Aslan - un aporte a la metapsicología del duelo

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Un aporte a la metapsicología del duelo Carlos Mario Aslan * "Sin especular y. teorizar metapsicolóqlcaménte -casi diría sin. 'fantasear' metapsicológicamente- no daremos otro pasoade- lante". S. Freud (1937) Introducción "Duelo y melancolía" publicado en 1917 y escrito en 1915, es decir, un año después de "Introducción del narcisismo", en cuya formulación teórica se apoya, constituye, por múltiples razones, una obra psicoanalitlca fundamental. Pero, pese a las extensas modificaciones efectuadas por Freud en su teoría con posterioridad, la descripción metapsicológica del duelo no fue prácticamente alterada, salvo para hacer una generalización de las identificaciones secundarias, descritas inicialmente como propias de la melancolía. Por ejemplo: "En ese momento, sin embargo, no apre- ciamos la total importancia de este proceso, y no sabíamos qué importante y típico es. Desde entonces hemos llegado a comprender que este tipo de sustitución tiene una gran parte en la determinación de la forma tomada por el Yo, y que efectúa una contribución esencial hacia la edificación de lo que llamamos su 'carácter' " (1923, p. 28). El interés e importancia teórica y clínica de los procesos de duelo me ha llevado a intentar una hipótesis-que. incluya los desarrollos de la obra freudiana posteriores a 1917, y en especial, aunque no exclusivamente, los referentes a la introducción de la pulsión de muerte. La hipótesis que; desarrollaré procura aclarar algunqs puntos no claros en la correspondencia entre el proceso clínico del duelo y su explicación metapsicológica tal corno aparece en "Duelo y melancolía". Por ejemplo, la siguiente cita de Lagache (1956) expresa con claridad un aspecto del problema: " ... en ese conflicto, el muerto juega el papel de una autoridad moral que' está a favor de la muerte y contra la vida. .. El sentido ·del 'trabajo de duelo' no es sola- Direcci6n: Cerviño 4471, (1425) Capital Federal, R.. Argentina. 19

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Un aporte a la metapsicología del duelo

Carlos Mario Aslan *

"Sin especular y. teorizar metapsicolóqlcaménte -casi diría sin.'fantasear' metapsicológicamente- no daremos otro pasoade-lante".

S. Freud (1937)

Introducción

"Duelo y melancolía" publicado en 1917 y escrito en 1915, es decir,un año después de "Introducción del narcisismo", en cuya formulaciónteórica se apoya, constituye, por múltiples razones, una obra psicoanalitlcafundamental. Pero, pese a las extensas modificaciones efectuadas porFreud en su teoría con posterioridad, la descripción metapsicológica delduelo no fue prácticamente alterada, salvo para hacer una generalizaciónde las identificaciones secundarias, descritas inicialmente como propiasde la melancolía. Por ejemplo: "En ese momento, sin embargo, no apre-ciamos la total importancia de este proceso, y no sabíamos qué importantey típico es. Desde entonces hemos llegado a comprender que este tipo desustitución tiene una gran parte en la determinación de la forma tomadapor el Yo, y que efectúa una contribución esencial hacia la edificación delo que llamamos su 'carácter' " (1923, p. 28).

El interés e importancia teórica y clínica de los procesos de duelome ha llevado a intentar una hipótesis-que. incluya los desarrollos de laobra freudiana posteriores a 1917, y en especial, aunque no exclusivamente,los referentes a la introducción de la pulsión de muerte. La hipótesis que;desarrollaré procura aclarar algunqs puntos no claros en la correspondenciaentre el proceso clínico del duelo y su explicación metapsicológica tal cornoaparece en "Duelo y melancolía". Por ejemplo, la siguiente cita de Lagache(1956) expresa con claridad un aspecto del problema: " ... en ese conflicto,el muerto juega el papel de una autoridad moral que' está a favor de lamuerte y contra la vida. .. El sentido ·del 'trabajo de duelo' no es sola-

• Direcci6n: Cerviño 4471, (1425) Capital Federal, R.. Argentina. 19

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mente ni esencialmente desprenderse de un objeto de amor sobre el cuallos actos de amor río pueden efectuarse ya más. Es la destrucción de unaautoridad moral que no permite vivir".

No se me escapa la valiosa contribución de M. Klein (1935, 1940)Y sus continuadores, especialmente en este sentido de elucidar los aspec-tos persecutorios del duelo normal y patológico". Es obvio que la expli-cación teórica, en estos casos, se apoya en el esquema referencial klei-niano.

Por último deseo recalcar que en la presente contribución me voya referir casi exclusivamente a una descripción metapsicológica: pulsionesde vida y muerte, fusión y defusión, cargas, descargas y contracargas. Las

.ideas y afectos, palabras, gestos y acciones, que constituyen nuestro mate-rial clínico y del que inferimos aquéllas, son las que Freud (1924, pp. 164 y165) denominó los "cambiantes ropajes psíquicos" (psychische umklei-dungen) con que se manifiestan las pulsiones.

El proceso según Freud

"Duelo y melancolía" es una obra profunda y extensamente cono-cida, por lo que no voy a insistir en una descripción detallada. Sólo quierorecordar aquí que según Freud (1917), percibida la pérdida de un objeto(amado), el juicio de realidad muestra que el objeto ya no existe más yexige en consecuencia que toda la libido sea retirada de sus investiduras **a ese objeto. Pero esta exigencia ••... suscita comprensible oposición-es algo de observación general que la gente nunca abandona una posi-ción libidinal ni aún cuando un sustituto ya les esté haciendo señas"-(p. 244). Pero en general, agrega Freud, la exigencia del juicio de realidad

20• En un trabajo anterior (1962) he realizado una revisión de estas contribuciones, muchas de ellas de

autores argentinos.En este trabajo traduzco "besetzung" como carga, catexis, o investidura, indistintamente, lo que quizáno sea exacto. Al hacerlo reflejo el uso actual en nuestro medio.

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es acatada, y se produce un muy lento y fragmentado retiro de la libidodel objeto al Yo (siguiendo la oposición: libido objetal - libido del Yo), dondeproduce finalmente una identificación. del Yo con el objeto perdido. Elproceso de retiro de la libido se realiza con "cada uno de los recuerdos yexpectativas en las cuales la libido está ligada al objeto", que "es traídae hipercatectizada, y el desprendimiento de la libido se realiza respecto deél" (p. 245). Mientras dura este proceso "la existencia del objeto perdidoes prolongada psíquicamente" (p. 245). Finalmente el Yo de nuevodeviene "libre y sin inhibiciones" (p. 245).

Algunas observaciones

Quiero destacar los siguientes puntos:

1. La debilidad de la argumentación freudiana sobre la dificultaddel retiro libidinoso y su consecuencia, la lentitud del procesode duelo. No nos parece explicada, salvo por el recurso a la

.discutible "viscosidad de la libido" (por otra parte no mencio-nada en este texto) la " ... comprensible oposición" al abandonode una posición libidinal. Tampoco es explicada la razón de lahipercatexis previa al. retiro de la libido.

2. La ambigüedad de los textos de Freud con respecto al objeto. ¿Setrata del objeto externo, como se lee muchas veces, o su repre-sentación interna? Strachey (comentando un texto de Freud de1915) se ha visto obligado a señalar: "Es escasamente necesarioexplicar que aquí, como en toda otra parte, al hablar de libidoque se concentra en 'objetos', se retira de 'objetivos', etc., Freudtenía en mente las representaciones mentales (VorsteUungenlde los objetos, y no, por supuesto, objetos del mundo externo".Es a esta lecturade Freud que adherimos .. 21

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,,3'. Esto plantea el estatuto del objeto en el Yo, antes de la pérdl-da del objeto externo. Suponemos que no puede ser la meraimagen del objeto externo (Vorstellung = imagen, ldearepresen-taclónl. Mi hipótesis es que esta representación mental del ob-jeto externo comprende, por lo menos:

a. Huellas mnémicas del objeto (representación de cosas y depalabras).

b. Huellas mnémicas de la irnaqen de sí en relación al objeto yde la interacción de uno con el objeto (experiencias afectivas).

c. Derivados instintivos relacionados.d. Excitación o carga propia".

Una hipótesis alternativa del proceso

1. En primer término quiero' destacar la dificultád 'de una descrip-ción lineal de un proceso que no se realiza de un modo regular, unísono yparejo, ya que supongo que distintos aspectos de la compleja represen-tación mental del objeto externo requieren diferentes tiempos y ritmos pararealizar su trabajo elaborativo. Con esta salvedad acerca de la diversidadencontrable en un corte sincrónico, paso a describir mi hipótesis.

2. Percibida la pérdida de un objeto externo, el Yo, a través de sujuicio de realidad, registra esta pérdida como real. El Yo acata este juicioy -contrariamente a lo señalado por Freud- procede a retirar de inme-diato su libido de 'la representación mental del objeto perdido.

Este retiro o, más bien, cese de aporte de carga erótica -que inclu-ye también las cargas propias- comienza a producir una defusión lnstln-

,22

~" :¿tiendO' por excitación propia o carga' p;opiá, a lo que Freud (1900, p. 594) describió asE: "Creemos, que, partiendo de una idea propositada ('purposive idea'), 'una cantidad dada de excitación que lla-

mamos 'energla de carga', es desplazada a lo largo de los senderos asociativos seleccionados por_ la idea propositada. Un tren de pensamiento que es 'dejado de lado' es aquél que no ha recibido

esta carga; un tren de pensamiento que es 'suprimido', o 'repudiado' es aquél del cual esta cargaha sido retirada. En ambos, casos quedan con sus excitaciones propias".

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tiva. No hay ya aporte libidinoso, y la representación interna del objetova quedando a merced de la pulsión de muerte ya no más fusionada oneutralizada por la -pulsión de vida.

La pulsión de muerte, cuya expresión es la tendencia a la descargatotal de la tensión ("El principio del Nirvana expresa la tendencia delInstinto de muerte". Freud, 1924,p. 160) * no deja, en su labor, a la repre-sentación del objeto perdido en un rol psíquico "pasivo" o indiferente, -talcomo podría desprenderse de la frase: retiro, o cese de .aporte, de cargalibidinosa- sino en un rol "negativamente activo" o "antlactlvo" (valga laexpresión), es decir, desorganización en progresión, destructividad pasivay extensiva. El Yo restante catectizado eróticamente se siente amenazadopor este proceso dentro suyo. El o los aspectos de la representaciónpsíquica del objeto perdido que han sufrido el retiro de la carga erótica,aparecen como un "muerto activo" peligroso que se manifiesta con losapropiados "revestimientos psíquicos" proveldos por la individualidad yexperiencia del sujeto. .

. En "Tótem. y tabú" Q912), Freud señaló: "Esta teoría [la del tabúde ·105 muertos] se basa en una suposición tan extraordtnarla que parecea primera vista increíble: la suposición de que un pariente amorosamentequerido se transforma, en el momento de su muerte, en un demonio, delcual sus sobrevivientes no pueden esperar nada como no sea hostilidad, ycontra cuyos malignos deseos tienen que protegerse por todos los mediosposibles. Sin embargo, casi todas las autoridades [antropólogos, etc.],están de acuerdo .en atribuir esas oplnlones a los pueblos primitivos" (p. 58).Y más adelante insiste: "Pero, originariamente, dice Klelnpaul, todos losmuertos eran vampiros, todos ellos tenían rencor contra los vivos y trata-ban de herirlos' y de robarles la vida" (p. 59).

. Pero no solamente siente el Yo amenaza como consecuencia de esta-defuslón instintiva y sus consecuencias, sufridas por la representación

• Para Lacan, citado por Leclaire (1976), "La pulsión ~e muerte tiende a la descarga del siQnificªrI\\)",Esta es una concepción similar, creo, a la que postulamos aquí, :23

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mental del objeto perdido. Surge dolor psíquico, de cuya génesis nosccu-paremos más adelante.

3. En "Análisis terminable e interminable" (1937), Freud dice: "Dequé modo partes de estas dos clases de instintos [Eros y el instinto demuerte] se combinan para realizar las variadas funciones vitales, bajo quécondiciones tales combinaciones se aflojan o se rompen, a qué trastornoscorresponden' estos cambios, 'y con qué sentimientos la escala perceptualdel principio del placer responde a ellos - estos son problemas cuyaelucidación sería el 'logro más recompensante de la investigación psicoló-gica" (p. 243).

