Artículo Como Aagua

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89 CUADERNOS DEL CILHA Año 2 N° 2.3 . 2001 EL DISCURSO FEMENINO EN COMO AGUA PARA CHOCOLATE María Antonia Zandanel de Gonzalez Universidad Nacional de Cuyo A partir de la década del 20, y más específicamente con el advenimiento de las vanguardias, emerge un discurso ficcional femenino que va ganando terreno poco a poco y que pretende perfilarse con estrategias discursivas diferentes que intentarán conformar, si esto es posible, una forma de expresión singularmente femenina. Una de las primeras preguntas que habría que responder, es aquella acerca de la existencia de un modo del decir que pueda caracterizar a la escritura de la mujer, como algo contrapuesto y diferente de ese otro tipo de escritura que deberemos, un tanto dialécticamente, calificar como masculina. También cabría preguntarse si se pueden percibir signos en estas escrituras que permitan identificar, sin duda alguna, la pertenencia a unas u otros, a partir no de los núcleos semánticos referenciales sino de una retórica particular que en cada caso presente rasgos que permitan sin más reconocerse como identificatorios de uno u otro discurso. No es nuestra intención plantear aquí una teorización de lo femenino en el discurso ficcional. El propósito de nuestro trabajo está orientado a realizar una lectura de la obra de la escritora mexicana Laura Esquivel, Como agua para chocolale1, por entender que 1 ESQUIVEL, Laura: Como agua para chocolate. Buenos Aires, Mondadori, 1993.

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  • 89CUADERNOS DEL CILHAAo 2 N 2.3 . 2001

    EL DISCURSO FEMENINO EN COMO AGUA PARA CHOCOLATE

    Mara Antonia Zandanel de GonzalezUniversidad Nacional de Cuyo

    A partir de la dcada del 20, y ms especficamente con eladvenimiento de las vanguardias, emerge un discurso ficcional femenino que va ganando terreno poco a poco y que pretendeperfilarse con estrategias discursivas diferentes que intentarnconformar, si esto es posible, una forma de expresin singularmentefemenina. Una de las primeras preguntas que habra que responder, es aquella acerca de la existencia de un modo del decir que puedacaracterizar a la escritura de la mujer, como algo contrapuesto ydiferente de ese otro tipo de escritura que deberemos, un tantodialcticamente, calificar como masculina. Tambin cabra preguntarse si se pueden percibir signos en estas escrituras quepermitan identificar, sin duda alguna, la pertenencia a unas u otros, apartir no de los ncleos semnticos referenciales sino de una retricaparticular que en cada caso presente rasgos que permitan sin ms reconocerse como identificatorios de uno u otro discurso.

    No es nuestra intencin plantear aqu una teorizacinde lo femenino en el discurso ficcional. El propsito de nuestro trabajoest orientado a realizar una lectura de la obra de la escritora mexicana Laura Esquivel, Como agua para chocolale1, por entender que

    1 ESQUIVEL, Laura: Como agua para chocolate. Buenos Aires, Mondadori, 1993.

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    contiene algunas marcas que pueden convertirse en rasgoscaracterizadores y que percibimos como diferentes del llamadodiscurso feminista.

    Podemos destacar, como notas provisorias de lanovela de la que habremos de ocupamos, un deslumbramiento de lanarradora ante la cotidianidad, una deliberada acotacin de losmundos narrados a los espacios tradicionalmente asignados a lamujer, traducidos en esa sensacin de cercamiento que la novelaimpone, la visin del mundo de la cocina como eje o centro de unazona de contencin femenina desde donde se instaura y se construyela identidad de la mujer y su autoafirmacin.

    Corresponde tambin sealar que por estas causas se hahablado de una cultura ligth a la hora de ponderar la novela de laescritora mexicana. En su descargo digamos que en este caso lanovela cuenta una historia, una singular historia de amores, rencores,pasiones y desencuentros y la narra desde atractivas estrategiasdiscursivas que perfilan un universo esencialmente femenino. Lanovela conserva las caractersticas propias del gnero: a saber,alguien relata una historia y lo hace respetando ciertos preceptos: nohay quiebras abruptas de la digesis, sino acelerados saltostemporales y, a la vez, se trata de remozarla con nuevosprocedimientos. Podemos sealar como caractersticas de este relatoel entrecruzamiento de discursos, la percepcin de los hechosnarrados desde la visin transgresora del realismo mgico, unacompleja manipulacin del tiempo de la historia y del tiempo delrelato, una gran libertad en la localizacin temporal, y el hecho deque, pese a ciertas rupturas en este sentido, se disimula ladiscontinuidad en el orden del discurso, el cual parece estructurarsecomo un continuum significativo.

