de estas erupciones varía, pero el vo-lumen de material erupcionado es suficiente en cada caso para alterar radicalmente el paisaje circundante en una zona muy amplia, e incluso para alterar el clima global durante años, con un efecto adverso para la vida.

Ahora bien, inversamente a su extraordinaria intensidad, los SV erupcionan en períodos que van desde miles hasta cientos de miles de años e incluso millones. Al día de hoy los conocidos se los puede considerar prácticamente dormidos y aquellos que tienen el potencial para despertar podrían hacerlo den-tro de cientos o miles de años, aun-que nunca se descarta la posibilidad de que esto pudiera suceder en cual-quier momento.

La magnitud de una erupción volcánica se mide por el IEV (Índice de Explosividad Volcánica) que va de 0 a 8 grados. Los de grado 7 y 8 se

los considera catastróficos, en ma-yor o menor grado, para todas las regiones del planeta, y son los que reciben el nombre de Supervolcán (Figura B4). El IEV es el producto de la combinación de varios factores mensurables de la erupción, como el volumen total de los materiales expulsados, altura alcanzada por la nube eruptiva, duración de la acti-vidad, inyección troposférica (capa que va desde el suelo hasta una altura media de 15 km) y estratos-férica (capa desde 15 a 50 km) de los productos expulsados y algunos otros factores sintomáticos del nivel de explosividad, como ejemplos te-nemos: el Etna (Sicilia - Italia) en la actualidad es IEV-0 (se encuentra

activo pero sólo emite muy poco humo y mínima luminosidad que se puede observar bien desde la cerca-na y pintoresca ciudad de Taormina, sobre todo en las noches sin luna, in-cluso se puede visitar llegando hasta su boca) pero tiene períodos segui-dos que incrementa su actividad con emisión de lava llegando a grados IEV-1 y 2; similarmente se compor-ta el Strómboli en la isla del mismo nombre en el mar Tirreno (Italia); el Nevado del Ruiz (Colombia) en 1985 fue un IEV-3; el Santa Hele-na (EEUU) en 1980 fue un IEV-5; el Krakatoa (entre Java y Sumatra - In-donesia) en 1883 fue un IEV-6 como también lo fue el Pinatubo (Filipinas) en 1991; Tambora (Indonesia) en 1815 erupcionó como IEV-7 y fue la segunda erupción de un SV en nues-tra era (dC); en tanto que la primera, también IEV-7, fue la de Lago Taupo en North Island (Nueva Zelanda) en el año 181. Con el Tambora hubo más de 90.000 muertos y lanzó a la atmósfera una columna de ceniza de alrededor de 70 kilómetros de altu-ra, el impacto en el clima global fue tan notable que a 1816 se le llamó el “año sin verano”, la temperatura media del planeta bajó en casi 3 ºC.

En cuanto a erupciones super-volcánicas más antiguas o muy an-tiguas sólo tenemos cálculos aproxi-

Figura B3: Punto Caliente y Pluma del Magma. Represen-tación esquemática de cómo puede ser actualmente la caldera del Supervolcán Yellowstone en EEUU. (Imagen de Internet).

Figura B4: Representación del estallido de un Supervolcán (Imagen de Internet)

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mados de su magnitud, ejemplos de estos son: el Lago Toba en Sumatra (Indonesia) hace 75.000 años que habría sido un IEV-8, la Caldera de Yellowstone (Wyoming EEUU) hace 1,3 millones de años se calcula como un IEV-7 y el mismo fue IEV-8 hace 640.000 años. Se estima que la energía liberada por un SV es del orden de 1.000 bombas como la de Hiroshima por segundo durante el tiempo que dura la erupción.

Por el tiempo transcurrido des-de las últimas erupciones de super-volcanes IEV-8, si alguno de ellos (identificados o no) estallara en la actualidad y nuevamente lo hiciera como IEV-8, las consecuencias al-canzarían una magnitud hasta ahora no experimentada por el hombre.

CONSECUENCIAS dE ERUP-CIONES dE GRANdES VOLCANES Y SUPERVOLCANES

La región hasta unos 150 o 250 kilómetros a la redonda, desde don-de está ubicado el SV, experimenta-ría una destrucción absolutamente total, ya que la enorme fuerza de la explosión arrastra materia (principal-mente flujos piroclásticos y cenizas) a muy alta temperatura eliminando a todo ser vivo que se encuentre en su camino, también contribuye la propia fuerza de choque del des-plazamiento de aire frontal el que, en energía, puede ser varias veces superior a los más intensos huraca-nes, es decir a los de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson. De 250 a 500 o 700 km se la considera zona seriamente afectada aunque no ne-cesariamente de destrucción total y luego a mayor distancia, debido a las cenizas volcánicas más finas, los cultivos son cubiertos y además con consecuencias a largo plazo para la composición de la tierra, en tanto que las ciudades son afectadas en toda su infraestructura eléctrica y de otros servicios. El sistema de pro-

visión de agua se contamina, fallan los equipamientos electrónicos, se dificultan todos los medios de trans-porte y especialmente el aéreo se ve obligado a quedar totalmente inte-rrumpido.

Por otra parte, tanto si un SV o volcán importante se encuentra en el mar o cerca de la costa, se pueden producir tsunamis, tal como ocurrió luego de la erupción del Krakatoa en 1883, el cual se cobró muchas vidas. Tierra adentro, los ríos se pue-den anegar y se pueden producir inundaciones y fuertes corrientes de lodo. Además si el volcán contiene glaciares (hielo) y/o gran cantidad de nieve se agrega el peligro de los lahares, como ocurrió con el Neva-do del Ruiz (Colombia, 1985) que si bien no fue una erupción muy grande (IEV-3) produjo un Lahar (ver Glosario) que en minutos tapó la población de Armero matando a 25.000 habitantes, se conoce el he-cho como la “Tragedia de Armero”.

Sin embargo, aparte del área afectada directamente, la conse-cuencia más temible de una super-erupción la experimenta el clima y con alcance a todo el planeta ya que estos tipos de erupciones emiten a la atmósfera grandes cantidades de gas y polvo volcánico. Estos gases, que contienen dióxido sulfúrico, dióxido de carbono, metano y cloro, más el polvo y vapor de agua, reflejan la ra-diación solar hacia el espacio o ellos mismos absorben el calor, y enfrían así la capa baja de la atmósfera (tro-posfera) causando el llamado “in-vierno volcánico”. Por otra parte el dióxido sulfúrico reacciona con el agua atmosférica formando peque-ñas gotas de ácido sulfúrico dando lugar a la lluvia ácida sumamente dañina para plantas y animales.

A continuación se da una lista de supervolcanes (IEV 7 u 8) que se co-nocen y que podrían en algún tiem-

po volver a despertar y cambiar trá-gicamente las condiciones de vida en su región y significativamente la del resto del planeta, como ya lo han hecho anteriormente. Entre pa-réntesis sólo se indica cuántos años hace aproximadamente que super-erupcionó:

-Aso, Kyushu, Japón (hace 300.000 y 80.000 años)

-Aira, Kyushu, Japón (hace 22.000 años)

-Campi Flegrei, Campania, Italia (hace 40.000 años) (Figura B5 y B6)

-Caldera Kikai, Islas Ryukyu, Japón (hace 3.600 años)

-Caldera de Long Valley, California, Estados Unidos (hace 760.000 años)

-Lago Taupo, North Island, Nueva Zelanda (hace 26.500 años y lue-go en el año 181 de nuestra era)

-Tambora en Indonesia (en el año 1815 de nuestra era).

-Lago Toba, Sumatra, Indonesia (hace 73.000 años)

-Caldera Valle Grande, Nuevo Mé-xico, Estados Unidos (hace 1,12 millones de años)

-Caldera de Yellowstone, Wyoming, Estados Unidos (hace 2,1 y 1,3 millones de años y la última hace 640.000 años)

-Caldera La Garita, Colorado, Esta-dos Unidos (hace 27 millones de años)

-Siberian Trapps (Trampas Siberia-nas) donde se encuentran las ciu-dades de Tura, Yakutsk, Norilsk e Irkutsk de Rusia. Tuvieron lugar

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15Grandes catástrofes naturales

justo en la transición Pérmico-Triásico (hace 250 millones de años)

-Caldera Vilama (o Caldera Eduardo Avaroa), Jujuy, Argentina, en el lí-mite con Chile y Bolivia (hace 8,4 millones de años)

-Caldera Thira (hoy Santorini), Mar Egeo, Grecia (hace 3.600 años). En este caso hay dudas si fue gra-do 6 ó 7.

Si bien hemos hablado de super-volcanes también son importantes los volcanes de IEV 5 y 6 (Gran-des Volcanes) que pueden resultar catastróficos para la región donde se encuentran y a diferencia de los otros éstos sí se producen seguido. Por ejemplo de grado IEV-6 fueron el Vesubio (1660 aC), Krakatoa (1883), Santa María (1902), Pinatubo (1991) y de grado IEV-5 el Vesubio (79) y el Santa Helena (1980).

Si dos o tres volcanes impor-tantes, grado IEV-5 y 6, entraran en erupción simultáneamente y la acti-vidad durara un tiempo apreciable (del orden de un mes), gran parte del tráfico aéreo mundial se vería obligado a cesar de inmediato para evitar que el polvo volcánico dañe las turbinas y otros mecanismos de las aeronaves con el consecuente peligro que esto significa y, la dismi-nución de la luz solar daría lugar a un enfriamiento temporal del clima global.

Por su trascendencia histórica es interesante recordar el conocido Volcán Santorini (antiguamente lla-mado Thera o Thira) en la isla del mismo nombre en el Mar Egeo, hoy perteneciente a Grecia y muy visita-da por el turismo. Se tiene registro de sus erupciones en 197 aC y lue-go dC en: 726, 1650, 1707, 1866, 1870, 1926, 1928, 1939, 1941 y la última en 1950. Pero mucho antes,

Figura B5: Imagen satelital donde se puede ver la región que abarca el SV Campi Flegrei y la ubicación del volcán Vesubio.

Figura B6: Imagen Google Earth donde se puede observar con detalle la topología dada por la caldera del SV Campi Flegrei.

en aproximadamente el año 1600 aC, sufrió una erupción sumamen-te explosiva (calculada en IEV-6 ó 7) que reventó el corazón del volcán y su cima se hundió de tal manera que el centro de la isla desapare-ció tras cavar una gran fosa en las profundidades del mar Egeo (Figura B7). Como varios días antes la tierra

comenzó a temblar preanunciando el desastre, para salvar sus vidas los habitantes de Thera subieron a bar-cos y se alejaron a la isla de Creta y también al continente. La isla fue totalmente destruida y puso en de-cadencia la civilización minoica ya que las consecuencias también lle-garon a la isla de Creta y sus alrede-

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dores. Esta erupción fue una de las mayores de la era histórica, cubrió varias islas y parte del continente con una importante capa de ceni-za. Excavando en la parte de la isla Santorini que no desapareció bajo el mar los arqueólogos han descu-bierto las calles y otros restos de una ciudad. Hallaron casas con paredes que tenían bellísimas pinturas, pero no encontraron esqueletos u objetos de valor. Creen que los pobladores tuvieron tiempo suficiente para es-capar. Algunos expertos piensan que el desastre podría haber sido la base para los escritos de Platón sobre la desaparición del continente de At-lántida. También hay historiadores que piensan que los Filisteos (nom-brados por la Biblia e historiadores

antiguos), conocidos como “hom-bres venidos del mar”, no fueron más que aquellos habitantes que es-caparon de las islas afectadas y per-tenecientes a la civilización minoica buscando en el continente lugares seguros donde vivir.

En la actualidad un estudio de investigadores de la Universidad de Oxford, publicado en “Nature Geos-cience”, sugiere que la cámara de roca fundida bajo el volcán de San-torini se expandió entre 10 y 20 mi-llones de metros cúbicos (hasta 15 veces el tamaño del Estadio Olímpi-co de Londres) entre enero de 2011 y abril de 2012. Este crecimiento del ‘globo’ de magma ha hecho elevar la superficie de la isla entre 8 y 14

centímetros durante ese tiempo. Los resultados provienen de un estudio que utilizó imágenes satelitales y receptores del Sistema Global de Posicionamiento (GPS) que pueden detectar movimientos de la superfi-cie terrestre con alta precisión.

Sin embargo, todavía no se co-noce la respuesta a la pregunta más importante de todas: ¿cuándo volve-rá a entrar en erupción? En enero de 2011 se produjeron una serie de pe-queños temblores debajo de la isla, la mayoría sólo pudieron ser detec-tados con sismógrafos, pero fue la primera señal de actividad bajo el volcán en 25 años.

Para los propios habitantes se hizo evidente que había un cambio en el comportamiento del volcán. Los guías turísticos acostumbrados a visitar la isla semanalmente infor-maron de cambios en la cantidad de gas de fuerte olor y los cambios en el color del agua en algunas de las bahías alrededor de las islas. La doc-tora Juliet Biggs de la Universidad de Bristol, una de los autores del estu-dio, señala que la gente era cons-ciente de que algo estaba pasando con el volcán, pero no fue hasta que vieron los cambios en el GPS y en las imágenes térmicas satelitales que descubrieron roca fundida siendo inyectada debajo del volcán. Según los expertos esto no significa que el volcán esté a punto de entrar en erupción, de hecho, la tasa de acti-vidad sísmica ha vuelto a disminuir en los últimos meses y no sería raro que se registre un retroceso en su hinchamiento ya que las subidas y bajadas (como también sucede en Yellowstone) se deben a la recarga y descarga cíclica que suelen tener las calderas volcánicas de la habitación magmática. Justamente es por este motivo que resulta muy difícil pre-decir con seguridad una erupción.

Figura B7: Volcán Santorini (Thera o Thira) – Grecia (Mar Egeo). En esta foto satelital de la NASA se puede apreciar cómo, después de la gran erupción explosiva de 1600 aC, la caldera fue cubierta por agua luego que el volcán con el centro de la isla se desplomara sobre una enorme fosa en las profundidades del mar. Antes de la erupción se la conocía como la isla redonda.

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17Grandes catástrofes naturales

PREVENCIÓN Y MITIGACIÓN

Tanto la prevención como la mi-tigación ante una erupción volcáni-ca clásica involucra varios organis-mos y a los propios habitantes que de antemano deben tener determi-nados la logística y los procedimien-tos a seguir. Son las autoridades las que deben definir responsabilidades y funciones de todos los organismos y entidades públicas, privadas y co-munitarias, garantizando un manejo oportuno y eficiente de todos los re-cursos humanos, técnicos, adminis-trativos y económicos que sean in-dispensables para una tal situación. En estos procesos el apoyo indivi-dual, familiar y comunitario es vital.

Lo más primordial es que la po-blación que habita en la zona del volcán esté perfectamente concien-tizada de lo que significa una erup-ción (tanto efusiva como explosiva) y de sus consecuencias, debe conocer de antemano como actuar y donde dirigirse en caso de ser necesaria una evacuación, esto mitiga signifi-cativamente tanto entrar en pánico como actuar caóticamente.

Le sigue en importancia que los especialistas hagan un continuo mo-nitoreo del grado de actividad que muestra el volcán y junto con las au-toridades dispongan de un sistema de alerta y señalización de áreas y vías de evacuación.

Los establecimientos de salud que se encuentren en las cercanías pero fuera del área a ser afectada deben estar entrenados y prepara-dos para lo que se suele llamar “Plan Hospitalario para Desastres” (PHD), el cual tiene por objetivo garantizar la prestación inmediata de los ser-vicio de salud, con estándares de seguridad y criterios de eficacia en situaciones de catástrofes. El PHD debe además contar de antemano con un esquema y estrategia para

el traslado de pacientes (si su con-dición lo permite) a hospitales más alejados una vez que hayan recibido la atención primaria de emergencia para de esta manera poder seguir dando capacidad de atención a los afectados que sigan llegando, pues-to que siempre debe pensarse en una atención masiva de víctimas.

Normalmente son el personal de defensa civil, cruz roja y del ejérci-to los que deben estar entrenados para entrar en la zona de desastre a realizar la búsqueda, salvamento y primeros auxilio de las víctimas que quedaron atrapadas.

Esto debe estar relacionado con el resto de los planes regionales de emergencia, de tal manera que se tenga una visión y actuación integral sobre la contingencia.

En zonas de riesgo volcánico no deben construirse hospitales de im-portancia, como tampoco junto a ríos y hondonadas que puedan con-vertirse en el paso o el lecho de lava, lahares y aludes provocados por el proceso eruptivo, tampoco debería haber hoteles, escuelas, viviendas u otros establecimientos que alber-guen gente.

Es evidente que no solamente debe hacerse prevención sobre la vida sino también sobre los servicios básicos tratando que no sean inte-rrumpidos, a esto se lo llama “Plan de Contingencia para Desastres” (PCD), como: contar en todo mo-mento con agua potable, que no se corten las comunicaciones y la ener-gía eléctrica (los hospitales contar con grupos electrógenos propios), puntos estratégicos de provisión de necesidades, plan de movilización de recursos y de posibles albergues y nuevos asentamientos, alistamiento de voluntarios, distintas alternativas de caminos y rutas por si alguno re-sulta invadido por material eruptivo.

Debe preverse que en estos planes no es posible contar con asistencia aérea ya que la cantidad de polvo volcánico que suelen arrojar es al-tamente peligroso para sus motores, más aun, toda actividad aérea en la zona debe ser cancelada.

En caso que el desastre sea sor-presivamente mucho mayor que lo esperado y sobrepase todas las pre-visiones, es el Ejército (Fuerzas Ar-madas en general) quien debe estar siempre preparado para actuar con vehículos, tiendas, cocinas, genera-dores de electricidad y hospitales de campaña. También se hará necesaria la ayuda internacional.

Aquí cabe reflexionar que así como las Fuerzas Armadas, en caso de un conflicto armado, están entre-nadas y prontas para entrar en com-bate las 24 horas del día, también deben estarlo para hacerlo en casos de catástrofes o cualquier contin-gencia que ponga en peligro la vida de un número importante de ciuda-danos. En tiempos de paz es el orga-nismo ideal para ser el primero en actuar, por su capacidad de rápido despliegue, su estructura, organiza-ción, logística y espíritu de lucha y, además, por contar con la infraes-tructura humana, material y técnica que se necesita para estos casos. Son las fuerzas armadas las que cuentan con vehículos especiales, hospitales de campaña y médicos entrenados, es la mejor organización para actuar inmediatamente en cualquier tiem-po, lugar y condición.

A lo hasta ahora dicho debe agregarse las mismas medidas de prevención dadas en este artículo, para el caso de Tormentas Solares, en el ítem “¿QUÉ DEBE HACER LA POBLACIÓN?”, con el agregado de disponer siempre de máscaras de fil-tro para proteger la nariz y la boca y de gafas para proteger los ojos. Tam-bién se debe proceder al cierre de

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todas las puertas, ventanas y rejillas de ventilación de cada vivienda, de esta manera se logra mitigar signifi-cativamente la acción de las cenizas volcánicas.