En este caso particular del duelo pienso que el Yo, respondiendo alprincipio del placer, reacciona a la amenaza que contiene dentro suyo cornofrente a una situación de peligro, y moviliza su defensa. Esta consiste,principalmente, en la recarga masiva erótica de la representación del objeto.Justamente, pienso, la hipercatexis que se produce señala su carácterdefensivo.

La hipercatexis de la representación mental del objeto perdido pro-duce varios efectos:

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a. Paradójicamente, le da más "vida psíquica" que antes. El sujetoen duelo se encuentra ocupado mentalmente con pensamientos,afectos y recuerdos de la vida del objeto perdido. Al mismo tiemposabe que está muerto. Esta escisión continúa la lnauqurada conlos primeros intentos de renegación del suceso (¡no es cierto!,[no puede sed) y está destlnada.iparclalmente, a la defensa con-tra el. dolor psíquico yoico. '

b. La hipercatexis produce, las condlclones 'económicas propias deuna situación traumática. Y,a mi juicio (como intentaré demos-trarlo más adelante), éste es uno de los mecanismos que sub-yacen a las identificaciones. Pero, aparte del posible mecanismo,postulo que el Yo tiende masivamente a identificarse con la

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representación mental del objeto perdido tal como se halla en esemomento ..

Esá compleja estructura mental representativa del objeto externodesaparecido se encuentra en ese momento, si nuestra hipótesis es corree- ¡

ta, extensamente afectada por procesos desorqanlzatlvos en. progresión:(consecuencia del retiro de la libido y de la actuación libre de Tánatos) mani-festadas a la percepción (consciente y/á inconsciente) del Yo revestido de:aspectos muertos y persecutorios.

.. Es así como las identificaciones que se producen en estos' primeros:. •• . '. I

pasos del proceso tienden a ser predominantemente "tanáticas", esto es, ¡con' aspectos destruidos y destructivos del objeto. Son identificaciones con:

. I

las falencias, con los rasgos más negativos, con las enfermedades, con la:muerte del objeto. Es alrededor de este proceso donde se sitúa al momento I

de máximo peligro para el sujeto en duelo. En general, el continuado aporte:. ,',' . . I

erótico permite la superación de la etapa. Aquí creo que se debería situar:el momento descrito por Freud como: " ... y el Yo, confrontado con la inte- I

rrogación de si compartirá 'su destino [el del objeto que ya no existe}, es ¡persuadido por la suma de las satisfacciones narcisistas que deriva de estar '!

.viVo, a cort~r,sus ligaduras al objeto que ha sido abolido" (1917, p. 255).;

Tendríamos entonces en este período:

i.a. Identificaciones, con el objeto perdido, predominantemente "taná-

ttcas", pero también con rasgos positivos ..b. Partes o aspectos de la representación interna que no han sido

ni incorporados como Jdentlñcactones, ni totalmente neutralizados:por las pulsiones eróticas. Corresponderían, creo, a los descritos:

, ·pOr Baranger (1962) como "objetos muertos-vivos", feliz denomi- inación que descrlbe exactamente su roL·, . :

c. Recuerdos y pensamientos acerca del objeto perdido. Hay una:tendencia a evocar recuerdos positivos y a. reprimir los negativos:y los pensamientos aqreslvos (aunque éstospuedan surgir prlncl- ¡ 25

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palmente como defensa), lo que produce una cierta distorsión dela realidad en el sentido de una idealización ..

d. Afectos: dolor, por la herida yoica, y angustia por el peligro queesa herida representa y por la tendencia a las identificacionestanáticas. Pena y tristeza por la desaparición del objeto. Culpa,por la ambivalencia previa y las identificaciones tanáticas super-yoicas (ver más adelante), etc.

4. La evolución posterior de esta situación dependerá de una largaserie de factores, externos e internos, pero en última instancia del" ... irre-sistible poder del factor cuantitativo en la causación de las enfermedades"(Freud, 1937, p. 226). Es decir en qué medida las pulsiones de vida puedenir fusionándose con las de muerte, neutralizándolas (¿o sublimándolas?).Señala Freud (1924, p. 164): "No tenemos ninguna comprensión fisiológicade los modos y medios con los que puede realizarse esta doma (Bandigung)del Instlntc d.e muerte por la libido. En lo que al 'campo psicoanalítico deideas se refiere, sólo podernos asumir que tiene lugar una muy extensafusión y amalgama, en variadas proporciones, de las dos clases de instin-tos, de modo que. nunca tenemos que tratar con puros instintos de vida opuros instintos de muerte, sino solamente con mezclas de ellos en varia-das proporciones". . . . ..

En general, la tendencia "normal" es hacia la resolución del duelo.En este proceso, las identificaciones "tanátlcas" van cambiando hacia iden-tificaciones más "eróticas", esto es, ·con rasgos más positivos, logros oideales del objeto perdido (o atribuidos a él); los objetos persecutorios"muertos-vivos" van disminuyendo su persecución o perdiéndola; los afec-tos dolorosos evoluclonan de una preocupación predomlnante por el sujeto(dolor, angustia) hacía una preocupación predominante por el-objeto (tris-teza, aflicción, pena, nostalgia) yIueqo se atenúan o .desaparecen, Losrecuerdos se hacen más realistas, totales y adecuados. Logrado este findel proceso de duelo, el Yo queda enriquecido con identificaciones positivas

.26 y lalíbldodlsponlble-para nuevos .objetos ..

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í'

Un aporte a la metapsicología del duelo ,

Este final ideal del duelo fue expresado por Freud (1937,c) de un modoconmovedor en una carta a Marie Bonaparte: "V espero que pronto se con-solará Ud. de mi muerte, y que me permitirá seguir viviendo en su recuerdoamistoso - la única clase de inmortalidad limitada que reconozco".

Pero debemos tener en cuenta todos los factores internos y externos,actuando e interactuando, que condicionan detenciones del proceso, reso-luciones parciales, etcétera, que determinan todas las variables de duelopatológico desde la melancolía hasta ciertas formas leves de depresiónneurótica, inhiblctones, etc.

5. Quiero recalcar que en la teoría corriente del trabajo de duelo, se'considera que éste termina en identificaciones y recuerdos, o, en la formu-lación más adecuada y elegante ele Baranger (1976): "El trabajo de dueloes la transformación de un objeto introyectado en un objeto imaginario, yen una identificación". La hipótesis que acabo de proponer supone que losprocesos consecutivos a la pérdida del objeto producen la transformación 'parcial de un objeto introyectado en una identifi~ación casi desde el comien-zo del proceso de duelo. V que la esencia del trabajo de duelo, lo que lohace tan lento y fragmentado, consiste en la transformación de esas identi-ficaciones iniciales "tanáticas", en identificaciones "eróticas", en neutra-lizar, "domar" el sadismo de los aspectos de 'la representación mental deobjeto perdido sometido a la pulsión de muerte poco o nada fusionada oneutralizada; a través de este trabajo surgen también recuerdos, ya merasrepresentaclones del objeto.

Frente a este cuadro, entendemos la expresión de Lagache (1938)en el sentido de que el trabajo de duelo consiste en "matar al muerto"; perovisto el proceso nos parece más adecuada la formulación de Garma: eltrabajo de duelo consiste en "darle vida al muerto".

6. , Otro punto que quiero tocar, aunque sea muy brevemente, es elsiguiente: se despr.ende de lo anterior la estrecha unidad entre la repre-sentación mental del objeto y las instancias psíquicas del sujeto, especial-mente su Yo. No, solamente porque la representación y la identificación 27

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del objeto son modificaciones yolcas, sino porqúe.. como hemos señalado,el representante psíquico del objeto .cornprende extensas porciones de(huellas mnémicas) de la interactuación sujeto (Yo, Self)-objeto que sonafectadas por el proceso.

Es esta estrecha relación que subyace a uno de los mecanismos deldolor psíquico. De tal modo que si la pérdida es real y como tal se registraen su representación mental, el trabajo en sí del duelo es un proceso decambio (¿de cicatrización?) yoica básicamente .. No quiero dejar de rnen-cionar al respecto dos contribuciones que me parecen muy pertinentes. Lade Garma (1931) se refiere a lo que él llama "unidad de placer", formadapor instinto, Yo y realidad. Es claro que la pérdida de un objeto real con-lleva la del Yo y el .lnstinto correspondientes. La otra contribución es deGrinberg (1962),quien hizo hincapié en considerar en los procesos de duelo,además de la pérdida del objeto, la pérdida de los aspectos del Yo conte-nidos. en él.

rPero un comentario de estas contribuciones me llevaría más allá de

los objetivos de este trabalo.,

Algunos factores intervinientes en el procese

Creemos que esta hipótesis contribuye a la aclaración de ciertosmecanismos considerados tradicionalmente COl)'lO complicantes del procesode duelo.

1. Ambivalencia previa.

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Freud señaló el rol perturbador de la ambivalencia previa en el duelo,describiendo que actúa produciendo culpa, que se experimenta conscientee inconscientemente, o que es enfrentada mediante la proyección u otrosmecanismos. Deacuerdccon .10 ya dicho, .resulta fácil comprender que,

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si se trata de neutralizar la pulsión de muerte .de la representación delobjeto, perdido, los sentlrnlentos negativos deja ambivalencia no colaborancon este fin, y no se logra la hipercatexis libidinosa suficiente para fusionar,neutralizar las tendencias tanáticas para llevar a buen término, o por lo.menos en tiempo adecuado, la resolución del duelo. Esto implica la per-sistencia de identificaciones con rasgos negativos o patológicos y la deobjetos persecutorios, ya sea directamente o distorsionados por lasdefensas.

Es por esto que el sujeto en duelo tiende a reprimir sus sentimientosagresivos (anteriores y actuales) hacia el muerto: "de mortuis nil nisibonurn", lo que contribuye' a una cierta idealización, transitoria quizá, peroque favorece el camino hacia la transformación de la representación delobjeto en recuerdo.

2. Rol del Superyó

Se considera que el Superyó interviene negativamente en el procesode duelo, a través del incremento de la culpa. Esta se debería, básicamentea la existencia previa, consciente o inconsciente, de sentimientos hostileshacia el sujeto muerto.

Conceptual izo al Superyó como una estructura funcional (no espa-clall, es decir, que se define por sus funciones, y no por su ubicación. Deacuerdo con esto, aventuro la hipótesis de que la doble introyección, yoica ysuperyoica, descripta por Abraham (1924) * define funciones diferentes deuna misma estructura: cuando fuerza al Yo a. una conducta determinada,modalidad, actitud, etc., corresponde al "objeto lntroyectado en el Yo", esuna identificación yoica; y cuando lo juzga, critica, ordena, etc., correspondeal "objetointroyectadoen el Superyó", es una identificación superyoica.

• Me ,parece claro que el término introyección suponla la inexistencia dentrc del' Y», de la represen-tación dél objeto, previa .a .su pérdida, creo ,que se desprende 'd:el .trabajo 'de Abraham que intro-yecclón equlv.aldrra a identificación, en- la termlnoloqta .actual. 'En ."EI Yo y el Ello'.' (1923, p. 29), 'Freud usa introyecci6n .como. sinónimo de identificación." ' 29

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A este respecto señalaremos por lo tanto que en el proceso de duelo,la mayor culpa y persecución superyolca corresponderá .al incremento de laidentificaclórr tanátlca (poco neutralizada por la libido), con funciones super-yoicas, y la mejor posibilidad evolutiva a la mutación en un sentido libidi-noso de la destructividad de esta identificación.

3. Relación previa de tipo narcisista o simbiótica

Es comprensible que, si en una relación de tipo narcisista o simbió-tica, los límites entre la representación mental del objeto y el Yo no sonnetos, las reacciones consecutivas a la pérdida del objeto afectarán másaún al Yo. La herida yoica será más difusa, más extensa y el proceso mástórpido. El proceso de transformación en recuerdos, que exige una claradiferenciación entre Yo y representación de objeto como paso intermedio,se verá seriamente perturbado.

Una hipótesis parcial acerca del mecanismo de las identificaciones

Mi propósito en este apartado es plantear la hipótesis de que lasidentificaciones primarias y secundarias serían producidas por un mismomecanismo, alteraciones yoicas consecutivas a una situación traumática.

