Articulo 2013

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Natascha Kampusch Wolfgang Priklopil la raptó en 1998, cuando iba hacia la escuela. Tenía 10 años y estu- vo retenida hasta que lo- gró escapar en 2006, cumplidos ya los 18. Durante su cautive- rio, la joven austriaca fue utilizada como esclava sexual. Jaycee Dugard La atraparon cerca de su casa de California en 1991, cuando tenía 11 años, y permaneció 18 años en poder de sus se- cuestradores, el matrimonio formado por Philip y Nancy Garrido. En ese tiempo dio a luz a dos hijas de Garrido, que tenían 11 y 15 años en el momento de la liberación. Sabine Dardenne Su secuestro duró menos, dos meses y medio, pero con- movió al mundo. Sabine, de 12 años, y Laetitia Delhez, de 14, fueron las únicas víctimas del belga Marc Dutroux que sobrevivieron. Otras cuatro niñas murieron, dos de inanición y las otras dos enterradas vivas. ¿Y MADDIE? La niña británica Madele- ine McCann, que esta- ba a punto de cum- plir 4 años, desapa- reció el 3 de mayo de 2007 en el Algarve portugués. Su madre, Kate, viajó este mismo lunes al lugar del suceso: «Allí se siente más cerca de Maddie», han explicado sus amigos. Los McCann manifestaron ayer, a través de un comuni- cado, que lo ocurrido en Ohio «reafirma la esperanza» de encontrar viva a la niña. LOS MEDIÁTICOS sera. Él mismo toca el bajo en va- rios conjuntos musicales, aunque en su página de Facebook se pre- senta como miembro del Grupo Fuego, una banda latina que no tardó en aclarar que solo ha tocado con ellos dos veces. «Una casa normal» Tito es uno de los músicos que ha tocado con él. Hace dos años le vendió una lavadora con secadora y otros enseres. Castro le pidió que le ayudara a llevárselos a casa. Ayer, en una entrevista a la CNN, todavía le estremecía la idea de ha- ber pisado la misma casa donde es- taban encerradas las tres jóvenes. «Era una casa normal, para ser de un tipo soltero, con los instrumen- tos musicales puestos por allí como si fueran muebles. Nada que llama- se la atención». Castro podía ser soltero, pero además de las tres mujeres que es- condía en el ático tapiado con ta- blones (Amanda Berry, Gina de Je- sus, de 23 años y 14 cuando desa- pareció, y Michelle Knight, que desapareció hace once años cuan- do contaba con 21), tenía una hija llamada Rosie que ya le ha dado cinco nietos, según contó el mes pasado en su página de Facebook, donde anunció entusiasmado el nacimiento de su último nieto. El puertorriqueño, que ya fue arresta- do en 1993 por un caso de violen- cia doméstica, parece tener una es- pinita clavada con su exmujer, a juzgar por el cartel que compartió en su muro hace apenas dos sema- nas: «Una mujer de verdad no usa- ría a su hijo como arma para herir al padre cuando se acaba la rela- ción. No pierdas de vista que es el niño el que sufre». La policía aún no sabe con certe- :: FERNANDO MIÑANA El timbre de voz de Jonathan Guisado es alegre. Jonathan es el marido de Ithaisa, la madre de Yéremi Vargas, el niño que se esfumó el 10 de marzo de 2007, cuando tenía seis años, y del que nunca más se supo. Su desaparición con- mocionó a las Ca- narias, las islas que aún hoy añoran al pequeño que fue visto por última vez mientras ju- gaba con sus pri- mos en un solar cercano a su casa. «Esta noticia nos da un montón de es- peranza. ¿Por qué no nos puede ocu- rrir lo mismo?», ad- vierte Jonathan. En el extremo contrario está la voz trémula de Teresa, la madre de María Teresa Fer- nández, la adoles- cente que iba a co- ger un autobús, el 18 de agosto de 2000, en Motril y que después de hablar con su chi- co («Puede que tarde un poco, pero espérame que voy», le dijo) desapareció. «Cada vez que reci- bo una llamada de un número desconocido quiero pensar que es ella, pero lo peor es no saber qué ha pasado. Si tuviera dónde poner una flor sería de otra ma- nera... Así, la vida no es vida». Y entre Jonathan y Teresa está Antonia Guevara, la madre de David Guerrero, una mujer con el corazón petrificado. Su hijo, un prometedor niño pin- tor, desapareció el 6 de abril de 1987 cuando iba a coger un au- tobús para asistir a una exposi- ción de pintura. Ahora, 26 años después, Antonia es todo resig- nación. «Ha pasado tanto tiem- po que si lo tuviera delante no sé ni si reconocería a mi hijo. Imagino que sí, pero perdí a un niño y ahora será un hombre (tendría 39 años)». Francisco Jiménez es el coor- dinador de SOS Desaparecidos, que canaliza todas las desapari- ciones: 2.300 entre 2010 y 2012 se etiquetaron como ‘inquietan- tes’ porque no se producen mo- vimientos bancarios ni de docu- mentación. El 99 por ciento de las restantes, 16.000 al año, se resuelven. Jiménez recuerda ca- sos antiquísimos, como el de Francisco Román, desaparecido con 16 años, en Cádiz, en 1977. O casos con final feliz, como el de un enfermero que reconoció en un hospital de La Coruña a una persona que llevaba dos se- manas desaparecida. «Esta noticia nos da un montón de esperanza» CASOS ESPAÑOLES Yéremi Vargas María Teresa Fernández David Guerrero za si la niña con la que Amanda Be- rry ha vuelto a la libertad a los 27 años fue concebida con Ariel o con alguno de sus hermanos, Pedro, de 54 años, y O’Neil, de 50, que tam- bién fueron detenidos. «El público tiene muchas preguntas y noso- tros también», dijo el agente del FBI Steven Anthony, «pero hasta que se complete la investigación no especularemos». La policía de Cleveland insistió en que lo primero es dar espacio a las familias para un reencuentro tan emocionante que según Anthony hizo llorar a los policías. «La escena en el hospital con la fa- milia y los amigos era caótica, no quisimos entrar en un detallado interrogatorio», dijo el jefe de poli- cía Ed Tomba. «Lo importante es que para Amanda, Gina y Michelle se acabó la pesadilla». Para la familia Castro, acaba de empezar. A su tío Julio, que parti- cipó activamente en la búsqueda de Gina de Jesus, desaparecida a los 14 años, le consumía la ver- güenza. «Esta es una familia muy grande y tiene que haber de todo, pero nunca hubiéramos esperado esto», dijo avergonzado. «Me dis- culpo ante las víctimas de que sea un miembro de mi familia el que lo ha hecho». El propio Ariel Cas- tro conocía a la familia de su vícti- ma, pero ayer el júbilo no dejaba sitio para las recriminaciones. Y en ese hervor de emociones lo único en que todos los puertorri- queños del barrio coincidían con Ariel Castro es en que los milagros existen. «Esta es la prueba», afir- maba Sandra Ruiz, la tía de Gina de Jesus, que asumió el papel de portavoz de la familia. «El que no crea en Dios debe empezar a ha- cerlo al ver esto». Un hombre muestra la primera página del periódico ‘The Plain Dealer’. :: MERCEDES GALLEGO Corresponsal en Nueva York Gina de Jesus, desaparecida el 2 de abril de 2004 cuando tenía 14 años. Amanda Berry, secuestrada el 21 de abril de 2003 con 16 años. Miércoles 08.05.13 LAS PROVINCIAS 53 V