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    En este sentido, podemos sealar como otro de los rasgos caracterizadores el de la apropiacin de la narratividad,principio cuestionado y hasta denostado por algunos autores. Nosencontramos ante la recuperacin de una historia que quiere sercontada, esto es, con una clara conciencia del arte de narrar que no es un fenmeno privativo de la autora mexicana, sino que aparececomo una cualidad positiva, sobre todo despus de haber sidopronosticada la muerte de los relatos. Bstenos recordar tan solo laspalabras de Walter Benjamin, escritas en el ao 1936, que sentenciaban: "El arte de narrar se acerca a su fin porque se estextinguiendo el lado pico de la verdad, la sabidura"2. Weinrich, por su parte, se encargaba de reforzar la tesis antes citada al afirmar que"la narracin pertenece a una forma de sociedad que est a punto dedesaparecer"3 Si aceptamos, entonces, como hemos destacado, lapresencia de una historia, entendida sta como la sumatoria dehechos que se articulan segn un orden cronolgico y de sentido,veremos de qu manera se disponen esos hechos para convertir esahistoria en un discurso narrativo. Con la finalidad de cumplir con lasmetas propuestas, habremos de centrar nuestra atencin en dosncleos altamente pertinentes para el objetivo que nos hemospropuesto, esto es, caracterizar, aunque sea parcialmente, el discursofemenino tal como ste se perfila en la obra de la escritora mexicana.El primer ncleo corresponde al nivel del discurso y habremos dereferimos especialmente en este plano a uno de sus aspectos, tal vez el ms relevante, el llamado discurso instructivo; el segundo, secentrar en la caracterizacin del mbito o

    2 BENJAMIN, Walter: Revista de Occidente. N 129,173, pg. 305.

    3 WEINRICH, Harald: "Al principio era la narracin". En: TODOROV, MIGNOLO y otros: La Crisis de la literaridad. Madrid, Taurus,1978, p. 109.

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    espacio vital, el de la cocina, desde donde, tanto las acciones quecorresponden a la intriga amorosa como aquellas que sitan losepisodios en la encrucijada histrica de ciertos momentos de larevolucin mexicana, estos episodios se narran y cobran sentido.

    Podemos distinguir en la obra tres modalidades deldiscurso, claramente diferenciadas y todas ellas felizmenteimbricadas: una, la del discurso objetivo del lenguaje del recetariollamado tambin discurso instructivo o prescriptivo; otra, lamodulacin del discurso de la cotidianidad, de los hbitos domsticosy habituales que condimentan la vida familiar, hbilmenteentrelazados, y la tercera, la presencia del discurso de la historia que,lejos de conformarse como una lnea diegtica independiente, seensamblar ajustadamente a la modalizacin general del discursoprincipal, que habr de teirlo todo de su propio color. Dado que laintencin del presente trabajo es referimos particularmente a lasmarcas del discurso femenino, researemos ms en detalle, laprimera formulacin.

    En lo que respecta a esta modalidad que hemosllamado discurso instructivo, las recetas de cocina se nos presentancomo un elemento estructurante, como una suerte de encuadre queproporcionar una engaosa armazn estructural a la novela. Dehecho sta se abre y se cierra con el preparado de una idnticareceta, "tortas de navidad", destinadas en ambos casos a celebrar uncumpleaos. Al comienzo, el onomstico nmero 16 de Tita de laGarza, protagonista de la historia, alrededor de cuya figura habrn deenredarse los conflictos amorosos que darn sustento a la trama. Alfinal, la sobrina nieta de Tita, narradora de la historia y alter ego de laprotagonista, reconstruye a partir de la evocacin la historia de suantecesora y hace posible, al parecer desde el conjuro que lasrecetas posibilitan, tanto la realizacin de los preparados culinarioscomo el recuerdo de los

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    episodios pasados. La evocacin y la memoria habrn de fluirdcilmente bajo el influjo de aromas y perfumes que inundan toda lanovela.

    El discurso instructivo o prescriptivo del lenguaje recetarioenmarca los 12 captulos de la obra y sugiere una secuencia temporaly narrativa que nada tiene que ver con el tiempo real de los sucesosque se relatan. Podemos hablar de un novedoso modo narrativo, conuna articulacin o montaje que, tras su aparente linealidad, va aconfigurar un diseo estructural complejo, el cual no hace sino ponerde manifiesto, una vez ms, la virtualidad del gnero novelesco y sus infinitas posibilidades compositivas. Sutil juego del discurso que seestructura de una manera casi autosuficiente y, en apariencia, sin lamediacin perturbadora de quien narra, que se har visible alprincipio y al final de la novela, a modo de encuadre dentro de otro encuadre, conformando un entramado que modalizar en el relato latextualizacin de la temporalidad.