1. Las identificaciones primarias

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Son las identificaciones previas o simultáneas a la carga de objeto:"En el mismo comienzo, en la fase oral del individuo, carga de objeto eidentificación, son sin duda indistinguibles. una de otra. Sólo podemos supo-ner que posteriormente, las cargas de objeto proceden del Ello, que sientelas tendencias erÓticas como necesidades .: El Yo, que para comenzar es

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Un aporte a la metapsicología del duelo ,

todavía débil, percibe las cargas de objeto y se allana a ellas, o trata derechazarlas por el proceso de represión" (Freud, 1923, p. 29). Es decir, unYo débil percibe las cargas que le llegan del Ello y se dirigen a un objeto ,percibido. La representación psíquica de este objeto, más las cargas pul-sionales que, recibe aquélla, marca al Yo débil, produce una alteración quede alqún modo reflejá al objeto; se trata de una identificación.

Pero habría también, identificaciones previas a la carga de objeto:la identificación con el padre, o con los padres de la prehistoria personal;sería" ... una identificación directa e inmediata y tiene lugar más tempra-no que cualquier carga de objeto" (Freud, 1923, p. 31). Es ••... la más tem-prana expresión de un ligamen emocional con.otra persona'tIfreud, 1921,p. 105). Si es posible diferenciar un ligamen emocional de una "verdaderacarga objeta!" (Freud, 1921, p. 105) no es lugar aquí para discutirlo. Sólonos interesa señalar el aspecto: percepción por un Yo débil = identifica-.clón, Estas a su vez contribuyen ala formación del Yo: '

Veamos ahora -el trauma. Dlcen Laplanche y Pontalls: "Suceso de lavida del sujeto que se define por su intensidad, la incapacidad en la quese encuentra el sujeto de responder adecuadamente a ~I, la conmoción ylos efectos patógenos duraderos que provoca en su organización psíquica. *En términos económicos, el traumatismo se caracteriza por un aflujo deexcitaciones que es excesivo, relativamente a la tolerancia del sujeto y asu capacidad de dominar y de elaborar psfqulcamente esas excitaciones".

Freud (1923, p. 29) nos dice que una identificación sería "una alte-ración de su Yo *, que sólo puede ser descrita como el establecimiento del'objeto dentro del Yo ... ". ¿No es similar el proceso de la identificacióncon el consecutivo a un trauma? Veamos: un aflujo de excitaciones (porejemplo carga de objeto más percepción) a los que el sujeto. con su tern-pranoYodébll, no puede responder adecuadamente, que produce determina-dos efectos durables en la 'organización psíquica. Estos efectos serían lasIdentlftcaclónes, constitutivas del Yo.

• Los destacados son mIos. 31

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Carlos lVIario Aslan

2. Las identificaciones secundarias

32

, En las identificaciones secundarias. es decir las consecutivas alabandono o a la pérdida de un objeto (proceso de duelo), sucedería algosimilar: De acuerdo 'con la hipótesis que he planteado en el presente tra-bajo, el retiro masivo inicial de la representación psíquica del objeto, per-dido produce una defusión instintiva, por la que 'éste queda librado a suinstinto de muerte con la tendencia a la descarga de la tensión restante anivel cero, es decir a la descarga de las representaciones. Esta situación,es percibida como un peligro por parte del Yo. 'quien produce su señal deangustia que moviliza su defensa, que consiste en este caso, principal-mente en una recarga, más bien sobrecarga, hipercatexis de la representa-ción en cuestión. Esta hipercatexis produce una situación económicamenteslmllara una situación traumática. Señala Green con respecto a estas co~- .tracargas: "La cantidad excesiva de estas investiduras que han roto la',barrera del Yo es comparable a la, fractura del protector contra las excita-clonesIñelzschutz) por una cantidad' de' excitación que penetra por efrac-,ciónen el individuo. La melancolfa es en este respecto una neurosis narci-sística quasi traumática" (p. 159).

Tenemos entonces una situación "casl traumática" o traumática, es'decir, un aflujo de estímulos relativamente excesivo, que produce una alte-ración duradera del Yo; nos, encontramos con una situación similar a la'de las identificaciones primarias; su resultado sería el establecimiento,dentro del Yo. de una ldentiñcaclón secundaría,

Hesumlendo, propongo:

a. En el Yo temprano, d,ebid~ a su debilidad e incapacidad de mane-jar estímulos, las cargas de objeto y ciertas percepcionesinten-sas del mismo producen un trauma, cuyo resultado es una alte- .ración yoica permanente, que registra rasgos del objeto y a laque denominamos: identificación primaria.

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,,Un aporte a la metapsicología del duelo:

\,,I

Ib.En el Yo más maduro y fuerte, las. mismas .sltuaclones anteriores:

producen una representación mental del 'objeto. ' A esto lo deno- 'minamos introyección.

c. Cuando sucede la pérdida del objeto, la sltuaclón económico-dinámica que se produce recrea una situación traumática similara la descrita en a). Se produce una alteración yoica permanente, "que registra rasgos del objeto introyectado, representación del.objeto externo perdido a la que denominamos identificación'secundaria. Es a este mecanismo que he atribuido la muy tem- :prana tendencia a la identificación con el objeto perdido en el 'proceso .de duelo.

, Sería posible establecer una serie de grados de "alteración yoica",que iría desde la introyección más parcial y transitoria hasta la identifica- !

ción más permanente y total.Cabe quizá un breve comentario sobre la energía empleada en las \

identificaciones. Freud nos ha dado dos alternativas.' la primera, más cono-cida, en "El Yo y el Ello" (1923, p. 54): "El Superyó surge, como sabemos,de una identificación con el padre tomado como' modelo. Cada una de talesidentificaciones es de la naturaleza de una desexualización, o' aun de unasublimación. Parece ahora que cuando tiene lugar una transformación deeste tipo, ocurre al mismo tiempo una defusión instintiva: Después de lasublimación el componente erótico ya no tiene el poder de ligar toda \la destructividad que estaba combinada con él, y ésta es liberada en la formade una inclinación a la agresión y a la destrucción". Es decir, son los ins-tintos de vida los empleados en la identificación.

la segunda alternativa, menos conocida, y que nos parece más plau-sible, la encontramos en una carta a Marie Bonaparte: (Freud, 1937, b) :'... "Todas las actividades que arreglan o efectúan cambios son en una ciertaextensión destructivas, y por lo tanto redirigen una porción del instinto ,[de destrucción] de su objetivo destructivo original. Aun el instinto sexual,lo sabemos, no puede ,actuar sin cierta medida de 'agresión: Por la tanto, : 33

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Carlos Mario Aslan"

en la combinación habitual" de los dos instintos hay una' subllmaclón parcialdel, instinto destructivo". '

Es decir, según esta hipótesis, sería el instinto de muerte, a travésde una manifestación destructiva sublimada por su fusión con Eros (al ser-vicio de Eros) el efector de la identificación; en este caso no habría libe-ración de "inclinación a la agresión ya la destrucción".

Angustia, dolor y duelo •.

En su Addenda C, de "Inhibiciones, síntomas y angustia" (1926, p.169), Freud pregunta: " ... ¿Cuándo la separación de un objeto produceansiedad, cuándo duelo (aflicción) y cuando, quizás, sólo dolor?"

Desde la hipótesis planteada intentaré completar las respuestas ten-tativas ("Déjenme decir de inmediato que no hay perspectivas a Ia vista decontestar estas preguntas", p. 169) que Freud mismo brinda.

Dolor: el dolor psíquico se referiría básicamente, como ya lo heseñalado repetidas veces, a la herida yoica producida por la destructividadde la representación objetal descargada erótlcamente. El aflujo excesivo delas carqas hacia el objeto perdido o faltante ("cargas de nostalgia") seña-

"lado por Freud, sólo sería secundario, defensivo.Angustia: sería primeramente la respuesta, anqustia señal, del Yo

al peligro de la destructividad de la representactón de! objeto perdido. Pos-teriormente, la reacción al peligro de la identificación "tanátlca", Estoy deacuerdo con la formulación freudiana que adjudica la ansiedad al peligroque la pérdida de objeto implica, o por mayor desplazamiento, a la pérdidamisma del objeto;· Pero esto lo atribuyo principalmente al mecanismo deretiro libidinoso, defusión instintiva, etc., y sólo secundariamente a la insa-tisfacciónde las necesidades o-deseos que el objeto. hubiera debido "cum-plimentar.

34 • Aqul duelo, mournlng en la S.E., debería en realidad ser traducido como aflicción o tristeza. Freudusa en el texto predominantemente esta" acepción, pero también la acepción .de duelo como proceso.

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Un aporte a la metapslcología .del duelo

Afllccton.se refiere: á la aceptaclorr del'jutcto.de realidad. y por lotanto a la 'considlúaci<,Sn realista del destino sufrldóporelobjéto. Se hacemás claramente ,diSÚnguible .del' dolor en .etapas más. avanzadas del duelo.

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Resumen

En este trabajo intento aplicar a la conceptuallzaclén del 'duelo' las teorías' íreudlanasintroducidas con posterioridad a la publicación" de "DUelo y' meiancolía", en especial lateoría del instinto de muerte. Creo así poder explicar algunos procesos y aspectos clínicosdel duelo no bien resueltos en esa obra, Planteo 'entonces una hipótesis del duelo quepodría- resumir ast:: Producida la pérdida, el' Yo, acatando 'su' juicio de" realidad que -leinforma de la pérdida, cesa en' su aporte libidinoso; al objeto interno que. representa psíqui-camente el objeto perdido. Esto produce una defusión instintiva en el objeto interno, condesneutralización de lapulsión de' muerte dentro. de esa..representación .. Se produce unarápida desorqanízaclón, destructividad pasiva, etc., que es vivíd~ por el resto del Yocomo una situación .de peligro. Esto le lleva a mecanismos defensivos, principalmente larecarga masiva erótica del objeto Internoen desorcanlzactón. .Lo .que' a su vez producevariadas consecuencias: identificaciones que he denominado "tanátlcaá", objetos -.perse-cutorios "muertos-vivos", pensamientos y recuerdos acerca del objeto perdido' que ocupanla mente del sujeto. La evolución del proceso de duelo consiste, en los casos favorables,en la transformación de las identificaciones "tanáticas" en "eróticas", en la desapariciónde los objetos persecutorios, en la producción de recuerdos y pensamientos reallstas yadecuados acerca del objeto perdido. También .describo .Ia génesis y evolución de afectosdolorosos y angustiosos al comienzo, y nostálqlcos al' final del proceso. .

Describo 'algunos factores que intervienen .negativamente en E!I proceso, Y cómola hipótesis' mencionada" puede ayudar a comprenderlos. Finalmente' planteo una hipótesis

'parcial acerca de' un mecanismo ......:.traumático- que intervendría' en las identificaciones,'tanto en las primarias, como en las 'específicas' del duelo, las secundarias.'

Summary

In. this papero 1 try to apply freudian theories intruduced after .the, publlcatlon ofMóurning and Melancholy, especlallyvthat of the . death instinct,: to the conceptlon . ofmournlnq. In this way ícan explain some- processes and cllnlcal aspectsof- mourning whlchare not fully .explaine~ .in:.Mourning :andMelancholy. ¡ 1.put forward ,.a hypothesls about . . 35

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Carlos Mario Aslan

mourning which can be summarized as follow Once the loss suffered, the Ego, obeyingits reality-testing which shows that the object no longer exists, withdraws its libidinouscathexis from the internal object that psychically stands for the lost object. This bringsabout an instinctive disjunction in the internal object. with desneutralization of the deathinstinct within that representation. This causes quick desorganization, passive destructl-veness, etc., that is suffered by the Ego as a situation of danger. This, therefore, leadsthe Ego to defence mechanisms, mainly the massive erothic re-charge of the internal objectin desorganization. This has different consequences; identifications which I hawe called"thanatlc", persecutory objects "dead-allve", thoughts and memories about the lost objectthat occupy the subject's mind. The evolution of the work of mourning consists, in thosecases of favourable evolution, of the reversal of the "thanatic" identification into "erothlc",of the disappearing of persecutory objects, of the produetion of realistie and appropríatememories ánd thoughts about the lost objeet. I also make a descrlptlon of the genesisand evolution of affects, painful and anxious at the beginning and nostalgic at the end ofthe process.

