MIRTA VARGAS DE ARGENTINA MEDIA 9 CALZADA Cat B 2° grupo 1ª Actividad
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MUESTRA EUROAMERICANA_08 CINE+VIDEO+ARTE DIGITAL 1
Artes y Medios Audiovisuales: Un estado de situación II
LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
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2 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
Primera edición / noviembre de 2008.
Hecho en Argentina, Ciudad Buenos Aires.
© Jorge La Ferla (MEACVAD_08).
© *aurelia rivera 2008 / Nueva Librería.
Coordinadora Editorial: Rocío Agra
Correctora Editorial: Florencia Heredia
Diseño Editorial: Pablo Alessandrini & Paula Salzman (DG FADU UBA )
www.aurelialibros.com.ar
ISBN: 978-987-1294-25-1
Hecho el depósito que indica la ley 11.723Todos los derechos reservados.
Esta publicación corresponde a los tópicos de laMEACVAD_08; red en la que interaccionan instituciones
públicas y privadas, nacionales y extranjeras, universidades, artistas e intelectuales.
Artes y medios audiovisuales : un estado de situación II : las prácticasmediáticas pre digitales y post analógicas / compilado por Jorge La Ferla. -1a ed. - Buenos Aires : Aurelia Rivera: Nueva Librería, 2008. 456 p. ; 28x20 cm.
ISBN 978-987-1294-12-1
1. Artes. 2. Medios Audiovisuales. I. Jorge La Ferla, comp. CDD 791.4
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Artes y Medios Audiovisuales: Un estado de situación II
LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
INSTITUCIONES ORGANIZADORAS
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4 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
Embajada de la RepúblicaFederal de Alemania
Günter Rudolf KniessEmbajador
Donata FinckensteinPrimer secretario del departamento decultura
Goethe-Institut Buenos Aires
Dr. Hartmut BecherDirector
Dra. Gabriela MassuhDirectora de programación cultural
Fundación Telefónica
Eduardo CaridePresidente
José Luis Rodríguez ZarcoSecretario general
Mario E. Vázquez Tesorero
Juan Waehner Javier Nadal Ariño Francisco Serrano Martínez Carmen Grillo
Federico Rava
Manuel A. Álvarez Trongé Vocales Carmen GrilloDirectora Fundación Telefónica
Bibiana Ottones Jorge Leiva Alejandrina D’Elía
Gerentes
Embajada de Francia
Frédéric Du LaurensEmbajador de Francia
Jack BathoConsejero cultural
Alianza Francesade Buenos Aires
w w w . a l i a n z a f r a n c e s a . o r g . a r
Máximo Bomchil Presidente
Yves KerouasDirector
Aline Herlaut Directora cultural
Pierre AndricqDirector de la mediateca
Maxime Seugé / Mariline CharonCoordinadores culturales
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Directores institucionales del eventoHartmut Becher (Director del Goethe-Institut)Yves Kerouas(Director de la Alianza Francesa)Alejandrina D’ Elia (Gerente Espacio Fundación Telefónica)
Coordinadora institucional: Florencia IncarboneDirector artístico: Jorge La FerlaCoordinadora artística y de programación: Mariela Cantú
Referentes de Coordinación de Actividades InstitucionalesAlianza Francesa: Maxime Seugé, Mariline CharonEspacio Fundación Telefónica: Silvana SpadacciniGoethe-Institut: Maren Schiefelbein
Jefa de Coordinación de Prensa y Comunicación: Paula SimkinAlianza Francesa: Simkin/FrancoE.F.T.: Santiago GonzálezGoethe-Institut: Carla Imbrogno
Asistente de coordinación del programa de actividades:Fabiana Gallegos.Jefe de Coordinación invitados y ángeles: Gabriel Boschi
Asistente de coordinación del programa de actividades:Sebastián Schjaer y Fabiana Gallegos
Coordinadora Editorial: Rocío AgraCorrectora Editorial: Florencia HerediaDiseño Editorial: Pablo Alessandrini & Paula Salzmanwww.aurelialibros.com.ar
Diseñadora Webmaster: Haydée Berón / www.zona.net
Instituciones participantes:Museo de Arte Moderno de Buenos AiresCentro Cultural Ricardo Rojas / Extensión Universitaria UBACentro de Desarrollo Multimedia / Centro Cultural Gral. San MartínEmbajada de ColombiaCentro Cultural de España en Buenos AiresCentro Cultural de España en Córdoba
Itau Cultural
Instituciones Académicas:UBA. FADU. DiCom. Maestría en Diseño Comunicacional. Carrerade Especialización Principal en Teoría del Diseño Comunicacional.Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Bellas Artes.Doctorado en Arte Contemporáneo LatinoamericanoUNTREF. Carrera de Artes ElectrónicasUniversidad del Cine. Licenciatura y Maestría documentalUniversidad Católica. Maestría en Comunicación Audiovisual
MEACVAD _08Muestra Euroamericana de Cine, Video y Arte Digital
Alianza Francesa - Espacio Fundación Telefónica - Goethe-Institut
27 al 31 de octubreBUENOS AIRES ARGENTINA
Invitados:Lucas Bambozzi (Brasil)Video artista, académico, documentalista, realizador,
curador.
Raymond Bellour (Francia)Investigador y teórico en artes audiovisuales, C.N.R.S.
Silvia Cacciatori (Uruguay)Diseñadora y realizadora audiovisual
Edgar Endress (Chile)Videoartista y realizador audiovisual
Federico Falco (Argentina)Videoartista, escritor
Carmen Gil Vrolijk (Colombia)Artista multimedia y académica
Ingo Günther (Alemania)Artista, realizador audiovisual y académico
Pablo Lamar (Paraguay)Realizador de cine.
Antonio Weinrichter (España)Teórico y académico, especialista en documental.
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6 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
UNIVERSIDADES PARTICIPANTES
La MUESTRA es una red en la que
interaccionan instituciones públicas
y privadas, nacionales y extranjeras,
universidades, artistas e
intelectuales.
INSTITUCIONES PARTICIPANTES
EMBAJADA DE COLOMBIA
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Índice general
INTRODUCCIÓN INSTITUCIONAL (Hartmut Becher, Alejandrina D´Elía, Yves Kerouas)................................. 11
ARTES Y MEDIOS AUDIOVISUALES: UN ESTADO DE SITUACIÓN II. LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICAS PREDIGITALES Y POST ANALÓGICAS / Jorge La Ferla ....................................................................................... 13
I. Pre digitales y Post analógicos ........................................................ 19PREFIJANDO EL MEDIO (O CÓMO LAS CATEGORÍAS SE DESPLAZAN HACIA LOS BORDES) /
Mariela Yeregui ........................................................................................................................................... 21LO VIEJO Y LO NUEVO. ¿QUÉ ES DEL CINE EN LA ERA DEL POST–CINE? / Eduardo A. Russo ...................... 26CUERPOS DEL FUTURO, MENTES DEL PASADO / Verónica Devalle ............................................................. 37ANTIGUAS MÁQUINAS VIRTUALES. LOS TRATADOS DE PERSPECTIVA Y DIBUJO DE LOS SIGLOS XVI ALXVIII:PRIMERA HIBRIDACIÓN ENTRE LAS TECNOLOGÍAS DEL TEXTO Y DE LA IMAGEN /Enrique Longinotti ....................................................................................................................................... 39EL VIDEO EN SU NUEVA ERA. LA OBSOLESCENCIA DE LAS ARTES ELECTRÓNICAS/CONSERVACIÓN /Andrea Di Castro......................................................................................................................................... 51LA RUPTURA / Carmen Gil Vrolijk ................................................................................................................ 56SOBRE EL FIN DE LA TELEVISIÓN / Mario Carlón......................................................................................... 63LA ESTÉTICA POSTHIPERTEXTUAL / Carlos Scolari .................................................................................... 73
NET.ART. JODI. ESTÉTICA Y CIBERNÉTICA / Rocío Agra ............................................................................ 81DEMIURGOS DE LA LUZ / Carmen Gil Vrolik ................................................................................................. 93BIO-INFORMACIÓN Y ARTE LATINOAMERICANO. UNA PROVOCACIÓN / Laymert Garcia dos Santos ........ 104
II. Dispositivos digitales de imágenes ................................................ 112MÁQUINAS DE PENSAR/MÁQUINAS DE PENSAMIENTO / Rejane Cantoni ................................................. 113LA REVOLUCIÓN TELEFÓNICA DE LA IMAGEN DIGITAL / Wolfgang Schäffner ........................................... 127SOFTWARE: ¿ARTE? / Hernando Barragán ................................................................................................ 135REALIDADES ALTERADAS / Rejane Cantoni .............................................................................................. 140EL ARTE DEL SILICIO / Lucia Santaella ...................................................................................................... 143
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III. Imágenes para pensar .................................................................. 148LA DOBLE HÉLICE / Raymond Bellour ........................................................................................................ 149
EL CINE, EL ARTE DEL INDEX / Lev Manovich............................................................................................ 170EL ARTE DEL VIDEO. EL CINE SE EXPANDE EN EL VIDEO / Gene Youngblood ............................................. 187LA ERA DE LA AUSENCIA / Peter Weibel ................................................................................................... 188EL CUARTO ICONOCLASMO (Y OTROS ENSAYOS HEREJES) / Arlindo Machado ........................................ 208
