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    Resumen:El concepto de gobernabilidad ha cobrado suma importancia en los ltimos aos. Sin embargo, en lo que se refiere a su definicin no existe un consenso acadmico. Es por ello que este artculo buscar revisar la historia y las aproximaciones tericas que se han desarrollado hasta el momento, para as aclarar el concepto planteando una definicin propia. Adems, buscar aplicar dicho trmino para la realidad particular de los pases latinoameri-canos. Con tal fin, se desarrollarn las distintas caractersticas hbridas propias de stos, para concluir el presente trabajo plan-teando una definicin de gobernabilidad hbrida que permita entender el orden en estos pases que an conservan prcticas como el clientelismo, patrimonialismo, la corrupcin y el exagerado protagonismo del Poder Ejecutivo.

    Palabras clave: Gobernabilidad, hibridez, gobernabilidad hbri-da, Latinoamrica, regmenes hbridos.

    Repensando la gobernabilidad: Una aproximacion a la gobernabilidad hibrida

    Por Luis Mas Castillo y Daniel Encinas Zevallos1

    1. Artculo Ganador del Primer Concurso de Artculos Acadmicos y de Investigacin de la Asociacin Civil Politai, que tuvo como participantes a los alumnos(as) de la Especialidad de Ciencia Poltica y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Catlica del Per.

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    TAI Introduccin

    Qu es la gobernabilidad? Es acaso la gobernabilidad un concepto necesaria-mente conservador? Sirve el concepto para dar cuenta de la realidad de pases como los nuestros? A partir de una discusin conceptual, el presente artculo pretende responder a estas preguntas esclareciendo la definicin de goberna-bilidad para plantear, de este modo, una categora de gobernabilidad propia de los pases que combinan ciertas caractersti-cas democrticas con otras autoritarias.

    El tema del orden ha sido una preocu-pacin central en la Ciencia Poltica Contempornea, desde que en 1968 Samuel Huntington escribiera El orden poltico en las sociedades en cambio. De all en adelante, es posible trazar la historia de lo que llegara a ser el concepto de gobernabilidad. Sin embargo, encontramos un gran vaco y una profunda confusin terica alrededor de dicho trmino. Un gran vaco debido a que no se ha teorizado lo suficiente sobre la gobernabilidad aplicada a pases como los latinoamerica-nos; y una confusin terica debido a la carencia de una definicin clara del trmi-no. Es por ello que consideramos que la gobernabilidad ha oscilado entre ser un concepto conservador y ser un concepto intil.

    La discusin que proponemos se justifica por la necesidad de revisar la definicin de la gobernabilidad para que sea til a las particularidades de nuestros pases latinoamericanos. La presuncin que nos gua es que, a pesar que no sea lo ms deseable, nuestros pases han logrado un cierto funcionamiento estable supliendo las instituciones democrticas por reglas y frmulas que llenan estas deficiencias y, en este sentido, caracterizarlos de ingo-bernables vendra a ser una calificacin exagerada.

    La estructura que desarrollaremos ser la siguiente: En primer lugar, revisaremos el concepto de gobernabilidad tanto desde una perspectiva histrica, como tambin desde una perspectiva terica que recoja las distintas concepciones tradicionales. Una vez hecho esto, indicaremos las que consideramos son las principales falencias de la definicin de la gobernabilidad en la actualidad. De esta forma, quedar evi-denciada la necesidad de plantear una definicin alternativa, mucho ms clara y precisa. Con ese fin, ser necesario dejar de lado el sesgo de gobierno, conservador y unidireccional para llegar a un concepto medianamente neutro, en el cual se debe privilegiar la nocin de equilibrio, por encima de la del simple orden. Luego, procederemos a sealar las caracters-ticas hbridas propias de Latinoamrica, para lo cual analizaremos los principales aportes acadmicos sobre los regmenes hbridos. En tal sentido, estaremos ya en condicin de plantear de forma somera una definicin de gobernabilidad hbrida que se ajuste de manera ms clara a la realidad de los pases latinoamericanos como el nuestro, de naturaleza mixta, y en muchos casos en transicin.

    De este modo, procuramos superar la dicotoma gobernabilidad e ingoberna-bilidad, que consideramos simplifica la complejidad del fenmeno y esconde un sesgo normativo que intenta ver a nues-tras sociedades, estados y regmenes como simples desviaciones. Por ltimo, incorporar el tema de la hibridez al de la gobernabilidad resulta ser una carac-terstica imprescindible para un anlisis alejado de una visin teleolgica y superar un entendimiento dicotmico del tema.

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    Gobernabilidad: paradigmas y corrientes alrededor del trmino

    Existen dos maneras de abordar el concepto de gobernabilidad: desde una perspectiva histrica y terica. Empezando por la primera, si tomamos la concepcin de orden poltico como una idea prede-cesora del concepto de gobernabilidad; entonces uno de los tericos que ms trabaj sobre el tema fue Samuel P. Huntington. Este ltimo emprende una bsqueda del objetivo ideal de la cons-truccin de un orden poltico y establece para ello que la relacin entre el desarrollo de las instituciones polticas y la incor-poracin de nuevos sectores es de suma importancia2. Huntington se concentra principalmente en el rol de las instituciones para entender la fortaleza y solidez del or-den poltico. En tal sentido, plantea como tesis que las causas de la inestabilidad poltica, y la violencia que esta conlleva, son el rpido cambio social y la veloz movilizacin poltica de nuevos grupos sumados al lento desarrollo de las ins-tituciones polticas3. Tal como podemos apreciar Huntington deja de manera implcita una suerte de concepcin de gobernabilidad privilegiando aristas tanto polticas como sociales, lo cual constituye un avance en la elaboracin de la idea que pretendemos plantear en este artculo.