I describe some factors that have a negative influence on the process and I explainthe way in which the hypothesis mentioned aboye can be an aid in the understanding ofthese faetors. Finally I put forward a partial hypothesis about a meehanism -rather trau-matie- that probably participates in identifications, both primary and seeondary, charac-terietie of mourning.

Résumé

36

Dans ce travall, j'applique les théories freudiennes, notamment la pulsion de mort,a la notion de deuil. 11s'agit de théories présentées aprés la publieation de "Deull etMélaneolie". Ainsi, je erois pouvoir expliquer quelques proeessus et aspects cliniquesdu deuil qul n'ont pas été convenablement traités dans la théorie de Deuil et Mélaneolie.Je pose alors une hypothese a propos du deuil qui peut etre résumée de la facón suivante:lorsque la perte a eu lieu, le mol, respectant son épreuve de réallté laquelle I'instruit apropos de la perte, eesse son apport libidineux a l'objet interne qul représente psyehique-ment l'oblet perdu. Ceei produit une difusion instinetive dans I'objet interne, avee unedéneutrallsatlon de la pulsion de mort dans cette représentation. Ceei provoque une dé-.sorganisation rapide, c'est a dire une destructlvé passive, etc., qul est véeue eomme unesituation dangereuse par le reste du mol. Ceei conduit a des rnécanisrnes de protection,notarnmént la recharqe massive érotique de I'objet interne en désorganisation. Cela a sontour prodult des conséquences diverses: des identifieations que j'ai désignées "thanatl-

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Un aporte a la metapsicología del duelo

ques", des objets de la persecution "mortsvifs", des pensées et des souvenlrs au sujetde ['objet perdu qul prennent de [a place dans l'esprlt de ['objet perdu. Je décris aussi lagenese et I'évolution des affections dculoureuses et angoissantes au début et nostalqlquesau bout du processus ..

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Comentarios y contribuciones

Willy Baranger

Me parece muy positivo el intento de Carlos Mario Aslan de retomar la rnetapsl- .cología del duelo tal como fue descrita en 1915, en "Duelo y 'melancolía", ala luz delas formulaciones ulteriores de Freudacerca de la pulsión de muerte .. Freud no ha modl- .ficado explícitamente la descripción de "Duelo y melancolía" desde 1915, cuando la intro-ducción de la pulsión de muerte hubiera tenido, con toda claridad, que aportar una rees-.tructuración profunda de la teoría del trabajo de duelo.

La claridad expositiva de Aslan facilita la ubicación de los problemas y de los puntosen que mis enfoques -pueden diferir de los suyos. Creo que lo esencial de estas dife-rencias proviene de -una lectura distinta de Freud y. de una interpretación distinta dellugar y de la importancia de ·"Duelo y' melancolía" en la evolución de su pensamiento.

Es consabido que "Duelo y melancolía" integra un conjunto de textos redactadosen 1915 y destinados a integrar una vasta síntesis de sus teorías en el nivel má~ abstracto,"metapsicológico". Se sabe también que Freud tropieza con ciertas dificultades teóricasy no termina el edificio teórico proyectado. Las dificultades principales se podrían situarprecisamente entre "Duelo y melancolía" y el conjunto de los textos de 1915. Coexisten(sfmpllñcandoy exagerando) dos metapsicologías: la del "Inconsciente" y la "Represión".y la que se va esbozando en "Duelo y melancolía".

Esta dualidad no nos debe extrañar: el conjunto de textos de 1915, por una parte,retoma la perspectiva formulada por Freud en el capítulo VII de la "Traumdeutung", y,por otra parte, esboza una línea de pensamiento nueva que lo I/eva a la segunda tópica.(la de "El Yo y el Ello").

Dicho de otra manera: Freud descubre en "Duelo y melancolía" algo totalmentenuevo que no cabe dentro de las descripciones de su metapsicología anterior y escapaa la alternativa representación o afecto. Este "algo" es el tipo de existencia del objetoque se encuentra en duelo, y que se llamará después objeto interna/izado. Por el/o, noes de extrañar "que "Duelo y melancolía" sea uno de los artículos que más leen y 'citanMelanie Klein y sus discípulos. Es el momento preciso -en que nace en Freud una nuevalínea de formulaciones, que Melanie Klein va a desarrollar luego. Pensamos que ha leídoexactamente al Freud de "Duelo y melancolía", y no se equivoca' cuando siente quecontinúa esta obra.

Se ve por lo tanto que mi discrepancia con Aslan recae esencialmente sobre. lospuntos 2) y 3) del apartado titulado "Algunas observaciones". En cuanto al punto 2),cuando Freud dice que, después de la desaparlclón del objeto en el mundo externo, éste"prosigue su existencia como imagen o como recuerdo" (lo que apenas valdría .Ia penade ser-consignado), sino a otro tipo de. existencia. La existencia intrapsíquica del objetomuerto dentro del, sujeto es' distinta de la de todos los otros objetos no presentes, .no. 39.

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Comentarios y contribuciones

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percibidos, de los cuales el sujeto conserva la imagen o el recuerdo. Estas imágenes orecuerdos se pueden llamar a la consciencia o descartar (como todas las representacionespreconscientes) a voluntad del sujeto; tienen, con respecto a él, una condición de esencialpasividad. Por lo general la imagen de una persona viva no tiene vida propia sino la quele confiere el sujeto, y por el tiempo en que éste se la confiere. Al contrario, el objeto muertoo perdido de los procesos de duelo se caracteriza por una esencial actividad: todos sabemosque este objeto invade la vida psíquica del sujeto, quiera o no el sujeto librarse de estapresencia que acapara la mayor parte de su interés y de su atención. Inclusive, aunque elsujeto sepa que está muerto y enterrado, le acontece "verlo" fugazmente en ese coche quepasa, en medio de esta multitud, o tener el sentimiento de que está aquí, detrás de estapuerta, y viene para llevarlo. El objeto perdido del duelo es dotado de muchas de las carac-terísticas de una persona real: tiene un estatus de casi-persona.'

Por ello no podemos aceptar la aclaración de Strachey citada por Aslan. A veces,según los contextos, cuando Freud habla del objeto, se refiere a una representación, aveces a los objetos del mundo externo, y a veces a otro tipo de existencia, que es preci-samente la que descubre en "Duelo y melancolía", '

Por lo tanto, el punto 3) de las "Observaciones" de Aslan no termina de satisfa-cerme. Aslan se da cuenta, con razón, de que el objeto del duelo no se reduce a unaimagen ni a una huella rnnémlca (ni a una multiplicidad de ellas), pero el problema tampocose resuelve agregando a éstas "las huellas mnémicas de la imagen de sí en relación alobjeto y de la interacción de uno con el objeto", además de los factores económicos.No es lo mismo el conjunto de relaciones nuevas e intensas que se establecen en elduelo entre el sujeto y el objeto que sigue viviendo dentro de él, y el conjunto de huellasmnémicas incluyendo las del self del sujeto y de su relación con el objeto.

Reencontramos este mismo problema, en una forma algo distinta, con respectoa la introyección que tiene lugar en el duelo. Tenemos que diferenciar cuidadosamentela introyección en el sentido estricto de todo el conjunto de influencias oriundas en elmundo· externo y que originan representaciones 'en el yo. Existe en muchos autores latendencia a utilizar el término de introyección para todo tipo de intercambio entre el yoy el mundo externo, que tenga una dirección centrípeta Ies decir, del mundo hacia el yo).La piedra de toque, lo que diferencia una introyecclón de otros procesos centrípetos esque la primera tiene una función estructurante, mientras los segundos no llegan sino ala formación de huellas mnémicas 'o de imágenes. Percibir no es introyectar. Por ellono se puede sostener que la "percepción" por un yo débil = identificación".

El pensamiento de Freud es, en este punto, más matizado que el de Melanie Klein:la identificación introyectiva, para 'ésta, es un proceso de asimilación que tiene lugarcomo consecuencia de la introyección de un objeto, lo que descarta el concepto freudianode identificación primaria. La lntroyecclón que tiene lugar en el duelo y que Freud describe,

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Comentarios y contribuciones

(sin nombrarla en este texto) en "Duelo y melancolía" recae sobre el objeto que selntroyecta como estructura endopsíquica (es el objeto en tanto "prosigue su existenciaen forma intrapsíquica"). La identificación, en particular la identificación primaria "previaa toda carga de objeto" es, para Freud, otro tipo de vínculo objetal que no implica intro-yección. Aunque esta lectura parezca complicar mucho las cosas, no podemos evitar laconclusión de que el objeto de la introyección es, para Freud, un concepto profunda-mente distinto del objeto de la identificación. Las condiciones que rigen la identificaciónprimaria no son condiciones económicas, sino estructurales.

En otras palabras, creo que conviene discriminar una identificación directa, centrí-peta, estructurante de las instancias, y una identificación que se produce como resultadode un proceso de asimilación siguiendo a la introyección del objeto como estructura ende-psíquica.

En resumen: la idea de Carlos Mario Aslan, de una defusión de las pulslones de,vida y de' muerte en el momento de la pérdida que origina el duelo me parece conformea· la lógica del pensamiento de Freud, al mismo tiempo que concuerda con la experienciaclínica que tenemos todos: la inundación de los analizandos por fantasías y vivenciastanátlcas en el momento del duelo. El problema del duelo' no es en primer término unproblema libidinal, sino tanático. El muerto se equipara inmediatamente a la muerte.Pero la descripción cabal de la metapslcoloqta del duelo me parece exigir el conceptode' 'un objeto lntroyectado considerado como estructura casi-persona' del mundo interno(lo que también corresponde a la descripción de Freud) y esto me lleva a disentir acercade su concepto de la introyección y de la identificación.

Marcos Guiter

Son muchos, por lo menos entre nosotros, los investigadores que, apasionadospor la obra de Freud, intentan ir logrando una visión conjunta que sintetice ideas funda-mentales que se encuentran más o menos desperdigadas, y buscan al mismo tiempo,nuevos desarrollos. El doctor Aslan es uno de esos apasionados y su trabajo una intere-sante muestra de los resultados de esa búsqueda. Como hay otros discutidores, no meextenderé mucho en mi comentario. Tomaré sólo algunos puntos.

Comencemos por la descripción metapsicológica especfflca del duelo. Entiendoque no fue alterada, pero sí desarrollada por Freud, no sólo en cuanto al problema de lasidentificaciones, sino en cuanto al aspecto económico, particularmente en "Inhibición,síntoma y angustia", en los apéndices B y C.. Si bien Freud no se· refiere allí al duelo, 41

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Comentarios. y contribuciones

se refiere a la pérdida de objeto, que es su estímulo desencadenante, También trata enese trabajo la situación traumática, que para Aslan subyace a todo proceso de duelo eidentificación consiguiente. En "Inhibición, síntoma y angustia" parecería que la situación"se hace traumática", si la necesidad que experimenta el niño no es satisfecha. Estoda lugar a pensar que, en el desarrollo normal, podría haber continuas- situaciones traumá-ticas inherentes a los grandes cambios estructurales que el niño experimenta fatalmenteen su desarrollo. Por ejemplo, el "shock" que experimenta cuando sufre la amenazade castración, es de carácter traumático, pero inevitable e inherente a la evolución. Sinembargo habría cambios en el yo que suceden a identificaciones a los que, si bien pro-ducen una desorganización y reorganización, sería dudoso, para mí, adjudicarles el carác-ter de situaciones traumáticas, dado su carácter cuantitativamente menor. Es probableque haya una gradación desde las identificaciones que pueden realizarse sin la pérdidadel objeto o con pérdida psíquica mínima (en las que más que de situación traumáticapodría hablarse de proceso de reorganización del yo) hasta las grandes situaciones deduelo, como la renuncia al incesto (a la madre) consecutiva a la amenaza de castración.En éstas la situación traumática es de tal magnitud, que haría literalmente desaparecera los objetos del Edipo, transformándolos en identificaciones y desviando radicalmenteel destino de las cargas (o investiduras).

Las ideas de Freud referentes al duelo como a) necesidad de desprenderse deun objeto de amor, donde el objeto cumple un rol pasivo y b) del muerto como atacandoactivamente al yo, son tomadas por Aslan y unificadas comprendiendo a ambas comopartes de un proceso .total estudiado por Freud en diferentes momentos.