Para el caso particular de un SV, por lo que se infiere de los estudios sobre los ocurridos mucho tiempo atrás, la única prevención posible es la de saberlo con tiempo suficiente para poder lograr evacuar totalmen-te toda un área de al menos hasta unos 700 km desde la caldera.

Por último aclaremos que los que conocemos como supervolcanes, to-memos por ejemplo Yellowstone, en caso de una nueva erupción, no ne-cesariamente tiene que hacerla otra vez como SV (IEV 7 u 8), podría ma-nifestarse con un índice menor, que si bien sería un problema tendría la ventaja de reducir significativamen-te su energía haciendo desaparecer por mucho tiempo esa posibilidad tan temida.

OBSERVATORIOS VULCANO-LÓGICOS

Cada volcán tiene su propio ca-rácter, los hay bastantes previsibles y otros nada como el Etna que nunca reacciona como los investigadores esperan, por el contrario el Vesubio que es uno de los más documen-tados y vigilados resulta relativa-mente fiable, aún así los científicos discuten permanentemente sobre el momento en el que podría volver a entrar en actividad y con qué inten-sidad.

La función principal de los vul-canólogos es vigilar los volcanes, para lo cual en cada uno se crea un Observatorio Vulcanológico, donde diariamente se recogen todos los da-tos tomados por los instrumentos de medición repartidos alrededor del volcán. Primero se estudia su histo-ria, todas las erupciones que se co-

nocen y cuándo fue la última vez, se analiza si las erupciones se pro-ducen en series de tiempo regulares o no y qué intensidad tuvieron. Para poder evaluar la probabilidad de fu-turas erupciones es imprescindible hacer un detallado inventario y con toda esta información más los regis-tros de los instrumentos instalados (particularmente de sismógrafos, de-tectores de variación de temperatura y de cambios geofísicos y geoquími-cos) se trata de elaborar modelos y simulaciones que nos puedan dar información de cuándo y cómo po-dría darse una futura erupción.

Lamentablemente hoy es impo-sible saber con seguridad cuándo y con qué intensidad un volcán entra-rá en erupción. Sí algún día se logra debe ser con alta confiabilidad ya que imaginemos lo que significaría dar la orden de evacuar una ciudad como Nápoles con sus alrededores y que finalmente resulte falsa alarma, pero también imaginemos la catás-trofe de no hacerlo si tiene lugar.

Pero respecto a esto hoy tenemos dos buenas noticias, una es que re-cientemente la NASA (Department Earth) ha iniciado, por primera vez, estudios sobre la propia boca de vol-canes utilizando drones (pequeños aviones-helicópteros de un metro de envergadura no tripulados, RQ-14 ‘Dragon Eye’, que fueron adqui-ridos a la U.S. Navy) especialmente adaptados para volar dentro de un ambiente caliente y de humo volcá-nico, muy peligroso para los avio-nes convencionales. El propósito es obtener mapeos de temperaturas, presiones y flujos gaseosos, como así también conocer la distribución, concentración y composición quí-mica de los gases emitidos más un registro de sonidos. Justamente uno de los objetivos es ver si con estos datos más los aportados habitual-mente por los Observatorios Vulca-nológicos es factible mejorar signi-

ficativamente los modelos computa-cionales que tratan de predecir una erupción. A esto se suma la segunda noticia sobre un nuevo tipo de es-tudio, realizado por la Escuela de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Miami, que desde satélites obtiene datos [por interfero-metría de radar de apertura sintéti-ca (InSAR)] que permiten investigar las deformaciones que va sufrien-do un volcán antes de la erupción. Los investigadores han encontrado evidencias de que varios volcanes (principalmente los explosivos) se «inflan» antes de las erupciones de-bido a la presión que ejerce la subi-da de magma. La detección de tales deformaciones, por medio de este tipo de imágenes satelitales, es un gran paso para la vulcanología por-que ésta sería la primera evidencia inequívoca que podría ayudar a pre-decir la inminencia de una erupción y justamente, por poder observarse en una amplia zona de terreno, es muy optimista no sólo para el caso de volcanes comunes sino también para el de supervolcanes.

CONCLUSIÓN

Los países con zonas volcánicas importantes y que ya han sufrido erupciones tienen una cierta expe-riencia para actuar, siempre que no los sorprenda una de magnitud mu-cho mayor a las habituales. El pro-blema realmente serio se presenta si se diera la de un SV y sobre todo si fuera un IEV-8 ya que los últimos ocurrieron hace demasiado tiem-po y por lo tanto no se dispone de experiencia directa, pero sí se sabe, como ya hemos descripto, que son lo suficientemente poderosos como para provocar daños en áreas muy extensas, pudiendo afectar seria-mente a más de un país entero y con consecuencias climáticas, económi-cas y de comunicaciones con alcan-ce a todo el planeta. Para este caso lo más importante es seguir investigan-

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19Grandes catástrofes naturales

do hasta obtener un procedimiento o técnica que pueda predecir con seguridad y suficiente tiempo tanto su erupción como su magnitud y así poder llevar a cabo una evacuación masiva de toda la extensa zona de riesgo y para el resto del planeta po-ner en marcha una prevención y mi-tigación acorde a las consecuencias esperadas.

C - TORMENTAS SOLARES

Para poder entender las Tormen-tas Solares y sus consecuencias para nuestro planeta primero debemos conocer las características y pro-piedades del Sol. El mismo es una estrella de 4.600 millones de años y en síntesis podemos decir que no es más que una bola de gas sobrecalen-tado donde se producen reacciones termonucleares. Los modelos que representan la historia de su evolu-ción indican que se encuentra en su etapa más estable cursando la mitad de su vida útil por lo que seguirá así por otros 4.600 millones de años momento en que, debido al agota-miento de su hidrógeno y la abun-dancia de helio, comenzará a con-vertirse en una Gigante Roja para luego hundirse en su propio peso y transformarse en Enana Blanca y finalmente después de muchísimo tiempo dejar de brillar (por enfria-miento) y terminar su historia como una Enana Negra (ver glosario). Para ese comienzo de expansión en Gi-gante Roja los expertos también in-dican que comenzará a tener lugar el choque de nuestra galaxia la Vía Láctea con su vecina Andrómeda, choque que durará unos 2.000 mi-llones de años para lograr una fusión total (ese tiempo podría ser bastante mayor si el choque no se produce de frente).

El Sol se encuentra a una distancia media de la Tierra de 150 millones de km (en promedio su luz tarda en

llegarnos 8 minutos y 19 segundos) y posee un radio de unos 700.000 km (considerado hasta la Fotosfera), 110 veces el de la Tierra (6.371 km), que para poder hacernos una idea de su gran tamaño digamos que dentro de él cabrían algo más de 1 millón de planetas Tierra. A pesar de ello hay estrellas mucho más grandes, como Eta Carinae, entre 100 y 150 veces el radio de nuestro Sol, pero Betel-geuse (también llamada Bitelyus o Alfa Orionis) lo es 650 veces (si fuera nuestro Sol llegaría hasta el Cinturón Principal de Asteroides, entre Marte y Júpiter), sin embargo una de las más grandes y luminosas conocida hoy es VY Canis Majoris, con 1.800 a 2.600 radios solares, por lo que llegaría hasta algo más de Saturno, o sea prácticamente casi tan grande como nuestro Sistema Solar.

Si bien es mucho lo que nos fal-ta conocer de nuestro Sol sí pode-mos afirmar que en las últimas dé-cadas es también mucho lo que se ha avanzado, particularmente sobre la dinámica de su superficie y sec-tor exterior (Fotosfera, Cromosfera y Corona), esto se logró gracias a las observaciones y mediciones lle-vadas a cabo principalmente por

la  NASA (varias con la colaboración de la Agencia Espacial Europea - ESA) a través de satélites y sondas de acercamiento al Sol, tales como las misiones: ULYSSES, ACE (Explorador de Composición Avanzada), SOHO (Observatorio Heliosferico y Solar), TRACE (Explorador Coronal y de Re-gión de Transición),SDO (Observa-torio de Dinámica Solar). También, entre otras, es importante nombrar las misiones YOHKOH (rayo de sol en japonés) e HINODE (amanecer en japonés) de la agencia espacial japonesa JAXA, ambas en colabora-ción con EEUU y el Reino Unido.

ESTRUCTURA dEL SOL

El modelo que hoy tenemos de la estructura del Sol es el de un nú-cleo y varias capas cuasi-esféricas cada una con propiedades diferen-tes que aún hoy son difíciles de de-terminar fehacientemente. Como se puede observar en la Figura C1, el Sol posee un Núcleo al cual le sigue la Zona Radiativa y a ésta la Zona Convectiva, todo esto consti-tuye la parte interna, luego vienen la Fotosfera que delimita la parte interna de la externa. La externa, considerada atmósfera del Sol, está

Figura C1: Estructura interna y externa del Sol, donde los espesores de las capas no son los reales, se lo representa así con el propósito de tener una mejor visualización de sus partes. (Imagen obtenida de Internet).

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formada por la Cromosfera y la Co-rona.

Núcleo: zona donde se produce la fusión termonuclear, su radio es de aproximadamente 150.000 km (1/4 a 1/5 del radio total del Sol), su temperatura de unos 15 a 17 millones de grados K y la presión 340.000 millones la atmosférica terrestre.

Zona Radiativa (o de Radiación): circunda al núcleo y es tan densa que la radiación proveniente del núcleo (mayoritariamente X y γ) puede durar varios cientos de miles de años atravesándola para poder llegar hasta la Fotosfera. La energía generada en el núcleo se difunde a través de esta zona por absorción y emisión continua (lo que retrasa su migración). Su temperatura se cal-cula del orden de 1 a 2 millones K y su espesor de unos 300.000 km.

Zona Convectiva (o de Convec-ción): con un espesor de unos 200.000 km es donde se produce el fenómeno de convección, es de-cir, columnas de gas y plasma ca-liente ascienden hasta la superficie donde se enfrían y vuelven a des-cender. En esta zona la circulación convectiva es el principal meca-nismo de transferencia de energía desde la Zona Radiativa a la Fotos-fera. Su temperatura se considera un pronunciado gradiente térmico entre la temperatura de la Zona Ra-diativa y la de la Fotosfera.

Es importante señalar que la me-nor temperatura que tiene lugar en ciertas regiones de esta zona per-mite que los electrones sean captu-rados por los protones dando lugar a un cierto porcentaje de verdade-ros átomos neutros de hidrógeno (gas en vez de plasma), como así también de otros elementos más pesados. Estos son muy eficaces para absorber fotones y así dar una

relativa opacidad a la región, dis-minuyendo de ese modo la propa-gación de la radiación, sobre todo la de altas frecuencias, X y γ.

Fotosfera: capa delgada de unos 300 a 500 km que constituye la parte visible del Sol y que conside-ramos como su superficie, siendo además la divisoria entre la parte interna y externa. La mayor parte de la radiación solar que llega a nuestro planeta proviene de esta capa, su temperatura media ha po-dido ser medida con bastante pre-cisión siendo de 5.800 K.

Cromosfera: es una región de un promedio de 3.000 km de espe-sor que sólo puede ser vista en un eclipse total de Sol. Es de color rojizo-anaranjado y de temperatu-ra que va desde 5.800 K en el pun-to en que limita con la subyacen-te Fotosfera a 1 millón de K en la parte superior en contacto con la Corona. Está formada por gases en-rarecidos donde existen fortísimos campos magnéticos que continúan en la Corona. Por su baja densidad es esencialmente transparente a la radiación emitida desde la Fotosfe-ra.

Corona: es la capa más tenue y ex-terna de la atmósfera solar y puede haber zonas donde se extiende más de 1 millón de km desde la Cromos-fera, aunque su límite externo es sumamente irregular y por tanto no está realmente definido. Su tempe-ratura es muy alta, de 1 a 2 millones de K. Está formada por gases enrare-cidos y gigantescos campos magné-ticos, que varían su forma de hora en hora. Desde la Corona comienza a viajar por el espacio el llamado Viento Solar y en ella (junto con la Fotosfera y la Cromosfera) ocurren fenómenos como las Llamaradas Solares y las Eyecciones Masivas de partículas. Durante los eclipses la Corona se puede apreciar a simple

vista, como un halo blanco-perla alrededor del Sol. Todos los detalles estructurales y dinámicos de la Co-rona son debidos al campo magné-tico del Sol.

Composición: Por espectroscopia lo que se puede conocer bastante bien es la composición de la Fotosfera: hidrogeno 73,47 %, helio 24,85 %, oxigeno 0,77 %, carbono 0,29 %, hierro 0,16 %, neón 0,12 %, nitróge-no 0,09 %, silicio 0,07 %, magnesio 0,05 % y azufre 0,04 % y un 0,09 de otros elementos como aluminio, ba-rio, cromo, cobalto, potasio, calcio, níquel y algún otro.

En el total del Sol se calcula que debe haber: hidrógeno 81 % y helio 18 %, el 1 % restante se reparte en otros elementos. En el núcleo existi-ría un 49 % de hidrógeno, 49 % de helio y un 2 % por ciento de otros elementos.

Con respecto a los elementos más pesados que el carbono que se de-tectan en el Sol hoy se piensa que pueden no haberse formado en él sino ser herencia de una Supernova que alguna vez explotó y produjo o afectó la Nube Cósmica (Nebulosa) de la cual se formó nuestro Sistema Solar, y así llegando como regalo en la enorme cantidad de asteroides (que se sabe contienen esos elemen-tos) que desde miles de millones de años están continuamente chocan-do sobre él.

dINÁMICA SOLAR

Debido a la gran fuerza gravi-tacional de un astro como el Sol, toda la materia que lo constituye es fuertemente atraída hacia su cen-tro, esto hace que en su Núcleo, y solo aquí, la presión y temperatura lleguen a ser lo suficientemente alta para permitir la fusión termonuclear de hidrógeno en helio. La energía li-berada por esta fusión como presión

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de radiación logra compensar la gra-vitación, deteniendo la contracción y así evitar que el astro pueda colap-sar sobre sí mismo, es decir, es una lucha entre dos grandes fuerzas, la nuclear contra la gravitatoria, en la actualidad compensadas pero que finalmente, al acabarse el hidróge-no, terminará triunfando la gravita-toria.

De todas las reacciones nuclea-res la conversión de hidrógeno en helio es la más eficiente y con la que viven las estrellas la mayor parte de su vida. El helio es más denso que el hidrógeno y a medida que éste es producido se asienta en el centro de la estrella, desplazando el hidróge-no hacia zonas externas más frías y de menor presión, donde llega el momento en que ya no puede pro-ducirse tal reacción.

En física se denomina plasma al cuarto estado de agregación de la materia, un estado fluido similar al estado gaseoso pero en el que cierta proporción de sus partículas están cargadas eléctricamente, es decir se trata de un gas ionizado. Según di-cha proporción y las características de las partículas cargadas se suele distinguir distintos tipos de plasma, el que corresponde al Núcleo de las estrellas recibe el nombre de Plas-ma Termonuclear y su característica es que los átomos están totalmente ionizados, sus capas electrónicas no existen, el plasma es una mez-cla gaseosa de núcleos “pelados” y electrones libres y es en estas condi-ciones que tiene lugar la fusión ter-monuclear de hidrógeno en helio, en realidad de núcleos de hidróge-no en núcleos de helio (protones en partículas alfa).

En un Plasma Termonuclear como el del Núcleo de las estrellas la transformación de hidrógeno en helio se puede realizar básicamen-te a través de dos procesos, la reac-

ción Protón-Protón [PP], o bien por lo que se conoce como el Ciclo del Carbono [CC]; con cualquiera de los dos se obtiene el mismo resulta-do. También podría darse, pero en menor proporción, por una tercera reacción conocida como  proceso Triple Alfa [TA].

Para estrellas del tamaño de nuestro Sol y menores la fusión se produce casi totalmente mediante la reacción PP (Figura C2), donde 4 protones (núcleos de hidrógeno) se fusionan convirtiéndose en una partícula alfa (núcleo de helio), li-berando 2 positrones y 2 neutrinos, pero además sucede que se produ-ce una pequeña pérdida de masa (la partícula alfa tiene 0,7 % menos de masa que la que tiene la suma de los 4 protones originales) que se transforma en energía electromag-nética (de acuerdo con la fórmula de Einstein E=mc2) lo que da lugar a que en cada segundo que pasa nuestra estrella pierda aproxima-damente una masa de 4 millones de toneladas, haciéndose cada vez más ligera. Esa energía, provenien-te de la transformación de masa, es la que una vez que alcanza la fotosfera es irradiada a todo el es-pacio.

En estrellas más masivas que nuestro Sol y con mayor temperatu-ra y presión en sus núcleos, también participa la reacción CC, sólo que además de los átomos de hidrogeno

es necesaria la presencia del carbo-no que actúa como elemento cata-lizador.

Después de la formación de helio el proceso de las transforma-ciones nucleares continúa con la creación sucesiva de otros elemen-tos más pesados que el helio. Por el tamaño de nuestro Sol difícil que lle-gue más allá del carbono (por fusión de núcleos de helio entre sí), aunque también es posible que se den algu-nas pocas fusiones de carbono con helio para dar oxígeno. Ahora en estrellas mucho más masivas pue-de continuar hasta el hierro, aquí es donde para lograr los más pesados participa el proceso Triple Alfa. La producción de los elementos más pesados que el hierro no es resulta-do de reacciones termonucleares, se producen sólo por captura de neu-trones en procesos muy violentos de la evolución de las estrellas, como podría ser en la explosión Superno-va o choque de Estrellas de Neutro-nes, pero hay que tener en cuenta que la ausencia de carga del neutrón facilita este proceso.

Por lo que hemos descripto po-demos considerar que las estrellas no son otra cosa que fábricas donde se originan los elementos químicos de la tabla periódica, partiendo del hidrogeno y subiendo a los de ma-yor número atómico.

El período de rotación del Sol

Figura C2: Fusión de núcleos de hidrógeno en núcleos de helio mediante la reacción Protón-Protón

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sobre su propio eje que observamos sobre la Fotosfera varía (recordemos que es un gas) desde aproximada-mente 25 días en el ecuador hasta 36 días en los polos, pero en su in-terior, bajo la Zona de Convención, todo parece rotar con un período de 27 días. Estas diferentes velocidades distorsiona y confunde los campos magnéticos haciéndolos turbulentos e inestables, lo que junto a otros fac-tores es fuente de formación de las famosas manchas que se observan en la Fotosfera y que como veremos más adelante están fuertemente re-lacionadas con las Explosiones Sola-res que a su vez son las responsables de las Tormentas Solares en la Tierra.

