Artículo ¿El origen de las inscripciones psíquicas o las inscripciones en sus orígenes?

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Podríamos acudir a la paradoja sobre el origen que plantea Winnicott (ala pregunta de si hay un yo desde el comienzo), cuando afirma que elcomienzo ocurre -en un juego de paradojas-, cuando ocurre el comienzo.Es decir, si hay vida psíquica es porque hay un empezar a existir y, siexistimos, es porque hay un comienzo de registro psíquico, aunque searudimentario.

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    EL ORIGEN DE LAS INSCRIPCIONES PSQUICAS O LAS INSCRIPCIONES EN SUS ORGENES?

    Silvia Morici

    Los comienzos

    o originario, lo arcaico, inscripciones primordiales, seduccin origina-ria, formas semnticas que intentan explicar esa instancia fundante de la subjetividad humana.

    Y si bien estamos evitando la alusin a la dimensin de lo temporal, sta se nos impone, ya que estamos aludiendo a algo del orden de los comienzos de la vida psquica.

    Podramos acudir a la paradoja sobre el origen que plantea Winnicott (a la pregunta de si hay un yo desde el comienzo), cuando afirma que el comienzo ocurre -en un juego de paradojas-, cuando ocurre el comien-zo. Es decir, si hay vida psquica es porque hay un empezar a existir y, si existimos, es porque hay un comienzo de registro psquico, aunque sea rudimentario.

    De esta manera un movimiento dialctico y multifactorial entre existencia biolgica y registro psquico de existencia, reemplaza al sentido nico y simplista de la cronologa lineal.

    Sin embargo, no podemos desconocer que estamos hablando de esos mo-mentos inaugurales donde el psiquismo est en desarrollo, donde el Yo, ese gran decodificador, es una instancia en formacin y donde los sentidos ocu-pan el lugar que con la madurez ocupar el saber sobre los sentidos.

    Ese momento, como lo defini Serge Lebovici, en donde somos capaces de sentir, pero no de saber qu sentimos y en donde el cuerpo es un cuerpo neurovegetativo y pulsional, de donde emanan sensaciones y pulsiones en forma de caos y desorden.

    Psicloga. Psicoanalista, especialista en nios y adolescentes. Docente en la Carrera de Especializacin en Psicoanlisis con nios y adolescentes, UCES-APBA. Coordinadora del Subcomit sobre Vnculo Temprano en la Sociedad Argentina de Pediatra. Miembro del Forumadd.

    L

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    Momentos, dira Winnicott, donde si todo va bien, la vida psquica co-mienza.

    Si hay un comienzo, hay un principio. Y si hay un principio hay un primer momento donde esto ocurre. Y este primer momento en donde algo ocurre, remite al nacimiento del psiquismo.

    Lo cual no quiere decir que pueda haber inscripciones que sean tan primor-diales como las del origen, en otros momentos del desarrollo humano.

    Pero que lo primordial no remita slo al principio, no niega el hecho que lo que ocurre en los comienzos se constituye como fundante de la gnesis de ese aparato psquico en formacin.

    Y podemos afirmar que en el principio de la vida, se trazarn en el psi-quismo incipiente experiencias primordiales, debido a dos caractersticas propias de lo Humano:

    1.- El grado de neotenia del aparato psquico: en el momento del nacimien-to, la insipiencia de estructuracin psquica, promueve el estado de vulnera-bilidad propio del beb, factible de ser traumatizado.

    2.- El estado de dependencia absoluta hacia un Otro de la cultura, del cual se requiere tanto el nutriente biolgico como el libidinal, para devenir suje-to. Esto determina que el beb se encuentre en una posicin asimtrica de extrema influenciabilidad de su entorno cultural.

    3.- El bagaje constitucional, que le facilitar la matriz para lidiar con el trau-ma de origen y el poder del Otro de la Cultura.

    Esta escueto resumen de la ontogenia del aparato psquico humano, nos per-mite adentrarnos en la temtica de esta revista que alude a dos momentos de la vida, la fundacin de la dimensin psquica en los momentos del inicio de la misma, y la refundacin en momentos posteriores, puberales.

