artículo 1 El éxodo de la carretera de Málaga. revision
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8/8/2019 artculo 1 El xodo de la carretera de Mlaga. revision
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Francisco Miguel Gonzlez Lpez Artculo 1
El xodo por la carretera de Mlaga-Almera
Invierno. En la tarde del 7 de febrero de 1936 una noticia estremecedora runrunea de
boca en boca entre los vecinos de Vlez-Mlaga: -El frente de Zafarraya se ha roto! .
Las calles se llenan de refugiados procedentes de los pueblos de la Axarqua, los cuales,
mezclados con milicianos, cuentan que las tropas moras venan cortando cabezas,robando, violando, asesinando a nios. Esa misma noche se produce una fuerte
explosin. Una enorme antorcha
humeante se alza hacia el cielo. La
gente est aterrorizada. Sale a las
calles porque creen que el enemigo
los est caoneando. Se preparan
para evadirse Ah estn ya! Ya
estn cayendo las bombas!
Afortunadamente todo qued en un
gran susto.
Columna de huidos
El Cine Principal, convertido en polvorn por el Comit, fue volatilizado con el objeto
de impedir que la municin cayera en manos del enemigo. Desde ese preciso momento
todo el mundo se prepara para emprender la huida. Pero nadie sospecha lo que a
posteriori supondra aquello. A la altura de la costa miles civiles venidos de los cuatro
rincones de Mlaga parten en masa hacia una misma direccin: Almera, zona
republicana. Aquello pareca una feria. La caravana humana se api tanto que era casiimposible caminar. Se oa continuamente los gritos desgarradores de alguna madre que
gritaba el nombre de un hijo perdido entre el gento. Un familiar se perda y no volvan
a reencontrarse en horas, das, aos o, quiz, nunca. Los carros, las mulas, los burros,
las cabras se entremezclaban con la multitud. Entonces vino la catstrofe.
Enfilados en la costa, los cruceros del bando nacional, Almirante Cervera y Canarias,
junto con caoneros de menor calibre, comenzaron a lanzar toda una lluvia de obuses
sobre la poblacin civil. Silbidos. Explosiones. Llamas. Llanto. Dolor. Luego un
extrao sonido arriba entre las nubes. Aviones italianos disparan con sus ametralladoras,
sueltan las bombas y regresan para recargar. El pnico se aduea de todo el mundo. La
carretera se siembra de cadveres y de los brtulos que han sido abandonados por susdueos en esos momentos tensos. Bultos de ropa, mantas, cobertores, gramolas,
sartenes, cuadros, bicicletas, radios, mquinas de coser, carretas, carros, coches sin
gasolina. Es decir, tiles cotidianos que por alguna razn la gente llev consigo
pensando que al poco tiempo retornaran a sus hogares.
En el trayecto Caleta de Vlez-Lagos-Torrox-Nerja-Maro el bombardeo fue casi
incesante. El tropel se esconda bajo los puentes, entre los campos de caas de azcar,
tras cualquier majano. El acoso ces en Maro porque los caminos serpenteaban como
vboras a travs de los abruptos acantilados. Por ahora podran descansar. Pero en la
Herradura volvi el ataque ya que el camino pasaba por una zona abierta a la costa.
Luego Almuecar y Motril. En Motril el ro estaba rebosante de agua y los puenteshaban sido volados. Algunos afirman que fueron destruidos por los propios
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republicanos para impedir el
avance de los italianos. Otros
dicen que se trat de un
sabotaje de milicias
falangistas. Sin duda, aquello
produjo total incertidumbreen los evadidos, los cuales
saltaban desesperadamente al
ro para cruzarlo en un intento
inslito de llegar a la otra
orilla. Muchos murieron
arrastrados por la corriente.
Sin embargo, segn fuentes
orales, el ro en un principio
no llevaba tanta agua y se dice que el cauce creci repentinamente. Parece ser que
abrieron las tornas de una presa ubicada varios kilmetros arriba produciendo tal
torrente. A un par de kilmetros ro arriba la salvacin apareci. Un puente de maderaconstruido por el ejrcito republicano. Desde Adra el camino se torca hacia el interior
de la costa y la tormenta de obuses ces.
Crucero Canarias, protagonista de los bombardeos
Entre los das 8 y 12 de febrero de 1937 la
Carretera de Mlaga-Almera se convirti en un reguero
de sangre. Se estima que entre 3.000 y 5.000 civiles
murieron vctimas del cruel bombardeo. No hay registro
alguno donde aparezcan y es de suponer que la calzada se
llen de fosas comunes que habrn desaparecido con la
construccin de la vivienda o habrn sido devorados por
el mar. Slo existen testimonios, los de Norman Bethune,
Arthur Koestler, que nos dan cifras poco fiables, y los
huidos que an viven y nos cuenta sobre las calamidades
que pasaron.
Norman Bethune, cirujano
canadiense que ayud a la
evacuacin de los huidos de Mlaga
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