Estudios recientes parecen re-velar que la interface entre la Zona Radiativa y la Zona de Convección actúa como una dínamo magnética que sería responsable de la genera-ción de la mayor parte del campo magnético que muestra el Sol. Tal vez lo mismo podría suceder entre el Núcleo y la Zona Radiativa. Esto indicaría diferentes velocidades de rotación entre ellos. Algunos traba-jos parecen mostrar que la Zona de Convección rota más lenta que la Radiativa en los polos pero sin em-bargo, la Zona de Convección rota más rápido que la Zona Radiativa en el ecuador. Estas diferencias en rotaciones causan tremendas fuer-zas cortantes en la delgada región entre la Zona Radiativa y la de Con-vección siendo fuente de tremendas deformaciones de las líneas magné-ticas.

Una de las herramientas utiliza-das para estudiar el Interior del Sol es la llamada “heliosismología”. La turbulencia en la Zona Convectiva crea ondas que resuenan a través de la estrella haciéndola “sonar” como una campana. Esto crea en la Fotos-fera movimientos hacia arriba y ha-cia abajo (oscilaciones solares) que revelan el escenario existente en lo

profundo del Sol, del mismo modo como las ondas sísmicas exponen la estructura interna de la Tierra. Tales oscilaciones pueden estudiarse por medio del Efecto Doppler (se usan las llamadas “Cámara para Imágenes Michelson-Doppler”).

¿CÓMO SE PROdUCE Y EN QUÉ CONSISTE UNA  TORMENTA SOLAR?

Hemos dicho que en la Zona Convectiva grandes masas de plas-ma caliente son transportadas has-ta la Fotosfera que al enfriarse gran parte retorna al interior de la misma para luego repetir el ciclo. Esta cir-culación, conocida en física como movimiento de convección, está muy alejada de ser un flujo laminar o relativamente suave y ordenado, muy por el contrario es sumamente turbulento e inestable y si a esto se suma la diversidad de corrientes de plasma en las otras regiones del Sol

con intensidades, velocidades y di-recciones diferentes, el resultado es una fuerte irregularidad en la gene-ración de campos magnéticos, mos-trando en su superficie entrecruza-mientos y superposiciones de líneas que se dan en forma totalmente he-terogéneas y distorsionadas, como se muestra en la Figura C3.

Estas dinámicas complejas y tur-bulentas de plasmas, campos mag-néticos y fluctuaciones de presión hacen que la Fotosfera no se nos presente como una superficie ho-mogénea en brillo y color (Figura C4), por el contrario tiene un aspec-to grumoso burbujeante y, además, en ella aparecen regiones como par-ches de luminosidad significativa-mente más baja (claramente contras-ta con el resto) por lo que se le dio el nombre de Manchas Solares, las cuales son de diferentes tamaños y tiempos de duración (pueden llegar a permanecer hasta dos meses). Las

Figura C3: Líneas de campos magnéticos emergentes de la Fotosfera. Pue-de observarse su compleja irregularidad. (Imagen de Internet).

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23Grandes catástrofes naturales

variaciones que observamos en nú-mero y tamaño de dichas manchas ocurren en ciclos, casi regulares, de 11 años, es decir la máxima o la mí-nima cantidad observada de Man-chas Solares ocurren cada 11 años. Hoy se sabe que cuando se produ-ce el mayor número el Sol está en máxima actividad y cuando se pro-duce el menor número en mínima actividad (en algunos ciclos e inclu-so durante una sucesión consecuti-va de ellos se llegó a observar que el Sol quedó prácticamente limpio de manchas, un caso famoso fue el que se conoce como “Mínimo Solar Maunder” el cual tuvo lugar duran-te toda la segunda mitad del siglo XVII, en rigor desde 1645 a 1715). Estos ciclos son acompañados por alteraciones climáticas en la Tierra, justamente el Mínimo Solar Maun-der, junto con la erupción del SV Tambora (1815), coincidieron con la llamada “Pequeña Edad del Hielo” (1350 a 1850) y donde seguramen-te influyeron también algunos otros

factores naturales.

En la parte más oscura de las Manchas Solares la temperatura puede llegar a descender hasta los 2.000 K y en la penumbra hasta unos 4.000 K (Figura C5). Este descenso

se debe a las características de los campos magnéticos locales, donde sus líneas se disponen de tal mane-ra que impiden que materia caliente ascienda desde la Zona Convectiva. El tamaño de las manchas puede lle-gar a ser realmente enorme, varias

Figura C4: Para ver con mayor detalle y nitidez diferentes aspectos del Sol se emplean distintos tipos de filtros. Así con un filtro que deja pasar longitudes de ondas en un amplio rango del visible se obtiene la imagen de la izquierda donde se puede ver nítidamente varias Manchas Solares, en cambio la misma foto pero observada en el ultravioleta nos muestra la imagen de la derecha donde se puede observar el aspecto granuloso de la Fotosfera, con una importante prominencia en la parte superior derecha. Las zonas más blancas son las más calientes, en tanto las más oscuras son las relativamente más frías. Lo más frecuente es que las manchas se presenten en grupos de dos, se cree que una mancha actúa como un polo magnético norte y la otra como uno sur. Imágenes de NASA/ESA tomadas por la sonda SOHO (Solar and Heliospheric Observatory).

Figura C5: Detalle de una mancha solar tomada por el satélite HINODE de la Agencia Espacial Japonesa JAXA

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de las observadas han tenido áreas de más de 10 planetas Tierra.

Esa actividad sumamente energé-tica en la Fotosfera da lugar a erup-ciones gigantescas de materia y ra-diación que siguen a intensas líneas de campos magnéticos las que a su vez penetran significativamente la Cromosfera y la Corona y que obser-vamos como prominencias en forma de lenguas y bucles, muchas veces con aspecto de herradura (Figura C6) y pueden llegar a tener miles y miles de km (se han observado al-gunos de hasta más de 30 veces el diámetro de la Tierra).

Las convulsiones más violentas son llamadas Explosiones Solares (o Llamaradas Solares) que siempre se dan en los lugares donde hay Manchas, una sola de ellas puede liberar la energía de más de 1.000

millones de MT (55.000 millones de bombas atómicas como la de Hiroshima). Estas explosiones tie-nen su origen en campos magné-ticos muy intensos que afloran de la Fotosfera y donde un conjunto de líneas magnéticas de polaridad opuesta entran en contacto, dando lugar al proceso conocido como de reconexión magnética el cual es sumamente violento y de tal manera que conlleva a una impor-tante Eyección (hacia el espacio) de Masa Coronal (EMC) a lo que se le suma un intenso flujo de radiación electromagnética (en todo su es-pectro, desde ondas de radio hasta los rayos X y γ). Esta EMC de una Explosión Solar contribuye a darle un fuerte incremento momentáneo al Viento Solar normal (Tanto la EMC como el Viento Solar normal están compuestos fundamental-mente por electrones, protones y

partículas alfa).

Cuando una de estas explosio-nes solares, con su consecuente EMC y radiación, se produce en dirección a nuestro planeta, lo que tiene como principal consecuencia perturbar temporalmente nuestro Campo Geomagnético, hablamos de Tormenta Solar en la Tierra (Fi-gura C7).

CAMPO MAGNÉTICO dE LA TIERRA

La estructura del campo mag-nético que se manifiesta alrededor de la Tierra tiene dos orígenes, uno interno y otro externo. El campo de origen interno es causado por la circulación de corrientes eléctricas debidas a la rotación del Núcleo Terrestre Externo, el cual consiste principalmente de hierro líquido altamente conductor. Este campo es semejante al producido por un dipolo magnético simple situado en el centro de la Tierra que hoy tiene una inclinación de 11,5º respecto al eje de rotación y es el responsa-ble de más del 90% del campo me-dido en la troposfera. En los polos geomagnéticos las líneas de campo magnético son perpendiculares a la superficie terrestre en tanto que, en el ecuador, son paralelas como muestra la Figura C8. Este campo de origen interno no es constante ni uniforme, sino que presenta una va-riación muy lenta en el tiempo que se conoce como variación secular.

En tanto que la contribución ex-terna corresponde al campo magné-tico del Sol (incluyendo el que gene-ra el Viento Solar) lo que al sumarse al interno tiene como consecuencia modificar el aspecto de dipolo sim-ple a tipo cometa, como se muestra en la Figura C9.

Figura C6: Foto de Explosión Solar en forma de herradura, ocurrida el 30 de marzo de 2010, tomada por la sonda solar SDO de la NASA. En la foto se hace una comparación aproximada con el tamaño de la Tierra.

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25Grandes catástrofes naturales

CLASIFICACIÓN dE LAS TOR-MENTAS SOLARES Y CONSECUEN-CIAS PARA NUESTRO PLANETA.

Los astrofísicos clasifican a las Tormentas Solares de acuerdo a su intensidad en rayos-X. Existen tres categorías: 1) Las de Clase X que son las más grandes y peligrosas, logran temporalmente alterar, modificar y atravesar nuestro escudo geomagné-

tico y así provocar eventos de gran magnitud como: cortes generaliza-dos de distribución de energía eléc-trica (principalmente por daños en los transformadores debido a la so-

Figura C7: El Campo Magnético de la Tierra hace de escudo protector frente al flujo de partículas cargadas provenientes del Sol (Imagen de Internet).

Figura C8: Campo Magnético Terrestre. Aspecto de la contribución interna

Figura C9: Aspecto de la Magnetosfera Terrestre dada por la contribu-ción interna (terrestre) más la externa (solar). 1.- Región Interplaneta-ria, 2.- Arco o frente de Choque, 3.- Magnetofunda o Magnetopausa (límite entre el magnetismo de la Tierra y el solar), 4 y 5.- Líneas de Campo Magnético de la Tierra desformadas por la influencia solar.

brecarga por corrientes inducidas), daños en equipos eléctricos y elec-trónicos (por la misma causa), alte-ración e interrupción en todo tipo de comunicaciones, serios daños a sa-

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télites (desafectarlos e incluso provo-car su caída) como así también a los astronautas que pudieran estar en órbita en ese momento y realizando tareas fuera de la nave, ya que den-tro de las mismas están preparadas para bloquear los rayos cósmicos. 2) Las de Clase M son de intensidad mediana, pueden generalmente cau-sar ligeros apagones hasta una rela-tivamente corta distancia de las re-giones polares. 3) Las de Clase C se dan con relativa frecuencia pero son pequeñas y de consecuencias poco notorias aquí en la Tierra. Cada cate-goría tiene subdivisiones (subclases) que corren de 1 a 9 y se las indica como: X1 a X9, M1 a M9 y C1 a C9.

Todos los daños señalados se-gún cada clase se hacen más inten-sos cuando mayor es el nivel de la subclase y más cerca se esté de los polos.

El por qué una Tormenta Solar produce corrientes inducidas, en las redes eléctricas y de comunicación, se debe a que cuando la EMC golpea nuestro campo magnético lo altera fuertemente haciéndolo oscilar (vi-brar, temblar), oscilaciones que por las leyes del electromagnetismo son fuente de generación de corrientes eléctricas en los materiales conduc-tores. En este caso se las suele llamar corrientes inducidas por vibración geomagnética.

Si bien los satélites artificiales han sido diseñados específicamente para evitar daños por radiación cósmica, particularmente por la que proviene del Sol, la causa principal de daño resulta por la erosión que sufren sus paneles solares lo que reduce signi-ficativamente su capacidad de gene-rar energía eléctrica. En esto se tiene suficiente experiencia ya que mu-chos satélites de comunicaciones, por ejemplo el ANIK E1 y el E2 en 1994 y TELSTAR 401 en 1997, han resultado dañados por este motivo.

Un caso un poco diferente se debe a la expansión de la atmósfera terres-tre por la abundancia de rayos X que produjo daños al ASKO japonés el 14 de julio de 2000.

La abundante aparición, con fuerte intensidad y pronunciada extensión desde los polos hacia el ecuador, de las auroras boreales y australes, resulta un verdadero de-tector y cuantificador natural de una Tormenta Solar.

Como vemos las tormentas so-lares no causan en principio daño directo importante a las personas, pero sí alteran o dañan la tecnolo-gía, lo cual hoy resulta crítico para la actividad normal cotidiana y para la economía, particularmente en las regiones que se encuentran en las latitudes altas, ya que en los polos convergen las líneas geomagnéticas.

Generalmente nuestra magne-tosfera nos protege de las partículas cargadas que llegan con el Viento Solar normal y también cuando su intensidad es incrementada por al-guna Explosión Solar clase M o C. Ahora bien, como las de clase X son pocos frecuentes y menos aún con su subclase alta, y tuvieron lugar en épocas no tan tecnificadas como la que vivimos en la actualidad, no poseemos experiencia directa de lo que pudiera sucedernos hoy pero sí se han hecho simulaciones que nos alertan de lo que pudiera llegar a acontecer si se produjera alguna que, de hecho, ya fueron observadas importantes explosiones pero con la suerte que no apuntaron hacia la Tierra.

La única referencia concreta la tenemos del año 1859 cuando tuvo lugar la Tormenta Solar más impor-tante que se tenga constancia hasta el día de hoy (bautizada como “El Evento Carrington”, por el astróno-mo británico que la detectó y estu-

dió). Si bien en ese año no disponía-mos de instrumentos para medir la intensidad de los destellos solares con precisión, lo más probable es que este evento haya sido de clase X llegando a una subclase 7 o superior y lo que es peor, la Explosión Solar que la produjo fue dirigida direc-tamente hacia nuestro planeta. Las primeras Manchas Solares comen-zaron a aparecer el 28 de agosto y el pico de intensidad se produjo los días 1 y 2 de septiembre, momento en que en gran parte del hemisferio norte se observaron grandes e in-usuales Auroras Boreales que insóli-tamente llegaban hacia el sur hasta zonas de baja latitud como Miami, La Habana, islas Hawai, Roma, Ma-drid, Tokio y otras. Esta tormenta causó el colapso de las escasas re-des mundiales de telégrafos de esa época. La Tierra no era entonces un planeta tan globalizado, la tecnolo-gía en muy poco podía compararse con la actual, y la dependencia eléc-trica era realmente insignificante. En tanto que una de las explosiones solares más fuertes registradas en la actualidad sucedió el 4 de noviem-bre del 2003 pero con la bendición de no haber sido dirigida hacia la Tierra, de haberlo hecho la tormenta hubiese sido de clase X y subclase apenas algo menor a la de Carring-ton. El 13 de marzo de 1989 otra Tormenta Solar dejó durante nueve horas sin energía eléctrica a toda la provincia canadiense de Quebec y se reportaron daños en transforma-dores en Nueva Jersey y Gran Breta-ña, como así también se registraron más de 200 anomalías en la redes de distribución eléctrica de otros países.

Así las cosas, los expertos nos alertan del peligro de una Tormenta Solar clase X de grandes dimensio-nes y señalan “no es una cuestión de si tal tormenta sucederá sino de cuándo sucederá, cuán fuerte será y si su EMC será dirigida hacia la

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Tierra”. Por lo antes dicho comu-nidades enteras podrían quedar sin electricidad, comunicaciones, agua potable, alimentos, medicamentos, combustibles, etc. y por un tiempo significativo quedaría inútil todo lo dependiente de satélites (internet, GPS, telefonía satelital, sistemas de guía aéreos y navieros, etc.). Si bien todo puede ser reparado luego de la tormenta, el importante tiempo que llevaría traería un verdadero caos económico y social.

PREVENCIÓN Y MITIGACIÓN FRENTE A UNA TORMENTA SOLAR IMPORTANTE

La NASA, la NOAA (Administra-ción Nacional Oceánica y Atmosfé-rica), la EDA (Agencia Europea de Defensa) y la ESA (Agencia Espacial Europea) advierten sobre la impor-tancia de preparar tanto a las autori-dades (para que sepan cómo actuar) como a toda la sociedad (para que desarrolle una conciencia adecuada) frente a la posibilidad de tormentas solares importantes, que por varios días y hasta meses nos pudiera dejar sin los servicios básicos, particular-mente el de no contar con corrien-te eléctrica, fundamental para una multiplicidad de necesidades y ac-tividades.

Lo primordial es saber con sufi-ciente antelación (alerta temprana) cuándo puede ocurrir un tal evento, con el propósito de lograr poner en marcha a tiempo el plan de preven-ción (previamente establecido), el cual consiste primordialmente en que las empresas generadoras y dis-tribuidoras corten de exprofeso los servicios eléctricos y así proteger las redes y sus transformadores y, por otra parte, poner los satélites en su modo más seguro. Esto mitigaría en mucho los posibles daños ya seña-lados. EEUU acaba de desarrollar un sistema, llamado “Solar Shield” (Escudo Solar), con el propósito de

alertar a las empresas de electrici-dad con el tiempo suficiente para que desconecten sus sistemas en forma preventiva.

Con respecto a las centrales nu-cleares y también las plantas indus-triales, cuya seguridad depende de sistemas eléctricos, se tiene la ex-periencia de Fukushima en Japón (terremoto y tsunami de marzo de 2011). El fallo de la red eléctrica causaría una inmediata caída de sus sistemas de seguridad por lo que se hace obligatorio que cuenten con generadores diesel que automática-mente se pongan en marcha. Cada planta debería contar con reservas de combustible diesel al menos para 3 meses.

Hoy es factible conocer con an-telación el grado de probabilidad de una Explosión Solar de alta intensi-dad, como así también si su EMC se dirigirá o no hacia la Tierra ya que por un lado se conoce el mecanis-mo, que sabemos comienza con la formación de Manchas Solares de gran envergadura, y por otro lado contamos con sondas (como STE-REO, SDO y ACE.) que nos propor-cionan información precisa sobre lo que está sucediendo en el Sol en cada instante.

En Estados Unidos se creó el “Space-Weather Awareness Dialo-gue” (SWAD), que tiene por misión dedicarse a diseñar políticas de prevención y mitigación del efecto de tormentas solares, en tanto que a NOAA (en colaboración con la NASA) se le dio la responsabilidad de informar con antelación cuando se va a producir un tal aconteci-miento.

Se sabe que luego de la forma-ción de manchas solares existen tres etapas bien definidas antes de una inminente Explosión Solar: la primera es la “precursora”, donde

la energía que se va a liberar se va preparando y acumulando lo que origina leves emisiones de rayos X que podemos detectar con las son-das solares, la segunda etapa es la “impulsiva”, los protones y electro-nes se aceleran siguiendo las líneas magnéticas hasta que logran exce-der un determinado umbral ener-gético, lo que luego les permitirá abandonar el Sol, en este proceso o segunda etapa, se emiten ondas de radio, rayos X y rayos gamma, tam-bién registrables y, en la tercera eta-pa, de “decaimiento”, se registra un incremento y posterior decaimiento de los rayos X. La duración completa de estas tres etapas suele ser de unas 6 horas como mínimo.