    Aprs-coup, avant-coup (resignificacin o significacin)

    Considero que estos dos momentos elegidos para cotejar la existencia de lo originario y sus resignificaciones o neo formaciones en la adolescencia, remiten a distintos grados de dificultad epistemolgica.

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    Andre Green, en un pequeo artculo que denomin Avant coup/aprs coup1, a propsito de un Coloquio sobre el tema de la pregnancia de lo arcaico sobre el psiquismo puberal, deja en claro su posicin sobre la factibilidad de conocer lo que ocurre en el psiquismo de un beb, a partir de lo que l considera la roca viva del psicoanlisis, a saber: el concepto de aprs coup (resignificacin).

    No le va a interesar tanto la significacin, y por ende la gestacin de un mo-vimiento psquico, como la resignificacin que el psiquismo haga de dicho movimiento.

    Dice textualmente, para definir su idea contraria a los que intentan estudiar los mecanismos del aparato psquico en los momentos donde estos meca-nismos se estn gestando:

    1: el momento donde eso ocurre, no es el momento donde eso se significa.

    2: el momento donde eso se significa, no se aprehende como momento ac-tual, sino como retrospeccin a travs de la identidad y de la diferencia.

    La lectura de este artculo confrontativo, fiel a su estilo, me funcion como un disparador, como siempre lo es el pensamiento del otro, para ubicar y repensar mi propia experiencia, generada en la prctica de compartir con pediatras (observadores privilegiados del vnculo temprano), la observacin de los momentos gestacionales del aparato psquico. Lo que Green denomi-nar, el avant-coup, el anticipo, lo que antecede a.

    Intent entonces realizar un pequeo ejercicio acudiendo a mi prctica cl-nica, que es donde finalmente, a mi entender, se encuentra aquello que nos va a definir como pensadores analticos. No creo en la arrogancia de creer en respuestas absolutas, sino que el remitirse a la experiencia clnica permi-tir resignificar la cuestin terica.

    Podemos consensuar, desde distintos marcos tericos, que el psiquismo re-quiere de otro psiquismo para devenir. Y que desde el comienzo mismo de lo que se trata es de un sujeto, que siente antes de saber que siente.

    Lo que implica que ms all de lo singular de la resignificacin, en los co-mienzos el sujeto est en un estado de necesidad de Otro, situacin que lo vuelve plausible de ser significado.

    1 Green, Andre: (2005) Avant coup/Aprs coup, en Le Carnet Psy, N 95, Decembre-Janvier 2005. Boulogne, France, Editions Cazaoubon.

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    Entonces, veamos qu paciente me evoc esta premisa, desde el aprs-coup, es decir desde el movimiento de resignificacin.

    Aprs-coup: Santiago de veintitrs aos de edad2

    Santiago consulta recientemente por una penosa situacin por la que est atravesando, que implica un duelo por un ser muy querido.

    Tiene un hermano menor.

    Es un joven exitoso y autnomo.

    Dado que la consulta, es reciente, y el duelo es su principal motivo de con-sulta, recin se estn desplegando tanto su fantasmtica identificatoria como la cualidad de sus relaciones objetales.

    En este reciente transcurrir por su historia, comienza a relucir un particular discurso en relacin a la figura paterna, descrito por Santiago como un hom-bre exitoso, clido, protector y exigente.

    Esta descripcin, de un pap cercano, afectuoso, sin embargo contrasta con como se siente frente a su padre.

    Santiago decidi irse a vivir con la madre en la separacin de la pareja con-yugal a los trece aos, mientras su hermano se qued a vivir con su padre.

    Nunca quiso vacacionar con su padre. Actualmente se siente incmodo ante su presencia. A su vez lo percibe incmodo en su presencia, no as con su hermano con quien tiene una relacin fluida y ms natural.

    Se siente prescindible para su padre y cree prescindir de l. No nos nece-sitamos. Ni a l le sumo, ni l me suma. A l le da lo mismo estar conmigo o no, a m tambin.