No me resulta justificada la objeción de Aslan cuando dice que "contrariamente alo señalado por Freud, el yo acata este juicio de realidad y procede a retirar de inmediatosu libido de la representación mental del objeto perdido", Que la libido se retire lentamenteno quiere decir que no se retire de inmediato, sino sencillamente que el proceso eslento y gradual, como todos sabemos, aunque el inicio se produzca desde el momentomismo en que se produce la pérdida. .

La defusión instintiva que se verifica como consecuencia del proceso de abandonoerótico del objeto, entiendo que es aplicada por Aslan a partir de la idea generalizadade Freud, después de 1920,.de que la pérdida de objeto produce defusión instintiva, cargao recarga con instinto de muerte del superyó, que acentúa su severidad o crueldad,mientras Eros toma 'el camino del yo o de las sublimaciones ulteriores, a la noción másdefinida de duelo. Pero, en esencia, el -proceso no varía, creo, en la descripción posiblepara un enfoque centrado en las. identificaciones o en la sublimación o en el duelo.

Es interesante el aporte de Aslan referente a la "recarga masiva erótica de larepresentación delobjeto ". "hipercatexis que produce las condiciones. económicas propias'de una sltuaclón .traumáttca", Es 'probable que, ..corno dicen Aslan, .sea este ."un\? de los:

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Comentarios y contribuciones

mecanismos que' subyacen a ,las 'identificaciones". Acá diría yo lo mismo que señaléal comienzo sobre esta idea.

No encuentro, forzosamente coherente la postulación de que el "Yo tiende masi-vamente a identificarse con 'la representación mental del objeto perdido tal como sehalla en ese momento", con la ulterior afirmación de que las primeras identificaciones(tanáticas las llama Aslan) se hacen con las falencias, enfermedades, muerte, etc., delobjeto. Porque el duelo puede darse con un objeto que se perdió" no por muerte, sinoporque abandonó al sujeto- por cualquier razón, y el .estado en que "se halla en esemomento el objeto" puede ser muy bueno. Salvo que Aslan se refiera al estado lntrapsí-qulco, en el -sujeto, :

y tampoco es coherente, creo, el hecho de las, identificaciones "con los aspectosn~gativos del objeto", con la "recarqa masiva erótica". Si el objeto e~ amado o inclusiveideallzado, la identificación tendría que ser con esos aspectos. .

Tal vez habría que pensar que el objeto está "recargado" totalmente, tanto conamor como con odio y que con esta "recarga instintiva masiva", diría yo, las primerasidentificaciones pueden ser más o menos "tanáttcas" o eróticas. Excepto que laqueAslan dice pudiera explicarse por el hecho de que la situación traumática consecutivaa' la "recarga masiva instintiva" desencadena la primacía del instinto de muerte y ésteno puede sino orientar identificaciones "con los aspectos negativos' del objeto".

Aslan afirma que "la esencia ,del trabajo de duelo, lo que lo hace tan lento y frag-mentado consiste en la transformación de esas identificaciones iniciales -tanátlcas», enidentificaciones 'erótlcas', en 'domar al sadismo', etc.". Pienso que es útil .postular eltrabajo de 'duelo desde la teoría de 1920, aunque no veo en qué cambia básicamente lasideas dé Freud ni me parece acá Aslan más explícito que Freud, con, por ejemplo, la eventualhlpótesls de la "viscosidad de la libido". En todo caso, la pregunta continúa. Sé efectúala:"doma". Pero ¿cómo?

. ,Aslan toma luego en cuenta el concepto de ambivalencia y el rol del Superyó, Dentrode este último, ítem, "aventura la hipótesis" de que cuando "la introyección fuerza al Yoa una conducta determlnadav.modalldad, actitud, etc., corresponde al objeto introyectadoen el Yo; y cuando lo juzga, 'critica, ordena, etc., corresponde al objeto introyectado en elSuperyóy es identif.icación superyolca". Esta es. una antigua discusión acerca de qué ysobre -dóndé se 'efectúan las ide~tificaciones. Creo que la hipótesis de Aslan es correctasi tomamos al Superyó sólo como conciencia moral. Tomándolo más ampliamente, comolristancla autoobservádora y corno ideal del Yo, tal como lo postula' Fréud im escritosrrietapsicológicosavanzados ("Nuevas aportaciones", de 1933, por' ejemplo), la diferen-ciación se torna más difícil dado que la capacidad de autoobservactónno es, en sí misma,crítica, y en cuanto al Ideal del Yo, es un modelo al cual se aspira pero no es propiamenteel censor. Y tanto el objeto incorporado en calidad de observador como el incorporado en

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Comentarios y eontrlbuclones

condición de ideal, son objetos ajenos o periféricos (orbitales, diría Wisdom) al Yo y notienen por misión ordenar, ni criticar, etc.

Me parece muy importante el concepto de "relación previa de tipo .narcisista osimbiótica". Creo que es inevitable que en un proceso de duelo, aun en el supuesto normal,se activen puntos de fijación correspondientes a la etapa narcisista, especialmente lallamada por Abraham etapa oral canibalística y que por lo tanto se exterioricen procesosque corresponden a etapas del desarrollo en que eran difusos los límites entre represen-tación del Yo y de los objetos. Coincido con Aslari en que este fenómeno será tanto mayorcuanto más narcisista sea el sujeto. Y este proceso de indiferenciación subyace tambiéna la dificultad para diferenciar las identificaciones en el' Yo o en el Superyó que mencionémás arriba, dado que cuando se profundiza resulta difícil, casi imposible, diferenciar loque es Superyó (objeto introyectado como tal) de lo que es Yo (eventualmente objetoincorporado como sujeto, como Yo o incorporado, si se prefiere, y convertido en Yo).

De la hipótesis acerca de las identificaciones primarias y secundarias como produ-cidas por el mecanismo de alteraciones yoicas consecutivas a una situación traumática,ya hice algunos comentarios.

Me parece esclarecedor cómo sigue Aslan ciertos aspectos del proceso: "Es decir,un Yo débil percibe las cargas que le llegan del Ello y se dirigen a un objeto percibido.La representación psíquica de este objeto, más las cargas pulsionales que recibe ésta,marca al yo débil, produce una alteración que de algún modo refleja al objeto; se tratade una identificación".

La referencia a Green, donde se señala. que la melancolía es "en este respecto(ruptura de la barrera protectora contra las excitaciones), una neurosis narcisística quasitraumática", puede a su vez ser transferida a Freud, quien pensaba que una situación traumá-tica subyace no sólo a toda neurosis narcisística, sino a toda psiconeurosis. Básicamente,la represión primaria ha sido generada por una situación traumática, es decir, una situacióndonde el sujeto fue invadido por la angustia económica (Freud), y toda intensificación deesa represión que generará neurosis transferenciales o narcisísticas, estará ligada, comoconsecuencia, a la intensificación de esa situación traumática.

Dado que, como las represiones primarias, las situaciones traumáticas son inherentesal desarrollo normal, estarán ligadas sin duda al proceso de identificación, y todos los quevan constituyendo al sujeto. .

Para terminar, repito lo que dije al comienzo: Trabajos como el del Dr. Aslan nospermiten comprender más la obra de Freud, entender mejor su unidad' y coherencia yvislumbrar la posibilidad de desarrollos originales.

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Comentarios y contribuciones

Rubén C. Piedimonte

Desde Freud, muchos son los autores que han intentado llenar ciertas brechas dela teoría; por ejemplo, Fairbain con la conceptualización. pulsional y el retorno de losobjetos; Wisdom y su enfoque metodológico de la relación entre el Yo y los objetos lntro-yectados; Rosenfeld, el narcisismo y la dualidad pulsiorial; y entre nosotros, Baranger,Cesio y otros. A pesar de esto muchos son los interrogantes que todavía persisten sinrespuestas satisfactorias en lo que concierne a la dinámica del duelo y de la melancolía.

El Dr. Aslan hace muchos años que se ocupa del tema y que nos ofrece sus puntosde vista y sus investigaciones al respecto. El interés y la seriedad puestos en sus aporta-ciones nos obliga a que más que una crítica podamos seguir planteando dudas que per-sisten en muchos de nosotros y facilitar así, que sus 'respuestas nos ilustren más ypodamos completar nuestro conocimiento respecto a tan cuestionado tema.

Comenzaríamos por señalar que en lo que él rotula como "Algunas observaciones",por ejemplo en el punto 1), cabría incorporar ya el tema del narcisismo.

Freud nos deja entrever en todo lo que atañe a la problemática de la pérdida delobjeto y del desarrollo del duelo, un proceso que sienta su base, desde el punto de vistalibidinal, sobre un fondo eminentemente narcisista; y en lo que atañe a los intereses delYo. egoísta. Por lo tanto, toda renuncia a perder un objeto, o todo rechazo a renunciara sus beneficios. podría estar asentada en lo que el Yo entiende como pérdida de subienestar o peligro de pérdida de la satisfacción de su necesidad. Esto ya nos daría unaprimera diferencia conceptual entre este desarrollo desde Freud y otros, por ejemplo,el realizado por Melanie Klein y sus continuadores.

En la misma línea estaría el planteo realizado en el punto 2), también de "Algunasobservaciones" donde se pone en cuestión si se habla de los objetos reales objetivos o desu representación mental.

A pesar de que es probable que Freud no haya dado al respecto un juicio categórico,desde "Las pulsiones y sus destinos" nos habla de un objeto con un carácter contingencialtal, que parecería ser que este objeto de la realidad tiene más importancia como un repre-sentante del deseo del sujeto que del objeto en sí mismo. En otras palabras, el objetoexterno sería para el sujeto en tanto contingente, una combinación de aquellas huellasprimordiales en el orden de la satisfacción de dicho sujeto más. toda la construcción mito-lógica a que ésta ha dado lugar: El objeto, en la melancolía, estaría muy cerca, por sucorta distancia simbólica, de aquellas representaciones- primordiales correspondientes a'las experiencias más tempranas del sujeto.

En cuanto al afecto, señalado por el autor en el punto 3) de este mismo acápite,Freud lo pone en cuestionamiento, o mejor dicho, cuestiona su status inconsciente. Esdecir, el afecto para Freud, por lo menos en sus desarrollos de metapsicología, es la carga 45

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'Comentarios y contribuciones

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que se cualifica solamente en el momento de su descarga. Por Io tanto, 'el afecto seríauna cualificación de las cargas del inconsciente que tienden a dejar de ser inconscientes.En este sentldo.t tendrfarnos-aquí otra diferencia respecto a la vlnculaclón.del Yo con elobjeto, como es' conceptual izado dentro de la teoría kleiniana.

El Dr. Aslan se' ocupa además de la dinámica de las pulsiones de vida y de muerte.Este punto y el relacionado con las identificaciones son los más significativos de su trabajo

Podríamos señalar cómo en la obra de Freud surgen, en algunos -mornentos, laspulsiones de vida y de muerte como una combinación aúna sumatoria que daría a lapostre un resultado respecto del 'destino del objeto hacia el cual van dirigidos: Esto es loque es retomado posteriormente por la teoría kleiniana como monto de instinto de viday monto de instinto de muerte en función de la relación objetal, y es en este sentidocomo' lo trata el autor.

Sin embargo, no es todo lo que Freud señala al respecto, especialmente en el año191,9en "Más allá del principio del placer", al decirnos que el instinto de vida es el relieveproducto del desequilibrio pulsional realizado sobre el fondo oscuro y silencioso del lns-tinto de muerte, nos habla más que de una 'equivalencia desde el punto de vista econó-mico instintual, de un proceso donde 'la existencia de una de ,las pulsiones no es compren-sible sino en función de la exist~ncia y funcionamiento de la otra. Para ser másclaro, parecería ser que a pesar de señalar nítidamente la oposición de las tendencias,la pulsión de muerte aparecería como la cara oculta de la pulsión de vida. En otras pala-bras, se haría evidente la pulsión de muerte en la caída de la pulsión de vida como lainevitable manifestación de su déficit. Es .en este sentido que podernos entender mejorcómo la pulslón de muerte no tiene ,ni busca objetos, y sí se manifestaría cuando lapulsión de vida, expresada a través de ,la libido, retiraría sus cargas del objeto al cualestaba destinada. Pero entonces se nos' reabre, nuevamente •. la vieja cuestión de quéocurre en el duelo cuando el, retiro de la libido del objeto que teóricamente constituiríaun Yo megalómano recargado de libido se nos muestra, a través' del proceso clínico,como un Yo empobrecido, deteriorado, que es donde Freud no se explica cómo el narcl-sismo permite que el Yo atente contra sí mismo. Este juego dialéctico entre las pulsioneses el que haría despegar algunas de las teorlzaclones freudianas de cierto' anclaje blo-logista, y posiblemente también, no colocar un exagerado énfasis en la situación econó-mica instintual. De esta manera, suelo biológico y suelo pulsional quedarían algo másdiferenciados aunque no expliquen muchas de las cuestiones que nosotros todavía mante-nemos en cierta penumbra.