Así el proceso de poder dar una alerta temprana, se basa primero en el seguimiento de la dinámica y ca-racterísticas de las manchas solares desde el momento de su formación y luego en el reconocimiento de las señales dadas por las tres etapas des-criptas. Aproximadamente a 4 horas de estar desarrollándose tales etapas ya se puede extrapolar con gran se-guridad que el evento se producirá, esto nos da un margen de unas 2 ho-ras como mínimo para dar la alarma de una Explosión Solar en dirección nuestra, la que seguro provocará en la Tierra una Tormenta Solar impor-tante.

Pero en realidad el margen que tenemos para actuar es aún bastan-te mayor puesto que las 2 horas son para saber que se producirá una ex-plosión en el Sol pero no para que llegue a la Tierra ya que una vez que se produce, si bien las radiaciones (fotones) llegarán en 8 minutos y 19 segundos, pues viajan a la velocidad de la luz, las diferentes partículas componentes de la EMC, que es lo más importante, lo hacen a veloci-dades que van entre 300 y 2.000 km/s lo que hace que las primeras tarden en llegar unas 20 horas para

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luego seguir haciéndolo por un par de días. Por ejemplo las del even-to Carrington comenzaron a llegar luego de 18 horas y los picos máxi-mos se dieron entre 24 y 36 horas. Actualmente el Centro de Compu-tación Visual de la Universidad de Bradford ha creado el primer siste-ma accesible de predicción automa-tizada en tiempo real, denominado ASAP (por las siglas en inglés de “As soon as posible”- Tan Pronto Como sea Posible), utilizando el análisis de imágenes en 3D generadas por los satélites solares que posee la NASA y la ESA.

¿QUÉ dEBE HACER LA POBLA-CIÓN?

Sintéticamente lo más importan-te es:

1.- Mantener la calma y permanecer en lugares preferentemente cu-biertos, es decir, no al aire libre.

2.- Desconectar todo lo que sea equipos eléctricos y electrónicos.

3.- Disponer de alimentos y líquidos (fundamentalmente agua) enva-sados o no perecederos para va-rios días, de ser posible para un mes (esto es útil para cualquier tipo de catástrofe en general).

4.- Contar con radio portátil, pilas, linterna, fósforos, velas, botiquín de primeros auxilios y reserva de aquellos medicamentos que por tratamientos se debe administrar diariamente (cómo por ejemplo los de cardíacos y diabéticos), y además todo otro elemento que uno considere útil para tal cir-cunstancia.

5.- Seguir, con el mayor orden po-sible, todas las indicaciones que vayan dando los organismos a cargo de la situación (autorida-des, fuerzas armadas, defensa

civil, etc.).

6.- Evitar en todo lo posible que cunda el pánico y tener en cuen-ta que sobreactuar sólo servirá para empeorar la situación.

CONCLUSIÓN

El perjuicio substancial que debe esperarse de una Tormenta Solar Ex-trema es fundamentalmente de or-den tecnológico y de acuerdo a lo que se ha expresado, es mucho lo que se puede hacer para prevenir y mitigar, siempre que de antemano se dé la alarma y se sepa cómo actuar, esencialmente en cuanto a suspen-der a tiempo el suministro eléctrico y que las comunidades se encuen-tren preventivamente abastecidas de los recursos necesarios para sopor-tar tal interrupción de energía por el tiempo que dure la emergencia. Evi-dentemente la posibilidad de éxito será mucho mayor si se preparara a la población realizando simulacros de un tal suceso. Esto hace que to-dos sepan cómo reaccionar cuando se da la alerta, lo que mitiga el mie-do y el desconcierto. Debe tenerse en cuenta que esta preparación tam-bién resulta útil para otros casos de interrupciones eléctricas por largo tiempo, como los que suelen provo-car terremotos, volcanes, huracanes, tornados e inundaciones.

CONCLUSION FINAL

La experiencia muestra que cuando una contingencia fue repen-tina (sin previo aviso) toda reacción social inmediata, incluyendo au-toridades gubernamentales y toda fuerza de seguridad y defensa civil, fue siempre de pánico. Valgan como ejemplos recientes, el atentado te-rrorista de las Torres Gemelas de New York, los tsunamis de Sumatra y Japón y los terremotos de Haití y Chile.

Por eso se hace necesario enfa-tizar y aleccionar que en caso de catástrofes, regionales o globales, lo primordial es tratar de mantener la mayor calma y orden posible sin entrar en pánico. El pánico afecta nuestra capacidad de tomar decisio-nes adecuadas. Lo segundo (de no estar imposibilitado) es tratar de ser lo más solidario posible y colaborar con los entes a cargo de controlar y paliar la situación (fuerzas armadas, policías, bomberos, cruz roja, defen-sa civil, sistemas de salud, etc.). Pero no se debe actuar por cuenta propia, ya que si todos lo hacemos gene-raríamos una desorganización que complicaría aún más el problema. Lo correcto es ponerse a disposición de los organismos que tienen a car-go las distintas operaciones frente al acontecimiento.

En cuanto a los casos de gran magnitud, es de suma importancia considerarlos seriamente ya que tu-vieron lugar en el pasado y por lo tanto no es nula la probabilidad de que puedan repetirse. Urge, en con-secuencia, que la ciencia y la tecno-logía, apoyadas por una adecuada financiación internacional, den lu-gar a proyectos de estudio y aplica-ción que puedan evitarlos y de no ser posible al menos prevenirlos y mitigarlos con la mayor eficacia po-sible.

Cuando te encuentras ante cir-cunstancias extremas te das cuen-ta del valor que tiene la vida, y es cuando aprendes verdaderamente a distinguir y valorar lo importante de lo superfluo.

“Esta nave cósmica llamada Tie-rra no es en absoluto un lugar segu-ro. El nivel de evolución actual de la vida en ella es en todo un verdadero milagro. Ahora queda en manos de nuestra inteligencia respetarla y ha-cerla perdurar”

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GLOSARIO

ASTEROIdES TROYANOS: Son los que comparten órbita con un pla-neta. Los más numerosos son los de Júpiter.

AURORA POLAR (Boreal y Austral): Es un fenómeno luminoso temporal que aparece en el cielo de zonas polares aunque excepcionalmen-te también puede hacerlo en otras partes del mundo. Se debe a la ex-citación de los gases de la atmósfera (N2, O2) por partículas cargadas de alta energía provenientes del Sol y que penetran la atmósfera. El O al desexcitarse irradia mayoritariamen-te en verde y rojo y el N en violeta.

CAMPO MAGNÉTICO: Es el respon-sable de las fuerzas magnéticas que junto con el Campo Eléctrico (fuer-zas eléctricas) dan lugar al Campo Electromagnético.

CINTURÓN dE KUIPER y NUBE dE OORT: El Cinturón de Kuiper es una región que contiene gran can-tidad de pequeños cuerpos helados (compuestos principalmente de hie-lo) que orbitan alrededor del Sol a una distancia de entre 30 y 100 UA, por lo que son llamados transneptu-nianos (Neptuno esta a 30 UA). Ac-tualmente se considera la fuente de los cometas de período corto, don-de los mayores descubiertos hasta ahora poseen tamaños de entre 100 y 1.000 kilómetros de diámetro. Se estima que la cantidad y tamaños de estos objetos es mucho mayor a los que orbitan en el Cinturón Principal. Los cometas que nos visitan cerca de la eclíptica provienen de este cintu-rón, en cambio los que aparecen de cualquier lado y siempre son de pe-ríodo largo (en realidad muy largo) vendrían de lo que se conoce como Nube de Oort que se encontraría a unas 30.000 UA rodeando en forma esférica todo el Sistema Solar.

CINTURÓN PRINCIPAL: Es una re-gión mayoritariamente de asteroides y meteoritos comprendida entre las órbitas de Marte y Júpiter. Los cinco objetos de mayor masa son Ceres, Palas, Vesta, Higia y Juno. Ceres es el más masivo de todos con aproxi-madamente 1.000 km de diámetro medio (comparar con la Luna que tiene 3.500 km y Plutón 2.300 km).

CONdRITAS (o CONdRITOS): Son meteoritos o asteroides rocosos que no han sufrido procesos de fusión o de diferenciación desde su origen. Su conocimiento aporta claves im-portantes para comprender el origen y la edad del Sistema Solar, la síntesis de compuestos orgánicos, el origen de la vida y la presencia de agua en la Tierra. Una de sus características es la presencia de cóndrulos, que son esferas mayoritariamente sub-milimétricas formadas por distintos minerales. Las condritas tienen un aspecto muy diferente del de cual-quier roca de origen terrestre.

EFECTO dOPPLER: Consiste en la variación de la frecuencia, que per-cibe un observador, de cualquier tipo de onda (mecánica, electro-magnética, sonora, etc.) que emite una fuente en movimiento respecto al receptor. En astronomía el Efecto Doppler tiene una importancia ca-pital ya que mediante él se puede calcular la dirección y la velocidad a que se mueve un cuerpo celeste.

ENANA BLANCA: Cuando una es-trella, originalmente como nuestro Sol (o hasta ocho veces su masa), está en la etapa final de su fase de Gigante Roja, su núcleo se contrae a la vez que el resto se expande termi-nando arrojado al espacio transfor-mándose en una Nebulosa Planeta-ria. Dentro de la Nebulosa Planeta-ria el núcleo de la antigua estrella se sigue enfriando y contrayendo para terminar dando origen a una estrella que se conoce como Enana Blan-

ca. El tamaño de esta Enana Blanca será del orden del de la Tierra pero su masa similar a la del Sol con una densidad enorme: 1.000 kg/cm3. La estructura de la Enana Blanca, al es-tar la materia tan comprimida, lleva a que los átomos pierdan sus elec-trones quedando desnudos en un mar de electrones libres. Una Enana Blanca es estable por la presión que ejercen esos electrones al intentar mantener su estado cuántico. Esta presión sostiene la estrella e impide que la colapse la gravedad, se llama presión de degeneración electrónica y es el límite que impone la mecáni-ca cuántica a la compresión de un gas de electrones.

Para estrellas de masa elevada, des-de nueve hasta unas cuarenta veces la del Sol, la evolución es conver-tirse sucesivamente en Supergigan-te Azul, Amarilla y Roja (el color depende del enfriamiento de la es-trella), para acabar estallando en Supernova y su núcleo convertirse en una Estrella de Neutrones. Lo que sucede es que, al crecer tanto la densidad, se acaban combinando los electrones con los protones for-mando neutrones. Si la masa es ma-yor a unas cuarenta veces la del Sol, la evolución pasa por formar una Su-pergigante Azul y su muerte acabar en una Meganova que seguramente dará lugar a un Agujero Negro.

ENANA NEGRA: Después de mu-chísimo tiempo las enanas blancas terminan dejando de brillar (por en-friamiento) y se convierten en ena-nas negras, muy difíciles de observar por prácticamente no emitir radia-ción. Por tal motivo son unas de las postulantes a ser parte de la materia oscura. Pero se afirma que el Univer-so no es todavía lo suficientemente viejo como para que el número de estos objetos sea relevante.

ESPECTRO ELECTROMAGNÉTICO: Separación de una onda electro-

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magnética en sus frecuencias (o lon-gitudes de ondas) componentes. Por razones prácticas se las separa en bandas desde las más bajas frecuen-cias a las más altas: radiofrecuencia, microonda, infrarrojo, visible, ul-travioleta, rayos X y rayos gama. Se cree que el límite para la longitud de onda más pequeña posible es la longitud de Planck mientras que el límite máximo sería el tamaño del Universo, aunque formalmente el espectro electromagnético se consi-dera infinito y continuo. Cada onda lleva asociada una energía, a mayor frecuencia mayor es la energía trans-portada.

FERMIONES Y BOSONES: Son las partículas elementales (ya no divi-sibles) que constituyen el Universo y se separan en esos dos grupos: a) Fermiones: constituyen la materia propiamente dicha, obedecen a la Estadística de Fermi-Dirac, tienen espín ½, cumplen con el Principio de Exclusión de Pauli y son 12: 6 Quarks (u up, d down, c charm, s strange, t top y b bottom) y 6 Lepto-nes (electrón, muón, tauón, electrón neutrino, muón neutrino y tauón neutrino); b) Bosones: son los cons-tituyentes de los campos de fuerza o de interacciones entre las partículas, obedecen a la Estadística de Bose-Einstein, tienen espín 1, no cumplen con el Principio de Exclusión de Pauli, y son 4: fotón, gluón, Z y W. La reciente partícula de Higgs, pa-saría a ser el quinto bosón si es que realmente se comprueba que es una partícula elemental (por el momento falta determinar experimentalmente con real certeza varias propiedades, como si realmente no es divisible en otros componentes, sí hay uno solo o son varios, su masa, su vida media, si su espín es cero como predice el Modelo Estándar, etc.).

FLUJOS PIROCLÁSTICOS: Cual-quier fragmento sólido de material volcánico expulsado en una erupción.

FOTÓN: Partícula elemental (Bo-són) portadora de todas las formas de radiación electromagnética, ra-yos gamma, rayos X, ultravioleta, luz visible, infrarrojo, microondas y ondas de radio. Tiene masa invarian-te cero,y viaja en el vacío con una velocidad constante de 299.792,46 km/s.

GIGANTE ROJA: Estrella de gran tamaño y baja temperatura superfi-cial que atraviesa su fase final y está próxima a consumir todo su com-bustible (hidrógeno). En las estrellas simplemente por gravedad los nú-cleos de helio, más masivos que los de hidrógeno, a medida que se for-man se van acumulando en el centro del núcleo, desplazando hacia afue-ra los de hidrógeno. El proceso de fusión continúa ahora en una capa que rodea el núcleo (a esta capa se la denomina “hydrogen burning shell” - HBS), donde la concentración de helio es menor y haciendo que aho-ra la temperatura sea mayor en esta capa ya que es donde se produce la fusión. Allí el proceso de fusión de hidrógeno es estimulado y en con-secuencia acelerado por este incre-mento de temperatura, mientras el centro del núcleo con helio está más frío y se sigue contrayendo bajo el efecto de la gravedad aumentando fuertemente la densidad. En la HBS la producción de energía repercute en un aumento de la presión que su-pera a la presión gravitatoria y por tanto comienza a expandirse empu-jando y trasmitiendo calor a las ca-pas más exteriores que se dilatan. El área superficial de la estrella crece tan rápidamente, que aún el aumen-to en la producción de energía no es suficiente para calentar la Fotosfera que se enfría progresivamente. La estrella entonces empieza a brillar con un color que se torna rojizo y por eso se llama Gigante Roja que por dicha dilatación puede alcanzar dimensiones de hasta más de 100 veces la original.

Esto sucede con estrellas originaria-mente chicas (las que poseen masas menores a 8 o 10 veces las del Sol) donde su núcleo terminará convir-tiéndose en una Enana Blanca y lue-go de mucho tiempo (al terminar de enfriarse) en Enana Negra. En cam-bio si la estrella originariamente po-see masas mayores, lo más probable es que no se transforme en Gigante Roja sino en una Súpergigante Azul y termine sus días en forma explo-siva como Supernova o Meganova y su núcleo se convierta en una Es-trella de Neutrones o en un Agujero Negro.

LAHAR: flujo de sedimentos, hielo, nieve y agua que se moviliza por las laderas de un volcán que antes de entrar en actividad estaba cubierto de hielo y/o nieve.

LONGITUd dE PLANCK: Es la dis-tancia más pequeña posible entre dos puntos del espacio en que las fuerzas del universo pueden actuar. Por debajo de esa longitud las leyes de la física conocidas dejan de cum-plirse, por lo que no tiene sentido hablar de movimiento ni por lo tan-to de tiempo. Se denota mediante el símbolo ℓP y su valor es 1,6 x 10-35 m.

MANCHA SOLAR: Es una región de la superficie del Sol con una tempe-ratura más baja que sus alrededores y con una intensa actividad magné-tica. Una mancha solar típica con-siste en una región central oscura llamada “umbra” rodeada por una “penumbra” más clara. Son la fuente de una Explosión Solar.

METEORITOS: En este artículo para los cuerpos celestes pequeños (me-nores de 50 m de diámetro), por razones de simplicidad y teniendo en cuenta el común decir de la gen-te, se usó en forma genérica única-mente el término Meteoritos. Pero la terminología adoptada en nuestros

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31Grandes catástrofes naturales

días por los especialistas distingue tres léxicos: meteoroides, meteoros y meteoritos. Meteoroides cuando se encuentran en el espacio exterior, Meteoros cuando están atravesando la atmósfera y Meteoritos a los frag-mentos encontrados cuando el Me-teoroide alcanzó la superficie de la Tierra debido a que no se desintegró por completo en su trayectoria por la atmósfera.

NEBULOSAS (o NUBES CÓSMI-CAS): Son cúmulos de gas (princi-palmente hidrógeno y helio) y polvo (el gas en cuestión puede, mediante colisiones atómicas, formar molécu-las y pequeñas partículas sólidas de mayor o menor complejidad) inter-estelares o planetarios.

NEUTRINO: Es una partícula ele-mental (Fermión) de spin ½, ca-rente de carga eléctrica y su masa invariante es sumamente pequeña, por lo menos diez mil veces menor que la del electrón. Los neutrinos son producidos en gran cantidad en el curso de los procesos termo-nucleares que se llevan a cabo en el interior de las estrellas. Son muy difíciles de detectar porque interac-túan muy poco con la materia (pa-san a través de la materia ordinaria sin apenas perturbarla) y para nada con las fuerzas electromagnética y nuclear fuerte, pero sí con la nuclear débil y la gravitatoria aunque muy débilmente.

NOTACIÓN EXPONENCIAL: (de base 10): Esta notación se utiliza para poder expresar cómodamente números muy grandes o muy peque-ños. Ej. 108 corresponde a un 1 se-guido de 8 ceros y 10-8 a 1 dividido por un 1 seguido de 8 ceros.

PANGEA: Supercontinente formado por la unión de todos los continentes actuales que se cree existió durante las eras Paleozoica y Mesozoica y que hace unos 250 millones de años

comenzó a fracturarse y separarse con una dinámica de placas que hoy da lugar a la actual distribución de continentes.

PERIHELIO y AFELIO: El punto más cercano al Sol de un planeta, aste-roide o cometa marca su perihelio y el más alejado su afelio.

pH (potencial Hidrógeno): Es una medida de acidez o alcalinidad de una disolución. La escala de pH va de 0 a 14, siendo ácidas las disolu-ciones con pH menores a 7 y alcali-nas las que tienen pH mayores a 7, en tanto que si su valor es 7 se con-sidera neutra.