    Insisto en que este relato contrasta con otro, en donde el padre aparece con una hper presencia, llamndolo todos los das, aconsejando afectuosamen-te, y ayudndolo econmicamente de manera generosa e incondicional.

    2 Las vietas clnicas relatadas a continuacin, si bien conservan la conflictiva que la hip-tesis del desarrollo terico del presente trabajo quiere demostrar, han sido desfiguradas en su estructura general, de tal manera que no representan a ningn paciente real.

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    Lo invita a vacacionar, le pide por favor que no se borre.

    Este joven inteligente, empieza a notar, lo que juntos denominamos el enig-ma de la relacin con el padre, en donde los movimientos claros de inters del padre hacia l, la bsqueda activa de su compaa, contrastan con su teora vivencial de un padre indiferente y prescindente.

    A esta altura, para m tambin es evidente que Santiago muestra la particular resignificacin de algo que evidentemente ha marcado en algn momento de esta historia relacional, esta conviccin de ser prescindible para el padre.

    En el intento de ahondar en este particular enigma que dirige la actualidad de la relacin con su padre (al que intenta evitar todo el tiempo, teniendo accesos de ahogo cuando una cena se prolonga a su sentir en demasa, o se encuentra de forma casual con l en la calle, estando con su novia, de la cual el padre no ha sido enterado), es cuando l destaca el rasgo de exigen-cia en el padre.

    nico gradiente, con alguna connotacin inhibitoria, destacada en la perso-nalidad del padre.

    Asociando con el tema de la exigencia, aparece una descripcin ms cruda y atemorizante.

    En esta descripcin, el padre aparece como un hombre exitoso, auto exigen-te, exigente con respecto al rendimiento acadmico a lo largo de su perodo escolar, eficientista, que exige resultados exitosos.

    Frente a esta caracterstica paterna, l siempre se sinti observado, evaluado y est convencido de haberlo defraudado, de no haber colmado las expec-tativas paternas.

    No as su hermano, del que seguro est orgulloso.

    Nueva sorpresa re significatoria, ya que como dije antes, ha sido un alumno aplicado y un reciente profesional meritorio.

    Entonces, en qu defraud a este padre exigente, al cual ha respondido con aplicacin y eficiencia sobre adaptativa?

    Quizs porque me estuve por morir cuando era beb, agregar en una sesin sorpresivamente.

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    Y en ese momento narrar su mitologa de origen: No s, quizs porque nac prematuro y estuve mucho tiempo internado, y no s, yo no me acuerdo, ni pregunto mucho, ni se habla mucho de esto, pero creo que le dijeron que me poda morir o quedar medio tarado, (se re). Bueno, a lo mejor qued medio tarado y no me doy cuenta. Pero mi pap s, (se re).

    Desarrollar as su historia de origen, en la que se destaca un nacimiento prematuro, que condicion una internacin en terapia intensiva neonatal durante un mes y medio. En ese periodo, se debati entre la vida y la muerte y entre la posibilidad de quedar con secuelas neurolgicas de por vida o ser un nio normal.

    El aprs-coup de la escucha analtica

    En mi escucha, analista formada en el psicoanlisis con nios y en el vn-culo temprano, esta noticia sobre sus orgenes (avant-coup), re significada en transferencia, e interpretada por m, inevitablemente, como la evidencia de una traza de origen: el trauma que implica en padres primerizos el tener que atravesar tanto el temor a la muerte de un beb recin llegado a la vida, como la incertidumbre sobre el desarrollo normal de Santiago en un futuro.

    Los dos fantasmas ms temidos que acompaan a la parentalidad: la muerte y la anormalidad de un hijo.

    Evoqu, como en una escena cinematogrfica, a los padres primerizos de Santiago beb, debatindose entre el temor y el deseo por un nio tanto mo-ribundo como anormal, separados por la frialdad de una incubadora.

    E imagin a Santiago beb, sin el contacto de piel con ese Otro primordial, representado en la figura materna3: sin pecho amoroso del que mamar, ni sostn promovido por el amor libidinizante parental, a merced del fro am-paro de una incubadora.