    Sin embargo, recin a mediados de la dcada del 70 se hace uso del trmino gobernabilidad como tal en el informe encargado por la Comisin Trilateral a Huntington, Crozier y Watanuki. Este pol-mico informe (enfocado a las democracias de Europa occidental, Estados Unidos y Japn) tena como tesis principal que exis-ta una brecha creciente entre las deman-das sociales y la capacidad del gobierno para responder a ellas. Con respecto a esto ltimo, Joan Prats seala que los problemas de gobernabilidad procedan de la brecha creciente entre, por un lado,

    unos gobiernos cada vez ms faltos de recursos financieros, de autoridad y de los marcos institucionales y las capacidades exigidas por el nuevo tipo de accin colectiva4; es decir, se explicaba la gober-nabilidad a partir de cambios de carcter socioeconmico, propios del contexto de crisis que sufra el paradigma del Estado de Bienestar. Para resolver estos problemas, y con ello evitar la ingobernabilidad, era necesario reinventar tanto el gobierno como la actitud de los ciudadanos.

    Posteriormente, durante las dcadas de los 80s y 90s la gobernabilidad adquiere nuevo matices igualmente conservadores pero con una fuerte tendencia tecnocrti-ca. La crisis de la deuda en Amrica Latina trajo consigo la necesidad de implementar reformas neoliberales expresadas en el llamado Consenso de Washington. Si tomamos en cuenta la reciente democra-tizacin que haba emprendido gran parte de nuestra regin, y con ella las posibilida-des de presin social, podemos entender el nfasis en la gobernabilidad por parte de los gobernantes durante este cambio de modelo econmico anticipando posibles reticencias de los grupos de inters afec-tados. Es decir, la gobernabilidad deja de ser propio del mbito de las sociedades capitalistas avanzadas e incluso se con-vierte en uno de los principales mbitos de promocin de las agencias de desarrollo.

    2. HUNTINGTON, Samuel. El orden poltico en las sociedades en cambio. Buenos Aires: Paidos, 1972, p.11.3. dem, p.16.4. PRATS I CATAL, Joan. Gobernabilidad demo-crtica para el desarrollo humano. Marco concep-tual y analtico Revista Instituciones y Desarrollo N 10, 2001, pg. 104.

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    TAI En el ao 2000, un segundo informe de la

    Comisin Trilateral, encargado a Pharr y Putnam, rompi con el paradigma pre-cedente. Los ciudadanos creen ms que nunca en la democracia, pero no creen que la democracia cristalizada en las instituciones y liderazgos del presente sea capaz de hacer frente a los desafos planteados por un tiempo histrico nuevo [] no estamos, pues, ante una crisis de los valores democrticos, pero s seguramente ante una crisis de las formas y capacidades institucionales5. Esto se traduce en una desvinculacin de la ciu-dadana con respecto a la vida poltica, lo cual genera problemas de gobernabilidad. Es decir, las causas de prdida de confianza no son de origen socioeconmico, sino que se hallan precisamente en la propia poltica.

    Por otro lado, emprender una aproxima-cin a la gobernabilidad segn las distintas perspectivas o corrientes que la definen supone encontrar una gran carga ideo-lgica. Sin embargo, permite plantear comparaciones y crticas. Con este fin, hemos considerado til enfocarnos funda-mentalmente en dos textos: el de Xavier Arbs y Salvador Giner6, y el de Manuel Alcntara Sez7. Estos ltimos realizan una clasificacin en la cual distinguen entre conservadores, neoconservadores, libe-rales y marxistas, que pasaremos a desarrollar a continuacin.

    En primer lugar, los conservadores son defensores del status quo. Sin embargo, la postura conservadora con respecto a la gobernabilidad surge durante la crisis del Estado de Bienestar. En este sentido, se entiende que el excesivo intervencionismo estatal en la economa ha generado ex-pectativas imposibles de resolver, lo que a su vez ha sobrecargado las instituciones polticas de demandas. Por lo tanto, para resolver los problemas de gobernabilidad, el autoritarismo y la reduccin de la de-mocracia resultan ser costos aceptables.

    Por su parte, los neoconservadores plan-tean una postura mucho ms ideolgica. Defienden la necesidad de frenar la intervencin estatal en general y no especficamente en esta coyuntura crtica del Estado de Bienestar de tipo europeo. Segn su planteamiento, para preservar la economa de mercado es necesario que el intervencionismo estatal sea considerable-mente reducido a funciones mnimas que no incluyan la redistribucin de riqueza. De este modo, la gobernabilidad viene a ser, en pocas palabras, evitar las intervenciones estatales en la sociedad. En otras palabras, se haba producido un aumento consi-derable de la actividad gubernamental y una consiguiente disminucin notable de la autoridad gubernamental8. Los principales representantes de las dos corrientes antes mencionadas son Daniel Bell, Samuel P. Huntington, Michael Crozier y Joji Watanuki.