IV. Lo documental como concepto: ensayo, archivo, autoretrato ....... 224UN CONCEPTO FUGITIVO. NOTAS SOBRE EL FILM-ENSAYO / Antonio Weinrichter .................................... 225PASAJES DE LA IMAGEN: DOCUMENTALES EN EL MUSEO / Antonio Weinrichter ..................................... 248TRES IDEAS DE LO DOCUMENTAL. LA MIRADA SOBRE EL OTRO / Emilio Bernini ..................................... 262“JE CLIQUE, DONC JE PENSE”. JOUR APRÉS JOUR. UN FILM DE JEAN-DANIEL POLLET, DIRIGIDO POR JEANPAUL FARGIER / Raquel Schefer ............................................................................................................... 274IMAGEN, CINE Y MEMORIA EN EL CHILE DE POST-TRANSICIÓN / Iván Pinto ............................................ 282
V. Ingo Günther: el arte como continuación de la política con otros medios . 296LA POLITIZACIÓN A TRAVÉS DE LA GLOBALIZACIÓN ¿CONCIENCIA A TRAVÉS DE LAS REDES OCONCIENCIA DE LA RED? / Ingo Günther................................................................................................... 297COMERCIANTE Y ENTUSIASTA. ALGUNOS FRAGMENTOS SOBRE INGO GÜNTHER /Siegfried Zielinski...................................................................................................................................... 303SUJETO CREADOR, ¿DEMIURGO O INFORMANTE? ALGUNOS PENSAMIENTOS SOBRE LAS FORMAS DE
TRABAJO Y AUTOPERCEPCIÓN EN INGO GÜNTHER / Peter Friese ............................................................ 307ARTE Y TECNOLOGÍA: ENTRE LA RESISTENCIA Y LA PASIÓN. EL CASO INGO GÜNTHER /Patricia Hakim .......................................................................................................................................... 313
VI. El Intermedio Bambozzi ................................................................ 320SÍNDROME DE REALIDAD. ¿POR QUÉ REALIDAD? (¿ESTO ES REAL?) / Lucas Bambozzi ........................... 321META MEMORIA. O TEMPO NÃO RECUPERADO, DE LUCAS BAMBOZZI. DVD-ROM (2004). VIDEOINSTALACIÓN (2005) / Raquel Schefer ...................................................................................................... 334EXISTEN FILMS, EXISTEN LIBROS, EXISTEN BLOGS Y EXISTE “ESO”. SOBRE EL TIEMPO NO RECUPERADO /Lucas Bambozzi ......................................................................................................................................... 344
FUERA DE CONTROL: LUCAS BAMBOZZI Y LAS POÉTICAS DE LA INTERVENCIÓN DIGITAL /Christine Mello .......................................................................................................................................... 352
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VII. El arte del cine y video................................................................ 358PRE-TRILNICK, POS-TRILNICK O LA OBSOLESCENCIA DE LOS MEDIOS VIVOS, LA VIGENCIA DE LOS MEDIOS
MUERTOS / Mariela Cantú ........................................................................................................................ 359VOCES Y LUCES DE UN CONTINENTE DESCONOCIDO / Arlindo Machado .................................................. 368EL CONOCIMIENTO SE TRANSMITE => VISIONARIOS / Anabel Márquez ................................................ 376CUÁL ES EL PROBLEMA (DEL CAMPO) DE FEDERICO FALCO / Anabel Márquez ......................................... 381TRADUCCIÓN Y CONTRABANDO: TRILOGÍA CAMPESTRE INCONCLUSA Y DESVÍO ORIENTAL /Federico Falco ........................................................................................................................................... 384POESÍA Y CINE EXPERIMENTAL, TENSIONES Y RELACIONES EN LA CONFORMACIÓN DE UN LENGUAJE /Federico Falco ........................................................................................................................................... 389AHENDU NDE SAPUKAI DE PABLO LAMAR / Sebastián Schjaer ................................................................ 395MALA SANGRE. DE SILVIA CACCIATORI / Sebastián Schjaer .................................................................... 398EXPLORANDO EL MUNDO DESDE LA PERIFERIA. ACERCA DE UNA SELECCIÓN DE OBRAS DEL
VIDEOARTISTA CHILENO EDGAR ENDRESS / Dietrich Heissenbüttel ......................................................... 402
VIII. Diseño y pensamiento audiovisual.............................................. 406DISEÑO AUDIOVISUAL / Iván Flugelman .................................................................................................... 407LO AUDIOVISUAL: REALIDAD O EXPERIENCIA VICARIA / Hernán Pajoni .................................................... 432OBSERVACIONES EN TORNO A UNA CÁMARA / Raúl Manrupe ................................................................. 441EL “LUGAR” DE LA INOCENCIA PERDIDA. DE LA IMPOSIBLE DIDÁCTICA DE LA AMBIGÜEDAD /Anabella Bustos - Mabel Brignone.............................................................................................................. 446
LOS AUTORES ................................................................................. 452© MEACVAD, 2008 ................................................................................................................................... 461
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INTRODUCCIÓN INSTITUCIONAL
El presente libro es testimonio de la edición 2008 de la Muestra Euroamericana de Cine, Video y
Arte digital (MEACVAD), evento anual organizado por tercer año consecutivo por la Alianza Francesa,
el Espacio Fundación Telefónica y el Goethe-Institut Buenos Aires.
A lo largo de una intensa semana de trabajo, la muestra propone una serie de actividades académicas y
artísticas dedicadas a los medios audiovisuales, haciendo foco en la temática del fin de los soportes analógicos
de la fotografía, el cine, la TV y el video, como desafío a la creatividad. Sin embargo, como lo prueban estas
actas, el cine de autor, el video experimental, el documental de creación, la TV de calidad y las artes digitalesinteractivas siguen siendo un área principal de interés.
Las instituciones organizadoras estamos orgullosas de presentar este libro que ha sido posible gracias al
apoyo de numerosos organismos culturales, embajadas y universidades. Con su publicación nos propone-
mos continuar con un aporte teórico de alto nivel académico en torno a las artes audiovisuales y las nuevas
tecnologías, que de cuenta de los avances cuantitativos de la producción de las llamadas industrias cultu-
rales, de los usos y consumos que la población realiza de la radio y la TV, y de los tópicos comunes sobre el
documental de creación, el video arte y el cine independiente de autor.
Una vez más, la MEACVAD se ha constituido en una verdadera red en la que interaccionan instituciones
públicas y privadas, nacionales y extranjeras, universidades, artistas, intelectuales y realizadores deLatinoamérica y Europa, reunidos todos con el objetivo de debatir y reflexionar sobre estas temáticas, así
como de producir material teórico que las analicen y conceptualicen.
Queremos agradecer muy especialmente a la Delegación Regional de la Cooperación para el Cono Sur y
Brasil, a las Embajadas de Alemania, Francia y Colombia, al Centro Cultural de España en Buenos Aires, al
Centro Cultural de España de Córdoba, a la Maestría en Comunicación Audiovisual de la Universidad
Católica Argentina, a la Universidad del Cine, a la Universidad Nacional de La Plata, a la Universidad
Nacional de Tres de Febrero, a la Maestría en Diseño Comunicacional de la Universidad de Buenos Aires,
al Centro Cultural Ricardo Rojas y al Centro de Desarrollo Multimedia del Centro Cultural General San
Martín por su aporte y participación en este proyecto.
Gracias a todos ellos ha sido posible la edición del programa 2008, de cuyo debate intelectual y teórico es
testimonio la presente publicación, que deseamos sea referente para futuros estudios en estos temas.
Esta publicación ha sido realizada en el marco del proyecto cultural franco-alemán 2008 en la Argentina.
Hartmut Becher Alejandrina D´Elía Yves Kerouas
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ARTES Y MEDIOS AUDIOVISUALES: UNESTADO DE SITUACIÓN II
LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POSTANALÓGICAS
Jorge La Ferla
Seamos sinceros, el digital ya fue
Roy Ascott, MEACVAD 07
La Muestra Euroamericana de Cine, Video y Arte
Digital presenta una nueva publicación sobre los
diversos tópicos de discusión planteados durante
el desarrollo del evento. Este testimonio de los con-
ceptos expuestos por los invitados, de las obras ex-
hibidas y de los diversos encuentros de trabajo sir-
ve para difundir más ampliamente las ideas bajo laforma de un libro que, a su vez, constituye en sí
mismo una parte importante del encuentro. Las fi-
guras participantes de la muestra, los académicos
representantes de las instituciones que forman la
MEACVAD y destacados profesores de diferentes
universidades han colaborado generosamente con
esta propuesta de escritura y pensamiento.