    La transgresin formal que impone toda obra literariacompuesta desde ciertos paradigmas novelescos, sobre todoaquellas que se han alejado sensiblemente de los moldes cannicosy, paralelamente, la ruptura de los marcos de referencia considerados tradicionales, ha permitido mirar a la novela como el gnero ms lbily por lo tanto con mayores posibilidades compositivas.4 Es esta libertad

    4. Es capaz la novela, como cree Bakhtine, de renovarse inagotablemente? Lanovela, (...) gnero a-cannico, profundamente original en su indestructible "modernidad", se inscribe en el tiempo presente (el tiempo de lo inacabado) comoforma abierta, en curso de constitucin, y como primer testigo del futuro literario de lanueva poca. Forma todava indefinida y, por esa misma razn, infinita, sus posibilidades plsticas, an por descubrir, introducen una inevitable disonancia en laarmona de otros gneros". R. BOURNEUF - R. OUELLET: La novela. Barcelona, Edil. Ariel, 1981, pg. 245.

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    propia de las nuevas formas de estructurar los diversos componentesdel discurso narrativo lo que hace posible la original arquitectura deComo agua para chocolate y su singular configuracin discursiva. Esta mixtura constituye en s misma un aspecto fuertemente caracterizador de la novela de la escritora mexicana:

    La condicin fragmentada de la historia en meses y recetas rompe desde el inicio con las expectativas de linealidad propias de una novelaconvencional, al tiempo que propone y legitimadiversos discursos narrativos consideradosmarginales por el canon moderno. (...)

    Como agua para chocolate se presenta a s misma como encrucijada de gneros populares y deasociacin con lo femenino, a modo de historia deentregas (folletn/ telenovelas) mensuales (menstruales), con recetas (recetario), amores(culebrn/ novela rosa) y remedios (gua prctica)caseros (domsticos).5

    Esta inquietante mezcla de elementos narrativos hace posible

    y facilita el desplazamiento de los diversos planos del discurso, desde una a otra formulacin. La fusin entre lo objetivo del recetario y lo

    subjetivo de los acontecimientos cotidianos, se produce por un hbilproceso de mediacin y deslizamiento discursivo, de un modo casiimperceptible. El procedimiento que lo hace posible no presenta marcas

    5 ESCAJA, Tina: "Reinscribiendo a Penlope: mujer e identidad mejicana en COMO AGUA PARA CHOCOLATE": Revista lberoamericana, Nm. 192, Vol. LXVI, julio-septiembre 2000,571-586, pg. 572.

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    notorias del pasaje de una a otra forma, lo que habla de una granhabilidad para articular las diversas modalidades.

    Tita trataba de no olvidar esta advertencia mientras se dispona a iniciar la primera operacin.La capada consiste en hacer una incisin en la parte que cubre los testculos del pollo: se mete el dedopara buscarlos y se arrancan. Luego de ejecutado,se cose la herida y se frota con mantequilla fresca ocon enjundia de aves. Tita estuvo a punto de perder el sentido, cuando meti el dedo y jal los testculos del primer pollo. 6

    Estas (las codornices) se ponen en un platn, se les vaca la salsa encima y se decoran con unarosa completa en el centro y ptalos a los lados; o sepueden servir de una vez en un plato individual enlugar de utilizar el platn. Tita as lo prefera, pues de esta manera no corra el riesgo de que a la hora deservir la codorniz se perdiera el equilibrio deldecorado. Precisamente as lo especific en el librode cocina que empez a escribir esa misma noche (...)

    6 ESQUIVEL, Laura: op. cit., pg. 24-25. La negrita es nuestra.

    7 Ibidem, p. 45. La presencia de estos entrecruzamientos dscursivos es unaconstante de la novela que nos ocupa, tal como ha sido ya sealado. Utilizamos lasnegritas para sealar el paso de un tipo de lenguaje a otro. Destacamos con ellas laconformacin discursiva que hemos caracterizado en el corpus del trabajo comodiscurso instructivo. "Estaban a mano, pues el capitn tambin ignor que en la parte trasera de

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    Las recetas permiten tambin la superposicin de diferenteslecturas posibles, potenciadas por manifestaciones antagnicas dellenguaje; por un lado, la del informe instructivo, propio del estiloformulario caracterstico de las recetas de cocina, por otro, la lectura propiamente novelesca. La superposicin de ambos discursos daruna especial conformacin al microcosmos narrativo, desde laperspectiva unidimensional, unifocal, personal, de una narradorafemenina que adems lo hace desde un espacio (entendido y textualizado como un mbito espacial y de relaciones), tambinfemenino.