    Por su parte, los liberales se distinguen por poner nfasis en los derechos individuales y el imperio de la ley. Comparten la posicin conservadora de sobrecarga de las institu-ciones y las distorsiones del mercado que parece caracterizar la coyuntura de crisis del Estado de Bienestar; sin embargo, lo

    5. PRATS I CATAL, Joan. Gobernabilidad demo-crtica para el desarrollo humano. Marco concep-tual y analtico Revista Instituciones y Desarrollo N 10, 2001, pg. 112.6. ARBS, Xavier y Salvador Giner La go-bernabilidad: ciudadana y democracia en la encrucijada mundial. Mxico, D.F. : Siglo Veintiu-no, 1996.7. ALCNTARA SEZ, Manuel. Gobernabilidad, crisis y cambio: elementos para el estudio de la gobernabilidad de los sistemas polticos en pocas de crisis y cambio. Mxico, D.F.: Fondo de Cultura Econmica, 1995.8. dem

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    que les preocupar ser la reordenacin de la relacin entre Estado y mercado a fin de mantener la esencia del liberalismo, que es la libertad poltica y econmica9. De este modo, la gobernabilidad constituye preservar la autonoma de la poltica teniendo como lmite el mercado, el cual, a su vez, preservar su propia indepen-dencia. En este caso, los ms importantes exponentes son James M. Buchanan y Richard E. Wagner.

    Finalmente, la cuarta ideologa es la mar-xista, que se caracteriza por una visin crtica de la sociedad capitalista. Para ellos, el poder poltico sustenta el encubrimiento de beneficios para un reducido grupo de la sociedad. Adems, consideran que el propio sistema capitalista trae consigo, eventual-mente, crisis fiscales. Ests ltimas pueden generar la deslegitimacin del rgimen, y con ello es muy probable que se desenca-denen problemas de gobernabilidad. Los principales representantes en esta ltima corriente son James OConnor, Claude Offe y Jurgen Habermas.

    Algunos puntos dbiles del concepto actual

    Luego de haber trazado la historia del orden poltico hasta llegar al trmino de gobernabilidad, haber sealado los dis-tintos paradigmas que han imperado en el mundo acadmico y en las agencias de desarrollo en las ltimas dcadas y de dis-tinguir los enfoques ideolgicos; podemos notar que, el concepto de gobernabilidad presenta algunas falencias.

    La primera de ellas es la omnipresencia del trmino en los ms variados mbitos. Joan Prats seala que frente a la desconfianza inicial por la palabra, a partir de cierto mo-mento todo es gobernabilidad10; es decir, esta ltima ha dejado de ser un concepto exclusivo de la arena poltica para pasar

    a ser utilizado designando problemticas sumamente alejadas de la conceptualiza-cin inicial del trmino. Se ha llegado a un uso desbordado de la palabra debido a que desde los aos 70s se reconoci la suma importancia del tema de la gobernabilidad en las democracias avanzadas. Ms adelan-te, con los procesos de democratizacin, se trasladara la misma preocupacin a los pases en va de desarrollo.

    La gobernabilidad, adems, se vio frente a un segundo problema: carecer de una definicin clara. Consideramos que esto ltimo se debe principalmente a tres fac-tores: la confusin terica con el trmino gobernanza, la pesada carga ideolgica y el carcter normativo de la gobernabilidad. Con respecto a la constante confusin conceptual entre gobernabilidad y go-bernanza, Joan Prats menciona que gobernabilidad y governance [gobernan-za] son dos conceptos interrelacionados pero que es necesario separar a efectos analticos11. En el mismo texto dicho autor, tomando la definicin del PNUD, afirma que la gobernanza constituye el marco de reglas, instituciones y prcticas estableci-das que sientan los lmites y los incentivos para el comportamiento de los individuos, las organizaciones y las empresas. Mientras

    9. ARBS, Xavier y Salvador Giner. La gobernabi-lidad: ciudadana y democracia en la encrucijada mundial. Mxico, D.F.: Siglo Veintiuno, 1996, pg. 11.10. PRATS I CATAL, Joan. Gobernabilidad demo-crtica para el desarrollo humano. Marco concep-tual y analtico Revista Instituciones y Desarrollo N 10, 2001, pg. 109.11. dem, pg. 112. Los corchetes que indican el trmino en espaol para governance son nues-tros.

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    TAI que, la gobernabilidad puede ser entendi-

    da como un atributo de las sociedades que se han estructurado sociopolticamente de modo tal que todos los actores estratgicos se interrelacionan para tomar decisiones de autoridad y resolver sus conflictos conforme a un sistema de reglas y de procedimientos formales o informales -que pueden registrar diversos niveles de insti-tucionalizacin- dentro del cual formulan sus expectativas y estrategias12.