    Separacin en lugar de contacto, soledad en lugar de sostn, frustracin en lugar de satisfaccin.

    He ah las primeras trazas en este psiquismo incipiente, en formacin de Santiago; como podemos adivinar, las marcas traumatizantes en el psiquismo

    3 Bleichmar, Silvia: (1993) Cap. 1 Primeras inscripciones, primeras ligazones, en La Fun-dacin del Inconsciente. Bs. As., Amorrortu.

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    parental a partir de esta historia de origen Sern las mismas que vemos hoy re significadas en las sensaciones de Santiago adulto condicionando la rela-cin con su padre? Un padre al que vive distante, frustrado y decepcionado ante l? Un padre mucho ms cercano a su hermano, con el que tiene una relacin mas normal que con l?

    Preguntas que confirman la caracterstica de enigma de los orgenes.

    Imagin luego a los padres de Santiago en estos primeros momentos cuando inauguraban su parentalidad con un beb al borde de la muerte.

    Separados precozmente de l, en momentos donde el contacto favorece el reconocimiento del beb como propio, como carne de su carne, como parte de su historia.

    Imagin el esfuerzo psquico requerido a la parentalidad cuando el momen-to del festejo por una nueva vida se reemplaza por el pnico de su prdida, o casi peor an, por el temor del nio deficitario.

    El esfuerzo para no desinvestir a un hijo al que se puede perder, o que de-cepciona nuestras expectativas de normalidad.

    Imagin la desconfianza, el pnico del padre inteligente, en esos momentos preciosos de contacto y apego, a que este beb padeciera algn dficit in-telectual, transmitida ineludiblemente, en esos momentos arcaicos donde el beb siente sin saber lo que siente.

    Podemos concluir, entonces, que la historia singular y azarosa de su origen (como lo son todas), devino traumtica para sus padres, quienes ineludi-blemente transmitieron de inconciente a inconciente el impacto de dicho trauma, deviniendo traza primordial en el psiquismo de Santiago.

    El avant-coup

    Cuando invertimos la lente y no vamos a buscar al beb que hay en el ado-lescente, desde el aprs-coup, como lo hicimos con Santiago, sino que nos encontramos con el beb en el mismo momento en que se est constituyen-do su psiquismo, dira Green, estamos en el terreno del avant-coup.

    Si la clnica nos permite el privilegio de asistir a estos momentos, ya sea a travs de la observacin del vnculo temprano, (prctica habitual pedi-trica), ya sea por la consulta sobre el beb (muy infrecuente) o ya sea por

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    estar asistiendo al discurso materno en relacin a un beb (en un espacio analtico), vamos a poder comprobar la evidencia de la vulnerabilidad del psiquismo inmaduro, frente al poder del discurso materno.

    Y podremos ir detectando los diversos mecanismos defensivos (como plan-teaba Winnicott) al que va acudiendo el beb, en relacin a las constancias o inconstancias del movimiento narcisizante materno y de la calidad e inten-sidad de la ambivalencia, impregnada en su discurso.

    El grado (alto, moderado, leve) y la calidad (predominancia del amor por sobre el odio, indiferencia, prevalencia de odio) de la ambivalencia mater-na, determinar a su vez la calidad de la investidura libidinal que recibir el beb: sentir el amor de la madre, la indiferencia o el rechazo materno.

    Y en el peor de los casos el odio materno, que ser equivalente a la desin-vestidura libidinal.

    Me refiero al alerta que plantea Winnicott sobre la prevalencia del odio in-consciente4 de la madre, y sus efectos devastadores en la estructuracin ps-quica del beb. Este autor distingue entre la ambivalencia materna, propia de la dificultad de la crianza , lo que constituira el odio consciente materno, de lo que representa el odio inconsciente. Este ltimo es el que Winnicott acla-ra que no va a poder ser tolerado por el psiquismo en vas de estructuracin, ya que equivale, desde otra terminologa, a un movimiento de desinvestidura libidinal, que atacar el armado mismo del aparato psquico.