El objetivo de pensar el audiovisual en momentos
de la desaparición de los soportes tradicionales
analógicos llevó a revisar la historia de los disposi-tivos tecnológicos en las diversas prácticas
mediáticas. La especificidad de los soportes y su
proceso de hibridez derivaron en esta coyuntura
caracterizada por la preponderancia del ordenador
y la conectividad a través de las redes. Sin embar-
go, se plantean posicionamientos diferentes en tor-
no a la recurrente idea, y su consiguiente efecto
discursivo, de una novedad que -en esta etapa final
de paulatina desaparición de las tecnologías origi-
nales de la fotografía, el cine, el video y la TV- pre-
tende marcar un corte con el pasado. Esta realidad
impuesta por el mercado y por las investigaciones
científicas corporativas viene cambiando las reglas
en la praxis de las comunicaciones y las artes
audiovisuales. Se trata de una situación que se ha
anunciando hace décadas si consideramos la his-
toria de las máquinas procesadoras de datos1 y la
paulatina digitalización de los mediosaudiovisuales. Si bien el computador no se conci-
bió en su origen como una máquina procesadora
de datos audiovisuales, en varios períodos de su
historia, como bien lo analiza Rejane Cantoni, se
fue transformando en dispositivo de imágenes. Esta
confluencia iniciada por el radar hace más de me-
dio siglo con sus primeros displays, explosiona en
este predominio de la imagen digital en diversos
dispositivos: una era más de transición en la histo-
ria de las tecnologías. “Seamos sinceros, el digital
ya fue”, proclamaba Roy Ascott en la MEACVAD072 anunciando un futuro próximo caracterizado
por la generación de máquinas orgánicas post
digitales, tópico que Cantoni también considera en
su trabajo de investigación. La larga historia del
audiovisual tecnológico se enfrenta a un discurso
coyuntural sobre el progreso que propone el olvido
del pasado –aspecto que es tratado críticamente por
varios de los textos que acá presentamos-, siendo
la digitalización de los medios un estadio interme-
dio más de una larga serie que se inicia para algu-
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14 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
nos con la fotografía. Es decir, es en esta línea de
relación con el pasado que se aborda el estudio de
un presente a partir de la consideración de la vi-gencia de las sólidas matrices de pensamiento que
provienen de la fotografía, el cine y el video. Aun-
que la desaparición de la materialidad específica y
original de cada medio en su transferencia al com-
putador no implica la abolición de un fuerte siste-
ma conceptual que el audiovisual numérico aún no
está en condiciones de ofrecer, la expansión de los
medios analógicos hacia zonas de creación en el
desarrollo digital merece asimismo una especial
atención por parte de varios autores. El cine digital,
el documental expandido, las instalaciones, el Net Art,3 los V.J.´s,4 los video juegos, la telefonía mó-
vil,5 y los GPS son analizados como máquinas de
producción hipermediáticas. En ese sentido, hace
tiempo que virtuosos artistas como Lucas
Bambozzi, Silvia Cacciatori, Andrea Di Castro,
Edgar Endress, Ingo Günther y Carmen Gil Vrolijk
vienen investigando en prácticas artísticas varia-
das, creando obras que proponen una reflexión so-
bre los usos de los medios -usos éstos por cierto
diferentes a los destinos pensados inicialmente porlos fabricantes-. La computadora, las comunicacio-
nes on line y la telefonía móvil se han instalado
como las principales interfaces culturales de una
vida urbana occidental dominada por el discurso
del progreso, el control, el espectáculo y la vigilan-
cia.
Como señalan, desde diversas miradas, Eduardo
Russo, Enrique Longinotti y Verónica Devalle, lo
nuevo es entendible en su combinación con lo an-
tiguo, siendo Mariela Yeregui quien en su artículodesarma los efectos discursivos que señalan estos
estadios a partir del uso de los prefijos, centrándo-
se particularmente en la idea de lo post. Por su par-
te, Mario Carlón propone consideraciones en tor-
no al final de una forma de TV, atendiendo tanto a
su cualidad de medio de masas, su estructura de
programación y la relación directo/grabado, aspec-
tos todos que en su momento definieron a la TV en
su especificidad. En un periodo de cambios tecno-
lógicos de producción, transmisión, conectividad y
consumo de la televisión, Carlos Scolari define una
tecno estética vinculada al hipertexto a partir del
uso de los programas vectorales ya instalados en la
expresión televisiva. Por otro lado, Andrea Di Cas-tro analiza el paso del video analógico a la imagen
digital a partir del recorrido que ha efectuado en
las últimas décadas como artista, investigador y
pensador. Toda vez que los cambios tecnológicos
van variando determinaciones en la creación, Ro-
cío Agra reivindica la propiedad del llamado Net
Art -a veces confundido con el mainstream del con-
sumo on line- que es discutido por la virtuosa ex-
trañeza de la obra de Jodi cuya instancia de pro-
gramación es la esencia de un proceso artístico ba-
sado en la ruptura de los parámetros tradicionalesdel diseño web. Asimismo, la sistemática del análi-
sis de Wofgang Schaeffner nos ofrece otro texto de
referencia al proponer una mirada que partiendo
de la comparación de la historia de dos medios, el
computador y el teléfono, arriba a la actual sim-
biosis en la que la irrupción de la imagen en la tele-
fonía móvil es vista como uno de los acontecimien-
tos más importantes en la historia de la imagen.
El diálogo intertextual que expone toda compila-
ción vincula esta selección de textos recientes con
el capítulo de escritos antológicos que han marca-
do puntos de inflexión en el pensamiento sobre el
audiovisual. Es el caso de “La doble hélice” de
Raymond Bellour, texto antológico que determina
fundamentos esenciales de la imagen; “El cuarto
iconoclasmo” de Arlindo Machado, que recorre la
imagofobia -instalada nuevamente en la palabra de
algunos pensadores de la actualidad- a lo largo de
los tiempos. “Cine, el arte del índex” de Lev
Manovich, marca otro eje textual que recorre conpropiedad, ofreciendo un itinerario conceptual por
los cambios en la percepción y la creación, a través
del estado de inmaterialidad de los soportes
audiovisuales. Resulta de gran valor también la in-
clusión del texto de Laymert dos Santos, “Bio in-
formación y arte latinoamericano, una provoca-
ción”, pues plantea un debate molesto, y aún pen-
diente, sobre la falta de lecturas trascendentes so-
bre nuestra región. Por su parte, el conjunto de la
obra de Ingo Günther –desde el video a sus actua-
les procesos artísticos- presenta un compromiso
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MUESTRA EUROAMERICANA_08 CINE+VIDEO+ARTE DIGITAL 15
político y una mirada crítica que pone en escena
las relaciones de poder y el discurso hegemónico
que las sostiene, incluyendo al campo del arte.El análisis de varios autores sobre la obra de Lucas
Bambozzi, Federico Falco e Ingo Günther, se com-
plementa con textos de los propios artistas que en-
tendemos como parte de su trabajo creativo.
Bambozzi y Günther cubren dos décadas de com-
promiso de creación y reflexión sobre las artes.
Ambos se constituyen en dos modelos ejemplares
de producciones que atraviesan diversos soportes
y discursos, trasladando sus obras de la imagen del
monitor y la sala, al ámbito de las exposiciones y galerías.
La propuesta de la muestra intenta dar cada año
un panorama crítico del amplio espectro
audiovisual de lo que ocurre en nuestra región.
Recorrer el trabajo de la artista uruguaya Silvia
Cacciatori releva cuestiones sobre la manipulación
de archivos y textos en una propuesta de diseño
concentrada en la simultaneidad de imágenes en
cuadro, según lo analiza Sebastián Schjaer. Este
autor también estudia el cortometraje Oigo tu gri-to de Pablo Lamar, realizador paraguayo que con-
tinúa con la estirpe iniciada por Paz Encina y su
obra Hamaca Paraguaya, presentados en la
MEACVAD. Lamar brinda con su película otro
manifiesto de búsqueda en la puesta en escena cen-
trado en la composición virtuosa del espacio y en
el valor del desencuadre. Anabel Márquez ofrece
también un estudio de campo sobre el trabajo en
video de Federico Falco, quien articula un entorno
personal y un contexto de país/paisaje, tanto en su
escritura con el audiovisual como en la literatura.
Por su parte, Dietrich Heissenbüttel analiza la obra
video de Edgar Endress, siendo el investigador Iván
Pinto quien ve en la obra de Endress una lectura
diversa del contexto chileno a partir de la construc-
ción de miradas alejadas de las formas tradiciona-
les del documental. Esta lectura de Iván Pinto es
parte del capítulo que la MEACVAD dedica siem-
pre al cine de no ficción. Continuando la saga de
aquellos textos de Jean-Louis Comolli, este año
contamos con dos textos referenciales del profesor
Antonio Weinrichter, dedicado a investigar la cues-
tión documental. También Emilio Bernini traza un
diario de bitácora sobre los diversos ejes que esta- blecen pautas para pensar este fenómeno crucial
de la producción audiovisual, que entiende como
una modalidad discursiva histórica. Una parte de
las obras de Bambozzi, Cacciatori, Endress, Falco,
Günther, Trilnick aporta variables admirables so-
bre las formas de representar un real desde un lu-
gar de búsqueda crítica y experimental. Por su par-
te, en la elección de obras para la curaduría de la
muestra Visionarios, Programa histórico de cine y
video experimental de América Latina, Arlindo
Machado ofrece una mirada primordial sobre lacuestión documental que atraviesa toda el progra-
ma Paradigmas de la Latinidad . Márquez vincula
Visionarios con la experimentación de los diversos
soportes tecnológicos. Se trata de un corolario con-
ceptual sobre la cuestión maquínica a partir del cual
Mariela Cantú retoma la investigación en la obra
de Carlos Trilnick, artista a quien la MEACVAD rin-
de homenaje por sus primeros treinta años de pro-
ducción con las artes electrónicas. Cantú piensa la
obra de Trilnick en base a los traslados de la ima-gen, entre la fotografía, señal electrónica y la ima-
gen digital, implicando esos pasajes como una ins-
tancia de creación.
La larga historia que vincula al artista audiovisual
y teórico del video Jean-Paul Fargier con la
MEACVAD, se continúa este año con la programa-
ción de dos de sus obras recientes: Godard/Sollers,
la entrevista, que retoma el registro de un diálogo
en directo entre ambos personajes, Jean-Luc
Godard y Philippe Sollers; y Jour après jour, unfilm sorprendente por la forma en que Fargier se
hace cargo de un proyecto de película retomando
las ideas póstumas del inolvidable Jean-Daniel
Pollet. Dos propuestas audiovisuales difíciles de
catalogar si se tiene en cuenta el soporte y el géne-
ro, pero que podemos considerar como no ficción.
