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Ciencia e Investigación CI e ASOCIACIÓN ARGENTINA PARA EL PROGRESO DE LAS CIENCIAS Ciencia e Investigación CI e TOMO 66 N°3 - 2016 ASOCIACIÓN ARGENTINA PARA EL PROGRESO DE LAS CIENCIAS Primera revista argentina de información científica / Fundada en enero de 1945 Ciencia e Investigación LA SEUDOCIENCIA COMO CONTRAPUNTO DE LA CIENCIA Miguel Hoyuelos EL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN Mario Bunge EXPERIENCIAS DE UN CIENTÍFICO EN EL MUNDO PARANORMAL Celso M. Aldao LA ASTROLOGÍA COMO SEUDOCIENCIA Héctor Vucetich

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Ciencia e Investigación

CIeASOCIACIÓN ARGENTINA PARA EL PROGRESO DE LAS CIENCIAS

Ciencia e Investigación

CIe

TOMO 66 N°3 - 2016

ASOCIACIÓN ARGENTINA PARA EL PROGRESO DE LAS CIENCIAS

Primera revista argentina de información científica / Fundada en enero de 1945

Ciencia e Investigación

LA SEUDOCIENCIA COMO CONTRAPUNTO DE LA CIENCIA

Miguel Hoyuelos

EL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

Mario Bunge

EXPERIENCIAS DE UN CIENTÍFICO EN EL MUNDO PARANORMAL

Celso M. Aldao

LA ASTROLOGÍA COMO SEUDOCIENCIA

Héctor Vucetich

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… La revista aspira a ser un vínculo de unión entre los trabajadores científicos que cultivan disciplinas diversas y órgano de expresión de todos aquellos que sientan la inquietud del progreso científico y de su aplicación para el bien.

Bernardo A. Houssay

Hacia la construcción de una auténtica cultura científica:

combatiendo seudociencias y supersticiones.

SUMARIOEDITORIAL

ARTÍCULOS

El flagelo de las seudocienciasSusana Hernández .................................................................... 3

El proyecto de investigaciónMario Bunge ............................................................................. 6

Experiencias de un científico en el mundo paranormalCelso M. Aldao ....................................................................... 13

La seudociencia como contrapunto de la cienciaMiguel Hoyuelos .................................................................... 29

La astrología como seudocienciaHéctor Vucetich ...................................................................... 41

INSTRUCCIONES PARA AUTORES ........................................ 49

TOMO 66 Nº32016

EDITOR RESPONSABLEAsociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (AAPC)

COMITÉ EDITORIALEditoraDra. Nidia BassoEditores asociadosDr. Gerardo Castro Dra. Lidia HerreraDr. Roberto MercaderDra. Alicia SarceDr. Juan R. de Xammar OroDr. Norberto Zwirner

CIENCIA EINVESTIGACIÓNPrimera Revista Argentinade información científica.Fundada en Enero de 1945.Es el órgano oficial de difusión deLa Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias.A partir de 2012 se publica en dos series, Ciencia e Investigación y Ciencia e Investigación Reseñas.

Av. Alvear 1711, 4º piso, (C1014AAE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.Teléfono: (+54) (11) 4811-2998Registro Nacional de la Propiedad Intelectual Nº 82.657. ISSN-0009-6733.

Lo expresado por los autores o anunciantes, en los artículos o en los avisos publicados es de exclusiva responsabilidad de los mismos.

Ciencia e Investigación se edita on line en la página web

de la Asociación Argentina para el Progreso de las

Ciencias (AAPC) www.aargentinapciencias.org

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Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias

Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias

COLEGIADO DIRECTIVO

PresidenteDr. Miguel Ángel Blesa*

VicepresidenteDra. Susana Hernández

SecretariaDra. Alicia Sarce

TesoreroDra. Lidia Herrera

ProtesoreroDr. Gerardo Castro

Miembros TitularesIng. Juan Carlos Almagro

Dr. Alberto BaldiDra Nidia Basso

Dra. María Cristina CambiaggioDr. Eduardo Hernán CharreauDra. Alicia Fernández Cirelli

Dr. Alberto PochettinoDr. Carlos Alberto Rinaldi

Dr. Marcelo Jorge VernengoDr. Juan Roberto de Xammar Oro

Miembros Institucionales:Sociedad Argentina de Farmacología Experimental:

Dra. Graciela Noemí Balerio.Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial:

Dra. Ana María PuyóSociedad Argentina de Investigaciones Bioquímicas:

Dr. Luis Alberto Quesada AlluéSociedad Argentina de Microscopía:

Dr. Raúl Antonio VersaciUnión Matemática Argentina:

Dra. Ursula Maria Molter

Miembros FundadoresDr. Bernardo A. Houssay – Dr. Juan Bacigalupo – Ing. Enrique Butty

Dr. Horacio Damianovich – Dr. Venancio Deulofeu – Dr. Pedro I. ElizaldeIng. Lorenzo Parodi – Sr. Carlos A. Silva – Dr. Alfredo Sordelli – Dr. Juan C. Vignaux – Dr.

Adolfo T. Williams – Dr. Enrique V. Zappi

AAPCAvenida Alvear 1711 – 4º Piso

(C1014AAE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentinawww.aargentinapciencias.org

* En uso de licencia

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EDITORIAL

Presentamos aquí un número de Ciencia e Investigación diferente de los habituales, ya que no está destinado a presentar hallazgos rigurosos de las ciencias, sino a combatir un auténtico flagelo que constituye la contracara de las mismas: las seudociencias. Las mismas ocupan, desafortunadamente, un espacio importante en la cultura popular, soportando vastas construcciones de creencias, supersticiones y prejuicios, fundadas en la desinforma-ción e impulsadas por charlatanes e impostores. El análisis de las seudociencias ocupa un espacio destacado en la literatura científica y en trabajos de revisión serios encarados por científicos profesionales, cuyos contenidos y argumentaciones resultan de fácil comprensión para los miembros de la comunidad, entrenados en el pensamiento crítico y en la confrontación de enunciados con observaciones y experimentos reproducibles.

Sin embargo, la brecha entre esta literatura científica y la literatura de consumo popular que sirve de vehículo para el pensamiento mágico que nos invade, suele resultar, para desazón de los científicos, de muy penosa supe-ración. Todos nosotros, a diario, somos indagados acerca de nuestro ''signo de nacimiento''; somos obligados a apoyar saleros sobre la mesa porque su entrega en mano produciría horrendas catástrofes y penurias; escuchamos fantasiosos discursos sobre la necesidad de orientar nuestra cama en cierta dirección para evitar maleficios o atraer beneficios; nos enteramos de la existencia de ''ondas positivas o negativas''; nos cuentan que estamos expuestos a ''energías positivas o negativas''; se nos ilustra sobre la necesidad de acondicionar contenidos de placares y alacenas para que ''circule mejor la energía''. Verificamos también a diario que, colocadas entre la espada y la pared, las personas que difunden estos enunciados confiesan no saber qué es la energía o qué son las ondas, como indudablemente, tampoco lo saben los creadores originales de esas supersticiones.

Resulta particularmente descorazonador, y debe preocuparnos como señal de peligro, que profesionales que la sociedad reconoce como sus mentores en materia cultural y hasta científica, operen como vehículos de transmisión de estos sistemas de creencias. Me refiero a docentes, comunicadores, profesionales de la salud, y otros graduados de estudios superiores, que lamentablemente, funcionan como vectores de las seudociencias ante la sociedad en su conjunto. Debe preocuparnos en nuestra condición de científicos y educadores, pues la presencia de estos trans-misores revela una seria deficiencia de nuestro sistema de estudios superiores, incluyendo el universitario, ya que parecería que no somos capaces de inculcar el pensamiento crítico a nuestros estudiantes y con él, la capacidad de reconocer el engaño y la impostura, la decisión de no transmitirlo y el compromiso de combatir su proliferación.

Entre las principales víctimas de la superchería, se encuentran todos aquellos que de buena fe y guiados por convicciones tan sinceras como infundadas, concurren a ''escuelas'' donde supuestamente adquieren capacitación como astrólogos, parapsicólogos o profesores de bioenergética, entre otros perpetuadores de la impostura. Baste señalar que en las ''escuelas de astrología'', obviamente no se enseñan los argumentos principales que demuelen

Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias

EL FLAGELO DE LAS SEUDOCIENCIAS

Susana Hernández

Departamento de Física, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Bue-nos Aires e Instituto de Física de Buenos Aires, UBA-CONICETCorreo electrónico: [email protected]

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 20164

toda pretensión de otorgar algún fundamento científico a ese sistema de supersticiones, probablemente el mejor construido de la historia de la cultura en vista de su persistencia en el tiempo. Por ejemplo, la precesión de los equinoccios, fenómeno claramente establecido y estudiado por los astrónomos, provoca que nadie ''es'' del signo que le dicen que ''es'', sino del anterior. Un notable contraste es el que ofrecen los magos, esos honorables profe-sionales del esparcimiento, habilísimos usuarios de recursos de la ciencia y la técnica capaces de crear ilusiones que nos dejan boquiabiertos de admiración, con respecto a los embaucadores que, empleando herramientas de mucho menor calibre, anuncian con desparpajo tener la capacidad de fotografiar el alma, o de registrar imágenes y sonidos del más allá.

Este número de la revista Ciencia e Investigación se inaugura con una presentación a cargo del destacado fi-lósofo argentino Mario Bunge, cuya actitud implacable de combate de las seudociencias es bien conocida. Con su agudeza y precisión habituales, sumadas a sus vastos conocimientos sobre ciencia y filosofía, Bunge nos hace comprender qué es la ciencia y cómo se construye un proyecto de investigación, lo que automáticamente suprime todo espacio posible para las seudociencias. Celso Aldao, especialista en Ingeniería Química y Ciencia de los Ma-teriales, nos hace reflexionar sobre las estrategias seductoras de los charlatanes y nos proporciona estrategias para combatirlos, señalando las dificultades y brindando un catálogo muy completo de imposturas frecuentes. El físico Miguel Hoyuelos nos ilustra sobre variados ejemplos de creencias populares erróneas cuya falsedad se revierte fácilmente con argumentos científicos rigurosos, y la naturaleza seudocientífica de la astrología se analiza en gran detalle, con abundantes referencias históricas y literarias, en el artículo del físico y astrónomo Héctor Vucetich que cierra este número de Ciencia e Investigación.

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5Poner titulos del articulo

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EL PROYECTO DE INVESTIGACION

Mario Bunge

Department of Philosophy, McGill UniversityProfesor Emérito de FilosofíaDepartment of Philosophy, McGill University

E-mail: [email protected]

En la escuela aprendemos algunos resultados de investigaciones científicas hechas lejos y hace tiempo. No suelen alentarnos a preguntar ni, aún menos, a cuestionar. El propósito de este artículo es recordar que los nuevos resultados científicos son productos de proyectos de investigación y que éstos se hacen dentro de un hexágono filosófico más o menos tácito, que unas veces nutre y otras sofoca la curiosidad y la creatividad. Estos supuestos filosóficos facilitan u obstaculizan el avance de la ciencia, al sugerir o suprimir ciertos problemas y al contribuir a evaluar propuestas de investigaciones. Por ejemplo, el monismo psiconeural alienta a la neurociencia cognitiva, mientras que el dualismo lleva a especular sobre mentes sin actividad

Palabras clave: Problema, proyecto de investigación, supuesto filosófico.Key words: Problem, rsearch project, philosophical presupposition.

Los sabios saben y los curiosos buscan saber más. Los primeros atesoran o difunden lo que buscan los segundos. Esta diferencia en-tre scientia lata, o ciencia hecha, y scientia ferenda, o ciencia hacién-dose, es paralela a las diferencias entre edificio terminado y edificio en construcción, o entre comercian-tes y productores.

1. SABER E INVESTIGAR

Obviamente, no puede haber productores ni difusores sin pro-ductos, pero sí puede haber difuso-res que no produzcan. De hecho, la enorme mayoría de los docentes enseñan conocimientos sin haber hecho investigación. Lo mismo vale para los lectores de libros científicos, los periodistas científicos y la enor-me mayoría de los historiadores, sociólogos y filósofos de la ciencia: consumen, comentan o difunden lo

que hacen otros.

En mis tiempos llamábamos ‘es-tudiosos’ a los curiosos que leían y asistían a cursos avanzados de cien-cias sin participar en proyectos de investigación. Eran aficionados a la ciencia, y los aficionados que en-señaban ciencias podían exponerla con competencia e incluso conta-giar su amor por el conocimiento. Pero no podían transmitir un know-how que no tenían: informaban más o menos bien, pero no formaban in-vestigadores. Casi todos los profeso-res universitarios de mi generación pertenecían a esta categoría.

Deberíamos apreciar a los ex-positores cuando hacen bien su tra-bajo, pero recordando que no son científicos. Con los músicos sucede otro tanto: hay muchos intérpretes pero pocos compositores. Sin em-bargo, más vale un buen intérprete

de Bach que un compositor de rui-dos o aullidos. Admiramos a Martha Argerich, Yehudi Menuhin, Pablo Casals y algunos otros intérpretes porque nos contagian su pasión por los compositores que interpretan. Si no hubiera grandes intérpretes como ellos, el arte musical sería despla-zado por la acrobacia acústica y el comercio del ruido. Los buenos in-térpretes musicales son custodios de nuestro legado musical.

Necesitamos buenos conservato-rios de música, talleres de artes plás-ticas y profesores de literatura, para que enseñen lo que suele llamarse ‘oficio’, pero no esperemos que el buen artesano sea animado por la inspiración del artista cuya obra eje-cuta o imita.

Con la ciencia pasa otro tanto: necesitamos pedagogos que sepan transvasar conocimientos, y técnicos

cerebral.

At school we learn some of the results of scientific investigations conducted far away and long ago. Students are seldom invited to pose questions, let alone to question their textboooks. The aim of this paper is to remind ourselves that all new scientific findings result from scientific research projects, and that these are inscribed in a more or less tacit philosophical hexagon that now nurtures, now suffocates curiosity and creativity. Such philosophical presuppositions facilitate or hinder the advancement of science, in asking or suppressing certain problems, and in contributing to evaluate research proposals and results. For example, psychoneural monism supports cognitive neuroscience, whereas dualism encourages wild speculations about acephalous minds.

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7El proyecto de investigación

que sepan hacer mediciones o cál-culos precisos, pero la investigación científica original es más que ense-ñar, medir o calcular con exactitud: es intentar comprender lo que pasa o nos pasa. Y semejante compren-sión sólo se logra cuando se encuen-tran los mecanismos del proceso en cuestión, como la división celular en el caso del crecimiento de un tejido vivo, y la participación de la administración en el de un sistema social.

Por ejemplo, mientras los cha-manes pretenden “interpretar” los sueños, los psicólogos científicos nos dicen que el cerebro del soña-dor funciona espontáneamente, o sea, sin estímulos exteriores y que el soñar, por disparatado que sea, desempeña funciones útiles, como hacer lugar a nuevas experiencias y librarse de toxinas.

En las ciencias básicas, como la bioquímica, así como en las aplica-das, como la farmacología, los in-tentos de este tipo suelen llamarse ‘proyectos de investigación’. Donde no hay tales proyectos en marcha, no hay ciencia viva sino, a lo sumo, saber científico. Este conocimiento puede aprenderse en cursos, libros y revistas, pero difiere del proceso que lo produce, al modo en que la verdulería expende productos de la granja. No despreciemos al verdule-ro porque cumple una función útil, pero recordemos que no haría nego-cio sin el trabajo previo del granjero cuyos productos distribuye.

Esta distinción entre productor y distribuidor es conocida por todos excepto los economistas y estadistas que pretenden que haya verdulerías sin granjas que las suplan, como aquel ministro de economía que quería mandar a los científicos ar-gentinos a lavar platos. Obviamente, lo que este funcionario había apren-dido en su facultad de ciencias eco-

nómicas no era esto sino contabili-dad, o registro de la actividad eco-nómica.

2. PROYECTOS DE INVESTI-GACIÓN

La unidad o módulo de la ciencia en marcha no es el científico aislado ni su institución, sino el proyecto de investigación. Donde no lo hay, tam-poco hay ciencia. Los proyectos de investigación pueden ser modestos como buscar la composición quí-mica de un producto natural recien-temente descubierto o grandiosos como el de detectar ondas gravitato-rias, empresa que empleó un millar de fisicos, costó mil millones de dó-lares y tardó 40 años en completarse en 2015.

¿En qué consiste un proyecto de investigación científica? Propongo caracterizarlo así *: Un proyecto de investigación científica puede defi-nirse como la decatupla

<Filo, Fondo, Problema, Dominio, Método(s), Materiales, Objetivo(s), Plan, Resultado, Impacto>,

donde

Filo = El conjunto de presuposi-ciones filosóficas pertinentes, como las hipótesis de la realidad y cognos-cibilidad del mundo;

Fondo = el cuerpo de saberes pertinentes, como la neurociencia en el caso de la psicología científica;

Problemática = los baches episté-micos por rellenar, como la natura-leza de la materia oscura o invisible;

Dominio = La clase de referencia o universo del discurso, como las faunas en el caso de la zoología;

Método(s) = Los medios a uti-

lizar, desde la contemplación del ombligo, la búsqueda bibliográfica y la encuesta hasta el ensayo y error, la medición, la experimentación, la modelización matemática y la simu-lación;

Materiales = Las cosas natura-les y artificiales a ser usadas, como drogas, animales, e instrumentos de medición;

Objetivos = Las finalidades de la investigación en vista (p. ej., encon-trar algo nuevo, forjar una teoría, o ponerla a prueba);

Plan = Esbozo del curso de ac-ción, desde el planteo o replanteo del problema inicial hasta el diseño de experimentos, como el reempla-zo de una reacción química conta-minante por una “verde” que arroje un resultado similar;

Resultado = El principal producto de la investigación, como una nueva droga en el caso de la farmacología;

Impacto = Los efectos previsibles del producto sobre un campo dado, tal como el estado de salud de una población en el caso de políticas económicas o sanitarias.

3. SUPUESTOS FILOSÓFICOS

Suele creerse que la ciencia y la filosofía son disyuntas: que mientras los científicos se ocupan de hechos, los filósofos especulan. Esta creen-cia proviene de un examen superfi-cial de la ciencia, que mira sus pro-ductos pero se le escapa el proceso de obtención de estos productos.

En el apartado anterior afirma-mos que todo proyecto de investi-gación presupone algunas tesis fi-losóficas. Admito que esta tesis les parecerá falsa, e incluso extravagan-te, a casi todos los científicos. Por ejemplo, Richard Feynman sostuvo

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 20168

que la filosofía les sirve a los físicos tanto como la ornitología a las aves. Pero Albert Einstein, más profundo, amplio y culto que Feynman, nos advirtió que, para saber qué piensa un científico sobre la ciencia hay que fijarse en lo que hace, no en lo que dice que hace.

Más adelante intentaré justificar mi opinión sobre el rol de la filoso-fía en el proyecto de investigación científica. Empecemos por aclarar este concepto.

Propongo que toda investigación científica se inscribe en un pentágo-no filosófico formado por la raciona-lidad (entendida como claridad más coherencia), el realismo (representa-ción de la realidad), el materialismo o reismo (el mundo es un sistema de cosas concretas), el sistemismo (todo cuanto existe es un sistema o un componente de tal) y el humanis-mo (nuestros actos debieran procu-rar el bien).

La racionalidad en cuestión consiste en claridad junto con co-herencia (o no contradicción). Obviamente, esta condición es ne-cesaria: necesitamos saber de qué se habla (referencia o denotación) y qué se afirma o niega (sentido o con-notación). Pero la racionalidad, aun-que necesaria para hacer ciencia, no basta, como lo muestran las triviali-dades de los filósofos del lenguaje ordinario, quienes no han resuelto ningún problema filosófico, y ni si-quiera admiten que éstos existan. El rechazo de la racionalidad lleva a los disparates de Husserl y su dis-cípulo favorito, Heidegger, autor de los célebres enunciados “La esencia del ser es ELLO mismo” y “La esen-cia de la verdad es la libertad.”

El realismo filosófico se presu-pone toda vez que se busca algo y toda vez que se pretende modificar-lo. A ningún científico se le ocurri-

ría compartir la tesis de Berkeley, de que ser es percibir o ser percibido, como tampoco la de Kant, de que el universo es la suma de los fenóme-nos o apariencias. Toda apariencia lo es a algún animal, y los anima-les emergieron hace menos de dos mil millones de años, mientras que el universo ha existido siempre. El realista no se limita a reconocer la existencia de su entorno, sino que también confía en llegar a entender-lo en alguna medida. Si no tuviera esta convicción, no investigaría.