    A partir del texto de Prats, podemos en-tender la gobernanza con un marcado enfoque institucional; mientras que, la gobernabilidad vendra a ser un concepto mucho ms amplio que toma en cuenta otras dimensiones igual de importantes que discutiremos ms adelante al esbozar nuestra definicin. En todo caso, creemos que se encuentra an pendiente una acla-racin conceptual para la gobernanza similar a la que intentamos en el presente artculo para la gobernabilidad. Sin em-bargo, es importante identificar la relacin entre ambos conceptos: distintos proce-sos han llevado a formular la insuficiencia del gobierno o gobernacin (governing) y la necesidad de la gobernanza [governan-ce] [] para asegurar la gobernabilidad [governability] de las democracias en nuestro tiempo13.

    Otra de las causas que han dificultado obtener una definicin clara es la pesada carga ideolgica con la cual ha tenido que lidiar la gobernabilidad en su corta vida terica. Tal como dijimos anteriormente, al explorar los paradigmas de la goberna-bilidad de las ltimas dcadas, el trmino surge con un aire conservador, e incluso autoritario, pasando en los aos ochenta a ser igualmente conservador pero con una tendencia tecnocrtica. Posteriormente, con el segundo informe de la Comisin Trilateral, el foco de atencin se vuelca hacia la consolidacin de las instituciones. Cabe resaltar que todas estas concepciones

    tienen lmites bastante difusos, a los cuales se debe sumar un agregado netamente ideolgico que no puede ser analizado de forma cronolgica sino atendiendo a sus posturas particulares (conservadores, neo-conservadores, liberales y neomarxistas). En pocas palabras, la disputa entre estos distintos enfoques imposibilita lograr un consenso acadmico respecto al trmino.

    Por otro lado, el carcter normativo que marca a la gobernabilidad tambin impo-sibilit una definicin clara. Esto ltimo est ntimamente relacionado con la carga ideolgica discutida lneas arriba. Sin em-bargo, ms que una carga ideolgica se trata del carcter normativo que adopta el concepto para Amrica Latina. La mayora de los autores y sus respectivos anlisis fueron formulados pensando en las de-mocracias avanzadas occidentales. De esta forma, la teora aplicada se constituye como un modelo exclusivo que deja de lado realidades tan complejas como la latinoamericana, donde en muchos casos no podemos hablar de democracias con-solidadas. Es decir, al aplicarse el anlisis

    12. Elaboracin propia a partir de los textos de Joan Prats Gobernabilidad democrtica para el desarrollo humano y Fernando Ma-yorga con Eduardo Crdova Gobernabilidad y gobernanza para Amrica Latina. Documento de Trabajo NCCR Norte-Sur IP8, Ginebra, 2007. [No publicado].13. PRATS I CATAL, Joan. Gobernabilidad demo-crtica para el desarrollo humano. Marco concep-tual y analtico Revista Instituciones y Desarrollo N 10, 2001, pg. 105. Los corchetes sealando el trmino en ingls para gobernanza y gobernabili-dad son nuestros.

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    de la gobernabilidad para nuestros pases en el marco de la transicin a la democra-cia y pensando en la consolidacin de esta, se ampli el espectro del concepto. As, se habl de gobernabilidad democrtica o simplemente de gobernabilidad, consi-derando a la democracia implcita, para regmenes con particularidades diferentes sin tomar en cuenta su verdadera natura-leza hbrida, lo que es, y privilegiando nicamente el deber ser. La reflexin normativa no debe ser rechazada en absoluto; sin embargo, al ser aplicada a la realidad deber tomar en cuenta los problemas de gobernabilidad que puedan surgir.

    Finalmente, identificamos como tercera falencia la visin dicotmica de la gober-nabilidad. Por ms que se superen los problemas antes mencionados, es preciso ir ms all de la contraposicin entre gober-nabilidad e ingobernabilidad. Conside-ramos que todos los pases son, en alguna medida, gobernables, por lo que hablar de ingobernabilidad es excesivo por hacer referencia al Estado de Naturaleza plan-teado por Hobbes. Adems, resulta intil una clasificacin de los pases nicamente en las dos categoras antes mencionadas; puesto que, no aporta ningn tipo de in-formacin, no logra expresar qu tipo de gobernabilidad se ha establecido, ni en qu medida cada pas es gobernable.

    Al respecto, Antonio Camou plantea de forma novedosa una suerte de gradacin en la cual identifica tres niveles intermedios entre la gobernabilidad e ingobernabilidad que son tomados como extremos polares ideales que, segn su propia considera-cin, son prcticamente imposibles en la realidad. Los grados hacen referencia a la convergencia entre demandas sociales y respuestas estatales. La gobernabilidad ideal es aquella donde por cada demanda hay una respuesta; en la gobernabilidad normal hay un constante dinamismo; en el

    dficit de gobernabilidad hay anomalas o desequilibrios que se tornan inaceptables; la crisis de gobernabilidad es la prolifera-cin de anomalas y la ingobernabilidad es la total desvinculacin con la sociedad.14

    En ese sentido, todos los tipos de rgimen tienen la posibilidad de lograr una cierta gobernabilidad; no obstante cabe resaltar que es sumamente improbable que cual-quiera de ellos alcance los extremos polares de las categoras de Camou. Como planteamos en este artculo, cualquiera de estos grados puede hacer referencia a cualquier tipo de rgimen. Es decir, los regmenes hbridos y los autoritarios, aun-que sea de modo terico15, podran ser tan gobernables como un rgimen democr-tico.