En su texto sobre Día tras día, Raquel Schefer se
focaliza en esta capacidad virtuosa de Fargier y
Pollet en poner en escena la figura de una primera
persona resultado de la confluencia de dos auto-
res. Asimismo, y resaltando la misma vertiente, la
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16 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
autora aborda el estudio del interactivo de Lucas
Bambozzi, El ti empo no recupe rado , siendo
Bambozzi quien escribe sobre las maneras en quesu proyecto se sustancia bajo diversos modelos for-
males, ya sea en su versión cerrada en DVD como
en su expansión a una video instalación.
La MEACVAD cuenta con la participación de di-
versos centros y posgrados de universidades cuyos
directores y profesores conciben una praxis com-
prometida con algo que resulta evidente en la elo-
cuencia de sus textos. Este año se han incorporado
nuevas instituciones y autores, lo que constituye un
enriquecedor aporte para este foro de discusiónsobre el audiovisual, ejemplo de ello son los sen-
dos artículos de Hernán Pajoni y Raúl Manrupe.
As im is mo , vari os egre sa do s de los di vers os
posgrados de las instituciones participantes ofre-
cen con voz propia sus intensas miradas sobre el
diseño y las artes mediáticas. Es el caso de Rocío
Agra, Anabella Bustos, Mabel Brignone, Iván
Flugelman, Anabel Márquez, Raquel Schefer y
Sebastián Schjaer. Así es como Bustos y Brignone
proponen un interesante balance conceptual de la
última MEACVAD.
Variados encuentros de trabajo e intercambios de
ideas con Lidia Blanco, Mario Carlón, Andrés
Denegri, Enrique Longinotti, Cristian Pauls, Eduar-
do Russo, Mariela Yeregui -invitados a la
MEACVAD- han aportado valiosas ideas que sir-
vieron para concebir tanto la muestra como este
libro que pretende constituirse en fiel testimonio
de la diversidad y profundidad con que se puede
seguir pensando el audiovisual tecnológico. El re-
sultado es este volumen sin imágenes -por cierto
una forma de quinto iconoclasmo- pero que, con-
siderando las maneras en que la palabra refiere a
esa pasión desmedida por la creación visual, es en
definitiva sólo una apariencia. Agradecemos a to-
dos los autores que han colaborado con nuestra
publicación que representa el debate que la
MEACVAD propone para cada una de sus edicio-
nes.
Notas
1 Ver en este libro Cantoni, Rejanne, “Máquinas parapensar”.
2 Ver la serie de textos de Roy Ascott en Artes y Medios
Audiovisuales. Cine, Documental, Video, Nuevos
Medios, Telemática, MEACVAD/Nueva Librería,
Buenos Aires, 2007.
3 Agra, Rocío, “Net.Art. Estética y Cibernética. Jodi”.
4 Gil Vrolijk, Carmen, “Demiurgos de la luz”.
5 Schaeffner, Wolfgang, “La revolución telefónica de la
imagen digital”.
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I.Pre digitales y Post
analógicos
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20 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
I.Pre digitales y Post analógicos
Prefijando el medio (o cómo las categorías se
desplazan hacia los bordes), Mariela
YereguiLo nuevo y lo viejo. ¿Qué es el cine en la era
del post cine?, Eduardo Russo
Cuerpos del futuro, mentes del pasado,Verónica Devalle
Antiguas máquinas virtuales. Los tratatdos
de perspectiva y dibujo de los siglos XVI al
XVIII: primera hibridación entre las tecnolo-gías del texto y de la imagen, EnriqueLonginotti
El video en su nueva era. La obsolescencia
de las artes electrónicas/ conservación,Andrea Di Castro
La ruptura de las líneas, Carmen Gil Vrolijk
Sobre el fin de la televisión, Mario Carlón
La estética Posthipertextual, Carlos Scolari
Net.Art. Estética y Cibernética. Jodi, RocíoAgra
Demiurgos de la luz, Carmen Gil Vrolijk
Bio información y arte latinoamericano. Una
provocación, Laymert Garcia dos Santos
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PREFIJANDO EL MEDIO (O CÓMO
LAS CATEGORÍAS SE DESPLAZANHACIA LOS BORDES)
Mariela Yeregui
Es la primera vez en la historia en la que una
emoción, idea, concepto expresivo, etc. tiene
que ser reducido a una fórmula matemática
(…) Las limitaciones que enfrentamos en estepunto ya no son tecnológicas. Quizás podamos,
una vez que entendamos más sobre la comu-
nicación, expresar fragmentos, no pensamien-
tos en sí, de alguna forma de pensar y crecer.
Jim Campbell, Diálogos ilusorios: El control
y las opciones en el arte interactivo.1
Recordemos que la derivación gramatical consisteen formar palabras añadiendo sufijos o prefijos a
un lexema dado. En el caso del prefijo, su anexión
no cambia la categoría gramatical de la palabra –
un sustantivo continúa siendo sustantivo, un adje-
tivo mantiene su condición de adjetivo, etc.–, pero
sí altera su significado. Sin embargo entre ambas
palabras –la anterior y su derivada– hay una rela-
ción semántica basada en un diálogo que deniega,
completa, añade o contrapone nuevos campos
semánticos a la palabra anterior. La nueva pala-
bra, en definitiva, lleva la marca en el orillo de suantecesora.
La relación arte–ciencia–tecnología pone en fun-
cionamiento una maquinaria de definiciones basa-
da en una marcada tendencia a la prefijación. Pa-
reciera no haber palabras que den cuenta del terri-
torio que dibuja el nexo entre estos campos. O tal
vez este diálogo entre disciplinas, que a la luz del
pasado siglo pudieron ser vistas desde un vínculo
disfuncional –casi un divorcio de hecho y de dere-
cho–, debiera visualizarse hoy desde miradas que
se corren de los enfoques tradicionales. Así, los pre-
fijos no hacen sino poner en el tapete este despla-
zamiento, este desvío de una cierta normatividad y
de un conglomerado de categorías. La caducidadde un conjunto de modelos se prefigura con el ad-
venimiento de conceptos signados por la cesura del
prefijo.
El quiebre no sólo se da en el campo de la expe-
riencia, sino que también emerge en el cuerpo de
las palabras de este meta–discurso que soporta y
que define, que caracteriza y que taxonomiza la
naturaleza de la relación entre estas tres discipli-
nas.
#
La creciente inflación de prefijos –post, trans,
neo, ultra, hiper, supra, sub, anti…– que pa-
decemos en este “siglo de siglas”, así bautiza-
do por Dámaso Alonso hace varias décadas,
revela con descarnada claridad no sólo la po-
sibilidad completamente ciega de elegir en el
infinito arsenal de las tradiciones y del pasa-
do, sino también y sobre todo que nos encon-
tramos en el final del trayecto
Julio López, La música de la posmodernidad.
Ensayo de hermenética cultural .2
Permítaseme disentir. Lejos de un impulso apoca-
líptico a partir del cual los estamentos sociales, cien-
tíficos y culturales están en peligro de desmorona-
miento y el final de trayecto se avizora como inexo-
rable, se trata de la posibilidad de recorrer nuevos
periplos, de trazar nuevos caminos que amplíen la
mirada, que echen por tierra la homogeneidad del
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22 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
conocimiento. Se trata, tal vez, de construir nuevos
objetos de conocimiento y quizás sea ésta la encru-
cijada ante la que nos coloca la proliferación deprefijos.
No es un final sino la emergencia de una re–apro-
piación de ciertos paradigmas que la era industrial
había dejado de lado por no ser funcionales a su
lógica, y de una indagación en torno a nuevas for-
mas de “conocer” (y por ende, de “realizar”).
Que lo nuevo emerja no supone el final de lo prece-
dente, sino más bien su reformulación. La sutura
que el prefijo imprime no hace sino enlazar con un
universo en el que no eran necesarios apéndices
para referir a un campo semántico. La irrupción del
añadido implica la reconexión con el término en
estado puro y su dimensión semántica. El quiebre
reviste un carácter de diálogo más que de cierre.
#
La multiplicación de lo post , de lo trans, de lo multi
y de lo neo recorta un espacio sinuoso y fértil para
abrir escenas de reflexión y de producción.
Postcinema, transcultura, multidimensionalidad,
postmedia, transdisciplina, neoespacio, etc., son
algunos de los términos que pululan en el horizon-
te. En este contexto en el que las nociones se ven
horadadas por una nueva discursividad,
encabalgada con una ya existente, las parcelas del
conocimiento abren sus compuertas y empiezan a
producir diálogos y mestizajes.
#
Durante dos mil o tres mil años la humanidad
pudo hacer arte auténtico limitándose a apren-
der el oficio de los que lo habían hecho antes.
El arte estaba al mismo nivel de cualquier otra
actividad, en tanto todas ponían en práctica
un saber completo y sin saltos de sus cadenas
causales. El artista no necesitaba postularse
como detentador de una inteligencia sin zo-
nas oscuras, porque ese tipo de inteligencia era
el que usaban todos .
César Aira. La utilidad del arte.3
Desde la antigüedad hasta el advenimiento de la
máquina como modelo de mundo, ars y tekné eran
una entidad indisociable. Términos homólogos, elars latino y la tekné griega referían a la destreza y a
la habilidad práctica. En la Me ta fí si ca de
Aristóteles, la tekné no consiste en la simple pro-
ducción (póiesis), sino que implica un saber hacer
las cosas. Se trata así de una habilidad intelectual,
una forma de saber.