'Más adelante, el 'autor alude respecto' al retiro 'de cargas del' "objeto externo".Naturalmente lo hace como muchos otros autores cuando diferencian, de alguna, manera,el objeto interno y el objeto externo.

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Comentarios y contribuciones

Lo que cabría' 'plantear aquí es si para la significación inconsciente podemos real-mente establecer algún límite taxativo entre lo qué sería el objetó externo y'el objetointerno, si bien este objeto externo como contingente para el inconsciente es aquel quecorrespondería a la búsqueda de cierta satisfacción otorgada, real o míticamente, en elobjeto por el deseo primario. En este sentido, el reconocimiento del objeto externo estaríamás en el orden de magnitudes cuantitativas dependientes de la distancia simbólica quelogra establecer el objeto a lo largo de su desarrollo y en su tránsito por la situaciónedípica. Pero, de todas formas, en su significación inconsciente la cualidad de externoo interno quedaría diluida en una situación tan ilusoria como el ver y determinar .Ia cara.externa y la interna en la cinta de Mosbtus.

En todo caso, lo que quiero decir es que lo externo estaría más adscripto a laposibilidad perceptual del preconsciente-consciente y no de la significación inconscientey de la insistencia del deseo respecto al objeto de la realidad.

, Por lo tanto, la pérdida del objeto externo, desde la perspectiva inconsciente, essiempre la pérdida de lo que él representa, más o menos narcisísticamente vivido deacuerdo a la distancia simbólica que haya podido establecerse entre objeto primario deldeseo y objeto de la pulsión en la realidad.

Luego, el Dr. Aslan, bajo el título de "Algunos factores intervinientes en el proceso",introduce el tema de la culpa que surge -como también lo señala Freud- de una delas fases de los sentimientos ambivalentes.

El problema en cuestión estaría en esclarecer si, como señala Freud en "Psicoloqíade las masas" y antes, en "Totem y tabú", entre otros trabajos, la culpa esun sentimientodel cual podemos hablar desde el momento de la constitución del complejo de Edipo enadelante. entendiendo al antecedente de ésta en los períodos previos a la resolución delcomplejo. como el sentimiento de miedo.· o anteriormente, como la desestimación o elrepudio de la significación que pueda tener el peligro proveniente del exterior.

Ampliando un poco la situación, podríamos decir que la culpa sería el sentimientoimpuesto por la cultura cuando instaurado el Superyó, hecho carne ya en el sujeto. lolleva a replantearse el significado de sus intentos sádicos contra uno de sus progenitoresen relación al amor respecto al otro. no solamente desde un punto de vista situacionalsino con el relnvestlmlento producido por el a-posterlorl, donde la culpa se extenderíaen forma retrógrada hacia todos aquellos impulsos 'cercenados y cuestionados desde estemomento edípico.

La cultura. en esta situación, condenaría al sujeto a padecer dicho sentimiento nosolamente por aquello a lo cual debe renunciar en el momento de la resolución del com-plejo de Edlpo, sino por todos los sentimientos emergidos de sus deseos más primariosy. ejercidos hasta ese momento, y previniéndolo contra el intento de poder seguir, en elfuturo, insistiendo en sus propósitos. 47

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Comentarios y contribuciones

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Lo que acude en salvaguarda de esta situación sería la instalacióh de la represiónedíplca descrita en los trabajos clínicos de Freud como aquella represión primaria quedejaba sumido en el inconsciente todo lo que en un futuro podría ser leído como amnesiainfantil.

Algo más adelante, en el subcapítulo 3) "Relación previa de tipo narcisista o sim-biótica", el autor comienza a introducirse en el tema de las identificaciones. Al respecto,sería útil señalar, además de lo dicho por el autor, que algo que hace a la diferenciade la identificación primaria con la identificación secundaria sería, tomando en cuentamuchos de los factores que él señala adecuadamente en su trabajo, la posibilidad delsujeto -a través de su Yo como rnedlador-> de realizar cierto pasaje, también determi-nado y en relación con la particular manera en que estructure su situación edípica, entrelo que en un primer momento sería "ser" el objeto, al "poseer" las cualidades de dichoobjeto, hecho éste que implicaría además de la sujetivización del individuo, la posibilidadde su instauración generacional, de su exogamia, de su renuncia a las pulsiones primariasdirigida a los objetos parciales o totales primarios, de su definición sexual; digo, además,implicaría la posibilidad de realizar el acuerdo con la figura del padre, acuerdo donde acambio de su renuncia pulsional podría acceder a hacer propias ciertas cualidades deéste -el padre- y que son aquellas que sirven como modelo ya signados por su idealdel Yo para su desarrollo futuro. En este caso, renunciaría a ser la madre o a ser elpadre, creando esa conocida triangulación donde se dan todos esos factores que hacenposible al individuo insertarse en la cultura y pasar a obtener las cualidades del padrea través de identificaciones que no lo alienan como sujeto, sino que conforman en suestilo de vida una modalidad que sirve como derrotero para su desarrollo y su determina-ción pslco-sexual futura.

En el duelo, y especialmente en el duelo patológico o melancolía, estas identifica-ciones secundarias mantienen el tinte según el cual se realizaron las identificacionesprimarias. De esta manera, el pasaje del "ser" al "poseer" corno pasaje deficitario dadoya por dificultades típicas de su evolución, hacen que la renuncia al objeto, o mejor, ala representación de éste, conserve todavía mucho como significado, no ya el de conser-var las cualidades y perder aquello -el objeto- que en un primer momento era quienlas representaba, sino el correr el peligro de perder coníuntamente con el objeto laadquisición de todas sus cualidades.

El intento transaccional de salida en esta situación, estaría dado, en función de larepresión narcisística, en poder reimplantar dichas cualidades según la modalidad primariade identificación; vale decir, transformándose nuevamente en el objeto como si destru-yese la triangularidad que lo llevaría a una situación para la que el sujeto no se encuentraahora adecuadamente preparado.

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Comentarios y contribuciones

El último punto que tomaré en consideración, quizás .el más original de este tra-bajo, es el criterio respecto a la génesis traumática de las identificaciones.

En este sentido, no ya suponiendo la inexistencia del trauma referido por el autor.sino tratando de crear un perfil un poco más comprensible, a mi juicio: del 'significadode lo traumático, creo que sería útil esclarecer si con el calificativo de traumático enten-demos también aquellos acontecimientos producidos con anterioridad al Complejo deEdipo. y' me refiero al Complejo de Edipo según la descripción freudiana. Quiero decircon esto que si lo traumático puede ser diferenciable en estos períodos del displacer comotal que genera, en algunos casos, la disociación del Yo como. defensa descrita porFreud, o los fenómenos de repudiación que van a ser conceptual izados como traumáticosdesde el momento de la situación edíplca en forma retrógrada. Es decir, que en la evolu-ción del sujeto humano, el problema que en un primer momento, de ser general e ines-pecífico como es el gran fenómeno del displacer va, a lo largo del desarrollo, singulari-zándose y culmina adquiriendo un status propio al cual podemos' denominar ya traumá-tico como significación particular al instalarse la castración en el Complejo de Edipo.

Probablemente, la pregunta se podría resumir si la enunciásemos en estas pala-bras: ¿es traumática la situación de displacer habitual y común a lo largo del procesode desarrollo, o solamente lo es cuando se impone la castración y aquel displacer -in-característico en un principio- marcado ahora por la castración se inscribe en un nuevoorden significado sexualmente por el Complejo de Edipo, y es desde allí desde dondepodemos hablar de etiología traumática?

Seguramente, habría muchos otros temas a considerar e, insisto una vez más, paraestablecer un diálogo con el Dr. Aslan sobre las interesantes ideas que vierte en estetrabajo, pero en homenaje al espacio que corresponde a este tipo de aportaciones, quedoa la espera de que esto pueda significar una modesta contribución que dé alguna aperotura y tratar así de comprender, cada vez un poco más, estos difíciles problemas quetan bien el autor ha sabido enfocar y desarrollar a lo largo de varios años.

Agradezco al Dr. Aslan esta oportunidad y le reitero mis felicitaciones y mis respetos.

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Respuesta a los comentarios y las contribuciones

Respuesta a Willy Baranger

Muchas de las ideas que planteo en este trabajo fueron estimuladas por la lecturade trabajos de W. Baranger, por intercambio de. ideas con él, por su seminario "La teoríadel objeto en Psicoanálisis". El comentario de W. Baranger a mi trabajo no escapa a lascaracterísticas estimulantes y proficuas que siempre ha tenido para mí el intercambiocientífico con él. Quiero expresarle aquí mi gratitud por todo ello.

Del comentario de W. Baranger deduzco que está de acuerdo con mi hipótesisen algunos aspectos (esencialmente los que derivan de la aplicación a los procesos deduelo de la teoría de la pulslón de muerte), mientras que, debido a discrepancias conrespecto a algunos supuestos previos (los planteados por mí en los puntos 2 y 3 delapartado "Algunas observaciones"), no me podría seguir en las partes de mi hipótesisen que aquéllos están involucrados.

Sin negar las diferencias que señala W. Baranger, tengo la impresión (o por lo menosel wishfull·thinking) de que el esclarecimiento o la ampliación de alguna de mis postula-ciones podrían mostrar que las discrepancias no son tan extensas como parecerían. Alrealizar esta labor, necesariamente tendré que referirme a cosas bien conocidas, por loque me excuso desde ya.

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1. El problema del objeto introyectado. Diferentes esquemas referenciales (notodos) reconocen .la existencia, demostrada por los psicoanálisis, de estructuras psíquicas,con caracteres de relativa estabilidad, y con cierta independencia de las instancias Yo,Superyó y Ello. Sin embargo, el grado de estabilidad, de la independencia, el modo deconstitución, su estructura, y su importancia en el funcionamiento psíquico, son variablessegún las diferentes conceptualizaciones. Esto ha dado lugar a una copiosa nomenclatura(que refleja las dtferenclas): imago, objeto introyectado, objeto interno, objeto internali-zado, introyecto, etcétera,

En un intento -evidentemente frustro- de evitar confusiones, en mi trabajo mereferí a esa estructura como "representación psíquica (o mental) del objeto externo".Creo, además, que estuve excesivamente sintético en la descripción de mis ideas acercade la constitución de ese objeto, de esa representación; por lo cual, a riesgo .de serfatigoso, me permitiré insistir en el tema:

a. La representación del objeto comprende la representación de palabra y la repre-sentación de cosa. Esta última no es la imagen mnémica de cosa (que sería la "meraimagen"), sino las huellas mnémicas derivadas de ella. Es decir, la representación de cosaes la carga de huellas mnémicas derivadas de una imagen mnémica de cosa (Freud, 1915).La representación de cosa es inconsciente y sujeta a los avatares del proceso primario.