    Las recetas, los mensajes instructivos y su articulacin dentrodel paradigma textual funcionan, por una parte, como conformacionesdiscursivas independientes y a la vez como factores estructurantes del discurso. Acompaan a las recetas otro tipo de instructivos que seensamblan espordica mente y que son frmulas de remedios o

    la casa de Mam Elena tena, enterradas en ceniza, una gran cantidad de gallinas.Haba logrado matar a veinte antes de que ellos llegaran. Las gallinas se rellenan con granos de trigo o avena y con todo y plumas se meten dentro de una olla de barrobarnizado. Con un lienzo se tapa bien la olla y de esta manera se puede conservar lacarne en buen estado por ms de una semana." pg. 68. "En todo el mes no haba podido conciliar el sueo ni un instante. Su nico logrodurante ese perodo haba sido el quintuplicar el tamao de su enorme colcha.Chencha lleg a sacarla de sus pensamientos de conmiseracin y se la llev a empujones a la cocina. La sent frente al metate y la puso a moler las especias juntocon los chiles. Para que se facilite esta operacin es bueno poner de vez en cuando unos chorritos de vinagre mientras se muele. Por ltimo, se mezcla la carne muy picada o molida con los chiles y las especias y se deja reposar largo rato, depreferencia toda una noche". pg. 69

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    preparados caseros: Ejs. Solucin para quitar manchas de quemaduras, pg. 71; Masa para hacer fsforos, pg. 77; Preparacin de las sanguijuelas para sangras, pg. 83; Preparacin del carbn para las cerillas, pg. 84; Receta para erradicar las chinches, pg. 113; Receta familiar contra el mal aliento, pg. 123; Remedio casero para las quemaduras, pg. 143; Receta para no quedar embarazada, pg. 143; Preparacin de polvos para limpiar la dentadura, pg. 154; Receta para hacer tinta, pg. 165. Todos estos recursos aportan, con su sustantividad, adems de un modelo discursivo determinado, referentes precisos de un mundo y una poca en los que se desarrollan los acontecimientos que la narradora recuerda y que hacen suponer un tiempo lejano al presente de esa narracin.

    El mal aliento tiene su origen en el estmago y son varias las causas que contribuyen a ello. Para hacerlo desaparecer debe principiarse por gargarismos de agua salada, sorbindola al propio tiempo por las narices, mezclada con algunas gotas de vinagre de alcanfor pulverizado. Paralelamente hay que masticar continuamente hojas de menta. El plan propuesto, seguido con constancia, es capaz por s solo de purificar el aliento ms pestilente.8

    Estos eran los mejores mtodos que conoca contra las quemaduras. Las claras de huevo se ponen con una pluma fina sobre la parte daada, renovando la aplicacin cada vez que el linimento se seque. Despus hay que poner emplastos de papas

    8 ibidem, pg. 123.

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    crudas machacadas para reducir la inflamacin ycalmar el dolor.9

    Las caractersticas del llamado texto instructivo o prescriptivopertenecen, en primer trmino, a un tipo de texto que pretende actuarsobre el destinatario o lector, quien se convierte, adems, en eldecodificador del mensaje por cuanto las recetas son, por las caractersticas intrnsecas de su entramado discursivo, formascodificadas para la emisin de mensajes, que responden a un ordenpreestablecido, y estn caracterizadas por la presencia de ciertasmarcas discursivas que se pueden explicitar a nivel sintagmtico: 1) Verbos usados en Infinitivo o Imperativo, 2) Jerarquizacin de loselementos en orden a su importancia en la receta, 3) un textonarrativo donde se desarrolla la explicacin del preparado. En estepaso es de fundamental importancia el uso de los conectores (en primer lugar, luego, finalmente) que indican las ideas de tiempo y orden, factores fundamentales para el xito de las recetas, 4) Sialguno de estos elementos se omite o se invierte el orden, no seobtendr el resultado deseado. Como confirmacin de lo que decimos, recordemos el momento en que Gertrudis pretende seguiradelante con la receta que Tita ha dejado inconclusa, pero como entanto lectora es incapaz de descifrar el mensaje, el proceso dedecodificacin no se cumple y por tanto se siente impotente para volver explcito lo que est contenido en el mismo. Este tipo demensaje se presenta como un discurso en clave que el lector debedescifrar:

    Se espuma otra vez y cuando ha alcanzado el grado de cocimiento llamado de bola, se cuela en un

    9 Ibidem, pg. 143.

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    tamiz o en un lienzo tupido sobre un bastidor.Gertrudis lea la receta como si leyera jeroglficos.No entenda a cunta azcar se refera al decir cincolibras, ni qu era un cuartillo de agua y muchomenos cul era el punto de bola. La que estabaverdaderamente hecha bolas era ella! Sali al patioa pedirle a Chencha su ayuda.10

    Como otro rasgo caracterizador de este tipo de discursopodemos consignar la presencia de un referente perfectamenteacotado y muy preciso, la organizacin lgica como elementoaltamente pertinente, el hecho de que exige un esfuerzo de"descentracin", lo que obliga a ponerse en lugar del lector para, deeste modo, "explicitar lo implcito". 11

    La intencionalidad de este tipo de discurso es del orden delhacer-hacer, esto es, influir en el otro para realizar una determinadatarea, en este caso concreto una o varias recetas de cocina; portraslacin metonmica podemos interpretar este hacer- hacer al otro,como la voluntad de la protagonista, esto es, como un ejercicio delpoder femenino destinado a actuar sobre el otro para logrardeterminados resultados. Esta mezcla permanente de la subjetividaden lo objetivo, donde los elementos inertes de la cocina o losingredientes de las mismas recetas tomados aisladamente y losinstrumentales del recetario se contaminan de un modo permanentecon estados de nimo o intencionalidades expresas, constituye para

    10 Ibidem, pg. 136.

    11 LORENZINI, Esther y FERMAN, Claudia: Estrategias discursivas. Bs. As., Editorial Club de Estudio, 1988, pg. 45.

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    nosotros otro rasgo de la escritura femenina, al poner el acento en losubjetivo y emocional en un contexto de racionalidad y utilidad como es el de un recetario de cocina.

    Permanecieron en xtasis amoroso hasta que Pedro baj la vista y la clav en los senos deTita. sta dej de moler, se enderez yorgullosamente irgui su pecho, para que Pedro loobservara plenamente. El examen de que fue objeto cambi para siempre la relacin entre ellos.Despus de esa escrutadora mirada que penetrabala ropa ya nada volvera a ser igual. Tita supo encarne propia por qu el contacto con el fuego alteralos elementos, por qu un pedazo de masa se convierte en tortilla, por qu un pecho sin haberpasado por el fuego del amor es un pecho inerte,una bola de masa sin ninguna utilidad. En slo unosinstantes Pedro haba transformado los senos deTita, de castos a voluptuosos, sin necesidad de tocarlos". 12

    "En ese momento comprendi perfectamente lo que debe sentir la masa de un buuelo al entraren contacto con el aceite hirviendo. Era tan real lasensacin de calor que invada todo su cuerpo queante el temor de que, como a un buuelo, leempezaran a brotar burbujas por todo el cuerpo -la

    12 ESQUIVEL, Laura: ob.cit., pg. 52-53.

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    cara, el vientre, el corazn, los senos- Tita no pudosostenerle esa mirada y bajando la vista cruzrpidamente el saln.(...)13

    Ntese que la relacin de medio a fin que tiene un orden lgicoy racional en el discurso del hacer-hacer, se llena de sutilezas,matices, detalles que, como tendencia al menos, marca claramente lapresencia femenina (cuando Mam Elena obliga a Tita a descoser elruedo). Las recetas ordenan e instituyen tambin un tiempo engaosoen tanto articulan, desde la dispositio formal de la novela, una falsaconformacin temporal de la historia, esto en la superficie. En laestructura profunda, instauran un nuevo tiempo, el de la lgica de loshechos, que se torna plausible y verosmil dado el carcter atemporaldel discurso del recetario, de todo l en su conjunto en tanto coleccinde recetas, que se renueva y actualiza con cada nueva versinculinaria. Esta concepcin de la temporalidad viene a sumarse a laamplia gama de juegos temporales que la novela despliega. Estambin ste un tiempo marcadamente cronolgico peroabsolutamente distante de la lnea de tiempo establecida en elrecuento de la digesis. Los diversos elementos que se construyen oelaboran a lo largo de la novela: las recetas, el recetario, lospreparados, la colcha de Tita, estn siempre asociados a diversasformulaciones de la temporalidad. Desde la rigurosidad del tiempocronolgico, lineal e inmutable, del preparado culinario, hasta laatemporalidad del recetario que funciona como un punto mgico quehace posible con cada nueva (re)elaboracin de una o varias recetasla instauracin de un tiempo cclico dentro de la digesis, o la febrilactividad de Tita al elaborar la colcha, smbolo del amor ausente y dela rebelda de la protagonista ante ese destino

    13 Ibidem, pg. 17.

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    adverso. La colcha se despliega tanto espacial como temporalmentedel mismo modo que crece y se incrementa su amor por Pedro a lolargo del relato.