Con la concepción mecanicista de la realidad y la
consecuente emergencia de la modernidad, la má-
quina reemplaza al hombre y asume como propia
la facultad de la tekné. Una tekné desprovista delsaber –ahora confinado en la ciencia– y orientada
hacia la pura producción. El arte queda inmerso en
el universo de la contemplación, de la belleza y de
la inspiración. A su vez, el saber comienza a hiper–
especializarse y, de esta forma, parcelarse. Duran-
te casi tres siglos arte, ciencia y tecnología transi-
tan senderos divergentes.
Las vanguardias históricas de principios del siglo
XX comienzan a percibir esta disociación y, fruto
de las rupturas que proponen, insinúan posiblespuentes que posibiliten diálogos y convergencias.
Es a partir de los años ‘50 que las experiencias
interdisciplinarias comienzan a instalarse. Las fi-
guras del tecno–artista y del artista–científico em-
piezan a configurar un espacio en el que el impulso
transdisciplinario imprime un signo que instalará
nuevas problemáticas y desafíos.
#
Pareciera entonces que arte, ciencia y tecnologíacomienzan a vislumbrar una zona de intercambio.
#
No es la nuestra tanto época de altas tecnolo-
gías en el universo de los artefactos –cuanto
en el de las industrias de la conciencia. La tec-
nología por excelencia de nuestro tiempo –es
la del pensamiento, la del cálculo, la de la in-
formación. A su paso, el ‘‘pensar’’ mismo se
ha convertido en tecnológico .
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José Luis Brea, La era postmedia . Acción
comunicativa, prácticas (post)artísticas y dis-
positivos neo-mediales.4
Cabría preguntarse si se trata de un espacio pro-
miscuo en el que las disciplinas se restriegan en un
movimiento confuso y contaminante o si, en cam-
bio, se trata de un entrecruzamiento, que rompe
con las parcelas erigidas por la modernidad a par-
tir de la imbricación y de la intersección.
#
A diferencia de lo multidisciplinario, en donde di-
versas disciplinas confluyen para abordar un obje-to, o de lo interdisciplinario que promueve la trans-
ferencia metodológica entre disciplinas para estu-
diar un objeto, la mirada transdisciplinaria propo-
ne no abordar sino construir al objeto desde una
búsqueda transversal. De acuerdo a esta estrategia,
la dinámica heurística supone que las disciplinas
deben ponerse a tono. La carga y la impronta disci-
plinar necesitan difuminarse en esta tarea de cons-
trucción de conocimiento. De lo contrario, la
transversalidad y la consecuente intersección de
saberes no lograrían cristalizarse.
#
(…) debemos saber que no hay más privilegios,
más tronos, más soberanías epistemológicas;
los resultados de las ciencias del cerebro, del
espíritu, de las ciencias sociales, de la historia
de las ideas, etc., deben retroactuar sobre el
estudio de los principios que determinan tales
resultados. El problema no es que cada uno
pierda su competencia. Es que la desarrolle
bastante para articularla con otras competen-
cias, las cuales, encadenadas, formarían un
bucle completo y dinámico, el bucle del cono-
cimiento del conocimiento.
Edgar Morin, La epistemología de la comple-
jidad .5
Los resabios de sociedades hiper–especializadas
conspiran contra este ímpetu. Es difícil llevar a cabo
una experiencia de mutua interpenetración si el
peso específico de las disciplinas no logra atenuarse,
si el grave andamiaje epistemológico sofoca lasposibilidades interconectivas y si una metodología
cerrada impide articular entrecruzamientos con
estrategias metodológicas de otros campos. Inde-
fectiblemente, los diques de exclusión deben abrir-
se si procuramos generar una real retroacción.
En el caso de esta interconectividad entre áreas tan
diversas como el arte, la ciencia y la tecnología –
que entrañan prácticas y teorías, acción y reflexión–
, el reto de emprender una dinámica de entrecru-
zamiento es por demás complejo. Sin embargo, paraaquellos que venimos actuando hace algún tiempo
en el campo de las arte electrónicas, el desafío no
deja de ser estimulante, por un lado, y necesario,
por otro. Re–pensar el campo no reside sólo en un
quehacer especulativo, sino que también
reconfigura el espacio desde donde desarrollar la
práctica artística, intelectual y educativa.
#
Dentro del campo del arte contemporáneo, las ar-
tes electrónicas abarcan un espectro por demás
vasto que, durante largo tiempo, ha estado ausente
en los ámbitos consagrados a la profesionalización,
la investigación y la producción. Las artes electró-
nicas ponen a la tecnología en el centro de su re-
flexión, no ya como una mera herramienta de crea-
ción, sino como un lenguaje que despliega meca-
nismos singulares desde el punto de vista estético,
cognitivo y conceptual en lo que atañe al diálogo
hombre–máquina. En tal sentido, suponen un en-
foque que pone en relación diversas áreas del co-nocimiento –fundamentalmente, el arte, la ciencia
y la tecnología–, proponiendo una labor que fomen-
ta la dinámica transdisciplinaria.
Si bien el auge de las artes electrónicas es notorio
en los entornos expositivos y ha sufrido una mar-
cada institucionalización a través de la creación de
festivales, publicaciones, congresos y simposios
especializados, en el campo educativo ha estado
ausente hasta hace muy poco tiempo, siendo las
prácticas artísticas tradicionales las que han pre-
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24 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
valecido en el ámbito de la enseñanza. En el año
2000, atendiendo a este diagnóstico, la Universi-
dad Nacional de Tres de Febrero creó la Licencia-tura en Artes Electrónicas, un espacio pionero en
este campo dentro del ámbito educativo.
#
Luego de esta primera experiencia, era necesario
dar una continuidad al periplo, afianzando ciertas
cuestiones que surgían del trabajo de campo y pro-
fundizando la práctica transdisciplinaria. Era im-
portante dar un paso más.
Por ello se comenzó a diseñar un proyecto a nivelsuperior: la Maestría en Estética y Tecnología de
las Artes Electrónicas.
A diferencia de otros estudios que vinculan la crea-
ción con la tecnología, implementados en diversas
instituciones educativas, la maestría, en cambio,
aborda el fenómeno del cruce arte–tecnología des-
de su misma raíz. Trascendiendo la visión usual –
en el campo de las artes y el diseño– de la tecnolo-
gía como “herramienta de creación”, el programa
parte de la base de que hay un diálogo transversalentre el arte, la ciencia y la tecnología que no hace
sino intermodificar cada uno de dichos campos. Es
así que las artes electrónicas emergen como un es-
pacio de intercambio y de interconexión de cono-
cimientos, lo que permite articular miradas y acti-
tudes, reflexiones y cuestionamientos en relación
al individuo, la producción artística e intelectual y
su entorno.
La intersección del arte con la tecnología dinamiza
aspectos poco explorados y que, sin embargo, re-sultan de vital importancia en la práctica profesio-
nal no sólo de artistas, sino también de
comunicadores, diseñadores, tecnólogos, realizado-
res audiovisuales y profesionales vinculados al que-
hacer tecnológico en general.
La Maestría en Tecnología y Estética de las Artes
Electrónicas busca reflexionar en torno al fenóme-
no del cruce arte–tecnología, así como impulsar
producciones artísticas, integrando abordajes filo-
sóficos, tecnológicos, científicos y metodológicos.
Tiene por finalidad la articulación de múltiples
saberes y herramientas de disciplinas diversas a finde crear interfaces, dispositivos, reflexión teórica y
entornos creativos que reformulen y
recontextualicen el estatuto del arte en el marco de
los lenguajes tecnológicos.
La propuesta de trascender la visión de la relación
arte–tecnología como una simple transferencia de
herramientas tiene por objetivo, en definitiva, ge-
nerar un campo que atienda a la especificidad de
esta convergencia, movilizando experiencias
innovadoras dentro del ámbito de la producciónartística.
Desde un diseño curricular modular y relacional,
en el que las parcelas de las materias “explotan” y
lo que trasciende son módulos que se mueven ho-
rizontalmente, rompiendo con las cadenas lógico–
formales de aprendizaje gradual y creciente, el pro-
grama se apoya sobre una concepción constructi-
va: el “objeto” no se estudia, el “objeto” se constru-
ye.
Una geografía de lo ignoto donde subyace la pre-
sencia de la “otra” escena: aquella que está por cons-
truirse. Y entre esta escena –la de la propia disci-
plina– y la “otra” escena –el objeto que se cons-
truirá– se establecen vínculos que ponen en rela-
ción individuos y saberes, contenidos y prácticas.
Una suerte de conjuro contra el anquilosamiento,
la estrechez de horizontes, los “juegos finitos”, en
pos de dinámicas pluridimensionales,
plurifuncionales y plurivocales.
#
Nuevas estrategias formativas que incluyen al pre-
fijo como mecánica de pensamiento y de acción.
Lo neo, lo trans y lo post interpelan corpus ante-
riores, ubican a los sistemas de pensamiento en un
entorno relacional y reformulan estrategias prece-
dentes. El prefijo actualiza universos y en esta
operatoria construye nuevos objetos.
Más allá está la incertidumbre (la escena por cons-
truir). Más acá, un espacio que debe ser analizado
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críticamente para hacer surgir nuevos enfoques que
pongan en juego un mecanismo dialógico entre las
disciplinas. He aquí el desafío.
Notas
1 Campbell, Jim, ‘‘Delusions of Dialogue: Control and
Choice in Interactive Art’’ en: Leonardo, vol. 33, no. 2,
2000, pp. 133–136(traducción: Natalia Duarte).