    Cuando lo que prevalece es el odio materno, el beb recibir en el lugar de un movimiento deseante por parte de la madre que lo impulsar a desear existir, el deseo de no vida, de inexistencia. Sentir deseo de no existir.

    Phillippe Gutton, Serge Lebovici junto con otros psicoanalistas que investi-garon sobre el vnculo temprano, a su vez, intentan explicar cmo es que al beb le llegan la calidad de deseo de hijo en juego en la madre, as como los estados de nimo de la misma.

    Explican que la transmisin ocurre, porque tanto el deseo de hijo, como el grado de ambivalencia materna y sus estados de nimo, se traducen en una calidad particular de cuidado materno, que se traducir en una modalidad

    4 Winnicott, Donald: (1969) Cap. 35: Desarrollo del tema del Inconsciente de la madre, tal como se lo descubre en la prctica psicoanaltica, en Exploraciones Psicoanalticas I. Buenos Aires, Paids, 1991.

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    ms o menos constante de dichos cuidados. La constancia de los cuidados maternos promueve confianza y constancia en el vnculo. En cambio, la inconstancia de dichos cuidados, promueve inseguridad y desconfianza en el mismo.

    En el primer caso tendremos un beb que se desenvuelve armoniosamente, confiado en el vnculo, que podr esperar la llegada del pecho y podr con-ciliar el sueo.

    En el segundo, tendremos un beb inseguro, ansioso, tenso, disarmnico que usar el llanto pertinaz para alertar sobre su malestar, mantenindose alerta, sin poder relajarse en la conciliacin del sueo.

    Anita, veinte das de vida

    Les hablar de Anita, bebita recin nacida, primera hija de Mariel, de vein-ticinco aos de edad.

    No conozco a Anita.

    A lo que tengo acceso, a travs del anlisis de Mariel, es al discurso materno sobre Anita. A las ansiedades y angustias despertadas en Mariel a partir de este primer nacimiento buscado y deseado por ella.

    Mariel engord ms de quince kilos en su embarazo, aduciendo que ella no coma de ms sino que, a pesar de cuidarse, algo la haca engordar y que su marido Pablo-, no la ayudaba porque coma lo que quera y se peleaban por los antojos.

    Sola acariciarse la panza, con mirada indiferente, diciendo cosas en rela-cin a su beba en gestacin como: cuando tiene que moverse se queda quieta, cuando tiene que quedarse quieta en las ecografas, se mueve Tiene un carcter! Me va a volver loca! No me deja dormir de las patadas. La ret para que se quedara quieta. Soy re mala no?.

    Cuando nace, Anita debe quedarse un par de das en incubadora en observa-cin por la deteccin de un virus transmitido durante la gestacin. Madre e hija, permanece separadas por un par de das. Mariel la ve de a ratitos, como ocurre en internaciones tempranas.

    Es decir, de inicio, se da una especie de impasse, de dos das, hasta que la mam aloja a su beb.

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    Ante la percepcin de este alejamiento vincular involuntario, el pediatra preocupado monta un dispositivo para que el vnculo se regularice y pide al sanatorio que se demore la externacin para que se reestablezca un periodo de conocimiento mutuo.

    Mariel est asustada porque la beb hace ruidos raros al respirar. Teme que no respire.

    Llegan a su casa.

    De inicio, se percibe en los llamados telefnicos, un clima creciente de ner-viosismo y hostilidad entre la pareja.

    Mariel slo repite: es divina, es divina, mientras se escucha el llanto perti-naz de la beb.

    A la segunda semana de vida de Anita, Mariel me pide venir al consultorio. Lo hace sola, con cara de cansada, sin fotos y sin Anita.

    Me comenta que est muy asustada, al principio porque tema que no res-pirara bien, y ahora porque cada vez duerme peor, pide la teta con ms frecuencia y no para de llorar en todo el da.

    He aqu su relato:

    La dej en lo de mi mam. Le dej una mamadera con frmula. A veces me saco leche porque tengo mucha, pero a veces me da fiaca. Soy re vaga, no? Es que es ms fcil prepararle leche. Igual, tambin da trabajo. Todo es un trabajo (se re). Pobre, igual es divina.