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Natascha KampuschWolfgang Priklopil la raptóen 1998, cuando iba hacia laescuela. Tenía 10 años y estu-

vo retenida hasta que lo-gró escapar en 2006,

cumplidos ya los 18.Durante su cautive-rio, la joven austriacafue utilizada como

esclava sexual.

Jaycee DugardLa atraparon cerca de su casade California en 1991, cuandotenía 11 años, y permaneció18 años en poder de sus se-cuestradores, el matrimonio

formado por Philip yNancy Garrido. En esetiempo dio a luz ados hijas de Garrido,que tenían 11 y 15

años en el momentode la liberación.

Sabine DardenneSu secuestro duró menos,dos meses y medio, pero con-movió al mundo. Sabine, de12 años, y Laetitia Delhez, de14, fueron las únicas víctimas

del belga Marc Dutrouxque sobrevivieron.Otras cuatro niñasmurieron, dos deinanición y las otras

dos enterradas vivas.

¿Y MADDIE?La niña británica Madele-

ine McCann, que esta-ba a punto de cum-plir 4 años, desapa-reció el 3 de mayo de

2007 en el Algarveportugués. Su madre,

Kate, viajó este mismo lunesal lugar del suceso: «Allí sesiente más cerca de Maddie»,han explicado sus amigos.Los McCann manifestaronayer, a través de un comuni-cado, que lo ocurrido en Ohio«reafirma la esperanza» deencontrar viva a la niña.

LOS MEDIÁTICOS

sera. Él mismo toca el bajo en va-rios conjuntos musicales, aunqueen su página de Facebook se pre-senta como miembro del GrupoFuego, una banda latina que notardó en aclarar que solo ha tocadocon ellos dos veces.

«Una casa normal»Tito es uno de los músicos que hatocado con él. Hace dos años levendió una lavadora con secadoray otros enseres. Castro le pidió quele ayudara a llevárselos a casa.Ayer, en una entrevista a la CNN,todavía le estremecía la idea de ha-ber pisado la misma casa donde es-taban encerradas las tres jóvenes.«Era una casa normal, para ser deun tipo soltero, con los instrumen-tos musicales puestos por allí comosi fueran muebles. Nada que llama-se la atención».