    Es interesante destacar cmo la conformacin discursiva delos sintagmas instructivos es diametralmente opuesta a las otras dosinstancias del discurso, donde tanto el tiempo como el orden de los sucesos van a ser transgredidos. La engaosa disposicin de laspartes, la aceleracin del tiempo real-histrico, circunscripto al marco cerrado y clauso del ao calendario, est determinado por un tiempono real, sino puramente convencional y ficcional. Entre el captulo XI -Noviembre y el Captulo XI' - Diciembre, por ejemplo, transcurren veinte aos en las vidas de los protagonistas.

    Hay un especial tratamiento del tiempo en la novela;queremos agregar a lo ya sealado de qu modo las constantes analepsis y prolepsis van signando un tiempo no cronolgico a pesarde lo que anuncian las titulaciones de las doce partes y de los signosinequvocos que establecera el supuesto ao calendario que laestructuracin novelstica propone. (Captulo 1- Enero - TORTAS DE NAVIDAD; Captulo 11- Febrero - PASTEL CHABELA, ...; Captulo IX Noviembre - FRIJOLES GORDOS CON CHILE A LA TEZCUANA;Captulo XII - Diciembre - CHILES EN NOGADA).

    Podramos hacemos una nueva pregunta, en lo que alsuceder temporal se refiere o, por lo menos, abrir un nuevointerrogante para complicar un poco ms todava, si cabe, elentramado temporal:

    La progresin lgica de los meses en la titulacin de las docepartes corresponde al ao calendario o, como la subtitulacin de la obrapropone, en tanto se autopostula como "novela de entregasmensuales, con recetas, amores y remedios caseros", esa progresintemporal

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    corresponde, en realidad, al orden de las entregas? Confesamos no haber podido ni haber querido, en ltima instancia, resolver estaambigedad que la novela plantea.

    El segundo de los ncleos que hemos considerado constitutivoy de suyo caracterizante, es el de la centralizacin del discurso en unvrtice de irradiacin y dispersin de las acciones, esto es, el lugardesde donde, y por encima de toda otra consideracin, se tejen ydestejen los destinos, el mbito que la autora adjudica a la mujer: lacocina; mbito desde el cual tambin stas ejercern su dominiosobre las situaciones y las personas. Esto es, podemos considerarlocomo el centro del ejercicio de difusin de su poder, y el centro desdeel cual ese poder se ejerce, para conformar una visin del mundoabsolutamente femenina y matriarcal. La cocina se constituye en esta novela, adems, en el mbito natural de la mujer, aquel que le espropio, el que le corresponde por su naturaleza, pero, sobre todo, esel espacio que la enaltece y la cobija, que la hace sentir plenamentemujer, el lugar donde se siente amparada y desde donde tambin, y en toda su plenitud de mujer, ella puede brindar proteccin. La cocinaes el lugar interior, exclusivo, personal, donde se ejercen los donespropios del mundo femenino: se cocina, se cuentan los secretos, sedescubren embarazos, se amamanta, se confiesa el amor, se teje, seintuyen y descubren los ardores del deseo sexual, o se reconstruye elpasado a partir de la evocacin de los recuerdos. Para Katheleen M.Glenn, por ejemplo, como para otras estudiosas de esta obra, Comoagua para chocolate es un texto pardico. Glenn rescata y analiza algunos discursos parodiados en la novela como el folletn o el

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    melodrama 14. No obstante, entendemos, esta actitud pardica en laobra de la escritora mexicana no es fcilmente perceptible del mismomodo que tampoco hemos podido observar ese volteo crtico,caracterstico de la parodia, en innumerables entrevistas concedidas,donde la autora explica la gnesis de la obra.