    Esbozando una definicin

    Tal como vimos en la seccin anterior, las definiciones actuales de gobernabilidad tienen algunas deficiencias. Es por ello que planteamos como objetivo de este artcu-lo esbozar una nueva definicin para un concepto que consideramos sumamente importante en la actualidad. La definicin de gobernabilidad que proponemos hace referencia a una relacin de equilibrio dinmico entre Estado y sociedad (gober-

    14. CAMOU, Antonio. Gobernabilidad y Demo-cracia. Cuadernos de divulgacin de la Cultura Democrtica del Instituto Federal Electoral, 2001, pgs. 25-27.15. Nos guiamos por esta presuncin; no obstante, sera interesante poner a prueba esta hiptesis en un estudio emprico con perspectiva comparada.

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    TAI nantes y gobernados, entre la capacidad

    de gobierno y las demandas sociales) que permite a los actores estratgicos y aque-llos con los recursos de poder suficientes en un momento determinado, la toma de decisiones y la resolucin de conflictos a travs de reglas y procedimientos forma-les o informales con distintos grados de institucionalizacin que sustentan un orden y estabilidad determinados.

    La definicin planteada en las lneas an-teriores ha sido elaborada luego de haber revisado una serie de autores, entre ellos: Prats, Arbs y Giner, Flisfisch, Velit, Alcn-tara, Nohlen, Coppedge, entre otros. La formulacin de la misma no es, en senti-do alguno, simple capricho. Cada palabra que la conforma ha sido escogida de ma-nera consciente por razones claras. En primer lugar, creemos que es una relacin de equilibrio; puesto que, no puede ser nicamente una situacin de orden ya que es preciso mantener armona entre el Estado y la sociedad. No es simple-mente privilegiar al Estado como aparato poltico por encima del cuerpo social. En todo caso, la nocin de equilibrio enten-dida como armona o contrapeso hace referencia a mltiples situaciones posibles en donde capacidad y actuacin del Esta-do y de la sociedad no son excluyentes. Adems, esta relacin de equilibrio debe tener como caracterstica principal el di-namismo; ya que, de esta forma podr reconfigurarse segn el contexto, la emer-gencia de nuevos actores o la salida de los mismos. Es decir, hacemos referencia al movimiento, a la constante construccin de la gobernabilidad y al peso de la his-toria. La gobernabilidad no poda perma-necer por ms tiempo como un concepto esttico, como si la estabilidad no pudiese incorporar la adaptabilidad.

    Por otro lado, consideramos que no slo debe prestarse atencin a los actores estratgicos; sino que, debe tomarse en

    cuenta la importancia de algunos indi-viduos o grupos que, eventualmente, en alguna situacin particular, podran obtener los recursos necesarios para generar presin o ser cruciales en la toma de decisiones. Estas ltimas y la resolucin de conflictos son esenciales, y por tanto, debe existir claramente un sistema de re-glas y procedimientos que permita que tanto la toma de decisiones, como la resolucin de conflictos se desarrolle de manera ordenada en el sentido de previ-sible, donde los jugadores (actores es-tratgicos y no estratgicos) se relacionan con reglas y procedimientos recurrentes y reconocidos como tales. Adicionalmente, es importante recalcar la importancia de que ests frmulas, tal como las llama Coppedge, pueden ser tanto formales como informales, debido a que muchas veces, a pesar de no encontrarse en un cdigo escrito, se desarrollan distintas prcticas que pueden suplantar normas legales o instituciones establecidas.

    Ahora bien, tal como lo sealamos desde el principio de este artculo, la realidad latinoamericana es distinta. Es por ello que cremos necesario adems de realizar un intento de definicin para la gobernabi-lidad per se, realizar un ejercicio similar para pases como el nuestro, de naturaleza hbrida. En otras palabras, era necesario crear el concepto de gobernabilidad hbri-da, es decir, caracterizar la gobernabilidad propia de los pases de carcter hbrido. Sin embargo, antes de realizar esto, es menes-ter desarrollar de manera ms amplia las caractersticas mixtas propias de Latino-amrica.

    El carcter hbrido propio de Latinoamrica

    En 1992, Guillermo ODonnell escribi un sugerente ensayo, que actualmente se en-cuentra repensando, en el cual describa un tipo de democracia hasta el momento