Quien se proponga explorar el mundo adopta el reismo o materia-lismo: al explorar espera encontrar cosas concretas, no espíritus o ideas desencarnadas. Y si profesa alguna religión, como aún ocurre con fre-cuencia decreciente, es posible que crea la vieja doctrina de las dos ver-dades, que son compatibles porque se refieren a entes diferentes, los materiales y los espirituales. Pero un materialista consecuente le recorda-rá que, para la neurociencia cogniti-va, lo mental es cerebral.

En otras palabras, la investiga-ción científica es una actividad se-cular aun cuando la practique un creyente religioso. Desde los tiem-pos de Galileo a ningún científico se le ha ocurrido inventar una ciencia religiosa. Por supuesto que desde hace un siglo se cultivan las ciencias de la religión, pero ellas son tan se-culares como la química.

La investigación científica es sis-témica, en que da por descontado que el único individuo aislado es el universo en su totalidad. En otras palabras, todo ente interactúa con otros entes. Es verdad que podemos debilitar algunos de los lazos de la cosa a estudiar con el resto del mun-do, pero nunca logramos cortarlos. Por ejemplo, metiendo un cuerpo eléctricamente cargado en una jaula metálica confinamos su campo eléc-

trico, pero la jaula subsiste como tal, es decir, como cosa que interactúa con el resto del universo. El indivi-duo totalmente aislado y completa-mente libre de ataduras es una in-vención de ideólogos solitarios.

Finalmente, la ciencia básica, a diferencia de la tecnología, es hu-manista, en que procura bienes be-néficos o al menos no nocivos. Es verdad que las industrias de arma-mentos y de la publicidad utilizan algunos resultados de la investiga-ción científica, pero esta utilización suele ser obra de tecnólogos, no de científicos básicos. Por ejemplo, quienes diseñaron armas de des-trucción masiva utilizaron algunos conocimientos hallados por físicos, químicos o biólogos que buscaban conocimientos desinteresados.

Los contados científicos que se prestaron a colaborar en semejantes proyectos militares cambiaron de profesión, o adoptaron una segun-da profesión. Los científicos bási-cos firman tácitamente el Juramento Hipocrático, que manda no dañar.

Pero es cierto que unos pocos han traicionado este antiguo mani-fiesto humanista. El caso mejor co-nocido es el de Fritz Haber, quien mereció el Premio Nobel de quími-ca en 1918 por su labor científica, al mismo tiempo que el desprecio de las gentes decentes por haber inven-tado los procedimientos para fabri-car los gases usados en la Segunda Guerra Mundial y en los campos de exterminio de los nazis. Cuando és-tos arrebataron el poder, olvidaron que Haber había traicionado el hu-manismo inherente a la ciencia, y en cambio recordaron que el famoso Profesor Haber era un judío conver-so, de modo que tuvo que exiliarse.

4. CODA

Casi todos los estudios de fi-

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9El proyecto de investigación

losofía, historia y sociología de la ciencia han tratado de los resulta-dos de la investigación científica. La miraron cuando ya estaba expuesta en una vitrina. Yo sugiero que, para entenderla mejor, hay que subir al andamiaje que usan los obreros del conocimiento.

Además, conviene recordar que el quehacer científico no ocurre en un vacío filosófico, sino dentro de la matriz filosófica conformada por la racionalidad, el realismo, el ma-terialismo o reismo, el sistemismo y

el humanismo. Tampoco la pseudo-ciencia se inventa o practica en un vacío filosófico: se la cultiva dentro de un pentágono constituído por los contrarios de la matriz filosófica de la ciencia.

La matriz filosófica permanece oculta mientras las cosas marchan normalmente, pero se pone de ma-nifiesto cuando se trata de evaluar un proyecto de investigación cientí-fica que viole por lo menos una de las cinco componentes filosóficas. Esto ocurriría, por ejemplo, con una

teoría cosmológica que postulase que el universo fue creado por Dios sin dejar huellas, para poner a prue-ba nuestra fe.

En definitiva, todos filosofamos, lo sepamos o no, al modo en que Monsieur Jourdain había estado ha-blando en prosa sin saberlo. Lo bue-no de averiguarlo es que se puede procurar hablar o filosofar más co-rrectamente.

* M. Bunge, Doing Science, de próxima publicación.

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NOTA PROVISTA POR EL MINISTERIO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN PRODUCTIVA

Recuperación de tecnologías ancestrales y sustentables en Jujuy

La vicuña como modelo de producción sustentable

Ciencia e historia se unen para preservar a la vicuña

Cazando vicuñas anduve en los cerrosHeridas de bala se escaparon dos.

- No caces vicuñas con armas de fuego;Coquena se enoja, - me dijo un pastor.

 - ¿Por qué no pillarlas a la usanza vieja,

cercando la hoyada con hilo punzó ?- ¿Para qué matarlas, si sólo codicias

para tus vestidos el fino vellón ?

Juan Carlos Dávalos, Coquena

Lo primero es pedir permiso a la Pachamama. Porque a ella, en la cosmovisión andina, pertenecen las vicuñas que se extienden por el altiplano de Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Una ceremonia ancestral, unida a la ciencia moderna, permite que comunidades y científicos argentinos exploten de manera sustentable un recurso de alto valor económi-co y social. La vicuña es una especie silvestre de camélido sudamericano que habita en la puna. Hasta 1950-1960 estuvo en serio riesgo de extinción debido a la ausencia de planes de manejo y conservación. Desde la llegada de los españoles se comenzó con la caza y exportación de los cueros para la obtención de la fibra, que puede llegar a valer U$S600 por kilo, lo que llevo a la casi desaparición de estos animales. Por ese entonces, la población de vicuñas en América era cercana a los 4 millones de ejemplares, en 1950 no eran más de 10.000.A fines de la década del 70 Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Ecuador firmaron un Convenio para la conservación y manejo de la vicuña que permitió recuperar su población hasta contar en la actualidad con más de 76 mil ejemplares en nuestro país.En Santa Catalina, Jujuy, a 3.800 metros sobre el nivel del mar, investigadores de CONICET, junto a comunidades y productores locales, han logrado recuperar una tecnología prehispánica sustentable para la obtención de la fibra de vicuña. Se trata de una ceremonia ancestral y captura mediante la cual se arrean y esquilan las vicuñas silvestres para obtener su fibra. Se denomina chaku y se realizaba en la región antes de la llegada de los conquistadores españoles.Según Bibiana Vilá, investigadora independiente de CONICET y directora del grupo Vicuñas, Camélidos y Ambiente (VICAM) “Hoy podemos pensar en volver a hacer ese chaku prehispánico sumado a técnicas que los científicos apor-tamos para que las vicuñas pasen por toda esa situación sufriendo el menor stress posible. Las vicuñas vuelven a la naturaleza, la fibra queda en la comunidad, y nosotros tomamos un montón de datos científicos.”

El chakuEl chaku es una práctica ritual y productiva para la esquila de las vicuñas. Durante el imperio inca, las cacerías reales o chaku eran planificadas por el inca en persona. En esta ceremonia se esquilaba a las vicuñas y se las liberaba nue-vamente a la vida silvestre. La fibra obtenida era utilizada para la confección de prendas de la elite y su obtención estaba regulada por mecanismos políticos, sociales, religiosos y culturales. Se trata de un claro ejemplo de uso sus-tentable de un recurso natural. Hugo Yacobaccio, zooarqueólogo e investigador principal de CONICET, explica que “actualmente el chaku concentra hasta 80 personas, pero durante el imperio inca participaban de a miles. Hoy las comunidades venden esa fibra a acopiadores textiles y obtienen un ingreso que complementa su actividad económica principal, el pastoreo de llamas y ovejas”. El proceso comienza con la reunión de todos los participantes, luego toman una soga con cintas de colores reunidos en semicírculo y arrean lentamente a las vicuñas guiándolas hacia un embudo de red de 1 km de largo que des-emboca en un corral. Cuando los animales están calmados se los esquila manipulándolos con sumo cuidado para reducir el stress y se los libera. Hoy, 1500 años después del primer registro que se tiene de esta ceremonia, la ciencia argentina suma como valor agregado: el bienestar animal y la investigación científica. En tiempo del imperio Inca, el chaku se realizaba cada cuatro años, actualmente se realiza anualmente sin esquilar a los mismos animales “se van rotando las zonas de captura para que los animales renueven la fibra” explica Yacobaccio. Según Vilá “es un proyecto que requiere mucho trabajo pero que demuestra que la sustentabilidad es posible, tenemos un animal vivo al cual esquilamos y al cual devolvemos vivo a la naturaleza. Tiene una cuestión asociada que es la sustentabilidad social ya que la fibra queda en la comunidad para el desarrollo económico de los pobladores locales.”Yanina Arzamendia, bióloga, investigadora asistente de CONICET y miembro del equipo de VICAM, explica que se

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esquilan sólo ejemplares adultos, se las revisa, se toman datos científicos y se las devuelve a su hábitat natural. Además destaca la importancia de que el chaku se realice como una actividad comunitaria “en este caso fue impulsada por una cooperativa de productores locales que tenían vicuñas en sus campos y querían comercializar la fibra. Además participaron miembros del pueblo originario, estudiantes universitarios y científicos de distintas disciplinas. Lo ideal es que estas experiencias con orientación productiva tengan una base científica.”

Paradojas del éxito.La recuperación de la población de vicuñas produjo cierto malestar entre productores ganaderos de la zona. Muchos empezaron a percibir a la vicuña como competencia para su ganado en un lugar donde las pasturas no son tan abun-dantes. En este aspecto el trabajo de los investigadores de CONICET fue fundamental, según Arzamendia “el chaku trae un cambio de percepción que es ventajoso para las personas y para la conservación de la especie. Generalmente el productor ve a las vicuñas como otro herbívoro que compite con su ganado por el alimento y esto causa prejuicios. Hoy comienzan a ver que es un recurso valioso y ya evalúan tener más vicuñas que ovejas y llamas. Nuestro objetivo es desterrar esos mitos”, concluye.Pedro Navarro es el director de la Cooperativa Agroganadera de Santa Catalina y reconoce los temores que les produjo la recuperación de la especie: “Hace 20 años nosotros teníamos diez, veinte vicuñas y era una fiesta verlas porque habían prácticamente desaparecido. En los últimos años se empezó a notar un incremento y más próximamente en el último tiempo ya ese incremento nos empezó a asustar porque en estas fincas tenemos ovejas y tenemos llamas”. Na-varro identifica la resolución de estos problemas con el trabajo del grupo VICAM: “Yo creo que como me ha tocado a mí tener que ceder en parte y aprender de la vicuña y de VICAM, se puede contagiar al resto de la gente y que deje de ser el bicho malo que nos perjudica y poder ser una fuente más productiva.”

La fibra de camélidoAdemás de camélidos silvestres como la vicuña o el guanaco, existen otros domesticados como la llama cuyo manejo es similar al ganado, para impulsar la producción de estos animales y su fibra, el Estado ha desarrollado dos instru-mentos de fomento. En la actualidad se encuentran en evaluación varios proyectos para generar mejoras en el sector productor de fibra fina de camélidos que serán financiados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Pro-ductiva. Se trata de dos Fondos de Innovación Tecnológica Sectorial destinados a la agroindustria y al desarrollo social que otorgarán hasta $35.000.000 y $8.000.000 respectivamente. Los proyectos destinados a la Agroindustria son aso-ciaciones entre empresas y organismos del sector público con el objetivo de mejorar la calidad de la fibra de camélido doméstico a partir del desarrollo de técnicas reproductivas, mejoramiento genético e innovaciones en el manejo de rebaños; incorporar valor a las fibras a partir de mejoras en la materia prima o el producto final; permitir la trazabilidad de los productos para lograr su ingreso en los mercados internacionales y fortalecer la cadena de proveedores y generar empleos calificados. La convocatoria Desarrollo Social tiene como fin atender problemas sociales mediante la incorporación de innovación en acciones productivas, en organización social, en el desarrollo de tecnologías para mejorar la calidad de vida de manera sostenible y fomentar la inclusión social de todos los sectores. Otorgará hasta $8.000.000 por proyecto que mejore las actividades del ciclo productivo de los camélidos domésticos, la obtención y/o el procesamiento de la fibra, el acopio, el diseño y el tejido, el fieltro y la confección de productos.

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EXPERIENCIAS DE UN CIENTÍFICO EN EL MUNDO PARANORMAL

Estamos orgullosos de nuestros avances científicos y tecnológicos. Sin embargo, la educación pública en ciencia es hoy bastante pobre, hasta el punto que en la mayoría de las librerías hay más libros en favor de la pseudociencia y lo paranormal que de la ciencia y la tecnología. Aunque las afirmaciones paranormales son disparatadas, muchas personas creen en ellas, y esto tiene profundos efectos en sus vidas. Se gasta mucho dinero en productos con supuestos poderes sobrenaturales y también en libros, cursos y conferencias que tienen que ver con lo paranormal. Más aún, las ideas pseudocientíficas tienen profundas consecuencias para la sociedad y para los individuos.

Celso M. Aldao

Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnolo-gía de Materiales (INTEMA).Universidad Nacional de Mar del Plata-CONI-CET.Juan B. Justo 4302, 7600-Mar del Plata. E-mail: [email protected]

Afirmaciones sin fundamento sobre terapias que no se basan en estudios científicos ofrecen a los pacientes falsa esperanza y pueden inducir a abandonar tratamientos de comprobada eficacia. Como científicos, creo que tenemos la responsabilidad de hacer frente a la pseudociencia y la falta de información en una variedad de temas extraños. En este artículo resumo mi experiencia de más de veinticinco años confrontando pseudociencias y lo paranormal.

We are proud of our scientific and technological advances. However, public education in science is quite poor today, to the point that in most bookstores there are more books supporting pseudoscience and the paranormal than science and technology. Although paranormal claims are outrageous, many people believe them, and this has profound effects on their lives. A lot of money is spent on products with fictitious supernatural powers, and also in books, courses and conferences that deal with the paranormal. Moreover, pseudoscientific ideas have profound consequences for society and for individuals. Unsupported claims about therapies offer patients false hope and can induce them to quit proven treatments. As scientists, I believe we have the responsibility of confronting pseudoscience and misinformation in a variety of weird topics. In this article I summarize my experience of more than twenty five years confronting pseudosciences and the paranormal.

Palabras clave: pseudociencia, paranormal, refutación.Key words: pseudoscience, paranormal, debunking.

Si bien estamos viviendo la era de la ciencia, viejas creencias basa-das en prejuicios y hábitos precien-tíficos persisten en la sociedad con-temporánea. Son muchos los que hoy están deseosos de aceptar, sin crítica, explicaciones ocultas y asig-nan causas paranormales a aquellos fenómenos pobremente comprendi-dos o imperfectamente percibidos. Una explicación mágica del mundo es mucho más accesible y conforta-ble que admitir la no comprensión o confrontar la dura y compleja tarea de examinar explicaciones alternati-vas. Todo lo que puede ser abarca-do por la etiqueta de lo paranormal atrae y fascina, permite acercarse a la frontera de lo desconocido. El pensamiento mágico no teme a la

oscuridad ni a las contradicciones. Por el contrario, la dificultad de comprensión y la ambigüedad se reciben como fundamento de au-tenticidad y de profundidad de co-nocimiento.

Lo paranormal incluye todo tipo de profecías, percepción extra-sensorial, clarividencia, telepatía, psicoquinesis, apariciones, encan-tamientos, comunicación con espí-ritus desencarnados, levitación, re-encarnación, curaciones psíquicas, y mancias de todo tipo. Es realmente increíble que numerosos films, pro-gramas de televisión y radio, y libros presenten lo paranormal como pro-bado. Gente inescrupulosa ha des-cubierto que se puede ganar dinero

fingiendo poseer poderes y conoci-mientos ocultos. Y a fin de prestigiar sus actividades, los mercaderes del misterio presentan la parapsicolo-gía, la numerología o el biorritmo, como parte del conocimiento cien-tífico.

Varias causas pueden ser respon-sables de este creciente interés en lo paranormal. Entre ellas, la declina-ción de las religiones tradicionales, el desencanto con la ciencia, y una formación científica cada vez más pobre. Sin embargo, el fantástico po-der de los medios masivos de comu-nicación y el auge de las redes so-ciales parecen haber desempeñado un rol fundamental. Efectivamente, todo tipo de afirmaciones no verifi-

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cadas son regularmente anunciadas y sensacionalizadas, y numerosos pseudocientíficos son presentados como investigadores serios por me-dios irresponsables. La perspectiva pseudocientífica, excepto honrosas excepciones, es la que controla los medios masivos de comunicación. Por otro lado, creo que la respuesta última se encuentra en la naturaleza humana. Nos cuesta aceptar nuestra posición en el mundo y esta realidad nos duele. Por lo tanto, estamos dis-puestos a recibir cualquier tipo de promesa para hacer nuestras vidas importantes o al menos más intere-santes.

Creo que no tenemos por qué aceptar la presente situación, de-bemos admitir la necesidad de di-vulgar lo que la ciencia y la inves-tigación científica significan. Se necesita que se informe al público sobre un número enorme de nuevas y viejas afirmaciones extrañas sobre las que muchos desean conocer una opinión responsable. Tenemos el deber de presentar el punto de vis-ta de la razón; los científicos y otros expertos bien informados deberían involucrarse en este aspecto de la educación pública y combatir las irracionalidades perniciosas.

LA IMAGEN PÚBLICA DE LA CIENCIA Y LOS CIENTÍFICOS

La ciencia no sólo nos ha brin-dado una nueva visión del mundo sino que nos ha permitido desarro-llar una tecnología sin la que hoy difícilmente imaginaríamos nuestros días. Estos avances han posibilitado duplicar nuestra expectativa de vida con relación a la que teníamos sólo unas generaciones atrás. No menos importante es el carácter explicativo de la ciencia que nos ha permitido entender numerosos aspectos del mundo en el que vivimos. A pesar de esto, la ciencia es criticada por-que muchos de sus logros han sido utilizados con fines censurables. Sin

embargo, no hay razón para culpar a la ciencia por ello, ya que no tiene como misión indicarnos qué metas debemos perseguir. Por ejemplo, si bien gracias a la ciencia producimos más y mejores alimentos, no son los científicos quienes podrían elimi-nar el hambre en el planeta. Otros factores aparecen como responsa-bles, entre ellos el poder político, el poder económico y, en general, las ideologías dominantes.

La imagen pública de la ciencia comenzó a decaer hace algunas dé-cadas. No son pocos los que afirman hoy que la cultura “oficial” es super-ficial o incompleta, que la ciencia es responsable de los armamentos modernos y de la degradación am-biental. Para los filósofos de la con-tracultura la razón no es confiable, en tanto que debemos seguir los dictados de la intuición. Se sostiene que no hay verdad objetiva, que las teorías científicas son modas, que no hay criterios definidos para la aceptación de una idea sobre otra, en síntesis que no hay diferencia en-tre ciencia y pseudociencia. Muchos piensan que hay una “dimensión es-piritual” escondida que no puede ser estudiada mediante los métodos experimentales de la ciencia. Pien-san que la ciencia ha creado una civilización científico-tecnológica que denigra los valores humanísti-cos y amenaza nuestra superviven-cia. Mantienen que el énfasis en los métodos objetivos de conocimiento desprecia la “experiencia de dimen-siones subjetivas” y las fuentes intui-tivas y místicas de la verdad.

Muchos tienen una postura dual con relación a la ciencia. Por un lado, respeto y deslumbramiento, y por otro, un rechazo y aversión por esos hombres fríos y soberbios sin lugar para los sentimientos. Por otro lado, no son pocos los que afirman que la ciencia no es más que un sistema de creencias internamente consistente que nos ayuda a enten-

der el mundo, pero que no tiene más valor que cualquier mitología tradi-cional. Los científicos son percibi-dos por el público como cerrados, negativos, inflexibles, fríos y faltos de imaginación.

La ciencia es hoy también acosa-da desde la propia academia, donde las ideas anticientíficas han proli-ferado abiertamente. Se trata de un pequeño pero activo grupo de soció-logos, filósofos y psicólogos que le han declarado una guerra abierta. Le temen a la ciencia y reaccionan me-noscabando sus logros, negando su objetividad y dándole no más valor que el de un mito. Tal vez esta reac-ción romántica contra la ciencia se deba a que los intelectuales han de-jado de entenderla. Ciencias como la física y la química se han hecho tan abstractas que sólo han quedado al alcance de los especialistas. Po-siblemente la mejor defensa contra esta revuelta sea el humor. Al res-pecto, el experimento del físico Alan Sokal fue demoledor, demostró que no pocos afamados intelectuales de las ciencias sociales están lejos de entender los conceptos más básicos de la física de nuestros días [Sokal, A., Bricmont, J. (1998) Intellectual Impostures].