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Respuesta a los comentarios y contribuciones

Esto supone que la representación de cosa (y la representación del objeto de la queforma parte, por consiguiente) es una versión muy compleja y subjetlvizada del objetoexterno. Además, implica procesos psíquicos (relacionados con el prototipo de la incor-poración oral, por ejemplo) alejados de la mera percepción. A esto responde justamenteel término "introyección". Quiero decir que la representación de cosa no estáestruc-tu rada únicamente por procesos centrípetos. Estos interactúan con procesos centrífugosactivos, promovidos por las pulsiones.

b. Esta representación de cosa, está ineludiblemente unida, tanto en su estructu-ración inicial como en sus vicisitudes posteriores, á los representantes de las pulsiones:ideas (Vorstellungen) y cuotas de afecto (energía psíquica). Conjeturamos que la influenciaes mutua entre los representantes pulsionales y la representación de cosa.

c. Es la porción de inconsciente de la estructura representación de objeto la quefundamentalmente la diferencia de una mera representación o imagen de un objeto per-cibido. Es a través de su conexión con los representantes pulsionales, y al juego delproceso primario, tanto como a sus relaciones reales y fantaseadas con el resto del Yoy con otros objetos, como consideramos la representación de objeto como objeto interno(o su sinonimia).

d. Esta "representación psíquica del objeto externo", objeto interno, objeto intro-yectado, por sus aspectos inconscientes, por su conexión con las pulsiones, por las posi-bles condensaciones, desplazamientos, etc., puede adquirir cierta "vida propia", "movili-dad", cierta independencia. Pueden manifestarse a la consciencia como imágenes, fanta-sías, símbolos, pensamientos, afectos, acciones. Incluso diría que tiene, y no sé siW. Baranger me seguiría, cierta "sustancialidad".

e. Este objeto introyectado es el objeto que sufre el proceso de duelo. En tantoentendemos como procesos diferentes a la introyección y a la identificación, pienso queel objeto no se introyecta en el duelo sino que esta introyección es previa a él. Escierto que en muchos casos hay vivencias muy intensas, a veces traumáticas, como porejemplo la percepción del cadáver, un violento rechazo amoroso, etcétera, que obviamenteno son meras percepciones y que podrían considerarse introyecciones. Aún en estos casos,esta introyección sólo se agregaría al objeto introyectado preexistente a la pérdida.

f. Recurro aquí al núcleo de la tesis que planteé en mi trabajo. Como señalé, elduelo se produce sobre la representación" psíquica del objeto y especialmente sobre susaspectos inconscientes. El cese de aporte libidinoso a ellos, la consiguiente defusióninstintiva con desneutralización de la pulsión de muerte y la recarga libidinosa defensivaposterior, llevan, siguiendo una expresión de W. Baranger (1976), al "desmantelamiento" 51

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del objeto interno. Diferentes partes o aspectos resultantes de este desmantelamientosufren diversos destinos: 1) Algunos son transformados en identificaciones, en el Yo oSuperyó del sujeto (siendo, por lo tanto, el objeto interno o introyectado, el objeto dela identificación). 2) Otros son evocados como recuerdos. 3) Finalmente otras partes oaspectos resultantes del desmantelamiento del objeto interno adquieren, por efecto desu carga con una especial fusión de las pulsiones de vida y muerte, una especie devívida actividad, muchas veces persecutoria, detectable, a veces conscientemente, comoimágenes, fantasías, síntomas, etc. A este objetivo creo que podría acercársele el con-cepto de objeto "casi-persona", y debido al predominio de los aspectos persecutorios, elde "muerto-vivo".

g. ¿Cuál sería entonces la diferencia entre la conceptualización -de W. Barangeracerca del objeto casi-persona y la que acabo de plantear? Me parece que W. Baranger haceun enfoque desde una perspectiva teórica kleiniana. Mi intento ha sido referirme a unamisma (o parecida) observación clínica y tratar de conceptual izarla en continuidad con lametapsicología freudiana. Puede ser que el resultado de mi intento sea erróneo o insu-ficiente; pero insisto en ese camino porque me parece más enriquecedor, fructífero ycompleto. Tengo la impresión de que en la teoría kleiniana no se plantea el objeto comoproblema, en lo que respecta a su génesis y estructura, y que en ese respecto, por lo menos,permanece en lo que George Klein denomina teoría clínica. Creo que es convenienteagregar a una teoría clínica, lo que el mismo G. Klein llama teoría metapsicológica (Le.una teoría general, de mayor nivel de abstracción).

2. Para mí, Melanie Klein se ha apoyado, para sus conceptualizaciones acercadel objeto, y de la identificación proyectlva e introyectiva, más en su primer analista,Ferenczi, que en Freud. El trabajo de Ferenczi, "Introyección y transferencia", escrito en1909 es para mí un antecesor claro de esos conceptos. Pienso que M. Klein toma de"Duelo y melancolía" la noción de existencia psíquica del objeto internalizado, existenciarelativamente independiente del objeto externo. Pero esta "existencia psíquica", que paraFreud se prolonga lo que el proceso de duelo, es un concepto llevado a 'su mayor expansiónpor M. Klein, donde el duelo es sólo una vicisitud de objetos pre y post existentes a aquél.

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3. Estoy totalmente de acuerdo con W. Baranger en que la identificación primariaes un "vínculo objetal que no implica introyección". Justamente sostengo, creo quesiguiendo a Freud, que la debilidad del Yo temprano o incipiente no permite que existauna introyección, un establecimiento de un objeto (introyectado) en el Yo. "Carga deobjeto e identificación son, sin duda, indistinguibles una de otra" dice Freud. Las cargasde objeto son cargas de un objeto, son perclbldas por el Yo (de acuerdo con la modalidadoral incorporativa, etapa en la que Freud sitúa estas identificaciones) y, supongo, son

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tanto percibidas las carqas como el objeto. El Yo se identifica, o se estructura, de acuerdocon las características del objeto.

Solamente un Yo relativamente bien estructurado puede introyectar un objeto sinalterarse significativamente. Cabe aquí plantear la pregunta: ¿la introyección es estruc-turante, como sugiere W. Baranqer ("La piedra de toque para diferenciar una introyecciónde otros procesos centrípetos es que la primera tiene una función estructurante ... ")o no? Para mí, la respuesta sería: es estructurante de un objeto interno, en tanto contri-buye a su formación. Es potencialmente estructurante, en tanto que, como objeto lntro-yectado, sería el objeto de una eventual identificación, estructurante de las instancias.

Finalmente tenemos las identificaciones secundarias, también estructurantes. Comoacabo de manifestar, para mí el objeto de las identificaciones secundarias es la repre-sentación mental del objeto, del que ya me ocupé extensamente. Mi hipótesis agrega elreconocimiento de una posible situación traumática que crearía las condiciones o expli-caría un mecanismo posible, de esa identificación secundaria. Explicaría además, la cons-titución de identificaciones muy tempranas en el proceso de duelo, que he denominadotanáticas. Estas constituyen una fuente de situaciones de peligro, muy ansiógenas parael Yo, que debemos considerar a la par que las creadas por aspectos persecutorios delobjeto, "muertos-vivos".. No quisiera terminar esta árida, aunque apasionante, discusión teórica, sin mati-zarla por la intuición de un poeta. Dos líneas de una poesía de Víctor Hugo, escrita altiempo de la muerte de su hija Leopoldine, condensan páginas de teoría:

Maintenant que du deuil qul m'a fait l'árne obscureJe sors pale et vainqueur

La muerte por la que se sintió invadido y le oscureció el alma. La lucha contrael objeto muerto: contra la identificación con él y contra los objetos muertos vivosdesprendidos del mismo. De esa lucha resulta vencedor pero no totalmente: la palidezes la marca de su identificación con la hija muerta.

Respuesta a Marcos Guiter

La agradezco a Guiter muy especialmente su cuidadosa lectura y sus enriquece-dores comentarios y discusiones de los puntos claves de mi trabajo. Su contribuciónme ha permitido detectar defectos en mi exposición de algunos temas; que trataré decorregir en mi respuesta. al tiempo que intentaré responder a sus objeciones. 53

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,1. Es cierto que Freud en las Addendas B.y C de "Inhibiciones, síntomas y angus-tia" (1926) desarrolla un aspecto del punto de vista económico consecutivo a la pérdidade objeto. Freud se refiere al caso de un niño que "todavía no puede distinguir entre laausencia y la pérdida permanente del objeto". Al faltar la madre, el niño experimentauna situación de peligro, pero si al mismo tiempo el niño experimenta una necesidad"que su madre hubiera debido satisfacer", se crea una situación traumática. Esta sedebe al acumulo de carga libidinosa no descargada con el objeto externo. Podemosadmitir, mutatis mutandi, que un proceso semejante ocurra en un adulto frente a unapérdida objetal, en un proceso. de duelo. Pero aquí caben dos observaciones: a) ¿porqué la libido no se desplaza -comprobada la pérdida por el juicio de realidad- a otroobjeto, que, como dice Freud (1917), a veces "ya le está haciendo señas"? y b) el procesode duelo así considerado representa únicamente el desprendimiento de "un objeto deamor sobre el cual los actos de amor no pueden efectuarse ya más" (Lagache, 1956),cuando la observación y la clínica nos muestran un proceso mucho más complejo inclusoen los duelos más normales. Y me refiero a la multiplicidad de los aspectos persecutorios,dolorosos, incapacitantes y debilitantes observados en ellos.

Las ideas que he planteado en el apartado "Una hipótesis alternativa" (aceptaciónde la pérdida -cese de aporte o retiro masivo de la libido- defusión instintiva conpredominio tanático -situación de peligro- recarga libidinosa masiva -situación trau-·mátlca=-l, si bien. más complejas y engorrosas, tienen el mérito, creo, de dar una res-puesta psicoanalítica a las dos observaciones planteadas más arriba.

2. Concuerdo totalmente 'con Guiter en que todo cambio en el Yo que impliquedesorganización y reorganización no es necesariamente de etiopatogenia traumática. Tam-bién estoy totalmente de acuerdo con su idea de una gradación que va desde "las identi-ficaciones que pueden realizarse sin la perdida' del objeto o con pérdida (psíquica) mínima"hasta aquellas consecutivas a situaciones de duelo de gran magnitud. 'Pienso que aque-llas identificaciones con conservación (de la carga objetal) del objeto, que Freud adscribíaúnicamente a las identificaciones histéricas, son importantes en el desarrollo individualy mucho más estructurantes y permanentes que las identificaciones histéricas.

Lo que quise 'señalar en mi trabajo es que tanto en las identificaciones primariascomo en las secundarias podemos hipotetizar un mecanismo traumático, si nos atenemosa lo que es la esencia de la sítuaclón traumática: un exceso de estímulos, exceso sólorelativo a la "Fortaleza" yoica (aparato amortiguador de estímulos, mecanismos de defensa;etc.) en ese .momento dado, y que produce alteraciones, más o menos extensas y máso menos permanentes, en el Yo.

54. 3... Cuando señalé que el Yo acata este juicio (de realidad) y -contrariamente a

lo señalado .por Freud-> procede a retirar de tnmedlato su libido de la representación

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mental del objeto perdido". empleé quizá una formulación, que se presta a equívocos.Lamento que haya sido así pues éste es un punto muy básico en mi hipótesis. Empleéde inmediato en su acepción de instantaneidad (opuesto a lentamente. paulatinamente),implicando que se retira ya, toda la libido. En el párrafo siguiente señalo qulzá másadecuadamente. "este retiro o. más bien. cese deaporte de carga erótica ... " Para expresarcon más claridad mi pensamiento diré. a riesgo de repetirme. que el Yo. acatando sujuicio de realidad no aporta más libido, no carga más la representación psíquica del objetoperdido. Comienza así un proceso que, irregular pero rápidamente, va produciendo unproceso de desintegración psíquica de la representación mental del objeto perdido. Esteproceso se debe, según postulo, a que la pulsión de muerte no está ya más neutralizada,contrarrestada, sobrepasada, por las pulsiones de vida.

Guiter, a favor de la ambigüedad cierta del término "de inmediato", entendió queno había contradicción entre mi formulación y la de Freud, ya que "de inmediato" loadscribió a su significado en cuanto a que el proceso comience de inmediato, pero noen cuanto a que se refería a la masividad del mismo. Sin embargo, quisiera insistir,porque este punto es importante en mi formulación por varias razones. Una de ellases que provee, creo, una posible explicación metapsicológica de la lentitud del procesode duelo.

Cuando Guiter dice que el proceso de retiro de la libido "es sencillamente lentoy gradual, como todos sabemos, .. " está en buena compañía. El propio Freud señala: "esalgo de observación general .que la gente nunca abandona uria posición libidini. '. " "También Pollock, autor de varios -trabajos en relación al duelo, escribe: "El retiro de lalibido, sin embargo, no puede ser realizado en un tiempo muy corto si lo que se perdióera significativo para el sujeto en duelo. He aquí la explicación del gradual y relativa-mente largo y estirado proceso".