2 López, Julio, La música de la posmodernidad: Ensayo
de hermenéutica cultural , Anthropos Editorial,
Barcelona, 1988, p. 21.
3 Aira, César, “La utilidad del arte” en: http://
www.ramona.org.ar/files/r15.pdf.
4 Brea, José Luis, La era postmedia. Acción
comunicativa, prácticas (post)artísticas y dispositivos
neomediales. E–book: http://laerapostmedia.net/
pedidos/laepm_PDF.html, p. 120.
5 Morin, Edgar, “La epistemología de la complejidad” en:
Gazeta de Antropología, nº 20, 2004. Texto 20–02.http://www.ugr.es/%7Epwlac/
G20_02Edgar_Morin.html.
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26 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
LO VIEJO Y LO NUEVO
¿QUÉ ES DEL CINE EN LA ERA DELPOST–CINE?
Eduardo A. Russo
El cine es una muy curiosa forma artística. Por un
lado, hay quienes lo siguen considerando, respecto
de disciplinas tradicionales, un joven recién arri-
bado –y por caminos atípicos o no del todo claros–
, al mundo de las artes. A veces, aún hoy, en el te-
rreno de diferentes instituciones debe pugnar por
su consideración como arte con pleno derecho. Tal
vez por su condición constituyente de haber sido
inventado como máquina de visión, aparato movi-
lizado de acuerdo a la mayor parte de sus
desarrolladores por el afán de conocimiento del
mundo visible, por su pertenencia al complejo mun-
do de las imágenes técnicas, por estar particular-
mente necesitado de una operatoria maquínica para
que sus imágenes puedan suceder –más en térmi-
nos de acontecimientos temporarios que de obje-
tos palpables a atesorar–. Imágenes en el tiempo y
hechas con la misma materia que le otorga un tiem-
po hecho visible. Rara arte entre las artes. Pero así
como por una parte, corriendo los inicios de su se-gundo siglo de existencia desde la partida de naci-
miento otorgada por la difusión del cinematógrafo
Lumière, al cine se lo puede observar aún dema-
siado joven, resulta que por otra ya hace tiempo
que para algunos es demasiado viejo. Es célebre la
sentencia que parece haber nacido de Antoine
Lumière, padre de los hermanos inventores, y que
sus hijos compartieron sin dudar: Antoine, organi-
zador de la primera función pública paga, repetía a
un azorado Méliès en la noche misma del 28 de di-
ciembre de 1895, que el cine es un invento sin futu-
ro: “Puede ser explotado durante algún tiempo
como curiosidad científica, pero fuera de esto no
tiene ningún valor comercial”. Un capricho pasaje-
ro ligado a las modas modernas, que en todo caso
perduraría, entre microscopios y aparatos afines,
como asistente visual de laboratorios científicos.
Más allá de ese ambiguo sentimiento en el inicio,
cierto optimismo consustancial a un arte de masas
en expansión –acaso también ligado a la fe en elprogreso técnico–, hicieron que las décadas siguien-
tes fueran dominadas por una impresión, o al me-
nos la voluntad, de una plenitud. Luego de los vér-
tigos y transformaciones de sus dos primeras dé-
cadas, el asentamiento de eso que hasta hoy es lla-
mado cine clásico, fue una experiencia que disimu-
ló en cierto modo esa fragilidad inicial. Pero algo
pasaría a mediados del siglo pasado que iba a mar-
car el inicio de una conciencia abrupta de pérdida
en el seno del arte cinematográfico. Más bien fue-
ron un conjunto de cuestiones, todas relacionadas:
algunas de orden técnico, otras culturales en senti-
do amplio, y otras de cuño específicamente estéti-
co. Esta conciencia de algo que comenzaba a plan-
tear una falla en el cuerpo mismo del cine fue
percibida por algunos cineastas y críticos. Abarca-
ba, según las consideraciones, tanto el campo ci-
nematográfico como un terreno mayor vinculado a
un ensanchamiento de la iconosfera, ese universo
de imágenes técnicas que en aquella década del ‘50
incorporaba la expansión de la imagen electrónica
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bajo el modo de la instalación a escala planetaria
de la televisión como medio de comunicación ma-
siva. Un tanto inadvertidamente, luego de ser con-siderado como arte decisivo y formador de concien-
cias –y a conciencia–, en la posguerra y de la mano
de movimientos como el neorrealismo italiano y su
propuesta de reconexión reparadora entre cine y
mundo –arma fundamental para la reconstrucción
del concepto mismo de humanidad entre las rui-
nas (cf. la experiencia límite y emblemática, esca-
samente entendida en su tiempo, de un Rossellini
hacia 1948 con Alemania Año Cero)–, el cine vivió
el drama de un desplazamiento. La misma teoría y
la incipiente investigación académica vivieron elsismo que implicó esa ola expansiva de una televi-
sión joven, buscando un lugar que no renegaba de
las transacciones con el cine, tomándolo como un
insumo o una referencia tan decisiva como iguala-
da a aquella de la radio, el periódico o innumera-
bles formas del espectáculo que canibalizó de modo
casi espontáneo en su primera década. La naciente
filmología –iniciativa disciplinaria multinacional
generada en la posguerra– unificó el esfuerzo de
psicólogos, filósofos, antropólogos y otros cientistassociales en el afán de entender el papel del cine en
el mundo contemporáneo luego del trauma de la
guerra: desde 1947 éstos venían publicando los re-
sultados de sus experiencias de campo, sus experi-
mentos y sus ensayos en su Revue Internationale
de Filmologie, y habían llegado a un punto de apo-
geo que podría situarse en torno a la publicación
del influyente volumen coordinado por el filósofo
y profesor de la Sorbonne, Etiènne Souriau,
L’universe filmique. Allí, acompañado de un cuer-
po de eximios colaboradores, Souriau legitimaba,en un mismo movimiento, al cine como forma ar-
tística mayor y como fuerza social determinante en
el mundo contemporáneo. La impresión de reali-
dad en la imagen cinematográfica, la actividad del
espectador, las aventuras del espacio y tiempo en
el film, la imaginación, lo fantástico y lo maravillo-
so, la poesía cinematográfica y la integración de
imagen y sonido eran allí examinadas bajo la pers-
pectiva de un halo de plenitud que era el mismo
que había sido propio del cine en su periodo ex-
pansivo. Extraña consagración, ya que en el mis-
mo instante de un reconocimiento académico eje-
cutado a la par de un esfuerzo investigativo que,para usar el vocabulario de entonces, cabría deno-
minar de modo cabal como multidisciplinario, apa-
recían, como veremos un poco más adelante, seña-
les de ciertas fisuras perceptibles para aquellos
atentos a las manifestaciones de modernidad cine-
matográfica, ya frecuentes en la pantalla. Aunque
la revista y el instituto siguieran buen tiempo más,
el esfuerzo filmológico fue de algún modo clausu-
rado en esos años; ya el acaso más difundido volu-
men del antropólogo Edgar Morin, Le cinéma ou
l’homme imaginaire, bien puede considerarse tan-to un balance póstumo de la filmología como un
estudio preliminar a algunas implicancias
antropológico–psicológicas de un análisis del dis-
positivo fílmico. El cine, de ser un medio estrella y
arte mayor en el universo estético del siglo, había
pasado a ocupar un lugar acaso más restringido,
como máquina de conocimiento –especialmente li-
gado a la antropología en la misma perspectiva de
Morin, quien caracterizaba a su libro precisamente
como “un ensayo antropológico”– y como un artede masas, pero en crisis, vinculado a ciertas dra-
máticas transformaciones del hombre contempo-
ráneo luego de los campos de extermino, de la bom-
ba atómica, de la devastación masiva y la amenaza
pendiente de una aniquilación definitiva para la
cual, en lo técnico, ya estaban dadas las condicio-
nes. Pero por otra parte, el cine ya no imperaba solo
en el mundo de las imágenes que aparecían en pan-
talla. Otras imágenes, destellando más bien modes-
tamente desde pequeñas e inestables pantallas,
multiplicaban la experiencia audiovisual de modoalgo incierto, pero ya evidente. Al inicio de la déca-
da siguiente, un pequeño y sugestivo volumen es-
crito por Gilbert Cohen–Séat y Pierre Fougeyrollas,
quienes habían sido otros de los propulsores de la
filmología, L’action sur l’homme : Cinéma et
television, ya marcaba claramente el tránsito des-
de la consideración de centralidad en el cine a una
iconosfera donde la imagen electrónica, especial-
mente impulsada en el plano de las masas y las téc-
nicas, tomaba la primacía en lo que se pensaba ya
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28 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
como la “acción sobre el hombre” de un medio
masivo que, desde otro tipo de pantallas, iba a con-
figurar la segunda mitad del siglo.De un modo imprevisto pero palpable, en la mis-
ma afirmación de un universo audiovisual más
complejo que el de la primera mitad de la centuria,
un cierto estado de ánimo postcine se había insta-
lado, desde los mismos inicios de la década del ‘60,
en el seno de las ciencias sociales. Pero eso indica-
ba sólo una arista de las percepciones posibles, des-
de un campo atento al lugar de predominancia o
crecientemente minoritario en el entorno
audiovisual que se iba definiendo. Paralelamente, bajo la figura dramática de una “muerte del cine”,
otros signos inquietantes habían marcado un tema
que de por sí determinaría otro artículo que, si-
guiendo sus propios derroteros, lleva necesaria-
mente esta cuestión a otra línea de desarrollo: la
de una prolongada idea que acompaña la trayecto-
ria íntegra del pensamiento cinematográfico, esto
es, una conciencia de fugacidad, la evidencia de cier-
ta condición efímera inherente a este arte de la
modernidad cuyas imágenes se deterioran en el acto
mismo de cada proyección, o son acechadas impla-
cablemente por todo tipo de factores degradantes
en su misma situación de almacenamiento, a lo lar-
go de períodos de tiempo medidos en pocas déca-
das. Un arte indudablemente moderno, joven pero
mal dispuesto al envejecimiento. Un arte del pre-
sente pero, en definitiva, con poca perspectiva de
futuro. Sin pretensión de exhaustividad en el re-
cuento de síntomas, pueden fecharse en el mismo
apogeo del estudio científico y humanístico de los
filmólogos los primeros síntomas de un cierre, bajola forma literal del grito de una vanguardia tardía.