CRÍTICAS ANTI-REALISTAS DESDE LA PSEUDOCIENCIA

Fuera de nuestra formación, los debates derivan muchas veces al campo de la filosofía, y hay que es-tar preparado para esto. En general, los pseudocientíficos objetan las características distintivas de la mo-dernidad: el racionalismo, la ciencia y la técnica, la idea de progreso y la universalidad. Así, algunos consi-deran que la ciencia no progresa en su descripción del mundo. Esta idea está también ligada a la tendencia anti-realista que ha sido estimulada por las paradojas y misterios de la mecánica cuántica, a la que cada vez recurren con mayor frecuencia

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15Experiencias de un científico en el mundo paranormal

sin comprenderla. Para los pseudo-científicos, si el universo no tiene realidad sin observadores humanos, entonces son los seres humanos quienes darían forma a la estructu-ra del mundo exterior. Si somos no-

sotros los creadores de sus leyes, la ciencia debería ser considerada una disciplina similar al arte, la poesía o la música. Si la ciencia es así parte de la cultura que cambia de pueblo en pueblo y de tiempo en tiempo,

una teoría científica no es más que una moda. No podríamos decir que esto es “verdadero” y aquello “fal-so”.

He escuchado afirmar que la

Recuadro 1

Mecánica cuántica: What the bleep do we know

Quienes abrazan filosofías posmodernistas generalmente desprecian la ciencia. Sin embargo, la mecánica cuántica pa-rece ser la excepción. Lo que resulta realmente atractivo de la mecánica cuántica son los fenómenos que predice, tan con-trarios a la intuición. La falta de comprensión de esta disciplina puede conducir, a quienes no la dominan, a interpretaciones equivocadas que apoyan ideas completamente ajenas a la propia mecánica cuántica y a la ciencia en general.

En 2004 se estrenó una película pseudo-documental, What the bleep do we know, que incluye una gran dosis de mecá-nica cuántica. En síntesis, la película es un conjunto de disparates disfrazados de ciencia moderna. Hay varias intervenciones de expertos y una historia bastante endeble de una mujer sorda (Amanda, interpretada por Marlee Matlin) quien es alentada a “despertar” y utilizar todo el potencial que la vida puede brindarnos.

Los tres directores de la película son miembros de la Ramtha’s School of Enlightenment (Escuela Ramtha para la Ilumina-ción) que se encuentra en Yelm, Washington. La Escuela fue fundada y es dirigida por Judy Zebra Knight, originalmente Judith Darlene Hamton, quien dice canalizar a Ramtha, un viejo guerrero de Lemuria que habría vivido hace 35.000 años y que ahora nos dispensa sabiduría a través de la Sra. Knight. La propia Knight aparece en la película como uno de los expertos. J.Z. Knight, como prefiere que la llamen, nos pretende enseñar la naturaleza de la conciencia, la energía, el espíritu y la materia o cómo juega Dios el rol de observador en la física cuántica.

Normalmente, en un documental, los expertos son presentados cuando aparecen por primera vez. Aquí esto se hace recién al final de la película. Y aunque usted no lo crea, la Sra. Knight no es presentada como tal sino como Ramtha, cana-lizado a través de J.Z. Knight. Así que quien nos habla es el viejo guerrero que vivió hace miles de años. Ahora se entiende el porqué del extraño acento que debe ser el de alguien de Lemuria de por aquel entonces. Aunque a veces el acento es más fuerte y otras más débil, posiblemente debido a problemas en la señal de la canalización (¿será un problema en las comunicaciones con el más allá?).

Luego de deslumbrar a Amanda y a la audiencia con mala física, la protagonista se encuentra en crisis y se cuestiona las premisas fundamentales en su vida. Sobre el final de la película, Amanda decide, luego de su crecimiento e iluminación, que no necesita más unos medicamentos recetados y se deshace de ellos. Claro, dado que ella crea su propia realidad, no los necesita. Esto es realmente peligroso. Se sugiere que dejemos de lado los tratamientos médicos para curarnos nosotros mismos, creando la realidad que deseemos.

No son pocos quienes han visto la película y creen que los temas de física, mecánica cuántica en particular, son tratados en ella con seriedad. De hecho, las interpretaciones equivocadas que se presentan se utilizan para sostener creencias místi-cas ajenas a la ciencia y que lamentablemente nos invaden hasta llegar incluso a la universidad.

Llaman la atención los expertos. La mayoría de ellos perdieron el camino. Éste no es el caso de David Albert, profesor en la Universidad de Columbia. Cuando lo entrevistaron para la película trató de explicar que la mecánica cuántica no tiene nada que ver con algo como la conciencia o el espíritu. Sus respuestas fueron editadas para hacer parecer que coincidía con la posición de los demás.

En síntesis, What the bleep es un discurso de charlatanes que realizan propaganda de un culto disfrazado de ciencia. La irracionalidad campea por doquier, pero ésta es especialmente peligrosa: no sólo se la presenta como ciencia sino como ciencia de vanguardia.

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201616

elección a favor de la ciencia se basa en nuestras preferencias y no en argumentos. También que los pa-dres de un niño pueden elegir entre educarlo en los principios del cris-tianismo o del judaísmo o prescin-dir por completo de la religión, pero que carecen de libertad en cuanto a su educación científica. Así, el niño tiene que aprender física, astrono-mía e historia, asignaturas que no pueden ser sustituidas por magia, astrología o por el estudio de leyen-das. Las leyes y afirmaciones cientí-ficas no se someten a votación y por lo tanto la ciencia, para los pseudo-científicos, es antidemocrática. Así, que se enseñe en las universidades vudú, astrología o la danza de la llu-via no debería ser decidido por los expertos sino por todos. En síntesis,

la ciencia no sería superior a otras ideologías gracias a sus méritos, sino porque el espectáculo está prepara-do a su favor.

El astrónomo Bruce Gregory de la Universidad de Harvard escribió el libro Inventing Reality: Physics as a Language (Wiley, 1989). Gre-gory afirma que los físicos no des-cubren leyes sino que las inventan. De modo que Newton no descubrió la ley de la gravedad sino que la in-ventó, y J.J. Thompson no descubrió el electrón, sólo lo creó como quien crea una melodía. Gregory se centra en el lenguaje y la matemática como los principales responsables de “ha-cer” el mundo exterior. Afirma que en el instante en que comenzamos a hablar del mundo, éste se transfor-

ma en otro. Nuestro lenguaje podría alterar el pasado así como altera el presente, la historia no sería inmu-table. Tendríamos así la capacidad de crear nuestra propia realidad y las leyes de la física, según Gregory, serían nuestras leyes, no las leyes de la naturaleza.

Parece entonces que, hasta en la propia academia, no todos entien-den que la ciencia es especulativa pero que simultáneamente está ba-sada en evidencia empírica. Es esta conjunción entre teoría y experi-mento lo que distingue a la ciencia del mito y de empresas empíricas como la alquimia. Nadie niega que la ciencia es influida por la cultura del medio en el que se desenvuel-ve. Nadie niega que los científicos

Recuadro 2

El agua es sensible y se emociona

Un capítulo aparte merece el "investigador" japonés Masaru Emoto cuyo trabajo es presentado en la película con bom-bos y platillos. Emoto dice haber comprobado que el agua es sensible a las palabras y los sonidos. Para ello, Emoto tomó distintas muestras de agua, las expuso a diferentes estímulos, las congeló, las examinó bajo un microscopio y las fotografió. Así, el agua de una botella en la cual había escrito “amor y gratitud” formó cristales perfectos, mientras que la expuesta a la palabra “tonto” u otro término negativo o que indicara un daño hacia las personas, no formó ningún cristal.

“La lección que aprendimos de estos experimentos se relaciona con el poder de las palabras. La vibración de palabras amables tiene un efecto positivo en nuestro mundo, mientras la de las palabras negativas e imperativas, un poder destructi-vo”, sostiene Emoto en su libro Los mensajes ocultos del agua. Emoto no sólo probó con frases y palabras, sino que también expuso el agua a distintas melodías, como la quinta sinfonía de Beethoven y la número 40 de Mozart, casos en los que se formaron “preciosos cristales de gran detalle y exactitud”, y también a música heavy metal, que no dio lugar a ningún cristal. Y si el agua es afectada, nosotros que somos 70-80% agua, también.

¿Quién es Masaru Emoto? Nació en Yokohama en 1943. Se graduó en relaciones internacionales en la Universidad Mu-nicipal de Yokohama (Departamento de Ciencias y Humanidades). También posee un título de medicina alternativa, dado por la Open International University for Alternative Medicine, una universidad radicada en India que da títulos por correo.

Lo que no se dice en la película es que el propio Emoto es quien prepara las muestras, toma las fotografías y evalúa su belleza. Es decir, sabe qué muestras de agua estuvieron expuestas a qué mensajes. Los resultados serían significativos si el experimento fuera realizado sin saber de qué muestra se trata al evaluarla. El asunto es que en muestras de agua congelada pueden aparecer cristales regulares y cristales irregulares o amorfos. En la práctica, podemos entonces dirigir el microsco-pio hacia cristales bonitos o cristales feos de la misma muestra.

James Randi ofreció públicamente a Emoto un millón de dólares si sus resultados se podían reproducir en un estudio de doble ciego. Emoto nunca aceptó el desafío. Por otro lado, no se sabe de nadie que haya podido reproducir sus espectacu-lares resultados. Sin embargo, Emoto reportó otros estudios más cuidados. Como se esperaba, a medida que los controles fueron mejorando, el fenómeno se fue esfumando.

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17Experiencias de un científico en el mundo paranormal

inventan teorías en actos creativos similares a los de los poetas y los músicos. Sin embargo, una vez for-mulada toda teoría es verificada me-diante un proceso que a largo plazo es independiente del sesgo cultural. Una teoría es refutada no por un cambio de lenguaje sino por la na-turaleza.

ALGUNOS ARGUMENTOS Y CONTRA-ARGUMENTOS USUALES

De vez en cuando, algún científi-

co se presenta en un debate público con, por ejemplo, un parapsicólo-go que afirma que los fenómenos paranormales son una realidad y la parapsicología una disciplina res-petable. Uno puede pensar que el científico debería ganar tal debate con facilidad ya que detrás de él, en su apoyo, hay estudios cuidadosos junto con una correcta argumenta-ción. Sin embargo, a menudo es el parapsicólogo quien parece ganar el debate y el científico se ve reducido a una defensa estéril.

La mayoría de los científicos he-mos pasado nuestra vida profesional en debates con otros científicos. En estas confrontaciones se esgrimen como armas los resultados de los experimentos y la consistencia de la argumentación. En nuestra tarea es bueno ser un buen orador pero no es crucial, lo que cuenta es el conteni-do. Los charlatanes, por el contrario, son a menudo personas del espectá-culo y casi siempre buenos orado-res y presentadores de sus ideas. No tienen ningún interés por los datos

Recuadro 3

Regresión a vidas pasadas

Brian Weiss es el más conspicuo promotor de la terapia de vidas pasadas. Weiss declara, por ejemplo, que “todo somos energía inmortal”, que “vivimos en un cuerpo que es finito pero nuestra alma es eterna y se reencarna en varias oportunidades con el deseo de aprender a amar”. Dice que en el pasado fue sacerdote posiblemente en Babilonia por el 800 o 900 AC. También dice que fue un sacerdote católico en Escocia en la Edad Media. “Volvemos una y otra vez con las personas que queremos.” “Al volver elegimos a nuestros padres, que suelen ser almas con las que hemos interactuado en vidas anteriores”.

La regresión a vidas pasadas es un viaje, bajo hipnotismo, hacia un supuesto pasado. En tanto que es cierto que muchos pacientes recuerdan vidas pasadas, es muy probable que sus recuerdos sean falsos. En realidad, resultan de experiencias de nuestra vida mezclados con imaginación y de la sugestión del hipnotizador. Hay dos características que hacen atractiva la terapia de vidas pasadas. Primero, dado que los terapistas cobran por hora, la necesidad de explorar siglos en lugar de décadas de nuestra vida, extiende el tiempo que el paciente necesita ser tratado y así el costo de la terapia. Segundo, el paciente y el terapista pueden especular cuanto quieran sin miedo a que los hechos los contradigan. Sin embargo, siempre hay que tener cuidado, alguien se puede tomar el trabajo de investigar. Veamos el caso de Bridey Murphy, el caso que jus-tamente disparó en 1952 este dislate.

Bridey Murphy fue una mujer del siglo XIX de Cork, Irlanda, quien comenzó a hablar a través de Virginia Tighe en Pue-blo, Colorado, hipnotizada por Morey Bernstein, una hipnotizadora amateur. Estimulada por Bernstein, Virginia comenzó a hablar con acento irlandés y a afirmar que era una mujer irlandesa del siglo XIX. Bajo hipnosis, Virginia cantaba canciones irlandesas y contaba historias de Irlanda. Virginia nunca había estado en Irlanda pero describía con precisión detalles que sólo alguien que hubiera estado en Irlanda podría conocer. Poco tiempo después, el libro “Search for Bridey Murphy”, escrito por la terapeuta, se convirtió en un best-seller. El boom de la reencarnación había comenzado.

¿Y había existido en Irlanda una pelirroja llamada Bridey Murphy? Varios periodistas viajaron a Irlanda y encontraron que varios detalles narrados por Virginia eran correctos, pero también había varias inconsistencias. Quien sabe, pero un periodista encontró una Bridie Murphy que vivía en Chicago enfrente de la casa en la que Virginia Tighe se había criado. Así que lo que Virginia recordaba bajo hipnosis eran recuerdos de su infancia. Parece que la hipnosis había sido exitosa en hacer recordar a Virginia muchos detalles escondidos de su memoria pero que no provenían de una vida pasada, ya sea por reencarnación o por canalización de un espíritu. Se trataba de recuerdos confusos o de una imaginación desbordada o de fraude o de una combinación de estas alternativas.

Tristemente, la Asociación Médica Argentina ha decidido dar un curso sobre “Terapias de vidas pasadas”, convirtiendo este ámbito en un trampolín pseudocientífico.

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201618

científicos o la racionalidad de sus argumentaciones, únicamente están en el escenario para ganarse al pú-blico. Generalmente su histrionismo les permite hacer un mejor papel que el científico, que no se preocu-pó por desarrollar esas habilidades, aunque lo que digan no tenga nin-gún valor.

Por otro lado, por nuestra forma-ción, los científicos estamos condi-cionados para admitir incertidumbre

e ignorancia, actitudes que forman parte esencial de nuestro trabajo. El charlatán sabe aprovechar esto y ataca en esa dirección. Señala pun-tos en los que hay incertidumbre y confusión o busca llevar al científico a una disciplina en la que éste ad-mite ignorancia. Para el científico el debate se convierte en una defensa y una explicación interminables. Ade-más, el científico tiene al público en su contra debido, casi siempre, a una escasa preparación en ciencia.

El charlatán adopta la posición de estar de parte de la gente, de la vali-dez de sus testimonios y de valores populares. Por lo tanto, no es raro que, a lo largo del debate, el públi-co tienda a ponerse cada vez más a favor del charlatán, lo que confunde y desmoraliza aun más al científico. Una buena estrategia consiste en proponer debates con la presencia de especialistas en más de un área relacionada con el tema de discu-sión. Esto debilita notablemente al charlatán en cuanto se le hace más difícil encontrar un aspecto desco-nocido de nuestro lado que cuando se trata de un único científico. Du-rante años formé parte de un grupo racionalista con un médico y un psicólogo; sin duda en los debates fuimos mucho más exitosos que en forma individual.

A lo largo de años de confron-tación con todo tipo de defensores de las más variadas pseudociencias y creencias estrafalarias, he encon-trado algunos argumentos generales frecuentemente esgrimidos de am-bos lados que pueden ser de interés.

Nada se sabe con certeza. Si es así, entonces cualquiera de las leyes que conocemos puede ser incorrec-ta y reemplazada por la ley contra-ria en el futuro. Si nada se sabe con certeza, entonces, civilizaciones fu-turas pueden ser capaces de realizar toda clase de hechos prodigiosos que ahora consideramos imposi-bles. Vemos así que la creencia en que nada se sabe con certeza es una condición necesaria para creer en cualquier mito.

Los científicos no aceptamos in-genuamente lo primero que percibi-mos o pensamos, no somos crédulos sino críticos, deseamos disponer de evidencia. Este tipo de escepticismo debe distinguirse del escepticismo dogmático que niega la posibili-dad de conocimiento. Para alguien

Recuadro 4

Enfrentando pseudociencias

No fue sino hasta 1975 que la pseudociencia contemporánea comenzó a ser regularmente examinada desde un punto de vista científico. Paul Kurtz, filósofo de la Universidad del Estado de New York en Buffalo, inició esta empresa. Los sondeos de opinión habían demostrado que un 25% de los norteamericanos creían que las estrellas tenían influencia sobre sus vidas. Kurtz pensó que valía la pena redactar un manifiesto que condenaba la astrología firmado por destacados científicos. La respuesta del público fue muy favorable y se evidenció que había un gran interés por evaluaciones serias con relación a numerosas disciplinas irracionales.

En 1976 Kurtz y otros interesados en el tema se reunieron en Buffalo, en un evento patrocinado por la American Humanist Association, y nació el grupo conocido como CSICOP, siglas del Committee for the Scientific Investigation of Claims of the Paranormal. El Skeptical Inquirer es la revista oficial del CSICOP, desde 2006 denominado Committe for Skeptical Inquiry (CSI). Entre sus miem-bros fundadores hubo eminentes científicos y escritores, como Carl Sagan, Isaac Asimov, Philip Klass, Paul Kurtz, Ray Hyman, James Randi, y Martin Gardner.

El CSI no sólo creció rápidamente sino que estimuló la formación de nume-rosos grupos afiliados en todo el mundo. En nuestro país la primera organización escéptica data de 1991, el Centro Argentino para la Investigación y la Refutación de la Pseudociencia (CAIRP). Este grupo de refutadores enfrentó a diversos char-latanes en la televisión, en la radio y en todos los medios con gran repercusión. No deja de llamar la atención que un grupo reducido de personas ajenas a la academia hayan tenido más éxito en combatir y desenmascarar a brujos, viden-tes y médicos alternativos que la comunidad científica. Entre sus fundadores des-tacamos a Alejandro Agostinelli, Alejandro Borgo y Enrique Márquez, quienes continúan hasta hoy su tarea demistificadora.

El Center For Inquiry (CFI) es una organización internacional sin fines de lucro, también con sede en Buffalo, New York, cuyo objetivo es promover la ciencia, la razón y el humanismo secular. Alejandro Borgo es el representante del CFI en la Argentina (CFI/Argentina, [email protected]). El CFI brinda información, organiza conferencias y cursos para promover el pensamiento críti-co, herramienta indispensable para encarar cuestiones pseudocientíficas.

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19Experiencias de un científico en el mundo paranormal

Recuadro 5

La parodia de Alan Sokal

En 1996, Alan Sokal, físico de la Universidad de New York, realizó un experimento a fin de determinar el grado de de-formación en la concepción de la ciencia y su método por parte de algunos teóricos de las ciencias humanas. Los resultados resultaron aterradores.

En el número de primavera/verano de 1996 de la revista Social Text, líder en estudios culturales, se publicó un artículo titulado "Transgrediendo los límites: hacia una hermenéutica transformadora de la teoría cuántica de la gravedad". Se tra-taba de un artículo de Sokal, una burla deliberada tan obvia que a cualquier estudiante de física le resulta hilarante. Para vergüenza de los editores, la revista Lingua Franca en su número de mayo/junio publicó un artículo del propio Sokal en el que revelaba su broma y explicaba por qué la había llevado a cabo.

Sokal llegó a lo absurdo y ridículo. Por ejemplo dice que la victoria de la cibernética sobre la mecánica cuántica puede ser explicada en gran medida por la centralidad de la cibernética para el impulso capitalista hacia la automatización de la producción industrial, comparado con la marginal relevancia industrial de la mecánica cuántica. También hace referencia a que Claude Shannon trabajaba para el monopolio telefónico AT&T. Lo gracioso del caso es que el transistor, piedra funda-mental de la moderna electrónica, fue inventado en AT&T basado en procesos cuánticos en sólidos.