    Igual, todo es difcil. Sacarla es re difcil, pero tampoco me puedo quedar en casa todo el da. Me aburro. Prefiero traerla a lo de mi mam y dejarla ah que la cuida la seora. Pero hoy me dijo que no la quera cuidar y mi mam tena que hacer. Al final nadie me ayuda. Yo la quera dejar ah para que me la cuiden, porque yo no doy ms. Soy re mala, no? La re abandono, no?.

    A veces tambin la extrao, pero no puedo ms. No duermo de noche. Obvio, Pablo ni se despierta. Y ahora cada vez est peor, los primeros das dorma ms y coma cada tres horas y ahora cada vez come ms veces, no duerme nada y llora todo el da.

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    Hasta las nurses que contrato de noche, me dicen que cada vez est peor. Yo de noche no puedo despertarme para darle la teta, ni siquiera para sacar-me leche. Que le den ellas. Pobres, me dejan dormir porque se dan cuenta que no doy ms. Pero ellas tampoco la pueden calmar. Para m que tiene algo. El pediatra la ve bien. Pero para m no es normal lo que llora. No, po-bre, qu mala que soy; es divina, se porta re bien, pero hay veces que no la aguanto Soy re mala! Qu mal!.

    Pero nadie la aguanta. Mi pap la alza, vomita, me la devuelve, mi mam no le hace el provechito y despus hace ruidos raros. Todos hacen sus cosas. Quiero que se quede en lo de mi mam, pero hace un fro terrible. El otro da la cambi y haca tanto fro que temblaba mientras la cambiaba. Pobre Me daba una lstima! Pero si se queda ah, yo puedo salir un poco. No doy ms.

    En sintona con este relato, Anita cada vez pide la teta con mayor frecuencia, no para de llorar. No duerme. Nada parece calmarla.

    Eleg este discurso materno, porque permite ver con claridad, a qu nos referimos cuando hablamos del grado de ambivalencia predominante y sus efectos en el psiquismo del beb.

    Mariel, se debate entre estar en su casa con su beb, y huir asustada a casa de su madre en busca de proteccin. Por momentos siente que entiende a su beba, por momentos no logra saber qu le pasa.

    Le teme y se aleja de ella. Siente deseos de que sea otro el que se ocupe de estar con ella, pero sabe que es ella quien debe asegurar presencia. Le quiere dar la teta y no le quiere dar la teta. La siente indefensa y por momentos se siente devorada por ella, coartada en su libertad. Y es conciente de que algo de su accionar est mal para su beba quien siente fro, hambre, sueo, c-licos sin que ella sepa qu hacer para remediarlo. Ms siente que falla, ms evita a su bebita. Y teme estarla abandonando. Comienza a sentir culpa ante el sentimiento de falla, y esto le provoca mayor alejamiento.

    Y este torbellino de emociones, inauguradas por la maternidad, se traduce en una forma de cuidados maternos, que Philippe Gutton definira como an-sioso fbico, propiciando en la beb, una experiencia predominantemente discontinua, que va alterando el ritmo de la vincularidad temprana.

    No es siempre la mam quien le da la teta. A veces se le da mamadera con leche de frmula, a veces con lecha materna, a veces la teta.

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    De noche se van turnando tres nieras diferentes. Anita pasa tiempo en casa de la abuela con desconocidos y tiempo en su casa con conocidos y con otra gente que se mete, opina, la alza, la despierta, etc.

    Pablo, est celoso e inoperante. Mariel se siente sola y asustada.

    La beb come cada hora y media, empez a vomitar, no duerme, le sali un eczema dermatolgico en la cabeza, llora pertinazmente. Nada la calma. Se volvi una beba angustiada, tensa, llorona, insatisfecha.

    Es evidente la sintona entre el discurso materno, antes descrito, y los efectos de ste en las expresiones psquico somticas de la beba.

    Podemos comprobar avant-coup, lo que esbozamos ms arriba: la neotenia del psiquismo humano lo hace factible de ser traumatizado por la potencia del discurso materno, encarnado en un psiquismo adulto, enraizado en la cultura.