En sus más tempranas intervenciones del periodo
pre–situacionista, un muy joven Guy Debord emi-
tía, en Hurlements en faveur de Sade (1952), su
certificado de defunción del cine, en una doble
maniobra que pensó superadora tanto del cine con-
vencional como de las manifestaciones cinemato-
gráficas consecuentemente vanguardistas del
cinéma discrepant de Isidore Isou o Gil Wolman,
sus entonces compañeros letristas. Más allá del
gesto de vanguardia tardía, la negación de Debord
en Hurlements… era rotunda y abolicionista del
cine entero. Si en el film, que no trataba de Sade,
no había aullidos –sino que cinco voces alternabansus enunciados con extensos tramos de pantalla
blanca seguidas por lapsos en negro, provocando a
los espectadores por la misma evidencia de una si-
tuación espectatorial en estado de extrema
desprivación espectacular–, la consigna de que el
cine se había acabado se lanzaba al rango de con-
signa. En la conocida formulación debordiana, la
situación se resumía del siguiente modo: “El cine
está muerto. El cine está muerto; no puede haber
más cine”. Luego proseguía con una invitación no
menos provocativa: “Pasemos, si lo desean, al de- bate”. La abolición del cine sería seguida por las
batallas de Debord contra la sociedad del espectá-
culo; ámbito en el que, con el cine ya confundido
en tanto fuerza coadyuvante, y con otros potentes
promotores de una regulación y control social por
medio de una imagen omnímoda y omnipresente,
otros frentes reclamaban combate. No obstante su
virulencia y lo que, luego de varias décadas, puede
considerarse como una creciente influencia póstu-
ma, la demanda de Debord por una negaciónsuperadora del cine no era una rareza, un fenóme-
no solitario. Desde un terreno muy distinto y ape-
lando a otras razones –entre las cuales había tam-
bién una crítica consistente al espectáculo conven-
cional–, Roberto Rossellini fue uno de los prime-
ros cineastas modernos en arribar, mediante un
emprendimiento al que cabe calificar como una
verdadera utopía de las artes audiovisuales, a la idea
de un posible postcine que para él estaba a punto
de abrirse por medio de la pantalla y la misma ins-
titución televisiva.
1963 marca la fecha en que Rossellini abandona al
cine. Este es el año del reflujo evidente del primer
nuevo cine de Europa Occidental, la nouvelle va-
gue. Es, también, el año de ánimo crepuscular, en-
rarecido, que puede advertirse condensado en la
aparición de ese film emblemático de un verdade-
ro canto del ci(s)ne que fue Le mépris ( El despre-
cio) de Jean–Luc Godard. En las líneas finales de
Le mépris, un veterano y casi ciego Fritz Lang
trasmutado en cineasta de ficción cuando ya no
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MUESTRA EUROAMERICANA_08 CINE+VIDEO+ARTE DIGITAL 29
podría serlo en el mundo real, emite la sentencia:
“Debe terminarse lo que se ha comenzado”, y
reemprende lo que seguramente es su rodaje final,un cine herido de muerte, en estado terminal. El
gesto ficcional de Lang –guionado por Godard, que
sólo un lustro más tarde emprendería, a su vez, su
prolongado alejamiento del cine en pos de las po-
tencialidades militantes o reflexivas del video– se
corresponde con el pase de Rossellini hacia una
imagen electrónica que juzga todo futuro:
Cine y televisión: la televisión constituye en la
actualidad el más potente y sugestivo de estos
dos medios de comunicación porque disponede de una audiencia mucho mayor. La televi-
sión debería ser, por consiguiente, el medio
más adecuado para promover una educación
integral, es decir –según las palabras de Anto-
nio Gramsci “una nueva Weltanschauung pro-
letaria”, un nuevo concepto de vida para el
pueblo.
El gesto rosselliniano daría lugar a un
emprendimiento casi sobrehumano, entre el arte y
la pedagogía, como nunca luego se lo volvería a veren la pantalla de la televisión. Planteo que hace
pensar que Rossellini fue para la televisión lo que
Eisenstein había sido para el cine: solitarios fun-
dadores de prácticas que intentaron redefinir el
perfil de un medio y la misma condición de sus es-
pectadores, aunando imagen y conocimiento. De
esa empresa –y de la certidumbre de Rossellini de
la conclusión de la era del cine– da cuenta acabada
y emotivamente el bello documental de Jean–Louis
Comolli, La derniére utopie. Allí puede notarsecómo, si bien comporta un giro rotundo, el pasaje
de Rossellini hacia la televisión también puede ser
considerado, desde otro ángulo, como la prosecu-
ción lógica de lo iniciado en el cine dos décadas
atrás, bajo otro entorno tecnológico, discursivo y
de relación con sus espectadores. En ese sentido
cabe pensar en una dimensión transmediática en
su producción, que permite dar cuenta no sólo de
lo que cambió en esa mudanza, sino también de lo
que continuó vigente en plena transformación,
mutatis mutandis.
En aquellos tempranos años ‘60, en los que por di-
versos ángulos asomaba un ánimo crepuscular que
hoy se percibe más bien ligado a la clausura de uncine, y de una idea de cine, que hemos convenido
en llamar como clásico, se verificó también una in-
fluencia en el ánimo que mezclaba una curiosa
asunción de ciertas paradojas inherentes a los “nue-
vos cines”. Éstos oscilaban entre el agotamiento por
la persistencia en los márgenes y su cooptación por
un mercado con grandes capacidades de asimila-
ción –que transformaba los gestos y formas más
desafiantes en un novedoso tipo de mercancía–.
Nada hacía prever la aplanadora imaginaria del
Nuevo Hollywood de los ‘70, cuya euforia infanto– juvenil y su arrogancia empresarial de alcance glo-
bal sería acompañada por una cinefilia más bien
negra, compartida por muchos cineastas y espec-
tadores.
Los años ‘80 fueron, en su comienzo, llamativamen-
te ambiguos en cuanto al ánimo celebratorio de un
nuevo tipo de espectáculo ya unificado, el cine–
televisivo, junto al lamento multiplicado de aque-
llos que diagnosticaban la definitiva “muerte del
cine”. Podría considerarse al Wim Wenders de en-
tonces, el de Nicks Movie, The State of Things o
Chambre 666, como un síntoma destacado de aquel
estado de ánimo. No parecía entonces tanto cues-
tión de tecnología (la televisión, el video) como de
una avería imaginaria, una potencia imaginaria
agotada en el imperio de otras imágenes. “Post”
adquiría, en esos discursos, un indudable sesgo de
Post–mortem. Pero los años siguientes reenfocaron
la cuestión a ciertas evidencias de revolución en las
técnicas y las prácticas. De nuevo, extrañamenteconvincente para muchos, el culto a un progreso
técnico y superador de etapas obsoletas. Y así esta-
mos. Al cierre del siglo, Robert Stam hacía, bajo el
título “Post cine: la teoría digital y los nuevos me-
dios”, el siguiente diagnóstico, que plantea más de
un interrogante:
Aunque muchas voces hablan apocalípti-
camente del fin del cine, la situación actualrecuerda extrañamente a los inicios del cine
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30 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
como medio. El “pre–cine” y el “post–cine”
han llegado a parecerse entre sí. Entonces,
como ahora, todo parecía posible. Entonces,como ahora, el cine “lindaba” con un amplio
espectro de dispositivos de simulación. Y aho-
ra, como entonces, el lugar preeminente del
cine entre las artes mediáticas no parecía in-
evitable ni claro. Así como el cine en sus ini-
cios colindaba con los experimentos científi-
cos, el género burlesco y las barracas de feria,
las nuevas formas de post–cine limitan con la
compra desde el hogar, los videojuegos y los
CD–Rom.
Stam pasa revista a las transformaciones abiertas
en lo audiovisual por la digitalización creciente, la
pérdida de indexicalidad relativa al abandono de
la imagen fotográfica tradicional –de origen
fotoquímico-, los sistemas de recepción tanto ho-
gareños como en sala, las fronteras desplazadas de
la representación y actividad del espectador. Pero
lo hace no sin destacar una curiosa corresponden-
cia: “Estas posibilidades han desembocado en un
discurso eufórico de la novedad, que en ciertos as-
pectos remite al que celebró la llegada del cine un
siglo antes”.
La situación que comporta esta euforia de la nove-
dad, como reacción posible a la depresión por lo
que se desvanece, también fue evocada en este bre-
ve fragme nt o de un a co nv ersa ci ón co n Le v
Manovich, a propósito de su entonces reciente The
Language of New Media:
P.: Peter Greenaway, en una entrevista que nos
concedió, decía que todo lenguaje artístico tie-
ne tres períodos: la aparición, la consolidación
y finalmente el declive. En el caso del cine, él
ponía como emblemas de cada uno a
Eisenstein, Welles y Godard. Respecto de los
nuevos media, ¿cómo situaría su libro en este
marco?