Sokal abrió su parodia con un fuerte ataque a la creencia de que existe un mundo externo cuyas propiedades son inde-pendientes del hombre y que la ciencia no puede establecer conocimiento genuino sino sólo tentativo a través de lo que se denomina método científico. En el siguiente párrafo, Sokal llega a afirmar que la realidad física se trata finalmente de un constructo lingüístico y social. Al revelarse que lo suyo era una burla, Sokal comenta: "Cualquiera que crea que las leyes de la física son meras convenciones sociales está invitado a transgredirlas desde la ventana de mi departamento (vivo en el piso veintidós)."

Entre otros disparates Sokal también afirmó, en su parodia, que las especulaciones de Lacan fueron confirmadas por la teoría cuántica y que el axioma que dos conjuntos son idénticos si tienen los mismos elementos es un producto del libera-lismo del siglo XIX. Aún más risible resulta la afirmación de que el número π (relación entre el perímetro y el diámetro de un círculo) no es un número fijo sino una variable determinada culturalmente.

Stanley Aronowitz, cofundador de Social Text, y Andrew Ross, el editor responsable, tuvieron duras palabras para con Sokal. Sin embargo, a mi entender, la réplica más interesante que recibió Sokal provino de Stanley Fish, profesor en la Uni-versidad de Duke. Fish negó rotundamente que algunos sociólogos de la ciencia piensen que no existe un mundo exterior a las observaciones. Los sociólogos sólo afirman, según Fish, que lo que un científico dice acerca del mundo depende de sus capacidades y educación. No se trata, entonces, del mundo y sus propiedades sino de los términos en los que es descrito. Fish nos dice que por supuesto existe un mundo exterior al observador con propiedades objetivas, pero la manera en la que los científicos hablamos acerca de esas propiedades es cultural.

Lo que Fish dice es trivial. La manera en la que los científicos hablamos es obviamente parte de nuestra cultura. Todo lo que los humanos hacemos es parte de nuestra cultura. Pero aquí surge lo más interesante de la exposición de Fish. En su siguiente paso, procede a mostrar la distinción entre una verdad científica y el lenguaje, tomando como ejemplo el juego del baseball. Este juego involucraría hechos objetivos, pero que una pelota lanzada por el pitcher sea buena o mala (ball o strike) no depende de la naturaleza. Sin duda, se trata de constructos sociales. Para expresarlo en un juego que nos resulta más familiar, el fútbol involucra hechos objetivos pero que ese delantero se encontraba en "off-side", o no, es un constructo social. Es decir, la manera cómo se define la posición fuera de juego es cultural.

En efecto, las reglas del fútbol son culturales como las reglas del ajedrez o las del tute cabrero. Obviamente no son parte de la naturaleza. No creo que nadie disienta al respecto. El punto es que las reglas del fútbol son radicalmente diferentes de las que describe la ciencia. Las reglas de fútbol, como las del tatetí, fueron hechas por seres humanos, las reglas de la naturaleza que describe la ciencia no. Estas últimas son descubiertas mediante la observación, el razonamiento y la expe-rimentación. Newton no inventó "su" ley de gravedad, la órbita de Marte no es un constructo social, Einstein no escribió

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201620

racional siempre existe una escala de duda. Sin embargo, a esta altura del conocimiento científico, no du-damos que dos manzanas más dos manzanas son cuatro manzanas y que no se puede construir una má-quina que entregue trabajo sin con-sumir algún tipo de energía. Dudar en estos temas representa un caso extremo de escepticismo. Los pseu-docientíficos utilizan a menudo este escepticismo dogmático contra el conocimiento científico. El cientí-fico es escéptico en el sentido que cambia sus ideas si recibe suficien-te y apropiada información, pero aceptar que la ley de conservación de la energía no es válida requeriría evidencia muy especial, que hasta ahora no ha sido encontrada.

Ante esta afirmación general-mente respondo con una pregun-ta: ¿está usted seguro de que nada se sabe con certeza? Aunque a ve-ces no entienden que su postura es paradójica, la mayoría al menos se desconcierta.

Nada es imposible. Los fenóme-nos paranormales simplemente no son normales. No son paranormales porque son raros o inusuales, sino porque parecen violar las leyes na-turales, por lo que también se los puede denominar sobrenaturales. Su sola existencia parece contradecir leyes fundamentales que gobiernan el universo y por lo tanto nos resul-tan imposibles. La percepción ex-trasensorial nos resulta físicamente imposible, específicamente nos re-ferimos a la telepatía (lectura de otra mente), la clarividencia (visión a dis-tancia sin el uso de nuestros ojos),

E=mc2 como quien decide que ahora el arquero no puede tocar la pelota con la mano si se la pasa con el pie un compañero.

Nadie niega que la cultura influye en el desarrollo de la actividad científica. Por ejemplo, la cultura determina qué in-versiones deben realizarse en ciencia y qué tipo de investigaciones deben llevarse a cabo. Sin embargo, muy pocos discuten que la ciencia describe cada vez mejor cómo se comporta el universo. Como prueba, basta observar el éxito fantástico de la ciencia en explicar y predecir, y especialmente, por los maravillosos avances tecnológicos que de ella derivan.

y la precognición (conocimiento del futuro). Por ejemplo, la telepatía re-quiere transmisión de información y por lo tanto de energía en el espacio de un lugar a otro, cosa para la que nuestros cerebros no están capacita-dos. La interacción electromagnéti-ca es la única conocida en la natura-leza con las propiedades adecuadas, pero sabemos que los cerebros no pueden comunicarse por este me-dio. Los pseudocientíficos proponen que civilizaciones futuras podrán usar fuerzas desconocidas hoy. Esto es un mito. Si existiera una fuerza con las propiedades necesarias para explicar los fantásticos pseudofe-nómenos, que tanto fascinan a los pseudocientíficos, los científicos profesionales ya la habrían encon-trado.

Pero para los creyentes en lo pa-ranormal nada es imposible. "Lo que parece imposible hoy, será posible mañana". Efectivamente, muchas cosas que una vez fueron conside-radas imposibles, hoy son conside-radas reales. Por ejemplo, los me-teoritos. El gran químico Lavoisier argumentó que las piedras no po-drían caer del cielo porque allí no hay nada; "Lavoisier estaba cegado por la ciencia". Es decir, no había en su visión del mundo lugar para piedras que cayeran del cielo y así negó la existencia de los meteoritos. De igual manera, los científicos de hoy sufrirían de una miopía similar. Somos incapaces de ver más allá de nuestras teorías.

Hoy disponemos de conocimien-to seguro, y entonces estamos en posición de decir que algunos cosas

no pueden ocurrir. De todos modos, debemos ser cuidadosos con el tér-mino "imposible". Uno se pregunta si algo considerado hoy imposible lo seguirá siendo en el futuro. Sin embargo, hoy entendemos las leyes básicas que rigen un amplio rango de fenómenos, cosa que no pasaba en otros tiempos. Como resultado, hoy tenemos un grado mucho más alto de certeza sobre la tecnología del futuro, sobre qué es probable o improbable y qué resulta imposible.

Creo importante diferenciar en-tre dos tipos de imposibles. Aparte de imposibilidades lógicas dentro de un formalismo dado, por un lado hay fenómenos y tecnologías no disponibles que no violan las leyes naturales conocidas y que podrían ser posibles. Por ejemplo, la invisi-bilidad; si pudiéramos controlar el índice de refracción, la luz podría curvarse rodeando el objeto, que se haría invisible. Es decir, la invisibi-lidad es posible dentro de las leyes de la física. Por otro, aquellos que sí las violan; por ejemplo, no es po-sible construir una máquina de mo-vimiento continuo. Muchas veces escucho decir que las computadoras de hoy en día habrían sido conside-radas imposibles hace un siglo. De-bemos recordar que esta tecnología, entre tantas, se funda en el conoci-miento de la naturaleza adquirido gracias a la ciencia, conocimiento que los mismos pseudocientíficos denigran.

Usted sólo cree en lo que ve. Por mi parte, creo en muchas cosas que no veo y no creo en muchas cosas que sí veo. Hace unos cuantos años,

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21Experiencias de un científico en el mundo paranormal

visitó nuestro país el afamado divul-gador científico e ilusionista James Randi. Tuve la suerte de compartir una cena con él. Randi se hizo muy conocido por desenmascarar a Uri Geller, un charlatán que decía (y sigue diciendo) que puede doblar cucharas con el poder de su men-

Recuadro 6

Nostradamus

Michel de Nostradamus nació en Staint-Rémy-de-Provence, Francia, el 14 de diciembre de 1503. Tenía 50 años cuan-do escribió unas vagas cuartetas reunidas en grupos de cien, llamados Centurias. Cuando murió, en 1566, había llegado a publicar 950 cuartetas. Explicó que los escribió en forma difusa para que “no se las pudiera entender hasta que fueran inter-pretadas después o en el momento del hecho”. Esas palabras sí fueron proféticas: sus versos nunca sirvieron para predecir ningún acontecimiento.

Muchos creyeron ver el vaticinio del fin del mundo en una cuarteta. Se trataba de una de las pocas profecías de Nostrada-mus que menciona una fecha concreta. Dice: “El año 1999, siete meses / del cielo vendrá un gran rey de terror. / Resucitará el gran rey de Angoulmois, / antes después Marte reinará por fortuna”. Para algunos, la cuarteta se debía entender así: “En julio de 1999 atacará a Occidente un líder musulmán aliado de las fuerzas asiáticas; antes y después reinará la guerra”. Unos interpretaron que sería un ataque aéreo a Francia y no faltaron quienes imaginaron una invasión marciana.

Otros entrevieron que predijo el nacimiento de Napoleón Bonaparte: “Un emperador nacerá cerca de Italia / que será vendido muy caro al Imperio, / dirán con qué gente se alía, / parecerá menos un Príncipe que un carnicero”. El problema es que no sólo Napoleón, sino Adolf Hitler y Fernando II encajan perfectamente en la profecía. “Cerca de Italia” abarca Austria, Córcega y Aragón, tierras natales de los mencionados. Francia, Yugoslavia, Grecia y Suiza también eran candidatas.

Es evidente que los contenidos de las Centurias son manipulados y también reciben interpretaciones contradictorias. Las predicciones más conocidas, en realidad, fueron las ocurrencias, conjeturas e inferencias de los especialistas, más que las profecías tal como fueron escritas.

En su tiempo, Nostradamus respondió a los cargos de hermetismo diciendo que había "querido develar algunos hechos referidos a toda la humanidad, pero utilizando frases y locuciones obtusas e imprecisas para no escandalizar a nadie, por eso los he anunciado mediante imágenes nebulosas”. Sus defensores aducen que se servía de ese lenguaje críptico para prote-gerse de la censura de la Inquisición, que podría haberlo condenado a la hoguera. Pero... ¿cuál hubiera sido el inconveniente de nombrar ciudades o líderes pertenecientes al futuro? Si hubiera escrito “Benito Mussolini” en vez de “D Arimin Prato” o “Napoleón” en vez de “Pau-Nay-Lorón” (como se lee en sus cuartetos), los potenciales inquisidores hubieran encontrado estas palabras vacías de significado.

James Randi, viejo investigador de lo paranormal, expresó con claridad: “Las profecías de Nostradamus resultan una fatigosa colección de versos vagos, con juegos de palabras mal construidos, escritos por un hombre que, en sus otras obras, demostró que era capaz de escribir en un francés conciso y correcto. Sus editores lo salvaron de mala manera, cometiendo errores que hacen más agradables sus centurias para aquellos a quienes les parece profunda la oscuridad”.

La nostradamusmanía hizo mucho ruido en Francia, en el verano de 1981. Los rusos iban a aliarse con los jeques del petróleo y un poderoso ejército ruso-islámico invadiría Marsella. París sería destruido y el Papa moriría asesinado en Lyon. Al menos así lo vaticinó Jean-Charles de Fontbrune, seudónimo de un célebre traductor e intérprete del profeta. El pánico se propagó entre los parisinos más incautos y muchos malvendieron sus pertenencias para abandonar Europa, supuesto esce-nario del final de los tiempos.

te. En mi encuentro, Randi replicó los logros de Geller enfrente de mis narices: dobló cucharas, adelan-tó relojes, y también hizo aparecer y desaparecer todo tipo de objetos de la mesa. Como no logré detec-tar los trucos, desde entonces tam-poco creo en lo que veo, necesito

pruebas más concluyentes. Por lo contrario, las pruebas en cuanto al carácter atómico de la materia fue-ron indirectas por mucho tiempo y sin embargo los científicos lo dimos por sentado, ya que allí residía la ex-plicación de una enorme variedad de observaciones.

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201622

En ciencia ver no es creer, las alucinaciones e ilusiones ópticas son posibles pero no constituyen evidencia. Más aun, nuestro sen-tido común tampoco es eviden-cia, la Tierra no es plana, la Tierra se mueve y no es el centro del universo. En resumen, no es fácil ni obvio interpretar lo que uno ve. En cambio, un razonamiento lógico basado en una gran acu-mulación de resultados precisos, aunque indirectos, es mucho más confiable que los propios sentidos y así aceptamos la rea-lidad de los átomos sin haberlos visto.

Las ideas nuevas siempre fue-ron rechazadas en un principio. El hecho de que algunas hipóte-sis fueran en principio rechaza-das para ser finalmente acepta-das, como parte del conocimien-to científico, no significa que todas las ideas estrafalarias sean alguna vez aceptadas. Un caso muy mentado por pseudocientí-ficos es el de la deriva continen-tal, hoy ampliamente aceptada. Las ideas de Alfred Wegener fue-ron rechazadas durante muchos años fundamentalmente porque el mecanismo propuesto even-tualmente resultó incorrecto.

Al ser criticados, aquellos que proponen creencias pseudocien-tíficas señalan genios que fueron ridiculizados en el pasado. Pero esto no implica que todos los ridiculizados fueran genios. (El hecho de que Einstein no presta-ra atención a su ropa o cabellos no hace de un descuidado de la apariencia un gran científi-co.) Sin duda existe una amplia gama que va desde la ciencia a la pseudociencia. No existen criterios claros que permitan distinguir la ciencia buena de la mala. Sin embargo, la dificultad de marcar fronteras precisas no

Recuadro 7

Feng Shui

El Feng Shui significa literalmente “agua del viento”. Es parte de una vieja filosofía china y fundamentalmente apunta a entender las relaciones entre nosotros y la na-turaleza, de tal manera que vivamos en armonía con nuestro ambiente. El Feng Shui está relacionado con la idea, muy razonable por cierto, de que vivir con la naturaleza y no en contra de la naturaleza nos beneficia a nosotros y al ambiente. Está también relacionado con la noción de que nuestras vidas son profundamente afectadas por el ambiente físico y emocional. Si estamos rodeados de ruidos agresivos y objetos que nos resultan desagradables, nos sentiremos mal. Si nos rodeamos de aquello que nos resulta placentero por su belleza y rodeados de afecto, nos sentiremos mejor.

Los declarados maestros de Feng Shui son quienes detectarían las energías metafí-sicas y nos brindarían posibles acciones para el mejor flujo energético en nuestro am-biente. De alguna manera, los magos del Feng Shui usan sus sensores metafísicos para detectar los flujos de la buena y la mala energía. Así, estos maestros nos pueden decir dónde deben ubicarse los baños o hacia dónde deben estar orientadas las puertas. También nos pueden decir dónde deben estar los espejos, si una habitación necesita plantas o flores, y en qué dirección debe ubicarse la cabecera de nuestra cama. Por ejemplo, si usted tiene problemas en la intimidad con su pareja debería llamar a un maestro del Feng Shui, con sólo mover algunas cosas en la habitación el chi fluirá correctamente y sus problemas desaparecerán.

El Feng Shui está basado en la ideas del Yin y el Yan y en el balance de los cinco elementos de la tradición china (fuego, tierra, metal, agua, y madera). El practican-te, aparte de sus poderes especiales, puede utilizar una brújula para determinar las energías características de una construcción. También es aplicable a una ciudad, una región o un país, o inclusive al mundo.

Desde un punto de vista práctico, algunas de las reglas del Feng Shui ciertamente tienen sentido. Por ejemplo, el Feng Shui nos dice que su casa no debe estar cerca de un canal o de un río. Efectivamente, los mosquitos y muchas veces el mal olor son más probables donde hay agua. También traería mala suerte una casa cerca de un puente. En efecto, en caso de un terremoto, el puente puede caer sobre nosotros. Tampoco el nivel de la casa debe estar por debajo del camino principal. Sin duda, en caso de una inundación, esto no sería conveniente.

Otros principios del Feng Shui, sin embargo, están basados en superstición y son poco prácticos. Por ejemplo, las puertas no debe mirar hacia una escalera, la puer-ta de una habitación no debe mirar hacia la puerta de otra. Tampoco sería bueno construir su casa sobre un lugar donde hubo un cementerio o una funeraria. De esto tenemos mucha evidencia venida de Hollywood. Más difícil de aceptar es que la enfermedad proviene de la manera en que la casa fue construida o arreglada. Por ejemplo, dicen los defensores del Feng Shui que si una casa está mal orientada puede causar problemas abdominales, hepatitis o infertilidad.

El Feng Shui ha dado lugar a buenas utilidades a aquellos que comercian espejos octogonales, flautas de madera, llamadores de ángeles, figuras felinas, y talismanes que dicen servir para alejar los malos espíritus y atraer la buena suerte. En resumen, el Feng Shui es un conjunto de supersticiones y nociones no verificadas que, lamen-tablemente, han llegado a invadir nuestra cultura.

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23Experiencias de un científico en el mundo paranormal

implica que no podamos claramente demarcar o distinguir porciones de este continuo.

Si no es correcto es incorrecto.

Dado que siempre hay nuevas teo-rías que prueban que las anteriores son falsas, muchos deducen que nuestro conocimiento actual está equivocado. El problema reside en

el hecho de que la gente piensa que las cosas son totalmente correctas o totalmente incorrectas. De este modo las teorías científicas que no son completamente correctas son

Recuadro 8

Probabilidades y coincidencias

A menudo el concepto de probabilidad no resulta claro y el sentido común parece no ayudar. Muchos piensan que los eventos futuros ocurrirán a fin de compensar las desviaciones del pasado (esto es conocido como falacia del jugador). Tengo un amigo que espera en la ruleta que en una mesa se canten cinco colorados o negros sucesivos para jugar el color opuesto. Razona que es muy improbable que salgan seis colorados o negros sucesivamente. El error consiste en hacer cálculos de probabilidades a posteriori.

Muchos hablan de ironías, Carl Jung de los misterios de la sincronización. Lo llamemos como lo llamemos, resultan mucho más frecuentes de lo que uno se imagina. Es muy común escuchar que alguien tuvo un sueño premonitor o que el hecho de que la secretaria de Lincoln se llamaba Kennedy y la de Kennedy se llamaba Lincoln es una prueba de cierta armonía maravillosa y misteriosa que rige el universo.

El asunto es que un hecho improbable es raro que ocurra pero que algún hecho improbable ocurra no lo es porque el número de hechos improbables es muy grande. Paradójicamente, sería muy improbable que no ocurrieran casos improba-bles. Un ejemplo es el de los cumpleaños. En una reunión de 70 personas la probabilidad de que al menos dos cumplan años el mismo día es 999/1000.

Un conocido ejemplo de coincidencias son las vidas de Abraham Lincoln y John Kennedy. Ambos apellidos tienen siete letras, elegidos con cien años de diferencia (1860 y 1960). Ambos fueron asesinados un viernes en presencia de sus espo-sas, Lincoln en el teatro Ford y Kennedy en un automóvil Ford. Ambos asesinos tenían tres nombres: John Wilkes Booth y Lee Harvey Oswald (15 letras en total ambos). Oswald le disparó a Kennedy desde un depósito y huyó a un teatro, Booth le disparó Lincoln en un teatro y huyó a un depósito (un granero). Ambos vice-presidentes que les sucedieron fueron demó-cratas del sur quienes previamente habían sido senadores y se llamaban Johnson, de nombres Andrew y Lyndon (nombres de seis letras) que habían nacido con una diferencia de cien años (1808 y 1908).

Sin embargo, si comparamos otros atributos similares no encontramos coincidencias. Por ejemplo, Lincoln y Kennedy nacieron y murieron en diferentes meses, días y lugares, en fechas no separadas por cien años. Sus edades al morir no eran las mismas y los nombres de sus esposas tampoco.

La conclusión es que cualesquiera dos personas con estilos de vida similares presentan coincidencias entre ellas. Ve-mos así que del azar es posible encontrar coincidencias siempre que no especifiquemos qué coincidencia en particular deseamos hallar. El punto es que la propia naturaleza del azar se ocupa de agrupar eventos que presentan algún patrón. No es necesario recurrir a ninguna fuerza misteriosa.