"Es algo de observación general" (Freud); "es sencillamente lento y gradual, comotodos sabemos" (Guiter); " ... no puede ser realizado en tiempo muy corto si lo quese perdió era significativo para el sujeto (, .. ) He aquí la explicación ... , etcétera" (Pollockl,son descripciones, no explicaciones. Creo que con las hipótesis expuestas en mi trabajome acerco a una posible explicación metapslcolóqlca del proceso,

4, Cuando Guiter no encuentra "forzosamente coherente" mi postulación que elYo tiende a identificarse con la representación mental del objeto perdido "tal como sehalla en ese momento", con mi otra afirmación que esas identificaciones iniciales "taná-ticas" se hacen prel;lominantemente con las "falencias, enfermedades, muerte, etc .• del'objeto", él solo da la respuesta que le daría.yo: sin duda me refiero, como él sugiere, alestado intrapsíquico en el sujeto, del objeto. 55

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Respúesta a los comentarios y contribuciones

Tampoco encuentra Guiter coherente el hecho de las "identificaciones con losaspectos negativos del objeto", con "la recarga masiva erótica". Plantea que, "si elobjeto es amado o inclusive idealizado, la identificación tendría que ser con esos aspectos".

Este. es un punto que me resulta muy importante esclarecer. En primer términoquiero señalar que al afirmar que en los primeros pasos del proceso las identificacionestienden a ser predominantemente tanáticas, estoy afirmando un porcentaje mayor, no unatotalidad de este tipo de identificaciones.

En segundo término: la primacía del instinto de muerte en la representación psíquicadel objeto perdido es, segun mi hipótesis, previa a la situación traumática producida porla sobrecarga masiva erótica, y no consecutiva a ella (o a una sobrecarga instintiva) comosugiere Guiter. Es así como la sobrecarga o hipercatexis llbidlnal defensiva encuentra ala compleja estructura representación psíquica del objeto perdido, en diversos gradosde progresiva desorganización. En esta estructura hay un predominio o primacía del ins-tinto de muerte (producido por los mecanismos que he descrito repetidamente). Estepredominio, esta desorganización, activa aspectos conscientes e inconscientes de larepresentación mental del objeto perdido que se manifiestan por fantasías, recuerdos,pensamientos, etc. (los "ropajes psíquicos" a que se refería Freud) de tipo negativo,persecutorio, agresivo, destructivo, "tanático".

La situación traumática consecutiva de la hipercatexis defensiva produce. o tiendea producir, alteraciones yoicas (en diversos grados de' extensión y duración) que trans-forman partes o aspectos de esa representación del objeto, "objeto interno o introyec-taco", en ideñtificaciones. Estas identificaciones reflejan los aspectos predominantes dela representación mental del objeto en ese momento de su desorganización: son identifi-caciones "tanáticas" predominantemente. Estas identificaciones, a su vez, constituyensituaciones de peligro y movilizan al Yo a nuevas defensas. En mi trabajo postulo quela transformación de estas identificaciones "tanátlcas" en identificaciones "eróticas" cons-tituye un punto esencial del trabajo de duelo, y este complicado vaivén de cambiosdinámico-económicos y estructurales es la razón principal de la lentitud del proceso deduelo. Aquí creo, contrariamente a Guiter, que la aplicación de la explicación metapsicoló-gica de las teorías de Freud a partir de 1920, cambia significativamente las ideas delpropio Freud, en 1916, acerca del proceso de duelo.

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5. Guiter acepta mi hipótesis acerca del Superyó como estructura funcional, aunquesólo si tomamos al Superyó en sentido restringido, como conciencia moral. No así siincluimos dentro del Superyó a una instancia autoobservadora y al Ideal del Yo. Sien vez de haber formulado la frase ••... y cuando lo juzga, critica, ordena, etc.", lo hubierahecho así: ••... y cuando lo juzga, critica, ordena, observa, .se plantea como Ideal, etc., ,"¿persistiría la objeción de Guiter?

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Respuesta a los comentarios y contribuciones

Mi intención fue señalar que la "ambigua discusión acerca de qué y sobre dóndese efectúan las identificaciones" a que se refiere Guiter, es quizá un falso problema.No habría una- introyección (y luego identificación) en el Yo o en el Superyó, sino quese introyectaría (y se identificaría) un objeto que cuando funciona de determinada manerase lo reconoce como yoico, y cuando funciona de otra determinada manera se lo reconocecomo superyolco,

Para terminar, quiero agradecer nuevamente a Guiter su concienzuda discusiónque representa para mí una valoración distinguida.

Respuesta a Rubén Piedimonte

El comentario del doctor Piedimonte constituye una muy interesante y valiosacontribución a mi trabajo. Es, fundamentalmente,. más que una discusión de la hipótesisque propongo, una discusión sobre las hipótesis y teorías en las que me baso. Surgenasí conceptualizaciones diferentes, ángulos a considerar, que me han obligado a unareflexión saludable. Voy a tomar los puntos fundamentales que trae Piedimonte tal comolos va presentando, a los que trataré de responder desde .el punto de vista de mi hipótesis.

1. Estoy totalmente de acuerdo con Rubén Piedimonte en que la teoría del duelode "Duelo y melancolía" está asentada sobre la teoría del narcisismo. También con ladlferencla de este enfoque .con el de M. Klein. Justamente, mi tentativa fue describiruna alternatlva a esas dos posiciones; y he tratado de incorporar para ello los desarrollosfreudlanos posteriores, en especial la teoría del instinto de muerte, la segunda tópica,I~ angustia señal, etcétera.

2. Estoy de acuerdo con el carácter de. contingencia del objeto externo de lalibido en la obra de Freud, especialmente en "Los instintos y sus vicisitudes". Pero noes ésta la única acepción que da al objeto. Por ejemplo, Baranger (1976) distingue cuatrotipos de objetos en la obra de Freud; Nágera (1970), dos acepciones básicas con nume-rosas variantes, etc. En el presente trabajo yo me he referido al "objeto representantepsíquico del objeto externo". En la respuesta al comentario de W. Baranger me he extendidoacerca de cómo conceptualizo a este objeto, de modo que obvio el repetirlo aquí.

3. Es cierto que Freud duda del status inconsciente de los afectos en la metapslco-logía de 1916·17. Pero más adelante afirma su existencia. ¿No es acaso. la angustia señal,pivote de toda la psicopatología después de 1926, un afecto inconsciente? El problema 57

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Respuesta a los comentarios y, contribuciones

obtiene una solución a partir de la segunda tópica, con la diferenciación entre la percep-ción y la consciencia (o conscientización) de un afecto. Así el Yo inconsciente puedepercibir afectos (por ejemplo, la angustia señal) que pueden o no hacerse conscientes.

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4. En lo relativo al concepto del instinto de muerte, creo pensar de manera muyparecida a Piedimonte y me pareció que lo había expresado con claridad en mi trabajo.No comparto el concepto kleiniano de la pulsión de muerte como "una fuerza impulsora,paralela y antagónica a la libido" (para citar una vez más a Baranger, 1977), y es otro elconcepto que he aplicado en mi hipótesis, concordante con mi lectura de Freud. Así mecito: "La pulsión de muerte, cuya expresión es la tendencia a la descarga total de la tensión"más adelante, al comentar la defusión por retiro de la libido de (yen) la representaciónmental del objeto perdido digo que la actuación del instinto de muerte ya no fusionadoo neutralizado coloca a dicha representación "en un rol 'negativamente activo' o 'antlactlvo',es decir desorganización en progresión, destructividad pasiva o extensiva". ¿No concuerdaesto con esta formulación de Piedimonte: " ... se haría evidente la pulsión de muerte enla caída de la pulsión de vida como la inevitable manifestación de su déficit", o con estaotra: " ... la pulsión de muerte no tiene ni busca objetos, y así se manifestaría cuando lapulsión de vida, expresada a través de la libido, retirara sus cargas del objeto al cual estabadestinada"?

Para aclarar más me gustaría ofrecer aquí un ejemplo metafórico, qulzás algo burdo,de mi conceptualización del proceso. Supongamos un avión que emprende vuelo. El aviónsería un objeto interno y la fuerza de sus motores sería la libido que lo .catectíza. La fuerzade gravedad, la pulsión de muerte. El retiro libidinoso .o el cese de aporte libidinoso, lafalla o detencióri de los motores. El avión comienza a caer. Es decir, la falta de la libidopone en evidencia la fuerza de gravedad·pulsión de muerte, siempre presente, neutralizadaconstantemerite por la libido, evidenciable cuando ésta falla o falta. Aquí cesan las analogíaspues en el avión los tripulantes (el Yo) están dentro mientras que en el 'psíqulsmo es elobjeto el que está dentro del Yo. Pero, mutatis mutandi, es fácil construir analogías paralo que he descrito como sucediendo en el duelo: desorganización en progresión, situaciónde peligro, señal de alarma, defensa consistente en la recarga erótica del objeto interno.etcétera.

Rubén Piedimonte cita una metáfora más hermosa: "El instinto de vida es el relieveproducto del desequilibrio pulslonal realizado sobre el fondo oscuro y silencioso del instintode muerte". Slquiendo con mi hipótesis de lo que ocurriría en los primeros momentos delproceso de 'duelo, diría que se produciría un achatamiento progresivo del "relieve productodel desequilibrio pulsional" sólo neutralizable por una recarga erótica defensiva ~el mismo.

Acá quiero retomar .el comentario de Piedimonte, cuando plantea: ,"Pero entoncesse nos reabre, nuevamente, la vieja cuestión de qué ocurre en el, duelo cuando el retiro,

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de la libido del objeto que teóricamente constituiría un Yo megalómano recargado de libidose nos muestra, a través del 'proceso clínico como un Yo empobrecido, deteriorado, quees donde Freud no se explica cómo el narcisismo permite que el Yo atente contra sí mismo".Pretendo que mi hipótesis (ver "Una hipótesis alternativa") da una explicación a eseinterrogante. El Yo en duelo es un Yo herido, amenazado desde dentro por los proc!lsosque he descrito como ocurriendo en la representación psíquica del objeto muerto o per-dido. Más aún, su defensa contra esta situación, la hipercatexis defensiva y toda la seriede procesos que he descrito, empobrecen al Yo restante.

En cuanto a que Freud no se explicaba que el narcisismo permite que ,el Yo atentecontra sí mismo, arguyo, que todavía no había formulado la hipótesis del instinto de muerte;más aún, pienso que .reflexlones sobre fenómenos de este tipo son lo que lo llevaron asu formulación. Justamente por esto consideré indispensable aplicar la teoría de la pulsiónde muerte al estudio del proceso de duelo. .

5. Mi aportación en cuanto al tema de "las identificaciones tiene dos aspectos:al Señalar la existencia de importantes identificaciones desde el comienzo del procesode duelo, identificaciones que he denominado "tanátlcas" por sus características y su peli-grosidad para el sujeto. Uno de los aspectos esenciales del trabajo de duelo sería, segúnmi hipótesis, la transformación de esas identificaciones en identificaciones "eróticas",enriquecedoras del sujeto. b) La hipótesis de un mecanismo traumático como factor enla producción" de esas identificaciones (y también en las identificaciones primarias).

Alo que me comenta Piedimonte podría agregar' que, dado que supongo que elobjeto de las identificaciones secundarias es el objeto introyectado, constituido con ante-rioridad a la pérdida, podríamos conjeturar que cuanto más el sujeto haya desarrolladosu pasaje del narcisismo a la relación de objeto, o cuando más neta sea la delimitaciónentre la representación de sí mismo y la representación de los objetos, o cuando, segúnla formulación de Pledlmonte, se haya podido establecer una óptima "distancia simbólicaentre objeto primario del deseo y objeto de la pulsión en la realidad", la identificaciónsecundaria se acercará más a "poseer" las cualidades del objeto que a "ser" el objeto.

6. Con respecto a lo traumático que me plantea Rubén Piedimonte, creo, siguiendoa Freud, poder referirme a acontecimientos producidos con anterioridad al Edipo. Traumade nacimiento y situación traumática producida por la pérdida del objeto, por ejemplo,anteceden cronológicamente al eventual trauma producido por la amenaza de castración.Que a partir del Edipo puedan re-significarse estas situaciones previas no implica que notuvieran significado, ni mucho menos que no fueran traumáticas (también creo poslbleque situaciones no traumáticas se signifiquen como traumáticas a partir del Edipo). Peroinsisto en que calificar de traumática una situación implica un criterio eminentemente 59

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económico, cuantitativo, aunque en' casos se tome' el criterio de cantidad de acuerdo é

lo que el o los estímulos traumáticos representen o simbolicen para el sujeto.Nuevamente le agradezco a Piedimonte tanto por su rico aporte como por el plantee

de sus dudas y comentarios.

Bibliografía

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