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    no teorizado: La Democracia Delegativa. Este nuevo animal tena suficientes dife-rencias por encima de las semejanzas, para justificar su teorizacin. Son democracias debido a que cumplen satisfactoriamente los requisitos propuestos por Robert Dahl para describir a las poliarquas: funciona-rios electos, elecciones libres e imparciales, sufragio inclusivo, derechos a participar por cargos pblicos, libertad de expresin, variedad de fuentes de informacin y li-bertad de asociacin. Sin embargo, no son ni parecen tender hacia la representacin y no han logrado institucionalizarse, aun-que pueden llegar a ser duraderas. Es de-cir, han logrado una primera transicin exitosa al pasar del autoritarismo a un gobierno elegido por mecanismos demo-crticos, pero han fallado en la segunda transicin, aquella ms larga y compleja, al no poder consolidar la democracia hasta el momento. Aquellos pases que lograron una segunda transicin exitosa fueron los que construyeron y fortalecieron di-versas instituciones a travs de una amplia coalicin de lderes que se embarcaron en el proyecto de la construccin institucional y que contaron con un significativo apoyo popular; lo que a su vez, facilit el compro-miso para resolver los problemas sociales y econmicos. Si bien la representacin tiene un elemento de delegacin, cuando la primera es eclipsada por la segunda, hablamos nicamente de delegacin y, por tanto, de Democracia Delegativa.

    Al respecto de las instituciones, ODonnell menciona que en el funcionamiento de las sociedades complejas contemporneas, las instituciones democrticas proveen un nivel crucial de mediacin entre, por un lado, los factores estructurales y, por el otro, no slo los individuos sino tambin los diversos agrupamientos por medio de los cuales la sociedad organiza sus mlti-ples intereses16. En las Democracias De-legativas, el vaco de las instituciones es reemplazado por prcticas sumamente

    afirmadas como el clientelismo, el patri-monialismo y la corrupcin. De este modo, el Presidente asume un papel de encarna-cin de los intereses de la nacin que, al estar atomizada, no presenta una unifor-midad de demandas ni tiene mecanismos agregativos que reduzcan el nmero de estas. El Presidente goza de un margen de decisin amplio solo restringido por la cruda realidad de las relaciones de poder y considera a los otros poderes del Estado como estorbos, sustentando de este modo mayor democracia, pero menor com-ponente liberal. La caracterstica de las Democracias representativas e institucio-nalizadas, de la que carecen las Democra-cias Delegativas, es su profunda dimensin republicana al contar con representacin y accountability tanto horizontal como vertical. No obstante, en este tipo indi-to de democracia, el Presidente suele conformarse como un lder disfuncional que acta por encima de las instituciones y, a veces, las debilita deliberadamente, tomando decisiones arbitrarias y que lo vinculan directamente y sin el (supuesto) estorbo de posiciones intermedias. Es decir, la Democracia Delegativa es una democracia con un nfasis presidencialis-ta exagerado.

    La nueva categora planteada por ODonnell se inserta en una preocupacin acadmica frente a uno de los principales fenmenos macropolticos: la democrati-zacin, pero adems en gran parte abre el camino a un nuevo tipo de discusin.

    16. ODONNELL, Guillermo. Democracias dele-gativas?. Kellog Institue, Documento de trabajo N 172, Mes: Marzo, Ao: 1992, pg. 4.

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    TAI En ese sentido, en 1996, el texto escrito

    por Levitsky y Collier permite entender la revolucin desarrollada en la clasificacin de regmenes que se haba dado. Ellos postulan que la Tercera Ola de Democrati-zacin se present como un reto para los acadmicos: Una serie de pases haban dejado atrs un rgimen autoritario para pasar a nuevas formas que compartan atributos democrticos, pero que no terminaban de ser democracias institucionalizadas, constituyndose as un desafo conceptual17. Lo sorprendente del texto es que apunta que, luego de revi-sada la literatura acadmica, han logrado encontrar ms de 550 subtipos de demo-cracia, lo que ellos llaman democracias con adjetivos18.

    Estos nuevos casos produjeron en el m-bito acadmico una nueva preocupacin con dos ejes un tanto contradictorios: Primero, se pretenda realizar una mayor diferenciacin con el propsito de cap-turar las diversas formas de democracia que haban surgido. Y, en contraposicin a esto, se intentaba evitar la contraccin conceptual de tal forma que pueda apli-carse el concepto de democracia a casos que posean una serie de atributos que no correspondan a la definicin tpica de democracia.

    Otra importante referencia bibliogrfica es el artculo de Larry Diamond19 publi-cado originalmente en el ao 2002. La clasificacin de un rgimen se ha vuelto sumamente problemtica, al haberse roto la dicotoma autoritarismo y democracia, puesto que las caractersticas democr-ticas suelen estar presentes con mayor frecuencia, aunque sea de manera sutil y como un deliberado intento por legitimar configuraciones autoritarias. Pese al inicial optimismo de La Tercera Ola, en los lti-mos aos ha sido obvio que la mayora de los nuevos regmenes no son propiamente democrticos o ya no estn en transicin

    a la democracia20. Adems, este texto per-mite trazar una perspectiva histrica de lo que el autor llama el tratamiento acad-mico de los regmenes hbridos: desde el estudio de la democratizacin donde ODonnell y Schmitter utilizaron los trmi-nos de dictablanda y democradura en el ao 1986, pasando por la clasificacin de regmenes semi-democrticos realizada por Linz, Lipset y Diamond en el ao 1989, hasta llegar finalmente a la categora de autoritarismos competitivos creada por Levitsky y Way en aos recientes.