    La cocina es tambin un refugio donde las mujeres pueden dar rienda suelta al dolor, a los temores, a las alegras, a lossentimientos y a las confidencias:

    Mientras dejaban enfriar las natas para poder capearlas despus, Tita le confi a Gertrudis todossus problemas. Primero le mostr lo inflamado que tena el vientre (...) Cmo el busto le dola tanto quenadie se lo poda tocar. Y al ltimo, as como quienno quiere la cosa, le dijo que esto tal vez, quinsabe, a lo mejor, lo ms posible, era porque estaba un poquito embarazada 15

    La cocina es un mbito de encuentro de la mujer consigomisma y con los dems. La nica presencia temida que slo entrapara romper el hechizo e imponer su propio poder es la figuramaterna, la de mam Elena. Rosaura, en cambio, que detesta lacocina, aparecer siempre, cada vez que entre, como un elementoextrao que irrumpe en un mundo en el que no tiene cabida y dondesu sola aparicin es capaz de alterar, inclusive, con su presencia, loscomponentes, los

    14 GLENN, Katheleen M.: "Postmodern Parody and Culinary-Narrative Art in Laura Esquivel's Como agua para chocolate". En: Chasqui XXXIl, 1994,3947.

    15. ESQUIVEL. Laura: Op.cit., _pg. 135.

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    preparados, la esencia y hasta el tiempo mismo de coccin de los alimentos.

    Algo anormal estaba pasando. Tita record que Nacha siempre le deca que cuando dos o mspersonas discutan mientras estaban preparandotamales, estos quedaban crudos. Podan pasar dasy das sin que se cocieran, pues los tamales estaban enojados. En estos casos era necesario que se lescantara, para que se contentaran y lograran cocerse.Tita supuso que esto mismo les haba pasado a susfrijoles, pues haban presenciado la pelea conRosaura. Entonces no le qued de otra que tratar de modificar su estado de nimo y cantarles a losfrijoles con amor, pues contaba con muy pocotiempo para tener lista la comida de sus invitados 16.

    La cocina se convierte en un microcosmos con una realidad

    propia. Podramos considerarlo casi como un crculo mtico, en tanto punto central, donde a partir del acto ritual de la repeticin de lasrecetas, todo acto creativo es posible. Cocinar es un acto creativo,alimentar a los hijos de Rosaura con la leche vertida por el pecho deuna mujer virgen es un acto creativo y mgico, tambin es un acto creativo evolucionar desde el rencor hacia la libertad y hacia lafelicidad personal.

    Esta consideracin del espacio en tanto mbito esencial de lamujer, la cocina o la casa, en su significacin originaria de centro, centro de la vida familiar, punto de plenitud de la mujer, centro uterino

    16 Ibidem, p. 153.

    ~

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    y clido donde toda forma de creatividad es posible constituye, anuestro entender, un rasgo caracterstico de lo femenino en esta novela, contrario y diverso a la propuesta de las tesis feministas porentender stas que:

    (...) las novelas escritas por mujeres (...) cuestionan tanto la lgica de la familia como laobligacin de la mujer de asegurar la reproduccinde la especie(...)

    Este desafo se inicia en la novela femenina al cuestionar el espacio del hogar. (...) la casa sedescribe en etapas de "des construccin" parasealar la potencial libertad de la mujer.(...)Es denotar la correspondencia simblica entre la casa como centro protector en las novelas conservadorasde los aos veinte y la casa como espacio caticoen las novelas progresistas y las novelas escritas por mujeres.17

    Creemos que, por el contrario, la consideracin del espaciococina-casa como mbito vital, debe entenderse aqu en el sentido que Gastn Bachelard imprime a sus consideraciones, cuandoanaliza las "imgenes del espacio feliz":

    Porque la casa es nuestro rincn del mundo. Es -se ha dicho con frecuencia- nuestro primer universo.

    17 MASIELLO, Francine: "Texto, ley, transgresin: especulacin sobre novela (feminista) de vanguardia". En: Revista Iberoamericana, N 132-133, Vol. LI, Julio-Diciembre 1985, pg. 813.

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    Es realmente un cosmos. Un cosmos en toda la acepcin del trmino.

