Artículo Ignacio Merino. ¿Porqué no repatriar los restos?

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Domingo 8 de mayo de 2016 MAMÁS DE CORAZÓN

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Domingo 8 de mayo de 2016

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“Mi ilusión es que él termine de estudiar, siga una carrera profesional y tenga en la vida con qué defenderse”.

El 30 de enero del próximo año, se cumplirán 200 años del nacimiento de ignacio Merino, el pintor piurano que vio la luz primera en la ciudad de San Miguel de Piura, el penúltimo día del primer mes del año, en 1817. Su historia personal, ampliamente difundida, y el desarrollo de una obra que lo ha hecho trascendente, están en la memoria colectiva.

¿por qUé no repatriar Los restos?

Por Miguel Arturo Seminario Ojeda

El nombre de Ignacio Meri-no, está entre los peruanos, y no solo entre los piura-

nos, a nivel nacional se le recuer-da, porque hizo volar el nombre del Perú a nivel internacional, a través del arte, su pintura le valió reconocimientos internacionales y nacionales mientras vivía, y aunque lejos de la ciudad de su nacimiento, Ignacio Merino nun-ca se olvidó de Piura.

Su padre, don José Clemente Merino y Arrieta se desempeñaba ese año como subdelegado de Piu-ra, y entre otras preocupaciones, estaban las de carácter militar, con acciones que se esforzaban a mantener la fidelidad al Rey de España, porque entre los piura-nos ya se manifestaba el deseo de rompimiento con la metrópoli es-pañola. Sin embargo, pese a que tuvo que recibir en Paita y Piura, en enero de 1817 al Regimiento del “Infante don Carlos”, que estuvo dos meses en San Miguel de Piura, seguro que don Clemente se dio tiempo para prodigar mimos y caricias al recién nacido.

Que el nombre de Ignacio Me-rino está asociado a Piura, como lo está el de Miguel Grau, no cabe duda, una urbanización de varias etapas lleva su nombre en la ciu-dad de su nacimiento, así como una plazuela donde luce su mo-numento frente al ex Colegio Sa-lesiano, en el entorno donde es-tuvo el colegio San Miguel, frente a la Iglesia del Carmen, que da a la calle Libertad, es la Plazuela Ig-nacio Merino. Existe una urbani-zación que perenniza su nombre.

La Escuela Superior de Arte Pública Ignacio Merino, se en-cuentra en la ciudad de Piura, y desde su creación, lleva el nombre del ilustre pintor, al que los piura-nos honrarán de manera mayús-cula el próximo año, al recordarse el bicentenario de su nacimiento.

Asimismo, una calle en Sulla-na, desde hace más de 100 años; y una institución educativa en Talara, desde su creación, en la tierra del petróleo, llevan el nombre del pintor fallecido en París el 11 de marzo de 1876. Una avenida en Lima en el distrito ur-bano de Lince, una calle en Mira-flores, otra en San Isidro, una en La Perla (Callao), otra en el Cono Norte de Lima; un colegio en El Agustino, y otro en Villa María del Triunfo, se llaman como el pintor piurano. Sin lugar a dudas si hacemos un recorrido por el interior de Piura y del Perú, des-cubriremos muchos sitios donde se evoca de manera permanente al pintor.

ignacio merino

CoNTiNúA EN LAS PáGiNAS 12 Y 13

Su hija falleció hace 7 años, a los 34 años de edad, y le dejó a sus tres hijos. Valentino sin

duda era el que más necesitaba y el que más necesita de todo su cuidado y su atención, porque convive con esa enfermedad que se llevó primero a su padre y lue-go a su madre. Desde entonces, Natividad tiene una nueva razón para seguir viviendo, a pesar de sus 67 años y la diabetes que cada día le impide ver mejor el rostro de su amado hijo.