En 1992 hubo un concurso en EEUU que consistía en encontrar el mayor número de coincidencias entre dos presi-dentes. Los ganadores fueron Arturo Magidin de México y Chris Fishel, un estudiante de Virginia. Magidin encontró 16 coincidencias entre John Kennedy y Alvaro Obregón (un presidente mexicano). Fishel presentó una lista de no menos de seis coincidencias entre 21 pares de presidentes de EEUU.

Unos ejemplos de Magidin: Kennedy y Obregón tienen siete letras, ambos fueron asesinados, ambos asesinos tenían tres nombres y murieron poco después de los asesinatos, Kennedy y Obregón se casaron en años terminados en 3, ambos tuvieron hijos que murieron poco después de nacer, ambos provenían de familias numerosas, ambos estuvieron en el ejér-cito durante un conflicto importante, ambos tenían tres hermanos.

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201624

completamente incorrectas. Se plan-tea así que lo que pensamos que hoy es correcto, mañana se demostrará que es incorrecto, o viceversa. En realidad los conceptos son gradual-mente refinados y extendidos, las teorías reemplazadas por nuevas no son tanto incorrectas como incom-pletas o mejorables.

Usted no puede probar que tal o cual fenómeno no es posible. Para que una afirmación sobre el mundo que nos rodea sea científica debe ser posible de ser comprobada. Si la afirmación es falsa la evidencia lo mostrará y si es verdadera la evi-dencia no la refutará. En este último caso la afirmación es tentativamente aceptada hasta que nuevas pruebas la refuten. Si no es posible someter la afirmación a prueba alguna, en-tonces la afirmación no nos dice absolutamente nada, no tiene con-tenido alguno y no es ni verdadera ni falsa.

Hay dos maneras de violar la comprobabilidad, es decir de for-mular afirmaciones que no pueden ser refutadas. La primera variedad la constituyen esas afirmaciones que son tan vagas que carecen de conte-nido. Por ejemplo, ese terapista que utiliza la energía de las formas para reestablecer el equilibrio y la armo-nía de la energía espiritual del pa-ciente. ¿Qué significa tener la ener-gía espiritual desbalanceada? ¿Cómo se reconoce y diagnostica esta situa-ción? ¿Qué evidencia prueba que el equilibrio ha sido reestablecido por la terapia utilizada? Las afirmacio-nes vagas de este tipo presentan la ventaja de que cualquier evidencia puede ser interpretada como prueba en favor de la hipótesis.

Las segunda variedad de afir-maciones no refutables utilizan el método de plantear todo tipo de excusas que explican por qué la evidencia parece no confirmar la

hipótesis. Los parapsicólogos tienen una excusa formidable para explicar sus resultados negativos. Sostienen que si el experimentador es escép-tico, o hay escépticos presentes, el delicado funcionamiento de lo psi es inhibido. De esta manera no hay forma de refutar la percepción extra-sensorial o la telequinesis de forma de convencer a un creyente. (Como se dice que las fuerzas psíquicas son independientes de la distancia y el tiempo, los parapsicólogos podrían atribuir el fracaso de un experimen-to a alguien que a mil kilómetros de distancia y con un mes de antelación hubiera dudado del experimento.)

Palabras con dos acepciones. El término “teoría” es objeto regular de la doble acepción. Desde un punto de vista popular se trata de un cono-cimiento especulativo, ideal, inde-pendiente de toda aplicación. Pero en ciencia se trata de un conjunto de leyes organizadas sistemáticamente que fueran sometidas a verificación experimental. El asunto es, enton-ces, referirse a una teoría científica despectivamente como que se trata sólo de una teoría, haciendo refe-rencia a la acepción incorrecta del término. Por ejemplo escucho a me-nudo "La teoría de la evolución es sólo una teoría", cuando deberíamos decir que se trata nada menos que de una teoría.

La prueba está a cargo del que declara. También podemos decir que la no imposibilidad no es argu-mento en favor de la existencia. Hay que ser muy cuidadoso al aceptar que algo puede ser posible sin des-tacar que eso no implica que exista o haya ocurrido. Inmediatamente, nuestra afirmación de que algo pue-de ocurrir se transforma en prueba de que el fenómeno ha tenido lugar.

Un alegato extraordinario nece-sita pruebas extraordinarias. Coin-cidentemente con el sentido co-

mún, cuando alguien nos comenta un hecho poco verosímil nuestro requerimiento de evidencia es ma-yor. Es similar a lo que nos ocurre en el laboratorio, si un resultado es muy extraño dudamos y repetimos el experimento. Si alguien en quien confiamos comenta un hecho regu-lar seguramente lo creemos. Pero si esa misma persona dice que vio al monstruo del lago Ness, segura-mente la mayoría no lo creería, y harían bien en no creerle. Éste es un fenómeno muy extraño y por lo tan-to muchas posibles causas, aunque regularmente poco probables, pue-den ser responsables por lo que esta persona dice. Es más probable, por ejemplo, que tuviera una alucina-ción, o que simplemente está min-tiendo o fue engañado.

Se puede realizar un simple cál-culo de probabilidades para deter-minar si un juicio es verdadero en términos de la veracidad de quien lo emite y de la probabilidad de lo que se expresa. Sabemos de per-sonas más o menos confiables que otras; califiquemos la veracidad con una probabilidad V que indica la probabilidad de que una persona no mienta. Por lo tanto, la probabilidad de que esa persona mienta es (1-V); en esta probabilidad incluimos todo tipo de error, incluyendo aquellos fruto del engaño o errores a los que se ha llegado honestamente. La pro-babilidad de que el evento ocurra la denominamos P. Supongamos en-tonces que un testigo de veracidad V afirma que ocurrió un evento de probabilidad P. ¿Cuál es la probabi-lidad de que el evento efectivamente haya tenido lugar? El testigo puede haber afirmado que el evento ocu-rrió por dos caminos. Por un lado, puede ser que el evento efectiva-mente haya ocurrido y que el testi-go diga lo correcto; la probabilidad de que éste sea el caso es PV. Por otro lado puede ser que el evento no haya ocurrido, probabilidad (1-P), y

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25Experiencias de un científico en el mundo paranormal

Recuadro 9

Fotografía Kirlian

La presunta existencia de un “cuerpo” energético es uno de los temas favo-ritos de medios y personajes de escasa seriedad. Este cuerpo sería, según propo-nen, el portador de la energía vital -el prana de los indios, el ki de los chinos, la bioenergía de los parapsicólogos- y en cierto modo correspondería al cuerpo as-tral del teosofismo. Supuestamente, este “cuerpo” penetra, anima y da energía al cuerpo físico, pero sobrepasa sus límites y, en determinadas, condiciones puede proyectarse fuera del cuerpo físico (viaje astral). No todos proyectarían su cuerpo astral, pero todos tendríamos una aureola luminosa; como la que se representa en torno a la cabeza de los santos, pero alrededor de todo el cuerpo. Esta aureola, mal llamada “aura”, tendría un color e intensidad característicos del estado ener-gético del individuo, de su condición intelectual, emocional y espiritual. Algunas personas aseguran tener el don de visualizarlas.

Quienes sostienen la existencia del cuerpo astral y de su aureola energética pensaron que habían encontrado un firme apoyo para estas creencias en una técnica fotográfica descripta en 1939 por un electricista de Kubán, en la ex Unión Soviética, llamado Semyon Davidovich Kirlian. Kirlian observó que si colocaba una placa fotográfica en estrecha proximidad a un objeto, sometido a un campo eléctrico de alta frecuencia y elevada tensión, era posible obtener una imagen como una mancha luminosa que aparecía en torno del objeto. Las imágenes fo-tográficas así obtenidas se denominaron fotografías Kirlian, y el fenómeno efecto de Kirlian.

El efecto de Kirlian es por cierto real, pero no puede decirse lo mismo de las desenfrenadas especulaciones a las que ha dado lugar. Los buscadores de lo fantástico y lo oculto vieron en las fotografías Kirlian la demostración de la existencia del cuerpo astral, el bioplasma o la energía vital superpuesta con el cuerpo físico. En realidad, el fenómeno de Kirlian se trata de un caso particular de descarga eléctrica en gases, cuyo estudio ya estaba avanzado a fines del siglo XIX. A temperatura ambiente, existe en un gas cualquiera -incluso el aire- un número pequeño de iones o partículas con carga eléctrica neta (positiva o ne-gativa). Cuando el gas se expone a un campo eléctrico, los iones acelerados por el campo eléctrico chocan con moléculas sin carga eléctrica neta, las moléculas pueden resultar ionizadas o excitadas. En este último caso, la desexcitación da lugar a radiaciones electromagnéticas que en muchos casos puede percibirse como luz visible e impresionar una placa fotográfica.

El efecto de Kirlian no es exclusivo de los organismos vivos o de los tejidos biológicos, ya que puede producirse también una aureola en torno a objetos inertes. Cualquier objeto empleado como electrodo en una descarga de gases dará un halo de Kirlian. No existe evidencia que demuestre que, en las personas, el halo de Kirlian varíe con su estado fisiológico, mental o emocional. Por el con-trario, son las variables físicas al realizar el experimento las que explican las dife-rencias entre los halos de Kirlian observados. En efecto, la humedad en los dedos, la presión ejercida, la diferente sensibilidad del papel, el tiempo de exposición y revelado son los responsables de las variaciones en los halos. No hay necesidad de invocar fenómenos psíquicos o parapsicológicos para explicar los resultados.

La idea de que la fotografía de Kirlian pueda determinar la compatibilidad

el testigo mienta (1-V). La probabili-dad de que éste sea el caso es (1-P)(1-V). Por ejemplo, si el testigo tiene una veracidad de 0.999 y la proba-bilidad del evento es de una millo-nésima, lo más probable, unas mil veces, es que el testigo esté mintien-do y el evento no haya tenido lugar, pese a que disponemos de un testigo altamente confiable.

Lo raro no es tan improbable como uno cree. Cuantos casos co-nocemos de alguien que ha pensado intensamente o soñado con una per-sona y al día siguiente se entera de su muerte. Semejante coincidencia es rápidamente declarada imposible y la prueba de la existencia de un mensaje telepático se convierte en un sólido argumento en la literatura consagrada a lo paranormal. Anali-cemos este hecho con un poco de cuidado y hagamos una rápida es-timación. ¿Con qué frecuencia uno sueña con alguien? Digamos, con prudencia, una vez por semana. Si la vida media de las personas que conocemos es de unos 40 años, la probabilidad de muerte de una per-sona dada un día en particular es entonces 1/14.600 y de que viva 1-1/14.600. En un año la probabili-dad de que la coincidencia no ocu-rra será de (1-1/14600)^52=0.99644 y de que ocurra aproximadamente 0.36%. En un país con 20,000,000 de adultos se tratará de unas 70.000 personas al año con esta vivencia. Si usted ha tenido esta experiencia no se crea entonces muy especial y si en el programa de Mirtha Legrand invitan a cinco personas que han tenido esa experiencia no tiene que llamarnos la atención.

RECOMENDACIONES PARA EL DEMISTIFICADOR

Si usted se ha embarcado alguna vez en la ingrata tarea de desenmas-carar alguna pseudociencia segura-mente podrá dar recomendaciones

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201626

similares a los que a continuación se presentan.

No discuta inmediatamente, el primer paso es pedir al creyente que especifique qué cree y luego cuál es la evidencia en favor de esa creencia. Usted escuchará viejos y aburridos cuentos, sea paciente. Finalmente requiera prueba y evi-dencia. Usted escuchará a menudo argumentos de este tipo: algunas verdades no necesitan demostra-ción, usted mismo puede aprender a ver auras, usted no puede probar que estoy equivocado, la ciencia no lo sabe todo, usted es muy cerrado, usted no está calificado para criticar, o la biblia está llena de fenómenos paranormales. Esté preparado para este tipo de argumentos, no se trata de un congreso científico.

Su objetivo es enseñar a pensar racionalmente y este es un proceso lento. Al tratar con los defensores de las pseudociencias, uno encuen-tra, aparte de todo tipo de falacias y premisas inaceptables, actitudes destructivas, reglas oscuras, ataques personales, digresiones intermina-bles totalmente fuera de contexto que pueden enfurecer a cualquiera. No hay que perder la calma, su ob-jetivo no es ridiculizar una creencia, sino mostrar que la calidad de la evi-dencia que apoya esa creencia no es sólida. Uno es mucho más efectivo cuando cortésmente le muestra a la gente cómo pensar por sí mismos que cuando agresivamente dice qué hay que pensar.

Evite la jerga científica, siempre podemos explicar los hechos en términos más accesibles, tratando de presentar ejemplos de la vida cotidiana. No neguemos las ex-periencias paranormales, la gente realmente tiene experiencias que no puede explicar. No ayuda el negar la realidad de una experiencia que una persona cree sinceramente que ha tenido. Debemos ayudarla a buscar

psicológica entre dos personas carece por completo de fundamento. Al parecer, este disparate se originó en una interpretación errónea de un fenómeno real. Si se saca simultáneamente una foto Kirlian de un dedo de la mano de dos perso-nas diferentes, los halos no se superponen. El fenómeno de falta de continuidad en las auras tiene una explicación puramente física. Entre los halos de ambos dedos, existe siempre una zona donde la tensión es muy baja o nula. La zona de separación aparece también entre objetos inertes (por ejemplo, dos monedas) e incluso entre dos dedos de la misma mano, que difícilmente sean incompati-bles entre sí. ¿Cómo puede ser, entonces, que ciertas fotos Kirlian muestren una superposición de las auras? Simplemente, porque los objetos fotografiados no se han expuesto simultánea sino sucesivamente, de modo que sus halos no se han interferido entre sí.

La noción de que el halo conserva intacta su forma aunque al objeto se le corte un pedazo se originó en una fotografía Kirlian de una hoja vegetal. Los entusiastas de lo paranormal se apresuraron a proponer que la persistencia del “aura bioenergética” podía explicar los llamados dolores del miembro fantasma que sufren algunos amputados. En pocas palabras, el cuerpo astral permanece-ría intacto a pesar de la mutilación del cuerpo físico. Por supuesto que nadie ha demostrado que el halo de Kirlian persiste en un amputado. Los que creen en el bioplasma se contentan con mostrar una hojita con un trozo faltante y un halo completo. En realidad, puede aparecer un halo débil en la zona dañada si la placa sobre la cual se apoya la hoja para fotografiarla queda impregnada de polvo o humedad. Se trata de un artificio producido por malas condiciones ex-perimentales. Por otro lado, la hipótesis paranormal es incoherente en sí misma. Si es el organismo vivo el que retiene la bioenergía, y el “cuerpo astral” queda intacto tras la mutilación del cuerpo físico, entonces es la planta y no su “hoja amputada” la que debería conservar el halo.

El halo Kirlian no es entonces una propiedad intrínseca de la materia en general, ni de los organismos vivos en particular. No es algo que esté en torno de nosotros de manera invisible; es un fenómeno de laboratorio que requiere una fuente de energía eléctrica externa al objeto. Es la fuente la que origina el campo eléctrico variable que ioniza el aire. Sin un campo eléctrico variable no hay halo de Kirlian. Por lo tanto, dicho halo no se debe a ninguna energía propia de los objetos vivos o inertes.

una explicación alternativa.

Es importante informar, desen-mascarar y así corregir una interpre-tación incorrecta. Nos encontramos ante creencias en lo paranormal frente a un público sin formación científica. Algo que he aprendido es a no decir en primer lugar mis con-clusiones como en una publicación científica, sino a presentar el tema como interesante y luego exponer que no existe evidencia para final-mente sí dar las conclusiones. Si uno niega inmediatamente la gente no escucha más, uno se ha convertido

en un científico cerrado y ofuscado que ha quedado desinformado de los últimos avances en la materia.

La connotación de las palabras puede inducir ideas diferentes a las que se supone discutimos. Por ejem-plo por OVNI se entiende seres ex-traterrestres que visitan nuestro pla-neta. La palabra objeto indica algo real y palpable con límites bien de-finidos (¿diría usted que una nube es un objeto?). Por volador entendemos algo que puede mantenerse y mo-verse en el aire (¿diría usted que la luz vuela?). Broch propone el térmi-

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27Experiencias de un científico en el mundo paranormal

no FANE, Fenómeno Aéreo No Ex-plicado, que representa con mucha mayor fidelidad lo que realmente queremos decir.

COMENTARIOS FINALES

La persistencia y crecimiento de viejas creencias en lo paranormal en nuestra civilización científico-tecnológica resulta paradójica. Sin embargo, hay muchas razones para ello. Entre ellas el paso acelerado de la propia ciencia, la ciencia-ficción que estimula la imaginación, y la conquista del espacio. Es así que, por ejemplo, la gente se pregunta por qué no es posible el viaje astral o la llegada de seres extraterrestres a nuestro planeta. Por otro lado, la ciencia parece demostrar para mu-chos que virtualmente todo es posi-ble, que lo que alguna vez fue consi-derado impracticable fue finalmente llevado a cabo.

Las pseudociencias son atracti-vas porque nos hablan de fenóme-nos inexplicables y maravillosos que harían nuestra vida más interesante. Tememos a la muerte (la idea de no existir es aterradora), lo sobrenatu-ral pone algo de emoción e ilusión a nuestras vidas. Hoy, los cultores y propagadores del pensamiento mágico disfrazan viejas superche-rías actualizándolas con el lenguaje científico. Los charlatanes hablan cada vez más con términos propios de la ciencia (como energía, ondas, mediciones estadísticas y computa-doras) logrando confundir al despre-venido. Así, la gente recurre a char-latanes que ofrecen un rápido alivio a sus angustias y temores sin mayor esfuerzo y generalmente a un apa-rente módico precio.

Debemos estar preocupados por la ignorancia sobre temas cientí-ficos y la creciente creencia en las pseudociencias. Esto es indicativo de que la gente no evalúa apropia-damente la información que recibe.

La gente es constantemente bom-bardeada por los medios de difusión y también por amigos y familiares con información que es cuestiona-ble. ¿Debe la ciencia tratar con las pseudociencias? Muchos científicos consideran innecesario verse invo-lucrados en estos temas, pero lo pa-ranormal debe ser investigado dada su amplia difusión e interés popular y las posibles consecuencias para la propia ciencia.

Cada día son más quienes toman decisiones económicas o amorosas a partir de una carta natal. ¿Cuánto falta para que el signo y el ascen-dente del candidato determine la elección? Esto no es una exagera-ción, hoy en día se utiliza la grafolo-gía en la selección de personal. Para formar ciudadanos responsables no basta con darles información, el do-minio de una especialidad, o inclu-sive una profesión. Debemos darles la capacidad de evaluar hipótesis, de apreciar argumentos en su justo valor, de desarrollar un criterio obje-tivo respecto de la información reci-bida. Esto es crucial, especialmente en nuestra democracia en la que los ciudadanos toman decisiones im-portantes, como la de elegir a sus gobernantes.

LECTURAS RECOMENDADAS

Borgo, A., Márquez, E. (1998) Puede fallar, Predicciones fallidas de as-trólogos, videntes, "mentalistas" y otros charlatanes en la Argentina. Planeta, Buenos Aires.

Bunge, M. (1985) Seudociencia e Ideología. Alianza Editorial, Ma-drid.

Broch, H. (1987) Los Fenómenos Pa-ranormales, Una Reflexión Críti-ca. Editorial Crítica, Barcelona.

Butler, K. (1992) A Consumer’s gui-de to alternative medicine. Pro-metheus, Buffalo, NY.

Feder, K. (1990) Fraudes, Mitos y Misterios. Editorial Atlántida, Buenos Aires.

Gardner, M. (1990) La Nueva Era, Notas de un Observador de lo Marginal. Alianza Editorial, Ma-drid.

Gardner, M. (1993) Extravagancias y disparates. Alcor, Barcelona.

Langmuir I. (1989) Pathological Science. Physics Today, October, 36-48.

Paulos, J.A. (1990) El hombre anu-mérico, El analfabetismo mate-mático y sus consecuencias. Tus-quets, Barcelona.

Sagan, C. (1997) El mundo y sus de-monios, La ciencia como una luz en la oscuridad. Planeta, Buenos Aires.

Schick, Jr., T., L. Vaughn L. (2008) How to think about weird things, Critical thinking for a New Age. McGraw-Hill, New York.

Sheaffer, R. (1994) Veredicto ovni, examen de la evidencia. Tikal, Gerona, España.

Shermer, M. (1997) Why people believe weird things. Freeman, New York.

Skeptical Inquirer, Revista Trimes-tral de Divulgación Científica, Revista oficial del Committe for Inquiry.

Sokal, A., Bricmont, J. (1998) In-tellectual Impostures. Profile Books, London.