R.: Es cierto, en la década de los diez y los vein-
te se crea el lenguaje cinematográfico clásico,
y luego en los sesenta se empezaron a repen-
sar sus fundamentos... Respecto a su pregun-
ta, digamos que me veo a mí mismo como al-
guien que está tratando de escribir una teoríadel cine en el año 1900, porque hubiera sido
fantástico que alguien hubiera hecho algo así.
(…)
Es difícil establecer estas analogías, pero se
podría decir que estamos donde estaba el cine
en 1905: ya había cierto lenguaje, pero unos
años después apareció algo distinto. Definiti-
vamente, creo que estamos sólo en el princi-
pio.Resulta muy interesante que, al introducir su pre-
gunta, los entrevistadores de Manovich remitan al
conocido planteo de Greenaway sobre la muerte del
cine basado en la hipótesis de un ciclo de vida que
cumpliría cada forma artística. Dicha idea, en la que
este artista persevera desde fines de los años ‘80,
estuvo en un comienzo a tono con aquel diagnósti-
co fundado en cierto agotamiento expresivo que
hemos citado. Son muy difundidas e influyentes sus
experiencias para la televisión británica y sus in-cursiones en el terreno de la hibridación entre ima-
gen fílmica y digital a lo largo de las últimas dos
décadas. Pero resulta interesante observar que en
los últimos tiempos sus argumentos han girado
hacia una fundamentación más bien tecnosocial.
En una masterclass dictada en el festival coreano
de Pusan 2007 (uno de los encuentros de punta en
lo que a tendencias del cine global respecta),
Greenaway comparaba a los actuales movimientos
del cine con los últimos coletazos de un dinosaurio
afectado de muerte cerebral. Y fecha la muerte condía, mes y año: “La fecha de defunción del cine fue
el 31 de setiembre de 1983, cuando el control re-
moto fue introducido en el living room, porque
ahora el cine tiene que ser interactivo, un arte
multimedia”. No sin tomar nota del extraño deta-
lle de que setiembre tiene 30 días, y más allá del
certificado de defunción que de modo entusiasta
emite Greenaway, la crónica de esa masterclass
prosigue: “Cada medio tiene que ser redesarrollado,
de otro modo todavía estaríamos mirando las pin-
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turas de las cavernas. Los nuevos medios electró-
nicos significan que se ha ampliado el potencial de
expansión de lo que llamamos cine, muy rico dehecho”. Resulta muy sugestivo que además de las
pullas habituales contra un cine al que considera
un “patético medio adjunto” de la pintura,
Greenaway no cese de oscilar entre denominar cine
a la institución represesentativo-narrativa-indus-
trial canonizada desde los tiempos de Griffith has-
ta el paradigma del nuevo Hollywood, o llamar así
a un arte de la imagen que puede implicar un cam-
po más amplio, desbordante de los preceptos de
cierto tipo de relato o régimen figurativo. Como si
en su discurso pujara la necesidad de dar sepulturadefinitiva a un cuerpo que, por sus movimientos,
no se parece tanto al dinosaurio agónico de su re-
lato como a uno afectado por entierro prematuro,
que da paso a una plenitud hoy por hoy más pro-
metida que avistada. Riesgo de pensar en términos
de ciclos de vida lo que parece más bien algo relati-
vo a una lógica fluida de elementos complejos, per-
manentemente dispuestos a la renovación y a la
mutación. Hay en su alocución algo fundamental,
que remite al texto pionero de Gene Youngblood, Expanded Cinema (1970): la posibilidad -que
Greenaway admite en forma explícita- de conside-
rar a eso que históricamente hemos llamado cine
como una parte restringida de un campo proteico
que no depende de determinaciones tecnológicas o
especificidades atadas a un tipo particular de má-
quinas. Youngblood lo expresaba en forma senci-
lla, sólo aparentemente ingenua. Para él, el cine era
como la música. No importaba tanto con qué ins-
trumento podía ser ejecutada, si un piano, una gui-
tarra o un órgano. Habría particularidades pero, entanto forma artística, residía en un terreno diferente
al de su despliegue técnico. En fecha tan temprana
como la de Expanded Cinema, Youngblood reco-
rría las posibilidades de un cine cibernético, un cine
videográfico y -muy a tono con las expectativas lá-
ser de entonces- un cine holográfico. En todo caso,
la restricción residía para él en los términos del
drama convencional, que proponía reemplazar por
una nueva forma de experiencia para la que recla-
maba la participación de dimensiones sinestésicas
y la consideración de claras zonas intermediales.
En ese sentido, Arlindo Machado destaca que ade-
más de ser un referente crucial en el despegue delcine respecto de su determinación por un paradig-
ma fotográfico tradicional, el artista y teórico tam-
bién lo es en su postulación como el primer pensa-
dor de la convergencia:
Según la opinión de Youngblood, podíamos
pensar el cine de otra manera, como un cine
lato sensu, siguiendo la etimología de la pala-
bra (del griego kínema - ématos + gráphein,
“escritura de movimiento”), que incluye todas
las formas de expresión basadas en la imagenen movimiento, preferencialmente
sincronizadas a una banda sonora. En ese sen-
tido expandido de arte del movimiento, la te-
levisión también pasa a ser cine, al igual que
el video también lo es, y la multimedia tam-
bién. Pensando de esa manera, el cine encuen-
tra una vitalidad nueva, que puede no sólo evi-
tar su proceso de fosilización, como también
garantizar su hegemonía sobre las demás for-
mas de cultura.De ese modo, aunque el tono beligerante de
Greenaway parezca abonar el decreto de extinción
del cine, su posición actual en lo que a su creación
artística respecta parece, en verdad, más bien próxi-
ma a la cultivada por ese artista intermediático que
hace más de medio siglo viene perfilando una pro-
ducción múltiple, inclasificable y de vitalidad re-
novada: Chris Marker. Siempre ha asombrado el
modo nada traumático con que Marker ha navega-
do a lo largo de su vasta carrera por los intersticiosde distintas formas culturales y artísticas: el libro,
la fotografía, el cine, el video, la televisión, el CD-
Rom e internet, demostrando los vasos comunican-
tes entre territorios que la tradición clasificatoria
(sea como ejercicio intelectual, como necesidad téc-
nica o de mercado) insistía en considerar como
dotados de una especificidad irreductible. Raymond
Bellour, el primero entre hoy muchos otros, ha ex-
plorado con minuciosidad estas experiencias que
permiten pensar esa compleja constelación que
acostumbramos a llamar cine, y desafiado perma-
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32 LAS PRÁCTICAS MEDIÁTICASPRE DIGITALES Y POST ANALÓGICAS
nentemente su consideración como un espacio con
reglas fijas y fronteras rigurosamente carto-
grafiadas. Se trata de una empresa de la que ha dadoextensa e influyente cuenta a lo largo de dos déca-
das, entre otros, en los dos volúmenes de su
L’Entre-images 1 y 2. Pero a pesar de estos casos,
verdaderamente excepcionales, puede observarse
que durante largo tiempo la tendencia predominan-
te fue, a lo largo de distintas líneas de estudio -que
pueden advertirse desde La comprensión de los
medios y el McLuhan de los primeros años ‘60, has-
ta muchos desarrollos de la semiología en su fase
expansiva-, pensar al cine en términos de cierta
especificidad. Evidentemente, eran tiempos de afir-mación de una especificidad desde una teoría cu-
riosamente ensamblada con la conciencia crítica de
cierto tipo de asedio a lo cinematográfico prove-
niente del campo de la imagen electrónica. Melan-
colía crepuscular o manía liquidadora mediante,
más de una metáfora bélica de la lucha entre me-
dios volvió a recrudecer en los lanzamientos de dis-
tintas formas de post-cine. Como si fuera un mun-
do de esencias vocacionalmente orientadas a la
autonomía y a la lucha territorial.
Especificidades, mutaciones y convergencias fue-
ron creando un complejo panorama que resulta ten-
tador unificar bajo el prefijo de lo “post”. Como para
ordenar el conjunto, frente a las divergencias o la
complejidad de matices en tensión propia de cada
hibridación, lo “post” daría una cobertura general,
un barniz superador para cierta modalidad de lo
nuevo que, un tanto informe, sólo se definiría por
lo que decididamente deja atrás. Así, el término
matriz de la postmodernidad atravesó incontablesdiscusiones de, al menos, el último cuarto de siglo.
Llegando a ser un término que menta tantas cosas
posibles que hace tiempo reclama, luego de su men-
ción, alguna aclaración adicional para dar cuenta
de qué entendemos, en tal o cual contexto o marco
teórico, por postmodernidad. Con el post-cine -
acompañado como suele estarlo por la post-foto-
grafía, la post-televisión y otros prácticas post-ar-
tísticas y post-mediales en un entorno del que tam-
bién cabría considerar su dimensión post-históri-
ca-, esa posición hace pensar en un corrimiento del
concepto al epíteto, en un recorrido que suele ele-
gir el inventario y la generalización antes que la
detención en un análisis pormenorizado del quepodría surgir alguna noción esclarecedora, como
ocurre en el no obstante combativo ensayo de José
Luis Brea, La era post-media, con el que uno pue-
de compartir cierto alineamiento ideológico aun-
que no formule demasiadas precisiones sobre lo las
condiciones de lo “post” cuando es así invocado.
En el ensayo anteriormente citado, Arlindo Macha-
do también llama la atención sobre esta ob