Recuerda que cuando ocurrió el desenlace, ella se fue a traba-jar para afrontar la crianza de sus nietos, pero cuando Valenti-no enfermó y su puso muy mal, los médicos confirmaron el diag-nóstico positivo para VIH. Enton-ces, Natividad tuvo que regresar a casa para darle el cuidado y todo el apoyo que iba a necesitar.

“Ahora que tiene 13 años, ando pendiente de él en todo y para todo, en sus estudios, en su tratamiento, en lo que hace falta. Es para mí, más que mi propio hijo. Yo he tenido 7 hijos, pero con él tengo un cuidado espe-cial, porque se cansa bastante, sobre todo cuando hace depor-te”, explica Natividad.

natividadLa abUeLita mamá

Hoy solo le pide a Dios que le dé fuerzas y salud para verlo cre-cer y convertirse en el profesional que él quiere ser. Confiesa que a veces ella no sabe cómo ayudar-lo en las tareas del colegio, prin-cipalmente en las matemáticas, porque “son bien avanzadas”, pero allí batallando, Valentino va avanzando y tratando de llevar una vida normal, como todos los chicos de su edad.

“Mi ilusión es que él termine de estudiar, siga una carrera pro-fesional y tenga en la vida con qué defenderse”, pide Natividad.

Ella está muy agradecida con la Asociación por la Vida, porque allí le han ayudado bastante a sobrellevar la enfermedad de su nieto, pero ella sabe que él siem-pre necesitará de una dieta espe-cial que no es fácil de conseguir y por tanto requerirá de mucho apoyo para su alimentación. Por ejemplo, la leche Ensure, que es vital para su dieta.

Nadie sabe lo que pasará en el futuro, pero hasta que Dios le dé vida, Natividad seguirá acompa-ñando a Valentino, como si fuera su propia madre.

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“¿Dónde están las élites del quehacer cultural en Piura?, ¿dónde las autoridades municipales y regionales?”.

La Pinacoteca en la Munici-palidad de Lima se llama Igna-cio Merino, y está conformada por una colección de pinturas, y como tal fue institucionalizada el 29 de mayo de 1925 siendo alcal-de de la Capital de la República, don Pedro José Rada y Gamio, y propiciada por la política cul-tural de don Augusto B. Leguía, esta pinacoteca fue dirigida al co-mienzo por el pintor Daniel Her-nández, quien publicó el primer catálogo de las obras que la con-formaban. En la pinacoteca hay varias colecciones, y la colección Ignacio Merino está comprendi-da por 36 lienzos del siglo XIX, obra de su autor.

Pronto se cumplirán 200 años del nacimiento de Ignacio Merino y sus restos aún perma-necen en París, ¿hasta cuándo estarán en esa ciudad?. Allí fue sepultado 1876, en el mismo ce-menterio que estuvo sepultado Carlos Augusto Salaverry, otro piurano de Sullana (Alamor, Lancones), que murió en París en 1891, y que los sullaneros tra-jeron en 1964, porque cuando hay voluntad, y se interpreta el sentir colectivo, se rompen toda clase de barreras, y se cumplen las metas y objetivos. No hay que ser pasivos.

cesidad de hacerles recordar, o enterarlos de qué se trata, y es-toy seguro, que en una alianza sobreentendida, conseguirán lo que hicieron los sullaneros, hace 52 años. Si hubo un proyecto y se extravió, o si nunca se hizo, no es tarde para intentarlo de nue-vo, Merino debe estar enterrado en Piura, así lo reclama y exige su memoria.

Al respecto el 3 de mayo pedí asesoramiento al Embajador Juan Álvarez Vita, y a través de él, desde la Cancillería me hicie-ron saber, que para la repatria-ción, hay que contactarse con el Consulado de Perú en París al teléfono 0033786635730, y a la oficina correspondiente, solicitar el asesoramiento para dar inicio al trámite, requirien-do además, el contacto con una funeraria, a la que se encargue la exhumación y traslado de los restos, así como los números de contacto con las autoridades francesas para que autoricen la exhumación. Merino murió el 17 de marzo de 1876 a los 59 años de edad, en Piura, seguiremos esperando sus restos.