    A modo de final

    Como deca Donald Winnicott: el beb como tal, no existe, sino es en rela-cin a la madre.

    Y podramos agregar que la forma en que ese beb existir, ser a partir del gradiente de deseo de hijo y del grado de ambivalencia materna.

    Y en esta particular danza entre el psiquismo materno y el del beb, ste se ir constituyendo como sujeto.

    Y el poder del deseo materno ir dejando marcas, huellas, trazos primordia-les que configurarn sus rasgos constitutivos y subjetivantes.

    Retomando a Green, en el artculo antes mencionado, ste concluir que finalmente lo originario en el beb salta una generacin y estar en reso-nancia con cualquier cosa que representa una significacin para la madre. Es lo inconciente en la madre lo que echar luz, lo que aclarar lo que le pasa al beb, ms all que ste sea capaz de percibir y de entender.

    Es decir, nuevamente en un acto paradojal, lo que indicar lo que est suce-diendo en el psiquismo del beb, Santiago o en la beb Anita, est alojado en la significacin que este particular beb viene a representar en el incon-ciente parental.

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    Del beb Santiago, en el aprs-coup, no tenemos manera de comprobar cul fue el significado inconciente en el padre de la posible deficiencia de un hijo, pero en la beb Anita, a partir del anlisis de Mariel, se pueden rastrear aquellas representaciones primordiales que su beb vino a develar: porqu teme a su beba?, porqu teme su muerte?, porqu no logra apegarse a ella ni la entiende y cela los cuidados que su madre le propicia a su nieta? En de-finitiva se teme a s misma y al penoso deseo inconciente de abandonarla.

    En su historia, Mariel, porta su propia marca de origen que conlleva un con-tenido traumtico abandnico, con una madre que estuvo deprimida sus primeros aos de vida.

    Entonces, Mariel beb, fue a su vez significada a partir de una historia trau-mtica de abandonos y duelos.

    Y todo vuelve a empezar: volvemos a esos comienzos, a partir del aprs-coup, donde una beb Mariel, abandonada y no libidinizada en sus orge-nes, criada en la tristeza materna, no puede hoy, sin saber porqu, ser mam de su beba, adoptarla, no abandonarla, sentirla parte de s misma y alojarla en su psiquismo.

    He aqu las trazas de lo originario, trasmitido de inconciente a inconciente, generando improntas primordiales, que van dejando su particular trazo sub-jetivante en el psiquismo, de generacin en generacin.

    A modo de segundo final: el origen de las inscripciones psquicas o las ins-cripciones psquicas en sus orgenes?

    Dos casos, dos historias de vida, dos historias de orgenes, que simplemente ejemplifican el origen de dos historias de vida.

    En un caso rastreado el origen, a partir de las trazas actuales, en el otro lo vemos gestar.

    Sin embargo, ambos ejemplifican y dan cuenta de la complejidad y multi-causalidad que caracteriza a los orgenes del sujeto.

    Ejemplos que dan cuenta que sera tanto un reduccionismo negar que el psiquismo permanece abierto a nuevas y originales trazas a lo largo de su desarrollo, como el desconocer que los comienzos de la vida psquica se ca-racteriza por la permeabilidad del aparato psquico de ser marcado a partir del encuentro por el Otro.

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    La posicin asimtrica y de dependencia absoluta hacia el Otro maduro, que caracteriza a los orgenes de la estructuracin psquica, ineludiblemente generar que las inscripciones devengan marcas tanto estructurantes como traumticas.

    Premisa indiscutida de los orgenes de la constitucin del sujeto, que nace con estatuto de sujeto.

    Origen del sujeto, entonces, marcado por la complejidad y singularidad del encuentro con el Otro en momentos de vulnerabilidad extrema y por la sin-gularidad de las series complementarias en juego.

    Primera versin: 19/03/2012Aprobado: 11/06/2012

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    Freud, Sigmund: (1914) Introduccin al Narcisismo, Obras Completas, Vol. XIV. Buenos Aires, Amorrortu, 1986.