Wiseman, R., Morris, R.L. (1995), Guidelines for testing psychic claimants. Prometheus, Buffalo, NY.

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NOTA PROVISTA POR EL CONICET

El 98 por ciento de los doctores formados por el CONICET tiene empleo

Según un informe dado a conocer por este organismo científico acerca de la inserción de doctores, sólo un 1 por ciento de estos ex-becarios no tie-ne trabajo o no poseen ocupación de-clarada y un 10 por ciento posee re-muneraciones inferiores a un estipen-dio de una beca doctoral.

Asimismo, proyecta que el 89 por ciento de los encuestados tiene una situación favorable en su actividad profesional, pero sobre todo asegura que más del 98 por ciento de los cien-tíficos salidos del CONICET consigue trabajo.

Los datos surgidos del estudio “Análisis de la inserción laboral de los ex-becarios Doctorales financia-dos por CONICET”, realizado por la Gerencia de Recursos Humanos del organismo, involucró 934 casos sobre una población de 6.080 ex-becarios entre los años 1998 y el 2011.

Al respecto, en el mismo se con-sidera que del número de ex-becarios consultados, el 52 por ciento (485 ca-sos), continúa en el CONICET en la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico.

De los que no ingresaron en el organismo pero trabajan en el país, sobre 341 casos, el 48 por ciento se encuentra empleado en universidades de gestión pública y un 5 por ciento en privadas; el 18 por ciento en em-presas, un 6 por ciento en organismos de Ciencia y Técnica (CyT), un 12 por ciento en la gestión pública y el resto en instituciones y organismos del Es-tado.

En tanto, en el extranjero, sobre 94 casos, el 90 por ciento trabaja en universidades, el 7 por ciento en em-presas y el 2 por ciento es autónomo.

El mismo informe traduce que la demanda del sector privado sobre la

incorporación de doctores no es aún la esperada, pero está creciendo. La inserción en el Estado, si se suma a las universidades nacionales y ministe-rios, se constituye en el mayor ámbito de actividad. 

Frente a ello, a los fines de avanzar en la inserción en el ámbito publico-privado el CONICET realiza activida-des políticas de articulación con otros organismos de CyT, es decir, universi-dades, empresas, a través de la Unión Industrial Argentina (UIA), y en parti-cular con YPF que requiere personal altamente capacitado en diferentes áreas de investigación.

Desde el CONICET se espera que en la medida que la producción argen-tina requiera más innovación, crecerá la demanda de doctores. Para cuando llegue ese momento el país deberá tener los recursos humanos prepara-dos para dar respuestas. Es por ello se piensa en doctores para el país y no solamente doctores para el CONICET.

Programa +VALOR.DOC

Sumar doctores al desarrollo del país

A través de esta iniciativa nacional, impulsada por el CONICET y organis-mos del Estado, se amplían las posibili-dades de inserción laboral de profesio-nales con formación doctoral

El programa +VALOR.DOC bajo el lema “Sumando Doctores al Desa-rrollo de la Argentina”, busca vincular los recursos humanos con las necesi-dades y oportunidades de desarrollo del país y fomentar la incorporación de doctores a la estructura productiva, educativa, administrativa y de servi-cios.

A partir de una base de datos y he-rramientas informáticas, se aportan re-cursos humanos altamente calificados a la industria, los servicios y la gestión pública. Mediante una página Web, los doctores cargan sus curriculum vi-tae para que puedan contactarlos por perfil de formación y, de esta manera, generarse los vínculos necesarios.

Con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Pro-ductiva, este programa tiene como ob-jetivo reforzar las capacidades cien-tífico-tecnológicas de las empresas, potenciar la gestión y complementar las acciones de vinculación entre el sector que promueve el conocimiento y el productivo.

+VALOR.DOC es una propuesta interinstitucional que promueve y fa-cilita la inserción laboral de doctores que por sus conocimientos impactan positivamente en la sociedad.

Para conocer más sobre el progra-ma www.masVALORDoc.conicet.gov.ar.

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LA SEUDOCIENCIA COMO CONTRAPUNTO DE LA CIENCIA

La seudociencia está mayormente ausente en los programas de enseñanza. Sin embargo, el contraste entre ciencia y seudociencia puede ser útil para resaltar el valor de la ciencia y estimular el pensamiento crítico con debates en el aula. Se presentan algunos ejemplos de afirmaciones seudocientíficas junto con un análisis crítico. Los ejemplos son sobre sección áurea, astrología, caminata sobre brasas, fotografía psíquica y máquinas de movimiento perpetuo.

Pseudoscience is largely absent in teaching programs. However, the

Miguel HoyuelosInstituto de Investigaciones Físicas de Mar del Plata (IFIMAR-CONICET) y Departamento de Física, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Nacional de Mar del Plata, Deán Funes 3350, 7600 Mar del Plata, Argentina.

E-mail: [email protected]

contrast between science and pseudoscience can be useful to highlight the value of science and encourage critical thinking in classroom discussions. Examples of pseudoscientific statements are presented together with a critical analysis. Examples are on golden section, astrology, fire walk, psychic photography and perpetual motion machines.

Palabras clave: Seudociencia, física, educación.Key words: Pseudoscience, physics, education.

Tanto ciencia como seudociencia tienen el mismo origen: la necesidad de encontrar reglas y orden en un mundo que se muestra caótico. Re-glas que nos ayuden a comprender el mundo, a desentrañar el profundo misterio que se manifiesta en cuanto uno se detiene un momento a obser-var el universo. Esta motivación es, probablemente, lo único que tienen en común ciencia y seudociencia.

Excepto en ciencias formales, como matemática o lógica, todas las teorías científicas se sustentan en la observación experimental. Éste es el punto central del método científico: el juez que determina la validez de una teoría científica es la misma na-turaleza. Pero no es suficiente que un investigador presente evidencia experimental para apoyar una teo-ría. También debe explicar en deta-lle cómo obtuvo esa evidencia para que otros la puedan reproducir. Los resultados se publican en revistas o se presentan en reuniones científicas

para que la comunidad los pueda analizar en forma crítica. Las teorías equivocadas y los errores forman parte de la actividad científica. El escrutinio riguroso y el pensamiento crítico, aspectos fundamentales de la ciencia, permiten que esos errores sean detectados y las teorías corres-pondientes sean descartadas.

Todo esto está ausente en la seu-dociencia. Los resultados positivos se desvanecen ante escrutinio rigu-roso. En general, no existe la posi-bilidad de reproducir resultados. Por ejemplo, alguien que afirma tener una máquina de movimiento per-petuo oculta los detalles del diseño con el argumento de que otros se lo robarán. Cuando esa posibilidad existe, se encuentra error, fraude o engaño que, al exhibirse, es simple-mente ignorado por el núcleo duro de la comunidad seudocientífica. Se publicitan los resultados en medios donde el pensamiento crítico está ausente

Un ejemplo típico de seudocien-cia es la astrología. Sin embargo, sigue una norma frecuente en cien-cia: la búsqueda de simplicidad. Simplifica el complejo problema del análisis de la personalidad humana encasillándola en doce categorías: los doce signos del zodíaco. Según una frase atribuida a Einstein, aun-que probablemente apócrifa, "de-bemos simplificar todas las cosas lo más posible, pero no más". La sim-plificación forzada de la astrología pone orden en una situación caótica y genera la ilusión de comprensión. Aunque carece de cualquier apoyo de la astronomía o la astrofísica, la ilusión que genera es tan fuerte que resiste a numerosos escrutinios rigu-rosos. A diferencia de otras seudo-ciencias, las afirmaciones básicas de la astrología pueden examinarse con estudios estadísticos. Los resultados son negativos; ver, por ejemplo, los trabajos de Carlson (1985) o Dean y Kelly (2003). Resulta frustrante que el efecto de estos estudios en la

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201630

opinión general del público ha sido prácticamente nulo.

Muchos autores han destacado los aspectos negativos de las seudo-ciencias. Carl Sagan (2000) escribió: "la superstición y la pseudociencia no dejan de interponerse en el cami-no para ( ) proporcionar respuestas fáciles, evitar el escrutinio escép-tico, apelar a nuestros temores y devaluar la experiencia, convirtién-donos en practicantes rutinarios y cómodos además de víctimas de la credulidad."

Un texto muy citado de Mario Bunge (1984) dice: "Los científicos y los filósofos tienden a tratar la su-perstición, la pseudociencia y hasta la anticiencia como basura inofensi-va o, incluso, como algo adecuado al consumo de las masas; están de-masiado ocupados con sus propias investigaciones como para molestar-se por tales sinsentidos. Esta actitud, sin embargo, es de lo más desafor-tunada. La superstición, la pseudo-ciencia y la anticiencia no son ba-sura que pueda ser reciclada con el fin de transformarla en algo útil: se trata de virus intelectuales que pueden atacar a cualquiera -lego o científico- hasta el extremo de hacer enfermar toda una cultura y volverla contra la investigación científica."

Una sociedad sin seudociencia sería una sociedad mejor. Sin embar-go, como los virus en los seres vivos, estos virus intelectuales de la socie-dad tampoco se pueden eliminar por completo. Lo que podemos ha-cer es lograr una buena cantidad de anticuerpos para que los individuos, en su mayoría, no sean víctimas de creencias infundadas. Cuando ha-blo de víctimas no me refiero sólo a las personas que pierden tiempo o dinero al ser engañadas. También me refiero a los casos más graves en los que las víctimas pierden la vida por aferrarse a las promesas falsas

de medicinas alternativas o trata-mientos místicos. La práctica seudo-científica más despreciable es la que lucra con la desesperación de las personas enfermas.

Los programas de educación de ciencias ignoran mayormente la existencia de la seudociencia. El ar-gumento es que el tiempo de clases debe ser utilizado para el estudio de lo que es importante: la ciencia. Lo otro es considerado probablemente como "basura inofensiva". Esta ac-titud es desafortunada no solo en filósofos y científicos, como decía Bunge, sino también en educadores. Diría que más aún en educadores. No se combate la seudociencia, ni se estimula el pensamiento crítico, ignorándola. Una excelente forma de enseñar qué es la ciencia es mos-trando qué no lo es, y explicando por qué. Una clase de ciencia pue-de pasar de aburrida a apasionante cuando se presenta el conflicto con la seudociencia. Conflicto, choque entre posiciones opuestas, es el ele-mento clave para despertar la parti-cipación, la discusión, el debate y la polémica en una clase. Y también para lograr el objetivo principal: es-timular el pensamiento crítico, tanto de ideas ajenas como propias. Esto último es probablemente lo más di-fícil de lograr.

En los párrafos que siguen pre-sento algunos ejemplos simples de afirmaciones seudocientíficas, o su-persticiones, muy difundidas, que sirven de contrapunto a la postura científica.

SECCIÓN ÁUREA

Supongamos un rectángulo de lados a y b, siendo a el lado mayor. Si se cumple la relación a/b = 1 + b/a, se dice que el rectángulo tiene la proporción áurea. En este caso, el cociente a/b toma el valor 1,618 , conocido como sección áurea (los

puntos suspensivos indican infinitas cifras decimales). En 1854, el psicó-logo alemán Adolf Zeising propuso que la sección áurea opera como una ley universal "que contiene el principio básico de toda forma que se esfuerza por alcanzar belleza y completitud en los reinos de la na-turaleza y el arte, y que impregna, como un ideal espiritual supremo, todas las estructuras, formas y pro-porciones, tanto cósmicas como in-dividuales, orgánicas o inorgánicas, acústicas u ópticas".

Un rectángulo con la proporción áurea debería ser el más placentero a la vista, el que produzca la mayor sensación de equilibrio, armonía y belleza. La figura 1 muestra un rec-tángulo áureo junto a otros.

El lector incapaz de experimen-tar alguna sensación especial al ob-servar el rectángulo áureo no debe atormentarse. A muchos nos sucede lo mismo.

Hay otras afirmaciones menos subjetivas que permiten una fácil verificación. La bibliografía sobre la sección áurea menciona con fre-cuencia al caracol nautilo como un ejemplo de la naturaleza. Un corte transversal del caracol muestra la es-piral de su estructura. Si lo enmarca-mos en un rectángulo, obtendremos la proporción áurea, ¿o no? Para ve-rificarlo solo hay que medir los lados del rectángulo y hacer el cociente. La medición puede hacerse sobre la figura 2, donde se ve la fotografía de un nautilo, el rectángulo con la espi-ral correspondiente y el rectángulo con la espiral áurea para comparar. A simple vista se observa que las proporciones son diferentes.

El caracol nautilo no tiene la pro-porción áurea. La omisión de este hecho empírico evidente al tratar el tema es una señal de que estamos ante una seudociencia. Y genera

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31La seudociencia como contrapunto de la ciencia

Figura 1: El rectángulo áureo (arriba a la izquierda) junto a otros. Los números indican el cociente entre ancho y alto.

Figura 2: Corte de un caracol nautilo (a), esquema de la espiral del nautilo (b) y espiral áurea (c).

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201632

desconfianza ante otras afirmacio-nes similares, aunque no todas ellas carecen de fundamento.

La aparición de la sección áurea o los números de Fibonacci1 en la estructura de las plantas es bastan-te usual y se la conoce como filo-taxis de Fibonacci (phyllo: hoja, ta-xis: organización); ver, por ejemplo, Douady y Couder (1992). La figura 3 muestra una planta de aloe vera. El tamaño de las hojas determina un orden de aparición. El ángulo entre dos hojas sucesivas se aproxima a 138°, y su relación con el ángulo complementario (360°−138°=222°) es igual a la sección áurea.

No es necesario recurrir a la ley universal, de tinte místico, propuesta

por Zeising para encontrar una ex-plicación. Basta con el mecanismo de selección natural. Se puede de-mostrar que cuando cada hoja surge a 138° con respecto a la anterior, la planta se asegura de que las hojas nuevas hagan la menor sombra posi-ble a las viejas. De esta forma se op-timiza la absorción de energía solar y también la captación de agua que fluye a través de las hojas al tallo y a las raíces. La selección natural ha favorecido un proceso de evolución en el cual las hojas sucesivas surgen a un ángulo que corresponde a la sección áurea.

Más información sobre la sec-ción áurea y su supuesta presencia en estructuras naturales o artificiales puede hallarse en los trabajos de

Gardner (1994), Markowsky (1992) o Sommers et al. (1992).

ASTROLOGÍA

Los trabajos de Carlson y Dean y Kelly, citados antes, son dos ejem-plos de estudios que niegan la vali-dez de la astrología para determinar la personalidad o el destino de un individuo. Por otro lado, existen fa-llas en las ideas básicas que hacen el fundamento de la astrología. Es interesante analizar algunas de ellas.

Dos mil años atrás, la idea de que, por ejemplo, el resultado de una batalla podía predecirse porque todo estaba escrito en el cielo cons-tituía un estímulo para su observa-ción. Fue el inicio de la astronomía.

Figura 3: Planta de aloe vera. Las líneas marcan el ángulo entre dos hojas sucesivas y su complementario. La proporción corresponde a la sección áurea: 222/138≃1,61.

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33La seudociencia como contrapunto de la ciencia

Con el paso de los siglos, sin embar-go, la astrología se ha apartado de la observación. Hoy en día práctica-mente no existen puntos de contacto con la astronomía.

La fecha de nacimiento juega un papel fundamental en astrología. Determina el signo de una persona. Si nació entre el 22 de febrero y el 20 de marzo, es de Piscis, si entre el 21 de marzo y el 20 de abril, de Aries, etc. Esta elección carece de fundamento; igualmente se podría haber definido el signo en función de la fecha de concepción, o la fe-cha en la que el bebé da sus prime-ros pasos, o dice su primera palabra, o abre los ojos, u otro evento que uno considere significativo. Pero dejemos ese problema de lado y

concentrémonos en los aspectos as-tronómicos. La idea que está detrás de la definición de los signos es que, por ejemplo, entre el 22 de febrero y el 20 de marzo, el Sol se encuentra en la constelación de Piscis; entre el 21 de marzo y el 20 de abril, en la de Aires, etc. La figura 4 muestra el esquema de las constelaciones alre-dedor de la Tierra y el Sol, que están en el centro. Desde la perspectiva de la Tierra, a lo largo del año el Sol recorre un camino en el cielo cono-cido como eclíptica, marcado con una línea roja en la figura. Las cons-telaciones sobre la eclíptica son las que forman el zodíaco. Por supues-to, durante el día no es posible ob-servar directamente cuál es la cons-telación que está detrás del Sol, pero no es complicado determinarla.

Las escalas de la figura no son reales. El tamaño de la órbita de la Tierra es mucho menor que la dis-tancia a las estrellas. La distancia Tierra-Sol es de unos 8 minutos-luz (la distancia que recorre la luz en 8 minutos). La estrella más cercana está a unos 4 años-luz, y la mayoría está mucho más lejos. Esta enorme diferencia de distancias hizo que, por mucho tiempo, no fuera posible apreciar cambios en la posición de las estrellas a medida que la Tierra gira alrededor del Sol, hecho que se usó como argumento a favor del sis-tema geocéntrico.

Hay varios comentarios que se pueden hacer. Primero: las constela-ciones no existen en la naturaleza, son agrupaciones arbitrarias de es-

Figura 4: Constelaciones en la eclíptica, el camino aparente que recorre el Sol en el cielo a lo largo del año, marcado con una línea roja. Fuente: Tau’olunga (Wikimedia Commons).

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trellas que tienen el objetivo de fijar regiones en el cielo para poder iden-tificarlas. Las de la astrología occi-dental fueron determinadas en la Antigüedad griega, con influencias de la astronomía de Mesopotamia y Egipto. Otras culturas definieron constelaciones diferentes. Segundo: las constelaciones tienen tamaños variables. Por ejemplo, Virgo ocupa bastante más espacio que Escorpio en la eclíptica. Estas diferencias no son tenidas en cuenta en la deter-minación de los signos. Tercero: Durante el mes de diciembre, hasta el día 21, se supone que el Sol re-corre la constelación de Sagitario. Pero no es así. La mayor parte de ese tiempo está en una constelación que ha sido ignorada por la astrolo-gía: la de Ofiuco. Cuarto: Hay otro problema que hace que todos los signos estén mal determinados. La causa es que el eje de rotación de la tierra se mueve, a lo largo de mile-nios, como el eje de rotación de un trompo. Da lugar a lo que se conoce como precesión de los equinoccios. Como se ve en la figura 4, el eje de rotación de la Tierra está inclinado con respecto al plano de su órbita. La circunferencia inclinada, dibuja-da con trazo celeste, es el ecuador celeste; representa la proyección del ecuador terrestre en el cielo. Cruza a la eclíptica (línea roja) en dos pun-tos: los equinoccios. Cuando el Sol está en los equinoccios, el día y la noche tienen la misma duración y, dependiendo en qué hemisferio uno se encuentre, comienza la primave-ra o el otoño. En la figura 4, el Sol se encuentra en el equinoccio de oto-ño para el hemisferio sur, también llamado punto vernal, o sea que la figura corresponde a la fecha 21 de marzo. Como se ve, en esa fecha el Sol se encuentra aproximadamente entre Piscis y Acuario y, a partir de entonces, empieza a recorrer Pis-cis. Según la astrología, a partir del 21 de marzo el Sol debería recorrer Aries. Pero no es así. Todas las cons-

telaciones están desplazadas apro-ximadamente un casillero debido a la precesión de los equinoccios. Hace 2000 años el punto vernal es-taba entre Piscis y Aries y, a partir del 21 de marzo el Sol entraba en Aries. Hoy no es así. Ese punto se ha desplazado y hoy se encuentra en la posición que muestra la figu-ra. En 2000 años la astrología no se ha adaptado a este cambio. Y no se trata de un descubrimiento reciente. En el siglo 2 antes de Cristo Hiparco de Nicea fue el primero en observar el movimiento de precesión de los equinoccios, con notable precisión. En resumen, los que nacieron entre el 21 de marzo y el 20 de abril, no son de Aries, pues el Sol se encon-traba en Piscis. Los que nacieron en-tre el 21 de abril y el 21 de mayo, no son de Tauro, sino de Aries -en su mayoría-, etc.

Estos defectos son indicadores del divorcio entre la astrología y la observación del cielo. La causa de que durante siglos no se hayan corregido es que su corrección es irrelevante. Nada cambiaría en as-trología si los signos se definieran de manera correcta de acuerdo a observaciones astronómicas. Eso no corregiría su defecto fundamental: la suposición de que los astros influyen en nuestro destino o nuestro carác-ter. Ninguna observación rigurosa, estadística o astronómica, la apoya.