    (...) todo espacio realmente habitado lleva como esencia la nocin de casa. (...) En resumen, enla ms interminable de las dialcticas, el seramparado sensibiliza los lmites de su albergue. Vivela casa en su realidad y en su virtualidad, con el pensamiento y los sueos. 18

    Este elemento fuertemente caracterizador de esta modalidaddiscursiva que hemos calificado como femenina, es la centralizacin del mismo en un eje de irradiacin de las acciones que es la cocina, y por extensin la casa, mbito por excelencia propio de la mujer,desde donde las protagonistas de nuestra novela, Mam Elenaprimero y despus Tita a la muerte de aquella, gobiernan y ejercenuna suerte de tirana. Es el mbito tambin donde se anudan los hilos sutiles del destino, donde se entrecruza su trama, el propio y tambinel de los otros, signado por las decisiones caprichosas y por unburlesco juego del destino. Todo el peso de la influencia de la mujerser ejercido desde ese mbito personal, inaccesible, fuente de todo su poder. La cocina es, adems del mbito-lugar donde las recetas van a ser amorosamente preparadas, junto a los ingredientes de lasmismas, el mbito-centro de relaciones, donde se macera el destinode toda la familia y de su descendencia, con un particular manejo de las relaciones: no a travs de la fuerza -signo caracterstico de lo masculino- sino de los sentimientos y la sutileza de las intenciones.

    18 BACHELARD, Gastn: La potica del espacio. Mxico, Fondo de CulturaEconmica, 1992, pg. 35.

  • Mara Antona Zandanel de Gonzalez 108

    Tita baj la cabeza y con la misma fuerza con que sus lgrimas cayeron sobre la mesa, ascay sobre ella su destino. Y desde ese momentosupieron ella y la mesa que no podan modificar nitantito la direccin de estas fuerzas desconocidas deestas fuerzas desconocidas que las obligaban, a launa, a compartir con Tita su sino, recibiendo susamargas lgrimas desde el momento en que naci, ya la otra a asumir esta absurda determinacin. 19

    Sin embargo, tras esta aparente actitud de sometimiento inicial

    a los designios de una madre desptica que tiene elegido para ella undestino sin amor, a causa de su condicin de ltima hija mujer,destinada a permanecer soltera para cuidar a su madre durante sus ltimos aos de vida, marginada tambin al silencio por su condicinfemenina, Tita buscar en el mundo de la cocina su lugar deresistencia. Y desde all comenzar por socavar sin descanso cadauna de los preceptos de Mam Elena, resabios de una poca signada por la sujecin a normas estrictas que deban ser obedecidas arajatabla, tanto dentro de la cocina y de la casa como tambin de lavida. Pese a ello no podemos afirmar que exista alteracin alguna deun orden patriarcal preexistente en tanto ste, a nuestro entender, no est presente en la novela. Son las mujeres, no los hombres, las quemanipulan el universo narrativo y lo hacen a su capricho (casipodramos decir sin sujecin a norma alguna -aunque stas en apariencia puedan formularse como preestablecidas-). Tambin Tina

    19 ESQUIVEL, Laura: op. cit., pg. 13.

  • "El discurso femenino en Como agua para chocolate" 109

    Escaja seala, aun partiendo de ideologemas diferentes, el carcterabsolutamente femenino de este universo narrativo.

    La galera de personajes femeninos en la novela de Esquivel es muy rica. En contraste con lamultitud y complejidad de muchas de las mujeresde la novela, los hombres con cierta relevancia sonmuy pocos y apenas son esbozados por laprotagonista, Tita de la Garza, y por su alter ego Esperanza, la narradora de la historia. Tal es elcaso de Pedro, cuya personalidad carece derelieve, y de John Brown, figura algo ms complejadebido quizs a su presentacin ambigua, en cierto modo 'feminizada'.20

    Riqueza y complejidad del mundo de la mujer que se resiste a dejarse apresar en meros estereotipos o simplesclasificaciones reduccionistas. El mundo textualizado en la novela ysus eventuales implicancias es demasiado vasto para que podamossealar sin ms una nica interpretacin unvoca. Hay quienes, como hemos ya sealado, hacen una lectura pardica de la novela parajustificar este regreso de la mujer a la cocina. Una lectura feminista,por ejemplo, slo ser viable desde un eventual posicionamientomarginal de la mujer.

    Tambin podemos ensayar otra interpretacin. En primerlugar, aventurar que la novela implica en la superficie, una involucin,un volver atrs en ese largo camino recorrido hasta hoy por la mujer,significa retomar a la cocina, volver a ocuparse de la crianza de los hijos y del tejido, volver a ser el alimento tanto espiritual comomaterial

    20 ESCAJA Tina: art cit., p. 581.

    -.....

  • 110 Mara Antona Zandanel de Gonzalez

    de la familia, centro germinal de toda sociedad. En la estructuraprofunda, tenemos la ms absoluta certeza de que la novela ha pretendido desnudar el poder de la mujer y con ello algunas de lasestrategias de cmo, de una manera singular, la mujer ha ejercido yejerce, desde esta geografa propia, su cuota de poder.