POSITRÓN: Antipartícula del elec-trón (no forma parte de la materia ordinaria). Posee las mismas carac-terísticas que el electrón salvo que su carga eléctrica en vez de ser ne-gativa es positiva. Si un positrón se encuentra con un electrón se aniqui-lan transformando sus energías en electromagnéticas (2 fotones, con-servando de esta manera la energía y el impulso).

TIEMPO dE PLANCK (o CRONON): Representa el tiempo que tarda un fotón viajando a la velocidad de la luz en atravesar una distancia igual a la Longitud de Planck y es conside-rado como el intervalo temporal más pequeño que puede ser medido. Se denota mediante el símbolo tP. y su valor es 5,39 x 10-44 s. También se considera el menor tiempo en que las leyes de la física pueden mani-festarse y ser utilizadas para estudiar la naturaleza.

UA (Unidad Astronómica): Es una unidad de longitud usada en As-tronomía igual, por definición, a 149.597.870.700 metros (en la prác-tica 150 millones de km) y equivale a la distancia media entre el planeta Tierra y el Sol.

REFERENCIAS Y LECTURAS RE-COMENdAdAS:

Impresas

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- Álvarez Leiva C., Macías Seda J. (2007) Manual de Procedimien-to en Gestión de Crísis. Madrid, Aran Ediciones.

- Álvarez Leiva C. (2008) Manual de Atención a Múltiples Víctimas y Catástrofes. 3ra Ed. Madrid, Aran Ediciones.

- Andretta V., Telloni D., Del Zan-na G. (2012) Coronal Diagnos-tics from Narrowband Images Around 30.4 nm. Solar Physics 279, 53-73.

- Andrews M.D., Howard R.A. (2001) A two-Type Classification of Las-co Coronal Mass Ejection. Space Science Reviews 95, 147-163.

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- Benaglia P. (2007) Vientos Estela-res. Ciencia e Investigación 58, Nº 1, 27-37.

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NOTA PROVISTA POR EL MINISTERIO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN PRODUCTIVA

Recuperación de tecnologías ancestrales y sustentables en Jujuy

La vicuña como modelo de producción sustentable

Ciencia e historia se unen para preservar a la vicuña

Cazando vicuñas anduve en los cerrosHeridas de bala se escaparon dos.

- No caces vicuñas con armas de fuego;Coquena se enoja, - me dijo un pastor.

 - ¿Por qué no pillarlas a la usanza vieja,

cercando la hoyada con hilo punzó ?- ¿Para qué matarlas, si sólo codicias

para tus vestidos el fino vellón ?

Juan Carlos Dávalos, Coquena

Lo primero es pedir permiso a la Pachamama. Porque a ella, en la cosmovisión andina, pertenecen las vicuñas que se extienden por el altiplano de Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Una ceremonia ancestral, unida a la ciencia moderna, permite que comunidades y científicos argentinos exploten de manera sustentable un recurso de alto valor económi-co y social. La vicuña es una especie silvestre de camélido sudamericano que habita en la puna. Hasta 1950-1960 estuvo en serio riesgo de extinción debido a la ausencia de planes de manejo y conservación. Desde la llegada de los españoles se comenzó con la caza y exportación de los cueros para la obtención de la fibra, que puede llegar a valer U$S600 por kilo, lo que llevo a la casi desaparición de estos animales. Por ese entonces, la población de vicuñas en América era cercana a los 4 millones de ejemplares, en 1950 no eran más de 10.000.A fines de la década del 70 Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Ecuador firmaron un Convenio para la conservación y manejo de la vicuña que permitió recuperar su población hasta contar en la actualidad con más de 76 mil ejemplares en nuestro país.En Santa Catalina, Jujuy, a 3.800 metros sobre el nivel del mar, investigadores de CONICET, junto a comunidades y productores locales, han logrado recuperar una tecnología prehispánica sustentable para la obtención de la fibra de vicuña. Se trata de una ceremonia ancestral y captura mediante la cual se arrean y esquilan las vicuñas silvestres para obtener su fibra. Se denomina chaku y se realizaba en la región antes de la llegada de los conquistadores españoles.Según Bibiana Vilá, investigadora independiente de CONICET y directora del grupo Vicuñas, Camélidos y Ambiente (VICAM) “Hoy podemos pensar en volver a hacer ese chaku prehispánico sumado a técnicas que los científicos apor-tamos para que las vicuñas pasen por toda esa situación sufriendo el menor stress posible. Las vicuñas vuelven a la naturaleza, la fibra queda en la comunidad, y nosotros tomamos un montón de datos científicos.”

El chakuEl chaku es una práctica ritual y productiva para la esquila de las vicuñas. Durante el imperio inca, las cacerías reales o chaku eran planificadas por el inca en persona. En esta ceremonia se esquilaba a las vicuñas y se las liberaba nue-vamente a la vida silvestre. La fibra obtenida era utilizada para la confección de prendas de la elite y su obtención estaba regulada por mecanismos políticos, sociales, religiosos y culturales. Se trata de un claro ejemplo de uso sus-tentable de un recurso natural. Hugo Yacobaccio, zooarqueólogo e investigador principal de CONICET, explica que “actualmente el chaku concentra hasta 80 personas, pero durante el imperio inca participaban de a miles. Hoy las comunidades venden esa fibra a acopiadores textiles y obtienen un ingreso que complementa su actividad económica principal, el pastoreo de llamas y ovejas”. El proceso comienza con la reunión de todos los participantes, luego toman una soga con cintas de colores reunidos en semicírculo y arrean lentamente a las vicuñas guiándolas hacia un embudo de red de 1 km de largo que des-emboca en un corral. Cuando los animales están calmados se los esquila manipulándolos con sumo cuidado para reducir el stress y se los libera. Hoy, 1500 años después del primer registro que se tiene de esta ceremonia, la ciencia argentina suma como valor agregado: el bienestar animal y la investigación científica. En tiempo del imperio Inca, el chaku se realizaba cada cuatro años, actualmente se realiza anualmente sin esquilar a los mismos animales “se van rotando las zonas de captura para que los animales renueven la fibra” explica Yacobaccio. Según Vilá “es un proyecto que requiere mucho trabajo pero que demuestra que la sustentabilidad es posible, tenemos un animal vivo al cual esquilamos y al cual devolvemos vivo a la naturaleza. Tiene una cuestión asociada que es la sustentabilidad social ya que la fibra queda en la comunidad para el desarrollo económico de los pobladores locales.”Yanina Arzamendia, bióloga, investigadora asistente de CONICET y miembro del equipo de VICAM, explica que se

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esquilan sólo ejemplares adultos, se las revisa, se toman datos científicos y se las devuelve a su hábitat natural. Además destaca la importancia de que el chaku se realice como una actividad comunitaria “en este caso fue impulsada por una cooperativa de productores locales que tenían vicuñas en sus campos y querían comercializar la fibra. Además participaron miembros del pueblo originario, estudiantes universitarios y científicos de distintas disciplinas. Lo ideal es que estas experiencias con orientación productiva tengan una base científica.”

Paradojas del éxito.La recuperación de la población de vicuñas produjo cierto malestar entre productores ganaderos de la zona. Muchos empezaron a percibir a la vicuña como competencia para su ganado en un lugar donde las pasturas no son tan abun-dantes. En este aspecto el trabajo de los investigadores de CONICET fue fundamental, según Arzamendia “el chaku trae un cambio de percepción que es ventajoso para las personas y para la conservación de la especie. Generalmente el productor ve a las vicuñas como otro herbívoro que compite con su ganado por el alimento y esto causa prejuicios. Hoy comienzan a ver que es un recurso valioso y ya evalúan tener más vicuñas que ovejas y llamas. Nuestro objetivo es desterrar esos mitos”, concluye.Pedro Navarro es el director de la Cooperativa Agroganadera de Santa Catalina y reconoce los temores que les produjo la recuperación de la especie: “Hace 20 años nosotros teníamos diez, veinte vicuñas y era una fiesta verlas porque habían prácticamente desaparecido. En los últimos años se empezó a notar un incremento y más próximamente en el último tiempo ya ese incremento nos empezó a asustar porque en estas fincas tenemos ovejas y tenemos llamas”. Na-varro identifica la resolución de estos problemas con el trabajo del grupo VICAM: “Yo creo que como me ha tocado a mí tener que ceder en parte y aprender de la vicuña y de VICAM, se puede contagiar al resto de la gente y que deje de ser el bicho malo que nos perjudica y poder ser una fuente más productiva.”

La fibra de camélidoAdemás de camélidos silvestres como la vicuña o el guanaco, existen otros domesticados como la llama cuyo manejo es similar al ganado, para impulsar la producción de estos animales y su fibra, el Estado ha desarrollado dos instru-mentos de fomento. En la actualidad se encuentran en evaluación varios proyectos para generar mejoras en el sector productor de fibra fina de camélidos que serán financiados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Pro-ductiva. Se trata de dos Fondos de Innovación Tecnológica Sectorial destinados a la agroindustria y al desarrollo social que otorgarán hasta $35.000.000 y $8.000.000 respectivamente. Los proyectos destinados a la Agroindustria son aso-ciaciones entre empresas y organismos del sector público con el objetivo de mejorar la calidad de la fibra de camélido doméstico a partir del desarrollo de técnicas reproductivas, mejoramiento genético e innovaciones en el manejo de rebaños; incorporar valor a las fibras a partir de mejoras en la materia prima o el producto final; permitir la trazabilidad de los productos para lograr su ingreso en los mercados internacionales y fortalecer la cadena de proveedores y generar empleos calificados. La convocatoria Desarrollo Social tiene como fin atender problemas sociales mediante la incorporación de innovación en acciones productivas, en organización social, en el desarrollo de tecnologías para mejorar la calidad de vida de manera sostenible y fomentar la inclusión social de todos los sectores. Otorgará hasta $8.000.000 por proyecto que mejore las actividades del ciclo productivo de los camélidos domésticos, la obtención y/o el procesamiento de la fibra, el acopio, el diseño y el tejido, el fieltro y la confección de productos.

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TITANES AL ACECHO – LOS TERREMOTOS Y CÓMO PREPARARSE PARA ENFRENTARLOS

La actividad sísmica es un fenómeno natural que causa importantes daños a las actividades humanas. En este trabajo, se analizan las causas geológicas de los terremotos: el movimiento de fallas, explicado en el marco de la tectónica de placas. La energía liberada en el movimiento de las fallas se traduce en ondas sísmicas de diferentes tipos, cuyo paso provoca el temblor del terreno. Además, se producen efectos secundarios que aumentan los daños. La ubicación de Argentina en la placa Sudamericana determina el peligro sísmico en los diferentes sectores del país. Los terremotos destructivos históricos reflejan esta zonación sísmica. Las medidas a tomar para la mitigación de daños se basan en el conocimiento de las fallas y el estudio probabilístico y/o determinístico de la actividad sísmica y consisten en el establecimiento y la aplicación de normas de construcción sismoresistente, el planeamiento de los usos de la tierra y la preparación de la población para responder a un terremoto.

Seismicity is a natural phenomenon, which causes great damage to

José Francisco Mescua1, Stella Moreiras1, Laura Giambiagi1, Silvana Spagnotto2, Silvina Nacif3

1. Doctores en Ciencias Geológicas, Instituto Argen-tino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambienta-les (IANIGLA), CCT Mendoza, CONICET.2. Doctora en Geofísica, Departamento de Física, Universidad Nacional de San Luis.3. Doctora en Geofísica, Instituto Geofísico y Sismológico Ing. F.S. Volponi, Universidad Nacional de San Juan.

[email protected]

human activities. In this work, we analyze the geological causes of earthquakes: the movement of faults, explained in the framework of plate tectonics. The energy liberated in fault movement produces seismic waves, which result in shaking of the ground. Secondary effects can increase the damages. The location of Argentina within the South American plate determines the seismic danger in the different areas of the country. The historical destructive earthquakes reflect this zoning. Measures to mitigate seismic damage are based in the knowledge of faults and the undertaking of probabilistic and/or deterministic studies of seismic activity and include earthquake resistant building, land use planning and the preparation of the population to respond to the emergency.

Palabras clave: Catástrofes Naturales - Terremotos – Sísmos – Fallas Geológicas – Argentina – Mitigación.Key words: Natural Disasters - Earthquakes – Geological Faults – Argentina - Mitigation.

INTROdUCCIÓN

La actividad sísmica es un fenó-meno natural que causa importantes daños a las actividades humanas. Las condiciones geológicas que la producen son resultado de la diná-mica de nuestro planeta y existen desde hace millones de años. Por lo tanto, en toda su historia, la hu-manidad ha tenido que convivir con terremotos como lo demuestran los registros históricos alrededor del mundo. Los eventos más antiguos

registrados corresponden a sismos en China del siglo XII A.C. (Lee y Brillinger, 1979). Los pueblos origi-narios de América conocían bien es-tos fenómenos, para los que tenían diferentes explicaciones míticas. La región del Mar Mediterráneo y Oriente Medio cuenta con gran can-tidad de documentos históricos que hacen referencia a eventos sísmicos desde el siglo XI A.C. (Ambraseys, 2009). Los terremotos dejaron im-portantes marcas en la historia de la antigua Grecia: destruyeron grandes

obras como el Coloso de Rodas (en el año 226 A.C.), e incluso ciudades enteras como Esparta, de la que se-gún Plutarco sólo quedaron cinco casas en pie después del sismo de 464 A.C.

El famoso sismo de 1755 que destruyó la ciudad de Lisboa (Por-tugal) conmocionó a toda Europa. Influyó en todos los ámbitos de la actividad humana, desde la eco-nomía hasta la filosofía. El filósofo alemán Immanuel Kant escribió so-

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 64 Nº 4 - 201438

bre el evento, revisando las teorías sobre el origen de los terremotos vi-gentes en aquel momento y contra-poniendo a la enorme destrucción los efectos benéficos del terremoto – que a pesar de sus esfuerzos por “ver el lado bueno” son bastante modestos, como la formación de ba-ños termales. Los escritos de Voltaire inspirados en esta catástrofe natural, el “Poema sobre el desastre de Lis-boa” y un fragmento en el “Cándi-do”, rompieron con las corrientes filosóficas optimistas predominan-tes en esa época, influyendo en el cambio ideológico producido en la filosofía europea a fines del s. XVIII (Peñalta Catalán, 2009). Desde el punto de vista de las ciencias natu-rales, puede decirse que a partir de este evento comenzó a recabarse información sistemática de los efec-tos de los terremotos, como su fecha y hora, duración, efectos en suelos cerros y construcciones. Estos datos permiten hoy en día a los geólogos estudiar los eventos del pasado.

A partir de mediados del siglo XIX, comenzó a tomar forma la ex-plicación actual para la actividad sísmica. Varias investigaciones sugi-rieron un vínculo entre los sismos y el movimiento de fallas geológicas. La primera mención de este víncu-lo se debe a Charles Lyell (1868). En Estados Unidos, G.K. Gilbert (1884) propuso que las montañas de Cali-fornia se habían formado a partir del movimiento de fallas, durante el cual se produciría un shock que hacía vi-brar la corteza terrestre. En Nueva Zelanda, McKay (1890) observó una escarpa reciente en el sitio del sismo ocurrido dos años antes. También se reconoció una gran escarpa en el te-rreno formada durante el terremoto de Mino-Owari (Japón), fotografiada y publicada por Koto (1893). Otro evento de gran importancia fue el terremoto de San Francisco de 1906, que fue estudiado en detalle median-te la comparación de relevamientos

topográficos anteriores y posteriores del sismo, lo que permitió demostrar concluyentemente que su origen se debió al movimiento en la falla de San Andrés (Lawson et al., 1908). Todas estas observaciones llevaron a establecer la relación entre los te-rremotos y el movimiento de fallas. Por esa época también se comenzó a extender el uso de los sismógra-fos, instrumentos capaces de medir las ondas sísmicas, una fuente de información clave para compren-der de dónde vienen los terremotos. Veamos entonces que son las fallas geológicas y cuál es su relación con la actividad sísmica.

LAS FALLAS GEOLÓGICAS

Las fallas geológicas se definen como fracturas en la corteza terres-tre, en las que los bloques a ambos

lados de la fractura presentan un desplazamiento paralelo a la frac-tura. Este desplazamiento puede ser vertical, horizontal o una com-binación de ambos (Read y Watson, 1984). Las fracturas se producen por-que las rocas se encuentran some-tidas a esfuerzos (Anderson, 1951), es decir que son comprimidas o ex-tendidas (ver la sección siguiente). Estos esfuerzos actúan durante miles de años, hasta que logran vencer la resistencia de las rocas y romperlas. Las fallas geológicas se producen en diferentes escalas, desde pequeñas fracturas con desplazamientos de bloques de unos pocos centímetros hasta fallas de cientos de kilóme-tros de largo en las que los bloques se desplazaron miles de metros. En cuanto a la producción de terre-motos, importan las fallas grandes: cuanto más grande es una falla, más

Figura 1: Tipos de fallas geológicas.

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39Titanes al acecho – Los terremotos y cómo prepararse para enfrentarlos

grandes son los sismos que puede generar. Usamos en forma indistin-ta las palabras sismo y terremoto, ya que desde el punto de vista geológi-co son sinónimos.

Las fallas pueden clasificarse a partir del movimiento relativo de los bloques (Fig. 1). En una falla normal, el bloque que se encuentra por enci-ma de la fractura desciende, es decir que el movimiento es a favor de la gravedad. Estas fallas predominan en ambientes extensionales, como el noreste de África. En cambio, una falla se denomina inversa cuando el bloque superior asciende con res-pecto al inferior, lo que ocurre gene-ralmente en ambientes compresivos, tales como los Andes. Pero también puede producirse un movimiento horizontal de los bloques y en ese caso hablamos de una falla de rum-bo.

Una de las tareas de campo que realizan los geólogos es el mapeo de fallas geológicas para determinar su ubicación, extensión y la cantidad de desplazamiento. ¿Cómo se reco-noce una falla geológica (Fig. 2)? Si es posible observar un corte vertical del terreno, las fallas se reconocen como fracturas o, en el caso de fa-llas más grandes, zonas fracturadas de varios metros de ancho. A ambos lados de la falla, las rocas de cada bloque no coinciden entre sí, es-tán interrumpidas o dislocadas. En caso de rocas estratificadas, pue-de observarse que las capas no se corresponden a ambos lados de la falla. También pueden encontrarse diferentes tipos de rocas, que origi-nalmente no se encontraban una al lado de la otra. Uno de los aspectos más importantes del estudio de las fallas es determinar si están activas o inactivas. Una falla inactiva es una estructura antigua, que tuvo des-plazamiento en tiempos geológicos pero que ya no se mueve en el pre-sente. Podría decirse que es una falla

“fósil”. En cambio, las fallas activas son las que aún se están moviendo y éstas son las que producen los sis-mos. Las fallas activas pueden reco-nocerse porque afectan sedimentos que se depositaron recientemente o presentan indicadores geomorfoló-gicos como desplazamiento de ríos y desniveles en el terreno.