    A partir de las dimensiones de libertad y justicia en las elecciones, Diamond elabora una tipologa con siete categoras: la democracia liberal, la democracia electoral (que incluye democracias que pueden ser clasificadas de iliberales debido a su muy escasa defensa de los derechos civiles), regmenes ambiguos, autoritarismo competitivo, autoritarismo electoral hegemnico y autoritarismo po-lticamente cerrado. Hay elecciones libres cuando se puede entrar a la competencia

    17. COLLIER, David y Steven Levitsky. Democracy with adjectives: Conceptual Innovation in Com-parative Research. Kellog Institue, Documento de trabajo N 230, Mes: Agosto, Ao: 1996, pg. 3.18. bidem.19. DIAMOND, Larry. Elections without De-mocracy: Thinkink about Hybrid Regimes. Journal fo Democracy, Vol.13 (2), National Endowment for Democracy and the John Ho-pkins University Press, Mes: Abril, Ao: 2002, pp,21-35. Tomado de la traduccin realizada por Daro Lpez. Estudios Polticos N 24, Mede-lln, Mes: Enero-Junio, Ao: 2004, pp. 117-13420. Ibid, p. 120.

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    poltica con obstculos mnimos, cuando es posible que la oposicin haga campaa y cuando los votantes no experimentan coercin en sus preferencias. Hay elec-ciones justas cuando existe una serie de mecanismos que regulan una competen-cia relativamente igualitaria21.

    Finalmente, el texto plantea que las formas mixtas son propias tanto de las demo-cracias como de los autoritarismos y que, as como estos han logrado ser en alguna medida democrticos, las democracias, nuevas y viejas, liberales e iliberales, tambin pueden llegar a ser ms democrticas22.

    Al respecto, uno de los ltimos trabajos enfocados en esta nueva clase de reg-menes es el de Leonardo Morlino, quien distingue en su texto los regmenes que se han estabilizado en su hibridez y aquellos que s estn en un proceso de transicin. Los Regmenes Hbridos se caracterizan por haber dejado atrs algunas de los rasgos esenciales del gnero no demo-crtico, pero an no poseen los requisitos para satisfacer la definicin mnima de democracia. El autor seala tres tipos de regmenes hbridos: la democracia sin ley, la democracia protegida y la democracia limitada. Para precisar esto ltimo, es necesario definir qu entiende Leonardo Morlino por cada uno de los conceptos antes mencionados.

    En primer lugar, el rgimen no democrtico puede definirse a partir de uno autoritario, el cual en palabras del propio Morlino se caracteriza por tener la soberana como poder personal, lo cual genera una relacin entre el mandatario y el ciudadano de te-mor y recompensa. No son otra cosa que regmenes del tipo legibus solutus, en los cuales las decisiones arbitrarias del sobe-rano no estn limitadas por normas ni por leyes, y adems, no tienen porqu ser justificadas ideolgicamente. En estos re-

    gmenes las fuerzas armadas y la polica cobran un rol muy importante, y la mo-vilizacin de masas es inexistente. Por su parte, el mismo autor seala que, para considerar un rgimen como democrtico es necesario analizar si es que cumple con una serie de caractersticas o requisitos mnimos: a) sufragio universal, tanto masculino como femenino; b) elecciones libres, competitivas, recurrentes y justas; c) ms de un partido; y, finalmente, d) diferentes medios de informacin.

    Dicho todo esto, se puede plantear que la gobernabilidad ya no puede ser entendida sin incluir en ella algunos matices propios de la hibridez. Es por ello que cremos conveniente reformular nuestra definicin original de manera que consigamos un nuevo concepto, el de gobernabilidad hbrida, el cual desarrollaremos a conti-nuacin.

    Definiendo la gobernabilidad hbrida

    Las caractersticas mixtas propias de Lati-noamrica, y su permanencia en el tiempo, hacen necesario desarrollar un concepto propio para estos pases. La gobernabilidad hbrida, entendiendo la hibridez con el marco terico precedente, puede ser entendida como sigue: una relacin de

    21. Para una discusin detallada de las sutilezas referidas a la distincin entre una categora y otra, revisar las ltimas dos secciones del artculo. 22. DIAMOND, Larry. Elections without Demo-cracy: Thinkink about Hybrid Regimes. Journal of Democracy, Vol.13 (2), National Endowment for Democracy and the John Hopkins Uinversity Press, Mes: Abril, Ao: 2002, pp,21-35. Tomado de la traduccin realizada por Daro Lpez. Estudios Polticos N 24, Medelln, Mes: Enero-Junio, Ao: 2004, pp. 134

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    TAI equilibrio dinmico entre Estado y socie-

    dad que permite a los actores estratgicos (el gobierno, el ejrcito, la burocracia y las empresas estatales, las asociaciones em-presariales, los sindicatos de trabajadores y los partidos polticos)23 y aquellos con los recursos de poder suficientes en un mo-mento determinado (movimientos socia-les y los grupos que protagonizan acciones colectivas efmeras), la toma de decisiones y la resolucin de conflictos a travs de reglas y procedimientos donde caracters-ticas autoritarias del pasado se funden con los procedimientos democrticos formales y los vacos institucionales son suplidos por clientelismo, patrimonialismo, corrup-cin y un excesivo protagonismo del Poder Ejecutivo. Esto no significa que todas estas prcticas estn presentes a la vez o definitivamente, sino que son rasgos tpicos de cmo el Estado se relaciona con la sociedad y cmo la sociedad se relacio-na con el Estado con cierta previsibilidad en los pases hbridos.