CAMINATA SOBRE BRASAS

La caminata sobre fuego o brasas forma parte de ceremonias religiosas o costumbres populares, probable-mente originadas en antiguos ritua-les de pasaje. Se practica en muchos lugares del mundo, por ejemplo: Japón, India, Sudáfrica, el desierto de Kalahari, Polinesia, Grecia y Bul-garia. También en algunos pueblos de España. Los españoles trajeron la costumbre a América y aún perdura en algunos sitios del noreste argen-

tino.

El acto involucra, en muchos ca-sos, una superstición. Se supone que la caminata sin quemaduras es po-sible gracias a que el caminante al-canza un estado espiritual especial, trascendente, que lo conecta con la divinidad. Se han intentado explica-ciones seudocientíficas que hacen referencia a una actividad paranor-mal, pero nada de eso es necesario.

En su libro Los fenómenos pa-ranormales (1987), el físico francés H. Broch explica por qué es posible caminar sobre brasas ardientes sin sufrir quemaduras. El mismo Broch llevó a la práctica esta experiencia. Leía su libro mientras lo hacía, para tener presentes las explicaciones científicas en esa situación incómo-da. No se quemó y la mayoría de la gente que hace estas caminatas no se quema. Sin embargo, si el fuego no está preparado de forma ade-cuada, las cosas pueden salir mal. El carbón, o la madera, deben tener poca humedad. Cualquier rastro de humedad se elimina dejando que las brasas ardan el tiempo suficiente. La ausencia de humedad es necesaria para mantener baja la conductividad térmica del carbón, uno de los fac-tores más importantes para que una caminata sobre fuego se desarrolle sin problemas. El tiempo de espera elimina la humedad, pero no es sufi-ciente para que las brasas se enfríen. Las caminatas se hacen sobre brasas a 500ºC o más.

La Figura 5 es un esquema que muestra las variables del problema: el pie a temperatura Tpie = 36ºC, las brasas a Tbrasas = 500ºC , y el calor Q que fluye desde la zona de mayor temperatura. Para evitar quemaduras hay que mantener Q acotado. El ca-lor se puede calcular usando la ley de Fourier. Una versión aproximada de esta ley, simplificada y adaptada a este caso, es:

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35La seudociencia como contrapunto de la ciencia

Q α k (Tbrasas – Tpie) t

donde α significa “proporcional a”; k es la conductividad térmica del carbón, y t es el tiempo que dura el contacto entre pie y brasas. El factor que juega en contra del caminante es la diferencia Tbrasas – Tpie, porque es grande y contribuye a que Q sea grande y peligroso. Pero ese factor está compensado por las otras dos variables, k y t, que deben ser pe-queñas. La conductividad térmica del carbón o la madera, k, es 300 veces menor que la del hierro. El tiempo t que dura una pisada es del orden del segundo mientras se man-tenga un paso rápido. Estos factores ayudan a mantener Q dentro de va-lores seguros. Sin embargo, si en lu-gar de carbón usamos, por ejemplo, una plancha de hierro, o si en lugar de mantener el paso el caminante se queda parado, habrá quemaduras.

Otro factor que influye en el

éxito de una caminata sobre brasas es la diferencia entre la capacidad calorífica del pie y la de las brasas. La capacidad calorífica indica la ca-pacidad de un objeto de absorber calor. Es decir, un objeto con capa-cidad calorífica grande podrá absor-ber una gran cantidad de calor sin cambiar mucho su temperatura. En forma más precisa, la capacidad ca-lorífica C da una relación entre calor y cambio de temperatura ΔT de un objeto, es decir: Q = C ΔT. En nues-tro caso, suponiendo que luego de una pisada el pie aumenta su tem-peratura en ΔTpie, y las brasas en la zona de contacto bajan en ΔTbrasas, y que la capacidad calorífica del pie es Cpie y la de las brasas es Cbrasas, te-nemos:

Q = Cpie ΔTpie , –Q = Cbrasas ΔTbrasas

De estas ecuaciones se pueden obtener las variaciones de tempera-tura del pie y de las brasas. Lo que

se obtiene es que, dado que Cpie es unas tres veces mayor que Cbrasas, el aumento de temperatura del pie es unas tres veces menor que la dismi-nución de temperatura de las brasas (en sus valores absolutos). O sea, el pie se calienta menos que lo que las brasas se enfrían. Este rápido enfria-miento de las brasas en el momento del contacto con el pie también ayu-da a que el calor transmitido Q no sea demasiado grande.

Un dato curioso es que las ca-minatas sobre brasas han salido del ámbito de los rituales religiosos para formar parte de las actividades de seminarios motivacionales. Ejecu-tivos de grandes empresas asisten a estos seminarios para maximizar la eficiencia a través de la motivación. Los especialistas afirman que el ca-minante aumenta la confianza en sí mismo luego de haber superado ileso una prueba riesgosa. Antes se buscaba el dominio de la materia y el control del fuego a través del contacto con la divinidad; ahora se trata de un medio para aumentar la eficiencia en una empresa. Pero, a pesar de la explicación física, el peligro de quemaduras no está au-sente, especialmente si el fuego no se prepara de forma adecuada. (Los puntos principales son ausencia de humedad y formación de una capa de ceniza para disminuir aún más la conductividad térmica.) En 2002, un grupo de ejecutivos de la empresa australiana KFC, de comidas rápidas a base de pollo, tuvo que recibir tra-tamiento por quemaduras causadas por una caminata sobre brasas. La noticia fue publicada en un periódi-co australiano bajo el título Los jefes de KFC no son pollos, pero seguro están tiernos2.

FOTOGRAFÍA PSÍQUICA

Ted Serios era ordenanza de hotel en Chicago cuando se hizo famoso, durante la década de 1960, gracias

Figura 5: Caminata sobre brasas. La flecha indica el flujo de calor Q desde las brasas hacia el pie.

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201636

al libro del psiquiatra J. Eisenbud, The World of Ted Serios: `Thoughto-graphic’ Studies of an Extraordinary Mind, 1966 (El mundo de Ted Serios: estudios `psicográficos’ de una men-te extraordinaria). El libro cuenta que Serios realizaba fotografías de sus pensamientos. Las fotografías se tomaban con flash y con una cámara enfocada en el infinito. Serios se po-nía frente a la cámara, pasaba unos minutos concentrándose y, cuando estaba listo, lanzaba sus ondas. En ese instante, el fotógrafo disparaba y Serios ponía ante la cámara su "gizmo". Se trataba de un pequeño tubo que, según decían, le ayudaba a concentrar las ondas psíquicas. Causaba asombro cuando, a veces, la fotografía mostraba una imagen reconocible.

No es necesario recurrir a teorías seudocientíficas sobre ondas psí-quicas o fenómenos paranormales para explicar la demostración. Ha podido ser reproducida por muchos fotógrafos y magos; ver Randi y Clar-ke (1997). Sin embargo, Eisenbud continuó creyendo en los poderes de Serios hasta su muerte en 1999; durante la década de 1980 afirmaba que viejas fotografías psíquicas pre-viamente no identificadas eran imá-

genes de Ganímedes, una luna de Júpiter, cuyo aspecto había podido verse con claridad recién en 1979, gracias al Voyager II. "Desafortu-nadamente", se quejaba Eisenbud, "no pude conseguir un astrónomo o científico óptico que esté de acuer-do"3.

La fotografía psíquica se puede reproducir utilizando un tubo ade-cuado. Para entender el pequeño secreto de este tubo es necesario recurrir a la rama de la física cono-cida como óptica geométrica, que explica cómo se desvían los rayos de luz al atravesar lentes o rebotar en espejos. Necesitamos el concep-to de foco de una lente. El foco es el punto en el que convergen los rayos que inciden paralelos sobre la lente. La trayectoria de los rayos es la mis-ma en un sentido o en el opuesto, por lo tanto, los rayos de luz que se emitan desde el foco, al pasar por la lente saldrán paralelos. Para realizar una fotografía psíquica, el tubo y la cámara de fotos deben disponerse como se muestra en la figura 6.

Se necesita una diapositiva con la imagen que se quiere reproducir. El tubo tiene una lente en un extre-mo y en el otro se coloca la diapo-

sitiva a una distancia igual al foco. Cuando se dispara el flash de la cá-mara, la luz rebota en la cara o en la ropa del "psíquico" y penetra en el tubo en dirección a la cámara. Cada punto de la diapositiva emite rayos de luz que, al pasar por la lente del tubo, salen paralelos. La cámara está enfocada en el infinito, de modo que los rayos que llegan paralelos, provenientes en principio de objetos lejanos, convergen sobre la película (o sobre el sensor si se trata de una cámara digital). Los rayos no provie-nen de un objeto lejano, sino del tubo, pero es como si vinieran de lejos pues llegan paralelos. Al pasar por la lente de la cámara, la imagen de la diapositiva se proyecta sobre la película. El que desconozca el con-tenido del tubo y las leyes de la óp-tica geométrica tendrá la impresión de que la aparición de la imagen es un misterio inexplicable.

MÁQUINAS DE MOVIMIENTO PERPETUO

Desde el siglo 7, cuando el as-trónomo y matemático indio Brah-magupta diseñó una rueda desba-lanceada que supuestamente gira sin parar, han sido innumerables los intentos por construir una máquina

Figura 6: Cámara de fotos, a la izquierda, y tubo con diapositiva, a la derecha, para la realización de una fotografía “psíquica”.

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37La seudociencia como contrapunto de la ciencia

de movimiento perpetuo. Esta bús-queda, plagada de errores, obsesión y fracasos, jugó un rol importante durante el siglo 19 en el desarrollo de la termodinámica, la rama de la física que estudia las transformacio-nes de energía como, por ejemplo, la conversión parcial de calor en movimiento ordenado que tiene lu-gar en una máquina que consume algún combustible. Las leyes de la termodinámica están tan bien es-tablecidas como la de la gravedad. Esperar que no se cumplan es equi-valente a esperar que una piedra no caiga cuando se la suelta. La mala noticia para los buscadores del mo-vimiento perpetuo es que las leyes de la termodinámica prohíben una máquina de ese tipo.

La oscilación permanente de un péndulo ideal, sin rozamiento, o el movimiento continuo de los electro-nes en los átomos, no son máquinas de movimiento perpetuo. La máqui-na, además de funcionar sin cesar y sin recibir energía del exterior, produce un efecto, un trabajo útil, como girar una rueda.

Los diseñadores modernos evitan el término "máquina de movimiento perpetuo", porque suena a quimera inalcanzable. Desarrollaron un len-guaje seudocientífico para describir y explicar sus invenciones. Hablan de energía del vacío, energía de punto cero o máquina por sobre la unidad (overunity machine). Una máquina por sobre la unidad gene-ra más energía de la que consume y es, por supuesto, una máquina de movimiento perpetuo aunque se la llame de otra manera. Un medio fre-cuente donde los inventores mues-tran sus máquinas, funcionando a todo vapor, es youtube, pero esas fil-maciones son insuficientes. La única argumentación posible a favor de una máquina de movimiento perpe-tuo sería presentar un prototipo que funcione, someterlo a la revisión de

expertos y dar los detalles del dise-ño para que pueda ser reproducido.

Nada de esto ha sucedido nunca. Las revisiones, en los casos en que

Figura 7: Máquina de movimiento perpetuo sumergida en agua. Los extremos grises de los fuelles son móviles. El peso de los extremos hace que los de la izquierda se inflen y lo de la derecha se compri-man. Se supone que la máquina debería girar en el sentido de las agujas del reloj.

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fue posible realizarlas, siempre die-ron resultado negativo.

Hay infinidad de ejemplos que, a primera vista, dan la impresión de que deberían funcionar. Resulta instructivo detenerse a analizar los detalles para descubrir dónde está la falla.

Voy a describir sólo un ejemplo. Se trata de un diseño patentado en Argentina en 1913 (Salvador, 1986-89). Muchas máquinas de movi-miento perpetuo fueron patentadas y lo siguen siendo aquí y en el resto del mundo. Las patentes no deben interpretarse como un aval de su funcionamiento sino como un certi-ficado de cierta originalidad. Un es-quema del diseño al que me refiero se muestra en la figura 7.

Como suele suceder, la primera impresión es favorable. Parece que la máquina debería funcionar. Consiste en dos ruedas unidas por una cinta sin fin hueca. El aire circula dentro de la cinta y mantiene en contacto a una serie de fuelles adosados a ella. Los fuelles tienen un extremo fijo, de color negro, y uno móvil, de color gris. El peso de los extremos de co-lor gris hace que los fuelles se inflen del lado izquierdo y se compriman del lado derecho. Toda la máquina está sumergida en agua. Los fuelles del lado izquierdo tienden a elevar-se, por flotación, y todo giraría en el sentido de las agujas del reloj. La máquina no funciona, incluso supo-niendo la ausencia de rozamiento en todas sus partes. Para encontrar la razón hay que prestar atención no sólo a los fuelles que se encuentran a los costados, sino también a los que están en los extremos superior e inferior. En ambos casos se puede ver que el peso, el extremo gris res-ponsable de inflar o comprimir los fuelles, está desplazado hacia la iz-quierda. Esto produce un exceso de peso del lado izquierdo que com-

pensa el empuje hacia arriba por la flotación de los fuelles. La máquina no se mueve.

La misma idea, con algunos cam-bios en los detalles, fue patentada mucho tiempo después, en 1976, en los Estados Unidos. Al defecto de su no funcionamiento debió sumar su falta de originalidad. Pero el diseño argentino tampoco fue el primero. Hay una patente británica, de 1857, donde la misma idea vuelve a apa-recer.

Más información sobre el tema puede encontrarse en Brodianski (1990), Ord-Hume (1977) o Sladek (1978), o en el sitio de Internet de Gramatke.

COMENTARIOS FINALES

Los errores esporádicos forman parte de la actividad científica. La misma práctica científica lleva a la corrección de esos errores a través de la publicación de resultados, el escrutinio riguroso y el pensamiento crítico. Las afirmaciones sin funda-mento empírico y los errores per-sistentes, impermeables a la crítica, forman parte de la seudociencia.

Afirmaciones seudocientíficas, sin embargo, pueden usarse como contraejemplo en clases de ciencia. El contraste es útil para estimular el pensamiento crítico y para transmitir a los estudiantes la idea de que la ciencia es valiosa. Solo la actividad científica nos da alguna garantía de que evadimos el error o el autoen-gaño. Pero tiene un costo: es más duro y requiere más esfuerzo practi-car ciencia; otra razón por la cual es más valiosa.

BIBLIOGRAFÍA

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39La seudociencia como contrapunto de la ciencia

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Sladek, J. (1978) The New Apo-crypha, a guide to strange scien-ces and occult beliefs. Granada Publishing Ltd.

Sommers, P. M., Calise, L. K., Ca-ruso, T. M. y Cunningham, J. B. (1992) The Golden Midd. Journal of Recreational Mathematics 24, 26-29.

NOTAS

1. Los números de Fibonacci están dados por la secuencia 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21 Partiendo de los valores 1 y 1 para los dos primeros elementos, cada uno de los números siguientes se obtiene sumando los dos anterio-res. A medida que se avanza en la secuencia, el cociente de dos núme-

ros consecutivos tiende a la sección áurea.

2. L. Kennedy, KFC bosses aren’t chicken, but they sure are tender, The Age, 28 de febrero de 2002, http:/ /www.theage.com.au/arti cles/2002/02/27/1014704967158.html

3. Jule Eisenbud (1983). Parapsycho-logy and the Unconscious. North At-lantic Books, p. 132.

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LA ASTROLOGÍA COMO SEUDOCIENCIA

Examinamos la astrología desde distintos puntos de vista: histórico, ontológico y epistemológico para caracterizarla como ciencia o seudociencia. Se concluye que se trata de una seudociencia, cuyos resultados son indistinguibles del azar.

Astrology is examined from historical, ontological and epistemic viewpoints to classify it as either science or pseudoscience. The conclusion is that astrology is a pseudoscience whose results are no better than random

Héctor VucetichFacultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas

E-mail: [email protected]

Palabras clave: Astrología, Astronomía, Epistemología.Key words: Astrology, Astronomy, Epistemology.

1 INTRODUCCIÓN

Desde épocas muy antiguas, el hombre se ha preocupado por co-nocer el futuro. Desde tenedores de acciones que se interesan por la evolución de sus acciones en las bolsas, pasando por médicos y pacientes con una dolencia más o menos grave hasta un jugador que apuesta al Loto, se interesan en ob-tener predicciones sobre los hechos que les conciernen. La astrología, una de las profesiones más antiguas, ha intentado hacerlo desde los albo-res de la historia.

Como muestra de ese interés se-cular, la astrología ocupa un lugar importante en la prensa (oral, tele-visiva o escrita) en donde hay sec-ciones destinadas a dar pronósticos diarios sobre variados asuntos per-sonales y públicos. Por ejemplo, los pronósticos correspondientes al sig-no solar de Piscis para el 2 de mayo de 2016 publicados en tres diarios argentinos son

El Día: Un lazo mayor de unión na-cerá entre usted y el ser amado. Posibles demoras en asuntos le-

gales o en viajes. Su personali-dad le traerá éxito en lo laboral.

La Nación: Vivirá experiencias grati-ficantes, si en su vida comienza a confiar en la intuición y a expre-sar sin miedo las percepciones.

Clarín: Imaginación es la palabra clave y la fórmula secreta que aplicar a todos tus actos durante la jornada. Recibirás más de un aplauso.

La vaguedad de estos pronósti-cos es sorprendente pero se aplican a unos 7 millones de argentinos, pues no se especifican otros detalles sobre el lector. Y también se pueden aplicar a unos 500 millones de “pis-cianos” en la Tierra por la misma ra-zón. Esta ambigüedad no arredra a muchísimos lectores que diariamen-te se interesan en tales pronósticos. La National Science Foundation, en un análisis sobre la actitud del público (National Science Board, 2006) afirma

…al menos un cuarto de la población de EEUU cree en la astrología, es decir, que la

posición de estrellas y plane-tas puede afectar la vida de la gente.

En 2001, 53% de los eu-ropeos encuestados pensaban que la astrología es “bastante científica” y sólo una minoría (39%) dijo que no era nada científica 1.

Pero no es sólo el hombre de la calle quien se interesa en el tema: empresarios, jefes de Estado o es-trellas de cine consultan astrólogos que cobran fortunas para pronosti-car eventos futuros.

¿Qué mueve a tanta gente de tantos lugares a interesarse en los pronósticos astrológicos? ¿Son aca-so una guía confiable para tomar de-cisiones? ¿Tienen fundamento sobre el conocimiento adquirido con años de trabajo científico? En este artículo examinaremos éste y otros proble-mas que plantea la astrología frente a su hija menor: la astronomía.

2 ALGO DE HISTORIA

Si bien la astrología es una de las

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201642

profesiones más antiguas, no cono-cemos exactamente cuándo se ini-ció. Sin embargo, el uso de fenóme-nos astronómicos para hallar “augu-rios” se halla tanto en Sumeria como en China como en Mesoamérica y puede ser anterior al poblamiento de América, hace 14000 años.

El pensamiento mágico es muy antiguo en el hombre: numerosas pinturas rupestres en todo el planeta están probablemente asociadas con el mismo: las escenas de caza augu-raban o preparaban un futuro exito-so por “simpatía” entre la imagen y la actividad.

La interpretación de los cambios en el cielo tuvo probablemente un origen similar: la ordenada sucesión de las estaciones, que coincidían con la aparición de ciertas constela-ciones en el horizonte, puede haber sugerido una influencia de las estre-llas en la Tierra. Más aún, los cinco plane-tas (vagabundos, en griego) conocidos entonces y las dos luminarias (el Sol y la Luna) se movían entre las constela-ciones alterando tal vez esos ciclos.

La astrología oc-cidental es heredera de la astrología ba-bilónica, cuya astro-nomía tenía notables adelantos en su época: eran capaces de predecir eclipses de luna y su ca-lendario estaba bien desarrollado. La asociación de planetas con dio-ses que rigen el Universo viene tal vez de ellos.

En Grecia, los primeros filósofos presocráticos, Tales, Anaximandro y Anaxímenes, tomaron muchas ideas y conocimientos de Oriente, en par-ticular de Egipto y Babilonia. De he-

cho, se atribuye a Tales la predicción de un eclipse basándose tal vez en el conocimiento de los ciclos que se observan en la ocurrencia de eclip-ses. Sin embargo dejaron de lado a los dioses e influencias astrales (Rus-sel, 1978).

Las especulaciones de Ta-les, Anaximandro y Anaxíme-nes se deben considerar como hipótesis científicas y rara vez señalan intrusiones indebidas de deseos antropomórficos e ideas morales.