MOVIMIENTOS dE FALLAS, SIS-MOS Y LIBERACIÓN dE ENERGÍA

La relación entre las fallas geo-lógicas y los movimientos sísmicos se explica mediante la llamada teo-ría del rebote elástico (Reid, 1910). Esta teoría permite comprender que el desplazamiento de los bloques

Figura 2: (A) La falla activa del Cerro Salinas, San Juan, una falla inversa ubicada al pie de los Andes. Las flechas blancas señalan la escarpa produ-cida en el terreno por movimientos recientes de la falla. (B) La falla inversa del Cerro Palomares, Cordillera Principal mendocina. Levanta rocas cretá-cicas de alrededor de 140 millones de años de antigüedad (derecha) sobre rocas terciarias de 10 millones de años (izquierda). Estuvo activa hasta hace 5 millones de años. (C) Falla inversa en la precordillera sanjuanina. Levanta rocas ordovícicas de 450 millones de años (color negro) sobre rocas terciarias de 10 millones de años (color rojo). (D) Zona de falla de varios metros de ancho en los Andes chilenos. El color claro se debe a la alteración de las rocas por circulación de fluidos. (E) La falla activa de la Sierra de las Peñas, Mendoza. Afecta depósitos sedimentarios recientes, lo que demuestra su actividad. (F) Fallas normales en la Sierra de Cara Cura, Mendoza. Estuvieron activas durante el período Jurásico (entre 170 y 200 millones de años).

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de falla no es permanente sino epi-sódico: las fallas activas se mueven bruscamente durante un sismo y después se quedan quietas por un tiempo. ¿Por qué ocurre esto? Una masa rocosa sometida a un campo de esfuerzos responde mediante una flexión (Fig. 3), como resultado de la cual se acumula energía. Esta fle-xión es una deformación elástica, no permanente, de modo que si se reti-rara el esfuerzo, volvería a su forma original. Como al estirar una bandi-ta elástica, si dejamos de estirarla, vuelve a su forma original. Pero si continuamos aplicando el esfuerzo, es decir estirando la bandita, ésta fi-nalmente se rompe, de manera que esta deformación sí es permanente. Lo mismo ocurre con las rocas: un esfuerzo aplicado durante suficiente tiempo logra fracturar la roca y des-plazar los bloques a ambos lados de la fractura, liberándose la energía acumulada durante la deformación elástica. Esta liberación de energía se desplaza en todas direcciones en forma de ondas a través del terreno. El punto inicial del movimiento de la falla se denomina hipocentro y se caracteriza por su ubicación y su profundidad. El punto ubicado sobre la superficie terrestre que resulta de la proyección vertical del hipocen-tro se denomina epicentro.

Una vez formada una falla, se producen nuevos sismos debido a que la falla no puede moverse li-bremente frente a la acción de los esfuerzos, sino que la fricción de-bida a la rugosidad natural de las rocas traba los bloques impidiendo su movimiento (Scholz, 2002). Nue-vamente, el esfuerzo se acumula a lo largo del tiempo hasta que logra superar la fuerza de rozamiento y mover la falla. También influyen otros factores, como la circulación de fluidos por la fractura, las varia-ciones en la orientación del campo de esfuerzos, la formación de las lla- Figura 3: Teoría del rebote elástico. Ver explicación en el texto.

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madas rocas de falla (fragmentos de roca que quedan dentro de la zona de falla y son triturados lentamente), que pueden favorecer o retardar la ocurrencia de sismos (Sibson, 2004).

Cada movimiento en una falla genera sucesivos desniveles en el terreno, de tal manera que en cada sismo, uno de los bloques se despla-za unos pocos metros con respecto al otro. Al actuar durante miles o mi-llones de años, estos movimientos son los principales responsables de la formación de montañas y depre-siones, modelando el paisaje e influ-yendo en los ambientes en los que vivimos.

La existencia de fallas geológicas inactivas se explica debido a que llega un momento en el que implica un menor esfuerzo formar una falla nueva que reactivar las antiguas. Por ejemplo, en ambientes compresivos, el movimiento de las fallas debe ha-cer fuerza en contra de la gravedad para levantar los bloques superiores de las fallas inversas. Los bloques pueden alcanzar una altura deter-minada por los esfuerzos y entonces la falla se desactiva y se forma una nueva en un sector más bajo.

LAS ONdAS SÍSMICAS

La energía liberada en un sismo se desplaza en forma de ondas sís-micas, que son ondas elásticas ca-racterizadas por los diferentes mo-vimientos que se producen durante su paso. Se dividen en dos clases principales: ondas de cuerpo y on-das superficiales (Shearer, 1999). Las ondas de cuerpo se desplazan por el interior de las rocas y a su vez se dividen en dos tipos. Las ondas P o primarias, son las más rápidas y por lo tanto las primeras en ser detec-tadas en los sismógrafos (si bien la velocidad de las ondas sísmicas de-pende del medio por el que se pro-

pagan, la relación de velocidades entre los distintos tipos de onda es siempre la misma). Las ondas P pro-vocan una compresión y luego una extensión de las masas rocosas, con un movimiento paralelo a la direc-ción de propagación de la onda. Las ondas S o secundarias son un poco más lentas, llegan en segundo lugar a los sismógrafos y generan un des-plazamiento hacia arriba y abajo, con una oscilación perpendicular a la dirección de propagación de la onda (Fig. 4). Por otro lado, las on-das superficiales se desplazan por la superficie y se atenúan rápidamente con la profundidad. Son más lentas que las ondas de cuerpo. También son de dos tipos (Fig. 4), denomina-das con los nombres de los científi-cos que las estudiaron. Así tenemos las ondas Rayleigh, que tienen un movimiento “elíptico retrógrado”, como un círculo antihorario (son las ondas sísmicas más parecidas a las olas del mar) y las ondas Love, que generan un movimiento horizontal lateral, es decir a izquierda y dere-cha, perpendicular a la dirección de

propagación de la onda, y su despla-zamiento se parece a los movimien-tos de una serpiente al avanzar.

La detección de las ondas sísmi-cas se realiza mediante instrumentos llamados sismómetros o sismógrafos, que permiten detectar hasta sismos muy pequeños que de otro modo pasarían inadvertidos. La detección de un sismo en diferentes estaciones sismológicas permite ubicar su epi-centro e hipocentro mediante una triangulación. Actualmente, existe una red sismológica mundial (Glo-bal Seismographic Network; GSN), que tiene más de 150 estaciones que proveen en tiempo real datos de uso libre. Los datos recolectados por GSN se utilizan para el estudio de los eventos sísmicos en todo el mundo, permitiendo determinar la ubicación, magnitud y el tipo de movimiento de la falla geológica. Además, se ha desarrollado un sis-tema que permite analizar los gran-des sismos automáticamente para la realización de alerta temprana de tsunamis.

Figura 4: Las ondas sísmicas.

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EL ORIGEN dE LAS FALLAS: dEFORMACIÓN Y TECTÓNICA dE PLACAS

La formación de fallas geológicas se debe a los esfuerzos provocados por el movimiento de las placas tec-tónicas. La teoría de tectónica de placas nos dice que la capa más su-perficial de la Tierra, la litósfera, se encuentra dividida en una serie de placas rígidas, que se desplazan con direcciones y velocidades diferentes (definición basada en la de Kearey et al., 2009; este libro incluye también un interesante resumen del desarro-llo de la teoría de tectónica de placas a partir de las ideas de deriva conti-

nental y los estudios oceánicos en la década de 1960). La litósfera incluye a la corteza y parte del manto terres-tre (el denominado manto litosféri-co) y su límite inferior corresponde a una capa denominada astenósfera, que se caracteriza por contener una porción pequeña (alrededor del 1%) de material fundido. Esta caracterís-tica es suficiente para desacoplarla de la litósfera y permite que las pla-cas tectónicas se desplacen con res-pecto al manto que se encuentra por debajo de ellas. El límite entre la li-tósfera y la astenósfera se encuentra a diferentes profundidades entre 60 y 250 km, debido a que depende de

la temperatura y el gradiente geotér-mico (la variación de la temperatu-ra con la profundidad) es diferente en distintos lugares del planeta. Por ejemplo, el volcanismo genera tem-peraturas elevadas. La litósfera pue-de ser de dos tipos diferentes: con-tinental u oceánica. La continental posee rocas menos densas y alcan-za mayores espesores, mientras que la oceánica es más densa pero con espesores menores. La litósfera está dividida en poco más de una doce-na de placas mayores (Fig. 5) que se desplazan con velocidades de entre 0,5 y 10 centímetros por año (cm/a). Las diferentes direcciones y veloci-

Figura 5: (A) Las placas tectónicas, sus movimientos y límites de placas. Nótese la coincidencia de las zonas de actividad sísmica y volcánica y los límites entre placas. (B) Bloque diagrama de un límite divergente. (C) Bloque diagrama de una zona de subducción.

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dades de movimiento de las placas hacen que interactúen en sus lími-tes, lo que determina dos grandes zonas: el interior de las placas, más estable, y las zonas de límite de pla-cas en las que se concentra la activi-dad geológica como los sismos y el volcanismo (Fig. 5). De acuerdo con el movimiento relativo de las placas, pueden reconocerse tres tipos de lí-mites de placas.

(1) Límites divergentes. Las placas se separan la una de la otra. Co-rresponden a las llamadas dorsa-les centro-oceánicas, cordilleras submarinas ubicadas en el cen-tro de los océanos (Fig. 5b). Son zonas de creación de litósfera: la separación entre las placas abre el espacio para el ascenso de material fundido desde la as-tenósfera, dando lugar a grandes alineamientos de volcanes en formación continua. El movi-miento de las placas al alejarse una de otra determina un campo de esfuerzos extensional, con la formación de fallas geológi-cas normales que provocan una actividad sísmica moderada. La creación continua de litósfera implica que ésta debe consumir-se en algún lado, ya que la su-perficie de la Tierra es constante: esto nos lleva al siguiente tipo de límite de placas.

(2) Límites convergentes. Tienen lu-gar cuando dos placas se mue-ven la una hacia la otra. Los más comunes son los llamados már-genes de subducción, en los que la litósfera oceánica producida en las dorsales centro-oceánicas es consumida. La litósfera oceá-nica de una de las placas se hun-de por debajo de la otra placa, y se incorpora a la astenósfera. En el proceso se generan magmas que ascienden a la superficie y forman volcanes. La conver-gencia de placas lleva general-

mente a un campo de esfuerzos compresivo en la placa superior (ver Fig. 5c), con la formación de fallas inversas que generan una intensa actividad sísmica, y a lo largo de millones de años forman montañas. Los Andes son uno de los mejores ejemplos de este proceso. La transmisión de los esfuerzos depende, entre otros factores, del ángulo con el que la placa subducida se hunde en el manto: cuanto menor es el ángulo, mayor es la actividad en la placa superior. Pero además de esta actividad sísmica de in-traplaca (es decir, dentro de las placas), las zonas de subducción conforman ellas mismas una gran falla geológica. El contacto entre las dos placas es una “megafa-lla”, que se traba y se destraba episódicamente en grandes te-rremotos de interplaca (es decir, entre las placas). Los terremo-tos de interplaca son los mayo-res sismos conocidos, ya que la zona de subducción se desplaza en segmentos que pueden tener cientos de kilómetros de largo y profundidad, liberando grandes cantidades de energía. Entre los ejemplos recientes se encuentran el sismo del Maule (Chile) de 2010 o el de Tohuku (Japón) de 2011.

Un caso especial de límite conver-gente se produce cuando la pla-ca oceánica lleva sobre ella un bloque continental o cuando un océano se cierra y llega todo un continente a la zona de subduc-ción. La litósfera continental es menos densa que la oceánica y no puede hundirse, entonces el sistema se traba, desactivando la subducción. Este caso, que se denomina colisión continental, genera un estado de esfuerzos intensamente compresivo con abundante actividad sísmica y forma grandes cordilleras. Las

montañas más altas de la Tierra, los Himalayas, se formaron me-diante este proceso, debido a la colisión de la India contra el continente asiático desde hace 40 millones de años.

(3) Límites transcurrentes. Se forman cuando dos placas se desplazan en forma paralela, en sentidos opuestos o con el mismo senti-do pero a velocidades diferentes. En estos límites no se crea ni se consume corteza, pero el roza-miento entre las placas actúa igual que en los demás casos y determina que el movimiento de las placas sea episódico y se pro-duzca mediante terremotos. Una de las fallas más famosas de la Tierra, la falla de San Andrés, en California, EEUU, corresponde al límite transcurrente entre las placas Norteamericana y Pacífi-ca. Su cercanía con la ciudad de San Francisco, a la que destruyó en el terremoto de 1906, cau-sando más de 3.000 muertes y daños estimados en más de 400 millones de dólares según datos del Servicio Geológico de EEUU (USGS) la ha transformado en una de las fallas más estudiadas.

INTENSIdAd Y MAGNITUd dE SISMOS

¿Cómo se determina el “tamaño” de un terremoto? Existen dos medi-das diferentes para describir un sis-mo.

Por un lado, las escalas de inten-sidad buscan estimar la violencia con la que se siente un terremoto a partir de observaciones sobre el daño que produjo. La más conoci-da es la Escala de Mercalli. Tiene doce grados de intensidad (Tabla 1) que clasifican los sismos desde los imperceptibles hasta la destrucción total. En las escalas de intensidad, un sismo no tiene un único valor. En

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Tabla 1: Escala de intensidades de Mercalli.

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diferentes lugares, el mismo evento se siente con diferente violencia. El patrón típico de intensidades es concéntrico, observándose menor grado de intensidad a medida que aumenta la distancia al epicentro. La principal ventaja de las escalas de intensidad es su simplicidad, ya que utilizan parámetros como: qué tan difícil fue mantenerse de pie durante el sismo, si se rompieron cristales, si los muebles se desplazaron, si afec-tó edificaciones, entre otros. Ade-más, estas observaciones suelen ser el único tipo de información dispo-nible para estudiar sismos que ocu-rrieron en el pasado, para los que no se cuenta con registros sismográfi-cos. La principal desventaja es que sólo se tienen valores en las zonas pobladas, de manera que si no hay poblaciones cerca del epicentro no se detectan los mayores valores, a lo

que se suma una cierta subjetividad en las observaciones.

En cambio, las escalas de mag-nitud buscan estimar la energía li-berada en un evento sísmico. La escala más utilizada actualmente es la Escala de Magnitud de Momento (Mw), que se basa en el parámetro fí-sico llamado momento sísmico, que puede calcularse a partir del área de ruptura en la falla, la cantidad de desplazamiento y la fricción deter-minada por el tipo de rocas en los bloques de falla (Kanamori, 1977). Como muchas veces es difícil cono-cer exactamente estos datos, para el cálculo puede utilizarse el registro de las ondas sísmicas en los sismó-grafos. La figura 6 muestra el registro típico de un sismo, en el que pueden observarse los arribos de las diferen-tes ondas sísmicas a la estación. El

sismógrafo registra los movimientos en tres direcciones: en la vertical y dos componentes horizontales, una de dirección E-O y la otra N-S. La magnitud puede calcularse aplican-do una fórmula matemática que re-laciona la amplitud máxima medida en el registro con la energía liberada en el sismo. Es interesante señalar que el registro sismográfico muestra que las ondas superficiales tienen mayor amplitud que las de cuerpo y por lo tanto provocan los mayores movimientos y los mayores daños.

Las escalas de magnitud son es-calas abiertas, es decir que no tienen un valor máximo, porque no hay un límite para la energía que se puede liberar en un sismo. La mayor mag-nitud registrada hasta el momento corresponde al sismo de interplaca de Valdivia (Chile) de 1960, que

Figura 6: Registro sismográfico.

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tuvo una magnitud Mw = 9,2. Las escalas de magnitud crecen expo-nencialmente, lo que significa que a medida que se sube en la escala, la energía liberada crece cada vez más entre dos valores de magnitud (Fig. 7). Los sismos que producen daños considerables son aquellos de magnitudes mayores a Mw = 6. Anualmente, se producen en todo el mundo infinidad de sismos de baja magnitud. Se calcula que cada año se producen entre 100 y 200 sismos de magnitud entre Mw = 6 y Mw = 7, alrededor de quince sismos de mag-nitud entre Mw = 7 y Mw = 8 y uno o dos sismos de magnitud mayor a Mw = 8 (Fig. 7). El uso de escalas de magnitud tiene varias ventajas: per-mite caracterizar cada sismo con un solo valor y facilita la compara-ción entre distintos terremotos. Pero siempre es necesario tener en cuen-ta un parámetro más para evaluar la destrucción producida por un terre-moto, su profundidad. No es lo mis-mo un sismo de Mw = 6 producido a 100 km de profundidad, que segura-mente se sentirá pero no provocará grandes daños, que uno producido cerca de la superficie, que será muy destructivo.

EFECTOS dESTRUCTIVOS

A la hora de estudiar los efectos destructivos de los sismos, se hace una diferenciación entre la posibi-lidad de que se produzca un terre-moto en una región determinada, lo que se denomina peligro, y los daños que el sismo puede provocar, que denominamos el riesgo sísmico. El peligro se define como la pro-babilidad de que un determinado parámetro, como un valor de ace-leración del suelo o de intensidad, sea superado para un determinado período de tiempo. Por ejemplo, la probabilidad de que en una región determinada se produzca un sismo de intensidad VII en los próximos 50 años. El riesgo es una estimación de las pérdidas económicas ocasiona-das por un determinado sismo, ya sean vidas humanas, heridos, daños a las propiedades, efectos perjudi-ciales sobre la actividad económica, costos de desalojo, traslado y relo-calización de la población, dero-gaciones debidas a la remediación del sitio o reconstrucciones, etc. Depende de la magnitud del evento sísmico y las condiciones socio-eco-nómicas locales, como por ejemplo la cantidad de habitantes, el tipo de

construcciones, medidas preventi-vas, sistemas de alerta, entre otras. Un factor esencial para disminuir el riesgo es el nivel de preparación o conciencia que tiene la comunidad ante la ocurrencia de un fenómeno dañino.

El primer peligro que genera un terremoto proviene del paso de las ondas sísmicas. En los estudios de prevención sísmica, el movimiento se estima mediante un parámetro físico, la aceleración de suelo, que mide cuánto cambia la velocidad de movimiento del suelo con el tiem-po. Las construcciones deben ser di-señadas para resistir las aceleracio-nes de suelo máximas esperadas en cada lugar. La aceleración depende de la magnitud del sismo, de la dis-tancia al hipocentro, la topografía y del llamado efecto de sitio, que consiste en la propiedad de algunos materiales del subsuelo de amplifi-car las ondas.