    Tal como vemos, esta ltima definicin no difiere de la original. Lo que hemos intenta-do realizar es adaptar la definicin original. Esto no quiere decir que hayamos bus-cado estirar el concepto planteado an-teriormente, de ninguna manera. Lo que buscamos hacer es reformular la defini-cin de la gobernabilidad para crear con ello una categora que sea propia para pases en transicin o aquellos que se han estancando en su hibridez. Nuevamente queremos insistir en que no es que la go-bernabilidad hbrida sea una desviacin de la gobernabilidad como tal; ms bien, cada una de ellas representa una catego-ra igual de vlida por s misma.

    Reflexionando a partir de los cinco grados de gobernabilidad de Camou, podemos decir que los pases con gobernabilidad hbrida podrn ser clasificados entre la gobernabilidad normal y un dficit de gobernabilidad, pero en absoluto en una crisis de gobernabilidad y menos an in-

    gobernabilidad. La muy utilizada frase problemas de gobernabilidad deber hacer alusin a un dficit; es decir, una situacin donde ante los desequilibrios existen actores organizados que hacen uso eficaz de sus recursos para equilibrarlos. En este sentido, parece acertado decir que aquellos pases que prolongaron (o recin protagonizan) su llamada segunda tran-sicin (entendida como consolidacin), o donde existen fuerzas significativas que pugnan por un regreso autoritario, son los que presentan problemas de gobernabili-dad que podran derivar en crisis si es que aun no la estn viviendo. Sin embargo, existe otro grupo de pases que ha logrado estabilizarse en su carcter hbrido por lo que parece poco acertado seguir hablando de una transicin. Precisamente, a pesar de poder presentar problemas de gober-nabilidad tienden hacia una gobernabi-lidad normal, son aquellos que pueden ser plenamente identificados como pases con gobernabilidad hbrida, aquella carac-terizada en el presente marco terico. As por ejemplo, pases como Colombia, Gua-temala, Nicaragua, Paraguay o Venezuela caeran dentro de este segundo grupo24.

    Reflexiones finales

    En esta ltima seccin, queremos reflexio-nar sobre la tesis central hacia la que este trabajo apunta; es decir, acerca de la po-sibilidad de una gobernabilidad hbrida. Evidentemente, la preocupacin central

    23. Segn Fernando Mayorga y Eduardo Crdova, Michael Coppedge identifica a estos como los ac-tores estratgicos tpicos de Amrica Latina. 24. Tomado del texto Hybrid Regimes or Regi-mes in Transition?.Fundacin para las Relaciones Internacionales y el Dilogo Exterior, Documento de trabajo N 70, Mes: Septiembre, Ao: 2008 de Leonardo Morlino.

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    que nos gua es de carcter terico; sin embargo, no rechazamos la necesidad de realizar un estudio emprico. Ms an, a pesar de no considerar cerrada la discu-sin en absoluto, s consideramos haber dado un paso imprescindible un intento de clarificacin terica para luego poder proceder a un estudio de este tipo.

    Adems, la necesidad de esclarecer el concepto de gobernabilidad est dada por la gran importancia que cobra el orden en cualquier tipo de sociedad. En ese sentido, debe ser extirpada la concepcin de orden como caracterstica nica del autoritaris-mo; puesto que, el orden tambin puede lograrse desde un rgimen democrtico sin que esto implique introducir matices autoritarios. Por otro lado, creer que la gobernabilidad trae consigo la palabra democrtica implcita es igualmente equivocado. La gobernabilidad, tal cual la hemos planteado en este ensayo, es un equilibrio al cual puede llegar de la misma forma tanto un rgimen autoritario como uno democrtico, as como uno de natu-raleza hbrida.

    Finalmente, consideramos importante el concepto de gobernabilidad hbrida; pues-to que, resalta la capacidad de mantener un orden a pesar de poseer prcticas no democrticas como son el clientelismo, patrimonialismo, la corrupcin, el exagera-do protagonismo del Poder Ejecutivo, etc.

    Agradecimientos:

    En primer lugar, a la revista POLITAI por la oportunidad y el incentivo que brinda a los alumnos. Al jurado calificador por su eleccin. Al profesor Rolando Ames, por abrirnos las puertas de su oficina duran-te el verano. De manera muy especial, agradecemos las amables (pero rigurosas) crticas realizadas por los profesores Mar-tn Tanaka y Eduardo Dargent. Por su-

    puesto, a nuestra promocin de Ciencia Poltica de la PUCP. A Jorge Abanto, Carla Cueva, Ftima Rojas, Romina Rojas y Vicky Zamora, por no permitir que su amistad les impida dar buenos comentarios. Y fi-nalmente, a todo aqul que se aproxime a las ideas que este texto humildemente intenta discutir desde la perspectiva de dos estudiantes recin iniciados en el complejo mundo acadmico de la Ciencia Poltica.

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