Tampoco hay registros de profe-cías basadas sobre hechos astronó-micos. Las menciones de escritores anteriores o posteriores no se refie-ren a influencias celestes sobre los asuntos humanos sino al adveni-miento de cambios de estaciones, tan importantes para la alimentación y la navegación:

basados sobre la observación de fe-nómenos naturales (vuelo de aves, vísceras de animales sacrificados, comportamiento del humo de an-torchas rituales…) y la astrología fue adoptada fácilmente como nueva fuente de augurios.

La codificación de la astrología clásica culminó con el Tetrabiblos de Ptolomeo (Ptolemy, 1900), don-de describe la acción de los astros sobre la Tierra siguiendo los linea-mientos de la filosofía aristotélica:

Que cierta energía, ema-nada del éter, se difunde e impregna la atmósfera terres-tre, es claramente evidente a todos los hombres. Fuego y agua, los primeros elementos sublunares, están influidos y alterados por los movimien-tos etéreos. A su vez, estos elementos influyen sobre toda

la materia inferior, que cambia mientras ellos cambian; actuando so-bre agua y tierra, sobre animales y plantas (Pto-lemy, 1900, Parte 1,Cap. II). 2

Ptolomeo continúa desarrollando una base racional de la astrología sobre la filosofía aristo-télica, explicando la ac-ción de las constelacio-nes y astros móviles con la teoría de los cinco

elementos y del modelo geocéntrico que había desarrollado en el Alma-gesto. Sin embargo, aclara que

…puesto que la cualidad material de los objetos influi-dos los hace débiles y varia-bles, de modo que no pueden ser rigurosamente aprehendi-dos, no es posible dar reglas rigurosas o infalibles (como en el [caso de los astros], que

Al salir las Pléyades, nacidas de Atlante,

comienza la cosecha y la labranza, al sumergirse.

(Hesíodo, vs. 383–387)

Si te posee el deseo de la navegación borrascosa,

cuando las Pléyades, de la fuerza pujante de Orión

huyendo, caen en el brumoso ponto

y entonces se enfurecen los soplos de todos los vientos

ya no de tener las naves en el vinoso ponto

sino de trabajar la tierra acuérdate, como te lo aconsejo;

(Hesíodo, vs. 619–622)

En una palabra, en los períodos arcaico y clásico no parece que los griegos creyesen en alguna influen-cia de los astros sobre la Tierra.

En la época helenística, la aso-ciación de planetas y dioses tomó fuerza, especialmente después de la conquista de Oriente por Alejandro Magno y de la cuenca mediterrá-nea por Roma. La religión romana era pródiga en el uso de augurios

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43La astrología como seudociencia

están siempre gobernados por las mismas leyes inmuta-bles)… (Ptolemy, 1900, Parte 1,Cap. I). 3

En la Edad Media la Iglesia con-denó la astrología, puesto que con-tradecía el libre albedrío que Dios había otorgado al hombre, pero in-telectuales como Dante (admitiendo la libertad humana) aceptaban algu-na influencia de los astros en cosas inanimadas [Gangui, 2008].

La revolución copernicana (Kuhn, 1993; Koestler, 1963) cam-bió la cosmovisión del Universo y creó la astronomía moderna, pero no parece haber cambiado la acti-tud hacia la astrología. Por ejemplo, Képler, luterano, fue astrólogo (ta-rea que despreciaba, pero le daba de comer) del general católico Wa-llesnstein que sólo “…deseaba con-sejo astrológico respecto a las de-cisiones políticas y militares que él debía tomar” (Koestler, 1963).

Tampoco el cambio de los cinco elementos aristotélicos (en el siglo XVIII) por los 92 elementos quími-cos afectó los fundamentos filosó-ficos de la astrología, aunque a las “influencias evidentes” de Ptolomeo se añadieron otras “acciones a dis-

tancia” variadas, tales como “in-fluencias” magnéticas, gravitatorias u otras.

3 ALGO DE ASTROLOGÍA

En Occidente, la astrología se basa sobre el horóscopo, “observa-ción de la hora”4 o también carta astral, que para el caso de un naci-

miento se llama carta natal. Consis-te básicamente en el estudio de la posición relativa de los planetas y la esfera celeste en ese “momento oportuno”, que se representa gráfi-camente como en la figura 2.

Para confeccionar una carta na-tal, por ejemplo, el astrólogo debe conocer con cierta precisión el lu-gar, fecha y hora del nacimiento5. Después consulta una efemérides: un cálculo previo de las posiciones relativas de los planetas, la Luna y el Sol. Usualmente, las efemérides modernas dan las posiciones helio-céntricas de los planetas: es decir, sus distancias respecto del centro del Sol, pero para los propósitos de navegación suelen darse también las posiciones geocéntricas: las po-siciones de los planetas respecto del centro de la Tierra. Finalmente, con un cálculo largo pero sistemático, se pueden obtener las posiciones topocéntricas: las posiciones de los planetas respecto del lugar de naci-miento6.

Figura 1: Ptolomeo (https://es.wikipedia.org/wiki/Claudio_Ptolomeo) y el Tetrabiblos (https://en.wikipedia.org/wiki/Tetrabiblos)

Figura 2: Horóscopo para el Tercer Milenio (https://es.wikipedia.orh/wiki/horoscopo)

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201644

Todos los planetas del Sistema Solar aparentan moverse sobre una banda angosta alrededor de la eclíp-tica: la trayectoria aparente del Sol entre las estrellas a lo largo del año. Esta banda se llama el Zodiaco y cruza unas doce constelaciones7.

La interpretación del horóscopo depende de dos nociones básicas: los signos del Zodiaco y las casas. Los signos son doce divisiones de 30 de la eclíptica, que se inician en el punto vernal: el punto que ocupa el Sol en el equinoccio de primavera en el hemisferio norte (aproxima-damente el 21 de marzo). Cada sig-no está asociado a una de las doce constelaciones clásicas y lleva su mismo nombre. Las casas son tam-bién doce sectores de la eclíptica, pero que se inician en el punto de la eclíptica que está sobre el horizonte del lugar.

Casas y signos están asociados a los cuatro elementos materiales (fue-go, aire, agua y tierra) y a las cua-tro cualidades básicas de la materia (frío, calor, sequedad y humedad) de la física aristotélica; de estas asocia-ciones se deducen las influencias de los astros sobre la personalidad del neonato. Finalmente, existen varias propiedades de regencia y exalta-ción que aumentan o disminuyen la influencia de un astro sobre la Tie-rra. El Tetrabiblos (Ptolemy, 1900) desarrolla una justificación racional de estas influencias sobre la base de la física aristotélica, principalmente expuesta en sus obras Física y Sobre el cielo.

Del análisis de la configuración celeste y su interpretación inspira-da sobre la interacción de las casas y los signos, un astrólogo deduce una cierta predicción acerca de la

personalidad del sujeto (astrología natal). Con métodos similares, pue-den hallarse respuestas a preguntas individuales hechas en determinado momento (astrología horaria) o pre-dicciones sobre hechos mundanos (astrología mundana).

4 ALGO DE EPISTEMOLOGÍA

Hagamos una pequeña disgre-sión sobre cómo caracterizar cien-cia y seudociencia.8

Una caracterización parcial es:

1. Una ciencia factual es un cuerpo de conocimientos parcialmente sistematizados en teorías que se refieren a la naturaleza.

2. El cuerpo de conocimientos es compatible con los correspon-dientes a otras ciencias factuales conexas.

3. Los resultados teóricos deben poder compararse con hechos observados.

4. El cuerpo de conocimientos se actualiza sistemáticamente para mejorar la correspondencia entre teoría y experiencia.

Una teoría científica es capaz de hacer predicciones: dar la fecha de un hecho futuro o afirmar que se producirá un descubrimiento nuevo. Estas predicciones científicas tienen un carácter hipotético-deductivo: dado un conjunto de leyes naturales (hipótesis legal) referentes a algún sistema natural (hipótesis factual) y un estado inicial del sistema (con-dición inicial), se deduce el estado futuro del sistema.

Un ejemplo es la predicción del astrónomo inglés Edmond Halley sobre el cometa que lleva su nom-bre (Yeomaans y col., 1986; Hughes, 1987): suponiendo la validez de las

Figura 3: Una representación de la eclíptica. (https://es.wikipedia.org/wiki/Zodiaco)

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45La astrología como seudociencia

leyes del movimiento de Newton y de su Ley de gravitación Universal (hipótesis legal) y habiendo exami-nado que apariciones de cometas se repetían cada 75 años aproxima-damente, supuso que se trataba del mismo cometa (hipótesis factual) que había aparecido en 1682 (con-dición inicial) y predijo que volve-ría a aparecer en 1758, cosa que se cumplió después de su muerte.

Diremos que una teoría científi-ca es viable si sus predicciones son compatibles con la experiencia y si se cumple la condición 2; en caso contrario, que es inviable9. En este caso, la teoría se modifica o se des-carta y se reemplaza por otra nueva.

Diremos que una teoría (científi-ca o no) es inconsistente si sus hipó-tesis conducen a contradicciones ló-gicas o si no se cumple la condición 2. Finalmente, diremos que una teo-ría no es científica si no se cumple alguna de las condiciones 2, 3 ó 4.

Una teoría es una seudociencia si es un cuerpo de creencias, no necesariamente sistematizado, que contiene referencias a entidades no factuales, que no es científica pero utiliza elementos tomados de otras ciencias en forma inconsistente con ellas. En particular, las seudocien-cias tienen una fuerte tendencia a conservar sus creencias originales y no actualizarlas frente a la aparición de nuevos conocimientos.

Finalmente, aclaremos que la compatibilidad entre teoría y ex-periencia se estudia siguiendo los métodos estadísticos, que incluyen técnicas de diseño experimental y criterios de comprobación de hipó-tesis (Ver p. ej. Cramer, 1945 y Lind-green, 1993).

5 ASTROLOGÍA NATAL Y EXPE-RIENCIA

Si la astrología es una ciencia o una disciplina científica, deben po-der confrontarse sus predicciones con la experiencia (Popper, 1995; Bunge, 1974-89), como lo exige nuestra condición 3. Los estudios más interesantes se han hecho en el área de la astrología natal.

La referencia (Carlson, 1985) contiene el estudio más completo realizado hasta la fecha, y que fue diseñado de común acuerdo por un grupo de astrólogos, bajo los aus-picios de la National Council for Geocosmic Research (NCGR), una reputada sociedad astrológica esta-dounidense, y por Shawn Carlson, con el apoyo del Departamento de Física de la Universidad de Berkeley. Ambos grupos convinieron en que la proposición (Carlson, 1985)

las posiciones de las lumi-narias (Sol, Luna, planetas y objetos celestes considerados en astrología) en el momento del nacimiento pueden usar-se para determinar los rasgos generales de personalidad del sujeto, así como sus tenden-cias en temperamento o com-portamiento y para indicar los grandes problemas que el su-jeto puede encontrar.

enunciaba la tesis fundamental de la astrología natal y diseñaron un experimento para ponerla a prueba.

El NCGR aceptó que determinar los perfiles psicológicos de un nú-mero de sujetos de estudio a partir de las respectivas cartas natales era una prueba equilibrada10 de la astro-logía natal, siempre que se siguieran sus indicaciones en el diseño del ex-perimento.

Éste consistió en que un grupo de astrólogos (elegidos por el NCGR) recibiría la carta natal de un volun-tario (elegido al azar) junto con el correspondiente perfil psicológico y otros dos perfiles psicológicos elegi-dos al azar entre los de los volunta-rios. El astrólogo debía elegir uno de esos perfiles como correcto, basán-dose sobre la carta natal. El NCGR consideró que se elegiría por lo me-nos un 50% de perfiles correctos (porcentaje indicado con magenta en la Figura 4). El resultado fue que se eligieron aproximadamente el 34% de perfiles correctos (porcen-taje indicado en verde en la Figura 4), no mejor que hacerlo al azar, en desacuerdo con la hipótesis astroló-gica.

Estamos en condiciones de sostener una fuerte refutación de la astrología natal, tal como se practica por astrólogos res-petables. Se hicieron grandes esfuerzos para asegurar que el experimento fuese insesgado y que la astrología tuviese todas las oportunidades razonables de tener éxito. Y falló11.

Una repetición del experimento

Figura 4: Resultado del experimento de Carlson

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201646

(McGrew y col., 1990), con algunos cambios en el diseño sugeridos por la Indiana Federation of Astrologers (IFA) también tuvo resultados en des-acuerdo con la hipótesis astrológica.

Otros estudios, menos comple-tos, se han hecho con la correlación entre la fecha de nacimiento y las diferencias en personalidad e inte-ligencia. Por ejemplo, la referencia (Hartman y col., 2006) hizo ese es-tudio sobre una población numero-sa (alrededor de 15000 varones) y no se encontró correlación alguna entre las fechas de nacimiento con la personalidad o inteligencia.

Estas comparaciones muestran que la astrología natal es inviable como actividad, puesto que las pre-dicciones analizadas con métodos estadísticos contradicen las observa-ciones.

6 ASTROLOGÍA Y CIENCIA

Hemos visto que la astrología es contrastable con hechos observa-cionales, aunque contradice la ex-periencia. Por esta razón, satisface la condición 3 de nuestra caracteri-zación de ciencia. ¿Se la puede ca-racterizar como tal? Ay, no, porque no satisface las condiciones 2 y 4 de nuestra caracterización.

En efecto, ya dijimos que la as-trología tenía una justificación ra-cional, basada sobre la física de Aristóteles, expuesta en el Tetrabi-blos pero que nunca se actualizó. Las correspondencias entre signo, casas y propiedades están basadas en la doctrina de los cinco elemen-tos y las cuatro cualidades. De to-dos los conocimientos científicos adquiridos desde el siglo XVII hasta la actualidad la astrología sólo ha incorporado las nuevas efemérides planetarias y algunos de los cuerpos celestes tales como Urano, Neptuno o Plutón.

La astrología desconoce (o incor-pora parcialmente) descubrimientos incluso muy antiguos, como la pre-cesión de los equinoccios descu-bierta por Hiparco de Nicea, hacia el año 127 aC. Además, algunos de los descubrimientos se incorporan en forma incoherente; pues se afir-ma que estamos por entrar (o que hemos entrado) en la era de Acuario, pues el punto Vernal está por entrar en la constelación de Acuario como resultado de la precesión de los equinoccios, pero el signo de Aries está casi completamente sumergi-do en la constelación de Piscis por la misma razón. Estas incoherencias en el lenguaje muestran que incluso descubrimientos muy antiguos no han podido erradicar ideas prehelé-nicas, tomadas tal vez de Sumeria.

Las nociones de elementos quí-micos o de la genética mendeliana no se utilizan. La hipótesis de la aso-ciación de signos y casas con alguno de los “cuatro elementos terrestres” o con algunas de las “cuatro cualida-des materiales” es inconsistente con ambas ciencias. Por ejemplo, el aire no es un elemento sino una mezcla de los elementos químicos nitrógeno y oxígeno, con algunas impurezas y la tierra tampoco es un elemen-to químico sino una mezcla muy compleja de minerales (que a su vez están compuestos de elementos quí-micos) enriquecida con sustancias orgánicas. Y el ”quinto elemento”, el éter, no existe: el desarrollo de la física relativista lo eliminó de la lista de sustancias fisicoquímicas.

La astrología evita las inconsis-tencias ignorando física, química y biología modernas, así como geofí-sica, geología, neurociencia o eco-nomía modernas. Más aún, la as-trología ignora la mayor parte de la astronomía moderna ya que utiliza un modelo geocéntrico del Sistema Solar pero utiliza las efemérides cal-culadas por astrónomos usando un

modelo heliocéntrico.

Finalmente, mencionemos que la astrología no presenta ninguna explicación de la acción de los as-tros sobre los fenómenos terrestres o cuando lo hace es inconsistente con la ciencia moderna. Éste es un mal muy antiguo: aunque Ptolomeo en el Tetrabiblos argumentó que el éter perturbaba al aire y el fuego, no explicó cómo se producía la pertur-bación.

Sin embargo, aclaremos que las “luminarias” influyen sobre la Tierra: la atracción gravitacional de la Luna y el Sol produce las mareas; la ra-diación solar mantiene la tempera-tura del planeta en el rango del agua líquida y posibilita la existencia de vida, Júpiter y Saturno actúan como guardaespaldas, desviando la mayor parte de los asteroides de trayecto-rias de colisión con la Tierra… Todas esas acciones siguen leyes naturales bien establecidas desde el siglo XVII en adelante y no tienen como refe-rentes a ningún ser humano en par-ticular, ni a los piscianos en general.

Los planetas no pueden ejercer ninguna acción con campos eléc-tricos (son eléctricamente neutros), magnéticos (el campo magnético decrece demasiado rápido con la distancia) ni gravitacionales (los campos gravitacionales determinan la órbita terrestre pero se compen-san exquisitamente para producir sólo fuerzas de marea). Los efectos residuales son extremadamente pe-queños. Por ejemplo, la fuerza de mareas generadas por el obstetra sobre el neonato es unas 100.000 veces mayor que la originada por el Sol y el campo magnético terrestre es 10.000.000 mayor que el campo magnético solar en el lugar. No se conoce, pues, ningún agente físico con el que los planetas puedan ejer-cer su acción sobre el neonato.

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47La astrología como seudociencia

Un argumento que se usa a ve-ces es que se trata de una acción por una fuerza desconocida, cuya acción no depende de la distancia. Bien aprovechada, esta idea puede originar buena ciencia ficción, pero aún no es una hipótesis científica y es probablemente incompatible con el resto de la ciencia moderna.

Los argumentos anteriores mues-tran que aunque algunos campos de la astrología sean contrastables, la astrología no es una ciencia pues no satisface las condiciones 2 y 4 pero, además, el uso inconsistente del len-guaje astronómico, su resistencia a incorporar conocimiento nuevo y su despreocupación por la compara-ción con la experiencia la caracteri-zan como seudociencia.

7 CONCLUSIÓN

Desde hace mucho tiempo, tal vez desde la Edad de Piedra, el hom-bre se ha preocupado por conocer el futuro y prevenir los males que le esperan. Desde el comienzo de la civilización urbana, la astrología procuró responder a esa inquietud, pero recién el establecimiento de la Mecánica Celeste como ciencia, por obra de Newton y Halley, consiguió obtener predicciones precisas sobre algunos fenómenos naturales.

Nuestra capacidad de prede-cir basándonos sobre la ciencia ha mejorado durante los tres siglos si-guientes, pero sigue siendo muy pobre para los fenómenos comple-jos, caracterizados por un compor-tamiento caótico y la presencia de perturbaciones casi incontrolables. Los asuntos humanos pertenecen a esa categoría y los intentos de la as-trología para predecir han resultado vanos.

Esto lo sabía ya un matemático, astrónomo y poeta cuando escribió (Jayyam 1993)

AGRADECIMIENTOS

El autor agradece a la Dra. Susa-na Hernández su amable invitación a redactar este trabajo. También a sus hermanos María Guiomar Vuce-tich y Guillermo Gustavo Vucetich, a su hija Melibea Vucetich Scatoli-ni y a sus colegas Enrique Gamboa Saraví, Víctor Kuz y Jorge Solomín por sus críticas y consejos, que tanto ayudaron al autor en su trabajo.

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Yeomans D. K., Rahe J., Freitag R. S. (1986) The history of Comet Halley. J. Roy. Ast. Soc. Canada 80: 62–86.

Como el mañana a nadie le está garantizado

alegra ahora ese corazón melancólico.

Hermosa, bebe vino a la luz de la luna

que ella ha de rondar mucho cuando tú y yo no estemos.

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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - TOMO 66 Nº 3 - 201648

NOTAS

1 Traducción del autor.

2 Traducción del autor.

3 Traducción del autor.

4 La palabra griega hóra, sig-nifica momento oportuno, como en la expresión “Es hora de almorzar”.

5 El Sol tarda 4 minutos en cubrir un arco de 1°, de modo que un error de 15 minutos en la hora de nacimiento introduce un error de 4°,

aproximadamente, en la posición solar.

6 Todo este cálculo compli-cado puede hacerse en forma casi instantánea en una computadora personal con un programa de plane-tario.

7 Las constelaciones moder-nas fueron definidas en 1930 por la Unión Astronómica Internacional y no coinciden exactamente con las constelaciones clásicas, usadas en Astrología. Dos de las constelacio-nes modernas son intrusas entre las

constelaciones clásicas.

8 Caracterizaciones mucho más completas pueden verse en las referencias (Popper, 1995, Bunge, 1974, v3) y otras allí citadas.

9 Por abuso de lenguaje, a ve-ces diremos que es falsa.

10 air test

11 Traducción del autor.

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