Sin embargo, el paso de las on-das sísmicas no es el único factor de riesgo que provocan los terremo-tos. Como consecuencia de un sis-mo, pueden producirse una serie de efectos secundarios que en algunas

Figura 7: Cantidad de sismos por año en función de la magnitud, y energía liberada por cada grado de magnitud.

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ocasiones son más perjudiciales que el paso de las ondas.

Uno de ellos es la licuación de suelos, que se produce con sismos mayores a Mw=5 cuando el sustra-to posee capas de sedimentos finos

tamaño limo a arena saturados en agua o asociados a un nivel freático cercano a la superficie (menos de 3 m de profundidad). El sacudimiento producido durante el sismo provoca la expulsión del agua, que asciende hacia la superficie arrastrando lodo,

lo que genera manantiales tempo-rarios y los llamados “volcanes de lodo” (Fig. 8). Como resultado de esta expulsión, la arena se reaco-moda de forma más compacta, pro-vocando hundimientos localizados del terreno, que pueden afectar las

Figura 8: Efectos de la licuefacción de suelos. (A) Volcanes de lodo y hoyos en Albardón, San Juan, producidos por el sismo de 1894. Fotografía de Bodenbender (1895). (B) Licuefacción de suelos producida por el sismo de Caucete (1977), San Juan. Nótese que el automóvil quedó enterrado en el lodo. Fotografía de Perucca y Moreiras (2006). (C) Edificios volcados por licuefacción producida por el sismo de Niigata, Japón, 1964. Fotografía de Comité Nacional de Ingeniería de Terremotos de Japón (1965).

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construcciones, inclinando y vol-cando edificios (Fig. 8). Todo estu-dio de zonación de peligro sísmico a utilizar para ordenar el territorio y establecer los tipos de construcción permitidos debe tener en cuenta la posible ocurrencia de licuación de suelos ya que una construcción sismo-resistente sería afectada igual-mente

En zonas de montaña, los sismos provocan deslizamientos que pue-den variar desde caídas de bloques de rocas de unos pocos metros hasta las avalanchas de rocas, que removi-lizan cientos de kilómetros cúbicos de material. Los deslizamientos más pequeños pueden provocar incon-venientes como cortes de caminos. Los deslizamientos de mayor ta-maño son un serio peligro para las poblaciones de montaña y han ocu-rrido trágicos casos en los que ciu-dades enteras han quedado sepulta-das, como la avalancha de rocas y nieve del Nevado de Huascarán en Perú, provocada por un terremoto de Mw = 7.8 en 1970. Los grandes deslizamientos también pueden ser riesgosos cuando represan ríos de montaña, ya que las presas que pue-den romperse en forma catastrófica dando lugar a aluviones. Un ejem-plo de esto tuvo lugar en el norte de la Patagonia argentina, cuando un deslizamiento en la cordillera inte-rrumpió el curso del río Barrancas, en el límite entre Mendoza y Neu-quén, generando una laguna. El des-agote catastrófico de este cuerpo de agua en 1914 generó una crecida en el río Colorado (con el que confluye el río Barrancas), que recorrió más de 1.000 km hasta el océano Atlán-tico y provocó cientos de muertes en el alto valle del río Colorado. El estudio de las zonas con peligro de deslizamientos se realiza en forma complementaria a los estudios de prevención sísmica, ya que los des-lizamientos pueden ser disparados por otras causas (por ej. grandes llu-

vias), pero es indispensable en zo-nas de montaña.

Los sismos han sido vinculados también a la actividad volcánica como repuesta al efecto distensivo post-sísmico. La actividad del Puye-hue en 1960 se asocia al sismo de Valdivia (Chile) de ese año, mientras que erupciones del Peteroa y el vol-cán San José, ubicados en la frontera argentino-chilena a la latitud de la provincia de Mendoza, se asociaron al terremoto del 2010.

Los sismos también pueden pro-vocar cambios en los niveles freáti-cos alterando los cuerpos de agua o propulsando la generación de ciéna-gas o manantiales.

Quizás el efecto secundario más conocido de los sismos sean los tsu-namis, desde el ocurrido en el océa-no Índico debido al sismo de de Su-matra del 26 de diciembre de 2004. Los tsunamis son grandes olas ge-neradas por un movimiento sísmico de gran magnitud (Mw~7) ocurrido bajo el mar. El movimiento del sue-lo oceánico desplaza una enorme cantidad de agua, que se eleva por sobre la superficie del océano y cae dando origen a la ola de tsunami. En alta mar, el tsunami puede tener sólo unos centímetros de alto, pero al acercarse a las costas, la interacción con el fondo marino genera olas que pueden tener grandes alturas, alcan-zando los 30 m. Las áreas de mayor peligro de tsunami son las costas de los océanos en los que hay zonas de subducción, como el Índico y el Pa-cífico, ya que en ellas se producen los grandes sismos submarinos de la megafalla de subducción. Las costas argentinas tienen un muy bajo pe-ligro de tsunamis por su ubicación en el océano Atlántico, en el que la actividad sísmica es de menor im-portancia.

dISTRIBUCIÓN dE ACTIVIdAd SÍSMICA EN ARGENTINA

La distribución de la actividad sísmica en Argentina se explica de-bido a su situación en la placa Sud-americana. El mapa de zonación de peligro sísmico realizado por el INPRES, basado en los registros his-tóricos de sismos, refleja esta distri-bución (Fig. 9). Toda la parte oriental del país, ubicada en el interior es-table de la placa, tiene peligrosidad reducida o muy reducida. A medida que nos desplazamos hacia el oes-te, acercándonos a la zona de sub-ducción de Chile, la peligrosidad aumenta. La parte central del norte del país y la Cordillera Patagónica presentan peligrosidad moderada. Mientras que los sectores de peli-grosidad elevada y muy elevada co-rresponden a parte del Noroeste que incluye las ciudades de Salta y Jujuy, parte de la región de Cuyo (oeste de La Rioja, San Juan y norte de Men-doza) y los alrededores de la ciudad de Ushuaia en Tierra del Fuego.

Las variaciones del peligro a lo largo de la Cordillera son el resulta-do de diversos procesos. El peligro menor de la Cordillera Patagónica se debe a las altas precipitaciones de ese sector, que aumentan la ero-sión de la cordillera. Los grandes vo-lúmenes de sedimentos generados terminan en el océano y son sub-ducidos, embebidos en agua, junto con la placa de Nazca. Los sedi-mentos actúan como un lubricante facilitando que la placa oceánica se hunda en el manto y disminuyen la transmisión de esfuerzos a la placa Sudamericana. La sismicidad en la cordillera aumenta hacia el norte en forma coincidente con el aumento de la aridez. Este patrón se ve mo-dificado en la región de Cuyo, que presenta una actividad sísmica anó-malamente elevada. En esta región, desde hace 12 millones de años se ha desarrollado una zona de sub-

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ducción plana. La placa de Nazca, que normalmente se hunde en el manto con un ángulo de 30º, entre el norte de Mendoza y el norte de La Rioja lo hace con un ángulo de 5º a 10º (Fig. 10). Este menor ángu-lo favorece la transmisión de los es-fuerzos, de modo que en esta región se producen mayores sismos y más frecuentes.

La zonación sísmica está basada en los sismos de intraplaca. Los sis-mos de interplaca se encuentran en Argentina a gran profundidad como para influir significativamente. La distancia al hipocentro evita que los terremotos de interplaca sean muy destructivos como sí lo son en Chile, donde la megafalla de subducción está más cerca de la superficie. Pero pueden provocar efectos secunda-rios como deslizamientos, y dispa-rar réplicas en fallas de intraplaca. Las réplicas son sismos de menor magnitud que el terremoto princi-pal, ocasionados por el reacomoda-miento de los esfuerzos. Las réplicas pueden ocurrir inmediatamente des-pués del sismo principal o producir-se durante meses, como en el terre-moto de Chile del 27 de febrero de 2010, de magnitud Mw = 8,8. En este Figura 9: Mapa de peligro sísmico de la Argentina. Modificado de INPRES.

Figura 10: La zona de subducción plana del centro-oeste argentino. Cada punto azul señala un sismo Los sismos de interplaca indican la ubicación del contacto entre las placas. La línea blanca marca la zona de subducción plana. La línea punteada roja muestra la inclinación de una zona de subducción normal. Imagen base a partir de sismos registrados por: catálogo PDE, INPRES y Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile.

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caso, es difícil establecer cuando la actividad sísmica deja de responder al terremoto principal y es indepen-diente de él.

SISMOS HISTÓRICOS EN AR-GENTINA

La actividad sísmica ha influido en la historia argentina de diversas maneras. Si bien su influencia fue mayor en el área cordillerana, don-de se concentran los terremotos, su influencia se ha extendido a todo el país reflejada en consecuencias so-ciopolíticas. La más famosa es segu-ramente el encuentro entre Juan Do-mingo Perón y Evita durante una colecta realizada para colaborar con la reconstrucción de San Juan des-pués del terremoto de Mw = 7,4 del 15 de enero de 1944. Según Healey (2012), la importancia histórica de este evento fue aún mayor: la recons-trucción de San Juan fue un campo de pruebas para el proyecto peronis-ta, que influyó en la historia de este movimiento y su ascenso al poder, evento clave en la historia argentina del siglo XX. Por otro lado, el Con-sejo de Reconstrucción de San Juan creado en esa ocasión se transformó en 1972 en el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES), orga-nismo nacional dedicado a la inves-tigación en sismología e ingeniería antisísmica.

El terremoto más destructivo ocurrido en Argentina tuvo lugar el 20 de marzo de 1861, cuando un sismo de magnitud estimada Mw = 7,2 destruyó la ciudad de Mendo-za. Dejó un saldo de alrededor de 6.000 muertos sobre una población de 18.000 (INPRES, www.inpres.gob.ar). Pocos edificios quedaron en pie, destruyéndose el Cabildo y las iglesias principales además de la mayor parte de las casas (Scha-velzon, 2007). Después del sismo se decidió trasladar la ciudad, y se encargaron informes para elegir la

nueva ubicación. Los informes téc-nicos del inglés David Forbes y los chilenos Carlos Huidobro y Wences-lao Díaz recomendaron localidades alejadas de la antigua. Se desató un intenso y prolongado debate sobre el emplazamiento de la ciudad y por razones políticas se eligió la ubica-ción actual, a unos dos kilómetros de la antigua Plaza de Armas. Es-tudios posteriores han atribuido el sismo de 1861 al movimiento de la falla La Cal, cuya escarpa generó un terraplén sobre el que se construyó la vía ferroviaria que atraviesa la ciudad (Mingorance, 2006). De ser correcta esta atribución, la nueva ciudad capital de Mendoza se ubica aún más cerca de la falla geológica que destruyó la anterior en 1861.

Pocos años después, en 1894, se produjo el sismo de mayor magnitud registrado en la Argentina, estimada en Mw = 8,2 (Castano y Zamarbide, 1978). Afectó a las provincias de San Juan y La Rioja, aunque llegó a sen-tirse en casi todo el país, en Chile y en el sur de Brasil. La destrucción fue muy alta en los departamentos de Iglesia y Rodeo (noroeste de San Juan), zona en la que se encontró el epicentro. Pero también en la región de Albardón, Angaco, y Mogna en-tre otras localidades del este de la provincia, debido a fenómenos de licuefacción (Bodenbender, 1895).

Ya en tiempos más recientes, se destacan dos terremotos en la mis-ma región de alta peligrosidad. El sismo de Caucete, el 23 de noviem-bre de 1977, de magnitud Mw = 7,4, afectó el sur de San Juan y norte de Mendoza, causando la destruc-ción de edificios en las ciudades de San Juan y Caucete (Volponi et al., 1984). El movimiento se produjo en la falla de Niquizanga, en la sierra de Pie de Palo (Bastías, 1986). El sis-mo de Mendoza del 26 de enero de 1985, debido a un desplazamiento de la falla Barrancas ubicada 20 km

al sur de la ciudad, destuyó 12.000 viviendas de adobe y ladrillos anti-guos, afectando hospitales y otros edificios, pero afortunadamente pro-dujo pocas víctimas (INPRES, 1985). Se le ha asignado una magnitud de Mw = 6,3. La misma falla se reactivó en numerosas ocasiones, como el sismo del 5 de agosto de 2006 (Mw

= 5,7).

La zona del noroeste argentino también ha registrado importantes sismos. El terremoto más antiguo del que se cuenta con relatos detallados tuvo lugar en esa región, afectando la ciudad de Esteco (Salta) el 13 de septiembre de 1692. Se ha estima-do su magnitud en Mw = 7. Según el INPRES, los sismos del noroeste no afectaron a las zonas más den-samente pobladas y esto lleva a una subestimación del riesgo que los sis-mos implican para esta región.

Las zonas de peligro reducido y muy reducido también han tenido algunos terremotos significativos. En ninguna parte del país el peligro es nulo, porque incluso en las zonas del interior de la placa Sudamerica-na, en el pasado se produjeron fallas geológicas que actualmente se en-cuentran cubiertas por sedimentos. Estas fallas acumulan esfuerzos más lentamente que las ubicadas cerca de los límites entre placas, es decir que tardan más en superar las fuer-zas de rozamiento que impiden su movimiento. Por lo tanto, los tiem-pos de recurrencia de las fallas en el interior de placa son más largos, del orden de miles de años.

Un ejemplo de este tipo de even-tos es el terremoto de Santiago del Estero del 4 de julio de 1817, que tuvo una magnitud estimada entre Mw = 6,5 y 7, y una intensidad máxi-ma de grado VIII (datos del INPRES), causando graves daños en la capital provincial. El 4 de junio de 1888, un sismo producido bajo las aguas del

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Río de la Plata sacudió la región rio-platense, y produjo daños leves en las ciudades de Buenos Aires y Mon-tevideo (Folguera et al., 2005).

Puede concluirse que no existen zonas asísmicas, ya que los esfuer-zos generados por el movimiento de las placas tectónicas se transmi-ten incluso a la región interna de las placas. De todas maneras, la zona de mayor actividad sísmica, y en la que se producen los sismos de ma-yor magnitud es el oeste del país, y especialmente la región de Cuyo donde se desarrolla la zona de sub-ducción plana.

ESTUdIOS GEOLÓGICOS Y GEOFÍSICOS

Una vez que se han determina-do las zonas con mayor peligrosidad sísmica, ¿cuánto más se puede hacer desde el estudio geológico y sismo-lógico? Es necesario dejar en claro que, al menos hasta hoy, resulta im-posible predecir un terremoto. Se ha intentado utilizar diferentes métodos (la ocurrencia de sismos precurso-res, variaciones en las aguas subte-rráneas, emisión de gases, compor-tamientos anómalos de animales, etc.), para predecir cuándo y dónde se producirá un movimiento de una falla, pero ninguno ha tenido éxito. Esto se debe a que las fallas geoló-gicas son sistemas muy complejos y las características de los principales parámetros que controlan el com-portamiento de una falla determina-da son desconocidos o poco cono-cidos por encontrarse en el subsuelo (Kanamori, 2003). Si bien en algu-nos casos se han reportado fenóme-nos precursores, en otros casos los terremotos se producen sin estos fe-nómenos, de manera que no pueden aplicarse sistemáticamente (Scholz, 2002). Por lo tanto, se han desarro-llado dos enfoques diferentes para estudiar la actividad de las fallas: el probabilístico y el determinístico.

Figura 11: Sismos de interplaca a lo largo del margen de subducción suda-mericano. En amarillo la zona de ruptura del sismo de 2010, que no había tenido actividad durante el siglo XX, conformando una laguna sísmica. Imagen de la Sociedad Geológica de Chile.

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El enfoque probabilístico busca establecer la probabilidad de que una falla o región sísmica genere un terremoto de determinada magnitud en un plazo de tiempo determinado. La calidad de la probabilidad obte-nida depende directamente de los conocimientos que se tengan, por lo que estos estudios suelen ser útiles en zonas de muy alta actividad. Si la recurrencia sísmica de la falla tiene lugar en períodos muy largos, o si no se cuenta con datos antiguos (por ej. en zonas recientemente pobladas), la información no será suficiente para una buena determinación pro-babilística del peligro. La falta de información puede subsanarse en parte realizando investigaciones pa-leosísmicas: estudios de trincheras excavadas en una falla que permiten conocer cuántas veces se desplazó y durante que lapsos de tiempo. El principal problema en estos estudios es establecer la fecha de los sismos antiguos, para lo que se necesita en-contrar material que pueda datarse, como materia orgánica (para datar por el método de 14C), o algún mate-rial geológico del que se pueda ob-tener la edad.

El enfoque probabilístico se re-laciona con el concepto de laguna sísmica, que se aplica para los terre-motos de interplaca de las zonas de subducción. Un tramo de zona de subducción se caracteriza como una laguna sísmica cuando presenta una actividad menor que el promedio de toda la zona. Por ejemplo, el sismo de Chile del 27 de febrero de 2010 se produjo en un segmento que no presentaba actividad sísmica en los últimos 175 años, a diferencia de la mayor parte de la zona de sub-ducción que presenta al menos un sismo durante el siglo XX (Fig. 11). El terremoto de 2010 fue tan grande porque liberó la energía acumulada entre las placas en este largo perío-do (Melnick et al., 2012). Estimar en forma teórica la energía acumulada

en un tramo de zona de subducción es simple, ya que el desplazamien-to posible en la falla equivale a la velocidad de convergencia entre las placas multiplicada por el número de años de laguna sísmica.

En cambio, en zonas de intra-placa la situación es más compleja. Es difícil conocer detalladamente el campo de esfuerzos y la deforma-ción se distribuye en varias fallas que absorben una parte del despla-zamiento cada una, en forma varia-ble en el tiempo, es decir, las fallas están activas por un tiempo y des-pués quedan inactivas. Por lo tanto el concepto de laguna sísmica es difícil de aplicar en estos ambientes.

En estas regiones suele utilizar-se el enfoque determinístico, en el que se estudian en detalle las carac-terísticas de una zona de falla, bus-cando obtener una descripción lo más completa posible que permita estimar el sismo máximo que puede producir.

Para esto, se realiza un trabajo de campo en el que se mapea la expre-sión superficial de la falla, y de ser posible, se utilizan datos de subsue-lo provenientes de pozos de agua y petróleo y estudios geofísicos. Los datos de pozos brindan informa-ción sobre los tipos de roca que se encuentran en subsuelo y si atravie-san alguna falla geológica, brindan

Figura 12: Método de determinación del hipocentro y epicentro de un terremoto. La detección de los arribos de las diferentes ondas sísmicas en tres estaciones sismográficas (E1, E2, E3) permite calcular la distancia al hipo/epicentro desde cada una. Intersectando los datos de todas las esta-ciones se obtiene su ubicación. La figura muestra una vista en planta y el cálculo para el epicentro. Para el hipocentro, el método necesita de una cuarta estación.