Hoy vivimos en un tiempo en el cual han variado las formas de hacer las cosas, en la época en que los sullaneros gestionaron la repatriación de los restos de Carlos Augusto Salaverry, no ha-bía expediente electrónico, no existía la firma digital, ni el no-tario informático, ni de lejos se conocía la palabra internet, con toda la validez legal que exigen estos trámites, y sin embargo la élite cultural del Valle del Chira logró su cometido. Hoy en un mundo lleno de facilidades por la presencia y uso de las tecno-logías de la información que permiten hacer los trámites más aceleradamente, no tiene justifi-cación, el no haber intentado la repatriación de los restos de Ig-nacio Merino, la inversión que se haga, bien vale la pena, sino, que responda la conciencia de todos los piuranos.

Si el tiempo no permitirá que los restos retornen a Piura antes de Bicentenario, ya debe empe-zarse el contacto con el Agregado Cultural del Perú en París para que no se pase por alto este ho-menaje en la capital de Francia, y para que aunque ya no estén las mismas autoridades, se siente el precedente de haber querido hacer algo por el ilustre pintor, en un acto a desarrollarse frente a su tumba, y la nueva gestión, no empiece sus trámites, como si recién comenzaran.

¿Qué se está esperando en Piura’, ¿el Tricentenario para repatriar los restos, por el alto costo anunciado? o que pasen 100 años más, Ignacio Merino está sepultado en el cementerio Pere Lachaise, y se dice que su tumba prácticamente está casi abandonada; ¿merece que los piuranos lo tengamos en este olvido?, y que no se haya consi-derado traer sus restos, por el costo que significa repatriarlos desde Francia, como leímos en un artículo publicado en Sema-na el 24 de enero de este año, en que se comenta lo anotado.

¿Dónde están las élites del quehacer cultural en Piura?, ¿dónde las autoridades munici-pales y regionales? Que, a través de sus respectivas unidades de cultura, debieron pensar en re-activar el proyecto de traslado de los restos, y honrar aún más la memoria de uno de los piura-nos más notables que tenemos. Se debe actuar en bloque, hacer lo que hicieron los sullaneros en 1964, experiencia que debe re-plicarse, para que los restos de Merino, reposen en la tierra que lo vio nacer, y de la que nunca se olvidó; o seguir la recomenda-ción de Hortensia Seminario Ga-llo de hacer una colecta pública.

Los sullaneros interpretaron el deseo del pueblo, y se afirma-

ron a través de la propuesta de un político vinculado al quehacer cultural, don Luis Carnero Checa, el hombre de letras, y abogado, que pese a su cargo político, nun-ca dejó de vincularse al mundo de la literatura, presidiendo la comisión de repatriación, que estuvo integrada por Amalia Car-nero Checa de Ruiz, Linda Cruz Merino, Reynaldo Moya Espi-noza, Rodolfo León Seminario, Pablo Cruz Arrunátegui, la muni-

LAS fOTOGrAfíAS dE LAS ObrAS dEL ILuSTrE PINTOr,

SON PrOPIEdAd dE LA PINACOTECA IGNACIO MErINO,

dE LA MuNICIPALIdAd METrOPOLITANA dE LIMA,

QuIEN NOS HA CEdIdO GENTILMENTE PArA ESTE fIN.

cipalidad provincial de entonces, y otros tantos sullaneros que se comprometieron con el pueblo, y desde 1964 honran los restos del poeta, en su propia tierra, en el mausoleo que levantó el Muni-cipio local en el hoy cementerio museo San José.

¿Acaso no hay políticos en Piura que valoren esta faceta del espíritu humano, que asuman un rol de compromiso con estos quehaceres?, creo que hay ne-

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ESCENA AMEriCANA.

frAiLES ATrAVESANDo UN VADo.

LA CoCoTTE.