Castro podía ser soltero, pero

además de las tres mujeres que es-condía en el ático tapiado con ta-blones (Amanda Berry, Gina de Je-sus, de 23 años y 14 cuando desa-pareció, y Michelle Knight, quedesapareció hace once años cuan-do contaba con 21), tenía una hijallamada Rosie que ya le ha dadocinco nietos, según contó el mespasado en su página de Facebook,donde anunció entusiasmado elnacimiento de su último nieto. Elpuertorriqueño, que ya fue arresta-do en 1993 por un caso de violen-cia doméstica, parece tener una es-pinita clavada con su exmujer, ajuzgar por el cartel que compartióen su muro hace apenas dos sema-nas: «Una mujer de verdad no usa-ría a su hijo como arma para heriral padre cuando se acaba la rela-ción. No pierdas de vista que es elniño el que sufre».

La policía aún no sabe con certe-

:: FERNANDO MIÑANAEl timbre de voz de JonathanGuisado es alegre. Jonathan esel marido de Ithaisa, la madrede Yéremi Vargas, el niño que seesfumó el 10 de marzo de 2007,cuando tenía seis años, y delque nunca más se supo.Su desaparición con-mocionó a las Ca-narias, las islas queaún hoy añoran alpequeño que fuevisto por últimavez mientras ju-gaba con sus pri-mos en un solarcercano a su casa.«Esta noticia nos daun montón de es-peranza. ¿Por quéno nos puede ocu-rrir lo mismo?», ad-vierte Jonathan.

En el extremocontrario está lavoz trémula deTeresa, la madre deMaría Teresa Fer-nández, la adoles-cente que iba a co-ger un autobús, el18 de agosto de2000, en Motril yque después dehablar con su chi-co («Puede que tarde un poco,pero espérame que voy», le dijo)desapareció. «Cada vez que reci-bo una llamada de un númerodesconocido quiero pensar quees ella, pero lo peor es no saberqué ha pasado. Si tuviera dóndeponer una flor sería de otra ma-nera... Así, la vida no es vida».

Y entre Jonathan y Teresaestá Antonia Guevara, la madrede David Guerrero, una mujercon el corazón petrificado. Suhijo, un prometedor niño pin-tor, desapareció el 6 de abril de1987 cuando iba a coger un au-tobús para asistir a una exposi-ción de pintura. Ahora, 26 añosdespués, Antonia es todo resig-nación. «Ha pasado tanto tiem-po que si lo tuviera delante nosé ni si reconocería a mi hijo.Imagino que sí, pero perdí a unniño y ahora será un hombre(tendría 39 años)».

Francisco Jiménez es el coor-dinador de SOS Desaparecidos,que canaliza todas las desapari-ciones: 2.300 entre 2010 y 2012se etiquetaron como ‘inquietan-tes’ porque no se producen mo-vimientos bancarios ni de docu-mentación. El 99 por ciento delas restantes, 16.000 al año, seresuelven. Jiménez recuerda ca-sos antiquísimos, como el deFrancisco Román, desaparecidocon 16 años, en Cádiz, en 1977.O casos con final feliz, como elde un enfermero que reconocióen un hospital de La Coruña auna persona que llevaba dos se-manas desaparecida.

«Esta noticia nosda un montónde esperanza»

CASOS ESPAÑOLES

Yéremi Vargas

María TeresaFernández

David Guerrero

za si la niña con la que Amanda Be-rry ha vuelto a la libertad a los 27años fue concebida con Ariel o conalguno de sus hermanos, Pedro, de54 años, y O’Neil, de 50, que tam-bién fueron detenidos. «El públicotiene muchas preguntas y noso-tros también», dijo el agente delFBI Steven Anthony, «pero hastaque se complete la investigaciónno especularemos».

La policía de Cleveland insistióen que lo primero es dar espacio alas familias para un reencuentrotan emocionante que segúnAnthony hizo llorar a los policías.«La escena en el hospital con la fa-milia y los amigos era caótica, noquisimos entrar en un detalladointerrogatorio», dijo el jefe de poli-cía Ed Tomba. «Lo importante esque para Amanda, Gina y Michellese acabó la pesadilla».

Para la familia Castro, acaba de

empezar. A su tío Julio, que parti-cipó activamente en la búsquedade Gina de Jesus, desaparecida alos 14 años, le consumía la ver-güenza. «Esta es una familia muygrande y tiene que haber de todo,pero nunca hubiéramos esperadoesto», dijo avergonzado. «Me dis-culpo ante las víctimas de que seaun miembro de mi familia el quelo ha hecho». El propio Ariel Cas-tro conocía a la familia de su vícti-ma, pero ayer el júbilo no dejabasitio para las recriminaciones. Yen ese hervor de emociones loúnico en que todos los puertorri-queños del barrio coincidían conAriel Castro es en que los milagrosexisten. «Esta es la prueba», afir-maba Sandra Ruiz, la tía de Ginade Jesus, que asumió el papel deportavoz de la familia. «El que nocrea en Dios debe empezar a ha-cerlo al ver esto».

Un hombre muestra la primera página del periódico ‘The Plain Dealer’.

:: MERCEDESGALLEGOCorresponsalen Nueva York

Gina de Jesus, desaparecida el 2 de abril de 2004 cuando tenía 14 años.

Amanda Berry, secuestrada el 21 de abril de 2003 con 16 años.

Miércoles 08.05.13LAS PROVINCIAS 53V