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miento define cuatro cuadrantes, dos dilatacionales y dos compresio-nales. La división entre cuadrantes ocurre a lo largo de la falla y sobre un plano perpendicular a ésta lla-mado plano nodal (Aki y Richards, 1980). Los diagramas de mecanis-mo focal se representan en una es-fera que corresponde a una vista en planta y representan la esfera dividi-da  en cuatro cuadrantes (dos cua-drantes compresionales y dos dila-tacionales) separados por los planos nodal y de falla. El mecanismo focal debe analizarse conjuntamente con

Figura 13: Determinación del mecanismo focal a partir del primer arribo de ondas sísmicas. El mecanismo se representa como una semiesfera vista en planta, el color negro significa compresión y el blanco dilatación. (A) En una falla inversa, las estaciones E1 y E3 ven el primer arribo como un movimiento dilatacional, mientras que la estación E2 lo ve como un movimiento compresional. El cuarto cuadrante compresional queda en el subsuelo y no es observado (ver flechas del movimiento de falla) (B) En una falla de rumbo, pueden observarse los cuatro cuadrantes: las estacio-nes E1 y E3 presentan un primer arribo compresional, mientras que E2 y E4 uno dilatacional (ver flechas del movimiento de falla).

un dato puntual sobre su ubicación. Los estudios geofísicos permiten co-nocer diferentes aspectos de las fa-llas. Existen técnicas que permiten obtener información del subsuelo. La geoeléctrica brinda una imagen de la resistividad eléctrica de los materiales. Para esto se envía una corriente eléctrica por el subsuelo y se mide la corriente recibida en va-rios puntos de la superficie median-te electrodos. Ha sido utilizada para detectar fallas debido a la circula-ción de aguas que suele producirse a lo largo de las mismas, que generan una menor resistividad eléctrica que la de rocas y sedimentos. La técnica de georadar consiste en la emisión de ondas de radio hacia el subsuelo, que se reflejan en superficies como los contactos entre dos tipos de ro-cas o sedimentos y son recibidos en una antena. El georadar brinda una imagen de las capas sedimentarias en la que puede observarse la dis-rupción de las mismas que provoca una falla. Ambas técnicas presentan limitaciones, entre ellas que la pro-fundidad a la que pueden penetrar en el subsuelo no es muy grande (decenas de metros), pero son un complemento muy útil para los es-tudios de campo. La sismología, por su parte, brinda información sobre la actividad sísmica presente en un área a partir de los tiempos de llega-da de las diferentes ondas a los sis-mógrafos y permite en algunos casos vincularla a las fallas conocidas. Por un lado, puede lograrse una caracte-rización del hipocentro, conociendo su hora, latitud, longitud y profun-didad de iniciación de la ruptura. Para obtener los datos de origen del hipocentro, se debe resolver un pro-blema de inversión, es decir, desde la llegada obtener la salida (Shearer, 1999). Para cada estación, se puede conocer la distancia al hipocentro a partir de la diferencia de tiempo de arribo de cada onda. Utilizando los datos de al menos cuatro estaciones, se ubica el hipocentro de acuerdo a

lo mostrado en la figura 12.

Además de esto, puede estu-diarse la geometría y el movimien-to (normal, inverso o de rumbo) de una falla durante un sismo, lo que se conoce como mecanismo focal. El método utiliza sólo el primer mo-vimiento de las ondas de cuerpo re-gistrado en el sismógrafo. El primer movimiento es compresional en las estaciones donde la falla se mueve hacia la estación y es dilatacional donde el movimiento se aleja (Fig. 13). De ésta forma el primer movi-

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los datos geológicos para decidir cual es el plano de falla y cuál es el plano nodal. Los mecanismos foca-les tienen la ventaja de que permiten caracterizar el movimiento de fallas que no afloran en superficie, las de-nominadas fallas ciegas.

En una escala de tiempo más prologada, el movimiento de una falla geológica en el pasado se ca-racteriza a partir de marcadores geológicos observados en el terre-no, los indicadores cinemáticos. El más común consiste en una serie de estrías causadas por la fricción en-tre los bloques al moverse (Fig. 14). El estudio de estas marcas permite conocer la dirección y el sentido de movimiento entre los bloques rocosos fallados. Para caracterizar el movimiento, se deben medir in-dicadores cinemáticos en diferentes sectores de la falla. Los datos son integrados mediante métodos ma-temáticos para obtener la dirección de desplazamiento coherente con todos los indicadores obtenidos.

En el método determinístico, toda la información recolectada permite generar un modelo en el que se describe la falla y utilizando una serie de ecuaciones obtenidas

empíricamente pueden relacionar-se distintos parámetros (la longitud de ruptura superficial, el desplaza-miento medido sobre la falla, el área de rotura de falla) con la magnitud máxima posible (Wells y Coppers-mith, 1994). Este enfoque no brinda información sobre cuándo va a ocu-rrir el sismo, pero nos indica cual es el potencial máximo de una fuente sísmica, que es el valor que debería utilizarse para el ordenamiento terri-torial, los códigos de construcción antisísmica, etc.

A estos estudios se suman los de los posibles efectos secundarios del sismo, como las áreas con alto potencial de deslizamientos y de li-cuefacción de suelos. En el caso de los tsunamis, se implementan redes de alerta que realizan modelos de la evolución de la ola, con el objetivo de evacuar las regiones donde pue-da causar daños.

MITIGACIÓN Y PREVENCIÓN

Dado que la complejidad del comportamiento de las fallas geo-lógicas impide realizar pronósticos precisos de cuándo va a ocurrir un terremoto, los estudios geológicos y sismológicos pueden brindar in-

formación sobre el comportamien-to a largo plazo (decenas a cientos de años) de las fallas. Estos estudios son la base fundamental para deter-minar el peligro sísmico y el grado de vulnerabilidad de una sociedad, a partir de los cuales se pueden es-tablecer las normas de construcción sismorresistente en cada región y que deben ser tenidos en cuenta al realizar el planeamiento de los usos de la tierra en regiones sísmicas. El mayor riesgo asociado a la actividad sísmica se debe a la construcción deficiente. La determinación de nor-mas de construcción adecuadas y su implementación es un factor clave para que los daños sean menores cuando se produce un terremoto. Un claro ejemplo de este problema fue el sismo de Mendoza de 1985, en el que los daños se concentra-ron en las zonas con predominio de construcciones antiguas de adobe.

Por otro lado, la población debe estar preparada para afrontar un evento sísmico destructivo. El plan de respuesta frente a un gran terre-moto incluye planes de evacuación de edificios públicos y una infraes-tructura adecuadamente preparada para actuar rápidamente, con siste-mas de comunicación, equipos de rescatistas y hospitales que puedan funcionar en condiciones de emer-gencia.

Algunos avances tecnológicos re-cientes prometen ser de gran ayuda para responder a un terremoto des-tructivo. El desarrollo de sistemas de alarma temprana de terremotos se basa en la sismología en tiempo real, que consiste en la implementación de un sistema automático de pro-cesamiento de datos de estaciones sismológicas. Esto permite ubicar el hipocentro y la magnitud del sismo, estimar la aceleración de suelo en la región afectada por el evento y en-viar los resultados a las instituciones encargadas de responder frente a las Figura 14: Estrías de falla señalando un movimiento de rumbo.

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emergencias en unos pocos minu-tos (Kanamori, 2005; Satriano et al., 2011). Dependiendo de la distancia al hipocentro, en algunas localida-des los datos llegarán después del paso de las ondas sísmicas y servi-rán para determinar los sectores más afectados y que necesitan asistencia inmediata, mientras que en las más alejadas los datos llegarán antes que las ondas sísmicas y permitirán la implementación de medidas preven-tivas. A nivel personal, pueden to-marse medidas de protección como alejarse de estructuras inestables o maquinarias y ubicarse en sectores seguros. A nivel institucional, se pueden evacuar edificios públicos, detener trenes en movimiento para evitar que descarrilen, cerrar las en-tradas a autopistas, entre otras medi-das. Este tipo de sistemas se encuen-tran en uso actualmente en Japón, México y Taiwan (Kanamori, 2005).

CONCLUSIONES

La actividad sísmica es un fenó-meno natural debido a la dinámica de la Tierra, cuya localización se concentra en los límites entre placas tectónicas y especialmente en los márgenes convergentes. Los terre-motos se originan en el movimiento de fallas geológicas, que producen una liberación de energía que se desplaza por el terreno en forma de ondas elásticas. El paso de las ondas sísmicas genera el movimiento del suelo en diferentes formas y direc-ciones (ondas P, S, Love y Rayleigh) lo que puede producir grandes da-ños a las construcciones. Además de esto, los sismos producen efectos se-cundarios como la licuación de sue-los, deslizamientos y tsunamis que pueden ser aún más destructivos que el propio paso de las ondas.

En Argentina, el peligro sísmico es máximo en la región cordillerana, especialmente en el centro-oeste del país donde se desarrolla una zona de subducción plana. La ocurrencia

en el pasado de terremotos destruc-tivos que afectaron las ciudades de Mendoza y San Juan es un reflejo de esta distribución de la actividad sísmica.

Si bien los terremotos no pueden evitarse, sus daños pueden redu-cirse considerablemente mediante acciones apropiadas. En las regio-nes sísmicas, es necesario realizar estudios geológicos y sismológicos para conocer las fallas y determi-nar sus características, así como las zonas susceptibles de sufrir efectos secundarios. La estimación del peli-gro sísmico y la máxima magnitud posible son datos a partir de los cua-les deben determinarse las normas de construcción sismorresistente y el planeamiento de usos de la tierra. Esto se complementa con la prepa-ración e implementación de planes de respuesta frente a la ocurrencia de un gran terremoto, de modo que puede lograrse una importante miti-gación de los daños.

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GLOSARIO

Epicentro: Proyección en la superfi-cie del lugar en que se produce un sismo.

Falla: fractura observable a simple vista en las rocas en la que los blo-ques a cada lado se desplazaron uno respecto del otro. Su movimiento es episódico y produce los sismos.

Hipocentro: lugar en el que se pro-duce el movimiento de una falla y desde el cual se irradian las ondas sísmicas.

Intensidad: medida de los daños que produce un terremoto determinada a partir de los daños producidos. Para un sismo, la intensidad no es un valor único sino que en diferen-tes lugares se siente con diferente intensidad.

Magnitud: medida de la energía li-berada en un sismo, determinada a partir de la amplitud de las ondas en un registro sismográfico.

Onda sísmica: transporte de la ener-gía liberada en un sismo, que se irra-dia desde el hipocentro en todas las direcciones como un sacudimiento del terreno. Los diferentes tipos de ondas sísmicas se determinan de acuerdo al tipo de movimiento que producen y su velocidad.

Placa tectónica: fragmento de li-tósfera que se desplaza horizontal-mente con dirección y velocidad propias.

Sismógrafo: Instrumento que detecta y mide ondas sísmicas.

Sismos de interplaca: sismos produ-cidos a partir de la falla conformada por la interfase entre dos placas tec-tónicas.

Sismos de intraplaca: sismos produ-cidos por fallas en el interior de una placa.

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NOTA PROVISTA POR EL CONICET

El 98 por ciento de los doctores formados por el CONICET tiene empleo

Según un informe dado a conocer por este organismo científico acer-ca de la inserción de doctores, sólo un 1 por ciento de estos ex-becarios no tiene trabajo o no poseen ocu-pación declarada y un 10 por ciento posee remuneraciones inferiores a un estipendio de una beca doctoral.

Asimismo, proyecta que el 89 por ciento de los encuestados tiene una situación favorable en su actividad profesional, pero sobre todo asegura que más del 98 por ciento de los cien-tíficos salidos del CONICET consigue trabajo.

Los datos surgidos del estudio “Análisis de la inserción laboral de los ex-becarios Doctorales financia-dos por CONICET”, realizado por la Gerencia de Recursos Humanos del organismo, involucró 934 casos sobre una población de 6.080 ex-becarios entre los años 1998 y el 2011.

Al respecto, en el mismo se con-sidera que del número de ex-becarios consultados, el 52 por ciento (485 ca-sos), continúa en el CONICET en la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico.

De los que no ingresaron en el organismo pero trabajan en el país, sobre 341 casos, el 48 por ciento se encuentra empleado en universidades de gestión pública y un 5 por ciento en privadas; el 18 por ciento en em-presas, un 6 por ciento en organismos de Ciencia y Técnica (CyT), un 12 por ciento en la gestión pública y el resto en instituciones y organismos del Es-tado.

En tanto, en el extranjero, sobre 94 casos, el 90 por ciento trabaja en universidades, el 7 por ciento en em-presas y el 2 por ciento es autónomo.

El mismo informe traduce que la demanda del sector privado sobre la

incorporación de doctores no es aún la esperada, pero está creciendo. La inserción en el Estado, si se suma a las universidades nacionales y ministe-rios, se constituye en el mayor ámbito de actividad. 

Frente a ello, a los fines de avanzar en la inserción en el ámbito publico-privado el CONICET realiza activida-des políticas de articulación con otros organismos de CyT, es decir, universi-dades, empresas, a través de la Unión Industrial Argentina (UIA), y en parti-cular con YPF que requiere personal altamente capacitado en diferentes áreas de investigación.

Desde el CONICET se espera que en la medida que la producción argen-tina requiera más innovación, crecerá la demanda de doctores. Para cuando llegue ese momento el país deberá tener los recursos humanos prepara-dos para dar respuestas. Es por ello se piensa en doctores para el país y no solamente doctores para el CONICET.

Programa +VALOR.DOC

Sumar doctores al desarrollo del país

A través de esta iniciativa nacional, impulsada por el CONICET y organis-mos del Estado, se amplían las posibili-dades de inserción laboral de profesio-nales con formación doctoral

El programa +VALOR.DOC bajo el lema “Sumando Doctores al Desa-rrollo de la Argentina”, busca vincular los recursos humanos con las necesi-dades y oportunidades de desarrollo del país y fomentar la incorporación de doctores a la estructura productiva, educativa, administrativa y de servi-cios.

A partir de una base de datos y he-rramientas informáticas, se aportan re-cursos humanos altamente calificados a la industria, los servicios y la gestión pública. Mediante una página Web, los doctores cargan sus curriculum vi-tae para que puedan contactarlos por perfil de formación y, de esta manera, generarse los vínculos necesarios.

Con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Pro-ductiva, este programa tiene como ob-jetivo reforzar las capacidades cien-tífico-tecnológicas de las empresas, potenciar la gestión y complementar las acciones de vinculación entre el sector que promueve el conocimiento y el productivo.

+VALOR.DOC es una propuesta interinstitucional que promueve y fa-cilita la inserción laboral de doctores que por sus conocimientos impactan positivamente en la sociedad.

Para conocer más sobre el progra-ma www.masVALORDoc.conicet.gov.ar.

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 64 Nº 4 - 201458

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INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES

Revista CIENCIA E INVESTIGACIONCiencia e Investigación, órgano de difusión de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias

(AAPC), es una revista de divulgación científica y tecnológica destinada a educadores, estudiantes universitarios, profesionales y público en general. La temática abarcada por sus artículos es amplia y va desde temas básicos hasta bibliográficos: actividades desarrolladas por científicos y tecnólogos, entrevistas, historia de las ciencias, crónicas de actualidad, biografías, obituarios y comentarios bibliográficos. Desde el año 2009 la revista tiene difusión en versión on line (www.aargentinapciencias.org)

PRESENTACIÓN DEL MANUSCRITOEl artículo podrá presentarse vía correo electrónico, como documento adjunto, escrito con procesador

de texto word (extensión «doc») en castellano, en hoja tamaño A4, a doble espacio, con márgenes de por lo menos 2,5 cm en cada lado, letra Time New Roman tamaño 12. Las páginas deben numerarse (arriba a la derecha) en forma corrida, incluyendo el texto, glosario, bibliografía y las leyendas de las figuras. Colocar las ilustraciones (figuras y tablas) al final en página sin numerar. Por tratarse de artículos de divulgación científica aconsejamos acompañar el trabajo con un glosario de los términos que puedan resultar desconocidos para los lectores no especialistas en el tema.

La primera página deberá contener: Título del trabajo, nombre de los autores, institución a la que pertenecen y lugar de trabajo, correo electrónico de uno solo de los autores (con asterisco en el nombre del autor a quién pertenece), al menos 3 palabras claves en castellano y su correspondiente traducción en inglés. La segunda página incluirá un resumen o referencia sobre el trabajo, en castellano y en inglés, con un máximo de 250 palabras para cada idioma. El texto del trabajo comenzará en la tercera página y finalizará con el posible glosario, la bibliografía y las leyendas de las figuras. La extensión de los artículos que traten temas básicos no excederá las 10.000 palabras, (incluyendo titulo, autores, resumen, glosario, bibliografía y leyendas). Otros artículos relacionados con actividades científicas, bibliografías, historia de la ciencia, crónicas o notas de actualidad, etc. no deberán excederse de 6.000 palabras.

El material gráfico se presentará como: a) figuras (dibujos e imágenes en formato JPG) y se numerarán correlativamente (Ej. Figura 1) y b) tablas numeradas en forma correlativa independiente de las figuras (Ej. Tabla 1). En el caso de las ilustraciones que no sean originales, éstas deberán citarse en la leyenda correspondiente (cita bibliográfica o de página web). En el texto del trabajo se indicará el lugar donde el autor ubica cada figura y cada tabla (poniendo en la parte media de un renglón Figura... o Tabla…, en negrita y tamaño de letra 14). Es importante que las figuras y cualquier tipo de ilustración sean de buena calidad. La lista de trabajos citados en el texto o lecturas recomendadas, deberá ordenarse alfabéticamente de acuerdo con el apellido del primer autor, seguido por las iniciales de los nombres, año de publicación entre paréntesis, título completo de la misma, título completo de la revista o libro donde fue publicado, volumen y página. Ej. Benin L.W., Hurste J.A., Eigenel P. (2008) The non Lineal Hypercicle. Nature 277, 108 – 115.

Se deberá acompañar con una carta dirigida al Director del Comité Editorial de la revista Ciencia e Investigación solicitando su posible publicación (conteniendo correo electrónico y teléfono) y remitirse a cualquiera de los siguientes miembros del Colegiado Directivo de la AAPC: [email protected] - [email protected] - [email protected][email protected] - [email protected] y con copia a [email protected]

Quienes recepcionen el trabajo acusarán recibo del mismo y lo elevarán al Comité Editorial. Todos los artículos serán arbitrados. Una vez aprobados para su publicación, la versión corregida (con las críticas y sugerencias de los árbitros) deberá ser nuevamente enviada por los autores.

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