    Stern, Daniel: (1989) El mundo interpersonal del infante. Buenos Aires, Pai-ds, 1991.

    Resumen

    Se desarrollar esta pregunta que alude a los primeros momentos del desa-rrollo psquico y a las inscripciones primordiales, con la ejemplificacin del anlisis de los discursos de un joven de veinticinco aos y del de una mam primeriza, quien habla de su beb.

    El primero nos va a permitir rastrear, desde su discurso y padecimiento ac-tual, marcas intrapsquicas iniciales, a partir de su particular historia de ori-gen, por haber nacido muy prematuro.

    El segundo, nos permite asistir a los momentos de gestacin del aparato psquico y a los efectos que produce en el psiquismo incipiente del beb, el discurso e historia de origen de la madre.

    En ambos, en un caso a posteriori y en el otro en los momentos mismos de armado de aparato psquico, el impacto de la significacin inconciente parental, transmitida de inconciente a inconciente y vehiculizada a partir de una cualidad particular de sostn.

    Y a su vez ambas historias, donde las inscripciones primordiales se hacen evidentes, tanto como sus efectos a posteriori, nos alertan sobre la comple-jidad del entramado psquico. Psiquismo que, indefectiblemente quedar

  • 42 CUESTIONES DE INFANCIA

    marcado en sus comienzos dada la vulnerabilidad propia del mismo, pero que requerir del a posteriori, de la historizacin que de ella se haga, para que dicha marca recobre un sentido significante y devele el enigma de toda historia de origen.

    Palabras claves: inscripciones primordiales; avant-coup; aprs-coup; resigni-ficacin; trazas de origen.

    Summary

    This question, which refers to the earliest moments of psychic development and primordial imprinting, will be expanded upon using as examples the analysis of the discourse of a 25 year-old youth and a first time mother talking about her baby.

    The former will allow us to trace, from the discourse and current ailments, the initial intrapsychic imprints, stemming from his particular origin as a very premature infant.

    The latter will allow us to witness the inception of the psyche and the effects of the mothers discourse and origins on the babys psyche.

    In both cases, during the construction of the psyche, we will discuss the impact of the parental unconscious signification transmitted from unconsciousness to unconsciousness and vehiculized through a specific support quality.

    Moreover, both stories, where the primordial imprints are as evident as their later effects, warn us about the complexity of the psychic structure. This psychic structure will inevitably be imprinted in its beginnings given its own vulnerability, but will in the future require to undergo a process of historization so that the imprint can regain significance and unveil the enigma of every origin story.

    Key words: primordial imprints; avant coup; aprs coup; resignification; origin trace.

    Rsum

    On dveloppera cette question qui fait allusion aux premire moments du dveloppement psychique et aux inscriptions primordiales, travers dun analyse des discours dun jeune homme qui a 25 ans et dune mre primipare.

  • 43CUESTIONES DE INFANCIA

    Le premier on permettra de tracer, partir de son discours et souffrance actuelles, des marques intrapsychiques initiales, cause de sa particulire histoire: il est n trs prmatur.

    Le deuxime on permettra danalyser les moments de gestation de lapparat psychique et les effets produits dans le psychisme naissant du bb, comme aussi dans le discours et histoire dorigine de la mre.

    Dans les deux cas, a posteriori et au mme temps de la construction de lapparat psychique, on voit limpact de la signification parentale incons-ciente, transmis dun inconscient un autre, et mis en marche par un soutien particulire.

    A son tour, les deux histoires, dont les inscriptions primordiales sont vi-dentes ainsi que ses effets postrieures, nous alertent sur la complexit du psychisme, qui sera invitablement marqu au dbut cause de sa propre vulnrabilit. Et ce psychisme requerra, aprs, dun rcit de soi mme pour que cette marque aie dune signification et soit capable de dvler lnigme de lhistoire dorigine.

    Mots cls: inscriptions primordiales; avant-coup; aprs-coup; resignification; marques dorigine.

    Silvia Morici

    Cabello 3458, 5 A (1425) Ciudad Autmona de Buenos AiresTel.: 4 [email protected]